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Estos apuntes presentan un recorrido por la filosofía antigua, desde sus orígenes hasta las escuelas helenísticas. Se aborda el paso del pensamiento mítico al logos, analizando las ideas de los filósofos presocráticos como Tales, Anaximandro y Heráclito.

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FILOSOFÍA ANTIGUA 1. El origen de la filosofía: el paso del mito al logos y los presocráticos 2. La filosofía en la polis: Sofistas y Sócrates, 3. La Ilustración griega: Platón 4. La ilustración griega: Aristóteles...

FILOSOFÍA ANTIGUA 1. El origen de la filosofía: el paso del mito al logos y los presocráticos 2. La filosofía en la polis: Sofistas y Sócrates, 3. La Ilustración griega: Platón 4. La ilustración griega: Aristóteles 5. Las Escuelas Helenísticas grecorromanas y el Neoplatonismo La antigüedad clásica es una de las etapas más importantes de la historia de la filosofía, porque en ella se hunden las raíces de lo que más adelante será el gran árbol de las ciencias. Para los griegos, la filosofía era, sobre todo, un modo de vida. Se trataba de vivir de una determinada manera para alcanzar la sabiduría, entendiendo por sabiduría la forma más elevada de conocimiento de la realidad y de uno mismo. Esto muestra que, en sus orígenes, la filosofía no fue una disciplina especializada sino una actividad practicada por quienes deseaban saber por el mero afán de saber. 1. El origen de la filosofía: el paso del mito al logos y los presocráticos 1.1. Buscar explicaciones: el pensamiento mítico 1.2. El paso del mito al logo: el pensamiento filosófico 1.3. Etapa cosmológica: Los presocráticos 1.3.1. Pensar la materia: Los milesios (origen y esencia: búsqueda del arjé) 1.3.1.1. Tales de Mileto (todo es agua) 1.3.1.2. Anaxímenes (todo es aire) 1.3.1.3. Anaximandro (todo es éter) 1.3.2. Pensar el número: Los pitagóricos 1.3.2.1. Pitágoras 1.3.2.2. Teano de Crótona 1.3.3. Pensar el devenir 1.3.3.1. Heráclito (todo cambia) 1.3.3.2. Parménides (El Ser es) 1.3.4. Pensar los elementos: Pluralistas y atomistas 1.3.4.1. Empédocles (Los cuatro elementos) 1.3.4.2. Demócrito y Leucipo (Los átomos) Contexto histórico La filosofía griega apareció en el s. VII a. C. en las zonas de habla griega que circundaban el mar Mediterráneo. En la aparición del fenómeno confluyeron una religión humanizada de tradición oral de amplia riqueza mítica, una miscelánea cultural que desarrolló el teatro y un núcleo comercial que fomentó el intercambio cultural. Contexto filosófico A los primeros filósofos les llamamos presocráticos por un mero convencionalismo histórico: la relevancia de la figura de Sócrates en la historia de la filosofía. Los presocráticos iniciaron un modo de especulación teórica que se entró en la búsqueda de sentido de la realidad. Esto lo consideramos la etapa inicial de la filosofía a la que llamamos etapa cosmológica, pues para buscar la verdad se comenzó por la naturaleza. Más adelante el ser humano se preguntará sobre sí mismo para buscar el sentido de la existencia. 1. EL PASO DEL MITO AL LOGOS: EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA El origen de la filosofía occidental se encuentra en el paso del pensamiento mítico al pensamiento racional, que se dio en la Grecia del siglo VII a.C. La filosofía y la historia necesitan de la inmutabilidad de la escritura, por eso las sociedades que no conocen la escritura y tienen una cultura oral suelen moverse en el paradigma del mito. La filosofía occidental no surgió de un día para otro. Surgió como producto de un lento proceso de evolución del modo de pensar que pasó de considerar la realidad como algo sometido a la caótica y desordenada voluntad de los dioses a pensar que la realidad sigue un orden necesario que puede conocerse mediante la razón. Esto es; la filosofía nace como una alternativa a la explicación mítica de la realidad. 1.1. Buscar explicaciones: el pensamiento mítico En el origen las distintas religiones trataban de dar respuesta a las preguntas que los seres humanos se hacían. Estas explicaciones se daban por medio de mitos. Los mitos se transmitían oralmente y contaban historias sobre héroes ejemplares o dioses que jugaban con el destino de los humanos. A través de estas narraciones tradicionales sobre los dioses y los hombres y sobre las fuerzas que intervienen activamente en los procesos naturales y humanos, el mito ofrecía respuestas orientativas sobre la naturaleza y el destino del ser humano, el origen y las normas por las que el ser humano debe guiarse, el origen del universo, y, en definitiva, sobre todo aquello que preocupa al ser humano. A los primeros mitos griegos les llamamos cosmogonías pues narran el comienzo del universo. Ese afán por la búsqueda del origen de las cosas lo encontraremos en los primeros filósofos. Las principales características del mito son: - Los dioses simbolizan las fuerzas naturales. - Los fenómenos naturales suceden de un modo arbitrario, en función de la voluntad de los dioses. - Intentan explicar el origen del universo y del ser humano. - Intentan ofrecer una explicación total de la realidad. - Ofrecen modelos morales de comportamiento. - Son explicaciones no racionales, no demuestran lo que defienden. - Son explicaciones acríticas, aceptan sin más lo que se ha transmitido la tradición. Homero y Hesíodo Homero (Ilíada y Odisea) y Hesíodo (Teogonía), son los pilares de autoridad fundamentales del pensamiento mítico. Sus explicaciones del mundo aluden a los dioses y sus ideales morales. Su idea de virtud, es la fuerza de los héroes para resistir a las inclemencias del azar que supone estar a merced de los dioses. (Ejemplos de virtud son: el guerrero Aquiles, que sacrifica su vida para alcanzar la inmortalidad, Ulises, que utiliza su ingenio para volver a su patria, Penélope, ejemplo de esposa fiel o Antígona, que desafía a un rey para poder enterrar a su hermano). 1.2. El paso del mito al logos: el pensamiento filosófico Llegó un momento en que la explicación mítica empezó a ser insuficiente y los seres humanos empezaron a buscar explicaciones racionales. A este cambio en la manera de explicar el mundo lo llamamos “el paso del mito al logos”. El paso del mito al logos puede entenderse como oposición o como continuidad, aunque la continuidad es una explicación más satisfactoria. De todos modos, la brecha entre ambos tipos de pensamiento es innegable. A diferencia del mundo mítico el paradigma racional opone: PENSAMIENTO MÍTICO PENSAMIENTO FILOSÓFICO Las cosas suceden por azar Las cosas suceden porque tienen que suceden así necesariamente (leyes físicas) Las cosas suceden por voluntad de los Las cosas suceden a causa de otras cosas y dioses son causa de otros acontecimientos Todo tiene un alma personificable Las cosas son objetos inanimados Esto da paso a entender al ser humano como algo que puede actuar sobre el mundo y no algo que está simplemente a merced del azar o de los dioses. En definitiva, la filosofía surge como una crítica a explicaciones no racionales, arbitrarias, defendidas por la tradición sin ningún tipo de cuestionamiento. Pero, ¿Por qué sucedió en Grecia? Las coyunturas que favorecieron el surgimiento de la filosofía en Grecia fueron: - Geográficas y económicas: al ser navegantes y mercaderes conocían otras culturas y ponían en duda la suya. - Sociales: el sistema jerárquico esclavista permitía una casta ociosa que se dedicase a pensar. - Religiosas: la religión griega no era especialmente dogmática con respecto a la interpretación. - Políticas: la democracia contribuyó a la libertad de expresión, de reflexión y de crítica, aspecto fundamental para el nacimiento de la filosofía. 1.3. Etapa cosmológica: los presocráticos Los primeros filósofos, a los que conocemos como presocráticos (por que vivieron antes que Sócrates, a quien se le considera el primer, pero que no pudo haber existido sin ellos) opusieron la necesidad al azar y para ello hubieron de preguntarse sobre el origen y la esencia de las cosas, sobre la naturaleza, la materia, y sobre la verdad. Entendieron la diferencia entre ser y apariencia, buscaron un principio primero (el arjé) que fuese el origen y la causa de todo y diferenciaron entre lo que podemos aprender a través de la razón y a través de los sentidos. 1.3.1. Pensar la materia: los milesios (origen y búsqueda del arjé) En el siglo VII a. C algunos filósofos empezaron a desmitificar los elementos materiales y a pensarlos como algo que obedece a una serie de leyes naturales y no a la voluntad de los dioses. Esta manera de pensar constituye ya la búsqueda de un principio explicativo racional y la desidentificación de verdad y apariencia, ya que buscan una esencia y un origen más allá de lo que se ve. En la búsqueda del arjé (origen y esencia de todo) algunos filósofos de Milesia trataron de explicar la physis, la naturaleza, reduciendo todo a una única (monismo) sustancia (esencia) que cambiase en sus accidentes (apariencia), pero que fuese la misma en esencia. Un principio dinámico y divino en el que buscaban el origen de la vida. Características de los filósofos Milesios: - Se preocupan por determinar el principio último de la realidad planteándose el problema de la unidad en la diversidad. - Esa primera causa de lo real tiene que ser eterna y de carácter material: no hay en ellos idea de "creación", de comienzo absoluto. - Su explicación es de carácter racional: se reclama la homogeneidad entre la causa y el efecto y se rechaza el recurso a lo mágico y a lo contradictorio. - Hay algún tipo de ley que regula el funcionamiento del universo y es posible encontrarla mediante la razón; la idea de ley remite, en este caso, a un principio de unidad de lo real. - No hay una distinción clara entre ciencia y filosofía, entendidos los términos en sentido actual. 1.3.1.1. Tales de Mileto (624-546 a. C.) Todo es agua. Tales de Mileto, el primero de todos los filósofos, creía que todo era agua. El agua es un principio vital es necesario para la vida y está en el origen de la vida. La afirmación "todo es agua", se ha interpretado en el sentido de que Tales afirmaba que el agua era el elemento originario de la realidad, el principio de todas las cosas ¿De dónde procede esta idea? Tiene un origen experimental derivado de la experiencia de lo húmedo y de la importancia de la humedad en el desarrollo de la vida y también de la observación de la evaporación del agua, que hace que este elemento se transforme en otro. 1.3.1.2. Anaxímenes (560-528 a. C.) Todo es aire. Anaxímenes, aunque aceptaba que todo tenía un principio común, pensaba que este podía reducirse al aire. El agua de la que hablaba Tales está contenida y contiene el aire pues el agua surge de la condensación del aire y es también necesaria para la vida. (De hecho, el agua contiene hidrógeno) La experiencia muestra la importancia del fenómeno de la respiración en los seres vivos. Anaxímenes nos ofrece un mecanismo de explicación de la generación de las cosas a partir de otro elemento distinto de ellas: ese mecanismo de generación se apoya en las nociones de "condensación" y "rarefacción". Por condensación del aire, se forman las nubes; si las nubes se condensan se forma el agua; la condensación del agua de lugar a la constitución del hielo, de la tierra; y la condensación de la tierra da lugar a la constitución de las piedras y los minerales; el proceso inverso lo representa la rarefacción: piedra, tierra, agua, nubes, aire y, por último, la rarefacción del aire produciría el fuego. 1.3.1.3. Anaximandro (610-547) Todo es éter. Anaximandro, discípulo de Tales, creía que el origen de todo era el apeiron, “lo indefinido” un aire refinado y puro: el éter. El apeiron, es diferente de lo creado, de lo definido. Para Anaximandro el "arjé" no podía estar constituido por ninguno de los elementos conocidos, como el agua, ni tampoco por ninguna clase particular de materia. Si ese primer elemento era la causa material de todo lo existente había de ser la causa, por lo tanto, de toda materia particular, por lo que dicho principio no podía identificarse con ninguna materia particular. Siendo su principio, su comienzo, su fuente, había de ser algo necesariamente distinto; pero dado que nosotros sólo conocemos las formas particulares de materia que emanan de ese primer principio hemos de concluir que el "arjé" tiene que ser una materia desconocida para nosotros y, en cuanto tal, una materia indeterminada, indefinida, ilimitada, a la que Anaximandro da el nombre de "ápeiron". 1.3.3. Pensar el número: Los pitagóricos Tras la búsqueda del arjé a través de un principio abstracto como el ápeiron, la filosofía estaba preparada para matematizar la physis. Los pitagóricos, una secta formada por los seguidores del filósofo y matemático, Pitágoras, formalizaron estas cuestiones llegando a la total abstracción del principio racional creyendo que el arjé, lo real, es la estructura matemática que subyace a todo. Los números son el origen y la esencia de la naturaleza, aunque lo cierto es que empieza a privilegiarse el concepto de esencia frente al del origen. Considerar que los números son el fundamento constitutivo del universo supuso una novedad, puesto que el principio primero tenía dos características: era múltiple e inmaterial. Llegaron a esta conclusión observando la posibilidad de convertir la armonía musical en una relación numérica. También consideraron que las cosas se dividen lo par y lo impar. Lo par representa el infinito, lo ilimitado porque resulta infinitamente indivisible, lo impar representa lo finito porque no se puede dividir. Según los pitagóricos todas las cosas están hechas de números que a su vez están constituidos por los contrarios par e impar. Se sirvieron del concepto de cosmos para referirse al orden y el equilibrio que reina en el universo. 1.3.2.1 Teano de Crotona (570-495) La razón áurea Teano de Crotona fue discípula de Pitágoras. Además de filósofa también fue matemática. A ella se le debe el estudio de la razón áurea, medida de la armonía y la belleza que está presente tanto en la naturalza como en el arte. Al igual que Pitágoras creía que la proporción numérica era el fundamento de equilibrio y el orden del cosmos. 1.3.3. Pensar el devenir Más adelante el problema que empieza a interesar a los filósofos es el de la esencia de la naturaleza y no el origen o el principio racional que lo rige. En el intento de definición de la esencia se debatirá si ésta es mutable o inmutable. Esta discusión afectará al concepto de verdad discutiendo sobre si se alcanza la verdad a través de la razón o a través de los sentidos. 1.3.3.1. Heráclito (444-480 a. C.) Todo cambia Heráclito el oscuro fue el filósofo más relevante de la filosofía del devenir. Los fragmentos más conocidos de Heráclito nos dejan la impresión de que todo está expuesto a cambios y fluir incesante. Su fragmento más conocido es aquél que dice que “no es posible bañarse dos veces en el mismo río”. Al estar en constante cambio, cada realidad deviene en su contraria y viceversa. No pueden existir si no es por su opuesto. Por tanto, forman una unidad: “lo mismo es la vida y la muerte, velar y dormir, juventud y vejez, aquellas cosas se cambian en estás y éstas en aquellas”. Aquí vemos la búsqueda de Heráclito de un punto fijo e inmutable frente a la pluralidad, puesto que unidad y pluralidad no se excluyen y forman una armonía. Para Heráclito el principio (arjé), que da unidad al aparente mundo de contrarios es el fuego. No hay que pensar que Heráclito toma al fuego como el principio constitutivo del universo a modo de los milesios, pero el fuego es para él un símbolo muy claro para entender el devenir, a pesar de las apariencias de continuidad. El fuego, es eterno, y por tanto autoconstitutivo. 1.3.3.2. Parménides (540-470) Todo es Parménides, al contrario que Heráclito, cree que el conocimiento sensible nos lleva a error y solo la razón nos lleva al conocimiento verdadero y la verdad solo es que lo es, es. Es decir, que el ser es inmutable. Así, Parménides es el primer idealista y diferenciará entre verdad y opinión. Resumiendo su doctrina, Parménides dice que el Ser, el Uno, es, y el cambio, el devenir, solo es una ilusión. Y lo argumenta de la siguiente manera: si algo proviene o empieza a ser, o bien proviene del Ser o del No-ser. Si viene del Ser, entonces ya es; y si viene del No-ser, no es nada, pues de la nada no proviene nada. El devenir es por lo tanto mera ilusión. El Ser simplemente es y es Uno, ya que la pluralidad es ilusoria. 1.3.4. Pensar los elementos: pluralistas y atomistas Los pluralistas trataron de reunificar las posturas de Heráclito y Parménides, buscando rescatar tanto la razón como la sensibilidad, para ello concibieron la naturaleza como algo compuesto por varios elementos primigenios que eran origen y esencia de la realidad, que en sí mismos no cambian (como decía Parménides) pero que al combinarse entre sí se dan los cambios del mundo (como decía Heráclito). 1.3.4.1. Empédocles (495-430) Los cuatro elementos Para Empédocles todo está formado por los cuatro elementos básicos: aire, tierra, agua y fuego y esos elementos se combinan uniéndose a través del amor o separándose a través del odio (fuerzas transcendentales) dando origen al mundo. Es decir, el arjé no está constituido por un sólo elemento, sino por cuatro: aire, tierra, agua y fuego. Los elementos son principios originarios e irreductibles, son eternos y no se transforman unos en otros. En cierto sentido, tienen las características del Ser de Parménides. Aunque en sí mismos los elementos son inmutables, es posible el cambio y la pluralidad, como nos muestran los sentidos. Será la unión y la separación de estos elementos lo que dé lugar a los cambios y a la multiplicidad de seres ¿cómo se produce? Empédocles introduce, por primera vez, una causa eficiente, una fuerza, es decir, aquello gracias a cuya actividad todo se hace. Para Empédocles, los cuatro elementos son materia, pero no principio de movimiento, como ocurría en Tales o Anaxímenes. Se representan como algo pasivo que debe ser movido desde afuera, por un principio distinto y en cierta medida, trascendente a ellos. Frente a las cuatro materias originarias, eternas y pasivas, pone una doble energía o fuerza bipolar, también eterna y originaria, pero esencialmente activa: el Amor (philía) principio de asociación y el Odio (neikos), principio de separación. Amor y Odio luchan por el dominio de los cuatro elementos, trazando un camino circular y cumpliendo el mismo ciclo. 1.3.4.2. Anaxágoras (500-428) Algo de todo en todo Anaxágoras creía que todo estaba hecho de homeomerías, semillas que contenían la totalidad de aquello de lo que formaban parte, y que el nous, una fuerza ordenadora puramente racional, sería lo que decide qué tipo de semilla prima en cada ser. Anaxágoras trató de sintetizar el pensamiento de los físicos de Mileto con el Ser de Parménides y el devenir de Heráclito, para ello, postuló la existencia de múltiples elementos que mezclándose y disgregándose dieran origen a la generación y a la corrupción. A esos principios o elementos los llamó Homeomerías o semillas. Las cosas son infinitas en número y tienen cada una diferentes cualidades: forma, color, sabor… Son infinitamente divisibles, de manera que nunca llegamos al no-ser. En cada cosa conviven semillas de todas las cosas, pero cada ser es lo que es porque en él predominan las semillas correspondientes. Por otro lado, el Nous (inteligencia, espíritu o mente) es una causa o fuerza, diferente de las homeomerías (elementos materiales) que da lugar a su unión, a su mezcla. Es una realidad infinita, separada de todas las cosas, como si tuviese una dimensión distinta respecto a los otros seres. Estamos ante una fundamentación sobrenatural. 1.3.4.3. Demócrito (460-470) y Leucipo: Los atomistas Los atomistas pensaban que la realidad está compuesta por una infinidad de partículas materiales diminutas que pueden combinarse unas con otras para formar cosas. Demócrito y Leucipo son los dos autores de esta primera escuela atomista. Es muy difícil diferenciar lo dicho por cada uno, por lo que se consideran de ambos los fragmentos que nos quedan. El punto de partida del atomismo es el de Parménides, pero aceptan el vacío o No-ser y niegan la existencia de fuerzas distintas de la materia misma (Amor-odio, Nous). Existe el ser, que para ellos consta de infinitas partículas indivisibles: los átomos, que son sólidas, llenas e inmutables, de tal modo que cada una de ellas posee las características del Ser de Parménides, pero carecen de cualidades sensibles y sólo se diferencian entre sí por la figura, el orden y la posición. Los átomos poseen movimiento propio y espontáneo en todas direcciones. El choque puede tener dos consecuencias: o rebotan entre sí y se separan o se "enganchan" produciendo torbellinos que originan mundos infinitos engendrados y perecederos. Los átomos explican esa multiplicidad de seres, el movimiento y la generación y destrucción. Admiten el vacío o "No-ser", como necesario para explicar la multiplicidad, ya que es lo que separa los átomos: si no hay vacío no puede haber choques ni desplazamientos. Todo se explica exclusivamente por lo "lleno" y lo "vacío", sin necesidad de recurrir a fuerzas extrañas tan solo acudiendo a la misma materia. Los choques son fortuitos, debidos a un puro azar: nada obedece a una ordenación inteligente hacia un fin determinado. No hay más que materia, vacío y movimiento. 2. La filosofía en la Polis: Sofistas y Sócrates 2.1. Etapa antropológica: Físis y Nomos 2.2. Aprender a hablar bien para triunfar en sociedad 2.2.1 Hetairas: Las mujeres griegas 2.2.1.1. Aspasia de Mileto 2.2.2. Sofistas: Utilitarismo, escepticismo, relativismo 2.2.2.1 Protágoras 2.2.2.2. Gorgias 2.3. Sócrates: en defensa del Universalismo 2.3.1. Sólo sé que no sé nada 2.3.2. La Mayeútica: Dar a luz la verdad 2.3.3. El intelectualismo moral: conocer el bien para hacerlo Contexto histórico Durante el siglo V. a. C. Grecia alcanzó su máximo esplendor. Atenas consiguió una posición hegemónica tras vencer a los persas y se produjo una transformación política y cultural. En lo político se consolido la democracia durante la reforma de Perícles. La vida cultural e intelectual se concentró en la capital y los artistas asumieron la tarea educadora. Los jóvenes de las clases sociales emergentes luchaban por lograr cargos públicos. Los sofistas eran extranjeros, maestros de oratoria que adquirieron gran poder y prestigio en ese contexto. Contexto filosófico En el periodo presocrático el pensamiento griego había tenido un carácter cosmológico. Los primeros filósofos estaban más cerca de los físicos que de los actuales filósofos. Sin embargo, en el siglo V. a. C. los problemas que preocupaban a los filósofos empezaron a alejarse de intentar explicar la naturaleza para centrarse en el ser humano como parte fundamental de la polis. Si en la etapa cosmológica había predominado el discurso metafísico, en la etapa antropológica la ética y la política serán las cuestiones fundamentales. 2. LA FILOSOFÍA EN LA POLIS: SOFISTAS Y SÓCRATES 2.1. Etapa antropológica: Physis y Nomos En el siglo V a.C. a causa del fracaso de todas las teorías anteriores y de la conversión de Atenas en el centro político económico y cultural de toda Grecia la filosofía pasará de su etapa Cosmológica (estudio de la naturaleza, de la fisis) a su etapa antropológica (el estudio del hombre y de la sociedad). Los «físicos» anteriores habían propuesto muchas teorías, que no coinciden entre sí: esto les lleva a los filósofos de la época preguntarse si es posible conocer la verdad, si el Hombre puede conocer la verdad, o bien, si es que existe una única verdad. Para entender este giro antropológico es interesante analizar las posibles acepciones del concepto de ley. Las leyes, pueden ser invariables, como las leyes de la física, o variables, como las leyes que rigen la sociedad. Estas se designan con los términos griegos physis (naturaleza) y nomos (ley). Las leyes de la physis son invariables, las del nomos, son las creadas por los seres humanos para vivir en sociedad: El nomos no es absoluto ni inmutable, sino que es relativo y cambiante. 2.2. Aprender a hablar bien para triunfar en sociedad La victoria en la Guerra del Peloponeso convirtió a Atenas en la capital. Atenas acogió a poetas, filósofos, matemáticos, sabios, arquitectos y artistas... provenientes de todo el mundo griego. Pericles instauró la democracia en oposición al sistema oligárquico que anteriormente imperaba. En este sistema las cuestiones sobre el ser y la materia carecen de sentido, pero los temas morales, políticos y éticos se volvieron fundamentales para gobernar el Estado, para esto se necesitaba otro tipo de educación y en este contexto aparecieron los sofistas: el triunfo social y la influencia política dependen de que se triunfe en la asamblea; de ahí que las habilidades oratorias sean más importantes que la sangre, el linaje, las riquezas o el esfuerzo y la prudencia: lo que cuenta es saber hablar bien: el arte de la persuasión y la argumentación. En la Grecia del siglo V a. C. no había abogados en los litigios; cada uno debía defenderse a sí mismo. El tribunal se componía, no de jueces, sino de ciudadanos elegidos al azar que decidían generalmente en favor del que «más labia» tenía. Este interés por aprender a hablar con elocuencia y argumentar con persuasión se mostró especialmente entre los jóvenes acomodados, ávidos de triunfo y dispuestos a pagar por alcanzarlo. Un joven ciudadano podía —a los 18 años— incorporarse a la vida pública, pero en su formación nadie le había enseñado la habilidad oratoria. Los sofistas, nuevos profesionales de la enseñanza satisfarán las necesidades de los nobles jóvenes en cuanto al arte oratoria. 2.2.1. Hetairas: Aspasia de Mileto Además de los sofistas también tenemos que tener en cuenta la existencia de las hetairas. Las mujeres griegas tenían pocas opciones: ser esposas, esclavas, prostitutas o hetairas. Las hetairas eran mujeres refinadas y elegantes, formadas para conversar con personas cultas que vendían su cuerpo por dinero. Una de las más famosas en Atenas fue Aspasia de Mileto que impartía clases de filosofía y retórica. Entre sus discípulos encontramos a Anaxágoras, Sócrates y Pericles. Pericles, el político más importante de Atenas, decidió abandonar a su esposa para quedarse con Aspasia. Aunque ambos fueron muy criticados por ello eso no impidió que la casa de Aspasia se convirtiera en el centro de la vida cultural, filosófica y literaria de Atenas. 2.2.2. Los Sofistas: utilitarismo Los sofistas fueron los primeros maestros, ellos tenían alumnos y no discípulos. Se llamaban a sí mismos sofistas del griego sophia, sabiduría (sophos, sábio). Con el tiempo el término adquirió tintes peyorativos y se utilizó para referirse a aquellos que buscan el propio éxito por encima de la verdad. Contra este término surgió el término filosophos: el amante de la sabiduría. Los sofistas eran excelentes oradores, viajeros, gente formada y con experiencia, que abandonaban su patria y recorrían la Hélade mostrando sus habilidades, dando clases e impresionando con sus discursos. La mayoría de ellos acababan en Atenas polis que, por su tamaño y circunstancias, exigía mayor presencia de «profesores» como ellos. Por ser metecos (extranjeros) no podían participar directamente en la vida política de Atenas, pero —al enseñar cómo comportarse en política— participaban indirectamente, hablando en la asamblea por boca de sus alumnos. Los alumnos, pagaban sus clases a fin de aprender retórica, dialéctica, gramática y erística para poder convencer, persuadir y embelesar con la palabra y conseguir así poder en la polis (la ciudad-Estado). Los sofistas afirmaban que podían llevar a cualquiera al poder y la fama. Eran expertos en hacer pasar un argumento débil por un argumento fuerte. Para demostrar que eran grandes maestros los sofistas presumían de poder defender tanto una afirmación como la contraria. Para ellos lo importante no era el contenido del pensamiento sino la manera de expresarlo para convencer a los demás de cualquier cosa. Esto hizo que los sofistas estuviesen mal vistos, pues a cambio de dinero enseñaban a persuadir no a saber. (De ahí que hoy en día la palabra sofista sea un insulto para designar a los charlatanes y sofisma se utilice como sinónimo de un argumento engañoso). Podemos definir a los sofistas como utilitaristas: el bien y la verdad eran solo medios para alcanzar el poder. Relativistas: pues se adaptaban a todos los contextos y escépticos: pues no creían en la existencia de valores universales. El problema que una visión utilitarista del conocimiento produce es el siguiente: Aunque el pensamiento se ha liberado de las explicaciones míticas empieza a caer también en el relativismo y el escepticismo filosófico; se comienza así a pensar que no hay más realidad que la de las cosas aparentes que captamos por los sentidos, ni más verdad que la de las opiniones que en cada momento tenemos. La democracia había creado la mentalidad de que cada uno tiene sus opiniones y que éstas tienen tanto valor como otras cualesquiera (algo parecido a lo que puede estar sucediendo en nuestras democracias actuales). 2.2.2.1 Protágoras (relativismo) Protágoras fue el sofista que encarna el máximo exponente del relativismo y el convencionalismo. El relativismo defiende que no hay verdades absolutas, que todas son relativas, por tanto cualquier cosas es igual de verdadera que su contraria. Su tesis más famosa es la tesis de la medida: “El ser humano es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanta que son y de las que no son en cuanto que no son”. Protágoras también defendió que la justicia es algo que se alcanza por convención, es decir que las leyes son fruto de un acuerdo y que no existe una justicia natural y universal. 2.2.2.2. Gorgias (escepticismo) Gorgias fue el sofista que encarnó el máximo exponente del escepticismo. Afirmaba que nada existía, y que si algo existiese no podríamos conocerlo ni decirlo. (escepticismo, ontológico, gnoseológico y lingüístico). Su razonamiento es el siguiente: 1- Si algo existiera debería existir siempre o haber comenzado a existir en algún momento, pero si ha existido siempre, entonces no tiene principio ni final, luego no está en ningún sitio y, por tanto, no es. Y, si tiene un comienzo entonces ese comienzo es lo que es y lo que procede de él no es ni existe. 2- En el caso en que existiera alg, no se podría conocer, porque lo que se conoce es diferente de lo que es o existe, luego lo conocido tendría que ser algo que no existiera ni fuera. 3- Incluso si pudiera conocerse, no se podría comunicar a nadie, puesto que lo que se dice o afirma de lo que es ya no es ni existe, luego nada puede decirse de lo que es. El pensamiento de Gorgias conduce a un nihilismo y un escepticismo radical, dejando el pensamiento reducido al lenguaje y considerando el lenguaje como un mero juego de palabras en el que los significados se pueden manipular. 2.4. Sócrates (Universalismo): Solo sé que no sé nada Sócrates consideraba que los sofistas eran los causantes de la ruina moral y política de la polis y por ello se opuso a ellos. Se opuso al relativismo de los sofistas pues para él la virtud era algo universal, válido en todos los contextos y para todo el mundo. Se opuso al escepticismo, pues afirma que la verdad es algo independiente de las opiniones de los individuos y también se opuso al utilitarismo pues afirma que la virtud es un bien en sí mismo y que la política es solo un medio para alcanzar el bien y la justicia. Para superar el relativismo se dedicó a la búsqueda de conceptos generales algo que tiene un afán universal, pues el concepto es igual para todos en todas partes. Según Sócrates el concepto se ha de expresar en una definición que ponga de manifiesto la esencia de las cosas, para ello buscó un método que le ayudase a alumbrar la verdad. Frente a aquellos que se decían sabios pero no buscaban la sabiduría Sócrates proclamó “sólo sé que no sé nada”. Consultado el oráculo de Delfos a la pregunta de si había alguien más sabio que Sócrates, el oráculo respondió que no. La interpretación que el mismo Sócrates da de este hecho es que él es el más sabio no porque sepa más cosas que los demás, sino porque es consciente de su ignorancia mientras que los demás creen saber algo. Decide entonces que su misión es buscar la verdad segura y cierta, aceptando la ayuda de quien quiera prestársela. Para ello se servirá del diálogo en el que interpela en el foro a ciudadanos conocidos sobre su saber, poniendo de manifiesto su ignorancia. Biografía SÓCRATES (470-399 a. C.) Sócrates nació en Atenas. Fue hijo de Sofronisco y Fenaretes, a los que la tradición presenta como artesano escultor y comadrona. Le gustaba contar que era hijo de una partera porque del mismo modo que su madre ayudaba a las mujeres a dar a luz él ayudaba a los demás a encontrar respuestas. En su juventud se interesó por las especulaciones cosmológicas de los físicos y las de los sofistas, que abandonó confundido y desengañado pues concluyó que no ayudan a conocer la propia alma. Fue héroe de guerra en la Guerra del Peloponeso, única ocasión en la que salió de su ciudad natal. De aspecto desaliñado y poco agraciado (tripudo, chato y de grandes labios), de complexión robusta iba siempre descalzo y con el mismo vestido en invierno y en verano. A pesar de su aspecto, fue un hombre de gran vida interior que cautivaba a sus oyentes a los que hacía dudar de sus convicciones con sus incesantes preguntas que le valieron el apodo de «el tábano». Se le veía siempre rodeado de jóvenes hermosos, inteligentes, ricos y de buena familia: la juventud dorada de la Atenas de entonces, pero él no cobraba dinero por sus clases y conversaciones, como hacían los sofistas: esto le permitía rechazar a los alumnos que no gozasen de su simpatía. Ridiculizó a los sofistas dialogando con ellos y con sus discípulos, demostrando que no eran tan sabios como decían ser pues no eran capaces de definir los conceptos que utilizaban. Aunque le granjeó enemigos cuestionó las posturas sofistas abriendo camino hacia la búsqueda de la verdad. A causa de esta actitud de búsqueda él no se llamaba a si mismo sofista (sabio) sino filósofo (amante (buscador) de la sabiduría). Restaurada la democracia no gozaba de las simpatías del partido conservador y fue acusado en la asamblea y condenado a muerte a los 70 años. Se le acusó de la “degradación moral de Atenas” de «impiedad» y de «corruptor de la juventud». Estas acusaciones solo fueron un pretexto político que buscaba su destierro. Él, ya viejo, prefirió la muerte pues consideró que no había hecho nada y aceptar el exilio hubiese sido como reconocer su culpa. Así, insultó al jurado durante el juicio y después bebió la cicuta desoyendo las invitaciones a huir de sus discípulos: si respetó las leyes de su ciudad cuando le fueron favorables, no va a despreciarlas ahora que le tratan mal. Pasó sus últimas horas hablando sobre la inmortalidad del alma con sus discípulos. Prefirió padecer la injusticia, antes que cometerla. Él, que había polemizado contra el relativismo y la amoralidad de los sofistas y muere acusado de lo que siempre combatió. Su muerte injusta dará inicio al mito y la leyenda que hace de Sócrates el prototipo de hombre libre, justo e íntegro. Sócrates no escribió nada, creía que la filosofía consistía en buscar conjuntamente la verdad mediante el diálogo, pero su pensamiento —envuelto en la aureola de la leyenda— nos llega a través de sus discípulos, especialmente Platón, de cuyos Diálogos, Sócrates será el personaje principal. 2.4.1. El método socrático: la mayéutica Por influencia del relativismo y convencionalismo de los sofistas se emplean términos morales —el bien, la justicia, interés común, etc.— con diferentes significados dependiendo de las circunstancias. Esto irrita a Sócrates: la gente usa términos sin saber a qué se refiere, pues no eran capaces de definirlos. Sócrates interrumpe oradores que proponen una medida a la que califican de «justa», para preguntarles «Y, ¿qué es la “justicia”?». Cuando le responden con ejemplos, él pide una definición. Cuando se la dan, propone un caso que entra en la definición y que es claramente injusto. El orador cae en la cuenta de su ignorancia (y del ridículo que ha hecho). Lo mismo con la poesía, la belleza etc. de este modo Sócrates busca definiciones universales. Para llegar a definiciones universales utilizará razonamientos inductivos con un método que consta de tres momentos: 1.-La ironía. Fase destructiva: Punto de partida que consiste en llevar al interlocutor al convencimiento de que no sabe nada. Mediante preguntas, le hace dudar, le lleva a ser crítico, a indagar. Así, Sócrates comenzaba afirmando que él no sabía nada y haciendo preguntas para buscar definiciones precisas. Un típico diálogo socrático empezará preguntando qué es la justicia, la verdad, la belleza etc. Sus interlocutores daban respuestas precisas a las que Sócrates interrogaba con preguntas cada vez más complejas. 2.-La mayéutica. Fase constructiva: (mayeusis (parto) la profesión de su madre). La segunda fase del diálogo se daba solo cuando el interlocutor estaba dispuesto a asumir que no conocía la respuesta. Consiste en dar a luz la verdad por medio del diálogo, descubriendo lo que uno lleva dentro —«conócete a ti mismo»—: en el interior de cada uno está el nuevo ser que ha de salir afuera, el ser de la verdad. Es decir, a través de preguntas y respuestas se comienza una investigación. 3.-La definición. Conclusiones: Aunque este proceso rara vez llegaba a una respuesta definitiva a las preguntas planteadas sí que se aclaran varios conceptos. La última fase supone llegar al fondo de las cosas, desvelar la verdad, formular con palabras precisas la verdad descubierta. Las preguntas de Sócrates no pretenden hacer triunfar los propios argumentos — como en los sofistas—, sino que buscan la verdad. Esto supone aceptar la existencia de la verdad, que puede ser conocida, como algo consensuado que pertenece a todos. No se trata de enseñar nada nuevo, sino de hacer descubrir lo que uno tiene dentro. 2.4.2. El Intelectualismo Moral En el campo de la ética, Sócrates, rechaza el relativismo convencionalista y utilitarista de los sofistas. Sócrates afirmaba que los valores morales son absolutos e iguales para todas las personas. Lo moralmente correcto es un valor universal y que no cambia nunca y que es independiente de momento y del lugar. Sócrates pensaba que las diferencias de opinión se deben a la ignorancia. Todos creen saber lo que es correcto, pero muchos se equivocan y actúan mal, pensando que están actuando bien por simple desconocimiento del bien. Según Sócrates si conociésemos el bien lo haríamos y veríamos que es igual para todos. La virtud como areté —la excelencia en una actividad— supone tener capacidad innata, conocimiento y práctica (la areté del zapatero consiste en hacer buenos zapatos; para ello tiene que saber qué es un buen zapato). La areté moral o virtud en sentido moral presupone conocer qué es el bien. El zapatero que hace mal los zapatos, el cantante que canta mal, etc., no lo hacen voluntariamente, sino porque no saben hacerlo mejor. Del mismo modo, el que obra mal moralmente no lo hace de modo intencionado, sino porque desconoce qué es el bien. Todo el mundo persigue el bien, pero los que actúan mal no lo conocen, son ignorantes y por ello, al actuar mal, no saben lo que hacen. Para Sócrates no existen los malvados, solo los ignorantes. En esto consiste el intelectualismo moral de Sócrates: en identificar la virtud con el saber; el que sabe es virtuoso; el que obra mal es un ignorante; el conocimiento del bien —para el individuo y para la polis— determina la voluntad que no puede sino quererlo y ponerlo en práctica. Igual que el entendimiento no puede conocer el no-ser, la voluntad no puede querer el no-bien (el mal), porque la voluntad está determinada al bien. Esta teoría ética se llama intelectualismo moral porque relaciona el conocimiento con las acciones, afirmando que conocer el bien y hacerlo son la misma cosa, pues es impensable que alguien que sepa lo que es el bien actúe en contra de este. Por tanto, ante el que obra mal, lo que procede no es el castigo, sino la instrucción para que pueda llegar a conocer el bien y, así, practicarlo. Se relaciona con la ética su preocupación por el autoconocimiento y la mayéutica, pues qué sea el bien y qué los valores es algo que está dado en nuestro interior de forma innata: del «conócete a ti mismo» se desprende el conocimiento de los valores y, por tanto, su realización. De ahí el interés por el ser humano, por el alma, y su naturaleza moral: la verdadera sabiduría consiste en determinar lo que el hombre ha de conocer para ser feliz, pues obrar el bien es causa de felicidad. Por eso Sócrates considera que es mejor sufrir una injusticia que cometerla, algo que llevó a la práctica hasta el final de sus días. 3. La Ilustración Griega: Platón 3.1. La estructura de la realidad: El dualismo ontológico 3.1.1. La Teoría de las Ideas 3.1.2. Las Ideas y sus propiedades 3.1.4 La relación entre los dos mundos: Teoría de la participación 3.1.4.1. El demiurgo 3.2. La teoría del conocimiento 3.2.1. La teoría de la reminiscencia 3.2.2. Los grados del conocimiento: el símil de la línea 3.2.3. La Educación 3.3. La alegoría de la caverna 3.4. El ser humano: El dualismo antropológico 3.4.1. El dualismo antropológico 3.4.2. La inmortalidad del alma 3.4.3. La naturaleza tripartita del alma 3.5 La ética 3.5.1 El intelectualismo moral 3.5.2. Las virtudes 3.6. La alegoría del áuriga 3.7. La política 3.7.1 la justicia 3.7.2. La organización de la ciudad Ideal 3.7.3. La corrupción de las formas de gobierno 3.8. La Estética Contexto histórico Durante la guerra del Peloponeso en Atenas gobernó el gobierno de los treinta tiranos, tras ello, en el llamado Siglo de Pericles, se instauró la democracia extendiendo los ideales sofistas: el utilitarismo, el escepticismo. Fue el sistema democrático el que acabó con la vida se Sócrates por haber sido el tábano que agitaba las conciencias atenienses. Contexto filosófico Tras la muerte de Sócrates Platón dedicó todos sus esfuerzos a luchar contra el ideario sofista, al cual consideraba responsable de la corrupción de Atenas y de la muerte de su maestro. En el desarrollo de su sistema filosófico fundó la Academia, un fuerte núcleo de construcción y distribución de la filosofía platónica. Platón (427 a.C – 347 a.C) Vida, obra y proyecto filosófico. Platón fue discípulo de Sócrates y al igual que su maestro consideró la sofística como un elemento disgregador incapaz de ofrecer un substrato firme a la organización de la sociedad a causa del escepticismo y también la consideran incapaz de ofrecer una base segura para la adquisición de conocimiento a causa del relativismo. Aunque Sócrates no escribió nada, Platón sí lo hizo. En sus obras expuso el pensamiento de Sócrates y el suyo propio. La mayoría de sus obras son diálogos en los que el protagonista es Sócrates, Platón utilizaba a personas de su entorno, siendo Sócrates el que siempre da con la clave de la cuestión que trata el diálogo discutiendo con otros filósofos y sofistas. Las obras de Platón se dividen en 4 periodos: los diálogos de juventud, donde expresa el pensamiento de Sócrates, los de transición, donde empieza a hacer aportaciones, los de madurez, donde desarrolla sus teorías y los de vejez, donde revisa y critica sus propias teorías. Platón era de origen aristocrático. Realizó varios viajes, aunque la mayor parte de su vida la pasó en Atenas. La infancia de Platón coincidió con la Guerra del Peloponeso y con la instauración del Gobierno de los 30 Tiranos. Durante su juventud se restableció la democracia y con ella empezaron a extenderse las teorías relativistas y escépticas de los sofistas. La condena y muerte de su maestro Sócrates durante el sistema democrático le afectó profundamente e hizo que Platón concibiera la democracia como el peor de los sistemas políticos posibles, por ello dedicó toda su vida a tratar de crear un sistema político justo y adecuado. Para Platón, tanto la tiranía como la democracia son fruto de las teorías de los sofistas. Siendo aristócrata no comparte el modo de gobernar que han tenido los Treinta Tiranos, pero es un férreo detractor de la democracia. Encuentra en estas maneras de gobernar dos defectos fundamentales: 1) La incompetencia e ignorancia de los políticos (en democracia, los ciudadanos). No hay profesionales de la política, son aficionados cuando debería elegirse al más capacitado. 2) La democracia permite que los intereses de un grupo prevalezcan sobre las necesidades del Estado. Su objetivo es llevar a cabo una reforma política: fundamentar la polis y sus instituciones en unos principios y valores inalterables y universales que hay que descubrir y luego enseñar. Su intención es organizar el Estado de acuerdo con “la verdadera filosofía” puesto que solo bajo ella se puede alcanzar la «verdadera justicia». Si en lugar de la «verdad» se valora la «opinión» el Estado se corrompe legal y moralmente y triunfa la violencia. La convicción de que la verdad es necesaria para poder vivir en la ciudad al amparo de la justicia le lleva a pensar que, si el hombre puede poseer conocimientos necesarios, universales e inmutables, es porque existen «objetos reales» que son necesarios, universales e inmutables, ya que, en caso contrario, el conocimiento científico carecería de valor al no poseer un objeto del que fuera correspondencia. Para poder justificar su proyecto político tendrá que desarrollar una epistemología, una metafísica, y una antropología que justifiquen el sistema político que quiere construir. Por eso nos encontramos ante el primer gran sistema filosófico. Un sistema en el que todas las partes del pensamiento están unidas entre sí. El tirano de Siracusa le propuso a Platón que instaurase el sistema político que había confeccionado. Lo intentó hasta en tres ocasiones, pero en las tres fracasó. Tras pasar por Siracusa, desengañado de la política decide dedicarse al estudio y la enseñanza de la filosofía. Funda la Academia; centro dedicado a la formación de los futuros gobernantes, donde se trabaja la matemática y la filosofía. 3.1. La estructura de la realidad Aunque los objetivos platónicos son políticos primero ha de definir la realidad (ontología) y cómo se accede a ella (epistemología). Para lo primero propondrá la que se llama Teoría de las ideas. 3.1.1. Teoría de las ideas: El dualismo ontológico Para escapar del problema de la multiplicidad Platón establece que la realidad tiene dos ámbitos diferenciados, es decir, propone un dualismo ontológico (cosmológico) en el que distingue y define dos mundos: El mundo de las ideas y el mundo sensible. La relación entre ambos mundos es descrita por Platón con el término de participación o imitación. (Las cosas sensibles son como son porque imitan o participan de las Ideas). La teoría de las Ideas es un modelo de estructura de la realidad (metafísica) y del modo de conocerla (epistemológica). 1) El mundo sensible es el que está constituido por las realidades sensibles (el mundo de las cosas, de la materia), aquél que puede percibirse a través de los sentidos. Para Platón este mundo es falso, mera apariencia, imperfecto, una simple copia mal hecha del mundo ideal. Es un mundo mutable (cambiante), [influencia de Heráclito] es el mundo de las opiniones. Este mundo surge a causa de una inteligencia ordenadora (no creadora) llamada Demiurgo (una suerte de semidiós). 2) El mundo inteligible o mundo de las ideas (o esencias) es para Platón el mundo real, está constituido por ideas y por realidades matemáticas, es el mundo verdadero, estable, conceptual, eterno, perfecto, inmutable [influencia de Parménides]. Idea (eidos) significa en griego “forma” o “figura”. Cuando Platón dice Idea no se refiere a pensamientos que se formen en nuestra mente o que procedan de la realidad empírica, sino que son conceptos universales, absolutos, objetivos, eternos e inmutables, ya creados y existentes y que nos limitamos a recordar. Por lo que es un ejemplar o ideal eterno e inmutable que de cada cosa creada existe en el mundo inteligible. 3.1.2 Características de las Ideas Las Ideas platónicas tienen mucho que ver con el concepto de definición socrático, sin embargo, para Platón las Ideas no existen en las cosas, en la mente, ni en las definiciones, sino que tienen una realidad en sí que transciende a lo sensible. Entre sus propiedades estableció que: a) Son objetivas. No son, pues, pensamientos o contenidos del pensamiento, sino entidades sin cuya existencia sería imposible el conocimiento científico. Son realidades ideales auténticas y arquetipos ideales de todo lo sensible. b) Son causas ejemplares de las cosas: en tanto que los arquetipos o modelos perfectos de las cosas son causas de las mismas. Así, por ejemplo, la causa de que un jarrón sea bello es que “participa “o “imita “a la Idea de Belleza. c) Son inmutables e indivisibles, a diferencia de las cosas del mundo sensible que cambian continuamente y, además, son divisibles. d) Son eternas, ingénitas, transcienden el tiempo y no están en el espacio, al contrario de las cosas sensibles que comienzan a existir —están, pues, en el tiempo—y ocupan un lugar en el espacio. e) Se encuentran jerarquizadas, y existe una Idea que posee un rango tan elevado en esa jerarquía, que las abarca a todas. La idea de Bien. Bajo la Idea de bien se encuentran las ideas éticas y estéticas (verdad, justicia, belleza…), bajo ellas las ideas matemáticas (triangularidad, unidad, igualdad…) y finalmente en la base las ideas de las cosas sensibles. Es decir, el conjunto de las ideas forma una figura piramidal. En la base de esa figura se sitúan las más elementales que son las relacionadas con las cosas materiales. El vértice está coronado por una sola Idea Suprema de la que participan todas las demás sin que ella participe de ninguna: La idea de Bien. La Idea de Bien es la más excelente de todas las ideas, su función es irradiar al resto de ideas. f) Los conceptos universales son la expresión de las Ideas, por tanto, se corresponden con algo real, no son meros conceptos. g) Son las esencias de las cosas. Las cosas son lo que son porque son copias imperfectas de las Ideas h) Son valores universales: son los criterios que nos permiten distinguir las cosas y juzgarlas, por ejemplo, una cosa es más o menos bella porque “imita” más o menos a la Idea de Belleza i) Son lo auténticamente real, el mundo sensible no es más que una copia imperfecta d esta realidad j) Sólo son conocidas por la razón, dando lugar al verdadero conocimiento. k) Cada Idea es única, eterna, inmutable, inalterable e inmaterial. Sólo es captable por la inteligencia (no es una realidad sensible sino inteligible) [Por lo tanto, poseen los atributos del Ser de Parménides]. 3.1.3. La relación de los dos mundos: La teoría de la participación La propuesta de un dualismo ontológico nos lleva a preguntarnos cuál es la relación que hay entre estos dos ámbitos de la realidad. Platón explica esta relación a través de la teoría de la participación, diciendo que la relación entre ambos mundos es de participación (methexis) e imitación (mímesis). La Teoría de la participación afirma que las Ideas actúan como modelos eternos e inmutables de las cosas, que a su vez son lo que son porque participan de aquella Idea de la cual proceden. Esta participación trasciende el ámbito material. Además, las cosas del mundo sensible intentan imitar a la Idea de la que proceden en todo lo posible, aunque no lo consigan ya que son copias imperfectas sometidas al cambio y la pluralidad. Como consecuencia de esto, si las cosas son copias imperfectas de las ideas que les sirven de modelo, las Ideas son más importantes que las cosas y por tanto el mundo inteligible es superior, más auténtico y más verdadero que el mundo sensible. 3.1.3.1. El mito del Demiurgo. Para explicar cómo llegan las cosas a ser lo que son hemos de atender a la cosmología platónica. Platón explica el origen de todas las cosas mediante una narración alegórica: el mito del Demiurgo. Conviene recordar que para cualquier griego la idea de que el universo haya podido surgir de la nada resultaría absurda. Por lo tanto, según Platón, en un principio solo existía una materia caótica e informe. Si hoy en día podemos ver multiplicidad de cosas es porque fueron modeladas por una especie de Dios al que Platón llamaba el Demiurgo. Esta divinidad trató de materializar las ideas utilizando la materia de la que disponía dando así origen a las cosas, pero siendo imperfectas por estar hechas de materia. De esta forma, las cosas bellas, por ejemplo, son bellas porque imitan o participan del ideal de Belleza (Idea de Belleza o Belleza en sí). Así explica Platón no solo el origen del mundo sino la teoría de la participación y relaciona el mundo de las Ideas y el mundo material. En resumen, para Platón, las causas que confluyen en el origen del mundo sensible son: 1. Causa material: materia caótica e informe. 2. Causa ejemplar: ideas o conceptos universales. 3. Causa eficiente: Demiurgo o ser ordenador. 3.2. La teoría del conocimiento: dualismo epistemológico El problema del conocimiento en Platón tiene dos vertientes: ¿Cómo es posible el conocimiento? Pregunta a la que responderá a través de la teoría de la anamnesis o reminiscencia y ¿Qué tipos o grados de conocimiento hay? Pregunta a la que responderá a través del Símil de la línea y que complementará con la alegoría de la caverna. 3.2.1. Teoría de la reminiscencia o anamnesis: Conocer es recordar Platón afirma que, aunque vivamos en el mundo sensible, somos capaces de captar una realidad más elevada: la del mundo de las ideas. Podemos captar esa realidad porque, de alguna manera, las Ideas se encuentran en nuestro interior, por eso todos sabemos de qué estamos hablando cuando nos referimos a la “Justicia” o a la “Belleza” aunque no sepamos definirlas con exactitud. Para demostrar esto, en el Menón, Sócrates obliga a un esclavo a responder preguntas sobre geometría sin haber estudiado nunca. Según Platón, nuestra alma ya conoce esas Ideas porque ella misma estuvo en el mundo de las Ideas junto a ellas antes de caer en nuestro cuerpo, lo que sucede es que al encarnarnos es como si nuestra alma olvidase lo que conocía cuando estaba en el mundo inteligible. Por eso, a través de la dialéctica lo que hacemos no es adquirir nuevos conocimientos sino hacer que nuestra alma recuerde lo que ya sabía, esto es, según Platón conocer es recordar. A este recordar se le llama Teoría de la reminiscencia (anamnesis). Para comprender mejor esta idea tendremos que revisar las ideas sobre la inmortalidad del alma y la reencarnación que defiende Platón. 3.2.2. Los grados de conocimiento: El símil de la línea La teoría epistemológica platónica está ligada a su propuesta metafísica. Si según Platón hay dos mundos diferentes también hay dos maneras diferentes de conocer el mundo. Por un lado, está el mundo sensible, este se conoce a través de los sentidos, pero este mundo es el menos auténtico. Por otro lado, está el mundo de las Ideas, la auténtica realidad, este se conoce a través de la razón. Lo que conocemos a través de los sentidos es el mundo mutable, es mera apariencia y, por tanto, es un conocimiento falible. A este tipo de conocimiento Platón lo llamará doxa: opinión. Sin embargo, el conocimiento de las Ideas, es un saber verdadero ya que las ideas no cambian, a ellas accedemos a través de la razón. Platón llamará a este conocimiento episteme: ciencia o conocimiento verdadero. Sin embargo, alcanzar la episteme, el conocimiento verdadero, no es sencillo ni apto para todo el mundo, pues alcanzarla será el objetivo de los filósofos. Para alcanzar la episteme debemos realizar un proceso de ascensión dialéctica que nos lleve desde el conocimiento sensible hasta el conocimiento de las Ideas. Es una ascensión, porque es cada vez más compleja y es dialéctica porque se logra mediante la dialéctica, es decir, dialogando con alguien que conozca las Ideas y nos muestre el camino para lograrlas. A través del Símil de la línea Platón explicará los grados de conocimiento que existen y el camino para ascender en la adquisición del conocimiento. El grado más bajo de conocimiento es la opinión, aunque dentro de ella también hay dos niveles, el más bajo sería la conjetura, las simples imágenes y después las creencias, el conocimiento, no de la imagen sino del objeto, pero ambos son opiniones engañosas, porque forman parte del conocimiento sensible. Para superar la percepción sensorial Platón recomienda el estudio de la matemática. La matemática no trata de objetos sensibles sino de abstracciones por lo que con él entramos en la inteligencia discursiva el primer grado de la episteme, el conocimiento. Pero los entes matemáticos no son ideas valiosas, el verdadero conocimiento es el que se preocupa de las ideas más importantes: Justicia, Verdad, Belleza… Cuando alcanzamos a comprender la Idea más importante de todas, la Idea de Bien, es cuando llegamos a la cumbre de la ascensión dialéctica. a) Opinión (Doxa): Un conocimiento de lo sensible (del Mundo Sensible) captado por los sentidos y poco fiable. A su vez, se divide en: a. Conjetura o imaginación (eikasía) que se corresponde con las imágenes y sombras de las cosas. Es el conocimiento más imperfecto. b. Creencia (pistis): se corresponde con el conocimiento de las cosas del mundo sensible. Es un conocimiento que es mera opinión, puesto que no se justifica por un razonamiento riguroso. b) Intelección o conocimiento (Episteme): Un conocimiento de lo inteligible, de las realidades del Mundo Inteligible. Da lugar al verdadero conocimiento y su instrumento es la razón. A su vez se divide en: a. Inteligencia discursiva (Pensamiento o dianoia): se corresponde con el conocimiento de las realidades matemáticas. Es puramente racional, demostrativo, tal como los teoremas. b. Inteligencia (Noesis): Se corresponde con el conocimiento de las Ideas. Consiste en la visión inmediata, intuición intelectual, de las Ideas; el saber absoluto, pleno y verdadero. Tiene como finalidad el conocimiento de la realidad más perfecta: la Idea del Bien. Tipos de OPINIÓN (DOXA) CIENCIA (EPISTEME) Conocimiento Grados de CONJETURA CREENCIA PENSAMIENTO CONOCIMIENTO Conocimiento (EIKASIA) (PISTIS) (DIANOIA) VERDADERO (NOUS) Tipos de SOMBRAS, OBJETOS OBJETOS IDEAS Objetos IMÁGENES FÍSICOS MATEMÁTICOS Actividad POESÍA FÍSICA MATEMÁTICA DIALÉCTICA Tipos de MUNDO SENSIBLE MUNDO INTELIGIBLE Mundo 2.2.3. La educación La educación (paideia) es el proceso a través del cual el ser humano es capaz de conocer una realidad más profunda a partir de ideas y no de apariencias. Cuando una persona nace aprende todo de los que le rodean, si no le ayudan a comprender las cosas probablemente acabará formándose una opinión falsa de ellas. Esto no solo le pasa a los niños, también a los adultos. Para ilustrar este error utilizó la alegoría de la caverna en la que hace ver que el humano tiende a confundir las apariencias con la realidad a no ser que se dirija su entendimiento de modo correcto. Lo característico de la ascensión dialéctica es el abandono de las opiniones al someterlas a crítica para alcanzar la verdad. 2.3 La alegoría de la caverna. En el libro VII de la República Platón nos ofrece una imagen simbólica de la ascensión dialéctica a través de la alegoría de la caverna. Mediante esta alegoría pretende ilustrar sus posiciones metafísicas y epistemológicas. En esta alegoría se nos presenta a unos prisioneros que han estado toda su vida mirando haca una pared en la que solo se ven las sombras (eikasía) proyectadas por unos objetos (pistis) tras los prisioneros. Cuando uno de los prisioneros es liberado y forzado a salir al exterior al principio no ve nada porque está deslumbrado, así que se conforma con ver el reflejo de las cosas en el agua (dianoía), sin embargo, cuando se acostumbra a la luz es capaz de ver que ha estado toda su vida confundiendo lo real (noesis) con lo aparente. Descubre también que es la luz del sol (la idea de Bien) la que conforma la auténtica realidad. El prisionero vuelve a la caverna para comunicarles a sus compañeros de cautiverio cuál es la verdad, pero éstos le toman por loco y le dan muerte. Para comprender mejor la alegoría es necesario que atendamos a sus símbolos: - Prisioneros: los seres humanos que piensan que el mundo sensible es la auténtica realidad. - Prisionero liberado: el filósofo que se cuestiona cuál es la verdadera naturaleza de la realidad. - Caverna: El mundo sensible en el que vive el ser humano el cual cree ser el único. - Sombras: Los reflejos de los objetos sensibles; cosas que aparentan ser lo que no son - Fuego: representación inadecuada de lo que en realidad es la fuente última de conocimiento. - Superficie: el lugar en que se encuentra quien ha renunciado al mundo sensible, es decir, el mundo inteligible. - Sol: La idea de Bien gracias a la cual se conocen las cosas en su verdad. - Retorno: El filósofo considera que su deber es la educación de sus semejantes para ayudarlos a ver más allá de lo sensible y contemplar las ideas. - Muerte: Del mismo modo en que Sócrates fue denunciado, juzgado y sentenciado a muerte por tratar de hacer pensar a sus conciudadanos el filósofo debe estar dispuesto a entregar su propia vida en defensa de la verdad. 3.4. El Ser humano: dualismo antropológico En concordancia con su dualismo ontológico y su dualismo epistemológico, respecto al ser humano también defenderá un dualismo antropológico. Según Platón, el ser humano es un ser compuesto de dos realidades: cuerpo y alma. El cuerpo es esa parte del ser humano que pertenece al mundo material ya que es cambiante e imperfecto. El alma es inmaterial y aunque no sea perfecta es la parte más noble del ser humano porque está ligada a la razón. El alma es la parte más alta y digna de lo humano porque es semejante a lo divino, es decir, a las ideas. Por su superioridad el alma debe gobernar todo el compuesto humano. Para Platón el hombre es un alma (soma) espiritual y eterna encerrada en una cárcel (sema) que es el cuerpo. El auténtico y genuino yo del hombre es el alma, y su destino la sabiduría; el cuerpo no es más que su cárcel, y un obstáculo que le impide dedicarse a su verdadero destino. Las necesidades y deseos corporales nos acosan y nos hacen desviarnos de nuestro destino (la sabiduría). Por ello habremos de tratar de controlar las pasiones del cuerpo y llevar una vida ascética. La asociación entre cuerpo y alma no es completa, sino que es una unión temporal y accidental, es temporal porque no dura para siempre, pues se deshace tras la muerte, es accidental porque ambos elementos nunca pierden su identidad dentro del compuesto. Alma y cuerpo están unidas, pero son dos cosas distintas. El cuerpo humano pertenece al mundo sensible y siempre ha estado en ese mundo, pero el alma, según Platón preexistió en el mundo de las ideas antes de unirse al cuerpo. 3.4.1. La inmortalidad del alma: Teoría de la transmigración de las almas El alma es superior al cuerpo porque cuando morimos el cuerpo se descompone, pero el alma no, porque es inmortal. La prueba que da Platón de la inmortalidad del alma es la que tiene que ver con la teoría de la reminiscencia. Si somos capaces de recordar Ideas trascendentales que no hemos percibido es porque hemos sido capaces de contemplarlas con anterioridad, así que nuestra alma ha debido existir antes de nuestro nacimiento, Otro de los argumentos que da Platón de la inmortalidad del alma es su simplicidad. Las cosas que se descomponen son las que están compuestas de diferentes partes. El alma es simple, no está formada por otros elementos por eso no se puede descomponer. La creencia en la inmortalidad del alma está ligada en el pensamiento de Platón a la teoría de la reencarnación (metempsicosis). Inspirado por los pitagóricos Platón creía que después de la muerte nuestra alma se uniría a un nuevo cuerpo, que será noble y bello si hemos vivido una vida virtuosa. Según Platón el proceso de reencarnaciones (Teoría de la trasmigración de las almas) se repetirá una vez tras otra hasta que limpiemos nuestra alma de todo rastro material, con lo que podremos dejar de reencarnarnos para que nuestra alma viva para siempre en el mundo de las Ideas. 3.4.3. La naturaleza tripartita del alma Platón valoraba la dimensión racional del alma, pero sabía que hay pasiones internas que también nos influyen. Por eso elaboró su teoría tripartita del alma, que afirma que el alma consta de tres partes y que cada una de ellas cumple una función. Aunque todos los seres humanos tienen las tres partes del alma en cada persona predominará un tipo concreto de alma. - La concupiscible: que se encuentra debajo del vientre y que engloba los deseos relacionados con las necesidades corporales más básicas. Si domina este aspecto del alma el individuo será amante del placer y del dinero. - La irascible: situada en el pecho, que vendría a ser la voluntad, que es la fuente de las pasiones más nobles. Aquellos que sean gobernados por el alma irascible serán amantes del poder y los honores. - La racional: nos impulsa al verdadero conocimiento y a la ordenación de nuestras vidas. Los sujetos en quienes destaque esta parte del alma serán los amantes del saber. Según Platón cuando el ser humano muere sólo la parte racional, de naturaleza espiritual, que es el auténtico ser hombre, sobrevive; las otras dos, la irascible y la concupiscible, que son propias del cuerpo, desaparecen cuando éste muere. 3.5. Ética: intelectualismo moral y virtud. 3.5.1. El intelectualismo moral Platón defiende el universalismo ético y el intelectualismo moral de Sócrates frente al relativismo ético de los sofistas. El universalismo ético sostiene que los valores éticos (justicia, bondad, prudencia, virtud...) son universales, absolutos e inmutables y que pueden ser definidos objetivamente. Además, defenderá que si alguien se comporta incorrectamente no es por maldad sino por ignorancia. Por tanto, el problema de la moral se reduce a aprehender la idea de Bien. El problema es que la Idea de Bien es la más elevada y por tanto la más complicada de comprender. Los seres humanos desean cosas buenas y la felicidad, según Platón esto solo podrá encontrarse a través de la contemplación de las ideas. Es decir, el camino a la felicidad es el cultivo de la sabiduría y la virtud. 3.5.2. Las virtudes Platón no llega a dar una definición de virtud aunque siguiendo sus obras podemos hacer una aproximación al concepto: - La virtud es algo interior del alma que proporciona armonía y salud. Es algo que ha de brotar de dentro no algo que se pueda adquirir. - La virtud es un saber que nos permite distinguir los bienes verdaderos de los aparentes. Si actuamos mal es por pura ignorancia - La virtud es una purificación para el alma que le permite liberarse del cuerpo para retornar al mundo de las Ideas. - La virtud es el dominio de la razón. En la teoría del conocimiento platónica solo los filósofos, en los que predomina el alma racional, podrán conocer la Idea de Bien, pero eso no significa que el resto de personas no puedan actuar de manera virtuosa. Aquellos en los que predominan el alma concupiscible o irascible podrán ser virtuosos dentro del marco que pone su alma. Es decir, a cada tipo de alma se corresponde una virtud determinada. Platón expuso cuatro tipos de virtudes: - La sabiduría o la prudencia, (sofía) se consigue con el desarrollo del alma racional a través de la inteligencia. Permite dirigir las acciones a través del conocimiento y no de la opinión. - La valentía o la fortaleza, (andreía) se realiza con el desarrollo prudente del alma irascible a través de la nobleza. Permite distinguir lo que se debe temer y lo que no. - La templanza o moderación, (sofrosine) se realiza con el desarrollo prudente del alma concupiscible a través de la moderación. Permite hacer uso de los placeres sensibles con medida y moderación. Con el desarrollo armonioso de las tres virtudes se consigue la última de las virtudes: - La Justicia, (diké) el orden estable y perfecto de las tres partes del alma, cuando cada parte cumple su función específica. Consiste en hacer lo que corresponde del modo adecuado. - 3.6. La alegoría del áuriga. En el Fedro, Platón explica la teoría del equilibrio de las almas a través de una alegoría en la que compara el alma humana con un carro guiado por un áuriga y tirado por dos caballos alados. El auriga, el conductor del carro, cuenta con un corcel noble y disciplinado —el alma irascible— y otro corcel perezoso y desobediente —el alma concupiscible— La tarea del áuriga (la razón) es domar y guiar a ambos caballos (equilibrio entre razón y pasiones/pulsiones). Es decir, la alegoría intenta mostrar que el carro (nuestra vida) solo podrá avanzar si el áuriga (la razón) consigue dominar a los dos caballos (la pasión y el deseo) sin que se desboquen. En la alegoría los caballos son alados porque representan la ascensión al mundo de las ideas, pero si el áuriga pierde el control el carro caerá al suelo, nos quedaremos en el mundo material. 3.7. Política. La creación de la sociedad perfecta. La ontología, la epistemología y la antropología platónicas desembocan en la política cuyo fin es la justicia. Platón es, ante todo, un pensador político, su obra más importante y más conocida “La República” está dedicada a diseñar el sistema político ideal. 3.7.1. La justicia en el individuo y en la sociedad. Para los sofistas, las sociedades se habían originado de un modo arbitrario, sin embargo, para Platón, es la naturaleza humana la que le lleva al hombre a la vida social, lo que significa que el hombre tiene una naturaleza que le empuja a vivir en sociedad con los demás hombres, pero también, que el individuo, por sí solo, no puede alcanzar el bien, y necesita vivir en sociedad para poder hacerlo. Solamente en un Estado justo es capaz el hombre de alcanzar la justicia (virtud que para Platón consiste en la realización de todas las demás virtudes). La ética y la política tienen el mismo fundamento: la virtud. La justicia es la virtud más importante para conseguir un Estado Ideal. Por ello es necesario saber cómo se consigue. Si la justicia en el plano de lo individual se consigue encontrando el equilibrio entre las tres tendencias que hay en el alma, la justicia social se logrará armonizando los tres tipos de personas (según su alma predominante) que componen el Estado. Según Platón una sociedad justa será aquella en la que cada uno se dedica a hacer lo que le corresponde según el tipo de alma que tenga. 3.7.2. La ciudad ideal. Platón establece un paralelismo entre antropología (alma), ética (virtud) y política (clase social). El alma es la que determina la vida del individuo (clase social, profesión, virtud.). Aquellos en los que predomina el alma racional deberán ser los gobernantes de la ciudad y practicar la virtud de la sabiduría o prudencia. Aquellos en los que predomina el alma irascible, deberán ser soldados o guardianes de la ciudad y practicar la virtud del valor, de la fortaleza; y aquellos en los que predomina el alma concupiscible o deberán ser productores y practicar la virtud relativa a la moderación o templanza. La justicia en la ciudad es entendida como orden de las tres clases sociales, hay armonía cuando los gobernantes dirigen con sabiduría, los soldados defienden con valor y los trabajadores actúan con templanza. ALMA ESTAMENTO FUNCIÓN VIRTUD RACIONAL GOBERNANTES GOBERNAR SABIDURÍA IRASCIBLE GUARDIANES DEFENDER VALENTÍA CONUPISCIBLE PRODUCTORES PRODUCIR TEMPLANZA BIENES Y si en el individuo era el alma racional la que debía dirigir a las otros dos, en la organización social son los gobernantes los que deben dirigir a los guardianes y a los productores, gobernando para conseguir el bien común. La sociedad sólo alcanzará y permitirá al individuo alcanzar la justicia en la medida en cada uno de los grupos sociales cumpla adecuadamente con sus funciones fundamentales, y en eso consiste precisamente la Justicia en el Estado: en la armonía entre sus individuos, que se consigue cuando cada uno hace lo que le es propio. Vemos de este modo un claro paralelismo entre la Justicia en el individuo y en el Estado. 3.7.3. La educación Lo que Platón propone es una ordenación social muy rígida en la que la actividad asignada a cada persona está determinada desde la infancia según el tipo de alma que tenga cada cual. Se determinará el tipo de alma predominante en cada individuo a través de una educación seleccionadora y progresiva. Todos los ciudadanos serán educados en gimnasia, música y matemática, tras la selección se educará a los soldados en la nobleza, a los comerciantes en la templanza y a los gobernantes en filosofía. Los gobernantes y los soldados no podrán tener propiedades para que no se corrompan ni familias porque todos los ciudadanos serán educados comunalmente por la polis. Los comerciantes sí podrán tener propiedades y familia para asegurar su interés y competitividad y abastezcan a la polis. Platón es consecuente con su planteamiento y dice que, aunque vayan a tomarle por loco también las mujeres tienen derecho a la educación y seguirán el mismo patrón que los hombres en cuanto a la clase social que deben ostentar. En el sistema político de Platón las personas no pueden elegir libremente a qué dedicarse y tampoco se les permite opinar sobre las decisiones de la ciudad pues eso solo corresponde a los filósofos. Esta sociedad es tan estricta que somete a los artistas a una estricta vigilancia, porque el arte es emotivo y mover las emociones de los ciudadanos es peligroso. 3.7.4. La degradación de las formas de gobierno. La forma de gobierno ideal para Platón es la monarquía y cree que esta podrá mantenerse siempre y cuando el gobernante no permita que las clases sociales se mezclen. Sin embargo, Platón se muestra escéptico en cuanto a las posibilidades de organizar de forma ideal la sociedad, de manera que se cumpla plenamente en ella la armonía de los diversos grupos sociales. Por eso, en La República, habla de una serie de formas de gobierno que se suceden unas a otras de manera indefectible y en un ciclo ininterrumpido. Su intención no es, la de hacer historia sino la de explicar, de una forma comprensible, las distintas maneras posibles de organizarse la sociedad, y la mayor o menor proximidad de esas organizaciones con la ideal. Este Estado primitivo que él ha propuesto estaría gobernado sabiamente por magistrados que, poco a poco, y por inadvertencia, dejarían de procrear, viéndose así obligados a unirse con los militares para poder seguir gobernando. Los militares, al llegar al poder, y como consecuencia de su educación, estarían más preocupados por resaltar su valor personal de guerreros que por defender los intereses del Estado. Esta forma de gobierno, en la que los militares se encargarían de los asuntos públicos, recibe el nombre de oligarquía timocrática, y en ella existiría el orden, pero no el fundamento del mismo, ya que los militares no podrían conocer, por no haber llegado a la contemplación de la Idea de Bien, dónde se encuentra la verdadera justicia. Al ejercer los militares el poder, acumularían botín tras botín, —es una alusión clara a Esparta— y obtendrían grandes riquezas. Sin embargo, como consecuencia de su educación austera no disfrutarían plenamente de ellas. Pero sus hijos no tendrían esa educación y se aprovecharían de las ventajas de las riquezas. Se establecería entonces una forma de gobierno en la que los asuntos públicos quedarían en manos de los que poseyeran la riqueza, es la oligarquía plutocrática. En esta sociedad, la división entre ricos y pobres se haría cada vez más profunda: los pobres serían cada vez más pobres y más numerosos y los ricos más y más ricos. Hasta que llegará un día en que la situación se tornaría insostenible y los pobres se rebelarían, ocupando el poder y repartiéndose anárquicamente las riquezas. Estaríamos entonces en la democracia como forma de gobierno. En esta organización social, cada uno interpretaría la ley a su gusto, prevalecería el interés individual y el desorden se convertiría en norma. La comunidad se desintegraría y el Estado estaría a punto de desaparecer. (Hay que tener en cuenta las características de la democracia decadente que Platón conoce, y que es, además, la que ha condenado a muerte a Sócrates). El peligro sería tan grande que el pueblo, harto de abandonarse a un desenfreno sin límites, se entregaría a un hombre, al que confiaría el encargo de establecer de nuevo la unidad. El tipo de gobierno que se instauraría en este caso sería la tiranía. Cuando ésta imperase, ya no existiría la ley sino la voluntad de un individuo que decidiría conforme a sus intereses o caprichos. Nos encontraríamos en la antítesis del gobierno ideal. 3.8. La estética Platón aborda el tema del arte y la belleza como si fuesen realidades opuestas. A su juicio mientras que la belleza es una de las ideas principales el arte es algo peligroso que debe ser desterrado de cualquier polis. Según Platón todas las cosas que son bellas lo son porque participan de la idea de belleza de alguna manera. La idea de belleza ocupa un lugar peculiar en el mundo inteligible ya que mientras que el resto de ideas no necesitan de una manifestación sensible para existir la idea de belleza parece necesitar estar encarnada en alguna cosa. Esto es así porque la belleza es aquello que place a los sentidos. Sin embargo, no todas las formas de arte se ocupan igual de la belleza. Artes como la pintura, la poesía o la dramaturgia no pueden ser bellas porque sus imágenes distraen del auténtico objeto de la estética. Los productos de las artes son imitaciones de lo real, es decir son copias de la copia que es la materia de la idea. No obstante Platón dice de la inspiración (enthousiasmós) que es el contacto directo con la fuente de la belleza que permite generar belleza. Es decir, aunque Platón se muestra crítico con los objetos del arte si acepta la capacidad de engendrar belleza. Obras de Platón: Platón es el primer filósofo del que conservamos todo lo que escribió: cartas y diálogos. Aunque no conocemos el orden, los historiadores las dividen en cuatro etapas diferentes. - Diálogos de juventud: los que fueron escritos después de la muerte de Sócrates y en las que se recogen las enseñanzas de su maestro (las más relevantes: La apología de Sócrates; Critón; Eutifrón y Protágoras). - Diálogos intermedios: Aquellos que contienen elementos nuevos con los que Platón va formando su propio pensamiento (Entre ellos Gorgias; Menón; Crátilo) - Diálogos de madurez: Exponen los temas centrales de la filosofía de Platón, se formula explícitamente la teoría de las ideas que es la base de la metafísica platónica y se expone en detalle cómo organizar la sociedad. (Los más relevantes son El Banquete; Fedón; Fedro y La República) - Diálogos de vejez: En ellos Platón revisa y cuestiona su teoría de las ideas y expone algunas de sus contradicciones. (Encontramos entre ellos: Parménides; Sofista; Político; Timeo y Las Leyes). 4. La ilustración griega: Aristóteles 4.1. Composición de la realidad: física y metafísica 4.1.1. La física 4.1.1.1. El movimiento: acto y potencia 4.1.1.2. Estructura de la materia: sustancia y accidentes 4.1.1.3. El principio de causalidad: la teoría de las 4 causas 4.1.2. La metafísica 4.1.2.1. El ser y el principio de no contradicción 4.1.2.2. Las categorías 4.1.2.3. El motor inmóvil 4.2. El conocimiento 4.2.1. Estructura del conocimiento: sensible e intelectual 4.2.2. La lógica 4.2.3. Método y clasificación de las ciencias 4.3. La antropología 4.3.1. Teoría hilemórfica y ser humano 4.3.2. Tipos de vida y funciones del alma 4.4. La ética 4.4.1. Eudemonismo: la búsqueda de la felicidad 4.4.2. Las virtudes: éticas y dianoéticas 4.5. La política 4.5.1. Naturaleza social humana: el animal político 4.5.2. La comunidad perfecta 4.5.3. Formas de gobierno Contexto histórico La Grecia de Aristóteles es la del rey Filipo de Macedonia que tras dominar los territorios helénicos encargó a Aristóteles la educación de su hijo Alejandro, más adelante conocido como Alejandro Magno, el gran conquistador de la Edad Antigua que construyo el imperio macedonio. Contexto filosófico Aristóteles, discípulo de Platón, sentó las bases del conocimiento científico de occidente. Su filosofía soluciona el problema metafísico de los presocráticos y el dualismo ontológico de Platón. Fundó el Liceo, una escuela ateniense cuyos alumnos eran conocidos como los peripatéticos, por la costumbre de Aristóteles de dar las clases caminando por los jardines. ARISTÓTELES (384 a. C – 322 a. C.) Vida Aristóteles nació en Estagira en el año 384 a.C., como hijo de Phaestis y de Nicómaco, médico de Amintas II, rey de Macedonia. Su tutor, Proxeno de Atarnea, lo envió a Atenas para completar su educación. A los dieciocho años entró como estudiante en la Academia de Platón. Permaneció allí durante veinte años, hasta la muerte de su maestro. En el 343 a.C., por encargo de Filipo de Macedonia, se ocupa de su hijo, el joven Alejandro Magno. En este período, crece su interés por cuestiones políticas. Terminada su labor como preceptor, regresa a Atenas, en donde funda su Liceo. A sus alumnos se les conoce como los peripatéticos por su costumbre de enseñar caminando. Las lecciones dictadas en el Liceo durante trece años y sus notas, dieron lugar a las obras existentes de Aristóteles. 4.1. Composición de la realidad: Física y metafísica 4.1.1. La Física: monismo ontológico Aristóteles, a diferencia de Platón, considera que ontológicamente sólo existe un mundo y somete a la teoría de las Ideas a una detallada crítica: Platón tiene razón cuando dice que la ciencia ha de fundamentarse en conceptos universales, pero esto no quiere decir que esos conceptos universales se correspondan con realidades universales que existen en otra realidad. Es decir, el pensamiento Aristotélico rechaza el dualismo ontológico proponiendo una filosofía realista frente a la idealista. Para Aristóteles la única realidad que existe es la que podemos encontrar en los individuos particulares del mundo sensible. No hay ningún mundo inteligible formado por ideas. La auténtica realidad es aquella que puede percibirse con los sentidos. Rechazar la teoría platónica le lleva a Aristóteles a tener que introducir una nueva terminología para sus conceptos. En los libros de la física Aristóteles se ocupó de la composición de la realidad material tratando de responder a las siguientes preguntas: ¿En qué consiste el movimiento? ¿Qué elementos constituyen la estructura intrínseca de los cuerpos? ¿Cuáles son las causas de la composición y el movimiento de los seres corpóreos? 4.1.1.1. El movimiento: acto y potencia Por movimiento los griegos entendían lo que nosotros hoy llamaríamos cambio. El problema del cambio era una de las mayores preocupaciones de la filosofía griega. Aristóteles va a considerar que el cambio no es cuestión de apariencia y que se trata de algo muy real. Según Aristóteles en el mundo existen las substancias, pero no como algo quieto o permanente: las substancias están en movimiento. Ni todo es estático (Parménides); ni todo es movimiento (Heráclito). Para explicar los principios inmutables que intervienen en el cambio Aristóteles introdujo los conceptos de acto y potencia. - Por acto entiende la perfección que alcanza el sujeto que cambia, es el término y fin del movimiento, es decir lo que las cosas son en el momento en que son. - Por potencia entiende algo que no es pero que posibilita el movimiento hacia un punto concreto; es la capacidad de llegar a ser algo que no se es aún pero que podría llegar a serse. Estar o no en potencia está en la naturaleza de cada ser. Por ejemplo, una semilla de olivo es un olivo en potencia, pues podría llegar a ser un olivo, sin embargo una semilla de olivo no es un almendro en potencia pues nunca llegará a ser un almendro. Por tanto, según lo que hemos visto Aristóteles definió el movimiento (el cambio) como “la actualidad de lo potencial en tanto que está en potencia” es decir, como el paso de ser en potencia a ser en acto. Distinguió dos tipos de movimiento: - Cambio accidental: el sujeto que cambia adquiere o pierde perfecciones que no modifican su naturaleza. Por ejemplo, si me corto el pelo no dejo de ser yo. - Cambio sustancial: Una sustancia se transforma en otra completamente distinta, es lo que sucede cuando una semilla se convierte en un árbol. 4.1.1.2. Estructura de la materia: Hilemorfismo, sustancia y accidentes A partir de la explicación del movimiento Aristóteles elaboró la teoría hilemórfica para para explicar la estructura de la materia. Toda sustancia primera (individuo) está compuesta de “materia” y de “forma”. - La materia es de lo que algo está hecho, por ejemplo, una mesa está hecha de madera, esa es su materia. - La forma es lo que hace que esa sustancia sea lo que es y no otra cosa, es decir, es lo que le define, o lo que es lo mismo, su esencia. Ambos aspectos, materia y forma, no pueden existir el uno sin el otro. Es decir, una sustancia sólo puede existir como la unión inseparable de materia y de forma. A esta teoría se le conoce como hilemorfismo. (de hylé, materia y morphé, forma). A diferencia de Platón, la “forma” o, lo que es lo mismo, “la esencia” no puede existir en una realidad distinta de las cosas. Por tanto, su concepción del ser se aparta claramente de la de su maestro. Las esencias son “inmanentes”, es decir, están en las cosas mismas. Aristóteles entendió que la composición entre materia y forma se podía dar de dos maneras: - Accidental: Si nos atenemos al movimiento accidental vemos que debe existir un sujeto que sufra el cambio (al que llamó sustancia segunda) y unas perfecciones que pierde o adquiere (los accidentes). - Sustancial: El cambio sustancial exige distinguir dos principios en toda sustancia: la materia prima y la forma sustancial. La materia prima es lo que permanece mientras que lo que cambia es la forma sustancial que es sustituida por otra nueva. 4.1.1.3 El principio de causalidad: La teoría de las 4 causas Para explicar las causas que explican el origen del movimiento, Aristóteles, formutó el principio de causalidad y la teoría de las cuatro causas. Según el principio de causalidad todo lo que llega a ser es por una causa, es decir todo lo que se mueve ha de ser movido por otro acto que es la causa de ese movimiento. Aristóteles identificó cuatro causas diferentes que son las que efectúan todos los cambios; las cuatro causas que explican lo que hay y por qué se mueve. Las dos primeras son intrínsecas al ser y constituyen el contenido de su explicación de la substancia: son las causas material y formal: - La causa material es la materia inmanente de la que se hace algo. Se corresponde a la potencia. - La causa formal es aquello que hace que la materia indeterminada pase a ser algo determinado. Se corresponde con la esencia accidental. Toda sustancia física es un compuesto de materia y forma, inseparables en la realidad; sólo separables racionalmente. La materia (de lo que algo está hecho) es potencialidad (puede llegar a ser de diferente modo, por ejemplo, la madera) que actualiza la forma (la esencia de mesa hace “de hecho” “ser en acto” que una sustancia sea una mesa y no otra cosa). Las otras dos causas son extrínsecas, se dan fuera del ser y son: - la causa eficiente: es el agente productor de la sustancia; de donde procede el principio del cambio. Corresponde al agente. - la causa final el fin por el que se hace algo; hacia lo que tiene el movimiento. El pensamiento de Aristóteles es teleológico porque supones que todo cuanto existe persigue una finalidad o propósito: un telos. 4.1.2. La metafísica Aristóteles también se ocupó de lo que está más allá de la física, de la metafísica, también llamada la filosofía primera que es aquella que se ocupa del ser en cuanto ser. Es decir, de las primeras causas y los primeros principios. 4.1.2.1. El ser y el principio de no contradicción Aristóteles aportó un nuevo enfoque al problema del ser (frente a Heráclito y Parménides que lo concebían como una totalidad o como una multiplicidad inconexa) afirmando que “el ser se dice de muchas maneras”. Con esto afirma que el término ser es análogo, que todas las cosas son, pero que son de modos distintos. Esto le llevó a formular el principio de no contradicción, fundamento de la lógica hasta día de hoy: es imposible ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido. 4.1.2.2. Las categorías: sustancia y accidentes Por sustancia Aristóteles entendió aquello que es en sí y por sí, que no depende de otro para existir. Diferenció entre: - Sustancia primera: se corresponde con los seres individuales y reales (p.e. Sócrates) - Sustancia segunda: se aplica al concepto universal (p.e. ser humano) Los accidentes solo existen en otro sujeto que es la sustancia. A cada una de las dimensiones del ser Aristóteles las llamará categorías y definirá 10 categorías entendiendo que la más importante es la categoría de sustancia por ser esencial siendo las demás accidentales (cualidad, cantidad, lugar, tiempo, relación, situación, condición, acción, pasión). Veamos un ejemplo para cada una de las categorías de Aristóteles. CATEGORÍA EJEMPLO SUSTANCIA Marcos es un ser humano CUALIDAD Marcos es inteligente CANTIDAD Marcos es un joven de 18 años LUGAR Marcos es madrileño TIEMPO Marcos es del año 1999 RELACIÓN Marcos es más joven que María SITUACIÓN Marcos está estudiando CONDICIÓN Marcos está sentado ACCIÓN Marcos está hablando PASIÓN Marcos está sufriendo 4.1.2.3. La cosmología: el motor inmóvil Los griegos elaboraron diferentes modelos cosmológicos para explicar los fenómenos del mundo. El más importante de todos ellos fue el de Eudoxo, un modelo que Aristóteles utilizó como base para crear el suyo propio. Aristóteles pensaba que el cosmos era eterno, que siempre había existido y que estaba contenido en un espacio cerrado y finito. Su modelo era geocéntrico, afirmaba que en el centro del universo se encontraba la tierra y a su alrededor giraban en órbitas circulares el resto de astros. Para explicar el movimiento Aristóteles supuso que cada uno de los astros estaba engarzado en una esfera trasparente que giraba alrededor de la tierra. La esfera más cercana era la de la luna, más allá de la esfera lunar estaban las esferas de Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter y Saturno. (Que er

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