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Guía Didáctica de Historia de México II - 2022A - PDF

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BetterThanExpectedCello

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2022

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Mexican History Porfiriato Revolution History of Mexico

Summary

This document is a teaching guide on Mexican history, specifically covering the Porfiriato era (1876-1911) and the Mexican Revolution. It analyzes the political, economic, and social transformations of the period, highlighting the role of foreign investment and the impact of modernization on the country's development.

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Momento II. Bloque III. Porfiriato y Revolución Mexicana Conocimientos: Etapas del Porfiriato (1876-1911) LECTURA 1. Ascenso, consolidación y decadencia del Porfiriato Ascenso El gobierno de Porfirio Díaz Mori derivó en una serie de transformaciones políticas, económicas y sociales que establecieron...

Momento II. Bloque III. Porfiriato y Revolución Mexicana Conocimientos: Etapas del Porfiriato (1876-1911) LECTURA 1. Ascenso, consolidación y decadencia del Porfiriato Ascenso El gobierno de Porfirio Díaz Mori derivó en una serie de transformaciones políticas, económicas y sociales que establecieron los ejes para la modernización de México. Mediante el apoyo de capital extranjero se ampliaron las vías de comunicación y con el arribo del ferrocarril, el país experimentó un crecimiento y estabilidad económica nunca antes visto. Antes de iniciar con el estudio de las características del Porfiriato es necesario explicar el plan de Tuxtepec del 10 de enero de 1876. Vicente Riva Palacio (1832-1896), Irineo Paz (1836-1924), Protasio Tagle (1839-1903) y otros, comandados Tuxtepec por para Díaz, derrocar redactaron al el plan de presidente Lerdo de Tejada. Por un lado, se reconocía la Constitución de 1857, y por otro se plasmaba como ley el precepto de “no reelección”, tanto a los que hubieran sido presidentes, Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biog rafia/d/diaz_porfirio.htm728.jpg?cb=13 42522260 como aquellos que fueran gobernadores de los estados. Se ofreció favorecer a los gobernadores y militares que se unieran al plan de Tuxtepec y desconocieran a Lerdo. Porfirio Díaz ingresó a la capital de México el 23 de noviembre de 1876, mientras ocupaba la presidencia interina José María Iglesias –un breve periodo entre 1876-1877-; más tarde el General Díaz venció y ocupó la presidencia (Campa, 2013). 65 Consolidación En el pueblo manifestaba el hartazgo por las revueltas y el caos social y económico que provocaban, además se necesitaba capital extranjero para reconstruir el país. Díaz respondió con firmeza e impuso la paz con mano dura, “poca política y mucha administración” era el lema que distinguía al nuevo gobierno. Estableció el orden mediante la policía y el ejército, persiguiendo a bandoleros y a opositores del régimen. A estas series de medidas implantadas se les conoció como Pax Porfiriana, bajo el lema de “Orden y Progreso”. El orden impuesto permitió aumentar el trabajo, y favorecer el desarrollo económico, pues el país tenía recursos y los empresarios podían obtener ganancias. Fueron precisamente el progreso y el orden ejes rectores de la política del general Díaz a lo largo de la dictadura, y fines del liberalismo conservador que implantó (Campa, 2013). Sistema político En un principio, Díaz fue un férreo defensor de las reformas de Juárez e igualmente duro contra el clero, situación que paulatinamente fue cambiando. Contrariamente al legado del ex presidente Juárez, apoyó a los ricos terratenientes del país y al clero que anteriormente se había opuesto a la Reforma. Para el presidente, la estabilidad también dependía del apoyo de la iglesia, por lo que decidió iniciar una política de reconciliación. Los militares y la nueva clase política constituida por terratenientes, financieros, tecnócratas y burócratas, ostentaron el poder político. Díaz no permitió que opositores ocuparan curules, formó un Congreso que aprobara los proyectos porfiristas y las enmiendas que le permitieron reelegirse en 1888, 1892, 1898, 1904 y 1910 (Martínez, 2015). La tendencia política porfiriana fue descrita como la primera gran centralización del poder en la historia del estado mexicano, donde hubo momentos de anarquía y tentativas por consolidar el poder político. Los liberales encontraron en Díaz, el pacificador y guía de la nación. De hecho, la centralización fue el elemento más importante del sistema político. En la consolidación y sostenimiento del mismo se integraron gobernadores afines a los intereses de Díaz, con hombres fuertes y militares forjados en la Guardia Nacional que le habían apoyado en la revuelta de Tuxtepec. Cabe señalar que a estos no se les permitió la reelección, ya que otra tendencia relevante del gobierno de Díaz fue el desplazamiento 66 de los mismos al final de sus periodos constitucionales, pero no se les excluyó porque temía que se rebelaran. Fueron reemplazados por caudillos menores sin mayor influencia estatal pero leales al presidente. En un tercer eje central se ubicó al militar, donde la Guardia Nacional en los estados fue sustituida por un ejército auxiliar, encargado de mantener el orden en los mismos. A nivel nacional, un ejército permanente se reservó para casos mayores de amenazas a la paz pública (Medina, 2002). Durante el Porfiriato, los postulados progresistas que promovía el liberalismo se amalgamaron casi perfectamente con la ideología conservadora, aunque fueran dos corrientes políticas opuestas hasta 1886. En un inicio, Díaz se mantuvo como un presidente apegado a la ley y a lo ofrecido durante el levantamiento social que provocó la revolución de Tuxtepec para derrotar a Lerdo. Unos años más tarde abandonaría estos ideales para reelegirse en los períodos subsecuentes. Entre los años de 1884 y 1911, el general se sucedió hasta siete veces, con la pequeña interrupción del presidente electo Manuel González Flores (1833-1893) que gobernó de 1880 a 1884. Sus sucesivas reelecciones provocaron la molestia de la población y que la prensa liberal lo criticara por no cumplir con su palabra. El estado porfirista fue uno de los regímenes con más represión que se haya conocido en nuestro país. Fue una dictadura basada en el compadrazgo, el favoritismo y la lucha entre las diferentes élites de poder económico y militar. Al inicio, este régimen buscaba que todas las partes en discordia (emanadas de las reformas) llegaran a acuerdos por el bien de la nación. Por tanto, no abolió las Leyes de Reforma, pero en la práctica las omitió, por ejemplo, permitiendo que los eclesiásticos acumularan propiedades. Esta situación de autoritarismo, sustentada por sus ministros José Yves Limantour, en Hacienda, y Manuel Romero Rubio, en Gobernación, permitieron asegurar un régimen estable y con proyección internacional (Martínez, 2015). 67 Sistema económico En el contexto internacional, el liberalismo económico y el desarrollo del modelo capitalista eran las ideologías económicas vigentes y estaban íntimamente ligadas a la expansión comercial y territorial más allá de las fronteras de las grandes Fuente: https://masmexico.com.mx/descubre-la-historia-delferrocarril-en-mexico/ potencias de la época. De esta manera, el sistema económico capitalista, de tipo industrial, comenzó a hacerse presente en el Porfiriato, esto gracias a la inversión de capitales y tecnología extranjeros, cuya finalidad era explotar los recursos naturales y la mano de obra baratísima, casi esclavizada, de los mexicanos. Teléfono, electricidad y telégrafo se dieron en concesión a inversionistas extranjeros. Se impulsaron todas estas aportaciones tecnológicas, pero algunas clases sociales se vieron beneficiadas con dichos adelantos (Urrutia, 2012). La inversión extranjera favoreció al crecimiento constante en el país después de un largo periodo de inestabilidad y paralización económica. El crecimiento económico tuvo como eje la producción de materia prima dirigida al mercado mundial y, en menor medida la industria de la transformación. Se invirtieron grandes capitales norteamericanos, ingleses y franceses en la minería, la industrial los ferrocarriles, electricidad, banca, comercio, petróleo, entre otros rubros. El modelo de modernización se basó en los principios del liberalismo económico. Esta doctrina proponía limitar la intervención del Estado en la economía y trazar las bases para el desarrollo del capitalismo. El proyecto económico liberal se consolidó en la segunda mitad del siglo XIX y se desarrolló plenamente en el Porfiriato. Las inversiones europeas y norteamericanas hacia 1911, se distribuían en porcentajes de la siguiente manera (Portal Académico CCH): 68 Inversiones europeas Inversiones estadounidenses Ferrocarriles Industrias extractivas Deuda pública Comercio y bancos Electricidad y otros servicios públicos Explotaciones agropecuarias y forestales Industria de transformación Campo 5.2 5.4 10.7 11.6 20.8 18.1 28.2 1.6 6.3 1 3.3 4.6 41.8 41.4 Fuente: Portal Académico CCH Para favorecer el desarrollo del comercio y de la industria, se estableció un nuevo sistema financiero, se procuró mantener una estabilidad monetaria y se eliminaron los impuestos al comercio interno. Se puede afirmar que con el Porfiriato, se inició la transformación y modernización de la infraestructura; uno de los sectores en los que más se apreciaron estos drásticos cambios fue en los transportes, p u e s l e d i o sustento al desarrollo del comercio del país; además de comunicar a las diferentes regiones. El transporte ferroviario constituyó uno de los más importantes avances debido a su capacidad de movilidad a lo largo y ancho del territorio, favoreciendo la exportación e importación. Durante este periodo, se construyeron veinte mil kilómetros de vías férreas que ubicaron la región norte como centro de movilidad social y crecimiento de las actividades primarias. Una de las primeras fuentes de energía que llegó a México fue la eléctrica (1879), pues el mismo desarrollo económico del país la requería con urgencia. Para 1887 se inauguraron los primeros tendidos de energía eléctrica en ciudades como San Luis Potosí. En 1898 llegó a México el sistema de alumbrado eléctrico a las calles, lo cual contribuyó a mejorar la seguridad pública, debido a que disminuyeron los actos delictivos. La minería se desarrolló a niveles industriales con altos índices productivos, esto fue posible gracias a los ava nces tecnológicos traídos por inversionistas extranjeros. La extracción de plata de las minas mexicanas adquirió mucha fuerza a pesar del estado de abandono en que se encontraban desde el movimiento de independencia. La agricultura principalmente, se orientó a la exportación; éste crecimiento se logró gracias al latifundismo acelerado que se implantó. Algunos de los productos destacados de la agricultura en el Porfiriato fueron el henequén, el cacao, el chicle y el hule. 69 Evidentemente, en esta etapa se registraron avances económicos para el país, pero también para Díaz que recaudaba riquezas a título personal y avalaba la existencia de los llamados latifundios cuyos propietarios eran tanto los hacendados (terratenientes) de alcurnia, ganaderos y arrendatarios, como aquellos de recién ingreso a las filas de los que comenzaban a creer en el capitalismo y el monopolio económico. Los latifundios eran grandes extensiones de tierra ubicadas en las haciendas, las cuales, por lo regular, en su gran parte permanecían ociosas (sin cultivarse), lo que significaba una gran pérdida para el campo mexicano y evidentemente para la economía. Estas tierras les habían sido despojadas a los indígenas desde el periodo de la colonia y su expropiación se consolidó con las Leyes de Reforma de Juárez, la idea fundamental era poner a producir esas grandes extensiones territoriales (Martínez, 2013). Tipos de haciendas Hacienda maicera Hacienda triguera Hacienda ganadera Hacienda pulquera Hacienda azucarera Hacienda algodonera Hacienda arrocera Hacienda henequenera Hacienda de ixtle Hacienda de productos tropicales Ubicación Puebla, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Oaxaca y Michoacán. Jalisco, Guanajuato y Chihuahua. Chihuahua. Coahuila, Durango, Nuevo León y Sonora. Hidalgo y Tlaxcala. Morelos, Jalisco y Veracruz. Durango, Coahuila y Veracruz. Michoacán, Morelos, Querétaro y Colima. Yucatán y Campeche. Tamaulipas, Coahuila, San Luis Potosí y Nuevo León. Veracruz (café y vainilla), Chiapas (café, cacao y añil), Oaxaca (añil) y Tabasco (cacao). Fuente: Martínez, 2015 Sistema social El crecimiento económico trajo consigo una estratificación social muy marcada. La sociedad mexicana del siglo XIX se caracterizó por su falta de movilidad social, es decir, porque las divisiones o clases sociales se mantuvieron sin grandes cambios durante este periodo. La clase alta o aristócrata, estaba compuesta por latifundistas, comerciantes e industriales, principalmente se distinguía un grupo élite conocido como Científicos, cercano al presidente. Aunque era la menos numerosa, concentraba en su poder la mayoría de las tierras en el país. 70 En el norte llegó a consolidarse una clase alta ocupada en la producción agropecuaria, pese al predominio de los inversionistas extranjeros. Esta clase logró participar en los beneficios del capitalismo dependiente, y se mostró crítica o complaciente frente a la política gubernamental. Dentro de esta clase podemos incluir a las familias Terrazas-Creel y Madero (Martínez, 2015). De igual manera, la clase media era muy pequeña; compuesta por burócratas, profesionistas, pequeños comerciales e industriales que vivían de manera modesta. Más tarde, serían los líderes de la Revolución Mexicana. En contraste, la clase más baja se estructuró por obreros, empleados domésticos y campesinos. Particularmente, estos últimos se enfrentaron a una dura realidad, pues eran obligados a vender sus tierras y trabajar en ellas sin un beneficio económico. Dadas estas condiciones, en las ciudades podían encontrarse grupos de indígenas que migraban con la esperanza de una mejor calidad de vida. Sin duda, este grupo social fue el más afectado por las políticas económicas de su tiempo. Las contradicciones sociales del régimen de Díaz, desembocaron en una crisis política. La aplicación estricta de la política económica liberal y la protección a los inversionistas europeos, provocó la división entre la clase alta y media, que era el pilar de la estabilidad política. La política de Díaz fue mostrando poco a poco su intolerancia y desprecio hacia los ideales que el mismo había impulsado durante su revuelta y en la creación del plan de Tuxtepec. Díaz logró perpetuarse en el poder durante más de treinta años. Después de tantos años de régimen dictatorial, los círculos críticos de la época afirmaban que México estaba viviendo una gerontocracia, debido a lo senil que se había vuelto la administración porfirista (Campa, 2013). Decadencia El Porfiriato se enfrentó a una crisis económica y política en sus últimos años. En 1907, los Estados Unidos enfrentaban una severa crisis económica por la abrupta caída de la bolsa neoyorquina. Esta situación impactó también en los salarios de los trabajadores mexicanos que radicaban en el país vecino, provocando que muchos de ellos regresaran, pues las condiciones laborales en Estados Unidos ya no eran idóneas. El retorno de estos trabajadores a tierras mexicanas provocó un colapso económico y laboral sin precedentes en el país y fue el catalizador fundamental junto con la quiebra 71 económica de varios negocios y pequeñas empresas mexicana de un descontento social incontenible (Campa, 2013). La crisis mundial impactó al sector industrial y de materias primas nacionales. En virtud de no perder ganancias y sus privilegios, los hacendados recurrieron a medidas como el despido injustificado de peones, recortes salariales, control más feroz sobre el agua, y con el aval del gobierno, la apropiación de tierras comunales y de pequeñas parcelas, dejando a sus dueños legítimos desamparados. Era una bomba de tiempo a punto de explotar. Acallar estas voces que se levantaban exigiendo justicia y respeto a los más elementales derechos era una tarea casi imposible para el estado Porfirista. Se perseguía a periodistas y escritores que no estuvieran acreditados por Díaz y se censuraban sus publicaciones. Los movimientos sociales estallaban innecesariamente, eran muestras palpables del hartazgo y la irritabilidad. La sangre derramada en diversos puntos del país, producto de los atropellos a la justicia social, fue el emblema de las ideas de quienes empezaron a prepararse para levantarse en armas y contraatacar con mayor fuerza. Primeros movimientos sociales Huelgas de Río Blanco y Cananea. En el año de 1906 en el norte del país, en Cananea, Sonora, los trabajadores mexicanos de las minas se levantaron en huelga por la dignificación de sus salarios, muy inferiores a los que recibían los mineros estadounidenses que ahí trabajaban. El enfrentamiento dejó bajas y heridos en ambos bandos. Cabe resaltar que Díaz, utilizó incluso a los rangers estadounidenses, que eran una fuerza militar, para controlar la huelga. La represión de Díaz logró calmar los reclamos, pero no del todo pues al siguiente año, en 1907 en Río Blanco, Veracruz, estalló otra huelga, esta vez textilera, por el derecho a condiciones de trabajo revisión de más dignas, que incluían una los salarios y de las jornadas de explotación a que eran sometidos los trabajadores (Campa, 2013). 72 Huelga ferrocarrilera. En 1908 estalló la huelga de los ferrocarrileros. En esa huelga, se notó un marcado hostigamiento de parte de los líderes de los diferentes gremios ferrocarrileros contra los obreros sindicalizados que pugnaban por mejores condiciones laborales. En 1908, después de varias negociaciones infructíferas, cerca de 3,000 trabajadores convocaron a huelga y paralizaron la ruta ferroviaria desde el centro del país hasta Texas. Los huelguistas fueron acusados de agresores y conspiradores. El papel de la prensa El periodismo y la caricatura política, fueron elementos fundamentales para la transmisión del pensamiento crítico que cuestionaría el orden y el progreso del régimen. Podemos decir que el periodismo crítico surgió a partir de la mano dura que Díaz impuso a los círculos de intelectuales y de escritores que se oponían a su dictadura. El general no tenía ningún reparo en reprimir la libertad de prensa. Es por esto que sus pronunciadores tuvieron que refugiarse en los Fuente: http://tadeiin95historia.blogspot.com/2010/04/lacaricatura-politica-y-deoposicion.html Estados Unidos, casi al finalizar la dictadura, para pugnar por la libertad, la igualdad, y el derrocamiento de Díaz. Se presenció, entonces, el nacimiento de publicaciones independientes que tenían dentro de si toda la intención de despertar a los mexicanos de su letargo, así como motivar la movilidad y la expresión de una sociedad cada vez más golpeada y manipulada por los grandes intereses del régimen dictatorial. El periodista Ricardo Flores Magón fundó en 1900 el periódico Regeneración, en él vertía opiniones en contra del régimen porfirista, y defendía sus ideales de justicia social. Flores Magón fue encarcelado. Más tarde, dirigió El Hijo de Ahuizote, una publicación anti reeleccionista, por lo que también fue perseguido, teniendo que emigrar a California. Desde ahí, en 1903 volvió a publicar Regeneración al lado de su hermano Enrique. Díaz aumentó las cuotas económicas a las empresas periodistas de aquel entonces e incluso a los mismos periodistas, con la intención de controlar cualquier opinión negativa hacia su gobierno. En poco tiempo, esas condiciones económicas generadas desde el estado represor hicieron que las condiciones para trabajar en la prensa mexicana fueran de un completo control de expresión dictado desde el estado (Buenrostro y De la Vega, 2013). 73 Entrevista Díaz-Creelman La entrevista concedida por el presidente Porfirio Díaz al periodista estadounidense James Creelman, publicada en marzo de 1908, fue el parteaguas que detonó la efervescencia política con miras a las elecciones de 1910. En la entrevista, declaró que en su gobierno predominaba la democracia y que el país estaba listo para ejercer sus derechos cívicos sin peligro de trastornar el orden: "He esperado pacientemente porque llegue el día en que el pueblo de la República Mexicana esté preparado para escoger y cambiar sus gobernantes en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas, creo que finalmente, ese día ha llegado". Díaz aseguró que al finalizar su periodo, se retiraría de la vida política para abrir las puertas a la oposición que operaba desde la clandestinidad. Los ciudadanos creyeron en las declaraciones del presidente y decidieron constituirse en partidos políticos para contender en el siguiente proceso electoral, con la esperanza de poner fin a la dictadura porfirista. Últimos años del régimen y el surgimiento de partidos políticos Después de la reelección de Díaz en 1904, parte de la clase obrera e intelectual del país comenzaron a organizarse en círculos, grupos, y clubes de corte liberal. Uno de los clubes de más renombre fue el Club Ponciano Arriaga (1900), nombre del abogado liberal y federalista de abolengo. Este tipo de clubes posteriormente se transformaron en partidos políticos con una marcada influencia de las ideologías socialistas de Europa. En la capital potosina, Arriaga convocó al primer congreso liberal mexicano. Asistieron alrededor de 300 delegados que discutieron temas emergentes del gobierno porfirista, como los derechos laborales y el problema agrario. Así, se gestó la intención de crear un partido político nacionalista, naciendo el Partido Liberal Mexicano (PLM). Un segundo partido, representado por Francisco I. Madero, se fundó en 1909, el Partido Nacional Antireeleccionista (PNA). Con el lema “sufragio efectivo, no relección”, el partido tenía el firme propósito de reinstaurar la Constitución de 1857. Este partido fue el principal contrincante político de Porfirio Díaz en las elecciones que se celebraron en junio de 1910. 74

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