Historia de la Filosofía Medieval PDF

Summary

Este documento proporciona una descripción general de la filosofía medieval, enfocándose en las principales corrientes de pensamiento, como la patrística y la escolástica. Se examinan las ideas de filósofos clave como San Agustín y Santo Tomás de Aquino, y se destaca la influencia del cristianismo en el desarrollo del pensamiento occidental.

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**[ÍNDICE]** {#section.TtuloTDC} [[Bloque II: Filosofía medieval] 2](#bloque-ii-filosof%C3%ADa-medieval) [[Panorámica de la filosofía medieval] 2](#panor%C3%A1mica-de-la-filosof%C3%ADa-medieval) [[1.- Los nuevos temas del cristianismo] 3](#los-nuevos-temas-del-cristianismo) [[2.- El gnosticism...

**[ÍNDICE]** {#section.TtuloTDC} [[Bloque II: Filosofía medieval] 2](#bloque-ii-filosof%C3%ADa-medieval) [[Panorámica de la filosofía medieval] 2](#panor%C3%A1mica-de-la-filosof%C3%ADa-medieval) [[1.- Los nuevos temas del cristianismo] 3](#los-nuevos-temas-del-cristianismo) [[2.- El gnosticismo y el maniqueísmo] 6](#el-gnosticismo-y-el-manique%C3%ADsmo) [[3.- La patrística] 8](#la-patr%C3%ADstica) [[San Agustín] 9](#san-agust%C3%ADn) [[1.- Gnoseología: el conocimiento como iluminación] 9](#gnoseolog%C3%ADa-el-conocimiento-como-iluminaci%C3%B3n) [[2.- Metafísica: Dios y la creación] 11](#metaf%C3%ADsica-dios-y-la-creaci%C3%B3n) [[3.- Ética y Política] 12](#%C3%A9tica-y-pol%C3%ADtica) [[Otros teólogos] 14](#otros-te%C3%B3logos) [[1.- Boecio] 14](#boecio) [[2.- Pseudo-Dionisio Areopagita] 14](#pseudo-dionisio-areopagita) [[3.- Escoto Eriúgena] 14](#escoto-eri%C3%BAgena) [[La Escolástica] 14](#la-escol%C3%A1stica) [[1.- Anselmo de Canterbury: el argumento ontológico] 15](#anselmo-de-canterbury-el-argumento-ontol%C3%B3gico) [[2.- Pedro Abelardo] 16](#pedro-abelardo) [[3.- El descubrimiento de las obras de Aristóteles en el mundo musulmán] 17](#el-descubrimiento-de-las-obras-de-arist%C3%B3teles-en-el-mundo-musulm%C3%A1n) [[4.- La mística y el papel de la mujer] 18](#la-m%C3%ADstica-y-el-papel-de-la-mujer) [[Santo Tomás] 19](#santo-tom%C3%A1s) [[1.- Razón y fe] 20](#raz%C3%B3n-y-fe) [[2.- Metafísica] 23](#metaf%C3%ADsica) [[3.- Antropología] 24](#antropolog%C3%ADa) [[4.- Gnoseología] 24](#gnoseolog%C3%ADa) [[5.- Ética y Política] 24](#%C3%A9tica-y-pol%C3%ADtica-1) [[Guillermo de Ockham y la crisis de la escolástica] 26](#guillermo-de-ockham-y-la-crisis-de-la-escol%C3%A1stica) Bloque II: Filosofía medieval ============================= Panorámica de la filosofía medieval ----------------------------------- Antes de terminar el periodo de la filosofía antigua, tuvo lugar un fenómeno cultural que determinó la posterior evolución de la civilización occidental: la aparición del **cristianismo**. Esta religión enraizada en la tradición judía entró en contacto con las culturas griega y latina durante los primeros siglos de la nueva era. El encuentro fue decisivo tanto para el posterior desarrollo de la filosofía como para la propia evolución del cristianismo y de su tradición teológica. La primera gran etapa del pensamiento primitivo cristiano se denomina **patrística** por ser fruto de los Padres de la Iglesia y se extendió desde el siglo II d.C. hasta el siglo VIII d.C., siendo su principal expresión el platonismo cristiano de **Agustín de Hipona** (V d. C)**,** el mayor pensador de la patrística latina y uno de los principales filósofos cristianos. Aunque cronológicamente la patrística pertenece aún a la Edad Antigua, puede considerarse como el inicio del pensamiento medieval si se tiene en cuenta el objeto de su reflexión, ya que toda esta etapa de la filosofía se caracteriza por el problema de **la relación entre** **la razón y la fe**, la filosofía y la teología, la verdad racional y la verdad revelada. Como consecuencia de las profundas discrepancias entre ciertas doctrinas propias de la filosofía griega y determinadas creencias cristianas, hubo unos pocos pensadores cristianos que mostraron una abierta hostilidad hacia el pensamiento griego. Por otra parte, el neoplatonismo llegó a ser algo así como una mística filosófica que se presentaba como alternativa al cristianismo. Sin embargo, muy pronto la filosofía griega empezó a ser asimilada por los pensadores cristianos, quienes tomaron de ella los conceptos necesarios para comprender racionalmente su fe. Aun cuando no haya que olvidar la aceptación de algunas **ideas estoicas** por parte del cristianismo, los filósofos medievales cristianos ---al igual que los judíos y los musulmanes--- adoptaron principalmente como sistemas filosóficos el **platonismo** y el **aristotelismo**. La expresión más sólida del pensamiento medieval fue la **escolástica**. Después de atravesar una larga etapa de formación, la escolástica alcanzó en el siglo XIII ---gracias tanto a las traducciones de Aristóteles como a la filosofía árabe y judía--- un período de plenitud representado por el aristotelismo cristiano de **Tomás de Aquino** y el agustinismo de **Buenaventura**, si bien no se debe olvidar que ya en el siglo XII **Averroes** y **Maimónides** habían unido la filosofía aristotélica con las religiones musulmana y judía respectivamente. Sin embargo, la filosofía escolástica entró en **crisis** durante el **siglo XIV** con el nominalismo de **Ockham** y el misticismo del maestro **Eckhart**. Este siglo marcó, por un lado, el final de la filosofía medieval, aunque el pensamiento escolástico se prolongó hasta el siglo XVI paralelamente al pensamiento humanista renacentista. Por otro lado, supuso el inicio de la época moderna, ya que la separación entre filosofía y teología que tuvo lugar permitió la autonomía de la razón, cuyos primeros frutos son los antecedentes de la revolución científica. ### 1.- Los nuevos temas del cristianismo ![](media/image2.jpeg)El cristianismo no es un sistema filosófico, sino una doctrina religiosa de salvación. Sin embargo, en esta doctrina se incluyen creencias acerca de Dios, del mundo y del ser humano que podían ser comparadas y contrapuestas a ciertas actitudes y afirmaciones paralelas de los filósofos. Puede que haya quien no crea necesario hablar de creencias religiosas en un curso de filosofía, al fin y al cabo, entre el argumento filosófico y la creencia religiosa no hay punto de contacto posible. Sin embargo, la difusión del mensaje evangélico modificó de manera irreversible la historia de Occidente. Por lo tanto, si queremos entender las nuevas coordenadas en las que se moverá el pensamiento, tenemos que comprender dicho mensaje. Esta misma idea la expresa el agnóstico Benedetto Croce en su célebre ensayo *Por qué no podemos no llamarnos cristianos*. Para el filósofo italiano, el occidental, aunque sea ateo, no puede entenderse a sí mismo sin entender previamente qué es el cristianismo. El ateísmo europeo es, como ha dicho Peter Sloterdijk, reactivo, y para entender contra qué reacciona, es fundamental ahondar en las aguas subterráneas que lo alimentan, a saber, en la simbología y en el gran relato cristiano. [La concepción de la Verdad cristiana] Según el mensaje cristiano, **Dios había hablado a los hombres**, primero a través de ciertas personas en el Antiguo Testamento y, después, Él mismo, directamente, encarnado en Cristo. Esta circunstancia hace que el cristianismo presente una actitud ante la verdad muy diferente a la que mantenía la filosofía en esta época: (1) la filosofía griega insistía en **los límites del conocimiento humano**; (2) la filosofía griega se caracterizaba por haberse acostumbrado a **una pluralidad de escuelas filosóficas** que mantenían cierto diálogo entre ellas, para lo cual es necesario que se acepte que ninguna de ellas tiene la verdad absoluta. El cristianismo, al firmarse de origen divino, presenta la verdad cristiana como "la Verdad" sin más, por lo cual situaba su fundamento y criterios de justificación en un plano superior al de las doctrinas filosóficas con las que había de dialogar. Esta actitud desagradó a los filósofos, a quienes parecía primitiva e insultante, acostumbrados a discutir de manera serena diferentes teorías, y no a defender una teoría de manera fanática. Ahora bien, como la razón es asimismo una fuente de conocimiento, el problema de la **relación entre la razón y la fe** constituye uno de los problemas fundamentales de toda la filosofía medieval. "¿Qué debemos hacer cuando los razonamientos de la filosofía no coinciden con las verdades de la religión? ¿Tal vez sea necesario interpretar lo que dice la Biblia de manera simbólica? ¿O deberíamos, por el contrario, pensar que, en esos casos, la razón se ha extraviado y que la fe siempre conduce a la verdad porque la revelación es la palabra de Dios?" Lo primero que se debate entre los primeros apologistas cristianos y entre los primeros Padres de la Iglesia es si ha de rechazarse el paganismo por entero o si ha de entenderse que en parte Dios ya había iluminado a algunos de aquellos antiguos sabios, como Sócrates. Ha de decidirse, en suma, si la filosofía griega ha de ser rechazada y perseguida o si ha de ser recuperada y reinterpretada. Tras los primeros siglos de debate se impone la tesis de la **recuperación del mundo grecolatino**. San Agustín puede ser considerado como el exponente máximo y el defensor más definitivo de la postura integradora. [La imagen cristiana de Dios] La revelación divina ofrece una **idea de Dios** absolutamente novedosa para la filosofía griega: frente a las jerarquías politeístas que divinizaban cada parte de la naturaleza, para el cristianismo solo existe un único Dios. Con esta noción de Dios único, con un poder infinito, radicalmente distinto a todo lo demás, nace una nueva concepción de la trascendencia y se elimina cualquier posibilidad de considerar como divino a ninguna otra cosa. Así, además de sostener un claro **monoteísmo,** la religión judeocristiana afirma que Dios creó el mundo de la nada (*creatio ex nihilo*). Esta idea de creación era extraña a la filosofía griega. Desde Parménides, la imposibilidad de que algo surja de la nada fue siempre considerada como un principio racional incuestionable. La **doctrina de la creación** supone una diferencia entre la existencia necesaria de Dios y la contingencia de los seres creados y finitos, así como su absoluta transcendencia respecto del universo creado por Él. Dios crea libremente, mediante un acto de su voluntad, por causa del bien. Produce las cosas como un don gratuito. A su vez, el concepto de Dios como creador se conecta con otro de sus atributos, la **omnipotencia**: Dios puede hacerlo todo, incluso **milagros** que alteran las leyes naturales del universo. Este punto chocaba fuertemente con la filosofía griega, ya que para los griegos el universo se caracteriza por la idea de necesidad (los acontecimientos suceden como tienen que suceder, y esto hace que el universo sea un cosmos, no un caos). La idea de que un Dios interviniera arbitraria y frecuentemente en el universo les parecía un atentado contra el orden y la racionalidad. Por otro lado, la fe cristiana se expresa en el dogma de la Trinidad según el cual Dios es Uno y Trino (Padre, Hijo y Espíritu Santo). La comprensión de dicho dogma fue uno de los principales problemas de toda la teología medieval y se relacionó estrechamente tanto con la **cuestión de los** **universales** como con el análisis de la noción de **persona**. [El concepto de ser humano] La concepción cristiana del hombre también contiene importantes novedades en relación con la filosofía griega. En el cristianismo, el ser humano no es un animal más, sino **la cúspide de la creación**. El antropocentrismo no fue un rasgo característico del pensamiento griego: por el contrario, este acostumbraba a presentarse como notablemente cosmocéntrico. En la biblia, por el contrario, el hombre no es considerado como un elemento del cosmos, sino como una criatura privilegiada de Dios, hecha a su imagen de la divinidad y, por lo tanto, dominadora y señora de todas las demás cosas. Estar hechos a imagen y semejanza de Dios dota al ser humano de un valor especial como persona[^1^](#fn1){#fnref1.footnote-ref}. Este valor es tal que requerirá la misma muerte de Dios en la cruz. La persona, además, forma una unidad indisoluble entre **cuerpo y alma**, que no se separan tras la muerte. La creencia en la inmortalidad del alma es una herencia de la filosofía platónica. En el cristianismo, en efecto, no hay inmortalidad del alma, sino **resurrección de los muertos** (antropología unitaria), que es algo muy distinto. Uno resucita en cuerpo y alma. Es decir, uno mismo **no tiene** cuerpo y alma, sino que **es** cuerpo y alma. De hecho, el cristianismo también es monista en el plano cosmológico pues no hay dualidad cielo-tierra: la creencia en el Reino de los Cielos era, en un principio, la fe mesiánica en la instauración de un reino de Dios sobre la tierra. Por otra parte, la idea de **pecado** tiene como consecuencia la afirmación de la **libertad humana** y, a la vez, la necesidad de la gracia y de la redención. De ahí que el pensamiento medieval se viera forzado a reflexionar sobre la compatibilidad de estos dos aspectos de la doctrina cristiana, que a su vez guardan una estrecha relación con la tesis de la omnipotencia divina. [El tiempo] El cristianismo introduce un cambio absolutamente novedoso a la hora de entender al ser humano, la **concepción lineal del tiempo**. Mientras que los pensadores griegos habían vinculado a los dioses con fuerzas de la naturaleza, la religiosidad judeocristiana pone a Dios en relación con la **historia**: - Dios es providente y se ocupa de los asuntos humanos de manera directa. - Dios se ha hecho hombre y ha entrado en la historia en un lugar y en un momento precisos. Este hecho histórico constituye el centro de la historia: toda la historia, desde la creación del mundo hasta el juicio final tiene significación y sentido a la luz de este hecho[^2^](#fn2){#fnref2.footnote-ref}. Hasta este momento se entendía que el tiempo era cíclico y que, por lo tanto, no existía el progreso. Aristóteles, por ejemplo, conjetura que se deben suceder regularmente cataclismos que impidan el desarrollo científico y técnico, pues, de lo contrario, en un tiempo eterno tanto hacia delante como hacia atrás, ya estaría todo inventado. Para el cristianismo, por el contrario, hay dos momentos esenciales que dotan de sentido la acción humana: 1º) La creación intencional del universo por un ser personal y 2º) el cierre apocalíptico de la historia. Entre medias nos encontramos con la **historia**, donde podemos resultar merecedores de la salvación a través del amor (que es *ágape* y no *eros*). [El amor al prójimo] Además de un marcado alejamiento del intelectualismo moral, la principal aportación del cristianismo a la ética es su invitación al **amor al prójimo**, que supuso, en cierto modo, una nueva comprensión del amor. En griego hay tres palabras que significan *amor*. La *filía* es una inclinación natural hacia algo, como una amistad. Ser ciné*filo* significa amar el cine, ser muy aficionado al mismo. El *eros* es lo que hoy llamaríamos amor romántico, implica carencia y posesión. En general, el pensamiento griego concebía el amor como *eros*, es decir, como ascenso de lo incompleto a lo completo. El cristianismo ofrece una definición de Dios que puede causar perplejidad: "Dios es amor, y el que no ama no conoce a Dios" (1 Juan 4:7-9). La palabra que se emplea en griego en este versículo no es ni *filía* ni *eros*, sino ***ágape*** (ἀγάπη), que significa **amor desinteresado**, amar sin esperar nada a cambio, trascendiendo nuestra limitada individualidad. Si en Platón el amor era una fuerza ascendente hacia la idea de Belleza, el ágape cristiano es un descenso de Dios hasta los hombres. No es algo adquirido por los méritos, sino un don. No es algo provocado por el valor del objeto al que se dirige sino, al contrario, algo **gratuito y sin razón alguna**. Filósofos como Parménides, Platón o Aristóteles ofrecieron una imagen inconmovible de la divinidad; es el hombre el que ama a los dioses y no estos al hombre. El Dios cristiano, en cambio, ama a los hombres hasta el sacrificio en la cruz, revelando una dimensión del amor como entrega de uno mismo. De este modo, el amor al prójimo es una respuesta al agradecimiento a este amor divino y una imitación de él. [La relación Iglesia-Estado] Por último, el surgimiento de la institución eclesial planteó el problema de la **relación entre la** **Iglesia y el Estado**. Se trata de una cuestión que no sólo fue objeto de la reflexión filosófica, sino que se convirtió en uno de los conflictos históricos característicos de la Edad Media: la tensión entre el poder de la Iglesia, representado por el Papa, y el poder político, representado por el Emperador. ### 2.- El gnosticismo y el maniqueísmo Muy pronto tuvieron los cristianos que afrontar las dificultades propias de un movimiento en fase de consolidación. Había corrientes doctrinales que empujaban desde fuera por ocupar el espacio cristiano; otras trataban de fragmentar desde dentro la unidad de principios. Fueron necesarios varios concilios para definir y precisar supuestos doctrinales, para separarla ortodoxia de la herejía. [El gnosticismo] En líneas generales, el gnosticismo no es un movimiento popular sino elitista, propio de una minoría cultivada que trata de conjugar lo filosófico y lo religioso con el fin de obtener un tipo de vida más elevada. De hecho, para los gnósticos la salvación se obtiene mediante el conocimiento de doctrinas secretas que habrían sido reveladas por Cristo. Los gnósticos establecían una separación abismal entre la materia (mala por naturaleza) y el espíritu. Dios está fuera del mundo, alejado de la materia. Este mundo en el que vivimos no ha sido hecho por Dios, sino por el Diablo, que actúa como el peor de los demiurgos. Que haya tanta maldad y sufrimiento en el mundo dan cuenta de este origen diabólico. El Dios del que nos habla el Antiguo Testamento es en realidad Satanás, por eso es tan distinto del Dios del Nuevo Testamento. Mientras que el primero es cruel y celoso, el segundo se comporta de modo compasivo y misericordioso. ![](media/image5.jpeg)En la experiencia gnóstica la tristeza y la angustia aparecen como elementos fundamentales, porque revelan un choque con lo negativo y la consiguiente conciencia de una escisión radical entre bien y mal. Revelan, asimismo, nuestra verdadera identidad, que consiste en la pertenencia al bien originario. Por lo tanto, el hombre procede de otro mundo y a éste debe regresar. El mundo actual es **nuestro exilio** y el otro mundo es nuestra patria. En uno de los documentos gnósticos puede leerse: «Quien haya conocido el mundo, se ha encontrado con un cadáver.» El gnóstico debe hacerse consciente de sí mismo y, una vez que se ha conocido, a través de sí mismo podrá regresar a su patria de origen. El gnosticismo fue duramente criticado por la ortodoxia cristiana, aunque se ha mantenido una diminuta comunidad en Irak de 5.000 gnósticos. Hoy en día se hacen llamar mandeos. [El maniqueísmo] Esta doctrina es como el gnosticismo, pero en versión oriental. Debe su nombre a un personaje conocido por Mani y que significa «espíritu del mundo de la luz». Éste nació en Babilonia hacia el 216. Funda una religión que propaga por la India; pero los devotos del mazdeísmo se sienten atacados por el intruso y lo matan a latigazos en el 277. Su religión se siguió extendiendo por Oriente y Occidente. Es una especie de sincretismo del judaísmo, cristianismo, Zoroastro y budismo. Escribió varias obras, como "Tesoro de la vida", "Libro de los preceptos" y "El sol de la certeza". Concibe la realidad desde dos principios antagónicos: el de la **Luz**, divino, equiparada con el Bien, y el de Satanás, equiparado con las **Tinieblas**. Cada uno lucha por extenderse a costa del otro. Zoroastro, Platón, Jesús, Buda y otras muchas figuras religiosas habrían sido enviadas a la humanidad para ayudarla en su liberación espiritual, siendo Mani el Sello de los Profetas. ### 3.- La patrística Se conoce con este nombre al movimiento de los "Padres de la Iglesia", pensadores que elaboraron la doctrina cristiana entre los siglos II y VIII. Los padres de la Iglesia son los que construyen realmente la identidad cristiana[^3^](#fn3){#fnref3.footnote-ref}. Hasta ese momento no resultaba fácil diferenciar un cristiano y un judío, o un cristiano y un maniqueo. Por un lado, están los **Padres Latinos** que mantienen una **postura de enfrentamiento a la filosofía**. Hay que destacar a **Taciano** (siglo II), **Minuncio Félix** (siglo III) y a **Tertuliano** (160- 240). Taciano es un apologista formado en la filosofía griega y posteriormente convertido al cristianismo. Consideró que la filosofía griega era «bárbara», y que la única sabiduría válida estaba contenida en los libros sagrados cristianos y judíos. Defendió un **ascetismo radical**, oponiéndose al matrimonio, al consumo de carne y alcohol**.** Más radical y enérgico contra de la filosofía se muestra Tertuliano. Era abogado y buen conocedor de la filosofía griega. Fue un escritor muy erudito y de gran altura dialéctica. Piensa que **la razón y la fe son incompatibles**. El pensamiento griego sólo nos proporciona errores. El cristiano no necesita de la filosofía. No hay más fuente de verdad que la Biblia. Creer es aceptarla porque sí: **«Credo quia absurdum»**, repite. No es mérito creer lo que se entiende, sino lo que se acepta por fiarse de quien lo dice. En otro grupo están los **Padres Griegos** y la escuela de Alejandría que admiran y siguen ideas de la filosofía. Hay que destacar: - **Justino** murió mártir en Roma en el año 164. Es un gran admirador de las ideas de Platón y de la dignidad ética de Sócrates. - **Clemente** de Alejandría (150-215). Perteneció a la escuela de Alejandría, donde se trataba de dar un cuerpo doctrinal al cristianismo tomando como base el pensamiento neoplatónico. En sus clases se mezclaban cristianos y gentiles. La filosofía se entiende como propedéutica para la fe cristiana. - **Orígenes** (185-254). Hijo del mártir Leónidas. Al igual que Taciano, vivió de modo ascético, célibe y vegetariano, llegando incluso a autocastrarse. Tuvo una intensa actividad en la enseñanza de la filosofía y la teología en Alejandría, donde se destacó como precursor del trinitarismo. Sus principales enseñanzas fueron el pacifismo y la *Apocatástasis* (restauración), significa que, en el fin de los tiempos, todos, pecadores y no pecadores, volverán a ser uno con Dios. Es decir, según esta creencia, el infierno estará vacío y se producirá una **salvación universal**. Al final se restaurará la inocencia del inicio, retornando a la pureza original: "Debemos creer que toda esta sustancia corpórea perderá esa condición cuando todas las cosas se reintegren para ser una solo cosa, y Dios sea todo en todos". Tal es el optimismo de Orígenes que cree que incluso los demonios se purificarán y retornarán al seno de Dios. San Agustín ----------- Agustín de Hipona, San Agustín, *Aurelius Augustinus Hipponensis* o "Doctor de la Gracia", constituye **la figura más importante de la Patrística.** Nació en Tagaste en el año 354 d. C. Era hijo de padre pagano y madre cristiana, futura Santa Mónica[^4^](#fn4){#fnref4.footnote-ref}. Aunque recibió una educación cristiana, en su juventud se alejó del cristianismo tanto intelectual como moralmente, incluso llegó a tener un hijo. Por otra parte, estudió gramática y literatura latinas, y más tarde retórica en Cartago, disciplina a cuya enseñanza se dedicó durante parte de su vida. La lectura de la obra *Hortensio* de Cicerón despertó en él el interés por la filosofía y la búsqueda apasionada de la verdad. Como consecuencia de su preocupación por la existencia del mal, se adhirió al maniqueísmo. Más tarde, al encontrar serias objeciones contra esta doctrina, optó por el escepticismo académico, que niega la posibilidad de alcanzar ninguna certeza. Posteriormente, conoció el neoplatonismo y, en principio, aceptó sus principales planteamientos, que, a su juicio, no sólo refutaban el escepticismo, sino que demostraban la existencia de realidades inmateriales y ofrecían una solución al problema del mal. Sin embargo, a raíz de una experiencia mística y de la influencia del obispo de Milán, Ambrosio, tras un largo proceso, Agustín se convirtió al cristianismo, al que consideró la auténtica verdad. No obstante, en vez de rechazar enteramente el neoplatonismo, admitió de él aquellas tesis que le parecieron compatibles con el cristianismo. Después de fundar una de las primeras comunidades monásticas cristianas, Agustín fue nombrado **obispo de Hipona** en el año 395 y dedicó muchísimo tiempo y esfuerzo a combatir algunas de las herejías de su época como el donatismo y el pelagianismo. En el año 430, mientras los vándalos sitiaban Hipona, murió Agustín. La obra que dejó de este pensador es inmensa y difícil de sistematizar. Con frecuencia su pensamiento es fluctuante y no llega a conclusiones definitivas. Además de sus primeros diálogos filosóficos (*Contra Académicos*, *Soliloquios, De la vida feliz* y *De la verdadera religión*) y sus tratados de exégesis bíblica, destacan, sobre todo, su reflexión autobiográfica *Confesiones* y la monumental *Ciudad de Dios,* en la que expone su filosofía y su teología de la historia. Son también importantes sus libros *Del libre arbitrio* y *De la Trinidad.* ### 1.- Gnoseología: el conocimiento como iluminación Para Agustín de Hipona no hay una distinción clara entre razón y fe, o, dicho de otro modo, entre filosofía y teología. A su juicio, existen una sola verdad y un solo fin, a saber, la felicidad, para los que la razón y la fe son **caminos complementarios**. Por ello en su obra colaboran íntimamente la razón y la fe sin que se establezcan entre ellas ningún límite. Esta actitud se recoge en la afirmación de que hay que «creer para comprender», pues sin la fe no podemos llegar a comprender plenamente la verdad, pero a la vez se debe «comprender para creer», ya que la búsqueda racional de la verdad conduce a la fe y favorece su comprensión. Así pues, la razón necesita la fe para ser orientada por ella y, por su parte, la razón presta el servicio de encaminar al hombre hacia la fe y de asumirla intelectualmente. De este modo, San Agustín se enfrenta o dos posiciones, al fideísmo y al deísmo. Para el fideísmo la fe es suficiente para creer en Dios y la razón es irrelevante para acceder a dicha verdad. Curiosamente los fideístas ponen mucho empeño en refutar las diferentes demostraciones de la existencia de Dios, no porque no crean en Dios sino porque les parece absurdo, e incluso herético, pretender tal cosa, pues la fe perdería su valor. Por otro lado, San Agustín se enfrenta al deísmo, según el cual la razón es capaz por sí sola de demostrar la existencia de una Deidad suprema, con independencia de la revelación y la fe. El deísmo no solo renuncia a la fe y a los libros sagrados, sino que considera los considera elementos negativos que tergiversan la imagen de Dios que se deriva de la razón. A los deístas les respondió: *Crede ut intelligas* («cree para comprender») y a los fideístas: *Intellige ut credas* («comprende para creer»). La posición actual de la Iglesia Católica se encuentra más cercana al lado de la razón, mientras que las iglesias protestantes tienden a adoptar posturas más fideístas. ![](media/image7.jpeg)Aunque su intención nunca fuera elaborar una teoría del conocimiento, Agustín de Hipona se ocupó detenidamente de este problema, ya que su inquietud fundamental era encontrar la verdad con vistas a la felicidad. Ante el desarrollo del escepticismo[^5^](#fn5){#fnref5.footnote-ref} defendido por la Academia nueva, del cual había sido él mismo partidario durante una etapa de su vida, Agustín considerará necesaria su refutación para poder proseguir su indagación. Contra la tesis escéptica según la cual es imposible alcanzar certeza alguna, arguye, en primer lugar, que tenemos total certeza de la propia existencia y de nuestros actos mentales, pues, aun cuando dudásemos de todo, no puede dudarse de que existimos ni tampoco de que pensamos y amamos. Más aún, aunque me engañase y estuviera en el error, existiría y sabría con certeza que existiría: «*si fallor, sum*», es decir, **si me equivoco, es que existo**. A la hora de explicar cómo es posible el conocimiento de verdades universales, eternas e inmutables, Agustín distingue entre el conocimiento sensible y el conocimiento racional, que, a su vez, se divide en inferior y superior[^6^](#fn6){#fnref6.footnote-ref}. Sólo el conocimiento racional superior, llamado por Agustín **sabiduría**, es el auténtico conocimiento filosófico: el conocimiento de las verdades universales y necesarias, las «razones eternas», esto es, de las formas arquetípicas o esencias permanentes e inmutables de las cosas, que se hallan contenidas en la inteligencia divina. Por consiguiente, en este grado superior del conocimiento racional, el alma aprehende los modelos según los cuales juzga las realidades sensibles. Ahora bien, puesto que tales modelos o verdades están en Dios, puede decirse que **Dios es la Verdad**, el arquetipo de todas las verdades y su causa. Al no poder aceptar la teoría platónica de la reminiscencia, que supone la existencia del alma antes de su unión con el cuerpo, Agustín de Hipona considera que el conocimiento racional de las Ideas y las verdades eternas presentes en la mente es posible gracias a la **iluminación** que Dios concede a la parte superior alma, si bien con la condición de que esta sea santa y pura. En cualquier caso, la verdad es un fenómeno que se produce en el interior del ser humano. El punto de partida para la búsqueda de la verdad no se halla, pues, en el exterior, en el conocimiento sensible, sino **en la intimidad de la conciencia**, en la experiencia que el hombre posee de su propia vida interior. Agustín busca la verdad necesaria, inmutable y eterna y esta verdad no puede ser facilitada por los objetos sensibles, que siempre cambian, aparecen y desaparecen. Y también el alma es contingente y mudable. Así, la búsqueda va de lo exterior (las cosas) a lo interior (el alma). En el alma se realiza el descubrimiento de "verdades, reglas o razones eternas" que nos permiten juzgar sobre las cosas sensibles. Pero no termina ahí la cosa: como estas verdades no pueden proceder del alma, que es mudable, sólo pueden explicarse por una **"iluminación"** divina. De esta manera, la búsqueda en lo interior culmina en un movimiento hacia lo superior: la trascendencia del alma hacia Dios. ### 2.- Metafísica: Dios y la creación Contra el neoplatonismo y el aristotelismo, Agustín de Hipona afirma que el mundo ha sido creado por Dios a partir de la nada. El mundo es, pues, el resultado de un acto libre de Dios realizado por amor. Como **el tiempo es creado por Dios**, carece de sentido preguntarse cuándo creó Dios el mundo. Al hacerlo, Dios toma como modelos las esencias universales que se encuentran en su entendimiento. Esta teoría, denominada **ejemplarismo**, se inspira claramente en Platón, pero se aparta de él al afirmar que las Ideas o Formas se encuentran presentes en la mente divina y no son independientes de ella. De este modo, las cosas son inteligibles y verdaderas en la medida en que se corresponden con los modelos según los cuales han sido creados. Si las criaturas son mudables, Dios debe ser inmutable. Y Agustín interpreta en un sentido platónico la palabra dirigida por Dios a Moisés en *Éxodo* (3:14): **"*yo soy el que soy"***. Esta afirmación equivaldría a decir que **Dios es el Ser** o la "esencia" inmutable. Dios ha creado el mundo por su palabra, y en un solo instante ha depositado en la materia los **gérmenes** de todos los seres futuros, los cuales aparecerán en el momento querido por Dios. Curiosamente, se considera a San Agustín un precursor de la idea de la evolución, pues estos gérmenes, aunque están diseñados por Dios, no están en acto en el mundo desde la creación. En cuanto al problema de la existencia del mal en el mundo, que parece incompatible con la bondad y la omnipotencia divina, Agustín se apartó totalmente del maniqueísmo al que se adhirió en su juventud, según el cual la historia es el conflicto entre los principios antagónicos del bien y del mal, para defender que el mal no es una forma de ser, sino su privación. A su juicio, **el mal no es una realidad creada** y no posee ser, sino que, por el contrario, es carencia de bien, o sea, no ser, tal como afirma Plotino. Por consiguiente, **todo lo creado es bueno**, ya que el ser y el bien se identifican. Entre las verdades dogmáticas que más se resistieron al santo de Tagaste se encuentra el dogma de la Santísima Trinidad. Cuenta la leyenda que paseando por una playa cuando meditaba en este problema, vio a un niño que afanosamente llenaba un agujero en la arena con el agua del mar; cuando le preguntó que por qué se afanaba tanto, el niño le respondió que quería meter toda el agua del mar en el pozo, a lo que el obispo le respondió que eso era imposible; entonces, el niño (que era un ángel enviado por Dios) le dijo que mucho más difícil era que la razón humana comprendiera el misterio de la Trinidad. Sea como fuere, Agustín de Hipona defiende que ya que no se puede comprender, sí se pueden buscar analogías o metáforas en el mundo empírico, entre las cuales señaló que las tres personas divinas están contenidas en el Dios único como los tres ángulos lo están en un triángulo. ### 3.- Ética y Política A diferencia del intelectualismo moral griego, Agustín concede a la voluntad cierta primacía sobre el entendimiento. A su juicio, aunque la voluntad humana busca necesariamente la felicidad, posee libre albedrío, de modo que es libre para elegir entre el bien y el mal. Dicho de otra forma, puede escoger apartarse del Bien inmutable para adherirse a los bienes mutables, pues no conoce directamente a Dios en esta vida. San Agustín considera que la felicidad o beatitud es el fin último de la vida humana. Ahora bien, la felicidad plena resulta **inalcanzable en esta vida**, ya que todos los seres creados son temporales, mudables y finitos. Al buscar en ellos la felicidad, además de incurrir en la forma de deseo desordenado llamada **concupiscencia**, las personas no encuentran la dicha, sino más bien la desolación. Así pues, el ser humano, cuya alma es inmortal, solamente puede lograr la **felicidad tras la muerte** en **la unión amorosa con Dios**, que, al ser eterno e inmutable, colma plenamente el anhelo de su voluntad y de su amor. La felicidad no es, pues, mera contemplación intelectual de Dios, sino que consiste en la unión mística con Él. San Agustín sostiene que las normas o leyes morales son también verdades inmutables, necesarias y eternas, cuyo fundamento es Dios. De hecho, denomina **«lex aeterna»** (ley eterna) al orden que Dios establece en el mundo. Dicha ley eterna consiste en respetar el *ordo* *amoris*, es decir, el orden en que han de amarse las cosas. Una vida buena consiste, pues, en amar como deben amarse las cosas que deben amarse. La expresión agustiniana **«ama y haz lo que quieras»** resume la tesis de que el fundamento de la acción moralmente correcta se encuentra en el amor que se ajusta al orden de los bienes, siendo Dios el bien supremo que ha de amarse por encima de todos los demás. En su obra *La ciudad de Dios*, escrita a raíz de la caída de Roma en manos de Alarico y de la desmembración del Imperio Romano, San Agustín expone sus principales tesis acerca de la sociedad, la organización política y la historia. En este libro contrapone dos tipos de ciudades: la **terrena** y la **celestial**. La «ciudad terrena» representa el estado civil y pagano frente a la Iglesia; esta ciudad está regida por las fuerzas del mal; pero los habitantes de estas ciudades no lo son por habitar en ellas sino porque «se aman más a sí mismos que a Dios». La «ciudad celestial» es, por el contrario, aquella constituida por los que aman más a Dios que a sí mismos. Caben en ella, por tanto, los que están dentro de la Iglesia como aquellos que aún no la han descubierto pero que en sus obras cumplen lo esencial de los preceptos cristianos. La institución en la tierra de la ciudad celestial es, no obstante, la Iglesia, por eso todos los hombres están llamados a salvarse a través de ella. Aun así, aquellos miembros de la Iglesia que incumplieran el mandato del amor a Dios pertenecerían en realidad a la ciudad del demonio.[^7^](#fn7){#fnref7.footnote-ref} La historia de la humanidad es la historia de la lucha de estas dos ciudades. Con la venida de Cristo la ciudad de Dios se articula institucionalmente en torno a la Iglesia, por lo que el poder temporal si quiere ponerse de parte del bien y la justicia ha de quedar supeditada espiritualmente al poder religioso. El Estado político ha de ser un **Estado cristiano**. La Iglesia y el Estado no están llamados a enfrentarse sino a entenderse, poniéndose la política al servicio del proyecto de salvación cristiano. La Iglesia es la única sociedad llamada a ser realmente perfecta y es superior al Estado, pero ambas instituciones han de cooperar mutuamente. Sobre este modelo agustiniano se articulará la historia de la cristiandad medieval en Europa. Según san Agustín el hombre «*non posse non peccare*»[^8^](#fn8){#fnref8.footnote-ref} después del **pecado original**. El pecado original ha cambiado la historia de la humanidad para siempre, dirigiéndonos hacia la perversidad. Solo el auxilio de la gracia divina puede salvarnos.  La tesis de San Agustín se impondrá a la de Pelagio, que era un monje cristiano fundador de la herejía que niega el pecado original. En el tema de la libertad y de la necesidad de la gracia, el pelagianismo proponía una relación entre Dios y el hombre más igualitaria; san Agustín se opone al pelagianismo e introduce el máximo dramatismo en la relación entre Dios y el hombre: es necesario pertenecer al pueblo de Dios para salvarse pero eso no basta, **Dios ha de elegirnos y salvarnos con su gracia**. San Agustín establece una infinita distancia entre Dios y el hombre y deja a éste a expensas de la gracia divina, después de haber sido expulsado del paraíso terrenal por el pecado original de Adán y Eva. En el modelo agustiniano se impone la idea de que habrá una ***massa damnata***[^9^](#fn9){#fnref9.footnote-ref} a consecuencia del pecado original y de los posteriores pecados de los hombres. Esta *massa damnata* vista desde la perspectiva de la omnisciencia divina y de su gracia es una masa predestinada a la condenación frente a los predestinados a la salvación. No se quita importancia a la necesidad de esforzarse por no pecar, pero el resultado final no dependerá sólo de esto sino sobre todo de Dios: de la gracia y de la predestinación divina, cuyos designios desconocemos. Se plantea, de esta manera, el problema de la libertad humana. San Agustín no habla de determinismo absoluto ni de que la libertad humana nada valga, pero aun siendo preciso que la libertad del hombre se mueva hacia el amor a Dios, el elemento fundamental y determinante lo pone siempre Dios. Otros teólogos -------------- ### 1.- Boecio ### 2.- Pseudo-Dionisio Areopagita ### 3.- Escoto Eriúgena La Escolástica -------------- Tras las invasiones bárbaras, el continente europeo entró en la etapa que hoy conocemos como Edad Media[^10^](#fn10){#fnref10.footnote-ref}. Esta época comienza con la caída del imperio romano de Occidente en el siglo V y termina con la conquista de Constantinopla por parte de los turcos, a mediados del siglo XV. Durante esos mil años de historia se sucedieron muchos acontecimientos relevantes que fueron cambiando profundamente la vida y la cultura en el continente europeo. La primera mitad de la época medieval está marcada por el **retroceso económico, social y cultural** que experimentaron los territorios europeos después de la desintegración del Imperio romano occidental. Las guerras continuas y la inseguridad creciente afectaron duramente a la producción económica y al comercio. Las ciudades se despoblaron y gran parte de los logros culturales se perdió. Durante siglos, Europa vivió sometida al **feudalismo**, época en la que la mayor parte de la población estaba compuesta por campesinos pobres y analfabetos que vivían miserablemente. Estos campesinos, a cambio de la protección militar que les ofrecía el señor feudal, se veían obligados a trabajar sus tierras como siervos. En la Europa feudal tan solo se conservaba algo de la cultura y del saber antiguos en los **monasterios**, porque los monjes y los clérigos eran prácticamente los únicos que sabían leer y escribir. Aunque muchas obras se perdieron durante estos siglos, la labor de los copistas en las bibliotecas monásticas permitió preservar parte del legado cultural de la Antigüedad. La precaria situación europea comenzó a mejorar hacia el siglo XI, cuando una serie de innovaciones favorecieron el aumento de la producción agraria y el desarrollo del comercio. La prosperidad económica se vio impulsada por una situación social y política algo más segura. Las ciudades recuperaron su importancia y adquirieron cada vez más protagonismo. Estas mejoras hicieron posible que en muchos lugares comenzaran a construirse grandes catedrales. Esos magníficos edificios cobijaban las **escuelas catedralicias**, que son el germen de las futuras **universidades** y donde se formó la escolástica. La Escolástica es una corriente filosófica de enorme complejidad e interés, por lo que es posible encontrar dentro de ella planteamientos muy variados. Sin embargo, todos los pensadores escolásticos compartían unos mismos intereses, así como un mismo método de investigación basado en la argumentación y en la contraargumentación. Entre las figuras más notables de la Escolástica cabe reseñar a **Anselmo de Canterbury, Pedro Abelardo, Alberto Magno**, **Tomás de Aquino**, **Guillermo de Ockham**. La Escolástica es el movimiento filosófico que floreció en la Edad Media, en las *scholae*, que dependían de la Iglesia y en las que se daba especial importancia a las investigaciones teológicas. Comenzó a desarrollarse a partir del siglo XI en los monasterios, aunque su etapa de esplendor se dio en las universidades del siglo XIII. Durante el siglo XIV entró en crisis, aunque en algunos lugares la tradición escolástica se extiende hasta el siglo XVII (en España, por ejemplo). Los escolásticos mostraron un especial interés por analizar las relaciones entre la razón y la fe. Estos autores trataron de armonizar el saber de los filósofos clásicos con las creencias de la religión cristiana, basándose para ello en argumentos de autoridad y en la verdad revelada que se encuentra en la Biblia. ### 1.- Anselmo de Canterbury: el argumento ontológico **San Anselmo** o **Anselmo de Canterbury** (1033-1109) suele ser considerado el primer escolástico. La relación que establece entre fe y razón es la de "*fides quaerens intellectum*", es decir, la **fe busca entender**. Para San Anselmo, la razón es un instrumento que sirve para desentrañar los misterios de la fe y así poder entenderlos. Para este propósito, va a desarrollar uno de los argumentos de la existencia de Dios más célebres, el **argumento** **ontológico,** que consiste en una prueba a priori, sin recurrir a la experiencia. Según este argumento, si Dios es el ser supremo y perfecto, debe existir, pues, si no lo hiciera, carecería de la propiedad de la existencia, de modo que no sería el supremo ni perfecto. Dicho de otro modo, en la existencia de Dios se encuentra incluida necesariamente su esencia. Veámoslo más detalladamente: Podemos resumir el argumento en tres premisas y una conclusión dándole así la forma de silogismo: - [Primera premisa]: El insensato, a pesar de no creer en Dios, comprende las palabras *aliquid quo nihil maius cogitari potest* (aquello mayor de lo cual nada puede ser pensado). - [Segunda premisa]: Si lo comprende entonces la proposición existe en su entendimiento, aunque no crea que exista en la realidad. - [Tercera premisa, reducción al absurdo]: Aquello mayor que lo cual nada puede pensarse no puede existir *solo* en la inteligencia pues podría pensarse algo que *también* existe en la realidad, «lo cual es mayor». Si nuestro objeto solo existe en la inteligencia entonces podemos pensar otro mayor que también exista en la realidad, pero entonces existiría otro objeto por encima de nuestro primer objeto (que precisamente se definía por no poder pensarse nada por encima de él). Es evidente que se llega a una contradicción. - [Conclusión]: Dios no solo debe existir en el intelecto, sino que también debe existir en la realidad. ### 2.- Pedro Abelardo Pedro Abelardo, que vivió a finales del siglo XI y comienzos del XII, fue una de las figuras más destacadas de la primera Escolástica. Su faceta de filósofo se ve eclipsada por protagonizar uno de los romances más famosos de la historia de la literatura. La relación que tuvo con su amante y luego esposa Eloísa quedará reflejada en un epistolario que constituye una de las cumbres de la literatura francesa[^11^](#fn11){#fnref11.footnote-ref}. ![](media/image10.jpeg) En su obra *Sic et Non*, Abelardo introdujo un procedimiento para el análisis filosófico que pronto sería adoptado por el resto de los filósofos y teólogos medievales. Esta forma de filosofar, que hoy llamamos el **método escolástico**, partía de la ***lectio*** («lección»), que consistía en la lectura de un texto que posteriormente se comentaba. A menudo, a partir del texto, se planteaba la necesidad de aclarar algún asunto o de contestar alguna pregunta, a la que los escolásticos llamaban ***quaestio*** («cuestión»). Para abordar esta pregunta, los filósofos medievales solían contraponer las diferentes respuestas posibles, que analizaban detenidamente explorando los argumentos a favor y en contra de cada una de ellas. Esta investigación, denominada ***disputatio*** («disputa»), concluía con una afirmación final sobre la cuestión, en la que se establecía la **tesis** definitivamente admitida por el autor después de haber respondido a todas las posibles objeciones contra ella. Por otro lado, Abelardo reaviva el problema de los universales ¿Existe el azul más allá de los seres individuales, como ese pájaro azul o esa túnica azul? ¿Es la idea de un río (un universal) más real que las aguas del Tajo que estoy viendo en este momento? Los **realistas** creían en la existencia de los universales. Los **nominalistas**, por su parte, creían que solo existían las cosas particulares, de modo que los universales no son más que palabras vacías. Abelardo considera el lenguaje como un mundo interdependiente del sujeto y de la realidad externa. Así pues, los universales son categorías lógico-lingüísticas que relacionan el mundo mental con el físico. Esta postura, a medio camino entre el nominalismo y el realismo, se denomina **conceptismo**. ### 3.- El descubrimiento de las obras de Aristóteles en el mundo musulmán Durante los primeros siglos de la Edad Media, la orientación filosófica de los autores cristianos estuvo basada en las obras de Agustín de Hipona. En esa época, los escritos de Aristóteles apenas se conocían, puesto que muchos de ellos se habían perdido tras las invasiones de los pueblos bárbaros. La presencia del agustinismo y el desconocimiento de Aristóteles nos permiten entender la importancia que tuvieron los elementos platónicos en el pensamiento filosófico de este periodo. Sin embargo, la obra de Aristóteles no se perdió por completo. Cuando el islam se extendió por Oriente Medio, los filósofos árabes entraron en contacto con los escritos de la escuela aristotélica y los tradujeron a su propio idioma. Los árabes entraron en contacto con las obras de Aristóteles cuando conquistaron Persia y Siria en el siglo VII. En Siria vivían, desde finales de la Edad Antigua, varias comunidades cristianas que conservaban valiosos manuscritos, incluyendo muchas obras de Aristóteles que habían sido traducidas al siríaco. Al darse cuenta del valor filosófico de estos escritos, los musulmanes encargaron la traducción de estas obras al árabe. El punto de vista de Aristóteles, tan diferente del de Platón, suscitó gran interés en los pensadores musulmanes, al tiempo que les planteaba algunos espinosos problemas. El contacto con estas obras permitió a los países musulmanes desarrollar la llamada **Edad de Oro del Islam**. Algunos de sus máximos exponentes son: - **Avicena** (980-1037) fue uno de los más destacados filósofos islámicos. Introdujo en el pensamiento la importante distinción entre la esencia (aquello que hace que una cosa sea lo que es) y la existencia (el hecho de que esa cosa esté verdaderamente presente en la realidad). - **Averroes** (1126-1198) fue el más destacado estudioso y comentador de la obra de Aristóteles en el mundo musulmán. La traducción y los comentarios que Averroes hizo del filósofo estagirita sistematizaron un conjunto de doctrinas que tuvieron una enorme influencia en los centros culturales europeos. Los averroístas latinos intentarán desesperadamente hacer compatible el dogma religioso con las teorías aristotélicas mediante la **teoría de la doble verdad**: existe una verdad teológica (el mundo es creado, el alma es inmortal) y una verdad filosófica (el mundo es eterno, el alma es perecedera). El intento es rechazado enérgicamente por la Iglesia, que condena a cadena a su máximo representante, **Sigerio de Brabante**. - La filosofía judía ejerció un notable influjo en el pensamiento cristiano a través de figuras como la de **Maimónides** (1138-1204). En contraste con lo que sucedía en la filosofía musulmana y judía, el pensamiento europeo se desarrolló durante muchos siglos independientemente del aristotelismo. Esta situación cambió cuando, a partir del siglo XII, las obras de Aristóteles y de sus comentadores empezaron a traducirse del árabe al latín. Las obras que se tradujeron en primer lugar contenían muchos elementos neoplatónicos, y en ellas aparecían mezcladas las ideas de Aristóteles con las de sus comentadores musulmanes. El pensamiento de Aristóteles solo pudo conocerse de primera mano cuando, a partir del siglo XIII, se inició la traducción[^12^](#fn12){#fnref12.footnote-ref} directa de los manuscritos desde el original griego al latín. Para la filosofía occidental, el redescubrimiento de Aristóteles fue todo un acontecimiento. Por primera vez en muchos siglos, los pensadores tuvieron ocasión de interpretar la realidad con unos conceptos distintos a los de la tradición platónica y agustiniana. El impacto de esta revolución en el pensamiento fue enorme, de manera que muy pronto los filósofos cristianos adoptaron el aristotelismo. La Iglesia, sin embargo, veía con desconfianza el pensamiento de Aristóteles, porque incluía algunas afirmaciones difíciles de encajar con las verdades de la fe cristiana. ### 4.- La mística y el papel de la mujer El cristianismo medieval, además de reflejarse en la especulación racional propia del pensamiento escolástico, también encontró vías de expresión más directas y personales a través del misticismo. La **mística** es una experiencia de unión con lo divino, en la que la propia personalidad se diluye y tanto la conciencia como la percepción sensorial quedan momentáneamente suspendidas. Durante unos instantes se siente en primera persona la fusión con Dios y con la totalidad cósmica, en una vivencia que después resulta muy difícil de expresar con palabras, pero que marca para siempre a quienes la han experimentado. A las mujeres no les estaba permitido involucrarse en las cuestiones filosóficas y teológicas. Por eso no conocemos a ninguna mujer escolástica. Pero hubo otra corriente, como hemos dicho, en la que las pensadoras podían encontrar su sitio: la mística. La mística alemana se inició con **Hildegard von Bingen** (1098-1179). Nació en el seno de una familia noble y a sus 15 años hizo sus votos de monja. Era una mujer con muchas aptitudes: aprendía con rapidez, escribía, tocaba varios instrumentos y componía. Escribió varios libros, canciones y una ópera. Desde 1136 hasta su muerte fue abadesa y entre 1147 y 1150 fundó su propio monasterio en Rupertsberg, en Bingen (Alemania). En 1165 funda un segundo monasterio en Eibingen. Durante toda su vida se enfrentó a numerosos conflictos con los superiores de la Iglesia, fundamentalmente porque se la observaba con recelo por su actividad. No fue hasta el siglo XV que la Iglesia se reconcilió con Hildegard. El Papa Juan Pablo II la reconoció como una "mujer santa". En sus visiones, Hildegard revelaba la asombrosa conexión existente entre Dios, el ser humano y el cosmos. Todo tiene su sitio: todo está conectado con todo y, a su vez, se relaciona con Dios. En esta unión el propio yo pasa a segundo plano. Para Hildegard es decisivo no detenerse en uno mismo, sino contemplar la totalidad del universo: "como cenizas, estoy ante mí en lo más profundo de mi alma y como polvo que se dispersa en el aire", escribe Hildegard sobre sí misma. Santo Tomás ----------- Tomás de Aquino (1224-1274), Santo Tomás, Doctor Angélico o el Aquinate, nació en el castillo de Roccasecca, junto a la ciudad de Aquino, en Italia. Su familia pertenecía a la nobleza y aspiraba a que Santo Tomás pudiera llegar a convertirse en abad, sucediendo en ese cargo a su propio tío. Sin embargo, Tomás no compartía esta ambición, sino que deseaba ingresar en la orden mendicante de los dominicos, donde el voto de pobreza se aplicaba estrictamente y resultaba imposible alcanzar el puesto de abad. Tras vencer la resistencia de su familia y convertirse en fraile dominico, Santo Tomás amplió sus estudios en París, principal centro de estudios teológicos de la cristiandad. Allí conoció a **Alberto Magno**, quien le hizo entrar en contacto con las obras de Aristóteles, que serían una influencia fundamental para la filosofía tomista. Tras obtener su doctorado, Santo Tomás comenzó a impartir clases en la Universidad de París. Su brillante carrera como teólogo le hizo ganarse la confianza del papa y también del rey de Francia. Al ser nombrado consejero papal, el Aquinate se trasladó a Italia, donde vivió durante diez años. Durante su ausencia, las disputas teológicas en la Universidad de París habían alcanzado una gran intensidad. Los oponentes a la doctrina tomista, especialmente los **averroístas latinos** liderados por Siger de Brabante, habían ganado una fuerza considerable. Para defender su particular visión del aristotelismo, Santo Tomás regresó a París y se enfrentó a las tesis averroístas, a las que atacó con dureza. En la última etapa de su vida, Santo Tomás se desplazó a Nápoles para hacerse cargo del Capítulo General que la orden dominica había abierto en esta ciudad. Estando en Nápoles, fue llamado por el papa para participar en el Concilio de Lyon, en el que se iba a intentar superar el cisma que separaba desde el año 1054 a la Iglesia católica de la Iglesia ortodoxa griega. Pero Tomás de Aquino no pudo participar en el concilio, porque le sobrevino la muerte cuando se encontraba viajando de camino hacia Lyon. La Iglesia lo proclamó santo. Entre las obras que escribió Tomás de Aquino destacan: - *Sobre el ente y la esencia*, en la que analiza la diferencia entre esencia y existencia. Aquí se explica que todas las criaturas son un compuesto de esencia y existencia, mientras que en Dios la esencia y la existencia coinciden. - *Suma contra los gentiles*: Es una exposición razonada de la fe cristiana, destinada a tratar de convencer a los infieles y a los herejes mediante argumentos filosóficos. - *Suma teológica*. Constituye una exposición sistemática de toda la filosofía y la teología tomistas. Se apoya en la autoridad de la Biblia, pero también en la filosofía aristotélica. Aunque esta obra encontró inicialmente cierta oposición, muy pronto pasó a convertirse en la doctrina oficial de la Iglesia católica. ### 1.- Razón y fe En cuanto a la relación entre fe y razón, Tomás de Aquino se diferencia de San Agustín, pues reconoce que la razón y la fe son dos fuentes distintas de saber. Ambas tienen validez e importancia, y cada una tiene un ámbito propio que le corresponde. El Aquinate parte del supuesto ontológico de que hay **dos órdenes de realidad:** el **natural,** al que pertenece todo el universo, y el **sobrenatural,** que es Dios y su gracia, es decir, su acción sobre el mundo. En consecuencia, hay también dos órdenes de conocimiento, que para él se diferencian con nitidez: - **Natural:** es el conocimiento asociado a las facultades de la **razón,** que tiene como resultado la filosofía**,** con plena validez dentro del orden natural. - **Sobrenatural:** es el conocimiento que proviene de la **revelación divina,** cuyas verdades el creyente acepta por la fe, consciente de que exceden lo que la razón alcanza. Su ciencia propia es la **teología.** Siendo distintos, los dos tipos de conocimiento no se contradicen, sino más bien, se perfeccionan y completan. Existen contenidos de la razón que no lo son en absoluto de la fe y existen contenidos de la fe que no lo son en absoluto de la razón; sin embargo, existen contenidos que pertenecen a ambos ámbitos. Esta intersección de verdades religiosas y racionales constituye la **teología natural**, a la que pertenecen contenidos que Tomás denomina **preámbulos de la fe**. Entre estos preámbulos de la fe se encuentran algunas verdades de gran importancia, como la existencia de Dios, la inmortalidad del alma humana o el hecho de que el mundo haya sido creado por un acto de intervención divina. La existencia de Dios es demostrable y constituye una de las verdades más importantes de la teología natural. Según Santo Tomás, las Escrituras nos dicen que Dios existe, pero también podemos llegar a saberlo utilizando nuestra razón. Es un asunto de suma importancia porque la existencia de Dios no es evidente y no todas las personas creen en Dios. A lo largo de la historia, para tratar de demostrar racionalmente la existencia de Dios, los filósofos han utilizado dos tipos de argumentos distintos. Los argumentos *a priori*, como el argumento ontológico de Anselmo, son independientes de la experiencia y parten de la definición de Dios. En cambio, los argumentos *a posteriori* se basan en la experiencia y parten de lo que podemos observar a nuestro alrededor mediante nuestros sentidos. De acuerdo con el pensamiento de Tomás de Aquino, si queremos demostrar racionalmente la existencia de Dios, debemos utilizar **argumentos *a posteriori***, pues las pruebas a priori no prueban la existencia de algo más allá de nuestra propia mente: Si deseamos acercarnos a Dios, no nos queda más remedio que intentar conocerlo por **analogía**, comparando a Dios con otros seres de los que tengamos experiencia real y que nos permitan hacernos una idea de a qué puede parecerse la divinidad. En la *Suma teológica*, Tomás de Aquino ofreció cinco pruebas distintas de la existencia de Dios, que denomina «vías». Las cinco vías parten de la observación del universo, que es efecto, para remontarse a la causa, que sería Dios. Todas las vías tienen la siguiente estructura: 1. Se toma como punto de partida un hecho de experiencia X. 2. Se aplica el **principio de causalidad** que afirma que todo efecto debe tener una causa explicativa. Por lo tanto, X debe tener una causa. 3. Al aplicar el principio de causalidad de forma reiterada se forma una cadena de causas explicativas que no puede ser infinita (*regressus in infinitum*). 4. Por lo tanto, tiene que existir una Causa Primera o Primer Principio explicativo de toda la Realidad. 5. Esta primera causa es lo que denominamos Dios. Veamos cómo se aplica este esquema a cada vía: - Vía del **movimiento**. Todo lo que cambia o se mueve debe su movimiento a otro ser. Según la teoría aristotélica, que Tomás de Aquino comparte, cambiar consiste en pasar de la potencia al acto. Pero esto solo puede suceder si algo que ya está en acto provoca ese cambio. Por eso, para que haya cambio o movimiento, es preciso que otro ser distinto lo impulse. A su vez, ese otro ser ha debido ser impulsado por otro anterior. Y así sucesivamente. Pero resulta inconcebible que haya una cadena infinita de este tipo. Así pues, es necesario que exista un primer ser, que provoca el movimiento pero que no es movido por nadie. Se trata del primer motor o motor inmóvil, que es Dios. - Vía de la **causalidad**. Todo lo que sucede tiene una causa. El mundo que observamos a nuestro alrededor está repleto de acontecimientos que han sido provocados por otros sucesos anteriores. Sin embargo, estos sucesos anteriores también han sido causados por otros acontecimientos previos. Estos, a su vez, han sido provocados por otros, y así sucesivamente\... Pero es imposible que exista una cadena infinita de efectos y causas. Esta cadena debe tener un comienzo. Tiene que haber un principio, algo que sea una causa pero que no haya sido causado por nada. Esa primera causa incausada es Dios. - Vía de la **contingencia**. La citamos *in extenso*: - Vía de los **grados de perfección**. Encontramos que las cosas son más o menos bondadosas, nobles o veraces. Y este \"más o menos\" se dice en cuanto que se aproxima a lo máximo y (ya que los grados inferiores tienen su causa en algo genéricamente más perfecto) lo máximo ha de ser causa de todo lo que pertenece a tal género. La causa de la bondad y la veracidad se identifica con Dios, el Ser máximamente bueno. - Vía del **orden del universo**, o vía **teleológica**. Todo lo que existe en el universo actúa persiguiendo un propósito. Las cosas suceden por un motivo y para lograr una finalidad determinada. Esto mismo también sucede con los objetos inanimados, como las plantas, las piedras o las estrellas. Pero, para que estos seres que no pueden razonar sean capaces de perseguir una meta, hace falta que alguien haya establecido estos propósitos. Es preciso que haya un ser inteligente capaz de dirigir a los seres inanimados para que cumplan sus metas. Ese ser que ordena y regula el funcionamiento de todo lo que existe es Dios. Así pues Dios es: motor inmóvil, causa incausada, ser necesario, ser perfectísimo y fin último. [Comentario de texto] "Para la salvación humana fue necesario que, además de las materias filosóficas, cuyo campo analiza la razón humana, hubiera alguna ciencia cuyo criterio fuera lo divino. Y esto es así porque Dios, como fin al que se dirige el hombre, excede la comprensión a la que puede llegar sólo la razón. Dice Isaías 64,4: *¡Dios! Nadie ha visto lo que tienes preparado para los que te aman. Sólo Tú.* El fin tiene que ser conocido por el hombre para que hacia Él pueda dirigir su pensar y su obrar. Por eso fue necesario que el hombre, para su salvación, conociera por revelación divina lo que no podía alcanzar por su exclusiva razón humana. Más aún. Lo que de Dios puede comprender la sola razón humana, también precisa la revelación divina, ya que, con la sola razón humana, la verdad de Dios sería conocida por pocos, después de muchos análisis y con resultados plagados de errores. Y, sin embargo, del exacto conocimiento de la verdad de Dios depende la total salvación del hombre, pues en Dios está la salvación. Así, pues, para que la salvación llegara a los hombres de forma más fácil y segura, fue necesario que los hombres fueran instruidos acerca de lo divino, por revelación divina. Por todo ello se deduce la necesidad de que, además de las materias filosóficas, resultado de la razón, hubiera una doctrina sagrada, resultado de la revelación" (TOMÁS DE AQUINO, *Suma de Teología*, I, c. 1, art. 1, trad. de José Martorell, Madrid, B.A.C., 2001, pp. 85 -- 86 ### 2.- Metafísica Al igual que Aristóteles, Santo Tomás rechaza el idealismo platónico y sostiene que lo único que existe de verdad son los **individuos particulares** del mundo sensible. Para conjugar su fe religiosa con la filosofía aristotélica, recurrió a la distinción entre esencia y existencia que había sido propuesta por Avicena y recogida después por Maimónides. En todos los seres podemos distinguir su esencia y su existencia. La **esencia**, que es lo que define cada cosa, está asociada a la **potencia** de ser, porque no todo lo que tiene esencia se encuentra realmente presente en el mundo. El centauro, por ejemplo, tiene esencia, pero no existe en la realidad. Para que algo exista de verdad hace falta que su esencia se actualice y se transforme en auténtica existencia. Por eso la **existencia** es, para Tomás, el **acto de ser**, la manera en que la esencia se plasma en una cosa que verdaderamente está presente en la realidad. En esta independencia de la existencia respecto a la esencia radica la cuestión de la contingencia de los objetos. Dios, en cambio, es plenamente subsistente o necesario. En Él la existencia se encuentra en su esencia. \"Yo soy el que soy\" es la manera bíblica de expresar un ser que se define como el ser propio y absoluto, que es por esencia, el Ser. Al igual que Agustín, a quien sigue en este punto, Tomás de Aquino pensaba que todas las esencias están presentes en la mente divina. En el acto de la creación, Dios decidió traer a la existencia algunas de esas esencias. Dios creó toda la realidad componiendo, para cada una de las cosas que hay en el mundo, la esencia con la existencia. Pero no podemos aplicar este mismo razonamiento a Dios mismo. Dios no es un ser compuesto, ya que la esencia divina consiste precisamente en existir. En Dios la esencia y la existencia coinciden, por lo que Dios es un ser simple, el único ser que forzosa y necesariamente debe existir. Por eso decimos que Dios es un ser **necesario**, mientras que todas sus criaturas son seres **contingentes**. La distinción entre Dios y las criaturas permite a Tomás explicar las diferencias que hay entre los distintos seres que existen. Sin embargo, no todas las criaturas son iguales. La esencia de algunas criaturas está compuesta de materia y de forma, mientras que para otras únicamente incluye la forma, porque no tienen materia. Estas criaturas inmateriales son los ángeles. Por su parte, entre las criaturas materiales hay que señalar la especial posición que ocupan los seres humanos, porque son los únicos que poseen un alma inmortal que aspira a la salvación eterna. Por debajo de los seres humanos en la ordenación de los seres se encuentran los animales, las plantas y las cosas inanimadas. De acuerdo con el pensamiento tomista, todos los seres están ordenados en una **estructura jerárquica** que tiene a Dios en su cima. ### 3.- Antropología ### 4.- Gnoseología La gnoseología tomista está directamente inspirada en la de Aristóteles. Siguiendo los planteamientos aristotélicos, Tomás creía que la realidad está únicamente compuesta por los individuos particulares del mundo sensible. Podemos conocer los seres del mundo que nos rodea gracias a nuestros sentidos. Sin embargo, el conocimiento valioso en verdad no es el de estas sustancias particulares, sino más bien el de lo general. Por eso es necesario llevar a cabo un **proceso** **de abstracción** que nos permita pasar de lo particular a lo universal. El **entendimiento** es el encargado de comparar las representaciones de individuos similares, despojándolas de los elementos accidentales que las distinguen y extrayendo de ellas lo que todas tienen en común. De este modo, el entendimiento es el encargado de abstraer la esencia común compartida por varios individuos distintos, permitiendo así conocer la forma de la que todos ellos participan. Esta esencia es lo que los filósofos medievales denominaban el **universal**. De acuerdo con la teoría tomista, los distintos individuos que pertenecen a un mismo género o especie comparten una misma forma o esencia, que es lo que nuestro entendimiento puede conocer mediante el proceso de abstracción. Mis tres gatos Luna, Michi y Nube comparten una misma esencia, porque son diversos individuos que pertenecen a la misma especie felina. Ahora bien, de acuerdo con este planteamiento, lo que no resulta tan fácil de explicar es por qué Luna, Michi y Nube son diferentes. Si todos ellos tienen la misma forma, ¿no deberían ser en realidad lo mismo? ¿qué es lo que hace que un individuo se distinga de otro? Según Tomás de Aquino, todos estos seres se distinguen porque, a diferencia de lo que decía Aristóteles, la esencia de un individuo no contiene únicamente la forma, sino que también incluye la materia. Así pues, lo que hace diferente a Luna de todos los demás gatos, su **principio de individuación**, es la **materia** concreta de la que está hecha. Aunque Luna comparte la misma forma felina que tienen todos los otros gatos, su materia la hace diferente del resto y nos permite identificarla como un individuo particular e inconfundible. La clave del conocimiento humano, según Tomás de Aquino, es el proceso de abstracción, que nos permite extraer la **esencia universal** a partir de los individuos particulares que forman el mundo sensible. ### 5.- Ética y Política Tomás de Aquino creía que Dios había creado toda la realidad de acuerdo con un plan sabio y providente. El universo entero está ordenado según una ley eterna dictada por Dios, que establece los fines a los que tienden todas las criaturas. Los seres humanos también forman parte de esta grandiosa ordenación, puesto que también ellos aspiran a lograr una finalidad. Este objetivo que todos los seres humanos tratamos de alcanzar es la **felicidad**. De acuerdo con esta visión, la ética de Tomás de Aquino es eudemonista, al igual que la de Aristóteles. Sin embargo, su concepto de felicidad no es el mismo que el recogido en la filosofía aristotélica. Según Tomás, Aristóteles no consideró la dimensión espiritual del ser humano, por lo que no se dio cuenta de que la felicidad suprema solo puede consistir en la unión con Dios. Ahora bien, ese grado máximo de felicidad solo puede alcanzarse más allá de nuestra vida terrenal. Ahora bien, si queremos llegar a ser felices en este mundo, debemos encontrar algún tipo de orientación para saber cómo comportarnos en nuestra vida terrenal. Tomás de Aquino pensaba que esta guía podía hallarse con auxilio de la razón, que puede ayudarnos a comprender cuáles son las tendencias naturales que Dios ha dispuesto en nuestro interior. Estas tendencias forman la **ley natural**, que es la manifestación de la **ley eterna** para el caso concreto de los seres humanos. Si deseamos alcanzar la felicidad, debemos identificar estas tendencias naturales y ajustar nuestro comportamiento de acuerdo con ellas. Así que incumplir estas reglas supone actuar ignorando nuestra propia naturaleza, lo cual supone cometer un grave pecado contra natura. Para empezar, resulta evidente que el ser humano es una sustancia. La luz de la recta razón nos indica de forma muy clara el núcleo de la conducta moral, que consiste en general en **hacer el bien** y **evitar el mal**: - Todas las sustancias tienen la tendencia natural a seguir existiendo, por lo que nuestra primera tendencia natural consiste en **la autopreservación de la propia existencia**. De aquí se deriva la norma moral básica que prohíbe el **suicidio**. - En segundo lugar, el ser humano es un animal. Esto significa que, como les sucede a todos los animales, las personas tenemos la **tendencia natural a reproducirnos** y formar una **familia**. La norma que de aquí puede extraerse es la obligación de hacerse cargo de los hijos, cuidar de ellos y darles una educación adecuada. - Finalmente, los humanos somos seres racionales y sociales, lo cual supone que tenemos una tendencia natural a **conocer la verdad** y **vivir en sociedad**. Esto significa que debemos esforzarnos por alcanzar la verdad, de manera especial en lo tocante a nuestra **relación con Dios**. Además, las personas tenemos la obligación de encontrar formas adecuadas de convivencia para poder **relacionarnos satisfactoriamente con los demás**. Ahora bien, nuestra alma está dotada de **libre** **albedrío**, por lo que disponemos de una voluntad libre que nos permite elegir entre el bien y el mal. Aunque en todos los seres humanos hay una tendencia espontánea y natural a hacer el bien, las personas actuamos libremente, por lo que podemos escoger el mal. Para facilitar el seguimiento de las tendencias que forman parte de nuestra naturaleza, los seres humanos debemos esforzarnos en elegir con cautela nuestras costumbres para poder así fomentar una conducta virtuosa. Siguiendo a Aristóteles, Tomás considera que la virtud es un hábito formado mediante la repetición de actos buenos y que consiste en la elección del término medio entre dos extremos igualmente perniciosos. Santo Tomás, al igual que el estagirita, diferencia las virtudes éticas[^14^](#fn14){#fnref14.footnote-ref} de las intelectuales[^15^](#fn15){#fnref15.footnote-ref}, pero añade un tercer tipo de virtudes, las **teologales**, vinculadas a la dimensión religiosa y espiritual del hombre, que son la fe, la esperanza y la caridad. Siguiendo a Aristóteles, la política tomista afirma que el ser humano es social por naturaleza, por lo que el Estado responde a la necesidad natural que todos tenemos de vivir con los demás. El Estado debe ocuparse del **bien común**, velando para satisfacer las necesidades de todas las personas, promoviendo la paz y favoreciendo la convivencia armoniosa de toda la población. No obstante, para vivir en sociedad es necesario que el Estado elabore reglas y normas de convivencia recogidas en la **ley positiva**, que es la ley elaborada por los seres humanos. Pero esta ley positiva debe respetar los preceptos de la ley natural, que siempre está por encima de ella. En los casos en que las leyes positivas transgredan la ley natural, lo correcto es desobedecer las leyes promulgadas injustamente, respetando en todo momento los preceptos de la ley natural establecida por Dios. Por lo tanto, si un gobernante transgrede la ley natural es permisible el regicidio. Santo Tomás también contribuyó al pensamiento económico. Se ocupó del concepto de **precio justo**, normalmente su precio de mercado o un precio regulado suficiente para cubrir los costes de producción del vendedor. Argumentó que era inmoral que los vendedores subieran sus precios simplemente porque los compradores necesitaban un producto con urgencia. Guillermo de Ockham y la crisis de la escolástica ------------------------------------------------- El siglo XIV supuso la crisis de la escolástica y el ocaso de las síntesis entre filosofía y cristianismo basadas en el pensamiento griego. Para Ockham (1285-1349**), fe y razón son fuentes de conocimiento distintas y tienen contenidos distintos; no hay ninguna zona de verdades comunes y tampoco es posible la colaboración entre ellas.** Los ámbitos propios de la fe y de la razón están totalmente separados (la existencia de Dios es indemostrable por la razón). Parte de la base de que **la fe se justifica por sí misma y no necesita de la razón, porque esta nada puede aportar a la revelación**. La religión es objeto exclusivo de fe y la filosofía no puede aclarar los contenidos de la fe. **La filosofía debe ocuparse del mundo natural y finito, si bien en este ámbito hay que respetar la libertad de investigación, y tampoco la teología debe inmiscuirse.** En consecuencia, la teología deja de ser una ciencia, pues no puede demostrar sus afirmaciones (se convierte en un saber práctico para conducir al hombre a la salvación eterna). La filosofía de Ockham se desarrolla aceptando los principios siguientes: - **Principio de economía**. Llamado también "navaja de Ockham" consiste en eliminar todo aquello que no fuera evidente en la intuición (experiencia) o absolutamente necesario para la explicación de la realidad. Metodológicamente no debemos multiplicar las entidades para explicar los acontecimientos tal como lo había hecho la escolástica anterior. - **Principio nominalista**. Todo lo que existe es individual (singular por sí mismo). No existen esencias o naturalezas universales que sean comunes a múltiples individuos. Los conceptos universales son nombres que nos sirven para designar y "hacer las veces" de una pluralidad de individuos que se parecen en algo. - **Principio empirista**. Para Ockham es prioritario el "conocimiento intuitivo" o de experiencia. El tomismo consideró que el objeto propio del entendimiento humano era la esencia (común y universal) de las cosas sensibles, pero para este pensador si sólo existe lo singular, éste ha de ser el objeto del entendimiento. Lo individual sólo puede ser conocido por la experiencia o conocimiento intuitivo, conocimiento directo e inmediato de lo singular que permite conocer si la cosa existe o no. - **Principio voluntarista**. El nominalismo conduce a afirmar la absoluta preeminencia de la voluntad sobre el intelecto en Dios y en el hombre. Se acepta así la absoluta independencia y omnipotencia de Dios de la que se sigue la contingencia absoluta del orden del mundo: el mundo es así porque así lo ha querido Dios; todo podía haber sido de otra manera lo que implica que el orden del mundo no puede ser deducido a priori a partir de principios racionales necesarios. Del mismo modo, hay que **separar tajantemente religión y política**. Los partidarios del poder absoluto del Papa sostenían que la autoridad imperial procede de Dios y que solo el papa tiene autoridad plena, tanto temporal como espiritual. Ockham, por el contrario, defiende que el Papa no tiene jurisdicción sobre el imperio que había sido fundado antes de la venida de Cristo por los romanos. **Ockham también se opuso al poder absoluto del Papa en lo espiritual.** Sostuvo que el dominio ilimitado del Papa en la Iglesia carecía de justificación y era perjudicial para los intereses espirituales de la cristiandad; por ello, defendió que se debía limitar su poder. Para él, el Papa Juan XXII, rico, autoritario y despótico, constituía la negación del ideal cristiano de la Iglesia como comunidad libre. ::: {.section.footnotes} ------------------------------------------------------------------------ 1. ::: {#fn1} El concepto de **persona**, antes de la filosofía cristiana, no incluía a todos los seres humanos. Por ejemplo, para Aristóteles solo los ciudadanos que participaban activamente en la política eran personas, lo que excluía a mujeres, esclavos y extranjeros. Para los romanos, solo el *pater familias*, es decir, el cabeza de familia, era persona.[↩](#fnref1){.footnote-back} ::: 2. ::: {#fn2} La noticia de que Dios se había hecho hombre y había muerto crucificado por los romanos no podía ser asimilada por la filosofía griega, que la criticó insistentemente como absurda y ridícula (¿cómo podía ser Dios afectado por sufrimientos y dolores? ¿por qué había elegido precisamente un lugar y un momento determinado de la historia humana y no otros?[↩](#fnref2){.footnote-back} ::: 3. ::: {#fn3} Aunque no pueda ser considerado como un padre de la iglesia, el judío **Filón de Alejandría**, en el siglo I, anticipó el diálogo entre la religión y la filosofía. Su método de interpretación bíblica, la alegoría, servirá como modelo para los Padres.[↩](#fnref3){.footnote-back} ::: 4. ::: {#fn4} Santa Mónica siempre ha sido considerada un ejemplo de madre abnegada por la Iglesia. Hay que tener en cuenta, que su hijo cayó en la herejía y en el pecado, y aún así ella nunca lo dejó de querer durante los 17 años en los que Agustín se negó a convertirse. Persiguió a su hijo hasta Roma y luego hasta Milán, donde suplicó al obispo para que hablase con él y tratara de convertirlo. San Agustín llegó a decir que "mi tierno corazón ha bebido cariñosamente el nombre de Cristo en la leche de mi madre" Confesiones, Libro III.[↩](#fnref4){.footnote-back} ::: 5. ::: {#fn5} Doctrina que asegura que la verdad no existe y que, en caso de que exista, el ser humano es incapaz de conocerla[↩](#fnref5){.footnote-back} ::: 6. ::: {#fn6} Nos saltamos gran parte de estas distinciones pues, en el fondo, guardan demasiada relación con Platón.[↩](#fnref6){.footnote-back} ::: 7. ::: {#fn7} Cabe destacar que para Agustín las visiones de clase y nacionalidad eran triviales comparadas con la clasificación que en verdad importa: si uno pertenece al «pueblo de Dios».[↩](#fnref7){.footnote-back} ::: 8. ::: {#fn8} La Caída del género humano tras desobedecer a Dios en el jardín del Edén nos impiden no pecar.[↩](#fnref8){.footnote-back} ::: 9. ::: {#fn9} La creencia en que la mayor parte de la población será condenada al infierno.[↩](#fnref9){.footnote-back} ::: 10. ::: {#fn10} En realidad, el término "Edad Media" es anacrónico y tendencioso. Los que vivieron esa época no sabían que vivían en la Edad Media, porque este concepto fue una invención de escritores renacentistas italianos cuyo objetivo era desprestigiar las civilizaciones surgidas entre la caída del imperio romano y el Renacimiento. Además, es tendencioso porque soslaya los avances y descubrimientos científicos que se dieron en este periodo.[↩](#fnref10){.footnote-back} ::: 11. ::: {#fn11} Abelardo también escribirá una autobiografía con el ilustrativo título *Historia calamitatum*.[↩](#fnref11){.footnote-back} ::: 12. ::: {#fn12} La decisiva labor de traducción de las obras de Aristóteles desde el árabe al latín se realizó en la **Escuela de Traductores de Toledo**, donde tuvieron ocasión de estudiar y trabajar eruditos procedentes de todos los rincones del mundo.[↩](#fnref12){.footnote-back} ::: 13. ::: {#fn13} En realidad, si los seres humanos pudiéramos conocer de manera directa la esencia divina, nos daríamos cuenta de que Dios por fuerza tiene que existir, porque Dios es el único ser cuya esencia consiste precisamente en existir. Sin embargo, los seres humanos somos limitados, finitos e imperfectos, razón por la que no podemos conocer la esencia divina de forma directa.[↩](#fnref13){.footnote-back} ::: 14. ::: {#fn14} La templanza, la fortaleza y la justicia.[↩](#fnref14){.footnote-back} ::: 15. ::: {#fn15} La inteligencia, la ciencia, la sabiduría y la prudencia.[↩](#fnref15){.footnote-back} ::: :::

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