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Este documento analiza la literatura del siglo XVII, con foco en las costumbres de la época, el arte barroco y el coleccionismo, ofreciendo una visión social de la época. Se describe la evolución del canon de belleza a través del texto.

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La prositución trajo consigo una serie de costumbres, que aún se conservan a día de hoy. En el siglo XVII se prohíbe que las prostitutas ejercieran en cuaresma, y eran expulsadas de la...

La prositución trajo consigo una serie de costumbres, que aún se conservan a día de hoy. En el siglo XVII se prohíbe que las prostitutas ejercieran en cuaresma, y eran expulsadas de la ciudad. El lunes de aguas se celebraba en Salamanca, ciudad universitaria, ya que coincide con el útlimo día de cuaresma, y las prostitutas podían volver a la ciudad, acompañadas de los universitarios que cruzaban el río Tormes, que marcaba los límites de la ciudad, e iban a recogerlas. EL ARTE BARROCO A finales del siglo XVI el esquema renacentista se empieza a descomponer ante la espiral de formas manieristas primero y barrocas después. Estas formas se decantan por otras expresiones de belleza, como el sueño, el grito, la sorpresa y la melancolía. Se busca la belleza en la expresión de sentimientos y no solo en el rostro sereno. Ejemplo: la Cabeza de Medusa de Caravaggio. La belleza clásica fría y estática evoluciona hacia un arte mucho más tenso, emotivo y dramático. El barroco busca una belleza no regida por cánones, y lo hace buscando lo singular y lo extraordinario. Se intenta expresar lo bello a través de lo feo, de la misma manera en la que se expresa la vida a través de la muerte. Importancia de los contrastes, porque de alguna forma este contraste potencia el efecto de lo expresado. Es el caso de Polifemo y Galatea. Lo grotesco del cíclope embellece aún más a Galatea. Esta búsqueda estética de lo singular gusta mucho a los románticos, y marca en gran parte sus cánones. Esta cosmovisión del siglo XVII va a reproducir una forma de autorrepresentación social, un cúmulo de ideas que reflejan el orden social. El artista barroco intenta representar la jerarquía. Otra oposición característica es la existente entre caos y orden, dicotomía que va a producir una serie de pares contrapuestos mediante la cual se va a intentar explicar el mundo. Paz y guerra, belleza y fealdad, devoción y pecado… No de forma didáctica, sino como forma de explicar el funcionamiento del cosmos. Se pensaba que funcionaba en estos contrastes. En la composición barroca hay poco espacio para grises intermedios (maniqueísmo). Este orden barroco expresado a través del arte tiene su mejor paradigma en la propia sociedad. En la sociedad barroca cada miembro ocupa su lugar y forma parte de una cadena. La única manera de mantener ese orden es que todo el mundo sepa el lugar que ocupa. Se espera que en ese orden social se respeten las clases y que cada individuo acepte su lugar en el mundo, sin lugar a cambios. 31 a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-7749388 Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad. El único beneficiario de esta gran renuncia personal que supone el abandono de los deseos son las clases privilegiadas, que conservan así sus privilegios. Estas clases, mediante el mecenazgo, proyectan sus ideales en el arte. Muchos españoles del siglo XVII sufrieron el desengaño de darse cuenta del lento declive al que estaba condenada España. Las continuas devaluaciones de la moneda y las noticias de derrotas y desastres fueron haciendo mella en la población. La sociedad barroca es pesimista porque vive en un contexto de catástrofe. González Dávila dijo en 1642, comparando España con la gramática latina que “ya España no conjugaba un imperio, sino que lo declinaba”. Desengañada con el mundo, la sociedad comienza a buscar consuelo en el pasado. Hay un sentimiento de evasión en el tiempo. Busca consuelo en un tiempo indeterminado, sin principio ni fin, eterno, en la aetas. Por eso en los cuadros barrocos aparecen objetos que nos recuerdan el paso del tiempo, como un reloj o una vela medio consumida. Esto no quiere decir que no se busquen referentes históricos, que representan virtudes. Es el caso de Alejandro Magno, que para el artista barroco es el paradigma de la generosidad. La fugacidad del tiempo se traduce en la muerte, se recupera la tradición medieval de muerte como fuerza igualadora. Son frecuentes las calaveras. (tanatosophia: conocimiento de la muerte barroca, que lo devuelve todo al origen. La visión del tiempo es cíclica). Esto es otro enfrentamiento de contrarios: el tiempo finito contra el atemporal. Esta búsqueda del pasado recupera mitos y símbolos de la antigüedad clásica. El coleccionismo Las primeras colecciones de arte y los primeros museos modernos. La obsesión barroca por la crisis trae el gusto por la colección de objetos raros y antiguos por la obsesión del paso del tiempo. Una manera de vincularse a la historia. Juan de Espina y Velazco fue uno de los coleccionistas más prolíficos de su época, con distintos tipos de colecciones. También las colecciones daban cabida de cosas fantásticas: cadáveres de monstruos, piedras filosofales… El propio Felipe II coleccionaba reliquias, con una colección que llegó a superar a la del Vaticano. A Felipe II también se le atribuye el primer zoo de Europa, catálogo de animales vivos. Parker cuenta que al final de su vida solo reaccionaba cuando se mencionaban sus reliquias. Felipe II también aunaba objetos o supuestos objetos históricos: los dientes de Moctezuma, el áspid que mató a Cleopatra, etc. 32 a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-7749388 Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad. Este germen trae los primeros museos modernos, las llamadas “cámaras de maravillas”, para enseñar los objetos a las visitas. Esta clase de demostración de poder maravillaba a los visitantes. Este tipo de colecciones no solo es un deseo de aferrarse al tiempo pasado, sino que también es una demostración de estatus y poder adquisitivo. Vicencio Juan de Lastanosa que presumía de tener en su poder un basilisco disecado. La posesión de las cámaras de maravilla era una gran ostentación externa, también suponía un gran honor para quien podía verlo. La intención de las colecciones siempre era abarcar todo el universo conocido. El canon de belleza En la cosmovisión barroca se creía posible hallar la belleza en la fealdad, la singularidad, etc… De ahí la fascinación barroca por pintar enanos, lo grotesco, la figura de Medusa… El artista barroco ya no se fija en el punto medio, tiende a los extremos, Fray Andrés de Villamanrique definió la belleza como lo siguiente “una consecuencia de lo que es raro” de tal manera que solo podemos llamar bello con justicia lo que es singular. La belleza tiene un componente subjetivo, hay dos modelos de mujer que se enfrentan. Durante la Edad Media, el mosaico de reinos caballerescos, señoríos rurales y repúblicas mercantiles acrecentó su predilección por un ideal de belleza que se alejaba de los parámetros que había en el mediterraneo. No fue un cambio de la noche a la mañana, la belleza morena y curvilínea de las matronas romanas, fue suplantada por la belleza carolingia: rubias y esbeltas. Se inspira en un modelo de belleza procedente de los nuevos invasores bárbaros. A lo largo de casi los diez siglos que dura la Edad Media, lejos de perder vigencia ese modelo estético se va consagrar gracias a la pintura del Trècento, la filosofía neoplatónica y la lírica provenzal. Los artistas se van a lanzar a describir la belleza angelical a través de la mujer, divinizándola: aparece el modelo de la dona agelicata, que pusieron de moda los poetas del dolce stil novo (poetas italianos de la segunda mitad del siglo XIII). Este nuevo modelo estético responde a un modelo estereotipado de la belleza: piel de alabastro, rubia, boca pequeña, nariz puntiaguda, torso esbelto, pechos discretos, cuello largo, dedos largos. Estamos hablando de un canon estético orientado a una mujer nórdica, del norte o el centro de Europa, y no mediterránea. La mujer mediterránea no podrá tener todos estos rasgos, pero las damas españolas se van a lanzar a reproducir este modelo de mujer gracias a los cosméticos: lejías para desteñir el cabello y solimanes para blanquear la piel. Los productos de belleza eran más comunes en España gracias a su cercanía con el mundo árabe. De tal manera, este canon de origen de las clases elevadas chocaba con el canon de belleza tradicional que seguía presente en la poesía popular: romances, coplas. 33 a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-7749388 Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad. El mundo de los cosméticos o aceites está muy presente en la literatura del Siglo de Oro. Tenían doble función: las mujeres no sólo los usaban para embellecerse, sino también con propiedades curativas. Una lista de cosméticos de la época tomados de obras literarias: - Las aguas claras, aguas perfumadas que se utilizaban o bien para lavar el rostro o bien para desmaquillarse. - Las llamadas mudas, ungüentos pomadas o cremas que utilizaban las mujeres con distintos usos. - Los solimanes era un producto de belleza a base de mercurio para blanquear el rostro. - El alcanfor de lima, resina de árbol con el que se preparaban limpiezas de rostro, alternativa del S.XVII al alcanfor asiatico. - Aceite de lirio utilizado para todas las cremas y jabones para quitar manchas. - La azucena era otro componente de aguas claras y mudas para blanquear la garganta. - La hiel de vaca, líquido segregado por el hígado de estos animales, se utilizaba para hacer jabones. - Los huevos de tortuga que era un ingrediente muy preciado en la cosmética que se le atribuía toda clase de bienes para la piel, se extraía un aceite, llamado manteca, que tenía fines antiarrugas para el cutis. - Los unguentos tambien para la piel con aceites y grasas, es un léxico muy ligado a la prostitución y las clases altas, las aceites más famoso eran la grasa de gato, de culebra y de hombre (ser humano) que se extraía de los ajusticiados, del robo de sus cadaveres. - El aceite de cristal que se sacaba del alabastro se utilizaba para blanquear los dientes. - El polvo de drago extraído de su resina era una de las primeras pasta de dientes. - Los polvos de río o alhurreca eran para blanquear la piel o para solucionar las asperezas del rostro. - El polvo de coral rojo se podía utilizar para los problemas de encías. - La palomna era una planta que se utilizaba en toda clase de medicinas ungüento y plastos, incluso para la peste, con limón limpiaba las manchas rojas de la piel. 34 a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-7749388 Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad. - Polvo de porcelana para los dientes. - Los dientes postizos se hacían con madera y hueso. - Los sahumerios los había de muy distintos tipos, era una especie de humos que se extraían de plantas aromáticas o salutíferas. - Había productos de cosmética o curativos que se les atribuía cualidades esotéricas o mágicas, si el helecho se cortaba en la noche de san juan tenía propiedades para el exorcismo y si se quemaba atraía la lluvia o si se quemaba en un brasero y inspiraba ese humo aumentaba su virilidad. Había plantas que se utilizaban para la menstruación hinojo de mar para regular la menstruación y evitar las pérdidas de orina. La manteca de azahar se consideraba parte fundamental para el remedio del mal de ojo. - La lagaria era una segregación del gato índico que se utilizaba como un poderoso afrodisíaco, de hecho había una confección que llevaba esto, almizcle, para solucionar la impotencia. - El almizcle se extraía de la vesícula de una cabra montesa. - El anime resina que se utilizaba como ingrediente para fortalecer el cerebro, quitaba el dolor de cabeza. - Los tipos de ambar: ambar negro, para perfumar o adovar los guantes, el liquidambar tenía la misma función; el ambar gris eran restos de lefa de cachalote que se utilizaba como perfume de la ropa. - El aceite de jazmín para perfumar el pelo; el aceite de perlas era para blanquear el rostro. - El color de granada era colorete para maquillar el rostro, era tan popular que se utilizaba licuado para pintar los labios. - El resplandor de Sevilla era otro tipo de muda que se utilizaba para maquillar la piel, pero no se sabe que color tenía; la flor de romero se utilizaba como ingrediente principal de gran parte de recetas. En líneas generales el canon de belleza renacentista sigue el esquema de la dona angelicata. Este modelo había sido refundido por Petrarca y acrecentado por el neoplatonismo. La pérdida de tapujos acerca del cuidado del cuerpo fue el cambio más notable, se empieza a apreciar una preocupación creciente por atender la higiene y controlar el peso. Ya en la Europa moderna con el desarrollo de las ciudades y la consolidación de la burguesía nace por 35 a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-7749388 Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad. la necesidad de las relaciones sociales y de proyectar una imagen. En el s.XVI el canon responde punto por punto a la lírica petrarquista. Ya a finales de este siglo empieza a verse una evolución al canon de belleza, el canon culto de origen petrarquista comienza a perder vigencia, aquí es donde entra en juego el canon de belleza popular que había quedado renegado. El modelo petrarquista se va a consumir, y de sus rescoldos aparece el llamado antipetrarquismo, que parodia esas descripciones tan difíciles de alcanzar. El canon petrarquista va pasando de moda. Estos nuevos paradigmas estéticos son solo una prueba de un cambio de tendencia que traspasaba la frontera. Las victorias de los Tercios no solo trajeron sangre y fuego a los campos de Europa; la política imperial de los Austrias exportó la cultura española a los cuatro rincones del continente. Si las mujeres europeas trataban de hablar la lengua, vestir a la española, e imitar los artificiosos peinados, era cuestión de tiempo que este canon nórdico perdiera fuelle. Como acontecerá en época romántica los viajeros extranjeros regresaran a sus hogares seducidos por la belleza de las españolas, por sus rasgos físicos y su trato y conversación ingeniosa, aunque no dejan de lamentar su obsesión por el maquillaje y por esconder su baja estatura. Aquel largo duelo de una estética culta de Corte petrarquista y una popular de Corte cancioneril acabará inclinándose hacia la segunda por razones socioculturales más allá del puro agotamiento de un modelo poético determinado. El caso más paradigmático de este cambio de tendencia sería el concerniente a la batalla entre rubias y morenas. En época barroca unos cabellos dorados seguirán siendo considerados hermosísimos, sobre todo por su rareza, pero cada vez serán más las mujeres que preferirán dejarse su color natural, sea moreno o castaño. En la poesía tradicional castellana el color negro nunca dejó de ser el favorito. Desde un punto de vista literario, el desfallecimiento de este cánon nórdico habría que relacionarlo con el auge de la poesía antipetrarquista, se que se va a burlar de los cabellos rubios reivindicando con vehemencia el pelo moreno. Uno de los mejores ejemplos del cánon de belleza barroco se encuentra en una comedia de Lope de Vega, La doncella Teodor. Es un debate intelectual dividido en tres partes, a la manera aristotélica. Hay rasgos petrarquistas que se mantienen. Se ha debatido sobre el rasgo de las encías, que no aparece en el canon petrarquista y se piensa que es de influjo mozárabe. En el mundo árabe medieval se consideraba hermoso que las encías fueran lo más rojas posibles. Este rasgo no ha dejado muchas huellas en la literatura del Siglo de Oro. Otras pertenecen al canon petrarquista, pero también al tradicional, como los dientes blancos, que implican juventud ante una sociedad carente de higiene dental. Este canon está dirigido a un contexto social de clases urbanas medio-altas, que son las únicas capaces de conseguir y mantener estos rasgos. 36 a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-7749388 Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad. Mientras que el canon petrarquista exigía hombros y caderas estrechas, el canon barroco todo lo contrario. En el Renacimiento se preferían los ojos claros, mientras que el barroco predominan los oscuros de una mujer del sur de Europa, del Mediterráneo. La obsesión por tener la tez lo más blanca posible viene de un libro de Santo Tomás de Aquino, De pulchro et bono, que intentó definir la belleza de forma objetiva. Definió la belleza como suma de tres cualidades: la integritas (un cuerpo completo), la proportio (un cuerpo proporcionado) y la claritas (la claridad de piel como reflejo de la pureza del alma). Viene de la filosofía neoplatónica, que asocia lo claro con virtud, la luz con Dios. Esto está asociado a criterios culturales como la necesidad de trabajar. Para conseguir esta blancura se usaban productos que, como mucho, tenían efecto temporal, de tal manera que las damas españolas del siglo XVII se obsesionaron con estar lo más pálidas posible. Surge la bucarofagia, un intento desesperado por conseguir un color de piel pálido casi enfermizo. La bucarofagia consistía en comer trozos de barro, costumbre que llegó al siglo XX. En el siglo XVII las damas jóvenes solteras comían este barro semicocido aromatizado que se vendía en forma de pastillas. Lo más elaborado era una especie de pequeños botijos que se iba disolviendo en la boca. Este barro no puede ser diregido por el cuerpo humano, y se va acumulando en el intestino hasta que provoca un colapso. Así, cualquier alimento que la mujer tome no pasa al riego sanguíneo. Esta mujer no sólo pierde peso, sino que la anemia le provoca este color blanco amarillento que estas damas perseguían, el “color quebrado”. Otra costumbre muy nociva para conseguir esta delgadez extrema era intentar evitar el desarrollo de los pechos vendándolos con placas de plomo. 37 a64b0469ff35958ef4ab887a898bd50bdfbbe91a-7749388 Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.

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