Unidad 1. La educación como hecho social PDF
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Universidad Nebrija
Pilar Santolaya Estefanía
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This document is an educational unit on the sociology of education. It introduces the concept of education as a social phenomenon, analyzing how society influences education and vice versa. It also explores classical sociological thinkers' perspectives on education, providing a foundational understanding of the topic.
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Facultad de Lenguas y Educación Pilar Santolaya Estefanía Grado en Educación Infantil Sociedad, Familia y Escuela Unidad 1 Introducción a la sociología. Unidad 1.1 La educación como hecho social 1 Índice 1. Presentación...
Facultad de Lenguas y Educación Pilar Santolaya Estefanía Grado en Educación Infantil Sociedad, Familia y Escuela Unidad 1 Introducción a la sociología. Unidad 1.1 La educación como hecho social 1 Índice 1. Presentación 3 2. Objetivos 3 3. INTRODUCCIÓN 3 4. La educación como hecho social 4 4.1 La sociología como ciencia 5 4.3 La sociología en la formación del profesorado. Sociología de la 6 educación 5. La imaginación sociológica: el desarrollo de un punto de vista 7 sociológico 6. Desarrollo de la sociología: una mirada al pasado 9 6.1 Los orígenes de la disciplina 9 6.2 De los primeros prensadores a los primeros sociólogos 10 Auguste Comte (1798-1857) Herbert Spencer (1820-1930) 6.3 Los Primeros Sociólogos 12 Émile Durkheim (1858-1917) 14 Karl Marx (1818-1883) 15 Max Weber (1864-1920) 16 7. Perspectivas teóricas principales 16 7.1 Funcionalismo 18 7.2 La Teoría del conflicto 19 7.3 Enfoques interpretativos. El interaccionismo simbólico 22 7.4 Nueva Sociología de la Educación 24 7.4.1 Pierre Bordieu 24 7.4.2 Michel Folcaut 25 Bibliografía 2 1. Presentación Esta Unidad didáctica partimos de la premisa bajo la cual, la educación no es solo un acto académico, sino una construcción social donde la sociedad y la familia son pilares fundamentales. Es importante destacar la relevancia que tiene la sociedad en la que se desarrolla la educación y cómo las estructuras sociales influyen en el aprendizaje y la igualdad educativa. Se abordará, desde la sociología de la educación, cómo se define la sociedad, los pensadores clave y los diversos enfoques teóricos desde los que se puede abordar la educación. Asimismo, se busca que el alumnado se sienta interpelado y reflexione sobre la importancia de la sociedad y la cultura en su formación como educadores, así como en las competencias que deben desarrollar como futuros docentes. 2. Objetivos Analizar y comprender las contribuciones de la sociología de la educación en la formación de los docentes y en su desempeño profesional, valorando su influencia en la comprensión de los contextos educativos y la relación entre la sociedad y la escuela. Conocer cómo la sociedad influye en la educación y cómo la educación influye en la sociedad. Conocer las ideas de los pensadores clásicos sobre educación y sus enfoques teóricos más importantes. Reflexionar sobre la necesidad de un enfoque sociológico en educación. 3. Introducción La educación no es solo un acto académico, sino una construcción social donde la sociedad y la familia son pilares fundamentales. La sociología de la educación nos va a servir de base para entender y describir cómo la sociedad influye en la educación. Esta disciplina científica se centra en estudiar la influencia recíproca (sociedad-educación), utilizando métodos como la observación y la experimentación para analizar los objetivos educativos, las instituciones, la gestión educativa y otros aspectos escolares en relación con las fuerzas económicas, políticas, religiosas y culturales de una sociedad en particular. Su objetivo es comprender científicamente cómo las condiciones sociales afectan la educación y sus resultados. Partimos del hecho de que educar es sinónimo de socializar y esto ocurre dentro de una determinada cultura. Los docentes han de socializar a los individuos en un determinado ethos cultural, es decir en unos valores e ideas predominantes que le dan el carácter distintivo a una cultura, mediante la transmisión de conocimientos. De ahí que cualquier análisis de los sistemas de enseñanza ha de ser contextualizado en el marco histórico y social en el que surge y se desarrolla. 3 Comprender qué son la sociedad y la cultura, así como la relación dinámica que mantienen con la educación, debe ayudar a desarrollar educadores reflexivos y críticos, conscientes de la situación y el papel social que ellos mismos tienen dentro de la sociedad. 4. LA EDUCACIÓN COMO HECHO SOCIAL. La educación no se limita únicamente al ámbito social, aunque ciertamente posee una fuerte dimensión social, e incluso podría considerarse predominantemente social. Lo que en una sociedad se entiende por educación, se puede abordar desde diversas perspectivas: ideológica, psicológica, filosófica o biológica, además de contar con una vertiente individual, una dimensión política y un componente social, entre otros aspectos (Quintana, 2017). Por lo tanto, la educación es un fenómeno social fundamental que influye tanto a nivel individual como colectivo. Como hecho social, la educación tiene una serie de objetivos que buscan formar a las personas de una determinada sociedad. Uno de los objetivos más importantes de la educación es transmitir conocimientos y habilidades a las nuevas generaciones. A través de la educación, se enseñan conceptos académicos y prácticos que permiten a los individuos adaptarse a su entorno y participar de manera productiva en la sociedad. Otro objetivo de la educación la socialización. La educación actúa como un proceso de socialización que permite a los individuos aprender las normas, valores y comportamientos aceptados en una determinada sociedad. A través de la educación, se inculcan valores como la honestidad, la responsabilidad, el respeto, la tolerancia, el compromiso, la resiliencia, etc. que son fundamentales para el funcionamiento armónico de la sociedad. Además, la educación busca fomentar el desarrollo personal, el crecimiento individual y de manera directa o indirecta “crear subjetividades”, que se refiere al proceso mediante el cual se moldean o construyen las formas de pensar, sentir y actuar de las personas desde una perspectiva individual. En términos más amplios, implica la construcción de identidades, valores, creencias y actitudes a través de diferentes influencias, en donde la educación juega un papel importante junto con la cultura, la familia, los medios de comunicación y la sociedad en general. A través de la educación, se promueven habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de análisis, que son esenciales para el desarrollo de una persona en su vida personal y profesional. La educación también persigue la igualdad de oportunidades. Busca proporcionar a todos los individuos, independientemente de su origen social, económico o cultural, las mismas oportunidades de acceder a la educación y desarrollar sus habilidades y talentos. En resumen, la educación como hecho social tiene objetivos múltiples que incluyen la transmisión de conocimientos, la socialización, el desarrollo personal y la igualdad de 4 oportunidades. Estos objetivos contribuyen al desarrollo de una sociedad equitativa, participativa y cohesionada. La sociología proporciona herramientas teóricas y metodológicas para comprender y analizar los diferentes aspectos de la educación como fenómeno social. 4.1 La sociología como ciencia. Algunos autores señalan que fue el filósofo Auguste Comte (1798-1857) el primero en acuñar el término “sociología” para referirse a la ciencia del comportamiento humano (Giddens, 1991; Schaefer, 2012). Desde entonces pensadores y académicos han propuesto variadas y diversas definiciones de la disciplina por lo que en la literatura existen muchas interpretaciones de lo que se entiende por sociología. En este caso tendremos en cuenta las definiciones propuestas en tres manuales clásico de la disciplina ya que reúnen los elementos que queremos que se manejen durante el curso. 1. Para el sociólogo estadounidense Richard T. Schaefer la sociología es: El estudio científico del comportamiento social y de los grupos humanos. Se centra en las relaciones sociales, cómo dichas relaciones influyen en el comportamiento de la gente y cómo las sociedades, la suma total de estas relaciones, se desarrollan y cambian (Schaefer, 2012, p. 3). 2. Por su parte, Macionis y Plummer (2011) definen la sociología como el “estudio sistemático de la sociedad humana […] una toma de conciencia, una manera de pensar y de entender de una forma crítica los fenómenos sociales” (p. 4). 3. Finalmente, el sociólogo británico Anthony Giddens (1991), asevera que “la sociología es el estudio de la vida social humana, de los grupos y sociedades, […] que tiene como objeto nuestro propio comportamiento como seres humanos” (p. 27) y enfatiza que el ámbito de la diciplina sociológica es sumamente amplio, pues abarca desde el análisis de encuentros casuales que pueden tener dos individuos en la calle (microsociología), hasta la investigación de procesos sociales a escala global (macrosociología) (Giddens, 1991). Por lo tanto, y contemplando los diferentes elementos propuestos en las definiciones anteriores podernos afirmar que la sociología: Es el estudio de la sociedad humana: de los grupos humanos, de sus estructuras y de sus organizaciones Es una ciencia social Supone un estudio sistemático y organizado: es una ciencia empírica Cuando definimos sociología como concepto, señalamos que la sociología era una ciencia. Esto, si entendemos la ciencia como un cuerpo de conocimientos obtenido por métodos basados en la observación sistemática (Schaefer, 2012) o como la “[…] utilización de métodos sistemáticos de investigación empírica, análisis de datos, elaboración teórica y valoración lógica de argumentos para desarrollar un cuerpo de conocimientos acerca de una determinada materia […]” (Giddens, 1991, p. 38). Por lo tanto, son tres los elementos esenciales de la ciencia, que configuran su naturaleza: Un contenido, un campo de actuación y un procedimiento o forma de actuar. a) La ciencia en cuanto a su contenido está constituida exclusivamente por un conjunto de conocimientos sobre la realidad, en forma de términos y de 5 enunciados. Las ideas de este conjunto se hallan interrelacionadas entre sí y forman lo que se llama la teoría. b) El campo de actuación propio y único de la ciencia es la realidad observable, la realidad de este mundo en que vivimos. Lo no empírico, digamos lo trascendente, cae fuera del campo de la ciencia. Esta no se puede pronunciar como tal, ni sobre su verdad, ni sobre su falsedad. c) Por último, la ciencia utiliza como procedimiento en la formación del conjunto de conocimientos que la integran, el método científico. No obstante, es importante señalar que la sociología es una ciencia social. Si las ciencias naturales (la bilogía, la química o la geología), estudian los fenómenos físicos de la naturaleza y la manera en que éstos interactúan y se transforman, las ciencias sociales son el estudio de los fenómenos sociales de los seres humanos y las formas en que éstos interactúan y cambian (Schaefer, 2012). En las ciencias sociales se incluyen la sociología, la antropología, la economía, la historia, la psicología y la ciencia política. Las ciencias sociales abarcan, pues, un campo muy amplio de fenómenos: los que tienen lugar en la psique humana o en la sociedad en un momento dado o a lo largo del tiempo. Se pueden definir por exclusión; es decir, se ocupan de todo lo que no estudian las ciencias naturales. Si éstas últimas tienen por objeto al mundo natural, las primeras se ocupan del mundo psíquico y social. No es extraño que el producto de estas dos ciencias positivas sea distinto; en una se formularán leyes absolutas, en la otra sólo podrá hablarse de probabilidades o leyes probables. La sociología igual que otras ciencias sociales como la antropología, la economía o la historia es una ciencia social, y para hacer su objeto de análisis se sirven de algún aspecto de la sociedad o la conducta humana en su dimensión sincrónica (estática) o diacrónica (dinámica, histórica) utilizando para ello el método científico. 4.2 La sociología en la formación del profesorado. Sociología de la educación. Al igual que ocurre con otras ciencias sociales como la psicología, la antropología o la filosofía, la sociología no es una materia que, de acuerdo con los actuales programas curriculares en el Estado Español, los docentes deban impartir dentro de su labor. Sin embargo, es imprescindible que entendamos la sociología como un área de conocimiento que proporciona una perspectiva y una manera de entender el funcionamiento de la educación. Consecuentemente, incide en la labor docente. El conocimiento de qué y cómo es la sociedad, así como la comprensión del cambio social, no se produce de manera espontánea, sino que exige recurrir a un saber científico y especializado como es la sociología. El conocimiento que aporta la sociología y dentro de esta disciplina el área de sociología de la educación debe ofrecer a los docentes las herramientas necesarias para integrar la reflexividad en su práctica profesional y entender las complejas relaciones entre sociedad y educación. Por eso, la formación de los docentes debe ser continua, no limitada únicamente al desarrollo del plan académico durante su preparación para 6 obtener el título de Grado en la universidad. Es fundamental que se mantenga una capacitación constante, tanto en su área disciplinar como en campos transversales, como la sociología de la educación. Este enfoque permite al docente establecer una relación entre la práctica pedagógica en el entorno escolar y el proceso educativo en la sociedad, facilitando una mejor comprensión del entorno diverso en el que se desenvuelve el alumnado (Cifuentes-Medina, Pineda de Cuadros, & Torres-Ortíz, 2021). La Sociología de la educación es una rama de la sociología que estudia cómo la educación, como proceso y como institución, está relacionada con la sociedad. Analiza las interacciones entre los sistemas educativos y los diferentes contextos sociales, culturales, económicos y políticos en los que estos se desarrollan. Este campo se ocupa de investigar cómo las estructuras sociales, como la clase social, la familia, la cultura, la etnia y el género, influyen en el acceso, la calidad y los resultados educativos. A su vez, también examina cómo la educación puede afectar la movilidad social y contribuir tanto a la reproducción de desigualdades como al cambio social. La sociología de la educación busca comprender cuestiones clave como la igualdad de oportunidades en el sistema educativo, el papel de la educación en la construcción de la identidad social y cultural, y el impacto de las políticas educativas en diferentes grupos sociales. Esta área de la Sociología nos ayuda a entender la educación en su dimensión social. Para ello, utiliza aportes de la psicología, la antropología, la pedagogía o la economía (Cifuentes-Medina, Pineda de Cuadros, & Torres-Ortíz, 2021). 5. La Imaginación Sociológica: El desarrollo de un punto de vista sociológico Giddens (1991) señala que estudiar sociología no puede ser un proceso rutinario de adquisición de conocimiento, por lo tanto, para aprender a pensar sociológicamente es necesario cultivar la imaginación. Para comprender el comportamiento social, los sociólogos utilizan un tipo específico de pensamiento crítico o creativo (Schaefer, 2012), denominado por el sociólogo estadounidense C. Wright Mills como imaginación sociológica (Mills, 2003). La imaginación sociológica es la conciencia de la relación entre un individuo y la sociedad. Esa conciencia nos permite comprender las conexiones entre nuestros escenarios sociales y personales inmediatos y el mundo remoto e impersonal que nos rodea (Schaefer, 2012). Por lo tanto, “[…] un sociólogo es alguien capaz de liberarse de la inmediatez de las circunstancias personales para poner las cosas en un contexto más amplio […]” (Giddens, 1991). La imaginación sociológica nos pide que seamos capaces de pensar alejándonos de las rutinas familiares de nuestra cotidianeidad para poder verlas como si fueran algo nuevo (Giddens, 1991). Este enfoque permite ver cómo los problemas personales están influenciados por y a su vez reflejan fenómenos sociales y estructurales más grandes. Consecuentemente, un elemento clave es la capacidad para observar nuestra propia sociedad como lo haría alguien ajeno a ésta, como un extranjero o por qué no, un 7 alienígena, esto es, sin dejarnos influenciar por nuestras experiencias personales y los prejuicios culturales. Estos prejuicios pueden manifestarse de dos formas, a través del sociocentrismo y del etnocentrismo, prácticas que debemos evitar a toda costa. Ambos son prejuicios que provienen de los procesos de normalización y de producción de subjetividades que constituyen al sociólogo como un sujeto social determinado. Estos prejuicios están enraizados pues formar parte de la forma de pensar, relacionarse y hacer de las personas, sin que seamos conscientes necesariamente de su existencia e influencia. Es por esto que constantemente cueste identificar dichos prejuicios y tomar distancia de ellos (Restrepo, 2016). El etnocentrismo es una actitud de rechazo a la diferencia cultural dado que se asume que los valores, ideas y prácticas de la formación cultural propia del sociólogo o científico social son superiores a los de las personas con las que trabaja (Restrepo, 2016). Por lo tanto, el etnocentrismo es la tendencia a considerar la cultura propia como superior y a utilizar los estándares y valores propios para juzgar a las otras culturas. Somos etnocéntricos/as cuando consideramos que nuestras creencias culturales son las más veraces, más adecuadas o morales frente a las de otros grupos (Kottak, 2011). Por ejemplo: Un turista que viaja a otro país y critica la comida, las costumbres y las tradiciones locales porque no coinciden con las de su país de origen, asumiendo que las suyas son mejores. El sociocentrismo […] consiste en asumir que los valores, ideas y prácticas de una clase o sector social son modelos ideales de comportamiento, despreciando los de otras clases o sectores sociales. A diferencia del etnocentrismo, que se enfoca en la cultura, el sociocentrismo se centra en la sociedad o grupo al que uno pertenece, que puede ser un grupo social, económico, religioso, educativo, etc. Un ejemplo podría ser una persona de clase media alta que considera que las normas y valores de su grupo social (como la importancia de la educación universitaria o ciertos estilos de vida) son superiores y critica a las personas de clases trabajadoras por no seguir los mismos patrones, sin tener en cuenta las diferentes circunstancias económicas y culturales. En resumen, la imaginación sociológica nos permite identificar que muchos acontecimientos que parecen preocupar únicamente al individuo en realidad tienen que ver con asuntos más generales (Giddens, 1991) y es por esto que podemos ir más allá de las experiencias y las observaciones personales para entender asuntos públicos mucho más amplios (Schaefer, 2012). Es por esto por lo que, “[…] la labor de la sociología es investigar la conexión que existe entre lo que la sociedad hace de nosotros y lo que hacemos de nosotros mismos. Nuestras actividades estructuran- dan forma- al mundo social que nos rodea y, al mismo tiempo, son estructuradas por él […]” (Giddens, 1991, p. 32). En el contexto de la sociología de la educación, la imaginación sociológica permite a los investigadores y educadores comprender que los problemas en la escuela y en el proceso educativo no son cuestiones aisladas, sino que están profundamente entrelazados con dinámicas sociales más amplias. Por ejemplo: Relación entre lo individual y lo social: La imaginación sociológica ayuda a analizar cómo las experiencias educativas individuales de los estudiantes están influenciadas por factores sociales más amplios, como la clase social, la cultura, 8 el género y la etnicidad. Esto implica que las dificultades académicas o el éxito de un estudiante pueden estar reflejando problemas sociales y estructurales más profundos. Proceso educativo en contexto: Permite entender que la educación no ocurre en un vacío; está influenciada por la estructura social y las condiciones culturales, económicas y políticas del entorno. Por ejemplo, las disparidades en el acceso y la calidad educativa entre diferentes grupos sociales pueden ser vistas como el reflejo de desigualdades más amplias en la sociedad. Problemas en perspectiva: Utilizando la imaginación sociológica, los problemas en el ámbito educativo, como la falta de recursos, el conflicto entre diferentes valores culturales o la exclusión social, pueden ser comprendidos como parte de un contexto social más amplio, y no simplemente como fallos aislados del sistema escolar. En resumen, la imaginación sociológica en la sociología de la educación permite una visión integral que relaciona las experiencias educativas individuales con las estructuras y procesos sociales más amplios, proporcionando una comprensión más profunda de cómo la educación interactúa con la sociedad en su conjunto. 6. Desarrollo de la sociología: una mirada al pasado 6.1 Los orígenes de la disciplina Los seres humanos siempre hemos sentido curiosidad por explicar nuestro propio comportamiento. Es por esto que desde la antigüedad varios pensadores, filósofos y teólogos (Heródoto, Aristóteles, Hobbes, Spinoza, entre otros) aportaron numerosas reflexiones sobre el comportamiento humano. Estos, se centraron en imaginar la sociedad ideal y en describir cómo debía ser la sociedad. Sin embargo, ninguno de ellos trató de analizar la sociedad tal como era realmente (Macionis y Plummer, 2011). Las ciencias como los grandes descubrimientos, han surgido en la historia como resultado de un proceso complejo de interacción multicausal. El modo de pensar sociológico nació como fruto de un proceso y en el interior de un determinado contexto. Como cualquier acontecimiento histórico, es el resultado de múltiples causas. Y son muy diversos los razonamientos, argumentos, teorías, etc., a los que se puede atribuir su génesis. Sin embargo, como señala Giddens (1991) las condiciones sociales que se dieron durante el siglo XIX y principios del XX influyeron definitivamente en el nacimiento de la sociología. “[…] el trasfondo de la primera sociología fue el de los cambios arrolladores que trajo consigo la Revolución Francesa de 1789 y la Revolución Industrial en Europa. La sacudida que sufrieron las formas de vida tradicionales con estos cambios produjo una revisión de la forma de entender tanto el mudo social como el natural […]” (p. 33). Por lo tanto, las enormes transformaciones que sufrió Europa en los siglos XVIII y XIX condujeron al nacimiento y desarrollo de la sociología (Giddens, 1991; Macionis y Plummer, 2011 y Schaefer, 2012). Marcionis y Plummer (2011) ofrecen cuatro etapas sociales para dar cuenta de estas grandes transformaciones que experimentaron las sociedades en occidente: 9 1. Se produjeron una serie de descubrimientos científicos y aplicaciones tecnológicas que condujeron a una economía industrial basada en las fábricas. 2. Estas fábricas arrastraron a millones de personas desde las zonas rurales hacia las ciudades, que vieron aumentar su población de manera incontrolada. La expansión de la ciudad genera una lista interminable de problemas: masificación, contaminación, ruido, tráfico, higiene etc. Las comunidades estables en las cuales las personas habían vivido durante siglos comenzaron a entrar en decadencia (Macionis y Plummer, 2011, p. 13) 3. Las personas que vivían en estas ciudades industriales en crecimiento empezaron a albergar nuevas ideas acerca de la democracia y los derechos políticos. La burguesía se consolidó como clase social dominante y aunque fuera de manera incipiente los ideales democráticos irrumpieron definitivamente en la teoría política. 4. Coherentemente con este proceso: Las revoluciones políticas desencadenadas por la Revolución Francesa de 1789, que se produjeron durante el siglo XIX constituyeron el factor más inmediato de la teorización sociológica. Más allá de los cambios positivos que conllevaron, fueron precisamente los negativos los que animaron a muchos pensadores a proponer nuevas fórmulas de vida social. El cambio religioso: la secularización del Estado. Los cambios anteriormente descritos tuvieron un profundo efecto en la religiosidad, al separarse el poder de la Iglesia del Estado. El desarrollo de la ciencia, provocado por los éxitos tecnológicos, dio mucho prestigio a físicos, biólogos y químicos. Es precisamente en este contexto en el que se sitúan los fundadores de la disciplina, cuya influencia sigue siendo muy considerable a causa de que muchos de los problemas que plantearon continúan vigentes. 6.2 De los primeros prensadores a los primeros sociólogos Auguste Comte (1798-1857) Como señalamos anteriormente, Auguste Comte fue el primero en acuñar el término “sociología” para referirse a la ciencia del comportamiento humano, por lo tanto, es considerado por muchos como el padre de la Sociología. Asimismo, es reconocido como el filósofo más influyente de principios del siglo XIX. Comte aseveraba que, para mejorar la sociedad, se necesitaba una ciencia teórica de la sociedad y una investigación sistemática del comportamiento. Consideraba, que este tipo de estudios podían conducir a unas interacciones humanas más racionales (Schaefer, 2012). No debemos olvidar que el siglo XIX fue una época agitada en Francia por el derrocamiento de la monarquía, por la revolución de 1789 y la posterior derrota de Napoleón en su intento de conquistar Europa. Para Comte, estos acontecimientos habían desestabilizado a la sociedad francesa y consecuentemente, era necesario desarrollar una disciplina que ayudara a mejorarla. Su objetivo fundamental: “[…] contribuir al bienestar de la humanidad, utilizando la ciencia para comprender y, por tanto, predecir y controlar el comportamiento humano […]” (Giddens, 1991, p. 34). Este teórico francés señalaba que todas las ciencias formaban una jerarquía, como una pirámide en la que se ordenaban las ciencias en función de la complejidad de los fenómenos estudiados. Arriba del todo, en la cima, se encontraba lo que él denominó 10 “la Ciencia de la Sociedad”. Es decir, aquello que el imaginaba como sociología era la “ciencia de las ciencias”, “la reina” y los sociólogos, “científicos-sacerdotes” (Schaefer, 2012). Durante la primera mitad del siglo XIX, ya se había comenzado a reflexionar en torno a los fenómenos sociales, su regularidad y su sometimiento a “leyes naturales”, parecidas a las que se encontraban en la naturaleza. La aportación fundamental de Comte está en la sistematización de estas ideas y en la elaboración de un primer análisis que consistió en una interpretación de la evolución de la humanidad en función del progreso interconectado del conocimiento, la realidad social y el desarrollo del individuo. A esta formulación la llamó la “ley de los tres estados” (Macionis y Plummer, 2011): El estado teológico. Un estado en el que la sociedad interpreta los acontecimientos en función de la acción de seres o fuerzas sobrenaturales. Se relaciona con sociedades agrícolas familiares. Políticamente predomina la doctrina de los reyes, la organización militar de la sociedad, el autoritarismo y un fuerte control social. El estado metafísico. En esta etapa los dioses son sustituidos por conceptos teóricos y filosóficos. Se afianza por lo tanto la autoridad civil y el Estado frente al poder espiritual y religioso. Nace políticamente la idea de que los seres humanos son iguales en derechos y obligaciones. El estado positivo. En este estado el ser humano intenta conocer mediante la observación y el razonamiento las leyes que rigen la realidad. Esta etapa se vincula con la sociedad industrial. Es el estadio de la positividad racional Una de las principales características de su obra es su sentido práctico, pues su voluntad era la de alcanzar un conocimiento de las leyes naturales que regían la sociedad que permitieran anticipar el curso de los hechos para evitar las crisis de un desarrollo espontáneo. Sus aportaciones concretas en relación a los procesos de cambio social fueron limitadas y desde el punto de vista metodológico no aportó más que la reivindicación global del método positivo. Además, sus pretensiones de crear una ciencia fueron más un deseo que una realidad. No obstante, gracias a la fuerza de ese deseo se abrió la puerta a todo un nuevo mundo que otros pensadores empezaron a explorar. Herbert Spencer (1820-1930) Era de origen inglés y a diferencia de Comte, no se sentía obligado a mejorar la sociedad pues simplemente deseaba comprenderla mejor. Entre 1835 y 1840 Darwin desarrolló su Teoría de la Selección Natural y Spencer aplicó el concepto de evolución desarrollado en “Sobre el origen de las Especies” (1859) para explicar cómo cambian o evolucionan las sociedades a lo largo del tiempo. Spencer adaptó el concepto darwiniano de “la supervivencia del más fuerte” para argumentar la “naturaleza” de las jerarquías sociales. Sus teorías sobre el cambio social gozaron de gran popularidad en su momento. 11 6.3 Los Primeros Sociólogos 6.3.1 ÉMILE DURKHEIM (1858-1917) Émile Durkheim aportó numerosas contribuciones pioneras a la sociología y no se limitó a hablar de “la nueva ciencia” ni de sus posibilidades, sino que ejerció la sociología mediante investigaciones concretas y el desarrollo de reglas y procesos de investigación específicos. Fue uno de los primeros profesores de sociología de Francia y será recordado por su visión de que el comportamiento debe entenderse dentro de un contexto social más amplio y no solo en términos individuales. Además, el contexto histórico de su época hizo que fuese un hombre preocupado fundamentalmente por la relación individuo- sociedad. Según Durkheim la sociología debía estudiar los hechos sociales para llegar a ser científica. En este punto, debemos formularnos dos preguntas ¿qué es un hecho social? Y ¿por qué la educación es un hecho social? Para poder responder a la primera pregunta vamos a decir lo que NO puede considerarse como hecho social: No son fenómenos físicos, como la evaporación del agua, por ejemplo. No son procesos orgánicos, como una enfermedad. No son fenómenos psíquicos ya que éstos se refieren a cualquier experiencia, comportamiento o proceso mental que ocurre en la mente de una persona. Estos fenómenos pueden incluir una amplia gama de actividades y experiencias, como emociones, pensamientos, percepciones, aprendizajes, memorias, y respuestas a estímulos. Son el objeto de estudio de la psicología, ya que reflejan cómo los seres humanos interpretan y reaccionan ante el mundo que los rodea. No son fruto de individualidades, es decir, se refiere a la idea de que los hechos sociales no son simplemente el resultado de las acciones o decisiones de individuos aislados. El autor definió el hecho social en su obra Las reglas del método sociológico (1895) en los siguientes términos: “[…] Es hecho social todo modo de hacer, fijo o no, que puede ejercer una coerción exterior sobre el individuo […] que es general en todo el ámbito de una sociedad dada y que, al mismo tiempo, tiene una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales […]” (Durkheim, 1988, p. 68). En otras palabras, Émile Durkheim argumentaba que los hechos sociales son patrones de comportamiento, creencias, valores y normas que existen fuera del individuo y ejercen una influencia sobre él. Un hecho social es el producto de fuerzas sociales que van más allá de la suma de las acciones individuales. Estos hechos son colectivos, compartidos por los miembros de una sociedad, y moldean el comportamiento de las personas de manera que ningún individuo, por sí solo, puede cambiar fácilmente. Los hechos sociales pueden incluir cosas como las normas sociales, las leyes, las costumbres, las tradiciones y las instituciones, y tienden a persistir independientemente de las decisiones o acciones individuales. Ejemplo: Un ejemplo de un hecho social que no es fruto de individualidades es el lenguaje. El lenguaje es un sistema de comunicación compartido por una sociedad o comunidad y 12 sigue reglas que ninguna persona, de manera individual, puede cambiar fácilmente. Aunque los individuos usan el lenguaje de manera personal, el sistema lingüístico y las normas que lo rigen son un fenómeno colectivo que trasciende a cada persona. Concretando más se puede afirmar que los hechos sociales: 1. Son fenómenos externos al individuo, que pueden observarse y medirse de manera cuantitativa, como a través de índices de criminalidad, tasas de suicidio, divorcios, o consumo de alcohol, utilizando estadísticas como medias, porcentajes o correlaciones. 2. Se manifiestan como formas de actuar, pensar y sentir que ejercen una presión sobre el individuo, imponiéndose con un poder coactivo. 3. Son el resultado de la acción conjunta y simultánea de muchas personas, constituyendo modelos colectivos que existían antes de nosotros y que han sido creados por generaciones anteriores. 4. Representan la base social, es decir, ese conjunto de patrones colectivos que conforma lo que Durkheim denomina la conciencia colectiva. 5. A menudo se expresan de manera oral o escrita, y se transmiten a través de la educación, quedando plasmadas en producciones objetivas como estilos artísticos, tradiciones culturales o modas. 6. Aunque pueden ser parcialmente modificados por nuevas acciones individuales, tienden a resistir el cambio. Para Durkheim, la sociedad no era simplemente la sumatoria de individuos sino una realidad en sí misma, con sus propias leyes. Por lo tanto, la sociedad existe de forma previa a los individuos que la componen. Desde su punto de vista, la sociedad estaba compuesta por instituciones, y cada institución estaba constituida a partir de un conjunto de creencias y formas de conducta constituidas por la colectividad. Todavía nos queda por dar respuesta a la segunda pregunta: ¿POR QUÉ LA EDUCACIÓN ES UN HECHO SOCIAL? Émile Durkheim considera que la educación es un hecho social porque cumple con las características que definen este tipo de fenómenos en su sociología: 1. Externalidad: La educación es algo que existe fuera del individuo. Las normas, valores y conocimientos que se transmiten en el proceso educativo no son creados por cada persona, sino que son impuestos por la sociedad a través de instituciones como las escuelas. Los contenidos y métodos educativos son determinados por la sociedad y reflejan sus necesidades y expectativas, no las del individuo. 2. Coercitividad: La educación ejerce una presión sobre el individuo para conformarse a las normas y valores socialmente aceptados. Los estudiantes están obligados a asistir a la escuela y a seguir un currículo establecido por la sociedad. Aunque la educación también busca desarrollar la individualidad, lo hace dentro de los límites impuestos por las normas y valores colectivos. 3. Colectividad: La educación es un proceso que afecta a toda la sociedad y es resultado de la acción colectiva. No es el producto de decisiones individuales, sino de un esfuerzo social para transmitir un conjunto común de conocimientos, habilidades y valores que se consideran necesarios para la cohesión y el funcionamiento de la sociedad. 13 4. Permanencia y resistencia al cambio: Los sistemas educativos tienden a ser estables y persisten a lo largo del tiempo, reflejando la estructura social y las necesidades de la sociedad en diferentes épocas. Aunque la educación puede cambiar, estos cambios suelen ser lentos y reflejan las transformaciones en la estructura social. En resumen, Durkheim considera la educación un hecho social porque es una práctica colectiva, impuesta desde el exterior, que tiene una función social clave en la transmisión de normas y valores que permiten la cohesión y el mantenimiento de la sociedad. 6.3.2 KARL MARX (1818-1883) Sin lugar a duda, Marx es uno de los pensadores más influyentes del siglo XIX, tanto en el plano político como en el cultural, por lo que hablar de este pensador alemán significa hablar de una de las mayores figuras intelectuales de la historia. Fue sobre todo un generador de nuevas ideas y un defensor de los nuevos ideales socialistas, pero, sobre todo, un intelectual que abordó cuestiones relacionadas prácticamente con todas las ciencias sociales. Así que, los trabajos de Marx cubren diversas áreas y hasta sus críticos defienden la enorme relevancia de su obra para el desarrollo de la sociología (Giddens, 1991). Marx es el padre fundador de la teoría del conflicto social. Marx fue un exiliado, pues sus ideas y actividades políticas le habían generado problemas con las autoridades alemanas. Durante una corta estancia en Paris, conoce a su compañero de viaje Friedrich Engels (1820-1895). Ambos reflexionaron sobre los cambios que atravesaban Europa y Estados Unidos a raíz de la industrialización y la sustitución de la economía rural. La constatación de esta realidad llevó a Marx a intentar explicar los cambios sociales que experimentaron las sociedades occidentales durante la Revolución Industrial, de ahí, que gran parte de su obra se centra en cuestiones económicas. Sin embargo, al intentar relacionar los problemas económicos con las instituciones sociales, las obras de Marx están plagadas de sugestivas reflexiones sociológicas. La perspectiva teórica de Marx se basa en el materialismo histórico o la concepción materialista de la historia. Según este enfoque, las principales causas del cambio social no son los valores o las ideas que tiene la sociedad, como argumentaba Durkheim, sino, las influencias económicas. Para Marx, el conflicto entre las clases sociales era el motor histórico del desarrollo de la sociedad, por eso, consideraba que toda la historia humana era la historia de la lucha de clases. Así aparece expresado en El Manifiesto Comunista, una declaración presentada por Marx y Engels ante la Liga Comunista, una coalición ilegal de sindicatos, en 1948. En el manifiesto se declaró lo siguiente: “[…] La historia de toda sociedad hasta nuestros días no ha sido sino la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, nobles y siervos, maestros jurados y compañeros; en una palabra, opresores y oprimidos, en lucha constante, mantuvieron una guerra ininterrumpida, ya abierta, ya disimulada; una guerra que termina siempre, bien por una transformación revolucionaria de la sociedad, bien por la destrucción de las dos clases antagónicas […]” (Marx y Engels, 1848 , p. 25). El principal aporte de Marx, como uno de los grandes precursores de la Sociología fue la explicación de la dinámica social como fruto del conflicto y antagonismo, en contraste con la visión de la dinámica social como fruto del orden y armonía social que había imperado hasta el momento. Así, desarrolló sus investigaciones en torno a dos 14 grandes temas interrelacionados: por una parte, estaba el descubrimiento de la ley económica de la sociedad moderna capitalista y por otra, los procesos específicos de conflictos de clase. Al estudiar ambas temáticas de forma interrelacionada, este pensador pretendía descubrir la estructura y el funcionamiento de los sistemas de producción. Marx concluyó que, el modo de producción de la vida material de los seres humanos determina el proceso de la vida social, política y espiritual. Al llegar a una determinada fase de su desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes abriendo una época de revolución social. Como señalamos al inicio, la influencia de Marx en el pensamiento contemporáneo ha sido monumental. No debemos perder de vista que sus obras inspiraron las revoluciones de Rusia, China, Cuba, Vietnam (Schaefer, 2012) y múltiples movimientos revolucionarios y de liberación alrededor del mundo, por lo que podemos hablar de una “influencia trascendental en el mundo del siglo XX” (Giddens, 1991, p. 36). Como bien señala Giddens (1991), hasta la caída del comunismo soviético a finales de la década del ochenta, más de un tercio de la población mundial vivía en sociedades cuyos gobiernos se consideraban “herederos” de las ideas de Marx. 6.3.3 MAX WEBER (1864-1920). Otro de los teóricos más importantes es sin lugar a duda el pensador alemán Max Weber. Este último es quizá el de mayor influencia en la sociología contemporánea y otras ciencias sociales como la ciencia política. Al igual que Marx, Weber no puede ser considerado únicamente como sociólogo, pues sus intereses y preocupaciones se extendieron a múltiples disciplinas como la economía, el derecho, la filosofía y la historia contemporánea. Por esta razón, es lógico que sea un referente para muchos ámbitos distintos dentro de la investigación social. Gran parte del trabajo de Weber se centró en el desarrollo del capitalismo y el cambio social, así que consideró a Marx como una de las figuras más influyentes de su época. Sin embargo, aunque ambos coincidieron en atribuir un carácter prevalente al estudio del capitalismo, Weber antagonizaba con algunas de las ideas de Marx. Por ejemplo, rechazó el materialismo histórico y consideraba asimismo que los conflictos de clase no eran tan relevantes para el cambio y el desarrollo social. Por consiguiente, mientras que Marx destacó los factores económico-materiales, Weber se inclinó al ámbito de las ideas y los valores pues consideraba que el impacto éstos sobre el cambio social, era igualmente significativo a los factores económicos. En ese sentido, Weber llegó a la refutación empírica del materialismo histórico de Marx, analizando las conexiones de las religiones con la economía y la estructura social de su sociedad en su obra principal: “La ética protestante y el régimen del capitalismo”. El materialismo histórico de Marx sostiene que las condiciones materiales y económicas de una sociedad (como las fuerzas productivas y las relaciones de producción) son la base sobre la cual se construyen las estructuras sociales, políticas y culturales. Según Marx, la historia es principalmente una lucha de clases y el desarrollo social se explica por el conflicto entre las clases sociales que surge de las condiciones económicas. Metodológicamente, Weber reivindicó la dimensión científica de la sociología, pero reconoció las particularidades de los fenómenos sociales, siempre sujetos a la subjetividad humana. Por esto enseño a sus estudiantes que debían emplear el verstehen, término que significa “comprensión” o “discernimiento” (Schaefer, 2012). 15 Weber introdujo el concepto de "acción social" para enfatizar que las acciones humanas están guiadas por significados subjetivos y no únicamente por condiciones objetivas. Para Weber, no se puede analizar el comportamiento social bajo los mismos criterios objetivos utilizados por la física, por lo que argumentaba que para entender el comportamiento social se debe comprender cómo perciben y explican los individuos su propio comportamiento. Es decir, Weber consideraba como evidente que un hecho natural no es intencional ni tiene un sentido, pero los hechos humanos siempre tienen un significado para los actores que los llevan a cabo. Weber no intentó descubrir y transmitir verdades absolutas, sino orientaciones útiles sobre las más diversas cuestiones sociológicas, acumulando conocimientos, aportando hipótesis y sugiriendo propuestas metodológicas. Consecuentemente, es necesario resaltar una herramienta conceptual desarrollada por el pensador: el tipo ideal, “[…] una definición abstracta de las características esenciales de cualquier fenómeno social […]” (Macionis y Plummer, 2011 , p. 30). Para Weber, un tipo ideal es una construcción o modelo que nos sirve para evaluar casos específicos. Como ejemplos del tipo ideal tenemos: la burocracia, la autoridad, el poder, el feudalismo o la ética protestante. Weber comparó pautas sociales en diferentes épocas y lugares. Para definir las comparaciones, se apoyó justamente en el tipo ideal. […] Investigó la religión comparando el “protestante” ideal con el «judío» ideal, el «hindú» y el «budista», sabiendo que estos modelos no describían con precisión a ningún individuo real. Estos «tipos ideales» se pueden comparar entonces con las formas reales o empíricas, que se pueden encontrar en la vida cotidiana. Nótese que cuando Weber utiliza la palabra «ideal» no quiere decir que algo sea «bueno» o «el mejor»; podríamos investigar los «criminales», así como los «sacerdotes», como tipos ideales […] (Macionis y Plummer, 2011 , p. 30) 7. Perspectivas teóricas principales Aunque es posible identificar una variedad de marcos interpretativos sobre la educación desde la sociología, en esta introducción nos enfocaremos en tres paradigmas clásicos: los enfoques funcionalistas (que tienen sus raíces en Durkheim), los marxistas, y los interpretativos (Cifuentes-Medina, Pineda de Cuadros, & Torres-Ortíz, 2021), y, dada la dificultad de clasificarlo en un solo paradigma y la enorme relevancia de sus contribuciones, la obra de Bourdieu. Al limitar nuestra discusión a estos paradigmas clásicos, se quedan fuera de este análisis enfoques contemporáneos como el postmodernismo, el feminismo o el multiculturalismo, entre otros 7.1 Funcionalismo El paradigma funcionalista dominó la sociología hasta mediados del siglo XX. Esta visión se centraba en la manera en que las distintas partes de una sociedad se estructuran para asegurar la estabilidad de la misma (Schaefer, 2012). Este paradigma base, considera la sociedad como un sistema complejo, cuyas partes trabajan juntas para promover la solidaridad y la estabilidad. La sociedad es vista como un sistema social, cuyas partes son mutuamente dependientes en el cumplimiento de sus funciones. Esta orientación sociológica, considera que nuestras vidas están guiadas por la estructura social que puede ser comprendida, en términos de sus funciones sociales. Las premisas anteriores suponen que la estructura social actúa como agente de constricción sobre individuos que ocupan diferentes situaciones dentro de ella para 16 desarrollar puntos de vista culturales, tipos de conducta social y propensiones psicológicas (Merton, 1957, p.141). El funcionalismo es una teoría sociológica que se centra en el análisis de las estructuras sociales y sus funciones para entender cómo se mantienen la estabilidad y el orden en una sociedad. Según esta perspectiva, la sociedad es un sistema complejo compuesto por diferentes instituciones, prácticas y normas, cada una de las cuales desempeña un papel o "función" esencial para el funcionamiento del conjunto. Algunos funcionalistas utilizan la metáfora del cuerpo humano para explicar la sociedad. Así como en el cuerpo cada órgano o sistema tiene una función específica y todas las partes están interconectadas, en la sociedad cada institución cumple un rol particular y todas las partes están interdependientes. Por ejemplo, la educación se relaciona de múltiples maneras con las instituciones económicas, familiares, políticas y religiosas. A pesar de la complejidad de las instituciones sociales, los funcionalistas reconocen que esta analogía orgánica tiene limitaciones. En los organismos vivos, las células están naturalmente programadas para cumplir sus funciones, mientras que en la sociedad, las personas no están biológicamente determinadas para sus roles. Por lo tanto, para que una institución funcione de manera efectiva, es necesario que las personas sean motivadas o inducidas a cumplir sus roles. Por esta razón, los funcionalistas recurren a los conceptos de cultura y socialización y abandonan poco a poco, la comparación orgánica. Principales características del funcionalismo: Equilibrio social: El funcionalismo ve la sociedad como un sistema que tiende naturalmente hacia el equilibrio, en el que cada parte contribuye a mantener la estabilidad general. Función: Cada institución o práctica social (como la familia, la educación, la religión) cumple una función necesaria para la supervivencia y el funcionamiento de la sociedad en su conjunto. Interdependencia: Todas las partes de la sociedad están interconectadas; un cambio en una institución afectará a las demás. Adaptación y cohesión: Las instituciones sociales existen porque cumplen funciones que son necesarias para la cohesión social y para que la sociedad se adapte a su entorno. 7.1.1. Principales figuras precursoras del funcionalismo: 1. Émile Durkheim: Durkheim es una figura clave en el desarrollo de las ideas funcionalistas. Durkheim vio la sociedad como un sistema integrado y enfatizó el papel de las instituciones en mantener la cohesión social. Su concepto de "hechos sociales" y la importancia de la "conciencia colectiva" son fundamentales para el funcionalismo. 2. Talcott Parsons: Parsons es uno de los principales teóricos del funcionalismo en el siglo XX. Desarrolló la idea de que la sociedad es un sistema que tiende al equilibrio y formuló un modelo en el que las instituciones sociales cumplen funciones adaptativas, integrativas, de mantenimiento de los patrones y de dirección del cambio. 3. Robert K. Merton: introdujo el concepto de "funciones manifiestas" (las consecuencias intencionales de una acción social) y "funciones latentes" (las 17 consecuencias no intencionadas). También planteó la noción de "disfunción", reconociendo que algunas estructuras sociales pueden tener efectos negativos para la sociedad. En conjunto, el funcionalismo ha sido una teoría influyente en la sociología, proporcionando una visión sistemática de cómo las instituciones y normas sociales contribuyen al funcionamiento y la estabilidad de las sociedades. Si analizamos este enfoque desde el momento actual podemos afirmar que su mayor limitación se encuentra en considerar la sociedad como un todo ordenado y estable. El funcionalismo desestimaba la desigualdad, la heterogeneidad y el conflicto presentes en la sociedad. Por lo tanto, a partir de la década del sesenta fue decayendo su protagonismo porque los sociólogos del momento buscaban un enfoque que diera cuenta de las desigualdades presentes en la sociedad. Esto dio lugar al siguiente enfoque, la perspectiva del conflicto. 7.1.2 Visión funcionalista de la educación La Sociología de la Educación es una perspectiva dentro de la sociología que entiende a la Educación como una institución clave para el funcionamiento y la estabilidad de la sociedad. Desde este enfoque, la educación cumple funciones esenciales que permiten la integración social, el mantenimiento del orden y la cohesión, así como la transmisión de normas y valores necesarios para la continuidad de la sociedad. Principales ideas de la visión funcionalista de la educación: 1. Transmisión de normas y valores: La educación es vista como un mecanismo para socializar a los individuos, transmitiéndoles los valores y normas sociales que son esenciales para el funcionamiento de la sociedad. Este proceso ayuda a generar un sentido de pertenencia y cohesión entre los miembros de la comunidad. 2. Función de selección y clasificación: La educación también cumple la función de seleccionar y clasificar a los individuos según sus habilidades y talentos. A través de la evaluación académica, se asignan roles dentro de la estructura laboral y social, lo que ayuda a asegurar que las personas ocupen posiciones acordes con sus capacidades. 3. Preparación para el empleo: Desde el funcionalismo, la educación prepara a los individuos para integrarse en el mercado laboral, proporcionando las habilidades y conocimientos necesarios para desempeñar funciones productivas en la sociedad. De este modo, la educación contribuye a la estabilidad económica y al progreso social. 4. Movilidad social: La educación es vista como una herramienta que facilita la movilidad social, permitiendo que las personas mejoren su estatus socioeconómico a través del logro educativo. Esto ayuda a mantener la idea de que el sistema es meritocrático, donde los logros individuales dependen del esfuerzo y la capacidad personal. 5. Cohesión social y unidad: El sistema educativo refuerza la unidad social al enseñar una cultura común y promover valores compartidos, lo que contribuye a 18 la integración de los individuos en la sociedad y al mantenimiento del orden social. Críticas: Aunque la visión funcionalista ha sido influyente, también ha sido criticada por su tendencia a enfocarse en los aspectos positivos y funcionales de la educación, a menudo ignorando las desigualdades y tensiones que también se generan dentro del sistema educativo. En particular, se le critica por no prestar suficiente atención a cómo la educación puede perpetuar la desigualdad social, algo que es un tema central en las perspectivas de conflicto social. En resumen, desde la perspectiva funcionalista, la educación es una institución esencial que cumple diversas funciones para garantizar la estabilidad, el orden y la cohesión en la sociedad, preparando a los individuos para su rol en el sistema social y económico. 7.2 La teoría del conflicto Durante la década de los años sesenta hubo varios acontecimientos que generaron malestar social en la sociedad estadounidense como la lucha por los derechos civiles, la oposición a la guerra de Vietnam, el auge del feminismo, la emergencia del movimiento LGTB o los movimientos estudiantiles, entre otros, que dieron apoyo a la perspectiva del conflicto; una noción que partía de la idea de que nuestra sociedad se caracteriza por la lucha permanente entre grupos enfrentados. Si los funcionalistas veían en las sociedades «estabilidad», «cohesión», «equilibrio» y «consenso», los sociólogos de la perspectiva del conflicto ven en cambio, un mundo social en lucha constante. Desde esta perspectiva, el comportamiento social es entendido en términos de «conflicto» o «tensión» entre grupos que compiten entre sí, aunque esto no quiere decir que estas relaciones sean de tipo violento (Schaefer, 2012). De modo que dentro de la sociología del conflicto se agrupan las teorías que analizan la sociedad desde el enfoque de la desigualdad, el conflicto y el cambio social, enfatizando en la fragmentación y las tensiones que son consecuencia de la desigualdad ya sea económica, de género, étnica o por razón de la edad. Macionis y Plummer definen esta perspectiva de la siguiente manera: […]”El paradigma del conflicto es el marco teórico según el cual lo que domina en la sociedad no es el equilibrio, sino el conflicto de intereses entre sus miembros, sustentado y alimentado por las diferencias y desigualdades de todo tipo. Este enfoque complementa el paradigma funcional, pues destaca no la cohesión o el equilibrio social, como hacían los funcionalistas, sino las diferencias y divisiones basadas en la desigualdad. Guiados por este paradigma, los sociólogos investigan de qué manera factores tales como la clase social, la raza, la etnicidad, el sexo y la edad, están relacionados con una distribución desigual de renta, poder, educación y prestigio social. Un análisis de conflicto hace notar que, más que fomentar el funcionamiento de la sociedad como un todo, la estructura social por lo general beneficia a unas personas y perjudica a otras” […] (Macionis y Plummer, 2011, p. 27). Por esta razón, se entiende que las estructuras sociales son las causantes de reproducir la distribución desigual de los recursos económicos y del poder político. 19 En todas las esferas de la sociedad aparecen estos conflictos de interés y este paradigma nos ayuda a entender cómo las desigualdades y conflictos tienen sus raíces en la misma organización de la sociedad. Por consiguiente, estos científicos sociales se fijan en los conflictos entre hombres y mujeres, blancos y negros, padres e hijos o las ciudades y el campo, entre otros. Además, analizan cómo las instituciones que componen la sociedad, como, por ejemplo, la familia, el gobierno o el sistema educativo, ayudan a que algunos grupos mantengan sus privilegios mientras que otros se mantienen en una posición de subordinación (Schaefer, 2012). Es por eso que muchos de los sociólogos de la perspectiva del conflicto además de científicos sociales, son activistas, pues buscan remediar la desigualdad. Entonces, el interés de los sociólogos de este enfoque está vinculado con el estudio de las relaciones de poder y dominación de unos pueblos, grupos o individuos sobre otros y en las estrategias de resistencia y lucha de éstos últimos. 7.2.1 Principales figuras precursoras de la teoría del conflicto: Karl Marx (1818-1883): Como señalamos en un apartado anterior, para Marx la lucha de clases era inevitable en la sociedad. Su análisis se centró en la lucha de clases entre los propietarios del capital (burguesía) y los trabajadores (proletariado). Según Marx, la historia de todas las sociedades es una historia de conflictos de clase, que surgen de las contradicciones inherentes al sistema capitalista. Estas tensiones entre clases sociales crean desigualdades económicas y políticas, lo que a su vez influye en todas las instituciones sociales, incluida la educación. Max Weber (1864-1920): Max Weber (1864-1920): Amplió el análisis de Marx al incluir no solo el conflicto económico, sino también otros tipos de conflictos sociales, como los basados en el poder y el estatus. Weber argumentaba que la estratificación social no se basaba únicamente en la clase económica, sino también en el poder político y las divisiones de estatus social. 7.2.2 Educación y teoría del conflicto La teoría del conflicto en la educación es una perspectiva sociológica que sostiene que las instituciones educativas, al igual que otras instituciones sociales, reflejan y reproducen las desigualdades y conflictos existentes en la sociedad. Basada en las ideas de Karl Marx y otros teóricos del conflicto, esta teoría argumenta que la educación no es un proceso neutral o igualitario, sino que está profundamente influenciada por las luchas de poder y los intereses de diferentes grupos sociales, especialmente en términos de clase, raza y género. Principales ideas de la teoría del conflicto en la educación: 1. Reproducción de la desigualdad social: Según esta teoría, las escuelas tienden a reproducir las desigualdades sociales existentes, en lugar de eliminarlas. Por ejemplo, los estudiantes de clases sociales más altas suelen recibir una educación de mayor calidad que los estudiantes de clases bajas, perpetuando así la jerarquía social. 20 Las estructuras escolares, el currículo y los métodos de enseñanza reflejan los valores y normas de los grupos dominantes, marginando o excluyendo a otros grupos sociales. Bajo esta perspectiva, el sistema educativo sirve para reproducir la estructura de clases existente, legitimando la dominación de la clase dominante y preparando a los trabajadores para sus roles subordinados en el sistema capitalista. Por esta razón, los sistemas educativos pueden ser un mecanismo para la perpetuación de la desigualdad, no solo económica, sino también social y política. 2. Control ideológico: La educación es vista como una herramienta de control ideológico que legitima y perpetúa las desigualdades. A través del currículo y las normas escolares, los estudiantes internalizan las ideas y valores de la clase dominante, aceptando su posición en la estructura social como natural e inevitable. Por ejemplo, los sistemas educativos a menudo enseñan una historia y cultura que favorece la perspectiva de los grupos hegemónicos, mientras que las experiencias y contribuciones de otros grupos son minimizadas o ignoradas. 3. Selección y estratificación: La teoría del conflicto sostiene que la educación contribuye a la estratificación social al seleccionar y clasificar a los estudiantes en diferentes trayectorias educativas y laborales. Los exámenes, las calificaciones y las evaluaciones suelen favorecer a los estudiantes que ya están en una posición ventajosa, reforzando la desigualdad. De esta manera, el sistema educativo canaliza a los estudiantes hacia diferentes niveles de ocupaciones en función de su origen social, en lugar de su verdadero potencial o mérito. 4. Lucha por el poder en la educación: La teoría del conflicto también destaca las luchas de poder dentro del sistema educativo, donde diferentes grupos, como los estudiantes, los padres, los profesores y las autoridades educativas, compiten por el control sobre la educación y su contenido. Estas luchas pueden manifestarse en debates sobre el currículo, las políticas disciplinarias, la financiación escolar y la equidad en el acceso a la educación. Críticas a la teoría del conflicto: Aunque la teoría del conflicto ofrece una visión crítica de la educación y su papel en la sociedad, algunos críticos argumentan que se enfoca demasiado en los aspectos negativos y subestima el potencial de la educación para el cambio social y la movilidad. Además, no siempre explica cómo algunas personas logran superar las barreras estructurales y mejorar su situación a través de la educación. En resumen, la teoría del conflicto en la educación sugiere que el sistema educativo no es simplemente una herramienta para el aprendizaje y el desarrollo, sino también un 21 mecanismo para perpetuar las desigualdades y los conflictos de poder dentro de la sociedad. 7.3 Enfoques interpretativos Antes de explicar esta última perspectiva es importante que aclaremos la diferencia entre macrosociología y microsociología. Esta distinción la planteo el sociólogo estadounidense Robert Merton (1910-2003) quien señaló que la sociología debería esforzarse por aunar los enfoques «macro» y «micro» para estudiar la sociedad. La macrosociología se centra en los fenómenos de gran escala o en civilizaciones enteras mientras que la microsociología se centra en el estudio de grupos pequeños. Tanto la perspectiva funcionalista como la del conflicto tienen una orientación macrosociológica pues observan a la sociedad de forma general entendiéndola como un todo. Por el contrario, microsociología hace generalizaciones sobre las relaciones sociales cotidianas para entender la sociedad en su conjunto. Se fijan entonces en el comportamiento de las personas en grupos pequeños, en sus interacciones cotidianas. Podemos encontrar diferentes corrientes interpretativas como la fenomenología, la etnometodología o el interaccionismo simbólico en donde nos detendremos someramente. 7.3.1 INTERACCIONISMO SIMBÓLICO El interaccionismo parte de una base teórica en la cual las personas viven en un mundo de objetos con significado. Estos objetos no solo son «cosas», también pueden ser acciones, personas o símbolos. Esta teoría sociológica se enfoca en el análisis de la interacción social y el significado que los individuos atribuyen a sus acciones y a las acciones de los demás. Desarrollado en gran parte por George Herbert Mead y Charles Horton Cooley, este enfoque se centra en cómo los significados se crean, mantienen y modifican a través de la comunicación y la interacción social. Un símbolo es algo, verbal o no verbal, dentro de un lenguaje o cultura particular, que representa algo más. No hay una conexión obvia, natural o necesaria entre el símbolo y lo que representa (Kottak, 2011). Para los defensores de este paradigma, los individuos que componen la sociedad tienen en común los significados de los símbolos. 7.3.2 Principales figuras precursoras del interaccionismo simbólico El sociólogo G. H. Mead (1863-1931), es considerado el fundador de la perspectiva interaccionista pues se centró en el análisis sociológico de las relaciones personales o en grupos reducidos. Mead se interesó en la formación de la conciencia humana. Desde su visión, las personas construyen su propia identidad a partir de sus interacciones con otras personas. Por lo tanto, la sociedad es un resultado las interacciones cotidianas de las personas que van definiendo o dotando de significado al mundo social que les rodea. Es decir, Mead sostiene que las personas actúan en base a los significados que las cosas tienen para ellas, y estos significados se derivan de la interacción social. 22 Mead estaba preocupado por analizar las pautas de interacción, los actos sociales que constituían la base de la sociedad humana. La realidad no es un dato fijo, sino que es cambiante a medida que los actores crean nuevos roles y nuevos significados, se interesó por las formas más reducidas de la comunicación, particularmente de la comunicación no verbal, por lo que estudiaba los gestos, sonrisas, guiños, movimientos corporales entre otros, para intentar comprender la influencia que ejercía la sociedad en las conductas individuales. 7.3.3. Interaccionismo simbólico y educación Desde una perspectiva interaccionista, el conocimiento no se transmite de manera unidireccional del maestro al alumno. En cambio, el conocimiento se construye socialmente a través de las interacciones entre estudiantes, maestros y el entorno educativo. Los significados y entendimientos se desarrollan en el contexto de la comunicación y las experiencias compartidas en el aula. En el contexto educativo, tanto el rol del maestro como el del estudiante son fundamentales. El interaccionismo simbólico examina cómo estos roles son interpretados y desempeñados. Los docentes y los alumnos interactúan de manera que refuerzan o desafían las expectativas y normas sociales asociadas con sus roles. El proceso educativo contribuye al desarrollo del self de los estudiantes. A través de la interacción con otros estudiantes y con los profesores, los alumnos desarrollan una comprensión de sí mismos y de su lugar en la sociedad. La cultura y el contexto social juegan un papel crucial en el proceso educativo. El interaccionismo simbólico subraya cómo las experiencias educativas están influenciadas por el contexto cultural y social de los estudiantes. Las expectativas culturales y las normas sociales impactan en la manera en que se llevan a cabo las prácticas educativas y en cómo se interpretan los contenidos. La educación no solo transmite conocimientos académicos, sino también valores, normas y expectativas culturales. Este proceso de socialización se realiza a través de la interacción y la comunicación dentro del entorno educativo. La teoría del etiquetado, derivada del interaccionismo simbólico. Examina cómo las etiquetas que se asignan a los estudiantes (como "bueno en matemáticas" o "problemático") pueden afectar su autoimagen y comportamiento. Estas etiquetas pueden influir en las expectativas que los estudiantes tienen sobre sí mismos y en cómo son tratados por los demás. Las etiquetas y las expectativas sociales pueden impactar el rendimiento académico y las oportunidades de los estudiantes. El etiquetado puede reforzar ciertos comportamientos y actitudes, y contribuir a la creación de profecías autocumplidas (efecto Pigmalión). El interaccionismo simbólico explora cómo las interacciones en el aula afectan el proceso educativo. Las dinámicas de grupo, las relaciones entre estudiantes y profesores, y la comunicación verbal y no verbal influyen en el aprendizaje y la experiencia educativa. Las interacciones diarias en el aula ayudan a los estudiantes a construir sus identidades sociales y académicas. El papel que desempeñan en estas interacciones afecta su sentido de pertenencia y su desarrollo personal. 23 7.4 Nueva Sociología De La Educación La Nueva Sociología de la Educación es un enfoque que surge en Gran Bretaña a finales de la década de 1960 y principios de 1970 como una crítica a las perspectivas tradicionales de la sociología de la educación, particularmente aquellas de corte funcionalista. Pone un fuerte énfasis en el análisis crítico del conocimiento y del currículo, destacando que el conocimiento que se enseña en las escuelas no es neutro, sino que está socialmente construido y refleja relaciones de poder. La Nueva Sociología de la Educación, es una reacción frente a la omisión del estudio del curriculum por parte de la sociología. Los estudios previos partían de la idea del déficit del alumno de clase obrera, de hecho, el interés por el curriculum proviene de la inadecuación de la sociología para dar explicaciones eficaces al fracaso escolar de la clase obrera. El enfoque de la NSE está influenciado por la teoría crítica, especialmente por el trabajo de pensadores como Pierre Bourdieu y Michel Foucault. Estos autores han analizado cómo el conocimiento está vinculado a las relaciones de poder y cómo las instituciones educativas juegan un papel clave en la reproducción del capital cultural y social. Principales autores de la Nueva Sociología de la Educación 7.4.1 Pierre Bourdieu (1930-2002) Desarrolló el concepto de capital cultural, que se refiere a los conocimientos, habilidades y formas de comportamiento que las personas adquieren a través de la socialización en un contexto cultural determinado. Este capital cultural, junto con el capital social y económico, influye en la posición social de los individuos y contribuye a la reproducción de las desigualdades sociales. El autor, considera que el sistema educativo reproduce perfectamente la estructura de la distribución del capital cultural entre las clases, debido a que la cultura que transmite está mucho más próxima a la cultura dominante y a que el modo de inculcación al que recurre, está más cerca del modo de inculcación practicado por las familias de las clases dominantes. La acción pedagógica, al reproducir la cultura con toda su arbitrariedad, también reproduce las relaciones de poder, de ahí que, la acción pedagógica implica la exclusión de ciertas ideas como impensables, así como su inculcación. El proceso de acumulación de capital cultural comienza en la familia y adopta la forma de una inversión de tiempo. Esta inversión produce dividendos en la escuela y en la universidad, en contactos sociales, en el mercado matrimonial y en el mercado de trabajo. El capital cultural no solo existe en la forma de “disposiciones incorporadas” 1, sino que también lo hace en la forma de títulos académicos. Bordieu, próximo a las teorías marxistas, es así mismo tangencial al funcionalismo (Morales, 2009), sin embargo, en Bourdieu se observa un alejamiento significativo de la 1 Las "disposiciones incorporadas" son actitudes, habilidades, percepciones, maneras de actuar y sentir que se interiorizan a través de la socialización, especialmente durante la infancia y la juventud. Estas disposiciones son el resultado de las condiciones objetivas en las que las personas crecen y viven, y se reflejan en la forma en que perciben el mundo y actúan en él. En otras palabras, son estructuras mentales y corporales que guían el comportamiento sin necesidad de un esfuerzo consciente. 24 visión de Durkheim respecto a la educación. Mientras que Durkheim concibe la educación como un proyecto político destinado a preservar y transmitir a las nuevas generaciones lo mejor de la cultura acumulada por la sociedad, Bourdieu plantea una visión más crítica. Para Bourdieu, la educación actúa como un mecanismo de reproducción de las desigualdades, especialmente en la distribución del capital cultural. Este capital cultural se selecciona de manera arbitraria y se refleja en los planes educativos, favoreciendo a aquellos que, debido a su clase social, ya están más familiarizados con dicho capital desde su socialización primaria. Esto se debe a que la escuela reproduce los valores y las normas de la clase dominante, que son los valores y las normas que están asociados con el éxito. Los postulados de Bourdieu sobre el papel reproductor de la escuela han sido criticados por algunos sociólogos, que argumentan que no tienen en cuenta el papel de la agencia individual en la educación. Sin embargo, los postulados de Bourdieu siguen siendo influyentes en la sociología de la educación, y ayudan a explicar por qué las desigualdades sociales se reproducen a través del sistema educativo. 7.4.2 Michel Foucault (1926-1984) Es un influyente filósofo, y teórico social francés que ha llevado a pensar la educación, en Occidente, de otra manera. Su obra se centra principalmente en torno al Poder: sus mecanismos y cambios a través de la historia. En áreas como las ciencias, la sexualidad o la educación. Lleva a pensar en lo cotidiano de la Institución escolar, de los docentes y del alumnado. Ofrece una perspectiva crítica sobre la educación, explorando cómo las instituciones educativas están profundamente vinculadas al poder y al control social. Desde su enfoque, Foucault no ve la educación simplemente como un medio de transmisión de conocimiento, sino como una herramienta clave en la producción y regulación de individuos dentro de una sociedad (producción de subjetividades). Sus análisis, aunque no se centran exclusivamente en la educación, son fundamentales para entender cómo las estructuras de poder se manifiestan en contextos educativos. Desde la perspectiva de Foucault, la educación no es neutral ni liberadora por sí misma. En lugar de ver la educación como una fuerza únicamente positiva, Foucault la presenta como un campo de lucha, donde se reproducen relaciones de poder y se disciplina a los individuos. Foucault analizó cómo las instituciones educativas, al igual que otras instituciones como las prisiones y los hospitales, operan como mecanismos de disciplinarización. Las escuelas no solo transmiten conocimientos, sino que también imponen normas y reglas de comportamiento, supervisando y regulando las acciones de los estudiantes. Esto crea individuos "dóciles" que son más fáciles de controlar y moldear según las expectativas sociales. Sin embargo, también reconoce que hay posibilidades de resistencia dentro de estos sistemas de poder, sugiriendo que la educación puede ser un espacio tanto de control como de transformación. Bibliografía Ansart, P. (2003). Sociología de Saint-Simon. Biblioteca Virtual Universal. Bauman, Z. (2007). Los Retos de la Educación en la Modernidad Líquida. Gedisa. 25 Berger, P. L. (1963). Invitation to Sociology; a humanistic perspective. Anchor Books. Canal Documental. (2014). Oro negro [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=icuf04O3E7k Darwin, Ch. (1859). El origen de las especies. John Murray Durkheim, É. (1988). Las reglas del método sociológico y otros escritos y otros escritos sobre filosofía de las ciencias sociales. Alianza. Educando (2005). El portal de la educación dominicana. La Sociología y la Educación, aportes a la gestión. Esparza, D. (2017). Zygmunt Bauman: El diálogo real no es hablar con gente que piensa lo mismo que tú. 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