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This document discusses different theories of the social contract, including those by Locke, Hobbes, and Rousseau. It analyzes the concept of the "state of nature," explores different perspectives on human nature, and examines the role of the social contract in legitimizing political power.

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H.F. 4.3. TEORÍAS DO CONTRATO SOCIAL El liberalismo político y contractualismo de Locke 1. INTRODUCCIÓN: Filosofía política moderna. Contractualismo o teoría del contrato social La filosofía política moderna está ligada al pensamiento político de Maquiavelo, que en el...

H.F. 4.3. TEORÍAS DO CONTRATO SOCIAL El liberalismo político y contractualismo de Locke 1. INTRODUCCIÓN: Filosofía política moderna. Contractualismo o teoría del contrato social La filosofía política moderna está ligada al pensamiento político de Maquiavelo, que en el Renacimiento había defendido la teoría de que la política constituye una esfera autónoma con una mecánica propia, desprendida de principios morales o religiosos. Esta teoría se conoce con el nombre de "realismo político". Esta demanda de autonomía para la actividad política corre paralela al creciente protagonismo de la burguesía y a su demanda de libertades para el individuo. Cuando la política se constituyó como esfera autónoma, su legitimidad ya no se podía basar en un supuesto origen divino, de ahí las teorías del contrato social, que remiten la génesis del poder político a un acuerdo o pacto entre individuos libres. Entre mediados del siglo XVII y mediados del siglo XVIII triunfaron las teorías del contrato social: Thomas Hobbes (Leviatan, 1651), John Locke (Tratado sobre el gobierno civil, 1690) y Jean- Jacques Rousseau (El contrato social, 1762) son sus principales representantes. Estas teorías evolucionan a partir de una defensa inicial del absolutismo hacia el parlamentarismo, la división de poderes y la soberanía popular. El punto de partida del contratualismo será, en buena medida, el llamado “estado de naturaleza”: un hipotético (supuesto) momento inicial, previo al desarrollo de la sociedad en el que las personas viven de forma natural, sin socialización o educación, siguiendo su verdadera naturaleza. Encontramos posiciones diferentes en cada un de los autores. Debemos tener muy claro que es una suposición, una hipótesis para reflexionar sobre la necesidad de la sociedad, la fundamentación y legitimidad de la misma, y las consecuencias que esta trae para cada persona, su libertad y su seguridad. No es, por lo tanto, un estadio real que se había dado en un momento histórico concreto, sino el punto de partida necesario para el contrato. 2. EL CONTRACTUALISMO 2.1. Hobbes: contrato social y absolutismo político Thomas Hobbes (1588-1679) es el iniciador del contratualismo moderno ya que no basó el Estado absoluto en el derecho divino y en la emanación divina directa del poder estatal, sino en el libre establecimiento de los humanos (dotados en el estado de la naturaleza con un poder absoluto y libre para preservar su propia vida) de un pacto o contrato social. La opinión de Hobbes sobre la naturaleza humana es considerada por unos realista, por otros como pesimista, ya que, según él, lo natural en el hombre en ese estado de naturaleza es un comportamiento egoísta orientado a su propia supervivencia y a su propio placer. Dicho egoísmo hace del estado de naturaleza para Hobbes un "estado de guerra de todos contra todos" donde "el hombre es un lobo para el hombre". En este escenario, el miedo a la aniquilación lleva a los individuos a abandonar el estado natural de la guerra estableciendo un pacto de no agresión y sumisión a un poder soberano que garantice la seguridad. Según Hobbes, lo mejor era que la soberanía recayera sobre un individuo, el monarca, pero no excluye que fuera propiedad de una asamblea elegida por el pueblo. Una vez hecho, el pacto es definitivo e irrevocable e implica otorgar al soberano poder absoluto en todos los asuntos relacionados con la garantía de paz y defensa común. La defensa hobbesiana del absolutismo deriva de su pesimismo antropológico y su contexto o momento histórico, de inestabilidad social. La alternativa a una sociedad civil basada en el poder absoluto sería, para él, la guerra civil. A modo de apunte decir también que la frase ("homo homini lupus"), popularizada por Hobbes, tiene su origen en una obra de Plauto (254 a. C.-184 a. C.) titulada "Asinaria" ("Comedia de burros") y que Hobbes elaboró su teoría del Estado durante los años de anarquía social que siguieron en Inglaterra al enfrentamiento entre el monarca y el parlamento. Su obra es hija del miedo y de la busca, mediante cálculos racionales, de seguridad. 2.2. El liberalismo político de LOCKE [Retomamos la información de Locke de empirismo -4.2.] Locke (1932-1704) publicó sus Dos tratados sobre el gobierno civil en 1690, después de la "Revolución Gloriosa" de 1688, que puso fin a la monarquía Stuart y estableció una monarquía parlamentaria. En el primero de estos tratados, Locke critica la teoría absolutista del derecho divino del monarca; mientras que en el segundo formula -de acuerdo con la nueva situación política- su propia versión, contra Hobbes, del estado de naturaleza, del contrato o pacto social, de los derechos del Estado y de los ciudadanos. Es la perspectiva liberal, contra el absolutismo hobbesiano. El estado de la naturaleza no posee, según Locke, los tonos sombríos y la guerra permanente entre individuos que imaginaba Hobbes. Al contrario de Hobbes, para Locke el estado natural es un estado moral donde los seres humanos son conscientes de una ley moral natural que los lleva a defender su vida y libertad, así como a respetar la de los demás. Los individuos en estado natural son libres e iguales entre sí y no están sujetos a ningún poder por encima de ellos. Su libertad solo está limitada por una ley moral natural descubierta por la razón y vinculante para todos. Esta ley moral, racional y universal, establece que los individuos poseen naturalmente ciertos derechos. Estos derechos naturales incluyen el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad. Locke insiste, de acuerdo con las circunstancias socioeconómicas de su tiempo, en el derecho a la propiedad: para él, los seres humanos tienen un derecho natural a la propiedad, cuyo fundamento es el trabajo. -2- En el estado de naturaleza, los individuos son responsables de la aplicación de la ley natural. Pero es difícil una defensa eficaz y justa de los derechos individuales (y, especialmente, de los derechos de propiedad), bien porque los particulares no son capaces de repeler las agresiones de otros o bien por dicha represión se excede de forma innecesaria y arbitraria (ya que en el estado de naturaleza es el propio individuo el que tiene el poder de castigar a los que vulneran sus derechos, existe el riesgo, ya que es juez y parte, de que el castigo de la infracción cometida sea arbitrario y desproporcionado). Así, es necesaria una organización política -el Estado- para remediar las desventajas del estado de naturaleza. Mientras en Hobbes los individuos pierden su soberanía de manera irreversible cuando por contrato la conceden al soberano, en Locke el pacto es reversible. El pueblo nunca pierde la soberanía y puede recuperarla si el soberano no cumple el acuerdo y no garantiza adecuadamente los derechos inalienables de las personas. Por eso, Locke defiende el derecho de rebelión y la libertad de los ciudadanos para, si es necesario, volver al estado natural o constituir una nueva sociedad política. El individuo no renuncia a sus derechos, sino al uso individual de la fuerza que cede al Estado siempre que este proteja el bien común. Frente al estado absoluto de Hobbes, Locke defiende un estado liberal donde sea la mayoría quen decida cómo organizarse políticamente. Locke favorece una monarquía parlamentaria con división de poderes; En ella, el pueblo elegiría a sus representantes en el Parlamento para que estos, como poder legislativo, que incluiría el poder judicial y que sería el poder supremo, controlaran el poder ejecutivo del gobierno. Podemos considerar a Locke como el padre del liberalismo moderno ya que propone como el único sistema político legítimo, contra el estado absoluto de Hobbes, el estado liberal basado en la soberanía popular y en la defensa de las libertades individuales. Estamos ante una concepción liberal del Estado, donde el poder no es absoluto e indivisible, sino fundamentalmente dividido en dos: un poder ejecutivo, que vela por la ejecución y aplicación de las leyes; y un poder federativo, que trata los asuntos internacionales. Medio siglo después Montesquieu, inspirándose en Locke, pero independizando el poder judicial del poder legislativo, estableció la doctrina de la separación de poderes, un principio fundamental del estado de derecho moderno. -3- Así mismo, en línea con el liberalismo económico y político está la propagación de la tolerancia contra el dogmatismo. Esta defensa de la tolerancia no es ajena a la necesidad de la burguesía mercantil de acabar con los conflictos religiosos para estabilizar los intercambios comerciales. Ante las guerras alimentadas por los conflictos religiosos Locke defendió, en su Carta sobre la tolerancia, la libertad religiosa y la separación entre Iglesia y Estado. El liberalismo político iniciado por Locke formará parte de la teoría política y de la filosofía política desde entonces. De especial relevancia es la aportación, ya en el siglo XX, de figuras como Rawls o Martha Nussbaum. También en el siglo XX surgirá una nueva perspectiva como actualización y radicalización de las tesis liberales: el neoliberalismo. A modo de aclaración: Para Locke, aunque la propiedad es en principio comunitaria, cada individuo puede apropiarse legítimamente de una parte a través del trabajo. De ahí que tendríamos derecho a tanta propiedad como pudiéramos trabajar. Y esto es cierto tanto para los frutos de la tierra como para la propia tierra, ya que un individuo tiene derecho a tener tanta tierra como pueda trabajar. En este momento, Locke estaba mirando hacia América, donde pensaba que había tierra disponible para todos. En principio, la ley natural impone límites a la propiedad, ya que no es legítimo acumular más de lo que se puede usar. Dado que los bienes naturales son perecederos, no tendría sentido cazar ni pescar más del que se puede comer y dejar el excedente pudriéndose; sería contrario a la ley de la naturaleza permitir la pérdida de bienes naturales. No obstante, con el paso del tiempo, los excedentes producidos por el trabajo comienzan a canjearse en forma de permuta, de manera que lo que sobra puede canjearse por algún bien que falta y que le sobra a otro. Así, por ejemplo, a alguien que le sobraban las almejas podría cambiarlas por nueces, que son menos perecederas. Siguiendo la misma lógica del cambio, las nueces podrían canjearse por joyas o dinero. Y la introducción de dinero cambia radicalmente las cosas, ya que un trozo de oro vale más que un trozo de carne grande o un montón de trigo. Además, el dinero no es perecedero; el oro y la plata no pudren. Por eso, la acumulación de capital, aunque introduce desigualdades sociales, no contraviene la ley moral natural. Locke ofreció así una justificación ideológica de la desigualdad social, muy acorde con la clase burguesa a la que pertenecía. Un punto de vista que contrasta, en el ámbito de los filósofos que desarrollaron las teorías del contrato, con el de Rousseau, que veía en la propiedad, lejos de un derecho natural, el principio corruptor de igualdad que reinaba entre los individuos en el estado de naturaleza. En el siglo XIX, Marx también consideró la propiedad privada como el origen de las desigualdades sociales, lo que lo llevó a proponer su abolición. -4- 2.3. Rousseau Rousseau (1712-1778) fue otro de los filósofos que dejó una profunda huella en el contractualismo moderno y en el pensamiento ilustrado. En el contrato social descrito por Rousseau, los individuos renuncian a su voluntad egoísta para someterse, no a otra voluntad particular, sino a la "voluntad general" que busca lo que es bueno para todos y establece una organización política que proteja la igualdad y el bien común. Para Rousseau, la soberanía recae en el pueblo de una manera no delegable y en la comunidad derivada del contrato social el individuo se convierte en un ciudadano con derechos y deberes. Sin embargo, en esa sociedad será donde surjan para él los problemas, principalmente debido a las relaciones de poder, ambiciones y egoísmos, que traerán consigo intentos ilegítimos por parte de algunos individuos de aprovecharse de los otros. De este modo, partiendo de una visión optimisma del ser humano (que en el estado de naturaleza es “bueno”), Rousseau no cae en una posición demasiado ingenua al reconocer las trabas y problemas que la sociedad trae consigo. Propone, en ese ejercicio libre y voluntario del contrato, un sistema político representativo con soberanía popular, democracia directa y un conjunto de leyes que recojan la voluntad popular, es decir, el conjunto del pensamiento y necesidades de los individuos que mediante consenso puedan llegar a acordar. à Comparamos: - Frente a Hobbes, para quen la libertad se entregaba al Estado, este era el precio que el ser humano debe pagar para abandonar el "estado de naturaleza”. Rousseau propone la libertad como un derecho inviolable que no se puede asignar a nadie, ni siquiera al estado, tal y como propuso Locke. Para Rousseau, el "contrato social" no era simplemente un "contrato" entre personas que dejaron todo el poder en una mano (el leviatán), como pretendía Hobbes, sino que el "contrato social" se llevó a cabo con la comunidad, cuya voluntad general, la opinión de la mayoría, se convertiría en el fundamento del poder político. Pero si todo el mundo es libre, ¿cómo se evita el peligro de violación de los derechos del que habló Hobbes? La respuesta de Rousseau es postular la libertad, pero siempre bajo la autoridad de las leyes. Pero si hay leyes, ¿la libertad es posible? Un pueblo libre no obedecería más que a las leyes que él mismo se dio, que ese pueblo se puso, es lo que se llama "soberanía popular", cuya voluntad sería, según Rousseau, el verdadero "contrato social", y desde este surgiría el estado legítimo. - Respecto a Locke, Rousseau rechaza de él la consideración de la propiedad privada como un derecho natural, pero no solo por ser el origen del mal humano, sino por ser incompatible con otro de los derechos: la igualdad. Y es que si no todos poseemos lo mismo, si las desigualdades están justificadas, ¿cómo podemos afirmar que somos iguales? Además, la igualdad también es un derecho irrenunciable ya que solo somos libres si obedecemos las leyes que establecimos y, para 5 eso, es necesario que todos participemos en la elaboración de estas leyes, que todos seamos parte del "Pacto". Es decir, Rousseau propone el "sufragio universal". La sociedad civil aparece como una comunidad de personas libres que disfrutan de la igualdad política. Con esta idea, Rousseau acaricia la ilusión de un proyecto político en el que la igualdad y la libertad eran compatibles, por lo que la democracia es el único estado legítimo aceptable. 2.4. Kant y la Constitución republicana El siguiente autor que vamos a presentar es el máximo representante de la Ilustación alemana, Kant (1724-1804), que realiza un estudio consciente de las propuestas anteriores, principalmente de Rousseau, y da una salida interesante del problema de la legitimidad del estado como punto de partida. Según Kant, el ser humano es un ser violento y ambicioso (como defendió Hobbes), por lo que en un hipotético "estado de naturaleza" viviría en una guerra constante contra sus compañeros. Pero, a su vez, es un ser social (como afirmó Locke) que necesita que otros logren la felicidad y se desarrollen como personas. Así, Kant sostiene que lo más distintivo de la naturaleza humana es su "lamentable sociabilidad": nos odiamos entre nosotros, pero nos necesitamos. Esta naturaleza humana, lejos de ser un problema, es precisamente la que lleva a dejar el "estado natural" a través de un "pacto" o "contrato" para crear un "estado social" o "estado civil". Para Kant el ser humano es un "animal racional" que pertenece a dos "reinos", siendo el reino de los fines (racionalidad) el que debe dictar las normas morales. Bien, en el caso de la política seguirá los mismos pasos porque para él es la razón práctica, la ética, la que debe ayudar a la política para llegar a un estado legítimo ("la política tiene que estar de rodillas ante la ética"). Como los principios fundamentales de la moral son la libertad, la igualdad y la racionalidad, también son estos en los que se debe basar el "pacto social". Al igual que Rousseau, propondrá la libertad y la igualdad como derechos naturales inviolables, derechos que no pueden ser anteriores al estado, pero, a diferencia de él, no ve ninguna contradicción entre ellos y la propiedad privada, por lo que la incluye entre los derechos: Según Kant, el ser humano en el "estado natural" poseía libertad absoluta, un derecho innato, que permitió el abuso y la violencia contra otros debido a su naturaleza agresiva, por lo que lo cambia en el "Pacto" por una libertad legal, justa, una libertad gobernada por leyes cuyo único límite es la libertad de los demás. Respecto a la igualdad, Kant propone que las leyes sean establecidas por todos los ciudadanos, pero, a diferencia de Rousseau, Kant critica la democracia como la "dictadura de la mayoría". Propone un sistema electoral donde solo participan los "ciudadanos activos" (hombres y propietarios) que tomarían sus decisiones en beneficio de todos, como si los “ciudadanos pasivos" (mujeres, niños, empleados, pobres...) también votaran. 6 Así, el único estado legítimo para Kant es una constitución republicana (no necesariamente una república, ya que Kant aceptó la posibilidad de que el gobernante fuera el monarca): un sistema cuyo propósito es la defensa de los derechos naturales (libertad, igualdad y propiedad privada) y se basa en la representación (contra Rousseau), la ciudadanía y la división de poderes (para evitar el abuso por parte del gobernante, como ya propuso Montesquieu). Una aclaración… A pesar de traicionar lo defendido por Locke y Rousseau en torno a la posibilidad de rebelión en caso de que el soberano no cumpla la defensa de los derechos naturales, Kant intentó evitar las sangrientas revoluciones (como la francesa). Pese a ello, también va en contra del pensamiento anterior al dividir a los ciudadanos en activos y pasivos (posiblemente influenciado por el emergente sistema económico de la época, el capitalismo), y coloca al monarca por encima de las leyes que los sujetos tienen que cumplir (Kant defiende esto por razones de funcionalidad de la práctica del estado). De todas formas, un gran éxito de Kant fue proponer un "pacto social" entre los estados porque consideraba que los países vivían (como los seres humanos lo habían hecho anteirormente) en un "estado de naturaleza" con una guerra constante de todos contra todos (odiándose, pero necesitando, también, esa "lamentable sociabilidad"), como única manera de lograr un mundo de paz perpetua. Propuso la creación de un "estado social mundial", que llamó Federación de estados libres, una organización cuyo único propósito era asegurarse de que no habría más guerras en el mundo (un antecedente remoto de lo que ahora es la ONU). 2.5. Rawls: el liberalismo revisado en el siglo XX John Rawls (1921-2002), en su revisión del liberalismo y en la búsqueda de una Teoría de la Justicia, nos hizo la siguiente propuesta: Imaginemos una hipotética "posición original de igualdad" (un "estado de naturaleza"), en la que no sabemos los hechos socialmente más significativos sobre nosotros mismos y otras personas (sexo, raza, posición social, riqueza, habilidades personales, etc.), ni nuestra concepción de bueno y malo. Bajo este "velo de la ignorancia" (un desconocimiento imaginario de nuestras características), tenemos que decidir qué principios de justicia (la legitimidad del "estado social") podríamos compartir sobre la base de nuestros propios intereses, cualesquiera que sean estos. Dado que no conocemos nuestra posición en la sociedad o nuestras características personales, deberíamos tomar nuestras decisiones sobre la justicia de manera puramente racional, y preocuparnos de que el destino final de cada uno fuera el más igualitario posible (pensamos, por ejemplo, que en esta "posición original" se decidirá si los hombres y las mujeres deben tener los mismos derechos: racionalmente todos los participantes estarían a favor, ya que al estar tras el "velo de la ignorancia" ninguno de nosotros sabría a qué sexo pertenecerá y lo más racional sería la igualdad de los derechos entre ambos). 7 Parece evidente que esta "posición original de igualdad" y el "velo de la ignorancia", como sucedió con el hipotético "estado de naturaleza" o el propio “contrato social”, no existió ni parece posible, pero siegue siendo importante para la propuesta porque se trata de imaginar qué tipo de derechos escogeríamos si estuviésemos en tal posición y, a partir de ahí, confeccionaríamos el tipo de estado. Rawls argumenta que daríamos prioridad a la elección de principios que evitasen los peores destinos individuales, destacando la preservación de los derechos individuales y políticos y, también, intentando reducir las desigualdades socio-económicas. Según Rawls, elegiríamos dos principios de justicia: - Principio de la libertad: cada persona debe tener el mismo derecho al sistema total más amplio de libertades básicas (de conciencia, palabra, de participación, etc.), que es compatible con un sistema similar de libertades para todos, es decir, la libertad del otro no debería evitar el proyecto de vida de los demás, como propuso Kant. - Principio de la igualdad: las desigualdades sociales y económicas deben organizarse de manera que satisfagan los siguientes principios: a) Principio de diferencia: las desigualdades deben hacerse para el mayor beneficio de los que se encuentran en una posición social menos destacada, es decir, en caso de que la existencia de desigualdades sea inevitable, siempre deben favorecer al más necesitado. Un ejemplo: el estado, al aumentar los impuestos, debe pedir más a aquellos que pueden y menos, incluso ayudar, a aquellos cuyos recursos son insuficientes para vivir. b) Principio de igualdad: las desigualdades deben concederse a funciones y posiciones abiertas a todas las personas bajo condiciones de igualdad de oportunidades. Todos somos iguales y, por lo tanto, todos tenemos derecho a las mismas oportunidades (educativas, salud, profesionales,...), pero también es cierto que no todos sabemos aprovecharlas por igual ni lo hacemos. Tampoco tenemos las mismas habilidades naturales, de manera que las diferencias entre los individuos que forman la sociedad son inevitables. Lo que propone el "principio de igualdad" es que estas diferencias no se basan en quién somos (en derechos heredados) sino en qué funciones realizamos, en los méritos personales de cada uno. Un ejemplo Sabemos que tener una sociedad cultivada, con altos índices educativos, además de justo (todos somos iguales y, por lo tanto, tenemos derecho a la educación), es algo que nos beneficiará más temprano o más tarde. Si en un estado una persona puede permitirse la universidad sin ayuda, ya que está bien ubicado económicamente, el dinero que paga en impuestos para bolsas de estudios debe ir a otras personas que realmente lo necesiten. Si este último no puede pagar los estudios, en vez de dividir el dinero total recaudado para este propósito en partes iguales para todos (lo que sería más justo a primera vista), ¿no sería más sensato tratar 8 al primero peor ya que no notará en su vida si da una pequeña cantidad de dinero y tratar mejor al segundo que necesita ayuda? ¿No debería recibir todo el dinero que necesita para estudiar el más desfavorecido y nada el más acomodado, aunque este dinero provenga de sus propios impuestos? Como vemos, la propuesta que Rawls considera más justa es que, dado que no somos iguales (no nacemos con las mismas habilidades o capacidades, aunque tengamos los mismos derechos), las diferencias siempre deben beneficiar a los más desfavorecidos en esta "distribución natural” de atributos. ® Neoliberalismo: la propuesta neoliberal, a la que se opone Rawls, surge tras la Gran Depresión (1929) y promueve principios como el libremercado y la competencia. Es la base de lo que conocemos como “el gran sueño americano” en el que, teóricamente, toda persona, sea cual sea su lugar de nacimiento, posición social, habilidades o características, puede llegar a triunfar, ser exitosa y rica. Sin embargo, esta posición ha sido duramente criticada porque promueve la desigualdad social, ya que aquellos que parten de una posición más aventajada (por nacimiento, familia…) tendrán mayores oportunidades. De esto derivan problemas como los monopolios, que defiende el control del poder por parte de una minoría elitista que se basa en principios como la productividad y el aumento de la riqueza, lo que repercute a su vez en mayores desigualdades. Además, trae asociados problemas económicos y ambientales al defender la búsqueda de la mayor ganancia individual, sea cual sea su coste para el conjunto de la sociedad, el futuro y el planeta. 9

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