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Universidad Santo Tomás

2008

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humanism philosophy education

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Análisis. Revista Colombiana de Humanidades ISSN: 0120-8454...

Análisis. Revista Colombiana de Humanidades ISSN: 0120-8454 [email protected] Universidad Santo Tomás Colombia Rodríguez Albarracín, Eudoro ¿Qué es el humanismo? Problemática de la formación humanística Análisis. Revista Colombiana de Humanidades, núm. 72, enero-junio, 2008, pp. 89-104 Universidad Santo Tomás Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=515551759007 Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto ISSN: 0120-8454 No. 72 pp. 89 - 104 ¿Qué es el humanismo? Problemática de la formación humanística1 What is the humanism? Problems of the humanist formation Eudoro Rodríguez Albarracín* Recibido: 11 de febrero de 2008 Aprobado: 10 de marzo de 2008 Resumen Humanismo es un término polisémico sujeto a diversas formas de interpretación y realización. En sentido genérico, se dice humanista a cualquier doctrina que afirme la excelsa dignidad humana, el carácter racional y de fin del hombre, que enfatiza su autonomía, su libertad y su capacidad de transformación de la historia y la sociedad. En sentido histórico, el humanismo se plasmó originariamente en la cultura grecorromana, convirtiéndose sus realizaciones culturales y sus ideales educativos, como insuperables y normativos, para el pensamien- to y cultura de los individuos. Movimiento histórico que se constituyó además en una tradición de la cultura occidental, asumida por la Patrísti- ca y redescubierta por la Escolástica, especialmente en las obras de San * Magíster en Educación y Filosofía Latinoamericana de la Universidad Santo Tomás. Docente Departamento de Humanidades de la Universidad Santo Tomás. Contacto: eudororodríguez@ usantotomas.edu.co 1 Resultado de Investigación del seminario permanente de Docentes. Departamento de Hu- manidades de la Universidad Santo Tomás. ANÁLISIS No. 72 89 Eudoro Rodríguez Albarracín Agustín y Santo Tomás de Aquino. Desde el siglo XV, se configuró como un movimiento global cultural de rescate y sobre dimensionamiento de la cultura clásica, especialmente en Italia y luego en la mayoría de los países europeos. En sentido paradigmático, el humanismo se expresa en diversas filosofías y visiones del hombre contrapuestas (humanismo cris- tiano, marxista, existencialista, personalista, etc.) que enfatiza el carácter antropocéntrico de la cultura moderna. Dicha tradición y patrimonio, se ve hoy cuestionada por las filosofías antihumanistas que le niegan su capacidad interpretativa y esclarecedora de la vida humana y de la sociedad. Subsisten sin embargo, desde la antigüedad las dos formas básicas de humanismo: el humanismo teocéntrico y el humanismo secularizado explícitamente ateo. Palabras clave Humanismo, antropocéntrico, teocéntrico, secularización. Abstract Humanism is a polysemic term submitted to various forms of in- terpretation and achievement. In a generic sense, it is said to any humanist doctrine that affirms the excellent human dignity, char- acter and rational order of man, emphasizing their independence, freedom and their ability to transform history and society. In a historical sense, humanism was originally created in the Greco-Roman culture, becoming its cultural achievements and its education ideals, as insurmountable and regulation, to in- dividuals thinking and culture. Historical movement that was also a tradition of Western culture, assumed by the patristic and rediscovered by Scholastic, especially the works of St. Augustine and St. Thomas of Aquinas. From the fifteenth century, was con- figured as a global cultural movement of rescue and oversizing of classical culture, especially in Italy and then in most European countries. In paradigmatic sense, humanity is expressed in various 90 REVISTA COLOMBIANA DE HUMANIDADES ¿Qué es el humanismo? Problemática de la formación humanística philosophies and contrasting visions of man (Christian humanism, Marxist, existentialist, personality, etc.) that emphasizes the anthro- pocentric nature of modern culture. That tradition and heritage, is now challenged by the anti-philosophies deny its interpretive ability and enlightening of human life and society. Persisted, how- ever, since antiquity two basic forms of humanism: theocentric humanism and secularized humanism fully expressed atheist. Key words Humanism, anthropocentric, theocentric, secularization. “No es suficiente enseñar a los hombres una especialidad. Con ello se con- vierten en algo así como máquinas utilizables pero no en individuos válidos. Para ser un individuo válido el hombre debe sentir intensamente aquello a lo que puede aspirar. Tiene que percibir un sentimiento vivo de lo bello y de lo moralmente bueno. En caso contrario, se parece más a un perro amaestrado que a un ente armónicamente desarrollado. Debe aprender a comprender las motivaciones, ilusiones y penas de las gentes para adquirir una actitud recta respecto a los individuos y a la sociedad. Estas cosas tan preciosas las logra el contacto personal entre la generación joven y los que enseñan, y no –al menos en lo fundamental– los libros de tex- to. Esto es lo que representa la cultura ante todo. Esto es lo que tengo presente cuando recomiendo HUMANIDADES y no un conocimiento árido de la historia y la filosofía. Einstein, Albert. “Mi visión del mundo” ¿Qué es el humanismo? 1. Término polisémico utilizado ya desde el siglo XVI en Italia, pero acuñado por el erudito alemán F. J. Niethammar (1808), para referirse a los que se con- sagraban a los studia humanitatis o tendencia que destacaba las lenguas y autores “clásicos” (latín y griego), es decir de las artes liberales en sus diversas ANÁLISIS No. 72 91 Eudoro Rodríguez Albarracín manifestaciones culturales (historia, poesía, retórica, gramática, literatura y filosofía moral). El uso del término con referentes distintos, se explica porque en su misma raíz latina humanus ha tenido tres significados distintos: humanus como equivalente a naturaleza humana; humanus en el sentido de benevolente y compasivo; humanus como persona culta y virtuosa, aunque todas ellas quieren referirse a la humanitas, es decir lo que significa ser esencial y au- ténticamente humano. 2. Esto indica, que la primera forma histórica del humanismo se refiere a su expresión Helenística. “Humanismo en su primera y restringida acepción, significó la actitud consistente en la estimación como perfectas de las letras clásicas y, consiguientemente, el primer humanismo ha sido, sin duda, el de Roma. Los romanos creyeron encontrar en Grecia el modelo insuperable de literatura. Pero, ¿sólo literatura? Ciertamente no. Las letras humanas griegas fueron consideradas como expresión de la humanitas, como expresión de las virtutes, las artes y la philosophia más dignas de admiración. Humanismo es pues el cultivo de la humanitas tal como se manifiesta en el Homo humanus por excelencia, el griego, en contraste con el Homo barbarus. Cultivo de la humanitas porque, en efecto, el hombre para alcanzar la perfección y la eminencia de tal, necesita ser pulido y afinado, despojado de su espontánea rudeza (eruditio). Así fue el primer humanismo, el romano. Los ulteriores –el del Renacimiento y el de los Neoclasicismos– se han limitado a seguirle, sin otra diferencia que la de poner junto a lo griego lo latino, como arquetipo de humanitas” (Barth, 1957, p. 11). Arquetipo por tanto idealizado (humanismo clásico, normativo) que centra en la cultura grecorromana, el paradigma irrebasable de lo humano, de la esencia y naturaleza del hombre. El humanismo, en su forma histórica, se remite en sus fuentes a lo griego, a su paradigma de hombre, educación y cultura (paideia). “El primer humanismo, el romano, y todas las especies de humanismo que desde entonces hasta ahora han aparecido, suponen como sobreentendida “la esencia” general del hombre. El hombre es considerado como animal rationale... todo humanismo o se funda en una metafísica o se convierte a sí mismo en el fundamento de un humanismo” (Heidegger, 1990, p. 74). 92 REVISTA COLOMBIANA DE HUMANIDADES ¿Qué es el humanismo? Problemática de la formación humanística Este humanismo originario se constituirá al mismo tiempo, en una tradición cultural que marca de igual modo la dinámica de su historia, de sus ideas y de sus grandes ideales educativo-culturales tradición ya redescubierta por primera vez por la escolástica entre los padres griegos y latinos en particu- lar en las obras de San Agustín y Tomás de Aquino. “El punto de partida de todo humanismo debe ser su concepto de la naturaleza humana. Es esta una herencia griega que Santo Tomás y el humanismo tienen en común. Y el acercamiento racional de Santo Tomás a la realidad, aun a la realidad de Dios, que comparte con el humanismo, es también una herencia de los griegos. La naturaleza humana y la razón son las columnas de la cultura griega. Ambas llegaron a ser conceptos centrales para Santo Tomás a través del Aristotelis- mo. Como consecuencia, nos vemos conducidos a declarar que existen en Santo Tomás, para decir lo mínimo, un fuerte elemento de humanismo, no sólo en el sentido de la tradición clásica y del efecto profundo que sobre él ejerció, sino también en el sentido más específico de que su pensamiento es un pensamiento metódico, racionalizado, porque se adhiere al concepto clásico de la naturaleza humana, al concepto del hombre como un ser ra- cional” (Jaeger, 1980 p. 76). Redescubrimiento por tanto de la herencia humanística grecorromana, efectuada ya desde el siglo XIII y que determinó y anticipó el movimiento humanístico del renacimiento europeo en el siglo XV. Pero humanismo teocéntrico (cristocéntrico más particularmente), que asumiendo críticamen- te la filosofía Aristotélica, reafirma que lo auténticamente humano, implica en su realización plena la presencia y el horizonte de lo divino. De este modo, la teología cristiana asumió el ideal humanístico de la anti- güedad superándolo dialécticamente en una perspectiva nueva: “la creación de esa nueva cultura cristiana culminó en los sistemas de los dos grandes pensadores cristianos, San Agustín y Santo Tomás. Combinaron las dos ma- nifestaciones más excelentes de un humanismo teocéntrico en la antigüe- dad clásica, platonismo y aristotelismo, con la fe cristiana. Cualquiera que fuese la diferencia entre el cristianismo y la filosofía antigua, ambos están de acuerdo sobre la cuestión que Aristóteles promueve al comienzo de su Metafísica, cuando pregunta si la idea de un conocimiento como lo de lo ANÁLISIS No. 72 93 Eudoro Rodríguez Albarracín sobrehumano no está fuera del alcance de la naturaleza humana. Algunos de los antiguos poetas griegos piensan así, dice, y atribuye ese conocimien- to a Dios solamente. Pero, con su maestro Platón, Aristóteles, se niega a ser griego en ese sentido y proclama una idea del hombre que incluye lo divino y muestra el camino por el que el hombre mortal puede participar de la vida eterna” (Jaeger, 1980, p. 131). 3. El ideal humanístico como formación educativo-cultural (paideia) fue revivido de un modo intenso en el renacimiento, y se expresó como una nueva tendencia cultural, que abarcaba todas las expresiones, especial- mente, en el ámbito de la aristocracia comercial de Italia. El humanismo se convirtió entonces, en un amplio y complejo movimiento cultural, que pretendía rescatar y promulgar la humanitas y la paideia de Grecia y Roma. Este humanismo paralelo a la tradición escolástica y caballeresca (a los cuales criticaba de forma ácida y sistemática) revivió y recepcionó en forma exhaustiva y erudita, los textos originales de las letras y filosofía grecorro- mana, todo ello debido a la tarea ingente y colectiva de grandes filólogos y traductores, que de algún modo se fueron distanciando, de la cosmovisión cristiana y en particular de la escolástica tardía. De este modo, el humanismo renacentista, se fue constituyendo en la at- mósfera cultural de Europa y no sólo de Italia, durante los siglos XIV y XVI, reafirmando en sus múltiples voceros la idea central de la excelsa dignidad del hombre y su inmensa capacidad transformadora y demiúrgica. De este modo, el nuevo contexto del renacimiento, iniciaba ya en forma radical, el proceso creciente de secularización y de sacralización, que se verá reforzado más tarde por las grandes revoluciones de la modernidad, orientada ya hacia una clara tendencia antropocéntrica, naturalista, que haría de la inmanencia, el centro de la nueva cosmovisión iniciada por Copérnico y Galileo. La pala- bra humanismo fue derivada de su singular humanista, que en la época del renacimiento italiano se especializaba en los studia humanitatis (gramática, retórica, poesía, historia y ética) estudiado e interpretados a partir de los autores clásicos griegos y latinos. 94 REVISTA COLOMBIANA DE HUMANIDADES ¿Qué es el humanismo? Problemática de la formación humanística El humanismo renacentista, dada su amplitud y complejidad, se fue con- virtiendo además de un movimiento cultural, en una nueva paideia, que se relacionaba con temas y problemas de carácter filosófico, político, ético, educativo y estético. De ahí, que la formación humanística del renacimiento prolongó la tradición de la cultura retórica (cultivada intensamente ya entre los padres griegos y latinos en cuya línea se destacaron fundamentalmente San Agustín y San Juan Crisóstomo), el culto del hablar y escribir bien, elegan- te, cuyos modelos clásicos inspiraron una especie de humanismo filológico de talante erudito y normativo, especialmente por el enorme influjo de las obras de Cicerón. Este ideal humanístico como ideal educativo, fue un componente básico del nuevo saber, de la nueva época, y que influyó más tarde tanto en la Re- forma Protestante y como en la Contrareforma Católica. Los humanistas del renacimiento, estaban no sólo preocupados por la filosofía práctica (ética y política), sino que buscaron una especie de “sabiduría de la buena vida”, que no se quedara sólo a nivel teorético, sino que pudiera traducirse en un modo de vida humano, concreto y cotidiano. Los humanistas se constituyeron por tanto, en una poderosa fuerza modeladora, cultural y educativa, orientada a la consideración utópica de la autonomía del hombre, de su pensamiento al mismo tiempo que a su nueva actividad configuradora de sí y de la historia. Históricamente el humanismo implica muchos matices, que creemos expresa suficientemente en esta descripción de L. Philippart: el humanismo es un movimiento de espíritu, a la vez estético, filosófico, científico y religioso, que comenzó en Italia en el siglo XIV, vivió con vida desigualmente brillante desde el siglo XV en Francia, España, Países Bajos, Alemania, Inglaterra, y en otras regiones de Europa, especialmente en Hungría y Polonia, se desarrolló plenamente en el siglo XVI para agotarse, finalmente, en el XVIII en una nueva corriente de pensamiento y de arte. Preparado desde largo tiempo antes por las corrientes sucesivas de la cultura medieval e intensificado por la difusión y el gusto de las obras griegas y latinas, se caracteriza por un esfuerzo, a la vez individual y so- cial, unas veces apasionado y otras crítico, susceptible de revalorizar al hombre y su dignidad, gracias a la penetración directa real y vivificante de la cultura antigua en la moderna. –Esta descripción quedaría más ANÁLISIS No. 72 95 Eudoro Rodríguez Albarracín completa si se añade el influjo que el pensamiento cristiano medieval siguió ejerciendo, implícita o explícitamente, en muchas de las mejores manifestaciones del humanismo– (Frayle, 1985, p. 24). Este movimiento humanístico del renacimiento, tuvo como soportes, el traba- jo colectivo de inmensa cantidad de traductores, el culto por las bibliotecas, la invención revolucionaria de la imprenta, la ampliación cuantitativa de las uni- versidades, el surgimiento de grandes mecenas y las múltiples asociaciones humanistas que florecieron en los diversos países. “El humanismo más que en las universidades, se desarrolló en numerosas asociaciones y academias, con los nombres más pintorescos, en que se congregaban los aficionados al arte, a las bellas letras y a la filosofía” (Frayle, 1985, p. 42). 4. El prurito de imitación de los clásicos se reorientó, sin embargo, durante la época de la ilustración, llevada más por un ideal racionalista que por el antiguo ideal de la humanitas. Con todo, el humanismo experimentó su re- nacimiento explícito en una corriente totalmente contraria al racionalismo ilustrado, a saber, en la teoría del arte y en la filosofía de la historia elaborada por el clasicismo alemán y por movimiento romántico en los siglos XVIII y XIX (Winckelmann, Hender, Schiller, Goethe, F. Schlegel). Este neohumanismo que reinterpretaba la cultura griega subrayó frente a la visión unilateral del racionalismo, la riqueza polifacética del individuo humano y las exigencias de su armónica educación integral hasta llegar a una obra de arte donde el artista, el proceso creativo y la obra se identifican. Con N. Von Humboldt y otros, éste ideal formativo (opuesto a la deformación utilitarista orientada a la creación de funcionarios de la sociedad en las escuelas reales ilustradas) se dejó sentir incluso en las escuelas (primeros gimnasios humanistas) y a partir de ahí determinó de una manera ciertamente atrevida, la idea que la burguesía ha tenido de sí misma hasta el siglo XX. De este modo, bajo el título de un “Tercer Humanismo” el entusiasmo occidental por la antigüe- dad experimentó una vez más un tardío florecimiento entre las dos guerras mundiales (Jaeger. W, y K. Kerenyi). Pero además de esta perspectiva histórica el humanismo, Martin Heidegger, ha recordado en carácter genérico y “metafísico” del mismo, cuando postula 96 REVISTA COLOMBIANA DE HUMANIDADES ¿Qué es el humanismo? Problemática de la formación humanística de un modo explícito o implícito, una cierta manera de concebir la naturaleza humana y la esencia del hombre. “Pero si se entiende por humanismo en general el empeño destinado a que el hombre esté en libertad de asumir su humanidad, y en ello encuentre su dignidad, entonces según se entienda la “libertad” y la “naturaleza” del hombre es el humanismo, en cada caso, algo distinto. Igualmente difieren las vías de su realización. El humanismo de Marx no necesita una regresión a la antigüedad, ni tampoco el humanismo que entiende Sartre por existencialismo. En este sentido amplio es también el cristianismo un humanismo, en cuanto según su doctrina lo que importa es la salvación del alma (salus aeterna) del hombre, y la historia de la humanidad está en el marco de la historia de la gracia (= salvación). A pesar de ser estas especies de humanismo tan diferentes en cuanto a su fin y fundamento, en cuanto a la especie y medios de realización, en cuanto a la forma de su doctrina, todas ellas coinciden en que la humanidad del homo humanus es determinada en vista a y a una establecida interpretación de la naturaleza, de la historia, del mundo, del fundamento del mundo, esto es: del ente en general. Todo humanismo o se funda en una metafísica o se convierte a sí mismo en el fundamento de una metafísica” (Heidegger, 1990, p. 73). Pers- pectiva crítica por la cual Heidegger se distancia del discurso humanista y de la centralidad antropológica como focos centrales de su propia visión que supone una superación de la metafísica tradicional. 5. Sin embargo, este pluralismo de las diversas formas de humanismo se expresará desde la modernidad en un amplio espectro de filosofías y de movimientos humanistas, que quieren de alguna forma dar respuesta a los nuevos interrogantes derivados del impacto de la modernidad, de las cien- cias, de la tecnología, de la experiencia dramática de las guerras mundiales, de las situaciones de pobreza y miseria del Tercer Mundo... que pide no sólo una nueva reflexión sobre el hombre, sino al mismo tiempo un conjunto de acciones encaminadas a humanizar el entorno social y natural. Humanismo, por tanto, que quiere diferenciarse no sólo por su contenido sino por su énfasis particular en el plano de la praxis y su empeño ético de transformar integralmente la condición humana. De ahí que podamos tipificar algunas de sus expresiones más conocidas: el humanismo filológico (Jaegger W.); el humanismo de influencia científica (Julian Huxley, L. Biaswanger, Teilhard ANÁLISIS No. 72 97 Eudoro Rodríguez Albarracín de Chardin); el humanismo educativo pedagógico (Ugo Spirito, J. Maritain, P. Freire); el humanismo marxista (A. Schaff, R. Garaudy, H. Marcuse); el hu- manismo cristiano (D. Bonhoeffer, K. Rhaner, J. Moltmann, J. Metz, Vaticano II) (tipología presentada por Pieretti, 1994). Este pluralismo cosmovisivo de las diversas formas de humanismo empero, pueden simplificarse haciendo alusión a las dos formas paradigmáticas del humanismo en la cultura occidental: el humanismo antropocéntrico (Protá- goras: el hombre es la medida de todas las cosas) y el humanismo teocéntrico (Platón: Dios es la medida de todas las cosas) según se piense en un ideal de humanidad que incluya o excluya la presencia de lo divino, la perspectiva de la trascendencia. En esta perspectiva, el humanismo moderno, en cuanto pensamiento secularizado se presenta en la mayor parte de sus expresiones como ateísmo humanista, enfatizando no tanto la negación de Dios, cuanto la realización del hombre como ser autónomo y libre. “Probablemente poda- mos expresar mejor la situación espiritual de nuestro tiempo diciendo que bien en la línea cristiana, bien en la no cristiana, se manifiesta una creciente tendencia hacia la humanización, y que tanto la iglesia como el mundo no creyente sufren, cada uno a su manera una influencia profundísima proceden- te de esta concentración de lo humano como tal. La dignidad de la persona humana, la autonomía de la razón humana, la libertad como valor inviolable de la persona humana, la igualación de los derechos fundamentales para todos los hombres, sin discriminaciones de sexo, raza, nacionalidad, filosofía o situación social, la tolerancia, la democracia, la justicia social.... Todos estos conceptos están siendo examinados y enriquecidos con aspectos nuevos de la filosofía moderna y de las conquistas de las ciencias empíricas del hom- bre. Estas ciencias, a su vez, ejercen un profundo influjo sobre la teología, la ética y el pensamiento ético-ideológico en general. Los dramas humanos del reciente pasado y las amenazas actuales –la guerra total, los campos de exterminio en masa, los sistemas políticos totalitarios, la discriminación racial, los lavados de cerebro, las armas nucleares, el hambre y la superpoblación, la incertidumbre social– todo esto, repetimos, se impone como inspiración necesaria para una reorientación universal de los valores fundamentales y de los principios directivos del incierto porvenir de la humanidad” (Girardi y otros, 1985, p. 922). 98 REVISTA COLOMBIANA DE HUMANIDADES ¿Qué es el humanismo? Problemática de la formación humanística Este inventario de problemas es el que replantea hoy y en las últimas dé- cadas, la necesidad de configurar un nuevo humanismo, una especie de humanismo ético de la supervivencia, que se oriente no sólo a la perenne declaración sobre la excelsa dignidad de la vida humana, sino que se con- vierta en una dinámica de humanización que haga del mundo una morada digna del hombre. Sobre esta base común se contemplan hoy los derechos fundamentales de la persona, el descubrimiento de las relaciones orgánicas con la naturaleza y la necesidad histórica de un diálogo permanente entre las diversas concepciones del hombre y de la historia. Se trata por tanto de posibilitar la construcción de un humanismo universal, abierto, ecuménico que dialogue y construya desde las diferencias, sobre las posibilidades de una subsistencia común y que permita, por primera vez, un diálogo integral entre el Occidente y el Oriente. Problemática de la formación humanística La problemática actual de la formación humanística está suscitada por el im- pacto de la ciencia y la tecnología, reforzada muchas veces por la mentalidad tecnocrática, el tecnicismo y una fuerte mentalidad pragmática orientada sólo hacia la actividad instrumental. De este modo surge el dualismo educativo: la cultura científica y la cultura humanística. Podríamos hacer una descripción de los problemas inherentes a la actual formación humanística que abarcaría todo el proceso educativo, especial- mente en el ámbito universitario: Como problema teórico el humanismo sigue siendo un tema abierto y nunca agotado. Incluye desde su propia auto comprensión y definición hasta las formas radicales que impugnan la viabilidad y la vigencia de las doctrinas humanistas considerándolas anticientíficas o superadas en las actuales tendencias estructuralistas y las filosofías analíticas. Dado el impacto de la secularización en la cultura occidental, la mayor parte de los humanismos modernos tienden a rechazar en forma explícita la forma religiosa y teológica del humanismo cristiano. En la práctica, la ANÁLISIS No. 72 99 Eudoro Rodríguez Albarracín categoría humanismo es sinónima de visión anticristiana y antireligiosa. Se trata por tanto de revivir la discusión sobre las dos formas básicas del humanismo: el humanismo teocéntrico y el humanismo ateo. En esta perspectiva juega un papel importante la visión humanista generada por los documentos del Concilio Vaticano II, en especial la constitución pastoral Gaudium et spes. Al mismo tiempo se sigue planteando el problema de la validez y la vigencia del humanismo clásico, centrada en torno a la discusión sobre la existencia o no de una naturaleza humana, o de una cierta “condición humana” tal como se emplea en la filosofía de Jean Paul Sartre. Discusión que en fondo supone la apertura o el rechazo a la dimensión metafísica. Subsiste además el problema de la captación del humanismo dentro del pensamiento oriental en donde todavía existe un vínculo muy estrecho entre las ideas religiosas y las ideas filosóficas, y en donde particular- mente todavía no existe la problemática de la secularización. A esto se agrega la dificultad de articular la nueva racionalidad científica y técnica, la nueva cosmología derivada de las ciencias naturales y el mundo de los valores propugnado por el movimiento humanístico. Tal es el trasfondo radical de los diversos proyectos educativos que se proponen como meta la utopía de la formación integral. En la perspectiva del humanismo cristiano muchos teólogos sostienen que en sentido estricto el cristianismo no es un humanismo, sino que la fe cristiana debe estar abierta a diversos humanismos cuya única perspectiva es estar abiertos a la posibilidad de la trascendencia. En este contexto es significativo el enfoque diferenciado del humanismo al interior de la teología protestante y la teología católica. El humanismo tiene además hoy una fuerte crítica de las corrientes “an- tihumanistas” la mayoría de ellas provenientes del estructuralismo y la filosofía analítica, que consideran dicho enfoque poco adecuado para el análisis objetivo de la realidad. En algunas tendencias postmodernas, el humanismo es visto como otro meta-relato vinculado a la metafísica a las concepciones globales de la historia. 100 REVISTA COLOMBIANA DE HUMANIDADES ¿Qué es el humanismo? Problemática de la formación humanística Existe además un nuevo clima que propugna un neohumanismo, que deje el acento antropocéntrico y se articule en forma orgánica con las perspectivas holísticas del discurso ecológico o como un movimiento que debe asumir las nuevas exigencias de la interdisciplinariedad de las ciencias y el pensamiento complejo (Edgar Morin). 6. Podemos vislumbrar un conjunto de problemas de formación humanís- tica en el contexto de la Universidad Santo Tomás y en la perspectiva de su Proyecto Educativo Institucional: El nuevo PEI privilegia de modo claro y contundente el talante humanís- tico de la formación en la USTA, inspirado en el humanismo tomista, en el modelo de Estudio General de la Universidad y en la articulación compleja entre teología y filosofía. Dicha centralidad se halla esbozada en la misión institucional de la Universidad (Estatuto Orgánico del 2002, artículo 7): “La misión de la Universidad Santo Tomás, inspirada en el pensamiento humanista cristiano de Santo Tomás de Aquino, consiste en promover la formación integral de las personas, en el campo de la educación superior, mediante acciones y procesos de enseñanza-aprendizaje, investigación y proyección social, para que respondan de manera ética, creativa y crítica a las exigencias de la vida humana y estén en condiciones de aportar soluciones a la problemática de la sociedad y del país”. El Departamento de Humanidades constituye en el contexto de la USTA y dentro de la inspiración de Estudio General el ámbito privilegiado de la articulación filosófico-teológica con las diversas disciplinas particulares. Este espacio que se establece a partir de la metodología problémica (PEI 4.3) o de los sistemas modulares, son el principio del ejercicio inter y trasdisciplinar. Constituye, además, la forma teórica y práctica de ir integrando armónicamente dentro de un proceso formativo y complejo, la cultura científica y la cultura humanística. La misma transversalidad tiene aquí su espacio adecuado no como imposición curricular, sino como integración de problemas comunes que atraviesan todos los espacios académicos e investigativos. ANÁLISIS No. 72 101 Eudoro Rodríguez Albarracín Por ello, la transversalidad que implica una previa revisión epistemio- lógica, debe implementar un modelo flexible que oriente no sólo los contenidos y núcleos problémicos, sino que se oriente a la configuración de actitudes, criterios y valores formativos que deben ser abarcados en el transcurso de toda la carrera y por todas las disciplinas. De ello se desprende la necesidad de elaborar materiales didáctico- pedagógicos, que se ajusten no sólo a la nueva dinámica exigida por la nueva ley de créditos, sino principalmente por la producción específica y conjunta tanto de los profesores de humanidades como de la labor conjunta con los profesores de las otras disciplinas. Por tal motivo, se hace necesaria la implementación de un seminario permanente de humanidades, que nutra la reflexión y la producción específica del Departamento de Humanidades. En dicha perspectiva los diversos ma- teriales y módulos podrían ampliarse desde materiales específicos del Departamento, hasta trabajos conjuntos con la Facultad de Filosofía y los profesores pertenecientes a las diferentes disciplinas y carreras. Función específica además del Departamento de Humanidades, es fomen- tar foros, debates e intercambios sobre problemas fronterizos, abiertos en principio a toda la comunidad universitaria. Se trata por tanto de abrir espacios académicos de discusión no sólo entre los humanistas sino entre todos los profesores y alumnos de la comunidad universitaria. Ello implica abordar en forma específica la problemática de la enseñanza, de la didáctica, de la metodología y de la investigación en humanidades. Al igual que en Bucaramanga, la sede de Bogotá debe pensar en la reali- zación de un foro humanístico, especialmente entre las diversas universi- dades católicas pensando en el proyecto de un Foro Internacional sobre Humanidades que opere de modo análogo a los Congresos de Filosofía Latinoamericana. Finalmente, el Departamento debe corroborar la polí- tica y el principio de que un departamento no es sólo un subsistema de servicios (clases) sino un espacio de gestación permanente de proyectos investigativos y de la creación de una sólida cultura humanística, en perspectiva cristiana. 102 REVISTA COLOMBIANA DE HUMANIDADES ¿Qué es el humanismo? Problemática de la formación humanística Signi cado de humanismo “Humanismo significa confiar en el hombre, tener fe en el hombre y com- prometerse -estar comprometido- para que su vida sea digna y feliz, justa y dichosa. Aunque haya habido a lo largo de la historia diversas modalidades de huma- nismo, todas ellas han pretendido el esclarecimiento y la realización plena de la realidad humana, de lo que han entendido como verdadera vida hu- mana, enfrentándose con los obstáculos y amenazas que en cada momento impedían una vida buena en concordancia con el ser humano. La conciencia de estar perteneciendo a un destino común, de formar parte de la unidad del género humano, y la creencia en la perfectibilidad del hombre en virtud de sus propios esfuerzos permiten confiar en un futuro más acorde con las posibilidades que ofrece su “naturaleza” abierta. El humanismo, cualquiera que sea su cualificación posterior, es ante todo creer en el hombre y defenderlo sobre todas las cosas, bajo la firme convicción de que se trata de una realidad que “no vale para nada” y, por consiguiente, es la más valiosa y preferible por su dignidad. De ahí que todo lo demás deba ponerse a su servicio, pues de lo contrario el hombre queda instrumenta- lizado y degradado. Ordenar la vida en todas sus facetas en función de la realidad que tiene dignidad y no precio es un proyecto humanista. El hombre es fin y no meramente medio. Es fin en sí mismo, digno de respeto en todas las relaciones que configuran su vida individual, comunitaria y social, en las relaciones familiares, políticas, económicas y educativas. Todas estas posibles instancias son mediaciones que tienen una dirección humanista cuando están al servicio de las necesidades y aspiraciones auténticamente humanas, del reconocimiento recíproco de los hombres en su dignidad. Este es el sentido esencial de todo humanismo: poner al hombre como centro axiológico del cosmos, como raíz y finalidad de todas las relaciones que se establezcan con la naturaleza y con los demás hombres en el progreso de la humanidad”. ANÁLISIS No. 72 103 Eudoro Rodríguez Albarracín Referencias Barth, Jaspers (1957), Hacia un Nuevo Humanismo, Madrid, España, Guadarrama. Einstein Albert (1985), Mi Visión del Mundo, Barcelona, España, Orbis. Fraile, Guillermo (1985), Historia de la Filosofía, Madrid, España, T.III, BAC, 1985. Girardi G. (1985), Enciclopedia del Ateismo Contemporáneo, Madrid, España, Trotta. Heidgger, M. (1990), Carta sobre el Humanismo, Buenos Aires, Argentina, Sur. Jaeger, W. (1980), Humanismo y Teología, México, Fondo de Cultura Económica. 104 REVISTA COLOMBIANA DE HUMANIDADES

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