Última parte del capítulo 3 El Origen.odt
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El Pitufo vive en Sayago, cerca de la estación de ferrocarril, y da clases en el Liceo 23, y también es profesor de Educación Física y trabaja en el Club Social y Deportivo Sayago. ---¿Te imaginás que, si estuviéramos en 1930, hubiéramos tomado el ferrocarril en Peñarol y descendido en Sayago? Las...
El Pitufo vive en Sayago, cerca de la estación de ferrocarril, y da clases en el Liceo 23, y también es profesor de Educación Física y trabaja en el Club Social y Deportivo Sayago. ---¿Te imaginás que, si estuviéramos en 1930, hubiéramos tomado el ferrocarril en Peñarol y descendido en Sayago? Las estaciones de tren me enloquecen. Son algunas cuadras y deciden ir caminando. Y si bien hace mucho frío, por lo menos hay sol. No hay nada más tétrico que una tarde de invierno fría y nublada. Eso te pone el ánimo por el piso y te saca las ganas de cualquier cosa. Por fin, se detienen ante la casa del Pitufo y tocan el timbre. Enseguida sale un hombre joven, vestido con un equipo de *jogging* y una sonrisa de oreja a oreja. Le da un beso a cada uno. ---Pasen, pasen, que hace mucho frío. Estoy con el mate recién hecho y la estufa prendida. Lujo total. Entran a un espacio luminoso y amplio, que es cocina, comedor y estar, a la vez. Una ventana da a la calle, y otra, a un patio lleno de plantas. Una escalera lleva a un entrepiso. El lugar es acogedor y proliferan afiches de todo tipo: arte, fútbol, teatro, rock. Y en la chimenea de la estufa un banderín enorme de Villa Española, y en un rincón, un repique. ---Este Pitufo es completito ---se dice Javier. El Pitufo se sienta en un sofá un poco destartalado y les dice que se pongan cómodos. ---¿Mate? Javier agradece y Federica acepta. Javier se sorprende. Nunca la había visto tomar mate. Seguro que es para ser amable con su primo. ---Y ahora me dicen en qué andan y qué necesitan. ---Fede te explica, yo soy un poco desordenado. ---Salió el tema del Mundial en una clase y alguien dijo que se repetía la historia del primer Mundial. Se armó una discusión y la profe propuso una tarea opcional. Investigar un poco y escribir una monografía que compare los dos mundiales. Pero nos falta información y nos interesa tu opinión. ¿Qué pensás vos? El Pitufo la mira, encantado. Esa es su prima. ---¿Qué opino sobre si se repite la historia? ---Sí; y por qué algunos dicen que eso es así ---dice Javier. ---No sé qué tanto saben del tema, pero creo que no se repite la historia, por varios motivos. Voy a ser breve: en su momento, la mayoría de la asamblea de la FIFA se opuso a que Uruguay fuera sede. En realidad, sospecho que querían sabotear el proyecto de Rimet, entre otros motivos, por el conflicto entre Italia y Francia. Eso significaba que los europeos estaban en contra de Montevideo. Sin embargo, la cosa se resolvió bien para nosotros, gracias a la intervención de la AUF y del embajador Buero. Digamos que fue la política la que terminó de solucionar el problema. Pero no tengo demasiada información sobre el asunto. Por eso no creo que se repita la historia exactamente igual. Más bien... ---¿Más bien qué? ---la voz de Federica parece un taladro helado. ---Creo que, como siempre, Uruguay, país chico, pelea contra los grandes. Y se revuelve bien en las negociaciones. Como... ---¿Te referís a lo que dijo el Tute el otro día? Lo de David contra Goliat, etcétera. ---Sí, algo así. Fíjense cuánto nos costó ser el país en el que se juega el partido inaugural. No fueron negociaciones sencillas. En ese sentido, es de nuevo Europa contra Sudamérica. Si vemos las candidaturas que se presentaron: una conjunta de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay; una conjunta de España, Portugal y Ucrania (me quedó la duda de cómo se candidateó Ucrania en medio de una guerra, pero ese es otro tema), y una conjunta de Arabia Saudita, Grecia y Egipto. Marruecos se presentó solo, aunque integró algunas en conjunto con otros países. Sin embargo, la FIFA tiene esa regla de que deben rotarse los continentes, y la de este año no podía hacerse en Asia por lo de Catar; ni en América del Norte, América Central y el Caribe. Así que, en ese sentido, puede pensarse efectivamente en Europa vs. Sudamérica. Y por más que estemos con Argentina, Chile y Paraguay... no tenemos el mismo peso que Europa. ---¡Te escucho y me da la impresión de que es un conflicto armado! ---comenta Federica con los cachetes rojos de la emoción. ---En realidad, es un error pensar que el deporte no tiene nada que ver con la política o con los negocios. Quiero decir, lo de los negocios es claro, porque hay que imaginar la cantidad de plata que se mueve, quién la mueve y cómo. No todo es plata limpia, se los aseguro. Y después está el tema político. Nuestro país es un ejemplo de cómo se vincula. Fíjense quiénes fueron presidentes de algunos de los cuadros de fútbol. Todos políticos, todos de distintos partidos políticos. ---Eso me interesa ---dice Javier, y Federica lo mira un poco asombrada. No sabía que Javier se interesaba por asuntos políticos, pero eso se debe a que Javier nunca le contó las conversaciones que mantuvo con su tío abuelo Arturo, preso durante muchos años cuando la dictadura cívico-militar. ---Es una de las cosas que más me interesan ---dice El Pitufo, entusiasmado con que dos jóvenes lo escuchen con tanta atención. ---Te voy a grabar, si no te molesta ---agrega Javier y saca el celular. ---Todo bien. Pero les aviso que no voy a decir nada nuevo. Todo esto está en internet y le pueden preguntar al chat GPT... ---Salí con eso de la IA generativa, me tiene harta. Es mucho más emocionante que tú nos lo cuentes y, además, te podemos hacer preguntas. Dale. ---Son muchos, y no los quiero aburrir; en todo caso, busquen la info en internet, se van a sorprender. Hay varios dirigentes políticos vinculados a clubes de fútbol como Progreso, Nacional o Peñarol, o a la AUF. ---¡No vale! ¡Decí alguno, andá! Después buscamos más info. ---Bueno, Sanguinetti, Vázquez, Ferreira Aldunate, Batalla... ¡y la lista sigue! ---¡Qué sal! Así que... ¿qué está antes? ¿El partido político o el cuadro de fútbol? El Pitufo se ríe con ganas. ---¡Qué pregunta, Javier! No lo sé. Tendría que sentarme a comparar fechas y eso. Pero que el fútbol y la política son parientes muy cercanos... es evidente. ---¿Y qué pasa con la FIFA? ---No entiendo. ¿A qué te referís? ---Parece que es reimportante en esto de las sedes de los mundiales, ¿no? ---dice Javier. Quiere retomar el tema principal y no sabe cómo hacerlo sin revelar lo que le dijeron hace pocas horas, en Ginebra, hace más de un siglo. ¡Realmente es de locos! ---La FIFA es un tema aparte; tiene una historia larguísima, que la pueden buscar en Wikipedia o en la página oficial de ese organismo. En todo caso, da la impresión de que, sin la FIFA, el fútbol, como lo conocemos hoy, no existiría. Me refiero a las reglas, los campeonatos y todo eso. Sin mencionar que se transformó en una industria global y multimillonaria. ---Ta, pero eso se va de nuestro tema ---interviene Federica un poco ansiosa---. Nos interesa comparar los dos mundiales. Nada más que eso. ---Es que si los querés comparar, no tenés más remedio que meterte de lleno en las negociaciones. Eso es lo que hay que investigar un poco. Qué países, qué argumentos, por qué sí y por qué no. Y no es algo que pueda decir yo. Tampoco soy un experto. Deberían consultar a un periodista deportivo, alguien que se haya ocupado en estos asuntos. ---¿Y quién puede ser? ---Y... se me ocurren algunos. El profesor Etchandy, Atilio Garrido, Pierre Arrighi... Cualquiera de esos podría interiorizarlos un poco más en el asunto. De pronto suena la alarma del celular de Federica. ---¡Ay! La vieja me mata. ¡Tengo que prepararle la merienda al Lalo! Gracias, Pitufo. Cualquier cosa, volvemos a jorobarte un poco más. El Pitufo sonríe y parece realmente un dibujo animado.---Cuando quieran; solo tienen que avisar y seguimos la conversa. ¡Un beso al Lalo! Salen y los envuelve el frío invernal. Entre las hojas amarillentas de los plátanos y las tipuanas, se cuelan unos rayos tímidos del sol. Federica suspira y se detiene. ---¡Es hermosa nuestra ciudad, Javier! ¿Qué estarán haciendo los gemelos? Javier la mira con rostro serio. ---Me querés decir algo, ¿no? Federica lanza un bufido suave y se pone toda colorada. ---Sos mi mejor amigo, Javi, lo sabés. Y sí, necesito decirte algo, porque me parece que me voy a volver loca. ---Es por Tomassino, ¿no? ---¿Tanto se me nota? ---No, no tanto, pero te conozco. Te aguanto la cabeza, Fede, contá conmigo. ---¿Pero no te parece una locura? ---Sí; no; puede ser; no sé. Supongo que uno no elige de quién gusta, y te pasó. Yo qué sé. Sería algo así como un amor platónico, un amor por mensajes y audios y fotos; y cada tanto se cruzan en el tiempo. Parece una novela. Te veo como heroína, claro que sí. ---¡Javier, no digas pavadas! ¡Esto es en serio! ¡Qué heroína ni ocho cuartos! Tengo que pensar qué hacer. Además, hay un problema, no solo el del tiempo y el espacio. ---¿Cuál problema? Con el del espacio-tiempo tenés de sobra, ¿no te parece? ---Uno mucho más complicado. Tomassino vive en una época en la que el varón toma la iniciativa, se ocupa de todo, y la mujer es algo así como una florcita, un adorno, que se ocupa de la casa. Imaginate a mí en esa situación. Y no le puedo decir nada. No puedo mandarle un mensaje y decirle de vernos o algo así. Se desmaya, va a pensar que soy una chiflada, qué sé yo. ---Vení, vamos a sentarnos en ese murito. Si camino, me distraigo un poco. Pará un poco, ¿y no tenías que ocuparte de la merienda del Lalo? ---No, fue una mentirita. Es que ya no daba para más la conversa y no sabía cómo zafar. Además, quería hablar contigo. ---Mirá. Un poco de razón tenés con eso de la época, pero te estás olvidando de algo. ---¿De qué? ¿Me olvido de que vive en 1930? Eso lo tengo clarísimo. ¿De que no tiene la menor idea de cómo será su vida? Es obvio. Pensé en todo. En to-do. Y nada. Le doy vueltas y no sé qué hacer. Y por si fuera poco, no me quiero casar, no quiero tener hijos ni nada de eso. ¿Te pensás que él lo entendería? ---Esperá, Fede, frená un poco. Te estás adelantando. ¿Casarse, tener hijos? Ni que fueras una solterona de treinta años. ¿De qué estás hablando? Te olvidás de algo más que importante. Es cierto, vive en esa época bastante conservadora para nosotros, es cierto. Pero... acordate de que sus padres eran socialistas. Acordate de que los educaron de otra manera a como era esa época. Seguramente piense distinto. Y sobre eso pueden conversar, ¿no? Federica no dice nada y solo piensa. Lo que dice Javier es razonable, ¿pero por dónde empezar? ---¿A vos te parecería mal que yo usara, este, esto de los viajes en el tiempo y las misiones que nos dieron, para verlo? Javier no puede contener una carcajada. ¡Una cita amorosa en el pasado, en el siglo pasado! ¡Es genial! ---No me parece mal si forma parte de lo que debamos resolver. Siempre podemos encontrar un momento para que hables a solas con él, ¿no? ---¡Ay, Javi, sos brillante! Y yo que no me animaba a decírtelo. Pensé que te parecería todo un disparate. ---Mirá, Fede; el disparate mayor que es el de los viajes en el tiempo... ya no nos impresiona tanto. Así que ta. Vamos por esa. Y bueno, te metiste con alguien del siglo pasado, ¿por qué no? Una amiga de mi vieja una vez contó que encontró una foto viejísima de sus antepasados. Un familión. La foto la tomaron en el patio del caserón en el que vivían, eran un montón de hijos. Y allí, ella se fijó en un muchacho, no sé, tendría 18 años o algo así. Y quedó fulminada. Estuvo años metida con una especie de tío bisabuelo, que para colmo no se había casado nunca. Y ella estaba convencida de que la estaba esperando. Así que lo tuyo... si ella se enamoró de una foto, lo tuyo es una pasada, ¿no? ---¡Salado! ¡Qué romántico! ---¡Fede! ¿Te estás escuchando? ¿Vos hablando de romanticismo? No lo puedo creer. ---¿Y por qué no? Se puede ser feminista e independiente y ser romántica a la vez, ¿no? Si no, todo sería como inhumano, no sé, algo así. ---Si vos decís... dale, vamos a casa. Se hace tarde y no quiero problemas de ningún tipo. ¿Alguna novedad de los gemelos? ---Nada, todavía nada. Supongo que dentro de un rato nos mandarán un mensaje. ---Te mandará un mensaje, querrás decir. Federica sonríe y le revuelve el pelo. Es el mejor amigo que uno quiere tener. Te escucha, te aconseja, no se burla y te toma en serio, no importa lo que le digas. Lo mira con cariño y le da un beso sonoro en el cachete. ---¿Y vos? ---Y yo ¿qué? ---Nada, en qué andás, eso. Me pareció que cuando estábamos en el *Conte Verde*, vos y Antonella se miraban de un modo... ---No digas pavadas. Esto es muy serio. Mirá si me voy a estar preocupando por esas cosas. Además, ya sabés que no ando atrás de las gurisas. No se me ocurre de qué hablar con ellas, yo qué sé. Súbitamente, se sonroja, se concentra en los zapatos y evita la mirada aguda de Federica. Un pensamiento fugaz y agudo la taladra. ¿Y si acaso Javier es\...? Lo aparta de inmediato, porque siente que se está metiendo en su intimidad y no corresponde. Pero el pensamiento sigue allí, revoloteando, como un tábano en febrero. Lo mira con inmenso cariño y se dice que siempre va a estar para Javier, siempre, siempre. ---Bueno, calmate. No dije nada. ¿Vamos a tu casa? No tengo ganas de encontrarme con mi vieja.---¿Y el Lalo? ---Pasa la tarde con mi abuela. Le encanta ir. ---Bueno, vamos a casa. Y esperamos mensaje de tu amorcito. ---¡Javier! ¡Si me tomás el pelo, te mato, te corto en pedacitos y te tiro al Miguelete! Palabra de Tom Sawyer. Javier se ríe, aliviado de haber sorteado la incomodidad. ---¿Y si compramos bizcochos? Con este frío... ---Capaz que el Roque está con el puesto de tortas fritas. ¡Qué rico! Dale, vamos. El que llega último es un ratón.