Unidad 2 Paradigma de la Teoría Celular PDF
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Este texto explora el surgimiento de la teoría celular como un paradigma fundamental en biología. Analiza la búsqueda de la unidad constitutiva de los seres vivos, desde las etapas precientíficas hasta el siglo XIX, destacando la influencia de la observación microscópica y la conceptualización de la célula como unidad fundamental de la vida.
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# Capítulo 9 ## EL SURGIMIENTO DE LA TEORÍA CELULAR El primer paradigma, que sentará sin duda alguna las bases para constituir a la biología como una ciencia, es la teoría celular, la cual es una gran generalización, que llega para satisfacer una búsqueda de mucho tiempo en la historia del pensamie...
# Capítulo 9 ## EL SURGIMIENTO DE LA TEORÍA CELULAR El primer paradigma, que sentará sin duda alguna las bases para constituir a la biología como una ciencia, es la teoría celular, la cual es una gran generalización, que llega para satisfacer una búsqueda de mucho tiempo en la historia del pensamiento humano: la referente a encontrar cuál es la parte más pequeña que constituye a los seres vivientes, el común denominador, esto es, la unidad que caracteriza a los seres vivos, el principio o la unidad fundamental para la organización y funcionamiento del cuerpo y en última instancia, de la vida. En la historia del pensamiento, nos encontramos con la persistencia de un pequeño número de nociones o temas fundamentales. Esto sucede con la idea de encontrar este factor mínimo, lo cual está presente en la mente humana en todo lo que hemos denominado etapa precientífica, en la cual se busca comprender lo que determina la organización y la operación corporal. No obstante, en toda esta etapa previa al siglo XIX, se tienen visiones basadas fundamentalmente en conceptos de carácter filosófico y en correlaciones empíricas directas. No hay una construcción conceptual enmarcada en una estructura científica (tal como se ha establecido en el capítulo 1). Así, tenemos que aparecerá la teoría celular con el propósito de satisfacer una expectativa ya existente, pero incoherente, que se expresa de diferentes modos (como la inquietud de un niño que busca una explicación de lo que ve, pero no entiende). De esta manera el concepto de célula y con él la teoría celular, tomarán en la biología el lugar de lo que fue _arjé_, el elemento o del átomo en los presocráticos, los humores y su equilibrio con Hipócrates, la formación y transustanciación de los _pneumas_ en Galeno, el _liquor vitae_ en el medioevo, la sangre y su movimiento circular en Harvey, los espíritus animales en Descartes, el humus para Linneo, la fibra para Haller, las moléculas orgánicas para Buffon, las partes propias de Maupertuis o los infusorios para Oken; entendidos, cada uno de ellos, como los factores que le dan razón a la vida (lo que cada quien entendía por vida en su momento) y que explican el funcionamiento del cuerpo. Así, la teoría celular tiene una base racional para su construcción y no se deriva estrictamente hablando de la observación y la experimentación. De modo tradicional, existe la tendencia a creer que la teoría celular se relaciona de manera directa con la invención del microscopio y con las observaciones de él derivadas, no obstante, esta clásica vía de interpretación resulta fácilmente cuestionable y no resiste la prueba de la reflexión. Evidentemente, el microscopio y la observación de las células y su estructura tendrán una participación importante en la comprensión de lo que es la célula y su significado en biología, sin embargo, esto no significa que la compilación de las observaciones y descripciones de ellas haya conducido a la generación del concepto de célula; decir esto queda enmarcado en la orientación filosófica de este texto y aún siendo una afirmación que pudiera parecer desconcertante para algunos, podemos probarla plenamente, tal como se hará a continuación. ## Las cosas son algo más que las palabras que las designan 1665 es la fecha que desde la enseñanza elemental se relaciona con el descubrimiento de la célula. En efecto, fue en ese año, cuando Robert Hooke realizó un delgadísimo corte en un pedazo de corcho, que al ser observado al microscopio, le llevó a ver por vez primera una estructura tabicada que en su imaginación comparó con la de un panal de abejas. Ante esta observación, Hooke acuña el término **célula**, por derivación de la palabra celdilla, pensando precisamente en las cavidades llenas de cera de los panales de estos insectos. No obstante, en torno a esta observación magistral se ha construido todo un mito, pues Hooke carecía de un genuino interés por los problemas referentes a la organización y conocimiento del cuerpo. Robert Hooke (1635 a 1703), era un arquitecto del que se conocen grandes obras tal como, el edificio que albergaba a la _Royal Society_¹, y su preocupación fundamental era la resistencia de los materiales. Le preocupaba de sobremanera el problema de la elasticidad de los cuerpos (habría que recordar la famosa ley de Hooke, uno de los fundamentos de la estática, que dice que las deformaciones que experimenta un cuerpo dentro de su límite de elasticidad, son directamente proporcionales a las fuerzas que las producen) y el entender el porqué de las cualidades de materiales que pudieran utilizarse en la construcción; su enfoque no resultaba definitivamente naturalístico, no era por supuesto un enfoque biológico. Hooke, armado con el microscopio recientemente descubierto por los hermanos Jansen en 1590, se dedicaba a observar todo aquello que caía en sus manos, a estudiar con detenimiento las características de pequeños objetos de los cuales realizó espléndidos dibujos plasmados en su obra _Micrographie_. Su interés no era conocer la estructura más íntima de la vida, la palabra acuñada por él, desaparece en el tiempo inmediato y no será redescubierta hasta cerca de un siglo después (1792 y 1793) por Stefano G. Gallini y Jakob Fidelis Ackermann (1793). Paralelamente a Hooke, hubo otros individuos preocupados por conocer todo aquello que develaba ante nuestros ojos el nuevo descubrimiento, el instrumento óptico llamado microscopio. Marcelo Malpighi y Nehmiah Grew en 1671, cada quien por separado, se dedicaron a estudiar la estructura de los órganos vegetales, y ahí encontraron formaciones que denominaron utrículos o vesículas, diferentes denominaciones para aquello que Hooke llamó células. En otra línea de acción, pero por aquellos mismos años, Anton Van Leeuwenhoeck de Delft, un tallador de lentes holandés, diseñó un tipo diferente de microscopio, un microscopio de mano, con el cual descubrió a los seres unicelulares de vida libre, bacterias, protozoarios e inclusive a los espermatozoides, a los cuales llamó animálculos, junto con los demás organismos microscópicos. La observación, debiéramos llamarla descubrimiento, de Leeuwenhoeck se enmarca más bien en el camino del problema de la generación de los seres, y abre el debate de la generación espontánea a nivel microscópico, más no el de la unidad de lo viviente. Las observaciones y descripciones de Malpighi y Grew se ubican en el campo de la organografía, de la descripción morfológica, pero de ninguna manera llegan a la generalización conceptual de la célula como unidad. Así pues, el haber tenido frente a sus ojos la estructura celular no conduce de algún modo a la aparición de este concepto; será hasta 1838 con el trabajo de Schleiden y Schwann, en que aparece el concepto de célula, y en estos 173 años, son múltiples las contribuciones realizadas, en el campo de lo descriptivo, al conocimiento de la ultraestructura de los tejidos, de los órganos, sin que esto llegue a generar el impacto teórico que en el siglo XIX tendrá la primera gran generalización en lo que será la biología como ciencia, la teoría celular. En esos 173 años, entre Hooke y Schleiden y Schwann, hay dos vertientes diferentes de trabajo de los interesados en el conocimiento del cuerpo, que sólo confluirán hasta la etapa marcada por la publicación de _Beiträge zur phytogenesis_ (la fitogénesis) de Schleiden en el siglo XIX; una de ellas que conduce a la acumulación de información descriptiva, morfológica, pero sin alguna explicación teórica y la otra, en donde distintos naturalistas y pensadores, que realizaron importantes contribuciones al conocimiento biológico en diversos campos, reflexionan y buscan cuál es el común denominador de todos los seres vivos, cuál es la mínima expresión irreductible en todos ellos. No es pues, por el camino de la acumulación de la información visual, que se llega a esta conceptualización, sino más bien es por otra vía donde debemos encontrar la clave de lo que fue el surgimiento de este primer paradigma biológico. ## La búsqueda de un común denominador en los tiempos modernos Carlos Linneo, creador del sistema binomial para la clasificación de los seres vivos, centra, sin proponérselo, la atención en el problema de la unidad de lo viviente en su obra _Voyage en vestrogothie_ escrita en 1749, dice: "Cuando las plantas y los animales se pudren pasan a ser humus, el humus acto seguido deviene en alimento de las plantas que están sembradas y arraigadas. De esta manera, la encina más poderosa y la más vil ortiga están hechas de los mismos elementos, es decir, de las partículas más finas del humus por la naturaleza o por una piedra filosofal que el creador ha depositado en cada semilla para cambiar y transformar el humus según la especie propia de la planta"². Una planta se construye a partir del mismo material que cualquier otra, una enorme encina o una minúscula ortiga se forman de un componente igual, el cual regresa al suelo cuando se da la descomposición del organismo completo: el humus. Todo está hecho de humus, una sustancia fundamental; extendiendo su pensamiento se concluye que el animal al comer una planta, absorbe el mismo material y a partir de él constituye su cuerpo. Ésta es una concepción intuitiva, Linneo no es alguien preocupado por la estructura, ni la morfología y la función, sino por la descripción de la diversidad de los seres vivientes, pero en su intento sistematizador, trata de encontrar este elemento común a todos los seres que genialmente ha clasificado. Más adelante, pero en esta misma época, dos personajes tratarán esta preocupación, pero con mayor precisión, Buffon en Francia y Haller en Alemania. George Louis Leclerq, conde de Buffon, reconocido por sus contribuciones en distintos campos del estudio de la naturaleza, y que podría considerársele como el naturalista mas completo de su época y cercano a lo que sería un biólogo³, también se preocupó por esta organización mínima de los vivientes. Para Buffon, todos los seres se encuentran constituidos por moléculas orgánicas, aunque para él es diferente el concepto de molécula orgánica al sentido que nos da la química o la bioquímica actuales. Las moléculas orgánicas son este constituyente fundamental de la corporeidad, analogable al humus que plantea Linneo, pero con él encontramos una visión más acorde a lo que es en realidad la estructura de los seres vivientes. Buffon plantea que las moléculas orgánicas forman al cuerpo, el cual se construye sobre la base de un patrón de organización, y esta idea, la idea del patrón de organización, va a ser determinante para abrir paso a lo que un siglo después, en el siglo XIX, será el concepto paradigmático de célula. Para Buffon, las moléculas orgánicas se organizan para formar el cuerpo de acuerdo a un molde interior, un molde que definirá la forma en cómo las moléculas orgánicas se adosarán por atracción para generar la estructura corporal, de acuerdo a una especie de ley de constancia morfológica. Pero ¿Qué es un molde interior?, este es un término derivado de la paleontología, que implica la entrada del material mineral en la parte que se va a fosilizar antes de que se disuelva; como ejemplo se encuentra la formación de las conchas fósiles, que conservan los detalles de la estructura del animal viviente; otra analogía que podríamos hacer para responder a esta pregunta es la referente al crecimiento de las conchas de los moluscos. ¿Cómo es que crece una concha?, no crece por extensión o elongación de las partes carnosas que componen el cuerpo del animal, sino por "acreción” esto es por deposición constante de material sílico-calcáreo donde por medio de una progresión de anillos concéntricos, va formándose la estructura de la concha de una almeja o caracol, de acuerdo a un plan definido por la estructura inicial que en su crecimiento, va incorporando más y más material de acuerdo al molde original a un molde interior. Esta visión, trasladada a todos los demás seres vivientes, forma parte de la concepción que describe cómo se da el crecimiento, la estructuración, en última instancia es la explicación que da el conde de Buffon a la morfogénesis de los animales. Así, escribe: "Los animales y las plantas que se pueden multiplicar y reproducir por todas sus partes, son los cuerpos organizados compuestos de otros cuerpos orgánicos semejantes, en los que a primera vista discernimos la cantidad acumulada, pero en los cuales no podemos percibir las partes primitivas más que por el razonamiento"5. Para Buffon, hay una cantidad infinita de partes orgánicas vivientes en que la sustancia es la misma que en la de los demás cuerpos organizados; estas partes orgánicas serían comunes a los animales y los vegetales, primitivas e incompatibles, por eso afirma que: "De la misma manera que nosotros podemos hacer moldes con los cuales damos al exterior de nuestros cuerpos el aspecto que nos gusta, supongamos que la naturaleza puede hacer moldes con los cuales no sólo da la forma exterior, sino la forma interior"⁶. Idea que luego complementa: "El cuerpo del animal es una especie de molde interior, en el cual la materia que sirve para su crecimiento se modela y asimila por completo, nos parece pues cierto que el cuerpo del animal o del vegetal es un molde interior que tiene una forma constante, pero en la cual la masa y el volumen pueden aumentar proporcionalmente y que el crecimiento, si se quiere, el desarrollo del animal o del vegetal no se hace más que por la extensión de este molde en todas sus dimensiones exteriores e interiores; que esta extensión se hace por la intususcepción de una materia accesoria y extraña que penetra en el interior, que de bien es semejante a la forma e idéntica con la materia del molde"⁷. Así, para Buffon debe existir una regla que defina la manera en cómo se organiza el cuerpo, el cual está constituido de partículas elementales. De igual modo que Buffon, otro gran sabio francés, Maupertuis, introduce la idea de las partículas mínimas, como constituyentes comunes a todos los seres vivos. Su enfoque parte del estudio de la formación del feto desde la idea preformista, donde sostiene que líquido seminal de cada especie animal contiene una inmensa multitud de partes propias que sirven para formar mediante su ensamblaje, animales de la misma especie. El líquido seminal de cada individuo posee en esas partes, lo necesario para formar trazos semejantes a los de este individuo, y éstas son las que se encuentran en mayor número y tienen más afinidad. Como dijera Canguilhem, cada parte del animal proporcionará sus gérmenes, por lo que la semilla del animal contendría un resumen del animal⁸. Maupertuis y Buffon, introducen en el campo del conocimiento de la vida la idea de la discontinuidad. Si analizamos su lenguaje, utilizan términos derivados de la física como el de afinidad, lo cual refleja una clara influencia de la mecánica de Newton; podría decirse que el concepto de las moléculas orgánicas de Buffon o de las partes propias de Maupertuis obedecen a esta idea clásica de la discontinuidad newtoniana. La afinidad es un término físico que rebela con claridad la influencia del creador de las leyes del movimiento en ambos naturalistas, siendo mayor en el caso de Buffon quien en 1740 tradujo y prologó el _Tratado de las fluxiones_. Por ello, hay quien afirma que Buffon pretendió ser el Newton de Francia. En esta lógica podemos entender la asimilación que se hace entre luz y sustancia viviente en el pensamiento de Buffon, quien preocupado por la naturaleza de la luz admite la realidad material corpuscular de ella, diciendo que las más pequeñas moléculas de materia, los más pequeños átomos que nosotros conocemos, corresponden a los de la luz. Ésta, aunque dotada de una cualidad totalmente opuesta a la pesadez es decir, de una volatilidad que uno cree le es esencial, se encuentra no obstante presente como cualquier otra materia, puesto que resiste todas las veces que pasa cerca de los demás cuerpos y se encuentra cerca de su esfera de atracción. Esta analogía de la luz con la sustancia misma de la vida, estará presente en toda la argumentación que efectuó el gran sabio de Montpelier respecto a la estructura íntima de los vivientes¹⁰. Como acertadamente señala el premio Nobel, François Jacob: "... Partículas vivientes y moléculas orgánicas no eran más que el medio de encontrar en los seres vivos la naturaleza discontinua de la materia y de ordenar el mundo de los seres como el de las cosas. Así lo veía la mecánica del siglo XVIII. Pero para hacer concordar las propiedades de los seres con la estructura de la materia, había sido necesario recurrir a unas moléculas de tipo especial, propias únicamente de los seres vivos. En suma, la composición de los seres no se distinguía de la de las cosas, más que por la naturaleza particular de sus moléculas. Pero, para el siglo XVIII, el constituyente elemental de los cuerpos era el último término del análisis anatómico, lo que se encontraba al separar los músculos, los nervios o los tendones: se trataba de la fibra"¹¹. La visión de Maupertuis y Buffon en Francia se opondría a la visión de Haller, la cual tiene una enorme influencia en el ámbito de la investigación y la subsecuente formación de toda una escuela en Alemania. Haller, elabora la teoría fibrilar como un elemento fundamental para explicar la organización del cuerpo y, dada su formación como morfólogo, tiene una mayor incidencia que la reflexión totalizante de los dos naturalistas franceses. Haller, asimila la noción de que músculos, nervios y tendones se encuentran constituidos en última instancia por fibras, por lo que la fibra será en su concepción el elemento constitutivo de la organización del cuerpo de todos los animales y por extensión, también del cuerpo vegetal cuyos tallos al ser disecados se encuentran formados por haces de vasos leñosos y liberianos (el xilema y el floema) que también son fibras. Esta idea se encuentra presente en otros autores como Jean Riolan, Descartes, Malpighi y Grew, quienes consideran que es el elemento más organizado. La fibra encaja perfectamente en el modelo mecanicista¹², las fibras se pueden asemejar a cuerdas que jalan catapultas o que tiran de cualquier otro instrumento mecánico. Ya en 1667, Glisson, en su obra _Tractatus de natura substantiae energetica seu vita naturae_ afirma que "la fibra es portadora de la vida y genuino elemento, no sólo formal, también funcional del cuerpo vivo"¹³. En 1766, Haller hará suya esta visión, complementándola con la creencia de que la fibra es la portadora de la fuerza esencial (o fuerza vital). La fibra es pues, la base del cuerpo, e independientemente de la observación de la existencia de las células de acuerdo a esta visión de Haller, son tan sólo partes constituyentes de la fibra, la mínima entidad con capacidad de funcionamiento, la mínima expresión de la que está formados todos los seres vivientes es la fibra. En su obra _Elementa fisiologie_, señala que "la fibra es para el fisiólogo lo que la línea es para el geómetra"¹⁴ y en el título mismo de su obra se encuentra la analogía con lo que es la geometría euclidiana, el título puede sugerir dos acepciones: elementos de fisiología o bien, remontarse al título de la obra clásica de Euclides _Los elementos_, donde se definen los principios fundamentales de la geometría, que es la apropiada, pues ahí Haller buscó definir los principios fundamentales de la fisiología, o sea, la explicación del funcionamiento corporal. La influencia de Haller perdurará hasta mediados del siglo XIX, lo cual se debe al efecto generado por la disección de músculos y tendones, que en última instancia se hayan compuestos por fibras, fibras unidas entre sí por una sustancia viscosa, un conglomerado de moléculas llamado gluten. La fibra es la misma en todos los órganos, las mismas fibras se entrecruzan en una trama continua que va de los huesos al tendón, de los tendones hacia los músculos, de los músculos a los nervios o a los vasos. La disposición de las fibras, la consistencia de las redes que forman y la cantidad del líquido retenido entre las mallas, producto de ellas, es lo que aporta a los órganos sus características de dureza, blandura, rigidez o flexibilidad¹⁵. Bajo esta concepción, hacia finales del siglo XVIII y en buen parte del XIX, todos los órganos se encuentran formados por la misma sustancia, lo único que los distingue entre sí, es la manera cómo quedan dispuestas las fibras, la cantidad de líquido que retienen o la manera cómo forman su entramado. Pero, para principios del siglo XIX cambiaron las cosas y comenzará la tendencia a pensar que existen tejidos diferentes. Así pues, a diferencia de lo que podría desprenderse en los textos elementales de histología o citología, el tejido en la historia del conocimiento de la vida, antecede a la noción de célula. ## El tejido precede a la célula En Francia, durante el año de 1800, Marie Francoise Xavier Bichat (1771 a 1802), junto con su maestro Philippe Pinel (1745 a 1826), formulan con toda precisión el concepto tisular, planteando que son 21 tejidos los que conforman al cuerpo humano y le confieren a un órgano sus propiedades específicas, no tan sólo su forma. En esta visión, los órganos tienen una estructura y función particulares por la naturaleza y especificidad de los tejidos que los constituyen; siendo éstos el ultimo término del análisis anatómico. De acuerdo a la visión de Buffon, entre los órganos y las moléculas orgánicas, aparece una instancia intermedia, el tejido, lo que hacía falta para satisfacer la visión de los anatomistas que con su escalpelo disectan las formas vivas. Las propiedades de los organismos dependerán de la organización de las moléculas en el tejido que constituyen, esta visión aparecerá opuesta a la de Haller, sin desbancarla de su hegemonía en las preferencias de los pensadores acerca del funcionamiento del cuerpo en aquella época. Evidentemente, todos los cuerpos están conformados por fibras, pero éstas son de diferente naturaleza y están entrecruzadas de distinta manera, según sea la especificidad del tejido de que se trate. En el concepto de tejido existe la idea de continuidad, sin satisfacer el anhelo de discontinuidad planteado por Buffon y Maupertuis. En esta visión vigente en el siglo XVIII, se concibe al organismo como una especie de saco lleno de líquido y de fibras entrelazadas para formar vasos y los órganos. El concepto de tejido es fácil de aceptar, puesto que implica elementos derivados de la acción humana; en última instancia un tejido es similar a la tela elaborada por el tejedor, la cual está conformada por hilos esto es de fibras, que por cierto son fibras vegetales. El término tejido proviene de la palabra _tistre_, forma arcaica del verbo tejer. De forma que, sí el vocablo célula posee una carga de implicaciones de orden afectivo y psicosocial, la palabra tejido también tiene aspectos extrateóricos¹⁶. El hecho de que Bichat haya conceptualizado al tejido como la unidad fundamental del ser viviente, y haya elaborado una clasificación de los diferentes tejidos de los que están constituidos los cuerpos, tendrá un fuerte impacto en el futuro y conducirá a que la aceptación de la teoría celular se retrase en Francia, como consecuencia de la preponderancia de tales influencias¹⁷. ## El ambiente intelectual de Alemania y las condiciones para el surgimiento de la zellentheorie: La contribución de Lorenz Oken En la perspectiva anterior, resulta claro que la influencia de Haller haya sido tan grande, pues acopló una serie de conceptos que pudieron arraigarse con facilidad en su época. Además, en Alemania se desarrollará una escuela de pensamiento que tendrá paralelamente la influencia tanto de las ideas de Kant y su llamada filosofía crítica, como de la filosofía de la naturaleza representada por Fichte, Schelling y Goethe. La filosofía de la naturaleza ejercerá un efecto directo en Lorenz Oken (1779 a 1851), hombre joven y talentoso quien como profesor en la Universidad de Jena, concebirá la versión antecedente (pudiéramos decir más primitiva) de lo que será posteriormente la teoría celular. Anticipación, más no definición precisa, es lo que caracterizaría el concepto de Lorenz Oken con respecto a la célula. Como profesor en Jena, Oken también pertenece a la escuela romántica fundada por Schelling; sus especulaciones ejercieron una enorme influencia entre médicos y naturalistas alemanes de esta primera mitad del siglo XIX. La filiación de los creadores de la teoría celular, Schleiden y Schwann está claramente marcada por este personaje sumamente interesante; no hay que olvidar que Schleiden fue profesor en Jena, donde Oken dejó marcada su huella y que al mismo tiempo Schwann fue discípulo de Johannes Müller (1801 a 1858), quien fuera catedrático en Berlín y, genial fisiólogo claramente influenciado por el pensamiento de Schelling y Goethe, y en gran coincidencia con Oken. Por todo ello, Singer afirma que Oken dejó sembrado el pensamiento de los autores, a los que se les considera en su lugar como los fundadores de la teoría celular. Oken busca el arquetipo, esto es, la forma generalizada que refleja el plan básico de la naturaleza y clave para entender a los organismos vivos, influenciado por la filosofía del romanticismo, la cual tiene una clara influencia de Kant, quien busca una ciencia natural especulativa. Con una visión apriorística de la naturaleza, Oken se da a la tarea de encontrar la unidad en la diversidad; él junto con Goethe, realiza las más importantes contribuciones de la _naturalphilosophie_ a la comprensión y conocimiento de la vida. Wolfang Goethe plantea el problema del origen del orden en la naturaleza en general, y en los seres vivos en particular, en algo que desde mi particular punto de vista, implica una recurrencia a la visión naturalista de la filosofía griega en los tiempos pre-socráticos. Tanto Oken como Goethe, en el marco de esta influencia romántica, pretenden encontrar leyes universales que expliquen el funcionamiento del mundo. Para Goethe, resulta de sumo interés comprender cuál es el plan fundamental de organización del cuerpo de los seres vivientes, de hecho crea el término morfología. La observación de los protozoarios de vida libre, fue con seguridad uno de los elementos que influyeron decisivamente en la visión que tendrá Oken en cuanto a la organización corporal y de lo que sería la célula. _Vortichella_ descubierta en 1677, _Paramecium_ en 1702 y la amiba en 1755, son ejemplos de células con presencia individual; son individuos completos con una vida propia, son un cuerpo en sí mismos al ser una célula y como hemos comentado en otras partes, en aquellas épocas se utilizaba el término infusorio para designar a todo animal unicelular. Cuando Oken utiliza el término infusorio para referirse a la célula, supone que el cuerpo se encuentra formado por un conjunto de pequeños organismos, de pequeñas individualidades. El cuerpo en su conjunto, estaría formado por infusorios que pierden su individualidad en favor de una unidad superior, donde cada entidad se pone al servicio de la totalidad. En su obra _Die zeugung_ (La generación) de 1805, Oken plantea su genial teoría infusorial donde sostiene que el cuerpo está constituido por una sustancia primigenia que es un fluido mucoide que llama _urschleim_, el cual se subdivide en pequeños infusorios individuales. ¿Por qué entonces si Oken es tan claro al respecto, no se afirma que él descubre la teoría celular?, simple y sencillamente porque no es lo mismo decir que el cuerpo se compone de células, a pensar que el cuerpo se descompone en células. La observación de protistas unicelulares tales como _Chlamydomonas_ y su comparación con la estructura de una colonia como _Volvox_ (la cual pareciera estar constituida por la agregación de muchos individuos, produciendo la imagen de ser un conjunto de _Chlamydomonas_ que pudiera descomponer-se en sus individuos constituyentes), es un ejemplo que ilustraría la concepción de Oken. El cuerpo está constituido por un conjunto de individuos que pierden su individualidad en aras a la comunidad, cada una ya no funciona por sí misma, está en función de este todo, como ocurre en la colonia volvocida. Cuando los autores de las historias clásicas de la ciencia biológica, plantean a Oken como fundador de la teoría celular, citan diferentes textos de este autor, además de leerlos con perspectivas distintas cuando se refieren al mismo pasaje. En las importantes obras de Charles Singer y Emilie Guyénot se cita un pasaje de _Die zeugung_ que dice lo siguiente: "Todos los seres orgánicos se originan de vesículas o células y están formados por las mismas. Estos elementos, cuando están aislados y se consideran en un proceso original de producción, corresponden a la masa infusorial o _urschleim_, de la cual se forman o se desarrollan todos los organismos mayores. Su producción no es nada más por lo tanto, que una regular aglomeración de infusoria, que no son, naturalmente de especies avanzadas o perfectas, sino vesículas mucosas que, uniéndose o combinándose, pasan a construir especies particulares". Tal pareciera que nos encontramos ante el enunciado de la teoría celular, sin embargo, no es así, pues estas células son según Oken, derivadas de "la mucosa primitiva" y los organismos mayores se formarían a partir de esta masa infusorial. De tal modo que los infusorios son los _utriere_, o sea los animales primordiales. Hay pues una mala interpretación de los textos originales de Oken, que es clarificada en el análisis que Kein realiza. De acuerdo con Klein, debemos apreciar que en la concepción de Oken, la formación de los infusorios no ocurre por una reproducción y desarrollo posterior a partir de huevos, sino que es una liberación de los lazos que unen a los constituyentes de animales mayores, "una disociación del animal en sus animales constituyentes". La carne toda, se descompone en infusorios, si invirtiéramos este enunciado y dijéramos que los animales superiores deben componerse de animales constitutivos, tendríamos la teoría celular, pero no, al revés. Como lo señala Canguilhem, "la idea de la composición de los organismos a partir de los vivientes elementales, aparece como un razonamiento de manera inversa "la idea inicial es que el elemento es el resultado de la liberación, el todo domina a la parte"¹⁸. Canguilhem resalta el valor del análisis de Klein, que interpreta de la manera más adecuada a Oken, basándose en la siguiente cita de _Die zeugung_: "La asociación de animales primitivos bajo la forma de carne no debe ser concebida como un enlace mecánico de un animal a otro, como un montón de arena en el cual no hay tal asociación que la promiscuidad de numerosos granos. No. Del mismo modo que el oxígeno y el hidrógeno desaparecen en el agua, el mercurio y el azufre en el cinabrio, se produce una verdadera interpretación, un entrelazamiento y una unificación de todos los animálculos, no llevarán más vida propia a partir de ese momento, son puestos al servicio del organismo más elevado, trabajan en vista a una función única y común, o bien efectúan esta función realizándose ellos mismos, en este caso alguna individualidad no es ahorrada, es simplemente arruinada, pero éste es un lenguaje impropio, las individualidades reunidas forman otra individualidad, aquellas son destruidas y ésta no aparece más que por la destrucción de aquellas". Así pues, en esta visión de Oken, "el organismo no es una suma de realidades biológicas elementales" a diferencia de lo pensado por Linneo, Maupertuis, Buffon o Haller, sino "es una realidad de orden superior en la que los elementos son negados como tales". En la concepción de Oken, el organismo representa una imagen de la sociedad, esta sociedad no concebida como la asociación de individuos tal como lo entendía la filosofía política del iluminismo alemán (Aufklärung), sino la comunidad como la concibe la filosofía del romanticismo. En la primera versión, la de Singer y Guyénot, la de las historiografías tradicionales de la ciencia, hay una línea directa, una relación de continuidad entre Oken y Buffon que puede apreciarse en las coincidencias del lenguaje que utilizan, donde se muestra que plantean la misma idea: los organismos completos y complejos son una conglomeración de unidades vivientes extremadamente sencillas. En la segunda versión, la de Klein retomada por Canguilhem, la situación es inversa, el todo no es la suma de las partes; el organismo no es un conglomerado, se encuentra constituido por entidades mínimas, pero es algo más. Lo fundamental son las propiedades del conjunto y no las de los elementos que lo forman. No es lo mismo decir que un ser vivo está compuesto de células a decir que se descompone en células. La virtud de Oken, no consiste en haber creado el concepto de célula en los términos que lo entiende la teoría celular, sino más bien una genial anticipación en términos de la imaginación creadora, que abonó el camino para formularla poco tiempo después. ## Leibniz: otra influencia filosófica en Oken La observación de los espermatozoides -conocidos como animálculos- bajo los microscopios creados por Leeuwenhoeck, condujo a que el filósofo alemán G.W. Leibniz pensara en magnitudes infinitamente pequeñas. Llegó a pensar que estos animalitos diminutos existían en todas partes y que en cada grumo de materia había muchísimos de ellos; algunos de los cuales llegaban a crecer hasta convertirse en animales grandes, en tanto que otros permanecían por siempre en estado invisible. Esta noción, también la consideró Oken, quién afirmó que toda la vida del mar proviene del plasma primitivo, que al principio tomó la forma de esférulas, que son los infusorios, de los cuales está hecha la sustancia viviente, pues las plantas y animales no son más que infusorios transformados. En esta visión, los infusorios se asemejan a las mónadas de Leibniz, esto es, los elementos mínimos de los que consta cada sustancia, de manera que la sustancia viviente se encuentra formada por elementos vivientes, y esta cuestión no debe ser despreciada como una de las fuentes de la teoría celular¹⁹. El concepto central de la filosofía de Leibniz, es el de las mónadas. Para él la realidad entera es un conjunto de mónadas, entendidas como substancias psíquicas y dinámicas; especie de puntos inmateriales, individuales, indivisibles, simples, y sin comunicación con el exterior ("no tienen ventanas"). El hombre, por ejemplo, está compuesto de una mónada central, que es su yo, y una infinidad de mónadas inferiores, que constituyen su cuerpo. Hay mónadas de cuatro clases. Las inferiores tienen percepciones, pero no apercepciones, es decir, no se dan cuenta de sus propias percepciones; constituyen los seres materiales e insensibles. En un nivel superior están las mónadas con alma, es decir, tienen apercepciones, se dan cuenta de sus propios conocimientos. En un tercer nivel están los espíritus o mónadas que captan las verdades de razón; tal es el caso del yo humano. Por fin, en cuarto lugar está Dios, Mónada perfecta, Creador del Universo, que tiene la apercepción de todo lo percibible. Acerca de la intercomunicación de las substancias Leibniz sostiene que las mónadas no tienen ventanas, por ello, no hay tal comunicación. Aunque en el interior de cada mónada se desarrolla el conocimiento de todo lo que sucede a su alrededor, pero sin la influencia de esos mismos acontecimientos, sino de una manera a priori, muy de acuerdo con sus teorías del innatismo virtual y del determinismo racionalista. En cada mónada, el pasado está incluido en el presente, el cual, a su vez, es un antecedente del futuro. A partir de aquí se comprende la necesidad de la armonía preestablecida. Puesto que en cada mónada, de acuerdo con su esencia singular, está, en forma virtual, lo que le va a acontecer en el tiempo, y lo que va a conocer y a apetecer. Todo esto se va a desarrollar gradualmente, en concordancia con el desarrollo peculiar de cada una de las demás mónadas. Por esto, sin necesidad de ventanas, todo el Universo marcha armónicamente. Así, esta teoría monadológica de la vida, debe considerarse como otro elemento heurístico que preparó las condiciones intelectuales propicias para el desarrollo de la teoría celular. ## Dutrochet, un caso mas de anticipación conceptual En 1812, siete años después de la publicación de _Die zeugung_, J.J.P Moldenhawer coincidiendo con D.H.F. Link y L.C. Treviranus escribe: "Pero la maceración, cuando se la utiliza con la debida precaución, fragmenta también la sustancia celular en utrículos separados, cerrados en sí mismos...(la sustancia celular) se disgrega tarde o temprano, según la firmeza de su conexión, en utrículos cerrados simples, que no ofrecen señal alguna de erosión, la cual, sin duda, aparecería bajo forma de rasgaduras irregulares en las paredes si se hubiese producido la ruptura violenta del tejido"²⁰. Luego de ello, en 1824 el gran investigador francés Rene Henri Joachim Dutrochet (1776 a 1847), comprueba que al hacer ebullir un tejido en ácido nítrico "liberaba vesículas completas", a las cuales denomina glóbulos, lo que en nuestro lenguaje querría decir células intactas. Esta experiencia le lleva a pensar que el glóbulo (o célula) "es una entidad singular, aislable, que se nutre por sí misma, crece por sí misma y elabora sus propios materiales nutricios"²¹. Esto lo conduce a concluir que la naturaleza