Lección 3 Introducción a las RRII curso 24 25 PDF
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Esta lección presenta una introducción a las Relaciones Internacionales, analizando el sistema internacional y sus actores. Se detallan conceptos como la soberanía, la diversidad, la desigualdad y la militarización, así como las reglas del juego en las relaciones internacionales.
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LECCIÓN 3 INTRODUCCIÓN A LAS RELACIONES INTERNACIONALES Profesora: Concepción Marco Fuente: E. Barbé, Relaciones Internacionales, Editorial Tecnos, 4ª edición. LECCIÓN 3 AN...
LECCIÓN 3 INTRODUCCIÓN A LAS RELACIONES INTERNACIONALES Profesora: Concepción Marco Fuente: E. Barbé, Relaciones Internacionales, Editorial Tecnos, 4ª edición. LECCIÓN 3 ANÁLISIS DE LA SOCIEDAD INTERNACIONAL EL SISTEMA INTERNACIONAL 1. Instrumento de Análisis 2. Los actores internacionales: definición y tipología. 2.1 El sistema de Estados-la lógica de la diferencia. 2.1.1 soberanía 2.1.2 diversidad 2.1.3 desigualdad 2.1.4 militarización 2.2 La noción de jerarquía: las potencias del sistema. 2.2.1 la intangibilidad del poder 2.2.2 las reglas del juego 2.2.3 las potencias: definición y clasificación BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos (páginas 185 a 231) 1. Instrumento de análisis. Siguiendo a BRAILLARD, la definición del término sistema ha de tomar en consideración cuatro puntos: -Un sistema está constituido por elementos. -Entre esos elementos existen relaciones o interacciones. BRAILLARD -Estos elementos y sus relaciones forman un todo, una totalidad. -Esta totalidad manifiesta una cierta organización. En virtud de dichos puntos, entendemos que el sistema internacional está constituido por un conjunto de actores, cuyas relaciones generan una configuración de poder (estructura) dentro de la cual se produce una red compleja de relaciones o interacciones (proceso) de acuerdo a determinadas reglas. Actores, estructura y proceso constituyen los tres componentes básicos para nuestro análisis. Las reglas las entendemos como parte de la estructura siguiendo la aproximación estructuracionista de Alexander WENDT, para quien “la estructura genera, las reglas del juego, dentro de las cuales los estados interactúan”. El sistema internacional es un instrumento de análisis que nos permite desagregar dimensiones (militar, comercial, medioambiental, etc,.) y niveles de análisis (global, regional, estatal, sub-estatal, individual). BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales.(4ª Edición). España: Tecnos. Págs. 187, 188 y 190. 2. LOS ACTORES INTERNACIONALES: DEFINICIÓN Y TIPOLOGÍA. La lógica sistémica se basa en la noción de unidades interactivas que en el caso del sistema internacional las hemos definido como actores internacionales. Se define la calidad de actor a partir de su agencia, es decir, desde su capacidad para actuar. Braun, Schindler y Wille: "un actor es un sujeto humano o colectivo que consigue agencia y, a partir de ese momento, se convierte en un agente en un contexto determinado". Vamos a definir actor a partir de su capacidad y de su habilidad para cumplir las funciones asignadas y obtener los objetivos propuestos en el sistema. Esta definición se ajusta a las necesidades de la actual sociedad internacional en la que los "terrenos del juego" (militares, comerciales, humanitarios, ecológicos u otros) y las políticas realizadas son múltiples y diversos. No todo acto transnacional confiere categoría de actor internacional (ej. turista que viaja al extranjero). Dicha categoría se mide a partir de la influencia, efectivamente ejercida, por el actor en cuestión en su ámbito. La aproximación funcional a los actores se basa en criterios amplios. De tal manera que, el actor internacional es aquella unidad del sistema internacional (entidad, grupo e individuo) que goza de habilidad para movilizar recursos que le permitan alcanzar sus objetivos, que tiene capacidad para ejercer influencia sobre otros actores del sistema y que goza de cierta autonomía. Siguiendo a RUSSETT y STARR, la calidad de actor internacional se fundamenta en tres elementos: 1. La unidad ha de llevar a cabo funciones continuadas y significativas en el sistema internacional. 2. La unidad es tomada en consideración por parte de los otros actores internacionales. 3. La unidad tiene cierto grado de autonomía o libertad a la hora de tomar decisiones. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales.(4ª Edición). España: Tecnos. Págs. 190 a 193. Definición de actor internacional según Merle : “Por actor hay que entender toda autoridad, todo organismo, todo grupo, e incluso en el caso límite, toda persona capaz de desempeñar una función en el campo social; en nuestro caso concreto en la escena internacional”. ESTADOS ORGANIZACIONES INTERGUBERNAMENTALES Tipología de actores Organizaciones no gubernamentales según Merle: FUERZAS TRANSNACIONALES: Firmas multinacionales Opinión pública internacional BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs. 192 y 193. 2. 1. EL SISTEMA DE ESTADOS: LA LÓGICA DE LA DIFERENCIA Cualquier estudio sobre actores internacionales comienza por una referencia al estado. La Organización de las Naciones Unidas ha pasado de 51 miembros, firmantes originarios de la Carta de San Francisco en 1945 a 193 miembros en la actualidad. A ello, hay que sumar dos estados, no miembros de Naciones Unidas pero sí observadores permanentes en la Asamblea General, que son la Santa Sede y Palestina. Las diferencias en lo que respecta a los elementos constitutivos de un estado son, hoy en día, astronómicas. Ejemplos extremos: Dos estados soberanos y miembros de las Naciones Unidas, Estados Unidos y Palau. EEUU dispone de un territorio de 9 millones de kilómetros cuadrados y una población de 332 millones de habitantes y Palau tiene una extensión de 192 kilómetros cuadrados y 22.000 habitantes aproximadamente. De ahí que, una vez establecidos los elementos materiales de definición de estado, se verá el estado en términos de diversidad. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs. 198 y 199. 2.1. Soberanía La aparición del estado en su forma actual es relativamente reciente. Los elementos constitutivos del estado moderno son tres: territorio, población y gobierno, con autoridad para gobernar sobre los otros dos. Jurídicamente, el estado se diferencia de cualquier otro actor porque goza de un status legal único, goza de soberanía. Lo que diferencia al estado de cualquier otro actor y lo que iguala a actores entre sí. En términos jurídicos, todos los estados son iguales, en tanto que todos son soberanos. Principio proclamado en el artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas y desarrollado en la resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la que se puede leer: “Todos los estados gozan de igualdad soberana. Tienen iguales derechos e iguales deberes y son por igual miembros de la comunidad internacional, pese a las diferencias de orden económico, social, político o de otra índole.” BULL, indica que la soberanía incluye “la soberanía interna, que comporta la supremacía sobre cualquier otra autoridad existente entre la población o el territorio” y la soberanía externa que significa “no supremacía, sino independencia de cualquier autoridad externa”. Así la soberanía, se traduce en que ninguna autoridad puede decir al estado cómo actuar. Es decir, que no existe ningún superior jerárquico con autoridad legítima para decir al estado lo que tiene que hacer. Es independiente. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs. 200 y 201. La independencia objetiva del estado (declaración de independencia) alcanza todo su valor en el sistema internacional cuando es reconocida por los otros miembros del sistema de estados. Ahora bien, el caso de Kosovo reconocido por más de 100 estados, es el ejemplo ilustrativo de que no siempre el reconocimiento del estado por potencias del sistema se traduce automáticamente en la legitimación colectiva de Naciones Unidas. En el terreno jurídico, la relación entre estados soberanos viene determinada por una serie de principios contenidos en la Carta de Naciones Unidas. Entre los cuales se destacan tres principios: Principio de la igualdad entre estados (art. 2. 1) queda reflejado en la composición de la Asamblea General de las Naciones Unidas donde se aplica la regla de“un estado, un voto”. Principio de no intervención o de la no injerencia (art. 2.7). Principio de no recurrir a la fuerza (art. 2.4) tiene por objeto que un estado no recurra a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o de independencia política de otro estado y, con ello, la guerra se ve abolida, salvo en los casos de legítima defensa (art. 51). BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs. 200 y 201. El Status legal del estado (su soberanía), lo diferencia de cualquier otro actor internacional. Hay que indicar que el estado tiene una segunda característica que lo diferencia de los demás actores: un territorio (terrestre, aéreo y marítimo). Más allá del criterio jurídico definidor de toda entidad estatal (soberanía), el enfoque funcional de las relaciones internacionales se centrará en la habilidad de cada entidad para movilizar recursos de cara a la consecución de sus objetivos, y en la capacidad de éstas para ejercer influencia sobre el comportamiento de otros actores del sistema internacional. Los estados son soberanos si, al margen de gozar status jurídico de estado-soberano, ofrecen bienes públicos a la población y tienen la capacidad de cooperar, en términos de reciprocidad, con otros estados en materia militar y económica a la hora de elaborar, implementar y aplicar las políticas públicas a nivel nacional e internacional. Con ello, se relativiza en términos de capacidad, de habilidad y de influencia el concepto de soberanía. Lo que nos abre la puerta a tratar el tema del estado bajo el prisma de la diversidad. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs 202, 203 y 204. 2.2. Diversidad Podemos abordar la pluralidad en el sistema de estados a partir de los tres componentes del estado que van a servir de base para establecer la noción de jerarquía entre los estados del sistema: la fortaleza del gobierno del estado, más los componentes tangibles del estado, territorio y población. La diferencia entre los estados (en su forma actual) viene dada en primer lugar por su edad. De manera genérica, se puede apuntar que los estados jóvenes tienen enormes hándicaps, en comparación con los viejos estados. Hándicaps en múltiples sentidos: pobreza, falta de infraestructuras, sociedades no consolidadas dentro de sus fronteras, que nos permiten hablar de países en dificultades. El concepto de Tercer Mundo, sirvió para agrupar y definir a dichos estados. El término hace referencia a los países no alineados ni con el primer mundo (Estados Unidos) ni con el segundo mundo (Unión Soviética), pero deseosos de tener influencia económica y política. El término Tercer Mundo se hizo equivalente a un mundo de estados pobres y dependientes. Una vez acabada la guerra fría, el tema de la debilidad del estado mereció gran atención por parte de las organizaciones internacionales. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición).Tecnos. Págs. 204 a 206. Así el Informe sobre el Desarrollo Humano 1994 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) utilizó el concepto de países en crisis para definir a un grupo de estados (Afganistán, Angola, Haití, Irak, Mozambique, Myanmar, Sudán y el entonces Zaire), con malos resultados en varios epígrafes: seguridad alimentaria, seguridad en el empleo y en el ingreso, violaciones de derechos humanos, conflictos étnicos y de otro orden y gasto militar. El Banco Mundial, acuñó en 2001 el concepto de LICUS (Low Income Countries Under Stress) para referirse a países débiles en términos de políticas públicas, instituciones y gobernanza. Ese año elaboró una lista de 26 estados (en su mayoría afectados por conflictos internos) en su mayoría africanos y asiáticos, entre los que destacan 11 en situación grave: Afganistán, Angola, República Centroafricana, Guinea Ecuatorial, Haití, Liberia. Myanmar, Islas Salomón, Somalia, Sudán y Zimbabwe. El tema de los estados, en su mayoría jóvenes, en crisis, débiles, frágiles o fracasados (Somalia) entre otras denominaciones, dio lugar a principios del siglo XXI a trabajos de investigación. Progresivamente, se impone el término fragilidad de estado. Así el Banco Mundial utiliza el término de estados frágiles y afectados por situaciones de conflicto. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición).Tecnos. Págs. 204 a 206. En los últimos años se han reforzado los instrumentos de análisis para, primero, para recoger información y verificar las diferencias y, segundo, para servir de base para la formulación de políticas públicas en los propios estados o por parte de las organizaciones internacionales. El Índice de Estados Frágiles elaborado desde 2006 por el Fondo para la Paz es un índice compuesto que toma en consideración indicadores políticos, económicos, sociales y de cohesión del estado. Muchos de estos instrumentos nos remiten a la calidad del gobierno del estado (confianza de la población en los procesos políticos, provisión de servicios públicos como salud y educación, calidad de las infraestructuras, estado de derecho, medios de comunicación independientes, etc.). Los dos elementos materiales citados nos permiten apreciar la diversidad actual entre los estados: su territorio y su población. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs. 207 y 208. En términos territoriales, Naciones Unidas alberga 193 estados que van desde las dimensiones de Rusia (17 millones de kilómetros cuadrados) hasta las dimensiones de Mónaco (un kilómetro cuadrado). El tamaño del territorio, no es un valor per se, por ejemplo, Rusia o Gran Bretaña, con territorios muy diferentes,han desempeñado en diferentes momentos papeles de primeras potencias. La ubicación del territorio (control de estrechos estratégicos, condiciones climáticas, etc.) y su riqueza (combustibles, minerales estratégicos, agua, etc.) son cuestiones a considerar. En lo que respecta a la riqueza del territorio, es importante la trascendencia política que ha tenido la concentración de los recursos energéticos en algunas regiones del mundo, destacando los países de Oriente Medio con sus reservas mundiales de petróleo y de gas. Los recursos de agua dulce, se han convertido en un tema políticamente preocupante. Tanto es así que las disputas internacionales a causa del agua constituyen un tema, proclive a generar conflictividad en la agenda internacional. El territorio como tal, es centro de atención de la agenda mundial actual y de futuro , y no por su tamaño ni por su riqueza sino por su vulnerabilidad. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, adoptados por los miembros de Naciones Unidas, que tienen como horizonte el 2030, ponen el foco en las personas, pero, en muchos casos, necesariamente, a través del territorio (Objetivo 13 o Acción por el Clima). BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición).Tecnos. Págs. 208 y 209. La población al igual que el territorio está repartida de manera dispar a lo ancho del planeta. Los extremos en este caso corresponden a China con una población en 2018 de casi 1.393 millones de habitantes y a Tuvalu con una población que no llega a los 12.000 habitantes. Si el tamaño del territorio ha de contrastarse con otros muchos elementos cuantificables (riqueza natural) por ejemplo, lo mismo ocurre con la población (incluso más que en el caso anterior ya que la calidad de población, en términos demográficos-culturales, es un factor decisivo para el desarrollo de un estado). En este ámbito (educación, cultura, salud) los indicadores a considerar son muy diversos: esperanza de vida, mortalidad infantil, escolaridad, etc. La población genera numerosas agendas de carácter global. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por Naciones Unidas son el mejor ejemplo de ello (Objetivo 3: Salud y Bienestar, Objetivo 2: Hambre Cero, Objetivo 4: Educación de Calidad, etc). Uno de los temas que en los últimos años ha puesto a la población en el centro de atención de la política mundial es el movimiento de personas (migrantes, refugiados, desplazados) relacionado con conflictos armados, sequías y hambrunas desempleo masivo, persecución de minorías, crecimiento de la criminalidad, etc. En suma, el gobierno, territorio y población son los 3 componentes que hacen posible al estado soberano, pero a su vez, pueden ser vistos como factores explicativos de su diversidad y de su fragilidad. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs 210 y 211. 2.1.3. Desigualdad Los dos criterios clásicos en la literatura en relaciones internacionales a la hora de abordar las diferencias tangibles/materiales entre los estados, son el tamaño económico y el tamaño militar de cada unidad política. En lo que respecta al tamaño económico del estado, el producto interior bruto (PIB) constituye un primer indicador a considerar. El PIB per cápita ha sido el indicador tradicionalmente utilizado para clasificar a los estados de acuerdo a los ingresos medios de su población. Actualmente el Banco Mundial usa el ingreso nacional bruto (INB) per cápita para establecer la clasificación de las 218 unidades económicas entre Estados y territorios del mundo y las distribuye en cuatro grupos diferentes dependiendo del INB per cápita. Así, el Banco Mundial distingue entre 31 países de ingreso bajo, como Afganistán, Haití o Yemen; 47 de ingreso medio bajo, como Senegal, Uzbekistán o Bolivia; 60 de ingreso medio alto como Argentina, Líbano o Namibia y 80 de ingreso alto, como España, Arabia Saudí o Uruguay. A título indicativo en 2018, el INB cápita más alto del mundo fue el de Qatar y el más bajo el de Burundi. La concentración de la pobreza se encuentra, sobre todo, en África. Abordar la riqueza en términos de desigualdad supone bajar al ámbito de las personas. Así el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el desarrollo) ha buscado indicadores que permiten captar mejor las cifras macroeconómicas de carácter global para un estado, el nivel de desarrollo humano. De ahí, la utilización del índice de desarrollo humano ampliamente aplicado por el sistema de Naciones Unidas que sintetiza información sobre ingresos, salud y educación. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs. 212 a 214. 2.1.4. Militarización Las capacidades militares del estado constituyen un criterio clásico a la hora de establecer jerarquías en el sistema internacional. Como ocurre con las dimensiones geográfico-demográfica y económica del estado, en el caso de la dimensión militar, nos hallamos frente a una variedad de indicadores. El gasto militar del Estado y su papel en el comercio de armas como exportador o como importador son datos relevantes. En términos mundiales el nivel de gasto militar por parte de los estados sufrió cambios relevantes tras el fin de la guerra fría. En perspectiva histórica, el momento cumbre en el gasto militar a nivel mundial corresponde al año 1987-1988. En ese momento, y globalmente los grandes países en términos armamentísticos eran bien conocidos: los Estados Unidos y la Unión Soviética. Ahora bien, en términos proporcionales, la militarización del estado se dejó notar mucho más entre los países pobres o en desarrollo que en los países industrializados. En efecto el gasto militar de dichos países aumentó entre 1960 y 1987. La reducción del gasto militar a nivel mundial fue una constante a lo largo de una década desde finales de la guerra fría. Ahora bien, a partir de los ataques terroristas del 11-S en 2001 se produjo un repunte del gasto. El 11-S contribuyó al aumento del gasto global, sobre todo, por la política de Estados Unidos. A diferencia de otras épocas el nivel de gasto militar entre los países más pobres ha ido a la baja. Entre 2017 y 2018, el gasto ha bajado en el África Subsahariana un 11 por 100, gracias sobre todo a Angola y Sudán. En 2018, los países que gastaron más del 2 por 100 del total mundial: Estados Unidos, China, Arabia Saudí, India, Francia, Rusia, Reino Unido, Alemania, Japón y Corea del Sur. Estas cifras nos ofrecen información para caracterizar algunos estados destacados del mundo en lo relativo a su capacidad militar. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Pág. 216 y 217. Uno de los componentes importantes del gasto militar es la compraventa de armas. A título indicativo hay que destacar el papel desempeñado por los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ya que, los supuestos responsables del mantenimiento de la paz a nivel mundial desempeñan asimismo las veces de potencias exportadoras de armamento hacia lugares en ocasiones conflictivos. La negativa incidencia social de la elevada militarización de los Estados pobres, ha roto por completo la lógica más tradicional del poder de los estados como apuntaba el Informe sobre Desarrollo Humano 1994, resulta dudoso que ese gasto haya traído mayor seguridad al ciudadano medio de esos países. En los países en desarrollo, las probabilidades de morir debido al abandono social por desnutrición y enfermedades prevenibles es superior en 33 veces a las probabilidades de morir en una guerra como resultado de una agresión externa, por consiguiente, el gasto en armas, menoscaba la seguridad humana al consumir preciosos recursos que podrían haberse destinado al desarrollo humano. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs. 218 a 220. 2.2. La noción de jerarquía: las potencias del sistema. Se han mencionado recursos diversos (territorio, población, riqueza, gasto militar) que todo estado poderoso ha poseído y posee en cantidades destacadas. Muchas veces se juzga, a partir de dichos recursos, el poder de un estado en el sistema internacional. De esta manera se está abordando el poder en el sentido hobbesiano, en términos de cantidad o de propiedad: el poder como posesión. Sin embargo, Locke, Marx, Weber o, más recientemente, los analistas de las relaciones internacionales distinguen entre el poder como recursos (la base del poder) y el poder como influencia (el ejercicio del poder con la intención de modificar el comportamiento de otro estado, conjuntos de estados u otros actores para obtener los objetivos perseguidos). Los Estados Unidos en los años 60 y 70 frente al enemigo vietnamita eran muy superiores. Su poder potencial, sin embargo, no se tradujo en ejercicio del poder y los Estados Unidos acabaron perdiendo una guerra en la que, en términos potenciales, tenían que conseguir la victoria. Lo que nos obliga a preguntarnos por la existencia de otro tipo de recursos, de tipo cualitativo o intangible, sin los cuales es imposible explicar el sentido de las interacciones en el sistema de estados. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Pág. 220 y 221. 2.2.1. La intangibilidad del poder. El proceso de transformar unos recursos cuantificables en el ejercicio de una cierta influencia en el sistema internacional, supone una movilización en la que los recursos intangibles van a estar presentes. En muchas ocasiones se trata de la otra cara de los recursos tangibles, conocidos y cuantificables (territorio, fuerzas armadas, población, riqueza económica). Así, junto a los recursos que dotan al estado de una capacidad determinada (tener poder), éste debe gozar también de las estructuras políticas, sociales y económicas que permitan al gobierno movilizar dichos recursos nacionales y convertirlos en instrumentos de política exterior, con el objetivo de ejercer influencia internacional. El poder es un medio (ejercer poder) y es un objetivo (competir por el poder). Algunos recursos intangibles: - La cohesión de la población. Así en aquellos países en los que un grupo (étnico, religioso, etc) se sienta ajeno al estado, éste tendrá una fuente de debilidad. - El nivel de compromiso individual con la persistencia del estado es otro aspecto importante que explica, entre otras cosas, que algunos estados puedan persistir en un medio hostil. - Algunos factores como el prestigio internacional están ligados a la actuación de determinadas personalidades políticas. - Elementos tan intangibles como la moral nacional pueden ayudar a entender el fracaso de Estados Unidos en Vietnam. - Otro elemento intangible, la cultura estratégica de un estado. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs. 221 y 222. Algunos de los recursos intangibles apuntados (capacidad de liderazgo, moral nacional, cultura estratégica) serán decisivos en el momento en que el gobierno se decida a traducir su capacidad nacional en una determinada línea de actuación internacional. De modo particular hay que hacer mención concreta de un elemento imprescindible en el proceso de movilización de dicha capacidad: la voluntad política. Así, el proceso de ajustar determinados recursos (fuerzas armadas, medios de transporte, riqueza económica, etc.) a la persecución de ciertos objetivos (expansión territorial, funciones pacificadoras, etc.) estará determinado por la voluntad de asumir ciertos roles o funciones internacionales (garante de la paz, mediador internacional, promotor del desarrollo). En suma, el poder es un poder difuso, en términos de Joseph Nye: “Difusión que ha sido propiciada, como mínimo, por 5 fenómenos: la interdependencia económica, los actores transnacionales, el nacionalismo en los estados débiles, la extensión de la tecnología y los cambios en el escenario político”. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales.(4ª Edición). España: Tecnos. Pág. 222 y 223. 2.2.2. Las reglas del juego. Hay que hacer distinción entre el poder como posesión o suma de recursos y el poder como relación. Así el poder de un estado es tal en la medida en que éste es capaz de ejercer influencia sobre otros estados y, aún más, en la medida en que es capaz de establecer las reglas del juego (normas jurídicas, prácticas sociales, regímenes internacionales) en el sistema. Es decir, lo que hemos definido, en términos de Susan Strange como poder estructural o habilidad para determinar las reglas del juego en el sistema internacional. Se trata pues de ver quién es capaz de determinar la estructura que encierra la relación ycómo lo consigue. ¿Cómo de ejerce la influencia? ¿Cómo se determina la estructura que encierra una relación de poder?: mediante coerción, manipulación utilitaria, socialización, persuasión y emulación. - La coerción es el mecanismo que más constriñe el comportamiento, empezando por el uso de la fuerza, pero no sólo. Por ejemplo, destacable, la fuerza legal que hay detrás de la adopción de mecanismos de toma de decisiones que, en algunos casos, claramente benefician a determinados estados. Por ejemplo, es destacable la fuerza legal que hay detrás de la adopción de mecanismos de toma de decisiones que en algunos casos claramente benefician a determinados estados. Por ejemplo, es el caso de las instituciones de Bretton Woods que de manera sistémica han favorecido a las economías occidentales. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Pág. 224 y 225. - La manipulación en términos de utilidad es un mecanismo muy habitual en las relaciones entre los estados. Este es el caso, por ejemplo, cuando se ofrecen incentivos económicos a un estado con dificultades para que apoye propuestas en las grandes negociaciones internacionales Comportamiento habitual en las negociaciones comerciales del GATT a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. - La socialización comporta la transformación de un estado, un cambio de identidad, para convertirnos en una igual frente a aquellos que deseamos que nos acepten. El concepto de europeización se ha utilizado en la literatura en estudios europeos para reflejar la transformación profunda de los estados durante su proceso de adhesión a la Unión Europea. - La persuasión es fundamentalmente un proceso de convencimiento, es decir cuando los estados aceptan normas porque están convencidos de su legitimidad Por ejemplo en la década de los 90 y tras el genocidio de Rwanda o los casos de limpieza étnica en Los Balcanes, muchos estados estuvieron dispuestos a aceptar cambios que podían aceptar al principio de la no injerencia en los asuntos internos. - La emulación nos remite a casos en los que se copian las normas de otro estado o grupo de estados simplemente porque han demostrado ser más eficaces. Esto último es muy habitual en el mundo de las normas técnico-regulatorias (mundo de la energía, de las telecomunicaciones, etc.). Desde la perspectiva de los agentes-estados preguntarse por quién es capaz de determinar la estructura que encierra las relaciones de poder y esto nos remite a hablar de potencias del sistema. Nuestro concepto de potencia nos lleva a preguntarnos por los estados que establecen las reglas del juegos y que disponen de recursos y son capaces de movilizarlos para defender dichas reglas. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales.(4ª Edición). España: Tecnos. Pág 225. 2.2.3. Las potencias definición y clasificación Las potencias: aquellos estados que establecen las reglas del juego y que disponen de recursos y son capaces de movilizarlos para defender dichas reglas. La mayoría de autores tienden a adjetivar el fenómeno y si atendemos a la proyección histórica, vemos que el término gran potencia es de uso corriente entre los estudiosos. Dos grandes tendencias para definir el concepto de gran potencia, la primera se centra en los recursos del estado (agente) y la segunda en la estructura. Así, algunos autores responden a la cuestión de qué es una gran potencia centrándose en su capacidad para ganar en una guerra a otra gran potencia o en su reputación como potencia militar, igualable pero no superable por ninguna otra potencia. Mientras, otros autores consideran que una gran potencia es un estado cuya salida del sistema supondría un cambio total en la estructura del mismo. En otras palabras, las grandes potencias son las responsables del equilibrio en un determinado sistema. Ese fue el espíritu que animó al Congreso de Viena a establecer formalmente el estatuto de gran potencia, en beneficio de Rusia, Prusia, Gran Bretaña, Francia y Austria. Se observará que la definición genérica de potencia aquí retenida pretende aunar las dos tradiciones ya reseñadas, aquella que define a la potencia a partir de sus recursos (poder-posesión) y aquella que lo hace a partir de la función equilibradora o estructuradora que el estado cumple en relación con los otros estados (poder-relación). BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Pág. 226. La evolución del sistema internacional desde 1945 hasta nuestros días es un ejercicio nuevo en muchos sentidos. Lo mismo se puede decir en materia de grandes potencias de ahí que nos vemos obligados a abandonar la lógica histórica del sistema de estados europeos de los siglos XVIII y XIX donde el concepto de gran potencia servía para definir a aquellos estados con recursos, más o menos equivalentes, de todo tipo incluido el militar, que les daba la capacidad de coerción, y que creaban las reglas del juego gracias a su participación en las guerras y en las grandes conferencias de paz. El equilibrio del poder entre las grandes potencias constituía el mecanismo estabilizador del sistema. El sistema internacional surgido de la segunda guerra mundial rompió con esa lógica previa. Así, el sistema bipolar y su progresiva transformación desde 1945 hasta 1989 introdujo novedades respecto de la tradicional estructura de poder del sistema de estados europeos, donde el concepto de gran potencia servía para definir aquellos estados con recursos de todo tipo (económico, político y militar) que creaban las reglas del juego mediante el uso de la fuerza. A partir de 1989, se sumó la complejidad teórica de la posguerra fría, que vino a incidir en el propio concepto de potencia. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales.(4ª Edición). España: Tecnos. Pág. 227. De ahí que la definición de potencia incorpore junto al componente waltziano (capacidades materiales), el reconocimiento formal de la condición de gran potencia por parte de los demás miembros del sistema y, sobre todo, lo más importante desde el punto de vista de Buzan, las expectativas que los demás actores tienen respecto de la supuesta potencia y que les lleva a ajustar su comportamiento en consecuencia. A partir de dicha conceptualización que incorpora capacidades e intenciones, Buzan dibuja un panorama complejo en el que diferencian entre superpotencia y grandes potencia, a nivel global y potencia regional, a nivel regional. Fuera de ello y por su valor explicativo a la hora de estudiar el mundo de la posguerra fría, citamos dos tipos de potencia que no son excluyentes con las anteriores: potencia hegemónica y potencia emergente. La hegemonía hace referencia al comportamiento de las potencias, facilitado por sus recursos y su reconocimiento por parte de los demás. La emergencia hace referencia a la entrada en escena de una nueva potencia, proceso que puede ser más o menos largo y que habitualmente se basa en recursos materiales concretos (económicos militares). Los diferentes tipos de potencias. Empecemos por la superpotencia, terminó construido para analizar el sistema internacional de la guerra fría. Las superpotencias desempeñaron en el sistema bipolar, nacido tras la segunda guerra mundial, un papel equivalente al de las grandes potencias de la Europa del Congreso de Viena. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Pág. 228. Los Estados Unidos y la Unión Soviética fueron los responsables de establecer el equilibrio en el conjunto del sistema a través esencialmente de la disuasión nuclear mutua. La desaparición del sistema bipolar dejó en el sistema internacional una única superpotencia, Los Estados Unidos que respondían tanto a la lógica waltziana (capacidades en todos los ámbitos con alcance global y fuente de valores para el orden internacional) como a la lógica social (percibirse y ser percibida como superpotencia) y a la lógica estratégica (capacidades militares). En la inmediata posguerra fría no entra en los cálculos que ningún estado rivalizara con Estados Unidos ni en el ámbito político militar ni en el económico ni en el normativo, de ahí la aplicación del término de potencia hegemónica aplicado a los Estados Unidos. Vayamos al concepto de gran potencia que, tras la segunda guerra mundial, se establecen claramente dos grupos de potencias: las superpotencias que generan, por definición, las reglas político-militares del sistema, y las grandes potencias, término que reúne a una serie de países, con intereses mundiales, que cumplen funciones diferentes en el sistema y para las que son importantes las expectativas de los otros estados. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs. 228 y 229. En el breve período que va del final de la guerra fría a la crisis económica de 2008, China ha pasado de ser una potencia emergente a ser una superpotencia en el ámbito económico (rivalizando con Estados Unidos. A partir de la década de 1970, el grupo de grandes potencias ha estado formado por Francia, Gran Bretaña, China, Japón y Alemania. La actividad de las instituciones internacionales en el siglo XXI nos deja claras muestras de cómo los Estados Unidos se ven limitados en su poder (fijar reglas) por la acción de las grandes potencias clásicas pero también de las potencias emergentes, como India que hasta hace poco se consideraba exclusivamente potencia regional. El concepto de potencia regional se aplica a aquellos países que por sus capacidades (demográficas, económicas, militares) y su prestigio en su ámbito regional desempeñan el papel de potencia en ese ámbito geográfico. Los países que en las últimas décadas han entrado en la categoría de potencias emergentes o nuevas potencias, según el momento o el país al cual nos referimos son, por definición potencias regionales. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs 230 y 231. Hurrel, destacó cuatro elementos para caracterizarlas: Sus recursos de poder (económico,militar y político) Su capacidad para contribuir al orden internacional (a nivel regional o global) Su buen nivel de cohesión interna Su capacidad para desarrollar una acción efectiva en tanto que estado. Hoy en día las llamadas potencias emergentes, con su carácter añadido de potencia regional (no todas con el mismo impacto, China “juega en una liga aparte”) se han convertido en actores fundamentales para entender la estructura de poder internacional en el siglo XXI. BARBÉ, ESTHER, (2020). Relaciones Internacionales (4ª Edición). Tecnos. Págs 230 y 231.