Summary

Este documento describe el sistema nervioso entérico (SNE), un sistema complejo ubicado en la pared del tracto gastrointestinal. Explica su función en la regulación de la actividad gastrointestinal, incluyendo neuronas y plexos. Se detalla su conexión con el sistema nervioso central (SNC).

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SISTEMA NERVIOSO ENTÉRICO Elaboró: MVZ Jesus Angel Aguirre Pineda El sistema nervioso entérico (SNE), localizado en la pared del tracto gastrointestinal (GI), es un sistema nervioso extenso y muy complejo, al que algunos han llamado...

SISTEMA NERVIOSO ENTÉRICO Elaboró: MVZ Jesus Angel Aguirre Pineda El sistema nervioso entérico (SNE), localizado en la pared del tracto gastrointestinal (GI), es un sistema nervioso extenso y muy complejo, al que algunos han llamado “pequeño cerebro digestivo”. De hecho, contiene un número de neuronas similar al de la médula espinal (aproximadamente 100 millones en el caso del ser humano). Este sistema constituye la inervación intrínseca del tracto digestivo y participa de manera importante en el control de la actividad GI. Las neuronas del SNE se disponen en dos plexos: mientérico y submucoso (Figura 1). El plexo mientérico (plexo de Auerbach) se localiza entre las dos capas musculares de la pared del tubo digestivo, es decir entre la capa circular interna y la capa longitudinal externa; puesto que inerva este músculo liso, su función principal es regular los movimientos GI. Por su parte, el plexo submucoso (plexo de Meissner) se localiza en la capa submucosa e inerva el epitelio glandular, las células endocrinas intestinales y los vasos sanguíneos submucosos; su función es regular las secreciones GI y el flujo sanguíneo local. Es importante señalar que, a pesar de que el SNE únicamente se organiza en estos dos plexos, existen conexiones nerviosas complejas entre las neuronas de un mismo plexo, así como entre las neuronas de ambos plexos. Como parte de su gran complejidad, el SNE cuenta con todos los componentes necesarios para el desarrollo de un reflejo: receptores sensoriales, neuronas aferentes, interneuronas y neuronas eferentes. Por lo tanto, es posible que se presenten reflejos en los que participan exclusivamente neuronas del SNE, sin que haya intervención de neuronas localizadas en el sistema nervioso central (SNC) y del sistema nervioso autónomo (SNA). No obstante, también existen neuronas aferentes que llevan información desde las estructuras del tracto digestivo hacia fuera del SNE, es decir, hasta la médula espinal o el tronco del encéfalo; asimismo, hay neuronas eferentes que se originan en el SNC y establecen sinapsis con neuronas del SNE y células GI. Por ello, también existen reflejos GI en los que la información es integrada a nivel del SNC. Entre los receptores sensoriales del SNE se encuentran los mecanorreceptores ubicados entre las capas musculares del tracto digestivo, los cuales informan sobre el grado de distensión de la pared GI. También existen quimiorreceptores en la mucosa, que detectan estímulos químicos de la luz del tubo digestivo, como son el pH, la osmolaridad, carbohidratos, aminoácidos y grasas. NEUROTRANSMISORES EN EL SNE Las neuronas del SNE producen y liberan una amplia gama de sustancias, entre las que se pueden citar las siguientes: acetilcolina (que en general ejerce un efecto excitador sobre la actividad gastrointestinal), noradrenalina (que ejerce un efecto inhibidor), serotonina, dopamina, adenosin trifosfato (ATP), colecistocinina (CCK), somatostatina, sustancia P, galanina, encefalinas, neuropéptido Y, óxido nítrico (NO), péptido activador de la adenil ciclasa hipofisiaria (PACAP), péptido intestinal vasoactivo (VIP), péptido liberador de gastrina (GRP), péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP) y péptido YY, entre otros. La función de muchos de estos neurotransmisores aún no está bien comprendida y los nombres que recibieron varios de ellos hacen alusión a hechos históricos relacionados con su descubrimiento, más que a sus acciones fisiológicas. INERVACIÓN EXTRÍNSECA Tanto el plexo mientérico como el submucoso están inervados por fibras autónomas extrínsecas simpáticas y parasimpáticas (Figura 2). En realidad, el SNE es capaz de funcionar de manera independiente de la inervación extrínseca; sin embargo, esta última contribuye a la regulación ejercida por el SNE, aumentando o disminuyendo la actividad GI. Parasimpática. La mayor parte del tubo digestivo recibe inervación parasimpática del nervio vago, aunque la porción distal del colon la recibe de los nervios pélvicos. Las fibras parasimpáticas preganglionares penetran la pared del tracto GI y establecen sinapsis con neuronas del SNE, por lo que, en este caso, las neuronas posganglionares en realidad son neuronas del SNE. Sin embargo, el SNE es mucho más que simplemente neuronas posganglionares parasimpáticas, ya que no sólo recibe información de las células preganglionares, sino de varias neuronas del SNE y diversos factores humorales. En general, la estimulación parasimpática provoca aumento de la actividad de las neuronas del SNE, así como de la motilidad y las secreciones GI. Simpática. Las fibras simpáticas que llegan al SNE proceden de los ganglios prevertebrales y son principalmente posganglionares. Algunas de ellas establecen sinapsis con neuronas del SNE, mientras que otras inervan directamente el músculo liso de la pared del tubo digestivo o los vasos sanguíneos submucosos. En general, la noradrenalina, neurotransmisor liberado por las fibras posganglionares simpáticas, disminuye la motilidad y las secreciones glandulares GI. REFLEJOS GASTROINTESTINALES La disposición del SNE y su comunicación con el sistema nervioso autónomo permite la existencia de tres tipos de reflejos: 1) reflejos integrados por completo en el SNE (por ejemplo, control de la secreción GI y la peristalsis), 2) reflejos desde el tracto GI hacia los ganglios prevertebrales simpáticos y de regreso al tracto GI (por ejemplo el reflejo gastrocólico, en el que señales desde el estómago provocan la evacuación del colon) y 3) reflejos desde el tracto GI hacia el SNC y de regreso al tracto GI (por ejemplo, reflejos de defecación, en los que señales desde el colon o recto son integradas en la médula espinal y provocan las contracciones que permiten la defecación). En general, los estímulos dolorosos provenientes del tracto GI, como el cólico en equinos o la distensión gástrica y el vólvulo en perros, provocan una respuesta motora simpática que disminuye la motilidad digestiva y las secreciones glandulares.

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