UF1. FILOSOFÍA ANTIGUA. PLATÓN: TEORÍA DE LAS IDEAS PDF
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This document is about Ancient Philosophy, specifically Plato's Theory of Forms. Plato's theory explains how we understand the world around us. The author explores the origins of rational thought, through examples like Pythagoras, Parmenides, and Heraclitus.
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UF1.FILOSOFÍA ANTIGUA PLATÓN: TEORÍA DE LAS IDEAS «-Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia (…) -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos...
UF1.FILOSOFÍA ANTIGUA PLATÓN: TEORÍA DE LAS IDEAS «-Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia (…) -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría que éstos, son realmente más claros que los que le muestra?» Platón, República VII 1. 1.TEMA: FILOSOFÍA ANTIGUA. PLATÓN: TEORÍA DE LAS IDEAS 2. 1.1.El objeto del verdadero conocimiento (soluciones del pitagorismo, Parménides y Heráclito). El conceptualismo socrático 3. 1.2.Caracterización y tipología de las Ideas 4. 1.3.Grados del ser 1.1.EL OBJETO DEL VERDADERO CONOCIMIENTO (LAS SOLUCIONES DEL5. y del conocer 1.4.Paideia y PITAGORISMO, PARMÉNIDES Y HERÁCLITO) apaideusía 6. 1.5.La dialéctica: Los orígenes del pensamiento racional epistemología, educación y Antes de explicar racionalmente los fenómenos de la naturaleza, los seres humanos explicaban política la realidad a través de mitos que, protagonizados por héroes, dioses que ordenaban la naturaleza a su antojo, y otros seres sobrenaturales; explicaban y orientaban el comportamiento, 7. el 1.6.Repercusión pensamiento y las prácticas en la polis. No había, por tanto, un orden establecido en el cosmos. del pensamiento El mito es el primer intento humano de comprender lo que nos rodea. de Platón En el siglo VII a. C. comienza el paso del mito al logos, que debemos a Tales de Mileto. Con él 2.TEXTO: La se observa una nueva forma de mirar la realidad sin recurrir a los dioses; se comprende el cosmos República, Libro con la razón. Este giro hacia el pensamiento racional es ilustrado con el término logos (λόγος). Nace, así la expresión «el paso del mito al logos» para señalar el nacimiento de una nueva VII forma de pensar, preguntarse y entender la realidad basada en la explicación racional. 1. En la cultura griega el término «logos» significa “palabra”, “razón”, “discurso”, “inteligencia” y “razón cósmica”. La racionalidad no es solo una característica humana, también es propia del cosmos. El logos supone un universo ordenado que conocemos por medio de la razón. Esta forma UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 2 de entender la realidad permitirá el nacimiento de la ciencia y la filosofía que, hasta el siglo XVI, constituyen una misma disciplina. La forma de explicación racional iniciada por Tales (escuela jonia) será continuada y desarrollada de forma paulatina hasta culminar con los filósofos atomistas en el siglo V a. C. Todo este conjunto de pensadores recibirá el nombre de primeros filósofos, filósofos de la naturaleza o presocráticos, y serán los promotores de la primera etapa del pensamiento filosófico y científico de Occidente. Estos primeros filósofos fueron un grupo heterogéneo de pensadores que ejercían su actividad intelectual en un área geográfica relativamente pequeña (las costas de Grecia, la Italia meridional y el oeste de Turquía) entre los siglos VII y V a. C. De estos filósofos apenas se han conservado más que algunos fragmentos de sus obras, y lo que sabemos de su pensamiento nos ha llegado a través de comentaristas, fundamentalmente de Teofrasto, Aristóteles o Diógenes Laercio. A pesar de la diversidad de sus respuestas y teorías, todos ellos tendrán una preocupación común: dar respuesta al problema del arjé de la physis desde una explicación racional. *Arjé (ἀρχή): principio u origen. *Physis (Φύσις): en general hace referencia a naturaleza; por naturaleza se entiende: a) La naturaleza como totalidad (kosmos). b) Aquello que hace que cada cosa sea lo que es. c) El fin al que tiende cada cosa, dando como resultado el orden del universo. Asi, la pregunta propia de los primeros filósofos fue ¿cuál es el elemento o elementos originarios del cosmos, de la materia que constituye la naturaleza? Según la respuesta que dan al problema de la physis, estos filósofos se agruparán en monistas, quienes entienden que la realidad cambiante y diversa emana de un único elemento o principio; y pluralistas, para los que la realidad cambiante y diversa emana de un único elemento o principio. Soluciones del Pitagorismo Durante el período cosmológico de la filosofía griega, los filósofos se centraron en investigar el origen, la naturaleza y la estructura de la realidad. Dentro de este contexto, el pitagorismo, Parménides y Heráclito ofrecieron soluciones distintas y en algunos casos opuestas respecto al conocimiento de la realidad. La escuela pitagórica era una secta órfica, por lo que todo lo que se hacía se mantenía en secreto entre sus miembros. Por tanto, no ha sido posible conocer a fondo su doctrina. Respecto a sus descubrimientos matemáticos, se cree que todos fueron atribuidos a Pitágoras. Los pitagóricos, seguidores de Pitágoras, propusieron que la esencia fundamental de la realidad radica en los números. Para ellos, el cosmos y todo lo que contiene puede entenderse en términos matemáticos, ya que los números y sus relaciones estructuran el universo. Los números, según esta visión, no son meras abstracciones, sino entidades concretas que configuran el mundo físico. Este enfoque monista establece que los números son el arjé, el principio originario de la physis, y por tanto, el fundamento de toda realidad. El concepto de "armonía" es central en esta doctrina. Los pitagóricos veían el universo como un todo ordenado y racional, regido por proporciones matemáticas que se manifiestan en fenómenos como la música, los movimientos astrales y las formas geométricas. Esta armonía no solo describe el orden del cosmos, sino que también guía el conocimiento y la contemplación, considerándose que el estudio de los números y sus relaciones permite acceder a la verdad última y comprender el cosmos en su totalidad. Además, el pitagorismo incorpora una dimensión dualista en su antropología. Creían en la inmortalidad y la transmigración de las almas, considerando que el ser humano está compuesto por dos realidades distintas: el cuerpo y el alma. El alma, prisionera del cuerpo, debía purificarse a través de la música y las matemáticas, como parte de su ciclo de reencarnación y eventual UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 3 liberación. Esta purificación reflejaba la búsqueda de armonía, tanto en la vida individual como en la comprensión del universo. En resumen, el pitagorismo combina una visión monista del universo, donde los números son el principio fundamental, con una visión dualista del ser humano, donde el alma busca purificación a través de la armonía matemática, para alcanzar una comprensión más profunda de la realidad. El problema del cambio: soluciones de Heráclito y Parménides Al igual que para los pitagóricos, la pregunta fundamental de Heráclito y Parménides es la physis, es la realidad, solo que ahora no se van a preguntar únicamente por el arjé de la physis, sino que su cuestión apunta a lo que se conocerá como el problema del cambio. La pregunta refiere a si la realidad está en cambio permanente, en devenir, o es permanencia y el cambio es una ilusión de los sentidos. Por ejemplo, cuando una semilla se convierte en fruto, o en el paso de la infancia a la vejez en los seres humanos, ¿hay algo que permanece invariable o todo es cambio y devenir? Vinculada a esta cuestión aparecerá también una pregunta epistemológica: ¿cuál es el fundamento del conocimiento que da acceso a la realidad verdadera, los sentidos o la razón? Con Heráclito y Parménides la filosofía antigua ya no se pregunta solo por la física, sino que abre nuevos interrogantes que darán lugar a la ontología, a la metafísica y a la epistemología. Heráclito Heráclito de Éfeso (siglo vi a. C.) escribió Acerca de la naturaleza y fue apodado «el Oscuro» porque se expresaba con aforismos, pero también porque no le gustaba estar en compañía de otras personas y renegaba de las costumbres populares. Heráclito indagó en la ley universal que gobierna el cambio y el orden en el cosmos, que denominó “logos”, razón. Según este filósofo, no existe una sustancia que sea eterna, invariable, e infinita; por el contrario, todo está en continuo cambio, en devenir y no existe nada que permanezca. Para esto, Heráclito utilizó la expresión griega «panta rei» (πάνταρει), que se puede traducir como «todo fluye, nada permanece», para ilustrar la idea de devenir. En efecto, para Heráclito todo es cambio, mutación y movimiento; las cosas nunca permanecen iguales a sí mismas ni alcanzan nunca un estado de reposo. Ese movimiento y cambio eterno es para Heráclito lo que hace posible la existencia del universo. Para este autor, lo que gobierna el cosmos es la guerra, el pólemos (Πόλεμος), afirmando que «la guerra es el padre de todas las cosas»: el universo surge de la lucha eterna de contrarios (frío-calor, luz-oscuridad...). Sin embargo, y curiosamente, los contrarios se necesitan y es en esta lucha eterna donde aparece la Unidad, la armonía del cosmos. Esta necesidad de los contrarios se denominará dialéctica, y apunta a la idea griega del eterno retorno. Acorde a este planteamiento, considerará el fuego como arjé de la physis, el elemento primordial que simboliza tanto la destrucción como la creación en un proceso continuo de transformación, aunque lo entiende en sentido metafórico, y con él expresa la idea de la lucha de contrarios: el fuego se alimenta de la multiplicidad para arder, pero a su vez la materia se resiste a ser devorada por el fuego. A nivel epistemológico, afirmará que accedemos al conocimiento de la realidad con los datos de los sentidos, ante los cuales el cambio es innegable. Contrario a Parménides, quien veía el cambio como ilusorio, Heráclito consideraba que el cambio era la verdadera realidad, y que comprender esta fluidez es esencial para captar la naturaleza del universo. Los planteamientos filosóficos de Heráclito influirán en Nietzsche (1844-1900) y en el movimiento posmoderno del siglo XX. Parménides Parménides (finales del siglo vi a. C.) fue el fundador de la escuela de Elea y marcará un hito decisivo en la historia de la filosofía posterior. Gracias a Simplicio se han conservado algunos fragmentos de su extenso poema Acerca de la naturaleza, en el que expone su filosofía. UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 4 Fue el mayor crítico de Heráclito al afirmar que el devenir es una ilusión. Además, negó el cambio al señalar que de la nada (del no-Ser) no puede surgir algo (el Ser) y viceversa. Por primera vez en la historia del pensamiento, el Ser aparece contrapuesto a la nada: lo que es, es; y lo que no es, no es». Con este planteamiento dará lugar a la metafísica occidental como disciplina que estudia el Ser en general. Para Parménides, el cambio que percibimos por los sentidos es una mera ilusión. La realidad verdadera de la que surge el cosmos es el Ser, y lo propio del Ser es la permanencia. Al afirmar esto Parménides apunta: Al concepto de esencia: aquello que es uno, eterno, inmutable, infinito, indivisible, continuo e inmóvil; aquello que hace que las cosas sean lo que son. A la existencia de dos realidades diferentes: un mundo verdadero que permanece siempre igual a sí mismo y un mundo aparente que se expresa en el cambio, en el devenir. Esta distinción influirá profundamente en Platón y en la filosofía occidental posterior. Al plantear estas dos realidades heterogéneas, surgirán dos vías distintas de conocimiento: la vía de la opinión (doxa), basada en la información que aportan los sentidos (será una vía de conocimiento falsa que solo da acceso a una realidad aparente) y la vía de la verdad (episteme), basada en la razón, que da acceso a la verdadera realidad. Con esta distinción aparece un nuevo problema filosófico: el problema del conocimiento o epistemología. Para pensar el Ser, introdujo el principio de no contradicción: una cosa no puede Ser y no Ser al mismo tiempo. Si esto pasase, no podríamos nombrar las cosas porque a la que nombramos algo, ese algo ya no sería así, sería diferente. En este sentido, el Ser se muestra al pensamiento y se expresa en el lenguaje. Solo si las cosas son, pueden ser dichas y pensadas. El conceptualismo socrático El conceptualismo socrático se refiere a la práctica filosófica de Sócrates que busca descubrir definiciones universales y precisas de conceptos éticos y morales, tales como justicia, virtud, piedad, valor, entre otros. Sócrates creía que, para vivir una vida buena y justa, era esencial comprender qué significan realmente estos conceptos fundamentales. El método que Sócrates utilizaba para alcanzar esta comprensión conceptual de la realidad es conocido como el método socrático el cual se caracteriza por las siguientes etapas: Interrogación Dialéctica: Sócrates comenzaba un diálogo preguntando a sus interlocutores sobre el significado de un concepto específico, por ejemplo, "¿Qué es la justicia?". A través de una serie de preguntas y respuestas, Sócrates guiaba al interlocutor a explorar sus propias creencias. Refutación: Sócrates utilizaba el método de la refutación para poner a prueba las definiciones o respuestas ofrecidas por sus interlocutores. Mediante preguntas adicionales, señalaba las inconsistencias o contradicciones en las respuestas, mostrando que el interlocutor en realidad no tenía un conocimiento claro y definido del concepto en cuestión. Búsqueda de la Verdad: a refutación no tenía como objetivo simplemente demostrar la ignorancia del interlocutor, sino motivarlo a seguir investigando y reflexionando hasta alcanzar una definición más precisa y verdadera del concepto. Sócrates creía que a través del diálogo y el cuestionamiento se podía llegar a una comprensión más profunda de la realidad. Dentro de las características del conceptualismo socrático podemos señalar: Universalidad de los Conceptos: Sócrates sostenía que los conceptos como la justicia, la virtud o la piedad tienen una esencia universal que puede ser conocida a través del razonamiento. Aunque las personas puedan tener diferentes opiniones sobre lo que es justo o virtuoso, existe una verdad objetiva y universal sobre estos conceptos que puede ser descubierta. A esto se le reconoce como la defensa de un universalismo UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 5 epistemológico que considera que existe una verdad objetiva y universal que toda persona puede conocer. Ignorancia Socrática: Una de las máximas más famosas de Sócrates es «Sólo sé que no sé nada». Este reconocimiento de la propia ignorancia es un punto de partida crucial en el conceptualismo socrático. Sócrates creía que admitir la ignorancia es el primer paso hacia la búsqueda del conocimiento verdadero de la realidad. A través del cuestionamiento constante, se puede superar esta ignorancia. Se trata de que desmontar los prejuicios como primer paso hacia la verdad. Mayéutica: conocida como «el arte de dar a luz», a través de preguntas y respuestas el filósofo ayuda a su interlocutor a encontrar la verdad dentro de sí. Con ello, señala que la función de la filosofía no es dar respuestas, sino enseñar a razonar. Ética y Conocimiento: Para Sócrates, la comprensión correcta de los conceptos éticos es inseparable de la vida virtuosa. Conocer el verdadero significado de la justicia, por ejemplo, no es solo un ejercicio intelectual, sino que tiene implicaciones directas sobre cómo se debe vivir y actuar. Por lo tanto, el conceptualismo socrático une el conocimiento con la práctica ética, a esto se le conoce como “intelectualismo moral” afirmando que «todo mal obrar se debe a la ignorancia», pues el conocer el concepto de Bien nos lleva irremediablemente a practicar el bien. Inaccesibilidad del Conocimiento Absoluto: Aunque Sócrates creía en la existencia de definiciones universales y verdaderas, también reconocía que el conocimiento absoluto de estas ideas podría ser inalcanzable para los seres humanos. Su enfoque consistía en una búsqueda continua, en lugar de en la afirmación de que había alcanzado una comprensión definitiva. El conceptualismo socrático tuvo un profundo impacto en el desarrollo posterior de la filosofía occidental, especialmente a través de Platón, quien adoptó y desarrolló las ideas de Sócrates en su propia teoría de las Ideas o Formas. El enfoque en la definición precisa de los conceptos también influyó en el desarrollo de la lógica y la ética, y es una práctica filosófica que ha perdurado a lo largo de la historia. Además, el método socrático sigue siendo una herramienta educativa valiosa en la enseñanza y la práctica del pensamiento crítico. A través del diálogo y la interrogación, el método socrático fomenta el desarrollo de habilidades analíticas y una comprensión más profunda de los conceptos. 1.1.1. REPERCUSIÓN DE LOS «FILÓSOFOS DE LA NATURALEZA» El mayor logro de los primeros filósofos es que dieron origen al pensamiento racional, lo que hará posible una nueva forma de comprender la realidad que marcará todo el desarrollo posterior de Occidente hasta la actualidad. En este periodo se hicieron grandes aportaciones al conocimiento: teoremas matemáticos que siguen hoy vigentes, la búsqueda de las sustancias y elementos que engendran la realidad, el atomismo de Demócrito o los primeros planteamientos heliocéntricos. En general, el esfuerzo de estos filósofos por comprender lo que les rodea no es otro que el esfuerzo que la física, la química, la astrofísica o la propia filosofía, entre otros saberes, hacen en la actualidad por comprender esa misma realidad. Incluso su principal pregunta sigue hoy vigente: el deseo de conocer el origen y estructura del universo; este es uno de los mayores retos de la física contemporánea. Por último, los planteamientos de Heráclito y Parménides abrirán una de las mayores polémicas de la historia del pensamiento, polémica que quedará completamente ilustrada y desarrollada en la filosofía de Platón. Con ellos se inaugura el pensamiento metafísico y ontológico, pero también el epistemológico. En la filosofía empirista, racionalista, en el apriorismo de Kant, en la inmanencia de Nietzsche o incluso en la posmodernidad de mitad del siglo XX, resuena esta polémica abierta por Heráclito y Parménides hace ya 2.500 años. UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 6 1.1.2. REPERCUSIÓN DEL PENSAMIENTO DE SÓCRATES Por un lado, la discusión entre Sócrates y los sofistas, entre el universalismo y el relativismo epistemológico y moral, será una de las mayores polémicas de la historia del pensamiento posterior, extendiéndose incluso hasta la actualidad. Si nos fijamos en las diferentes culturas, es innegable que el sofista tiene razón: no existe una idea, valor o concepto universal dado por naturaleza porque, si así fuese, todo ser humano pensaría y se comportaría de igual manera, creería en lo mismo y las culturas serían idénticas. Es un hecho observable que esta homogeneidad cultural no existe. Pero si todo es relativo no podríamos tener leyes comunes, ni hacer Constituciones políticas que regulen la vida de la ciudadanía, e incluso tampoco podríamos hablar de verdades, por lo que cualquier cosa que dijésemos valdría como verdad. Por ejemplo, podríamos afirmar que no existen otras galaxias solo porque nosotros no las vemos. Si todo vale como verdad porque la verdad depende, por ejemplo, de un punto de vista cultural o individual, ya no podemos discernir entre lo verdadero y lo falso, y un ejemplo de ello son las fake news que circulan por las redes sociales. Tampoco podríamos decir que un acto es malo o incorrecto, por ejemplo, agredir a alguien, porque a quien agrede o a otras personas les podría parecer correcto y sería válido. Estas cuestiones hacen que Sócrates esté hoy más vivo que nunca. Por otro lado, la actitud socrática que el filósofo ateniense expresaba en su sentencia «solo sé que no sé nada» será el germen que abrirá el camino no solo al pensamiento filosófico, sino también a la ciencia, a todo pensamiento crítico. La actitud de comprender la verdad más allá de los prejuicios, la tradición o las supersticiones que atraviesan la existencia de Sócrates, así como su condena, volverán a aparecer en la historia posterior, por ejemplo, en los científicos del Renacimiento, en el caso Galileo o en la condena a muerte de Giordano Bruno. Pero no solo en ciencia, también en el cuestionamiento de regímenes políticos injustos volverá a aparecer la sombra de Sócrates. Podemos poner los ejemplos de Olympe de Gouges, Henry Thoreau, Rosa Parks o Mahatma Gandhi. En honor a la gran labor que hizo Sócrates, su discípulo Platón escribió casi la totalidad de sus obras a modo de diálogo para seguir dando vida al método ideado por su maestro. El método del diálogo socrático tendrá posteriormente una gran relevancia, ya que influirá, por ejemplo. en la aparición del razonamiento inductivo. Finalmente, la actitud socrática llega hasta la actualidad porque Sócrates estará presente siempre que queramos cuestionar nuestras creencias, saberes, convicciones.... pero eso no es fácil. Hay que ser valiente para atreverse a pensar a contracorriente como hizo él. Te animamos a que continúes con su legado y te atrevas a pensar por ti mismo de forma crítica. 1.2. CARACTERIZACIÓN Y TIPOLOGÍA DE LAS IDEAS Presentación La relación entre el conceptualismo socrático y la teoría de las Ideas de Platón es de continuidad y desarrollo y es que, el pensamiento de Platón se desarrolla a partir de las reflexiones de Sócrates. Esto es: Sócrates se enfocaba en la búsqueda de definiciones universales y el conocimiento de las esencias de los conceptos, que Platón llamó Ideas o Formas eternas situándolas en un plano superior de la realidad. La elaboración de la teoría de las Ideas le sirve a Platón para explicar temas filosóficos tales como el de la realidad, el ser humano, el conocimiento, la ética y la política. Ilustra esta teoría en su diálogo La República a través del mito de la caverna donde nos habla de la existencia miserable del ser humano que desconoce el Bien. Características de las Ideas Para Platón, las Ideas son realidades que existen separadas de las cosas particulares y con existencia independiente de la mente humana: cada idea existe como una realidad trascendente a las cosas. Por eso, no son meros conceptos o representaciones mentales, sino que existen UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 7 realmente de forma independiente en un mundo que no es el físico y «hacen que las cosas sean lo que son» Ellas tienen su propia esencia y son más perfectas que las cosas sensibles que las imitan. Tienen una serie de propiedades idénticas a lo que el filósofo presocrático Parménides llamaba “el ser”: son esencias, arquetipos, modelos eternos, formas insuperables. Son eternas e inmutables, pues no están sujetas al cambio ni al devenir, nunca han empezado a existir y nunca dejarán de hacerlo. A diferencia del mundo sensible, que es temporal y está en constante cambio, las Ideas permanecen inalterables a lo largo del tiempo. Son inmateriales, pues no tienen una existencia física o material. Son realidades abstractas que no pueden ser percibidas por los sentidos, sino que son accesibles únicamente a través de la razón y el intelecto, por lo que son inteligibles. Son universales, lo que significa que no se refieren a un objeto particular, sino a la esencia que comparten todos los objetos de un mismo tipo (por ejemplo, la Idea de "Belleza" no se refiere a un objeto bello en particular, sino a la belleza en sí misma, que se manifiesta en diferentes cosas bellas. Causales porque son las causas de todas las cosas en el mundo sensible. Los objetos materiales son copias o participaciones de estas Ideas (por ejemplo, un caballo en el mundo sensible es una copia imperfecta de la Idea de "caballo"). Jerárquicas, pues unas son más fundamentales que otras. En la cúspide de esta jerarquía se encuentra la Idea del Bien, que es la Idea suprema y la causa de todas las demás Ideas. Y perfecta: nada puede hacerlas mejoras. Y, por último, son modelo de las cosas sensibles. En resumen, la tipología de las Ideas en Platón abarca tanto objetos físicos como conceptos abstractos, organizados jerárquicamente con la Idea del Bien en la cúspide. Las Ideas son eternas, inmutables y representan la esencia perfecta de todas las cosas, mientras que el mundo sensible es solo una sombra de ese reino ideal. Las Ideas serán también llamadas Eidos, Formas o Esencias. Con todo, la tarea del filósofo es sacar a los hombres del mundo sensible de las apariencias y conducirlos hasta el verdadero ser de las cosas, al mundo de las Ideas. Tipología de las Ideas Platón organiza las Ideas en diferentes categorías, dependiendo del tipo de entidad o concepto que representan. Estas Ideas pueden ser agrupadas en tres grandes tipos: - Ideas de los objetos sensibles (cosas físicas) Estas Ideas representan las esencias perfectas de los objetos físicos que percibimos en el mundo sensible. Según Platón, todo lo que existe en el mundo material tiene su correlato en una Idea que existe en el mundo inteligible. Por ejemplo: La Idea de un caballo, de un árbol o de una mesa. Estas Ideas proporcionan la esencia de los objetos físicos, los cuales son meras imitaciones imperfectas de las Ideas en el mundo sensible. El caballo que vemos no es más que una copia defectuosa de la Idea de caballo, que es eterna y perfecta. - Ideas de conceptos abstractos Platón también habla de Ideas para conceptos morales, valores y categorías abstractas que son fundamentales para la vida humana y para comprender el orden del cosmos. Estas Ideas ocupan un lugar superior en la jerarquía platónica, ya que se consideran más fundamentales para la realidad y el conocimiento: La Idea de Justicia: representa la justicia perfecta y absoluta, a la que todas las acciones justas en el mundo sensible aspiran, pero nunca alcanzan plenamente. La Idea de Belleza: es la esencia de la belleza en su forma pura, de la cual las cosas bellas en el mundo sensible son solo reflejos. La Idea de Igualdad: representa el concepto de igualdad absoluta, que no se encuentra en el mundo sensible, donde todo es relativo y contingente. Este grupo de Ideas tiene una relevancia especial, ya que son los principios rectores de la moralidad y la vida ética. Platón argumenta que solo a través del conocimiento de estas Ideas podemos alcanzar una vida buena y justa. UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 8 - Ideas matemáticas Platón otorga un lugar crucial a las Ideas matemáticas, ya que considera que las matemáticas son una disciplina que se ocupa de entidades puramente inteligibles, y que, por tanto, están más cerca de las Ideas que del mundo sensible. Ejemplos de estas Ideas son: La Idea de número, como el 2, el 3 o el 4, que no existen de manera perfecta en el mundo físico, pero sí en el mundo de las Ideas. La Idea de figuras geométricas, como el círculo, el triángulo o el cuadrado, que en el mundo físico siempre tienen alguna imperfección, pero que en el mundo inteligible son perfectos y eternos. Estas Ideas matemáticas son de gran importancia en la teoría platónica del conocimiento, ya que Platón considera que las matemáticas proporcionan un conocimiento seguro y estable de la realidad inteligible, más allá de la fluctuación del mundo sensible. Jerarquía de las Ideas Según Platón, el mundo de las Ideas se encuentra ordenado jerárquicamente. En La República se mencionan tres Ideas que Platón considera superiores a las demás: la de Bien, la de Belleza y la de Justicia. Pero la Idea de Bien la que se encuentra en lo alto de dicha jerarquía, la idea superior a todas, la que da consistencia a todas las demás, la luz que ilumina todo y permite contemplar des demás ideas. Con todo, la Idea de Bien es el ser por excelencia: de ella derivan la Belleza y la Justicia. Por su parte, la Belleza vuelve bello el mundo de las realidades físicas. Y la Justicia, armoniza las distintas partes del alma de cada individuo y regula el funcionamiento de la sociedad. En el correcto conocimiento de estas tres ideas consiste según Platón la sabiduría. A continuación, le siguen las Idea de Verdad, Unidad y Multiplicidad, de Ser y No Ser. Tras ellas están las Ideas Matemáticas, y finalmente, el resto de Ideas. Conocimiento de las Ideas ¿Cómo podemos conocer las ideas si estas pertenecen al mundo inteligible y nosotros formamos parte del mundo sensible? Para resolver este problema, Platón recurre a la teoría del innatismo y de la reminiscencia (anámnesis). El alma conoce las cosas recordándolas y trayendo a la memoria el recuerdo de aquello que ya ha visto en el mundo ultraterreno antes de reencarnarse. Esta teoría reforzó la idea de que los sentidos no ofrecen conocimiento, sino que la es el esfuerzo de la memoria por acceder a un saber innato que poseemos antes de nacer. Eliminando el componente místico-religioso y órfico-pitagórico de la reminiscencia, para Platón, al nacer ya traemos ciertas ideas aprendidas (ideas innatas) porque el alma las conoce desde antes de encarnarse en un cuerpo. En su obra Fedro, afirma que el alma conoce las Ideas, pero al bajar al mundo sensible y quedar atrapada en un cuerpo, las olvida. Su tarea será entonces recordar todas las Ideas que ha olvidado. La consecuencia de afirmar que «no aprendemos, sino que solo recordamos» implica que el conocimiento no se derive de la experiencia sensible, sino de un saber preexistente en el intelecto. Si atendemos a esta teoría, todo lo que hacemos en el instituto no es aprender, sino recordar. Recordamos aquello que nuestra alma ha olvidado, por lo que conocer es un acto de autoconocimiento, de reflexión interior. Platón expone su teoría de la reminiscencia en el diálogo titulado Menón. En esta obra, Sócrates le pide a Menón que traiga a un esclavo para demostrar que, si le ayudamos a recordar, llegará a comprender conocimientos matemáticos que no ha podido aprender a lo largo de su vida. A partir de ingeniosas preguntas y usando el diálogo, Sócrates logra que el esclavo diga la respuesta correcta, con lo que Platón habría demostrado por boca de Sócrates su teoría. UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 9 Eros y la dialéctica Eros supone también una vía para ascender desde el mundo físico al de las Ideas porque, al igual que ocurre con el camino de la dialéctica, es un proceso de abstracción. Platón compara el amor con la dialéctica porque, implicaría la idealización del objeto amado. No amamos solo a la persona física, sino que también amamos al modelo que imaginamos que es la persona. Eso es idealizar al ser amado. El amor se parece en este sentido a la dialéctica porque empezamos amando una persona física, pero acabamos en una idea suprema que va más allá de lo físico. El proceso de ascensión hacia las Ideas desde el amor Platón lo plantea de la siguiente manera: «Empezamos amando un cuerpo bello, de ahí un alma bella, después a todas las almas bellas, luego a la belleza y de aquí acabamos amando la Idea de Bien». 1.3. GRADOS DEL SER Y GRADOS DEL CONOCER Esta cuestión de la jerarquía de las Ideas en Platón se relaciona con los grados del ser dividiendo la realidad en dos mundos (sensible e inteligible). Los grados del ser representan el nivel de realidad y perfección de cada entidad, donde el mundo sensible ocupa un nivel inferior, mientras que el mundo inteligible está en un nivel superior siendo la Idea de Bien la que se encuentra en la cúspide en tanto que principio supremo que ilumina y otorga ser y conocimiento de todo lo demás. En La República se mencionan tres Ideas que Platón considera superiores a las demás: la de Bien, la de Belleza y la de Justicia. Grados del Ser: dualismo ontológico Platón divide la realidad en dos mundos separados y distintos entre los cuales no hay contacto porque los separa un abismo insalvable (chorismós). Esta división es conocida como dualismo ontológico inaugurando una de las cuestiones más importantes y definitorias de toda la historia de la filosofía. En rigor, distingue dos niveles de realidad, por un lado, el mundo sensible -el mundo de los objetos físicos que percibimos por los sentidos. Se caracteriza por el devenir, la multiplicidad, el cambio y la temporalidad. Es un mundo que toma como modelo la propuesta ontológica de Heráclito, pero Platón lo considera un mundo fugaz, aparente, engañoso, de meras apariencias que no constituyen el auténtico conocimiento porque no contienen en sí su propia esencia dando lugar al conocimiento sensible-; y el mundo inteligible o mundo de las Ideas –es el mundo verdadero al que accedemos por medio de la razón dando lugar al conocimiento inteligible o intelectual. Es inmaterial, eterno e inmutable, donde cada Idea única tiene existencia por sí misma y es una esencia. La caracterización de este mundo y de las Ideas tiene como modelo la ontología y la epistemología de Parménides-. Platón ilustra esta dualidad de mundos con el célebre «mito de la caverna», expuesto en República VII, donde al mundo irreal de las sombras opone el mundo real de la luz del Sol. Ambos mundos se relacionan por imitación o participación. Esto es, las cosas del mundo sensible participan de las Ideas del mundo inteligible, pero nunca las alcanzan completamente. Por ejemplo, un triángulo dibujado sobre la arena de la playa será un triángulo concreto que el agua del mar puede borrar, pero en algún lugar, ajeno al mundo sensible, debe existir la Idea de triángulo, que no está sometida al cambio y gracias a la cual reconocemos los triángulos del mundo sensible. Del mismo modo, las cosas sensibles imitan a las Ideas (mímesis). Siguiendo este argumento, toda cosa del mundo sensible tendrá un modelo al que parecerse. Así vemos que las Ideas están, de alguna manera, presentes en las cosas constituyendo su verdadero ser o esencia. Sólo si conocemos las Ideas podremos conocer la realidad. De este modo vemos que el mundo sensible depende de alguna manera del mundo inteligible, y que las cosas concretas parecen perder su realidad y valor en Platón, pues quedan reducidas a mero reflejo o imitación de las Ideas. UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 10 Grados de Conocer: símil de la línea dividida Correlativamente a los grados del ser, Platón describe diferentes grados de conocimiento o cognición que corresponden a los niveles de realidad, desde la más apegada al mundo engañoso de los objetos físicos, a la más elevada, la que comprende el mundo de las Ideas. Estos grados son expresados en República VII (510a-511e) a través del símil de la línea dividida, donde nos encontramos que en el mundo sensible está la dóxa (opinión) y en el mundo inteligible está la episteme (conocimiento) relacionando, a su vez, ontología y epistemología. Opinión (dóxa): basada en imágenes y creencias, es un conocimiento imperfecto e incierto, que tiene como objeto el mundo sensible. No es conocimiento en sentido estricto porque trata sobre lo que es mutable y cambiante. Dentro de la doxa, Platón distingue: o Eikasía (imaginación): es el grado más bajo de conocimiento, basado en imágenes, sombras y reflejos, que son copias distorsionadas de los objetos sensibles. Es una forma de conocimiento ilusorio. o Pístis (creencia): es la opinión basada en la percepción sensible de los objetos materiales. Es un conocimiento de cosas que, aunque existen, son inconstantes y cambiantes. Conocimiento (episteme): es el conocimiento verdadero y seguro, que tiene como objeto las Ideas. Se obtiene a través de la razón y la dialéctica (un proceso de cuestionamiento y discusión para llegar a la verdad). Dentro de la episteme, Platón distingue: o Dianoia (pensamiento discursivo): es un conocimiento racional, pero aún dependiente de representaciones sensibles, como ocurre en las matemáticas. Aunque se acerca al conocimiento de las Ideas, todavía no es completamente puro, pues usa imágenes y diagramas como intermediarios. o Nôesis (intuición intelectual): es el grado más alto de conocimiento, que permite captar directamente las Ideas puras. Es un conocimiento inmediato y no discursivo de las esencias. Por ejemplo, la comprensión directa de la Idea de Bien. Relación entre los Grados del Ser y los Grados de Conocer La relación entre estos grados se puede entender como un paralelo entre la realidad y el conocimiento. Cuanto más cercano se esté a la Idea pura, mayor es el grado de ser y, por tanto, más elevado es el grado de conocimiento que se puede alcanzar. De este modo, el objetivo de la filosofía platónica es ascender desde el mundo de las sombras (eikasía) hasta el conocimiento de las Ideas puras (nôesis), culminando en la visión del Bien, que es la Idea suprema. Este proceso se ejemplifica en la “Alegoría de la caverna” de Platón, donde los prisioneros deben liberarse de las sombras (ilusiones) y ascender al mundo exterior, donde pueden contemplar el sol (la Idea de Bien) y alcanzar el conocimiento verdadero. Así, para Platón, conocer el ser verdadero (las Ideas) es el objetivo supremo de la filosofía, y este conocimiento es lo que realmente nos permite vivir de acuerdo con la verdad y la justicia. Mito de la caverna El dualismo ontológico de Platón queda ilustrado en el famoso mito de la caverna en La República, Libro VII, 514a-515c. donde narra la situación de unos prisioneros que viven en una caverna subterránea en total oscuridad. Están encadenados desde que nacieron y solo pueden ver las sombras de los objetos que unas personas portan detrás de un muro al iluminarlos un fuego. Un día, uno de los prisioneros es liberado e intenta salir hacia la luz. Como desde que nació solo ha visto sombras, la luz le ciega, pero cuando se acostumbra a ella distingue los objetos iluminados. Finalmente, saldrá de la caverna y logrará ver el sol. En ese momento se dará cuenta del engaño en el que ha vivido: durante toda su vida ha contemplado sombras y no la realidad verdadera. UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 11 Querrá volver a contarles todo a los demás prisioneros, querrá liberarles, pero, cuando lo intente, los demás querrán matarlo. En este mito, la persona que se libera representa al filósofo; la caverna, al mundo sensible; los objetos iluminados, al mundo de las Ideas, y el sol, a la Idea de Bien. Al final, cuando el filósofo cuente lo que ha visto, los demás querrán matarle. Esto es lo que le ocurrió a Sócrates que, finalmente, en la vida real fue condena a beber la cicuta. 1.4. PAIDEDIA Y APAIDEUSÍA La teoría de las Ideas plantea un problema: ¿cómo podemos conocer las Ideas si pertenecen a otro mundo distinto del nuestro, el mundo inteligible? Para solucionar esto, Platón elabora en su obra La República el mito de la caverna que constituye una alegoría acerca de la educación del filósofo. En este texto, Platón muestra que hay distintos grados de conocimiento entre los que hay una continuidad. La educación consistirá en un ascenso a través de las diversas formas de conocimiento. En este momento, los conceptos de paideia y apaideusía son fundamentales para comprender su visión de la educación y el desarrollo humano. Estos términos están relacionados con el proceso educativo y la formación del individuo, así como con el contraste entre una vida cultivada y una vida carente de verdadero conocimiento. ¿Qué es educar para Platón? En la Grecia de Platón, el problema central de la filosofía y la política es la educación ya que lo contrario, la ignorancia, es la causante de ciudades injustas y hace confundir la apariencia con la realidad. El Estado busca formar ciudadanos que puedan crear una ciudad justa. Así pues, educar para Platón consiste en el paso de la ignorancia (apaideusía) a la sabiduría, de la dòxa a la episteme, de la opinión al estado de conocimiento el cual está relacionado con la virtud. Así, un hombre virtuoso será un hombre sabio y justo. Platón persigue con su educación formar gobernantes justos y sabios que sepan dirigir la polis justa y sabiamente y crear, así, un Estado ideal. Con todo, La República es, además de un tratado político, un tratado de educación (paideia) dirigido a formar buenos ciudadanos. Para Platón, la diferencia entre una persona educada (paideia) y una persona no educada (apaideusía) es la diferencia entre una vida iluminada por la razón y la justicia, y una vida dominada por la oscuridad y el desorden. Paideia La "paideia" (παιδεία) proviene del griego y puede traducirse como "educación" o "formación". En Platón, dicho concepto va mucho más allá de la mera instrucción académica o intelectual, pues tiene como objetivo formar el carácter y el alma de la persona en la virtud (areté) y guiarla hacia el conocimiento del Bien. Este proceso educativo busca que el individuo se eleve desde el mundo sensible (lo material y cambiante) hacia el conocimiento de las Ideas o Formas, especialmente la Idea del Bien, que es la más elevada y constituye el auténtico conocimiento de la realidad. Como vemos, este es un proceso integral que no solo pretende desarrollar habilidades o conocimientos técnicos, sino que, en el ámbito epistemológico, busca liberar el alma de la ignorancia y el error y llevarla a la contemplación de la Verdad y, en el ámbito moral, busca que el alma reciba una educación moral y espiritual que forme su carácter y le permita alcanzar la Justicia. Apaideusía La "apaideusía" (ἀπαιδευσία) se refiere a la falta de educación o formación, es decir, la ausencia de paideia. En el mito, está representada por los prisioneros encadenados en la oscuridad, viendo solo sombras y creyendo que esa es la auténtica realidad. Como vemos, en el pensamiento de Platón, la apaideusía representa la ignorancia, la esclavitud mental, la falta de cultivo del alma y la carencia de conocimiento verdadero. Conduce a una vida desordenada y carente de virtud. Una persona que no ha pasado por el proceso de paideia carece de la capacidad para comprender las Ideas y, en particular, la Idea del Bien. Como resultado, vive una vida guiada por UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 12 los deseos y las percepciones sensibles, sin alcanzar el verdadero conocimiento ni la justicia. Platón considera que una sociedad en la que predomina la apaideusía está condenada a la injusticia, el caos y la tiranía. ¿Cómo educar la virtud? El dualismo antropológico platónico entiende al ser humano como una unión accidental de cuerpo y alma, siendo el cuerpo la cárcel que impide al alma la búsqueda de la verdad. Platón descubre que para educar a los filósofos son necesarios dos elementos: conocer el significado de la virtud y crear una ciudad justa que eduque a sus hombres justamente conforme a los principios de la virtud moral. En el centro de la ética platónica se sitúa la virtud (areté) y en La República será entendida como: Sabiduría: acorde al intelectualismo moral de Sócrates, «el que sabe lo que es el bien no puede obrar mal». La sabiduría es la virtud más elevada, propia del alma racional. Purificación: purificar el alma es esencial para acceder al mundo de las Ideas. Armonía: se expresa a través de la justicia como «acuerdo entre las partes del alma» Si cada parte del alma cumple la virtud que le corresponde, el ser se vuelve justo, virtuoso y armonioso. Este equilibrio se trasladará a la polis (principio de Isonomía), y esta será justa cuando cada clase social cumpla su papel y viva en armonía con el resto de clases. La sociedad platónica es una sociedad jerarquizada en la que cada clase social se define por el tipo de alma que les caracteriza. El tipo de alma depende de una predisposición natural y acorde a su naturaleza y sus capacidades, cada persona recibirá un tipo de educación. La relación entre alma, virtud, clase social y función de cada clase social en la polis es esta: Alma Virtud Clase social Función en la polis Racional Sabiduría y Gobernantes. Son los Son los que gobiernan (lógos) prudencia filósofos y las porque conocen las ideas de (phrónesis) filósofas. No podrán justicia y de bien. Son los tener familia ni bienes únicos que pueden gobernar materiales para no el Estado de forma justa. corromperse. Irascible Fortaleza y Guardianes. Tampoco Defender la polis, y (thymós) valentía pueden tener familia mantener la seguridad y la (andreia) ni bienes materiales. obediencia a las leyes de la ciudad. De esta clase social se elegirán a los sabios y sabias. Concupiscible Templanza Productores, Es la clase inferior, pero tiene (epithymía) y campesinos, un papel muy importante: moderación comerciantes y producir el sustento diario, artesanos. reproducirse y mantener a las otras dos clases sociales. Así, por lo que respecta a la cuestión de la educación de la virtud, se trata de que la parte racional del alma (lógos), tenga la virtud de la prudencia (saber qué es lo más correcto en cada caso para guiar a la parte irascible), la parte irascible (thymós) tenga la virtud de la fortaleza (sólo cuando el alma tenga prudencia y fortaleza podrá controlar su parte apetitiva), y que, finalmente, la parte apetitiva (epithymía) tenga la virtud de la templanza y renuncie a los deseos innecesarios. La relación entre las partes del alma se halla recogida en el mito del carro alado, donde el auriga es la razón (alma racional, se sitúa en la cabeza y es inmortal. Tiende a la inteligencia, al pensamiento), quien controla y guía al caballo blanco (alma irascible, se sitúa en el pecho y es mortal. Tiende a los sentimientos y las pasiones nobles, racionales. Se caracteriza por el valor. Por ejemplo, indignarnos por algo injusto) y al caballo negro (alma concupiscible, se sitúa en el UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 13 abdomen y es mortal. Tiende a satisfacer las necesidades biológicas, impulsos y pasiones innoble o irracionales. Se caracteriza por el deseo). Todos son necesarios, pero cuando domina el negro el carro descarrila, pierde sus alas y el alma se precipita al mundo sensible. Seremos personas justas si las tres partes del alma conviven en armonía y la razón domina las pasiones, idea que actualmente sigue vigente. Tres clases sociales Platón presenta una clara correspondencia entre la justicia del individuo (fruto de su educación) y la justicia de la sociedad (fruto de una correcta organización). Para nuestro autor, ningún ser humano puede desarrollarse al margen de la sociedad. Del mismo modo, no todos los hombres están igualmente dotados por naturaleza para realizar las mismas funciones. En cada cual predomina una parte del alma y ha de ser educado para las funciones que deba realizar. En rigor, la educación de la virtud se llevará a cabo según la disposición moral o "psicológica" de cada individuo. Desde esto, Platón nos presenta una sociedad política estrictamente jerarquizada en tres clases sociales (gobernantes, guerreros y productores) que se corresponden con las tres partes del alma (racional, irascible y concupiscible) y que deberán ser educadas en sus funciones correspondientes. El Estado es, ante todo para Platón, una institución educativa. Así, el Estado se encargará de formar técnicamente (techné) a los productores, cuya virtud es la templanza y su función es la producción. Del mismo modo, los guerreros serán formados con entrenamiento militar y cultura general, y su virtud es la fortaleza y función la seguridad del Estado. Finalmente, los gobernantes deberán estudiar matemáticas y filosofía, y su virtud será la sabiduría y su función será gobernar justa y sabiamente. Con todo, los gobernantes filósofos que propone Platón son aquellos que, comprometidos con el Bien, buscan la Verdad y la Justicia aplicadas a la polis. El papel de la educación Como no todos los seres humanos están igualmente dotados por la naturaleza ni deben realizar las mismas funciones, el Estado se convierte en una institución pedagógica que ha de seleccionar y formar a sus futuros gobernantes y ciudadanos en las ideas de Bien y de Justicia. Platón diseña un Estado clasista, propio de su pasado aristocrático, más afín a Esparta que a Atenas, pero no se trata de una aristocracia de estirpe, sino de una aristocracia del saber, donde quienes deben gobernar han de ser las naturalezas mejor dotadas intelectualmente, es decir, las personas dedicadas a la filosofía. En La República, Platón da las claves para el proceso que deben seguir filósofos y filósofas porque, como Pitágoras, no excluye a las mujeres de la educación ni del Estado. En consecuencia, este puede ser gobernado también por ellas. El Estado separa a los niños y las niñas de sus familias y se encarga de su educación para seleccionar de entre ellos quiénes han de gobernar y quiénes deben ser gobernados. En la infancia se educan mediante juegos, cantos y gimnasia. Con esta aprenden a dominar las inclinaciones corporales. Los que demuestren mayor capacidad en los juegos matemáticos serán seleccionados para realizar la conversión del alma desde el mundo de los sentidos al mundo de las Ideas, desde la doxa (δόξα) a la episteme (ἐπιστήμη). En la adolescencia, de los dieciséis a los veinte años, se inicia a los jóvenes en la vida militar. En la juventud, de los veinte a los treinta, los más idóneos estudiarán ciertas materias (matemáticas, astronomía y música) como propedéutica para alcanzar la dialéctica. Ya en la vida adulta, de los treinta a los treinta y cinco, seguirán ejercitándose en la dialéctica y, finalmente, las personas menos idóneas serán destinadas a ser guerreras, y las más idóneas, a ser filósofas y dialécticas hasta los cincuenta años. A partir de entonces podrán desempeñar, si lo requiere el Estado, la labor de filósofo rey o filósofa reina. Se aplicarán a gobernar sin ser guiados por la ambición de poder, sino por la inspiración del mundo de las Ideas, para aplicar a los asuntos humanos la Idea de Bien y de UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 14 Justicia (δικαιοσύνη) en sí misma, y no en su significado convencional o relativo como señalaban los sofistas. 1.5. LA DIALÉCTICA: EPISTEMOLOGÍA, EDUCACIÓN Y POLÍTICA En la filosofía antigua, la dialéctica es un método de investigación y argumentación que desempeña un papel central en la epistemología, la educación y la política, especialmente en las obras de Platón y su influencia en la tradición filosófica posterior. Dialéctica en la Filosofía Antigua La dialéctica, en su sentido más amplio, es un método de diálogo o discusión mediante el cual se busca la verdad a través de la confrontación de ideas opuestas. Su origen se remonta a Sócrates, quien utilizaba el diálogo para cuestionar y refutar las creencias establecidas de sus interlocutores. Sin embargo, es en Platón donde la dialéctica se convierte en un método filosófico sistemático. Para Platón, la dialéctica es el método más elevado de investigación, que permite al filósofo ascender desde el conocimiento sensible (dóxa) hacia el conocimiento de las Ideas o Formas, culminando en la comprensión de la Idea del Bien (nôesis). A través del diálogo y la confrontación de tesis y antítesis, se alcanza una síntesis que lleva a un conocimiento más profundo. Dialéctica y Epistemología En el ámbito de la epistemología, la dialéctica es el proceso a través del cual se distingue la opinión (dóxa) del verdadero conocimiento (episteme). Platón sostiene que el conocimiento verdadero no puede derivarse de las impresiones sensoriales, que son engañosas y cambian constantemente, sino de la contemplación racional de las Ideas. El proceso dialéctico involucra cuestionar las suposiciones y avanzar hacia una comprensión más profunda. En los diálogos de Platón, este proceso se ejemplifica en la "teoría de la reminiscencia" (anámnesis), donde el alma, a través de la dialéctica, recuerda las Ideas que conocía antes de nacer. La dialéctica, entonces, es un método de descubrir verdades universales y eternas que están más allá de la percepción sensible. Dialéctica y Educación En términos educativos, la dialéctica se manifiesta principalmente a través de la mayéutica socrática, que es un tipo de enseñanza basada en preguntas y respuestas. Este método no busca transmitir conocimientos de manera directa, sino estimular al estudiante a pensar críticamente, reconocer su ignorancia y, mediante la reflexión, llegar al conocimiento por sí mismo encontrando la verdad dentro de sí. En el mito de la caverna, Platón utiliza la dialéctica como la herramienta clave para la educación del alma. En la alegoría, los prisioneros que solo ven sombras (opiniones) necesitan ser liberados y guiados, a través de la dialéctica, hacia la luz del sol, que simboliza la verdad y el conocimiento de las Ideas. En la concepción platónica, el verdadero educador no impone conocimiento, sino que actúa como una partera (como describe en el diálogo Teeteto), ayudando al estudiante a "dar a luz" a las ideas que ya están dentro de él. La educación, por tanto, es un proceso dialéctico en el que se despierta y se forma el intelecto. Dialéctica y Política En la teoría política de Platón, expuesta en La República, la dialéctica es el método por el cual los futuros gobernantes, los "filósofos-reyes", deben ser educados. Solo aquellos que han dominado la dialéctica y han alcanzado el conocimiento del Bien están capacitados para gobernar, ya que tienen la capacidad de ver más allá de las apariencias y comprender lo que es verdaderamente justo y bueno. Sólo así podrán gobernar justamente y organizar una sociedad basada en el conocimiento del Bien. UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 15 La dialéctica no solo es crucial para la formación del gobernante, sino también para la estructura y orden de la polis (ciudad-Estado). Platón argumenta que una sociedad justa debe ser organizada de acuerdo con las Ideas y que solo a través de la dialéctica se puede comprender y aplicar correctamente estos principios. Así, la política ideal es una extensión del conocimiento dialéctico aplicado a la vida pública. La dialéctica también implica un proceso deliberativo en la toma de decisiones políticas. A través del debate racional y la confrontación de ideas, se pueden alcanzar decisiones que reflejan un entendimiento más profundo de los intereses comunes y del bien general. En definitiva, la dialéctica, entonces, no es solo un método de argumentación, sino una forma de vida filosófica que busca el conocimiento más elevado y su aplicación en todos los aspectos de la existencia humana. 1.6. REPERCUSIÓN DEL PENSAMIENTO DE PLATÓN Platón ha sido uno de los pensadores más complejos de la historia de la filosofía, no solo porque escribió sobre todas las grandes temáticas, sino porque además su pensamiento estuvo en constante evolución desde su juventud hasta la vejez. Estemos más o menos de acuerdo con él, lo que no puede negarse es que Platón ha sido uno de los pensadores más influyentes en la historia del pensamiento. Sus preguntas y teorías se desplegarán en los planteamientos filosóficos posteriores, encontrando muchos aliados pero también muchos detractores de su doctrina. En este sentido, el filósofo Alfred North Whitehead, en el siglo XX, afirmará que «Toda la filosofía occidental es una serie de notas a pie de página de la filosofía platónica». Hasta tal punto es significativa la aportación que Platón hizo al pensamiento que cabe preguntarse: ¿se puede pensar sin Platón? En filosofía aparecerán, acorde a su doctrina, el pensamiento racionalista, el idealismo y la filosofía cristiana. Platón influirá profundamente en la doctrina cristiana, con la que podemos observar grandes similitudes: por ejemplo, la idea de que existe un mundo más allá del mundo físico, la denostación del cuerpo y del mundo material frente a un reino inmaterial que alcanzaremos con la muerte, el Bien como idea suprema o el afirmar un alma inmortal. Entre sus grandes críticos destaca la filosofía empirista (sostendrá que la fuente primordial del conocimiento es la experiencia), el monismo metafísico, el materialismo o las posiciones inmanentistas que afirman que solo existe un mundo verdadero y no es otro que el mundo material. En este sentido, Friedrich Nietzsche (siglo XIX) o la posmodernidad (siglo XX) se esforzarán por invertir el platonismo y destruir la distinción entre mundo aparente y mundo verdadero. En ciencia, Platón hará la gran aportación de promover la actitud y el método científico. Siguiendo los planteamientos de Platón, la ciencia parte del objeto físico concreto, pero acaba llegando a ideas y a formulaciones universales, tal como Platón pedía al filósofo. En política, planteó la importancia de tener personas justas al mando del gobierno, a la par que, en sus últimos años, dio a las leyes una importancia central en la organización del Estado. Las leyes harán posible la ciudadanía y darán lugar a las constituciones. Asimismo, en la polémica con el sofista, Platón afirmaba la importancia de alcanzar una idea de justicia universal; esta demanda de universalidad será el germen que posibilite, por ejemplo, la Declaración Universal de Derechos Humanos. UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 16 2.TEXTO LA REPÚBLICA, Libro VII I. — Y a continuación –seguí–, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo más y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas. — Ya lo veo –dijo. — Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados. — ¡Qué extraña escena describes –dijo– y qué extraños prisioneros! — Iguales que nosotros –dije–, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos? — ¿Cómo –dijo–, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas? — ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo? — ¿Qué otra cosa van a ver? — Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos? — Forzosamente. — ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar? — No, ¡por Zeus! –dijo. — Entonces no hay duda –dije yo– de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados. — Es enteramente forzoso –dijo. — Examina, pues –dije–, que pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba? — Mucho más –dijo. II. — Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría que estos son realmente más claros que los que le muestra? — Así es –dijo. — Y si se lo llevaran de allí a la fuerza –dije–, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas? — No, no sería capaz –dijo–, al menos por el momento. UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 17 — Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio. — ¿Cómo no? — Y, por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que él estaría en condiciones de mirar y contemplar. — Necesariamente –dijo. — Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían. — Es evidente –dijo– que después de aquello vendría a pensar en eso otro.} — Y qué, cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos? — Efectivamente. — Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente “trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio” o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable? — Eso es lo que creo yo –dijo–: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida. — Ahora fíjate en esto –dije–: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol? — Ciertamente –dijo. — Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad –y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse–, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir? — Creo que sí –dijo. El texto se divide en tres momentos que se detallan a continuación: Los prisioneros y las sombras En su diálogo La República, Platón expone el mito de la caverna como imagen de la situación del hombre ante el conocimiento de la realidad. Dentro de esa caverna, nuestro autor nos presenta a unos “prisioneros” encadenados frente a la pared de la caverna y unas “sombras” que desfilan ante ellos. Los prisioneros simbolizan la situación de ignorancia en la que se encuentra el ser humano antes de iniciar el proceso de educación y de adquisición de conocimientos. Éstos se encuentran encadenados desde niños siendo las sombras lo único que han visto hasta ahora. UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 18 Hay que fijarse en la connotación negativa que Platón da a este término. Los prisioneros somos los hombres que, esclavos de nuestra propia ignorancia y prejuicios, estamos convencidos de que las sombras que vemos son la auténtica realidad cuando sólo estamos conociendo por medio de los sentidos. Con ello, acentúa todavía más la patética situación a la que se hallan sometidos los prisioneros de la caverna. Los prisioneros simbolizan la situación de ignorancia en la que se encuentra el ser humano antes de iniciar el proceso de educación y de adquisición de conocimientos. Éstos se encuentran encadenados desde niños siendo las sombras lo único que han visto hasta ahora. Hay que fijarse en la connotación negativa que Platón da a este término. Los prisioneros somos los hombres que, esclavos de nuestra propia ignorancia y prejuicios, estamos convencidos de que las sombras que vemos son la auténtica realidad cuando sólo estamos conociendo por medio de los sentidos. Con ello, acentúa todavía más la patética situación a la que se hallan sometidos los prisioneros de la caverna. En el mito, las sombras son las proyecciones de los objetos que se reflejan en la pared de la caverna a causa del fuego. El fuego de la hoguera es la copia del sol, es decir, es la copia de la Idea de Bien. Las sombras nos engañan sobre la realidad, nos proporcionan un conocimiento muy limitado y confuso. Con ellas, el ser humano todavía no ha comenzado el proceso de educación, ni siquiera ve la auténtica realidad sino una imagen distorsionada o una copia defectuosa de la misma. Aquí la única y auténtica verdad es la que se encuentra fuera de la caverna. Dichas sombras son imagen de la eikasía (imaginación) que es el tipo de conocimiento que poseen las personas que no tienen un conocimiento directo del mundo sensible, sino copias de las cosas. Es el grado más alejado de la verdad. Ascenso al mundo de arriba y contemplación del sol En su diálogo La República, Platón expone el mito de la caverna como imagen de la situación del hombre ante el conocimiento de la realidad. En un momento preciso del mito, se relata la salida de un prisionero al exterior de la caverna. Esto le supone un gran esfuerzo, por ello debe ser obligado a salir, ya que el dolor y la confusión que sentiría en dicho proceso le llevarían a volver a las sombras de nuevo. Este “ascenso al mundo de arriba” simboliza claramente el proceso de educación del filósofo gracias al cual pasa del conocimiento sensible al conocimiento intelectual. Dicho ascenso también simboliza el paso por los cuatro grados de conocimiento (eikasía, pistis, diánoia y nóesis) que permitirán al filósofo contemplar finalmente la Idea suprema de Bien. Como hemos dicho, el “ascenso” pasa por varias etapas antes de llegar a la contemplación final del “sol”. Si la situación original de los prisioneros encadenados simboliza el grado de conocimiento de la imaginación (eikasía), el momento que nos ocupa ahora simboliza el segundo grado: la creencia (pistis). Después, el prisionero sale fuera de la caverna al mundo exterior. Al principio sólo puede percibir las sombras de los objetos (no confundir con las sombras del interior de la caverna) y sus reflejos en las aguas, así como la noche con la luna y las estrellas. Esta etapa simboliza el razonamiento deductivo (diánoia) propio de las matemáticas. Sólo cuando su vista se haya acostumbrado por completo al mundo exterior, podrá ver los objetos a la luz del día y podrá al final mirar directamente al Sol. Esta última etapa simboliza la intuición intelectual (nôesis) del filósofo, el conocimiento de las Ideas del mundo inteligible y, sobre todo, de la Idea de Bien. El mundo de arriba es el mundo de las Ideas, que no es físico y solo puede conocerse por el intelecto. Este mundo constituye el auténtico conocimiento. El Sol simboliza la Idea de Bien, que es la meta última de la educación del filósofo. Contemplarlo es entenderlo como la causa de todo lo recto, bello, justo y verdadero que hay en este mundo. Después de haber contemplado la Idea de Bien, el prisionero volverá a la caverna para intentar sacar a los demás prisioneros de la ignorancia. UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 19 UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 20 El retorno a la caverna y a las tinieblas En su diálogo La República, Platón expone el mito de la caverna como imagen de la situación del hombre ante el conocimiento de la realidad. Después de que el prisionero haya logrado contemplar el mundo exterior e incluso mirar al Sol, se le obliga a regresar a la caverna y contar a los demás prisioneros lo que ha visto en el exterior. Lo que Platón quiere simbolizar con esto es que el filósofo que ha conseguido conocer el mundo de las Ideas y la Idea de Bien tiene la obligación de utilizar esos conocimientos para organizar la ciudad, de manera que todos los ciudadanos puedan alcanzar la felicidad igual que la ha alcanzado él. Esta será la tarea pedagógica, política y social que deberá cumplir para con la propia polis por todo lo que ha recibido de ella. Es en este momento cuando nos encontramos con la idea clave de La República de Platón: son los filósofos los que deben gobernar la ciudad porque son los únicos que poseen los conocimientos necesarios para organizar correctamente una polis justa y dirigirla hacia el bien común. Ésta debe reflejar en su estructura interna el orden que existe en el mundo de las Ideas y que el filósofo conoce. Sin embargo, Platón da una imagen muy negativa de ese retorno a la caverna, es decir, del trato que recibe el filósofo cuando intenta gobernar la ciudad. El prisionero que regresa a la caverna, acostumbrado a la luz del mundo exterior, es incapaz de reconocer nada en medio de las tinieblas de la caverna, que representan la profunda ignorancia que domina la vida política de la ciudad. El filósofo que ha conocido las Ideas no puede volver a la situación de ignorancia original, por eso parece como extraviado y torpe. Como afirma Platón en el texto, no es de extrañar que el filósofo se muestre torpe y ridículo tras «pasar de las contemplaciones divinas a las miserias humanas». El problema es que los que se han quedado en la caverna -los miembros de la ciudad-, consideran que las falsas creencias que tienen son verdaderas y por eso se burlan de los conocimientos que el prisionero liberado -el filósofo- intenta comunicarles. Lo que éste afirma les parecen disparates y cosas sin sentido debido a que están cegados por la ignorancia. Tanto es así que incluso toman por loco al prisionero libre, se ríen de él y lo maltratan. Y si pudieran: lo matarían. UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 21 UF1. PLATÓN: Teoría de las Ideas_ 22