Las Ciencias Sociales y la Sociedad Global PDF

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Este artículo discute los nuevos retos a las ciencias sociales presentados por la realidad social y la historia de las sociedades, las naciones y los continentes finales del siglo XX. Se centra en la globalización y la complejidad de la sociedad actual.

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Perfiles Educativos ISSN: 0185-2698 [email protected] Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación México Ianni, Octavio Las ciencias sociales y la sociedad global Perfiles Educativos, núm. 71, enero-marz, 1996 Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13207101 Cómo citar el artículo Número completo Sistema de Información Científica Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto PERFILES EDUCATIVOS LAS CIENCIAS SOCIALES Y LA SOCIEDAD GLOBAL *Octavio Ianni *Traducción: Heriberta Castaños La realidad social, la historia de las sociedades, de las naciones y de los continentes plantean, a finales del siglo XX, nuevos retos a las ciencias sociales, problemas que parecen rebasar la capacidad de interpretación de los conceptos conocidos. Estos implican no sólamente alteraciones relacionadas con el objeto de las ciencias sociales, sino también la reflexión en niveles ontológico y epistemológico, el desarrollo de nuevos lenguajes. Para Octavio Ianni, la conformación de la sociedad global abre nuevamente el problema de las articulaciones entre razón e historia, por lo tanto, nuevas posibilidades de realización. SOCIAL SCIENCES AND GLOBAL SOCIETY At the close of the XX century social reality and the history of the societies of the different nations and the different continents confront social sciences with new challenges and new problems that seem to go beyond the capability of interpretation of known concepts. These challenges involve not only the changes concerning the object of study of the social sciences, but also the brainwork at an onthological and epistemological level in the developement of new languages. For Octavio Ianni, the structure of global society raises once more the question of the link between reason and history, thereby offering new possibilities of interpretation. * Universidad de Campinas, Brasil. Introducción A fines del siglo XX, las ciencias sociales se enfrentan con problemas nuevos, inesperados, en los que se ha trabajado muy poco. El objetivo de las ciencias sociales rebasa la capacidad de interpretación de los conceptos conocidos. El individuo y la sociedad ya no se sitúan únicamente en el ámbito de la nación y de su historia. La biografía no expresa ya la autonomía o identidad del individuo, ni se explica suficientemente a través del grupo, clase o sociedad nacional. La cultura, además de sus formas conocidas, como expresión o condición de grupos, clases, etnias, minorías o sociedades, está llena de patrones y valores, ideas e imaginarios provenientes de otros grupos, clases, etnias, minorías y sociedades que van más allá de su rango de interpretación. Las relaciones, los procesos y las estructuras de dominación y apropiación, de antagonismo e integración, rebasan las fronteras, los mares y los océanos. En suma, los problemas con los que se enfrentan las ciencias sociales parecen rebasar la capacidad de interpretación de los conceptos conocidos. No se trata de suponer que el acervo teórico existente deba abandonarse, puesto que representa conquistas innegables en términos de explicación y comprensión. En él están conceptuados, categorizados, codificados o resumidos los aspectos básicos de la vida social en los Centro de Estudios sobre la Universidad / UNAM PERFILES EDUCATIVOS niveles micro y macro. Por el contrario, se trata de reconocer que las conquistas teóricas ya alcanzadas por las ciencias sociales puedan desarrollarse, renovarse, repensarse. Gran parte de lo que constituía la problemática de las ciencias sociales se concebía en términos de interpretaciones micro y/o macro; hoy, en cambio, la interpretación puede ser micro, macro y meta. Los nuevos problemas Aquí se ubica el problema central: a fines del siglo XX, la realidad social, la historia de las sociedades, de las naciones y de los continentes presentan problemas científicos para los que los conceptos, las categorías, las leyes o las interpretaciones disponibles parecen insuficientes. Las controversias sobre teorías micro o macro, vistas de modo exclusivo, o en sus articulaciones posibles, quedan rebasadas por los problemas de amplia envergadura que surgen de la sociedad internacional, mundial o global. Los debates sobre el individualismo y el holismo metodológico se enfrentan a las dimensiones multinacionales, internacionales, mundiales o propiamente globales de las relaciones, procesos y estructuras. Los dilemas de las ciencias sociales cambian o transforman a los individuos y las sociedades, los grupos y las clases sociales, los movimientos sociales y los partidos políticos, la sociedad y el poder, la economía y la sociedad, la cultura y la vida social, el pueblo y la ciudadanía, la soberanía, el autoritarismo y la democracia. En otros aspectos se crean desafíos naturales para enfrentar las perspectivas teóricas que surgen en términos de evolución y diferenciación, orden y progreso, racional e irracional, reforma y revolución, comprensión y explicación, estructura y sentido, contradicción y tendencia. Se abre nuevamente el problema de las articulaciones y desencuentros entre razón e historia. Éste es el contexto donde las teorías micro y macro pueden complementarse o recrearse, en el ámbito de las metateorías. Las transformaciones de la realidad social son nuevas a escala mundial, y no se limitan a alteraciones relacionadas con el objeto de las ciencias sociales. Implican problemas ontológicos y epistemológicos sobre los cuales vale la pena reflexionar, y que las ciencias sociales apenas empiezan a enfrentar. La sociedad "se volvió tan compleja que ya no puede verse como la totalidad dinámica de un complejo estructural. La sociedad, diferenciada funcionalmente, se encuentra descentralizada; el estado ya no es la vanguardia política, que se encargue de desempeñar las funciones de la sociedad global; parece que el mundo entero se transformó en periferia. De hecho, la economía y la administración pública rebasaron el horizonte del mundo de la vida. Estos subsistemas, controlados por los medios, se transformaron en una segunda naturaleza; siendo redes de la comunicación objetiva, escapan al saber intuitivo de sus miembros dispersos en los diversos mundos del sistema.1 El objeto de las ciencias sociales ya no es sólo la sociedad nacional o el individuo de esa sociedad. Ellos son ya los únicos actores sociales, relaciones, procesos y estructuras inherentes a los modos de ser, de organizarse o de modificar la sociedad nacional. En el siglo XX, y a escala cada vez mayor, el objetivo de las ciencias sociales se modificó substancialmente en términos cualitativos, además de cuantitativos. Lo que es nacional es además una expresión de articulaciones globales: dinero, capital, trabajo, tecnología, división del trabajo, empresa, corporación, conglomerado, mercado, complementariedad, multilateralidad, economías de escala, intercambios desiguales, proteccionismo, aislacionismo, estatismo, dependencia, interdependencia, imperialismo. El individuo, actor, identidad, grupo social, clase social, etnia, minoría, movimiento social, partido político, corriente de opinión pública, poder estatal, todas esas dimensiones de la realidad, ya no se agotan en el ámbito de la sociedad nacional. Además de esta configuración histórica, de esta formación social, hay otra configuración más amplia, una formación social en cuyo contexto todo cambia de aspecto. Nada pierde su fisonomía original y todo adquiere otros trazos, sonidos, colores, movimientos, tensiones, posibilidades. La totalidad histórica y teórica comprendida por la sociedad global incluye en cada uno de sus componentes algo de su modo de ser, posibilidad de actuar, sentir, pensar o imaginar. Bajo el impacto de diversos desarrollos económicos, políticos, tecnológicos, y particularmente de la revolución en las comunicaciones y en los flujos de información, Centro de Estudios sobre la Universidad / UNAM PERFILES EDUCATIVOS el mundo social puede decirse casi literalmente que se encogió, asemejándose a lo que McLuhan llama "la aldea global", Wallerstein "el sistema mundial" y Tilly "nuestra era de una sola pieza". Al mismo tiempo, el mundo social cambió sus formas típicas de articulación interna o estructuración. Debido a la creciente interconexión mundial de las sociedades, los diversos fenómenos sociales adquirieron una escala verdaderamente global. En cambio, las comunidades locales, las tribus, los clanes, los grupos étnicos, las naciones y también los estados, perdieron algo de su significado anterior.2 En esta perspectiva, resulta que las ciencias sociales tienen el desafío de interpretar nuevas realidades y de reinterpretar realidades que ya habían sido explicadas o comprendidas. En la medida en que el objeto se modifica cualitativamente, y no solamente en términos cuantitativos, se reabre el problema de la reconstrucción de conceptos, categorías, leyes e interpretaciones. Además de las nuevas realidades, las realidades anteriores se reubican en nuevos moldes, en otro contexto histórico, en un contrapunto diferente entre singularidad y universalidad. Hoy, cuando el mundo moderno está sujeto a las tensiones contradictorias de la globalización y la localización, la secularización y el fundamentalismo, la modernización y la postmodernidad, es dable esperar que estas contradicciones se reflejen en el sistema conceptual de la propia sociología.3 La sociedad global En la sociedad global se generalizan las relaciones, los procesos y las estructuras de dominación y apropiación, antagonismo e integración. Las realidades que generalmente estudian la historia, la geografía, la demografía, la sociología, la economía política, la ciencia política, la antropología, la lingüística y otras ciencias sociales, esas realidades se universalizan a escala creciente. Adquieren otras connotaciones, recreando las anteriores. Se modifican los individuos, las comunidades, las instituciones, las formas culturales, los significados de las cosas y las ideas, enfocados en configuraciones histórico-sociales. Se reorganizan las articulaciones entre el individuo y las sociedades en el ámbito global. En todas partes la vida del individuo se ve afectada de manera creciente por hechos y procesos ocurridos en otros lugares. Esto es probablemente cierto tanto en el ámbito de las grandes potencias como en el de las pequeñas o de las nuevas naciones.4 He aquí un aspecto de las controversias metodológicas que se había dejado en un segundo plano: se modificó sustancialmente el objetivo de las ciencias sociales. El individuo y la sociedad que inspiraban la formación de los desarrollos de las ciencias sociales, se localizaban en el ámbito de la nación. A medida que el individuo y la sociedad desafían a las ciencias sociales, se localizan en algún lugar de la sociedad global, y se determinan por los movimientos de esta sociedad. Desde fines del siglo XIX, y en escala creciente y acelerada en el siglo XX, la sociedad se modificó substancialmente. Las sociedades nacionales son progresivamente absorbidas por la sociedad global; al mismo tiempo que ésta se forma, aquélla se transforma. Las relaciones, los procesos y las estructuras de dominación y apropiación, antagonismo e integración, que con anterioridad se localizaban principalmente en la sociedad nacional, se encuentran ahora además o principalmente, en la sociedad global. Éste es probablemente el contexto histórico en el cual se sitúan algunos aspectos fundamentales de las controversias sobre: rupturas epistemológicas, revoluciones científicas, holismo e individualismo, gran relato y pequeño relato, razón instrumental y razón crítica, ciencia e ideología, ideología y utopía. De hecho, hay una evidente crisis de la racionalidad en las ciencias sociales, que se agrava o se atenúa en diferentes coyunturas en el siglo XX. Y esto tiene mucho que ver con las limitaciones, desaciertos o ilusiones heredadas de la Ilustración, que inspiró gran parte de las ciencias sociales en el siglo XIX y continúa inspirándolas en el siglo XX. Pero el desafío no se sitúa únicamente en el nivel ontológico; se modifica sustancialmente el ser social, la realidad histórico social, el objeto de las ciencias sociales. En el siglo XIX, el individuo aún podía ubicarse en el ámbito de la sociedad, y ésta, en los confines de la nación. En el siglo XX, el individuo se sitúa simultáneamente en el ámbito de la sociedad nacional y global. La propia sociedad nacional solamente puede verse en el horizonte abierto de la sociedad global. Si las ciencias sociales nacen y se desarrollan como formas de autoconciencia científica de la realidad social, podemos imaginar que puedan desafiarse cuando esa realidad ya no es la Centro de Estudios sobre la Universidad / UNAM PERFILES EDUCATIVOS misma. El pensamiento lógico o histórico puede modificarse un poco, o mucho, cuando sus términos cambian, y más aún, cuando se transforman. Entre tanto, las controversias epistemológicas y ontológicas quedan rezagadas principalmente por la oposición entre individuo y sociedad, sincrónico y diacrónico, estructural e histórico, explicación y comprensión, holismo e individualismo o macro y micro. Primero, hay quienes proponen el abandono de las teorías históricas macro o micro. Preconizan la adopción del individuo, actor social, existencia, vivencia, situación, identidad, discontinuidad, homo sociologicus, economicus, politicus, simbolicus y otros, como el verdadero y único objeto y compromiso de las ciencias sociales. Segundo, hay quienes reafirman la prioridad de los enfoques históricos macro. Alegan que si bien la sociedad se modificó, ésta sigue siendo la totalidad que confiere consistencia empírica y lógica a la interpretación. Tercero, hay también los que defienden la posibilidad de superar cualquier reduccionismo. Sugieren la conveniencia de combinar y enriquecer las perspectivas tanto macro como micro. Éstas son las tres tendencias dominantes en las controversias y en la producción científica; pero no son las únicas.5 Nuevos objetivos de las ciencias sociales. Casi no se menciona el hecho de que el objetivo de las ciencias sociales evolucionó, se transformó cuantitativa y cualitativamente. De manera implícita o explícita, las controversias se refieren al individuo y a la sociedad, enfocados en términos de relaciones, procesos y estructuras nacionales. Las dimensiones globales de la realidad social aún parecen interesar poco a las ciencias sociales. Si bien la economía y la política ya se dedican a las relaciones internacionales, a las condiciones multinacionales, estas ciencias siguen apoyándose en cánones referidos a la sociedad nacional. El patrón del mercado para la economía sigue siendo el nacional. Y el patrón de la soberanía, para las ciencias políticas, continúa siendo el del Estado-nación. En este sentido, la formación de la sociedad global podrá involucrar nuevos problemas epistemológicos, además de ontológicos. En la base de la razón crítica, que adquiere una de sus dimensiones más originales con la Ilustración, está la hipótesis de la sociedad civil o Estado- nación, con sus movimientos, diversidades, desigualdades, contradicciones. La historicidad entendida por la Ilustración y sus continuadores está imbuida de la idea de la sociedad nacional. La razón de Kant se refiere al ciudadano como miembro del Estado nacional. Cuando éste analiza la idea de la historia universal en el sentido cosmopolita, está tomando como referencia al Estado nacional.6 Cuando él y algunos otros pensadores se refieren a la historia universal, a la sociedad internacional, están reflejando ciertas condiciones de comercio, intercambio, colaboración o conflicto, o guerra y paz, entre naciones. De hecho los antiguos teóricos de la "sociedad internacional", como Grotius y Kant, intentaron entender el estado en el contexto de una "sociedad de estados". Ellos exploran las condiciones y requisitos para la coexistencia y cooperación entre estados, concentrándose, en particular, en la naturaleza y extensión de las relaciones reguladas jurídicamente. Estos pensadores darían un impulso crucial al desarrollo del derecho internacional y de la teoría política internacional.7 En el pensamiento de Hegel, la historia universal es el plano sobre el cual se realiza la razón, el espíritu. El mismo espíritu que se forma y se transforma, emancipándose progresivamente, también forma y transforma la historia. Lo histórico y lo lógico se constituyen recíprocamente. Lo histórico no se limita a la ciudad-Estado, a la comunidad feudal, a la formación de la sociedad civil, a la revolución burguesa. Esos son momentos simbólicos en los cuales el espíritu se forma en distintas modulaciones, cada vez más realizadas. Por lo tanto, no se puede considerar lo universal, que la historia universal filosófica tiene por objeto, como una parte solamente, por importante que sea, que coexistiera con otras partes; pues lo universal es lo infinitamente concreto que comprende todas las cosas, que está presente en todas partes. Solamente recordaré dos de sus formas, relativas a la convicción general de que la razón ha regido y rige al mundo y por consiguiente también a la historia universal [...] Reconoce que la historia universal es este curso evolutivo y la realización del espíritu.8 En varias épocas se formulan reflexiones sobre la realización de la historia como historia universal. Pero en la época de la revolución burguesa (cuando se forma la sociedad civil y el Estado-nación), la idea de historia y de razón universales se presenta más bien como ideas, posibilidades, utopías. La supervivencia de las formas sociales pretéritas, feudales o no, era Centro de Estudios sobre la Universidad / UNAM PERFILES EDUCATIVOS notable. Las sociedades nacionales se formaban a través de la reducción o superación de regionalismos, la génesis del mercado nacional, la emergencia de las clases sociales, el desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción capitalistas. En rigor, la revolución burguesa en su sentido amplio comprendió transformaciones estructurales, al mismo tiempo que sociales, económicas, políticas y culturales. El pensamiento en general, se enfrentaba a nuevos problemas de todo tipo. Así las rupturas epistemológicas abren horizontes para la formación y el desarrollo de las ciencias sociales comprometidas muchas veces con los cánones instituidos por la formación de la sociedad nacional. En gran medida es lo que pasa con la historia, la geografía, la sociología, la economía, la antropología, la sicología, la lingüística y otras ciencias sociales. Puesto que la razón se concebía como universal, estas ciencias se forman y se desarrollan en los marcos de referencia establecidos en la sociedad nacional. He aquí la matriz histórica y lógica en que el pensamiento científico aún parece debatirse en el siglo XX, cuando el Estado-nación está declinando y la sociedad global está en formación. Cuando todo lo que es local, regional, nacional y continental se determina por los movimientos de la sociedad global en franca expansión. Entre tanto, ya se esbozan discusiones más directas e innovadoras, en el sentido de captar las peculiaridades de la sociedad global en sus dimensiones sociales, económicas, políticas, culturales e históricas. La problemática internacional, multinacional, trasnacional o mundial, en casi todas las ciencias sociales, se recrea y se desarrolla a través del reconocimiento de que existe una realidad social que se puede llamar concretamente sociedad global. Quedan en segundo plano los cánones instituidos por la hipótesis de la sociedad nacional. Está claro que todos los temas de la sociedad nacional continúan vigentes, así como los diferentes aspectos del individuo. Pero la realidad social, ya sea social, económica, política, cultural e histórica, comienza a definirse en términos de la sociedad global. Una sociedad compuesta por naciones y nacionalidades, etnias y clases sociales, empresas trasnacionales y organizaciones multilaterales, estructuras de poder nacionales y estructuras de poder supranacionales, geopolíticas continentales y mundiales, industrias culturales nacionales e internacionales, ideas nacionalistas y colonialistas al lado de ideas internacionales o propiamente cosmopolitas, formas participativas de individuos, grupos, clases y colectividades en la maquinaria del mundo que nos permite imaginar al ciudadano del mundo. La interpretación de la sociedad global está apenas en sus comienzos. Seguramente se desarrollará bastante en la medida en que la sociedad global se transforme, cree nuevas realidades, recree contextos pasados en otras configuraciones sociales, abra diferentes horizontes históricos. En la medida en que presente la posibilidad de construir nuevos conceptos, categorías, leyes o interpretaciones sobre las relaciones, los procesos y las estructuras de dominación y apropiación, antagonismo e integración desarrolladas en el ámbito de la sociedad global, todo lo que es nacional se determinará también por lo que es global. Es como si la globalización arrojase luz sobre unos y otros, sobre las personas y las ideas en todas partes del mundo. Para interpretar los dilemas y las perspectivas que se generan con la formación de la sociedad global, las ciencias sociales naturalmente sienten trabas para movilizar críticamente todos sus conocimientos acumulados, recursos teóricos y metodológicos disponibles. En ciertos aspectos, éstas rescatan las potencialidades interpretativas de las teorías macro, holistas, históricas, globalizantes, mientras esas potencialidades se enriquecen con las contribuciones logradas por las interpretaciones en el nivel micro del individualismo, del pequeño relato. Pero no hay duda que pueden ser, en alguna forma, cuestionadas. Nuevas interpretaciones. Es como si la historia volviera a empezar. Hay mucho que interpretar en primera instancia, o de un modo diferente. Aun las realidades que antes eran muy bien interpretadas, en el horizonte de la sociedad nacional, deben ser repensadas, ya que ahora se realizan en términos diferentes, nuevos, sorprendentes. El contrapunto singular, particular y universal adquiere otros significados, involucra otras mediaciones. Las mediaciones, determinaciones y tendencias de la realidad social están impregnadas de articulaciones tanto micro, como macro y meta. La sociedad global comporta nuevas formas de ser, de vivir, de trabajar, de actuar, de sentir, de pensar, de soñar, de imaginar. Se trata de un horizonte histórico y teórico en el cual el individuo, grupo, etnia, minoría, clase, sociedad, pueblo, ciudadanía, democracia, autoritarismo, representación, opinión pública, historia, tradición, mercado, moneda y otras expresiones y Centro de Estudios sobre la Universidad / UNAM PERFILES EDUCATIVOS condiciones de la vida social adquieren nuevos significados. La sociedad global comprende una totalidad más amplia en movimiento, absorbiendo necesariamente a la sociedad nacional y al Estado-nación, así como al individuo y a la ciudadanía, a la cultura, a la religión, al idioma y al dialecto. En este universo, las ciencias sociales pueden repensar conceptos, categorías, leyes, interpretaciones. El ethos mundial, cosmopolita, que antes fue imaginado como posible, ideal, utópico, se vuelve emergente, real, evidente. Estamos exactamente delante de este nuevo "problema social" y percibimos nuestro desamparo teórico. Este nuevo problema articula algunos capítulos fundamentales: 1. creación de un nuevo derecho internacional capaz de llevarnos en dirección a un gobierno mundial eficiente, sin rupturas graves con las tradiciones culturales nacionales, que sea capaz de velar por las nuevas culturas nacionales en formación; 2. la reestructuración de la ciudadanía en estados nacionales para "hospedar" a los nuevos sujetos que emergen "de abajo" o que llegan "de afuera", evitando los complejos de inferioridad de los "recién llegados" y el efecto de desestabilización de los valores que la civilización moderna comporta; 3. la promoción consecuente de una cultura realmente abierta que posibilite la integración sin "destrucción" cultural y, por eso, posibilite una propuesta constitutiva para la integración permanente y especialmente, para lo que podía llamarse autorreducción de demanda, o mejor dicho el control cultural colectivo de la demanda, y 4. despotencialización de los radicalismos intelectuales (y a largo plazo, también políticos) que hoy se alimentan de la discriminación o de la marginalización, lo que desemboca en integrismos políticos, en fundamentalismos religiosos, o en relativismos nihilistas.9 Aquí comienza la historia de nuevo. En lugar de una sociedad global en vías de perfeccionamiento, en la cual las cuestiones sociales, regionales, nacionales y continentales encontraran soluciones satisfactorias para unos y otros, emerge una sociedad global problemática, en la cual el pasado irrumpe por todos lados, desafiando las formas de autoridad y de imaginación. En lugar de un mundo capitalista sin dilemas, realizándose de modo cada vez más perfecto, como si fuese el clímax de la historia, tenemos un mundo capitalista difícil, no tanto interdependiente y articulado como problemático o contradictorio. El mismo proceso de globalización, en el cual se desarrolla la interdependencia y la integración, promueve la desigualdad y la contradicción. La democracia se desarrolla poco. Al contrario, tiene avances y retrocesos hasta en los países más prósperos, en los cuales las conquistas sociales avanzan más. También la sociedad global se revela como una fábrica de alienación. Una fábrica en la cual se descubren nuevas luchas por la emancipación de los individuos, grupos, clases, nacionalidades, etnias, minorías, naciones y hasta continentes. Esta fábrica de desigualdades y antagonismos sociales, económicos, políticos y culturales ya no es únicamente la sociedad nacional, sino también la sociedad global. Es más, el modo por el cual ésta dinamiza y universaliza conquistas y dilemas con base en la reproducción ampliada del capital, provoca una especie de aceleración de las diversidades y los desequilibrios frecuentemente traducida en desigualdades y antagonismos. Todo lo que era principalmente regional, nacional y continental ahora también es básicamente mundial. La sociedad global es el escenario histórico donde las condiciones de integración y antagonismo, alienación y emancipación se desarrollan en escala amplia, acelerada, influyendo individuos, grupos, clases, etnias, minorías, sociedades y continentes. La sociedad global puede ser vista como una totalidad histórica y lógica. Es un todo múltiple, heterogéneo y caleidoscópico, al mismo tiempo tenso e integrado, contradictorio y organizado, abierto y en movimiento. Comprende naciones y continentes, pueblos, sociedades y culturas, lenguas y dialectos, religiones y sectas, grupos y clases sociales, étnias y minorías, movimientos sociales, partidos políticos y corrientes de opinión pública. Involucra factores de producción, fuerzas productivas e instituciones jurídico-políticas que garanticen las relaciones de producción, los modos de producir y reproducir, repartir y consumir. Una vasta y compleja fábrica social donde la producción y la reproducción, simultáneamente material y cultural, involucra las mercancías, las personas y las ideas, tanto en la sociedad como en la naturaleza. En escala global, la naturaleza es historiada como patrimonio universal. En síntesis, la sociedad global puede Centro de Estudios sobre la Universidad / UNAM PERFILES EDUCATIVOS ser vista como una nueva y aún poco conocida totalidad histórica y lógica, en cuyo ámbito todo se recrea, en otros términos, con base en nuevas determinaciones. Aquí se combinan el desarrollo desigual y la no- contemporaneidad en distintos grados. Son diversidades, heterogeneidades y contradicciones mezcladas en diversas proporciones, en las provincias o naciones, a escala continental y mundial. Se combinan, se desencuentran y se tensan formas de vida y de trabajo, modos de ser, sentir, actuar, pensar, soñar, imaginar. Lo que parecía un caleidoscopio inteligible en el ámbito de la nación, aparece como un caleidoscopio diferente, nuevo, sorprendente, enloquecido, en el cual se observan formas, colores, sonidos y movimientos insospechados, desconocidos. Éste es el horizonte en el que los individuos, grupos, clases, etnias, minorías, nacionalidades y otras categorías subalternas adquieren nuevas perspectivas. En la medida en que piensan sus condiciones sociales de existencia, su individualidad, nacionalidad y globalidad, pueden desarrollar otro modo de ser, una diferente imaginación, una nueva autoconciencia. En el ámbito de la sociedad global se rompen singularidades y universalidades heredadas de formas pretéritas de ser y de pensar, y emergen nuevas singularidades y universalidades constitutivas de otras formas de ser y de pensar. Precisamente cuando nos imaginábamos que el pensamiento ya entró en la época de la postmodernidad, los desafíos de la sociedad global reabren nuevas perspectivas para la modernidad. En otras palabras, la postmodernidad habla de la fragmentación de la realidad, de la disolución de la historia, de la discontinuidad, de un reconocimiento de que la razón ya no recupera sino parcialmente lo real, ya que lo real está impregnado de dimensiones no racionales, irracionales o intangibles por las categorías lógicas y teóricas disponibles, por las formas de conocimiento heredadas de la Ilustración. El tiempo y el espacio no son sólo múltiples sino desencontrados, al igual que los movimientos de la realidad social de la vida humana, de la historia. La razón científica apenas alcanza a abarcar al individuo, al actor, la identidad, la vivencia, la existencia, al proyecto, a lo cotidiano, a la discontinuidad. Sólo las dimensiones micro podrían abarcarse mediante la comprensión, la hermenéutica, por la reducción fenomenológica. La explicación como tal, poco lograría, ni siquiera en términos de bricolage, collage, pastiche, video, simulacro. El ejercicio de pensar en la época de la postmodernidad se realiza en el ámbito del modelo sistémico sincrónico estructural funcional, de la arqueología del saber, de la microfísica del poder, de la revolución molecular, de la sociedad imaginaria, de un yo espantado por un otro, de la muerte del sujeto, del fin de la historia. Conclusiones Precisamente cuando uno se imaginaba que el pensamiento ya entró en la época de la postmodernidad, la historia se pone en movimiento, la máquina del mundo vuelve a funcionar, las grandes proporciones se infiltran en las singularidades, las totalidades irrumpen en el horizonte del pensamiento científico, filosófico y artístico. La modernidad no terminó, sólo continúa en otras formas. Se recrea y se desarrolla en nuevos lenguajes. Inclusive absorbe creativamente algunas lecciones de la postmodernidad. En primer lugar, varias creaciones de la postmodernidad se fundan en las conquistas de la modernidad. En última instancia, la misma razón que funda la modernidad está en la base de los ejercicios y creaciones de la postmodernidad. Éste es el horizonte desde el cual se vuelve posible imaginar la muerte del sujeto, lo real como sistema de signos, el simulacro como forma del mundo. Segundo, si el pensamiento de la postmodernidad puede afirmar y reafirmar la disolución de la totalidad, del gran relato, de la interpretación amplia de la razón histórica, la razón instrumental penetra a fondo en todos los resquicios de la sociedad, invade las organizaciones e instituciones sociales, económicas, políticas, culturales, religiosas, científicas y artísticas. Invade las relaciones del individuo en la fábrica, en la hacienda, en la oficina, en la escuela, en la iglesia, en la familia. En lo privado y en lo público se articula por las técnicas de la razón instrumental. Y todo se organiza en las realidades micro, macro y meta. Más aún, la razón instrumental se revela como una poderosa lógica de la máquina del mundo. Algunas articulaciones de la vida social, individual y subjetiva reflejan las modulaciones del movimiento de la sociedad global, una sociedad fundada en la economía política del capitalismo, de la reproducción ampliada del capital, de la acumulación a escala global. Tercero, es la razón crítica la que hace posible pensar todo esto: modernidad y postmodernidad, pasado y presente, continuidad y discontinuidad, realidad y simulacro, explicación Centro de Estudios sobre la Universidad / UNAM PERFILES EDUCATIVOS y comprensión, micro, macro y meta. Permite pensar que la formación de la sociedad global no sólo abre nuevas perspectivas para el desarrollo del contrapunto singular, particular y universal, sino que abre nuevas posibilidades de realización para la historia y la razón. Tal es el horizonte donde surgen las dimensiones dramáticas y éticas de la sociedad global. A esta altura de la historia, lo singular y lo universal no sólo se impregnan de otras y nuevas mediaciones, sino que encuentran otras y nuevas posibilidades de expresarse, realizarse, desarrollarse, florecer. Así, las relaciones, procesos y estructuras de dominación y apropiación, integración y antagonismo pueden manifestarse en otros tiempos y espacios nuevos. Ahora, todo y todos están más comprometidos en la máquina del mundo: individuos y sociedad, grupos y clases, etnias y minorías, movimientos sociales, partidos políticos y corrientes de opinión pública, ideología y utopía. Notas 1. Jurgen Habermas, Pensamiento pos-metafísico (Estudios filosóficos), trad. de Flavio Beno Siebeneichler. Río de Janeiro, Ed. Tempo Brasileiro, 1990: 177. 2. Piotr Sztompka, "Conceptual Frameworks in Comparative Inquiry: Divergent or Convergent?", Martin Albrow and Elizabeth King (editors), Globalization, Knowledge and Society. London, Sage Publications, 1990: 47-58. 3. Bryan S. Turner, "The Two Faces of Sociology: Global or National?", Mike Featheratone (editor), Global Culture (Nationalism, Globalization and Modernity). London, Sage Publications, 1990: 343-358. 4. Wilbert E. Morre, "Global Sociology: the World as a Singular System", The American Journal of Sociology, vol. LXXI, no. 5, 1966: 475-482. 5. Aldo Gargani (organizador), Crisis de la razón. México, Siglo Veintiuno Editores, 1983; Jean-Fran‡oie Lyotard, O Pos-Moderno. Río de Janeiro, José Olympio Editora, 1986; Quentin Skinner (organizador), El retorno de la gran teoría en las ciencias humanas. Madrid, Alianza Editorial, 1988; Jurgen Habermas, La lógica de las ciencias sociales. Madrid, Editorial Tecnos, 1988; T. W. Adorno, K. R. Popper et. al., La disputa del positivismo en la sociología alemana. Barcelona, Ediciones Grijalbo, 1973; Jeffrey C. Alexander, Action and its Environments. New York, Columbia University Press: esp. parte III: "The Micro-Macro Link". 6. Emmanuel Kant, Filosofía de la historia, trad. de Eugenio Imaz. México, Fondo de Cultura Económica, 1981. 7. David Hel, "A democracia, o Estado-Naçao e o Sistema Global", Lua Nova, no. 23, Sao Paulo, 1991: 145-194. 8. G. W. F. Hegel, Lecciones sobre la filosofía de la Historia universal, trad. de José Gaos. Madrid, Revista de Occidente, 1974: 46, 49 y 701. 9. Umberto Cerroni, "A Recomposiçao do Moderno", Novos Rumor, año 6, núm. 20, Sao Paulo, 1991: 37-42. Centro de Estudios sobre la Universidad / UNAM

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