Breve Compendio del Proceso Histórico Peruano PDF
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Este documento proporciona un breve resumen del proceso histórico peruano, centrándose en el período Incaico. Explora el origen, desarrollo y destrucción del imperio Inca, destacando su legado cultural y las similitudes con otras sociedades esclavistas antiguas.
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Un breve compendio del proceso histórico peruano 3 ORIGEN, DESARROLLO Y DESTRUCCIÓN DEL ES- TADO INKAICO U no de los períodos más admirables de la historia andina fue aquel que es- tuvo si...
Un breve compendio del proceso histórico peruano 3 ORIGEN, DESARROLLO Y DESTRUCCIÓN DEL ES- TADO INKAICO U no de los períodos más admirables de la historia andina fue aquel que es- tuvo signado por el dominio de los Inkas. Fue la fase culminante de una civilización que dejó para la posteridad un patrimonio cultural en verdad admirable. Impresionan sus conjuntos monumentales: a los Inkas se les identifi- ca con Machu Picchu, Ollantaytambo, Pisac, Sacsahuaman, el Cuzco. Por igual con las grandes irrigaciones, los andenes cultivados, las colcas. Y con un arte que en todas sus manifestaciones dejó testimonios que fascinan a propios y extraños. Pero todas esas obras, más que creación del Estado Inka o de sus majestuosos gobernantes, fueron fruto del trabajo del Pueblo Inka, si así podemos llamar al conglomerado de naciones que conformó el extenso imperio panandino. Pueblo Inka que supo aprovechar el legado cultural de pueblos más antiguos, dando forma a una creación original, autóctona y excelsa. Por eso, al contemplar con admiración la obra material de los Inkas,, tendríamos que preguntarnos siempre, parafraseando al poeta: ¿ Y quiénes arrastraron y cargaron las inmensas moles pétreas de los templos y palacios de Macchu Pic- chu? ¿Cuántos de esos hombres dejaron su sangre en los caminos? ¿Qué ayllus se juntaron para proveer de tierra fértil los latifundios de Pachacuti? ¿De dónde provenían los que cultivaron sus andenes? ¿Cuántos hombres, mujeres y niños cuidaron los hermosos jardines de Písac? ¿No provenían de los estratos popula- res los artesanos? ¿Podían los campesinos recorrer el imponente camino real que con su sudor abrieron? Para quienes intentamos hacer una reconstrucción objetiva de la historia de los Inkas no caben idealizaciones. Los hombres de los Andes y de la Amazonía nos sentimos orgullosos del legado cultural del Pueblo Inka. Incluso, admiramos la capacidad política de sus gobernantes y por varios motivos podemos considerar a Pachacuti como una figura paradigmática. Estudiamos la sociedad Inka con objetividad, porque la historia no enjuicia. Y vemos así que tuvo algunas simili- tudes con formaciones económico-sociales que evolucionaron en otras partes del mundo, específicamente con las sociedades esclavistas de la antigüedad. El conocimiento de ello fluye tanto del estudio analítico del legado arqueológico, como de la revisión detallada de las fuentes etnohístóricas. Con esa perspectiva es que delineamos en este capótulo una síntesis inicial de lo que pudo haber sido su evolución, desde sus orígenes en el siglo XIII hasta su destrucción en el siglo XVI. Más que pretender haber encontrado respuestas, 47 Un breve compendio del proceso histórico peruano nuestros asertos buscan abrir nuevas interrogantes, en el afán de motivar un debate esclarecedor. LOS ORÍGENES DEL ESTADO INKAICO La formación socioeconómica inkaica, como sus precedentes desde Chavín, pue- de ser tipificada como esclavista. Su evolución comprendió dos grandes perío- dos: patriarcal masificado desde los orígenes hasta las postrimerías del gobierno de Túpac Inka Yupanqui; y clásico germinal, desde este último tiempo hasta su destrucción, que se decide con la irrupción de los invasores españoles. El primer período se inicia hacia principios del siglo XIII, aproximadamente, al organizarse el estado local cuzqueño, con Ayar Manco o Manco Cápac. Existe en- tonces la propiedad estatal con preservación de la comuna (ayllu en el caso an- dino), característica principal del esclavismo oriental. El trabajo tiene como mo- dalidades el ayni y la minka; y se practica el trueque para el intercambio de pro- ductos. Emerge como facción dominante el clero solar, que funda y consolida el predo- minio de la primera dinastía, tiempo más tarde denominada de los Hurin Cuzco. Se advierte desde los orígenes la contradicción entre los Hurin Cuzco, descen- dientes de Manco Cápac, que controlan el poder, y otro linaje formado por los descendientes de Ayar Auca, posiblemente los llamados ayllus custodios, que están al margen del poder aunque disfrutando de privilegios en su calidad de nobles Inkaicos; este linaje devendrá luego Hanan Cuzco. Contra el clero solar insurge un clero nuevo, adorador de un dios más poderoso que el Sol, al que denominan Pachacámac, Pachayacháchic, Punchao o Viracocha, supremo ordenador del Universo. Esta contradicción germina bajo el reinado de Mayta Cápac y se desarrolla aceleradamente con Cápac Yupanqui. Más que con- cepciones ideológicas en discrepancia estamos hablando de facciones de poder que pugnan por el control de la tierra y la fuerza de trabajo de las comunas es- clavizadas. La contradicción se resuelve, de momento, con el asesinato de Cápac Yupanqui, quien comete el error de apoyarse en el clero insurgente, que es casi exterminado. Pero el clero solar, para mantenerse en el poder, tiene que pactar alianza con los ayllus custodios, exigiendo y logrando éstos la entronización de una nueva di- nastía. Inka Roca, sucesor de Cápac Yupanqui, no es Hurin Cuzco; pertenece a los ayllus custodios y es el primer rey de la dinastía que luego tomará el nombre de Hanan Cuzco. 48 Un breve compendio del proceso histórico peruano Con los reyes del Hanan Cuzco adquiere creciente influencia una facción hasta entonces secundaria, el ejército. Se organiza profesionalmente, posibilita la am- pliación de fronteras y tiene el mérito de convertir al estado local en regional. Entra entonces en contradicción con el clero solar, al que antes sirviera. La vi- gencia del clero solar como facción dominante se mantiene hasta el reinado de Viracocha; agota entonces sus posibilidades de desarrollo y entra en decadencia. En ese momento, hacia 1430, tiene lugar el avance arrollador de los Chancas, quienes originarios de Huancavelica conquistan los actuales territorios de Aya- cucho y Apurímac, llegando hasta las puertas del Cuzco a exigir la rendición de los Inkas. Viracocha y el decadente clero solar consienten en ello; pero el ejército asume una actitud contraria, encabeza un golpe de estado y proclama al príncipe Cusi como jefe supremo del estado. Con el apoyo de los purur aucas, campesinos convertidos en guerreros, Cusi defiende exitosamente la capital inkaica y pasa a la contraofensiva, derrota a los Chancas en sucesivas batallas y les arrebata sus posesiones de Apurímac y Ayacucho. FORMACIÓN DEL IMPERIO Esa guerra resuelve la contradicción entre el clero solar y el ejército, al insurgir éste como nueva facción dominante. Exige la abdicación de Viracocha y el prín- cipe Cusi es reconocido como nuevo Inka, dándosele el nombre de Pachacuti en referencia a que inicia un tiempo de transformaciones. Los Chancas son prácticamente exterminados. De los pocos sobrevivientes un grupo es asimilado al ejército Inkaico, en tanto otro migra a la selva en el afán de conservarse autónomo. Se empeña Pachacuti en las guerras de expansión, multiplicando su éxito. En pocos años las armas Inkaicas logran dominio sobre varias naciones, emergien- do entonces la formación imperial panandina, después llamada Tahuantinsuyo. Además de brillante comando militar, Pachacuti destaca como legislador. Dicta un voluminoso código para el reordenamiento del estado, que se transforma en varios aspectos. La propiedad que había sido estatal y comunal pasa a convertir- se en terrateniente estatal; el Inka, cabeza de la casta de los orejones, es en la práctica poseedor de todo, porque a su albedrío reparte las tierras, reservando para la clase dominante dos terceras partes, con lo cual para usufructo de los ayllus o comunas queda sólo una tercera parte. La ideología religiosa ha impregnado huella profunda y ese otorgamiento de lo limitado para supervivir es visto por las comunas como un don o favor del dés- pota imperial (déspota significa señor de esclavos), endiosado como Intip Churin o Hijo del Sol. Ello promueve, en “reciprocidad”, el trabajo obligatorio de las co- 49 Un breve compendio del proceso histórico peruano munas en las tierras de la clase dominante (las denominadas “tierras del Inka” y “tierras del Sol”), trabajo que se verifica por medio de la mita. Esta viene a ser evolución de la minka, que sin embargo subsiste. Emergen, de otro lado, esclavos individuales, para trabajar en palacios y tem- plos, en las ciudades y centros administrativos, hombres y mujeres que la comu- na proporciona desprendiéndose de sus mejores especialistas, artesanos, artis- tas, etc. Son los llamados yanas; especifiquemos, yanas de tipo antiguo, porque luego han de surgir otros con ocupación distinta. La comuna entrega, asimismo, una porción de esclavas, las denominadas acllas, condenadas a trabajar en talleres textiles para después ser repartidas por el Inka como si se tratasen de cualquier objeto de regalo. Fuera de ello, la comuna es perturbada con la intrusión de advenedizos, los lla- mados mitimaes, aunque parece que el estado no se proponía aún liquidar los vínculos colecticios. UN NUEVO MECANISMO DE DOMINACIÓN La expansión imperial prosigue incontenible con Túpac Inka Yupanqui, sucesor de Pachacuti. Pero, surge paralela una nueva contradicción, al rivalizar las pa- nakas de ambos gobernantes. De esta forma, además de persistir la contradic- ción Hurin contra Hanan, se va a dar también la contradicción Hanan contra Ha- nan. Continúa latente y tiende a agravarse, asimismo, la contradicción entre el clero solar y el ejército, al copar los mandos de éste la mayor parte del poder. El cuadro se complica al desarrollarse con fuerza la contradicción entre el impe- rio y los señoríos provinciales o locales representados por régulos y curacas. Hombres libres son en este estadio los orejones y los curacas, aquellos cada vez más ricos y éstos deviniendo paulatinamente menos ricos. El imperio ya no basa el comercio en el trueque el intercambio de productos sino que establece lo que inadecuadamente se ha dado en llamar “redistribución”. Las comunas construyen grandes colcas por doquier, donde es almacenada la mejor y mayor parte de la producción. El estado despótico controla la distribución y acapara lo máximo para la minoría dominante; respeta, sin embargo, el límite fisiológico de las mayorías trabajadoras, procurando que no padezcan hambre, socorre a zonas afectadas por catástrofes naturales, como sequías e inundacio- nes, y de paso consolida la ideología de dominación apareciendo como benefac- tor y paternalista. Hablamos hasta aquí de esclavismo patriarcal o masificado, con preservación de la comuna, similar al que existió en el Oriente, como queda ya dicho. 50 Un breve compendio del proceso histórico peruano Hacia 1480, en las postrimerías del gobierno de Túpac Inka Yupanqui, ese cua- dro empieza a cambiar aceleradamente. Las pugnas entre las facciones de la clase dominante (orejones contra orejones) produce una rebelión de vasta esca- la, que es reprimida con gran esfuerzo. Según diversos informantes, miles de sublevados caen prisioneros y son condenados a morir, pero la Coya (emperatriz o esposa principal del Inka) aboga por ellos porque al parecer está emparentada con algunos de los líderes rebeldes. Túpac Inka Yupanqui cambia entonces la pena capital por la de trabajos forzados a perpetuidad, en las tierras que ha em- pezado a ceder a miembros prominentes de las principales panakas en los valles cercanos al Cuzco. Como el perdón se otorga a la vera de un río de aguas oscuras (Yanayaco en ru- nasimi), los perdonados, convertidos en esclavos perpetuos, ellos y sus descen- dientes, van a ser llamados yanas de nuevo tipo, yanas del campo, diferentes a los yanas de la ciudad o de tipo antiguo ya existente. Bajo ese molde, los vencidos en las guerras se convierten desde entonces en es- clavos del campo, como los Cañaris y Chachapoyas que los españoles encontra- rán trabajando en el Valle Sagrado de los Inkas. Las crónicas y cierta historiogra- fía los llamaron mitimaes forzados. No fueron otra cosa que prisioneros esclavi- zados, arrancados definitivamente de sus ayllus originales para trabajar en los latifundios que emergían cerca al Cuzco, propiedad privada en ciernes. Ese fenómeno evolutivo origina una nueva contradicción, entre los pueblos aso- lados por las guerras y el estado imperial; ampliación de la contradicción desde antes existente entre el estado imperial y los señores provincianos. Por decirlo con un ejemplo: no sólo los curacas Cañaris odian a los orejones; los repudian también los Cañaris del común pues las guerras los convierten en esclavos de nuevo tipo, violentamente trasladados de sus querencias a lugares distantes de los cuales difícilmente regresan. De otro lado, hay síntomas de que por ese tiempo los Inkas conceden privilegios a los mercaderes, otro grupo que empieza a desarrollarse. Cabe citar a los seño- res de Chincha, que transitan a lo largo de la costa, en algunos tramos por mar, y también de la costa a la selva, utilizando auquénidos y hombres de carga. Posi- blemente comercian objetos raros, de difícil adquisición, aquellos que no es po- sible obtener en las colcas. El comercio parece florecer en el septentrión, permitiendo contacto con nacio- nes que habitan más allá de las fronteras tahuantinsuyanas. Se evidencia, ade- más, algo de trascendental importancia: la aparición de la moneda, en forma de pequeñísimas hachuelas de cobre, y también en la utilización como tal de las conchas del spondylus, un raro molusco, relacionadas asimismo con ofrendas 51 Un breve compendio del proceso histórico peruano religiosas. Respecto a la creciente influencia de los comerciantes, sería significa- tiva la presencia del señor de Chincha, cargado en andas, acompañando al Inka Atahuallpa en Cajamarca, hecho citado en las crónicas. Latifundios en formación, esclavos de nuevo tipo, emergencia de mercaderes y aparición de moneda son características germinales del esclavismo clásico, fase evolucionada del modo de producción esclavista que se desarrolló en Grecia y Roma, fundamentalmente. Si a ello agregamos el afán de los últimos Inkas por disolver la comuna, implan- tando el sistema decimal para el reclutamiento de guerreros y mitayos, hay ma- yor base para sostener la hipótesis del esclavismo clásico germinal, proceso que se acelera durante el gobierno del Inka Guayna Cápac, con el incremento de los esclavos capturados en guerra, agudizando las tensiones entre orejones y yanas, a la par que el descontento de los señoríos frente al imperio. Escapa a esta síntesis la explicación sobre los yanas encumbrados, aquellos que por méritos especiales habían ganado el favor del Inka. Ellos entrarían también en contradicción con los orejones, por ambiciones de poder. Queda por explicar asimismo una contradicción que por entonces emerge y que va a adquirir impor- tancia en el periodo inmediatamente posterior: la de los príncipes de madre provinciana contra los príncipes nacidos al interior de las panakas. GUERRA CIVIL INKAICA Ahora bien, no todos los orejones serían partidarios de las nuevas formas de dominación, y así se entiende que a la muerte de Guayna Cápac, uno de sus hijos, Huáscar, representante de la panaka de Túpac Inka Yupanqui, terminase rene- gando de ese origen Hanan Cuzco para desatar la guerra civil proclamando la restauración de los Hurin Cuzco. Se convirtió así en instrumento de los intereses del clero solar decadente, defensor de las antiguas formas de dominación. Signi- ficaba esto un retroceso en la evolución del esclavismo Inkaico, un golpe de es- tado a la vez porque pretendió despojar al ejército de su preeminencia como facción dominante. La contrarrestauración fue entonces liderada por Atahuallpa, hijo predilecto de Guayna Cápac, príncipe de la panaka de Pachacuti y caudillo del ejército. La guerra civil Inkaica va resolver así las contradicciones entre grupos de poder (clero solar contra ejército), entre dinastías (Hurin Cuzco contra Hanan Cuzco) y entre panakas (la de Túpac Inka Yupanqui contra Pachacuti). Reconstruido así el proceso, apreciamos que la guerra es epílogo de contradic- ciones de antigua y nueva data. Se descarta así la superficial interpretación que habló de un simple enfrentamiento fraticida; asimismo aquella que inventó una 52 Un breve compendio del proceso histórico peruano lucha entre quiteños y cuzqueños; como también el absurdo de plantear la exis- tencia de una guerra ritual, hoy puesto a la moda. El triunfo de Ccacha Pachacuti Inka Atahuallpa sobre Huáscar Inti Cusi Guallpa va a ser la definitiva victoria, si bien efímera, de lo nuevo sobre lo viejo, la evolu- ción violenta del esclavismo Inkaico. Ese proceso, que se había desenvuelto de manera autónoma, fue trastornado con la paralela intromisión de los invasores españoles, cuya guerra de conquista re- solvería las contradicciones entre los señoríos y el imperio, y entre los orejones y los yanas. Los españoles aparecieron como aliados de los señores provincianos, que casi en su totalidad les prestaron inmediato apoyo. Pero fundamentalmente los españoles se autoproclamaron libertadores de los yanas esclavos, que se les unieron en masa. De los pobladores del Tahuantinsuyo, uno de cada mil luchó contra los españoles; el resto, coadyuvó de una u otra manera en la caída del im- perio de los Inkas. Nada tuvo que ver en esto el patriotismo o el nacionalismo, sino la lucha contra la opresión. El estado esclavista Inkaico se derrumbó porque engendró en su seno a una cla- se antagónica, la de los yanas esclavos, y por sus otras muchas contradicciones. Las visibles provocaron la crisis que generó la guerra civil entre orejones; las subyacentes afloraron impetuosamente a la sola presencia de un poderoso ele- mento disturbador, cual fue el invasor español. AYLLUS Y PANAKAS DE AYER Y HOY Por: María del Carmen Martín Rubio. Aproximadamente desde 1432, con el gobierno del noveno monarca Pachacuti, en los territorios andinos se potenció y desarrolló el imperio más extenso y mejor or- ganizado de toda la América precolombina, tanto por muchas de sus impresionan- tes formas culturales, como por los expansivos y decididos designios bélicos, me- diante los cuales el estado Inca impuso su personalísimo y práctico sello cultural, en casi todo el cono sur americano, después denominado Tahuantinsuyo. La base de esta compleja y nueva sociedad, se centró en una economía, derivada del rompimiento de las montañas, en las que se construyeron y rehabilitaron ande- nes o terrazas escalonadas, pantanos y canales, desde las faldas hasta las cimas. Esas colosales obras agrícolas sólo pueden ser comparadas hoy con las efectuadas por los egipcios y mesopotámicos en la era antigua. Al mismo tiempo se fundaron o readaptaron infinidad de ciudades bajo la traza de estructuras militares, administrativas y religiosas, netamente incaicos. Toda aque- lla infraestructura agrícola y urbana fue acompañada por una gigantesca red de 53 Un breve compendio del proceso histórico peruano caminos y carreteras, jalonadas de escaleras, túneles tallados en las rocas y puen- tes suspendidos, confeccionados con cuerdas tan fuertemente, como para permitir el paso de tremendos ejércitos; y al mismo tiempo esta red vial proporcionó el ac- ceso necesario a los centros urbanos. Indudablemente, en la enorme planificación incaica se aprecia todavía en la actua- lidad, el legado de culturas anteriores; pero se proyectó con un nuevo sentido de potencia y modernidad, muy semejante al realizado por Roma en su expansión por el Mediterráneo; y también como aquella, además de recepcionar los elementos principales de las culturas que anexionaba, el Incanato los transmitió e instauró en los nuevos territorios conquistados. Pero su semejanza con Roma, no sólo se apre- cia en las obras materiales que ambos imperios realizaron. Entre los Incas se pro- dujeron debilidades internas muy profundas y similares sufridas por los latinos; y además, al igual que con ellos, estuvieron acompañadas por continuos levanta- mientos de muchos de los pueblos sojuzgados. Los causantes de aquella inestabilidad social y política, fueron los propios círculos de poder, o lo que es lo mismo: los descendientes de los monarcas ya fallecidos, y de los propios gobernantes, agrupados dentro de las llamadas panakas reales, quie- nes, tal como se colige en los escritos de los cronistas -y en especial de Juan de Be- tanzos- crearon y desataron profundos antagonismos durante toda la etapa hege- mónica del Tahuantinsuyo, según pertenecían a las del Hanan, o parte alta del Cuzco,ocupada por el ejército, o a las del Hurin, la baja, donde se ubicaba el clero. No hay seguridad de sobre cuándo aparecieron las panakas. En general, los cronis- tas informan que el territorio andino estuvo habitado por una población muy di- seminada, formada por pequeños agrupamientos humanos congregados en luga- res fértiles y aptos para la vida. Estos grupos estaban unidos por lazos consanguí- neos, bajo la protección de un totem, diferente para cada uno de ellos. Cieza de León, Polo de Ondegardo, Garcilaso de la Vega y Bernabé Cobo, los denominan par- cialidades o linajes. En cambio, Sarmiento de Gamboa empleó la palabra ayllu. Fray Bartolomé de las Casas opinó que los barrios del Qosqo, se hallaban poblados cada uno por diferen- tes familias, que en abierta competencia originaron las panakas reales, a raíz de la ascención al trono de Pachacuti. Bernabé Cobo parece unificar los zeques o líneas rituales imaginarias de los cuatro suyos o barrios del Qosqo, con las parcialidades o familias de dicha ciudad. El dato lo confirma Juan de Betanzos, al decir que a la muerte de Viracocha, Pachacuti mandó momificarle a él y a cuantos señores habían gobernado desde el creador de la monarquía, Manco Cápac. Después ordenó que todos los bultos fuesen colocados en escaños, juntamente con el de su padre, y que los adorasen como a dioses. A par- 54 Un breve compendio del proceso histórico peruano tir de este momento, las panakas debieron adquirir gran importancia social y eco- nómica, pues según también cuenta Betanzos, Pachacuti despobló dos leguas a la ciudad del Qosqo para darles tierras y ganados en propiedad. Tom Zuidema cree que los ayllus no descienden de un jefe Inca; en cambio las pa- nakas si se generaron dentro de la realeza. Según la partición tradicional del Qos- qo en cuatro suyos, divide, a su vez a cada uno, en tres sectores o zeques. Collana, Payán y Cayao, correspondiendo la panaka al zeque Payán, el ayllu al Cayao,y los fundadores de la panaka al Collana. Igualmente, Betanzos pone de manifiesto la jerarquía de las panakas, al contar que Pachacuti después de haber reedificado el Qosqo, mandó llevar su maqueta y sobre ella repartió las casas y solares ya edifi- cados, dando a los de su linaje , perteneciente al Hanan, la parte alta; y a los del Hurin, la baja. Para María Rostworowski, entonces las panakas sufrieron drástica transforma- ción, al dejar sus componentes de trabajar directamente las tierras, y en su lugar ocupar los puestos claves en el ejército y la administración del estado; asimismo cree que es cuando aparecen los yanaconas, quienes como una especie de entre “criados-esclavos” realizaron el laboreo de las tierras y cuidado de los ganados, antes ejercido por las élites; y aunque siempre habían ostentado supremas jerar- quías dentro del contexto político y social del Incanato, desde entonces las panakas se fortificaron mucho más, alcanzando el dominio del poder y las máximas rique- zas, tanto las pertenecientes a las del Hanan, como las del Hurin. Es precisamente el deseo de poder, el que las habría enfrentado radicalmente a lo largo de la historia del Incanato y mucho más a partir del surgimiento del imperio, según se deduce del análisis de las crónicas, y demuestra el profesor Luis Guzmán Palomino en Historia de los Inkas : Hurin contra Hanan y Guerra de Panakas. Ahora bien, en 1534, con la refundación española del Cuzco, prácticamente quedó pacificado el territorio andino, salvo el foco de Vilcabamba. ¿Qué paso entonces con las panakas reales, o las élites del imperio? En las crónicas y sobre todo en este trabajo, que ahora sale a la luz, del profesor Luis Guzmán Palomino, hay amplia información sobre la cruelísima guerra habida poco antes de la llegada de los es- pañoles entre Huáscar y Atahuallpa, lo que equivale a decir: el Hurin y el Hanan. Como consecuencia de ella quedaron exterminados gran cantidad de nobles; pero otros consiguieron escapar a la matanza y también se resistieron a desaparecer como ayllu o panaka, al verificarse las reducciones del virrey Toledo; o cuando al paso de la administración colonial posterior, se crearon doctrinas y parroquias. Por el contrario, se agruparon las gentes de un mismo ayllu en barrios vecinales. 55 Un breve compendio del proceso histórico peruano Esto ocurrió en los actuales pueblos de San Sebastián y San Jerónimo, a donde se retiraron los nobles cusqueños. En el primero, situado a cinco kilómetros de la ca- pital imperial, aunque fue fundado el 22 de agosto de 1572, como una de las ocho parroquias en que se dividió el Cuzco, aún hoy se pueden encontrar vestigios de las antiguas panakas reales en los ayllus denominados: Sucsu, Aucalli, Chima, Raurau y Ayamarca; si bien en documentos de 1545 aparecen juntamente el de Vicaquirao, y en otros de 1634, los conocidos por Pomamarca Yacanora y Saño. Cada uno de estos ayllus están separados unos de otros, desde el siglo XVI y aún ahora, por cruces de piedras, que sustituyeron a las antiguas huacas genéricas y tal vez totémicas. Como se ha visto, algunos han desaparecido, al unirse a otros mayo- res, dado que en este pueblo existe el problema de la emigración a la capital. La agricultura ha constituido siempre la principal actividad de los ayllus Chima, Raurau y Ayamarca, mientras que los Sucsu y Aucalli la han compartido con la industria de la alfarería, produciendo tejas. Todos ellos conservan caracteres en- dogámicos en muchos aspectos, aunque están unidos entre sí el Sucsu con el Auca- lli, y el Chima con el Raurau. El mayor de todos es el Ayamarca, el único reconocido oficialmente como comunidad desde los tiempos de Carlos V. Desde luego, los componentes de estos ayllus actuales han perdido el poder y la preeminencia que ostentaban las panakas en tiempos del imperio; pero no por ello han olvidado la procedencia de su origen, del que se sienten muy orgullosos. Evi- dentemente, las antiguas rivalidades dejaron de existir al agruparse como simples vecinos de los nuevos pueblos fundados en el siglo XVI; en su lugar, el trabajo man- comunado se extiende a toda la colectividad cuando es necesario. ECONOMÍA Y SOCIEDAD INKAICA Las relaciones sociales de producción que encontramos a partir del siglo XIV, organizadas por los conquistadores Inkas, son las siguientes: I.- La economía era natural. Los campesinos producían en el agro para el consu- mo y la artesanía rural destinada al uso diario, pero gran parte de la producción se destinaba para la alimentación y el ornamento de la aristocracia militar y reli- giosa. Los productos entregados al Inka, a la familia imperial y a la nobleza, eran consumidos y, el remanente, almacenado en las graneros estatales para épocas de escasez; el intercambio era limitado y se materializaba con el trueque -no existió dinero- por lo que estas relaciones de intercambio no constituyeron ele- mentos predominantes en el conjunto de su economía. II.- El Estado, presidido por el Inka e integrado por la familia real, la nobleza, los curacas, el ejército, los sacerdotes y los funcionarios, “... es aquí el supremo te- rrateniente y la soberanía la propiedad de la tierra (aparece) concentrada en su 56 Un breve compendio del proceso histórico peruano fase nacional”. Toda la propiedad del suelo, medio fundamental de la producción, estaba concentrada en su poder. III.- Junto a la propiedad de la tierra se ubica el hatunruna o gente del común, cuyos miembros se mantienen adscritos a la misma, agrupados bajo la forma del ayllu, comunidad unida por vínculos de sangre, de carácter familiar y con una forma de organización social del trabajo colectivo. Si bien no existía propiedad privada sobre la tierra, el Inka adjudicaban la posesión de pequeñas parcelas -un topo para el cabeza de familia y medio topo para la mujer- que se repartía cada año el disfrute familiar. En estas condiciones de existencia, los trabajadores directos usufructuaban los productos necesarios para su supervivencia y reproducción, a cambio de labrar con su trabajo sobrante y mediante la prestación personal, las tierras -las mejo- res- reservadas para el Inka, la nobleza, los curacas, los funcionarios imperialis- tas, el ejército y los sacerdotes. El trabajo sobrante adoptaba la forma de la ex- plotación de la renta en trabajo que, sumado al tributo, determinaba la forma de la relación de dependencia que se identificaba económica y políticamente con la renta del suelo, única forma de existencia de la soberanía del Estado sobre todos sus súbditos. El ayllu, representaba la forma más importante de la organización y división del trabajo en este período histórico, comunidad que sobrevive desde el estadio primitivo hasta la actualidad reducida a rezagos. En él se apoya el Inka para im- plementar la naciente explotación feudal, con fuertes rezagos esclavistas y que caracterizan durante el imperio una etapa de transición del esclavismo a un feudalismo y servidumbre incipiente en el Perú. IV.- El Inca mantenía con algunos pueblos rebeldes, relaciones sociales esclavis- tas con el sistema de los mitimaes, a los mismos que obligaba a trabajar en las obras estatales sin libertad y sin independencia. Igual asía con los mejores arte- sanos de los pueblos conquistados, a fin de cubrir los servicios del Estado. Estas relaciones iban rumbo a la extinción. V.- El estado de la clase terrateniente era el aparato del poder que centralizaba y coercionaba con medidas extraeconómicas el sistema de explotación, en su afán de aferrarse al sistema esclavista, el mismo que era absolutista, despótico y señorial. El Inka era todopoderoso. Nombraba y destituía funcionarios que desempeñaban cargos militares, políticos, de seguridad estatal, de finanzas y economía, a lo largo y ancho del imperio. En la sociedad del Tahuantinsuyo la contradicción principal se dio entre el cam- pesinado o runakuna y los mitimaes contra la clase de la nobleza esclavista se- 57 Un breve compendio del proceso histórico peruano ñorial. Sobre el imperio incaico se ha hablado tanto que incluso, se le ha llegado a considerar una especie de reino celestial o “Imperio Socialista de los Inkas”. Es- tos criterios no responden a la verdad histórica. La explotación manifestada co- mo renta de la tierra en trabajo personal gratuito y los tributos en especie, su- mían en total explotación al campesinado, a los mitimaes y al artesanado, con- formando una suerte de relaciones de servidumbre incipiente y un régimen tri- butario predominante. El pueblo trabajador carecía de todo tipo de libertad per- sonal y de derechos políticos elementales. EL APORTE CULTURAL DE LOS INKAS http://www.monografias.com/trabajos4/incas/incas.shtml Fue el Inka un pueblo de agricultores avanzados: para cada zona desarrollaron una estrategia que permitía obtener el máximo provecho. Utilizaron andenes o terrazas de cultivo para aprovechar las laderas de los cerros, camellones o waru waru en zonas altas inundables, irrigaciones, etc. Es destacable la existencia de un arado de pie conocido como chaquitaclla. Los cultivos más importantes fueron la papa (patata) y el maíz, además del ají, la chirimoya, la papaya, el tomate y el fri- jol. Las llamas fueron los animales básicos de transporte; también se domesticaron las vicuñas y alpacas por su fina lana. Otros animales domesticados fueron guana- cos, perros, cobayas y ocas. Las principales manufacturas incas fueron la cerámica, los tejidos, los ornamentos metálicos y las armas con bellas ornamentaciones. A pesar de no contar con caballos, ni vehículos de ruedas ni un sistema de escritu- ra, las autoridades de Cuzco lograron mantenerse en estrecho contacto con todas las partes del Imperio. Una compleja red de caminos empedrados que conectaban las diversas zonas de las regiones, permitía esta comunicación; mensajeros entre- nados -los chasquis-actuando en relevos, corrían varios kilómetros al día a lo largo de esos caminos. Los registros de tropas, suministros, datos de población e inventarios generales se llevaban a cabo mediante los quipus, juegos de cintas de diferentes colores anuda- dos según un sistema codificado, que les permitía llevar la contabilidad. Botes construidos con madera de balsa constituían un modo de transporte veloz a través de ríos y arroyos. Entre las expresiones artísticas más impresionantes de la civilización Inka se ha- llan los templos, los palacios, las obras públicas y las fortalezas estratégicamente emplazadas, como Machu Picchu. Enormes edificios de mampostería encajada cui- dadosamente sin argamasa, como el Templo del Sol en Cuzco, fueron edificados con un mínimo de equipamiento de ingeniería. 58 Un breve compendio del proceso histórico peruano Otros logros destacables incluyen la construcción de puentes colgantes a base de sogas (algunos de casi cien metros de longitud), de canales para regadío y de acueductos. El bronce se usó ampliamente para herramientas y ornamentos. La religión tuvo un carácter de gran formalidad. El dios supremo de los Inkas era Viracocha, creador y señor de todas las cosas vivientes. Otras grandes deidades fueron los dioses de la creación y de la vida, Pachacamac, del Sol, Inti (padre de los Inkas), y las diosas de la Luna, Mamaquilla, de la Tierra, Pachamama, y del rayo y la lluvia, Ilapa. Las ceremonias y rituales Inkas eran numerosos y frecuentemente complejos y estaban básicamente relacionados con cuestiones agrícolas y de salud, en particular con el cultivo y la recolección de la cosecha y con la curación de di- versas enfermedades. En las ceremonias más importantes se sacrificaban animales vivos y raramente se exigía la realización de sacrificios humanos como ofrenda a los dioses. Los Inkas produjeron un rico corpus de folclore y música, del cual sólo perviven algunos fragmentos. 4. EL TRAUMA DE LA CONQUISTA F inalizaba el primer cuarto del siglo XVI cuando en el Perú de los Incas em- pezaron a circular vagas noticias acerca de la presencia de gentes extrañas en el continente. Por esos años, postreros del gobierno de Guayna Cápac, el imperio andino llevaba su dominio desde el Rumichaca en la frontera colombo- ecuatoriana, hasta el Aconcagua y el país de los Chiriguanos por el Sur, y de la ceja de selva a las orillas del mar. Por su dilatada extensión geográfica lejos esta- ba de haberse consolidado su dominio. CRISIS INTERNA Y AGRESIÓN EXTERNA Merced a una avasalladora conquista militar, en menos de un siglo, como ya he- mos mencionado, los señores orejones del Cuzco, aristocracia eminentemente guerrera a partir del acceso al poder de Pachacuti, habían logrado el someti- miento de numerosas naciones que antes se desarrollaron independientes o in- terdependientes en un ámbito local o regional. Y por lógica, los curacas o reye- zuelos de esas naciones aceptaban de mal grado el dominio, proyectando en todo momento la sublevación con la mira de recuperar la perdida autonomía. Pero la carencia de unidad nacional era apenas uno de los varios problemas que enfrentaba el Tahuantinsuyo, por los años en que la mayor potencia imperialista del orbe, España, extendía sus ambiciones allende los mares. 59