Síntesis Informativa del Teatro Solís PDF
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This document provides a summary of the informative synthesis of Teatro Solís, a historical overview of the theater in Uruguay. The document details the history of the theater and its significance as a cultural landmark.
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Síntesis informativa del Teatro Solís A) HISTORIA RESUMIDA 1- Introducción El Teatro Solís es el primer escenario del Uruguay y emblema del patrimonio nacional. Protagonista de innumerables historias, varias generaciones de hombres y mujeres actuaron sobre las tablas de su escenario y otras...
Síntesis informativa del Teatro Solís A) HISTORIA RESUMIDA 1- Introducción El Teatro Solís es el primer escenario del Uruguay y emblema del patrimonio nacional. Protagonista de innumerables historias, varias generaciones de hombres y mujeres actuaron sobre las tablas de su escenario y otras tantas disfrutaron de las más variadas manifestaciones artísticas cómodamente ubicados en los asientos.. La soprano Luisa Tetrazzini o Adelina Patti, el tenor Enrique Caruso, actores y actrices de la talla de Sara Bernardt, Eleonora Duse, Lola Membrives, Margarita Xirgu, Luis Joouvet, Jean Vilar; los músicos Arthur Rubinstein y Andrés Segovia y los bailarines Anna Pavlova, Isadora Duncan y Vladimir Vassiliev, son tan solo algunos de los nombres famosos de la escena mundial que impactaron al público montevideano con sus interpretaciones. Hasta 1998, fecha en la que se resolvió cerrarlo para someterlo a la actual intervención edilicia, fue el recinto natural de los espectáculos regulares de la Comedia Nacional y la Orquesta Filarmónica de Montevideo. 2- Historia del Teatro Solís El edificio del Teatro Solís es ejemplo del neoclacisismo republicano y su realización totalmente ecléctica. La fachada principal, ha sido comparada con la del Teatro Carlo Felice de Génova, mientras que la sala con su forma ligeramente elíptica, parece inspirada en la que el arquitecto italiano Piermarini aplicó en el teatro Alla Scala de Milán; asimismo el interior tiene una similitud notable con otro recinto italiano, el teatro Metastasio de Prato, cerca de Florencia. Para que su construcción fuera realidad hubo muchas instancias previas que es importante recordar. En el año 1830, surge el Estado uruguayo pero el sentimiento de la población era fundamentalmente Rioplatense; la clase política, formada por empresarios de una clase social en ascenso necesitaba lugares para mostrarse y encontrarse. Mientras tanto, la ciudad de Montevideo estaba en plena expansión. La destrucción de sus murallas coloniales (cuyos restos se encuentran a la salida del teatro en Bme. Mitre y Bs As) significó una posibilidad de crecimiento urbano; a su vez constituyó la demolición de un símbolo de la opresión española que dejaba atrás un régimen colonial y daba acceso a estos nuevos protagonistas sociales. La preocupación urbana imperante en la década de 1830, giró en torno a la necesidad de conectar la Ciudad Vieja con esa ciudad Nueva, que se iba construyendo al derribar la ciudadela. La solución más armónica propuesta por el Arq. Carlo Zucchi (1879-1949) fue la estructuración de la Plaza Independencia como lugar destinado al uso público; una plaza rectangular que produjera un encuentro entre las alineaciones de la Ciudad Vieja (diseñada en damero según las Leyes de Indias) y el entronque de la Avenida 18 de Julio con la calle Sarandí. Propuso también unas construcciones que avanzaran sobre la acera, y unas partes techadas sustentadas por arcos de medio punto. Más adelante, en 1837, trabajando como arquitecto independiente, Zucchi fue convocado a proyectar un edificio para viviendas y comercio, justamente en la manzana delimitada por la plaza Independencia y Liniers, propiedad del comerciante Elías Gil, a la cual le incluyó estos arcos y proyectó también un piso superior que nunca se realizó. Durante la Guerra Grande, el inmueble fue requisado y utilizado como cuartel del regimiento de los veteranos jubilados o pasivos, de donde viene el nombre popular de "arcadas de la Pasiva" por el cual se lo conoce hasta el presente. La variada obra de Zucchi tiene un gran valor arquitectónico y patrimonial, y ha sido motivo de diversas investigaciones donde se destaca especialmente su proyecto del Teatro Solís. En realidad, la idea de dotar a la ciudad de un teatro de importantes características, fue también una preocupación estatal coincidente con los inicios de estructurar la educación popular, la enseñanza media, la creación de la Universidad, la Biblioteca y el Museo. Zucchi participó como Arquitecto de Obras Públicas en la Comisión Topográfica, institución que intervino en la disposición y diagramado de tierras públicas y privadas y en la realización de obras en general. El 24 de julio de 1837, entre las propuestas para reformar los edificios públicos, Zuchi informó al Ministro de Hacienda acerca de la especial importancia de construir un teatro, proyecto que conjugaba el interés público con el privado, para dotar al pueblo de un establecimiento "digno" para la ciudad y sus habitantes. Se analizaron las posibles locaciones para el teatro, pero no fue una tarea fácil de resolver. Desde el año 1834, se habían sucedido propuestas para la construcción de un teatro pero no se concretaron, entre otros motivos por las revoluciones de Rivera contra Oribe (1837-38) y luego contra Rosas (1839), que priorizaron la escala de necesidades para la sociedad. Sin embargo, en un intersticio de paz, en mayo de 1840, el Ministro de Gobierno, D. Francisco Antonio Vidal, autorizó llamar a licitación invitando a particulares a construir un Teatro, más cómodo y elegante dada la necesidad de la población de espacios de entretenimiento. Pero el Estado no estaba solo; en esta idea de construir un lugar para las artes, coincidían intereses públicos y privados que valoraban la importancia de tener un espacio jerárquico de encuentro entre iguales, para el disfrute y la celebración de la memoria. Si bien el país estaba atravesando la "Guerra Grande" (1839-1852), y las prioridades indudablemente pasaban por la preparación de las milicias, el reclutamiento, la atención a los heridos, la reparación de las construcciones, el aprovisionamiento y un largo etcétera, la vida cotidiana de sus habitantes mantenía la costumbre del relacionamiento y la recreación. Durante estos años de guerra, las propuestas culturales, menguaron en cantidad y calidad, pero fueron seguidas con entusiasmo por los habitantes que concurrieron a espectáculos de grupos de aficionados, muchos formados por integrantes de la Guardia Nacional o de las Legiones extranjeras (francesa e italiana), que se nutrían del repertorio dramático español, o intercalaban números musicales con arias de Donizetti o Rossini. Estas actividades buscaban también promover el apoyo y levantar la moral del público; la mayoría de las veces destinaron sus recaudaciones a beneficio de los hospitales de sangre. En una noche de función, los ciudadanos don Juan Miguel Martínez y don Antonio Rius, hablando en los entreactos sobre la necesidad palpitante de un nuevo Teatro, tuvieron la feliz inspiración de ponerse de acuerdo para promover entre sus relaciones la formación de una sociedad que emprendiese la construcción.” Y esta iniciativa fue la exitosa. Casi simultáneamente a la emisión oficial del llamado a interesados en la construcción de un teatro, el 16 de Junio de 1840, a instancias de Juan Miguel Martínez se juntó un grupo de empresarios para establecer las bases de la sociedad comercial para dicho fin. Con un capital de 150.000 patacones formado por acciones, la sociedad estableció normativas para la construcción del teatro. La primera acción fue adquirir el terreno de don Ramón de las Carreras, de 10.860 varas cuadradas inmerso en los límites entre la Ciudad Vieja y la Ciudad Nueva, en la calle San Sebastián (hoy Buenos Aires), que bordeaba la antigua muralla. Esta bisagra constituía una avanzada hacia el Este de una ciudad que miraba hacia delante. Por aquel entonces y a decir de los viajeros y cronistas de antaño, Montevideo era una ciudad sucia, con pocas calles empedradas, sin saneamiento, con animales pastando entre las casas, con pantanos, con cueros y carnes pudriéndose en las esquinas. Aunque la destrucción de las murallas iba aunando las “dos ciudades”, casi toda ella era un arrabal. La Comisión, confió al Arquitecto Carlo Zucchi, la realización de los planos del teatro. Pero una vez realizados, éstos no fueron aceptados, supuestamente “por haberse excedido del presupuesto”. Sin embargo, dado el contexto de guerra y el relacionamiento de Zucchi con partidarios rosistas en la vecina orilla, se puede también pensar razones políticas. Luego de superado este trance, y después de un nuevo llamado, las obras se le otorgaron al Arq. español Garmendia. Las obras dirigidas por Garmendia comenzaron el 7 de setiembre de 1841. La participación concreta del Estado se limitó a la exoneración impositiva de derechos de aduana para artículos importados necesarios en la construcción y servicios del teatro. A principios de 1843 la Guerra llegó a un punto álgido cuando el ejército del General Oribe sitia Montevideo; la construcción del teatro se paralizó nuevamente justo al terminar los cimientos y las alcantarillas –conocidas popularmente como los túneles del Solís- y los muros del edificio ya tenían dos varas de altura. El Sitio duró hasta 1851; la población de Montevideo se enfrentó a la escasez, las restricciones, los miedos y amenazas varias, aunque intentó seguir lo mejor que pudo sus ritmos cotidianos. Durante estos años, continuaron las celebraciones de misas, se inauguró el Templo de la Santísima Trinidad (Templo Inglés ubicado en Reconquista y Treinta y Tres), se aprobó la partitura del Himno Nacional, e incluso hubo representaciones artísticas diversas. Pero la construcción del teatro se detuvo. Los materiales y la inversión fueron conservados gracias al celo y las gestiones de uno de sus accionistas, el mismo don Juan Miguel Martínez que había impulsado su creación. Luego de la Guerra Montevideo no era el mismo; a partir de entonces y hasta 1915 la ciudad vivió una espectacular expansión de su planta urbana. Los efectos de la inmigración eran evidentes. En 1860, Montevideo era una ciudad cosmopolita que compartía acentos, dialectos, olores, sabores, vestimentas e ideologías de distintas regiones de España, Italia y Francia en su mayoría. Casi la mitad de la población, estaba compuesta por inmigrantes que traían consigo sus sueños, sus anhelos y también una "valija cultural" con pautas de conducta y modelos de comportamiento europeos, entre las cuales las artes escénicas tenían una connotación social positiva. Muchas fortunas habían quedado diezmadas, la población y hasta los intereses podrían parecer dispersos en una población atravesada por una guerra durante diez años. Sin embargo, la necesidad de continuar con la erección del teatro no se alteró. El 20 de enero de 1852, con una nueva Comisión Directiva se retomaron las obras del "cañón central", que comprendía la sala, el escenario, vestíbulo, camarines y depósitos; por limitaciones de presupuesto no pudieron en esta etapa seguir con las alas laterales tal como estaba planificado. Durante los casi diez años que estuvieron detenidas las obras, la empresa no sólo conservó sus existencias, sino que generó ganancias. Con una inversión de 85.785 pesos, un equipamiento en pinos de Rusia, mármoles, capiteles, pizarras y nuevos socios accionistas, la Comisión solicitó al Arq. Garmendia emprender nuevamente las obras con algunas modificaciones, que le dieran más capacidad y atendieran a la vez las economías. La Comisión debió ocuparse de los “adornos internos del teatro, que conciliase la perfección, hermosura y elegancia de sus formas, con la economía que tanto requerían los medidos recursos con que cuenta la empresa.” Sólo Europa podía satisfacer lo que los accionistas valoraban como “la perfección”. Se pidieron a Francia modelos y precios para calcular lo necesario. 2.1- El nombre Reinaba gran expectativa entre la población. El 1º de setiembre de 1854, cuando la Comisión tuvo que distribuir las acciones se enfrentó a la dificultad de ponerle un nombre y lo resolvieron pragmáticamente llamándolo "Teatro de la Empresa". Pero tamaña inversión justificaba tomarse otros tiempos para discutirlo. El 21 de diciembre de 1855 varios accionistas pidieron reconsiderar éste tema y así se debatió entre "Teatro del Progreso", “Teatro de Montevideo”, “Teatro de la Armonía”, “Teatro de la Libertad”, “Teatro Oriental”, "Teatro de la Opera", “Teatro de la Constancia”, “Teatro de la Paz”, "Teatro del Sol" y "Teatro de Solís" entre otros. Al final, se votó por "Teatro de Solís", en homenaje a Juan Díaz de Solís. La designación del nombre no sólo generó estas discusiones entre los contemporáneos, sino que décadas más tarde surgieron dudas con respecto a si la designación de "Solís" no tenía que ver en realidad con el jeroglífico (el sol) en su frontispicio. 2.2- La inauguración El teatro Solís inauguró su cañón central el 25 de agosto de 1856, aniversario de la Declaratoria de la Independencia. Fue un lunes frío y despejado. La elección de la fecha no es menor, ya que desde el comienzo del proceso revolucionario, las fiestas patrias fueron consideradas como una celebración del derrumbe del orden colonial. Aquel año de 1856 la celebración de la Declaración de Independencia patria, se realizó en el Teatro Solís con la presencia del Presidente de la República, Don Gabriel Pereira y los representantes más conspicuos de la sociedad, donde arte, poder, festejo, y memoria se entrelazaron. Días antes de aquel evento, la Comisión del Teatro se mostró decidida en mostrar la solvencia y resistencia del edificio, quizás por el accidente ocurrido un tiempo antes durante su construcción, quizás por la magnitud del emprendimiento. El hecho es que el domingo anterior se permitió la visita al público en general, y más adelante se realizó una “prueba de solidez” haciendo marchar a todo un batallón de infantería por la sala, galerías, pasillos y palcos. Dadas las distancias desde las quintas y afueras de la ciudad, los tiempos de traslado debieron ser también difíciles de calcular. Se produjeron hechos memorables, como la situación de “Un vecino de la Unión, llamado Basáñez, que emprendió la marcha a las ocho de la mañana, desde su barrio del Cardal, para llegar al estreno. Una hora antes de la apertura, la multitud llenaba la plazoleta profusamente iluminada y embanderada para la ocasión, en procura de asegurarse el acceso. La Comisión buscó hacer más placentera la espera brindando al público diversiones previas, tales como el ascenso de globos de papel con aire caliente, disparos de cohetes, un concierto de la banda del regimiento de artillería en la plaza, y hasta se ofreció leche recién ordeñada por el tambo de Monsieur Piccard ubicado pared por medio al teatro. La Comisión también había esperado con ansias esta noche. Conscientes de la trascendencia, hicieron litografiar sobre papel y seda un documento que inmortalizaba los nombres de Juan Miguel Martínez, Javier Alvarez, Antonio Rius, Joaquín Errazquin, José María Estévez, Jayme Illa y Viamont y Pablo Duplessis, quedando plasmada la voluntad de superar las diferencias políticas luego de la guerra, y una optimista fe en el progreso que sólo la paz podría convocar haciendo unir los esfuerzos en un fin común. El público disfrutó de palcos adornados con flores naturales, luminarias impactantes y la elegancia de damas y caballeros donde se destacaba la figura del Presidente de la República Don Gabriel Pereira, ministros, cuerpo diplomático y toda la alta sociedad de la época de Montevideo y visitantes de Buenos Aires que cruzaron especialmente para la ocasión. Las dificultades para el acceso de tanto público no fueron menores en una ciudad que no tenía ningún edificio que pudiera comparársele. Sucedió por ejemplo, que en la entrada de la cazuela se abalanzó una columna compacta de señoras y niñas; el Sr. Pascual Costa, vocal Secretario de la Directiva del Teatro, que estaba ejerciendo funciones de acomodador improvisado, intentó vanamente detener el empuje de estas damas y fue derribado por ellas; algo similar pasaba también en la entrada del paraíso con los hombres. El espectáculo de aquella noche inaugural fue la Opera Ernani, la quinta ópera de Verdi estrenada en Venecia en marzo de 1844, interpretada en esta oportunidad por la Compañía de Sofía Vera Lorini. Dada la alta cantidad de inmigrantes italianos que poblaban la ciudad, no era de extrañar que el espectáculo elegido tuviera ese origen. La fiesta culminó con fuegos artificiales que fueron vistos en toda la ciudad. Desde esa época, la farola encendida en el techo del teatro, anuncia a la población que en el Teatro Solís hay función. 3- Formas de gestión 3.1- Primer etapa de gestión La Primera Etapa de gestión son los años en los cuales el Teatro fue una empresa privada. La Sociedad Anónima creada en 1840 por 156 accionistas, tuvo el objetivo concreto de construir un teatro, hecho que orientó durante varios años el objetivo de la empresa a la búsqueda de fondos o accionistas, y a la finalización del proyecto arquitectónico. Si bien el interés era la rentabilidad económica, los accionistas arribaron a la conclusión que para asegurar buenos resultados económicos, la Empresa no podía desligarse de la programación de la sala, a pesar de la modalidad de arrendamiento. Por esta razón, los directivos intervenían directamente en la búsqueda de arrendadores, publicando avisos en Montevideo, Buenos Aires o San Pablo, aportando colaboraciones concretas de capital para invitar a compañías extranjeras, y hasta en la preocupación por detallar no sólo los ingresos económicos sino también los resultados de público. Esta Primera etapa de Gestión puede dividirse en dos periodos de la historia del Teatro: el primero desde la idea de concebir el edificio en 1840 hasta la inauguración en 1856, y el segundo desde la inauguración hasta el momento en que es vendido a la intendencia en 1937. 3.2- Segunda etapa de gestión La Segunda Etapa de la gestión está estrechamente ligada al surgimiento de nuevas alternativas para el tiempo libre. Seguramente la competencia del cine y el radioteatro influyeron en la caída del precio de las acciones de la Empresa, sin perjuicio de que posiblemente, las propuestas teatrales no supieron lograr el interés del público en ellas. El 18 de enero de 1937, en plena dictadura de Gabriel Terra, reunida la Asamblea General Extraordinaria de la Sociedad Anónima del Teatro Solís, se autorizó a la Comisión Directiva a negociar la venta del Teatro con el Municipio de Montevideo o con el Estado. Dicha transacción incluía todas las edificaciones y dependencias del teatro en sus 5.522 metros cuadrados. De esta forma, el 24 de junio de 1937, el Teatro Solís fue adquirido por el Municipio de Montevideo en $ 600.000, comenzando así un nuevo ciclo en su historia. El Uruguay transitaba sus “optimistas” años treinta, festejando el centenario de su independencia y culminando un período de modernización social y política; era un país que había llegado a los dos millones de habitantes. El año de 1937 es recordado por la puesta en marcha de la refinería de ANCAP en la Teja, por el contrato con el consorcio alemán para la construcción de la usina hidroeléctrica en Rincón del Bonete; el 25 de agosto se inaugura el primer Salón Nacional de Artes Plásticas, pintura y escultura en los salones del Teatro Solís donde fue premiado Manuel Rosé. Pero a nivel mundial es también cuando Hitler y Mussolini sellaron su alianza, cuando Picasso pintó el “Guernica”, cuando Pablo Neruda escribió “España en el corazón” y Walt Disney lanzó su primer largometraje de dibujos animados “Blanca Nieves y los siete enanitos”. En esta etapa, y después de una serie de reformas edilicias comenzadas en 1943, el teatro fue reinaugurado el 25 de agosto de 1946. A partir de entonces, sobresalieron las iniciativas que provocaron un giro definitivo en la participación del gobierno capitalino en la producción cultural nacional. Este nuevo compromiso de los poderes públicos en la producción cultural fue impulsado por el Intendente Andrés Martínez Trueba, a cuyas instancias, el ejecutivo comunal constituyó el 2 de abril de 1947 una Comisión Honoraria de Asesoramiento en la Dirección y Administración de los Teatros Municipales. Inmediatamente se creó la Comisión de Teatros Municipales integrada entre otros por Justino Zavala Muniz, cuya primer tarea fue la designación de Angel Curotto y Domingo Gallicchio para dirigir el Teatro Solís. Bajo esta Comisión se concretaron iniciativas tales como la fundación de la Comedia Nacional (1947), la Escuela Municipal de Arte Dramático (1949), el Museo y Bibilioteca del Teatro, los Coros Municipales, y la reorganización de la Escuela Nacional de Música. Cumplieron un papel relevante en estos hechos Justino Zavala Muniz, José Blixen Ramírez, Angel Curotto y Juan Carlos Sabat Peret. Al integrarse a la órbita pública, El Teatro Solís no sólo debió adaptar su funcionamiento y el tipo de personal a un nuevo vínculo institucional, sino que las autoridades tuvieron que replantearse el objeto de funcionamiento de un teatro municipal, con elenco estable. En este contexto, la fundación de la Comedia Nacional significó la concreción de años de anhelos postergados, del trabajo constante de autores, actores y personalidades del quehacer cultural que reclamaban un elenco estable oficial. La Escuela Municipal de Arte Dramático, creada el 14 de noviembre de 1949, se instaló en el ala Este del edificio del Teatro Solís bajo la dirección de la actriz Margarita Xirgú (Barcelona 1888- Montevideo 1969). Instaurar esta escuela bajo la órbita municipal supuso no sólo la contribución a la formación de actores, sino que fue un impulso al teatro nacional todo y su creación fue celebrada públicamente ese 14 de noviembre en el Teatro Solís. Las producciones de Shakespeare en 1950 y los clásicos de la década de los sesenta, fueron antesala de los éxitos de los años setenta, justo cuando el país ingresaba en la peor y más larga dictadura de su historia; se desmantelaron los aparatos culturales y muchos de sus miembros desaparecieron de la escena pública por detenciones, desapariciones, exilios o la más dura de las sanciones: la autocensura. Indudablemente, el sistema teatral que hoy conoce Montevideo fue consolidado entonces gracias a estas instituciones y al movimiento de teatro independiente. En el campo de la música, la creación de la Orquesta Sinfónica Municipal se produjo en un proceso que se extendió de 1956 a 1959, dirigida por Carlos Estrada y Luis D'Andrea. En el año 1992 fue sometida a una fuerte reestructura que modificó desde su imagen hasta el nombre; ahora la Orquesta Filarmónica de Montevideo, es una institución que incorporó un nuevo concepto de producción que le ha permitido una importante proyección nacional e internacional, con la figura destacada desde 1993 de su director Federico García Vigil. 3.3- Tercer etapa de gestión La Tercer Etapa de gestión comienza en 1998. Un pequeño incendio ocurrido el 30 de setiembre de 1997 en el camarín 23 del teatro, aunque fue menor y solamente se quemaron trajes y material de la Comedia Nacional, dejó ver la precariedad de sus instalaciones y puso de relieve la necesidad impostergable de un aggiornamiento edilicio y técnico. Esta etapa de Gestión también puede dividirse en dos periodos: el primero del 2004 al 2012 cuando la Comedia Nacional y la Orquesta Filarmónica Filarmónica eran considerados elencos residentes, y el segundo del 2012 hasta la fecha, cuando se realiza un procesos de descentralización y estos elencos pasan a ser considerados estables en vez de residentes. Comenzadas las obras, durante los primeros años de esta gran intervención edilicia tuvieron lugar diversas presentaciones artísticas que utilizaron todo el teatro (interior y exterior) como un gran escenario: visitas guiadas, festejos por el día del patrimonio, recitales, óperas, publicidades, películas y hasta intervenciones de artistas plásticos que dan cuenta de la vitalidad del Teatro en la trama de la cultura nacional. Hoy, la oportunidad histórica que significa la valoración de la producción y consumo cultural, ubican al Teatro Solís en una posición de liderazgo de esta sinergia entre un circuito de cafés, restaurantes, pubs, museos, librerías, cines y teatros en la ciudad vieja, con un necesario reforzamiento del vínculo entre la actividad pública y privada y un nuevo Proyecto de Gestión Cultural. Actualmente, como Centro Cultural, el Teatro busca democratizar y acercar la cultura a la población a través de sus diferentes espacios y propuestas. Además de las dos salas teatrales, cuenta con una sala de eventos, la sala de proyecciones, la sala de exposiciones, las fotogalería y el CIDDAE. Estos espacios permiten desarrollar simultáneamente un gran número de actividades, muchas en forma gratuita, ampliando el abanico cultural del Solís: charlas, conferencias, clases, exposiciones, talleres, visitas guiadas, ensayos, etc. En cuanto a las artes escénicas el desafío propuesto es llegar a un público creciente con ofertas de calidad. Incrementando el público potencial, y diversificando su perfil con la incorporación de nuevos segmentos de la población como usuarios frecuentes. La búsqueda de nuevos públicos forma parte de una acción cuyas herramientas son la educación, la comunicación y el marketing. Cómo parte de esto, el Departamento de Educación tiene actividades de sensibilización y formación de públicos, en las que coordina la asistencia gratuita a espectáculos. La búsqueda de nuevos públicos forma parte de una acción cuyas herramientas son la educación, la comunicación y el marketing. Cómo parte de esto, el Departamento de Educación tiene actividades de sensibilización, formación de públicos y formación profesional en las que coordina la asistencia gratuita a espectáculos y acciones de formación. Al ser el hecho artístico la principal herramienta para atraer el público, se consideró estratégica la asociación con los elencos estables que le dieran una identidad artística al Solís, así como la presencia de espectáculos de calidad tanto nacionales como regionales o internacionales, articulados a través de instituciones o productores privados. Parte del desafío es lograr que el Teatro se convierta en pasaje obligado de las compañías y orquestas internacionales que giran regularmente por América Latina. B) DESCRIPCIÓN DEL EDIFICIO Y ELEMENTOS PATRIMONIALES El objetivo inicial del grupo de accionistas era crear un teatro para la ciudad y alquilarlo en beneficio de sus integrantes; buscó también generar nuevos ingresos a través de una serie de locales accesorios. Es así que 13 años después de la inauguración, comienzan a construirse las alas laterales diseñadas por el Arq. Victor Rabú, estas consistían en locales con finalidad de ser alquilados como comercios, viviendas de alquiler o salones. El edificio había sido pensado y resuelto en una estructura que, una vez construida, funcionaba para los fines que se había propuesto: un teatro en el centro y distintos locales comerciales que lo rodeaban. Los hechos más relevantes de estos años, son la incorporación del Telón de Boca en 1875 pintado por Juan Manuel Blanes, y la inauguración de la iluminación eléctrica en 1887 celebrada con un espectáculo de Sarah Bernardt. Con la compra del edificio por parte de la IM, el período comprendido entre 1937-1998 acarrea importantes cambios funcionales, de dirección y de uso, que sin duda repercutieron en la estructura física del edificio. Las mismas se enmarcaron en una nueva concepción del entorno urbano, vinculadas a la demolición del "bajo", la construcción de la Rambla Sur, la demolición del Mercado Central, la conexión de las calles Reconquista y Soriano, el ensanche de las calles Bartolomé Mitre y Buenos Aires y la demolición de la manzana situada entre las calles Juncal y Liniers. En 1940 se produjo una catástrofe edilicia con consecuencias trágicas. El Cine Parlante ubicado en el lateral del Teatro, sufrió el derrumbe de la cúpula metálica, provocando muertos y heridos. Luego de este desastre, se eliminaron las cúpulas de ambos laterales. En 1943 se cierra el teatro por más de dos años para reformarlo en sus unidades fundamentales: foyer del cual únicamente se conservan como originales las columnas, y cambios a nivel de las instalaciones. Se suprime el alquiler de los locales laterales a privados, y se ceden los espacios a dos nuevos servicios municipales que se crean: 1947 Comedia Nacional y 1949 Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD). En el momento del cierre en 1998, se distinguen claramente en el teatro dos funciones: las realizadas por la Comedia Nacional, la Orquesta Filarmónica, la Escuela Municipal de Arte Dramático y la Administración del Teatro por un lado y aquellas vinculadas a la realización de los talleres y los depósitos de objetos de vestuario y utilería, que fueron invadiendo el edificio. Esta era una a situación de caos funcional, la estructura original se había desvirtuado; en consecuencia, ambas habían entrado en colapso. 1- La nueva propuesta arquitectónica Con el objetivo de democratizar el acceso de todo el público por una única puerta, se cerraron los ingresos del público por las calles Juncal y Bartolomé Mitre. En sustitución, se construyeron dos grandes cajas de escaleras hacia ambos lados del Vestíbulo principal, transformándose en el único ingreso del público hacia todos los niveles del Teatro. Asimismo se definen dos grandes formas de ingreso: uno técnico y otro público, distinguiendo entre aquellos que trabajan en el Teatro y aquellos que asisten al Teatro. El ingreso posterior, sobre la calle Reconquista, es el ingreso técnico y artístico, y el ingreso por la explanada del Teatro, el del público, lo que permite un control y una gestión clara del Teatro. Para contar con mayor capacidad locativa se construyó un nivel subterráneo en toda la planta del edificio, destinado a roperías, servicios higiénicos, sala de equipos de Aire Acondicionado, y la sede del Centro de Documentación, Investigación y Difusión de las Artes Escénicas, que alberga exposiciones y muestras varias. Esta última intervención arquitectónica, fue la mayor y más profunda que tuvo el teatro en su historia; implicó mejoras desde la explanada principal sobre Buenos Aires hasta la fachada principal. El Vestíbulo, primer espacio interior donde el espectador siente la presencia del Teatro Solís; es el lugar de transición entre el espacio público y el espacio lúdico de la Sala. Fue reformulado, y para responder adecuadamente a lo anterior, se mejoraron las características espaciales del Vestíbulo histórico, integrando este espacio con los dos espacios laterales que contienen las escaleras, a través de 10 nuevas aberturas de madera y cristal que los conectan. El espectador que utiliza las escaleras y sus circulaciones perimetrales y el espectador presente en el Vestíbulo se ven y se reconocen como usuarios de un mismos espacio. El Foyer, por el contrario, es el espacio que el público ocupa en un entreacto del espectáculo; tradicionalmente se lo utilizaba, para actividades culturales no estrictamente teatrales. Es, entonces, un espacio cerrado vinculado a la Sala, pero con posibilidades de funcionar en forma independiente de la misma. Este espacio, que contiene uno de los dos plafones de valor patrimonial recuperados, fue restaurado fielmente, recuperándose todos los detalles arquitectónicos del mismo, pero incorporándole los elementos de confort y seguridad contemporáneos. El Escenario constituye el espacio central del Teatro, y aunque el impacto de su transformación queda “aparentemente oculto” ante el público, los protagonistas del hecho artístico serán los principales destinatarios de las innovaciones y los resultados sí serán percibidos por el público. La gran reforma del Escenario, se debe a que éste había quedado casi obsoleto para la representación de espectáculos de gran envergadura y calidad artística que en otros momentos (fines del siglo XIX y gran parte del XX) caracterizaron al TS como uno de los principales Teatros del Mundo. Entre las carencias detectadas se encuentran: el sistema de elevación de la maquinaria escénica era manual, de la misma manera que se hacía a principios del siglo XX, mediante poleas impulsadas manualmente. No contaba con un sistema de seguridad y contra incendio adecuado. No poseía camarines a nivel del escenario por lo que los artistas debían acceder a los mismos mediante escaleras muy estrechas dos niveles por encima del escenario. Faltaban servicios higiénicos para artistas y se mantenía la estructura original del piso del escenario construida completamente en madera al igual que la parrilla técnica, lo que representaba un alto riesgo de incendio al ser estos materiales altamente inflamables. La altura útil de la parrilla era insuficiente en relación a la altura de la Boca de Escena, esto impedía elevar completamente escenografías y decorados, por este motivo se restringía la utilización completa de la altura de la Embocadura. Los hombros de escenario (sectores laterales) eran insuficientes en sus dimensiones lo que dificultaba la circulación de artistas y maquinaria escénica. Debido a estas razones, era necesario rehacer el Escenario para que cumpliera con las necesidades de los espectáculos modernos, por lo que el viejo escenario se demolió completamente y se construyó uno 80% más grande en su superficie y 100% mayor en volumetría, más amplio en todos sus sentidos (laterales, altura y profundidad), totalmente mecanizado con equipos de última generación, eliminando los sistemas manuales. Se construyeron locales de servicio de escena (camarines, vestuarios, oficinas, talleres de mantenimiento) acordes a los nuevos requerimientos del Teatro. También se construyó un Foso de Orquesta con capacidad para 60 músicos. (El Foso anterior había sido eliminado en 1966) El nuevo Foso cuenta con una plataforma mecánica que toma diferentes posiciones según el tipo de espectáculo a representar (1º Foso para Orquesta, 2º Platea para ampliar la misma y 3º Escenario o para la extensión del proscenio). En esta área se contó con la asesoría de la empresa francesa Chanchement a Vue, especialistas en proyectos de Mecánica Escénica con trabajos realizados en varios teatros del mundo, Sudáfrica, EEUU, Europa, América y Oceanía. 2- Los elementos patrimoniales Se definen como Elementos Patrimoniales aquellos elementos de relevancia histórica y formal que han conducido a la formación e identidad del edificio monumento. RUBRO ELEMENTO AÑO DECORACIÓN Plafond de Sala 1909 Plafond de Foyer 1909 Frente de palcos No se sabe MECÁNICA Estructura de madera del Original ESCÉNICA Bajo Escenario CARPINTERÍA Lambrices de Ambulatorios No se sabe ILUMINACIÓN Araña de Sala 1909 Araña de Foyer 1909 Araña de Vestíbulo 1909 Luminarias de Frente de 1909 palcos Farola Original TECHOS Estructura metálica de la 1881 Cubierta Principal COLUMNATAS Columnas de mármol de Original Vestíbulo Bases de mármol en Original explanada FACHADAS Todas Original Plafond: palabra de origen francés que significa la parte inferior del techo o cielorraso de remate de la sala. 2.1- Plafond de Sala Pintura realizada en el año 1909 por los pintores Carlos María Herrera (uruguayo) y Pío Collivadino (argentino). El soporte se compone de secciones de tela clavada a una estructura de madera que cuelga de la estructura metálica de la losa sobre Sala. Es de estilo clásico, con decoraciones ornamentales características de la época, tiene una superficie de 240 m 2, y la técnica utilizada es temple en el sector central y pintura al óleo en el sector sobre el proscenio. En él figuran personajes mitológicos y los nombres de once destacados músicos y dramaturgos de la historia como Verdi, Mozart, Wagner, Lope de Vega, Moliere y Shakespeare (este último escrito sin la E después de la K). Referente al estado de conservación, podemos decir que era regular, encontrándose su superficie muy ennegrecida por acumulación de polvo y con grandes sectores con manchas de humedad dado que la Sala de Pinturas estaba ubicada por encima de la estructura de madera del Plafond. En esta Sala de Pinturas se pintaban escenografías y decoraciones de obras teatrales y cuando se producían derrames de líquidos estos filtraban a través del piso de madera e iban a terminar en el dorso del Plafond manchando así la pintura del mismo. La restauración del Plafond fue realizada por un equipo de restauradores uruguayos dirigido por Ruben Barra (restaurador y pintor uruguayo), Claudia Barra (Bio Química uruguaya e hija de Ruben Barra) y Metchild Endhardt (restauradora alemana con amplia trayectoria en el campo de la restauración a nivel mundial radicada en Uruguay) con la colaboración de una becaria alemana de la universidad de Colonia y 8 pasantes estudiantes avanzados de Bellas Artes. El trabajo demandó casi 4 meses labor (Junio a Setiembre de 2003) culminando con un resultado por demás satisfactorio que a su vez garantiza la buena conservación del Plafond por casi 100 años más. Según registros históricos la ultima intervención realizada en el Plafond fue en 1966. 2.2- Plafond de Foyer El Plafond del Foyer fue realizado en el año 1909 por el Sr. Juan Brignoni a pedido de la Comisión Directiva de la empresa Teatro Solís. Su estructura está constituida por una malla de metal desplegado sujeto mediante clavos a una estructura de tirantes de madera que ofician de sostén. El Plafond propiamente dicho está armado sobre la malla de metal desplegado presentando una capa de mortero de yeso gris del Paraná y se encuentra terminado con otra capa fina de yeso blanco norteamericano. Técnicas pictóricas utilizadas: En todos los apliques a la superficie del Plafond se constató la presencia de una pintura al temple oleoso, así como dorados a la hoja. A diferencia del Plafond de Sala, su valor artístico es menor debido, tanto a su estructura como su obra pictórica. La restauración de este Plafond fue realizada por la empresa Restauración Uruguay a cargo de los restauradores Emilio Ferrari, Jorge Lézica y la Arq. Ileana Lemus, junto a un equipo de trabajo de 8 personas, durante los meses de Noviembre de 2003 y Febrero de 2004. El estado de conservación era bueno en su estructura, pero la capa pictórica presentaba grandes superficies con repintes que no respetaban la paleta original del Plafond. Esta intervención le devolvió la tonalidad original del mismo, también se reprodujo la decoración pictórica ubicada en la faja de unión entre el cielorraso y los muros verticales que había sido ocultada durante una reforma realizada en 1943. 2.3- Frente de Palcos Son los ornamentos metálicos ubicados en la fachada de los balcones de los cinco niveles de la Sala Principal. Consisten en chapas de bronce estampado de 7/10 de milímetros de espesor sujetas a la carpintería por clavos de bronce de cabeza redonda. No se tienen datos del origen de estas piezas pero si se pudo confirmar a través de su análisis que originalmente tenían terminación de baño de oro. A lo largo del tiempo se le fueron incorporando sucesivas capas de pintura (3), conformadas por polvos de bronce y barniz. La restauración de estos elementos se realizó en taller y estuvo a cargo de la Broncería Incrome S.A. (uruguaya). Consistió en el retiro total de las sucesivas capas de pintura para recuperar la superficie original del bronce ya que resultó imposible la recuperación del baño de oro original. La superficie frontal de las molduras fueron pulidas, luego se realizó un empavonado, consiste en un tratamiento que le otorga aspecto de envejecimiento natural a las piezas y finalmente fueron protegidas con una capa de barniz Epoxi, inalterable con el paso del tiempo y garantizando su conservación. 2.4- Estructura de madera del Bajo Escenario Esta estructura consta de pilares y vigas de maderas duras, en su mayoría Pino de Rusia, tipo de madera dura que abundaba en el mercado montevideano en los años de la construcción del teatro. Los elementos componentes de esa estructura fueron cortados a mano con hachuela (herramienta de carpintería de la época) y montados con sistemas constructivos característicos de la época, estas propiedades sumadas a que se trata de un elemento que permaneció intacto desde la construcción del teatro, son las que le otorgan su valor patrimonial. El estado de conservación es bueno, a pesar de haber sufrido ataques de plagas de la madera en años anteriores, incluso previo a la colocación (se trata de maderas de aproximadamente 300 años), sin embargo, en su estado actual no se detecto actividad alguna de plagas. El nuevo Bajo Escenario es una caja de cemento con estructuras metálicas que tiene un solo acceso, con puertas trampa de madera, y con un mayor control que no le permite convertirse en lugar de depósitos. 2.5- Lambrices de Ambulatorios Se trata de paneles replanados de madera de Cedro que forman el revestimiento de muros de Ambulatorios de los tres primeros niveles de la Sala principal (Platea, Tertulia Baja y Tertulia Alta). No se tienen datos de la fecha de su colocación, pero son posteriores a la construcción del teatro. Previamente a la colocación de estos revestimientos, los muros de Ambulatorios tenían terminación de revoque liso. Originalmente los paneles tenían el color natural del cedro y posteriormente fueron pintados de un tono más claro (seguramente para amortiguar el efecto de “encierro” de los colores oscuros). El estado de conservación de la madera era bueno, no así de la pintura superficial. La restauración de la madera fue realizada por la carpintería Valsain Ltda. (uruguaya) y la pintura estuvo a cargo de la empresa Pintelec (uruguaya). 2.6- Luminarias 2.6.1- Araña de Sala Esta araña, al igual que el resto de las luminarias históricas del teatro, es de origen inglés, fue construida por la fábrica Osler en Birmingham. Las luminarias fueron encargadas por la Comisión Directiva del Teatro Solis en 1909 como parte de un vasto plan de reformas en las decoraciones. La Araña pesa 500 kg., mide 3 mts. de diámetro, tiene 180 lamparitas y los cristales son de Cristal de Bacaratt (Francia). Originalmente fue bañada en oro y posteriormente pintada con pintura imitación oro. La restauración fue realizada por un equipo de técnicos uruguayos especializados en diferentes rubros, instalación eléctrica Lumix SA, recuperación de metales Broncería Incrome Ltda., cristalería Martín Tumaián, todos ellos supervisados por la empresa de iluminación técnica Lyte SA. Durante el proceso de restauración se pudo recuperar el baño de oro original eliminando las capas de pinturas agregadas sucesivamente sin deteriorar el acabado original. Toda la superficie metálicas están protegidas por barnices que garantizan su perfecta conservación por muchos años. Toda la instalación eléctrica fue sustituida por elementos de alta resistencia y máxima seguridad. La totalidad de cadenas de caireles fueron desarmadas y vueltas a reconstruir sustituyendo todos sus eslabones de unión por nuevos, debido a que se encontraban en mal estado y en su mayoría quebrados. 2.6.2- Araña de Foyer Se trata de una luminaria estilo Imperio de 2,5 mts. de altura con un peso aproximado de 350 kg., tiene 50 lamparitas y cristalería de Bacaratt. Su origen y proceso de restauración es idéntico al de la Araña de Sala. 2.6.3- Araña de Vestíbulo Se trata de una luminaria estilo Imperio de 1,5 mts. de altura con 15 lamparitas. Su origen y proceso de Restauración es igual al de la Araña de Sala. Originalmente existían 3 arañas de este tipo en el Vestíbulo del TS, debido a la gran cantidad de piezas de cristalería faltantes en las tres arañas, se tomó la decisión de reconstruir completamente una sola y reubicarla de forma testimonial. 2.6.4- Luminarias de Frente de Palcos Luminarias ubicadas en los Frentes de Palcos con diferentes cantidades de lamparitas según el nivel de palcos (1, 3, 5 y 9). Su origen y proceso de Restauración es idem. al de la Araña de Sala. 2.6.5- Farola Es la luminaria que está ubicada en la punta del frontón de la fachada principal por encima del Sol. Originalmente esta luminaria se utilizaba como forma de anunciarle a la población las noches que había función en el Teatro ya que por su ubicación era fácilmente visible desde gran parte de la Ciudad. El elemento en sí fue reconstruido varias veces, la idea original se mantiene tal cual fue concebida. 2.7- Estructura metálica de la Cubierta Principal La estructura metálica del techo que ha sido reconocida como elemento patrimonial corresponde al segundo techo del Teatro, fue construida en París en 1881 por la misma empresa que construyó la Torre Eifell (París). Esta estructura reemplazó a la original, que era de madera y presentaba graves problemas estáticos. Otra de las causas de su sustitución fue la necesidad de ampliar el espacio de escena y elevar la parrilla que permitía uno de los movimientos escénicos. Dicha estructura metálica fue proyectada por el Ing. Capurro para responder a situaciones diversas y resolver la cubierta de dos espacios continuos con funciones diferentes: el escenario, que a su vez contiene la parrilla, y la sala principal, creando a su vez la Sala de Pintura. La cubierta original era de pizarras y fue sustituida por chapas de zinc en la primera mitad del siglo XX. En esta nueva etapa se sustituyeron las chapas de zinc por una cubierta de cobre por ser un material más noble y resistente al paso del tiempo. 2.8- Columnas de Vestíbulo Son las 8 columnas de Mármol de Carrara ubicadas en el Vestíbulo desde la construcción del TS. Son los únicos elementos de este sector del Teatro que se mantienen intactos desde su construcción. El Vestíbulo original era de dimensiones más reducidas, el actual corresponde a una intervención realizada en 1943 como parte de la remodelación para la celebración del centenario del TS. La restauración de las columnas consistió simplemente en refrescar la textura de las mismas mediante un leve pulido de su superficie. Las bases de Mármol que están ubicadas en la explanada principal del TS (calle Buenos Aires) fueron proyectadas originalmente para ser las bases de las columnas del Vestíbulo, debido a sucesivas modificaciones al proyecto original, no pudieron incluirse en este local por sus dimensiones y fueron ubicadas en la explanada. 2.9- Fachadas Las cuatro fachadas del tienen valor patrimonial. Su estilo arquitectónico corresponde al Neoclasicismo. Fueron construidas en diferentes etapas. Primero la fachada principal en 1856 correspondiente al proyecto del Arq. (español) Garmendia, luego las Alas Laterales entre 1871 y 1884 por el Arq. (francés) Víctor Rabú y finalmente la fachada posterior en 1885 por el Ing. (Italiano) Luis Andreoni. Las fachadas presentaban diferentes patologías como grietas, fisuras, microfisuras y desprendimientos de revoques y molduras, esto se debió no solamente al paso del tiempo, sino también a que el edificio fue construido sobre terreno arcilloso lo que provocaba movimientos de los muros de las fachadas, en esta etapa, se re-cimentó todo el edificio con el objetivo de solucionar ese problema y asegurar mayor tiempo de conservación de la estructura edilicia.