Unidad 7. La Transición del Feudalismo al mundo moderno PDF
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Este documento analiza la transición del feudalismo al mundo moderno, enfocándose en el resurgimiento de la vida urbana y el comercio a partir del siglo XI. Incluye información sobre las Cruzadas y los cambios en la agricultura.
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Las Cruzadas y sus consecuencias: el resurgimiento de la vida urbana y el comercio. El burgo nuevo. Durante siglos, el continente europeo fue objeto de invasiones. A partir del siglo XI eso cambió y fue Europa la que se convirtió en invasora, por medio de la acción militar, logró extender las...
Las Cruzadas y sus consecuencias: el resurgimiento de la vida urbana y el comercio. El burgo nuevo. Durante siglos, el continente europeo fue objeto de invasiones. A partir del siglo XI eso cambió y fue Europa la que se convirtió en invasora, por medio de la acción militar, logró extender las fronteras de la cristiandad. Al mismo tiempo en Europa se produjo un período de mayor tranquilidad que benefició las actividades en el campo, favoreció las comunicaciones y alentó la expansión hacia nuevas tierras. Las transformaciones en la agricultura Hacia fines del siglo XI comenzó a incrementarse la producción agrícola. Este fenómeno se debió, en parte, a los cambios climáticos (aumentan las temperaturas y disminuye la humedad) y la difusión de adelantos técnicos, que favorecieron un mayor rendimiento de la tierra. Es posible que algunos de los adelantos técnicos que permitieron la renovación de las prácticas agrícolas existieran antes de este período, pero se generalizaron a partir del siglo XI. Las principales innovaciones fueron: El empleo de nuevas herramientas de labranza como el arado de ruedas pesadas y provisto de cuchilla y vertedera; esta consistía en una especie de reja que permitía abrir surcos y remover la tierra. 1 El uso generalizado del caballo como animal de tiro. El caballo, provisto de una collera rígida, comenzó a reemplazar al buey en las tareas de campo. El uso de las nuevas fuentes de energía: los molinos de viento y de agua. La introducción de la rotación trienal, en lugar de la bienal, que consistía en alternar cultivos diferentes en cada una de las tres parcelas en que se dividía el campo de cultivo. La rotación trienal permitió una mayor diversificación en la producción, además de posibilitar que se mantuviera alternadamente una parcela en barbecho o descanso, para evitar el agotamiento del suelo. La expansión pacífica hacia nuevas tierras Con el aumento de la producción agrícola, mejoró la alimentación y disminuyeron las hambrunas y las enfermedades. Entonces, la población aumentó, se elevó el consumo y se produjo un incremento de los excedentes, que favorecieron el intercambio comercial. El aumento de la población obligó a incorporar nuevas tierras para el cultivo. Comenzaron, entonces, los grandes movimientos de roturación, que permitieron incorporar a la producción agrícola vastas extensiones de tierra hasta ese momento desaprovechadas. Se talaron muchos árboles y se avanzó sobre los bosques que cubrían gran parte de la superficie del continente. También se desecaron pantanos y se ocuparon las laderas de las montañas. Muchas personas se desplazaron desde sus lugares de origen hacia las nuevas tierras incorporadas. Además de la ampliación del espacio cultivado dentro de las viejas fronteras, también se produjo una expansión más allá de sus límites. 2 La expansión desarrollada por los peregrinos Las rutas de peregrinación también influyeron en la expansión territorial pacífica. La creciente tranquilidad favoreció las comunicaciones al proporcionar mayor seguridad a los viajeros. Se produjeron entonces movimientos de gente hacia los principales lugares de peregrinación: Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela. Los peregrinos viajaban solos o en grupos, llevados por el espíritu religioso, por la necesidad de cumplir una promesa, o por el deseo de aventura. A lo largo de los caminos que conducían a los lugares de peregrinación, a partir del siglo XI cobraron nueva vida las antiguas ciudades o surgieron nuevas aglomeraciones urbanas, donde los peregrinos podían descansar y abastecerse de todo lo necesario para su viaje. En esas ciudades y villas se construyeron iglesias, monasterios, y mercados. Las Cruzadas De todas las acciones militares llevadas a cabo durante esta época, las que mayor trascendencia tuvieron fueron las Cruzadas. Estas expediciones militares que obedecían a un motivo religioso se llevaron a cabo entre fines del siglo XI y finales del siglo XIII. Permitieron ocupar a un gran número de guerreros y satisfacer su deseo de nuevas tierras. El objetivo principal de las Cruzadas fue recuperar la ciudad de Jerusalén, que en el año 1076 había caído en manos de los turcos, cuya expansión también amenazaba los territorios bizantinos. En el año 1095 el Papa Urbano II convocó a los cristianos a una Cruzada para reconquistar Tierra Santa y prometió a todos los participantes el perdón de sus pecados. El Papa esperaba que las cruzadas lograran que la Iglesia Bizantina, separada definitivamente de la Iglesia de Roma desde el año 1054, reconociera la supremacía de Roma y se restableciera la unidad religiosa. Los reyes y la nobleza feudal comenzaron a organizar las expediciones militares. A los participantes de los denominó cruzados porque cosían una cruz en su vestimenta, para diferenciarse de los musulmanes. 3 El llamado del Papa tuvo gran repercusión popular y alrededor de diez mil campesinos, exaltados por la prédica de un monje conocido como Pedro el Ermitaño, se encaminaron hacia Jerusalén. Sin armas ni alimentos, fueron masacrados por los turcos al llegar al Asia Menor. Poco después partió la Primera Cruzada, integrada por grandes señores, bien armados y pertrechados. Los cruzados se enfrentaron a los turcos y conquistaron Jerusalén en el año 1099. Posteriormente continuaron avanzando sobre territorios musulmanes y organizaron reinos cristianos en Siria y Palestina, en el norte de África y en Asia Menor, donde implantaron el sistema feudal. Para proteger las regiones recientemente conquistadas se crearon las Órdenes Militares, integradas por caballeros, dirigidos por monjes que habían tomado las armas para defender la Fe. 4 Las principales Órdenes Militares fueron la Teutónica y la del Temple (los templarios). Expuestos a los ataques musulmanes, los estados cristianos no podían mantenerse por mucho tiempo. Cuando Jerusalén cayó nuevamente en manos de los turcos, se organizaron nuevas cruzadas (hubo ocho cruzadas importantes). Sin embargo, el espíritu religioso de la Primera Cruzada se había perdido y comenzaron a prevalecer los móviles económicos. Templario Orden Teutónica La Cuarta Cruzada, llevada a cabo en el año 1204, constituye un ejemplo del cambio de intereses. En esta oportunidad, mercaderes venecianos y nobles franceses se desviaron de su objetivo y se dirigieron directamente a Constantinopla, para conquistarla y obtener sus riquezas. Consecuencias de las Cruzadas Las Cruzadas generaron profundas transformaciones en Europa: Ocasionaron un intenso movimiento de personas por el mar Mediterráneo, que devolvió a este mar el papel relevante que había tenido en las comunicaciones. 5 Se restableció el comercio entre Oriente y Occidente. Los puertos del norte de Italia, como Génova y Venecia, que hicieron grandes préstamos a los cruzados, a cambio de su participación en las expediciones, incrementaron sus negocios. El sistema feudal comenzó a debilitarse, puesto que los señores feudales se endeudaron fuertemente para armar a los cruzados y, en consecuencia, perdieron poder. Muchos siervos que se habían incorporado a las huestes de sus señores, no regresaron, situación que ocasionó la disminución de la mano de obra servil sobre la que se basaba el sistema. La Reconquista española La Reconquista cristiana de la Península Ibérica comenzó en el norte del territorio, poco después de la invasión musulmana. El proceso de Reconquista, que tardó casi ocho siglos en completarse, se fue cumpliendo en etapas. Península Ibérica. S.X 6 Los principales avances cristianos sobre los territorios ocupados por los musulmanes se llevaron a cabo entre los siglo XI Y XIII. Estos avances se vieron favorecidos por la desintegración del Califato de Córdoba y su fragmentación en pequeños reinos, por los contactos de la Península con el resto de Europa a causa de las peregrinaciones, y por el apoyo de la Iglesia y de los caballeros de distintos lugares de Europa. En 1085 se reconquistó la ciudad de Toledo; en 1212, la ciudad de Sevilla. A partir de entonces, solo quedó Granada en poder de los árabes. El proceso de la Reconquista, con la ocupación de Granada por los Reyes Católicos, se completó a fines del siglo XV. Península Ibérica. Año 1318 En los territorios re conquistados se organizaron cuatro reinos cristianos: Navarra, Aragón, Portugal y Castilla. En esos reinos no se estableció un sistema feudal tan fuerte como en el resto de Europa, ya que los reyes eran los jefes de la Reconquista y mantuvieron control sobre los nobles. Además, los territorios fueron repoblados con hombres libres, a los que se les concedieron tierras en propiedad. 7 El resurgimiento urbano: una nueva forma de vida La ciudad Durante los primeros siglos medievales, la vida urbana fue prácticamente inexistente en Europa. A partir del siglo XI, las antiguas ciudades o burgos (ciudades fortificadas) cobraron nueva fuerza y comenzaron a repoblarse. También surgieron nuevas ciudades a los pies de los castillos y de los monasterios, o en el cruce de caminos. El espacio en el interior de las ciudades fue insuficiente para hospedar a los visitantes y a los nuevos habitantes. Algunos debieron instalarse, entonces, fuera de sus murallas, donde se formaron nuevos asentamientos, los suburbios, que más tarde se incorporaron a los burgos. Las murallas que rodeaban las ciudades servían para asegurar su protección, las puertas de la ciudad se cerraban de noche y se abrían a la mañana. Las ciudades eran muy diferentes unas de otras. La mayoría había ido creciendo en forma desordenada y, por lo general, sus calles eran tortuosas. Los edificios urbanos característicos eran la iglesia, el palacio episcopal y el palacio comunal, sede de la administración de la ciudad. 8 En el centro de la ciudad solía encontrarse la plaza del mercado, lugar donde se desarrollaba la actividad comercial. Las ciudades ubicadas cerca de las costas de un río, mar, o de una ruta importante, se convirtieron en activos centros comerciales. Al principio sólo acogían a unos pocos miles de habitantes y eran pocas las que contaban con más de 5000. En el siglo XIII, las ciudades más grandes, como las ciudades flamencas o las del norte de Italia, llegaron a albergar hasta 50.000 habitantes. Los burgueses Los habitantes de las ciudades eran denominados burgueses. Los burgueses no pertenecían a ninguno de los tres órdenes en los que estaba organizada la sociedad feudal. Su riqueza y su poder se basaba en el dinero y no en la tierra. El hecho de no dedicarse a las actividades rurales ni a la guerra, los distinguía de los campesinos y de los nobles. Sin embargo, no todos los habitantes de la ciudad eran iguales: los más ricos y poderosos eran los mercaderes que, además, controlaban el gobierno comunal; por debajo de ellos estaban los artesanos y los comerciantes, que formaban la mayoría de la población; y, en la base de la sociedad, los más pobres y marginados, que no tenían trabajo fijo, ni podrían acceder a la ciudadanía, ni pertenecían a los gremios. 9 El gobierno de la ciudad Los burgueses se organizaron, cuando tomaron conciencia de que cumplían un papel diferente en la sociedad. A través de diversas formas de presión, como levantamientos, alianzas, apoyo financiero, recibieron de los monarcas cartas de libertades, por las que se colocaba a las ciudades directamente bajo la autoridad real, se las autorizaba a administrar justicia y se les otorgaba la libertad personal a sus habitantes. Las ciudades también obtuvieron el derecho de autogobernarse y formaron gobiernos comunales que tuvieron diversos nombres según la región: ayuntamiento, señorío o comuna. El comercio La mayoría de los comerciantes eran de origen rural. Al principio, eran errantes y se trasladaban de un lugar a otro para vender sus mercancías (productos de primera necesidad). También recorrían distancias más grandes para acudir a las ferias, que eran reuniones de comerciantes que se realizaban en lugares y fechas preestablecidas. en su recorrido debían sortear numerosos obstáculos, como el pago de peaje para cruzar puentes o para atravesar territorios privados, y frecuentes asaltos. A partir del siglo XIII el volumen creciente de mercaderías dificultó el traslado de los mercaderes, que comenzaron a establecerse en determinadas ciudades. Si bien se mantuvo el comercio local, fue entonces cuando cobró impulso el comercio a larga distancia o comercio internacional. Esta modalidad de comercio producía grandes ganancias. Las grandes áreas de comercio internacional fueron las ciudades del norte de Italia (fundamentalmente, Venecia y Génova), que controlaban el comercio con Oriente, y Flandes, sobre el Mar del Norte. En esta región se formó la Liga Hanseática, una unión de ciudades del norte de Europa, que monopolizaba el comercio desde Inglaterra a Rusia. El punto de contacto entre las dos regiones eran las ferias de Champagne, ubicadas en Francia, a mitad de camino entre las dos áreas de comercio internacional. 10 Paralelamente al desarrollo del comercio a larga distancia, se produjo una mayor circulación monetaria y se difundieron nuevos tipos de pago, como la letra de cambio, que permitía a los mercaderes viajar sin tener que llevar encima grandes sumas de dinero. Para agilizar las transacciones comerciales, se formaron los primeros bancos y surgieron los banqueros, quienes, con el tiempo, se volverían prestamistas. Los Gremios Los gremios fueron corporaciones que agrupaban a los artesanos y comerciantes de un mismo oficio, y que surgieron en las ciudades medievales hasta finales de la Edad Media. Tuvieron como objetivo conseguir un equilibrio entre los trabajadores de un mismo oficio, garantizando el trabajo a sus asociados, su bienestar económico y los sistemas de aprendizaje. Los gremios medievales de Europa poseían un ámbito local, tenían carácter obligatorio y estaban regidos por un estatuto especial. Fueron importantes los gremios de alfareros, caldereros, herreros y los comprendidos en los llamados Cinco Gremios Mayores (Joyeros, Merceros, Sederos, Pañeros y Drogueros). La escala laboral de aquellos gremios medievales se estructuraba en tres niveles: aprendices, oficiales, maestros. Los aprendices eran aquellos que se iniciaban en la profesión u oficio. La formación se verifica a través de la firma de un “contrato de aprendizaje”, documento de naturaleza jurídica donde intervenía un maestro que se comprometía a enseñar y un joven que quería aprender. Los oficiales constituían una categoría intermedia. No tenía tiempo fijo de duración, generalmente la mitad del período de aprendizaje, pero era mejor su posición jurídica, con todos los derechos y deberes. Los maestros eran la categoría superior de la estructura gremial a la que se accedía tras la superación de una prueba práctica, lo que daba la posibilidad de abrir taller propio, contratar obras o de establecer formas de comercialización. 11 Las Universidades Las Universidades Medievales surgen como un gremio particular donde se organizaron las personas letradas, es decir que sabían leer y escribir con conocimiento o dedicación sobre diversos conocimientos, generalmente se encontraban vinculados con alguna orden religiosa. Estos letrados o sabios se conformaron como docentes que brindaban servicios de formación a quienes quisieran y pudieran acceder a ellos. Así conformaron escuelas, colegios y universidades. Los estudiantes llegaban a las universidades habitualmente con catorce años, tras haber iniciado los estudios más básicos con maestros que les enseñaban a leer y escribir y un nivel suficiente de latín. Los primeros años de su vida universitaria se dedicaban a los estudios de Artes liberales, que comprendían el "Trivium" y el "Quadrivium". Cuando se consideraban preparados para superar los exámenes correspondientes, alcanzaban el título de bachiller, lo que solía ocurrir en un plazo de unos seis años. Era muy habitual abandonar los estudios sin obtener ningún título, y solo una minoría continuaba con el estudio de las Artes a un nivel superior o con carreras más especializadas: Medicina, Derecho o Teología. Obtener en cualquiera de ellas el título de magister (maestro) permitía dedicarse a la enseñanza universitaria en cualquier universidad. Este título requería una aprobación por el gremio de maestros. El título de doctor exigía estudios aún más prolongados, y era habitual que los que se presentaban a tal examen llevaran varias décadas de vida universitaria (el de Artes, más breve, se solía obtener en cuatro o seis años, el de Medicina en diez, el de Derecho en doce o trece, y el de Teología en unos quince). Las lecciones universitarias consistían en la lectura más o menos lenta o rápida, literal o 12 glosada con comentarios, de un texto (habitualmente de un clásico más o menos adaptado para su comprensión didáctica) por el profesor (cuya cátedra o silla se convirtió en un sitial elevado sobre un estrado cada vez más prominente, hasta cubrirse de palio y otros adornos a finales de la Edad Media) mientras los alumnos que lo consideraban oportuno tomaban apuntes. Organización y conflictos Los estudiantes se organizaban, según los estudios que seguían, en facultades. Según el lugar donde recibían las enseñanzas, en colegios mayores y colegios menores adscritos a diferentes y rivales órdenes religiosas, habitualmente abiertos por el mecenazgo de algún donante. La vida universitaria no era barata: debían pagar por su estancia y enseñanza cantidades solo al alcance de familias ricas, aunque existían estudiantes becados, a los que algún potentado o institución poderosa pagaba los estudios, y muchos otros que seguían los estudios con toda clase de privaciones y alternándose con todo tipo de oficios o formas más o menos irregulares de obtener dinero, comida, vestido, alojamiento y, en su caso, bebida y diversión. En general los estudiantes becados asistían a colegios (mayores o menores) en los que una fundación pagaba sus estudios y manutención. Otro modo de estudiar era pertenecer a alguna congregación religiosa y vivir en el convento. Eran habituales los conflictos entre grupos de estudiantes identificados por alguna de esas diferencias. Un fuero o privilegio especial sometía a los estudiantes y profesores a la jurisdicción propia y privativa de la universidad, lo que les protegía en caso de conflicto con las autoridades locales. Algunas Universidades tenían una especie de policía propia y hasta cárcel. 13