Tema 6: Sociedad Agraria a Industrial: Nuevos Movimientos Sociales (PDF)
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Este documento analiza el tema 6 de la sociedad agraria a la industrial, detallando los nuevos movimientos sociales en España durante el siglo XIX. Se enfoca en la configuración de la sociedad de clases, el reordenamiento de los estamentos privilegiados y la incipiente clase media, incluyendo las clases populares y la expansión del capitalismo.
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Tema-6-De-la-sociedad-agraria-a-... estudiante universitario2 Historia de España 1ª Prueba de Acceso a la Universidad PAU Comunidad Valenciana Reservados todos los derechos. No se permite ninguna explotación económica ni transformación de esta obra. Se permite la impresión en su totalidad. 64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-11264260 Tema 6: De la sociedad agraria a la industrial: nuevos movimientos sociales 1. La configuración de la sociedad de clases De súbditos a ciudadanos Con el triunfo de las revoluciones liberales se estableció un modelo social basado en el principio de igualdad jurídica de todos los ciudadanos. Se puso fin a los privilegios otorgados por nacimiento, títulos o pertenencia al clero. Sin embargo, a partir de ahora la riqueza se convertiría en el eje de las diferencias sociales, y su concentración en manos de una élite económica, consolidó la desigualdad social. La participación en la vida política estaba limitada a determinadas personas (propietarios). El reordenamiento de los estamentos privilegiados La nobleza perdió gran parte de sus privilegios. Sin embargo, la alta y media nobleza mantuvieron, a lo largo del siglo XIX, su importancia social, económica e incluso política. Además, conservaron grandes activos agrícolas e inmobiliarios, lo que les dio poder económico en un país donde la industrialización era limitada y la burguesía débil. La media y pequeña nobleza, representada por los hidalgos, muy numerosos en la zona central de España, sufrió un deterioro económico y social. En cuanto al clero, ocurrió una situación similar. Las leyes de depreciación, la abolición de los conventos y la eliminación del diezmo redujeron el poder económico, aunque fueron rápidamente compensados por el presupuesto público dedicado al culto y al clero. La sociedad de clases En la sociedad liberal, los estamentos fueron reemplazados por clases sociales. Así, en la España del siglo XIX se formaron dos grandes grupos sociales: - Las clases dirigentes o burguesas: estaban formadas por la antigua aristocracia; las altas jerarquías del clero, el ejército y la administración; y la alta burguesía. Tenían una riqueza colonial, urbana, industrial o agrícola, procedente de sus propiedades, rentas o capitales. - Las clases populares: estaban integradas por quienes vivían de su trabajo en el mundo de los oficios, las nuevas fábricas o el campo (artesanos, obreros, campesinos, jornaleros, sirvientes...). Como no eran propietarios, no podían participar en la vida política. Poco a poco se fue desarrollando una clase media, muy escasa en el siglo XIX y más cercana a la situación social de las clases populares que a la riqueza de la clase dominante. Un nuevo conflicto social La expansión del capitalismo benefició a los nuevos sectores dominantes (aristocracia y burguesía) y generó nuevas desigualdades sociales. La resistencia y la lucha contra estas desigualdades es el origen del movimiento obrero a lo largo del siglo XIX. Reservados todos los derechos. No se permite ninguna explotación económica ni transformación de esta obra. Se permite la impresión en su totalidad. 64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-11264260 Las organizaciones de trabajadores surgieron para combatir la miseria producida por las nuevas relaciones de explotación que el capitalismo impuso en la agricultura y la industria. Primero se opusieron a las máquinas porque consideraban que quitaban puestos de trabajo, y después a las condiciones laborales impuestas por los empresarios y propietarios. 2. Los nuevos grupos dirigentes Élite económica y bloque de poder Reservados todos los derechos. No se permite ninguna explotación económica ni transformación de esta obra. Se permite la impresión en su totalidad. La élite gobernante de la sociedad liberal española en el siglo XIX se estructuró como una simbiosis entre la vieja aristocracia y los nuevos grupos burgueses. La alta nobleza perdió sus privilegios, pero la desamortización de las tierras convirtió a sus señoríos en propiedad privada, y la depreciación les permitió aumentar incluso todas las tierras, de modo que, en general, mantenían la riqueza que tenia. La burguesía rica valoraba la obtención de un título nobiliario como la cúspide del éxito social. Ambas clases tenían poder económico e impusieron formas sociales y culturales. La alta burguesía Las grandes burguesías eran terratenientes, comerciantes o arrendatarios de servicios públicos. Eran compradores de deuda pública del Estado y grandes inversores en Bolsa. Invirtieron en la adquisición de tierras y en el negocio ferroviario. El centro de negocios y residencia habitual de la alta burguesía era la capital, Madrid; aunque también hubo grupos burgueses ubicados en el resto de regiones. La burguesía industrial En sus territorios residía la burguesía industrial, básicamente catalana y vasca. Esta burguesía era secundaria, y sólo se preocupaba por obtener del Estado la política proteccionista necesaria para su incipiente industria. las clases medias Las clases medias constituían un conjunto intermedio entre los poderosos y los trabajadores. Su reducido número, no más del 15% de la población, evidencia la polarización de la sociedad española y la débil industrialización y urbanización. Podemos distinguir a los medianos terratenientes, a los comerciantes urbanos y a los pequeños fabricantes. También fue importante el sector de los profesionales liberales, relacionados con el derecho (abogados, escritores, notarios, registradores de la propiedad...), la construcción y la inmobiliaria (arquitectos y constructores) y la salud (médicos y farmacéuticos). La mayoría no tenía derecho a votar debido a la pequeña contribución que pagaban. Gran parte de la clase media era conservadora. La Navidad más cañera te espera en PortAventura World - Ven sólo por 17€ Historia de España Banco de billetes de la 64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-11264260 3. Clases populares los camperols Aunque la reforma agraria liberal permitió la compra de propiedades por parte de campesinos, nobles o burgueses acomodados, la tierra volvió a concentrarse en unas pocas manos. La figura del jornalero (trabajador del campo sin tierra) destaca como el prototipo más abundante del trabajador agrícola. El problema cotidiano y el hambre de tierra fueron una constante en el conflicto agrario durante todo el siglo XIX. Reservados todos los derechos. No se permite ninguna explotación económica ni transformación de esta obra. Se permite la impresión en su totalidad. La mayoría trabajaba para periódicos reducidos y rara vez lograban superar los doscientos días de trabajo. Esta circunstancia, unida a la insuficiencia de los salarios, generó que mujeres y niños se ofrecieran a trabajar por un salario menor para completar el ingreso familiar. La comida de esta gente era escasa, las horas de trabajo de sol a sol y las condiciones de vida muy duras. Artesanía y artesanía urbana El sector artesanal (carpinteros, herreros, zapateros...) se mantuvo fuertemente en gran parte del país y elaboraba la mayor parte de los productos manufacturados. El crecimiento urbano y la nueva administración estatal propiciaron la concentración en las ciudades de una serie de trabajadores de servicios: los relacionados con las infraestructuras urbanas (limpieza, iluminación...), funcionarios subalternos, trabajadores bancarios, empleados del comercio, etc. Estos trabajadores estaban ubicados en el límite entre las clases medias y las clases populares. Entre las clases bajas predominaban las mujeres que se dedicaban al trabajo doméstico, seguidas por los comerciantes y pequeños vendedores independientes. La mayoría de las chicas del servicio procedían del campo, desarrollaban largas jornadas laborales y recibían salarios bajos. El proletariado industrial A mediados del siglo XIX, el proletariado industrial era aún muy reducido y la mayoría trabajaba en la industria textil catalana. Posteriormente, los trabajadores fabriles aumentaron en Asturias y el País Vasco, con el crecimiento de la minería y la siderurgia, y también en aquellas zonas donde se desarrollaban actividades industriales, mineras o relacionadas con la construcción. Las condiciones laborales del proletariado eran muy rígidas. Trabajaban en lugares húmedos y mal ventilados durante jornadas de 12 a 14 horas. Las máquinas marcaban el ritmo de trabajo. Se pagaba por día trabajado y no había protección en caso de desempleo, enfermedad, accidente o vejez. Para mantener a una familia, las mujeres y los niños también tenían que trabajar en las fábricas, aunque recibían salarios mucho más bajos que los de los hombres. Las condiciones de vida en los nuevos suburbios industriales de las ciudades también eran deplorables. Las casas de los trabajadores eran pequeñas, no tenían iluminación, agua corriente ni alcantarillado. Enfermedades infecciosas como la tuberculosis y el cólera se propagan muy rápidamente. La mortalidad infantil era muy alta y la esperanza de vida de un trabajador, muy baja. La Navidad más cañera te espera en PortAventura World - Ven sólo por 17€ 64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-11264260 Grupos marginados Había personas que, por diversos motivos (orfandad, viudez, enfermedades graves o vejez) no podían trabajar. Los llamados "pobres de la solemnidad" eran los captadores a las puertas de las iglesias, los expuestos de los prostíbulos, los huérfanos de los hospicios, las viudas que no recibían pensión, los ancianos abandonados, los enfermos crónicos, etc. Todo esto fue consecuencia de una sociedad sin ningún tipo de asistencia social por parte del Estado. 4. Los orígenes del movimiento obrero Concienciación de los trabajadores Los orígenes del obrismo se encuentran en el contexto de la industrialización. Los trabajadores tomaron conciencia de la precaria situación que vivían y comenzaron a luchar para defender sus derechos laborales. Todo esto dio origen a un nuevo conflicto social. Inicialmente, el sindicalismo estuvo prohibido; por tanto, las primeras protestas obreras tuvieron un carácter clandestino, espontáneo y en ocasiones violento. La necesidad de unir fuerzas provocó el surgimiento de las primeras organizaciones (sociedades obreras, sindicatos, partidos...) y nuevas formas de protesta obrera, centradas en la huelga y la manifestación. La lucha contra la máquina: el ludismo En la década de 1820, el ludismo fue la primera expresión de la rebelión de los trabajadores contra la introducción de nuevas máquinas, que fueron responsables de la pérdida de puestos de trabajo y la decadencia de los periódicos. Sin embargo, los trabajadores llegaron a comprender que la fuente de sus problemas no eran las máquinas, sino las condiciones de trabajo impuestas por los propietarios. A partir de este momento, el eje de la protesta obrera se centró paulatinamente en estas condiciones, en la mejora salarial y en la defensa del derecho de asociación. Las primeras sociedades obreras El asociacionismo se desarrolló a lo largo de la década de 1840, a pesar de la oposición de los empleadores y las autoridades gubernamentales, que respondieron prohibiendo las asociaciones de trabajadores. Se crearon organizaciones de trabajadores que funcionaron como Sociedades de Protección Mutua. Los trabajadores que formaban parte de la asociación de trabajadores pagaban una tarifa para apoyar un fondo de resistencia destinado a pagar al periódico en caso de enfermedad, despido o huelga. La primera fue la Sociedad de Protección Mutua de los Tejedores de Algodón, creada en Barcelona en 1840. La expansión de los trabajadores El asociacionismo obrero se extendió por muchas zonas de España. Reclamó sobre todo el aumento de los salarios y la disminución del tiempo de trabajo. Las olas proliferaron, tanto en las ciudades como en el campo. Destaca la primera huelga general declarada en España en 1855, durante el bienni progresista, en Barcelona. La causa fue la introducción de nuevas máquinas que ahorraron mano de obra y dejaron a muchos trabajadores sin empleo. Reservados todos los derechos. No se permite ninguna explotación económica ni transformación de esta obra. Se permite la impresión en su totalidad. 64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-11264260 Exigió libertad de asociación, el establecimiento de un horario de trabajo fijo y la formación de una comisión mixta de trabajadores y empleadores para resolver los conflictos laborales. Por todo ello fue ejecutado un dirigente obrero, Josep Barceló. Finalmente se formó un comité de empresarios y trabajadores, que llegó a un acuerdo sobre el aumento de salarios. Las revueltas agrarias Los conflictos y revueltas en el campo fueron una constante en la historia española del siglo XIX. El aumento de la población agrícola asalariada, sin un crecimiento paralelo de mano de obra y recursos, provocó un grave problema social, especialmente en Andalucía. Reservados todos los derechos. No se permite ninguna explotación económica ni transformación de esta obra. Se permite la impresión en su totalidad. Los años de malas cosechas provocaron situaciones de hambre crónica y sumieron a miles de campesinos en la pobreza. Ante esta situación, se produjeron quemas de cultivos y matanzas de ganado que podrían asimilarse a movimientos de carácter ludita. Generalmente, los levantamientos campesinos tomaron la forma de ocupaciones de tierras y el posterior reparto de estas entre los jornaleros. A menudo también se incendiaban los registros notariales de la propiedad y se producían enfrentamientos con las autoridades. El problema se agudizó en 1855, con la depreciación de los bienes comunales de los municipios, debido a que estas tierras de uso común pasaron a manos privadas. Como resultado se produjeron más insurrecciones campesinas, que fueron duramente reprimidas por el ejército y la Guardia Civil. 5. Las primeras ideologías obreras y el internacionalismo Los precursores: republicanismo y utopismo En 1868 se concedió el sufragio universal masculino y los trabajadores votaron sistemáticamente por el republicanismo, por considerarlo la opción más favorable para sus aspiraciones sociales. Sin embargo, como sus demandas no fueron atendidas, muchos cambiaron a nuevas ideologías. A principios del siglo XIX, varios pensadores denunciaron las injusticias creadas por el capitalismo industrial. Son los llamados socialistas utópicos y propusieron organizar sociedades igualitarias, con propiedad colectiva y distribución equitativa de la riqueza. La figura más destacada del socialismo utópico español del siglo XIX fue Joaquín de Abreu, quien abogó por la creación de phalansteris, cooperativas de producción y consumo que producían todo lo necesario para sus habitantes. La llegada de la Internacional a España La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o Primera Internacional, fundada en Londres en 1864, fue la primera organización internacional que logró el empoderamiento del proletariado y la lucha contra el capitalismo. Los seguidores de Karl Marx (socialistas) y los anarquistas de Bakunin se integraron, aunque ambas corrientes mantuvieron claras discrepancias. Los marxistas defendían que la clase trabajadora tenía que organizarse políticamente para conquistar, mediante la revolución, el poder político y económico y construir un nuevo estado obrero. Los anarquistas La Navidad más cañera te espera en PortAventura World - Ven sólo por 17€ 64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-11264260 se oponían radicalmente a la acción política y a la formación de partidos políticos, defendían la abolición del Estado, no la conquista, y eran hostiles a cualquier tipo de autoridad. La ampliación de la Federación Regional Española El primer congreso de la Federación Regional Española (FRE) de la AIT se celebró en Barcelona en 1870; Asistieron unos 90 delegados en representación de unos 30.000 afiliados. El tema más controvertido en los debates fue la actitud que debía mantener la nueva organización hacia la política. Al final, los delegados decidieron separar las cuestiones políticas Reservados todos los derechos. No se permite ninguna explotación económica ni transformación de esta obra. Se permite la impresión en su totalidad. del debate interno de las sociedades obreras, con el fin de reunir a todos los trabajadores independientemente de su ideología. La huelga se definió como el arma fundamental del proletariado y la necesidad de la revolución social a través de la acción directa. A partir de este momento las asociaciones obreras se extendieron por toda España. La crisis y la escisión en la Federación Regional Española El internacionalismo tuvo su apogeo durante la Primera República, pero una serie de acontecimientos llevaron a un paulatino declive en los años siguientes. La Federación Regional Española de la AIT poco a poco va perdiendo fuerza. El declive definitivo se produjo cuando, tras el triunfo del golpe de Pavía, el gobierno del general Serrano decretó, en enero de 1874, la disolución de la Internacional en España, hecho que la obligó a organizarse clandestinamente. A partir de entonces, organizaciones marxistas y anarquistas siguieron caminos diferentes en España. __________________________________________________________________________________ La Navidad más cañera te espera en PortAventura World - Ven sólo por 17€