Lo que no mata engorda (PDF)

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Summary

This document discusses the issue of consumer protection in a poor country, focusing specifically on the prevalence of "junk products". It examines the rationales behind the consumption of these products in contexts of poverty and scarcity.

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¡Lo que no mata engorda/ Los ,productos basura» y los prejuicios y perjuicios de la protección al consumidor en un país pobre C*J Alfredo Bullard González...

¡Lo que no mata engorda/ Los ,productos basura» y los prejuicios y perjuicios de la protección al consumidor en un país pobre C*J Alfredo Bullard González Abogado. Profesor de Derecho Civil y Análisis Eco- nómico del Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú y en la Universidad de Lima. 1. INTRODUCCIÓN. Los efectos nada deseados de esta situación son propios de un país como el nuestro. La pobreza convier- No es extraño levantarse por las mañanas en te a la basura en una alternativa de supervivencia. Los Lima, mirar por la ventana, y ver a una persona rebus- costos de comerla (enfermar) son menores que los bene- cando nuestra basura en busca de sobras de comida. La ficios (seguir viviendo) y ello hace de la conducta, con escena, además de humanamente devastadora, es toda su carga deshumanizante, algo perfectamente ra- sintomática de un país con bajísimos niveles de ingreso, cional. Por ello es que a pesar de la reacción negativa tremenda escasez de recursos y desigual distribución que nos genera, no nos atrevemos a sugerir su prohibi- de la riqueza. ción. Sin duda no será difícil que todos coincidamos, Sin embargo, los riesgos que los países pobres fuera de cualquier discusión y planteamiento ideológi- tenemos que correr son aun más. Un pariente cercano co, que es una imagen que quisiéramos que desaparez- de comer basura lo constituyen los llamados «produc- ca, o al menos, que no se presente con tanta frecuencia. tos basura» que los peruanos solemos comprar día tras Nadie podrá decir que ello es algo bueno, deseable o día para satisfacer nuestras necesidades. Desde alimen- positivo. Nadie podrá ocultar su deseo de que esas tos elaborados en terribles condiciones sanitarias, ropa escenas no deberían repetirse. Pero, por otra parte, que no mantiene su calidad y características luego de la ¿alguien propondría que se diera una ley que prohiba primera puesta, medicinas vendidas en condiciones que la gente recoja los restos de comida de la basura? La que las hacen poco confiables, artefactos eléctricos re- respuesta parece bastante obvia. La tragedia de la que construidos, licores que no son tales o muebles que son podemos ser testigos todas la mañanas es sólo supera- víctimas de las polillas en unas cuantas semanas. Esos da por una imagen aun peor: la de esa misma persona productos se venden al por mayor y menor, cuentan con muriendo de inanición. cadenas de distribución relativamente sofisticadas vin- Comer basura no es, obviamente, nada saluda- culadas normalmente al comercio ambulatorio y, lo ble. Los riesgos de contraer enfermedades o intoxicarse más curioso, cuentan con la preferencia de un impor- con un alimento descompuesto son más que evidentes. tante número de consumidores que los eligen por sobre Sin embargo esas personas deciden asumir dichos ries- productos similares que sí brindan todas las garantías. gos ante un mal mayor: el morirse de hambre. La razón de la preferencia no es difícil de encontrar: los (*) El presente artículo refleja estrictamente la opinión del autor y en nada compromete la del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y Protección de la Propiedad Intelectual -INDECOPI- de la que el autor es Asesor Principal. El autor desea agradecer a Julio García sus comentarios durante la elaboración del presente artículo. A José Juan Haro agradece, además de sus comentarios, la sugerencia para el título del mismo. IUS Ef VERITAS 103 precios de estos productos suelen ser, en términos necesarios de lo que parece a primera vista. En conse- competitivos, mucho más baratos que aquellos que cuencia una política de protección al consumidor debe- ofrecen todas las garantías. Y la causa de ello no es ría considerar para su diseño e implementación las ningún secreto: los costos de producir esos bienes son funciones que estos «indeseables>> bienes desarrollan menores precisamente porque no tienen que invertir en en nuestra sociedad. El no hacerlo convertirá a la polí- ofrecer todas las garantías ni altos (o quizás, ni siquiera tica de protección al consumidor en un arma contraria mediocres) niveles de calidad. a los intereses de los propios consumidores, al forzar Estos «productos basura» han despertado el que una economía con pocos recursos tenga que actuar interés y la ira de más de uno. No es extraño ver en soportando los sobrecostos que productos garantiza- programas de televisión, en periódicos o en entrevistas dos y de buena calidad implican. El resultado sería una de radio a personas de todo tipo, desde connotados reducción de los niveles de bienestar general que debe- políticos hasta técnicos y profesionales de todas las mos evitar. áreas (médicos, químicos farmacéuticos, biólogos, abo- gados, ingenieros, economistas), rasgándose las vesti- 2. «NO HA Y ALMUERZO GRATIS>>. duras por la existencia, venta y compra de los «produc- tos basura>>. Se exige a las autoridades (como el INDE- La frase de Adam Smith es difícilmente más COPI, el Ministerio de Salud, el Ministerio de Agricul- cierta en algún otro caso distinto al de los. La calidad tiene un costo que debe ser pagado hibir su comercialización, pidiéndoles que se «ensucien por alguien. Ofrecer mejores condiciones sanitarias los zapatos>> persiguiéndolos por los mercados. Se pide implica una inversión para el productor. Hacer que los a los congresistas la dación de leyes severas que sancio- bienes duren más tiempo o que no sufran desperfectos nen con mayores penas de cárcel a quienes los fabri- implica gastar en tecnología, mejores materiales y tra- quen. Se emplaza al Poder Judicial, al Ministerio Públi- bajadores más capacitados. Ofrecer garantías de fun- co o a la Policía para que actúen con mayor energía. En cionamiento implica asumir los costos de reparar los pocas palabras, se exige que los «productos basura>> bienes luego de vendidos éstos. Exigir prescripción desaparezcan. médica para comprar una medicina significa pagar los honorarios de un doctor. Solicitar que los comerciantes cuenten con locales idóneos para asegurar la buena condición de lo bienes que venden implica exigir un gasto mayor. Pero, a fin de cuentas, no es el productor el que termina asumiendo ese gasto. Finalmente los sobrecostos generados por incorporar calidad a los productos son trasladados al precio, y al hacerlo son asumidos por el consumidor, sea pagando más dinero, sea simplemente dejando de comprar. Forzar a que los productos cum- plan con un estándar de calidad determinado es prohi- birle, en última instancia, a los consumidores que com- pren productos más baratos. El sistema de mercado genera incentivos para incorporar calidad y seguridad a los productos. Los consumidores no son tontos, y de series posible prefe- rirán al producto de calidad por sobre el que no la tiene, y el producto seguro por sobre el que no ofrece garan- Si estas personas quisieran ser coherentes con tías. Esto es inmediatamente percibido por los produc- su posición, deberían exigir acciones igualmente efecti- tores, quienes aprecian y verifican dichas preferencias vas para impedir que los mendigos, durante las madru- de los consumidores expresadas en la compra o no gadas limeñas, puedan comer basura. Debería compra de ciertos bienes. Pero si a un incremento de sancionarse no sólo a los irresponsables que colocan la calidad o seguridad los consumidores no reaccionan basura en la calle para ser recogida por el basurero (que mostrando sus preferencias, están mostrando que no finalmente somos todos) sino incluso a quienes se la desean la calidad o seguridad adicional que se les comen. ofrece. Ello puede deberse a que los consumidores no El presente artículo pretende demostrar que consideran dicha calidad o seguridad como apreciable los «productos basura>> suelen ser más importantes y o importante (es decir discrepan del productor que las 104 IUS ET VERITAS incorporó a sus productos) o simplemente no pueden una posición mucho más informada a la que solemos pagar por ellas porque los costos adicionales que impli- creer> me pare- o no quieren ser cubiertos por los consumidores. ce aun menos justificable. Los consumidores solemos Por ejemplo, si todos los consumidores desea- acertar con más frecuencia de la que nos equivocamos. ran seguridad en sus automóviles, hace tiempo que Siendo un consumidor, no estoy dispuesto a que al- marcas como Volvo hubiesen desplazado a otras me- guien me considere un tonto, menos aún porque com- nos seguras, en especial a los modelos compactos. Sin praría algo diferente a lo que yo compraría. Pero ade- embargo, sólo algunos consumidores estuvieron dis- más, debemos comprender que no es posible una eco- puestos a «comprar>> esa calidad adicional. nomía de mercado sin errores de proveedores y consu- Lo mismo puede ocurrir con prendas de vestir midores. Es precisamente el proceso de ensayo-error el de buena calidad como Guess o Adidas, que son descar- que le da dinámica al mercado como mecanismo de tadas por consumidores que prefieren adquirir marcas asignar recursos. Sólo los errores nos conducen a los desconocidas, sólo porque son más baratas. aciertos. Por ello los errores no sólo no son malos en el En otras palabras, el consumidor está en mejor proceso de aprendizaje e información a los consumido- posibilidad de decidir no sólo porque conoce sus pro- res, sino que son indispensables. No se puede descartar pias preferencias mejor que nadie, sino además porque que existan consumidores tontos pero creo que debe es quien conoce y administra las limitaciones de su temerse más a los burócratas tontos. Si el Estado decide presupuesto. por ellos nada nos garantiza que dejen de serlo algún Se puede decir, en contra del argumento men- día. Sin perjuicio de ello, los consumidores tontos son la cionado, que los proveedores no incorporan a sus excepción y no la regla y no sería eficiente (ni justo) que productos más calidad o seguridad porque los consu- se prive a la mayoría de su libertad de elección sólo para midores no tienen información suficiente para apre- proteger a unos cuantos que suelen cometer errores. ciarla, o simplemente porque son muy tontos para Veámoslo sino con un ejemplo. entender el beneficio. Respecto de no contar con la Uno de los primeros casos que se presentó en la información relevante, si bien debemos reconocer que Comisión de Protección al Consumidor del INDECOPI se presentan circunstancias en que el mercado no fue el caso de unos zapatos. El caso ha sido repetido suministra la información adecuada en el momento numerosas veces en conferencias vinculadas al Institu- oportuno, tal como veremos más adelante, ello ocurre to por sus funcionarios pues es sumamente gráfico en menos casos de los que podrían creerse. En primer sobre el punto que está en discusión en este artículo. lugar, el proveedor que incorpora nuevos elementos A la Comisión llegó una queja telefónica en el de calidad o seguridad en sus productos hará esfuer- año 1993 referida a un par de zapatos adquiridos por un zos importantes para que el consumidor se informe de consumidor. El precio pagado al ambulante del que los ello (lo colocará en el envase o realizará una agresiva adquirió fue de S/. 5.00 el par (es decir S/. 2.50 cada publicidad sobre el particular). Pero además, no debe- uno). La misma noche del día que los adquirió el consu- mos olvidar que todos los días los consumidores au- midor se los colocó para ir a una fiesta, con tan mala mentan su experiencia de mercado. Sus propios actos suerte que en Lima, donde nunca llueve, llovió. Los de compra, y sobre todo sus propios actos de consu- zapatos se fueron paulatinamente ablandando hasta mo, le van enseñando la existencia y valor de la que literalmente se desintegraron. El pobre consumi- calidad y la seguridad. A esa experiencia se suma la de dor llegó a su fiesta totalmente descalzo, pues los zapa- todos los demás consumidores que conoce (familia, tos, que estaban hechos de cartón, no soportaron el amigos, compañeros de trabajo, etc.) con los que suele agua. conversar sobre las bondades y maldades de los diver- Al formularse la queja, la Comisión analizó el sos productos y servicios que se encuentran en el caso a fin de determinar qué es lo que debía hacerse. La mercado. Esa información coloca al consumidor en primera reacción fue que debía sancionarse al vendedor (1) Propongo al lector un simple ejercicio de memoria. ¿Cuántas veces ha dejado de comprar algo porque no le gustó la primera vez que lo consumió? ¿Cuántas veces compró algo porque se lo recomendaron? ¿Cuántas veces dejó de comprar algo porque le hablaron mal del producto? ¿Cuántas veces recomendó un producto? ¿Cuántas veces recomendó no comprar un producto? ¿Cuántas veces transmitió a una persona una recomendación o crítica hecha a su vez por otra persona? ¿Cuántas veces compró algo guiado por la publicidad? La respuesta a esas preguntas demuestra la cantidad de información que adquirimos y procesamos todos los días. IUS ET VERITAS 105 por haber vendido zapatos de cartón(2). Sin embargo, al La razón es muy sencilla. La regulación del Estado analizarse con algo más de detalle el caso, se determinó impone, necesariamente, costos a la industria. Al pedir- que ello era muy peligroso. En primer lugar, los zapatos le al industrial que deje de fabricar zapatos de cartón, de cartón en una ciudad en la que llueve poco como mejore las condiciones sanitarias de su planta u ofrezca Lima pueden ser una alternativa razonable y muy mayores garantías al consumidor, lo estamos obligan- barata. Finalmente los zapatos de cartón pueden ser la do a gastar más. Al hacerlo quizás lograremos que sus única posibilidad de no estar descalzo para gran parte producción deje de ser de «bienes basura>>. Pero sus de la población de bajos ingresos. En segundo lugar el nuevos productos serán más caros y con ello se alejaran consumidor podía haber recibido, por medio del pre- de los consumidores, en especial a los de bajos ingresos. cio, información sobre las características del bien. Si El problema en nuestro país es que nuestros consumi- algo no se le puede exigir a un par de zapatos de cinco dores están en menor capacidad económica de la que soles es calidad. están consumidores de países desarrollados como para En una conferencia hace pocos meses el econo- soportar esos sobrecostos. En otras palabras, los errores mista Javier Iguiñez calificó el caso como paradigmático. en la regulación (y el Estado suele equivocarse) tienen Creo que efectivamente lo es. Es un caso que muestra que ser asumidos por consumidores en peor capacidad las dificultades que debe enfrentar la protección de los para hacerlo. consumidores en un país pobre. Y es que define un Los responden en reali- paradigma de una pobreza aguda en la que siempre es dad, en un importante grado, a las condiciones de difícil encontrar culpables de nuestros problemas. Qui- demanda. Una demanda pobre tenderá a consumir zás el problema radique, precisamente, en que nadie bienes de baja calidad porque no tiene muchos recursos más que la terrible escasez de recursos que sufrimos los para invertir en mejores condiciones y características. peruanos sea culpable de lo que ocurre. Para el pobre la calidad es un bien suntuario. Es algo Es una creencia común que en países con gran- que pagará quizás cuando tenga un ingreso extra o des sectores de la población con muy bajos ingresos, la quiera darse un gusto. Pero en el día a día, en su trágica protección del consumidor debe ser más agresiva y lucha periódica por la supervivencia, la calidad es algo activa que en países más desarrollados. Se piden nor- que muchas veces no puede adquirir. mas más estrictas, sanciones más fuertes y operativos y En una encuesta realizada por IMASEN y pu- acciones de oficio por parte de los entes encargados de blicada en la Revista Trizia(3 l se señalaba los criterios proteger al consumidor. La base de la creencia es que que seguía el consumidor limeño al comprar un pro- hay una diferencia de poder económico que justifica un ducto. Así, el40.1% de los consumidores encuestados rol más activo del Estado para conseguir una igualación señaló que el precio era el aspecto que consideraba en de proveedores y consumidores. Creo, sin embargo, primera instancia frente a otros elementos como la que esa creencia se basa en una premisa total y comple- marca (37.4% ), la calidad (5.4%) y la promoción u oferta tamente falsa. (5.1% ). Así mismo, cuando se les preguntó cuál era el Es incluso curioso ver cómo defensores, en elemento que tomaban en cuenta en segunda instancia, apariencia, de las ventajas de un libre mercado, pierden el 38.4% consideró el precio, por encima de la marca la perspectiva (y diría incluso, coherencia ideológica) al (24.2% ), la promoción u oferta (13.2% ), o la facilidad hablar de protección al consumidor. No negamos la para encontrarlo (7.1% ). necesidad de una acción de ciertas autoridades en este Como podemos ver casi el80% de los consumi- campo, pero no para evitar que existan los «productos dores peruanos utiliza al precio como uno de los dos basura>>, sino para que sean realmente los individuos principales elementos que toman en cuenta al momen- (consumidores y proveedores) los que determinen cual to de comprar. Esta preferencia por precios no sólo es será la calidad de los productos que se ofrecerán y clara, sino explicable en términos económicos por el demandarán en el mercado por la vía de contar con la bajo nivel de ingreso. En el mismo estudio se señala que información adecuada. el consumidor capitalino se inclina por el comercio La protección al consumidor en un país pobre ambulatorio porque considera que vende más barato exige una mayor cautela y cuidado por parte de Estado. que las tiendas, aunque reconoce que los ambulantes no (2) Finalmente ello hubiera sido imposible. No se pudo ubicar al vendedor pues tratándose de un ambulante había abandonado el lugar original de la venta. Pero además el consumidor no tenía un comprobante de pago que permitiera demostrar a quién había comprado los zapatos. (3) «La otra cara del consumidor>>. En: Trizia, magazín de actualidad. Año 1, No. 2. 1993, págs. 6-9. 106 IUS b'T VERITAS ofrecen productos de la misma calidad. A una conclu- La causa es la pobreza. sión similar se llega respecto de la compra de electrodo- El problema es realmente trágico. Pero es sobre mésticos en ambulantes a pesar que éstos no ofrecen todo realmente real. Es muy fácil criticar a los organis- garantías. Pedirle a una familia cuyo jefe tiene un mos encargados de proteger al consumidor simple- ingreso mensual promedio de US$159.00 que se fije mente adjetivando a los productos que se venden en las en algo distinto al precio es un absurdo que puede calles como «basura». Es más difícil tomar conciencia de convertirse en una broma cruel. Una familia en tales los tremendos riesgos que ello implica para el propio condiciones sólo puede aspirar a cubrir las necesidades consumidor que se pretende proteger. básicas, aunque ello no lo pueda hacer exigiendo mu- El «almuerzo» de la mejora de la calidad de los cha calidad. productos debe de ser pagado por el consumidor. Ha- ciendo un paralelo duro pero realista, ¿forzaría el lector a un consumidor pobre a ir al un restaurante de cinco tenedores para evitar que coma en una «chingana>>? Sólo si el lector está dispuesto a «pagarle el almuerzo>> Los riesgos que el consumidor u al consumidor, sería su propuesta una responsable. asume cuando adquiere Es muy común escuchar que en el Perú se venden, por ejemplo, medicamentos prohibidos en los productos de baja calidad suelen Estados Unidos. De tal constatación suele concluirse ser riesgos conscientes que son que los laboratorios transnacionales usan a los perua- nos como conejillos de indias o para vender lo que ya no compensados por una reducción pueden vender en los países desarrollados. en el precio respecto del producto Efectivamente, es cierto que en nuestro país se venden medicamentos prohibidos en otros lugares. que ofrece todas las garantías ,, Imaginemos, por ejemplo, el caso hipotético de un medicamento para controlar la presión alta porque se determinó que en uno de cada 25,000 casos generaba ciertos efectos secundarios graves. Sin embargo, para Una familia pobre no tendrá en la cocina de su prohibir un medicamento, éste debe tener sustitutos. casa las mejores condiciones sanitarias. La razón es De lo contrario, por evitar los efectos secundarios, esta- obvia. Ser limpio cuesta. Hay que invertir en educación, ríamos forzando a las personas a sufrir la dolencia en implementos de limpieza, en tiempo para limpiar. específica que precisamente el medicamento pretende En muchos hogares peruanos el agua, elemento básico curar. Sin embargo, en muchas ocasiones cuando apa- para lograr condiciones sanitarias mínimas, es un bien rece un sustituto adecuado, éste es mucho más caro. Si tremendamente escaso y caro. Probablemente esa mis- es más nuevo es posible que la patente se encuentre ma familia adquiera productos alimenticios que no son vigente, con lo que los costos del monopolio temporal fabricados en condiciones sanitarias adecuadas. Pero concedido por la ley al descubridor elevan su costo. En no es de extrañar que a pesar de ello las condiciones otras ocasiones el medicamento es en sí más caro de sanitarias de fabricación sean mejores que las de la producir por sus propias características. Finalmente, propia cocina del consumidor. Y ello explica la «trágica cuando se prohiba la venta de uno de los sustitutos, es coherencia» entre un consumidor que no invierte en de esperar que el precio del otro se eleve como conse- mejorar las condiciones sanitarias de su hogar y ad- cuencia de la lógica reducción de competencia genera- quiere productos que tampoco reflejan dicha inversión. da por la propia prohibición. En tales circunstancias patente: conjunto de derechos exclusivos concedidos por un Estado al inventor de un nuevo producto o procedimiento, susceptibles de ser explotados (4) Ibídem, pág. 8. comercialmente por un período limitado de tiempo, (5) Fuente: APOYO-Opinión y Mercado S.A. Niveles socioeconómicos 1995. Lima Metropolitana. Julio de 1995. Las cifras son aun más trágicas si vemos que el sector C tiene un ingreso promedio de US$ 99.00 y el sector D de US$ 55.00. Los niveles de elección en dichos sectores se encuentran tremendamente limitados. (6) De hecho es de esperar que el problema real se presente cuando el sustituto sin efectos secundarios sea más caro. Si no fuera así bastaría que exista la obligación de informar adecuadamente al consumidor sobre los efectos secundarios para que éste llegue solo a descartar el medicamento. Si adicionalmente el sustituto es más barato, el consumidor tendría que ser muy tonto para seguir consumiendo uno más caro que además impone costos adicionales por el riesgo de sufrir efectos secundarios. El mercado por sí mismo, y sin necesidad de ningún tipo de intervención del Estado, nos resuelve el problema. IUS ET VERITAS 107 la medida de eliminar un medicamento del mercado respondería que no existe cantidad suficiente para ello. conduce a forzar al consumidor a tener que adquirir un Pero si a esa misma persona le preguntamos cuánto medicamento más caro. estaría dispuesta a pagar para que no lo maten la ¿Qué ocurrirá con el consumidor que no tiene respuesta cambia. Probablemente dirá que entregará dinero para pagar el sobreprecio del sustituto? Pues todo lo que tiene. Y todo lo que tiene es una cantidad ocurrirá algo muy sencillo. No podrá comprar ni uno ni determinada reflejada por lo que esa persona tiene el otro. El uno porque el Estado prohibió su venta. El como patrimonio(7). otro porque es muy caro para su presupuesto. Es cierto En el primer caso no existe cantidad suficiente que la acción del Estado lo protegió de ser uno de los para que la persona acepte que la maten. En el segundo raros casos en los que se manifiestan terribles efectos se paga una cantidad determinada. ¿Cuál es la razón de secundarios. Pero también es cierto que el Estado es la diferencia en la valorización? La respuesta es muy responsable de que muera de la dolencia que puede sencilla. La segunda de las preguntas obtiene una res- tratar con el medicamento que el Estado prohibe, a puesta condicionada por lo que se conoce como «efecto pesar de querer asumir un riesgo. Se le condenó a un ingreso». Las personas no pueden pagar más de lo que mal cierto por evitarle la posibilidad de sufrir un mal tienen, así valoricen su vida en más que todo su patri- incierto. ¿Qué es peor? monio. Y cuanto menos tengan, su disposición a pagar, incluso para defender su propia vida, será menor. Por 3. LA RACIONALIDAD DEL CONSUMIDOR PE- ello a la segunda de las preguntas recibiremos respues- RUANO. tas diferentes según la situación de cada persona a la que se le plantea la oferta. Un millonario estará dispues- Muchos han tratado de calificar al consumidor to a pagar millones para no morir. Un pobre estará peruano como uno totalmente irracional, que compra dispuesto a pagar unos cuantos soles. El condicionante productos de mala calidad a pesar de ver en los medios del nivel de ingreso se manifiesta de manera distinta, de comunicación los riesgos que ello implica. Creo, sin sin que con ello queramos decir que la vida de un rico embargo, que el consumidor peruano muestra una vale más que la de un pobre. Es sólo que el rico tiene más racionalidad, dadas sus especiales circunstancias, per- que sacrificar a cambio de su vida, y sus alternativas de fectamente explicable y coherente. opción, siendo mayores, le permiten una mayor gama Los niveles de ingreso de una persona son un de posibilidades. claro límite a las opciones que tiene en el mercado. Si trasladamos la valorización de la propia Quien sólo tiene para gastar en alimentos S/. 50.00 y vida a situaciones más realistas que la pregunta como sinónimo de «pro- condenar al pobre al no consumo, o al consumo clan- ductos basura>>. A pesar de que quizá nos estemos destino, que en términos económicos y de bienestar refiriendo a términos poco técnicos, creo que son bas- social es peor que el consumo de baja calidad. tante gráficos respecto a los problemas que tratan de Bajo los determinantes del «efecto ingreso» la definir. Asimismo creo que hay diferencias importantes decisión de compra de «productos basura>> es una entre ambos conceptos. decisión racional y consciente. Quien compra bienes en Aparentemente los dos términos se referirían a paraditas en las que no se ofrecen todas las garantías es, aquella categoría de productos de baja calidad que es en la mayoría de los casos, consciente de lo que compra. común encontrar en el mercado peruano. El consumidor, por medio de su experiencia de merca- alude sin embargo, a un concepto más específico. Algo do, ha ido paulatinamente identificando los pros y los es algo falsificado, algo que no responde a contras de esos productos. Si sigue consumiéndolos es las características ofrecidas. Quizás el caso más claro es porque, dado su nivel de ingreso, constituye una op- el de los productús que marcas. De hecho esa ción racional. Pensar que el Estado puede decidir mejor parecería ser, dentro de la jerga nacional, la acepción que él y privarlo de la posibilidad de consumir lo que que se ajusta más a lo que la gente entiende por dicha vienen consumiendo carece por completo de sustento denominación. fáctico y conceptual. Como todos sabemos en el Perú existe una Los riesgos que el consumidor asume cuando importante actividad de falsificación de productos. Esta adquiere productos de baja calidad suelen ser riesgos falsificación puede o no ir ligada a la baja calidad de los conscientes que son compensados por una reducción bienes. Es común, por ejemplo, que en productos de en el precio respecto del producto que ofrece todas las belleza, champú, reacondicionadores, perfumes, lico- garantías. Cualquiera sabe que comprar un enlatado res, etc., se utilicen envases descartados de productos en un ambulante plantea más riesgos que comprarlo legítimos para ser rellenados con sustitutos de baja o en una cadena de supermercados. Ello no quiere decir pésima calidad. Por el contrario en otras áreas la califi- que quienes compran a ambulantes son unos ignoran- cación del control del producto es más discutible. Por tes o unos locos. Sólo quiere decir que realizan una ejemplo en textiles se pueden encontrar con marcas elección coherente a la luz de los niveles de escasez de pirateadas tanto productos de muy baja calidad como ingresos que enfrentan y que los llevan a asumir más productos de buena calidad a los que se le ha añadido riesgos. un signo distintivo de manera ilegítima. Pero incluso en el supuesto que uno pensara El problema que plantean los , que no necesariamente son los mismos que preguntarse si ello justifica la intervención estatal los de la categoría es el uso ilegí- para sustituir su capacidad de decisión. Un mercado timo de elementos de propiedad industrial sin autori- moderno debe basarse en la libre elección. La gente, zación de los titulares correspondientes. Lo que se está nos guste o no, debe ser libre de cometer errores si es produciendo en tal supuesto es una vulneración de los que queremos que pueda tener aciertos. En el mercado derechos de propiedad de la empresa o persona titular la racionalidad se va forjando en un proceso de «ensa- del signo distintivo, y la acción de las autoridades en yo-error>> continuo en el que la libertad es la única tal supuesto se justifica en la defensa de tal derecho, garantía del respeto de la autodeterminación indivi- sin perjuicio de que esto esté o no afectando al consu- dual. Por ello la simple prohibición de los productos midor. basura por el hecho de ser tales no sólo es un atentado Sin embargo, normalmente, los generan confusión en el consumidor que mu- principio de libertad individual y el de autonomía chas veces no puede distinguirlos de los productos privada. legítimos. Hay casos en que el consumidor es conscien- En este contexto es importante definir hasta te de que compra un producto sin marca legítima o con dónde llega el rol del Estado en el campo de la protec- un alto riesgo de que sea así. Incluso se ha llegado a ción al consumidor. En los puntos siguientes intentare- detectar el caso de prendas de vestir con signos distin- rus Ef VERITAS 109 ti vos removibles e intercambiables a través de un siste- de manera ilegal. Como sostuvimos en un artículo ma de «pega-pega» en el que el consumidor mismo anterior>. En: Derecho Civil Peruano. Perspectivas y problemas actuales. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1993, págs. 15-51. 110 IUS ET VERITAS información Asimétrica: Situación en la que el comprador y el vendedor tienen información diferente sobre una transacción osea sobre el producto par de zapatos, una camisa o una lata de sardinas si el proveedor debió anunciar su producto indicando el recibir, procesar, entender y usar de manera útil toda material del que estaban hechos. Aceptarlo implicaría esa información. Quizás le haríamos más un daño que que también debió informar sobre la calidad, ancho y un beneficio. características del hilo usado para coserlo y la resisten- Y es que el problema real es que suministrar cia de la cola o pegamentos con la que se pegaron. toda esa información y procesarla para utilizarla como Debería también decir qué tipo de pasadores utilizaba, mecanismo de decisión, tiene un costo adicional que qué tipo de máquinas usó en su fabricación y quizás se refleja ineludiblemente en los niveles de precios. debamos exigir que siempre diga cuál es la duración Desde la impresión de envases, manuales o etiquetas, estimada de su producto en condiciones normales o hasta las horas-hombre consumidas tanto por el pro- una advertencia que diga «no usar cuando llueve>>. veedor como el consumidor para ordenar y utilizar Cumplir con todos esos requerimientos hubiera eleva- toda esa información, implican un gasto que, como do considerablemente el costo de los zapatos en perjui- cualquier otro costo vinculado al producto, termina cio del propio consumidor. siendo asumido por el consumidor. Por eso intervenir Por otro lado, el suministro de información exigiendo estándares de información exagerados no insuficiente puede conducir a un resultado ineficiente. sólo podría no beneficiar al consumidor, sino incluso Un consumidor mal informado puede estar adquirien- perjudicarlo. do un producto que valoriza poco en un precio superior al que hubiera pagado si hubiera contado con toda la información. En la mayoría de los casos, la necesidad del juego de «ensayo-error>> hace posible que el consumi- dor pueda corregir en el mediano plazo el problema. Intervenir en exceso, sea u Una vez que adquiere el producto y ve que no satisfa- mediante estándares de calidad o ce sus expectativas, no volverá a comprar lo mismo, enviando así una señal clara al proveedor. Se podrá mediante estándares de decir que ello no es una solución aceptable. No pode- información, es posiblemente mos justificar que en un país con pocos recursos la gente tenga que invertir sus pocos soles en adquirir forzar una escasez aun más esa información de la experiencia. Pero no debemos dramática que la ya existente. Por olvidar que la exigencia del suministro de informa- ción adicional para prevenir al productor también ello no basta que el caso sea constituye un costo que es pagado por los propios trágico'' consumidores que sufren de la misma escasez de recursos. El gran problema que enfrenta cualquier siste- ma de protección al consumidor es el de establecer cuál es la información relevante. Y esa información muchas veces está relacionada con lo que el consumi- Cuando hablamos de. Este concepto pre- asumir riesgos mayores por elegir productos con me- tende definir un estándar de consumidor responsable, nos garantías. que se informa, compara y elige en defensa de sus Bajo estas perspectivas, el consumidor perua- intereses. Se descarta por tanto las decisiones tomadas no normalmente espera menor calidad a bajos precios por consumidores tontos o poco responsables. Ello y forzarlo a esperar otra cosa puede atentar contra su implica definir una expectativa razonable del consumi- reducido presupuesto. Salvo que otros elementos del dor frente a un producto o servicio determinado en un producto (como la marca, la publicidad, el rotulado, las mercado dado. garantías, etc.) le hagan esperar algo más, el rol de la La definición de un estándar es evidentemente protección al consumidor está limitado a los casos difícil. Pero para hacerlo hay que colocar al consumidor extremos, aquéllos en los cuales resulta evidente que el razonable en el contexto de vivir en el Perú. Y en el Perú, consumidor no podía esperar lo que recibió (por ejem- el consumidor es uno pobre, con pocos ingresos, y que plo un producto inservible como una computadora que por tanto es consciente que la oferta que tiene enfrente nunca encendió o un jugo de fruta que era en realidad es también pobre. Por tanto es un consumidor conscien- cianuro). te que suele tener delante productos de poca calidad y El rol de la protección del consumidor en un en consecuencia su expectativa sobre los mismos es país de bajos ingresos se encuentra limitado, paradóji- baja. Sabe que suelen durar poco, descomponerse fácil- camente, por la debilidad presupuesta! de los ciudada- mente y que cuentan con pocas garantías. Lo compra nos objeto de tutela. Intervenir en exceso, sea mediante porque es barato y, como consumidor razonable, es estándares de calidad o mediante estándares de infor- consciente de la relación entre calidad y precio. mación, es posiblemente forzar una escasez aún más En ese contexto, el consumidor razonable pe- dramática que la ya existente. Por ello no basta que el ruano sabe que no puede esperar mucho de los produc- caso sea trágico. No confundamos la tragedia de la tos que adquiere, o, dicho de otra manera, salvo que pobreza con 1a tragedia de un mal sistema de protección existan otros elementos de juicio que le brinden ele- al consumidor. Por el contrario sólo una política de mentos adicionales para presumir calidad (uso de mar- protección al consumidor bien pensada puede evitar cas prestigiadas, publicidad o rotulado que destaca que la tragedia de la pobreza se profundice. ciertas características de los productos, garantías de buen funcionamiento, etc.), sus expectativas son difíci- 6. CONCLUSIÓN. les traicionar. Sin embargo, hay niveles de expectativa míni- El mercado puede resolver más problemas que ma cuyo cumplimiento debe verse satisfecho. Un lapi- los que creemos. Y no confundamos la pobreza con una cero que no escribe o un libro con las páginas en blanco falla del mercado. Ese error nos puede llevar a profun- no es algo que ni el consumidor menos exigente podría dizar la pobreza misma. aceptar, salvo, claro está, que lo hubiera hecho cons- A veces creer más en el mercado y menos en el cientemente (para usar el lapicero como palito de tejer Estado para resolver nuestros problemas es difícil. Pero (9) Una muestra de la diferencia de expectativas se puede apreciar en las reacciones de los consumidores frente a los autos usados. La Comisión de Protección al Consumidor recibió cuarenta y siete denuncias por defectos en automóviles desde inicios de 1993 a la fecha. Sin embargo, de dichas denuncias treinta y seis se refieren a autos nuevos y once a autos usados. Es decir que se denuncian más de tres casos de automóviles nuevos por cada denuncia por automóvil usado. Las cifras no quieren decir que los autos usados sean de mejor calidad que los nuevos (lo que obviamente es un absurdo), sino que la expectativa de un consumidor respecto de un auto nuevo es mayor y por tanto es más fácil de verse traicionada. En cambio, respecto de un auto usado, el consumidor es consciente de los riesgos que asume y por tanto acepta las consecuencias de la concreción de los mismos. En otras palabras, su expectativa es menor y es por tanto más difícil traicionarla. (10) Por ejemplo el proveedor puede vender productos inútiles, defectuosos o con fecha de vencimiento vencida, siempre que ello sea puesto en conocimiento del consumidor de manera clara e inequívoca. Ese consumidor no podrá exigir más de lo que se informó. 112 IUS Ef VERITAS normalmente esa dificultad se origina en la impacien- ocio burocrático de no querer trabajar es no darse cia antes que en la realidad de los hechos. Esa impacien- cuenta que pensar lo que va a hacerse (y sobre todo lo cia conduce a muchos, supuestamente creyentes en el que no debe hacerse) requiere mucha imaginación y mercado, a pedir acciones de oficio agresivas a entida- esfuerzo. des estatales o a rasgarse las vestiduras cuando, cosa Ojalá las entidades del Estado a cargo de regu- extraña, un ente estatal busca que sea el mercado el que lar el mercado no pierdan la paciencia como lo hacen solucione muchos de nuestros problemas. Proteger al muchos de sus detractores. Ojalá que esas entidades consumidor no es darle a éste todo lo que quiere o comprendan que la libertad es el mejor camino para espera. Es dejarlo decidir, aunque luego no le guste lo lograr un mayor bienestar. Y ojalá que ante las críticas que decidió. Proteger al consumidor es, finalmente, sepan ser firmes en la convicción de que la libre compe- proteger su libertad de elección. Confundir ello con el tencia es la mejor forma de servir al consumidor.~ IUS ET VERITAS 113

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