Etapas del Desarrollo Humano PDF

Summary

Este documento describe las etapas del desarrollo humano según la teoría de Erikson. Se analizan las ocho etapas, desde la infancia hasta la edad adulta. Cada etapa se enfoca en un conflicto o crisis específico que debe resolverse para pasar a la siguiente fase, y se destacan las consecuencias de resolver o no resolver cada crisis en el desarrollo integral de la persona.

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### **1. Confianza vs Desconfianza** Este estadio transcurre desde el nacimiento hasta los dieciocho meses de vida, y depende de la relación o vínculo que se haya creado con la madre. La relación con la madre determinará los futuros vínculos que se establecerán con las personas a lo largo de su vi...

### **1. Confianza vs Desconfianza** Este estadio transcurre desde el nacimiento hasta los dieciocho meses de vida, y depende de la relación o vínculo que se haya creado con la madre. La relación con la madre determinará los futuros vínculos que se establecerán con las personas a lo largo de su vida. Es la sensación de confianza, vulnerabilidad, frustración, satisfacción, seguridad... la que puede determinar la calidad de las relaciones. ### **2. Autonomía vs Vergüenza y duda** Este estadio empieza desde los 18 meses hasta los 3 años de vida del niño. Durante este estadio el niño emprende su desarrollo cognitivo y muscular, cuando comienza a controlar y ejercitar los músculos que se relacionan con las excreciones corporales. Este [proceso de aprendizaje](https://psicologiaymente.com/desarrollo/teoria-del-aprendizaje-piaget) puede conducir a momentos de dudas y de vergüenza. Asimismo, los logros en esta etapa desencadenan sensación de autonomía y de sentirse como un cuerpo independiente. ### **3. Iniciativa vs Culpa** Este estadio viaja desde los 3 hasta los 5 años de edad. El niño empieza a desarrollarse muy rápido, tanto física como intelectualmente. Crece su interés por relacionarse con otros niños, poniendo a prueba sus habilidades y capacidades. Los niños sienten curiosidad y es positivo motivarles para desarrollarse creativamente. En caso de que los padres reaccionen de negativamente a las preguntas de los niños o a la iniciativa de estos, es probable que les genere sensación de culpabilidad. ### **4. Laboriosidad vs Inferioridad** Este estadio se produce entre los 6-7 años hasta los 12 años. Los niños muestran un interés genuino por el funcionamiento de las cosas e intentan llevar a cabo muchas actividades por sí mismos, con su propio esfuerzo y poniendo en uso sus conocimientos y habilidades. Por esa razón es tan importante la estimulación positiva que pueda ofrecerle la escuela, en casa o por el grupo de iguales. Éste último comienza a adquirir una relevancia trascendental para ellos. En el caso de que esto no sea bien acogido o sus fracasos motiven las comparaciones con otros, el niño puede desarrollar cierta sensación de inferioridad que le hará sentirse inseguro frente a los demás. ### **5. Exploración de la Identidad vs Difusión de Identidad** Este estadio tiene lugar durante la adolescencia. En esta etapa, una pregunta se formula de forma insistente: ¿quién soy? Los adolescentes empiezan a mostrarse más independientes y a tomar distancia de los padres. Prefieren pasar más tiempo con sus amigos y comienzan a pensar en el futuro y a decidir qué quieren estudiar, en qué trabajar, dónde vivir, etc. La exploración de sus propias posibilidades se produce en esta etapa. Comienzan a apuntalar su propia identidad basándose en el las experiencias vividas. Esta búsqueda va a causar que en múltiples ocasiones se sientan confusos acerca de su propia identidad. ### **6. Intimidad frente al Aislamiento** Este estadio comprende desde los 20 años hasta los 40, aproximadamente. La forma de relacionarse con otras personas se modifica, el individuo empieza a priorizar relaciones más íntimas que ofrezcan y requieran de un compromiso recíproco, una intimidad que genere una sensación de seguridad, de compañía, de confianza. Si se evade este tipo de intimidad, uno puede estar rozando [la](https://psicologiaymente.com/salud/soledad-riesgo-de-muerte) soledad o el aislamiento, situación que puede acabar en depresión. ### **7. Generatividad frente al Estancamiento** Este estadio transcurre entre los 40 hasta los 60 años. Es un lapso de la vida en el que la persona dedica su tiempo a su familia. Se prioriza la búsqueda de equilibrio entre la productividad y el estancamiento; una productividad que está vinculada al futuro, al porvenir de los suyos y de las próximas generaciones, es la búsqueda de sentirse necesitado por los demás, ser y sentirse útil. El estancamiento es esa pregunta que se hace el individuo: *¿qué es lo que hago aquí si no sirve para nada?*; se siente estancado y no logra canalizar su esfuerzo para poder ofrecer algo a los suyos o al mundo. ### **8. Integridad del yo frente a la Desesperación** Este estadio se produce desde los 60 años hasta la muerte. Es un momento en el que el individuo deja de ser productivo, o al menos no produce tanto como era capaz anteriormente. Una etapa en la que la vida y la forma de vivir se ven alteradas totalmente, los amigos y familiares fallecen, uno tiene que afrontar los duelos que causa la vejez, tanto en el propio cuerpo como en el de los demás. La pubertad , que se define como madurez genital , desempeña un papel relativamente secundario en el concepto de adolescencia de Erikson. Para la mayoría de los jóvenes, la madurez genital no representa una crisis sexual grave. Sin embargo, la pubertad es importante desde el punto de vista psicológico porque genera expectativas de roles adultos aún por llegar, roles que son fundamentalmente sociales y que solo se pueden cubrir después de tener una identidad del yo. La teoría de la personalidad de Maslow se apoya en varios supuestos básicos sobre la motivación. Primero, Maslow (1970) adoptó un enfoque holístico de la motivación , es decir, la motivación afecta a la persona en su totalidad y no a una sola parte o función de ella. Segundo, la motivación suele ser compleja, lo que significa que la conducta de una persona puede proceder de varios motivos distintos. Por ejemplo, el deseo de tener relaciones sexuales puede estar motivado no solo por una necesidad genital, sino también por una necesidad de dominación, compañía, amor y autoestima. Además, la motivación para una conducta puede ser inconsciente o desconocida para la persona. Un tercer supuesto es que las personas están continuamente motivadas por una u otra necesidad. Cuando una necesidad queda satisfecha suele perder su poder de motivación y es remplazada por otra necesidad. Por ejemplo, mientras no se satisfagan las necesidades de alimento de las personas, estas lucharán por conseguirlo, pero cuando tienen suf ciente, pasan a otras necesidades como la seguridad, la amistad y la autovaloración. Otro supuesto es que todas las personas en todas partes están motivadas por las mismas necesidades básicas. El modo por el que las personas de culturas diferentes obtienen alimento, construyen refugios, expresan amistad, etc. puede variar mucho, pero las necesidades fundamentales de alimento, seguridad y amistad son comunes a toda la especie. El último supuesto sobre la motivación es que las necesidades se pueden clasif car según una jerarquía El concepto de jerarquía de las necesidades de Maslow supone que es necesario satisfacer, al menos en gran medida, las necesidades de un nivel inferior, antes de que las necesidades de un nivel superior se conviertan en motivaciones. Las cinco necesidades que componen su jerarquía son necesidades conativas , lo que signif ca que tienen un propósito o intencionalidad. Las necesidades más básicas de cualquier persona son las necesidades f siológicas , entre ellas, el alimento, el agua, el oxígeno, la temperatura corporal, etc. Cuando las personas han satisfecho, en parte, sus necesi dades f siológicas, empiezan a estar motivadas por las necesidades de seguridad , que incluyen seguridad física , estabilidad, dependencia, libertad y protección de fuerzas amenazadoras como la guerra, el terrorismo, la enfermedad, el miedo, la ansiedad, el peligro, el caos y los desastres naturales. La necesidad de legislación, orden y estructura también son necesidades de seguridad (Maslow, 1970). Las necesidades de seguridad dif eren de las necesidades f siológicas en que no se pueden satisfacer en exceso; las personas nunca pueden estar totalmente protegidas de meteoritos, incendios, inundaciones o actos de los demás que comporten peligro. Una vez que las personas han satisfecho, en parte, sus necesidades f siológicas y de seguridad, empiezan a estar motivadas por las necesidades de amor y pertenencia , como el deseo de amistad , el deseo de tener una pareja e hijos , la necesidad de pertenecer a una familia, un club, un barrio o una nación. Estas necesidades incluyen también algunos aspectos del contacto sexual y humano, así como la necesidad de dar y recibir amor (Maslow, 1970). Las personas que han satisfecho adecuadamente sus necesidades amor y pertenencia en periodos anteriores no se alarman cuando alguien les niega su amor. Tienen conf anza en que las personas que son importantes para ellas las aceptan, así que cuando otras personas las rechazan, no se sienten desconsoladas. Una vez que las personas han satisfecho sus necesidades de amor y pertenencia, pueden ocuparse de las necesidades de estima , que incluyen el amor propio , la conf anza , la competencia y la percepción del aprecio de los demás. Maslow (1970) identif có dos niveles de necesidades de estima : la reputación y la autoestima. La reputación es la percepción del prestigio o fama que una persona ha alcanzado a los ojos de los demás, mientras que la autoestima son los sentimientos de valor y conf anza de la propia persona. La autoestima se basa en algo más que reputación o prestigio, ref eja un "deseo de virtud, de éxito, de conveniencia, de conocimiento y competencia, de conf anza ante el mundo, y de independencia y libertad" (p. 45). Cuando se han satisfecho las necesidades de un nivel inferior, las personas pasan, de manera más o menos automática, al siguiente nivel. Sin embargo, una vez satisfechas las ne cesi dades de estima, no siempre pasan al nivel de la autorrealización. Al principio, Maslow (1950) supuso que las necesidades de autorrealización se hacían fuertes siempre que se hubieran cumplido las necesidades de estima. Sin embargo, en la década de 1960 advirtió que muchos jóvenes estudiantes de Brandeis y otras universidades del país habían satisfecho sus necesidades de niveles inferiores, incluidas la reputación y la autoestima, y aun así no empezaban a buscar la autorreaca, mientras que su privación genera patologías. Las necesidades neuróticas, en cambio, siempre generan patologías, sean satisfechas o no. A diferencia de las necesidades conativas, las necesidades estéticas no son universales, pero, como mínimo, algunas personas en todas las culturas parecen estar motivadas por la necesidad de belleza y de experiencias estéticamente agradables (Maslow, 1967). Desde la época de las cavernas hasta la actualidad, el hombre ha creado arte por el arte en sí. Las personas con necesidades estéticas fuertes buscan entornos bellos y ordenados, y cuando estas necesidades no se cumplen, se angustian, del mismo modo que cuando sus necesidades conativas se ven frustradas. Las personas pref eren la belleza a la fealdad y podrían llegar a sufrir dolencias físicas y psíquicas cuando los obligan a vivir en entornos sórdidos y desordenados (Maslow, 1970). La mayoría de las personas tienen curiosidad y deseos de conocer, de resolver misterios, de comprender. Maslow (1970) llamó a estos deseos necesidades cognitivas. Cuando las necesidades cognitivas están bloqueadas, todas las necesidades de la pirámide de Maslow se ven amenazadas; es decir, el conocimiento es necesario para satisfacer cada una de las cinco necesidades básicas o conativas. Las personas pueden satisfacer sus necesidades f siológicas solo si saben cómo conseguir comida, las de seguridad si saben cómo construir un refugio, las de amor si saben cómo relacionarse con las personas, las de estima si saben cómo conseguir un cierto nivel de autoconf anza, y la autorrealización cuando usan todo su potencial cognitivo. Las necesidades de autorrealización abarcan el logro personal , la realización del potencial de la persona y un deseo de creatividad en toda la extensión de la palabra (Maslow, 1970). Las personas que han alcanzado el nivel de autorrealización se hacen seres humanos plenos y logran satisfacer necesidades que otros solo vislumbran o nunca llegan a percibir. Se comportan de manera natural en el mismo sentido en que lo hacen los animales y los niños, es decir, expresan sus necesidades humanas básicas y no permiten que la sociedad las reprima. Las personas autorrealizadas conservan su autoestima aunque otros los desprecien, rechacen e ignoren. En otras palabras, no dependen de la satisfacción de sus necesidades de amor o de estima; llegan a ser independientes de las necesidades de niveles inferiores que las originaron (en el apartado dedicado a la autorrealización haremos una descripción más completa de las personas autorrealizadas ). Además de estas cinco necesidades conativas , Maslow identif có otras tres categorías de necesidades: estéticas, cognitivas y neuróticas. La satisfacción de las necesidades estéticas y cognitivas es fundamental para la salud psicológica, mientras que su privación genera patologías. Las necesidades neuróticas, en cambio, siempre generan patologías, sean satisfechas o no. A diferencia de las necesidades conativas, las necesidades estéticas no son universales, pero, como mínimo, algunas personas en todas las culturas parecen estar motivadas por la necesidad de belleza y de experiencias estéticamente agradables (Maslow, 1967). Desde la época de las cavernas hasta la actualidad, el hombre ha creado arte por el arte en sí. Las personas con necesidades estéticas fuertes buscan entornos bellos y ordenados, y cuando estas necesidades no se cumplen, se angustian, del mismo modo que cuando sus necesidades conativas se ven frustradas. Las personas prefieren en la belleza a la fealdad y podrían llegar a sufrir dolencias físicas y psíquicas cuando los obligan a vivir en entornos sórdidos y desordenados (Maslow, 1970). La mayoría de las personas tienen curiosidad y deseos de conocer, de resolver misterios, de comprender. Maslow (1970) llamó a estos deseos necesidades cognitivas. Cuando las necesidades cognitivas están bloqueadas, todas las necesidades de la pirámide de Maslow se ven amenazadas; es decir, el conocimiento es necesario para satisfacer cada una de las cinco necesidades básicas o conativas. Las personas pueden satisfacer sus necesidades fisiológicas solo si saben cómo conseguir comida, las de seguridad si saben cómo construir un refugio, las de amor si saben cómo relacionarse con las personas, las de estima si saben cómo conseguir un cierto nivel de autoconfianza, y la autorrealización cuando usan todo su potencial cognitivo. La satisfacción de necesidades conativas, estéticas y cognitivas es fundamental para la salud física y psicológica , y la frustración de estas provoca cierto nivel de patología. En cambio, las necesidades neuróticas siempre generan patologías (Maslow, 1970). Las necesidades neuróticas son, por def nición, improductivas, perpetúan un estilo de vida enfermizo, no aportan nada a los esfuerzos por la autorrealización y suelen ser reactivas; es decir, son una compensación de las necesidades básicas insatisfechas. Por ejemplo, una persona que no satisface sus necesidades de seguridad podría desarrollar un fuerte deseo de acumular dinero o propiedades. Este impulso es una necesidad neurótica que genera patologías, aunque la necesidad quede satisfecha. De manera similar, una persona neurótica podría establecer una relación estrecha con otra persona, pero podría ser una relación neurótica, simbiótica, que condujera a un vínculo patológico más que a un verdadero amor. Maslow (1970) presentó otro ejemplo de necesidad neurótica : una persona muy motivada por la necesidad de poder podría llegar a adquirir un poder casi ilimitado, pero esto no la hace menos neurótica ni hace que deje de exigir más poder. "Que una necesidad neurótica quede satisfecha o frustrada no supone una gran diferencia para la salud básica" (Maslow, 1970, p. 274). Maslow afirmaba que, aunque todos los comportamientos tienen una causa, algunos no están motivados. En otras palabras, no todos los factores determinantes sirven como motivos. Algunas conductas no están causadas por necesidades sino por otros factores, como ref ejos condicionados , maduración o drogas. La motivación se limita a los esfuerzos orientados a satisfacer alguna necesidad. Gran parte de lo que Maslow (1970) denominó comportamiento expresivo no está motivado. Las conductas expresivas incluyen también el modo de andar, los gestos, la voz y la sonrisa (incluso cuando estamos solos). Una persona, por ejemplo, puede mostrar una personalidad metódica y compulsiva simplemente porque es como es y no porque tenga una necesidad de ser así. Otros ejemplos de expresión podrían ser el arte, el juego, el placer, el agradecimiento, el asombro, el miedo y el entusiasmo. El comportamiento expresivo suele ser espontáneo, no aprendido y estar determinado por fuerzas que se encuentran dentro de la persona, más que por el entorno. Por otra parte, el comportamiento reactivo suele ser consciente, artificial, aprendido y estar determinado por el entorno externo. Incluye los esfuerzos del individuo por reaccionar a su entorno: obtener comida y refugio, hacer amigos y conseguir la aceptación, el agradecimiento y el reconocimiento de los demás. El comportamiento reactivo sirve a un fin u objetivo (aunque no siempre es consciente o conocido para la persona) y siempre está motivado por alguna necesidad no satisfecha (Maslow, 1970). La falta de satisfacción de cualquiera de las necesidades básicas provoca algún tipo de patología. La privación de las necesidades f siológicasgenera desnutrición, fatiga, falta de energía, obsesión sexual, etc. Las amenazas a la seguridad provocan miedo, incertidumbre y aprensión. Cuando las necesidades de amor no se satisfacen, la persona se muestra defensiva, demasiado agresiva o tímida. La ausencia de estima provoca inseguridad, menosprecio y falta de conf anza en sí mismo. La privación de las necesidades de autorrealización también genera patologías o, más exactamente, metapatologías. Maslow (1967) asoció las metapatologías a la ausencia de valores, falta de satisfacción y pérdida de sentido de la vida. Las ideas de Maslow sobre la autorrealización surgieron poco tiempo después de que obtuviera el título de doctor, cuando empezó a ref exionar sobre por qué sus dos profesores en Nueva York, la antropóloga Ruth Benedict y el psicólogo Max Wertheimer, eran tan diferentes de los demás. Para Maslow, estas dos personas representaban el máximo nivel de desarrollo humano, que él denominó "autorrealización". En primer lugar, no sufrían psicopatologías. No eran ni neuróticos ni psicóticos, ni tenían tendencia a sufrir trastornos psicológicos. Este es un criterio importante porque algunos individuos neuróticos y psicóticos tienen algunos rasgos en común con las personas autorrealizadas, en concreto, características como un agudo sentido de la realidad, experiencias místicas, creatividad y distancia de los demás. Maslow eliminó de la lista de posibles personas autorrealizadas a todo aquel que mostrara claros signos de psicopatologías, salvo algunas afecciones psicosomáticas. En segundo lugar, estas personas autorrealizadas habían avanzado según la jerarquía de las necesidades y, por tanto, vivían por encima del nivel de subsistencia y no tenían ninguna amenaza permanente para su seguridad. Además, conocían el amor y tenían una autovaloración profunda. Como habían satisfecho sus necesidades de niveles inferiores, soportaban más fácilmente la frustración de estas necesidades, incluso cuando se los criticaba o despreciaba. Podían amar a un gran número de personas pero no tenían la obligación de amar a todo el mundo. El tercer criterio para la autorrealización de Maslow era la aceptación de los valores B. Sus personas autorrealizadas aceptaban e incluso exigían verdad, belleza, justicia, simplicidad, sentido del humor y todos los demás valores B citados previamente. El último criterio para alcanzar la autorrealización era "el aprovechamiento pleno de los talentos, capacidades, potencialidades, etc." (Maslow, 1970, p. 150). En otras palabras, sus individuos autorrealizados satisfacían sus necesidades de crecimiento y desarrollo de su potencial. Las personas autorrealizadas tienen más facilidad para detectar la falsedad en los demás. Pueden distinguir entre lo falso y lo verdadero no solo en las personas sino también en la literatura, el arte y la música. No se dejan engañar por las falsas apariencias y perciben aspectos positivos y negativos básicos en los demás que no resultan evidentes para la mayoría de las personas. Perciben los valores fundamentales con más claridad, tienen menos prejuicios y tienden menos a ver el mundo como a ellos les gustaría que fuera. Además, las personas autorrealizadas tienen menos miedo de lo desconocido y este no les provoca inseguridad. Son más tolerantes a la ambigüedad e incluso la buscan de manera activa; no les molestan los problemas y enigmas que no tienen una solución def nitiva. Están abiertos a la duda, la incertidumbre, la indeterminación y los caminos inexplorados, por lo que son personas especialmente adecuadas para dedicarse a la f losofía, la exploración o la ciencia. Las personas autorrealizadas tienen una capacidad para distanciarse de los demás que les permite estar solas sin sentir soledad. Se encuentran bien tanto en presencia de otras personas como solas. Como ya han satisfecho sus necesidades de amor y pertenencia, no sienten una necesidad desesperada de estar rodeados de otras personas, pudiendo así disfrutar de la soledad y la intimidad. Las personas autorrealizadas pueden considerarse distantes o indiferentes, pero su falta de interés se limita a las cuestiones secundarias. Tienen un interés general por el bienestar de los demás y no se entretienen en problemas insignif cantes. Como gastan poca energía intentando impresionar a los demás o esforzándose por conseguir amor y aceptación, tienen más capacidad para tomar decisiones responsables. Se valen por sí mismas y se niegan a observar las convenciones que la sociedad intenta imponerles. Las personas autorrealizadas son espontáneas , sencillas y naturales. Son poco convencionales pero no lo hacen de manera compulsiva; respetan los principios morales, aunque pueden parecer inmorales o inconformistas. Cuando se comportan de manera convencional es porque el tema en cuestión no tiene importancia o por deferencia hacia los demás, pero cuando la situación lo requiere, pueden mostrarse poco convencionales e inf exibles aunque ello provoque el distanciamiento y la censura de los demás. El parecido entre las personas autorrealizadas y los niños y animales reside en su conducta espontánea y natural. Por lo general, llevan una vida sencilla en el sentido de que no tienen necesidad de crear una complicada fachada para engañar al mundo. No tienen pretensiones ni miedo o vergüenza de expresar su alegría, turbación, euforia, pena, enfado o alguna otra emoción profunda. Las personas autorrealizadas son autónomas y dependen de sí mismas para su crecimiento aunque en algunos momentos del pasado necesitaron amor y seguridad de los demás. Nadie nace siendo autónomo y, por tanto, nadie es totalmente independiente de los demás Un supuesto relacionado con el anterior pero más importante es la tendencia realizadora, una inclinación que existe en todos los humanos (y otros animales y plantas) a desarrollar plenamente su potencial (Rogers, 1959, 1980). Esta tendencia es la única motivación que tienen las personas. La necesidad de satisfacer el instinto de alimentarse de expresar emociones intensas cuando las sienten y de aceptarse a sí mismas son ejemplos de realización. Dado que el individuo funciona como un organismo completo, en el proceso de realización participa toda la persona, con sus aspectos f siológico e intelectual, racional y emocional, consciente e inconsciente. La tendencia a la conservación y mejora del organismo forma parte de la tendencia realizadora. La necesidad de conservación es similar a los niveles inferiores de la jerarquía de necesidades de Maslow (véase el capítulo 9). Incluye necesidades básicas como el alimento, el aire y la seguridad, pero también incluye la tendencia a oponerse al cambio y buscar un statu quo. La naturaleza conservadora se expresa en el deseo de los individuos de proteger el concepto que tienen de sí mismos en un momento concreto. Las personas luchan contra las ideas nuevas, distorsionan las experiencias que no se adecuan a su ideal, los cambios les parecen dolorosos y el crecimiento aterrador. Aunque las personas tengan un fuerte deseo de mantener el statu quo , también están dispuestas a aprender y a cambiar, a crecer y desarrollarse. Es lo que Rogers denominó la necesidad de mejora. Esta necesidad se observa en la voluntad de las personas de aprender cosas que no ofrecen una gratif cación inmediata. ¿Qué puede motivar a un niño a andar que no sea la necesidad de mejorar? Gateando puede satisfacer su necesidad de movilidad y andar se asocia con la posibilidad de caerse y sentir dolor. Según Rogers las personas están dispuestas a enfrentarse a la amenaza y al dolor gracias a una tendencia biológica del organismo a alcanzar su estado básico. Según Rogers (1959), los niños empiezan a desarrollar un vago concepto del sí mismo cuando una parte de sus experiencias se personaliza y se distingue en su conciencia como experiencia del "yo ". Los niños se van haciendo conscientes de su propia identidad a medida que van distinguiendo lo que sabe bien y lo que sabe mal, lo que les gusta y lo que no, entonces empiezan a valorar las experiencias como positivas o negativas, usando como criterio la tendencia realizadora. Como la alimentación es un requisito para la realización, para los niños el alimento es algo positivo y el hambre algo negativo. También les parece positivo el sueño, el aire fresco, el contacto físico y la salud, porque cada uno de estos elementos es necesario para la realización. Una vez que los niños han creado una identidad rudimentaria, la tendencia realizadora del sí mismo empieza a desarrollarse. La autorrealización es una parte de la tendencia realizadora y, por tanto, no es sinónimo de ella. La tendencia realizadora hace referencia a experiencias organísmicas , es decir, afecta a la totalidad de la persona, a sus partes consciente e inconsciente, f siológica y cognitiva, mientras que la autorrealización es la tendencia a hacer realidad el sí mismo tal y como lo percibimos en nuestra conciencia. El concepto del sí mismo incluye todos los aspectos de la existencia y las experiencias propias que el individuo percibe en su conciencia (aunque no siempre con precisión); no es idéntico al sí mismo organísmico, ya que algunas partes de este sí mismo organísmico pueden estar fuera del alcance de la conciencia de la persona o puede ser que la persona simplemente no las admita. Por ejemplo, el estómago es parte del sí mismo organísmico, pero a menos que funcione mal y nos cause preocupación, es poco probable que lo incluyamos en nuestro concepto del sí mismo. De modo similar, las personas pueden negar ciertos aspectos de sí mismos, como la falta de honradez, cuando no son coherentes con su concepto del sí mismo. Sin la conciencia , los conceptos del sí mismo y el sí mismo ideal no existirían. Rogers (1959) def nió la conciencia como "la representación simbólica (no necesariamente verbal) de una cierta parte de nuestra experiencia" (p. 198). Conciencia y simbolización son, según Rogers, sinónimos. En lugar de recibir muestras de valoración positiva incondicional, la mayoría de las personas se ve sometidas a condiciones de valor ; es decir, perciben que sus padres, compañeros o parejas los quieren o los aceptan solo si satisfacen sus expectativas y merecen su aprobación. "Una condición de valor surge cuando la valoración positiva de alguien importante para nosotros es condicional, cuando sentimos que en algunos aspectos se nos aprecia y en otros no" (Rogers, 1959, p. 209) Para evitar esta incoherencia entre nuestra experiencia organísmica y nuestro sí mismo percibido, mostramos una actitud defensiva. Esta actitud defensiva es la protección del concepto del sí mismo contra la ansiedad y la amenaza, mediante la negación o distorsión de las experiencias incoherentes con el mismo (Rogers, 1959). El concepto del sí mismo es polifacético, ya que se compone de diversas af rmaciones autodescriptivas. Cuando una de nuestras experiencias es incoherente con alguna parte de nuestro concepto del sí mismo, actuaremos de manera defensiva para proteger la estructura de este. Las dos formas de defensa más importantes son la distorsión y la negación. Con la distorsión tergiversamos una experiencia para que concuerde con algún aspecto de nuestro concepto del sí mismo. Percibimos la experiencia en nuestra conciencia, pero no logramos comprender su verdadero signif cado. Con la negación nos oponemos a percibir una experiencia en nuestra conciencia o impedimos que se simbolice algún aspecto de esta. La negación no es tan usual como la distorsión porque casi todas las experiencias se pueden tergiversar o remodelar para adecuarlas a nuestro concepto del sí mismo. Según Rogers (1959), la distorsión y la negación cumplen el mismo objetivo: procurar que nuestra percepción de las experiencias organísmicas sea coherente con nuestro concepto del sí mismo, lo que nos permite ignorar o reprimir experiencias que de otro modo provocarían ansiedad o amenaza. Vulnerabilidad Cuanto mayor es la incongruencia entre nuestro sí mismo percibido (el concepto del sí mismo) y nuestra experiencia organísmica, más vulnerables somos. Rogers (1959) af rmaba que las personas son vulnerables cuando no son conscientes de la discrepancia entre su sí mismo organísmico y las experiencias que para ellos son importantes. Al no ser conscientes de su incongruencia, las personas vulnerables a menudo tienen conductas que resultan incomprensibles no solo para los demás, sino también para ellas mismas. En teoría, la terapia centrada en el cliente parece muy sencilla; pero en la práctica resulta muy difícil. En pocas palabras, el enfoque centrado en el cliente sostiene que, para que las personas vulnerables o con problemas de ansiedad puedan crecer psicológicamente, deben entrar en contacto con un terapeuta que sea congruente y que les proporcione un entorno de aceptación incondicional y empatía total. Y en ello, precisamente, está la dif cultad. Las cualidades de congruencia, valoración positiva incondicional y comprensión empática en un terapeuta no son fáciles de conseguir. Como la teoría centrada en la persona, el enfoque de la terapia centrada en el cliente se puede formular mediante la estructura si-entonces. Si las condiciones de congruencia, valoración positiva incondicional y empatía por parte del terapeuta están presentes en la relación entre el cliente y el terapeuta, entonces se podrá realizar el proceso de la terapia. Si el proceso de la terapia se realiza, entonces se pueden esperar ciertos resultados. La terapia rogeriana , por tanto, se puede formular en términos de condiciones, proceso y resultados. La tendencia formativa establece que toda la materia, tanto orgánica como inorgánica, tiende a evolucionar de formas más simples a formas más complejas. Los humanos y otros animales poseen una tendencia realizadora, que consiste en una predisposición a avanzar hacia la plenitud o realización. Conceptos clave 201 La autorrealización se produce cuando las personas han desarrollado un autosistema y consiste en la tendencia a avanzar en el proceso de llegar a ser una persona que funciona plenamente. Un individuo llega a convertirse en persona cuando está en contacto con un cuidador cuya valoración positiva por ese individuo fomenta la autovaloración positiva. Los obstáculos para el crecimiento psicológico surgen cuando una persona tiene experiencias de condiciones de valor, incongruencia, actitud defensiva y desorganización. Las condiciones de valor y la evaluación externa provocan vulnerabilidad, ansiedad y amenaza e impiden a las personas tener experiencias de valoración positiva incondicional. La incongruencia aparece cuando hay una discrepancia entre el sí mismo organísmico y el sí mismo percibido. Cuando el sí mismo organísmico y el sí mismo percibido son incongruentes, las personas adoptan una actitud defensiva y usan los mecanismos de distorsión y negación para intentar reducir esa incongruencia. Las personas llegan a un estado de desorganización cuando la distorsión y la negación resultan insuf cientes para bloquear la incongruencia. Las personas vulnerables no son conscientes de su incongruencia y tienden a sentir ansiedad, a sentirse amenazadas, y a adoptar una actitud defensiva. Cuando las personas vulnerables entran en contacto con un terapeuta que es congruente y muestra una valoración positiva incondicional y empatía hacia ellas, se activa el proceso del cambio de personalidad. Este proceso de cambio de personalidad terapéutico abarca desde una actitud defensiva extrema, o falta de disposición para hablar de sí mismo, hasta una etapa f nal en la que los clientes se convierten en sus propios terapeutas y son capaces de proseguir su crecimiento psicológico fuera del escenario terapéutico. El resultado básico de una terapia centrada en el cliente es conseguir que el cliente sea una persona congruente y abierta a la experiencia que necesita adoptar una actitud defensiva. En teoría, los clientes que han realizado una terapia satisfactoria se convertirán en las personas del mañana o personas plenamente funcionales. Allport eligió cuidadosamente la forma de expresar su def nición, de modo que cada palabra transmitiera exactamente lo que él quería decir. El término organización dinámica implica una integración o interrelación de los diversos aspectos de la personalidad. La personalidad está organizada y sigue unas pautas. Sin embargo, esta organización puede cambiar constantemente, de ahí el calif cativo de "dinámica". La personalidad no es una organización estática, sino que crece y cambia continuamente. El término psicofísico pone de relieve la importancia de los aspectos psicológico y físico en la personalidad. Otra palabra de la def nición que implica acción es determinar, que sugiere que "la personalidad es y hace algo" (Allport, 1961, p. 29). En otras palabras, la personalidad no es solo la máscara que llevamos puesta, como tampoco es solo comportamiento. En def nitiva, hace referencia al individuo que hay detrás de esa fachada, la persona que está detrás de sus actos Más que otros teóricos de la personalidad, Allport destacó la importancia de la motivación consciente. Los adultos sanos suelen ser conscientes de lo que están haciendo y sus motivos para hacerlo. Este hincapié en la motivación consciente se remonta a su encuentro con Freud en Viena y su reacción emocional a la pregunta de Freud: "¿Y ese niño era usted?". La respuesta de Freud implicaba que este visitante de 22 años de edad estaba hablando inconscientemente de su propia obsesión por la limpieza al relatar la historia del niño limpio del tranvía. Allport (1967) insistió en que su motivación era consciente y que él simplemente quería conocer las ideas de Freud sobre la fobia a la suciedad en un niño tan pequeño. Mientras Freud asignaba un signif cado inconsciente a la historia del niño del tranvía, Allport se inclinaba por aceptar el sentido literal de estos relatos. "Esta experiencia me enseñó que la psicología profunda, al margen de todos sus méritos, puede llegar a ser demasiado profunda y que los psicólogos harían bien en reconocer todos los motivos manif estos, antes de empezar a explorar el inconsciente" (Allport, 1967, p. 8). No obstante, Allport (1961) no ignoró la existencia y la importancia de los procesos inconscientes. Admitió el hecho de que una parte de la motivación procede de impulsos ocultos y pulsiones sublimadas. Él af rmaba, por ejemplo, que la mayoría de las conductas compulsivas son repeticiones automáticas, por lo general contraproducentes, y motivadas por tendencias inconscientes. A menudo se originan en la infancia y dan un aire infantil a los adultos. Para entender el concepto de personalidad madura de Allport se requieren varios supuestos generales. Primero, las personas psicológicamente maduras se caracterizan por una conducta proactiva , es decir, no solo reaccionan a estímulos externos, sino que también pueden intervenir sobre su entorno con una actitud innovadora y provocar una reacción en él. La conducta proactiva no está orientada solo a reducir tensiones, sino también a generar otras nuevas. Además, las personalidades maduras tienen más probabilidad de estar motivadas por procesos conscientes, lo que les permite ser más f exibles y autónomas que las personas desequilibradas, dominadas por motivos inconscientes que surgen de experiencias de la infancia. Las personas equilibradas por lo general han tenido una infancia sin traumas, aunque en años posteriores de su vida pueden haber vivido conf ictos y sufrimiento. Los individuos psicológicamente equilibrados también tienen manías y peculiaridades que los hacen únicos. Además, la edad no está en contienda con la madurez, aunque las personas equilibradas parecen madurar a medida que se van haciendo mayores. ¿Cuáles son entonces las condiciones específ cas para la salud psicológica? Allport (1961) identif có seis criterios para def nir la personalidad madura. La primera es una ampliación del sentido del yo. Las personas maduras buscan continuamente identif carse con y participar en actividades fuera de sí mismos. No son egoístas: son capaces de involucrarse en problemas y actividades que no se centran exclusivamente en sí mismos. Adquieren un interés altruista por el trabajo y las actividades de recreo. El interés social (Gemeinschaftsgefühl), la familia y la vida espiritual son importantes para ellos. Al f nal, estas actividades externas llegan a formar parte de la persona. Allport (1961) resumió este primer criterio con estas palabras: "Todo el mundo tiene amor propio, pero el desenvolvimiento propio es la verdadera señal de madurez" (p. 285). En segundo lugar, las personalidades maduras se caracterizan por una "relación afectuosa consigo mismos y con los demás " (Allport, 1961, p. 285). Tienen capacidad para amar a los demás con conf anza y compasión. Claro que estas relaciones dependen de la capacidad de las personas para ampliar su sentido del sí mismo. Solo mirando más allá de sí mismas las personas maduras pueden amar a los demás de manera no posesiva y generosa. Los individuos psicológicamente equilibrados tratan a los demás con respeto, y perciben que las necesidades, los deseos y las esperanzas de los otros no son completamente ajenas a las suyas. Además, adoptan una actitud sexual sana y no se aprovechan de los demás para su gratif cación personal. Un tercer criterio es la estabilidad emocional o autoaceptación. Los individuos maduros se aceptan a sí mismos tal y como son, y poseen lo que Allport (1961) denominó equilibrio emocional. Estas personas psicológicamente equilibradas no se enfadan demasiado cuando las cosas no van como habían previsto o cuando simplemente "tienen un mal día". No le dan mucha importancia a las pequeñas irritaciones y reconocen que las frustraciones e inconvenientes forman parte de la vida. En cuarto lugar, las personas psicológicamente sanas también poseen una percepción realista de su entorno. No viven en un mundo de fantasía ni modif can la realidad para adecuarla a sus deseos. Se centran en la resolución de problemas más que en sí mismos, y están en contacto con el mundo tal y como lo percibe la mayoría. El quinto criterio exige perspicacia y humor. Las personas maduras se conocen a sí mismas y, por tanto, no tienen necesidad de atribuir sus propios errores y debilidades a los demás. También tienen un sentido del humor agradable , que les permite reírse de sí mismos en lugar de recurrir a temas sexuales o agresivos para provocar la risa en los demás. Allport (1961) af rmaba que la perspicacia y el humor están muy relacionados entre sí y que pueden ser dos aspectos de un mismo fenómeno, en concreto, la objetivización de sí mismo. Las personas equilibradas tienen una idea objetiva de sí mismas. Son capaces de percibir las incongruencias y absurdos de la vida y no tienen necesidad de f ngir o darse importancia. El último criterio para la madurez es una f losofía unif - cadora de vida. Las personas equilibradas tienen una idea clara del objetivo de la vida. Sin esta idea, su percepción quedaría vacía y su sentido del humor sería trivial y cínico. La f losofía de vida unif cadora puede o no ser religiosa, pero Allport (1954, 1963), personalmente, parecía haber sentido que la religión es un elemento crucial en la vida de la mayoría de los individuos maduros. Aunque hay muchas personas creyentes que tienen una f losofía religiosa inmadura y numerosos prejuicios raciales y étnicos , las personas profundamente religiosas no se dejan llevar por estos prejuicios. La persona con una actitud religiosa madura y una f losofía de vida unif cadora tiene una conciencia bien desarrollada y, muy probablemente, una voluntad f rme de servir a los demás La estructura de la personalidad designa sus unidades fundamentales. Para Freud, estas unidades eran los instintos; para Eysenck (véase capítulo 14), eran factores determinados por procedimientos estadísticos. Para Allport, las estructuras más importantes son aquellas que permiten la descripción de la persona en términos de características individuales, que él denominó rasgos personales. Durante gran parte de su trayectoria profesional, Allport cuidó de distinguir entre los rasgos comunes y los rasgos individuales. Los rasgos comunes son características generales que se encuentran en muchas personas. Se pueden deducir de estudios de análisis factorial , como los realizados por Eysenck y los autores de la teoría de los cinco factores (véase el capítulo 13), o pueden ponerse de manif esto mediante diversos tests de personalidad. Los rasgos comunes permiten comparar entre sí a los individuos de una cultura concreta. Mientras los rasgos comunes son importantes para estudios que hacen comparaciones entre individuos, los rasgos personales son aún más importantes porque permiten a los investigadores estudiar a cada individuo por separado. Allport (1961) def nió un rasgo personal como "una estructura neuropsíquica generalizada (exclusiva de cada individuo), que puede hacer que diversos estímulos sean funcionalmente equivalentes, y activar y dirigir formas coherentes (equivalentes) de conducta adaptativa y de estilo" (p. 373). La distinción más importante entre un rasgo personal y un rasgo común se expresa en la frase aclaratoria "exclusiva de cada individuo". Los rasgos personales son individuales, los rasgos comunes se encuentran en muchas personas. Rasgos principales Pocas personas tienen rasgos fundamentales; en cambio, todo el mundo tiene varios rasgos principales , que incluyen las características más destacadas (entre cinco y diez) en las que se centra la vida de la persona. Allport (1961) describió los rasgos principales como aquellos que se enumerarían en una carta de recomendación escrita por alguien que conoce muy bien a la persona. En el apartado dedicado al estudio del individuo, analizaremos una serie de cartas escritas a Gordon y Ada Allport por una mujer que ellos llamaron Jenny. El contenido de estas cartas constituye una rica fuente de información sobre su autor. También veremos que los tres análisis de estas cartas revelaron que Jenny se podía describir con unos ocho rasgos principales; es decir, características lo bastante prominentes como para ser detectadas por estos tres procedimientos. Según Allport, para casi todas las personas se pueden encontrar entre cinco y diez rasgos principales que, según sus amigos y conocidos, las describirían correctamente. Rasgos secundarios Menos destacados, pero muy superiores en número a los rasgos principales, son los rasgos secundarios. Todo el mundo tiene numerosos rasgos secundarios que no son fundamentales en su personalidad, pero que aparecen con cierta regularidad y originan muchos de los comportamientos específ cos de una persona. A partir de estos supuestos, Eysenck propuso cuatro criterios para la identif cación de factores. En primer lugar, se deben establecer pruebas psicométricas para demostrar la existencia de un factor. Una consecuencia inmediata de este criterio es que el factor debe ser f able y reproducible. Otros investigadores, desde laboratorios independientes, también deben encontrar el factor y han identif cado de manera sistemática los factores extraversión, neuroticismo y psicoticismo de Eysenck. Según el segundo criterio, el factor debe ser hereditario y corresponder a un modelo genético establecido. Este criterio elimina las características aprendidas, como la capacidad para imitar voces de personas conocidas o las creencias religiosa o políticas. En tercer lugar, el factor debe tener sentido en el marco de la teoría. Eysenck empleó el método deductivo , que parte de una teoría y recopila datos que sean lógicamente coherentes con esa teoría. El último criterio para la existencia de un factor es que debe tener relevancia social ; es decir, debe demostrarse que los factores obtenidos por métodos matemáticos están en relación (no necesariamente causal) con variables socialmente relevantes como drogadicción, propensión a lesiones involuntarias, rendimiento deportivo elevado, conducta psicótica, delincuencia, etcétera. Eysenck se concentró en el cuarto nivel , el de los tipos o superfactores. Un tipo está formado por varios rasgos interrelacionados. Por ejemplo, la perseverancia puede estar relacionada con la inferioridad, la falta de equilibrio emocional, la timidez y otros muchos rasgos y el grupo forma el tipo introvertido. En la f gura 14.1 se muestran los cuatro niveles de organización de la conducta Muchos teóricos de los factores actuales insisten en que hay numerosas pruebas que demuestran que prácticamente todos los análisis factoriales de los rasgos de la personalidad generarían cinco factores generales , ni uno más ni uno menos. Eysenck, sin embargo, encontró solo tres superfactores generales : extraversión (E), neuroticismo (N) y psicoticismo (P), aunque no descartó "la posibilidad de que más adelante se pudieran añadir otros aspectos" (Eysenck, 1994c, p. 151). En la f gura 14.2 se muestra la estructura jerárquica de los factores P, E y N de Eysenck. El neuroticismo y el psicoticismo no se encuentran solo en los individuos con patologías, aunque las personas con trastornos psicológicos suelen obtener puntuaciones más altas en las escalas que miden estos dos factores. Para Eysenck estos tres factores son parte de la estructura normal de la personalidad. Los tres son bipolares: la extraversión se encuentra en un extremo del factor E y la introversión en el extremo opuesto. De manera similar, el factor N contiene el neuroticismo en uno de sus polos y la estabilidad en el otro, y el factor P tiene el psicoticismo en un extremo y el superyó en el extremo opuesto. El segundo superfactor propuesto por Eysenck es neuroticismo /estabilidad (N). Como el factor extraversión/introversión, el factor N tiene un componente hereditario importante. Eysenck (1967) presentó varios estudios que encontraron pruebas de la existencia de una base genética para ciertos rasgos neuróticos como la ansiedad, la histeria y los trastornos obsesivo-compulsivos. Además, encontró muchas más coincidencias entre hermanos gemelos que entre hermanos no gemelos en una serie de comportamientos antisociales y asociales como delincuencia , trastornos de conducta en la infancia , homosexualidad y alcoholismo (Eysenck, 1964). Las personas con altos niveles de neuroticismo tienden a mostrar reacciones emocionales extremas y tienen dif cultades para recuperar el estado normal después de la agitación emocional. Con frecuencia, se quejan de síntomas físicos como dolor de cabeza y de espalda, así como de problemas psicológicos vagos como preocupaciones y angustias. El neuroticismo, sin embargo, no indica necesariamente una neurosis en el sentido convencional del término. Las personas pueden tener altos niveles de neuroticismo y no mostrar ningún síntoma psicológico debilitador. Eysenck aceptó el modelo de la diátesis de las enfermedades psiquiátricas , según el cual ciertas personas son vulnerables a las enfermedades porque tienen una debilidad genética o adquirida que las predispone a sufrirlas. Esta predisposición (diátesis ) puede combinarse con el estrés y generar un trastorno neurótico. Eysenck supuso que las personas que se sitúan en el extremo saludable de la escala N tienen capacidad para resistir un trastorno neurótico incluso en periodos de máximo estrés. En un principio, la teoría de Eysenck contemplaba solo dos aspectos de la personalidad: la extraversión y el neuroticismo. Después de varios años mencionando al psicoticismo (P) como factor de la personalidad independiente , Eysenck lo elevó a la misma categoría que E y N (Eysenck y Eysenck, 1976). Como la extraversión y el neuroticismo, P es un factor bipolar : en uno de sus extremos está el psicoticismo y en el otro el superyó. Las personas con altos valores de P suelen ser egocéntricas, frías, rebeldes, impulsivas, hostiles, agresivas, desconf adas, psicopáticas y antisociales. Las personas con bajos niveles de psicoticismo (en la dirección del superyó) tienden a ser altruistas, muy sociables, afectuosas, serviciales, f exibles y convencionales (S. Eysenck, 1997). El complejo modelo de la personalidad de Eysenck que se muestra en la f gura 14.5 sugiere que los rasgos psicométricos P, E y N se pueden combinar entre sí y con determinantes genéticos, intermediarios biológicos y estudios experimentales, para predecir una variedad de conductas sociales, entre ellas las conductas relacionadas con las enfermedades. En este apartado nos preguntamos si los tres factores de la personalidad de Eysenck permiten predecir la conducta. Según el modelo representado en la f gura 14.5, el psicoticismo, la extraversión y el neuroticismo deberían predecir los resultados de estudios experimentales y las conductas sociales. Recordemos que la teoría de Eysenck supone que la extraversión se deriva de una baja capacidad de activación cortical. Por tanto, los introvertidos, comparados con los extravertidos, deberían ser más sensibles a diversos estímulos y condiciones de aprendizaje. Eysenck empleó un enfoque hipotético-deductivo para obtener tres factores bipola res: extraversión/ introversión, neuroticismo/estabilidad y psicoticismo/ superyó. Las personas extravertidas suelen ser sociables e impulsivas, las introvertidas, pasivas y consideradas. Unos niveles altos en la escala de neuroticismo pueden indicar ansiedad, histeria, trastornos obsesivocompulsivos o delincuencia; unos niveles bajos tienden a predecir estabilidad emocional. Unos niveles altos en la variable psicoticismo indican hostilidad, egocentrismo, desconf anza, rebeldía y conducta antisocial, unos niveles bajos indican un superyó fuerte, empatía y espíritu de cooperación. Eysenck insistió en que, para ser útil, la personalidad debe predecir el comportamiento y presentó numerosas pruebas que conf rmaban su modelo de tres factores. Los tres principales aspectos de la personalidad tienen una base biológica, según se comprueba con la investigación sobre el temperamento, la genética conductual y el cerebro. Skinner (1953) reconoció dos tipos de condicionamiento: el clásico y el operante. Con el condicionamiento clásico (que Skinner llamó condicionamiento de respuesta ), se provoca una respuesta en el organismo mediante un estímulo específ co e identif cable. Con el condicionamiento operante (también llamado condicionamiento skinneriano ), se hace más probable que una conducta se repita cuando recibe un refuerzo inmediato. Una diferencia entre el condicionamiento clásico y el operante es que, con el primero, se provoca una conducta en el organismo, mientras que, con el segundo, la conducta es emitida. Una respuesta provocada se "saca" de un organismo, mientras que una respuesta emitida simplemente se produce. Dado que las respuestas no existen dentro del organismo y que, por tanto, no se pueden extraer de él, Skinner prefería el término "emitidas". Las respuestas emitidas no existen previamente dentro del organismo, simplemente se producen debido al historial de refuerzos de ese organismo o a la evolución de la especie En el condicionamiento clásico, un estímulo neutro (condicionado) precede inmediatamente a un estímulo no condicionado un cierto número de veces, hasta que provoca una respuesta que, anteriormente, no estaba condicionada ahora llamada respuesta condicionada. Los ejemplos más simples son los actos ref ejos. La proyección de luz sobre el ojo provoca la contracción de la pupila, poner comida sobre la lengua provoca salivación y colocar pimienta en los orif cios nasales provoca el ref ejo del estornudo. Con los actos ref ejos, las respuestas son no aprendidas, involuntarias y comunes no solo en una misma especie, sino también en especies diferentes. El condicionamiento clásico, sin embargo, no se limita a los actos ref ejos. También puede explicar procesos de aprendizaje humano complejos como las fobias, los miedos y las ansiedades. Aunque el condicionamiento clásico explica parte del aprendizaje humano, Skinner af rmaba que la mayoría de la conducta humana se aprende mediante el condicionamiento operante. La clave del condicionamiento operante es el refuerzo inmediato de una respuesta. El organismo hace algo primero y, a continuación, recibe un refuerzo del entorno. El refuerzo, a su vez, aumenta la probabilidad de que se vuelva a producir la misma conducta. Este condicionamiento se llama condicionamiento operante porque el organismo actúa sobre el entorno para producir un efecto concreto. El condicionamiento operante modif ca la frecuencia de una respuesta o la probabilidad de que esta se produzca. El refuerzo no provoca la conducta, pero aumenta la probabilidad de que se repita. En casi todos los casos de condicionamiento operante la conducta deseada es demasiado compleja como para ser emitida sin estar determinada previamente por el entorno. El moldeamiento es un procedimiento en el que el investigador o el entorno empiezan premiando aproximaciones poco precisas a la conducta, después premian aproximaciones más cercanas y, por último, la conducta deseada. Mediante este proceso de refuerzo de aproximaciones sucesivas , el investigador o el entorno determinan gradualmente el conjunto fi nal de conductas (Skinner, 1953). Este historial de refuerzo diferencial da lugar a la discriminación operante. Skinner af rmó que la discriminación no es una capacidad que poseemos, sino una consecuencia de nuestro historial de refuerzos. No nos sentamos a la mesa porque detectamos que la comida está lista, nos sentamos porque en la mayoría de los casos nuestras experiencias previas con respuestas similares han sido reforzadas. Esta distinción puede parecer un poco rebuscada, pero Skinner pensaba que tenía implicaciones teóricas y prácticas importantes. Para los partidarios de la primera explicación, la discriminación es una función cognitiva que existe dentro de la persona. Para Skinner, en cambio, esta conducta surge de las diferencias del entorno y el historial de refuerzo del individuo. La primera explicación va más allá del alcance de la observación empírica, la segunda se puede estudiar científ camente. Una respuesta a un entorno similar en ausencia de un refuerzo previo se denomina generalización del estímulo. Un ejemplo de generalización del estímulo sería una estudiante universitaria que compra una entrada para un concierto de rock de un grupo que nunca ha visto ni oído, pero del que ha oído decir que se parece a su grupo de rock favorito. cisas a la conducta, después premian aproximaciones más cercanas y, por último, la conducta deseada. Mediante este proceso de refuerzo de aproximaciones sucesivas , el investigador o el entorno determinan gradualmente el conjunto f nal de conductas (Skinner, 1953). Un ejemplo de moldeamiento sería enseñar a vestirse a un niño con una def ciencia mental grave. La conducta que se quiere lograr es que el niño se ponga todas las prendas de ropa solo. Si el padre aplaza el refuerzo hasta que se produzca la conducta deseada, el niño nunca concluirá con éxito la tarea. Para enseñar al niño, el padre debe descomponer el acto complejo de vestirse en segmentos más simples. Primero, el padre da al niño un premio, digamos, una golosina, cada vez que el niño se aproxima al acto de colocar el brazo izquierdo cerca del interior de la manga izquierda de la camisa. Una vez que esta conducta está lo bastante reforzada, el padre aplaza el premio hasta que el niño pone la mano en la manga adecuada. Entonces el padre premia al niño solo por meter el brazo izquierdo entero dentro de la manga y, así sucesivamente, con la manga derecha, los botones, los pantalones, los calcetines y los zapatos. Cuando el niño haya aprendido a vestirse completamente, no es necesario seguir reforzando la conducta. Para entonces, probablemente la capacidad de vestirse ya será un premio en sí misma. Al parecer, el niño puede lograr la conducta objetivo si el padre descompone el acto complejo en partes y refuerza las aproximaciones sucesivas de cada respuesta. En este ejemplo, como en todos los casos de condicionamiento operante , están presentes tres condiciones: el antecedente (A), la conducta (B) y la consecuencia (C). El antecedente (A) hace referencia al entorno o escenario en el cual tiene lugar la conducta. En nuestro ejemplo, este entorno sería la casa o cualquier otro lugar donde el niño pudiera vestirse. La segunda condición esencial en este ejemplo es el acto de vestirse solo (B) del niño. Esta respuesta debe estar Incluso la conducta compleja, como aprender a manejar una computadora, se adquiere a través del moldeamiento y la aproximación sucesiva. Condicionamiento 297 cuencias no actúan como refuerzo. Según la historia personal, los azotes y regañinas podrían actuar como refuerzo, y los besos y halagos podrían ser un castigo. Según Skinner (1987a), el refuerzo tiene dos efectos : fortalece la conducta y premia a la persona. El refuerzo y el premio, por tanto, no son sinónimos. No todas las conductas que son reforzadas son gratif cantes o agradables para la persona. Por ejemplo, las personas reciben un refuerzo para trabajar, pero muchas encuentran su trabajo aburrido, poco interesante e ingrato. Los refuerzos existen en el entorno y no son una mera percepción de la persona. La comida no es un refuerzo porque tiene buen sabor, sino que es sabrosa porque actúa como refuerzo (Skinner, 1971). Toda conducta que aumenta la probabilidad de supervivencia de la especie o del individuo tiende a ser reforzada. El alimento, el sexo y el cuidado de los padres son necesarios para la supervivencia de la especie y toda conducta que lleva a estas condiciones recibe un refuerzo. El dolor, la enfermedad y el clima extremo dif cultan la supervivencia y toda conducta que tienda a reducir o evitar estas condiciones será reforzada. Se puede distinguir, por tanto, entre refuerzos que producen condiciones ambientales benef ciosas y refuerzos que reducen o evitan condiciones desfavorables. Los primeros se llaman refuerzos positivos y los segundos refuerzos negativos. Refuerzo negativo La eliminación de un estímulo desagradable de una situación también aumenta la probabilidad de que se produzca la conducta precedente. Esta eliminación produce un refuerzo negativo (Skinner, 1953). La reducción de sonidos fuertes, sobresaltos y el dolor provocado por el hambre serían reforzadores negativos porque refuerzan la conducta inmediatamente previa a ellos. El refuerzo negativo se diferencia del refuerzo positivo en que requiere la eliminación de una condición desagradable, mientras que el refuerzo positivo conlleva la presentación de un estímulo benef cioso. En cambio, sus efectos son idénticos: ambos refuerzan una conducta. Algunas personas comen porque les gusta una comida concreta, otras comen para reducir el dolor que les produce el hambre. Para el primer grupo de personas, la comida es un refuerzo positivo, para el segundo, la supresión del hambre es un refuerzo negativo. En ambos ejemplos, la conducta de comer se refuerza porque las consecuencias son gratif cantes. Todo estímulo que, al incorporarse a una situación, aumenta la probabilidad de que se produzca una conducta concreta se llama refuerzo positivo (Skinner, 1953). El alimento, el agua, el sexo, el dinero, la aprobación social y el bienestar físico suelen ser ejemplos de refuerzos positivos. Cuando dependen de la conducta, cada uno de ellos tiene capacidad para aumentar la frecuencia de una respuesta. Por ejemplo, si sale agua limpia cada vez que una persona abre el grifo de la cocina, esta conducta se refuerza porque incorpora un estímulo ambiental benef cioso. Gran parte de la conducta humana y animal se adquiere mediante refuerzo positivo. Controlando las condiciones, Skinner pudo enseñar diversas tareas relativamente complejas a animales. El refuerzo negativo no se debe confundir con el castigo. Los refuerzos negativos suprimen, reducen o eluden estímulos desagradables, mientras que el castigo es la presentación de un estímulo molesto , como una descarga eléctrica, o la supresión de un estímulo positivo, como desconectar el teléfono a un adolescente. Un refuerzo negativo refuerza una respuesta, un castigo no. Aunque el castigo no refuerza una respuesta, tampoco tiene por qué debilitarla. Skinner (1953) estaba de acuerdo con Thorndike en que los efectos de un castigo son menos previsibles que los de un premio. La conducta humana y animal se puede controlar mejor con refuerzos positivos y negativos que con castigos. Los efectos del castigo no son los contrarios de los efectos del refuerzo. Cuando se controlan estrictamente las contingencias de refuerzo, la conducta se puede determinar y predecir de manera exacta. Con el castigo, sin embargo, tal precisión no es posible. La causa de esta discrepancia es sencilla. El castigo, por lo general, se impone para impedir que las personas actúen de una manera determinada. El alimento es un refuerzo para los humanos y los animales porque suprime una situación de privación. Pero, ¿cómo puede actuar como refuerzo el dinero, que no tiene capacidad para suprimir directamente una situación de privación? La respuesta es que el dinero es un refuerzo condicionado. Los refuerzos condicionados (a veces llamados refuerzos secundarios ) son estímulos del entorno que no tienen poder de satisfacción por su propia naturaleza, pero llegan a tenerlo porque se asocian con refuerzos no aprendidos o primarios como el alimento, el agua, el sexo o el bienestar físico. El dinero es un refuerzo condicionado porque se puede intercambiar por una gran variedad de refuerzos primarios. Además, es un refuerzo generalizado porque se asocia con más de un refuerzo primario. La teoría de la personalidad de Skinner está basada, en gran medida, en su análisis de la conducta de ratas y palomas. Aunque los estados internos como el pensamiento y el sentimiento existen, no se pueden usar para explicar la conducta: los científ cos solo pueden estudiar la conducta manif esta. La conducta humana está determinada por tres fuerzas: (1) el historial de refuerzo del individuo, (2) la selección natural y (3) la evolución de las costumbres culturales. El condicionamiento operante es un proceso de cambio de la conducta en el cual un refuerzo (o castigo) depende de la presencia de una conducta concreta. Un refuerzo positivo es un hecho que, al incorporarse a una situación, aumenta la probabilidad de que se produzca una conducta concreta. Un refuerzo negativo es un estímulo desagradable que, al eliminarse del entorno, aumenta la probabilidad de que se produzca una conducta concreta. Skinner identif có dos tipos de castigo: el primero es la presentación de un estímulo desagradable, y el segundo conlleva la supresión de un estímulo positivo. El refuerzo puede presentarse con un programa continuo o intermitente, pero los programas intermitentes resultan más ef caces. amables, sensibles, democráticas, independientes y bondadosas, pero las personas no son así por naturaleza, aunque tampoco tienen una naturaleza maligna intrínseca. Dentro de los límites impuestos por la herencia genética , las personas son fl exibles en su adaptación al entorno; sin embargo, la conducta del individuo no se debería evaluar en términos de bondad o maldad. Si una persona actúa de manera altruista por el bien de los demás, es porque esta conducta, bien en la historia evolutiva de la especie o en la historia personal del individuo, ha sido reforzada anteriormente. Si alguien actúa con cobardía, es porque las recompensas que otorga esta conducta superan a las variables desagradables (Skinner, 1978). En el aspecto de causalidad frente a teleología, la teoría de la personalidad de Skinner tiene un importante componente de causalidad. La conducta es causada por el historial de refuerzo de la persona , así como por las contingencias de supervivencia de la especie y la evolución de las culturas. Aunque cuando piensan en el futuro, las personas actúan de manera encubierta (en su interior), todos esos pensamientos están determinados por experiencias previas (Skinner, 1990b). El complejo de contingencias del entorno que explica estos pensamientos y el resto de conductas está fuera del alcance de la conciencia de las personas, que raras veces tienen conocimiento de la relación entre las variables genéticas y del entorno y su propia conducta. Por tanto, podemos afi rmar que el aspecto inconsciente de la personalidad es muy importante en la teoría de Skinner. Aunque para Skinner la genética desempeña un papel signifi cativo en el desarrollo de la personalidad, según él la personalidad humana está en gran medida determinada por el entorno. Como una parte importante del entorno la forman los demás, el concepto de humanidad de Skinnerse decanta más por los determinantes sociales de la conducta que por los biológicos. Como especie, los humanos han evolucionado hasta su estado actual debido a factores particulares del entorno. El clima, la situación geográfi ca y la fuerza física en relación con otros animales han infl uido en la formación de la especie humana. Pero el entorno social , que incluye la estructura familiar, las experiencias con los padres, los sistemas de enseñanza, la organización gubernamental, etc., ha desempeñado un papel aún más importante en el desarrollo de la personalidad. Skinner creía que las personas podían ser fi ables, comprensivas y amables, características que según su amistoso adversario Carl Rogers (véase el capítulo 10) eran fundamentales para tener una personalidad psicológicamente equilibrada. A diferencia de Rogers, que afi rmaba que estas conductas positivas proceden, al menos en parte, de la capacidad de los humanos para decidir por sí mismos, Skinner sostenía que están totalmente controladas por las variables del entorno. Los humanos no son buenos por naturaleza, pero pueden llegar a serlo si son expuestos a las contingencias de refuerzo adecuadas. Aunque su concepto de persona ideal sería similar al de Rogers y Abraham H. Maslow (véase el capítulo 9), Skinner afi rmaba que los medios para conseguir la autonomía y la autorrealización no se deben dejar al azar, sino que se deben estructurar de manera específi ca dentro de la sociedad. La historia de una persona determina la conducta y como cada individuo tiene un historial de contingencias de refuerzo particular, la conducta y la personalidad son relativamente específi cas para cada persona. Las diferencias genéticas también explican la singularidad de las personas. Las diferencias biológicas e históricas dan lugar a individuos únicos y Skinner destacó la singularidad de cada persona más que las semejanzas entre los distintos individuos. 312 Capítulo 16 Skinner: el análisis de la conducta Los cuatro programas de presentación de refuerzos intermitentes son de razón f ja, razón variable, intervalos f jos e intervalos variables. El control social se consigue mediante (1) condicionamiento operante, (2) descripción de contingencias de refuerzo, (3) privación o satisfacción o (4) restricciones físicas. Las personas también pueden controlar su propia conducta mediante el autocontrol, pero todo el control depende en última instancia del entorno y no de la voluntad propia. Las conductas enfermas se aprenden igual que el resto de las conductas, es decir, por el efecto del condicionamiento operante. Para modif car conductas enfermas, los terapeutas conductistas utilizan diversas técnicas de modif cación de conducta, todas ellas basadas en los principios del condicionamiento operante. El aprendizaje por observación permite a las personas aprender sin tener que llevar a cabo una conducta. El aprendizaje por observación requiere: (1) prestar atención a un modelo, (2) organizar y retener las observaciones, (3) desempeñarse y (4) estar motivado para llevar a cabo la conducta observada. El aprendizaje a través de la experiencia tiene lugar cuando nuestras respuestas producen consecuencias. El funcionamiento humano surge de la interacción mutua entre los hechos del entorno, la conducta y los factores personales, modelo que se conoce como determinismo recíproco triádico. Los encuentros casuales y los hechos fortuitos son dos factores del entorno impor tantes que inf uyen en la vida de las personas de manera imprevista e inesperada. La acción humana permite a las personas ejercer un cierto control sobre su vida. La autoef cacia es la conf anza que tienen las personas en su capacidad para llevar a cabo conductas que pueden producir los resultados deseados en una situación concreta. La acción de los demás se produce cuando las personas son capaces de recurrir a otras para solicitarles bienes y servicios. La ef cacia colectiva es la conf anza que los grupos de personas tienen en que su esfuerzo conjunto producirá el cambio social. Las personas tienen una cierta capacidad de autocontrol y utilizan factores internos y externos para ejercer ese autocontrol. Los factores externos nos proporcionan criterios para evaluar nuestra conducta, así como refuerzos externos en forma de recompensas procedentes de los demás. Los factores internos del autocontrol: son (1) observación, (2) evaluación y (3) reacción. Mediante la activación selectiva y la desactivación del control interno, las personas pueden distanciarse de las consecuencias perjudiciales de sus actos. Las cuatro técnicas principales de activación selectiva y desactivación del control interno son: (1) redef nir la conducta, (2) desplazar o dispersar la responsabilidad, (3) ignorar o distorsionar las consecuencias de la conducta y (4) deshumanizar o culpar a las víctimas. Las conductas disfuncionales como la depresión, las fobias y la agresividad, se aprenden por interacción recíproca del entorno, los factores personales y la conducta. La terapia sociocognitiva hace hincapié en la mediación cognitiva y, sobre todo, en la autoef cacia percibida.

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