La guerra del Chaco y sus consecuencias PDF
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El documento analiza la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay (1932-1935). Examina las consecuencias sociales y políticas de este conflicto en Bolivia, incluyendo referencias a la influencia de las potencias extranjeras y la situación interna del país.
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# Capítulo IX ## La guerra del Chaco y sus consecuencias La guerra contra el Paraguay (1932-1935), que provocó la tercera derrota internacional, con pérdida de territorio, para Bolivia, tuvo profunda repercusión entre el pueblo de este país, dejando en descubierto las pústulas que lo carcomian, a...
# Capítulo IX ## La guerra del Chaco y sus consecuencias La guerra contra el Paraguay (1932-1935), que provocó la tercera derrota internacional, con pérdida de territorio, para Bolivia, tuvo profunda repercusión entre el pueblo de este país, dejando en descubierto las pústulas que lo carcomian, a la vez que planteando con agudeza el problema de su liberación nacional y social. 1. Era evidente que la estructura económico social de Bolivia, de acuerdo con las palabras del mariscal Sucre, estaba levantada sobre lodo y su fragilidad se expresaba en el atraso del país, en sus tremendas contradicciones internas y la eterna inestabilidad institucional que la aquejaba. Buscando un hecho que pudiera consolidar una situación que devenía insostenible, fue que las clases dirigentes bolivianas, trataron de hallar una salida lanzando al país a la aventura de una guerra contra el Paraguay, con el pretexto de la disputa latente por el territorio del Chaco, en pos de una victoria que consideraban fácil y que ayudaría a mantener por un tiempo lo que ya no podía sostenerse. Daniel Salamanca, que había llegado al gobierno como representante del partido Republicano genuino, fue de los que impulsó con más vigor el hecho bélico, ya que, según su criterio, había que "pisar fuerte en el Chaco". La necesidad de "pisar fuerte", en realidad, la dictaba, también, la Standard Oil, en cuyas concesiones se habían descubierto fuentes petroliferas de gran rendimiento y alta calidad, pero que se encontraban encajonadas en un extremo remoto del país y sin fácil salida a los mercados mundiales, salida que podría lograrse por el río Paraguay, en caso de que el territorio de Bolivia pudiera llegar hasta él, dado que por el sur, su rival Royal Dutch, que dominaba entonces el mercado argentino, le cerraba el paso. "La guerra se la divisó venir desde 1927 -escribió el dirigente político boliviano que ya hemos citado y que en esa época lograba amplia difusión-. Destrozada la economía, en falencia el tesoro, suspendido el pago de los intereses de la deuda extranjera, en déficit eterno el presupuesto, agotados los empréstitos en la compra de armas, en baja catastrófica el estaño de 300 £ a 90 £, la tonelada, la única salida que tenía el gobierno de Salamanca era la guerra, ya que hacia Chaco, una compañía poderosa, poseedora de las concesiones de cuatro millones y medio de terrenos petrolíferos, presionaba con ese objeto. Para no ser barrido por la ola de indignación popular que subía rápidamente, especialmente en las clases bajas desposeídas y la clase media irritada por falta de puestos, Salamanca con toda frialdad, esperanzado con la victoria, resolvió por la guerra. "La victoria soñada sobre el Paraguay y la obtención de un puerto en el río del mismo nombre, por cuenta de la Standard y con el sacrificio de las armas bolivianas, era la única posibilidad que tenían los hombres de gobierno de Bolivia, es decir los señores feudales aliados al imperialismo extranjero, para subsistir, medrar y seguir dominando a sus siervos. En efecto, triunfante el ejército nacional, subordinada la misera burguesía y subalternizada a los intereses extranjeros, se había desviado integramente la cuestión social, sometido a los trabajadores a la 'gloria de las batallas' e implantando un régimen de fuerza, dictadura militar sin contemplaciones, destinada especialmente a refrenar las aspiraciones de las masas, obligándolas por la fuerza y con un misero salario, al trabajo rudo de las minas y pozos de petróleo, bajo el látigo del capataz extranjero, dueño de las riquezas. Eso es lo que deseaba Salamanca y su camarilla, oliendo petróleo y dispuestos a entregar Bolivia, sin trabas y definitivamente a los yanquis, atada del cuello a sus empréstitos e inversiones", 1. Así se produjo una guerra que ensangrentó durante tres años, de 1932 a 1935; los arenales de la zona desierta del Chaco, a costa de inmolación de una juventud criminalmente sacrificada. "En la guerra del Chaco se disputó la hegemonía de dos firmas imperialistas sobre el triángulo chaqueño escribió J. A. Arze- la Standard Oil, del lado de Bolivia y la Royal Ducht Shell del lado paraguayo-argentino. Junto a estos protagonistas, juegan, por cierto, otros intereses capitalistas subsidiarios, como los de los vendedores de armamentos, proveedores de guerra, etc. Que no existiese petróleo en el Chaco -afirmación que se hizo para negar el carácter imperialista de esta guerra- no destruye la evidencia de esta rivalidad, pues de lo que se trataba era de controlar la futura exportación fluvial del precioso líquido por las arterias de la cuenca del Plata. Empero, el desarrollo de la guerra demostró a la Standard Oil que le era más ventajoso entenderse con los círculos paraguayo-argentinos antes de cifrar esperanzas de victoria en un Ejército constituido en su mayor parte por combatienes no habituados al escenario selvático del Chaco y que venía sufriendo descalabro tras descalabro a causa de la desastrosa forma en que se dirigía desde el Gobierno y desde ciertos comandos militares esta "empresa bélica", y asistimos entonces a un brusco giro del conflicto". 2. Tan ajena estaba Bolivia misma a tal guerra, que su ejército, en buena parte de la contienda, estuvo dirigido por un general prusiano, especialmente contratado, quien ya había sido antes instructor del mismo, y que antes de llegar a Bolivia pasó por Nueva York a cobrar el estipendio que le tenía asignado la Standard Oil. Más tarde la guerra prosiguió sin él, bajo la acusación de inepto, pero los jefes que le sucedieron se revelaron igualmente incapaces, mostrando que el ejército de Bolivia sólo era eficaz como guardia pretoriana del imperialismo y de los gamonales. Y así, mientras "en el frente, el hambre y la sed hacían estragos entre los soldados (...) los jefes bebían champagne -escribió un periodista argentino que visitó el campo de lucha. No es un eufemismo, una manera de decir. Miles de cajones con cerveza y licores eran destinados a los Estados Mayores. Los alimentos más exquisitos estaban a su disposición." 3. Una lamentable derrota, pues, fue la trágica consecuencia. Y, en lugar de consolidarse, como lo habían calculado sus propiciadores, la acción bélica puso en descubierto, más claramente que nunca, todas las horrorosas pústulas que carcomian al cuerpo social boliviano. Y la conciencia del indio, llevado a pelear por una causa ajena, comenzó a despertarse, al abrirsele otros horizontes que los estrechos del terruño que hasta entonces lo habían empequeñecido, haciéndole a la vez comprender que, al lado de los deberes de participar en la contienda, que se le habían exigido, también tenía derechos que ahora entraría a demandar. 2. "El dominio oligárquico en Bolivia no podía ofrecer sino una campaña como la del Chaco -expresa un escritor nacionalista-. Al ejército le tocó actuar bajo el peso de la 'anticultura del estaño' que creó instituciones ficticias, privándolas de la posibilidad de tecnificarse (...) Frente a la inorganicidad del país colonizado, todo sacrificio del combatiente resultó inútil. El pueblo percibía esta fatalidad. Ausente el sentido nacional en una campaña sólo pueden suplirlo la organización armada y la técnica, que no existían. Los indios padecían en grado dramático de la ignorancia acerca del motivo por el que se los llevaba a combatir" 4. "El Chaco fue, sino un símbolo, un espejo ensangrentado de la suerte de Bolivia: tierra en poder de extraños, tierra con el luctuoso destino de perderse. Ajena a ella, la casta privilegiada se mostró a sí propia en tal espejo, con la cifra inequívoca de su antibolivianismo. La realidad cruenta, desesperante (...) delataba el estrago causado por el largo imperio oligárquico. Esta evidencia de su culpa en la ruina del país, y el instinto de perennidad que tienen los pueblos, marcó el nuevo rumbo del sentimiento colectivo, dando sentido concreto a la defensa de la nacionalidad. Cada soldado vuelto del frente, trajo en si una partícula del ansia afirmativa de Bolivia, su soplo del anhelo de sobrevivir, una chispa de la revolución autonomista. Allí donde renía que perecer, se rehizo el espíritu de Bolivia". 5. Y como una clara expresión del sentir de la vanguardia esclarecida, surgida como consecuencia de los acontecimientos bélicos del Chaco, se formó en la emigración del "Grupo Revolucionario Tupac Amaru", cuya declaración de principios, ya antes de la finalización del conflicto, planteaba los siguientes conceptos que conviene reproducir totalmente: "El Grupo Revolucionario Tupac Amaru propende a la liberación del pueblo boliviano, su organización revolucionaria y emancipación económica". "Compuesto de estudiantes, intelectuales, obreros, soldados e indigenas, su anhelo es ver a su país libre de toda esclavitud y sujeción a los imperialismos extranjeros. Es nacional en cuanto a sus métodos de trabajo y lucha; internacional en sus relaciones. Su mayor empeño es fomentar la revolución proletaria y antiimperialista, la única que puede dar libertad a los oprimidos, tierra a los indios y destrozar el bárbaro feudalismo que todavia subsiste en el altiplano boliviano, a pesar de todos los embustes democráticos y constituciones republicanas. Despertar el espíritu de los siervos sumisos y aclarar la conciencia de los artesanos, estudiantes, intelectuales y soldados sometidos al caudillismo, haciéndoles comprender sus verdaderos intereses (...) Hoy día es preciso la insurrección, no sólo contra el amo nacional latifundista, sino contra el capital financiero imperialista que le respalda, luchando resueltamente contra ellos, hasta arrancar a Bolivia de su yugo y de su posición inferior de país colonial en la triste condición de factoria." 6. "Para nadie es un misterio la influencia de las todopoderosas compañías en el altiplano; la prepotencia de los grandes señores feudales y el sometimiento de las masas desposeídas. Bolivia está en manos de la Standard Oil, de Guggenheim, de Sux, de Bebin, de la Consolidada, de Patiño, Aramayo y Suárez. Tanto Bolivia como el Paraguay, por intermedio de sus gobiernos abyectos e indignos, juegan el papel de peones en la presente guerra. La guerra actual es la derrota del gobierno boliviano y de su clase feudal aliada al imperialismo; pero no del pueblo. Las clases oprimidas tienen una oportunidad para liberarse con la guerra." 7. "El Grupo Revolucionario Tupac Amaru proclama su guerra implacable a la clase opresora y caudillista que, en cien años y más de régimen republicano, ha demostrado su fracaso completo y su ineptitud para seguir gobernando a Bolivia. La denuncia como traidora de los destinos nacionales, especialmente de los trabajadores, hasta culminar con una guerra absurda y sangrienta, sirviendo de vil instrumento de la dominación extranjera y capitalista, la cual se aprovecha largamente de los pueblos atrasados de América que poseen materias primas en abundancia, fuentes de explotación y brazos baratos." 8. "El Grupo Revolucionario Tupac Amaru llama a su seno a todos los luchadores enérgicos y honrados, a los trabajadores de coraje y sacrificio: 1º- Para trabajar de inmediato, valiéndose de todos los medios, a la liquidación de la guerra, al restablecimiento de la paz, derrocando a los gobiernos feudales de Bolivia y Paraguay, los cuales subordinan los intereses de sus pueblos a las ganancias de las compañías petroleras. 2º- Para organizar a los bolivianos en el interior del país y en el extranjero, dándoles una clara orientación social, formando cuadros de lucha que contemplen la situación actual y sus posibilidades urgentes. 3º- Para luchar encarnizadamente contra el imperialismo extranjero y sus aliados: gobernantes, sacerdotes, latifundistas, abogados de empresas y militares. 4°- Para constituir el primer gobierno socialista en América del sur" 9. "El Grupo Revolucionario Tupac Amaru, declara solemnemente que todas las riquezas nacionales tales como el petróleo, las minas, los ferrocarriles y las diversas fuentes de explotación y producción, pertenecen a los trabajadores de Bolivia, los cuales deben constituir su propio gobierno por medio de sus representantes más capaces e integros. Asimismo deben ser distribuidos los latifundios entre los soldados y los indigenas, formándose grandes comunidades, dotadas de la más amplia técnica, de tal manera que los pueblos quichuas, aymarás y de mestizos, pueden formar organizaciones libres, desarrollar su vida y elevar su cultura. El ejército boliviano al servicio de los imperialistas y de la clase feudal, debe ser destruido, formándose en su lugar, el ejército de la revolución, al servicio de la clase trabajadora." 10. "El Grupo Revolucionario Tupac Amaru hace un llamado a las clases trabajadoras, a los estudiantes y soldados, a los profesionales y a los pequeños propietarios, a los mineros e indigenas, a que reflexionen sobre su miserable condición y se organicen bajo un frente único, formando el 'Partido Obrero de Bolivia'. Su misión no puede limitarse a exhortar. Se coloca a la vanguardia y declara que no es reformista ni revolucionista. No confía en la espontaneidad. Cree que cualquier revolución es un trabajo consciente, organizado y táctico, de acuerdo a las circustancias y acontecimientos; procurando en todo instante mantener su vinculación estrecha con las masas, que son, en realidad las que imprimirán su ritmo impetuoso, atacando plenamente a la clase opresora en su periodo de descomposición." 11. "El Grupo Revolucionario Tupac Amaru hace suyo el lema que ya es su historia: "La victoria o la muerte". 3- Todavía no se había firmado la paz cuando, por acción del ejército, en esto como siempre efectivo, el Presidente Salamanca fue depuesto. También lo fue al poco tiempo, el Vicepresidente, que se había hecho cargo del gobierno. Y, en seguida, con el fin de prevenir y contrarrestar la revolución que la efervescencia popular anunciaba, comenzaron a desfilar por el gobierno los más conocidos coroneles y generales derrotados en la guerra, enarbolando, como válvula de escape, para evitar que aquella revolución fuera verdadera, distintas plataformas "socialistas". "Las masas populares que adquirieron en el Chaco y que soportaron los sacrificios de la contienda, deseaban una transformación profunda en el país, y su poderoso instinto les impelía hacia el socialismo. Por eso todo el mundo en la postguerra fue "socialista". El mismo Estado Mayor, al anunciar la formación de una Junta Mixta, le asignaba la misión de preparar "el advenimiento de un gobierno, que, elegido por libre determinación del pueblo, oriente a la nación hacia un socialismo de Estado prudente y gradual que evitando las convulsiones y atentados, establezca en Bolivia un régimen de justicia social"." 12. El coronel David Toro, comenzó la serie, y, tratando de ponerse a tono con la situación, denominó a su gobierno "Revolución Militar Socialista". Por sugerencia de sus consejeros, creó el ministerio de Trabajo y Previsión Social, que confió a un dirigente del Sindicato Gráfico. Asimismo creó el ministerio de Minas y Petróleos. A su lado estaban el viejo Partido Republicano, de Bautista Saavedra, que ahora había pasado a denominarse Republicano Socialista, y un Partido que se autodenominaba Socialista, pero que sostenía "la legitimidad de la propiedad privada". La acción del coronel Toro era el clásico subterfugio para llevar la revolución, que hervía en la masa, hacia una vía muerta Y se dio a la empresa de crear lo que llamó el Estado Sindical boliviano, tomando como ejemplo las organizaciones fascistas europeas, al mismo tiempo que decretaba la vigilancia policial a "los nacionales que traten de poner en práctica procedimientos comunistas". En sus disposiciones decretó la sindicalización obligatoria y la concesión de derechos civiles a la mujer. Y aún más: en marzo de 1937, impulsado por la presión popular, decretó la caducidad de las concesiones petrolíferas de la Standard Oil, en Bolivia, y la creación de Yacimientos Petroliferos Fiscales Bolivianos. Todo esto, por un tiempo, le atrajo la adhesión popular. Pero pronto habría de detenerse y aún de retroceder. "Las organizaciones de ex-combatientes y los sectores izquierdistas se encandilan con la invocación de socialismo que aquel pregona insistentemente, dice un autor refiriéndose a la acción de Toro-. Se organiza por entonces la 'Unión Boliviana del Petróleo', como una respuesta a los manejos lesivos al interés nacional de la Standard Oil, promotor a como se sabe de la guerra (...) Bajo esa presión, que ganó la solidaridad de la ciudadanía, sobre todo de aquella que volvia del Chaco, el gobierno se ve obligado a firmar el decreto de caducidad de las concesiones de esa empresa (...) Pero el gobierno pronto descubrió su verdadero juego. Cansado, o más bien temeroso de que el fantasma 'socialista' a que había dado vida y del que se sirvió para engañar a los ex-combatientes, adquiriera realmente consistencia, aventó rápidamente a los dirigentes que creyeron encontrar en el régimen militar un resquicio por el cual se abririan paso las fuerzas renovadoras. Fueron así despedidos del Ministerio del Trabajo y del resto de la administración, y aún desterrados del país aquellos cuya filiación izquierdista era inobjetable. La purga alcanzó después a los socialistas moderados y terminó por estrellarse contra los propios ex-combatientes sin filiación política". 13. "El coronel Toro, en consorcio conn algunos dirigentes intelectuales desprendidos del que fuera Partido Nacionalista, aprovechó el estado de descomposición social provocado por la guerra del Chaco(...), habló de implantar un régimen 'Socialista' y logró suscitar la inicial adhesión de las masas bolivianas. Pero bastó breve tiempo para demostrar que el pretendido 'socialismo' de Toro (...) no era sino la máscara de intenciones pre-fascistas".14 "Toro inaugurando la subversión antiliberal -escribe otro autor boliviano proclamando el socialismo desde el plan del gobierno. Decretó la disolución de los partidos políticos, manteniendo solamente el 'Socialismo de Estado', pero tal socialismo extendió el ala abajo de la que se cobijó el capitalismo minero, introducido en el gobierno con Hochschild y Aramayo, ostensiblemente." 15. Entonces, frente al coronel Toro, hombre de Hochschild y Aamayo, y aprovechando el descontento popular que había provocado abandonando sus primeras intenciones, surgió, con otro golpe de Estado, el teniente coronel Germán Busch, como hombre de Patiño, nombrando ministro de Relaciones Exteriores a Alberto Ostria Gutiérrez, vinculado a la Standard Oil. Busch había sido un notorio héroe de la guerra del Chaco y ocupó la presidencia, siempre detrás de la ficción del 'socialismo', para seguir, según sus declaraciones, la línea del coronel Toro, aparentemente abandonada por éste. Al igual que Toro, "trató de destruir el pasado, desbaratar los partidos tradicionales y las doctrinas del liberalismo" y "llevó un ataque exterminador al comunismo". Pero aprovechando la lucha interimperialista que precedió a la declaración de la Segunda Guerra Mundial, el coronel Busch, nacido en el Beni de madre boliviana, y cuyo padre alemán había sido recibido entusiastamente en Berlin por los jerarcas hitleristas, se sintió atraído por esa corriente imperialista y apoyándose en ella, vio la posibilidad de librarse del abrazo asfixiante de la Gran Minería, y dar impulso a sus propios propósitos nacionalistas. "Busch era hombre joven, idealista y cuyo valor, durante la guerra, le había granjeado una enorme popularidad. Después de unos meses, durante los cuales parecía que su gobierno había de ser como los anteriores, empezó a orientarse en un sentido definitivamente popular, gracias a la influencia de hombres cercanos a él, como Carlos Montenegro, Augusto Céspedes..." 16. Así fue como, después de desembarazarse de su ministro de Relaciones Exteriores, que renunció al nacionalizarse el Banco Central, y de dar un golpe de Estado, suprimiendo la constitución, se declaró dictador. Y el 7 de junio de 1939 dictó un decreto por el cual se concentraba "en el Banco Central de Bolivia el 100% de divisas provenientes del total bruto de las exportaciones, cuya entrega en letras de 1ª clase, sería previo al trámite de la póliza de exportación". Era un golpe terrible para la Gran Minería que hasta entonces había dispuesto a su antojo de sus desmesuradas ganancias, colocándolas fuera del país. "Yo no he llegado a la Presidencia para servir a los capitalistas -dijo-. Ellos deben servir al país y si no lo hacen por voluntad, lo harán por la fuerza. Les juro a ustedes, camaradas, que yo Germán Busch demostraré a esos Patiños, Aramayos y Hochschiles, a todos los explotadores de Bolivia, que aquí hay un Presidente que hará respetar a su país. Eso debían haber hecho mis antecesores (...) pero me toca a mi hacerla: y lo haré ¡con el corazón! Yo no puedo defraudar a ustedes, a los oficiales, a los soldados, al pueblo con el que he combatido en el Chaco, a los ex-combatientes que han vuelto de la guerra para hacer una patria mejor. Si es necesario dar mi vida, la daré, feliz de que mi vida sirva de algo a esta pobre patria. No tengo miedo a la muerte. Ustedes me conocen" 17. Y, algo más tarde, en un manifiesto leido al pueblo boliviano, en su parte final, Busch decía: "Aspiro a una revolución cuyos resultados sean estos: que Bolivia aproveche sus riquezas (...) He medido la magnitud del paso que doy y sé que me acechan peligros de todo orden (...) si a consecuencia de ello cae mi gobierno, habrá caído con una gran bandera: la emancipación económica de mi Patria" 18. Al mismo tiempo, tanto el Banco Minero como el Banco Central fueron nacionalizados. Pero las fuerzas del Superestado minero, asociadas al imperialismo anglayanqui, resultaron más poderosas. Y el 22 de agosto de 1939, pocos días antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial, el "camba" como se le llamaba a Busch, se suicidó disparándose un tiro, después de una fiesta, a las 5 y 30 de la madrugada. Poco antes de hacerlo -tenía 34 años había declarado a sus familiares: "Ya que mi gestión en bien de la Patria no puede ser desenvuelta como lo he deseado, es mejor que termine con mi vida". 19 Con la muerte de Busch, que los nacionalistas proclamaron "Precursor de la Revolución Nacional", todos sus propósitos también se derrumbaron, y su sucesor, el general Carlos Quintanilla, dejó sin efecto su decreto respecto a las divisas de la Gran Minería. "Al tomar el gobierno, Quintanilla asumió como un deber liquidar los pocos progresos conseguidos en los dos gobiernos militares que había servido -expresa un escritor y político movimientista- y en suprimir toda tendencia popular, para entregarse con dolmán, botas, espuelas, casco, condecoraciones y entorchados a la Rosca", 20. El general Quintanilla, se hizo cargo del gobierno en forma provisoria, con el propósito de llamar a elecciones, favoreciendo desde luego la acción de los viejos partidos políticos, los que se unieron para esta emergencia, formando lo que pasó a llamarse la Concordancia, la cual designó como candidato al general Enrique Peñaranda, uno de los generales de la guerra del Chaco, quien prácticamente, no tuvo contrincantes. En las elecciones realizadas el 10 de marzo de 1940, el general Peñaranda triunfó con 58.060 votos. Durante la guerra había recibido la condecoración del Cóndor de los Andes y había sido general en jefe en reemplazo del alemán Kundt. Al hacerse cargo del gobierno, poco tiempo después, designó su ministerio que incluia a Alberto Ostria Gutiérrez, en Relaciones Exteriores; Alcides Arguedas, en Agricultura; Gustavo Adolfo Otero, en Instrucción Pública, etc. "Estaba, al parecer, consolidada la restauración conservadora", escribe un historiador boliviano. Y agrega: "El canciller Ostria Gutiérrez hizo el enunciado fundamental: 'Bolivia vive una hora decisiva: o se encarrila en las formas democráticas o vuelve al período de la fuerza.'" 21 Pero la "democracia" de Bolivia, la de los gamonales y los barones mineros, en la que 58.000 votos obtenidos principalmente, por medio de "plata, pisco y palo", decidían una elección presidencial en un país de más de 3 millones de habitantes, estaba basada en la fuerza, y el país vivía perpetuamente en su período, aunque momentáneamente se produjera una tregua, la cual, con toda evidencia, no podía ser muy prolongada.