La Revolución Rusa (1917-1936) (Segunda Parte) - PDF

Summary

Este documento analiza la Revolución Rusa, enfocado en el período del Comunismo de Guerra a la NEP. Se discute de las consecuencias económicas y sociales que sufrió Rusia tras la Revolución y la Guerra Civil. En este resumen se plantea el surgimiento de la burocracia como una nueva clase dominante.

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Adamovsky, Ezequiel. La Revolución Rusa (1917-1936) (segunda parte) 2.3.2 Del Comunismo de Guerra a la NEP Podría plantearse un primer período del nuevo gobierno hasta 1921. En este momento los bolcheviques se enfrentan con una serie de problemas de magnitud tal que impiden cualquier estrate...

Adamovsky, Ezequiel. La Revolución Rusa (1917-1936) (segunda parte) 2.3.2 Del Comunismo de Guerra a la NEP Podría plantearse un primer período del nuevo gobierno hasta 1921. En este momento los bolcheviques se enfrentan con una serie de problemas de magnitud tal que impiden cualquier estrategia a largo plazo. En primer lugar, su poder inicialmente se limitaba a unos pocos centros urbanos. Luego de la Revolución la presencia del Estado en la mayoría de las zonas rurales y en las regiones no-rusas era prácticamente nula. En ese contexto, se inició una reacción contrarrevolucionaria de gran escala, encabezada por antiguos oficiales y partidarios del zarismo y ayudada por varios ejércitos extranjeros, que condujeron una Guerra Civil durante más de dos años. El gobierno revolucionario debió formar un Ejército Rojo, en el que se alistaron la flor y nata de los obreros partidarios de la revolución, muchos de los cuales murieron en el frente. De este modo, la primera tarea fue construir un nuevo Estado mientras se combatía militarmente otros intentos en el mismo sentido. En segundo lugar, la Guerra Mundial y luego la Revolución y la Guerra Civil destruyeron la escasa industrialización que existía en Rusia. Las ciudades entraron en caos económico y desabastecimiento. Muchos de los obreros que no marcharon al Ejército Rojo, y que todavía mantenían contactos con sus aldeas de origen, abandonaron el hambre de los centros urbanos y volvieron a convertirse en campesinos. Para el gobierno se planteó entonces el problema básico y cotidiano -pero vital- de alimentar y calefaccionar a la población urbana. Sin productos manufacturados para ofrecer a cambio a los campesinos, ¿De dónde obtener comida?. El dinero mismo había desaparecido, y la mayoría de las transacciones eran trueques. Para solucionar esta cuestión, el gobierno organizó un sistema de brigadas que se dirigían al campo y requisaban cereales por la fuerza. Se suponía que sólo se llevarían grano de aquellos que acumulaban, pero en la práctica las brigadas tomaban lo que encontraban. Como consecuencia, en varias zonas se padeció hambre, y se llegaron a registrar casos de canibalismo. Esto condujo a un malestar creciente entre los campesinos, que sólo apoyaban a los bolcheviques porque sabían que el regreso de un gobierno de los antiguos terratenientes sería peor para ellos. En algunas regiones se formaron "ejércitos verdes" de campesinos, que luchaban contra los "blancos" tanto como contra los "rojos". Como consecuencia de la Guerra Civil, Rusia se transformó en un país aún más agrario que antes. Gran parte de los mejores obreros y cuadros bolcheviques perecieron, de modo que la clase proletaria era ahora una minoría más pequeña que antes. Cuando terminó la guerra, derrotados los blancos, el gobierno comprendió que era necesario un cambio urgente en la política, para recuperar la economía y fortalecer la alianza con los campesinos, y así consolidar su poder. Como parte de la Nueva Política Económica (NEP), el gobierno reemplazó las requisas de grano por un impuesto fijo, y permitió la existencia del capital privado en la industria, junto con las empresas estatales. Se restableció la circulación monetaria y, con ella, las transacciones mercantiles entre el campo y la ciudad. La NEP abrió un nuevo período, que durará hasta 1929. A pesar de que Lenin planteó la nueva orientación como un paso necesario en la transición hacia el socialismo, para muchos militantes bolcheviques de base quedó una sensación amarga. Para éstos, la NEP -con la reimplantación del dinero y la propiedad privada- significaba un paso atrás hacia el capitalismo, una batalla perdida a manos de los campesinos. De este modo, la alianza obrero-campesina se había salvado, por el momento, pero el resentimiento de ambas partes permanecía. 2.3.3 Los inicios de la burocratización Ya en el primer período comenzó a hacerse visible otro problema, quizás el más importante: el progresivo surgimiento de una capa burocrática que terminaría convirtiéndose en una nueva clase dominante. La Revolución terminó con todas las jerarquías sociales previas nobleza, zares, burguesía-, dejando sólo a las clases subalternas. Pero la Guerra Civil, como vimos, diezmó a la ya pequeña clase obrera, especialmente a la parte políticamente más consciente y educada. De modo que el año 1921 encuentra a un gobierno bolchevique débilmente sustentado en el apoyo pasivo e inestable de un mar de campesinos y de un puñado de obreros. Paralelamente las tareas que el Estado debía afrontar no sólo no desaparecieron, sino que aumentaron. El nuevo estado soviético no sólo tenía que cumplir las funciones técnicas mínimas de cualquier sociedad moderna -educación, justicia, infraestructura básica, etc.-, sino que debía también extraer un excedente económico de la clase campesina para el desarrollo nacional. Sin representar un interés de clase específico, el Estado sin embargo debía redistribuir ingresos entre distintos sectores de la sociedad. En resumen, permanecía una función social conflictiva del Estado, aún cuando habían desaparecido las jerarquías sociales extra-estatales previas. En este vacío social, el estrato que encarnaba las funciones estatales expandió su poder en una forma nunca vista antes. La burocracia, como estrato social, existe en toda sociedad moderna, incluyendo al capitalismo. Siempre que se requiere gestionar o coordinar tareas complejas existe una burocracia: en el Estado, en una gran empresa, en un Partido político, en un club de fútbol. En todos estos casos, es un grupo con características similares: una estructura jerárquica que desarrolla una tarea impersonal, cuyos miembros aspiran a un sistema de ascensos pre-determinado y mecánico. Los cargos son estables; reciben una paga por sus tareas, independientemente de los resultados finales, y gozan de un cierto prestigio social escalafonado, tal como la paga. Pero las burocracias nunca tienen una misión determinada por ellas mismas. Por el contrario, su tarea es gestionar intereses provenientes "de afuera", de otro grupo social: en el Estado, de las clases sociales y los votantes; en la empresa, de los dueños; en el Partido, de los afiliados; en el club, de los socios, etc. Particularmente en el capitalismo, la expansión de la burocracia estatal está limitada por la existencia de una clase dominante basada en la propiedad privada. La experiencia soviética permite ver, por primera vez, un caso de burocratización de la sociedad en su conjunto. Al eliminarse casi todos los grupos sociales y todas las jerarquías, una burocracia surgida originariamente en un partido político -el bolchevique-, logró expandir su forma de organización al resto de la sociedad. En virtud de esta expansión, la burocracia reemplazó una división en clases sociales por una jerarquía única de estatutos socioeconómicos. Al combinarse la necesidad imperiosa de un Estado que cumpliera funciones vitales, con un gran vacío social, la burocracia soviética pudo transformar a la sociedad entera a su imagen y semejanza, convirtiéndose ella, en ese mismo proceso, en una nueva clase dominante. Pero al contrario de la burguesía, la burocracia no ejerce su explotación de clase individualmente, en virtud de su propiedad de los medios productivos, sino colectivamente, en virtud de su puesto en la jerarquía que controla la totalidad del proceso productivo. El poder de clase de la burocracia soviética se basaba en la división entre la concepción y la realización del trabajo. En virtud de su control del proceso productivo -y no de la propiedad-, la burocracia se apodera colectivamente del excedente económico generado por los trabajadores. Pero para llegar a ser una clase dominante estable, la burocracia soviética debió atravesar por un largo y costoso proceso, a través del cual logró, paso a paso, eliminar todas las resistencias de la sociedad, aun si eran débiles. Su lugar de origen fue el propio partido bolchevique, y fue allí mismo donde tuvo que vencer a algunos límites muy poderosos. Poco tiempo antes de perder la salud, el propio Lenin advirtió el proceso de burocratización, y recomendó medidas para frenarlo. Pero algunas de sus propias iniciativas terminaron favoreciéndolo, especialmente la prohibición de las fracciones dentro del Partido. Esto produjo el debilitamiento de la vigorosa vida política interna, y facilitó el paulatino ascenso de Stalin, cuyo principal apoyo era la propia burocracia. Aún así, a Stalin le costó varios años afianzar su liderazgo, eliminando uno a uno a los dirigentes rivales, hasta que acabó literalmente con la casi totalidad de sus viejos compañeros luego de 1936. También la decisión de Lenin de disolver la Asamblea Constituyente, y de alejar del gobierno a mencheviques y eseritas de izquierda, al acabar con los últimos canales de democracia, limpió el camino para la burocratización. Otro límite importante para la expansión de la burocracia era la misma clase obrera, protagonista de la Revolución. A través de una serie de medidas políticas, el Partido-Estado eliminó una a una las instituciones propias de la clase. Lo primero en abolirse fue el Control Obrero de la producción y los Consejos Obreros. Bajo el pretexto de la necesidad de acelerar la recuperación económica, poco después de 1917 se instauró el control unipersonal de las fábricas, a manos de gerentes nombrados por el Estado. Del mismo modo, combinando cooptación y represión, se terminó luego con la vida independiente de los sindicatos. Por su parte, los Soviets pasaron a formar parte de la Constitución de la nueva república como órganos fundamentales de la estructura del Estado. Pero pronto quedó claro que eran cascarones vacíos, ya que el poder real estaba en manos del Partido. De todos modos, hay que tener presente que la clase obrera, aun privada de sus instituciones independientes, siguió apoyando real y activamente al gobierno, al menos hasta principios de la década de 1930. Sin este hecho la burocracia habría encontrado mayores problemas en su camino. El campesinado, por último, no constituía una resistencia importante para la burocratización. Los aldeanos durante la década del '20 mejoraron su nivel de vida y, en general, para ellos el Estado era una presencia lejana. Por otro lado, su escaso grado de organización no favorecía ninguna acción coordinada. 2.4 El gran viraje 2.4.1 Los problemas económicos de la NEP El lento ascenso de la burocracia como grupo social de peso se extiende a lo largo de toda la década del '20, de la mano con el ascenso personal de Stalin como líder indiscutido del Partido Comunista (PC). Pero este ascenso no sólo tuvo que ver con el apoyo de ese grupo social y la debilidad del resto. Tan importante como eso fue el hecho de que Stalin planteó una salida para la encrucijada en la que la URSS parecía estar durante la NEP, ganándose el apoyo de gran parte de la población. En efecto, la NEP había logrado su objetivo de restaurar la alianza obrero-campesina, pero no conseguía resolver la cuestión fundamental del desarrollo económico. Como habíamos señalado, el problema era de dónde obtener un excedente para fomentar un crecimiento industrial. La NEP planteaba la necesidad de apropiarse de ese excedente -procedente del campo-, por medios no coercitivos, es decir, a través del mercado. Pero la pequeña propiedad rural tenía un nivel de productividad bajísimo. Además, la racionalidad económica de los campesinos, comentada más arriba, dificultaba más las cosas. Habíamos señalado que las familias campesinas buscan un equilibrio entre satisfacción de las necesidades y grado de autoexplotación. Por ello, cada vez que se quería aumentar los precios de los bienes manufacturados en desmedro de los cereales (para extraer mayor cantidad de excedente para la industria), los campesinos simplemente dejaban de comprar esas manufacturas. Preferían acumular sus cosechas o consumirlas ellos mismos. Este comportamiento se produjo dos veces durante la NEP -las llamadas "crisis de las tijeras"-. El resultado, en ambos casos, fue el desabastecimiento en las ciudades, que obligó al Estado a bajar los precios fabriles, para que los campesinos "volvieran" al mercado. Esta situación irritaba particularmente a los obreros, quienes habiendo hecho la Revolución, se sentían el sector menos favorecido. Y como efecto general, el crecimiento económico se producía sólo a ritmos muy lentos. Durante toda la década se desarrolló dentro del PC un álgido debate económico, entre quienes querían aumentar la presión sobre los campesinos y así acelerar la industrialización, y los que opinaban que debía continuarse en la misma senda de la NEP, atando el desarrollo industrial al lento desarrollo rural, para mantener la alianza con los campesinos. En ese debate Stalin tuvo un bajo perfil, apoyando cada vez a un bando distinto en contra del otro, mientras reforzaba su poder y eliminaba a sus rivales. Cuando hubo acumulado suficiente autoridad, impulsó un cambio radical en la estrategia económica seguida hasta entonces. Es lo que se llamó "el gran viraje", o la "segunda revolución", impulsada esta vez desde arriba. 2.4.2 Colectivización forzosa, industrialización acelerada y planificación económica La idea de Stalin era cortar de cuajo la supuesta causa del fracaso de la NEP. De lo que se trataba era de obligar a los campesinos a colectivizar sus parcelas, formando enormes granjas cooperativas (los "koljoz") o estatales (los "sovjoz") cuyas tierras se trabajarían en forma conjunta, con nueva tecnología que proveería el Estado. Los tractores soviéticos reemplazarían al arado de madera. Se suponía que eliminando la pequeña propiedad y racionalizando la producción se lograría una productividad mucho mayor. Era necesario, en fin, organizar también el campo según las normas del sistema fabril, y convertir a los campesinos en una especie de asalariados rurales. Con el excedente que se obtendría así, planificando desde el Estado su inversión, se podría desarrollar una industrialización acelerada y a gran escala. Además, de este modo se acabaría con la amenaza del carácter pequeño- burgués del campesinado, y con la necesidad de contarlo como aliado. Como parte de su estrategia, Stalin convocó en su ayuda a la clase obrera, ya que todavía carecía de cuadros del Partido confiables en el campo. Miles de obreros respondieron entusiasmados al llamado, especialmente muchos héroes de la Guerra Civil. Para ellos había llegado la hora de ajustar cuentas con el campesinado, ese aliado incómodo que -según su parecer-, estaba retrasando la construcción del socialismo, y había obligado a una marcha atrás en 1921. La colectivización de la agricultura era, en teoría, voluntaria para los campesinos medianos y pequeños. Respecto de los ricos ("kulak"), se disponía lisa y llanamente su liquidación como clase. En la práctica, sin embargo, la colectivización fue obligatoria, y se reprimió a todo aquél que se opusiera, sin importar su nivel económico. En realidad, la distancia social entre un campesino mediano y uno rico era muy corta: quizás uno con un caballo y una vaca de más ya era considerado "kulak". De este modo, muchas veces esta categoría difusa se manipuló para calificar a cualquier enemigo político en el campo y así expulsarlo. Varios millones de campesinos desarraigados perecieron de un hambre políticamente organizada por el Estado, desde 1929. Los campesinos reaccionaron al ataque empleando varias formas de resistencia. Muchos de los obreros y cuadros del Partido enviados al campo fueron asesinados. En algunas zonas hubo rebeliones armadas, y las revueltas de mujeres campesinas fueron muy comunes. En todo el campo circulaban rumores acerca de la llegada del Anticristo y el fin del mundo. Una forma de resistencia masiva fue la matanza generalizada del ganado. Ante la noticia de que también sus animales serían colectivizados, los campesinos preferían matarlos y comerlos. El resultado de todo esto fue una drástica disminución del stock de animales, que produjo una gran ola de hambre en el campo en los primeros años de la década del '30. La organización colectiva del campo, así gestada, nunca logró los resultados esperados en todos los años que existió la URSS. Sin embargo, fue suficiente para quebrar el modo de vida y la identidad de los campesinos, convertidos ahora mitad en asalariados y mitad en cuentapropistas, de empresas mitad cooperativas y mitad estatales, sumidos en una nueva forma de servidumbre. Simultáneamente, se desarrolló en las ciudades un plan masivo y acelerado de inversiones fabriles, especialmente en industria pesada. Los Planes Quinquenales, bajo la planificación central del Estado, multiplicaron las empresas y cambiaron radicalmente el lugar de la economía urbana. En pocos años la sociedad soviética sufrió enormes transformaciones. 2.4.3 La sociedad bajo el estalinismo El Gran Viraje significaba la necesidad de movilizar a toda la población de acuerdo a un Plan de reformas de gran escala, dictado desde arriba. Significaba reglas de juego enteramente nuevas para vastos sectores de la sociedad. La política cautelosa típica de la NEP, preocupada por mantener el equilibrio inestable de la alianza obrero-campesina y un cierto compromiso con el capital privado, dio paso a una mucho más agresiva. Así, el clima de relativa libertad que todavía se vivía en los años '20 devino un régimen opresivo en niveles nunca antes vistos. La década del '30 presenció varias "guerras sociales". Además de la guerra social contra el campesinado, hubo ataques a otros grupos, dirigidos desde el Estado. En primer lugar, entre 1928 y 1931 se apuntó a los llamados "especialistas burgueses", los técnicos y administradores de las fábricas contratados por su experiencia, pero sospechosos por haber desempeñado funciones en la época zarista. Se los utilizaba como chivos expiatorios para explicar todos los problemas de la industrialización, argumentando que saboteaban los planes. Esta campaña se suspendió bruscamente en el año 1931, y hubo intentos de reconciliación con los "especialistas". El motivo de esto es que, mientras tanto, las relaciones del Estado con la clase obrera habían empeorado, y la indisciplina laboral era ya un problema grave. Ante esto, se desató una segunda guerra social, con medidas fuertemente represivas para cualquier conducta inconveniente en el lugar de trabajo. Las penas por faltas como el ausentismo, el alcoholismo o el daño a una máquina, fueron de una terrible severidad. En tercer lugar, se desarrolló una última guerra social, a partir de 1936, contra los activistas sobrevivientes de otros partidos y especialmente contra los viejos cuadros bolcheviques. En una serie de purgas y juicios -los Procesos de Moscú-, Stalin se deshizo de todos los comunistas de su generación, de modo de no permitir ningún posible recambio de su liderazgo. La saña fue tal, que incluso mandó a asesinar a Trotsky, que había logrado escaparse y estaba asilado en México. También toda expresión artística sufrió el control férreo del Estado, lo que significó el final de toda vida cultural autónoma. Al final de estos Procesos, Stalin contó con un Partido de militantes relativamente nuevos, absolutamente leales a su persona. Por otro lado, la URSS se pobló de numerosos campos de trabajos forzosos -el famoso "GULAG"-, a los que se enviaba por tiempo indeterminado a muchas de las víctimas de estas tres guerras sociales. Como resultado de éstas y de la Colectivización, se calcula que 12 millones de soviéticos murieron en esos años a manos del régimen. A partir de entonces, el terror penetró profundamente en las mentes y en las prácticas de los soviéticos. El clima de terror y represión que caracterizó -con altibajos- todo el período de Stalin, junto con el avance del Estado por sobre las libertades mínimas y la vida privada de las personas, llevó a muchos a pensar que la sociedad soviética era de una naturaleza nueva, distinta a cualquier cosa conocida antes. Desde la década del '30 la URSS empezó a ser comparada con los regímenes fascista de Italia y Nazi de Alemania, como una forma de sociedad de masas con muchos puntos en común. Especialmente desde la segunda posguerra, se difundió el nuevo concepto de "sistema totalitario" o "totalitarismo" para caracterizar a esas nuevas sociedades. El concepto de "totalitarismo" fue utilizado por muchos intelectuales y académicos, bajo diferentes formulaciones. Sin embargo, todas ellas caracterizan a ese tipo de sociedades según una imagen en común. De acuerdo a tal imagen, estos regímenes, por medio del terror sistemático, habrían logrado atomizar completamente a la sociedad. Cualquier forma de lazo social entre los individuos se habría quebrado, dejando, por un lado, a un Estado todopoderoso y, por el otro, a las masas aisladas, impotentes. El Estado habría penetrado y absorbido todo el espacio de la sociedad civil, poniendo toda la vida social bajo su control. De esta manera, puede movilizar a la población a su antojo, sin encontrar ningún límite. La soledad y aislamiento de los individuos es tal que no resulta posible encontrar formas de oposición al régimen. Así, el Estado habría logrado independizarse de cualquier necesidad de legitimación por parte de la sociedad. Su existencia, entonces, es monolítica y su poder es total. Por ello, no existiría posibilidad de cambiar este estado de cosas desde adentro. La única forma de acabar con un sistema totalitario sería una acción militar desde afuera. Esta imagen de la URSS como "totalitarismo" logró transformarse en una idea de sentido común. Sin embargo, desde la década del '60 recibió numerosas críticas y hoy, entre los académicos, está prácticamente abandonada. Los cuestionamientos son de dos tipos: teóricos y empíricos. Por un lado, desde el punto de vista de la validez teórica del concepto de "totalitarismo", se ha señalado que el mismo supone una división absoluta entre las esferas de lo público y lo privado, de modo que aquello -el Estado- puede existir independientemente de esto -la sociedad-. Esta división exagera la autonomía del poder político, desconociendo los límites sociales que existen para su ejercicio. El Estado -aun el más autoritario-, está siempre relacionado orgánicamente con la sociedad de la que es expresión y parte. La escuela del "totalitarismo", por ello, no es capaz de encontrar en la misma sociedad las fuentes de ese poder, en apariencia autónomo. En segundo lugar, los historiadores plantearon una serie de cuestionamientos empíricos. Para ellos, la imagen de un sistema monolítico y una sociedad aterrorizada y atomizada no permite ver que, bajo las apariencias, la sociedad seguía latiendo de muchas formas. Por un lado, muchos trabajos mostraron que en varios períodos el régimen de Stalin gozó de un genuino apoyo popular en algunos sectores, particularmente la clase obrera en los primeros años, y otros sectores que se beneficiaron de una movilidad social ascendente -incluyendo la burocracia-. Este apoyo es el que permitió a Stalin eliminar al campesinado, iniciar sus reformas desde arriba y mantenerse en el poder por años. Por otro lado, los historiadores también mostraron que aun en los peores momentos existieron formas de oposición al poder estatal. Y si éstas no lograron resultados visibles, esto puede explicarse por la dinámica de la propia sociedad. En efecto, el período de Stalin produjo enormes cambios en la composición y dinámica de la sociedad. Por un lado, entre las clases subalternas ya habíamos comentado que el mundo campesino sufrió una profunda ruptura que cambió completamente su estilo de vida. En el mundo urbano, por otro lado, la clase obrera experimentó también grandes cambios. Entre 1928 y 1940 su número casi se triplicó, con trabajadores nuevos y muy poco experimentados: jóvenes, mujeres y los millones de migrantes semianalfabetos del campo. Por otro lado, la mecanización del trabajo en las grandes empresas recién instaladas produjo una mayor demanda de trabajo no calificado. El efecto de estos dos factores fue la división de la clase obrera en dos estratos: uno formado por trabajadores calificados -que gozaba de altos salarios-, y otro más numeroso compuesto por los "recién llegados" -que cobraban salarios muy bajos, vivían en condiciones miserables y carecían de una experiencia o tradición obrera de lucha u organización-. Esta pérdida de homogeneidad social de la clase obrera -sumada al hecho de que muchos obreros aún apoyaban al régimen-, impidió cualquier acción opositora colectiva de gran escala. Pero esto no quiere decir que no hubiera luchas parciales contra el sistema. Las huelgas o el trabajo negligente fueron formas de oposición que desafiaron al terror. Por otro lado, en el mismo período se produjeron fuertes movimientos de ascenso social. La escasez de personal técnico y gerencial calificado abrió oportunidades para el ascenso de los llamados praktiki -trabajadores con poca calificación pero que, por su inteligencia práctica o buena disposición eran promovidos a tareas de gestión de alta complejidad-. Los puestos gerenciales y técnicos crecieron en esta época casi ocho veces, mientras que los de empleados de oficina lo hicieron más de tres. Todo esto fue acompañado de una política de diferenciación salarial profunda, que acababa con el relativo igualitarismo de ingresos de los años '20. A esto se agregó una verdadera "revolución en el status": se aumentó el poder y las atribuciones de los nuevos burócratas y directores de empresa, mientras que se eliminaban algunas trabas que antes pesaban sobre ellos -por ejemplo, cierto control sobre la producción que aún conservaban en el interior de las empresas los sindicatos o las comisiones de obreros. Todos estos sectores en ascenso todavía carecían de la comunicación u organización necesaria para oponerse a las arbitrariedades de Stalin, pero tenían muy buenos motivos para apoyar la continuidad del régimen que los había beneficiado. En conclusión, el funcionamiento de un sistema como el estalinista no puede explicarse sólo por la represión y el terror. El clivaje entre los grupos subalternos y el ascenso social de nuevos y amplios sectores es una parte fundamental de la respuesta.

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