La Conquista de América y la Modernidad PDF

Summary

Este documento analiza el contexto histórico de la Conquista de América y los debates filosóficos y morales que generó. Se abordan temas como la justificación de la guerra, la naturaleza humana de los indígenas y la construcción de una visión eurocéntrica de la historia. El texto ofrece una perspectiva crítica sobre la Conquista.

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PRE CAYETANO | CULTURA Y SOCIEDAD La conquista de América y la modernidad 1.- El lugar de la Conquista de América en la historia universal Aunque es probable que los vikingos hayan sido los primeros europeos en arribar al norte del continente americano antes de 1492, es...

PRE CAYETANO | CULTURA Y SOCIEDAD La conquista de América y la modernidad 1.- El lugar de la Conquista de América en la historia universal Aunque es probable que los vikingos hayan sido los primeros europeos en arribar al norte del continente americano antes de 1492, es la llegada de la expedición española liderada por Cristóbal Colón la que tendrá un impacto de alcance mundial. Durante los siglos XV y XVI la necesidad de hallar nuevas rutas comerciales, después de la toma de Constantinopla por los turcos, conduce a la Corona española a financiar el proyecto de Colón. Que Europa se tope con este continente va a significar mucho más que una oportunidad económica. La conquista de América es el episodio histórico que define el nacimiento del mundo moderno, donde se gesta un mercado mundial capitalista y nuevas identidades sociales. La necesidad de organizar el control del trabajo condujo a la desestructuración de las comunidades nativas y su reclasificación social en función de los intereses del capital. De ese modo aparecieron nuevas identidades como “indios”, “negros”, “amarillos”, “blancos”, asociadas a determinados puestos en el mercado de trabajo. Estos puestos pertenecían a una jerarquía social, pero “naturalizada” con la categoría de raza. Es decir, se asumía la inferioridad natural de los conquistados y su ubicación apropiada como fuerza laboral. Esto condujo posteriormente a la autoconfianza europea de ser centro de la historia “universal”. A partir de la racionalidad eurocéntrica se conformaron identidades como “modernos” y “tradicionales” para legitimar las desigualdades sociales a escala mundial. Europa se apropió de los saberes que le eran útiles para la reproducción del capital y determinó lo restante como saberes premodernos. La Europa colonialista se erigió de esta manera como cultura civilizatoria. De este modo América se constituye en el primer espacio/tiempo de un nuevo patrón de poder mundial y la primera identidad de la modernidad. Esto como resultado de la convergencia de dos procesos históricos: a) La codificación de las diferencias entre conquistadores y conquistados a partir de la idea de raza y b) la CENTRO DE ESTUDIOS PREUNIVERSITARIOS (CEPU) PRE CAYETANO | CULTURA Y SOCIEDAD articulación de las diversas formas de trabajo (mita, esclavitud, servidumbre, etc.) en torno al capital y el mercado mundial (Quijano, 2000). 2.- Los debates a partir de la Conquista La conquista de América dio pie a una serie de problemas políticos, jurídicos, morales y filosóficos. ¿Había derecho a dominar el Nuevo Mundo? ¿Era legítimo hacer la guerra a pueblos que no tenían nada contra Europa? ¿Eran humanos los naturales de América? ¿La Conquista podía ser coherente con los principios del cristianismo? 2.1 La cuestión de la guerra justa En 1493 el Papa Alejandro VI trató de poner fin a un problema que había entre España y Portugal respecto a la posesión de las tierras del Nuevo Mundo. Las denominadas Bulas Alejandrinas determinaban el límite de lo que pertenecía a cada reino, pero no satisfacía las pretensiones de Portugal. Esto estuvo a punto de desencadenar una guerra, pero en junio de 1494 la firma del Tratado de Tordesillas puso fin a la disputa. Sin embargo, la importancia de las Bulas Alejandrinas sobrepasa el problema limítrofe. Estas habían establecido la justificación de la Conquista: ordenaban el envío de personas instruidas y devotas para adoctrinar a los naturales. La polémica sobre el derecho de España a hacer la guerra a los indios tiene lugar en un contexto donde la coherencia con la moral cristiana es significativamente importante para la legitimidad de semejante operación militar. El derecho otorgado por el Papa tiene justificación en la medida que el trato de los colonizadores a los indios sea el apropiado. Por otra parte, si los indios son humanos de pleno derecho ¿qué justificación tiene España para ofender a pueblos que no le habían ofendido? El fraile dominico Francisco de Vitoria había criticado la pretendida soberanía temporal del Sumo Pontífice y solo le reconocía autoridad espiritual. Su conclusión Papa Non Est Dominus Orbis desautorizaba a quienes sostenían que los indios no eran capaces de dominar sus propias tierras y dejaba en el aire la autoridad de los españoles. Si los indios ya disponían de sus tierras como verdaderos dueños, CENTRO DE ESTUDIOS PREUNIVERSITARIOS (CEPU) PRE CAYETANO | CULTURA Y SOCIEDAD los cristianos no tenían derecho a ocuparlas. Vitoria solo reconoce el derecho a la libre peregrinación por todo el mundo y la libre predicación del evangelio, pero no que esto último justifique la guerra. Sin embargo, Vitoria termina por reconocer que habiendo muchos “bárbaros” convertidos al cristianismo, sería imprudente que el Rey abandone estos pueblos. De esta manera los indios quedaban obligados a respetar los derechos generales impuestos y dependiendo de si se respetaran o no, se emplearía la guerra. 2.2 La cuestión de la humanidad del indio Otro problema importante en el contexto de la Conquista fue el de la naturaleza humana del indio. La controversia obedecía a la dificultad de los europeos para entender estructuras sociales tan diferentes a las suyas y, a raíz de ello, la interrogante de cuál debía ser la relación apropiada entre conquistadores y conquistados. Lo acostumbrado en la Escolástica era apelar a la autoridad de Aristóteles para resolver un debate teórico. Respecto a la naturaleza humana y la condición de los esclavos el filósofo griego había dicho lo siguiente en la Política: “La vida es acción, no producción, y por ello el esclavo es un subordinado para la acción. De la posesión se habla en el mismo sentido que de la parte: la parte no sólo es parte de otra cosa, sino que pertenece totalmente a ésta, y lo mismo la posesión. Por eso el amo no es del esclavo otra cosa que amo, pero no le pertenece, mientras que el esclavo no sólo es esclavo del amo, sino que le pertenece por completo. De aquí se deduce claramente cuál es la naturaleza y la facultad del esclavo: el que por naturaleza no pertenece a sí mismo, sino a otro, siendo hombre, ése es naturalmente esclavo; es hombre de otro el que, siendo hombre, es una posesión, y la posesión es un instrumento activo e independiente” (I, 1254 a 7-17). Esta forma de pensar será heredada a Cicerón, Séneca, los padres de la Iglesia y finalmente llegará a América. La polémica no giraba solo en torno a la servidumbre de los indios. Implicaba cuestiones de carácter teológico. Quienes sostenían la “inferioridad” del indio lo hacían por diferentes razones. El obispo Bernardo de Mesa, aunque rechazaba que los indios fueran siervos de origen legal y natural, señalaba que su poca disposición a recibir la fe cristiana ameritaba alguna forma de servidumbre. Ginés de Sepúlveda sostenía que los indios eran hombrecillos carentes de ciencias, letras, leyes, propiedades y en los que apenas podía encontrarse vestigios de humanidad, por lo que no encontraba incoherente CENTRO DE ESTUDIOS PREUNIVERSITARIOS (CEPU) PRE CAYETANO | CULTURA Y SOCIEDAD con la ley y la religión la repartición de indios a españoles rectos para ser educados religiosa y moralmente. Uno de los defensores de la capacidad de los indios fue Francisco de Vitoria. Él no considera a los indios incapaces sino incultos, tanto como lo pueden ser los propios europeos. De ello no se desprende que los indios no puedan dominarse a sí mismos. Pero el más acérrimo defensor de los indios fue Bartolomé de las Casas. “Cuando oyó decir que los naturales estaban tan lejos de la escala de la humanidad, que eran incapaces de recibir la fe, afirmó que la opinión era herética e hizo que el caso fuera puesto en claro por los doctos de Salamanca con fray Juan Hurtado al frente, y estos declararon que, en efecto, la pertinencia de tal afirmación podría llegar a merecer la hoguera” (Rivara, 2000, p. 219). Las Casas rechazó tajantemente que los indios pudiesen ser calificados de esclavos por naturaleza y dedicó una parte de su obra a describir su carácter y sus costumbres. 3.- El problema del eurocentrismo La importancia de la conquista de América en la historia universal sobrepasa la sola idea de un proyecto expansionista europeo. Esto amerita la revisión de una interpretación usual del progreso histórico. El eurocentrismo es una concepción de la historia que determina a Europa como la región del planeta donde, a partir de la Grecia clásica, se alcanzan los más altos desarrollos culturales, políticos y científicos, que luego son compartidos con el resto del mundo a través de sus empresas colonialistas. De esta forma, el eurocentrismo fija una trayectoria lineal que pasa de la Grecia clásica al Imperio romano, al imperio bizantino, el Renacimiento y finalmente la Ilustración. Esta continuidad histórica se presenta como el eje de la historia universal y prescinde del papel del mundo árabe-musulmán, de las rutas comerciales en Eurasia y del impacto económico-social de la conquista de América (Dussel, 2000). La idea de que la transformación del continente europeo se puede explicar de manera endogámica es producto de un prejuicio eurocéntrico. Gracias a las cantidades inmensas de oro y plata que llegaban a Europa se podían realizar CENTRO DE ESTUDIOS PREUNIVERSITARIOS (CEPU) PRE CAYETANO | CULTURA Y SOCIEDAD grandes operaciones comerciales con reducido interés, impulsando el crecimiento económico del continente (Cotler, 2005, 51). No se puede entender el nacimiento del mundo moderno sin considerar la conquista de América. 4.- La Conquista como divisoria histórica Como podemos ver, la Conquista significó una “solución de continuidad” (Mariátegui, 2001, p. 13), un momento de ruptura en el desenvolvimiento histórico de lo que luego se llamaría Perú. No es prudente idealizar el Tahuantinsuyo, pero es innegable que contó con una organización política, económica y social eficiente. No estuvo carente de rebeliones, divisiones internas y luchas de sucesión, pero alcanzó una forma de administración pública atenta a las necesidades de sus habitantes. El proceso de la Conquista transformó todo esto. La continua movilización de la población, la creación de nuevas identidades, la evangelización, la incorporación forzada a la nueva realidad mercantil desarmó los vínculos de parentesco, identidad étnica y las relaciones de reciprocidad. Desarraigados de su cultura de origen y expuestos al abuso, no es extraño que durante la Colonia haya tenido lugar tantas rebeliones indígenas; la mayor de ellas, sin duda, la revolución de Túpac Amaru II. 5.- El régimen social colonial ¿Qué tipo de estructuras sociales y mentales heredaron las Repúblicas independientes del poder español? A partir del siglo XVI la acumulación de recursos metálicos reorganizaba la geopolítica mundial en relaciones de centro y periferia. América se constituyó en la periferia de un circuito económico mundial, caracterizado por formas de explotación precapitalista y relaciones comerciales dependientes de la Corona española. Mientras tanto España, y pronto Europa, se constituía en el centro de ese mismo circuito. Una vez ocupado el Tahuantinsuyo, la prioridad fue la reorganización territorial de la población en función a las necesidades de la nueva administración. Esa fue la función de las reducciones organizadas por el virrey Toledo. Se reorganizó la CENTRO DE ESTUDIOS PREUNIVERSITARIOS (CEPU) PRE CAYETANO | CULTURA Y SOCIEDAD distribución de la tierra, la vivienda y la ubicación de los indígenas para facilitar el cobro de tributos. De esta manera se estableció un mercado, donde los indios se veían obligados a vender productos subvalorados y comprar otros sobrevalorados. Esto convertía a los indios en mano de obra aprisionada por deudas y relaciones de vasallaje (Cotler, 2005, p. 53). Una de las primeras instituciones sociales establecidas durante la conquista fue la encomienda, la entrega de indios para prestar servicios personales. El encomendero podía apropiarse de la renta obtenida del trabajo indígena a cambio de su evangelización. Esta institución prevaleció hasta el siglo XVIII, cuando bajo la dinastía de los Borbones fue eliminada, para detener la creciente autonomía de los conquistadores frente a la Corona. La organización del servicio de los indios en beneficio del virreinato fue la mita colonial. Los indios quedaban obligados a trabajar en actividades de utilidad pública, tales como la minería, construcciones civiles o militares, labores en hacienda y plantaciones, pastoreo, obraje, etc. A diferencia de la mita incaica empleada en trabajos oficiales, la mita colonial también se empleó en gran medida en beneficio privado, y no tenía como prioridad el beneficio del mitayo (Roel, 1970, pp 97-98). Teniendo en mente la reducción de la población indígena desde iniciada la Conquista y la necesidad de contar con mano de obra la Corona estableció el corregimiento de indios. Su función era corregir los abusos cometidos por los encomenderos, pero en la práctica el abuso y la explotación continuaron bajo nuevas reglas. También debía velar por el cumplimiento de la mita, administrar justicia de paz en las comunidades, recoger el tributo indígena e imponer “repartos de mercancías” (forzar a los indios a comprar a los corregidores productos superfluos al precio que ellos establecieran). Los corregimientos serán eliminados por Carlos III en 1784, como consecuencia de la rebelión de Túpac Amaru II. Serán reemplazados por las intendencias. CENTRO DE ESTUDIOS PREUNIVERSITARIOS (CEPU) PRE CAYETANO | CULTURA Y SOCIEDAD 6.- La fragmentación social durante la Colonia Por otra parte, entre los españoles también existió divisiones y conflictos. La primera ola de españoles estaba conformada por los conquistadores, convertidos luego en encomenderos. Hacia la segunda mitad del siglo XVI esta perderá su posición de privilegio frente al surgimiento de una clase mercantilista, la burocracia y el clero (Roel, pp. 304-310). Las diferencias entre españoles no eran solo de tipo económico. Aunque nominalmente los españoles nacidos en España y los nacidos en América eran iguales, los “peninsulares” tenían el privilegio de acceder a los puestos de importancia política y eclesiástica, y en menor medida los “criollos”. También hay que considerar que respecto a los indios existió un trato diferenciado. Por razones de linaje, parentesco y vínculo con la panaka incaica, algunos indios quedaban excluidos del pago de tributos, diezmos, el servicio de la mita y ser juzgados por el corregidor. Los indios nobles -como los denomina Virgilio Roel- podían educarse en escuelas especiales y apoyar en la explotación de los indios comunes (mitayos, yanoconas). Constituían un estamento intermedio entre los españoles y los indios “comunes”, un puente de comunicación entre la élite y la mayor parte de la población. Este racismo institucional redujo el costo del control de la población indígena al enfrentar, en realidad, a víctimas contra víctimas (Wallerstein, 1988, pp. 69-70). Otro grupo social dominado estaba constituido por los “negros”. Los esclavos podían trabajar en la hacienda, en la residencia, en las minas y los obrajes. Aunque el esclavo, a diferencia del indio, había sido comprado, la situación de ambos no era tan claramente diferente. Negros e indios comunes podían ser explotados para el mismo trabajo, pero al mismo tiempo indios nobles podían adquirir esclavos. Finalmente, los mestizos se encontraban en una situación de indeterminación social. Mientras que hijos de españoles e indias nobles podían incorporarse al estamento español, el resto era discriminado, despreciado por no poder definirse socialmente. CENTRO DE ESTUDIOS PREUNIVERSITARIOS (CEPU) PRE CAYETANO | CULTURA Y SOCIEDAD La Colonia fue una sociedad de estamentos y corporaciones. Las personas se definían por su posición (indios, nobles, sacerdotes, soldados, etc.) y los privilegios que implicaba. La sociedad colonial no se caracterizaba por una serie de valores comunes que atravesaran a todos los estamentos en una suerte de identidad nacional. Cada individuo estaba preocupado por sus intereses y su propio bienestar. Aunque muchas de las instituciones mencionadas (encomienda, reducción, corregimiento) irán desapareciendo, otras estructuras sociales y mentales (estamentos, corporativismo, racismo) estarán muy presentes en la formación de la República, luego del proceso de Independencia. Con esa herencia de aciertos y desaciertos nacerá el Perú independiente. Bibliografía Acosta, A. (2014). Prácticas coloniales de la Iglesia en el Perú: Siglos XVI – XVII. (pp. 35-55). Sevilla: Acongagua Libros. Aristóteles. (1988). Política. Madrid: Gredos. Cotler, Julio. (2005). Clases, Estado y Nación en el Perú. Lima: IEP. Dussel, Enrique. (2000). “Europa, modernidad y eurocentrismo”. En: Lander, Edgardo (Comp.) La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales Perspectivas latinoamericanas (pp. 41 - 53). Buenos Aires: CLACSO. Gareis, Iris. (1989). “Extirpación de idolatrías e inquisición en el virreinato del Perú”. En: BIRA, Lima. (pp. 55-74) Quijano, Aníbal. (2000). “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. En: Lander, Edgardo (Comp.) La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales Perspectivas latinoamericanas. (pp. 201 - 246). Buenos Aires: CLACSO. Rivara de Tuesta, María Luisa. (2000). Pensamiento prehispánico y filosofía colonial en el Perú. Tomo I. Lima: UNMSM. Roel, Virgilio. (1970). Historia social y económica de la Colonia. Lima: Labor. Rojas, Rolando. (2017). La república imaginada. Representaciones culturales y discursos políticos en la época de la independencia. Lima: IEP. Villegas, S.A. (2011); El movimiento del Taqui Onkoy (Huamanga, S. XVI); en Investigaciones Sociales, Vol. 15 N°26, (pp. 115-130). Lima, Perú. Wallerstein, Immanuel. (1988). El capitalismo histórico. México DF: Siglo XXI. CENTRO DE ESTUDIOS PREUNIVERSITARIOS (CEPU)

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