Los Incas (Capítulos 3 y 4) PDF
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Terence N. D'Altroy
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This document is a book excerpt that explores the history of the Inca Empire, focusing on the periods of Inca civilization before the empire and the narratives of conquests and expansions. It provides an analysis of the Inca Empire.
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4/673 56 copias ÍNDICE Prefacio.......r iaa aa EEEPIIEIIIIIEIIDAN acacias CaPrUuO. Introducción....... aaa cacas La investigación de logs imperios aa Las fuentes escrilas as TOPES EPI IPPIIESEIIPIIEIIIN Arqueologla incal...
4/673 56 copias ÍNDICE Prefacio.......r iaa aa EEEPIIEIIIIIEIIDAN acacias CaPrUuO. Introducción....... aaa cacas La investigación de logs imperios aa Las fuentes escrilas as TOPES EPI IPPIIESEIIPIIEIIIN Arqueologla incalca AAA. CAPÍTULO 2. La Cora y SUS Bentos... coreo oo Elmedionaturat........ aa ecc El uso tradicional de la tierra en 1 la actualidad. roo Los predecesores ca AAA Las lenguas ,.. cas ‘ Elmarcotemnporal.... e CAPÍTULO 3, Los incas antes de la creación del imperio. Los tiempos antiguos,......iraar ee Las pruebas arqueológicas........ aaa ae Una aproximación a la sociedad preimperial...... PIPA CapíTino 4. Itstoría del iinperio:! visiones narralivas,...... Dosigulos expanstoniafas veria en Curco....... ce Momentos principales de expanzión: Pachakuti y Hupa Inka Yupanii aaa PPEPEIIIPIIIIDON : La consolidación del imperio: Wayna Qhapaqg. cas La guerra dinástica: Waskhar y Atawallpa....... Algunas explicaciones de la expansión inca Carfruzo 5} Los linajes políticos en Cuzco, coca. , El Tenvantinstuvei: la «Tierra de tas Cuatro Pa ries». La organización polílica de Cuzco.......iiiaa Alianzas reaies: Los matrimonios poíiſticos y el poder de la reina. Las crisís sucesorias y la formación de la historia política ,. Capiruro 6, El corazón del imperio.,.......... eorea e El medio y la planificación urbana... iii IEA Las haciendas reales y de la arisiocracia,......... PPEPPIPIIIDN ] INDICE 9 8 - LOS INCAS Almacenaje eslalal eos 331 Carfruzo 7. La ideología inca: los poderes del cielo y la tierra, cero 337 el pagado y el presente........e-oioorceroo is t73 Efectos no deseados sobre las familias........... Los orígenes del cosmos.......ororaecarraaraer eco 176 177 Carfruio12. Artesanos y artesamía...... eco a 341 El panteón inca...... aerea reraccsrío 183 La producción de las comunidades para el Estado......... 344 El calendario y las observaciones astronÓómicas,.... ero rre ere ,.......- ¡oro a o EIN 348 188 La producción especializada El ciclo ceremondat ca caeaccraacrrr brea Otros lugares sagrados importantes PPESPEPIEIIEIIIIIEIDAS 202 203 Capfruio 13. La invasión y sus consecuencias.. 5,......ir 369 Las cimas de las montañas como lugares de culto, caro e 371 Los sacrificios humanos: el Qhapag Ucha y tos rituales tru O 206 Unadeidad encautiverío. caera HaciaCuaco. aceras 374 Una visión procedente de provincias.. ,. - cacao raas RIN 209 Cuzco bajfodos gobiernos..... coa aceeas , 376 Comentarios a modo de conclusión..,...-iooorrrooaoraoa e ‘ 211 El Estadoneojncalico. cera 378 213 La imposición del dominio español...........-iorieaa 379 Caprfruzo 8. Familia, comunidad y clase.,...ei roo a a e PEPEPIIESIIIDIS 381 rs 214 El renacimien incaleo to aaa Laselitos ccc 382 cc.reieeror rra ebria e.. 2415 ] El legado incaico... SESEEETEIIEIIIOIIDOA Cas Comunidades campesínas Las etapas delavida.... coc caororr acer oroa a 218 Glasario de términos extranjeros,. ccc caro 385 Relaciones entre los sexos y en el grupo de parentesco.....-. 232 Cómo ganarse lavida...... o rerrerae aaa 235 Bibliografía....... ae SEIEIIIEIIIIDIDA 39] Carfuo 9, Miltarisemo... creerme rra 245 La estrategíia militar. ccoo e crceooearrerac cora ne 246 Fortificaciones y guamiciones... erario errar e 250 La organización militar.....eoeroreereeeeaerrbo o 256 El tamaño de los ejércitos. roce er a 259 e a EPIA. El reclutamiento de personal.....,..- error 260 Ritualeideología,...... e. rrooroeeeee e Caceres. 265 El ejército en campaña. acacia cae e RS 267 Tácticas de combate y armamento....uiorooceacac ae e 271 Triunfos Y FecOmpensas , carrera creas 275 RESUMEN acercaron 276 Cartruro 10.) El gobierno provincial... iieuu eo a EEIIIIIIO 2T7 El sístema administrativo....eoreerrrareeeree o 277 El mantenimiento del orden cocial ,Caos 282 285 _ Las infraestructuras: las instalaciones provinciales.......-. decaminos ceca 290 Lared Los reagentamientos cc icrcareaarrerreeras 296 Las diferentes clases de gobierno provincial,........-°i 298 Las relaciones fronterizas ccoo 310 Cartruio 11. Agricultores, ganaderos y almacenes.......-.- 313 Los servicios entrabajo.... «oir a cas 315 Explotaciones agrícolas del Estado y del Sol. , PIPIIIIIDOS 322 Los ciclos ceremoniales y agrícolas, ,.... +... rrererrea os 326 Haciendas rurales y cOncesiones ,... e ooo cer eeeaa a ESE 328 del nca tos rebaños carrera ceacáóa o 329 68 LOS INCAS de poder y se hallaban organizados en parte diferenciando jerarquías dejando determinados espacios, mientra s registr aban tambié n el tiem- po, algunos estudiosos creen que traduci r las sagas orales a la historia europea es una empres a inútil, métodos Por lodo ello, los arqueólogos se han vuelto hacia los de lratar de de datación por radiocarbono y luminiscencia con el ſin a la aparici ón del imperio. No obs- ofrecer una respuesta definitiva esas lécnicas con- CAPÍTULO 3 tante, e incluso en las condiciones más favorables, no son otra tienen una intrínseca posibilidad de error; las fechas cosa que unos años de calendario entre parénte sis, basado s en proba-: LOS INCAS ANTES DE LA CREACIÓN DEL IMPERIO a una amplia varieda d de pro- bilidades. Se hallan también sujetas , con la reutili zación de materia les blemas que aparecen, por ejemplo identif icación de los context os. La falia de ] Si tomamos en consideración el ſuerie impacto que los incas o con conſusiones en la ha llevado a que alguno s estundi osos se síentan dejaron sobre los Andes, sorprende lo poco que conocemos de su certeza en las fechas habiluales pue- sociedad preimperial. Podemos deshacernos de algunos de nues- escépticos a aceptar que las pruebas radiométricas otros consideran tros aprietos abandonándolos a la puerta de las narraciónes de la dan mejorar las estimaciones históricas, mientras r afir- permiti r realiza realeza, que no eran otra cosa que relatos épicos destinados a exal- que existe información suficiente como para incaica. la cronol ogía de la era tar la creación heroica y sobrenatural de la sociedad incaica. Con maciones en grado de tentativa sobre ntes de que contam os con prueba s sufſicie constantes cambios de forma debido a la propia dinámica de la Mi propia opinión es la del expansionismo transmisión oral, aquellas narraciones se van desgranando suave- como para sugerir que el momento principal quizás unos cuarenta 0 cin- mente para pasar desde los orígenes míticos de ancesiros podero- incaico ocurrió a comienzos del síglo xv, la cronol ogía hisióri ca (Bauer, sos hasta alcanzar la vida de las gentes con las que los conauisla- cuenta años antes de lo que cree déca- 1996). Un periodo de algunas dores se encontrarían realmente, En cuanto a la arqueoiogía, los 1992c; Adamska y Michczenski, co, pero import ante en el discurr ir históri programas de edificaciones imperiales acabaron en buena medida das no supone un salto demasiado implica que debemos ser muy cuidadosos antes de tomar con las asentamientos del periodo Killke (preimperiales) en la cuenca del Cuzco, A pesar del reciente incremento de los trabajos at pie de la letra las cronologías históricas. cronométricas de campo en zonas próximas, s50n muy limitados los estudios A pesar de las discrepancias, tanto las evidencias pensar que el imperio fue un fenó- sobre las primeras ocupaciones incaicas. Esla sítuación signiſica como los relatos históricos hacen mada- que buscarle una explicación a qué fue lo que empujó a los incas prehistórica y que duró, aproxi meno de finales de la época que luvo kugar una mente, un síglo. La arqueología indica también a moverse desde sus tierras de origen hasla dominar los Andes material incai- exige aún hoy la presentación de buen número de hipótesis bien extensión más o menos contemporánea de la cultura - de un Estado que se fundamentadas. ca a través de los Andes, según podía esperarse y más allá de estas amplias Después de la decadencia de Wari y de Tiwanaku a finales expandió con gran rapidez. Sin embargo, como no sea del primer milenio, los incas serían con toda probabilidad uno de r más esa cronolj ogía conclusiones, no podemos precisa aquellos varios grupos étnicos que se peleaban por conseguir el o apareci ó de súbito, probab lemente a diciendo que el imperi durante algunas poder en el Perú meridional. En un momento determinado, que sc comienzos del siglo xv, y que pervivió únicamente sitúa bacia 1400, los incas comenzaron a aparecer como la socvio- generaciones. dad dominante de la región. Parece ser que el ritmo inicial de cam- bio había sido paulatino, pero, una vez que los incas comenzaron con tada seriedad la expansión de su reino, un grupo humano de unas cien mil personas impuzo su dominio sobre una población de entre diez y doce millones de habitantes en pocas décadas. Como- quiera que se contemple, se trató de una proeza agombrosa, cuvo 70 LOS INCAS LOS INCAS ANTES DE LA CREACIÓN DEL IMPERIO “Ti. mejor paralejismo en la Antigüedad lo encontraríamos en las tabla 3.1). Al igual que numerosos pueblos andinos, los incas conside- hazañas de Alejandro Magno. La diferencia fundamental la marca raban que sus antepasados habían surgido de un elemento natural del el hecho de que el Tawantinsuyu no se disgregó a la muerte de su paisaje. Sí seguimos la leyenda principal, en los tiempos antiguos fundador. ‘ había una cueva conocida como la Casa de las Ventanas (Tampu T'ogo) Aunque sea imposible construïr una historia antigua incaica en la Casa del Amanecer {(Pacarigtambo) (Betanzos). El Hacedor hizo creíble, sí que podemos examinar los relatos según los temas de aparecer a los cuatro hermanos y las cuatro hermanas, que se conver- que traten y su coherencia interna, La manera de gobernar que tirían en los ancesiros incas, de la cueva central, llamada la Rica Ven- éslos describen se ajusía a lo que, desde la etnografía, sabemos tana (Qhupag Togo) y a los pueblos mara y tambo de otras dos cuevas sobre la soberanſa, sobre las sociedades jerárquicas en las que el adyacentes, la Maras Togo y la Sutig Togo (Sarmiento, 1960, pp. 212- poder tiende a ser patrimonio de algunos linajes elitisias durante 214). Quizás ya entonces, o muy poco después, los ocho incas se empa- varias generaciones. Las guerras endémicas, los matrimonios entre rejaron, En la versión de Betanzos (1996, pp. 13-14), los ancestros pri- grupos étnicos, la fragilidad de las alianzas y los frecuentes rea- mordiales, ricamente ataviados, emergieron ya como parejas, prece- sentamientos son también muy normales en aquellas sociedades diendo cada marido a su esposa. sín gobierno centralizado. Los incas afirmaban haber surgido en medio de un inestable equilibrio regional, cuando un joven princi- pe Hamado Inka Yupanki defendió Cuzco contra el ataque de un vecino agresivo, mientras su padre y muchos de los residenies bus- o32n5 ofeg caban refugio en un reducto cercano. A continuación, el príncipe fue adquiriendo riqueza, gloria y poder a través de un proceso que oa iba acrecentándolos síguiendo un efecto de bola de nieve a cada nuevo Éxito. Es posible que haya algo de cierto en ese celebrado relato, pero casi seguro que es incompleto el aceptar una calza cnica, dominante, & mna capticación basada Únicamente en sStucuzos hisióricos. Mucho más prubable es que, a lus circunslancias histó- ricas, se unieran muchos otros elementos, tales como las condicio- nes políticas y económicas, la ideología, las estrategias militares, las luchas entre grupos familiares y, quizás, incluso el ctima, Tam- bién parece probable que las fuerzas que llevaron a cabo las pri- meras conquizsias sólo esltuvieran relacionadas parcialmente con las causas de la cxpansión pouslerior Con el tin de hacernos una 0525 OY idea de cuál era la siluación preimperial, es preciso que echemos una breve ojeada lanio a las leyendas como a la información arqueológica. Los tiempos antiguos Los ORÍGENES MÉTICOS La primitiva hisltoria inca consla de genealogías y de fábulas, arraigadas en un tiempo primordial {Urton, 1990; Bauer, 1991}. Por lo general, jos anales del pasado incaico comienzan con la deificación de FiG. 3.1. Linaje real inca según ilustración del crortíista nativo Mango Qhapaq y contiran hablando de doce o trece soberanos (fig. 3,1; Guaman Pana, 1936. T2 LOS INCAS LOS INCAS ANTES DE LA CREACIÓN DEL IMPERIO 12 TABLA 3,E. Los ancestros incas según Sarmiento; diciéndole que debía volver a la cueva original donde habían olvida- apelativos según Urton {1990, p.21) do algunas cosas. Ayar Kachi cayó en la trampa y fue encerrado en la cueva para siempre con una gran piedra. ] Hermanos Hermanas Aquel viaje errático condujo finalmente al grupo a la cima de una montaña, más allá de la cual pudieron contemplar un valle fértil ador- rimer ancestro»}, Mama Qatlu {«madre {rolliza] bien nado con un arco iris, señal maniſiesla de que se trataba de la tierra Que Manco rl como Agar conocido formada») habían eslado buscando durante tanto fierm po. Sin embargo, xy antes de Manao Qhapaq («primer [ancestro] poder descender aquetlas pendientes, el hermano Ayar Uchu fue trans- rico»} formado en una piedra. {Tanto la piedra como la montaña fueron cono- cidas como Huanacauri y han sido reverenciadas como santuarios de Ayar Avka {uancestro enemigo») Mama Wako («madre [quijada] mejilla»; «abuela» una santidad excelsa.} En Matagua, Mama Wago —hay quien dice que Ipakura/Kura {«lſa mater- Mango Ohapaq-, arrojó dos cañas doradas hacia cl vallo, Como la pri- Ayar Kachi {cancestro sal») Mama nafmadre castradora de la mera de ellas no se lavó firmemente en el suelo, sUpieron que la Uiermra nuera» no era lértit. No obstanto, cuando la segimda quie proſfundamncenic Ayar Uchu («ancestro pimienta») Mama Rawa («[?] madre»).. hincada en la tierra en Wanaypala, los incas conocieron que Irati hallado su hogar Al entrar el grupo en Cuzco, Mango Qhapaq llamé ante sí a su hermano Ayar Awca y le dijo: «¡Hermano! ¿Recuerdas que TaBLa 3.2: Los diez «avully» formados en Pacarigtanibo, habíamos Hegado al acuerdo de que serías tú quien tomaría posesión según Sarmiento; ortografía de Urton, 1990, p. 25 de la lierra que habitaríamos? Pues bien, ¡mira aquelía roca! Vuela sobre ella (pues se decía que había nacido con alas), síéntate en ella y Htrin Cuzco («Bajo Chzco») exige el tugar donde esíá el mojón, porque vamos a ir allí a ovcuparlo Hanan Cuzco f«xAlto Cuzco» } ya vivir ſfaquí}» (Sarmiento, 1960, p. 217). Según le había ordenado su Chawin Cuzco Ayllu Surig-T’oqgo Ayltu hermano, Ayar Awca voló hasía aquel sítio y se convirtió en un pilar de Arayraka Aylfu Cuzco-K 4 alian Maras ara Ayllu piedra que señaló la reivindicación de los incas sobre aquellas tierras. Tarpuntay Ayllu Kuykusa oía Tuvieron que desatojar a los pueblos que vivían en la zona con el ſin de Wakaytaaui Ayllu Maska ip U ocupar el valle. Mama Wago infligió terribles crueldades especialmen- Sañuqg Avilu Oro Ayllu le al pueblo guaylla, desgarrando a un hombre con sus propias manos y soplándole en los pulmones hasta inflarlo. A pezar de algunos con- tratiempos ocasionales, finalmente los incas consiguieron expulear a la población local e imponerse como dueños y señores del valle. Dividico- Algo más larde, los incas decidieron buscar Lierras ſeries que y ron Cuzco en cuatro partes y levantaron la primera casa del Sol en Indi- les hicieran ricos. La pareja principal, lamados Mango Qhapaa Mama Odqgllu, encontraron un aliado bien dispuesio en apo y kancha. (El mito continúa explicando la vida y la época de los prime-. ' tambo, a quien reunieron en dos grupos de cinco ayittu (ta a ros incas en Cuzco, según se describe más adelante.) mm. a 0 are Este relato ilusira hasta qué punto numerosos elementos de las A continuación, el grupo partió, deteniéndose en ocasiones ner relaciones sociales y de la cosmografía inca pasaron a formar parte del camino, pero nunca encontró tierra lo suficientements pro descans o, a de su propia mitología. Lo mismo que muchos otros sefores impe- va como para asentarse. En uno de los momentos de Roq’a, que ‘ com riales, los incas reciamaron mado Tamboquiro, Mama Oqlludioaluza Zinchi una creación independiente de la dl perip o, las reslo de la humanidad, incluso de la de los linajes no incaicos de vertiría en el Segundo soberano inca. A lo largo de su vidas de los viajeros se vieron ocasio nalmen te amenaz a 5 por da Cuzco. Bauer (1996) señala que esíta idea se halla estrechamente nombre Ayar Kachi, que luchaba contra unida a la imagen del rey extranjero errante y dotado de poderes mís- belicoso hermano inca de iba encont rando a lo largo del camino y qe ap as ° ticos que se encuentra en nurmerosas sociedades de todo el mundo los pueblos que por $ cerros hasla convertirlos en hondonadas con piedras lanzadas {Sahlins, 198}, Esla unión de una creación a un tiempo exótica c ron poderosa honda. Por todo ello, los reslantes hermanos le engaña individualizada permitió a los incas disltinguir su linaje, bendecido 74° , LOS INCAS $08 INGAS ANTES DE LA CREACIÓN DEL IMPERIO ‘75 sobrenaturalmente, de cualquier otro del resto del mundo. La jerar- quía social de Cuzca consiguió también una legitimación a partir de y dos prendedores tip también de plata, que nos recuerdan la esa leyenda, puesto que la agrupación de las familias no pertenecien- clase de afrendas enterradas en el importante ritnal del ghapaqg tes a la realeza en dos subdivisiones de cinco clases prefiguraba la ucha {cap. T). Bauer deduce que las construcciones y los grabados estructura social que iban a encontrar los españoles en 1532-1533, de ese yacimiento encierran el más antiguo de los wak'a incas y La sacralización del esxpacio «-señalando la vía de peregrinación enlazan estrechamente historia imperial y territorio, y mediante la división de Cuzco en cuatro partes— permitió que los incas pudiesen considerar determinados hitos como una parte de su pasado legendario y comenzaron a dar forma a la geografía sagrada que definió su relación con el mundo natural (cap.7). Finalmenie, el LOS PRIMEROS REINADOS milo cimentá el culto imperial al sol en los tiempos primigenios al dedicar el primer lempío solar al ancestro Mango Qhapaq. En con- Según sus mitos, los incas lucharon muy a menudo contra sus junto, el mito incaico de la creación ofreció una tradición nítida- vecinos durante los primeros años que residieron en Cuzco. Rostwo- mente perfilada con el que legitimó el presente del síglo xvi, rowski (1998, pp. 8-11) señala que algunos protagonistas, tales como los ayarmaca, recibieron su nombre del de ciertos recursos naturales, como la quinua (ayar), un tubérculo {maca) y la sal {kachi) (Sarmien- to, 1960, pp. 212-213, 218-219; cf. Cobo, 1979, pp. 108-1 12). Los incas PACARIOTAMBO indicaban así cl zometimiento de los pueblos de Cuzco y, con ellos, de los productos de la tierra. Una vez conquisiados, los ayarmaca de- saparecieron prácticamente de las narraciones, aunque se decía que finales de la era imperial, los incas habían convertido en soberanos tan tardíos como Pachakuti tos habían derrotado, necer, o Pacarigtambo. En respuesta a las pesquisas de los espa- Las proezas de Mango Qhapaq, el ancestro inca, estaban reia- ñoles, dijeron que el lugar se encontraba a unos 30 km al sur de cionadas fundamentalmente con su origen divino, con el viaje erráti- Cuzco. Brian Bauer (1991, 1992c) ha estudiado los restos arqueo- co hasta alcanzar Cuzco y con la fundación de los primeros asenta- lógicos de la región de Paruro, donde encontrá dos yacimientos mientos {cap,. 7). La mayor parte de los relalos que hablan de su hijo y sucesor, Zinchi Roga, se refieren a él afirmando que ſue más fa- con componentes imperiales incaicos que se cormespomdian a cle- mentos de la leyenda. Uno de ellos es un alloramiento de piedra moso por su sabiduría y generosidad que por el valor lísico. En su rei- conocida coma Pirea Orgo, o «Montaña del Puma», y el atro es nado mantuvo relaciones pacíficas con los pueblos vecinos, que que- un asentamiento, de nombre Maukallagta, o «Ciudad Vieja». En darían cimentadas cuando tomó por esxposa a Mama Kuka, proce- Puma Orgo, varios bloques de gran tamaño forman una cueva, a dente de la ciudad de Saño, sítuada a algunos kilómetros al este de la manera en que lo recogía el relato de Tampu Togo. La cima de la Cuzco. Lloge Yupanki {«El zurdo»), el tercer inca, se convirtió en elevación fue modificada en el periodo incaico con grabados de mandatario máximo aunque tenía un hermano mayor. Como su planos horizontales y dos figuras de puma, al tiempo que las exca- padre, se cree por lo general que Llogq'e Yupanki realizó la expansión vaciones de Bauer recuperaban reslos de material del periodo de la influencia incaica debido más a su perepicacia que a la guerra. wari bajo un edificio inca adyacente. Maukallagta, que se encuen- Contrajo matrimonio con una belleza local llamada Mama Kawa al tra frente a Puma Orgo, contiene más de doscientas estructuras final de su vida, quien daría luz al temible Mayta Qhapaq, el cuarto finamente trabajadas en estilo imperial, incluidos algunos elegan- inca. La leyenda dice que éste fue un líder agresivo, repetidamente tes muros de piedra tallada. Las excavaciones realizadas en ese involucrado en luchas, primero con otros jóvenes incas y después con lugar han puesto al descubierto materiales de los periodos wari e los pueblos próximos, De su matrimonio con una hija del señor de inca imperial. Entre los últimos se encuentra un esqueleto huma- Collaguas tuvo varios hijos, uno de ellos, Qhapaq Yupanki, sería no, conchas marinas, una Hama de oro, un cuchillo trar de plata quien finalmente le sucedería en el mando (Sarmiento, 1960, pp. 22 1- {coi } 224; Cieza, 1967, p. 109; Callapiña el al., 1974, pp. 30-31; Copo, 1979, pp. 115-120; Betanzos, 1996, p. 18; Murúa, 1986, pp. 60-64). LOS INCAS ANTES DE LA CREACIÓN DEL IMPERIO TI ‘+ 76 LOS INCAS. 1967, pp. 123-127; Sarmiento, 15960, pp. 224-225; Murúa, 1986, p. 71; Lo mismo que había ocurrido con varias de las sucesiones entre Cobo, 1979, yr. 126).' Después de la muerte de su padre, Yawar fuera los incas, es posíble que el acceso al poder de Qhapaq Yupanki Waqaq se vengó de los enemigos de su juventud, que también habí- que era el primogé ni- también indirecto. Algunas narraciones decían an asesínado a uno de sus hijos, Como continuación a ese triunfo, (1960, p. 223) están de acuerdo to, pero los lestimonios de Sarmiento siguió apoderándose de tierras de numerosos grupos {Sarmiernti, ſeo que se en que tenſa un hermano mayor llamado Conde Mayta, tan 1960, p. 227); hay quien dice que había librado combates con éxito el mando. Otra historia men- le consideró incapac itado para ejercer una en el valle de Pisac e incluso más lejos, a unos treinta kilómetros al cionaba que los hermano s de Qhapaq Yupanki habían prepara do otros atribuían esas conquistas a Wira- nordeste de Cuzco, aunque ellos, llamado Tarqgo conspiración para suplantarle por uno de gocha Inka, el síguiente soberano. con un Waman, pero aquél consiguió salir al paso del intento de golpe La versjón de Cieza, menos aduladora, decía que a Yawar sorpren dente, el bien infor- discurso memorable, De manera bastante Wagaq le habían cogido desprevenido unos guerreros procedentes de Juan Polo de Ondegar do, afirma que mado magistrado de Cuzco, Condesitvn en una fiesta ala que asístía cn Cuzco, come preparación había goberna do a lus incas durante aígún dol lago Targo Waman en realidad de una expedición comra tos podorosos quila de la cuenca Yupanki. Nume- tiempo, pero que había sído desplazado por Qhapaq Titicaca. Los forasteros golpearon primero al mandatario en la cabe- de nombre Qhapaq rosas fuentes aseguran también que un hombre se za y, a continuación, le asesinaron en medio de una matanza general el dominio inca. El asunto incas se Yupanki había extendido enormemente cuando trataba de huir al santuario del templo. Cuando los uti) tenſa dos her- complica porel hecho de que el noveno inca (Pachak disponían a abandonar la ciudad, se abrieron los cielos y se desen- mos a los del manos llamados Qhapaq Yupanki e Inka Roqa, homóni en el cadenó una fortísima tormenta que puso en fuga a los agresores. Los quinto y sexto monarcas. Como resultado, las crónicas diſieren incas supervivientes se aprovecharon de la ayuda celeslial para rea- os o a gerie- momento de adjudicar algunas conquistas a cs0s dos soberarn eruparse; recogieron sus muertos y enterraron a Yawar Wadqadq sín Yupanki tomó por esposa a Mama rales de Pachakuli. El inca Qhapaq dedicarle ninguno de los honores que se habían oſrecido a los reves nte del área de Cuzco. Qoari Wilipay («Joya Dorada»), procede anteriores, En aquel momento de falta de un liderazgo claro, Cieza del Alto Su hijo Inka Roq/a se convertiría en el famoso fundador afirma (1967, pp. 125-127) que había sído el tercerode los hijos y según relatan Cuzco (Hartan Cuzco), Después de su matrimonio, a, de Yawar -Wagaq quien asumió el mando con.el nombre el valle de Vilcanot varios informantes, envió expediciones hacia sítuada a de Wiragocha Inka. Habla además de la resolución, por esa misma como Quiquij ana, Los donde ocupó localidades tan alejadas sar- época, de un importante conflicto regional al oeste de Cuzco. km) (Cieza, 1967, pp. 115-122; unas cuatro leguas {aprox. 26 quechuas eslaban resueltos a extender sus dominios, pero vieron El relato de Cobo miento, 1960, pp. 223-224; Murúa, 1986, p. 69). cómo se lorcían sus designios al perder una batalla decisiva conta tado el vatle (1979, pp. 121-125) añade que Inka Roqa había conquis los chankas. Llegados a esíe punto, las ieyendas van adquiriendo un (aprox. 170 km) al de Andahuaylas, a unas treinta y cuatro leguas tenor cada vez más imperialista con las hazañas atribuidas a Wira- la ayuda mercena ria de ceste de Cuzco. Allí derrotó a los chankas, con con- gocha Inka. Por ello, detendremos aquí este resumen, dejando para de Cuzco. En un relato que los canas y los canche, del sudeste Inka el siguiente capítulo la descripción de las grandes conquistas. tambo afirman que trasta con éste, los quipuc amayos de Pacarig Por lo general, los estudiosos contemplan las extensas conquis- sino que 5& Roqa no llevó a cabo ninguna expansión de territorios, tas de los primeros incas dibujadas en formna de levendas grandiosas, , a levantar ediſt- dedicó personalmente a realizar actividades piadosas contadas de manera que, a menudo, proyectan sobre los incas una 1974, p. 32). luz favorable, pero truſadas también con derrotas e incidentes ver- ñia e! @l., cios religiosos y a mejorar las tierras (Callapi nito La pareja real tuvo cuatro o cinco hijos, siendo el primogé gonzosos. No deja de ser sorprendente que los relatos de los cronis- En su infancia, el princi- quien se convertiría en el nuevo soberano. tas varíen tanto entre sí cuando se refieren a los avatares soportados porque Inka pe fue secuestrado por algunos vecinos en venganza sido pre- por los incas. Algunos escriben que éstos 5e mantuvieron muy próxi- había Roq'a contrajera matrimonio con una doncella que ia a pena de mos a la cuenca del Cuzco, mientras otros sostienen que los ¡incas tendida por su señor. El niño se libró de una sentenc Horar lágrima s de san- muerte cuando, milagrosamente, comenzó a que 1. Enel relata de Delanzos (1996, p. 18), Yawar Waagaq recibio e nonbro pero tarde el sobren ombre gre. Este suceso le proporcionaría más que nació llorando lágrimas de sangre, («El que llora sangre» ) (Cieza, adoptó como soberano: Yawar Waqgaq 78 LOS INCAS. LOS INCAS ANTES DE LA CREACIÓN DEL IMPERIO 79 habían avanzado hasta cien o doscientos kilómetros más allá de esa ciudad en la época preimperial. Según han deducido Rowe (1946, pp. 206-209) y otros autores, algunas de esas afirmaciones pueden haber aparecido a partir de la confusión provocada por la duplicidad de nombres 6 por el intento de embellecer la historia. Según se des- Malva Mita 94 hakimaln a e cribe en la próxima secucción, ciertamente las pruebas arqueológicas no apoyan la idea de que los incas hubieran creado un Estado exien- s& con anterioridad a 1400. ] r Las pruebas arqueológicas MODELOS DE ASENTAMIENTO Los orígenes arqueológicos de la Sociedad incaica son tan incom- ‘pletos como los registros históricos, debido en parte a que Cuzco se via despojado de su población durante el periodo imperial hasta el punto de que el centro sagrado del mundo debería construirse desde los cimientos. Las conocimientos arqueológicos del periodo Killke se han obtenido, por tanto, mediante reconocimientos y algunas exca- vaciones, realizadas la mayoría a baslantes kilómeiros de la capital? No cbstante, ze han regisirado varios cientos de emplazamientos kiti- FG, 3.2. Distribiición de los primeros yaciniientos incaicos (killke} ku a la distancia de unos sesenta kilómeiros de Cuzco, fundamental en la región de Cuzco (segnn Kendall, 1994, 1996). mente en los valles del Apurimac y el Vilcanota-Urubamba (fig. 3,2). Por lo general, los arqueólogos consideran las diferencias mar- ca del Cuzco hace pensar que aquellas gentes no estaban excesivamen- cadas en el tamaño de los asentamientos como un indicador fiable de te preocupadas por la posibilidad de conflictos. Todos esos lugares se que la población de una región esltá organizada mediante una jerar- encuentran en escasas elevaciones por encima del fondo del valle, y quía social o política, En la cuenca dul Cueco, una jerarquía de encla- sólo dos, en Saggawaman y Vieja Chago, se hallan ubicadas en lugares vos de ea clase comuneóo clectivamente a tomar orina entre los años de buena delfensa (Dry 1971, p. 145), Debido a que sólo ha sider reco- EU y 1200, Locatidados que ocupaban hasla sxozunta heutáreas, tales nocida sistemáticamente la zona meridional del valle, es difícil asegu- como Choquepuquio, Minas Pata y Kencha-Kencha, albergaban qui- rar sí ese modelo es válido para toda la región. ¿ás a varios miles de pergonas cada una de ellas. Muchos de los otros La naturaleza del propio Cuzco preimperial tiene algo de miste- asentamientos que conocemos eran pequeños pueblos y aldeas rioso. Betanzos (1996, p. 70) escribe que el primitivo asentamiento (Rowe, 1944, p. 61; Dwyer, 1971; Parsons y Hastings, 1988, p. 224). se encontraba en una zona pantanosa a los pies de Saqsawaman e Inciuso aunque se hallaba en una posíción expuesta, Choquepuquio inmediatamente por encima la parte principal de la ciudad. El cro- fue ocupada de manera continua desde el Horizonte Medio (500-750) nisla nativo Guaman Poma {1980, p. 66) escribe a su vez que, antes bhasía el periodo incaico imperial (Hyslop, 1990, pp. 20-2t). Su ubica- de volver a bautizarla como Cuzco (¿asgo: «el lecho de un lago dese- ción indica que los residentes se sentían sulicientemente seguros, lo cado»; Hornberger y Hornberger, 1983, p. 191), el nombre original que hubiera sído extraño en la mayoría de los Andes, pero el emplaza- de la ciudad había sido el de Acamama, pero la mayoría de los lesti- miento de los más conocidos yacimientos del periodo killke en la cuen- monos de Sarmiento {1960, p. 216) coincidían en que el nombre de la localidad hacía referencia a un mojón de piedra para designar pro- 2. El periodo killke se denominó así por ul estilo de xu cerámica, llamada en un piedad, que se conocía como un cozco. Recordaban también que los primer momento canción, Kdentilicado por Rinve (1944, pp. 60-62), ancesiros fundadores habían dispuesio cuatro divisioneus entre el 80 LOS INCAS LOS INCAS ANTES DE LA CREACIÓN DEL IMPERIO 81 Hualanay (Río Anudado) y el Tullumayo (Río del Hueso), que for- más © menos de igual tamaño, pero muchos se han encontrado cn maban el centro de la capital a la llegada de los españoles. Las divi- crestas o picos de altura media; sólo tres ocupan emplazamientos siones fueron denominadas Q'enti Kancha, © Recinto del Colibrí; expueslos, lo que significaba que debían tener más problemas de Chuimbi Kancha, o Recinto del Tejedor; Satri Kancha, o Recinto dei defensa (Heffernan, 1989, pp. 126, 379). Los asentamientos killke Tabaco; y Yarambuy Kancha, un distrito formado por una mezcla de del norte de Cuzco eran asiímismo pequeños y poseían una orien- etnias (Rostworowski, 1999, p. 7). tación defensiva. Algunos descansan siguiendo las creslerías más Las pruebas superficiales de ia mayor parte de la arquitectura elevadas por encima del valle de Cusichaca. Los pueblos de Huata preimperial de Cuzco han sido desgraciadamente eliminadas por la y Pantillicila estaban protegidos por muros que los rodeaban, xv acción humana y por las catástroſes naturales. El programa de cons- Huata fue incendiada por completo, lu que implica que las preocu- trucciones imperiales, los esfuerzos incas por volver a tomar la ciu- paciones defensivas no eran graiuilas. Hacia el ſin del Periodo dad a los españoles en 1536, un devastador terremoto en 1650 y la Intermedio Final (750-1400), las gentes utilizaban las clevaciones remodelación española costaron todos muy caros. Las excavaciones de menor altura porque suponían ciertas ventajas, poro vivían aún realizadas en la actualidad bajo cl Hotel Libertador han puesto aí en localidades clevadas y ſortilicadas (Kendall, 1976, 1985). En descubierto cimientos de edificios primilivos con una orientación conjunto, las pruebas hacen ercer que la población habitaba cn la similar a la de la sillería imperial cercana, Eso quiere decir que parle vecindad de la cuenca del Cizco en comunidades monos munmero- del diseño imperial se superpone a una planificación va exislente sas y que carecían de la organización jerárquica que podía con- (González Corrates, 1984; Hysltop, 1990, pp. 30-34). Se ha enconira- iemplarse en la propia cuenca, Algunas de ellas eslaban lambión do también cerámica killke fr sítie en varios lugares, entre ellos en el más preocupadas por la deſensa. convento de Santo Domingo, que es el primer lugar en que 5se ha identificado ese estilo. En 1934, el arqueólogo peruano Luis Vaicár- cel recuperó abundante cerámica en Sagsawaman, por encima del LA ARQUITECTURA Y OTROS RESTOS MATERIALES mismo Cuzco. Entre la cuarta y la tercera parte de la cerámica encontrada era de estilo kiliko, y basándose en ello, Rowe (1944, Las pruebas arquitectónicas sugieren que el estile impo! p. 61) ha considerado que había tenido lugar una ocupación preim- había tomado como base el periodo killke, poro que sería mil perial de la cima de la colina. cado de mancra radical en años posleriores. Los yacimientos mejor Fuera de ta cuenca del Cuzco, los modelos de asentamiento del conservados, al norte de Cuzco, contienen edificios de planta circu- eslilo kitlke se pueden comparar por muchos motivos a los de la lar y reclangular, mientras que la arquitectura de la zona en el zona central, pero difieren en escatla y jerarquía. Numerosas locali- periodo imperial utilizaba, sobre todo, formas rectilíneas. Los tra- dades del ceste, como Limalambo, y del sur, como Paruro, son - bajos de síllería del periodo primitivo que aún se conservan son comunidades carentes de fortificaciones. Los mayores asentamien- también de peor calidad que los encontrados cn las ſinas estructil- tos de Paruro no eran más que aldeas (43,5 has), una veinieava ras de la época impertat, donde destacaban los accesos metianto parte del tamaño de los más importanies yacimientos killke que ventanas a ras de suelo, muros de partición que dividian edilicios rodean Cuzco (Bauer, 19920, pp. 94-108). El marco topográfico de rectangulares en compartimentos, estructuras de dos plantás y las localidades de Paruro se parecen mucho al de Cuzco en el hecho esquinas internas redondeadas en edificios rectangulares {Kendali, de que la mayoría de los principales lugares se sitúan sobre peque- 1976; Niles, 19803}. ñas lomas o en pendientes de la parte más profunda de los valles, Los eslilos de los objelos del periodo killke preſfiguran también próximos a las ricas tierras del fondo, bien dispuestas para el cul- la forma de los ulensilios imperiales. Muy a menudo, la aparición Livo del maíz. Otros lugares de menor importancia, que posíble- de sociedades esltatales supone la creación de estilos innovadores mente sólo se usaran de manera temporal, se síluaban en zonas en artesanſa vy arquitectura, especialmente enire la elite Y en con- más clevadas, cercanos a lierras destinadas a cosechar tubérculos textos rituales y adminisbalivos., Esa creación reveía el interés de o al pastoreo. Algunos otros establecimientos al norte de Cuzco se ia elite por controlar aquellos objetos que significan s!tattiis, bienes encuentran sólo a 2.850 m, donde un clima más templado permitía e instrumentos de poder. Las túnicas tejidas como tapices en el la obtención de cosechas. Los lugares que rodean Limatambo eran Cuzco imperial, la cerámica policromada y el estilo arquitectónico 83 82. LOS INCAS LOS INCAS ANTES DE LA CREACIÓN DEL IMPERIO constiluyen ejemplos clágicos de la atención que prestaban a la cul- Una aproximación a la sociedad preimperial tura material (caps. 6, 12). Por el contrario, el conjunto de los variados materiales de killke nu muestran señal alguna de la exis- La naturaleza fragmentaria de la información de que dizponemos tencia de administración central en su artesanía. Algunas de las sobre el periodo kilike ha hecho que, de manera jfustificada, los estu- cerámicas killke presagian los motivos del incaico imperial (por diosos se mostraran recelosos a la hora de bosquejar un retrato deta- ejemplo, triángulos en red, filas encadenadas de triángulos sólidos} Lado de la sociedad pre-estatal incaica. No obstante ——y dejando a un y las formas de jarro, pero la ejecución variada y chapucera con- lado sus elementos fabulosos—, las narraciones contienen numerosos irasía enormemente con la estandarizada y, en ocasiones, elegante componentes compatibles con una sociedad marcada por la existencia cerámica imperial (Dwyer, 1971; Heffernan, 1989; Bauer y Sianish de una clara soberanía. Uno de esos elementos más evidentes es el 1990). Ninguno de.lus demás objetos del periodo kitlke, que se dominio de las relaciones políticas por linajes elitistas o por grupos hallan sólo brevemente descritos, tampoco indican una producción familiares extensos. Esas estructuras impregnaron las sociedades a gran escala © con una dirección centralizada. Es de interés la andinas a finales de la prehistoria. Sin embargo, no existe razón atgu- anotación de Bauer {1992c)} de que la región en que se ha encon- na que permita deducir que los incas hayan contado con una sociedad trado la cerámica killike coincide con la zona ocupada por los gru- de clases antes de las grandes expansiones. Cualquiera que haya sido pos étnicos a los que se denominaba incas honorarios o Incas de Ja adecuación de los relalos desde el punto de vista histórico, es evi- Privilegio. El mismo cree que esa coincidencia signiſica que, entre dente que las alianzas matrimoniales debieron constituir la clave en los pueblos de la región cuzqueña más exiensa, ze habían ido for- los primeros Estados incaicos. La repetición de ese tema hace creer jando lazos culturales preimperiales en una relación que, poste- que la unión entre un señor local y la hija de olro contribuiría a cons- riormente, se formalizaría mucho más. ] truir relaciones políticas entre las elites regionales y a separarlas del resto del populacho. Si fue así, sus acciones debieron contrastar con las de las gentes del común, que, se casarían, siguiendo la convención, CRONOLOGÍA DEL PERIODO KILLKE mediante cruces entre las divisiones de su propio ayltu, Los matrimonios se aceptaban mediante el intercambio de finos Las escasas fuebhas tomadas por el método del radiocarbono en tejidos y objetos de valor. Tales intercambios confirmaban la genero- la zona de hallazgos dul periodo kilike hacen croor que esa época dis- cidad de los sefñores al tiempo que creaban dependencias socialos y curre entre el 1000 y el 1400 aproximadamente (Dwyer, 1971; Ken- económicas. En los mitos incas aparece siempre la prodigalidad de dalt, 1985; Bauer, 1992c; Adamska y Michcezenski, 1996), Pumamar- sus ancestros, porque ello ayudaba a legitimar su elevado status. Por ca muestra ciertas evidencias muy interesantes pues su planificación lo general, la posición de un jeſe dependía a menudo, en parte, de su y 5u arquitectura sugieren que cse agsentamiento señaló la transición capacidad para controlar el trabajo y el producto de éste sín ser él entre la época preimperial tardía y la imperial. Las dataciones con mismo propietario de los recursos naturales. Como la donación de carbono tomadas de esa arquitectura acaban en el siglo xv (IHollo. regalos anuncia la capacidad productiva de un jefe, puede atraer wevil, 1987), Esas lechas lan tempranas para una arquitectura de nuevos seguidores y gencrar obligaciones públicas. La generosidad transición son más antiguas de las que podríamos esperar sí tenemos ritualtizada quizás contribuyó a mediar en alianzas políticas y en en cuenta la cronotogía histórica. Como deducción, Bauer ha aven- cambios de residencia entre los incas y sus vecinos. Algunos autores iurado que algunas estructuras de las que se creía, por lo general creen también que la manipulación de las obligaciones de intercam- que pertenecían al periodo imperial habían sido levantadas, en rea- bios ayudaron a reforzar la ascensión local del poder inca porque su lidad, en el periodo killke (Bauer, 1992c, p, 47). Los arqueólogos se prodigalidad colocaba a los recipiendarios de regalos en una posíi- han puesto también a hacer una nueva valoración de las relaciones ción social inferior {(Rostworowski, 1999, pp. 38-47), entre los estilos de cerámica policromada kilike e imperial, Utitizan- Son numerosos los relatos que resalian las tempranas aventuras do asociaciones eslratigráficas, Kendall piensa que el estileo polícro- militares, Cuando el propio soberano no tomaba el mando, lo hacía mo pudo haber aparecido bastanie antes de 1400 en forma de obje- un pariente próximo, práctica que continuaría a lo largo de toda la los para la elite que, más larde, se transformarían en el estilo impe- época imperial. Las crónicas de ese momenio dicen, a mernndo, que rial (Kendall, 1996), los señores de la guerra incitaban a sus seguidores prometiéndoles INCAS ANTES DE LA CREACIÓN DEL IMPERIO ' 85 LOS 84 LOS ENCAS europea. Se decía de él que había nacido ya con toda la dentadura gloria y botín (Sarmiento, 1960, pp. 218-219, 227; Cobo, 1979, p. 130; al 1996, p. 20). Hay muy pocas alusiones a la tierra como después de un embarazo de sólo tres meses, que podía caminar Belanzos, nacer y tenſa la estatura de una persona de ocho años cuando sóio beneficio de guerra, aunque Sarmiento supone que los conflictos por uno (Sarmiento, 1960, p. 221). Cuando un soberaro inca contaba tierras acabaron en peleas entre los incas recientemente legados y aquella zona. Si se tiene en cuenta el alcanzaba el trono, asumía también un nombre nuevo, en ocasiones los pueblos que habitaban Según 35e ha señalado anteriormente, inspirado sobrenaturalmente. de la mayor parie de las sociedades de las tierras Titu Kusí Wallpa recibió el nombre de «El que lora lágrimas de san- pequeño tamaño allas hacia 1000-1400, muy pocas serían las tierras que podían ta gre» (Yawar Waqgaqg) por haber llorado sangre, hecho que repitió haberse tomado de manera efectiva y conservado hasta finales de la do llamada «Piedra Cansada», sítuada por encima de Cuzco, alcanzan época preimperial. Por el contrario, el Enfasis que las leyendas ponen una fama enorme {cap. 7). No podemos decidir el momento en que en la captura de botín y de trabajo deben haber estado mucho más eron en doctrina real, pero la las narraciones privadas se convirti cerca de la realidad. Richard Schaedel (1978) ha llamado la atención por la elite conslilu yó un proceso de avance, que invención del dogma acerca de un pequeño cambio en la motivación y la práctica de hacer quizás tendría alguna de sus raſces en el periodo killko, la guerra que se maniſiesta en los relatos sobre los primeros incas. a los Sigue ahí planteada la cuestión de qué fue lo que condujo La técnica de conseguir bolín, que aparece en un primer momenio, incas a alcanzar un éxito local, en lugar de lundirse en una jeſatura a se incrementó con exigencias del pago de tributos y se suslituyó Un más simple como sucede a menudo con los liderazgos personales. continuación por la obtención de recursos productivos. La captura contribuyó a cilo fue sencilla mente la exi- factor que probablemente de mano de obra también fue importante, aunque cambió asimismo, tosa persecución del beneficio personal llevada a cabo por líderes pasando del secuestro a la obtención por la fuerza de la producción. inctivictuales en las guerras endémicas que invadieron las lierras altas a Inka En la crónica de Sarmiento (1960, pp. 228-229), Wiragoch de ocupar las tierras de los vecinos derrotado s, en esa época. En el momento en que el Estado comenzó a tomar innovó la práctica forma, los pueblos del Perú meridional v del ailiplano norteño Hleva- más que dedicarse simpiemente a ejercer pillaje sobre ellos. Sí esas crónicas han enredados en conflictos y alianzas durante síglos. Las tendencias que reflejan las leyendas se aproximan a los objetivos hacen pensar que el clima político premió a los lideres militares que cambiantes de la guerra, entonces el hecho de anexionarse vasios podían ofrecer seguridad y botines, así como aquella sítuación en la territorios en la época imperial fue aumentando a partir de prácticas es se benefici aban en espe- que los señores de la guerra y sus seguidor desarrolladas durante largo tiempo. cial de un estado de guerra depredadora. A cada éxito, la guerra debía La ideología de una elite evolucionada pudo también. haber de unas tal aumentar la concentración de poder, cada vez más, en manos apuntalado el liderazgo de los incas, pero se (ransformó hasta pocas ſamilias. Los incas y sus vecinos pudieron también advertir que o una alirma- punto que no podemos eslar seguros de sí una crónica los sería beneficioso unir fuerzas contra las acciones de merodeo rea- La ción determinada acabó por convertirse en parte de la norma. lizadtas por olros vecinos. Finalmente, es asimismo posible que la ideo- —que se cncuentra por vez primera en el imagen del rey extranjero a o a Mango Qhapag— fue tan potente que algunos logía pre-estalal incalca contuvicra exhortaciones a la conquisi ancestro fundador, la evangelización. Esgos elemento s estuvier on presente s en la doctrina Inka miembros de la elite incaica le dijeron a Cieza que Wiragocha imperial de los últimos tiempos, pero más parecen justificaciones de propios que era también foráneo. Otros aristócratas, con intereses los hechos ya ejecutados que un catalizador de la EXPAriSIÓN. por tratarse de un elogio servil. deſcender, desmintieron esa opinión En conjunto, esíte esbozo de la sociedad preimperial contiene en la Las reivindicaciones de liderazgo, aunque estaban basadas bastantes conjeturas, pero la información es, a menudo, coherent e la capacidad, conseguſa n asimismo legitimac ión la gencalogía y con una sociedad que fundamen talinent e iba avanzan do hacia La mayoría de mediante la canción religiosa en las narraciones reales. estalalización. La arqueolo gía sugiere que un potente Estado inciál- s mágicas con- los primeros reyes eslaban impregnados de cualidade pero debe- un valor co comenzó a tomar forma mucho antes de lo que 5e creg, cedidas por el Sol o Dios Creador. Sus hechos mostraban mos tener presente que se han perdido pruebas fundamen tales. No ral, unido a visiones sobre mililar precoz o una asístencia sobrenatu obstante, algunos de los elementos arquitec tónicos y de la indusiria vida de Mayta Qhapaq estaba tan henchida el futuro. Por ejemplo, la artesanal que desembocarían en los estilos imperiales pudieron y a de hechos maravillasos que los españoles utilizaron a Hércules haber comenzado a ulilizars e ya a mediado s del síglo xv. Merlín como puntos de referencia para explicársela a su audiencia CapíTuro 4 LA HISTORIA DEL IMPERIO: VISIONES NARRATIVAS. Cuazido se declara la guerra, la verdad es la primera victima. PONSONBY La ascensión meteórica del poder incaico está henckida de licleraz- go carismático, difíciles campañas, una oposición resuelia, ayuda divi- na, heroſsmo, traición y gobiernos sabios; en resumen, de lodos los ele- mentos que conforman los profimdos movimientos de la historia s¿gún la cuentan los vencedores. En los principios de la era colonial se escri- bieron unas cincuenta crónicas sobre el pasado inca, pero oblener un registro cuidadoso de la formación del imperio puede ser, aún hoy, tarea imposible. Como los propios informes susceptibles de conseguirse a ira- vés de los khipus podían llegar a presentar visiones bastante diferentes, tos cronistas se veían obligados a elegir qué fragmentos deberían con» servarse para la posieridad, Los esludiosos modernas cslán divididos entre quienes sustienen que las crónicas recogieron un núcleo de verdad que puede descubrirse realizando estrechas comparaciones entre ellas (p. ej., Rowe, 1946; Párssinen, 1992), y aquellos otros que creen que se hallan excesivamente teñidas por los conceptos andinos de tiempo y de jerarquía social para poder ser utilizadas como narraciones lineales {p. ej. Zuidema, 1982; Urion, 1990). Por mi parte, defiendo la opinión de que esos refatos eslán ian preñados de problemas que probablemen- Le nunca se conseguirá una resolución autorizada para explicar los pri- meros estadios de la era imperial, utilizando únicamente las sagas his- tóricas, Por otro lado, desafían la creencia de que la historia inca fuese un invento completo del periodo colonial, Parece más probable que diſe- rentes grupos sociales se proveyeran de un pasado que se entendiera a nivel general, con el fin de conservar sus propios intereses políticos, incluso mediante la descripción de acontecimientos que habían sucedi- do a punto de comenzar el periodo colonial. Si aceptamos esla opimón LOS INCAS LA HISTORIA DEL IMPERIO: VISIONES NARRATIVAS 89 88 y Somos capaces de no perder de vista lo tirmitado de las fuentes, es posí- solicitaron ambos la avuda de los incas. Desnués de consullar a sus ble regumir la trayectoria del imperio en esbozo, al menos de la mane- oráculos y a sus consejeros, el soberano inca se inclinó por favorecer ra elegida por los incas para seguir recordándolo. No obstante, los con- a los lupaqga, pero jugó las dos bazas mediante la promesa de ayuda a flictos internos fueron tan profundos y las nociones con que los propios ambos bandos. A continuación se dirigió hacia el altiplano a la cabe- incas contaban para registrar el pasado tan diferentes a las euro- za de un ejército, dejando a su hijo Inka Urqon a cargo de Cuzco. Sin peas, que siempre se nos escapan numerosos detalles del periodo pre- embargo, y antes de que los incas alcanzaran la región del lago, tos hispánico. Por tanto, en este capítulo lo que ofrezco es un relato com- tupaga obtuvieron una victoria decisiva. Su señor, Cari, recibió por tanto a los incas desde una posíción de fuerza v ambos selfareon una ‘ puesto de la expansión imperial según la describieron los descendientes de los principales protagonistas. En Jugar de importunar al lector con alianza bebiendo de una copa de ato.’ comentarios repetidos sobre el tenor legendario de tales relatos, le pido simplemente que se haga cargo de que se trata de una síntesis com- puesta a lo largo de los tiempos a partir de sagas incas filtradas a través LAS GUERRAS CON LOS CIHANKAS de numerosas voces andinas y españolas. Numerosos cronisías escribon que el rechazo de los asaltos de los chankas sobre Cuzco, a finales del reinado de Wiragouha inka, ſue lo que empujó a los incas a la ſase imperial. * En la historia de Designios expansionistas y crisis en Cuzco Betanzos 11996, pp. 19-30), que es en buena medida una biogralia El reinado de Wiragocha Inka, octavo soberano según la lista estándar, señala por lo general en las crónicas una transición desde regiones como Paria, Pacajes, Carangas, Charkas y Urmasuyo {Callapiña er al., 1974 la política de incursiones y de alianzas a la de los intentos de expan- {1542-1608}, pp. 32-33). Según ese relato, Yawar Qhapag había comquistado va Chucui- sión territorial. Se le describió, a menudo, como un hombre inclina- to, patria de los lupagas. Guaman Ponm (1980 [1614/1066 -107 , p. 87) excribe do a ampliar su poder mediante la conquista y la intriga, aprove- también que Wiragocha Inka conquistó las fieras allas contrales «de Perú yv parte de las 1967, tierras bajas, invliilos los valles e ( hacelo, en k ini] porn chando un periodo tumulituoso de los Andes centrales (Cieza, 2. A posar de csas detalladas versionoes cedro fas harañas de Wiingecha | en dl pp. 125-128; Betanzos, 1996, p. 19; Sarmiento, 1560, p. 227; Cobo, alliplaneo, Párssinen (1992, pp. 2-84) scñala que parece que no haya pruebas que comer 1979, pp. 130-131), Poco después de su ascensión al trono, Wiracocha boren esas aventuras del monarca en los documentos locales de la región. En su lugar, tomó esposa entre los anta, que habitaban hacia el oeste de Cuzco, las fuentes del altiplano atribuyen las conquisías a ejércitos que operaron durante los rei- quizás con la intención de cimentar una alianza jocal. En ese perio- nados de Pachakuti y de Thuna Inka Yupanki, to que tiende a apoyar la noción de la exia- do, los incas utilizaron como banco de pruebas las zonas más próxi- tencia de una rápida expansión imperial, como ha creído Rowe originariamente, 3. No todos los relatos esiíán de acuerdo tampoco con estas versiones de la cronco- mas, y fueron ampliando sus objetivos políticos por toda la región. logía o la importancia de tos confficios entre incas y chankas que aquí se describen, El Los testimonios de Sarmiento (1960, pp. 228-230), recordaban que que parece ser el relato más antiguo renlizades por luietotiadores reales, el kdripri fearntieartut varios de los hijos de Wiracocha le acompañaron © dirigieron expedi- de Pacariagtambes, no menciona síquiera a los cbhankas por ea munlne ni describo ciones contra sus vecinos. Entre ellos, se encontraban los hermanos que contra Cuzco, Afirmaban que Qhapaqg Yupanki, el quinto mandatario, conquistó tas Inka Urgon e Inka Yupanki {conocido posteriormente como Pacha- regiones de tos vilcas, lus soras y los aymaras del oeste de Cuzco (Callapiña, 1974, p. 31). Guaman Poma (1980, p. 85} defiende la misrma posíición en su revigión histórica. No obs- kuti) que muy pronto se disputarían el trono. Las ambiciones de tante, investigadores más modemos creen que el Quapaq Yupanki que conquisió esa Wiragocha Inka le condujeron hasta el altiplano, donde las podero- región era en realidad un hermano de Pachakuti, que dirigió una bnportante campaña sas sociedades de la cuenca del lago Titicaca se encontraban Juchan- en la sierra peruana central. Los documentos RGI sobre la región atribuyen la conquisia do por hacerse con la ascendencia sobre la región (Belanzos, 1996, a Pachakuti vy a Thupa Inka Yupanki, Cobo planicó primero olra posíbilidad, la de que p. 20; Cieza, 1967, pp. 142-1433).' Cuando la escalada de la guerra en fue Inka Roqa, el sexto emperaden, eaten derrotó a los cdhankas. Pero, depués. eme dé la crónica al decir que, en reatidad, los chankas no habían cidos conquistaders, sí esa cuenca se hizo imparable, los líderes de los grupos jupaqa y golla «se [abían rendido ante la necesidiut de adapiarsc a los tiempos». Realmenio fue Y qocha Inka quien venció a los chankas después de que Yawar Huácac huyera de Cuzco. De todas formas, Pachakuti tuvo también que someterlos durante su reinado, después de 1. Los Quipucamtayos de Pacarigtambo aseguraban que había sometido todo el dar al traste con un rumorcado intento de golpe de su hermano Inka Urgon al ordenar altiplano mezclando diplomacia y conquista, y que a continuación lanzó una expedición secretamente s5u asesínato (Cobo, 1979, pp, 124-125, 127-128, 1373). Mencionaban hacía el norte, a la región de Huánuco, en las tierras altas centrales de Perú, 75) © LOS CAS LA HISTORIA DEL IMPERIO: VISIONES NARRATIVAS 9.1 heroica de Pachakuti, los chankas alacaron cuando Wiragocha Inka una excelente hacienda que le serviría como reſugia {(Caquia presumió con toda arrogancia de haber adoptado el nombre de Xaquixaguana). Por su parte, Inka Yupanki se hallaba muy ocupa- Dios Creador como título propio. Los chankas reunieron un gran do extendiendo y organizando el reino incaico; sólo en renovar ejército que dividieron en tres cuerpos para atacar las tierras sítua- Cuzco se invirtieron veinte años (Betanzos, 1996, pp, 44-55, 69-73). das al sur de Cuzco, el altiplano y el propio Cuzco.’ Ante ese ata- Una vez completada la capital, la corte convenció a Wiragocha que, Wiragocha Inka huyó a reſugiarse a un lugar fortificado, junto Inka para que viajara hasla Cuzco e impuseiera la cinta de mando con el herevuero desígnado, Inka Urgon, y la mayoría de la arisio- sobre la cabeza de Inka Yupanki. El propio principe había retiiza- cracia. Sin embargo, el intrépido principe Inka Yupanki desdeñó do vigilar ta hacienda de su padre, declarando que sólo aceptaría añadirse a la retirada y reunió a tres sefiores para mantener la patria la cinta de Inka Urgon sí la cabeza de éste venía junto con ella. Por a salvo en sus manos. Ante la inminencia de la batalla, el Creador tanto, Wiracocha viajó hasta Cuzco, donde concedió a su hijo el o quizás el Sal se le apareció al príncipe en una visión y le prome- título de «Pachakuti Inka Yupanki Qhapaq Yndichuri, que signifi- tió enviarle guerreros para ayudarle a derrotar a los chankas. En el ca “cambio de los tiempos, rey Yupanki, hijo del Sol”». No obs- momento más crítico del encuentro, la visión se hizo realidad pues tante, el nuevo monarca no se sintió satisfecho por ese gesto y aparecieron guerreros no se sabe de dónde y los incas acabaron por obligó a su padre a beber chicha de una jarra sucia mientras se salir vicioriosos. Varios cronistas informaron que las rocas de los moſaba de él como sí fuera una mujer, Finalmenie, Pachakuii campos se habían melamorfoseado en soldados, que más adelante aceptó las excusas de su padre por las transgresiones pasadas e serían venerados como objetos de culta con el nombre de piuriurau- invitó al anciano ex monarca a participar de las festividades de cas («ladrones escondidos»; Pola, 1917, p. 46; Pachakuti Yamqui, Cuzco, lo que hizo hasta su muerte acaecida unos diez años des- 1993, p. 219; Cobo, 1979, pp. 128-129; véase MacCormack, 199, pués {Betanzos, 1996, pp. 74-79).* pp. 286-3013. A pegar de los mumerosos relatos de que disponemos sobre las gue- Betanzos continúa diciendo que Inka Yupanki llevó ante su ras con los chankas, los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre su padre los prisioneros y el botín conseguido con la vicluria para ‘autenticidad. Una buena parte del escepticismo que levantan procede que Wiragocha Inka pudiera pisotearlos según cl acostumbrado de las discrepancias en cuanto a la sucesión al irono y a la cronología geslo de triunfo. No obstante, el soberano se síntió lan turbado de tos confticios de les incas con $us vecinos de poniente. Cieza (1967, ante la estatura conseguida en ese momento por el príncipe, que pp. 114-115, 125-127, 146-149), por ejemplo, cree que Inka Urgon orquestó toda una ceremonia protocolaria para que a su otro hijo, había ejercido realmente como soberano mientras Wiragocha Inka Inka Urgon, se le tratara como sí hubiera sido ya entronizado estaba aún vivo, aſirmación que repetirá más tarde el cronisiía nativo (véase cap. 5). Declaró que Inka Urgon debería ser quien hiciera Pachakuti Yamqui. Además, diferentes fuentes afirman que los chan- tos primeros honores ante el bolín, pero Inka Yupanki ge negó a kas csltuvieron sometidos al dominio inca durante los reinados del contemplar cómo se vela mancillada aquella victoria suya tan cos- quinto, Sexto, Octavo y Noveno soberanos, 6 no los mencionan en nin- ltosa y marchó hacia Cuzco, Cuando el iracundo soberano organi- gún caso.° Duviuls (1980) mantiene una opinión especialmente uscóp- ¿ó una emboscada para asesinar al príncipe desafiante, ésta fue Llica, congiderando que los chankas pudieron haber sido una creación descubierta y desbaratada por los capitanes leales al joven. Poco a partir de un hecho consumado, pero en gran medida mítico, utiliza- después, atacaron Cuzco los otros dos contingentes chankas, pero do con el fin de glorificar la figura de Pachakuti y proporcionar así al Inka Yupanki salió victorioso una vez más, A pesar de las tensio- imperio una base inspirada por la divinidad. Con las pruebas con que nes, el príncipe Inka Yupanki imploró a su padre que regresara a actualmente contamos, parece plausible que los chankas constiltuyeran Cuizco; sus esfuerzos Tueron en vano pueslo que el anciano eslaba un enemigo crucial en los primeros momentos, pero las sagas referidas descando aceptar una olerta de ayuda en forma de edilicación en a esas guerras contra los chankas zscrían fundamentalmente unos cán- ticos épicos gloriosos invocados para dar lustre al padre del imperio, 4. En la crónica de Sarmiento {1960, p. 233}, al caudillo de los chankas, de nombre Ulcovilca, se le describe camo un idolo e como el cuerpo momificado del 5. Betanzos, 1996 11357], cap. 17, pp, 74-79, señor chanka fallecido. Palo encontró el idolo con la momia de Pachakuti (Rostwo- 6, Véase, por ejemplo, Catlapiña e al., 1974, p, 31; Guaman Porra, 1980, p. 85; rowski, 1969, p. 1073. Cobo, 1978, pp. 124-125, 127-128, 137. DEL IMPERIO: VISIONES MARRATIVAS 93 92.: LOS INCAS LA HISTORIA Momentos principales de expansión: que los lectores puedan seguir los consiguientes momentos expan- sionistas desde una perspectiva histórica, la figura 4,1 presenta la Pachakuti y Thupa Inka Yupanki