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MUCHO, POQUITO O NADA_ Crisis y Alternativas de Política Social.pdf

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Política Alimentaria MUCHO, POQUITO O NADA: Crisis y Alternativas de Política Social Eduardo S. Bustelo (*) UNICEF-Argentina La presente crisis socioeconómica, que coloca severas restricciones no ya para expandir,...

Política Alimentaria MUCHO, POQUITO O NADA: Crisis y Alternativas de Política Social Eduardo S. Bustelo (*) UNICEF-Argentina La presente crisis socioeconómica, que coloca severas restricciones no ya para expandir, sino para mantener un determinado nivel de prestaciones sociales, aparece como una oportunidad para reflexionar sobre diferentes estilos, alternativas o modelos de política social, en términos de implementación de acciones prácticas y concretas que mejoren la calidad de vida, particularmente de los sectores de bajos ingresos. El desconocimiento no ya de los componentes técnicos involucrados en el diseño, desarrollo e implementación de políticas sociales, sino de la tradición misma de la política social y de su desarrollo histórico implica entre otras cosas, la posibilidad más que real de reiterar errores o ignorar experiencias que han demostrado resultados positivos. Por lo tanto, la sistematización de ideas subyacentes a distintas concepciones de política social puede aportar una importante contribución para la discusión de los caminos a seguir o del "mix" de acciones concretas a implementar para hacer frente a la crisis socioeconómica más importante desde nuestra independencia política. La idea de sistematizar distintas experiencias históricas de política social en términos de modelos o estilos de la misma tiene ya cierta tradición. Comenzó con Titmus (1974) y siguió tiempo después con Mishra (1977), aunque fue el primero quien estableció las categorías básicas: el modelo residual, el distributivo institucional y el distributivo de acuerdo a pautas técnicas. Si bien el análisis de Titmus prestó particular utilidad para la discusión y análisis de la política social, el mismo se encuentra centrado en las experiencias de los países desarrollados, particularmente de Gran Bretaña. Por su parte, en América Latina se desarrollaron algunos trabajos pioneros en CENDES (1969) y en CEPAL (Pinto, 1976) ambos con la participación de O. Varsavsky, los que estuvieron centrados en el análisis de distintos estilos de desarrollo. Si bien los aspectos distributivos eran tratados con particular atención, la preocupación central estaba en la conceptualización de estilos y modalidades de desarrollo. Quedó por lo tanto pendiente la tarea de reconciliar las principales tradiciones de política social con la realidad de nuestros países en vía de desarrollo y de centrar la atención específicamente en la política social. Este trabajo es un primer intento en esa dirección. Se pretenden dos objetivos. En primer lugar, hacer una presentación preliminar de tres modelos de política social con el propósito de sistematizar una amplia gama de políticas sociales que han tratado de implementarse bajo diferentes contextos históricos y socio-culturales (Flora y Heidenheimer, 1982). En segundo lugar, proponer para la discusión una alternativa práctica de política social pluralista que se inspira en una combinación viable de componentes de política social de distintas tradiciones en base a interacciones positivas y ventajas recíprocas. Dar una definición de política social es una actividad compleja debido en parte al aspecto convencional que toda definición conlleva. Por otro lado, la historia del desarrollo de la política social muestra aspectos tanto heterogéneos como contrastantes con respecto al concepto, los principios, instrumentos y actitudes hacia la política social (Robson, 1976). Es preferible entonces hablar de modelos o "tipos" de política social en el sentido de presentar de una manera general y simple un conjunto de ideas con propósitos principalmente comparativos. En vez de dar una definición acabada del concepto -generalmente a gusto del consumidor- se pretende introducir a nivel cualitativo un conjunto 1 Política Alimentaria de definiciones y/o descripciones ordenadas que permitan la discusión, análisis y definición de políticas. El uso de modelos como modo de conocer la realidad no es algo nuevo y ha prestado particular utilidad al análisis económico y social. En el proceso del conocimiento, los modelos han demostrado tener una capacidad de organización y explicitación de ideas, que posibilita el análisis comparado y el diseño e implementación de políticas con mayor coherencia. Como dijimos, la palabra modelo significa -entre sus múltiples acepciones- imagen o representación generalmente incompleta de lo que se modela. Desde el punto de vista del conocimiento, al definirlo como imagen o representación, un modelo implica entre otras cosas seleccionar u omitir. Esto significa entonces que un modelo nunca puede ser una representación definitiva y totalizante de la realidad. El uso de modelos no tiene por otro lado un sentido normativo. Se trata sólo de presentar con algún grado de organización, tipos o modalidades debidamente idealizados de política social que en la práctica real aparecen mezclados, en contradicción o en relación de predominio. MODELOS DE POLÍTICA SOCIAL Tentativamente, pueden reconocerse tres modelos de política social a lo largo de su desarrollo histórico. Se distinguen ocho dimensiones o componentes de política social, en términos de los cuales se pretende diferenciar los modelos de política social. El contenido general de dichos componentes apunta a no dar definiciones exhaustivas sino más bien, orientaciones simples que en su mutua relación refuerzan su significado particular y por ende, el del modelo de pertenencia. La definición de los componentes es como sigue: 1) Igualdad: económica (distribución de la riqueza y el ingreso), social y política entre los miembros de una sociedad. 2) Solidaridad: percepciones, actitudes o prácticas que hacen que un individuo o grupo social asuma o incorpore intereses o problemas de otros individuos y/o grupos más allá de los propios. 3) Organizaciones sociales: todas las entidades sociales que con diferentes formas de organización actúan fuera del ámbito del sector público. 4) Creatividad: posibilidad de inventar -pensar o realizar- con originalidad. 5) Necesidades: humanas, individuales y colectivas, materiales o espirituales, de todo tipo. 6) Sector Público: comprende gobierno central, provincial y municipal, las empresas públicas y toda empresa en donde el estado tenga un control mayoritario. Planificación: procesos en términos de los cuales se pretende determinar el comportamiento del sistema económico y social en base a determinados criterios y objetivos. 7) Servicios Sociales: educación, salud, agua y saneamiento, seguridad social, bienestar, recreación, etc. 2 Política Alimentaria 8) Infancia: población menor de 14 años. Ahora bien, definidos los componentes generales, queda ahora por explicitar los distintos modelos de política social. Ellos representan -concepciones explícitas o implícitas- o valores con un cierto grado de estructuración y que, en conjunto, proveen de una unidad de contenido a los distintos componentes que hemos descrito. Tres modelos de política social pueden ser definidos, que como se dijo, ninguno de ellos se encuentra en un estado "puro". La realidad es más compleja, pudiéndose observar múltiples combinaciones de diferentes modelos. Asimismo, los criterios para definir el grado en que un determinado componente pertenece o no a un modelo particular son difusos, por lo que aquí se intenta -como ya se afirmó- sólo proponer un esquema conceptual que oriente el análisis comparado y el diseño de políticas. Modelo Asistencial Se parte de un análisis atomizado de la sociedad en la que cada individuo persigue su propio bienestar e interés particular mientras que, "una mano invisible" lleva a cada ciudadano -en la búsqueda de su óptimo individual- a maximizar el bienestar del conjunto social. La pobreza es en sí misma una manifestación de desigualdades biológicas: existe un determinismo biológico. En efecto, que una persona sea "pobre" significa que posee una ineptitud física o psíquica básica para la lucha con la vida en la que sobreviven sólo los más fuertes. Este modelo presupone entonces una fuerte estratificación social como resultado de una alta competitividad entre individuos en la que -la lucha por la vida- lleva al triunfo de los más aptos. Como resultado de esta inequidad biológica que se distribuye de un modo "natural" entre los individuos no hay mucho que pueda hacerse: la productividad media de un pobre nunca será recuperada de modo que siempre será un "costo" para la sociedad. De este modo, los programas para pobres sólo se limitan a una transferencia unilateral de recursos por parte de los sectores más pudientes (donaciones) sin preocuparse por la superación de la pobreza. Todo el sistema de interacciones sociales es analizado en términos del mercado que es donde se enfrentan oferentes y demandantes. Los precios relativos expresan las distintas transacciones y constituyen las luchas que orientan las conductas de los distintos agentes sociales. La función del Estado deberá ser por lo tanto mínima, siendo el mercado el medio natural para la distribución de los recursos. El bienestar de una comunidad es el resultado del trabajo honesto de sus componentes individuales de modo que la acción del Estado resulta ser tanto desaconsejable como ineficiente. El mercado es un mecanismo autorregulador que lleva al conjunto social a un punto de funcionamiento óptimo. En la promoción de una sociedad libre el orden económico juega un doble rol: por un lado, el orden económico es parte de la libertad en un sentido amplio de modo que, libertad es un fin en sí mismo; y por el otro lado, la libertad económica es un medio indispensable para el logro de la libertad política. Sólo hay dos modos de coordinar las actividades económicas de un conjunto grande de personas: uno es la coordinación centralizada que conlleva coerción; la otra es la cooperación voluntaria a través del mercado. La libertad política implica ausencia de coerción, por lo tanto, el mercado aparece también como el medio mejor para eliminar la concentración de todo poder coercitivo. 3 Política Alimentaria Las necesidades humanas se satisfacen a través de la familia y el mercado. Los servicios sociales -salud, educación, bienestar- no tienen por qué escapar a las mismas leyes: la oferta y la demanda deben regular la previsión efectiva de los mismos. Por lo tanto, deben ser pagos y tener un precio transable en el mercado. Los casos más extremos de pobreza e indigencia se solucionan a través de organizaciones privadas de caridad. Dentro de los sectores sociales, la educación tiene un rol importante: es el filtro que selecciona los más aptos. Como la responsabilidad por la provisión de servicios a los más necesitados no es del Estado, se privilegia el trabajo con los organismos no gubernamentales. Estas son organizaciones de caridad financiadas mediante la generosidad de los triunfadores en la lucha económica que de esta manera retribuyen en el prójimo parte de las gratificaciones con que los premia una voluntad divina. La operación de los servicios se hace mediante voluntariado social -generalmente "damas de bien”- o religioso. Existe una "femenización” de la política social en términos de una identificación de los atributos de la mujer: mayor sensibilidad y protección por los más débiles. Frecuentemente esto es responsabilidad de la "Primera Dama" (esposa del Presidente de la República u otro sucedáneo), quien coordina el trabajo en "lo social" y moviliza la solidaridad colectiva oficializando la no responsabilidad fiscal del Estado. Existe una preocupación particular por la infancia: la infancia desnutrida, abandonada, la violencia y la explotación del menor en el trabajo. En realidad la preocupación no es por la infancia en sí, sino por algunos problemas de la infancia. A su vez, el trabajo con la Infancia se hace desde el control social: en efecto, si no se hace nada ella constituirá una "amenaza" en el futuro. Se trata de “defender a la sociedad de los niños” mediante procesos de inducción a la integración social o de represión cuando los primeros fracasan. El conflicto social es una manifestación patológica que resiente la armonía social "natural" y por lo tanto es un problema policial. Las bases teóricas de este modelo de política social pueden encontrarse avanzadas en los economistas clásicos A. Smith y D. Ricardo; en T. Mathus; en sociólogos como H. Spencer, W.G. Summer y Red Cliff-Brown y en una acepción más moderna, en el pensamiento de economistas como F.M. Hayeck (1960) y M. Fiedman (1962) Modelo Econocrático La palabra econocracia está tomada de Peter Self, quien define a la econocracia como la forma de tecnocracia basada en el predominio absoluto del razonamiento económico. El economista es el "homo economicus” convertido en tecnócrata. Econocracia es la creencia de que "existen test económicos básicos o medidas económicas universalmente aceptadas de acuerdo a las cuales las decisiones públicas deben ajustarse" (Self, 1975). El eje central de este modelo es la "razón instrumental" medios-fines. La razón recursos disponibles-objetivos se define en base a una relación neutra que optimiza la menor cantidad de recursos por la mayor cantidad de objetivos deseables. En otras palabras, se optimiza la diferencia neta entre costos y beneficios. El criterio costo-beneficio ocupa un lugar predominante en esta concepción y se asume como una "verdad objetiva" que permite a sus detentadores la definición precisa y eficiente de los cursos de acción a seguir (Mishan, 1972; Layard, 1976). Es la propiedad de esta certeza, proporcionada por la definición de una función de bienestar "científicamente” desarrollada, lo que infunde en los adherentes de esta concepción, una propensión al autoritarismo. 4 Política Alimentaria El proceso de desarrollo es visualizado linealmente a través de etapas por las que van pasando los diferentes países: así los países desarrollados representan la etapa terminal a la que deberán armar con el tiempo los países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Desde el punto de vista sustantivo, existe una concepción del desarrollo por secuencias: primero "económico"; después "social". Se trata primero de crecer y después de distribuir. En la medida en que se crece y se genera mayor riqueza se producen efectos de difusión ("spill over") o derrame hacia abajo ("trickle down"). A nivel macroeconómico la satisfacción de necesidades en este modelo es a través de la secuencia empleo-ingreso-consumo. El binomio ocupación-ingreso representa así un componente básico de la política social porque condiciona el acceso a los restantes bienes y servicios básicos. La política social tiene también un contenido contracíclico: el gasto social debe aumentar en la onda baja para posibilitar y/o acelerar la onda expansiva en donde debe ser reducido. La política social se concibe entonces como un esfuerzo por mantener un nivel de ingreso real razonable vía la inserción en el mercado de trabajo. Cualquier transferencia de ingreso -monetario o no monetario- que no pase por la mediación del trabajo remunerado es considerado como donación asistencialista. A nivel sectorial, la política social es definida como la administración de los sectores sociales. Los servicios sociales deben ser privados y pagos para los sectores de altos ingresos mientras que los que provee el sector público deben ser gratuitos pero focalizados estrictamente sobre los sectores de menores recursos. Fuera de los grupos sociales más vulnerables, cualquier provisión de servicios no puede escapar a la racionalidad costo-beneficio por consiguiente, el sector público debe adoptar gran parte de los criterios decisionales del sector privado. El Estado debe ganar o dejar que otros ganen, ya que la productividad media de los servicios se convierte en un criterio básico de las decisiones públicas (Williams and Anderson, 1975). Para el desenvolvimiento de este enfoque se desarrolló la teoría del capital humano (Schultz, 1961 y 1963; Becker, 1962 y 1976) que transformó la concepción de gasto "improductivo" en los sectores sociales en "inversión social" (en educación, consultar Blaug, 1972; en salud, Cooper and Culyer, 1973). Este enfoque se centra en el análisis del "retorno" de las inversiones sociales que resultan homologadas y comparables a otras inversiones en capital físico. Dentro de los sectores sociales, el sistema educativo es percibido como el más importante para producir movilidad social vertical. No existe criterio de progresividad en la asignación de los recursos públicos ya que la distribución del ingreso es función de los conocimientos adquiridos en el sistema educativo. No hay ninguna dimensión que pueda escapar al análisis económico. Incluso el concepto de necesidad social es también esencialmente un juicio costo-beneficio. Ello por dos motivos: en primer lugar, porque un juicio referido a algo necesario es también un juicio acerca de prioridades o beneficios a obtener y su costo asociado. En segundo lugar, si necesidad es definida como prioridad en términos de un flujo neto de beneficios -que es a su vez la esencia de la racionalidad costo-beneficio- luego el definir necesidades sociales es esencialmente un juicio costo-beneficio (Davies, 1977). Como se dijo, la concepción de la planificación de este modelo, ya admite la política social adjunta a la política económica y la intervención del Estado organizada sobre las bases eficientes. Se admite por tanto que, la lógica del mercado tiene ciertas “imperfecciones" que se hace necesario corregir. El enfoque de planificación es concebido como un conjunto de operaciones en secuencia lógica destinadas a alcanzar determinados 5 Política Alimentaria objetivos. La relación objetivos-medios es definida por una función de optimización que relaciona la obtención de más y mejores resultados con el mínimo de recursos. Esta función se define generalmente a través de modelos de programación lineal que contempla básicamente tres alternativas: maximax (maximización de máximos), minimim (minimización de mínimos) y minimax (diferencia neta entre mínimos y máximos). Central en esta concepción es la evaluación concebida principalmente ex-ante, para lo cual se definieron una serie de técnicas bajo el nombre general de "cost-utility analysis" (Prest and Turvey, 1965). Según este enfoque, desde el punto de vista distributivo un proyecto debe ser “neutro": así el impacto del mismo se determina respecto de un óptimo en el que algunos mejoran su posición relativa sin que nadie resulte perjudicado o, se admite alguna forma de compensación para aquellos que el proyecto pueda haber afectado. El cuadro analítico de este modelo se completa finalmente con "el mercado" y sus categorías conexas: precios, conducta del consumidor, elasticidades, propensiones marginales, etc. que conforman el esquema conceptual básico del análisis económico neoclásico. Modelo Solidario Bajo este título se agrupa un conjunto de concepciones heterogéneas cuyas bases teóricas pueden reconocerse en una gran variedad de enfoques que tratan de maximizar los principios de solidaridad e igualdad social. El modelo que aquí se presenta se ha desarrollado principalmente en base a los trabajos de Titmus (1963, 1968 y 1974) y Varsavsky (1971, 1974 y 1975). Los puntos de partida básicos de esta concepción son dos: el principio de la solidaridad y la satisfacción de las necesidades humanas como eje motor de todas las políticas públicas. Al lado y subsistiendo con igual fuerza que el principio del interés individual, existe la dimensión humana de la solidaridad. La solidaridad como principio organizativo de la conducta humana y social es más antigua que el interés individual: su origen puede ser identificado en las comunidades humanas más primitivas (Polanyi, 1957). La base de la solidaridad la constituyen las relaciones de reciprocidad y simetría social. Incluso después de la constitución histórica del individuo como sujeto social, las relaciones de reciprocidad permanecen como una dimensión básica de las relaciones de familias, parentesco, grupales, etc. Como no todos pueden dedicarse a todo, ni resolver todos los problemas, se infiere un principio de especificidad que requiere relaciones de reciprocidad las que a su vez, son el fundamento de la constitución de una compleja variedad de especificidades como un conjunto social. De igual modo, la reciprocidad requiere de ciertas relaciones de equidistancia que constituyen la simetría social necesaria para que la dinámica del conjunto social se mueva sin fracturas definitivas. Como bien se ha demostrado en la esfera económica, la reciprocidad supone el trueque y no necesariamente los precios y el mercado como mecanismo autorregulatorio. En efecto, existen "precios de solidaridad" en todas las comunidades, indicando la voluntad de transacciones electivas que escapan a la lógica de la oferta y la demanda. Aún más, existen amplios e insospechados espacios sociales de solidaridad que no están sometidos a la dinámica del mercado y que constituyen la base de la formación del tejido social (Van Osch, 1986). El principio de satisfacción de las necesidades humanas es un punto de partida de la planificación de las políticas públicas: el perfil del consumo modela la oferta, las necesidades de ahorro e inversión, de importar y exportar, de generación de empleo y 6 Política Alimentaria demás parámetros y coeficientes económicos. Para ello, en primer lugar, se definen las necesidades humanas -individuales, colectivas, materiales o espirituales, de todo tipo- que se supone es responsabilidad de la comunidad entera satisfacer en cierto grado. En segundo lugar, se analizan los grupos de población que presentan grados de diferenciación apreciable en la satisfacción de las necesidades previamente definidas. En tercer lugar, se indica de qué modo, en qué grado y en qué plazo se propone satisfacer las necesidades para cada uno de los grupos sociales. El concepto de política social subyacente en este modelo le otorga gran importancia a la distribución del ingreso y la riqueza, lo que puede significar alteraciones importantes en los mecanismos básicos de acumulación, producción y distribución. Central a esta concepción es por tanto la planificación, la que -como implica la posibilidad del cambio social- se presupone integrada, esto es, política, económica y social. Consecuencia de ello, es que se considera a la política social integrada a la política económica, y se reconoce la simultaneidad de los procesos de crecimiento económico y de desarrollo social. Para este modelo entonces, tan importante como el crecimiento económico, es definir cómo crecer y sobre todo para quién crecer. Al admitirse la posibilidad de cambio o transformaciones sociales, la planificación es concebida en términos de instrumentos hacia la consecución de objetivos programados, esto es, este modelo, es teleológicamente orientado develando así a la política social como "política". La planificación es concebida no como un ejercicio lineal sino como proceso iterativo-progresivo entre los distintos actores participantes. El sector público aparece aquí como un importante agente distributivo asociando la política social no tan sólo al gasto público, sino también a los ingresos del sector público. Así planteado, aparece tan importante un programa social como su financiamiento, siendo entonces la política fiscal un componente imprescindible de la política social vía la imposición y las transferencias directas o indirectas. Asimismo, los servicios sociales se proveen sobre bases universales, fuera del mercado y siguiendo el principio de satisfacción de las necesidades humanas. Otra característica fundamental de este modelo es la participación lo más plena, igualitaria y profunda posible para toda la comunidad. La comunidad pasa de ser población “objeto” a “sujeto” de su propio desarrollo. Se favorecen los procesos de descentralización y generación de más responsabilidades por el lado de la demanda de servicios. La aproximación problema-beneficiario redunda así en una provisión más eficiente en la cantidad y calidad de los servicios. La amplitud de la participación va desde el producto, en el trabajo y en las decisiones políticas, administrativas y técnicas. De particular importancia es la participación en la estructura productiva -sistema de autogestión- porque presupone, además de ingresos mayores, el funcionamiento de la economía orientado para la satisfacción de las necesidades humanas. Otra Implicación básica de este modelo es la creatividad. Para ello se favorece la creatividad individual y grupal desalentándose todo tipo de homogeneización cultural: modas, pautas de consumo, tecnología, arte y ciencia de otros países. Se favorece el uso intensivo de medios de comunicación social. Este aspecto se hace no manipulativamente, sino en base a modelos educativos-informativos e Interactuantes de comunicación social. Esto se orienta a una movilización social en sentido amplio concebida como un proceso de liberación de las condiciones de necesidades humanas (pobreza), inducción de hábitos de solidaridad, promoción de mayor identidad social y nacional. 7 Política Alimentaria Finalmente, si la planificación está relacionada con el mediano plazo, la niñez y la juventud adquieren una importancia singular en términos de recursos humanos. La infancia constituye la principal posibilidad de un desarrollo social alternativo desde que es sólo en el niño donde se pueden generar los cambios sustantivos más profundos que modifiquen la realidad social a mediano plazo. El desarrollo económico comienza entonces con el desarrollo infantil que se constituye en una prioridad económica y social. HACIA UNA ALTERNATIVA PLURALISTA Si la política social en su aspecto más general, puede ser pensada como un conjunto de acciones públicas y/o privadas relacionadas con la distribución de recursos de todo tipo en una sociedad en particular, se impone una reflexión sobre su contenido y modalidades. Se trata de desarrollar un enfoque general sobre política social que tendría los siguientes prerrequisitos básicos. - Definición de un vector de transferencias netas de recursos de todo tipo a través del sector público. Implica definir quién es beneficiario y quién financia la política social. El sistema debe ser transparente por el lado del gasto y del financiamiento. - Necesidades humanas: aquellos que más necesitan son los que deben recibir más. - Viabilidad de lo que se propone. Ello comprende, la viabilidad física de recursos naturales, técnicos y capital, viabilidad social (actitudes, costumbres y expectativas de los distintos grupos sociales no oponen resistencia a lo programado) y viabilidad política. En el ámbito de provisión de bienestar individual y colectivo (sistema de política social) actúan 4 subsistemas: 1) El sector público: conformado por los servicios del estado en educación, salud, vivienda, etc. Estos servicios se prestan a nivel nacional, provincial y local. 2) Sector comercial: importante en viviendas y salud. Actúa articulado con o en espacios reservados en los que no actúa el sector público. Generalmente opera sobre el mercado de medianos y altos ingresos. 3) Sector voluntario: tradicionalmente asociado a la política social conformado por asociaciones sin fines de lucro. Se financia con trabajo voluntario, transferencias y subsidios del sector público y con donaciones. El voluntariado puede ser político o religioso 4) Sector informal: conformado por las familias, las relaciones de parentesco, amigos y vecinos. Es el subsistema básico de solidaridad humana y el que absorbe los primeros choques de una sociedad adversa: falta de ingresos, enfermedad, carencias básicas. (...) Dentro de la política social la importancia de este subsistema es crucial, pensando que el 75% de los cuidados básicos de la salud, el 90% de los cuidados de enfermos y discapacitados y todo el sistema de socialización básico de un individuo se da en el hogar. Estos cuatro subsistemas se encuentran en la realidad en constante interacción y frecuentemente sobrepuestos. La política social no es sólo el resultado de la intervención del Estado sino que ella es construida socialmente a partir de la dinámica e interacción de estos cuatro subsistemas. (...) El problema básico reside en cómo hacer trabajar estos cuatro subsistemas en un sentido progresivo y de una manera coordinada de modo de evitar sobreposiciones y pérdida de recursos. 8 Política Alimentaria (...) en general parece aconsejable conservar una sistema pluralista (Johnson, 1987) de política social basado en una combinación de los subsistemas mencionados. (...) En general es recomendable: - Sector Público: rol regulador y coordinador. Financia y es responsable de la progresividad general del sistema. Cuando es proveedor directo, es aconsejable que lo haga lo más descentralizadamente posible. Normalizar y evaluar los operadores del sistema son funciones no delegables. - Sector Comercial: debe estar reservado al trecho de más altos ingresos que están dispuestos a pagar por los servicios.(...) Por más que se libere o privatice la prestación de los servicios tiene que estar sometido a control de calidad y fiscalización, más aún si el sector público financia los servicios. (...) - Sector Voluntario: la interacción de este sector con el público es muy importante, ya que deberá asumir más responsabilidades, sobre todo para posibilitar que el gasto social llegue efectivamente a sus beneficiarios más necesitados y no se diluya en el financiamiento de la burocracia del Estado. Este subsistema es fundamental cuando se quiere promover formas organizativas para la resolución de problemas a nivel local ya que se conforman y surgen por y para resolver problemas concretos. El desafío es cómo coordinar la acción de una variedad de asociaciones entre sí y de éstas con el resto de los subsistemas. (...) El sector voluntario a su vez, está directamente relacionado a los procesos de descentralización. La razón para descentralizar y/o hacer participar a los beneficiarios tiene que ver también con la eficiencia. En efecto, mientras más próximo se está de los problemas mejor se los conoce y por ende, la solución puede ser más adecuada. La participación en la solución de sus propios problemas es un incentivo y estímulo para que desarrollen capacidades de administrar y proveer servicios. La participación facilita el consenso y puede evitar conflictos y competencias que se traducen en demoras innecesarias en la provisión de servicios. También la participación posibilita que los beneficiarios se autonomicen de la dependencia asistencial del Estado fortaleciendo el sistema de solidaridad básico de una determinada sociedad. Así es como se posibilita la construcción social de la política social. No menos importante, la participación cuando está asociada a la generación de formas organizativas, posibilita que nuevos grupos sin representación puedan llegar a defender sus intereses y plantear sus problemas en el cuadro de la asignación de los recursos del sector público. - Sector Informal: está adquiriendo cada vez mayor relevancia. (...) Los medios de comunicación tienen el poder de penetrar al ámbito familiar y transferir conocimientos a los padres para la resolución de problemas concretos (...) y por esta vía, abrir la puerta para la generación de procesos más amplios de movilización y participación popular. Las ideas presentadas pueden servir de encuadre en la formulación e implementación de políticas para enfrentar la crisis... conviene tomar la realidad como punto de partida práctico para articular un sistema pluralista de política social que concilie la equidad con la eficiencia… reforzando el rol coordinador y articulador del sector público. No se trata de intervenir más sino que mejor. Un sistema de política social pluralista combinará el potencial de las relaciones de solidaridad básico del sistema informal, la libertad de iniciativa y la promoción de formas de organización voluntaria, con una orientación global del sector público legitimada por el consenso social. De lo que se trata es de asegurar un sistema gobernable lo que no implica necesariamente la centralización. El sistema en su 9 Política Alimentaria conjunto adquiere direccionalidad mediante la autorregulación a través de la cual, se respeta la autonomía relativa de los distintos subsistemas. Mediante ajustes sucesivos, se viabiliza la administración de lo complejo. Esto a su vez conlleva, un largo proceso de aprendizaje social, un largo proceso de aprendizaje social, de flexibilidad recíproca y participación (Costa-Filho, 1987) CONCLUSIONES Se sugieren 5 dimensiones para concluir: - Eficiencia: se puede hacer mucho más y mejor con el presente nivel de recursos disponibles. - Equidad: es sinónimo de eficiencia desde que se puede alcanzar a más beneficiarios y de una manera mejor con igual cantidad de recursos. - Solidaridad: las personas y las comunidades desean participar en la solución de sus propios problemas. Hay muchas y variadas energías solidarias que pueden ser estimuladas y movilizadas. - Convergencia: se pueden hacer más convergentes las acciones de los distintos subsistemas de la política social. Solidaridad y convergencia abren espacio a la concertación democrática. - Política y técnica: la administración social es tan seria como la administración económica requiriendo conocimientos y experiencias específicas (...) En conclusión: la nada no tiene identidad en la práctica social. Ante la presente crisis, se trata de “hacer más pero muy distinto”. Y aún se puede hacer mucho, sin triunfalismos... tal vez de “a poquito” 10

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