Orígenes de la filosofia cristiana 2024-25 PDF
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IES Los Moriscos
2024
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Este documento contiene apuntes de la asignatura de historia de la filosofia, en concreto, sobre los orígenes del pensamiento cristiano y la filosofía de San Agustín. El documento incluye una introducción histórica a la Edad Media y a los orígenes de la filosofía cristiana, así como un estudio de la filosofía de San Agustín.
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Departamento de Filosofía Historia de la filosofía. 2º Bachillerato Profesor: Luis F. Monrobel Alcántara TEMA 6. FILOSOFÍA MEDIEVAL I ORÍGENES DEL PENSAMIENTO CRISTIANO. LA FILOSOFÍA DE SAN AGUSTÍN 1 I...
Departamento de Filosofía Historia de la filosofía. 2º Bachillerato Profesor: Luis F. Monrobel Alcántara TEMA 6. FILOSOFÍA MEDIEVAL I ORÍGENES DEL PENSAMIENTO CRISTIANO. LA FILOSOFÍA DE SAN AGUSTÍN 1 INTRODUCCIÓN. CONTEXTO HISTÓRICO DE LA EDAD MEDIA____________________ 2 2 ORÍGENES DE LA FILOSOFÍA CRISTIANA _____________________________________ 3 3 LA FILOSOFÍA DE SAN AGUSTÍN (354-430). ___________________________________ 4 3.1 VIDA Y OBRAS _______________________________________________________ 4 3.2 ONTOLOGÍA _________________________________________________________ 4 3.3 ANTROPOLOGÍA _____________________________________________________ 5 3.4 EPISTEMOLOGÍA _____________________________________________________ 5 3.4.1 FE Y RAZÓN______________________________________________________ 6 3.5 ÉTICA ______________________________________________________________ 6 3.6 POLÍTICA Y FILOSOFÍA DE LA HISTORIA __________________________________ 7 Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato 1 INTRODUCCIÓN. CONTEXTO HISTÓRICO DE LA EDAD MEDIA En el año. 148, durante la época de la República Romana, los romanos conquistaron Grecia, pero la cultura griega se impuso en casi todas sus manifestaciones, incluida la filosofía. La República romana se hundió en medio de las guerras civiles del siglo I por no ser capaz de acometer reformas sociales eficaces. Entonces, Augusto instauró el Imperio Romano y propició la “Pax Romana”; paz basada en la fuerza militar que, a su vez, se convirtió en el instrumento de romanización. Augusto también impuso una religión oficial. Sin embargo, el pueblo que vive angustiado bajo el dominio de un déspota alberga un deseo de salvación individual por lo que triunfan los cultos orientales, la creencia en los “demonios” (buenos y malos), las prácticas mágicas, la astrología… En definitiva, las religiones mistéricas. Y entre ellas se encuentra el cristianismo que ya se había extendido por el Mediterráneo y había formado comunidades muy importantes. Durante el siglo IV el imperio vive una época de guerras civiles motivadas por la crisis económica y militar y por la amenaza de los pueblos bárbaros. Para hacer frente a la situación, el emperador Constantino buscó el apoyo de los cristianos declarando la libertad de culto en el año 311. Pero fue el emperador Teodosio quien, en el año 391, declaró el cristianismo como religión oficial del imperio. Tras su muerte, en el 395, sus hijos se repartieron en el Imperio: Occidente para Honorio y Oriente para Arcadio. El Imperio de Occidente se hundirá lentamente hasta que en 476 Rómulo Augústulo es depuesto por Odoacro. Occidente quedara fraccionado en reinos independientes. En el siglo VII Los árabes se apoderan del norte de África y España. El ámbito geográfico de la Cristiandad queda reducido y fraccionado. Sin embargo, se darán intentos de mantener una cierta unidad en el ámbito cristiano. Así, en el Año 800 Carlomagno es investido como emperador por el Papa y doce años más tarde Bizancio reconoce la restauración del imperio de Occidente. La alianza entre emperador y Papa restablece una cierta unidad política y espiritual en Occidente. En los siglos IX y X las invasiones normandas fragmentaran el imperio y debilitaran a los monarcas lo que favoreció el auge de la sociedad feudal, pero todavía se realiza un nuevo intento de restauración en la parte oriental del imperio carolingio gracias a Otón el grande quien en 962 es coronado por el Papa como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Este nuevo Imperio pronto se enfrentó al papado en la llamada lucha de las investiduras (1075-1120). A partir del siglo XIII comienzan a formarse los Estados de la Europa moderna y el papado intenta tomar el relevo del Imperio en la dirección política de Occidente. Tema 6. Filosofía Medieval I. Orígenes del pensamiento cristiano. San Agustín. Pg. 2 Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato Toda la filosofía medieval europea se vio profundamente marcada por las luchas que libraron el Papado y el Imperio, los dos grandes poderes en liza que se repartían el control de los restos desmembrados del Sacro Imperio Romano. Es más, se ha dicho que, en el fondo, a partir del siglo X, la polémica relativa a las relaciones entre la fe y la razón no era más que la cara filosófico-teológica del debate político entre los defensores del poder papal y los que abogaban por el emperador. Así, quienes sostenían que la filosofía se imponía sobre la fe, en el fondo lo que defendían era que el poder del emperador superaba al del papa, y quienes argüían que la filosofía era una sierva de la teología eran los que políticamente pensaban que el poder del papa se imponía sobre el del emperador. En el siglo XIV, una serie de circunstancias generaron una crisis en todos los ámbitos que supuso el derrumbamiento del orden establecido para ser sustituido por otro con nuevos fundamentos sociales, económicos, religiosos y culturales. A esta transformación contribuyeron, en gran medida, los grandes descubrimientos científicos del Renacimiento que se basan en una nueva visión y concepción del mundo. Es la denominada "Revolución científica". Se puede decir que el siglo XIV es un siglo de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. 2 ORÍGENES DE LA FILOSOFÍA CRISTIANA El cristianismo surgió como una religión revelada basada en la Fe y como tal se fue expandiendo a lo largo del siglo I. Pero fue duramente atacada, no sólo material y políticamente por el Estado, sino también desde un punto de vista ideológico por parte de los filósofos paganos, que criticaron los postulados de la fe cristiana desde una perspectiva racional. Por otra parte, los principios fundamentales de la religión cristiana fueron objeto de diferentes interpretaciones en las nuevas comunidades generando conflictos internos. Para solucionarlos y poder mantener una cierta ortodoxia se convocaron varios concilios en los que se recurrió a la argumentación racional de ciertas cuestiones de Fe. Surgieron así los dogmas fundamentales de la Iglesia y las interpretaciones contrarias a ellos fueron declaradas herejías. Por último, muchas personas cultas con formación filosófica se convirtieron al cristianismo y no estaban dispuestas a abandonar la argumentación racional. Como consecuencia de todas estas circunstancias, el cristianismo se vio obligado a defenderse presentándose no sólo como una religión revelada sino como un conjunto ordenado de doctrinas y pensamientos donde se mezcla la razón con la fe. Es el origen de la filosofía cristiana conocida como patrística o padres de la iglesia. Para coordinar la filosofía y la religión fue necesario aclarar y determinar la función y el alcance de sus respectivas vías de conocimiento: razón y fe. La polémica sobre las relaciones Razón-Fe, se convirtió en uno de los temas de debate más intenso en el seno del cristianismo y se extendió a lo largo de toda la edad media. La actitud que los “padres de la Iglesia” mantuvieron hacia el saber racional no fue unánime. En un principio hubo un rechazo generalizado hacia la filosofía por considerarla una amenaza a la Fe. Tema 6. Filosofía Medieval I. Orígenes del pensamiento cristiano. San Agustín. Pg. 3 Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato Así, autores como Taciano y Tertuliano afirmaron que la fe es superior a la razón y todo lo que afirma contradice a la filosofía: Credo quid absurdam Más tarde, y bajo la influencia de San Pablo, Clemente de Alejandría admitió que la razón humana como reflejo de la razón divina poseía cierta capacidad para alcanzar algunos conocimientos relacionados con Dios; sin embargo, es insuficiente para conocerle completamente por lo que es necesaria la fe para acceder a la verdad absoluta revelada por Dios. Esta será la postura que desarrollará San Agustín 3 LA FILOSOFÍA DE SAN AGUSTÍN (354-430). 3.1 VIDA Y OBRAS Agustín de Hipona nació en Tagaste, en la provincia de Numidia, en el año 354 d. C. Era hijo de un padre pagano y madre cristiana. Aunque recibió una educación cristiana, en su juventud se alejó del cristianismo tanto intelectual como moralmente. Por otra parte, estudió gramática y literatura latinas, y más tarde retórica en Cartago, disciplina a cuya enseñanza se dedicó durante parte de su vida. La lectura de Cicerón despertó en él el interés por la filosofía y la búsqueda de la verdad. Como consecuencia de su preocupación por la existencia del mal, se adhirió al maniqueísmo, doctrina según la cual en el mundo se da una lucha entre el principio del bien y el principio del mal. Más tarde, al encontrar serias objeciones contra esta doctrina, optó por el escepticismo que niega la posibilidad de alcanzar ninguna certeza. Posteriormente conoció el neoplatonismo y aceptó sus planteamientos, que, a su juicio, no sólo refutaban el escepticismo, sino que demostraban la existencia de realidades inmateriales y ofrecían una solución al problema del mal. Sin embargo, a raíz de una experiencia mística y de la influencia del obispo de Milán Ambrosio, Agustín se convirtió al cristianismo, al que consideró la auténtica verdad. No obstante, en vez de rechazar enteramente el neoplatonismo, admitió de él aquellas tesis que le parecieron compatibles con el cristianismo. Después de fundar una de las primeras comunidades monásticas cristianas, Agustín fue nombrado obispo de Hipona en el año 395 y dedicó muchísimo tiempo y esfuerzo a combatir algunas de las herejías de su época como el donatismo y el pelagianismo. En el año 430, mientras los vándalos sitiaban Hipona, murió Agustín. La obra que dejó de este pensador es inmensa. Además de sus primeros diálogos filosóficos (Contra Académicos, Soliloquios, De la vida feliz y De la verdadera religión) y sus tratados de exégesis bíblica, destacan, sobre todo, su reflexión autobiográfica Confesiones y la monumental Ciudad de Dios, en la que expone su filosofía y su teología de la historia. Son también importantes sus libros Del libre arbitrio y De la Trinidad. 3.2 ONTOLOGÍA (REALIDAD) San Agustín afirma la creación del mundo a partir de la nada, como resultado de un acto libre de Dios. Para crear el mundo, Dios toma como modelos o ejemplares las esencias universales que se encuentran en su entendimiento. Esta teoría, denominada ejemplarismo, se inspira en Platón, pero se aparta de él al afirmar que las Ideas o Formas se encuentran presentes en la mente divina y no son independientes de ella. De este modo, las cosas son inteligibles y verdaderas en la medida en que se corresponden con los modelos según los cuales han sido creados. Tema 6. Filosofía Medieval I. Orígenes del pensamiento cristiano. San Agustín. Pg. 4 Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato En cuanto al problema de la existencia del mal en el mundo, que parece incompatible con la bondad y la omnipotencia divina, San Agustín considera que el mal no es una realidad creada y no posee ser, sino que, por el contrario, es carencia de bien; o sea, no ser. Por consiguiente, todo lo creado es bueno, ya que el ser y el bien se identifican. 3.3 ANTROPOLOGÍA San Agustín define al hombre como un alma racional que se sirve de un cuerpo mortal. Por tanto, el hombre es un compuesto de cuerpo y alma poseyendo esta una mayor dignidad que aquel. El alma es inmortal, pero no es eterna, sino que es creada por Dios. Es principio de actividad y conocimiento. Posee la facultad del entendimiento que le capacita para conocer lo universal e inmaterial; pero también está dotada de voluntad lo que le permite al hombre actuar de forma autónoma e independiente del entendimiento. La voluntad humana, aunque busca la felicidad, posee libre albedrío, de tal modo que puede elegir entre el bien y el mal. Puede decidir apartarse del Bien inmutable para adherirse a los bienes mutables, pues no conoce directamente a Dios en esta vida. Sin embargo, aunque la voluntad del hombre decida amar a Dios por encima de los demás bienes, sin la ayuda de la gracia divina, no puede hacer por sí sola el bien. 3.4 EPISTEMOLOGÍA Fiel al cristianismo, San Agustín afirmó la existencia de una verdad absoluta e inmutable creada por Dios, pero para defenderla tuvo que refutar el escepticismo. Frente a la tesis de que no es posible alcanzar ninguna certeza porque siempre cabe la posibilidad de la duda, argumentó que, aunque dudáramos de todo, aunque nos equivocáramos cada vez que admitamos algo como verdadero, es imposible cuestionar la seguridad de la propia existencia: “Si fallor, sum”; es decir, solo puedo equivocarme, dudar… si existo. Esta es la verdad absoluta sobre la que es posible fundar el saber. Una vez demostrada la existencia de la verdad, explica cómo es posible llegar a su conocimiento distinguiendo entre el conocimiento sensible y el conocimiento racional que, a su vez, se divide en inferior y superior. El conocimiento sensible es el grado más bajo de conocimiento que sólo genera opinión; es decir, un saber inestable pues nos ofrece información sobre realidades particulares y cambiantes. A partir de la información sensorial, el entendimiento establece relaciones, comparaciones y argumentaciones que le van a permitir establecer un conocimiento general sobre las realidades materiales. Es el conocimiento racional inferior que genera ciencia y representa un nivel intermedio entre el conocimiento sensible y el conocimiento racional superior. El conocimiento racional superior o sabiduría, es el auténtico conocimiento filosófico: el conocimiento de las verdades universales y necesarias; esto es, de las ideas o esencias permanentes e inmutables de las cosas que tienen una existencia eterna e inmutable en la inteligencia divina. El alma puede llegar al conocimiento de estas ideas mediante un proceso de interiorización y autotrascendencia: el hombre al dirigir la mirada hacia su interior descubre la verdad absoluta de su propia existencia (Si fallor, sum) y otra serie de verdades inmutables. Y a su vez, reconoce que tales verdades no pueden provenir de la experiencia sensible que es cambiante y contingente; pero también es consciente de que no puede haberlas formulado él mismo porque se reconoce como un Tema 6. Filosofía Medieval I. Orígenes del pensamiento cristiano. San Agustín. Pg. 5 Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato ser temporal y contingente. Por tanto, solo pueden haber sido creadas por un ser inmutable y eterno, es decir, Dios cuya existencia es revelada en esas mismas verdades. San Agustín también afirma que el conocimiento de estas verdades eternas presentes en la mente solo es posible gracias a la iluminación: una luz que Dios concede alma y la capacita para conocer la verdad (Bien Platónico) 3.4.1 FE Y RAZÓN San Agustín cree que en este proceso de descubrimiento de la verdad, Fe y razón no pueden oponerse. Ambas son necesarias para llegar a la verdad por eso él no realiza una reflexión sistemática sobre la relación entre ambas facultades. No considera necesario distinguir entre contenidos de razón o filosofía y contenidos de Fe o teología. Si hay alguna diferencia es sólo en teoría; en el cristiano son inseparables: no hay un hombre cristiano y un hombre racional, son dos aspectos de una única realidad indisoluble. Es el mismo hombre el que piensa y cree. La inteligencia (análisis racional) prepara el camino para acoger la fe: al investigar la realidad nos damos cuenta de los límites de nuestra razón: hay verdades que sobrepasan la capacidad humana pero que Dios las ha revelado. La función de la razón es hacernos ver que, aunque no podamos demostrarlas, es legítimo aceptaras: entender para creer (“Intellige ut credas”). Después es la fe la que dirige e ilumina la razón. Una vez aceptada la revelación, sus contenidos se convierten en objeto de reflexión de modo que el hombre puede alcanzar un conocimiento más profundo de Dios y del mundo: creer para entender (“crede ut intelligas”). En un tercer momento, la razón y fe colaboran tratando de aclarar y argumentar las creencias, los dogmas y las ideas centrales de la religión. Así, la filosofía nos conduce a la religión, que a su vez comparte temas e ideas con la filosofía. Por ello, siendo distintas, tienen que ayudarse mutuamente. La fe tiene que comprenderse por medio de la razón, en contra de la fe irracional propuesta por otros filósofos cristianos. 3.5 ÉTICA El proceso de autotrascendencia que se da a nivel cognitivo también sucede en el ámbito de la voluntad: el hombre posee un anhelo de felicidad que los bienes materiales no pueden satisfacer ya que son mudables y perecederos. Por la misma razón, tampoco puede proporcionársela él mismo. Sin embargo, en lo más íntimo de su ser, el ser humano se encuentra con el único Bien que es fuente de plenitud absoluta: Dios Pero esta felicidad no se logra solo con la contemplación intelectual de Dios, sino que requiere la unión amorosa con Él que solo se alcanzará tras la muerte. Durante su existencia, el hombre deberá hacerse merecedor de esta unión. Tema 6. Filosofía Medieval I. Orígenes del pensamiento cristiano. San Agustín. Pg. 6 Departamento de Filosofía Historia de la filosofía 2º de Bachillerato San Agustín afirma que Dios ha creado el mundo y lo rige mediante una ley eterna que el hombre puede conocer en lo que respecta su conducta. Es la ley moral natural, un conjunto de preceptos o normas universales, necesarias y eternas que nos piden respetar el “ordo amoris”; es decir, el orden en que han de amarse las cosas. Una vida buena consiste en amar como deben amarse las cosas que deben amarse. Así, se ha de amar más lo que es más valioso y digno de ser amado que lo que vale menos y es menos merecedor de nuestro amor. La expresión agustiniana «ama y haz lo que quieras» resume la tesis de que el fundamento de la acción moralmente correcta se encuentra en el amor que se ajusta al orden de los bienes, siendo Dios el bien supremo que ha de amarse por encima de todos los demás. En cambio, el mal moral consistiría en el desorden con que ama una voluntad. 3.6 POLÍTICA Y FILOSOFÍA DE LA HISTORIA En su obra La ciudad de Dios Agustín de Hipona expone sus principales tesis acerca de la sociedad, la organización política y la historia. Ante la acusación que recibió el cristianismo de ser responsable del hundimiento de Roma, este filósofo ofrece una explicación histórica de tales hechos que se basa en una concepción de la historia como el resultado de la lucha de dos ciudades, la ciudad de Dios y la ciudad terrenal, que se caracterizan respectivamente por el amor a Dios y el amor egoísta a uno mismo; es decir, el principio del bien y el del mal. La ciudad de Dios está constituida por los seres humanos que aman a Dios por encima de sí mismos, mientras que la ciudad terrenal está formada por quienes se aman a sí mismos y desprecian a Dios. La lucha entre ambas continuará hasta el final de los tiempos, cuando la ciudad de Dios triunfará definitivamente. Desde esta perspectiva, el tiempo deja de concebirse como un proceso cíclico para ser interpretado, de acuerdo con el cristianismo, como un acontecimiento lineal. Por este motivo, aparte de que se considere la historia a la luz de la salvación de la humanidad y como una manifestación de Dios, puede decirse que Agustín plantea por primera vez el problema del sentido de la historia. San Agustín no identifica totalmente la ciudad de Dios con la Iglesia ni la ciudad terrenal con el Estado civil, sino que afirma que ambas ciudades se hallan mezcladas en cualquier sociedad y que la sociedad es necesaria para el ser humano y que, por tanto, también lo es el poder político. Ahora bien, el Estado por sí mismo no puede establecer la justicia, para hacerlo debe guiarse por la verdad cristiana, de modo que otorga una clara primacía a la Iglesia sobre el Estado. Tema 6. Filosofía Medieval I. Orígenes del pensamiento cristiano. San Agustín. Pg. 7