Primera Transformación PDF
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This document details the three major transformations in Mexican history, focusing on their political, economic, and social contexts. It analyzes the independence movement, liberal reforms, and the Cardenismo era. The document provides insights into societal shifts, power struggles and national development.
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Primera Transformación Se vincula a la gesta de la independencia y de la autodeterminación. La rebelión contra España comienza en 1810 y la independencia se instituye y logra en 1821. En este proceso, los territorios van tomando un dinamismo político importante y diversos liderazgos sociales y milit...
Primera Transformación Se vincula a la gesta de la independencia y de la autodeterminación. La rebelión contra España comienza en 1810 y la independencia se instituye y logra en 1821. En este proceso, los territorios van tomando un dinamismo político importante y diversos liderazgos sociales y militares territoriales se van constituyendo y organizando bajo la bandera del Ejercito Trigarante: garante de la religión, de la unión y de la independencia. Esta unidad de diversos liderazgos va a marcar el gran componente territorial del México moderno. El debate aquí más importante es sobre la independencia y las condiciones de la misma, y de esta lucha pueden identificarse tres actores relevantes: los líderes militares, los territorios y la Iglesia católica. En términos sociales, la guerra y el conflicto con España deja dos sectores económicos muy dinámicos: la tierra (en parte en manos de la Iglesia y de los hacendados) y el comercio, que se irá reconvirtiendo en su relación con los Estados Unidos y países de Centroamérica y el Caribe. Segunda Transformación Relacionada con la dirigencia liberal preocupada por la modernización del país, la separación de la Iglesia del Estado, la constitución de una clase propietaria campesina y la estabilización de México como un país federal. El proyecto de Benito Juárez impacta los dos pilares del conservadurismo: su apoyo a la Iglesia Católica y a su poder económico-corporativo. La propuesta política y jurídica de Juárez se organizó en la Constitución de 1857. Uno de los componentes importantes es la erosión o rechazo de cualquier intento de centralización del poder. El poder federal era, de esta manera, resultado del apoyo de dirigentes locales que estaban emparentados con el universo militar. El liberalismo latinoamericano de fines del siglo XIX estuvo emparentado al mundo militar, y la mayoría de sus primeros presidentes provinieron de este estrato. Benito Juárez también consolida las bases del liberalismo que promueve la inclusión de México en el mercado mundial como productor de materias primas y recursos naturales. Benito Juárez y los posteriores liberales, entre ellos Porfirio Díaz, se sostienen sobre los sectores más dinámicos de la economía: los hacendados y los mineros serán los grandes actores beneficiados de este proceso modernizador. También se constituye una clase industrial relacionada a capitales mexicanos y extranjeros que se vinculan al proyecto exportador. El pacto con los poderes territoriales y de la nueva economía del liberalismo condicionó su destino político. La modernización implicó, con Porfirio Díaz, una conflictividad social con actores que se vieron perjudicados por no poder acceder al poder político, como aquellos que buscaban garantizar demandas sociales. El debate aquí es en torno a una modernización excluyente o incluyente. En ese dilema se organiza todo el debate social y político. Aquí el reeleccionismo (tendencia política afín a Díaz) es considerado como continuador de políticas que excluían a un sector que buscaba llegar al poder y a sectores campesinos y obreros en búsqueda de realizar sus demandas a través del cambio en la dirección política. Tercera Transformación Larga y duradera. El cardenismo nos llevará desde la Revolución de 1910 hasta la década del ‘80. El largo laboratorio revolucionario va promoviendo algunas discusiones y políticas centrales. Antes de 1930 hay una construcción de una estatalidad que interviene progresivamente en la economía. De otro lado, el Estado se deja penetrar por los reclamos campesinos y obreros, se reparten tierras y se crea una Constitución, la de 1917, que potencias políticas a futuro como la nacionalización de los recursos naturales y la posibilidad de expropiación de bienes de empresas petroleras extranjeras. La Revolución de 1910 cambia la ecuación social y política, y se va construyendo una nueva élite que lentamente va subordinando al poder militar. La subordinación del poder militar se logra en el mismo momento en que se estabiliza el partido que luego será el PRI. Con la Revolución, el presidente adquiere un gran poder y organiza el poder de los gobernadores a través del partido. Todas las negociaciones territoriales se partidizan o se resuelven al interior del partido bloqueando la rebeldía militar y la corporativización del poder local. El Estado mexicano construye una formula política que adquiere poder con la nacionalización de los recursos naturales y estabilidad estableciendo un pacto con los grandes hacendados e industriales, así como con pequeños campesinos y obreros. Al mismo momento que se amplifican derechos laborales y sociales, los grandes terratenientes e industriales se ven beneficiados por el reparto hasta la crisis internacional de fines de 1970. Toda la disputa se presentó al interior del PRI, tanto por la sucesión como por la distribución de recursos a los territorios. Cárdenas establece una suerte de “keynesianismo estabilizador”. Distribución de beneficios sociales, presupuestarios y normativos que estabilizaba el poder presidencial, el del propio PRI y sacaba de escena al Ejército. Desde entonces, los grandes actores serían el presidente y (en menor medida) los gobernadores. El Congreso se deslució. En términos sociales, sindicatos, organizaciones campesinas, así como grandes industriales, mineros y hacendados experimentan un empoderamiento importante bajo el arbitrio del Estado. A fines de los años 70 la deuda externa y el avance de partidos nacionales y regionales, dotan de nuevos poderes al Congreso y a algunos gobernadores. Desde fines de los 70, industriales y hacendados observan una caída de su rentabilidad y presionan para cambios económicos y políticos. En los años 80 comienza el largo desgaste del PRI. La Cuarta Transformación Andrés Manuel López Obrador AMLO, pretende inscribirse desde la lectura y actualización de estos grandes surcos históricos, pero también de la experiencia política que va surgiendo en los 80: no solo lo que deja la discusión sobre el nuevo federalismo como expresión de rechazo al poder absoluto del Estado, sino también toda la discusión política antineoliberal. En sus 100 promesas hay un intento de dar coherencia a diversas tradiciones y discusiones que permiten al propio AMLO resolver demandas sociales de actores subalternos, así como de sectores empresariales. Si bien ha logrado inscribirse en la posición de neutralidad geopolítica, propia de la Doctrina Estrada, se propone una negociación con los Estados Unidos para administrar los términos del libre comercio y, con esto, beneficiar a algunos actores económicos. A su vez, intenta integrar dos grandes tradiciones que están en la historia política mexicana: una tonalidad de posiciones liberales que le dan juego a la ética pública actual que desconfía de cierta política sino una ética histórica construida por los liberales como Benito Juárez que mantienen vasos comunicantes. La Cuarta Transformación no es solo una propuesta de cambio político sino es el intento de establecer vasos comunicantes con tradiciones que dieron mucho aliento político a los grandes actores políticos mexicanos: los liberales y los partidarios de un Estado interventor. Esta inscripción que hace AMLO es una lectura desde las transformaciones posmodernas y sociales que sufrió México de esas dos grandes transformaciones. modernización, a la inversión extranjera y al beneficio del pequeño propietario con lenguajes del keynesianismo estabilizador del primer PRI, interesado en beneficiar de alguna manera a pequeños y grandes. Ambas tradiciones están releídas al calor de la crisis que introdujo la política neoliberal en México. Una política que no quebró socialmente como en otros países, con grandes estallidos, sino dinamizadas por las fuerzas del propio sistema político-económico mexicano. A su vez, son releídas al calor del proceso político que detonó el liderazgo del PRI y del nuevo federalismo de los 80. La relación entre el Presidente, el Congreso y los Gobernadores se fue reequilibrando desde 1986. En parte esto sirvió al propio AMLO para arribar al poder. Pero no solo eso, el liberalismo austero de Benito Juárez puede introducirse o vincularse como memoria a las políticas de austeridad republicana reclamadas por AMLO. Es decir, no solo hay una