El Teatro Romano PDF
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This document provides historical context for Roman theatre and the plays of Plautus. It discusses the characteristics of *fabulae palliatae*, focusing on the structure, motivations, and style of these comedies.
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El teatro romano pág. 1 de 2 EL TEATRO ROMANO Incluso ya en la época preliteraria había, naturalmente, manifestaciones dramáticas y mímicas populares, como las fescenninae iocationes por ejemp...
El teatro romano pág. 1 de 2 EL TEATRO ROMANO Incluso ya en la época preliteraria había, naturalmente, manifestaciones dramáticas y mímicas populares, como las fescenninae iocationes por ejemplo, en las que los distintos personajes se intercambiaban burlas, generalmente insultantes. También estaba la llamada Fabula Atellana, posiblemente de origen etrusco, en la que había situaciones y personajes fijos como el bufón, el glotón, etc., y el argumento era muy sencillo y siempre cómico. A partir de la conquista de la Magna Grecia (el sur de Italia y Sicilia) en el siglo III a. C. creció la influencia griega y se implantaron las formas teatrales de este país: Nevio, en la segunda mitad del propio siglo III, fue el primero que recogió y reelaboró la tragedia y la comedia antiguas griegas; este mismo autor inventó, por otra parte, la tragedia con temas romanos, llamada Fabula Praetexta (de toga praetexta, la toga romana por excelencia), que fue la que más cultivó, pero también escribió comedias inspiradas en la "comedia nueva" griega, la de los siglos IV y III: este nuevo género romano de temas griegos fue llamado Fabula Palliata por el pallium o manto griego. Prácticamente en la misma época, Ennio prefirió imitar la tragedia antigua griega, sobre todo a Eurípides, aunque también escribió pretextas y paliatas. La Fabula Palliata (de pallium, manto griego) es el género dramático romano que mejor conocemos, especialmente por las obras de Plauto, Terencio y Estacio. PLAUTO (250± - 184 a. C.) Plauto, que solo escribió paliatas, tomó como modelos a Menandro, Dífilo y Filemón, autores de comedia nueva, y muchas veces utilizó el procedimiento llamado contaminatio, consistente en introducir en una obra fragmentos de otra o de varias obras o simplemente mezclar la trama de varias obras. Las paliatas son comedias en las que los personajes y las localizaciones tienen nombres griegos, con todo subyacen la religión y el derecho romanos, como romanas son la mayoría de las situaciones que se producen. No había telón ni decorados y en el escenario solo había dos o tres puertas; los actores eran todos hombres (incluso los personajes femeninos) y no llevaban máscara —al contrario que en Grecia— pero sí pelucas, que servían para reconocer el rango social del personaje según su color. En las paliatas, como en todo el teatro romano —excepto en el de Séneca— el coro prácticamente no existía, al contrario que en el griego pero sí existía diferenciación entre las partes cantadas y las partes recitadas (cantica y diverbia, respectivamente); en los cantica los tipos de estrofas eran con mucho más variados que en los diverbia. Las comedias de Plauto tienen intrigas complicadas (o más bien embrolladas) que frecuentemente son aclaradas en los "apartes" por los personajes, así como en las alocuciones directas al público o en el prólogo, en el que un personaje, un dios o un hombre que se llama Prologus indica el curso de la acción. Para Plauto lo más importante no es la unidad de acción, el argumento de la obra o el mensaje de la misma, sino las escenas tomadas aisladamente, siempre con fines cómicos y con preponderancia del tema amoroso (en sentido amplio). En Plauto no prima la originalidad, el desarrollo de la acción ni la creación de caracteres (y mucho menos su evolución), sino las escenas aisladas, donde el interés principal es el lenguaje, dotado de vigor, lozanía y fuerza expresiva: en sus obras hay de todo, desde el insulto grosero hasta la parodia del pomposo lenguaje trágico, pasando por el lirismo y la obscenidad, pero nunca hay sensación de naturalidad o realismo, sino una buscada impresión de exageración, más cerca de Aristófanes que de los comediógrafos posteriores. El teatro romano pág. 2 de 2 Los personajes y situaciones típicas en la obra de Plauto Los personajes de las paliatas, como ya hemos dicho, tenían nombres griegos, pero la religión y el derecho que aparecían en ellas, así como la mayor parte de las situaciones, eran totalmente romanos, aunque la ciudad tuviese también un nombre griego. Había unos tipos característicos, como el viejo verde avaro y gruñón, el joven engreído, enamorado y no muy inteligente, el esclavo astuto y tramposo, lleno de recursos, que ayuda a su amo, la joven enamorada, el parásito, alcahuetas, cocineros, prestamistas... Estos personajes daban vida generalmente a unas situaciones características como la violación de muchachas burguesas, la aparición inesperada de hijos naturales, los partos secretos, etc., pero la situación que más aparece es la del esclavo listo que ayuda a su amo tonto en sus amores extramatrimoniales con una cortesana que resulta al final que no era tal, sino una mujer libre raptada por un bandido o pirata. Generalmente el argumento en realidad no es más que una sucesión de embrollos, situaciones confusas y grotescas, burlas... hasta que la anagnórisis (reconocimiento de la auténtica naturaleza o condición de un personaje, que de esta manera modifica radicalmente su situación y soluciona el nudo principal del argumento de la obra) da fin a todo el enredo. Muchos de los personajes de las obras de Plauto tienen nombres parlantes como Artótrogo ("Comepán"), Filocomasio ("Aficionada a las fiestas") o el soldado fanfarrón Bumbomáquides Clitimistaridesárquides ("Guerrero que solo grita, famoso hijo de príncipe mercenario"), el protagonista del Miles Gloriosus. Algunas de las obras de Plauto y su argumento Casina: El viejo libertino Lisídamo se enamora de la esclava Cásina, la amante de su hijo, y llega a un trato con su esclavo Calino para que este se case con Cásina para después cedérsela al anciano a su voluntad, pero un esclavo del hijo descubre el plan del viejo, que queda en muy mala situación a la vista de todos. Finalmente y por sorpresa se descubre que la joven Cásina era hija de un ciudadano romano libre y se casa, feliz y legalmente, con el hijo del viejo. Amphitruo: Anfitrión parte para la guerra y Júpiter aprovecha esta situación para acostarse con la mujer de Anfitrión, Alcmena, pero adoptando la apariencia de su marido y ayudado por Mercurio, que tomó la apariencia de Sosia, el siervo de Anfitrión. Así Alcmena yace, sin saberlo, con el dios y engaña a su marido. Cuando el verdadero Sosia vuelve para anunciar la victoria de su amo en la guerra, se encuentra al falso Sosia, Marcurio, momento a partir del cual se suceden las situaciones equívocas y los embrollos. Finalmente, Júpiter revela su identidad y explica todo lo pasado, volviendo así la paz a la casa de Anfitrión. En la mitología grecorromana Zeus/Júpiter dejó preñada de Heracles/Hércules a Alcmena, mujer de Anfitrión, en una situación semejante a la que se cuenta en esta comedia. Menaechmi: Un mercader de Siracusa tiene dos gemelos, Menecmo y Sosicles, pero estando en Tarento pierde a Menecmo, que es recogido por un viejo mercader de Epidamno que lo adopta como hijo. La acción de la obra se desarrolla años después en Epidamno y alli vive Menecmo, quien, casado con una mujer autoritaria, tiene una amante, Erocia, una prostituta vecina suya. Pero he aquí que su hermano Sosicles, rebautizado como Menecmo en recuerdo a su hermano perdido, está en Epidamno buscando a su hermano perdido, lo que da lugar a una larga serie de situaciones confusas y embrollos, hasta que finalmente los hermanos se reconocen y todo vuelve a la normalidad. Otras obras de Plauto son Captivi, (Los capturados), en la que un esclavo capturado en compañía de su dueño se hace pasar por este para conseguir la libertad de ambos, Aulularia, (La comedia de la olla), Miles gloriosus, (El soldado jactancioso), etc. Se le atribuyeron 130 obras, pero solo 21 se tienen por auténticamente de su autoría. El teatro romano pág. 3 de 2 El TEATRO ROMANO DESPUÉS DE PLAUTO Estacio, autor que escribió paliatas en la primera parte del siglo II a. C., se preocupó mucho más que Plauto de la unidad de la obra y mucho menos de la comicidad de la cada una de las escenas tomadas aisladamente. Otras características de este autor son una menor utilización de la música, con predominio de los diverbia y un mayor recato en la expresión, así como una menor frescura de la lengua, que resulta muy retórica. De Terencio (de la misma época y también autor de paliatas) conocemos seis obras y de ellas cuatro son adaptaciones de obras de Menandro. Terencio es considerado un autor más exquisito y moderno que Plauto, debido la que consiguió la caracterización indirecta de los personajes por medio de su lenguaje; otra característica de Terencio es que los personajes no dan, en sus monólogos, aclaracións sobre el desarrollo de la acción, sino que muestran sus pensamientos, sus vacilaciones, conflictos morales e incluso su evolución psicológica mediante su comportamiento y sus palabras. Terencio trata el tema de la disciplina doméstica en varias de sus obras y piensa que una excesiva dureza por parte de los padres es perjudicial. Como reacción a la paliata y a la excesiva influencia griega aparece la comedia absolutamente romana, la llamada fábula togata (de toga, prenda de ropa romana); Nevio y Andronico —siglo III— posiblemente ya escribieron togatas, pero los autores más importantes de este tipo de comedias fueron Afranio, Titinio y Atta, en el siglo II a. C. Por su parte, la tragedia encontró en Pacuvio, en la época de Plauto aproximadamente, a su autor más importante, aunque solo se le conocen doce tragedias de tema griego y una pretexta; muy aficionado a los temas aún no tratados y a la especulación filosófica, utilizaba una lengua exageradamente retórica y muy poco natural. Pacuvio asombró rapidamente al público y sus obras continuaron representándose después de su muerte. Otro trágico importante, del siglo II, fue Accio, autor extraordinariamente fecundo que utilizó preferentemente a Eurípides y abordó en varias ocasiones la temática troyana. En los siglos siguientes, autores como Ovidio o César escribieron algo de teatro, pero tenemos que llegar incluso al cordobés Séneca, en el siglo I d. C., para encontrar un escritor que dedicara una parte relativamente grande de su actividad creadora al teatro; conservamos nueve tragedias de este autor preocupado principalmente de la moral. Todas sus obras encuentran en la tragedia ática clásica (Esquilo, Sófocles, Eurípides) no solo en los temas tratados, sino también en la manera de tratarlos, en el uso de los coros, etc.