Trabajo Social con Casos (2008) PDF
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Tomás Fernández García & Laura Ponce de León Romero
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This document is an academic text that analyzes Trabajo Social con Casos, discussing its principles and foundations, and referencing the work of Mary Richmond. It provides historical context and definitions of the theory in a theoretical framework.
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## 2. Naturaleza, filosofía, valores y principios del Trabajo Social con casos Tomás Fernández García Laura Ponce de León Romero ### 1. Introducción La ayuda al necesitado ha sido constante a lo largo de la historia; sin embargo, ha adquirido diferentes formas a lo largo de los siglos. Desde el a...
## 2. Naturaleza, filosofía, valores y principios del Trabajo Social con casos Tomás Fernández García Laura Ponce de León Romero ### 1. Introducción La ayuda al necesitado ha sido constante a lo largo de la historia; sin embargo, ha adquirido diferentes formas a lo largo de los siglos. Desde el arcaico Código de Hammurabi, pasando por la filantropía y la beneficencia, hasta su sistematización en los albores del siglo XIX. Es en este momento cuando se asiste al nacimiento del Trabajo Social con casos, que implica la primera forma sistematizada de ayuda, cuyo referente inicial a tener en consideración es la emblemática Mary Ellen Richmond, como figura reconocida dentro del Trabajo Social con casos. Su libro Caso social individual aportó la teorización de este nuevo y emergente concepto de ayuda. Este proceso fue acompañado por los trabajos de la COS (Charity Organization Society), que introducen un sistema de ayuda sistemática individualizada que más tarde será exportada a los Estados Unidos, donde comenzará su mayor expansión y donde la figura del social worker¹ comenzará a gozar de un gran prestigio profesional. En este capítulo se intentará explicar detalladamente cuál es la naturaleza y la esencia del Trabajo Social con casos. Todo este sistema de actuación <sup>1</sup> La traducción literal del término social worker es trabajador social. Evitaremos en todo momento hacer alusión a términos anglosajones, pero creemos conveniente aportar un amplia terminología y por supuesto el correcto empleo de la misma. encontrará sus fundamentos en los principios de los Derechos Humanos, reflejados en la Constitución española de 1978 y enmarcados dentro de las políticas sociales del Estado de bienestar. ### 2. Naturaleza y fundamento del Trabajo Social con casos Establecer una definición del concepto de Trabajo Social con casos es una tarea ardua y compleja, por lo que en las siguientes líneas trataremos de unificar las definiciones más significativas. En el año 1949 el padre Swithun Bowers (Bray, 1996) hacía la siguiente definición: El casework es un arte en el que la ciencia de las relaciones humanas y la habilidad es el cultivo de dichas relaciones. Se emplea para poner en juego las potencialidades del individuo y de los recursos de la comunidad con objeto de provocar una mejor adaptación del cliente a su medio ambiente o a una parte de él. Esta definición desemboca en uno de los extensos debates de la naturaleza del Trabajo Social ¿Es una ciencia? ¿Es un arte?... Efectivamente, se puede contestar con un sí a ambas cuestiones, ya que el profesional va a utilizar una metodología rigurosa de trabajo y a su vez tendrá que adaptar todos estos conocimientos a la situación individual de cada usuario, para optimizar todo lo posible su actuación. La variabilidad individual de la práctica y una metodología teórica rigurosa perfilan la profesión. El Trabajo Social con casos se constituye como uno de los métodos utilizados en la práctica profesional, dentro de las directrices de la política social, insertada ésta a su vez, en el denominado Estado de bienestar. Éste se caracteriza por la incorporación de un apoyo sistematizado, metódico y técnico, lejos ya de la acción caritativa puntual y espontánea. La práctica profesional va a estar dotada de un diagnóstico o, lo que es lo mismo, de una descripción y estudio sistemático de casos individuales y de las necesidades que plantea cada usuario, constituyéndose así en el desarrollo de una nueva ciencia social. ### 2.1. Aportaciones de Mary Richmond Buscar la naturaleza del Trabajo Social con casos supone mencionar de nuevo a la pionera americana del mismo, M. Richmond. Sus obras Caso social individual y Diagnóstico individual fueron el referente teórico de las <sup>2</sup> La traducción literal del término casework es Trabajo Social con casos. Para evitar posibles confusiones terminológicas, obviaremos el empleo de este término anglosajón. Únicamente haremos alusión al mismo en citas o referencias bibliográficas. principales escuelas de Trabajo Social. Establece en su libro la siguiente definición de servicio social de casos: El servicio social³ de casos individuales es el conjunto de métodos que desarrollan la personalidad, reajustando consciente e individualmente al hombre a su medio social, como un conjunto de cosas y condiciones que nos rodean» (1962: 67). Siguiendo a M. Richmond, su definición tendrá como eje principal la combinación de cuatro intervenciones: * La comprensión de la individualidad y de las características personales. * La comprensión de los recursos, peligros e influencias del medio social. * La acción directa de la mentalidad del asistente social sobre la de su cliente, que está caracterizada por la franqueza en la relación, el ansia de ser útil, la simpatía, la comprensión y la reeducación de costumbres. De todos los sistemas, el más eficaz para desarrollar la mentalidad y las relaciones sociales de un cliente es, sin duda, el que hace tomar parte activa en los planes concebidos para su propio bien. * La acción indirecta ejercida por el medio social. Ésta emplea múltiples elementos: las personas, las instituciones, obras materiales..., que deben estar acorde con las actuaciones del trabajador social. En este apartado será fundamental la cooperación. Los agentes sociales serán el enlace del usuario con los recursos sociales. El fin será favorecer la adaptación de la persona al medio en el cual debe vivir. La base de toda esta acción racionalizada se fundamenta en: * El respeto de la personalidad. * La humildad. Los trabajadores sociales son aquellos que buscan ser útiles a sus semejantes y deben mostrarse humildes en lo que respecta a su profesión. El trabajador social no desempeña un papel de una providencia, sino de una persona profesional que establece una relación de apoyo. * Estimular nuevas necesidades, suscitar nuevos retos para la mejora de la situación del usuario. * Una ayuda material, controlada, con el fin de impulsar y ayudar al cambio. * La participación de todos aquellos recursos disponibles, bien materiales o personales, para solventar la situación, siguiendo un programa determinado previamente. <sup>3</sup> El término servicio social designa lo que se denomina Trabajo Social. Se recomienda al alumno la lectura del libro Introducción al Trabajo Social, del profesor M. Moix (1991: 4), donde se explica detalladamente la confusión terminológica que suscita este término. Resumiendo, se puede afirmar que la teoría de M. Richmond lleva implícita las nociones de: individuación, diagnóstico social y la relevancia de la relación establecida. Su método constituyó un verdadero estudio de caso, que permitía un minucioso análisis de la situación problemática que demandaba la intervención de un profesional. Define este procedimiento como «un intento de explicar con la mayor precisión posible la situación y personalidad de la persona con alguna carencia o en situación de necesidad». Es a partir de aquí donde nos encontramos con la verdadera esencia del proceso del Trabajo Social individual. ### 2.2. Otras aportaciones No obstante, no se debe renunciar a las aportaciones de otros autores que, persiguiendo el mismo objetivo, han intentado dar con la naturaleza de esta profesión. Las definiciones del Trabajo Social de casos aportan los diversos elementos y objetivos que constituyen su esencia. Se puede destacar la definición de L. Bray (1966), que alega que el Trabajo Social de casos estará constituido por Los procesos que conducen hacia el diagnóstico social y pretenden diseñar un plan de tratamiento social de caso. Pueden ser divididos en dos: Por un lado, con la recogida de la información y el diseño de las inferencias o deducciones a partir de la información recogida. La reunión de datos que permitan la evidencia se consigue a través de las relaciones, entrevistas y conversaciones del trabajador social con: el cliente, la familia u otras posibles fuentes y puntos de vista fuera del grupo familiar. Por otro lado, recogidos todos los datos y comparada la información, se llega a una interpretación del significado de todo ello, con lo que se obtiene el diagnóstico social realizándose posteriormente un plan de tratamiento del caso. Ampliando esta definición, Moix (1991) define el Trabajo Social con casos «como un método de ayuda basado en un cuerpo de conocimientos, en la comprensión del cliente y de sus problemas, en el empleo de técnicas aplicadas, que tratarán de ayudar a la gente a ayudarse a sí misma». En este concepto, según el autor, se combinan dos elementos básicos: por un lado los psicológicos, y por el otro los sociales, definiéndolo como un método psicosocial. Cristina De Robertis (2003) define Trabajo Social de caso como el método de intervención que consiste en recibir a una sola persona individualmente para conocer su situación, elaborar un buen diagnóstico evaluativo y una intervención adecuada que favorezca su desarrollo personal y social y le ayude a solucionar los problemas. Haciendo una síntesis de las definiciones de Trabajo Social con casos se podría establecer las siguientes características descriptivas del mencionado término: * Es una metodología para comprender la personalidad del usuario, sus necesidades y los recursos existentes en la situación problemática. * Facilita el desarrollo personal. * Está influido por un contexto institucional-burocrático. * Es un fenómeno complejo, variante, dinámico, sistémico y evolutivo, fundamentado en la propia naturaleza humana adaptativa. * Es un proceso de apoyo sistematizado. * Es una relación profesional. * Es un proceso de asesoramiento, información e intervención. Según todas estas definiciones se podría decir que el Trabajo Social de casos es un proceso sistematizado de intervención del trabajador social ante una situación individual o familiar de necesidad, que moviliza diversos recursos personales e institucionales con el objetivo de transformar la realidad de la persona, asegurándole como ciudadano sus derechos sociales. ### 2.3. La relación de apoyo Hace alusión a la propia idiosincrasia del Trabajo Social con casos que reside en la denominada relación de apoyo. Sus fundamentos teóricos se encuentran en autores como Carl Rogers (1975: 46), que, con su «terapia centrada en el cliente», ha sido uno de los máximos representantes para la consolidación del Trabajo Social de casos, entendiendo éste como el producto de la interacción entre individuos, es decir, entre el profesional y el usuario. Este autor define esta interacción aportando una concepción utilitaria al proceso: La relación de apoyo es aquella en la que uno de los participantes intenta hacer surgir en una o ambas partes una mejor apreciación de sus recursos latentes y un uso funcional de los mismos. Otros autores como Compton y Galaway (1984) definen la relación de ayuda como una relación en la que se expresa una preocupación real por los otros, interés, y deseo real de comprender y trabajar en esa relación, que está regida por el compromiso y la obligación, por la aceptación, la empatía, por ser una relación auténtica, por tener una comunicación clara, por tener un propósito conocido y aceptado por ambas partes, y también por un rasgo de autoridad y poder; la creencia de que el usuario trabajará para resolver sus problemas, lo que estimulará su grado de autonomía y poder, pero también el poder y la autoridad del trabajador social, del asesor, el que le dan sus conocimientos y habilidades profesionales. A raíz de estas aportaciones resulta quizás más conveniente sustituir el término «relación de ayuda» por el de «relación de apoyo», para obviar las connotaciones caritativas que pudieran derivarse del uso del término ayuda. La concepción de apoyo lleva consigo un marcado sentido profesional, matizado por dos grandes características, que podrían denominarse las dos «C>> del trabajador social de casos: confianza y comunicación. Estos dos requisitos implican: * El establecimiento del rapport, término que implica el mantenimiento de un clima cordial, donde usuario y trabajador social encuentran un lugar idóneo, distendido y ameno. Este concepto facilita la comunicación, la aceptación, la comprensión, la recogida de información y la confianza... fundamentales para el establecimiento de una buena relación asistencial. El usuario puede utilizar la relación establecida con el trabajador social como un lugar donde descargar sus problemas y sus sentimientos. * Una acción rehabilitadora y terapéutica, porque se pretende solucionar la problemática suscitada y salvaguardar el bienestar de la persona. Con el establecimiento de la relación de apoyo profesional se hace más cercano el problema, ofreciendo alternativas y soluciones ante el mismo. Simplemente el hecho de relacionarse lleva consigo efectos terapéuticos, porque el usuario comparte sus preocupaciones y el trabajador social ofrece su conocimiento para intentar solucionarlo. * La búsqueda del insight, o la búsqueda de la autodefinición del usuario, porque éste constituye el principal recurso dentro de la relación de apoyo. Se intenta incentivar la capacidad de la propia persona para poder movilizar la posibilidad de un cambio. Al modificar la percepción de los problemas se cambia la manera de enfrentarnos a ellos. El insight, tanto del cliente como del trabajador social, será fundamental para empatizar, «ponerse en el lugar del otro», dentro de la relación. No obstante Rogers (1996) define insight como: Una percepción de nuevo contenido en las experiencias del individuo. Saber ver nuevas relaciones causa-efecto, adquirir mejor comprensión de los síntomas del comportamiento, profundizar en los propios modelos de comportamiento. Estos son algunos de los requisitos que fundamentan la naturaleza de la relación establecida en el Trabajo Social de casos, una relación de apoyo que no es más que un proceso rehabilitador y terapéutico de comunicación, que implica un compromiso profesional, en el que el trabajador social pondrá a disposición sus cónocimientos y habilidades para favorecer la capacidad de autocomprensión personal del usuario en la resolución de una problemática concreta. <sup>4</sup> Los términos expuestos se explicarán con más detenimiento en el capítulo 4 del presente libro, «Técnicas del Trabajo Social con casos». El lector podrá encontrar una aplicación más directa y detallada del uso de estos requisitos dentro de la intervención de casos individuales. ### 3. Filosofía y valores éticos del Trabajo Social con casos La preocupación por la ética es una cuestión ampliamente argumentada en la actualidad y causa actual de uno de los grandes debates en la época posmoderna, dentro del área de conocimiento del Trabajo Social (Salcedo, 2003). Este profesional debe enfrentarse a diario con las necesidades... en definitiva, con la problemática social, que abre sendos debates éticos y morales. A raíz de una carencia o necesidad se constituye el caso social, que no se conforma como una entidad estática, sino como una relación dinámica y cambiante donde concurren factores de diversa índole: económicos, físicos, sociales, éticos y morales. No sólo el profesional se tendrá que enfrentar a estas valoraciones, sino también a las individuales, personales e incluso profesionales. En las siguientes líneas se intentará establecer los aspectos éticos y los valores morales que hay detrás del ejercicio del Trabajo Social con casos. La precariedad y la exclusión social en la que vive una parte importante de la población mundial ha obligado a los trabajadores sociales a profundizar en aspectos éticos relacionados con la justicia social y el derecho a la igualdad, encontrando en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU una excelente base ética de actuación. Haciendo un breve análisis histórico se observa que los valores éticos de la profesión han ido evolucionando a lo largo del tiempo. De los principios católicos y religiosos imperantes en los primeros esbozos de la ayuda social, hacia la consolidación ya en el siglo XIX de los derechos sociales, que se asientan sobre los principios de igualdad, justicia y solidaridad. Esta evolución va acompañada por el papel fundamental que adquiere la formación de profesionales de las ciencias sociales, lo que facilita la creación de las primeras escuelas y asociaciones de profesionales del Trabajo Social. ¿Cuáles son las directrices de su trabajo? ¿Qué principios fundamentan su labor, su quehacer diario? ¿Qué principios éticos marcaban la idiosincrasia de su cometido, configurándolo como una entidad profesional? Se apuntaban anteriormente, pero entre ellos se resalta el principio de solidaridad, democracia y respeto a las personas. Todos ellos llevan implícito la voluntad de acabar con las injusticias sociales, de erradicar situaciones de exclusión y la consecución de un cierto bienestar y desarrollo para todos los ciudadanos, que no es otro que el fin perseguido por cualquier política social. «Esta línea avanza hacia la consolidación y reafirmación internacional de la entidad profesional, que ve su reflejo en la aparición de los diferentes códigos deontológicos» (De Robertis, 2003). De hecho, la Federación Internacional de Asistentes Sociales (FIAS) elaboró un Código Internacional de Deontología para Trabajadores Sociales, donde se asientan los principios éticos para el buen desempeño de la profesión. Según este código, los trabajadores sociales contribuyen al desarrollo humano por su adhesión a los principios siguientes: * Toda persona tiene un valor único que justifica la consideración moral hacia ella. * Toda persona tiene derecho a su realización personal, siempre que no obstaculice a otros, y tiene el deber de contribuir al bienestar de la sociedad. * Toda sociedad, debe asegurar el máximo bienestar a sus miembros. * Los trabajadores sociales tienen un compromiso de justicia social. * Los trabajadores sociales deben poner sus objetivos, conocimientos y experiencias al servicio de los individuos y en la resolución de sus conflictos. * Los trabajadores sociales deben aportar el mejor apoyo o el mejor consejo posible sin discriminación de raza, sexo, color, religión, lengua, orientación sexual, política o clase social. En el contexto profesional, el trabajador social de casos se va a encontrar con el papel de la ética dentro de la profesionalización, lo que le dotará de cierto carisma, que hará de la relación de apoyo algo más que una mera relación de amigos o de familiares. Esta profesión va a ofrecer un enlace intermedio entre el usuario, ahora ciudadano, y el acceso a un bien social. Se establece un compromiso profesional con el bien público. Este valor trata de asegurar al ciudadano la satisfacción de sus necesidades básicas dentro de lo que denominamos Estado del bienestar. Todas las personas tienen pleno derecho a un determinado nivel de vida mínimo en el campo económico, cultural, social y educativo y no podrán verse expuestas a la exclusión social ni a sentirse rechazadas por la sociedad. Se deben garantizar condiciones de vida lo más favorables posible para facilitar el desarrollo integral de la persona, donde el trabajador social intentará, en su actuación con la problemática social: * Ofrecer de una forma profesional y competente un bien social. * Respetar los intereses del usuario, salvaguardando en todo momento sus decisiones y su integridad como persona. * Respetar a su vez los intereses de la comunidad, a la cual también debe propiciar bienestar. El trabajador social deberá conciliar de la manera más acertada los intereses individuales con los intereses comunitarios. * Respetar al mismo tiempo los intereses y objetivos de la institución donde trabaja. En el Código de Ética de la Asociación Nacional estadounidense de Trabajadores Sociales (NASW, 1999), aparecen los valores fundamentales del ejercicio profesional, claramente enmarcados en la actividad de Trabajo Social con casos (Salcedo, 2003: 23): * **Valor: Servicio.** * **Principio ético:** El objetivo principal de los trabajadores sociales es apoyar a las personas que están en situación de necesidad y atender problemas sociales. * **Valor: Justicia social.** * **Principio ético:** Salvaguardar a las personas de la injusticia social. * **Valor: Dignidad y valor de la persona.** * **Principio ético:** Respetar la dignidad y el valor intrínseco de la persona. * **Valor: Importancia de las relaciones humanas.** * **Principio ético:** Es esencial la relación de ayuda establecida. * **Valor: Integridad.** * **Principio ético:** El trabajador social se comportará en todo momento asegurando una absoluta confianza. * **Valor: Competencia.** * **Principio ético:** Los trabajadores sociales ejercen dentro de sus áreas de competencia y desarrollan y mejoran su distintivo profesional. El establecimiento de cualquier relación personal lleva implícito un intercambio de valores, actitudes, comportamientos, pensamientos, creencias, valoraciones, ideas, conductas, que no siempre se entrelazan de manera cordial. Debemos tener presente la directriz de actuación en función de una serie de valores humanos y profesionales que van a delimitar el quehacer diario profesional. No es otra cosa que profundizar en el código deontológico de la profesión, pero en un campo más concreto, en el de Trabajo Social de casos. Este campo estará formado por la problemática que lleva implícita una serie de necesidades fundamentales, inherentes a todas las personas que acuden al servicio profesional con algún problema psicosocial y que Biestek (1966) refleja muy acertadamente: * La necesidad de ser tratado como un individuo y no como una categoría profesional. * La necesidad de expresar sentimientos. * La necesidad de ser aceptado, tanto con las virtudes como con sus defectos. * La necesidad de encontrar comprensión y la posibilidad de nuevas vías y posibles soluciones a su problema. * La necesidad de no verse juzgado. * La necesidad de elegir por sí mismo. * La necesidad de conservar su integridad, manteniendo toda la información facilitada en total privacidad profesional.... Estas afirmaciones son una muestra de la importancia de la definición profesional del trabajador social de casos. De Robertis (1998: 62) apoya la profesionalización en tres nuevas orientaciones éticas: * La ética de la convicción. El profesional se mostrará claro y con confianza, contribuyendo al desarrollo humano. * La ética de la responsabilidad. Actuación acorde a unos fines establecidos. * La ética de la discusión. Es decir, el establecimiento de un acuerdo con el usuario y con los posibles equipos multidisciplinares que puedan intervenir. No es más que la búsqueda de un consenso o proyecto común. Los profesionales deberán afianzar las convicciones que delimitan obligaciones y deberes vinculados al desempeño de la actividad, que en su mayor parte estará configurada por una intervención individual donde todo lo hasta ahora expuesto se verá reflejado. Estableciendo un análisis más profundo de la naturaleza del Trabajo Social con casos cabe preguntarnos: ¿Con quién trabaja «el profesional social de casos»? ¿Qué esencia moral subyace en la intervención? ¿Dónde está la raíz del apelativo social de la profesión? ¿Cuál es el objeto moral?... No es más que el concepto de persona, a la que se ha denominado de diferente manera a lo largo de la historia de la acción social, desde pobre beneficiario, hasta nociones más modernas como cliente, usuario o ciudadano. Las personas se presentan como seres individuales (individualidad única y distintiva) y como seres sociales, insertos dentro de una sociedad, caracterizada por sus peculiaridades económicas, políticas, culturales, morales, sociales... Se combina la distintividad de cada usuario con la conciencia colectiva, como sujeto de derechos al igual que los iguales que comparten su medio social, político y económico. Individualidad y colectividad se entrelazan para proteger los principios individuales y sociales de las personas. La persona será además ciudadano o, lo que es igual, sujeto de derechos, titular de una serie de deberes y de obligaciones, que se verán reflejados en la Constitución. Así, en el título primero, capítulo II, sección 1 y 2, se cita el artículo 10, fiel resumen de la ética del Trabajo Social con casos: «De los derechos y deberes fundamentales, 10.1. La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social. 10.2. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce, se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales». Para proteger a los ciudadanos se conforma el actual Estado del bienestar, con cuatro sistemas públicos de protección social: Salud, Educación, Rentas y Pensiones y Servicios Sociales, que facilitan, junto con los Planes de integrales para la igualdad de oportunidades, el restablecimiento de la normalidad ante las situaciones de riesgo y desequilibrio social. A su vez, se crea un dispositivo de gestión para optimizar los recursos existentes, garantizando su efectividad y maximización, cuya única finalidad va a ser la de facilitar a los ciudadanos su inclusión social, económica y productiva. La responsabilidad del trabajador social de casos será establecer un plan de intervención para superar las situaciones de crisis, respetando en todo momento la libertad del usuario a la hora de elegir el modo de acceso y la utilización de los recursos. Pero no sólo se debe tener en cuenta el concepto de ciudadano, también es necesario considerar la participación activa del mismo en la vida pública, contexto en el que el trabajador social intentará facilitar el desarrollo y la promoción de la persona, lejos ya de una ayuda puntual, rápida, paliativa, despersonalizada, anónima e incondicional, que desde luego no son el objetivo del profesional. El Trabajo Social con casos descansa en el respeto a la potencialidad personal, en la capacidad de superación y desarrollo de la persona en sí misma por la consecución de su bienestar. La deontología del trabajador social se apoya en la concepción humanista y en el reconocimiento de la persona, inserta dentro de su contexto social, dinámico, cambiante... en el que se intenta proteger y cuidar la identidad profesional y la postura ética planteada. ### 4. Principios fundamentales del Trabajo Social con casos #### 4.1. Diversas aportaciones teóricas A continuación expondremos, a modo de introducción, diferentes visiones sobre los principios que conforman esta actividad profesional para, seguidamente, concluir con los principios que podrían configurar el argot de todo trabajador social con casos. H. S. Maas (citado en Friedlander, 1958) distingue dos principios fundamentales que denomina generales y específicos. Los primeros serán aplicables a cualquier situación social; los segundos aparecen en el diagnóstico del caso cuando la relación entre ambos se afianza. Estos últimos serán aplicados cuando el trabajador social disponga de suficiente información del caso. Entre los principios generales destacan: * Aceptación. * Comunicación. * Individualización. * Participación. * Confidencialidad. * Autoconciencia. El propio M. Moix (1991) enfatiza la importancia de al menos dos principios fundamentales para la intervención del Trabajo Social con casos: * Aceptación, el mantenimiento de una actitud auténtica de buena voluntad hacia el cliente. * Autodeterminación, que consiste en el “derecho de hacer las propias opciones”. Sobre ella descansa uno de los pilares fundamentales del Trabajo Social. Su objetivo reside en aumentar las capacidades del usuario para poder adoptar sus propias decisiones. El profesional simplemente informa, orienta, ayuda, pero no tomará ninguna decisión por el sujeto. No obstante se debe matizar que en situaciones extremas sí que el trabajador social puede tomarlas siempre y cuando exista un motivo justificado: daño para el sujeto u otra persona implicada o simplemente cuando el individuo no sea capaz de asumir su responsabilidad. La directriz de intervención que el profesional elija para producir un cambio siempre tiene que estar acorde con el objetivo de incrementar la capacidad del cliente en pos de su propia autodirección. El papel del trabajador será activo en todo momento porque estará motivando y ayudando para la solución de un problema, por eso no debemos asociar la autodeterminación con la actitud pasiva del profesional sino como un principio de autoayuda que tanto defendió T. Chalmers: «ayudar a ayudarse a sí mismo» (citado por Munuera, P., 2003). Otra autora como Marie A. Rupp (citada en Moix, 1991: 331) enuncia los siguientes principios como básicos: * La aceptación del cliente tal como es. * La disponibilidad, reflejada en la capacidad de escucha. El cliente debe sentir que la única cosa que preocupa al profesional es su situación. * El respeto a la libertad del cliente, basado en el principio de autodeterminación. * La llamada a la participación activa del cliente, colaborando de forma activa en la solución a su problema. Siguiendo un aspecto más genérico, Ruth Elizabeth Smalley (1971) y aplicado al campo concreto del trabajo como actividad específica, cita los siguientes principios: * **Principio 1.** La comprensión del problema lo más efectiva posible, adaptándose al curso de la intervención. Establecer un buen diagnóstico e ir adaptándolo a la evolución de la intervención es necesario para una buena efectividad. * **Principio 2.** La temporalización adecuada de la intervención. Marcarnos objetivos con un esquema temporal prefijado que al igual que la estrategia iremos modificando en función de las necesidades. * **Principio 3.** La utilización de la organización o de la agencia y del carácter profesional de nuestra intervención. * **Principio 4.** Un empleo consciente y sabio de las estructuras disponibles. * **Principio 5.** Alentar el compromiso del usuario en el propósito del servicio que se está utilizando. De la práctica diaria profesional, y después de un análisis pormenorizado, se pudo concluir la existencia de una serie de principios subyacentes en el ejercicio del profesional. J. Tuerlinckx (citado en L. Bray, 1996) señala los siguientes cinco principios fundamentales: 1. Individualización. 2. Autodeterminación 3. No juzgar al usuario. 4. Aceptación del usuario. 5. Respeto a la persona. A partir de todas estas aportaciones teóricas se intentará explicar detalladamente algunos de los principios fundamentales del Trabajo Social con casos. Estos criterios serán fundamentales para la práctica profesional porque permiten: asegurar la calidad en el servicio ofrecido y proporcionar una orientación sobre los métodos a elegir para resolver aquellos conflictos éticos que pudieran plantearse. #### 4.2. Principios fundamentales Son varios los principios que conforman el Trabajo Social con casos. A continuación se explicarán aquellos que pueden resultar de gran utilidad para el ejercicio profesional dentro de la intervención individual. ##### 4.2.1. Consideración individualizada Este principio tiene sus raíces en el respeto hacia la persona, pero esta concepción evoluciona con el proceso de sistematización y diagnóstico de la acción social, que fue introducido por personajes tan notables como Mary Richmond. El modelo de caso individual se halla centrado en el usuario y en la presentación individual de su problemática. Cada usuario representa una problemática, rodeada de una situación peculiar, la cual se debe analizar. Dispone de una dimensión individual mantenida en un marco social. Felix P. Biestek (1966) define el principio de individualización como el reconocimiento y comprensión de las cualidades únicas de cada usuario y la utilización diferencial de principios y métodos para ayudar a cada uno de ellos a conseguir una mejor adaptación social. La individualización se basa en el derecho a considerar al usuario como una persona, con todas sus deferencias personales. Se podría definir la consideración individualizada como uno de los principios fundamentales del Trabajo Social con casos, que supone el reconocimiento del valor único de la persona, dotándola de su propia consideración moral. Este principio está anclado en la propia identidad de la persona, en su propia idiosincrasia, en el reconocimiento de que cada persona es diferente, que no hay dos iguales y que la variabilidad individual marca el carácter único y diferenciador de cada persona: rasgos diferentes de personalidad, capacidades, actitudes y aptitudes, historias distintas, vivencias dispares, situaciones sociales y genéticas que van a marcar la evolución y el desarrollo de cada individuo. Si esta consideración se enmarcara dentro de un contexto histórico y social, daría lugar a diferentes caracterizaciones de la persona, pues las necesidades de los hombres y mujeres han ido cambiando y adaptándose a la realidad social; esta diferenciación debe ser considerada por el trabajador social en el estudio de casos. Las necesidades y las personas son distintas, únicas, y todo ademán de generalización y abstracción conduce a la panacea de la clasificación de usuarios. Cada usuario se va a comportar de una manera determinada ante una misma situación, prefigurando lo que denominamos la unicidad del usuario. El Trabajo Social con casos estará orientado no sólo al acercamiento individual de actuación, sino también al reconocimiento, comprensión y respeto de las diferencias individuales. El trabajador social tratará de entender a cada usuario individualmente y a su entorno, así como los elementos que afectan a su conducta y a los recursos requeridos. La individualización aparece como un derecho y como una necesidad para el ejercicio de la actividad profesional. En el propio marco constitucional se ve reflejado y en el día a día profesional confirmado. La individualización del usuario va a producir unos efectos de intervención beneficiosos porque permite recopilar un interesante volumen de datos referentes a la persona, la cual se sentirá atendida y única. La información que obtengamos será más particular, más individualizada, más concreta y adaptada a esa problemática. ##### 4.2.2. La aceptación del usuario Este segundo principio está ligado directamente con el anterior. Supone la aceptación de la persona, independientemente de su condición y tras las valoraciones objetivas institucionales oportunas. El usuario idílico no existe, todos son distintos unos de otros, y debemos aceptarlos con sus peculiaridades y salvedades, independientemente de su naturaleza. Cuando el trabajador social se viera incapacitado por razones morales o éticas para actuar de manera objetiva en la intervención, como profesional debe plantearse la derivación del caso. Este principio será una de las premisas fundamentales para una correcta intervención. La aceptación implica: respeto, afabilidad, cordialidad, entendimiento, atención, interés, cortesía, autenticidad e interacción. Biestek (1966) define aceptación como: principio de actuación según el cual el caseworker percibe al cliente y trata con él tal como realmente es, con inclusión de todas sus facultades y debilidades, de sus cualidades simpáticas y antipáticas, de sus sentimientos de signo positivo y negativo y de sus actitudes y comportamiento constructivos y destructivos, manteniendo en todo momento el sentido de la dignidad innata del cliente y de su valor como persona. La aceptación no significa la aprobación de actitudes o conductas extraviadas. Es la realidad que interesa para el caso. El propósito de la aceptación es terapéutico: ayudar al caseworker a entender al cliente tal como realmente es, haciendo que el caseworker sea más eficaz; y ayudando al cliente a librarse de reacciones defensivas que no son de desear, de forma que se sienta libre para mostrarse y verse a sí mismo como realmente es para que, de esta forma, pueda enfrentarse de manera más realista con sus problemas y consigo mismo. Gracias a este principio, el usuario que solicita el asesoramiento profesional verá en el trabajador social un recurso para erradicar sus miedos e incertidumbres ante la situación que solo se ve incapaz de solucionar. La aceptación será su apoyo, un impulso para el desarrollo de todo su potencial, una manera profesional de encauzar una problemática y la forma de expresar una motivación para el cambio. Se acepta a la persona independientemente de sus creencias, valores, actitudes, capacidades, historia, motivaciones, planteamientos... porque lo realmente interesante es la propia persona en sí misma. Las características que debe reunir el trabajador social para el desempeño del principio de aceptación son las siguientes: * Mostrarse receptivo e interesado en todo momento por la información que facilita el usuario. * Diferenciar las necesidades del usuario y las del propio profesional. * Potenciar el progreso de la persona y su capacidad para ayudar a ayudarse a sí mismo. * Analizar los esquemas de actuación y comprensión, mediante la observación, para evitar malos entendidos que puedan interferir en la aceptación de la relación. * Ser capaces de aceptar las peculiaridades individuales y personales del usuario, y de saber combinarlas con los servicios y aportes institucionales del sistema social. Los sesgos que podrían cometer los trabajadores sociales en el desempeño de este principio podrían ser: * Incomprensión hacia la persona. El trabajo diario del profesional será el establecimiento de relaciones personales, con lo que resulta necesario profundizar en el estudio de los esquemas de comportamiento y conducta. * Manipulaciones, chantajes y favoritismos. Se atenderá de la misma manera y condición a todos los usuarios, siguiendo nuestras directrices de trabajo. * Justificaciones. El trabajador social no debe identificarse con el usuario para buscar justificaciones a su labor. El fin será la valoración del caso libre de connotaciones personales.... El principio de aceptación del usuario se define como una actitud profesional imprescindible para el Trabajo Social con casos que asegura la atención a todos los usuarios con idéntica disposición, eludiendo posibles discriminaciones por sexo, raza, religión, creencias, orientación política... Los trabajadores sociales deberán prestar la mejor atención posible a todas aquellas personas que soliciten su apoyo profesional. ##### 4.2.3. La autodeterminación Reflejado en el ejercicio de la libertad individual, este principio estipula la necesidad y el consiguiente derecho de cada persona a ejercer libremente sus propias decisiones. La función del trabajador social no será el enjuiciamiento ni la coacción de la persona. El usuario debe tener total libertad de elección. Nuestra influencia debe ser positiva y constructiva orientada al desarrollo y no a la inhibición de la persona. Debe reflejar la potencialidad y la expresión de la persona en toda su extensión. Toda persona tiene la responsabilidad por sí mismo de dirigir su destino, con lo que será el artífice y dueño de sus decisiones, que marcarán su orientación existencial. Será el propio usuario el principal responsable de su cambio, y el profesional será la persona formada y competente que le apoye y le impulse en el desarrollo de sus propias capacidades, movilizando una serie de recursos sociales como apoyo técnico. Se debe facilitar al usuario toda la información necesaria, con una actitud colaboradora y orientadora; dejando un margen de flexibilidad de decisión, trabajaremos «con» y «para>> la persona, pero no «por» o «en vez del» mismo. El objetivo profesional no es el fomento de la dependencia sino la libertad de decisión asesorada, donde el trabajador no adoptará un papel autocrático porque, aunque no comparta la decisión del usuario, debe respetarla y aceptarla. Toda la información facilitada por el usuario (clarificación del problema, recursos existentes, posibles soluciones...) será una pieza más de libertad. Conocer significa ser libres de elegir. La libertad sólo debe ser acotada por una serie de limitaciones sociales: * El respeto a la integridad de los demás. Cada persona tiene derecho a la autorrealización, hasta donde no interfiera con los derechos ni la integridad moral de los demás. Los intereses establecidos en la relación profesional deben ser legítimos y estar acordes con las direct