Resumen Tema 1: Los Tiempos Primitivos PDF
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Este documento resume el Tema 1, Los Tiempos Primitivos, sobre los orígenes de la cultura y la vida económica y social. Se centra en el período paleolítico, dividiéndolo en etapas como el Paleolítico Inferior, Medio y Superior, y explorando las herramientas, formas de vida y desarrollo de los primeros humanos en España.
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TEMA 1: LOS TIEMPOS PRIMITIVOS: EL DESPERTAR DE LOS PUEBLOS DE ESPAÑA. 3.ORÍGENES DE LA CULTURA Y DE LA VIDA ECONÓMICA Y SOCIAL I. LOS PERIODOS MÁS REMOTOS. EL HOMBRE DEL PALEOLÍTICO: La Historia del Derecho debe remontarse a la formación de la sociedad humana y la aparición del ser humano. Si...
TEMA 1: LOS TIEMPOS PRIMITIVOS: EL DESPERTAR DE LOS PUEBLOS DE ESPAÑA. 3.ORÍGENES DE LA CULTURA Y DE LA VIDA ECONÓMICA Y SOCIAL I. LOS PERIODOS MÁS REMOTOS. EL HOMBRE DEL PALEOLÍTICO: La Historia del Derecho debe remontarse a la formación de la sociedad humana y la aparición del ser humano. Sin testimonios escritos antiguos, los historiadores del Derecho usan hallazgos de otras ciencias, como la arqueología y la paleontología, para valorar las primeras manifestaciones jurídicas en la prehistoria. La aparición del hombre tuvo lugar en el Pleistoceno, el primer periodo de la era Cuaternaria. Durante este periodo, hubo intensas glaciaciones intercaladas con intervalos cálidos, a los cuales la fauna y la flora tuvieron que adaptarse. Este período arqueológico coincide con el Paleolítico, o edad de la piedra tallada. El Paleolítico se divide en tres etapas: 1. Paleolítico Inferior: Concluyó hace aproximadamente cien mil años. (va desde hace unos 2,5 millones de años, hasta hace aproximadamente 100.000 años) 2. Paleolítico Medio: Representado por la raza de Neandertal a lo largo de unos sesenta milenios.(va desde hace unos 100.000 años, hasta hace aproximadamente 40.000 años) 3. Paleolítico Superior: Con el prototipo del hombre de Cro-Magnon en los periodos más recientes. (va desde hace unos 40.000 años hasta hace aproximadamente 10.000 años) Estos periodos nos sitúan ante el Homo sapiens en un contexto geológico familiar, es decir, el hombre en la tierra tal como la conocemos hoy en términos generales. En España, que ya tenía su configuración actual durante la era glaciar, hay testimonios de las tres etapas del Paleolítico. En el Paleolítico inferior, se ha probado la existencia de grupos humanos en la serranía de Granada con el hombre de Orce (entre 1.6 y 1.8 millones de años), considerado el homínido más antiguo de Eurasia y correspondiente al Homo presapiens. Estos grupos también se asentaron en los valles del Manzanares y del Jarama, en Torralba (Soria) y en terrazas del Tajo y el Guadalquivir. En el Paleolítico medio, conocido como musteriense por su industria lítica, se han encontrado restos del hombre de Neandertal en Gibraltar, Bañolas, y en cuevas de Valencia y Granada, así como en las riberas del Manzanares, la desembocadura del Tajo y otras zonas de la región vasco-cantábrica, Andalucía y Levante. Los restos de Neanderthal, del paleolítico medio, anteceden a los del paleolítico superior, donde encontramos al Cro-Magnon, quien tenía características antropológicas similares a las nuestras, por lo que se le denomina Homo sapiens sapiens. El hombre que pintó en Altamira pertenece a esta última especie. A) FORMAS DE VIDA EN EL PALEOLÍTICO SUPERIOR Según la interpretación tradicional, los utensilios más antiguos del Paleolítico inferior fueron las hachas de mano. Sin embargo, investigaciones recientes indican que los guijarros tallados (pebble-tools) son aún más antiguos. Los útiles líticos (herramientas de piedra) del período musteriense, correspondientes al Paleolítico medio son los más conocidos y mejor estudiados. En el Paleolítico superior, se distinguen tres períodos industriales: Auriñaciense, Solutrense y Magdaleniense. Esta clasificación, de origen francés, también se aplica a España. (→(este texto trata sobre la evolución de las herramientas de piedra a lo largo de diferentes etapas del Paleolítico, desde las más simples hasta las más complejas, reflejando el avance en la inteligencia y habilidades de los humanos de esa época.)) El hombre de esta época (paleolítico superior) era principalmente cazador, y sus herramientas estaban directamente relacionadas con la caza, ya que este era su principal medio de subsistencia. Las armas auriñacienses fueron o bien de madera (en cuyo caso no han perdurado) o de piedra y hueso, según las muestras conservadas. Las toscas hachas de etapas anteriores fueron reemplazadas por herramientas más avanzadas, como puntas y hojas de talla fina, flechas para arcos, y lanzas y dardos utilizados como armas arrojadizas. Por último, los cuchillos y punzones se empleaban para despedazar animales y obtener pieles para vestimenta. Durante el periodo Solutrense, se perfeccionaron las técnicas de tratamiento de la piedra, creando puntas de hoja de laurel y otras puntas de muesca, probablemente difundidas desde Europa oriental hacia Occidente. En la siguiente etapa, el Magdaleniense, hubo un retroceso en el tallado de piedra, pero floreció el trabajo del hueso, produciendo arpones, agujas con orificio, punzones y puntas de flecha. Las formas de vida de estas gentes se conocen sólo en términos generales. El primer Homo hispanicus llegó del norte de África o de Oriente a través de las rutas europeas y vivió en terrazas fluviales hasta que los intensos fríos de la última glaciación, en la época musteriense, lo llevaron a preferir chozas y cuevas, y ambas dos se convirtieron en habitación (hogar), santuario y panteón funerario. En aquel entonces, todos los miembros del grupo participaban en la recolección de frutos, caza o pesca, lo que implicaba una fuerte cohesión social y una clara división del trabajo dentro de las hordas, pequeños grupos nómadas. Había cierta diferenciación con respecto a las mujeres, quienes debido a la gestación y crianza de los hijos, no acompañaban a los cazadores y se dedicaban a recoger frutos, lo cual aseguraba un suministro constante de alimentos y aportaba estabilidad al grupo. La coordinación de esfuerzos requería rígidas normas que regulaban la convivencia y el trabajo en aquel sistema de vida, y estas normas variaban según las estaciones. Durante las estaciones más adversas, como el invierno, el grupo celebraba reuniones, practicaba ritos y preparaba los utensilios que usaría durante las estaciones benignas, como la primavera y el verano. Por supuesto, ya dominaban las técnicas del uso del fuego, conocido desde siglos atrás, con consiguientes repercusiones entre las que cabe destacar la alimentación del propio grupo. Ya que en fuego les permitió cocinar los alimentos, haciéndolos más fáciles de digerir y permitiendo conservar la carne y el pescado por más tiempo. B) ECONOMÍA EN LA ERA DE LA GRAN CAZA La vida económica del Paleolítico superior era rudimentaria (muy básica y simple) y giraba en torno a la obtención de alimentos. Se basaba en la recolección de frutos, la pesca y, sobre todo, la caza, lo cual conocemos mejor gracias a la pintura rupestre y los restos conservados en yacimientos de la época. La recolección vegetal era el antecedente del cultivo agrícola, que entonces era desconocido. El hombre aprovechó los frutos de los árboles, la miel de los panales silvestres y los huevos de los nidos. Por otro lado, la pesca era principalmente fluvial (es decir se realizaba principalmente en ríos) o en zonas rocosas costeras, y ya se había inventado el anzuelo. Además, se aprovechaban moluscos acuáticos y terrestres, cuyas conchas también se utilizaban de adornos como cuentas en collares. La era de la Gran Caza, que coincide con el Paleolítico superior, fue posible gracias a la abundancia de herbívoros que el hombre atacaba y cazaba utilizando las cuevas como refugio. Los procedimientos de caza en gran escala, que permitieron la subsistencia de grupos numerosos, fueron muy variados. Usaron redes, como las representadas en la cueva de la Pasiega, fosas y trampas de peso, y lazos sencillos, como los de la cueva de Pindal, etc. Otros testimonios, como los de la cueva de la Pileta en Málaga, muestran lugares acotados con empalizadas donde los hombres conducían grupos de animales para mantenerlos como reserva de alimento para el consumo posterior. Los restos conservados en yacimientos arqueológicos muestran la magnitud de la caza en aquella era. En la zona cantábrica se cazaban bisontes, mientras que en la levantina se perseguía a la cabra montés. El ciervo y el corzo fueron los animales más numerosos, y para capturarlos el hombre utilizaba una especie de arpones, estos animales eran seguidos en importancia por los équidos. El jabalí no abundaba hasta el final de los tiempos glaciares. Y en las zonas del este y del sur había grandes cantidades de conejos, aunque debido a su fácil captura no se les representaba pictóricamente. C) EL MUNDO DEL ESPÍRITU Los primeros intentos de expresión del hombre cuaternario eran rudimentarios e inseguros, pero en la pintura rupestre, especialmente en la Cueva de Altamira, observamos una sorprendente perfección, lo que Ortega describió como el escándalo de que la pintura en la vida del hombre comience con lo perfecto. Las pinturas rupestres cantábricas, como las de Altamira, representan las primeras y sorprendentes aportaciones del Homo hispanicus a la civilización humana. El significado de estas creaciones artísticas en un mundo tan elemental ha sido objeto de diversas interpretaciones. Los primeros prehistoriadores consideraban el arte cuaternario como producto del ocio de cazadores que tenían abundantes animales para abastecerse. A principios del siglo XX, se pensó que estas obras tenían una finalidad exclusivamente artística. Otra concepción sugirió que el arte cuaternario era fruto de prácticas religiosas y creencias totémicas. Frazer postuló que el hombre del Paleolítico creía que retener la imagen de un ser en la pintura permitía influir sobre él de forma benéfica o maléfica, lo que habría llevado a pintar animales como un medio para favorecer la caza. (Frazer-”las cosas que han estado una vez en contacto con otras continúan actuando sobre ellas a distancia, una vez que ha sido cortado el contacto físico”) Investigaciones modernas de A. Laming y Leroi-Gourhan proponen una interpretación científica según la cual todas las manifestaciones artísticas del cuaternario reflejan dos temas, llamados A y B, que simbolizan el principio masculino (animales acoplados o yuxtapuestos, como el caballo; líneas rectas y puntos) y el principio femenino (bisontes o bóvidos; signos angulares, triángulos y líneas curvas). De este modo,dejan de tener pleno sentido los animales de forma aislada, ya que ahora las cuevas se valoran globalmente como santuarios compuestos y organizados sistemáticamente. La pintura del hombre cántabro, admirable en las cuevas del Castillo y la Pasiega entre otras, destaca especialmente en la cueva de Altamira, especialmente en su sala central, conocida como la "Capilla Sixtina" del arte cuaternario, comparable quizás solo con la bóveda principal de la cueva francesa de Lascaux. En la sala de Altamira, bisontes, ciervos, jabalíes y caballos cubren el techo con su rica policromía, ofreciendo un espectáculo de realismo y vida que estremece al observador de hoy. Hace quince mil años, esos pintores, usando carbón y útiles de ocre rojo y amarillo (hallados posteriormente por Obermaier, el último gran excavador de la cueva), ajustaron las figuras a las rugosidades del techo, simulando volumen y proporcionando cierta sensación de movimiento. Las pinturas levantinas probablemente se diferencian cronológicamente de las del norte. Dichas pinturas levantinas, fueron descubiertas a principios del siglo XX, el abate Breuil (sacerdote catolico francés y un destacado prehistoriador) las consideró contemporáneas de las franco-cantábricas (es decir, que ambas pertenecían al Paleolítico superior.). Obermaier y Bosch Gimpera indicaron que existía un arte nórdico y otro levantino de filiación africana en un contexto similar. Recientemente, Jorda ha propuesto que los orígenes de la pintura rupestre levantina se sitúan en el Neolítico, con desarrollo en la Edad del Bronce; mientras que Beltran sugiere un marco cronológico entre los años 7.000 y 1.200. Al margen de esta cuestión, las manifestaciones artísticas en lugares como las cuevas de Alpera y Minateda en Albacete no se encuentran escondidas en cavernas, sino en abrigos rocosos, representando animales, hombres y mujeres en faenas de caza o en la simple vida cotidiana, siempre a través de escenas pletóricas de dinamismo y movimiento. Aunque hay poca información sobre las creencias religiosas o las inquietudes espirituales del hombre paleolítico, se han encontrado estatuillas de Venus en diversos lugares de Europa, incluidas algunas de la época del cuaternario. Sin embargo, según el autor Blanco Freigeiro, estas estatuillas no representan dioses del amor o la maternidad, sino que simbolizan la fertilidad y la capacidad de las mujeres para concebir, reflejando la importancia de la gravidez (Gravidez: estado de embarazo en el que una mujer lleva un feto en su útero.) en la vida cotidiana de esas sociedades. Estas figuras tenían un significado relacionado con la vida y la reproducción, en lugar de estar asociadas a deidades románticas o maternas. (Deidad: ser supremo o divinidad que es objeto de culto en una religión.) A pesar de esto, se percibe una preocupación por el más allá en las creencias que inspiraron el culto a los muertos del hombre cuaternario. Los cadáveres eran enterrados en sepulturas individuales o en fosas comunes, acompañados de objetos personales y ofrendas mortuorias. Este contexto se entiende mejor gracias al descubrimiento del "hombre de Morín" por Gonzales Echegaray y Freeman en una caverna cerca de Santander. Estos investigadores hallaron un seudomorfo, es decir, la huella de un cadáver en la tierra con relleno que progresivamente se formó en el hueco de la sepultura, o con otras palabras: el molde arcilloso en tres dimensiones de un cadaver en estado de descomposición, el cual todavía conserva parte de los tejidos. Corresponde a un enterramiento de hace unos 29,000 años, en la etapa auriñaciense del Paleolítico superior. El Hombre de Morín, de casi dos metros de altura, fue decapitado después de su muerte en una ceremonia de carácter ritual. Su cabeza estaba separada del tronco y tenía amputaciones en las extremidades inferiores. El cadáver reposaba de lado, posiblemente con las manos atadas al cuello. Según Caro Baroja, esto podría deberse a concepciones preanimistas, según las cuales los cadáveres eran enterrados en posiciones forzadas, quizás por ser considerados temibles ya fuese debido a su carácter o a las circunstancias de su muerte. En la sepultura se encontraron ofrendas animales y un orificio que conectaba el interior de la tumba con el exterior, por donde se introducían ofrendas de carne quemada. Caro Baroja también había estudiado la mentalidad trascendente del hombre paleolítico, que se refleja en estos rituales. II. LA REVOLUCIÓN NEOLÍTICA Y LA EDAD DE LOS METALES El Neolítico, que significa "piedra nueva", marca una etapa prehistórica en la que, alrededor del año 4500 a.C., el hombre comenzó a fabricar herramientas de piedra pulida. Este cambio reflejó una transformación más profunda: la transición de la caza y recolección a la agricultura y ganadería, además de la invención de la cerámica. Gordon Childe describe este conjunto de cambios como una "revolución neolítica". Con el trabajo del cobre, se inicia la Edad de los Metales, marcando el comienzo del tiempo histórico. En Hispania, el Neolítico se atribuía inicialmente a influencias africanas, pero hoy se cree que comenzó por contactos con pueblos del Próximo Oriente, presentes en Baleares desde el quinto milenio (aC). Posiblemente hubo migraciones desde los Balcanes, con hordas de distinta antropología a la población habitual, afectando varias regiones de la Península Ibérica. Este fenómeno se notó especialmente en Almería (relacionada por mar con poblaciones orientales), Levante, Andalucía, el sur de Portugal, la cultura catalana de los sepulcros de fosa, el noroeste de la Península y las zonas pirenaicas, habitadas por pastores que pudieron ser antecesores de los vascos (Pericot). Desde el tercer milenio, el uso de metales sustituyó al sílex, abriendo nuevos caminos a la civilización (marcando un avance decisivo en la tecnología y favoreciendo el desarrollo de sociedades más complejas). A) VIDA ECONÓMICA: AGRICULTURA, GANADERÍA Y COMERCIO En la época neolítica, la vida económica experimentó un cambio significativo al pasar del aprovechamiento directo de lo que la naturaleza ofrece (caza, pesca, recolección de frutos silvestres), a junto a eso, también tener producción agrícola (cultivo de la tierra) y ganadera (cuidado del ganado). Aunque es difícil conocer con exactitud los detalles agrícolas de la época en España (dada la dificultad de las excavaciones), sabemos que se cultivaba trigo, cebada y posiblemente centeno, y se producían diversas leguminosas en la zona mediterránea. No se cultivaba la vid, pero sí el lino y el esparto, y se aprovechaba también el olivo silvestre que más tarde daría paso a la especie doméstica. Los progresos agrícolas estuvieron relacionados con el uso del arado, entre cuyas variedades destaca el uso de arados de cama-curva (que aparecio relativamente pronto) en el sur de la Península, mejorando la eficiencia en el cultivo al sustituir herramientas más primitivas. La fauna paleolítica, como el mamut y el bisonte, ya se había extinguido en esta época. Posiblemente, ciervos y cabras fueron domesticados; por otro lado, no se sabe con certeza si el cerdo, los bóvidos y las ovejas fueron domesticados localmente o traídos así por inmigrantes; y por último, sabemos que el perro ya había sido domesticado en la etapa de tránsito al Paleolítico. La formación de rebaños de vacas podría tener un significado religioso y la cría del toro podría estar influenciada por la religión andaluza y cretomicénica. Por otra parte, podría ser que la formación de rebaños de vacas tuviera un significado religioso similar a la de los babilónicos de la Edad del Bronce, donde el sacrificio de vacas sagradas a la diosa luna llevaba a su custodia en dehesas de los animales(custodia en dehesas de los animales" significa cuidar y vigilar el ganado en grandes terrenos de pasto y árboles típicos de la península ibérica). Además, es posible que el interés por la cría de toros en Andalucía, afición posiblemente motivada tanto por razones económicas como religiosas, puede ser que tuviese sus raíces en las relaciones que existían entre la religión de la región y la cultura cretomicénica. Esta afición podría haber estado motivada tanto por razones económicas como religiosas. Durante el Neolítico, las nuevas técnicas en la cestería y el trenzado de fibras posibilitaron el tejido y, también, destacaron en la cerámica. Existio así una cerámica cardial, donde la superficie se adorna con impresiones del borde dentado de conchas marinas; y una cerámica incisa mediante el uso de punzones. En la fase final de esta etapa, se notó una evolución hacia vasos lisos de boca cuadrada y cerámicas de influencia norteafricana en las cabañas circulares de Almería. Estos progresos técnicos, aunque notables, fueron tímidos en comparación con el trascendental descubrimiento de los metales. La difusión de hallazgos metalúrgicos de Oriente tomó aproximadamente mil años en llegar a las tierras hispánicas, cuyo valor en metales las convirtió en objetivo de navegantes y colonizadores. Probablemente, España conoció y utilizó el cobre antes de descubrir su aleación con el estaño para formar bronce, aunque existe la posibilidad de que ambos eventos coincidieran. Con respecto a este tema, hay dos posturas: se puede aceptar que hubo una Edad del Cobre antes de la Edad del Bronce, o se puede negar esa etapa y afirmar que la Edad del Bronce apareció directamente, sin pasar por el uso del cobre. Con el auge económico, surgió un comercio incipiente. Útiles de metal, conchas y variedades de sílex se traficaban entre zonas próximas, mientras que las comarcas prósperas como Los Millares evidenciaban intercambios comerciales con el Mediterráneo oriental. Los progresos en la navegación permitieron visitas a las Baleares a comienzos del periodo (es decir, hace seis mil años), seguidas por una mayor afluencia de pueblos en el segundo milenio. B)SOCIEDAD Y CULTURA: Los nuevos rumbos de la economía agrícola-ganadera y el desarrollo de la metalurgia impactaron en la estructura social, dado que el excedente de alimentos permitió el afianzamiento del grupo humano y el crecimiento demográfico, junto con la especialización del trabajo y el incremento del comercio (Vigil). Esto hizo posible una transición del nomadismo al sedentarismo, la cual se reflejó en un incipiente espíritu urbano, eco del fenómeno urbanístico oriental(es decir, las civilizaciones urbanas de Oriente, como Mesopotamia o Egipto, fueron pioneras en el desarrollo de ciudades organizadas y en la implementación de sistemas de gobierno, comercio y agricultura),influenciado tanto por el progreso técnico como por los cambios climáticos(variaciones en el clima como el fin de glaciaciones). Aunque se siguió viviendo en cuevas, en la España de la Edad del Bronce surgieron casas de planta redonda y rectangular. Los asentamientos se ubicaban tanto en zonas bajas como en lo alto de cerros o mesetas, con preocupaciones estratégicas y defensivas. Un ejemplo es Los Millares, que contaba con muralla y fosos protectores. Las grandes técnicas megalíticas se aplicaron a la habitación y fortificación de poblados, y especialmente a la construcción de monumentos funerarios. Los megalitos, o "piedras grandes", se caracterizan por una gran losa plana cubierta por otras verticales. Los dólmenes (del bretón "dolmen" que significa mesa) formaban una especie de cámaras cubiertas, incluyendo a veces un acceso en forma de pasillo (sepulcros de corredor) y otras una galería de paredes paralelas (galería cubierta). Algunos tenían orificios para que, según supersticiones y creencias, el muerto pudiera acceder a los alimentos. Otros estaban orientados de este a oeste, con la entrada al oriente, posiblemente vinculados con el culto al sol. La construcción de estos monumentos de tal magnitud, cuyas piedras solían provenir de emplazamientos lejanos, requería de grandes masas de trabajadores bajo una fuerte dirección,lo cual confirma la existencia de estructuras de poder e incluso posibles castas dirigentes. Las creencias de ultratumba se reflejan en algunas representaciones del arte rupestre levantino, que probablemente corresponden a una etapa más avanzada que la pintura cántabra paleolítica. Ejemplos notables incluyen escenas de demonios de la fecundidad en la cueva de Minateda. Por otra parte, la apelación sobrenatural a la fortuna en la vida agraria se observa en la imagen de un brujo enmascarado con una hoz, imagen conservada en Vélez Blanco(municipio de Almería). También se daba el culto al hacha, con representaciones en objetos rituales encontrados en la zona meridional. El proceso de evolución cultural y social puede resumirse en los esquemas de las culturas de Almería, Los Millares y El Argar. En el último milenio antes de Cristo, nuevos pueblos indoeuropeos llegaron a la Península, y los colonizadores mediterráneos fundaron sus propias colonias. (los pueblos indoeuropeos principales son los celtas y los iberos) III. LA ESPAÑA PRERROMANA DEL ÚLTIMO MILENIO A.C A) IBEROS, CELTAS Y COLONIZADORES MEDITERRÁNEOS La Península fue conocida como Iberia por los griegos, quienes al principio llamaron iberos a sus habitantes. Sin embargo, el hallazgo de distintos pueblos asentados en el centro y norte de la península redujo este calificativo a los de la zona mediterránea. Con las invasiones celtas procedentes de Europa, los historiadores modernos explican la confluencia de los celtas del norte y los iberos de África, formando los celtíberos. Según el historiador latino Floro, los celtíberos eran el tronco de España ("celtíberos, id est robur Hispaniae"). La tesis que considera a los iberos como un pueblo africano invasor ha sido invalidada por hallazgos arqueológicos modernos. Entre los muchos problemas que esta época plantea, hay una cosa clara: Tarradell afirma que la presencia ibera no fue resultado de una invasión, sino de un complejo cultural de pueblos indígenas en la zona mediterránea, influenciados por colonizadores griegos y fenicios. Por lo tanto, lo ibérico no sería una raza o pueblo diferenciado, sino una forma de civilización y cultura compartida por varios grupos étnicos distintos. Hacia el año mil a.C., la primera invasión céltica comenzó a través de los valles pirenaicos. Los celtas, un pueblo indoeuropeo conocido por los historiadores griegos como "keltoi", se ubicaban en la parte nordoccidental de Europa. Durante la Edad del Bronce, desarrollaron la cultura de los túmulos, caracterizada por cubrir la inhumación con un gran túmulo de tierra (es decir, la tumba de un individuo se cubría con una gran cantidad de tierra, formando un montículo o túmulo). Posteriormente, alteraron sus tradiciones funerarias incinerando a los muertos y enterrando las cenizas en una urna junto al ajuar (El ajuar es el conjunto de objetos y utensilios que se colocaban en una tumba junto con el difunto, como utensilios, joyas y elementos rituales, con el fin de acompañarlo en la otra vida.). Los celtas de la cultura de los campos de urnas, procedentes de la región del Rhin, fueron probablemente los primeros en llegar a España, seguidos por otras migraciones. Desde el siglo VIII, se corresponde con la cultura de Hallstatt (primera Edad del Hierro), y desde el siglo V, con la cultura de la Tène (segunda Edad del Hierro). Las oleadas célticas arribaron principalmente al valle del Ebro y a la mitad septentrional de la Meseta castellana, facilitando la explotación agrícola del río y sus afluentes y el desarrollo de una economía pastoril y agraria basada en cereales. Los celtas de la cultura de los campos de urnas, procedentes de la región del Rhin, fueron probablemente los primeros en llegar a España, seguidos por otras migraciones. Desde el siglo VIII,la cultura celta se corresponde con la cultura de Hallstatt (primera Edad del Hierro), que da paso en el siglo V, a la cultura de la Tène (segunda Edad del Hierro). A través de esta evolución de sus culturas (Hallstatt y La Tène), los celtas consolidaron su presencia en Europa. Por otro lado, las sucesivas oleadas célticas llegaron principalmente al valle del Ebro y a la mitad septentrional de la Meseta castellana, lo que dio lugar a una verdadera colonización del valle del Ebro y Cataluña. Este proceso de colonización, facilitando la explotación agrícola del río y sus afluentes, así como el desarrollo de una economía pastoril y agraria basada en el cultivo de cereales de la zona. En el sector occidental de la altiplanicie, surge la cultura de los Castros, también llamada cultura de los verracos por sus monumentos zoomorfos (como los Toros de Guisando). En Galicia, una cultura céltica castreña floreció especialmente desde el siglo V a.C., conectada con influencias de la meseta castellana. A principios del primer milenio a.C, los pueblos comerciantes del Mediterráneo oriental establecieron factorías en la Península. Los fenicios, según el testimonio de Diodoro Sículo, tras enriquecerse con el tráfico de plata, llegaron a Occidente y fundaron colonias en Iberia y África, siendo la más importante Gádir (Cádiz) hacia el año 1.100 a.C., seguida por Málaka (Málaga), Abdera (Adra) y Sexi (Almuñécar) (lugar este último cuyo yacimiento fenicio reúne los materiales más antiguos: jarros de barniz rojo, vasos de alabastro importados de Egipto, etc. ). Además, Cádiz se convirtió en un importante centro comercial, citada por Estrabón como la segunda ciudad más poblada del mundo (después de Roma). Además del tráfico comercial centrado en la plata, el oro y el cobre; los fenicios desarrollaron una gran actividad pesquera, una industria textil con púrpura y colorantes, y difundieron el culto a sus dioses y diosas, impregnando de orientalismo al mundo indígena meridional. Debido a inquietudes comerciales o tal vez a problemas de superpoblación y falta de tierras, diversos pueblos griegos expertos en navegación realizaron incursiones hacia Occidente en los siglos V-IV a.C. Esto ocurrió durante un auge económico, impulsado por la generalización de la economía monetaria, el desarrollo de la banca y el apogeo industrial, así como por la talasocracia ateniense en el mar Egeo y el florecimiento de las ciudades griegas en el Mediterráneo occidental. (la talasocracia ateniense, se refiere al dominio naval de Atenas durante el siglo V a.C) Hacia el año 800 a.C., los rodios fundaron Rhode (Rosas) en la costa catalana. Abandonando la seguridad de los trayectos costeros, diversos pueblos empezaron a viajar por el centro del mar, pasando de isla en isla (Sicilia, Cerdeña, Baleares) hasta alcanzar las costas del oeste en una ruta conocida como "vía interinsular" (Schulten). Durante esta expansion focense, surgieron nuevas colonias, entre las que destacaron Hemeroskopeion (Denia), Emporion (Ampurias) y la más importante, Massalia (Marsella). Estas colonias fueron establecidas probablemente con la protección Argantonio, rey de Tartessos, quien jugó un papel crucial en dicha expansion focense. (aclaración: expansión focense se refiere a la colonización y expansión realizada por los focenses, un grupo de griegos que provenían de la ciudad de Focea, situada en la costa occidental de Asia Menor (actual Turquía). Esta expansión tuvo lugar principalmente entre los siglos VII y VI a.C.) B) LOS PUEBLOS DE ESPAÑA: FORMAS DE VIDA La persistencia de grupos étnicos más primitivos, junto a las inmigraciones indoeuropeas y el próspero desarrollo de los colonizadores mediterráneos, convirtieron a la Península en un mosaico de pueblos, como lo vería el conquistador romano (es decir, que en el siglo III a.C, cuando Roma comienza a conquistar la península, observa esta diversidad, lo que podría haber influido en su forma de interactuar con las distintas comunidades). Este panorama puede ser reducido a cuatro grandes áreas, que se examinarán en orden inverso a sus niveles de desarrollo.(es decir, se empezará por las que tienen un nivel de desarrollo menos avanzado y se avanzará hacia las que son más desarrolladas.) 1.Los pueblos del norte Estrabón, un griego de Asia Menor que escribió en la época de Augusto, nos proporciona una fuente básica de información en su Geografía. Observó que cuatro pueblos nórdicos: galaicos, astures, cántabros y vascones, compartían similares estadios de civilización. El nombre "vascones" inicialmente se refería a una de las etnias, pero con el tiempo designó a todas las tribus vascas. Sus formas de vida eran rudimentarias. Habitaban en castros o pequeños poblados y su economía se basaba en el cultivo de la tierra y en la recolección de frutos naturales, como la bellota, de la que extraían harina para producir pan. Además, conocían las propiedades medicinales de algunas plantas y disfrutaban de la danza en las noches de plenilunio(luna llena). Creían en un dios de la guerra al que ocasionalmente sacrificaban hombres y caballos, y realizaban ritos politeístas, augurios y predicciones buscando la aprobación divina en sus acciones. En cuanto a la preparación militar, los cántabros practicaban ejercicios bélicos con dardo, escudo y puñal, y se protegían con cascos de cuero. Preferían la guerra de guerrillas y las emboscadas (en lugar de la guerra abierta), destacándose la caballería astur por su notable destreza en combate. 2.Los pueblos de la franja central: celtíberos y vacceos En la meseta central, los celtíberos ocupaban la parte oriental y los vacceos la occidental, mientras los territorios meridionales albergaban otros grupos étnicos como carpetanos, oretanos y vetones. Los últimos, instalados en demarcaciones precisas (carpetanos y oretanos al este; vetones al oeste), vivían en poblados y pequeñas ciudades fortificadas, uniendo con barro las piedras de las murallas, y tenían una economía pastoril. Dejaron muchas esculturas de animales vulgarmente conocidos como bichas, verracos y toricos, que servían como hitos de demarcación de ciudades y símbolos protectores de carácter sagrado. Aunque el término celtíberos a veces se aplica a los pueblos de toda la meseta e incluso de toda España, en este caso nos referimos específicamente a aquellos que habitaron el área oriental de la altiplanicie. Estos celtíberos, surgieron de tribus de pastores nómadas alrededor del 600 a.C en territorios montuosos y cubiertos de bosques (esta tribu de pastores nómadas, los beribraces, eran de probable raigambre céltica y extraña ferocidad, que fundamentalmente se alimentaban de leche y queso. ). Más tarde, la fusión de los diversos grupos étnicos dio lugar al pueblo celtíbero, consolidando una economía principalmente pastoril que era más guerrera que bucolica("bucólica" implica un estilo de vida relacionado con la agricultura y la vida rural, a menudo visto de manera romántica y idealizada), abundando las luchas por apode- rarse de los ganados. En estos pueblos celtíberos, se alcanzó un notable desarrollo de la industria siderúrgica tanto en la fabricación de armas y herramientas para fines bélicos,como en la producción de herramientas y aperos de labranza en fraguas(fraguas: Talleres o instalaciones donde se trabaja el metal, principalmente para forjar y dar forma a herramientas y armas mediante el calor.). Por otro lado, en Numancia, cultivaban trigo y cebada, y fabricaban una cerveza llamada celia, consumida por los numantinos durante el asedio romano. También había tejedores de lana propios de la economía pastoril. Los celtíberos eran hospitalarios en tiempos de paz y acogían a forasteros por motivos religiosos, mostrando una preferencia por el culto privado (es decir: se refiere a que los celtíberos tendían a realizar prácticas religiosas de manera más individual o en pequeños grupos, en lugar de centrarse en ceremonias públicas masivas). Sin embargo,en la guerra eran conocidos por su dureza y valor. Se dejaban fascinar fácilmente por jefes y caudillos, a quienes consideraban clientes y devotos. Su cultura estaba impregnada de las hazañas bélicas de sus antepasados, lo que fomentaba virtudes castrenses como el arrojo y la resistencia, destacándose en las luchas contra Roma. Formaron guerrillas ofensivas y ejércitos numerosos, siendo más eficaces en acciones rápidas que en estrategias a largo plazo. Los vacceos, a su vez, asentados en la zona de la meseta que hoy es la Tierra de Campos, eran principalmente agricultores, produciendo grandes cantidades de trigo y vino (lo cual no sólo satisfizo sus necesidades, sino que originó cuantiosos excedentes, codiciados por sus vecinos cántabros y astures), y practicando actividades pastoriles. Su sistema de colectivismo agrario, donde dividían los campos anualmente y ponían la cosecha en común,con la entrega a cada cual de lo necesario para su sustento. Esto fue observado por Diodoro de Sicilia y comentado por Joaquín Costa. Este sistema colectivista, similar al observado en Dalmacia y la India, ha sido interpretado por algunos como un temprano antecedente del comunismo o de la socialización agraria; sin embargo, Caro Baroja no comparte esta opinión, ya que señala la existencia de estratos sociales diferenciados y una casta dominante. (es decir, Caro Baroja considera que la presencia de clases sociales y una casta dominante en este sistema colectivista demuestra que no puede ser visto como un ejemplo temprano del comunismo, ya que el comunismo busca la igualdad total y la eliminación de jerarquías.) 3.Los pueblos del área oriental o ibérica Geográficamente, el área ibérica, se extendiende desde el norte de los Pirineos a lo largo de la costa mediterránea hasta la zona de Murcia; y abarcaba tres sectores principales: Cataluña, el valle central del Ebro y los territorios valencianos. Cada uno contenía diversos pueblos: cosetanos e indigentes en Tarragona y el Ampurdan; iacetanos e ilergetes ambos en el valle del Ebro; y contestanos y bastetanos en los territorios valencianos. Los baleares, con una cultura pastoril y primitiva, también destacaban. Las ciudades ibéricas, construidas en lugares elevados y ocasionalmente protegidas por murallas, consistían en pequeñas casas normalmente de una planta con tejados de ramajes y barro, probablemente para familias monógamas y poco numerosas. La economía, basada en el cultivo de tierras fértiles, se caracterizaba por la acuñación de moneda propia, ya que hacia el siglo III a.C, influenciados por los griegos, apareció la dracma ibérica, especialmente en las cecas catalanas debido a su proximidad a la colonia de Ampurias. Posteriormente, ya en tiempos romanos, se fabricarán monedas del tipo denario, integrándose así la economía de la región en el mercado monetario internacional. El comercio industrial presenta dos innovaciones clave: el uso del hierro y el torno del alfarero; ambas innovaciones permitieron que la cerámica dejará de ser solo un producto doméstico y se convirtiera en una industria productiva. En el ámbito cultural, destacan dos fenómenos importantes: la escritura y el arte. La civilización ibérica fue la primera en la península en usar la escritura, tanto en los territorios orientales como en la Turdetania. Las investigaciones de Gómez Moreno han resuelto el enigma de la escritura ibérica, cuyo alfabeto incluye signos silábicos complejos. El arte ibérico floreció en la pintura sobre cerámica y, especialmente, en la escultura, con representaciones de animales y seres mitológicos, apareciendo raramente la figura humana, destacando el caso de la Dama de Elche. 4.Pueblos meridionales. Los turdetanos y Tartessos El proceso colonizador de fenicios y griegos entró en contacto con los pueblos meridionales de los turdetanos y tartesios, cuya rica civilización contrastaba con las comunidades indígenas de la Península. Las relaciones de los tartesios con las gentes del Mediterráneo oriental fueron afectadas por la rivalidad que había entre griegos y cartagineses, culminando con la destrucción de Tartessos por parte de los cartagineses tras la derrota griega en Alalia (535 a.C.). El interés por Tartessos se centra en su localización, asociada al mito platónico de la Atlántida. En la época moderna, el tema de Tartessos ha atraído a muchos investigadores, generando una extensa bibliografía que incluye trabajos científicos, especulaciones pseudohistóricas y leyendas. Este interés, que ya había captado la atención de estudiosos renacentistas y del jesuita Juan de Pineda en el siglo XVII, se centra en la publicación del polémico libro "Tartessos" del historiador alemán Adolfo Schulten. Desde su publicación, la obra ha provocado adhesiones, rectificaciones y réplicas, convirtiendo el tema en un asunto de moda. Es importante diferenciar las formas de vida del pueblo tartésico del problema de la localización de Tartessos y sus conexiones mitológicas. -Sociedad economía y cultura Un escritor romano, Justino, al resumir la Historia Universal de Trogo Pompeyo hacia el año 300 d.C., menciona la monarquía tartésica y refiere la existencia de reyes míticos como Gárgoris, descubridor de la apicultura, y su hijo incestuoso Habis, un héroe civilizador. Habis le enseñó al pueblo la agricultura, prohibió el trabajo a los nobles y organizó a los súbditos en siete ciudades o bien en siete órdenes o clases. Al igual que Rómulo y Remo, fue abandonado al nacer y criado por una cierva. Estos perfiles legendarios se convierten en realidad histórica con reyes como Argantonio y Therón, que lideraron un imperio extendido desde Huelva a Cartagena. La sociedad presentaba agudas diferencias, con un sistema de castas donde el grupo dominante lo era por nacimiento o por actividad y trabajo, mientras que numerosos esclavos formaban el estrato inferior. Durante un periodo de florecimiento urbanístico, los grupos sociales se acomodaban en diversas zonas de la ciudad según su poder y riqueza. Schulten propuso corregir el texto de Justino (Ab hoc et ministeria servilia populo interdicta et plebs in septem urbes divisa), leyendo "ordines" en lugar de "arbes", sugiriendo que el pueblo no se distribuía en siete ciudades, sino que la ciudad misma se dividía en barrios correspondientes a las distintas clases sociales. Las excavaciones arqueológicas recientes han proporcionado un mejor conocimiento de la economía tartésica, y en especial las explotaciones mineras como una fuente de riqueza clave, al punto de considerar la zona como El Dorado de Occidente. El reino de Tartessos gozaba de una fama legendaria por la abundancia de sus minerales, especialmente plata, conocida por los comerciantes fenicios y que probablemente influyó en su asentamiento en Cádiz. La plata extraída de yacimientos como el Cerro Salomón se embarcaba en el Guadalquivir hacia Cádiz, para su posterior traslado a Oriente. La exportación no solo incluía minerales en bruto, sino que la plata y el cobre eran tratados en poblados tartésicos, convirtiéndolos en centros metalúrgicos de donde salían productos ya manufacturados. La riqueza agrícola del campo andaluz se destaca como una de las mayores de la Península, gracias a sus tres productos principales: trigo, vino y aceite. La reserva ganadera, mencionada en la leyenda de Habis que alude al uso del arado tirado por bueyes, constituye el último pilar de esta floreciente economía. La abundancia de ganado bovino, con grandes rebaños de toros en la cuenca del Guadalquivir, está bien documentada con testimonios diversos. La presencia de estos animales en el valle del Betis se simboliza en el toro de Porcuna (Jaén). La herencia jurídica de la cultura tartésica será abordada más adelante. Es importante recordar su escritura, proyectada en testimonios literarios en verso. Las múltiples creencias religiosas, derivadas del contacto con distintos pueblos, condujeron a un cierto sincretismo. Además del característico culto al toro, destacan tambien los cultos al león (en Nueva Carteya y Osuna) y a la esfinge alada, que aparece tanto en esculturas como en monedas. -Tartessos y la Atlantida La legendaria riqueza del desaparecido imperio tartésico se conecta con el mito platónico de la Atlántida. Esta conexión se basa en dos textos, uno del Timeo y otro del Critias, que según la síntesis del profesor Elvira, narran lo siguiente: ¿Son estos textos simplemente una leyenda sin contenido real, como lo juzgó Aristóteles, o como decía Platón, son relatos con un trasfondo de verdad? Platón, a través de Critias, basa sus conocimientos en manuscritos de Solón, que fueron traducidos de un texto egipcio. Esta idea desató la obsesiva búsqueda de la Atlántida y, a medida que se identificaba con Tartessos según Schulten, también la búsqueda y el descubrimiento del Tartessos perdido. La correlación entre Atlántida y Tartessos propuesta por el hispanista alemán Schulten generó tanto adhesiones entusiastas como severas críticas. Henning, por ejemplo, afirmó que si se sustituyera el nombre de Atlántida por Tartessos en los textos de Platón, apenas habría que modificar una frase. Por otro lado, Schulten, sin llegar tan lejos, defendió su tesis argumentando que la literatura griega mezcla imaginación con descripciones reales. Hoy en día, se valora de manera más compleja. Los diálogos platónicos podrían representar una Atlántida-geográfica, posiblemente el mundo tartésico, y una Atlántida-cultural, más cercana al mundo cretense. La localización de Tartessos se ha buscado en diversos lugares, como Mesas de Asta, Coto de Doñana y la ría de Huelva, siendo la ubicación más segura en el sur de la Península, posiblemente en la zona del bajo Guadalquivir. 2nda PARTE DEL 1er TEMA: 4.FUENTES DEL DERECHO Y SOCIEDAD POLÍTICA I.Costumbre y leyes como fuentes del Derecho A)DERECHO CONSUETUDINARIO PATRIARCAL Y MATRIARCAL Aunque carecemos de noticias directas sobre el mundo jurídico de los pueblos primitivos, es posible suponer la existencia de normas elementales de derecho consuetudinario, adaptadas a la organización de cada grupo social. La actividad cazadora del hombre paleolítico, realizada en condiciones precarias, requería reglas mínimas para acatar al jefe de la horda y organizar las funciones durante la caza y el reparto de las piezas obtenidas. Los hombres tenían un papel principal en la caza, mientras que las mujeres participaban en actividades complementarias y en la recolección de frutos. Mas adelante, con la aparición de la cultura pastoril, se favoreció un sistema patriarcal y poligámico. La sociabilidad, previa a cualquier planteamiento jurídico, se basaba en dos premisas: la cohesión del grupo y el reparto del trabajo. Dicho de otro modo, debían concurrir muchos para hacer lo que había que hacer, pero no todos debían hacer lo mismo.Esto implicaba la colaboración y especialización en tareas, evidenciando la presencia del derecho consuetudinario de manera elemental. Existen testimonios sobre la existencia de un régimen matriarcal desde tiempos primitivos, presumiblemente ligado a las culturas agrícolas del Neolítico. Su desarrollo posterior en los pueblos del norte, especialmente entre los cántabros, es conocido gracias al relato de Estrabón. Estrabón describió un sistema matriarcal entre los cántabros, considerado por Caro Baroja como "exageradamente matriarcal". No se trataba solo de la preponderancia de la mujer, sino que la constitución de la familia misma, implica una estructura femenina en la filiación y el parentesco (régimen matrilineal). La propiedad de las tierras se transmitía a las hijas, y al casarse, los maridos debían abandonar sus casas y familias (para ir a vivir a las casas de sus esposas, ya que estas eran las que heredaban; lo cual evidencia el régimen matrilineal de la sociedad cántabra). Este régimen incluía la institución del avunculado, donde el gobierno de la familia recaía en el hermano de la mujer si este no se había desvinculado (es decir, casado con una mujer); este hombre, se dedicaba a gobernar la familia de su hermana, mientras esta se dedicaba el cultivo de la tierra. Esto se comprobó en Cantabria, Asturias y León mediante lápidas dedicadas al avunculus. El marido quedaba en una posición secundaria, aunque conservando cierta autoridad moral. En un relato de Estrabón, durante las guerras con Roma, un padre ordenó a su hijo matar a la madre y hermanos para evitar que cayeran prisioneros. El régimen matriarcal fue posible gracias a la extraordinaria fortaleza física de la mujer, evidenciada en la covada, una práctica que Estrabon observó entre los cántabros. (aclaración de la covada: La covada es una práctica en la que el hombre asume un papel activo durante el parto, a menudo permaneciendo en cama o realizando rituales, lo que refleja el estatus de la mujer en ciertas culturas matriarcales.) {TEXTO:: "... es cosa común entre ellos, la valentía, no sólo en los hombres, sino también en las mujeres. Estas cultivan la tierra; apenas han dado a luz, ceden el lecho a sus maridos y los cuidan. Con frecuencia paren en plena labor, y lavan al recién nacido inclinándose sobre la corriente de un arroyo, envolviéndole luego" (Geografia, III. 4, 17).} La sustitución de la madre por el padre en el lecho, recibiendo él los cuidados debidos a ella, tal vez buscaba hacer explícita ante terceros la atribución de paternidad(se podría interpretar como una manera de afirmar públicamente su paternidad). Con algunas variantes, esta práctica también existió en otros pueblos como los corsos y en distintas zonas del norte español. Aunque ya no se practica, aún se pueden encontrar rastros de ella en algunas tradiciones de Baleares y Canarias en etapas más recientes. Estrabón menciona en sus escritos el despeñamiento de criminales(ejecución o castigo en la que una persona condenada, generalmente por crímenes graves, es arrojada o empujada por un acantilado o una altura.), la lapidación del parricida(acto de matar a una persona arrojándole piedras.;La lapidación del parricida se refiere a la ejecución de una persona que ha cometido parricidio, es decir, el asesinato de uno de los padres o de un antepasado.) y los matrimonios al modo griego, que pueden interpretarse como casarse con una sola mujer (Schulten) o como una similitud en los ritos nupciales (Caro Baroja). B) EL DERECHO ESCRITO EN TARTESSOS El tema tartésico combina lo mítico y lo real. Existen noticias sobre un derecho escrito, como la leyenda de Gárgoris y Habis relatada por Justino, donde se menciona que el hijo, convertido en monarca, "sometió a leyes al pueblo incivilizado". Esto constituye una parte de la leyenda, conocida como un mitema, susceptible de interpretación en el contexto general de la leyenda (Pérez-Prendes). Además, existe una significativa referencia que parece corresponder con la realidad. Estrabón, al evaluar y destacar la cultura de los turdetanos, observa que "tienen escritos de antigua memoria, poemas y leyes en verso, que ellos dicen de seis mil años". Independientemente de la duda (leer epón (versos) en lugar de etón (años) ) sobre si deben leerse "seis mil versos" en lugar de "seis mil años", es clara la afirmación de un derecho legislado. Esta afirmación merece crédito no solo por el autor, sino porque Estrabón rodea su aserto de otras aseveraciones comprobadas, como la existencia de una escritura tartésica y una lengua distinta a la de los iberos. Estas leyes no son un fenómeno insólito, ya que también se han encontrado en diversos pueblos del Mediterráneo oriental, con quienes los tartesios mantenían relaciones. Finalmente, desconocemos el posible derecho escrito de las colonias fundadas por fenicios y griegos, aunque sin duda existió las metrópolis de estos dos pueblos. II. ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD POLÍTICA La sociedad primitiva se jerarquizó en diversos estratos o clases. El acceso a las clases superiores se determinaba por nacimiento, méritos bélicos e incluso por la edad, como se evidencia en el predominante papel que a menudo desempeñaban los consejos de ancianos en algunas comunidades. Las clases rectoras, probablemente dueñas de latifundios y tierras, fueron calificadas por los romanos como "nobles" (nobiles, maximi nati) y es posible que ocuparan zonas preferentes en los núcleos urbanos, tal como los barrios separados en las clases sociales tartésicas y el ejemplo de Retógenes en Numancia, quien vivía en la parte más bella de la ciudad (vicum suum qui in ea urbe speciosissimus erat). En un grado inferior de la escala social se encontraba la gran masa de cultivadores y pastores libres. Por otra parte, existió la esclavitud, con esclavos pertenecientes a dueños particulares y que sin duda fueron objeto de comercio. El paso a la esclavitud de personas libres a veces estaba relacionado con la derrota en acciones bélicas, como les sucedió a los turdetanos que apoyaron a Aníbal en la guerra con Sagunto y fueron vencidos y vendidos como esclavos. Además, existía un tipo institucional de siervos públicos, dependientes de una comunidad política, cuya presencia se constata por un decreto de Lucio Emilio Paulo, propretor romano de la provincia Ulterior, en el año 189 a.C. El decreto de Lucio Emilio Paulo concedió la libertad a los esclavos de la Torre Lascutana, perteneciente a la ciudad de Hasta Regia, tras aliarse con los esclavos romanos en la lucha contra la ciudad de Roma. Estos lascutanos liberados podían mantener las tierras en precario mientras el pueblo romano lo permitiera. Por lo cual, dichos esclavos fueron liberados de su dependencia servil respecto a Hasta. lo que expresa la peculiar situación jurídica de quienes como vasallos poseían tierras en beneficio de la ciudad dominadora. (Vasallo: Persona sujeta a un señor feudal a cambio de protección y el derecho a utilizar tierras, con obligaciones de lealtad). Otro ejemplo de siervos públicos son los hijos de soldados romanos y mujeres españolas, manumitidos por el pretor romano Lucio Canuleyo y establecidos en la ciudad ibera de Carteya, según Tito Livio. Estos siervos públicos eran personas sometidas a núcleos urbanos dependientes de otras ciudades, cuyos habitantes eran considerados como esclavos de la comunidad pública hegemónica. A) GENS Y GENTILIDADES → NO ENTRA : ) B) LOS VÍNCULOS DE SOLIDARIDAD PUBLICA: HOSPICIO U HOSPITALIDAD Las gentilidades son grupos cerrados dentro de una gens más amplia, que fundamentan la identidad jurídica del individuo y forman clanes que pueden afectar la cohesión de la comunidad política organizada que podemos entender como Estado. Un elemento corrector de este fenómeno es la institución conocida como hospicio u hospitalidad, que amplía la protección social y jurídica a miembros ajenos a la gentilidad. Así, el extraño o huésped que se acoge a la tutela del grupo social se convierte en miembro de la nueva gentilidad, con los mismos derechos que sus integrantes. En otras ocasiones, el pacto ocurre entre dos grupos gentilicios, resultando en la equiparación y reciprocidad jurídica de todos sus miembros. Estos acuerdos se fijan por escrito, como se observa en los textos publicados por D'Ors. En ambos pactos de hospitalidad, que corresponden a los años 27 y 152 de nuestra era, se observa la intervención de representantes de las gentilidades. El primer pacto, un acuerdo entre dos parentelas, estipula beneficios para sus miembros y descendientes. El segundo pacto incluye huéspedes de diferentes gentes.Finalmente, hay que señalar, que el magistrado de la gens autoriza estos actos, que afectan a la comunidad política. Según García-Gallo, los pactos de hospitalidad debilitan la peculiaridad de la gentilitas al atenuar su hermetismo y, en consecuencia, favorecen la cohesión de la gens. C) LOS VÍNCULOS DE SUMISIÓN PERSONAL: CLIENTELA Y “DEVOTIO” Los vínculos de sumisión personal se establecieron debido a la idiosincrasia de los españoles primitivos, especialmente los iberos, quienes tenían una inclinación a seguir a lideres (como caudillos o jefes) con carisma y cualidades destacadas, sin importarles el origen de dicho lider. Los iberos se agrupaban espontáneamente alrededor de jefes con arrojo y poder de atracción, como por ejemplo Viriato(que era lusitano) y Sertorio(que era romano). La imagen del guerrero aislado, como líder de un grupo de admiradores y leales, surgió debido a las precarias condiciones de vida y la falta de propiedad territorial. Diodoro relata que quienes "están apurados de fortuna, pero descuellan en fuerza física y en denuedo", se juntan con otros en las montañas para formar ejércitos que "recorren Iberia y amontonan riquezas por medio del robo" (Esto significa que aquellos sin recursos o en pobreza, pero con destacable valentía, fuerza física y coraje, se unían con otros en situaciones similares y se refugiaban en las montañas con el objetivo de recorrer Iberia para saquear y acumular riquezas a través del robo y el asalto, en lugar de obtenerlas de manera legítima o pacífica.). Los escritores griegos y latinos juzgaban negativamente a estos grupos y sus caudillos por dedicarse al asalto y saqueo, calificando a figuras como Viriato como "pastor y ladrón" (homo pastoralis et latro). 1.La clientela militar La clientela militar, al igual que la hospitalidad, supone un pacto que crea una nueva relación, y por tanto, también nuevas obligaciones. Mientras que la hospitalidad se realiza entre un individuo y el grupo social extraño y se genera igualdad otorgando al huésped los derechos del grupo social; la clientela crea un vínculo de sumisión de persona a persona, donde el cliente se acoge a la protección del patrono a cambio de su fidelidad y servicios. Debido a la acción bélica característica de la época, la clientela de tipo militar era común, por lo que los servicios de los clientes consistían en ayudar en actividades guerreras y la protección del patrono incluía facilitarle armas. El vínculo de la clientela se establecía mediante un juramento, en el cual el cliente reconocía al patrono como jefe o rey. La fe jurada era la única garantía de las obligaciones del pacto, que podía romperse por incumplimiento del acuerdo, como por ejemplo por falta de protección o exigencias inmoderadas. Tal institución debilitaba los vínculos tradicionales del individuo con su gens o gentilidad(clan o comunidad familiar), y en su lugar se establece una relación de dependencia personal con un patrono, quien no era raro que perteneciera a una comunidad política distinta a la del cliente. 2.La “devotio” ibérica La clientela militar en España adquirió características peculiares debido a la inclusión de elementos religiosos, transformándose en la llamada devotio ibérica. En esta devotio, los clientes consagraban su vida a las divinidades infernales, ofreciendo su vida en lugar de la del jefe o caudillo. El significado de esa consagración(dedicación) es que los dioses prefieren que, en combate, sea el cliente o devoto quien ofrezca su vida en lugar del patrono. Aun así, si el caudillo moría, el cliente debía suicidarse, entendiendo que la deidad lo considero indigno porque no ofreció su vida como ofrenda, y por eso debe suicidarse. La devotio ibérica presenta problemas,como por ejemplo la dificultad de distinguir de la clientela militar porque ambas implican lealtad y sacrificio hacia un líder.Sin embargo, los antiguos españoles consideraban sus pactos privados con jefes militares como algo sagrado y lleno de significado, lo que les daba un carácter más profundo que las simples relaciones de clientela. Un ejemplo es el régulo Indíbil, que al formalizar su acuerdo con Escipión, se arrodilló ante él, lo llamó "rey" y le propuso una consagración personal de por vida. Aquí confluyen dos concepciones: la personalista del ibero, que prefiere pactar con otro hombre, y la institucional del militar, que prefiere un acuerdo entre pueblos y se resiste a ser llamado rey y asi se lo advierte a los españoles. En segundo lugar, esa consagración ibérica, aunque peculiar, no era completamente novedosa para los romanos, quienes tenían una institución similar, su propia devotio, utilizada exclusivamente en la guerra que a veces consistía en dedicar el territorio enemigo a las divinidades infernales mediante fórmulas mágicas.. En la devotio romana, un elemento constante es el deseo de aniquilar al adversario. En cambio, los devotos iberos, llamados soldurios por César, buscaban tanto una asistencia social recíproca como, y sobre todo, desviar la muerte del jefe hacia los seguidores( "desviar la muerte" implica que los seguidores de un líder ibérico se ofrecían a sacrificarse por él, asegurando su protección y reflejando un sentido de lealtad y compromiso mutuo en su relación.). Así, el objetivo principal era salvar la vida del caudillo, subordinando la salvación de los fieles. Este concepto se ilustra en un célebre relato de las Vidas paralelas de Plutarco, referido a Sertorio. {TEXTO: "Siendo costumbre entre los españoles que los que hacían formación aparte con el general, perecieran con él si venía a morira lo que aquellos bárbaros llamaban consagración, al lado de los demás generales sólo se ponían algunos de sus asistentes y amigos, pero a Sertorio le seguían muchos millares de hombres, resueltos a hacer por él esta especie de consagración. Así se dice que en ocasión de retirarse a una ciudad, teniendo ya a los enemigos cerca, los españoles, olvidados de sí mismos, salvaron a Sertorio, tomándole sobre sus hombros y pasándole así de uno a otro hasta ponerlo encima de los muros; y luego que tuvieron en seguridad a su general, cada uno se dio a la fuga."} La cuestión es si, al morir el jefe militar, los soldurios realmente cumplían la promesa de suicidarse, implícita en su consagración al caudillo. Además, ¿qué factores llevaban a considerar el suicidio como un desenlace adecuado en tales circunstancias? Julio César responde lacónicamente a la primera pregunta. {TEXTO: "No se ha encontrado memoria de hombre alguno que, habiendo muerto aquél a cuya memoria se consagró, se niegue a su vez a morir".} La justificación del suicidio, por otro lado, se basa en la presunta indignidad del guerrero cuya vida ha ofrecido pero esta no ha sido aceptada (es decir: un guerrero podría justificarse al suicidarse si siente que su vida, que había ofrecido en sacrificio, no ha sido aceptada, lo que le lleva a considerarse indigno de continuar viviendo.). Este fenómeno sólo es comprensible en un contexto de valor, fanatismo y desprecio por la vida, característico de estos pueblos, cuyas gentes fueron descritos por Silio como "de ánimo fácil y propenso a la muerte" (prodiga gens animae, et properare facillima mortem). La vida tenía sentido únicamente en el ejercicio bélico. El escritor, tras destacar la resistencia física de los cántabros, explica que los viejos e incapacitados se despeñaban por considerarse inútiles para la guerra. Tito Livio observó que la gente desarmada por Catón también se quitaba la vida "porque no podían vivir sin guerrear" (ferox genus nullam vitam rati sine armis esse). (es decir: los cántabros valoraban la guerra como un componente esencial de su vida y honor. Aquellos que no podían luchar se sentían tan inútiles que preferían quitarse la vida en lugar de vivir sin poder participar en la lucha. Esto refleja una profunda conexión entre su identidad y su papel como guerreros.) El temor a caer en manos del enemigo llevaba al suicidio de individuos y clientelas, como el grupo de Retógenes en Numancia, e incluso ciudades enteras como Astapa. Justificar la vida del cliente tras la muerte del jefe militar era imposible para quienes consideraban ilícito sobrevivirle (nefas.. superesse). Esto se aplicaba en casos de muerte violenta del caudillo, no de muerte natural, ya que solo en la primera cabía presumir un posible incumplimiento del deber de defensa por parte del devoto. —------------------------------------------------------------------------------------------ < AÑADIR LOS MINITEXTOS O UN RESUMEN DE CADA UNO COMO MÍNIMO :) >