LIBRO - HISTORIA JURDICO SOCIAL DE GUATEMALA PDF
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This book, "Libro - Historia Jurídico Social de Guatemala", explores the legal and social history of Guatemala. It defines history as a discipline, discusses historical periods, and examines theories about the origin of the American indigenous population. The text is focused on the historical development and understanding of the origins of Guatemala's history.
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CAPÍTULO 1 CONCEPTOS SOBRE HISTORIA ¿QUÉ ES LA HISTORIA? El significado de historia se refiere tanto a la disciplina de las ciencias sociales que estudia y...
CAPÍTULO 1 CONCEPTOS SOBRE HISTORIA ¿QUÉ ES LA HISTORIA? El significado de historia se refiere tanto a la disciplina de las ciencias sociales que estudia y relata los acontecimientos pasados de la humanidad, como a las narraciones de los hechos y sucesos verdaderos o ficticios. La palabra historia deriva del latín historia, la cual surgió del griego iotopia (historia), y cuyo significado indica investigación, información. El término historia es bastante amplio, por tal razón es importante exponer cuáles son sus diferentes usos según sea el caso, ya que, en términos generales, siempre va a hacer referencia a un hecho pasado. La historia también puede ser entendida como el ejercicio memorístico que permite realizar conexiones, análisis, así como para resguardar y transmitir los acontecimientos que anteceden y originan los que ocurren en el presente. Otro uso de la palabra historia tiene que ver con el hecho de que una persona o acontecimiento deje una huella, cambiando paradigmas, para ser recordado por mucho tiempo. Por ejemplo: "Usain Bolt ha hecho historia al ser el hombre más veloz del mundo". También, en el área de la medicina se reconoce fácilmente el término "historia médica" cada vez que somos atendidos por un médico, bien sea por una consulta habitual o por un síntoma en particular. En dichas historias los médicos y especialistas redactan el estado de salud del paciente y cómo ha evolucionado a lo largo de un tratamiento, en caso de tener alguna condición en especial. HISTORIA COMO DISCIPLINA DE ESTUDIO El objetivo primordial de la historia, como disciplina, es aportar conocimiento sobre todo aquello que ocurrió en el pasado para así comprender lo que ocurre en el presente y, en la medida de lo posible, prevenir lo que posiblemente ocurrirá en el futuro. De ahí la importancia de que los individuos y la sociedad en general tengan conocimientos de los hechos pasados, de la historia, de esta manera se pueden formular análisis críticos que contribuyan a la com prensión de la diversidad cultural e histórica de los diferentes grupos sociales que existen. Por ello, en los diversos estudios y análisis que realizan todas aquellas personas que se han especializado en el área de la historia, como investigadores o docentes, se deben tomar en cuenta todos aquellos acontecimientos sociales, económicos, políticos, culturales, religiosos, entre otros, que envuelven la realidad del grupo social que estudian o analizan. Es decir, todo hecho presente tiene un pasado y, a su vez, generará una consecuencia a futuro, de ahí la importancia de conocer y relacionar los antecedentes de la historia, bien sea a modo personal, bien de nuestra sociedad o país. La historia es una herramienta que permite el reconocimiento crítico de la diversidad y las tradiciones que nos rodean. La historia como disciplina, finalmente, también abre las puertas para encaminar a las personas a conocerse más como individuos y como parte de un grupo social. EL CONCEPTO DE HISTORIA Se da el nombre de Historia en general a los sucesos acaecidos a una persona o cosa desde el momento de su nacimiento o aparición hasta la actualidad o hasta el momento en que dejó de existir. Asimismo la Humanidad tiene también su historia, que se ha ido elaborando lentamente y que hoy día constituye una ciencia: la Historia. Estudia la Historia, el desenvolvimiento de la Humanidad a través de los siglos, sus hechos y las causas que los motivaron. Esto constituye la Historia Universal. Ella nos da a conocer hombres y pueblos de otros tiempos, nos dice cómo vivieron, cómo lucharon, cómo crearon sus instituciones y su arte, cómo fueron sus ideas y sus costumbres, y nos da un cuadro completo de la vida de cada país y época, mostrándonos a la vez las múltiples relaciones entre unos y otras. Ningún país ha vivido siempre aislado (sólo la China y el Japón constituyeron excepciones). Toda época es heredera de la anterior o anteriores a ella. Podemos distinguir distintos tipos de Historia, que corresponden a otras tantas formas de exposición y finalidades que persigue el historiador. Cuando éste se limita a narrar los hechos, atendiendo principalmente a la veracidad y estilo en la exposición, tenemos la Historia Narrativa, cuyo primer representante fue el griego Heródoto, que vivió en el siglo V antes de Cristo. Cuando el historiador no se limita a la simple exposición de los hechos, sino que trata de sacar de ellos provechosas enseñanzas para el presente y el porvenir, concibiendo la historia como "maestra de la vida", tenemos la Historia Pragmática, cuyo primer representante fue el griego Tucidides. Por último, cuando la principal finalidad del historiador es buscar las causas y el origen de los hechos, tenemos la Historia Genética. La investigación de las leyes generales que presiden el desenvolvimiento de la Humanidad, constituye la Filosofía de la Historia. FUENTES DE LA HISTORIA Para llegar al conocimiento de los hechos e instituciones del pasado, o sea, para elaborar la Historia, el hombre ha necesitado utilizar muchos y variados medios. Estos medios reciben el nombre de Fuentes de la Historia, y naturalmente podemos considerar como tal, todo lo que directa o indirectamente nos da noticias de un hecho histórico. Las fuentes históricas han sido divididas en dos grandes grupos: restos y tradiciones. Entran en la categoría de restos, las armas, trajes, instrumentos, documentos, etc., de una época, tuvieran o no carácter conmemorativo. Las tradiciones pueden ser, figuradas como un cuadro, orales como una leyenda o un romance y escritas como las obras históricas o literarias de una época. Las obras históricas que directamente dan noticias de un hecho o de una época, reciben distintos nombres, según su extensión y contenido. Así encontramos: Efemérides: Relación de aniversarios que recuerdan un hecho importante. Diarios: Relación en la que los sucesos están registrados cada día. Anales: Relación en la que los hechos ocurridos se cuentan por años. Cronicones: Son relaciones breves semejantes a los anales. Fueron muy empleados en la Edad Media. Memorias: Son relatos escritos de una manera privada y sin intención de que pasaran a la posteridad, en los que el autor refiere sucesos acaecidos en su época. Crónicas: Son relatos ordenados cronológicamente, que abarcan un espacio limitado de tiempo, como uno o varios reinados. Biografía: Es la relación histórica de la vida de una persona. CIENCIAS AUXILIARES Ninguna disciplina científica vive aislada, sin relacionarse más o menos directamente con otras. La Historia, por la complejidad de su cometido, necesita el auxilio de otras muchas ciencias. Ella ha de localizar los hechos en el espacio y en el tiempo, ha de interpretar las diversas fuentes históricas y juzgar sobre su autenticidad, etc. Para esta labor necesita del caudal de conocimientos de otras ciencias, a las que llamamos Ciencias auxiliares de la Historia. La Geografía, nos dice dónde ocurrió un hecho, la Cronología, cuándo, por lo que estas dos ramas del saber fueron llamadas por los antiguos "Ojos de la Historia". La Arqueología, que estudia los monumentos del pasado. La Paleografía, que enseña a leer los documentos antiguos, escritos en papiro, pergamino, papel, etc. La Epigrafía, que enseña a leer las inscripciones antiguas, en piedra o metal (mármol, bronce, etc.). La Filología, que enseña las lenguas en que están escritos los documentos de los distintos pueblos o épocas. La Diplomática, que enseña a juzgar la falsedad o autenticidad de los documentos antiguos de carácter oficial (diplomas). La Numismática, o ciencia de las monedas y medallas antiguas; la Heráldica, o ciencia de los escudos y blasones; la Glíptica, o ciencia de los grabados, etc. LA CRONOLOGÍA: LAS ERAS HISTÓRICAS La Cronología es el estudio de la medida del tiempo y facilita a la historia el encuadramiento y localización de los hechos que estudia. La fecha de cualquier documento o inscripción, de distintas épocas o pueblos, puede no estar referida al mismo punto de partida o cómputo. Los puntos de partida, de que se han servido los distintos pueblos y épocas para contar el tiempo, han originado las Eras Históricas. Las más importantes son: Era de las Olimpiadas, utilizada por los antiguos griegos, que arranca del año 776 antes de Cristo. Era de la fundación de Roma, empleada por los antiguos roma nos, toma como punto de partida el año 753 antes de Cristo, fecha de la fundación de Roma. Era de las Lágidas o de Filipo, tomó sus nombres de Tolomeo 1, hijo de Lago y de Filipo Arrideo, hermano de Alejandro Magno. Comienza el 12 de noviembre de 324 antes de Cristo y fue usada en Egipto. Era de las Seléucidas, utilizada en el próximo oriente, que comienza a contar el año 312 antes de Cristo, cuando Seléuco Nicanor tomó Babilonia. Era Hispánica, utilizada en la Península Ibérica hasta muy avanzada la Edad Media, que parte del año 38 antes de Cristo, fecha en que Augusto pacificó a Hispania. Era Cristiana, que ha ido imponiéndose lentamente y hoy es casi universalmente aceptada, cuenta el tiempo a partir del nacimiento de Cristo. Era de Diocleciano o de los Mártires, que comienza el año 284 después de Cristo. Hégira, utilizada por los musulmanes, comienza a contar el 15 de julio del año 622 de nuestra Era, fecha en que Mahoma huyó de la Meca a Medina. DIVISIÓN CRONOLÓGICA EN EDADES Aun cuando el desenvolvimiento de la historia es contínuo, para su estudio y mejor comprensión se divide en edades en cada una de las cuales la Humanidad tiene distinto aspecto, está regida por distintas instituciones y caracterizada por ideas y sentimientos distintos. Se divide la Historia en edades: Antigua, Media, Moderna y Contemporánea. La Edad Antigua: Desde el comienzo de la Historia, hasta la caída del Imperio Romano de Occidente, el año 476. Hasta bien entrado el Renacimiento, se estudiaba la Historia dividién dola en cuatro grandes épocas imperiales, pero la Reforma, la Contrarreforma y las luchas religiosas, dieron a aquellos hombres la acertada impresión de estar viviendo una época diferente de las anteriores. A fines del siglo XVII el profesor de Halle, Christofer Keller (Cellarius), dividió la Historia Universal en: Antigüedad, Edad Media y Edad Moderna. La Edad Media: Desde 476, hasta la caída de Constantinopla en poder de los turcos, el año 1453. La Edad Moderna: Desde 1453, hasta el comienzo de la Revolución Francesa, el año 1789. La Edad Contemporánea: Desde 1789, hasta nuestros días IMPORTANCIA Y UTILIDAD DEL ESTUDIO DE LA HISTORIA No es necesario encarecer el valor de los estudios históricos. Un pueblo que desconociera su historia sería algo tan anómalo y tan anormal como un hombre sin memoria, que no guardara el menor recuerdo de los hechos de su vida pasada. El estudio de la Historia responde a la necesidad que la Humanidad ha sentido y siente de lo verdadero, lo bueno y lo bello, y poniéndonos en contacto con los hechos y los hombres de otros tiempos es "verdaderamente una resurrección" como dijo Michelet. Cervantes determinó su utilidad llamándola "...testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente y advertencia de lo por venir". CAPÍTULO 2 EL ORIGEN DE LA POBLACIÓN EN AMÉRICA Muchas teorías se han elaborado para explicar el origen de los indígenas americanos. Actualmente, se acepta en lo general que la mayoría entró por el Estrecho de Behring, angosta faja marina que separa el Continente Americano de la punta oriental del Asiático. Los esquimales, semejantes en sus formas de vida a los primeros pobladores de América, pasaban todavía en épocas recientes de uno a otro lado del Estrecho. Se supone que además de la entrada señalada, ha habido inmigraciones a través de las Islas Aleutianas y otras desde la Polinesia que atravesaron el sur del Pacifico. Se rechazan hoy las ideas del origen americano del hombre, así como las de la Atlántida y otras similares, que llegaron a tener aceptación durante cierto tiempo. El tipo físico del indígena americano es extraordinariamente parecido al del mongol; ambos tienen pelo lacio, color moreno (cobrizo o amarillento respectivamente), poco vello en el cuerpo y ojos oscuros. Gran número de indígenas americanos tienen también los ojos oblicuos característicos de muchos mongoles. La entrada de diferentes grupos, en varias oleadas sucesivas, y la permanencia prolongada en distintas regiones americanas han dado por resultado un gran número de pueblos, con variadas características físicas y culturales. La inmigración procedente de la Polinesia, y algunas otras que vinieron por el Pacífico del Sur, más que influencia física deben haber producido un impacto cultural de importancia. Son notorias las semejanzas culturales entre los pueblos sudamericanos y los polinesios descubiertas por Paul Rivet. CAZADORES Y RECOLECTORES Los pueblos que entraron al Continente Americano tenían un desarrollo propio de la Edad de piedra; los más antiguos (de una antigüedad entre quince y cuarenta mil años), corresponden al Paleolítico y los más recientes, posiblemente, al Mesolítico y Neolítico. Únicamente los polinesios aportaron ya elementos de alta cultura. Las culturas americanas semejan una gran pirámide cuya cúspide está en las regiones centrales, en el área ocupada por las civilizaciones mexicanas, centroamericanas e inca. Los pueblos al norte de una línea aproximada, que va de Quebec a Los Angeles, y al sur de otra, de Pará a Puerto Montt, nunca pasaron de recolectores, pescadores y cazadores, Eran nómadas de organización tribal; los actuales esquimales y otros pueblos de estas regiones conservan en gran parte sus características antiguas. En los primeros milenios de presencia humana en el continente, todo éste estaba ocupado por pueblos de tal nivel, algunos de los cuales se mantuvieron así, enclavados en las regiones de civilización más elevada, hasta épocas muy posteriores. LOS PUEBLOS AGRICULTORES Entre los límites señalados se desenvolvieron pueblos que combinaban la agricultura primitiva con la caza, la pesca y la recolección. Estos grupos forman el segundo escalón de la pirámide cultural americana. Solamente llegó a cultivarse un único cereal en América: el maíz. El origen de su cultivo, sumamente antiguo, se ha podido estudiar en el valle de Tehuacán, en México; probablemente tuvo lugar también en otras regiones entre el norte de la América del Sur y el centro de México actual. El instrumento principal de labranza fue lo que los aztecas llamaron la coa, que es simplemente una estaca, con la que se hace un agujero en la tierra para depositar la semilla. Este sistema es muy inferior al cultivo con arado, porque no remueve la tierra. Algunos pueblos llegaron a usar sistemas que se aproximan más al arado, pero ninguno llegó a éste. Se utilizaban otras plantas, como la papa o la patata (América del Sur), el camote, la yuca, el cacahuete, el chile, el tomate y el algodón. Los indígenas americanos tenían muy pocos animales domésticos. El más difundido era el perro, traído probablemente ya domesticado por una de las sucesivas olas migratorias. Algunos pueblos cebaban determinadas razas de perros para comerlos. También tenían la gallina americana, el guajolote o pavo común. En las culturas andinas se habían domesticado varias especies que tienen parentesco con los camellos: la llama, la alpaca, la vicuña y el guanaco. Se les usaba para aprovechar la lana, y en tiempos posteriores también para obtener leche y como bestias de carga. Sin embargo, el uso de estos animales, limitado exclusivamente a la América del Sur, no llegó a desplazar a los cargadores humanos como principal instrumento de transporte. La ausencia casi total de animales grandes capaces de ser domesticados fue probablemente la causa de que los pueblos americanos nunca llegaran a usar la rueda, ni a inventar el arado propiamente dicho. Los pueblos cultivadores tenían ya una cerámica bastante desarrollada, cuyo estudio permite localizar las relaciones entre los diferentes grupos y observar sus adelantos. La tierra era, fundamentalmente, de propiedad comunal. Algunos pueblos la cultivaban colectivamente, mientras otros hacían un reparto de las parcelas de labor, que se entregaban en usufructo pero no en plena propiedad a los campesinos. La organización político-social es la de la tribu, basada en la participación con igualdad de derechos de todos sus miembros. Empiezan a formarse grupos que disfrutan de propiedades particulares y tienen privilegios de gobierno, y otros, sin propiedades y sin intervención en el manejo de los asuntos públicos. Las guerras entre los pueblos acentúan sus diferencias y dan por resultado comunidades explotadas y otras explotadoras, al mismo tiempo que fomentan la desigualdad en el seno de las tribus mismas. LOS PUEBLOS CIVILIZADOS En el área que abarca aproximadamente desde el Perú y el norte de Chile en el sur hasta el Trópico de Cáncer en el norte, se formaron las altas culturas prehispánicas de América. Su periodo es relativamente breve, ya que empieza hacia principios de nuestra era y termina violentamente con la conquista europea en la primera mitad del siglo XVI. Los tres centros que más destacan son el nahua en el altiplano mexicano, el maya en Yucatán y parte de Centroamérica y el Inca en Perú. La base económica de todas estas civilizaciones fue el maiz y los demás productos que tenían todos los pueblos cultivadores americanos. Crearon una cerámica muy hermosa, usaban utensilios de piedra tallada y pulida y llegaron a trabajar el oro, la plata, el cobre y el bronce Algunos pueblos de este nivel desarrollaron un comercio muy intenso y bien estructurado. En su organización social hay una mezcla de elementos propios del comunismo primitivo con otros de una sociedad de clases. Las formas de evolución son muy variadas, y desconocemos muchos de sus aspectos. Sin embargo, sabemos que en la época de la Conquista, la gran mayoría de la tierra entre los aztecas pertenecía al calpulli, o sea, era propiedad comunal; lo mismo sucedía con el ayllu de los incas, en cuyos dominios también los animales importantes, las llamas y alpacas, pertenecían a la colectividad representada por el gobernante, quien tenía el título de Inca. Algunos pueblos habían conquistado extensas regiones y obligaban a las tribus sometidas a entregarles fuertes tributos. Además, había ya tierras de propiedad personal, pertenecientes sobre todo a los guerreros más distinguidos o a sus herederos; estos campos eran labrados. generalmente por trabajadores siervos. La democracia militar primitiva entre los mexicas y los incas se ve sustituida por una capa dominante perfectamente delimitada, a la que era prácticamente imposible acceder. CAPÍTULO 3 CULTURA MAYA* En las Tierras Bajas mayas de Petén y Yucatán, sitios como Nakbé, El Mirador, Tikal y Uaxactún eran ciudades que comprendían un elevado número de pobladores y campesinos, quienes vivían dispersos en los alrededores, y una clase gobernante que se asentaba en la parte central de dichos sitios, asociada al centro ceremonial, o sea, el lugar donde se realizaban los actos públicos y religiosos más importantes, La economía de sitios como los mencionados se basaba en la agricultura y el comercio. Los vestigios arquitectónicos de Petén demuestran la utilización de la piedra, del revoque de estuco y de la pintura de color rojo. Algunos edificios estaban decorados con pinturas murales y mascarones estucados y policromados. En cuanto a la iconografía, es evidente la importancia del dios Sol, las representaciones de Venus y de la Luna, y las imágenes de los Héroes Gemelos. Todo el avance logrado por la civilización maya comenzó a disminuir a finales del siglo VIII y este decaimiento se prolongó durante el IX. Los investigadores han podido observar manifestaciones bélicas en algunos sitios y evidencias de que se abandonaron ciudades importantes, en un proceso que en algunos sitios fue más lento que en otros, y al cual se le conoce como el colapso de la civilización maya. La característica vida urbana no desapareció súbitamente, pero poco a poco se perdió el conocimiento alcanzado en el pasado. Los mayas de las Tierras Bajas constituyen, pues, uno de los prototipos del desarrollo de Mesoamérica y los representantes de uno de los focos culturales más pujantes de la América prehispánica. A continuación se resumen algunos de los elementos característicos más sobresalientes: RELIGIÓN Los mayas creían que el universo estaba formado por tres estratos principales: el Cielo o la bóveda celeste, la Tierra (que era plana y cuadrada) y el Inframundo. Cinco ceibas nacían en la Tierra, cuatro en los puntos cardinales y una en el centro del Mundo, y sobre ellas se apoyaba el Cielo. Las raíces de estos árboles mitológicos de gran tamaño crecían continuamente y de ese modo se mantenía el contacto entre la Tierra y el Inframundo. La ceiba era, por lo tanto, un árbol sagrado, que servía de comunicación entre los tres estratos del Universo, donde el Sol, la Luna, Venus y otras divinidades se movían cíclicamente entre el mundo. superior y el Inframundo. El Cielo tenía 13 niveles o capas superpuestas, en las que residían diferentes divinidades. El dios Sol, llamado Ah Kin, Kinich Ahau o Kin Kakmoo, era la deidad suprema, y fue ampliamente representada en esculturas y códices; la diosa Luna, llamada Ixchel, era consorte y la patrona de los tejidos, la medicina y el parto. Los mayas también reverenciaban a otros astros, entre ellos Venus y la Constelación Pléyades. El movimiento de los astros era considerado como una manifestación de la actividad de los dioses, por lo que las observaciones astronómicas de las estrellas matutinas y vespertinas eran vitales, ya que el comportamiento de las deidades celestes influía decisivamente en la vida de los hombres. Cuatro dioses, llamados Bacabs, se encontraban apostados en las esquinas del Mundo, donde, con las palmas de sus manos, según esta otra descripción, sostenían el Cielo. Cada Bacab estaba asociado a un árbol, un pájaro y un color. Al Este, o sea la dirección del sol naciente, correspondía el rojo, y a su punto opuesto, el Oeste, el negro. El Norte era representado por el blanco, y el Sur, por el amarillo. Varias deidades velaban por el trabajo de los hombres. Chac, dios de la lluvia, y el dios del maíz, estaban asociados a los trabajos agrícolas. De la misma manera, el viento, los cerros y las plantas estaban animados por poderes espirituales. El Inframundo tenía nueve pisos y estaba habitado por los muertos y los dioses de la noche. El propio Sol moría cada día al atardecer, y se convertía en uno de los Señores de la Oscuridad, adoptando la forma de un temible jaguar. Los mayas consideraban que las cuevas servían como medio de comunicación entre la Tierra y el Inframundo, y por ello realizaban rituales especiales en dichos lugares. Igual que los aztecas, tenían una concepción cíclica del tiempo. Conciben el desarrollo histórico como una serie de ciclos sucesivos de creación y destrucción del Universo, tal y como se describe en el Popol Vult, que, por ello, puede considerarse como un hilo conductor entre diferentes etapas de la antigua evolución cultural. El tiempo se clasificaba en eras de gran duración, que se anotaban en los registros calendáricos. La actividad astronómica estaba estrechamente ligada a la religión y a la política. Por medio del calendario ritual de 260 días, los sacerdotes podían profetizar, en relación con las fechas propicias o adversas para los hombres. De esta manera, los augurios de los sacerdotes permitían programar las celebraciones religiosas destinadas a obtener favores de los dioses. En la cosmología maya existía una relación mágica entre el mundo terrenal y el sobrenatural. La religión constituía la espina dorsal de esta cultura, pues muchas de sus instituciones sociales se estructuraban de acuerdo con los cánones religiosos. Los soberanos poseían el poder y el conocimiento por derecho divino, y en un mundo sujeto a la voluntad de los dioses, ellos eran los únicos que podían servir de mediadores entre los hombres y sus creadores. En sus manos se concentraba la autoridad política y religiosa, por lo que su intervención ante las deidades era crucial en la toma de decisiones relacionadas con el destino del pueblo. ORGANIZACIÓN SOCIOPOLÍTICA La sociedad maya estaba dividida en tres estratos sociales: nobles, plebeyos y esclavos, cada uno con sus diversas categorías conceptuales y posiciones. Este tipo de organización social surgió en el Período Clásico. La nobleza gobernante y la compleja organización sociopolítica en general se desarrollaron conforme fue necesario enfrentar problemas, tales como el manejo adecuado de la producción agrícola, la mano de obra, la religión, el comercio, el aumento de la población y las guerras. El segmento más alto de la nobleza lo constituía la familia gobernante, en tanto que los otros estaban conformados por nobles de menor importancia, como sacerdotes, guerreros y jefes de linajes y barrios. Los plebeyos se subdividen en las categorías alta, media y baja, e incluían a los artesanos, los agricultores y a otros trabajadores. Una característica muy importante del sistema de estratificación social maya consistía en que, comúnmente, se pertenecía a un estrato por nacimiento, lo cual implicaba ciertos deberes y obligaciones, funciones, ocupaciones y comportamientos específicos. La unidad básica de la sociedad maya era la familia extendida, es decir, aquella constituida por los padres, los hijos, las esposas e hijos de éstos, y a veces también otros parientes y personas allegadas. La familia extendida vivía en las proximidades de sus tierras de labranza, y sus funciones correspondían a su nivel: manejo de la producción agrícola o artesanal, la distribución de bienes dentro y fuera del grupo, el arreglo de matrimonios y herencias, así como la realización de los rituales religiosos. La organización familiar estaba dirigida por un jefe o cabeza de linaje que, dotado de mucho poder y autoridad, tomaba las decisiones dentro del grupo o en el marco de la política local. Muchos centros mayas típicos del Periodo Clásico Tardío presentan pequeñas plazas o patios, alrededor de los cuales estaban las edificaciones residenciales propias de tal tipo de organización social. La parte cercana al patio probablemente era el área residencial, mientras que la trasera se destina a los servicios, al almacenamiento de productos y la servidumbre. El patio central seguramente sirvió como área "pública", y para reuniones sociales, ceremonias y la elaboración de artesanías. En la organización sociopolítica de las comunidades mayas, los diferentes centros tenían relaciones y vínculos entre ellos, las cuales se basaban en la posición jerárquica y las acciones recíprocas de los gobernantes. Las actividades diplomáticas eran competencia exclusiva de los nobles. La entronización de un gobernante se celebraba con rituales complejos. Los textos jeroglíficos esculpidos durante el Período Clásico glorificaban a las élites gobernantes e informaban sobre sus vidas y hazañas. Registraban las fechas de nacimiento y entronización del gobernante, su árbol genealógico, los hechos militares y de conquista, y la captura de prisioneros sacrificados durante la culminación de las celebraciones. De acuerdo con la información arqueológica y epigráfica, las organizaciones políticas del Periodo Clásico maya no fueron lo suficientemente grandes para definirlas como Estados regionales o "imperios", aunque había centros mayores que controlaban los territorios pequeños de centros satélites. Las comunidades eran similares en cuanto a su grado de organización y coordinación, pero, a pesar de su independencia y la autonomía de los gobernantes, existía cierto grado de jerarquización y subordinación. El poder e influencia política de las élites gobernantes se puede reconstruir en los diferentes centros, según el tamaño del sitio, número y dimensión de las construcciones monumentales y de las plazas ceremoniales. Los centros autónomos y de más alta jerarquía política en el área maya, durante el Clásico Tardío, incluyen Tikal, Dos Pilas, Calak mul, Piedras Negras, Bonampak, Yaxchilán, Copán, Quiriguá, y otros. ECONOMÍA La economía en el área maya se basó en la agricultura de subsistencia y el comercio. El principal cultivo era el maíz, que se combinaba con frijol y calabazas. La alimentación basada en estos productos se complementa con ramón, mandioca (yuca), chile, cacao, aguacate, carne de pájaros, pescado, venado, iguanas, tortugas y otros productos forestales y marinos. Los métodos de agricultura incluían el sistema de milpa y, según la topografía, utilizaban técnicas más complicadas que variaba entre el sistema de canales de irrigación, drenaje, terrazas, campos elevados, etcétera. El comercio, que desempeñó un papel importante, lo efectuaban por medio del trueque o el pago en moneda, para lo cual usaban el cacao. Este producto tenía demanda general, por su fácil transporte y porque se usaba también como bebida, que se servía en comidas especiales y ceremonias. Ciertos recursos básicos, que no existían en Petén, eran importados de las Tierras Altas; por ejemplo, obsidiana, que se utilizaba para fabricar herramientas, y el basalto con el cual se hacían utensilios para moler. El jade, que requería la élite para sus ornamentos, se obtenia en el valle medio del Motagua. El algodón usado en los textiles, y el cacao, en forma de pepitas secas, llegaban de varias regiones de las Tierras Bajas. La sal y el pescado seco se obtenían en la zona costera. Los bosques suministraban pájaros y plumas preciosas, pieles de jaguar y venado, fibras para cuerdas y jarcias, así como madera utilizada en la construcción, en la fabricación de ciertas herramientas y como combustible. El intercambio de bienes entre las diferentes zonas ecológicas se realizaba de acuerdo con la ubicación de las rutas de comercio. Las más importantes seguían las corrientes de los ríos: el Chixoy y el de La Pasión comunicaban los territorios de Alta Verapaz y Petén; la cuenca del Río Usumacinta unía al Golfo de México con Yucatán, hasta puntos tan lejanos como el norte de Honduras. Dentro del área maya había una red intrincada de caminos, que permitía el comercio a través de las montañas y los bosques de las Tierras Bajas. AVANCES INTELECTUALES EL CALENDARIO El día era la unidad básica de tiempo entre los mayas. Su calendario ceremonial lunar, semejante al que se usa todavía en la actualidad en las zonas indígenas de Guatemala, tenía 20 dias con nombres diferentes y una sucesión ordenada y sin límite. A cada uno de estos 20 nombres se antepone un número, de uno a 13, en una serie que también se repite indefinidamente. Como 13 y 20 no son múltiplos entre sí, sólo cuando transcurren 260 dias (20X13) se repite un determinado día en el calendario. Esto quiere decir que los 20 nombres de los días se convierten en 260 combinaciones, o días diferentes, que conforman un ciclo particular, de igual número de días. En vista de que a cada número y a cada día se asignan características especialmente buenas o malas, la cuenta de 260 días se utiliza para predecir tiempos propicios o nefastos en relación con muchas actividades comunes y particulares, por lo cual el calendario ceremonial tuvo mucha importancia para los mayas. Además de la cuenta ceremonial, existía otro ciclo solar de 365 días. Este consistía en 18 meses, de 20 días cada uno (18x20=360), más cinco días adicionales al final del año, considerados éstos como días nefastos, asociados a la mala suerte. La cuenta de 260 días funcionaba concurrentemente, de manera que cada 52 años (18,980 días) coincidía el punto de partida de ambos ciclos. La culminación de un ciclo de 52 años, conocido como la "rueda calendárica", era celebrada como un evento especial. LA MATEMÁTICA Para sus cálculos diversos, los mayas tenían varias formas de representar los números. La más común era un punto, que equivalía a uno, y una barra que correspondía a cinco. De esa manera, tres barras representan 15, dos barras con tres puntos equivalen a 13. Este sistema resultaba difícil de manejar si se quería escribir un número largo, por ejemplo 536, por lo cual los mayas diseñaron un sistema vigesimal, de posición de numerales, basado en la unidad 20, comparable con el sistema decimal, en el que se usa la unidad 10. En vez de proceder de izquierda a derecha, como se hace en la cultura occidental, los mayas lo hacían de abajo hacia arriba. El valor de cada unidad estaba determinado por su posición y, según ésta, se progresaba de 20 en 20. Es decir, la primera incluía números de cero a 19; en la segunda, cada unidad tenía el valor de 20; en la tercera cada unidad vale 400, y así sucesivamente. Sin embargo, para representar la cantidad 20, por medio de un simple punto en la segunda posición, la primera tenía que estar ocupada por un "cero" o, más precisamente, un símbolo de terminación. LA ASTRONOMÍA Para registrar eventos históricos, los mayas diseñaron un sistema conocido como la Cuenta Larga. Ésta estaba relacionada con un punto en el pasado distante, considerado como el inicio del tiempo; algo así como el calendario occidental, que se extiende entre antes y después de Cristo. Desde tal punto (3112 a.c), los mayas simplemente contaban los días que habían pasado desde entonces y los registraban en la posición de la numeración descrita arriba. El calendario maya estaba basado en las observaciones de los movimientos del Sol, las estrellas y los planetas. Mediante el uso del sistema numeral se podían registrar los ciclos lunares, solares y estelares, predecir los eclipses y estimar las fechas adecuadas para plantar y cosechar. Posiblemente tuvieron también conocimientos profundos sobre los patrones del tiempo, lo que involucraba el viento, las nubes y la lluvia, de mucha utilidad en relación con las prácticas agrícolas. LA ESCRITURA Gran parte de la escritura jeroglífica maya encontrada en los monumentos esculpidos está relacionada con el registro de datos importantes. sobre eventos ocurridos durante el reinado de un gobernante determinado. Tales datos se refieren a nacimientos, defunciones, acceso al poder, conquistas y rituales asociados. Los mayas también escribieron libros, llamados comúnmente "códices", de los cuales se conocen tres en la actualidad. Los códices son tiras largas de una especie de papel que se fabricaba con corteza de amatle o piel de venado, dobladas en forma de biombo. En ambos lados, recubiertos con fino estuco de yeso, se escribían o se pintaban los jeroglíficos u otras alegorías. Los códices conocidos contienen información astronómica y "almanaques" que desarrollaban un tema específico. Posiblemente servían como guías, a manera de horóscopos o recomendaciones relacionadas con las actividades cotidianas. "El Códice de Dresde, aunque contiene muchos horóscopos y algún material ritual, es esencialmente un tratado de astronomía. El Códice Tro-Cortesiano (de Madrid), si bien encierra algún material perteneciente al ritual, es principalmente un libro de texto de adivinación para ayudar a los sacerdotes a predecir la suerte. El fragmentario Códice Peresiano (de Paris), aunque contiene algunos horóscopos, es básicamente ritualista". (S, G. Morley, La Civilización Maya, 1965). Los jeroglíficos mayas tienen una forma más o menos cuadrada y se esculpían en los monumentos en forma ordenada, en columnas. Si el texto aparece en una sola columna, la lectura se hace de arriba hacia abajo; si es de dos columnas, se lee cada fila de glifos, de izquierda a derecha. Cada glifo consiste de un elemento principal, o núcleo del glifo, y otros componentes agregados alrededor, los cuales se denominan afijos. Cada glifo puede representar una palabra o una frase corta. Estudios recientes han demostrado que muchos de los elementos citados tienen valores fonéticos, que ayudan al lector en la comprensión del glifo. ARTE Y ARQUITECTURA Los mayas también mostraron excelencia en los campos del arte y la arquitectura. El primero se expresa principalmente en la escultura. monumental (estela, altares, tronos, marcadores de juego de pelota, dinteles, paneles en paredes, entablamentos y escultura en cresterías); en dinteles de madera; en murales pintados; en escultura portátil; en artefactos de madera, hueso, concha, pedernal, obsidiana y jade; en los códices; en vasijas labradas y policromas de cerámica, y en figurillas. Algunas construcciones arquitectónicas consisten en "templos", es decir, edificaciones elevadas sobre plataformas piramidales altas, con espacios interiores estrechos, y fachadas largas en la parte superior, que se sostienen solas, y que se llaman cresterías. Estas construcciones probablemente fueron usadas para ceremonias. También hay "palacios", usualmente ubicados sobre plataformas bajas, y edificios con diversas cámaras o cuartos alargados, que tienen bancas y ventanas pequeñas. Estos fueron usados posiblemente para reuniones, así como para residencias de la élite. Las superficies de las gradas, de las plataformas y de los pisos de los edificios fueron acabados con una gruesa capa de mampostería de cal, y en muchos sitios se decoraron las paredes, fachadas y cresterías, con adornos tridimensionales, modelados en estuco (altos relieves de estuco). PINTURA La pintura policroma se aprecia tanto en vasijas y platos de cerámica como en códices y murales, y representa a gobernantes individuales, figu ras de la nobleza y sacerdotes, la vida en la corte, divinidades, símbolos, emblemas, insignias, guerras, guerreros, el juego de pelota, animales, captura de rehenes y otras escenas de la vida social, política y ritual. Bonampak posee una de las pinturas murales más extraordinarias de toda el área maya. Cubre las paredes de tres habitaciones contiguas de un pequeño palacio, y reproduce en secuencia el procedimiento de sucesión al trono, entre los años 790 a 792 dC., el cual era una de las ceremonias más importantes de las dinastías mayas. A esta pintura sigue otra con una procesión ritual, una más, que representa una batalla y la captura de rehenes destinados al sacrificio, lo cual consagraba el ceremonial de entronización. MÚSICA, DANZA Y DRAMA En las ceremonias más importantes participaban los miembros de la élite, en calidad de danzantes. Se bailaba al ritmo de atabales, sonajas, caracoles, trompetas, silbatos y flautas. Cientos de individuos, principalmente varones, intervenían en las danzas, las cuales podían durar un día completo, sin interrupción. En general se acompañaban también de drama, en los que los actores representaban eventos relacionados con la historia y la mitología mayas. CAPÍTULO 4 LOS SEÑORÍOS QUICHÉS -UN INTENTO DE INTERPRETACIÓN- INTRODUCCIÓ Este análisis sobre los Señoríos Quichés trata de estudiar un momento sobre el proceso. Las explicaciones que plantearon respecto al origen y al fin de los Señoríos Quichés nos mostrarán cómo grupos invasores toltecas impondrían, por medio de las armas y la religión, una relación de sumisión y tributo de las comunidades agrarias hacia ellos. Tal relación nos mostrará, a la vez, la base del poder y grandeza que las minorías teocráticas quichés llegaron a tener. Asimismo en este análisis se contemplará cómo, a lo largo del proceso las relaciones se van haciendo cada vez más tirantes a causa de la explotación que sufren las comunidades agrarias. Tal situación, veremos, facilitará la victoria de conquistadores venidos de más lejos -los Castellanos- y la transformación de las relaciones tributarias en serviles, terminándose así los Señoríos quichés. Mientras tanto, el proceso histórico guatemalteco continúa ya que "las transformaciones de los pueblos no se detienen". TEXTOS INDÍGENAS: SUS AUTORES E INTERESES Para referirnos a los Señoríos Quichés y poder plantear sobre ellos algunas hipótesis que nos ayuden a entenderlos, debemos examinar primeramente la documentación disponible y el tipo de información que ésta nos proporciona. La documentación indígena existe y es abundante. Parte de ella como el Popol Vuh, el Rabinal Achí y el Memorial de Sololá, forman parte ya de la historiografía selecta sobre América prehispana. El resto de ella es un buen número de "títulos de tierra" de la segunda mitad del siglo XVI. Contienen estos documentos información minuciosa sobre el pasado precolombino, la conquista y los primeros años de vida colonial. El tipo de información que nos proporcionan estas fuentes, así como puede ser cualquier relación documental, conlleva intereses concretos según sea(n) persona(s) que las hayan redactado. En la mayoría de los casos, un documento histórico, sin tener que distorsionar o falsear un acontecimiento, lo puede presentar en forma distinta según sea la persona que lo haya escrito. Los principales acontecimientos sobre el Señorío Cakchiquel, por ejemplo, no están reflejados igualmente en una versión quiché-Popol Vuh-que en una cakchiquel -Memorial de Sololá-. La presentación de estos mismos acontecimientos varía igualmente en los distintos documentos Cakchiqueles -Memorial de Sololá-, Historia de Xpantzay. Y nos podríamos preguntar: ¿Cómo estarían enfocados estos acontecimientos, si por casualidad algún día encontráramos una versión Poqomam-pueblo sometido por los Cakchiqueles-? Del ejemplo podemos deducir que un mismo acontecimiento puede ser planeado en formas varias, sin necesidad de tener que distorsionar el hecho. La función del relato mismo es la que exige diferentes juicios de valor y que éstos respondan a los intereses concretos del grupo a que pertenece el redactor. Por ello, al utilizar la información que nos proporcionan los textos indígenas, tenemos que partir, en primer lugar, del hecho de que son documentos escritos por sectores privilegiados de los que fueron los Señoríos Quichés. En segundo lugar, que ni siquiera podemos decir que exista un texto que refleje el sentir de todo el sector dominante, porque ese sentir no existió. Cada uno de los textos refleja a una parte de las minorías en el poder. Recordemos que si bien es cierto que el Señorío Quiché dominó gran parte del altiplano guatemalteco, no por ello constituyó una unidad granítica o el único Señorío. Todos sabemos que el Señorío Quiché estuvo compuesto por tres ramas-NIMA QUICHÉ, TAMUB e ILOCAB-y que la primera-la NIMA QUICHÉ- fue la que controló propiamente el poder. Aún más que uno de los linajes que conformaban a los NIMA QUICHÉ el que acaparó con exclusividad los principales cargos. Solo los que descendían del linaje CAVEK tenían derecho a los puestos de honor (Recinos 1975: 104), quedando desplazados a cargos inferiores los linajes NIHAI y AHAU QUICHÉ, y las ramas TAMUB e ILOCAB. De allí que los intereses tengan que ser diferentes: los que convenían a los Cavek, Nihaib, Tamub, Ilocab… Pero en el altiplano guatemalteco no sólo existió el Señorío Quiché. Los Cakchiqueles y los Tzutuhiles impusieron también su señorío dominando y subyugando pueblos. E igualmente podemos decir que en cada uno de ellos un grupo familiar era el que controlaba los puestos principales. No hay que olvidar que entre estos tres señoríos hubo hostilidad, discordia y lucha contínua, al tratar cada uno de acaparar las regiones más ricas y pobladas. Podríamos preguntarnos si tanta división pudo operar e influir para que los intereses de los antiguos grupos dominantes se hiciesen sentir al momento en que se redactaron los textos indígenas. Surge la duda, sabiendo que éstos fueron escritos a partir de la segunda mitad del siglo XVI, cuando ya los Castellanos se habían enseñoreado de estas regiones y pueblos. Con el Popol Vuh y el Rabinal Achi no hay problema. Sus contenidos reflejan claramente intereses de clase: los de los Cavek y los Rabinales respectivamente. Con el resto de textos indígenas tampoco porque son títulos de tierra, es decir, alegatos presentados por algunos jefes de parcialidades, por antiguos caciques -no por las masas de naturales, indicando en ellos el lugar que ocuparon dentro del Señorío a que había pertenecido y la jurisdicción territorial que, antes de la conquista hispana, les había sido asignada por sus señores para que gozasen del tributo de los pueblos que allí habitaban. Los Castellanos que no encontraron en Guatemala cantidades considerables de metales preciosos, tuvieron que aprovecharse de las formas de explotación prehispánica. Por ello, no les importó reconocer señoríos y cacicazgos, a fin de poder aprovecharse fácilmente del trabajo de los naturales. De todo lo anterior podemos deducir que la mayoría de los textos indígenas fueron escritos con el fin de alegar a la Audiencia méritos antiguos y derecho a jurisdicciones territoriales. En igual forma que cada uno de estos relatos conlleva intereses muy particulares en la información que contienen. A pesar de ser abundante la documentación que contiene información sobre los Señoríos Quichés, no por ello podemos decir que con ella estén representados los intereses de todos o al menos de los principales grupos. Faltan en dichos textos la expresión de las mayorías la de los que en la época prehispánica fueron vencidos y rebajados, la de los que fueron sometidos a tributos y trabajos. La razón está en el mismo surgimiento de los Señoríos Quichés, si los vencidos hubieran tenido la oportunidad de dejar relatado el proceso de luchas que tuvieron que afrontar hasta ser vencidos. Por ello, no nos queda más que leer entre líneas y descubrir, en las versiones dejadas por los grupos dominantes, las verdaderas causas y motivos del proceso de conquista quiché, la cruda realidad que se derivó para los vencidos y las consecuencias de los muchos años de opresión. Para explicarnos el desenlace final de los que fueron señoríos quichés, tendremos que utilizar también fuentes de la historiografía criolla guatemalteca. Estas nos presentarán los intereses que movieron a los castellanos (segundones, curas frailes, aristocracia hispana) a realizar tanta violencia y depredación sobre estas regiones. Entre estas historiografías usaremos las obras de Bartolomé de las Casas, Francisco Ximénez y Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, frailes los dos primeros, encomendero el último. Las tres reflejan intereses particulares, pero ayudan a entender la gran transformación social que sufrieron los distintos señoríos que imperaban en Guatemala. La Conquista Hispana, en efecto, vino a transformar la estructura social prehispánica y a implantar nuevos sistemas de explotación con nuevas formas de organización y creencia. Así, "la versión de los vencidos", complementada por la historiografía criolla, nos permitirá una mejor comprensión de cómo concluyó una etapa del proceso histórico guatemalteco. PENETRACIÓN Y CONQUISTA: INICIO DEL PRIMER SEÑORÍO QUICHÉ Todos sabemos que el proceso histórico guatemalteco se inició cuando grupos humanos nómadas lograron asentarse en distintas regiones del país, al haber incorporado a sus modus vivendi la producción agrícola. Sin embargo en las TIERRAS BAJAS DEL ATLÁNTICO las actividades humanas evolucionaron en tal forma hasta construir lo que conocemos como CIVILIZACIÓN MAYA, en el ALTIPLANO se formó una cultura con rasgos diferentes. Las excavaciones arqueológicas hechas en el Altiplano no manifiestan la espectacularidad urbanística, ni las grandes dimensiones arquitectónicas, ni mucho menos las técnicas refinadas en el trabajo de la cerámica. Todos sabemos también que la Civilización Maya llegó a su fin a mediados del siglo X de nuestra era. Tal colapso maya no fue sino el resultado de invasiones toltecas, acompañadas al mismo tiempo de sublevaciones populares contra las minorías teocráticas explotadoras. Cesó con el desarrollo material, cesaron los grandes centros urbanos, parte de la población que había servido de base para que el desarrollo técnico y científico quedó sometida a los invasores, y el resto logró escaparse de la nueva explotación internándose en las selvas tropicales peteneras. Las culturas que se desarrollaron en el Altiplano, en donde la explotación de las mayorías no había llegado a grados elevados, sufrieron al igual que los centros urbanos peteneros, las invasiones guerreras de grupos toltecas. La presencia tolteca en el Altiplano ha quedado demostrada plenamente a través de las narraciones históricas contenidas en los textos indígenas guatemaltecos. Señalan éstos cómo en el Altiplano habitaban muchos y muy numerosos pueblos, con numerosos oficios y riquezas (Recinos 1975: 30, 64, 124, 128, 131). Explican asimismo cómo los grupos invasores no eran muy numerosos, pero sí dados a la guerra, con una religión que servía para aterrorizar a los pueblos y que eran grandes codiciadores de las riquezas ajenas (Ibídem: 39, 96, 110, 121, 122, 131; Carmack 1979: 94). Este proceso de conquista nos lo presentaban los textos indígenas ya en forma poética (CONQUISTA DE XIBALBA) en el Popol Vuh, Titulo de los Señores de Totonicapán...) La conquista tolteca de los pueblos que habitaban en el Altiplano fue planificada. El ansia de tributos y de riqueza fue lo que movió a pueblos que residían en el golfo de México a lanzarse a la aventura guerrera. "Entonces se nos dijo -señala el Memorial de Sololá-: En verdad, grandes serán vuestros tributos. No os durmáis y venceréis, no se réis despreciados, hijos míos. Os engrandeceréis, seréis poderosos. Asi poseereis y serán vuestros los escudos, las riquezas, las flechas y las rodelas. Si os tributan piedras preciosas (jade), metal, plumas verdes y azules, canciones por vosotros despreciadas, vuestras serán también; seréis más favorecidos y se os alegrarán los rostros. Las piedras de jade, el metal, las plumas verdes y azules, las pinturas y esculturas, todo lo que han tributado las siete tribus os alegrará los ojos con vuestros escudos. Tendráis un jefe principal y otro más. joven. A los trece guerreros, a vosotros los trece señores, a vosotros los vosotros los de i igual jefes rango, daré vuestros arcos y vuestros escudos. Pronto se van a alegrar vuestros rostros con las cosas que recibiréis en tributo, vuestros arcos y vuestros escudos. Hay guerra allá en el oriente, en el llamado Zuyua; allá iréis a probar vuestros arcos y vuestros escudos que os daré ¡Id allá hijos mios! Asi se nos dijo cuando fuimos a Tulán" (Recinos 1950: 56). Posteriormente trataron de justificar su acción señalando cómo la conquista la habían hecho porque los pueblos que habitaban esas regiones gustaban de hacer la maldad, incitaban a la discordia, eran falsos de corazón, envidiosos y tiranos (Recinos 1975: 96). Sin embargo, sus escritos se contradicen al anotar informaciones que permiten una mejor explicación. Los documentos, en efecto, señalan que en estas regiones habitan muchas gentes que podían ser empleadas a su servicio, ocupándose en hacer "cacharros, apastes y piedras de moler maíz" (Idem), pueblos que pudiesen tributables (Recinos 1,957:83), lugares con esmeraldas y piedras preciosas que eran el orgullo de estos pueblos (Recinos 1975: 39). Es, en otras palabras, la codicia de riquezas la que hizo lanzar una ofensiva sangrienta contra pueblos en que el desarrollo defensivo y ofensivo no era muy avanzado. Necesariamente la superioridad de las armas ostentadas por la minoría invasora se hicieron sentir sobre los pueblos del altiplano. En un principio éstos se extrañaban de cómo iban desapareciendo poco a poco sus habitantes. "He aquí señala el Popol Vuh, cómo comenzó el robo de los hombres de las tribus por Balam Quitzé, Balam Acab, Mahucutah e Iqui Balam. Luego vino la matanza de las tribus. Cogían a uno solo cuando iba caminando, o a dos cuando iban caminando, y no se sabía cuándo los y en seguida los iban a sacrificar ante Tohil y Avilix. Después regaban la sangre en el camino y ponían la cabeza por separado en hijos los salvaron allí en la montaña. el camino. Y decían las tribus: "El tigre se los comió". Asi comenzó el rapto de la gente cuando los brujos cogían a las tribus en los caminos y los sacrificaban ante Tohil, Avilix y Acavitz; pero a sus (propios). Tarde se percataron los pueblos de la violencia planificada a que estaban sujetos. Tarde buscaron la unidad para defenderse de los invasores. Su consigna QUE TODOS SE LEVANTEN, QUE SE LLAME A TODOS, QUE NO HAYA UN GRUPO NI DOS GRUPOS DE ENTRE NOSOTROS QUE SE QUEDE ATRÁS DE LOS DEMÁS (Ibidem: 124) ya no pudo lograr su cometido, porque los invasores estaban ya bien defendidos en las montañas y contaban con mejores armas. Después a los vencidos se les dijo que su derrota había sido causada por el poder d de los dioses toltecas -Tohil, Avilix, Hacavitz (Ibidem: 124) y que por lo mismo tenían que ser los servidores de los Quichés por toda la vida (Ibidem: 131). Todo esto pasó cuando los invasores quichés estaban fortificados en HACAVITZ. Las avanzadas guerreras Toltecas estuvieron conformadas por grupos distintos, pero el que comandó en un principio fue el grupo quiché. Por ello fueron también los Quichés los que primero tuvieron la oportunidad de estructurar su Señorío. El señoríoQuiché logró subyugar a los pueblos que habitaban la región de la Verapaz (Ibidem: 112), que fue donde iniciaron su conquista y se extendió por lo que actualmente son los departamentos del El Quiché (Ibidem: 131), Totonicapán, Quetzaltenango (Ibidem: 142) y todo lo que es el suroccidente del país (Recinos 1957: 770). La lucha la enderezan contra grupos Pokomames, Uspantecas, Ixiles, Pipiles... El sentido de la lucha varió según las circunstancias. En algunos casos los pueblos se sometían antes de entrar a batalla, como fue el caso de Mazatenango, Cuyotenango, Zapotitlán, Samayaque, Sambó que, conociendo los tormentos a que habían sido sometidos sus vecinos de Xetulul, prefirieron reconocer a los Señores Quichés y obedecerles como sus tributarios (Ibidem: 77, 79). En otros casos, algunos pueblos se rindieron después de presentar batalla como sucedió a los Pokomames (Ibidem: 109). Unos pocos lucharon hasta ser derrotados completamente, y en consecuencia hechos esclavos, heridos y asaeteados contra los árboles y destruidas sus moradas hasta los cimientos (Recinos 1975: 142). Los resultados les fueron favorables a los quichés porque eran gentes capacitadas para la guerra y a la vez estaban bien armados-lanzas, arcos y flechas, escudos- (Recinos 1957: 105). Además, antes de proceder a la conquista de una región situaban avanzadas en lugares estratégicos y fortificados, desde donde observaban y reconocían la región y los pueblos que planeaban conquistar (Recinos 1975: 143). A la vez, de antemano elegían a los que iban a ser los jefes de las tierras que pensaban ocupar, para que así se esforzasen por conquistarlas (Recinos 1950: 236). La implantación del Señorío Quiché significó el establecimiento de mecanismos permanentes de control y de sumisión que facilitó a las minorías en el poder tributos s y presentes en forma continua. "Y ahora que nos han conquistado-señala el Memorial de Sololá seremos vasallos de tu trono y tu poder. Como un solo hombre te serviremos". (Ibidem: 75) Entonces se rindieron todas las tribus, humillándose los pueblos ante Balam Quitzé, Balam Acab y Mahucutah. Tened piedad de nosotros, no nos matéis, exclamaron. Muy bien. Aunque sois dignos de morir, os volveréis (nuestros) vasallos para toda la vida, les dijeron". (Recinos 1975: 131) Y estando ya los pueblos sometidos y terminada su grandeza las tribus ya no tenían ningún poder y vivían todas dedicadas a servirles diariamente. Lo que habían codiciado y que les llevó a una guerra de conquista lo habían logrado. Desde entonces grandes fueron sus tributos, se lograron engrandecer y fueron poderosos. CONSOLIDACIÓN DEL PRIMER SEÑORÍO: EL DE LOS QUICHÉS Conforme el grupo invasor quiché fue ampliando sus conquistas, en igual forma fue estableciendo nuevos centros de dominio y ubicando su centro de poder en sitios estratégicos. A esto obedeció la migración desde su primer centro en HACAVITZ a PISTACHI y luego a GUMARCAAJ. El hecho es que los centros de poder se fueron convirtiendo con el tiempo en lugares defensivos y de muy difícil acceso, buscando los grupos dominantes en ello salvaguardarse de los contínuos levantamientos de los pueblos explotados. Así sabemos, por ejemplo, que Pismachi fue fortificada para contrarrestar una rebelión interna entre el mismo sector dominante, cuando los Ilocab querían destruir a los Nimá Quiché. (Recinos 1975: 138). Claro está que la construcción de estos centros urbanísticos fortificados fue hecha por los pueblos sometidos. Pero después se les dijo que "no fue engañándonos, no robándose, ni arrebatándolos violentamente", sino que lo hicieron por la obligación que tenían de servir a sus señores (Ibídem: 141). Fue desde las edificaciones de estos lugares, las Casas Grandes (NIM JA) desde donde se administró las extensas regiones conquistadas a través de una estructura de poder muy rígida. El poder político arrancaba en los NIM JA, en donde el linaje Cavek de los NIMÁ QUICHÉ mantenía la hegemonía, ocupando los principales puestos de mando. De allí por delegación el poder pasaba a centros urbanos intermedios (CHINAMIT), donde jefes menores – AT TZALAM, UTZAM, CHINAMITAL (Recinos 1950: 236), caciques o cabezas de china- mital (Ximénez 1965: 123), administraba a las mayorías poblacionales, que residían desparramados por quebradas y montes (Ibídem: 48). Es decir desde los centros intermedios (CHINAMIT) era en realidad que se administraban a las poblaciones tributarias. Al respecto señala Francisco Ximénez: Tenían unos como alguaciles, que servían de llamar y convocar el pueblo y andaban de casa en casa señalando el tributo que cada uno debía pagar al rey o al señor. También si alguna cosa se ordenaba en casa del rey y su corte para que viniese en noticias de todos, éstos iban por toda la tierra y lo publicaban pregonando. En lo tocante a las rentas del rey y señores había este orden, que todos venían a un montón y de allí le daban al rey su parte, después daban a los señores según cada uno era y después daban a los oficiales y a quien el rey les hacía mercedes". (Ibídem 89) Del texto se deduce que los Señores de los Chinamit tenían como función el controlar y recaudar el tributo de grupos familiares "casas" por ello, el hecho de que los grupos familiares conquistados pertenecieran a Chinamit no significó en ningún caso que el Señorío Quiché propiciará un sistema igualitario. En este rígido sistema de poder todos los miembros del sector dominante pertenecían a una misma élite familiar. Éstos desde sus centros de mando los NIM JA y los CHINAMITALES–- no necesitaron de la tenencia directa de la tierra para aprovecharse del trabajo de las mayorías. De hecho, los pueblos vencidos gozaban de autonomía en lo referente al uso de sus tierras. Bartolomé de las Casas plantea cómo los jefes de los grupos familiares eran los encargados de distribuir la tierra dentro de sus componentes y asimismo de resolver los problemas entre las familias (Las Casas 1958: 355). En igual forma los textos indígenas, al hablarnos del proceso de conquista realizado por los Quichés, nos plantean imposición de tributos -piedras preciosas, plumas, miel, cangrejos, algodón, maíz, frijol, cacao, pataxte, frutas, pescados, telas...- (Recinos 1950: 88, 246; 1975: 134, 148), imposición de trabajos artesanales y domésticos, entrega de mujeres; muestran asimismo cómo el fin de la conquista quiché no era el esclavizar o sacrificar a las mayorías, sino el de tenerlos sujetos al control para aprovecharse de su trabajo sin tener que intervenir ellos en forma contínua en la supervisión de las actividades productivas (Recinos 1957: 79; 1975: 96, 131, 143). Es decir, los Señores Quichés sólo poseían indirectamente la tierra a través de la renta contínua significada en el tributo y trabajo de las comunidades sometidas. El poder quiché se consolidó en la medida que logró establecer un control sobre el trabajo de los pueblos. Esto les fue posible al crear una división tajante entre ellos y las masas humanas dispersas por barrancas y montes. En efecto, sólo los que descendían en línea directa patrilineal del grupo conquistador tenían derecho al ejercicio del poder ya sea en los centros principales (NIM JA) o en los centros intermedios (CHINAMITALES). De tal modo que podemos decir que la separación entre la ciudad y el campo obedeció a la situación clasista que obligaba a los últimos a vivir en una continua dependencia que los sometía a la entrega de tributos ya sea en productos de la tierra o en trabajos (Recinos 1950: 246). Pero no era con gusto que los pueblos hacían el tributo. "Llenos de dolor -dice el Popol Vuh– llegaron a entregarlo" (1975: 149). Y el no pagar el tributo significaba la muerte y el que les destruyesen sus viviendas y sembrados. (Ibidem: 143; Ximénez 1965: 101) A los que se ensoberbeció contra los señores queriendo alzarles el homenaje y obediencia -haciendo el cronista Ximénez un análisis desde una perspectiva feudal- y que no les pagaran sus tributos, ahorcándose" (Ibidem: 106). Fue el trabajo de las comunidades, el de las personas que habitaban por barrancas y montañas, el que permitió el engrandecimiento de las minorías. Así mientras los primeros vivían sumidos en actividades laborales, en las que el excedente producido no les pertenecía, sino que también como mercancía para el intercambio comercial. Las diferencias y desigualdades en la actividad productiva y en la utilización de lo obtenido fueron los que permitieron a las minorías dominantes dedicarse a actividades intelectuales, administrativas, artísticas, comerciales, religiosas. por eilo es que en los centros urbanos existía una gran división laboral -sacerdotes, administradores, artesanos-.De la misma manera es que en los centros urbanos existía actividad comercial; no para las mayorías, puesto que éstas no tenían excedente alguno que intercambiar, sino exclusivamente las minorías. Esta actividad, claro está no la realizaban los linajes hegemónicos, sino que por lo general eran comerciantes extranjeros los que andaban por los diferentes centros urbanos; también se sabe que algunos linajes inferiores como el de los Ilocab, realizaron tal actividad (Recinos 1957: 65). Fue tan compleja la vida en los centros urbanos quichés que se dio en ella la existencia de esclavos de tipo patriarcal-y de grupos humanos sometidos a actividades propiamente serviles (Carmack 1979: 85). Pero realmente no fue la actividad de siervos y esclavos la que mantuvo la grandeza de los señoríos, sino la actividad comunal de las poblaciones rurales tributarias. La diferencia entre las minorías y las mayorías fue clara en muchos aspectos. Hasta en la vestimenta se notó, pues mientras los primeros utilizaban algunas prendas, la mayoría (macehuales) andaban desnudos y a lo más "con unas vendas que cubrían sus partes vergonzosas" (Ximénez 1965: 122). El Señorio Quiché encontró su principal sostén en la religión -RITUALISMO- que impuso a los vencidos. "Si debemos perecer por medio de estos raptos-señala el Popol Vuh en busca de los que iban a ser vencidos- que así sea; y si es tan grande el poder de Tohil, Avilix y Hacavitz, entonces que sea nuestro Dios este Tohil". (Recinos 1975: 124) Desde el comienzo de la conquista, la religión fue para los quichés una de sus principales armas. Las primeras manifestaciones de violencia las realizaron cuando aprisionaba gentes por los caminos para sacrificarlas a Tohil (Ibidem: 123). Sus victorias, a la vez, las celebraban ofrendando sacrificios humanos a sus dioses a fin de aterrorizar a sus enemigos (Ximénez 1965: 80). Hasta el acto de pagar el tributo estaba revestido de todo un ritualismo religioso. "Los pueblos - dice el Popol Vuh- hacían primero sus sacrificios ante Tohil y después iban a ofrecer sus respetos al Ahpop y al Ahpop Camhä. Luego iban a presentar sus plumas ricas y su tributo ante el rey. Y los reyes a quienes sostenían eran el Ahpop y el Ahpop Cama, que había conquistado sus ciudades" (Recinos 1975: 146) La religiosidad que impusieron a los pueblos, en fin, llegó a extremos mayores, al obligarlos a creer que sus señores eran dioses o hijos de dioses (Recinos 1950: 245; 1975: 146; Carmack: 1979:69). La estructura social quicheana fue pues una relación entre tributarios y señores --el parentesco juega un rol determinante en ambos casos en la que los primeros con una tenencia indirecta de la tierra, debían tributar a sus señores a través de un mecanismo complejo de con trol. En este mecanismo la religión en la que el sacrificio humano era la principal manifestación y las armas fueron los pilares fundamentales. LUCHA POR LA HEGEMONÍA Durante el siglo XV se consolidó el Señorio Quiché. Pero no había terminado aún de imponer su hegemonía, cuando ya tenía problemas. Fueron los de ILOCAB los primeros en rebelarse, al ver como los NIMA QUICHÉ se quedaban con los principales puestos del poder. En efecto, a ellos no se les había permitido tener Casa Grande - NIM JA-. "Sólo dos tenían casas grandes, dice el Popol Vuh, las dos ramas de la familia -los quichés y los Tamub- " (Recinos 1975: 137). La rebelión, sin embargo, no prosperó, sino que fue aplastada. El Popol Vuh relata con lujo de detalles la forma en que fue sofocada la rebelión: "Sólo llegaron a morir, fueron capturados y cayeron en cautividad y no fueron muchos de ellos los que lograron escapar. En seguida comenzaron a sacrificarlos, los de Ilocab fueron sacrifi cados frente el Dios, y éste fue el pago de sus pecados por orden del rey Cotuhá Muchos fueron también los que cayeron en esclavitud y en servidumbre, sólo fueron a entregarse y ser vencidos por haber dispuesto la guerra co ción y a contra los Señores y contra la ciudad. La destrucción y la ruina de la raza y del rey Quiché era lo que deseaban sus corazones, pero no lo consiguieron. Allí creció el temor a su Dios, sentían terror y se llenaron de espanto todas las tribus, grandes y pequeñas, que presenciaban la llegada de los cautivos, los cuales eran sacrificados y matados por obra del poder y señoría del rey Cotuhá, del rey Iztayul y los de Nihaib y de Ahau Quiché" (Idem). No había pasado mucho tiempo de esta sublevación, cuando nuevamente surgieron discordias entre el sector dominante quiché por el acaparamiento de poder. Las disensiones fueron entre los que componían el grupo NIMA QUICHÉ-los Caveck, Nihaib y Ahau Quiché-. Y la lucha se concluyó hasta que se amplió y permitió una mayor participación en los pueblos de mando. "Esa fue, pues la causa-señala el Popol Vuh- de que se dividieran y que se volvieran unos contra otros, y se arrojaran las calaveras de los muertos, se las arrojaran entre sí. Entonces se dividieron en nueve familias, y habiendo terminado el pleito de las hermanas y de las hijas, ejecutaron la disposición de dividir el reino en veinticuatro Casas Grandes, lo que así se hizo" (Ibidem: 139). Hasta este momento las luchas y discordias se daban entre ellos mismos, en cuanto sólo existía el Señorío Quiché en Gumarcaaj. Pero una vez que se engrandecieron al ampliar el número de pueblos tributarios con la conquista del occidente y de la costa sur, las disputas fueron mayores. En efecto, los quichés no quisieron reconocer que sin los Cakchiqueles, no les hubiera sido fácil realizar tales conquistas. Los textos Cakchiqueles sobre el particular señalan: "Los quichés comenzaron la pelea; pero después de empujarlos a la guerra (a los tzotziles) se marcharon, regresaron a sus casas y no quisieron pelear más". (Recinos 1957: 137) "Al amanecer entraron al pueblo y le dieron fuego. No lo conocieron los quichés. Llevaron gran cantidad de riqueza y de dinero, el tesoro del pueblo de Coñá. Y como los quichés de Cavek ocultaron mucha cantidad, los tzotziles y tukuchés los insultaron. Asi fue la primera derrota, cuando los tzotziles y tukuches los vencieron con sus flechas y sus escudos. De esta manera fue el incendio del pueblo por la gente en unión de Quicab. Luego entraron en consulta allí mismo en la ciudad. Primero recogió Quicab los huesos de su padre allí en Cobá. En seguida se trasladaron y juntaron los pueblos conquistados, cuyos. nombres son: Cumatz, Tuhal Vinac, Bahay, Tzimol, el gran pueblo el rey de Zaculeu, el pueblo de Chimekenya, Selahub, que habían del r quemado antiguamente Ah Chiyu y Ah Chi Cakix, Halicy Tabanal. Estos son los nombres de los pueblos que conquistaron los tzotziles y tukuchés" (Ibidem: 145) Los Cakchiqueles fueron pueblos dedicados con exclusividad al ejercicio de las armas desde el principio de la conquista quiché (Recinos 1950). Fueron pues sus méritos los que les permitieron engrandecerse y asentarse muy cerca de Gumarcaaj en CHIAVAR, pues servían como soldados a la defensa del Señorío Quiché (Recinos 1957: 161). Su presencia, sin embargo, no era grata a los herederos del Señorío Quiché, a los hijos de Ahpop Kikab. Estos ambicionaban en forma anticipada el poder real y codiciaban las piedras preciosas, los esclavos y la gente de su padre; por ello se amotinaron y encabezaron una lucha cruenta contra su padre. Pero para poder llevar a cabo sus intentos, tenían que destruir primero al principal baluarte del Ahpop, a los Cakchiqueles (Recinos 1950: 98). La rebelión creció: Y los Cakchiqueles, antes de entrar en combate, aconsejados por Quick Ab, abandonaron el sitio de Chiavar y fueron a fortificarse sobre el monte Ratzamut en IXIMCHÉ donde constituyeron su Señorío (Ibidem: 100). Lo hasta aquí planteado es lo que se deduce de una narración Cakchiquel -Memorial de Sololá- El cronista Ximénez hizo suponer, al respecto, que fue la ambición de mandar la que los emigraron (Ximénez 1965: 59). Tal afirmación viene a complementar el planteamiento anterior porque indica que los hijos del Ahpop tenían razones suficientes para envidiar y desconfiar de los Cakchiqueles. Y aún más sabemos que los Cakchiqueles de Iximché emprendieron en forma inmediata una serie de conquistas. Los Cakchiqueles sometieron, en efecto, a muchos pueblos poko manes y de la costa sur (Recinos 1950: 103). Mantuvieron a la vez una prolongada lucha contra el Señorío de los Tzutuhiles (Ibidem: 80) y especialmente contra el de los Quichés (Recinos 1957: 133-149). Moti s estas contiendas por el ansia de controlar las regiones más vadas todas estas pobladas y ricas. de El engrandecimiento obligó a los Cakchiqueles a fortificar su centro poder en Iximché para defenderse no solamente de sus enemigos principales los Quichés y Tzutuhiles, sino también de una de sus cualidades, la de los Aguajales, y sobre todo de los pueblos que explotaban. De la gran invasión tolteca, tres grupos fueron los que lograron concretar sus conquistas en los Señorios. Los primeros fueron los Quichés, después los Cakchiqueles y Tzutuhiles. Los tres, a fines del siglo XV, eran grandes enemigos y vivían en continuas luchas porque esa era la única forma de sostener y mantener la base de su señorío: la explotación tributaria de comunidades agrarias. EL FINAL DE LOS SEÑORÍOS QUICHÉS Antes de la llegada de los castellanos a Guatemala existían en el altiplano tres Señoríos Indígenas en contiendas continuas ya con los pueblos que explotaban o ya entre ellos mismos al tratar de quitarse unos a otros los pueblos tributarios. Tal situación no sólo fue favorable, sino que fue aprovechada por los castellanos para conquistar con facilidad estos Señoríos, reduciéndolos primeramente a la esclavitud y después al trabajo servil. Estas luchas, lejos de lo que parece a primera vista por los documentos, no fue encaminada contra las masas indígenas que vivían dispersas por montes y barrancas, sino contra los que habitaban centros urbanos. La lucha, por lo mismo, fue más bien entre las soldadescas que habitaban los poblados, -"únicamente partieron los hombres de la ciudad" dice el Memorial de Sololá (Recinos 1950: 125)- y los castellanos, auxiliados estos últimos por indígenas tlaxcaltecas. La población de la mayoría de las comunidades agrarias, al principio, estuvo propiamente al margen. Su lucha y oposición comenzó hasta que sobre ellos recayó no sólo la explotación de sus antiguos dominadores, sino que también la de los nuevos conquistadores. Las minorías que dominaban los Señores Quichés muy difícilmente pudieron haber puesto resistencia a la soldadesca castellana, ya que ésta por un lado venía mejor armada, y además los Señoríos no gozaban de respaldo popular ni de unidad interna. De hecho, desde los primeros enfrentamientos u una de las ramas componentes del Señorío Quiché -los NIHAIB no sólo se sometieron sino que se prestaron a colaborar con los castellanos para vencer a los Cavek Gumarkaah (Recinos 1957:88, 91-92; Gall 1963: 29). Después de pasada la conquista, la Audiencia premió esta acción con el reconocimiento del Señorío de Momostenango (Recinos 1957: 96-105). Por si fuera poco la división que se daba dentro del mismo Señorío Quiché, el conflicto que tenían con los otros Señoríos viene a debilitarlos más. Los Cakchiqueles, por ejemplo, enviaron gente armada para ayudar a los Castellanos en la matanza de los Quichés (Recinos 1950: 125). Son los Cakchiqueles, a la vez los que contribuyen a que los españoles sometan a los Tzutuhiles y a los de pan atacar-Escuintla ayudándoles a destruir sus moradas y colaborando en las grandes matanzas (Ibidem 12, 127). Los Cakchiqueles, posteriormente son los que tienen que huir de los Castellanos que los acosaban con la ayuda de los quichés. Los Señoríos Indígenas del Altiplano guatemalteco en poco tiempo fueron vencidos por los Castellanos (1525- 1530). Entonces comenzó el verdadero terror cuando los castellanos empezaron a esclavizar, herrando a los naturales, y obligándolos a entregarles y extraerles oro de los ríos (Ibidem: 128, 133-134). Los primeros años de lo que fue el Reino de Guatemala se caracterizaron por la acción de los castellanos de esclavizar a los naturales. Tal situación era caótica porque sólo significaba el enriquecimiento de unos pocos y la disminución creciente de los naturales. Por ello la Corona tuvo que intervenir, imponiendo para el Reino de Guatemala, toda una estructuración política-la AUDIENCIA-. Esta dio inicio a sus actividades liberando a los nativos de la esclavitud, pero sometiéndolos al trabajo y tributo servil a favor de los castellanos (Ibidem: 135, 140). Empezó a estructurarse así en Guatemala el sistema de servidumbre que habría de perdurar hasta muy entrado el siglo X o XX. Con la conquista hispana las relaciones de poder prehispánico terminaron, pero no del todo. Fueron acogidas en la nueva estructuración, ya que lo que interesaba a los Castellanos era un mecanismo de control. Para ello permitieron se conservará la subordinación que las Comunidades agrarias --los macehuales- habían tenido hacia sus "Señores", y los sistemas de parentesco-parcialidades. Esto los antiguos cacicazgos y los últimos les sirvió enormemente en la formación de los barrios de los 1968 Tribal "PUEBLOS DE INDIOS" (Ver en Crespo 1968. Título Caucho y Título Sacapulas). Una vez formados los "pueblos de indios", a los conquista dores sólo les bastó controlar a los "Señores" "Principales" indígenas a través de Cabildos y sobre todo de la Iglesia -Cofradías-. Antes de que se formasen los pueblos de indios" se había ya procedido a "doctrinar" los naturales (Recinos 1950: 140). Y ya en los pueblos organizados, los Curas tenían que ver en todos los aspectos principales de la vida municipal. Por ejemplo en el control de la nueva forma de trabajo (REPARTIMIENTO) y tributo servil (ENCOMIENDA) eran los Curatos los que proveían la principal información con sus registros. de bautismos, matrimonios y defunciones; lo mismo se puede decir de las fechas para el pago del tributo que era en las fiestas de San Juan y Navidad (AGI: Guatemala 128). Su poder llegaba a poder castigar y cambiar a las autoridades de un pueblo. Las autoridades del cabildo-alcaldes y regidores- y los "princi pales" no tuvieron en el nuevo sistema más que la de ser sumisos servidores de los castellanos, ya que estaban sujetos a un estricto control por parte de los Justicias Mayores y de los Curas. Tales cambios señalan la implantación de una nueva estructura social por haber variado funda mentalmente las antiguas relaciones tributarias. Estos cambios respondieron en el fondo al cambio que se hizo en lo relativo a la tenencia de la tierra. De hecho a las Comunidades agrarias naturales se les sacó de sus montes y barrancos para concentrarlos en poblados. Con ello desapareció la libertad que disponían antes para trabajar las tierras en que vivían. Desde entonces tuvieron que trabajar en las tierras ejidales de los poblados o en tierras pedidas en alquiler a sus "principales" o a castellanos para poder producir no sólo lo que les era indispensable para subsistir, sino que sobre todo el tributo que debían pagar al Común del Pueblo y al Encomendero (Recinos 1950: 153, 185, 196). La reducción de los naturales a poblados fue una política que hizo aflorar el verdadero sentido de la forma de tenencia de la tierra prehispánica. La tierra con la conquista comenzó, en efecto, a tener dueños directos -ni indirectos como era antes-. El reconocimiento de cacicazgos por parte de la Audiencia no significó otra cosa que el de adjudicarlos en propiedad a la antigua clase dominante parte de la tierra que había estado bajo su jurisdicción cuando sus Señoríos. La conquista hispana en Guatemala vino a ser más benigna con la mayoría de los sectores dominantes prehispánicos que lo que ellos habían sido cuando conquistaron el Altiplano. La mayor parte de ellos en efecto, conservaron sus antiguos privilegios y llegaron a constituir la ARISTOCRACIA NATIVA que, fundiendo sus intereses con los de la ARISTOCRACIA CRIOLLA, prosiguió dedicada a la explotación de la mayoría de los naturales.. CONCLUSIÓN Hemos tratado de explicar, a lo largo de esta exposición, cómo el surgimiento de los SEÑORÍOS QUICHÉS no fue otra cosa que el establecimiento en el Altiplano guatemalteco de estructuras despóticas tributarias. Los datos que hemos manejado así lo indican. La unidad dialéctica campo-ciudad nos mostró en el fondo la relación entre comunidades agrarias y teocracias militares urbanas, en la que los primeros constituyeron la base y la posibilidad de ser de los segundos. Con la conquista castellana tal unidad dialéctica se transforma al implantarse predominantemente, por un lado, la propiedad privada de la tierra-disminuyendo consecuentemente las tierras para el común de las gentes-, y por otro al establecerse la obligación de los naturales -exceptuando a los "principales"- a trabajar en las tierras de los nuevos poseedores. La relación ya no fue entonces TRIBUTARIA sino SERVIL Los SEÑORÍOS QUICHES desaparecen y se inicia en el proceso histórico del pais "LA PATRIA DEL CRIOLLO". CAPÍTULO 5 CARÁCTER DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA* El descubrimiento de América fue una empresa llevada a cabo por comerciantes y navegantes del mar Mediterráneo. Realizado en la época de los grandes descubrimientos geográficos, tuvo por móvil hallar una nueva ruta al Oriente Asiático, rica en especias. Las especias eran tan necesarias para el consumo de los europeos del siglo XV, como el petróleo, el hierro y el estaño para la gran industria de nuestros días. Grandes sumas de dinero y millares de hombres se movilizaban para obtenerlas. Constantinopla, Venecia y Génova debieron su predominio comercial principalmente al tráfico de la especiería, que se vio entorpecido en 1291 por la pérdida de la fortaleza de San Juan de Arce (en Sierra, a orillas Rodolfo Puiggros. De la Colonia a la Revolución, s/e, 1986, pp. 9-38. Entendemos aquí el descubrimiento de América como acto de incorporación del Nuevo Mundo al orden social imperante en aquel entonces en Europa. Prescindimos, por ende, de la cadena de viajes a nuestro continente que se inició mucho antes, tal vez en los siglos VII y IX, cuando los normandos fundaron colonias ubicadas entre el Viejo y el Nuevo Mundo. El hallazgo de un continente desconocido no explica la trascendencia histórica del descubrimiento de América. No basta enunciar el hecho: es menester vincularlo a la expansión de un orden social determinado. Hoy no cabe duda de que Colón no fue el primero en llegar a nuestro continente. *Las especias (clavo de olor, pimienta, azafrán, etc.), lo mismo que el aroma y el azúcar, llegaron a ser de consumo general entre los europeos por diversas razones: la falta de pastos en invierno que obligaba a conservar la carne y otros alimentos un tiempo más que prudencial y sazonarse con fuertes condimentos, la ausencia de hábitos de higiene en las personas de todas las categorías sociales y de obras de salubridad en los centros urbanos que se paliaba mediante perfumes intensos, el refinamiento en el gusto que se despertó después del retroceso de la primera Edad Media ya raíz del contacto con el Oriente, etcétera. Del Mediterráneo) y el avance de los árabes a lo largo del norte de África y oeste de Asia, hasta embotellar el comercio europeo y aislarlo del Oriente. Al caer Constantinopla en poder de Mahomet Ii en 1453 completo el cerco terrestre. El amplio horizonte geográfico y económico que las Cruzadas habían abierto a Europa desaparecía tras el pendón sectario de los súbditos de Mahoma. "Los cristianos no logran que flote en el Mediterráneo ni una tabla", decia Ibn-Kaldun. La presencia de los magiares en los valles del Danubio y de los eslavos a orillas del Elba y el Saale hacía más riguroso el encierro. La sociedad europea, preñada de fuerzas productivas por nacer, necesitaba expandir su comercio hacia el Oriente para dar el gran salto cualitativo que preparaba desde siglos antes y que la sacaría para siempre de la primitiva Edad Media, de los tiempos carlovingios, cuando la tierra era la única fuente de recursos y los feudos vivían aislados entre sí, como los mundos-átomos de Leucipo y Demócrito. Antes de encontrar la ruta marítima al Oriente Asiático y, al intentarlo, desc unos continentes insospechados, los europeos, acuciados por la necesidad, madre del ingenio, inventaron o asimilaron una serie de medios técnicos que fueron el comienzo de su notable superioridad y el arma con que su civilización se impuso al orbe entero. La imprenta de caracteres móviles, grabados y fundidos en plomo, reemplazó a la antigua escritura a mano, sobre papiro o pergamino, y puso al alcance del vulgum pecus, en millares de ejemplares de libros y periódicos, los conocimientos. y pensamientos ocultos en la torre de marfil de abadías y conventos, reservados a una ínfima minoría que en adelante no pudo contenerlos ni con el Index ni con la censura previa. La pólvora, introducida por los árabes o inventada por el monje inglés Roger Bacon o el benedictino alemán Bertoldo Schwarz, revolucionó el arte militar y, al permitir el ataque a distancia, puso uno de los cimientos de grandes ejércitos nacionales de la burguesía, con gran indignación de los caballeros feudales que la despreciaban como "arma desleal y traidora", porque destruía el concepto homérico del héroe e incorporaba las masas al combate; el famoso caballero Bayardo decía que "sólo la empleaban hombres sin coraje". La brújula, conocida por los chinos desde la más remota antigüedad, transmitida por los árabes y perfeccionada por el italiano Flavio Gioia, y el astrolabio, de inventor desconocido, dieron a los navegantes los instrumentos para orientarse con certeza y confeccionar cartas geográficas veraces. Portugal, balcón hacia el inconmensurable mar ignoto y bastión de la fe católica, estaba destinado a ser el precursor del descubrimiento de América y de la formación del mercado mundial. Su peculiar situación geográfica lo indicaba para iniciar la amplia maniobra envolvente por la retaguardia del Imperio Árabe que sacaría a Europa de su ensimis a a Jak mamiento, y al liberar su comercio cercanía y asfixiaba, a su vez, a las entonces pujantes e s comunidades del Profeta. Los comerciantes, marinos y misioneros portugueses, inspirados en el alto ejemplo de Enrique el Navegante, fueron trazando, paso a paso, en el litoral africano, una linea de puntos de apoyo que culminó en 1486, cuatro años antes viaje de Colón, al ser arrojado Bartolomé Díaz por una violenta tempestad del primer a la costa oriental de África, doblando el cabo de Buena Esperanza. Si bien hasta 1498 no llegó a Calcuta, aquel descubrimiento inicial demostró la posibilidad de enlazar Europa con la India, navegando hacia el Oriente. Quedaba así quebrado el monopolio del comercio y la navegación que los árabes poseían desde muchos años antes por el mar Rojo, entre el golfo Pérsico y Malaca donde se almacenaban, las mercancías tan codiciadas por los europeos! Lisboa se transformó en el mercado de las especias, y la ciudad más rica del continente. Todos los esfuerzos de los comerciantes y navegantes del mar Mediterráneo se concentraron en la reconquista del cetro perdido. A la muralla que le oponía el imperio Árabe se sumaron más tarde la hegemonía de Portugal. Fuentes de sordos celos y abiertas armonía y el exclusivismo de las rivalidades. Palabras olvidadas de los sabios de la antigüedad clásica se actualizaron. Junto a las estatuas excavadas en las ruinas de Roma y a la exhumación de la antítesis entre Apolo y Dionisio que daba la más humana inmortalidad a la cultura griega, aparecieron los manuscritos acumulados durante siglos y salvados de la caída de Constantinopla. Comenzaba, para emplear palabras de Federico Engels "la más grande revolución progresista que la humanidad había vivido hasta entonces, una época que necesitaba gigantes y engendró gigantes: gigantes en poder de pensamiento, pasión y carácter, en multilateralidad y sabiduría". Al dar el gran salto hacia el mañana, la humanidad descubre no solamente la redondez total del planeta, sino también las maravillas de un pasado que el presente oscuro había pretendido sepultar para siempre. ¿Era la Tierra redonda como un huevo, piña o pera, o como plato, rodeado de valles, el orbis terrarum concebido por Demócrito antes que por los romanos? ¿Sería cóncava o tendrían razón Anaximiandro, Anaxímenes y Lactancio al darle forma llana y sin antípodas? El hombre despertaba del largo sueño escolástico para replantearse el antiguo dilema entre idealismo y materialismo. Atomistas y autonomistas volvían a toparse en agria disputa alrededor de los textos griegos y latinos. ¿Habría muchos mundos y el todo se compondría de átomos y el vacío, como decía Demócrito y reafirmaron Epicuro y Lucrecio, o los infinitos mundos-los 19.000 que con matemática seguridad calculaban los talmudistas - no responden más que a ese vano pensamiento criticado por San Agustin, y fuera de la Tierra y el Cielo no existía nada? Clemente de Alejandria, discípulo de los Apóstoles y doctor de la iglesia, pudo adormecer a los europeos durante doce siglos con la idea de que " "no es navegable el mar Océano y aquellos mundos que detrás de él están se gobiernan por providencia del mismo Dios" como acota Orígenes en el Pericón, pero la brújula y el astrolabio, la necesidad de romper el cerco arábigo, los viajes de los portugueses y imprenta y la las noticias que se filtraban desde el Oriente, traían la certeza de que Aristóteles no se había equivocado al afirmar que "la Tierra no solamente es redonda, sino que es muy grande y el mar que baña el litoral más allá de las Columnas de Hércules baña también las costas vecinas de la India. Platón ubica su Atlántida también al oeste de las Columnas de Hércules, nombre con que los antiguos distinguían las montañas que forman el estrecho de Gibraltar. Así germinó en las ciudades italianas la idea de la expedición que descubrió la nueva ruta a la tierra de las especias navegando hacia occidente pero tropezando antes con un continente poblado e inmensamente rico, cuya existencia modificaría el curso de la historia. A Cristóbal Colón hijo de aquéllas, cupo la gloria de organizarla y dirigirla. Asociado a los Reyes, Católicos, -interesados en superar a los portugueses y disponer de vías propias de expansión comercial al Oriente-, logró obtener, el navegante genovés los dos millones de maravedíes que necesitaba. Los funcionarios reales Luis de Santangel y Gabriel Sánchez recogieron de la burguesia de las principales ciudades españolas, por intermedio de la Hermandad, parte de ese dinero, y los mercaderes genoveses Di Negro, Capataly Doria, Riberol, Oria, Catano, Spinola y el banquero florentino De Juanoto Berardi, aportaron el resto. El almirante no ocultó el carácter comercial de su expedición y en su diario de viaje confesaba que en cuanto pisó el suelo del Nuevo Mundo. "estaba atento y trataba de saber si habia oro". Los indios "dan grandes cosas a cambio de otras pequeñas y se contentan con poco o nada", le informaba a Luis de Santangel y agregaba que fundó un fuerte en la Española "para conveniencia de todo tráfico y comercio". La sociedad formada entre los Reyes Católicos y Colón, reconocía a éste el derecho a percibir el décimo de las rentas y derechos que produjeran las tierras descubiertas (más la octava parte de las ganancias de la empresa, siempre que contribuye con la octava parte del costo del cargamento) y procuraba asegurarse el monopolio del tráfico prohibiendo el comercio a los particulares, según lo establecen las instrucciones del 20 de mayo de 1493. Para defender esos privilegios, fundose el 20 de enero de 1503 la Casa de Contratación de Sevilla, destinada a almacenar los artículos que se mandaban a América y "recibir todas las mercaderias e otras co sas que de allá se enviasen a estos reinos, y para que allí se vendiese de ello, todo lo que se hubiese de vender y se enviase a vender e contratar a otras partes donde fuese necesario". Los Reyes Católicos autorizaron a Colón: repartir tierras, construir casas, etc.; pero se reservaban el oro, la plata y demás metales preciosos que se hallaran. El descubrimiento de América extendió y modificó fundamentalmente las rutas comerciales hasta entonces conocidas. Las extendió fuera de los mares Báltico, del Norte y Mediterráneo, donde se concentraba el comercio europeo, y las modificó al orientar a éste hacia el nuevo continente, sin abandonar la importante línea descubierta por los portugueses circunscribiendo el África en viaje al Oriente. La presencia del Nuevo Mundo dio formidable impulso en las sociedades europeas a las tendencias en germen o en desarrollo, al paso del feudalismo al capitalismo, y contribuyó al maravilloso florecer de las ciencias y las artes. América obligaba a volver los ojos a la naturaleza, a creer en la materialidad del mundo, a volcar la fe en el poder de la ciencia y la técnica. Fue un triunfo de las ideas y los intereses de la burguesía, no desmerecido por la revancha que los decadentes feudales se dieron al lanzarse tras el botín de metales, tierras e indios. El Renacimiento y la Reforma recibieron la influencia del gran descubrimiento. Nuevos tiempos se anunciaban para la humanidad. Hasta el trono de San Pedro se vio envuelto en las seducciones paganas del Cinquecento, y si Lutero quemó bulas papales y, al decir de Engels, "barrió el establo de Augías de la Iglesia", también "creó la prosa alemana moderna, compuso el texto y la melodía de ese coro triunfal que fue la Marsellesa del siglo XVI". El pensamiento investigador enfrentaba heroicamente al dogmatismo metafísico, y la ciencia recibía las palmas del martirio que durante siglos no pertenecieron más que a la religión. Mientras en Italia, Inglaterra y otros lugares del Viejo Mundo se disolvía la servidumbre, la Vida de los Santos se esfumaba en una cultivada leyenda; para ceder pasos a la conciencia práctica de la burguesía adolescente que se afirmaba con los grandes descubrimientos científicos y el sacrificio de hombres superiores que opusieron la humana verdad a la divina mentira, como Copérnico y Galileo, Servét y Vesalio. Los dogmas anquilosados de la escolástica y los prejuicios fariseos impuestos por los arquitectos del alma feudal eran atacados desde múltiples ángulos y por múltiples medios: Erasmo de Rotterdam con su sátira demoledora, Rabelais con la risa ("pour se que rire est le propre de l'homme") Montaigne con el buen sentido de la experiencia; ("il n'est desir plus naturel que le désir de connaissance") Leonardo da Vinci con su genio universal. Fue en la aspiración a una sociedad ideal, comunitaria e igualitaria, colocada atrás del feudalismo y del capitalismo, puesto que se proyectaba al margen del desarrollo histórico, donde más evidente se hizo la presencia de América. Renovó la añoranza de la Edad de Oro, tan alabada por Ovidio en sus Metamorfosis y por Virgilio en sus Geórgicas en los tiempos finales de la conquista, el hidalgo manchego la recordó al soltar con toda la voz su famoso discurso a los: cabreros, mientras miraba atentamente un puñado de bellotas: "Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanza en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos s palabras de tuyo y mío" Montaigne en su ensayo dedicado a los caníbales, recogió el relato de un "hombre simple y grosero, que es una condición adecuada para hacer verosímil el testimonio", sobre lo que vio durante su morada de diez o doce años en el Nuevo Mundo, y deducía que las comunidades indígenas no eran "bárbaras y salvajes", a no ser en la medida "llamamos salvajes a los frutos que la naturaleza produce, de sí misma y de su desarrollo ordinario... no modificados por nuestros artificios y desviados del orden común". Decía que esas comunidades sobrepasaba la locura que "no sólo las pinturas de la edad de oro de la humanidad embellecidas por la poesía, sino también el conjunto de fantasías que los hombres pudieron imaginar para fingir una vida dichosa". Afirmaba que Platón su república muy inferior a la perfección de esos pueblos. Los utopistas de los siglos XVI y XVII invirtieron la República: de Platón y De civitate de ("La ciudad de Dios") del obispo de Hipona al colocarlas sobre la Tierra y pensar en el Nuevo Mundo. El canciller Tomás Moro (1478-1535), quiso convencer nada menos que a Enrique VIII de Inglaterra de del de que con su isla Utopía, inspirada en la descripción d continente americano por Américo Vespucio, pondría fin al "excesivo número de o en el cadalso su ingenua con de alza. De los demás les zánganos Ociosos que viven del trabajo y del sudor y pagó en el a confianza. Otro canciller Reino Francis Bacon (1561-1622) precursor del muralismo moderno y de las ciencias experimentales, llamó La Nueva Atlántida a su utopía científica, ubicada ubicada en el Nuevo Mundo y regida por un sabio legislador, ad a sueño que le costó un largo encierro en la Torre de Londres. No mejor suerte corrió Tomás Campanella (1568-1639), monje calabrés que declaraba haber nacido para luchar contra tres vicios: la tiranía, la sofística y la hipocresía. Durante sus veintisiete años de cárcel compuso. La ciudad del Sol, diálogo entre el Gran Maestre de la Orden de los Hospitalarios y un almirante amigo suyo, cuya nacionalidad genovesa denunciaba a Cristóbal Colón; Taprobana se llamaba el lugar en que Moro hacia desembarcar a Rafael Hioideo antes de llegar a Utopía. Taprobana era también el nombre de la región a que arribó el almirante: la obra de Campanella, y Taprobana o Trapalanda aparecía como la ansiada "Ciudad del Sol" o de "los Césares" que los conquistadores buscaban, una vez exhaustos los tesoros de los aztecas y de los incas. América inspiró los proyectos reformistas del obispo Berkeley (1685-1753), idealista subjetivo que combatió al materialismo y en su Alción reunió experiencias recogidas durante su residencia en Rhode. Island; el Cándido de Voltaire, con aquel maravilloso rincón del Nuevo. Mundo -El dorado- inmune a la maldad de los hombres; la vuelta a la naturaleza de Rousseau; la interpretación del desarrollo de la sociedad humana en La siena nova de Vico; muchas páginas de El espíritu de las leyes de Montesquieu y, en general, las reflexiones de filósofos y sociólogos. que avalaron la trascendencia de América, ya fuera para idealizar las sociedades indígenas o para despreciar su estado de salvajismo. El aná lisis, más tarde, de la composición interna de esas sociedades confirmó definitivamente la idea de que toda la humanidad pasó por una etapa previa a su división en clases, la comunidad primitiva, en la cual los "que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mio" como decía el inmortal Quijote. La ambición cumplida de los comerciantes y navegantes del mar Mediterráneo tuvo consecuencias en el desarrollo de las sociedades europeas que nunca ellos pudieron imaginar. Europa no dio a América su organización social, su pensamiento y su técnica, sin recibir de ella un poderoso influjo, que conduce a la unidad del mundo como fundamento de la fraternización de la humanidad. 1) LOS PORTUGUESES EN LAS INDIAS, EL TRATADO DE TORDESILLAS: ESPAÑA Y PORTUGAL SE REPARTEN EL NUEVO MUNDO Inmediatamente después del regreso de Colón, en 1493, los Reyes Católicos adoptaron las medidas necesarias para asegurarse todos los