Filosofía Del Derecho (PDF)
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Universidad Tecnológica del Perú (UTP)
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Este documento resume la filosofía del derecho y la moral en el pensamiento medieval, incluyendo las contribuciones de pensadores como Sócrates, Platón, Aristóteles y San Agustín. El análisis destaca la relación entre la fe y la razón, así como la influencia de la religión en el pensamiento legal y moral de la época.
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FILOSOFÍA DEL DERECHO Logros de la sesión de Aprendizaje Identificar las conceptualizaciones del derecho y la moral en el pensamiento medieval. EL DERECHO Y LA MORAL EN EL PENSAMIENTO MEDIEVAL Cuando los historiadores de la filosofía hablan del “milagro griego”, se están refiriendo a...
FILOSOFÍA DEL DERECHO Logros de la sesión de Aprendizaje Identificar las conceptualizaciones del derecho y la moral en el pensamiento medieval. EL DERECHO Y LA MORAL EN EL PENSAMIENTO MEDIEVAL Cuando los historiadores de la filosofía hablan del “milagro griego”, se están refiriendo a que el pensamiento filosófico es una “creación” de los griegos en el pleno sentido de la palabra, pues no se hallan antecedentes en las civilizaciones anteriores. Sócrates intentó fundar sobre nuevas bases todas las creencias de la sociedad, sobre todo lo referente a justicia entre los hombres. Enseñó que el hombre es capaz de conocer y distinguir lo justo de lo injusto. Su discípulo Platón perfecciona esta idea, aunque sin llegar a la afirmación de una ley natural. Por otro lado, Aristóteles si que postula la existencia de una ley común a todos, según naturaleza, mediante la cual adivinar lo justo y lo injusto. Es bien sabido que el Evangelio no es una moral ni un código jurídico, sino un testimonio revelado del amor de Dios a! hombre. Sin embargo puede ser leído como una ley natural, porque el precepto de no causar injusticia a nadie, de respetar los bienes de los demás, de obedecer a una autoridad. Por ejemplo, históricamente la Epístola de san Pablo a los Romanos es considerada la carta magna del iusnaturalismo cristiano. No esta claro si san Pablo se refiere a una ley natural, pero de carácter moral, aplicable tan solo al pueblo de Israel, o una Ley natural universal, de inspiración estoica. Los Santos Padres interpretaron estas palabras en sentido universal, pero con valor moral y no jurídico. Se trata de una ley moral que ordena la conducta ética del hombre con miras a su perfección personal y en el mas allá. Según esto, el derecho queda integrado en el dogma religioso. Cuando nos referimos a la moral, pues es lo que todos usamos para saber si una acción es buena o mala. Es como una herramienta o una guía que construye nuestra sociedad para que aprendamos cómo tenemos y cómo no tenemos que tratar con los demás. La moral ha evolucionado conforme cambiaban nuestras sociedades y sus pensamientos. Los griegos clásicos establecían un vínculo entre moral y felicidad. Sin embargo, en la Edad media ser moral se convertía así en seguir la doctrina de Dios y los mandamientos de la Biblia. El cielo como recompensa o el infierno como castigo servía para motivar a la gente a ser moral. AGUSTÍN DE HIPONA San Agustín nació en Tagaste, en el África romana, el 13 de noviembre del año 354. En su juventud el era pagano, pero en el año 384 en Milán comienza a enseñar retórica y se envuelve en las doctrinas platónicas. Y en el año 386, se convierte al cristianismo y es ahí donde desarrolla la filosofía religiosa. En el 391 se convierte en obispo en Hipona, por ello se le conoce como San Agustín de Hipona. Él consideraba dos grados de realidad, una de ellas era Dios, y la otra realidad creada por Dios. Por otro lado, él estudió al hombre, e indicaba que para que el hombre llegara a la felicidad tenía el camino de la interioridad del alma. Ya que, a través de ella podía llegar a Dios. Sin embargo, él quería explicar la relación entre el alma humana y Dios. Para San Agustín, fe y razón se hallan profundamente vinculadas: sus célebres aforismos "cree para entender" y "entiende para creer“. Indica que la fe y la razón, pese a la primacía de la primera, se iluminan mutuamente. Mediante la sensación y la razón podemos llegar a percibir cosas concretas y a conocer algunas verdades necesarias y universales, pero referidas a fenómenos concretos, temporales. Sólo gracias a una iluminación o poder suplementario que Dios concede al alma, a la razón, podemos llegar al conocimiento racional superior, a la sabiduría. Por otra parte, un discurso racional correcto necesariamente ha de conducir a las verdades reveladas. El hombre aspira a la felicidad, pero, conforme a la doctrina cristiana, no puede ser feliz en la tierra; durante su existencia terrenal debe practicar la virtud para alcanzar la salvación, y gozar así en la otra vida de la visión beatífica de Dios, única y verdadera felicidad. Las ideas políticas de Agustín de Hipona se sitúan en el contexto de la profunda crisis que atravesaba el Imperio romano y de la acusación lanzada por los paganos de que el cristianismo era la causa de la decadencia de Roma. Para San Agustín la historia de la humanidad es la de una lucha entre la ciudad de Dios y la ciudad terrena, la ciudad del bien y la del mal. El pensamiento de San Agustín, gira en torno a Dios, de ahí que su doctrina, tenga su principio en Dios; la creación es un universo armónico, equilibrado; hay en él un orden, cuyo resultado es la paz, la armonía de las partes, el equilibrio en conjunto; los conceptos de ley orden, guardan íntima relación entre si: el orden, en cierto modo, no es sino la realización de la ley, y ésta, expresión o cifra del orden. Así, hay un ley universal que rige el movimiento de todos los seres que lo integran. San Agustín decía que el hombre conoce gracias a la luz natural de Dios. Ya que, él irradia nuestra razón con su luz y por ello contemplamos las verdades universales y eternas. Es decir, Dios vendría a ser el fundamento del mundo de las ideas, ya que, él afirma que todo lo que existe ha sido creado pro Dios. El mal, para San Agustín, existe positivamente en la voluntad considerada deontológicamente cuando se produce un apartamiento de la ley de Dios a través de un acto culpable y responsable. En este sentido, se aprecia en San Agustín una brillante doctrina en torno al concepto de obligación y responsabilidad moral. San Agustín estableció como causa del mal moral la preferencia desordenada de los bienes, definiendo el mal en sentido estricto como aquél que procede positivamente de la voluntad del hombre y que supone el abandono de lo mejor. El mal no sería tanto el apetito de naturalezas malas. SANTO TOMÁS DE AQUINO Máximo representante de la filosofía escolástica medieval, abordó brillantemente una profunda y perdurable reformulación de la teología cristiana, que apenas había recibido aportaciones relevantes desde los tiempos de San Agustín de Hipona, es decir, durante los ocho siglos anteriores. Posteriormente se trasladó a Nápoles, donde cursó estudios de artes y teología y entró en contacto con la Orden de los Hermanos Predicadores. Tras doctorarse, ocupó una de las cátedras reservadas a los dominicos, tarea que compatibilizó con la redacción de sus primeras obras, en las cuales empezó a alejarse de la corriente teológica mayoritaria, derivada de las enseñanzas de San Agustín de Hipona. Tomás de Aquino supo resolver la crisis producida en el pensamiento cristiano por el averroísmo. El averroísmo resaltaba la independencia del entendimiento guiado por los sentidos y planteaba el problema de la doble verdad, es decir, la contradicción de las verdades del entendimiento y las de la revelación. A medio camino entre el espiritualismo agustiniano y el naturalismo emergente del averroísmo, defendió un realismo moderado, para el cual los universales existen fundamentalmente en las cosas y sólo formalmente en el entendimiento. Él se influencia sobre la filosofía aristotélica, y para él la razón tenía más autonomía, ya que, el hombre podía conocer mediante 2 vías, por el cuerpo y su intelecto. Él afirma que la existencia de Dios es un conocimiento natural en el ser humano. Para él, Dios es el único ser necesario. Según Santo Tomás de Aquino, la ley eterna es la razón divina que gobierna la comunidad. El gobierno del mundo lo ejerce la razón divina, de acuerdo con las ideas que se hallan en el intelecto divino, las cuales constituyen prototipos de todo lo creado. La ley eterna se identifica con la sabiduría de Dios que gobierna todo. Para él, la moralidad inevitable de todo derecho humano consiste en su acomodación o respeto de un orden moral mínimo para las relaciones sociales, que está escrito en la naturaleza humana, que es el derecho natural. Para santo Tomás, el ser humano forma parte del plan divino. De entre todas las criaturas, no es ni la más perfecta ni la más imperfecta. Pero el ser humano puede perfeccionarse a sí mismo, elevarse sobre sus imperfecciones y alcanzar la santidad. Para ello, el ser humano debe obedecer los mandatos divinos, los principios emanados de la bondad y sabiduría de Dios y que están inscritos en los seres humanos en forma de ley natural. Esta ley natural es parte de la Ley Cósmica, que es la ley que rige toda la creación. De ahí se deduce que el ser humano está armoniosamente integrado en la Creación. El ser humano, en esta concepción, está investido de dignidad, pues ha sido creado por Dios para que goce de la felicidad eterna, y de igualdad, pues la ley natural es igual para todos. Por lo que, el ser humano puede obedecer la ley natural o desobedecerla. Está, pues, dotado de libre albedrío, de la capacidad de elegir entre el bien y el mal. Aunque su conciencia le dice lo que está bien y lo que no, tiene libertad para decidir, no está determinado ni predestinado. Tomás fundamentó la justicia legal en la ley eterna y, a la justicia particular que Aristóteles llamaba "justicia correctiva". Al igual que Aristóteles, para Aquino cada ser actúa por un fin y el ser humano tiene un fin último. El fin último del hombre es el bien de su especie, su plenitud - perfección, alcanzar la felicidad, la cual es imperfecta. Para obtenerla debe responderse a su naturaleza, a su forma humana, y que el ser humano entiende a Dios. Ya que todo ente tiene una forma, con sus límites y medidas, según esas leyes de naturaleza, el hombre alcanza su bien, su virtud. A ello se le llamaría ley natural, que son verdades necesarias que refleja Dios. Luego todos los seres humanos desean la unión contemplativa con Dios y solo la felicidad humana en el cielo es perfecta. CONCLUSIONES San Agustín estableció como causa del mal moral la preferencia desordenada de los bienes, definiendo el mal en sentido estricto como aquél que procede positivamente de la voluntad del hombre y que supone el abandono de lo mejor. Para él, el hombre llegara a la felicidad tenía el camino de la interioridad del alma. Ya que, a través de ella podía llegar a Dios. Sin embargo, él quería explicar la relación entre el alma humana y Dios. Santo Tomás de Aquino fue uno de los más importantes filósofos de la Edad Media. En este período la filosofía estuvo subordinada a la religión cristiana. Por tanto, la visión que la filosofía tenía del ser humano se inspiraba directamente en la fe. Tomás de Aquino recoge las virtudes aristotélicas cuya realización está en el justo medio. Santo Tomás indicaba que, el ser humano puede obedecer la ley natural o desobedecerla. Está, pues, dotado de libre albedrío, de la capacidad de elegir entre el bien y el mal. Aunque su conciencia le dice lo que está bien y lo que no, tiene libertad para decidir, no está determinado ni predestinado. https://www.youtube.com/watch?v=aKoITgFYNM4 BIBLIOGRAFÍA Revista Española de Filosofía Medieval, 10 (2003), pp. 377-386. Alesanco Reinares, T., Filosofía de San Agustín, Augustinus, Madrid 2004.