Crisis de la política, ciudadanos sufrientes y sociedad sinóptica PDF
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Manuel Alberto Alonso Espinal
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Summary
This document analyzes the political and social transformations of the modern world, particularly the changes brought about by events like the September 11 attacks. Alonso Espinal's text explores the concepts of risk society, the globalisation, and the rise of the subpolitical sphere. He examines the repercussions of these transformations on the role of the individual in modern society.
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Estudios Políticos No. 22. Medellín, enero-junio 2003KJIHGFEDCBA 1 1 -2 8 C...
Estudios Políticos No. 22. Medellín, enero-junio 2003KJIHGFEDCBA 1 1 -2 8 C r is is d e la p o lític a , c iu d a d a n o s s u fr ie n te s y s o c ie d a d s in ó p tic a * ,.- , UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA M a n u e l Alb e r to Alo n s o E s p in a l ¡',: li(OS ,,,,st;t...:. ,'c' 'o, , Gr.\.cnlaci6r le'" \' ",,:CBA I. l. El11 de septiembre de 2001 marca un antes y un después en los modelos interpretativos que utilizamos para describir nuestras interacciones sociales y políti- cas. Con la destrucción de las Torres Gemelas colapsaron algunos símbolos centrales de la modernidad y se transformaron los referentes que mentalmente daban certeza, seguridad y protección a nuestras vidas. Las consecuencias deseadas y no deseadas de este acontecimiento, sirvieron para escenificar cierta forma de derrumbe de nuestro destino social moderno y, fundamentalmente, para presentar públicamente a un mundo global marcado por la incertidumbre, la contingencia y el riesgo. Este macroevento nos mostró, en últimas, que la modernidad había dado seguridad sobre muchas cosas pero, paradójicamente, había proporcionado una absoluta inseguri- dad sobre muchas otras. La intención de este escrito es mostrar algunas de las transformaciones del proyecto social moderno y la forma como ellas inciden en la crisis del mundo de la política. En sentido estricto, se trata de describir los cambios en nuestra concepción de la modernidad y su repercusión sobre la crisis de la política, tomando como eje narrativo el fenómeno de la "irrupción del yo" y del individualismo contemporáneo. Para el logro de este objetivo, el texto se divide en cuatro partes: en la primera, se * Ponencia presentada en el Seminario Primer E n c u e n tr o C lín ic a d e la E x c lu s ió n. L a tin o a m e r ic a n o d e la I n te r n a c io n a l Medellín, Asociación d e F o r o s d e l C a m p o L a c a n ia n o. Foro del Campo Lacaniano de Medellín, julio 18 - 20 de 2003. Este documento es parte del proyecto de investigación Crisis p o lític a , v io le n c ia y procesos d e c o n c e r ta c ió n s o c ia l en M e d e llín : 1990-1995, desarrollado por el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia. 11 Crisis de la política, ciudadanos sufrientesCBA y sociedad sinóptica /UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA M a n u e l A lb e r to A lo n s o E s p in a l esbozan los rasgos generales de las transformaciones experimentadas por las socie- dades occidentales en las últimas décadas; en la segunda, se aborda el fenómeno de la globalización y sus repercusiones sobre la sociedad del trabajo; en la tercera, se presentan algunas anotaciones sobre la crisis del sujeto en la sociedad contemporá- nea; y en la cuarta, se realiza una pequeña reflexión sobre la crisis de la política y la irrupción del mundo de la subpolítica en occidente.KJIHGFEDCBA 1. M o d e r n id a d y s o c ie d a d d e l r ie s g o Los ataques terroristas del11 de septiembre en Estados Unidos, la catástrofe de Chernobyl, la aparición del SIDA, el aumento de los desastres naturales, el posicio- namiento político de las derechas, la irrupción de los nacionalismos, losfundamentalismos y la xenofobia; la guerra contra Irak, nuestra guerra y otras guerras, posiblemente encuentren alguna explicación -no la única- en el estudio de las variaciones de nuestra relación como sujetos con el desarrollo social moderno y, fundamentalmente, con uno de los productos centrales de este desarroll o: la sociedad industrial. Estos acontecimientos, que constituyen una buena fotografía de la crisis del proyecto de la sociedad industrial, replantean y transforman algunos núcleos duros de lo que se ha denominado el proyecto de la modernidad, es decir, modifican algunos de los pilares de ese modelo de orden social y político que colocaba al individuo como un ser capaz de abordar las cosas, provocar el cambio y controlar dicho cambio para hacer avanzar la historia hacia la sociedad del progreso. Resulta claro, tal como lo muestra Josetxo Beriain, que no existe una única modernidad con carácter canónico. Por elcontrario, eso que genéricamente denomi- namos m o d e r n i d a d "presupone la existencia de modernidades múltiples, es decir, la existencia de una historia de continuas constituciones y reconstituciones de varios programas culturales" que, a su vez, operan en el marco de "múltiples modelos institucionales e ideológicos". Estos programas culturales son vehiculizados por actores sociales específicos que, en estrecha conexión con activistas sociales, políticos e intelectuales, "buscan la realización de diferentes programas de modernidad, manteniendo perspectivas muy distintas sobre aquello que efectivamente hace a las sociedades modernas".' Sin embargo, para los fines de este texto, se puede afirmar que el presupuesto central que guía a esas múltiples modernidades es el tránsito desde un mundo recibido a un mundo producido porel individuo. E n sentido estricto, 1 Josetxo Beriain. "Modernidades múltiples y encuentro de civilizaciones". R e v is ta M a d No. 6. Santiago, Departamento de Antropología, Universidad de Chile, mayo de 2002. Tomado de http://www.sociales.uchile.cl/publicaciones/mad p. 4. 12.,":05 lnst!l'CBA Estudios Políticos No. 22. Medellín, enero-junio 2003 ,.".,.ac.i6r J e fe L." el umbral de la modernidad puede ser marcado en el momento en el cual la legitimidad incuestionada de un orden social preordenado divinamente comienza su declive, El elenco de las múltiples modernidades emerge sólo cuando aquello que había sido visto como un cosmos inmutable deja de ser dado por supuesto, y los individuos adquieren plena conciencia de la posibilidad que existe, en primer lugar, de sortear el abismo experimentado entre el mundo trascendente y el mundo "mundano" a través de la acción política y, en segundo lugar, de que es posible realizar social y racionalmente las visiones utópico escatolóqicas. En la producción del mundo, que fundamenta a los múltiples proyectos de la modernidad, el individuo se enfrenta con los retos de controlar la naturaleza y establecer un "orden" en el cual esté garantizada la máxima posibilidad de acción- libertad- para elUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA i n d i v i d u o , En este s e n t i d o , se puede afirmar que "el núcleo de la modernidad viene dado por la cristalización y desarrollo de modos de interpretación del mundo" o, siguiendo a Cornelius Castoriadis, de distintos imaginarios sociales o visiones ontológicas, de distintos programas culturales, combinados con el desa- rrollo de un conjunto de nuevas formaciones institucionales, cuyo núcleo central común representa una apertura sin precedentes a la incertidumbre't.! El mundo moderno es, en esencia, un mundo sometido a riesgos que pueden ser "controlados" a partir del desarrollo pleno de la acción del individuo sobre la naturaleza -a través de la ciencia- y sobre la sociedad -a través de la política y la economía-. En un largo proceso histórico, la trilogía ciencia, política y economía sintetiza los instrumentos centrales del control del riesgo en la modernidad, los cuales se mate- rializan con la aparición de la ciencia positiva como medio para enfrentar los riesgos externos que produce la naturaleza; la consolidación del Estado nación frente a los riesgos que produce el Estado de naturaleza -ese Estado de guerra de todos contra todos-; y la sociedad del trabajo, con la que se enfrentan los riesgos que produce la acción egoísta de los individuos que actúan en el mundo del mercado, Los acontecimientos reseñados al comienzo de este texto, de cierta forma, ponen en entredicho los presupuestos que dieron forma al proyecto de la modernidad, y nos muestran que el mundo en que vivimos actualmente no está sometido a un dominio estricto por parte de los humanos. Por el contrario, es un mundo de confusión e incertidumbre, dentro del cual el avance del conocimiento humano y la intervención controlada en lasociedad y la naturaleza está permeada por una profunda imprevisíbilidad. En último término, estos acontecimientos evidencian la crisis de las tres formas centrales de intervención creadas por el individuo para incidir en la sociedad y la 2 ld e m. 13 Crisis de la política, ciudadanos sufrientesCBA y sociedad sinóptica /UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA M a n u e l A lb e r to A lo n s o E s p in a l naturaleza, reducir la complejidad de la sociedad y hacer el mundo previsible y ordenado;" es decir, muestran el agotamiento de la sociedad industrial y la crisis de la ciencia y del Estado nación, como instrumentos centrales de la reducción del riesgo. En el trasfondo del conjunto de acontecimientos mundiales que hoy nos producen incertidumbre se encuentra, entonces, la incapacidad de la sociedad industrial, del Estado nación y de la ciencia, para reducir el riesgo social. Todo esto como consecuencia de la aparición de formas de incertidumbre producidas por el desarrollo de las instituciones modernas y, fundamentalmente, por la acción del individuo de la moder- nidad sobre su entorno, es decir, por la intromisión "consciente" del individuo en la historia y en la naturaleza; intromisión que dio lugar a cuatro contextos de incertidumbre fabricada: el primero se refiere a la influencia del desarrollo social moderno en los ecosistemas mundiales, que ha vuelto problemática nuestra relación con el medio ambiente; el segundo al desarrollo de la pobreza a gran escala; el tercero a la amplia difusión de armas y a la posibilidad amenazadora de la violencia; y el cuarto a la represión, a gran escala, de los derechos democráticos y a la incapacidad de un número cada vez mayor de personas para desarrollar una parte de su potencial humano. 4 Cada una de estas incertidumbres corresponde al desarrollo de una dimensión institucional de la modernidad. Así, la amenaza al medio ambiente es el producto directo del industrialismo, el aumento de la pobreza y la creciente polarización económica es el producto directo del desarrollo del capitalismo, la negación de los derechos democrá- ticos es el producto de las funciones de vigilancia que adopta el Estado moderno, y la amenaza de la guerra a gran escala es el producto del desarrollo del sistema mundial y de los medios de violencia que 1 0 han acompañado. La valoración del riesgo, propia de la intervención del individuo sobre el orden social moderno, suponía y expresaba una situación en la cual el remedio era posible a través de la acción del individuo sobre la naturaleza y la historia. En este sentido, la idea de riesgo que guió a la modernidad, entendido como riesgo externo, reconoce los límites del control humano sobre la naturaleza y la historia, pero lo hace sólo porque reconoce que esos límites son manejables. De una u otra forma, la ciencia, la sociedad del trabajo y el Estado nación, representaban los instrumentos de "seguridad" frente a los riesgos externos de la modernización; riesgos que se suponía eran posibles de compensar. Por tanto, la verdadera novedad de las sociedades contemporáneas "no radica en la necesidad de actuar en condiciones de incertidumbre parcial o total, sino 3 Véase: Anthony Giddens. M á s a llá de la izquierda y la d e r e c h a. E l fu tu r o de la s p o lític a s r a d ic a le s. Madrid, Cátedra, 1996. 4 I b íd., p p. 103-105. 14 Estudios Políticos No. 22. Medellín, enero-junio 2003 en la presión sistemática tendiente a desmantelar las defensas concienzudamente construidas: por un lado, abolir las instituciones destinadas a limitar el grado de incertidumbre y los daños que ha causado la incertidumbre salvaje; por otro, frustrar los intentos de idear nuevas medidas colectivas para mantenerlas a raya".5 La transformación de nuestras modernidades múltiples y las fotografías catas- tróficas que la acompañan, son el resultado de un movimiento desde la incertidumbre externa hacia la incertidumbre fabricada, es decir, hacia aquella incertidumbre que resulta de riesgos que implican un daño imposible de compensar, porque sus repercusiones a largo plazo se desconocen y no pueden evaluarse adecuadamente. Son riesgos que expresan una causalidad y una temporalidad de tanta amplitud, difusión y extensión que se escapan a las posibilidades ortodoxas de control establecidas por la modernidad, y que penetran la vida cotidiana a través de la destradicionalización y la disminución de la percepción de la naturaleza y las normas sociales como destino. La cara visible de la obsolescencia de los instrumentos utilizados por los individuos para reducir las incertidumbres propias de la modernidad es, según Ulrich s o c i e d a d d e l riesgo. "Este concepto designa una fase de Beck, la aparición de la UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA desarrollo de la sociedad moderna en la que los riesgos sociales, políticos, económi- cos e individuales tienden cada vez más a escapar a las instituciones de control y protección de la sociedad índustríal"." En el contexto de la sociedad del riesgo, las oportunidades, amenazas y ambivalencias biográficas, que anteriormente se podían superar en el grupo familiar, en la comunidad, en la clase, en el grupo social o en el Estado, tienen que ser progresivamente percibidas, interpretadas y manejadas por los propios individuos, en un contexto de toma de decisiones en el cual es imposible calcular consecuencias. En la sociedad del riesgo, "el reconocimiento de la impredictibilidad de las amenazas provocadas por el desarrollo técnico industrial hace precisa la auto reflexión sobre los fundamentos de la cohesión social y el examen de las convenciones y fundamentos de la racionalidad. En el autoconcepto de la sociedad del riesgo, la sociedad deviene reflexiva, es decir, se convierte en un tema y en un problema para sí misma". 7 Y este aspecto está íntimamente relacionado con el problema de la individualización y la crisis del mundo de la política. 5 Zygmunt Bauman. En busca de la p o lític a. México, Fondo de Cultura Económica, 2002,CBA p.3 7. 6 Ulrich Beck. "La reinvención de la política: hacia una teoría de la modernización reflexiva". En: Ulrich Beck, Anthony Giddens y Scott Lash. M o d e r n iza c ió n r e fle x iv a. P o lític a , tr a d ic ió n y e s té tic a en e l o r d e n s o c ia l m o d e r n o. Madrid, Alianza, 1997, p. 18. 7 I b íd.,p.2 2. 15 Crisis de la política, ciudadanos sufrientesCBA A lb e r to A lo n s o EspinalKJIHGFEDCBA y sociedad sinóptica/ ManuelUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA 2. G lo b a liz a c ió n e c o n ó m ic a y c r is is d e la s o c ie d a d d e l tr a b a jo El modelo de desarrollo que el capitalismo venía implementando desde la postguerra, comenzó a debilitarse y agotarse a finales de la década del sesenta. Este modelo, en el cual el "íordismo'" se complementaba con la producción industrial de masas y la acción de un Estado que regulaba la economía y conducía a la sociedad, presenta una crisis definitiva en la década del ochenta como resultado de la conjun- ción de la fuerte recesión económica, el incontrolable proceso inflacionario, la crisis del petróleo, la mayor competencia y reducción del comercio internacional y, funda- mentalmente, el crecimiento del déficit de la balanza de pagos de Estados Unidos. La crítica al fordismo y al Estado "benefactor" que lo complementa, esto es, al Estado que intervino en las esferas de la producción, la circulación y la distribución de bienes, asegurando la estabilidad económica, el empleo y la seguridad social de la población, produce un proceso de reestructuración del escenario económico internacional, en un contexto que tiene como trasfondo seis procesos claves: la internacionalización de la economía, la expansión de la democracia liberal, el dominio que ejercen las fuerzas del mercado sobre las otras esferas de la sociedad, las transformaciones de los sistemas de producción basados en el trabajo, la velocidad del cambio tecnológico y la revolución en los medios de comunicación de masas." Con diferencias en cuanto al punto de partida, 10 a la secuencia e intensidad de las medidas'! y a las herramientas utilizadas, es claro que en la mayoría de los países del mundo occidental se presenta un giro a favor de la desregulación, del libre mercado, de la privatización y la internacionalización de la economía. En esencia, se 8 Fernando Calderón y Mario Dos Santos describen el fordismo como aquel período que e s tu v o caracterizado por el aumento de la producción industrial asociado al crecimiento de la demanda agregada, a partir de los grandes flujos de inversión desde Estados Unidos hacia el resto de la economía y de la propia capacidad industrial norteamericana. Por su parte, para Alain Lipietz el fordismo es un modo de regulación, de permanente adaptación del consumo de masas a los avances de la productividad determinados por los procesos intensivos de acumulación. Sobre estas dos definiciones véase: Fernando Calderón y Mario Dos Santos. S o c ie d a d e s s in a ta jo s. C u ltu r a , p o lític a y r e e s tr u c tu r a c ió n económica en América L a tin a. Buenos Aires, Paidós, 1995, pp. 117, 134, 135. 9 Sobre estas seis tendencias véase: Peter Stalker (editor). E s ta d o s de d e s o r d e n e s. Los de la g lo b a /iza c ió n. Londres, UNRISD, 1995, pp. 5-10. e fe c to s s o c ia le s 10 Si existen graves crisis económicas o no. 11 Si se aplican políticas de shock o políticas gradualistas. 16 Estudios Políticos No. 22. Medellín, enero-junio2003 trata de un proceso de reforma del Estado marcado por el desplazamiento de la política a la economía como eje del desarrollo social. En este sentido, se puede afirmar que en la actualidad "la economía capitalista de mercado no sólo impone una drástica desregulación de los anteriores controles políticos, sino que a su vez regula la acción política por intermedio de las variables macroeconómicas. De hecho, las reformas estructurales en marcha desbordan ampliamente el marco económico [pues 1 no sólo imponen una economía de mercado, sino que van generando una verdadera «socie- dad de mercado» con nuevas actitudes, conductasCBA y expectativas".12 Pasando por alto muchos vericuetos de este conjunto de transformaciones, se puede afirmar que en esta sociedad de mercado existe un profundo malestar que está asociado, fundamentalmente, a la crisis de la sociedad del trabajo, a la existencia de un desempleo masivo, a la pervivencia de niveles altos de pobreza y a la irrupción de nuevas desigualdades. Si no traduzco mal el lenguaje de la economía, lo que se pretende afirmar es que la búsqueda de estabilización de las economías, los avances en materia de apertura de mercados y competitividad, la reducción del desajuste fiscal y el aumento del gasto social bajo el esquema del ajuste estructural, ha tenido como contra cara el aumento de las desigualdades estructurales entre países y regiones, y el crecimiento inevitable de todas las formas de desigualdad dentro de los países en vías de desarrollo. En términos de los equilibrios sociales y la producción deliberada de un orden, estos procesos tienen dos efectos fundamentales: a) amplían las desigualdades tradicionales o estructurales, es decir, aquellas que describen la jerarquía de ingresos entre categorías sociales (profesionales, ejecutivos, empleados, obreros); deterioran o no modifican las condiciones de pobreza en que viven muchos habitantes del tercer mundo y reducen las posibilidades para que los individuos puedan alcanzar niveles altos de desarrollo humano; y b) hacen aparecer un nuevo tipo de desigualdad, la desigualdad intracategorial, que procede de la recalificación progresiva de diferencias internas a categorías que antes eran relativamente homogéneas. El primero de estos aspectos no requiere mucha explicación. Se trata simplemen- te de afirmar que el aumento constante del desempleo, total o momentáneo, y la desvalorización de algunas categorías laborales, se han convertido en factores que aumentan los niveles de pobreza. Para demostrar esto, basta recordar que actualmen- te 968 millones de personas de los países en desarrollo no tienen acceso a agua potable, 2.400 millones de personas no tienen acceso a saneamiento básico, 2,2 12 Norbert Lechner. "Transformaciones de la política".UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA R e v is ta M e x ic a n a d e S o c io lo g ía No. L México, UNAM, enero-marzo de 1996, p. 5. 17 Crisis de la política, ciudadanos sufrientesCBA y sociedad sinóptica /UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA M a n u e l A lb e r to A lo n s o E s p in a l millones de personas mueren anualmente por la contaminación ambiental, 854 millones son analfabetas, 325 millones de niños están por fuera de la escuela primaria y secundaria, 1.200 millones de personas viven con menos de un dólar diario y 2.880 millones viven con menos de dos dólares diarios, 163 millones de niños menores de cinco años están desnutridos y 11 millones de niños menores de cinco años mueren anualmente por causas prevenibles." Para que el asunto sea un poco más familiar, se puede simplemente señalar, tomando los datos suministrados por Fedesarrollo, la Cepal y el Banco Mundial, que en Colombia la tasa promedio de desempleo está más o menos en eI20,2%. Esta cifra, sumada a factores históricos de nuestro desarrollo económico y político, explica que eI60,3% de la población -rnás de 21 millones de personas- vive en condiciones de pobreza. De este total de pobres, 12.600.000 viven en condiciones de pobreza extrema. Las cifras, en términos de hogares no varían mucho: en Colombia e145% de los hogares viven en condiciones de pobreza y, del total de hogares colombianos, un 20% se encuentra en situación de indigencia. El segundo de los aspectos señalados atrás, el referido al surgimiento de nuevas desigualdades, debe precisarse un poco más. Una de las consecuencias de la globalización y las políticas de reforma del Estado es, como ya se señaló, el bajo crecimiento de la economía, el aumento constante del desempleo, total o momentá- neo, y la desvalorización de algunas categorías laborales. Estos fenómenos introdu- cen un fuerte componente de aleatoriedad en las trayectorias de vida de individuos que tenían un universo más o menos común. De una u otra manera, bajo el mundo del empleo seguro y de la carrera lineal con ascensos por antigüedad, el mundo de individuos con trayectorias comunes se reproducía a sí mismo y, si variaba, casi siempre lo hacía de un mundo precario a un mundo más seguro. Por el contrario, en el contexto de la crisis de la sociedad del trabajo, éste es desmembrado y hoyes común hablar de un proceso de f1exibilización del trabajo marcado por la aparición de seudoautónomos empleados a tiempo parcial, empleados con contratos basura, empleados sin contrato y ciudadanos que se hallan en la zona gris del trabajo informal y el desempleo. En este sentido, el principio válido en la sociedad del trabajo, de que la ocupación se basaba en una seguridad relativa y en una previsibilidad a largo plazo, pertenece al pasado, pues hoy en el centro del m undo del trabajo y el sistema laboral gobierna el régimen del riesgo.14 13 Sobre estas cifras véase: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. I n fo r m e s o b r e d e s a r r o llo h u m a n o 2 0 0 1. p. 11. Tomado de http://www.undp.org 14 En Estados Unidos, uno de cada tres empleados ha ocupado el mismo puesto en la misma empresa menos de un año. Dos de cada tres han estado en el mismo puesto 18 Estudios Políticos No. 22. Medellín, enero-junio 2003 Lo que se intenta destacar, siguiendo a Jean-Paul Fitoussi y Pierre Rosanvallón, es que la crisis de la sociedad del trabajo -sociedad que tenía por función reducir las incertidumbres provocadas en nuestra relación con los otros hornbres-, tiene como correlato el surgimiento de una nueva forma de desigualdad, marcada por la amenaza o ruptura de la pertenencia a una categoría social determinada, es decir, una nueva forma de desigualdad que hace que "las categorías socioprofesionales, que ayer brindaban una buena representación de la sociedad en razón de su homogeneidad interna, pierdan poco a poco su pertinencia".15 Bajo el manto de las desigualdades estructurales (que se siguen incrementando) y de las nuevas desigualdades, la sociedad se vuelve menos legible -se vuelve opaca-, pues el aumento de las diferencias en el entorno próximo, oscurece las referencias, fracciona los grupos sociales, crea nuevas diferenciaciones entre quienes eran semejantesCBA y produce despertenencia social, es decir, crea una crisis del sujeto y de lo colectivo que está marcada por fuertes procesos de individualización." Y aquí entramos en el tercer punto del texto.KJIHGFEDCBA 3. R e fo r m a d e l E s ta d o , in d iv id u a liz a c ió n , s u je to e in c e r tid u m b r e De manera general, se puede afirmar que el gran corre lato de la crisis económica es la transformación del sujeto de la modernidad. En su expresión más simple, esta transformación se manifiesta en el hecho de que los individuos ya no saben muy bien quiénes son, a qué conjunto pertenecen y qué es lo que los liga a unos con otros. Y no sobra aclarar, que cuando se habla de los individuos se está haciendo referencia, fundamentalmente, al "eslabón más débil socialmente", es decir, a aquellos indivi- duos que han padecido el desempleo, que están por debajo del promedio de ingresos y que experimentan permanentemente situaciones de precariedad e inseguridad en lo relativo a la cuestión social. La crisis económica y la traducción de la política social en una política ambigua y marcada por la evocación de los buenos sentimientos -la cornpasión-, por el menos de cinco años. En Gran Bretaña, hace veinte años, e180% de los empleados eran del tipo UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA 4 0 / 4 0 (semana laboral de cuarenta horas durante cuarenta años de vida) y estaban protegidos por una compacta red de contención sindical, jubilatoria y de derechos compensatorios; hoy, sólo e130% entra en esa categoría. Véase: Zygmunt Bauman. O p. c it., p. 27. 15 Jean-Paul Fitoussi y Pierre Rosanvallón. L a n u e va era de la s d e s ig u a ld a d e s. Buenos Aires, Manantial, 1998, pp. 85, 86. 16 Ibíd., p. 103. 19 Crisis de la política, ciudadanos sufrientesCBA y sociedad sinóptica/UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA M a n u e l A lb e r to A lo n s o Espinal voluntarismo del espectáculo y por el uso maniqueista de la exclusión y la marginalidad, reorganiza los modos de jerarquización social y redefine los parámetros de diferen- ciación al hacerlos más individualizados y vagos. En este nuevo contexto, la mayor parte de los actos de la vida cotidiana escapan a una codificación precisa. Ninguna estructura es ya absolutamente coaccionante (aquí estamos hablando del debilita- miento de las normas) ni satisfactoria (se refiere a la distancia que existe entre realidad y denominación). Desde esta perspectiva, el aspecto clave de la transformación de los sujetos de h o y es, entonces, la creciente individualización y fragilización del sujeto de la modernidad. Con esta idease nombra " e l p r o c e s o d e d e s c o n e x i ó n " -de d e s a fi l i a c i ó n - que experimentan los individuos cuando el efecto emancipatorio del individualismo moderno -que se sustentaba en la autonomía y en la creación de sujetos portadores de derechos- se traduce en una percepción permanente de inseguridad, que obliga a cada uno a pulir su propia biografía personal sin orientarse por nada exterior a sí mismo.'? Individualización significa, "en primer lugar, el proceso de desvinculación y, en segundo lugar, el proceso de revinculación a nuevas formas de vida de la sociedad industrial en sustitución de las antiguas, en las que los individuos deben producir, representar y combinar por sí mismos sus propias biografías".18 Significa, "la desintegración de las certezas de la sociedad industrial y de la compulsión de encontrar y buscar nuevas certezas para uno mismo y para quienes carecen de ellas. Pero también significa nuevas interdependencias, incluso interdependencias [y yo diría compulsiones] globales".19 Individualización significa, entonces, "que la bio- grafía estándar se convierte en una biografía de elección, una biografía hágalo usted mismo, o, en expresión de Anthony Giddens, una "biografía reflexiva". Cualquier cosa que un hombre o una mujer haya sido o sea, cualquier cosa que piense o haga, constituye la individualidad del individuo, [la individualización)". 20 La individualización, como principio emancipador -como principio que daba forma al individuo autónomo y conquistador de la modernidad- produce, en el contexto de las nuevas desigualdades, un i n d i v i d u o s u fr i e n t e y t e m e r o s o que debe organizar su vida y hacerse cargo de sí mismo de manera más precaria y solitaria. En este sentido, las transformaciones del sujeto de la modernidad tienen que ver con la aparición de un individuo "autónomo" y "libre", pero almismo tiempo, inseguro y 17 Ibíd., pp. 37, 38. 18 Ulrich Beck. O p. cit., p. 28. 19 Ibíd., p. 29. 3) Ibíd., p. 30. 20 Estudios Políticos No. 22. Medellín, enero-junio 2003 frágil, pues se enfrenta a mayores niveles de incertidumbre y a una permanente crisis de porvenir. Y esta obligación de asumir la incertidumbre (que ya no es simplemente un modo de vida deliberadamente escogido por círculos contestatarios), introduce a los individuos en la parábola de la individualización/fragilización, es decir, en un mundo de "descompresión del espacio individual" en el cual los individuos, debido a que están relativamente liberados de todas las determinaciones exteriores y más emancipados, están también más abandonados a sí mismos. El malestar que experimentan muchos ciudadanos hunde sus raíces en la existencia de desigualdades persistentes y en el surgimiento de desigualdades categoriales. Estos dos tipos de desigualdades son determinantes en la generalización de dos tipos de sentimientos: el primero, está marcado por la pérdida de la identidad del sujeto y el afianzamiento de los procesos de individualización y, el segundo, por el surgimiento de incertidumbres crecientes hacia el futuro y la disolución del principio de igualdad que hacía legible el mundo. En último término, en la sociedad del ciudadano liberado y sufriente, el cuerpo social se atomiza, la sociedad se fractura y las solidaridades se deshacen.KJIHGFEDCBA 4. L a s tr a n s fo r m a c io n e s d e la p o lític a y d e lo c o le c tiv o Bajo los parámetros de los procesos crecientes de individualización CBAy sobre el trasfondo de la pérdida de los referentes "aceptados de desigualdad", las trayectorias individuales y sus permanentes variaciones permean a la sociedad y hacen que las identidades colectivas relativamente estables entren en progresivos procesos de disolución, es decir, se presenta una quiebra de la organización social y de las representaciones de lo colectivo que hacían legible el mundo, y aparece en escena la idea de la sociedad opaca. Para explicar esta idea se recurre a la definición de sociedad que trae Josetxo Beriain en su texto UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA R e p r e s e n t a c i o n e s c o l e c t i v a s y p r o y e c t o d e m o d e r n i d a d. El autor señala que toda sociedad se constituye cuando los individuos se representan como institución, esto es, cuando se presenta una relación nosotros a través de la existencia de un mundo instituido de significado que opera como proyecto colectivo." En la definición institucionalizada de un nosotros, expresado como autorepresentación normativa, se define la sociedad como institucionalidad y como orden. 21 Josexto Beriain. R e p r e s e n t a c i o n e s c o le c tiva s y p r o ye c to de m o d e r n id a d. Barcelona, Anthropos, 1990, p. 17. 21 Crisis de la política, ciudadanos sufrientesCBA y sociedad sinóptica/UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA M a n u e l A lb e r to A lo n s o Espinal Ese mundo instituido de significado que da forma a la institución sociedad, está dado por la relación que allí se establece con una estructura de significados sociales proporcionados por el sistema jurídico y político, la lógica del mercado, la industria cultural, entre otros. Así, "los individuos pertenecen a su sociedad porque participan en 5 U estructura de significaciones sociales -en sus normas, valores, mitos, proyectos y tradiciones- y porque (sabiéndolo o no) ellos comparten la voluntad de pertenecer asu sociedad (y no a otra) y procuran preservar su existencia".22 Lo fundamental es que la pertenencia a la institución sociedad está determinada por un compromiso hacia un orden normativo legítimamente estatuido. La individualización, la pérdida de los referentes de igualdad y el malestar, nombran, entonces, la disolución progresiva de los significados que hacían legible y descifrable a ese mundo instituido de sentido que denominamos sociedad moderna. Bajo el manto de las nuevas desigualdades y de la individualización y desconexión del sujeto, la sociedad se deshace y la idea de lo colectivo que ella encarna retrocede y da paso a un mundo fragmentado en el cual es difícil universalizar e institucionalizar las demandas, propuestas y proyectos que nacen de los múltiples m un dos de la vida que dan forma a la sociedad. La consecuencia inmediata de la opacidad de la sociedad es la mutación de las relaciones entre lo individual y lo colectivo, es decir, el surgimiento de un mundo marcado por una progresiva "desvalorización moral de la cosa pública", pues "hoy se hace cada vez más evidente que el porvenir de los individuos aparece menos ligado a un destino común". Y, si pensamos en el mundo de la política (en el mundo de las instituciones que dan forma a la política), resulta totalmente evidente que, en el contexto de la progresiva pérdida de contenido de la sociedad y de lo colectivo -y de la avasalladora irrupción del individualismo y el miedo-, la crisis de la política es, en esencia, una crisis de representación. En un mundo copado y estructurado por fenómenos, identidades y formas de vida poco institucionalizadas -que rebasan, eluden o desafían los esfuerzos desple- gados por el buen orden para codificarlos y someterlos-, el espacio de la política se vacía o asfixia. En este contexto se puede afirmar que la constelación de la política de la sociedad industrial se está haciendo apolítica, mientras que aquello que en la sociedad industrial era apolítico está deviniendo político. Asistimos, de este modo, al renacimiento de la subjetividad política y de un mundo en el cual los ciudadanos se orientan hacia los movimientos de base, no están vinculados a clases ni partidos, ?2 I b íd., p. 203. 22 Estudios Políticos No. 22. Medellín, enero-junio 2003 son extraparlamentarios y, organizativa y programáticamente difusos y conflictivos." Asistimos a una subpolitización reflexiva de la sociedad en la cual, el lugar y el sujeto de la definición del bienestar social, de una técnica específica del poder político, de la garantía de la paz pública y de la afirmación provocadora de una historia política de esta sociedad y sólo de esta sociedad, se han disociado. En este contexto, la gente emigra a nuevos nichos de actividad e identidad y deja el nido de su hogar político, y en esto se aplica, según Beck, el principio del final de la claridad y la aparición de formas de protesta, retirada y compromiso político marcadas por la ambivalencia. Bajo el manto de la irrupción de la subpolítica -o de la política de la vida en términos de Giddens-, "surge un compromiso contradictorio y múltiple, que mezcla y combina los antiguos polos políticos de tal manera que si pensamos las cosas hasta su conclusión lógica, todos piensan y actúan a la vez derechista e izquierdistamente, radical y conservadoramente, democrática y antidemocráticamente, política y apolíticamente. Todos son pesimistas, pasivistas, idealistas y activistas en aspectos parciales de su identidad".24 Hoyes claro que la clásica función de la representación no ofrece puntos de referencia ni perspectivas para la acción de los individuos, pues cada vez hay menos posibilidades de apoyarse en una acción colectiva para resolver las dificultades o hacer progresar las reivindicaciones. Además, la pertenencia a un grupo ya no da sentido a la acción y vida de muchos individuos. Como afirman Fitoussi y Rosanvallón, "una de las grandes funciones de la representación política consiste en producir legibilidad [y] hoy, esta producción de legibilidad [... ] sufre un desperfecto" pues, la sociedad no sólo es indescifrable para el individuo sino, también, para quien quiere intervenir en ella. Se trata, en último término, de una crisis de la política que tiene como trasfondo el "malestar del reformador, porque ve con menos claridad cómo captar las energías sociales y darles forma; y el malestar del ciudadano, porque ha perdido sus referencias".25 La sociedad opaca está marcada por una idea de la política en la cual todo o casi todo parece blando y rencauchado: las ideas, los proyectos, los programas. Este vaciamiento de los contenidos de la política toma forma en la "permanente desapro- bación plebiscitaria" de la nación y sus formas de estructuración de la política, y se expresa en la "trasgresión individual del contrato social y cívico" , en la "desconfianza generalizada hacia los dirigentes políticos, económicos y mediáticos", y en la irrup- Z3 Véase: Ulrich Beck. Op.UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA c it., CBA pp. 34, 35. 24 Ibíd., p. 37. 25 Jean-Paul Fitoussi y Pierre Rosanvallón. Op. c it., p. 32. 23 Crisis de la política, ciudadanos sufrientesCBA y sociedad sinóptica /UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA M a n u e l Alberto A lo n s o Espinal ción de formas de revuelta popular marcadas por la apelación directa e individual al Estado, por le.defensa insolidaria "de las conquistas sociales adquiridas" o por el retorno de la cuestión nacional." En suma, el diagnóstico de nuestras sociedades señala que "cuando los mecanismos económicos y sociales de regulación no funcio- nan más, cuando los individuos se sienten "peloteados" en una sociedad que les ofrece menos puntos de referencia, y cuando la maquinaria económica parece, con razón o sin ella, escapar al control y estar demasiado gobernada por las fuerzas impersonales de los mercados, se instala lógicamente un sentimiento de miedo. Todo pasa a percibirse como una amenaza virtual. De allí la suma de una serie de fantasmas y efectos perversos que corroen tanto el vínculo social como las formas de la vida democrática. Cierto trastorno identitario se mezcla con el vaciamiento de la vida política para generar un verdadero desperfecto de lo político" ,27 en el cual el miedo ocupa el lugar central de la definición de lo público y lo privado. La flexibilidad de todos los sistemas portadores de certezas, la precarización de nuestra condición de sujetos con capacidad de actuar racionalmente, la impotencia que produce el individualismo sufriente y la muerte de la sociedad (recordemos la frase de Margaret Thacher según la cual "la sociedad no existe"), desgarra la solidaridad social y vuelve incoloras a aquellas estructuras que permitían al hombre moderno trascender la vida individual. En este contexto de un individuo aislado y solitario, la forma constitutiva de la sociedad y de lo colectivo comienza a edificarse sobre el pilar del miedo, la sospecha y la búsqueda incesante, y muchas veces irreflexiva, de seguridad. El mundo de hoyes, tal como lo señala Zygmunt Bauman, un conteiner lleno hasta el borde de miedos fragmentados, dispersos y esparcidos, que sólo podrán habitar cierto espacio de encuentro en la medida en que logren anclarse en una causa común y dirigirse hacia un enemigo común. En una sociedad en la cual los miedos son difusos y la sospecha mutua es la coordenada de interacción social, "la única manera de alcanzar o recuperar la solidaridad comunitaria y el hábitat seguro -por solidario- es la elección de un enemigo común y la unión de fuerzas a través de un acto de atrocidad colectiva que apunta a un blanco común".28 La patologización del individualismo, la opacidad de lo colectivo, el vaciamiento de la política y, sus correlatos, el primado de la incertidumbre y el miedo, modifican los contenidos de lo público y lo privado en dos sentidos: en primer lugar, producen una creciente privatización de los miedos y una suerte de comunidad de perchero y, a5 Ibíd., pp. 38 Y ss. Z7 Ibíd., p. 68. ~ Zygmunt Bauman. O p. c it., p. 24. 24 Estudios Políticos No. 22. Medellín, enero-junio2003 en segundo lugar, unifica lo público en la figura del enemigo común y producen, por esta vía, la sociedad de la saguridad." La existencia real o metafórica de un orden y la posibilidad de pensar la sociedad como destino colectivo, marca uno de los hitos fundacionales del proyecto de la modernidad. Sobre la presencia real y simbólica de este orden descansaba la certeza y se resolvían los miedos y las incertidumbres de la especie humana. Ese orden propor- cionaba cierta lógica a nuestras formas de actuar y hacía plausible y posible el saber a quién apelar y qué hacer con nuestros miedos. Vivíamos, por así decirlo, en una sociedad poderosa, confiada y dotada de recursos para resolver, o hacernos creer que resolvía, esas preguntas y situaciones complejas que trastocaban nuestro ejercicio de la individualidad. Poseíamos un "condensado miedo oficial" que se resolvía o trami- taba en algún punto fuertemente custodiado de los edificios gubernamentales, en los centros de desarrollo científico y tecnológico o en el mundo del trabajo. Sin embargo, como se mostró atrás, esas edificaciones fuertemente custodiadas y encargadas de tramitar las incertidumbres que produce la modernidad, han sido desarmadas y pulverizadas, y "el polvillo resultante ha sido diseminado sobre la vasta extensión de la vida individual [... ]. Al individuo se le ha dado la libertad de crearse sus propios miedos, de bautizarlos privadamente a su antojo y de enfrentarlos asu modo. El gran miedo ha sido dividido en pequeñas unidades y [ha sido] privatizado".30 Ante los miedos inmanejables e intratables que nos acechan -por ejemplo, la guerra-, una de las tablas de salida para los individuos es fragmentar ese miedo en pequeñas unidades manejables. Esto nos da la posibilidad de emprender pequeñas tareas prácticas, y encontrar unas respuestas y unos propósitos para nuestras vidas que vayan más allá de la desesperada y resignada alternativa del nada puedo hacer. Los solitarios de estos tiempos de transformación de la modernidad, encuentran en esas pequeñas prácticas y tareas privadas, un instrumento para repeler +O acaso olvidar-las amenazas e incertidumbres que subyacen a la sociedad del riesgo y, fundamentalmente, un elemento de unión con los otros que son como ellos, es decir, con esos otros que están condenados a librar batallas similares. De estos contactos entre miedos privados, la única comunidad resultante es aquella tipo perchero, es decir, esa forma de comunidad que al contar los miedos experimentados individualmente "uno por uno" , permite colgar las preocupaciones privadas en un sólo perchero. Entre esos percheros, que tienen por función crear la 29 Estos tres procesos se encuentran desarrollados en el trabajo de Zygmunt Bauman citado aquí. 3) Zygmunt Bauman.UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA O p. cit., p. 72. 25 Crisis de la política, ciudadanos sufrientesCBA y sociedad sinóptica UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA I Manuel A lb e r to A lo n s o E s p in a l aparente existencia de una causa común fuerte, "encontramos casos tan diversos como el proyecto de reciclar sustancias tóxicas en el vecindario, la liberación de un reconocido pedófilo, la indulgencia hacia los que trasgreden la prohibición de fumar, (la gordura), o la noticia de que en un terreno en desuso del vecindario se establecerá un camping. En esas situaciones, los verdaderos móviles de la acción pueden ser difíciles de desentrañar, pero no difieren sustancialmente de aquellos -más eviden- tes- que impulsan a otras comunidades perchero. Todas ellas ganan fuerza al proporcionar una vía de escape para el miedo y la furia acumulados".31 Paralelamente al proceso de privatización de los miedos, corre el fenómeno de la desconfiguración del ámbito de lo íntimo y privado. Uno de los presupuestos de la modernidad, y posiblemente una de sus grandes conquistas, fue la constitución de la esfera de lo íntimo-privado como el lugar donde se desplegaba plenamente el derecho al secreto. Hoy este presupuesto no opera más, pues la esfera de lo privado ha sido redefinida como un escenario con derecho a la publicitación. Los innumerables realities y t a l k s h o w s son una muestra clara del auge de la exhibición pública de las emociones y secretos del mundo de lo íntimo. En este mundo de lo privado pub licitado , "el público -Iá reunión de otros individuos- solamente puede victoriar o abuchear, encomiar o condenar, admirar o despreciar, instar o disuadir, guiñar con complicidad o reprender con aspereza. [En todo caso] nunca prometerá hacer nada que el individuo no pueda hacer por sí mismo, ni resolverá los problemas por el individuo que los sufre [... ], ni tomará en sus manos la responsabilidad de esos problemas".32 En este sentido, la individualización, el miedo y la inseguridad introducen cambios en el status de los asuntos privados y, paralelamente, resignifican la esfera de lo público. Ésta ya no es más el espacio de los grandes problemas colectivos y del ejercicio de la política, entendida como práctica de la libertad, la solidaridad y la racionalidad. Lo público -que en gran parte se configura a través de lo televisivo-se ha "transformado en un territorio donde los asuntos privados y las posesiones exclusivas son exhibidas, y se ha vuelto irrelevante el hecho de que nadie pueda reclamar con razón que esa exhibición afecta a sus intereses privados o a su bienestar. En verdad, esa exhibición ha sido declarada de interés público, pero con el mismo gesto, el interés también ha sufrido un cambio radical, tras lo cual ha quedado reducido a la curiosidad y al interés por satisfacer esa curiosidad. Hacer público todo a q u e l l o q u e d e s p i e r t e o p u e d a d e s p e r t a r c u r i o s i d a d se h a t r a n s fo r m a d o , en l a a c t u a l i d a d , en e l c e n t r o de l a i d e a de s e r de i n t e r é s p ú b l i c o ". 3 3 31 I b í d., pp. 5 6 , 5 7. 32 I b í d., p. 74. 33 I b í d., p. 7 3. 26 Estudios Políticos No. 22. Medellín, enero-junio 2003 Finalmente, es importante señalar que las comunidades perchero y la publicidad de las emociones no reducen las demandas de seguridad, pues el gran miedo, la gran amenaza, la gran incertidumbre, siguen ahí, tocando a cada puerta selectivamente, en días diferentes y a horas diferentes. El problema es que la fuente de estas incertidum- bres -de toda esta inseguridad- no es categorizable ni ubicable en un domicilio fijo, pues se esconde y atrinchera en procesos y denominaciones tan desconcertantes como mercados financieros, globalización económica, competitividad, flexibilidad, oferta y demanda, guerra,CBA n a r c o t r á f ic o y mercado ilegal de armas, entre otros. ¿Qué se puede hacer para enfrentar a este enemigo oculto? cQué hacer, cuando sabemos de antemano que la sociedad ya no salva? Posiblemente, a los individuos sufrientes no les quedan sino dos alternativas: en primer lugar, "buscar orientación en la astrología, la adivinación y las ciencias ocultas e intentar asegurar el futuro comprando boletos de la lotería"34 o, en segundo lugar, crear una sociedad con sobrecargas de protección, es decir, una sociedad cuyo imperativo individual y colectivo sea proporcionar seguridad. Se trata, por un lado, de colocar sobre las espaldas de los individuos el manejo de la inseguridad, sugiriéndoles que se aíslen, recluyan y escondan de esas "cosas" que ocurren allá afuera, en el lugar de lo público, en lo colectivo. Colocar puertas electrificadas, cerraduras antirrobo, alarmas y cáma- ras de vigilancia; vivir en complejos habitacionales cerrados, usar silbatos, gas- pimienta, pistolas de gas lacrimógeno o paralizante, pistolas de salva o de pólvora, aprender karate y, sobre todo, delatar al sospechoso, al extraño, al otro, son algunas de las estrategias recomendadas para satisfacer ese imperativo individual de la obtención de seguridad. En el otro lado, está la posibilidad de categorizar y dotar de una identidad más o menos definida al sujeto productor de incertidumbre. Este ya no nombra a ese conjunto de procesos enumerados atrás, sino a todos aquellos que constituyen una amenaza a la ley y al orden. En este sentido, nos queda la posibilidad de crear el artificio de la protección colectiva, exigiéndole al Estado que luche contra el crimen real y potencial, y que instituya verdaderos mecanismos para la garantía de la seguridad pública. Por esta vía, sólo obtendrán beneficios electorales aquellos gobernantes que nos demuestren que pueden cerrar las fronteras a los inmigrantes, endurecer las leyes y aplicar mano dura contra el delito, construyendo más cárceles, poniendo más policías en las calles, siendo menos indulgentes con los convictos o fortaleciendo a las fuerzas militares para que enfrenten, de una vez y para siempre, a aquellos enemigos internos y externos de los que derivan todos los males. En los 3'lUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA l b í d., p. 58. 27 Crisis de la política, ciudadanos sufrientesCBA y sociedad sinóptica / Man UTSRQPONMLKJIHGFEDCBA u e l A lb e r to A lo n s o E s p in a l estrechos marcos de libertad que va dejando la sociedad de la seguridad, se aprecia una clara tendencia a desplazar todos los asuntos públicos al terreno de la justicia penal y a criminalizar todos los problemas sociales. Hoy, "el delito ya no es estiqmatizado ni considerado una trasgresión de la norma, sino algo que pone en peligro nuestra protección". 35 En la defensa de la ley y el orden, y en la edificación de la sociedad de la seguridad, a los individuos ciudadanos se les pide, como mínimo, observar y señalar a todos aquellos que de una u otra forma atentan contra la seguridad colectiva. Se trata, en lo fundamental, de complementar a la sociedad del panóptico, aquella donde unos pocos observan a muchos, con la sociedad del sinóptico, es decir, aquella donde 36 muchos observan a unos pOCOS. En esta sociedad, la política queda reducida a la apelación a un ciudadano patriótico que es capaz de observar, delatar a los otros y, fundamentalmente, de sacrificar todo -incluso sus libertades y bienestar- para enfrentar decididamente a ese enemigo común que produce incertidumbre y temor. y no sobra anotar que este modelo del ciudadano patriótico asesta un duro golpe al corazón de la vida política democrática. lí Ibíd.,p.61. li La idea es tomada de Thomas Mathiesen. Véase: Ibíd., pp. 79,80. 28