Dossier Psicolingüística del Desarrollo 2024 PDF
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2024
María Gabriela Herrera, Alejandra Martinez, Leandro Ampuero
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This document is a syllabus for a second semester course on Psycholinguistics for a Bachelor's degree in Language Therapy. The course will cover concepts, historical background, and methodologies, including the relation to neuroscience.
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DOSSIER PSICOLINGÜÍSTICA Carrera: Licenciatura en Terapia del Lenguaje PSICOLINGÜÍSTICA DEL DESARROLLO PLANIFICACIÓN 2024 2° CUATRIMESTRE Prof. Titular: Prof. Esp. María Gabriela Herrera Profs. Jefes de Trabajos Prácticos: Prof. Alejandra Martinez...
DOSSIER PSICOLINGÜÍSTICA Carrera: Licenciatura en Terapia del Lenguaje PSICOLINGÜÍSTICA DEL DESARROLLO PLANIFICACIÓN 2024 2° CUATRIMESTRE Prof. Titular: Prof. Esp. María Gabriela Herrera Profs. Jefes de Trabajos Prácticos: Prof. Alejandra Martinez Prof. Leandro Ampuero UNIDAD I PSICOLINGÜÍSTICA DEL DESARROLLO Psicología del Lenguaje – TEMA 1 CONCEPTO DE PSICOLOGÍA DEL LENGUAJE OBJETIVOS DE APRENDIZAJE Al finalizar el capítulo el alumno será capaz de: Entender los fundamentos de la psicología del lenguaje y diferenciar esta disciplina de otras relacionadas como la lingüística o la sociolingüística. Conocer los antecedentes históricos de la psicología del lenguaje y los primeros pasos de esta joven disciplina. Comprender los componentes del sistema de procesamiento del lenguaje y las principales teorías sobre su funcionamiento. Conocer las principales metodologías de investigación empleadas por la psicología del lenguaje. INTRODUCCIÓN La psicología del lenguaje, también denominada psicolingüística, es la parte de la psicología dedicada a estudiar la forma en que los seres humanos procesamos el lenguaje. Su objetivo es, por lo tanto, explicar cómo comprendemos y producimos el lenguaje, es decir, cuáles son los mecanismos cognitivos y cerebrales que nos permiten expresar nuestras ideas y sentimientos a través de los sonidos y entender los mensajes que nos llegan de otros 1 www.fullengineeringbook.net hablantes. Aunque en el pasado se hicieron algunas distinciones entre psicología del lenguaje y psi- colingüística, hoy en día prácticamente todos los autores consideran ambas denominaciones intercambiables. El término psicolingüística surgió cuando esta disciplina comenzó a rodar, a principios de los años cincuenta del siglo pasado, fruto del trabajo conjunto de psicólogos y lingüistas. Y si en ella participaban las dos disciplinas era lógico que el nombre surgiera de la unión de las dos. Tal como irónicamente señalaban algunos autores: «Se trata de un matrimonio entre la psicología y la lingüística, en la que aquélla lleva la voz cantante» (Taylor yTaylor, 1990). Posteriormente, con el «divorcio» de los psicólogos y los lingüistas, algunos prefirieron el término de psicología del lenguaje que parecía menos «lingüístico», pero otros siguieron utilizando el término psicolingüística. Actualmente se consideran equivalentes y así se puede ver en los distintos manuales. Por lo tanto, en este libro utilizaremos ambos términos indistintamente sin que exista ningún tipo de connotación diferencial. La psicología del lenguaje o psicolingüística forma parte de la psicología cognitiva, la rama de la psicología dedicada al estudio de la mente humana o, en otras palabras, a conocer cómo percibimos la información que nos llega del exterior, cómo la procesamos y almacenamos, cómo razonamos y solucionamos problemas, etc.; dentro de la psicología cognitiva hay especialidades, como la psicología de la memoria, la psicología de la atención o la psicología del lenguaje. Psicología del Lenguaje – TEMA 1 En un principio, los psicólogos del lenguaje se dedicaban a investigar los mecanismos cognitivos que nos permiten comprender y producir el habla; sin embargo, en los últimos años, con el desarrollo de nuevas tecnologías de investigación, fundamentalmente las de neuroimagen, se interesan también por conocer los mecanismos neuronales responsables del procesamiento lingüístico. Actualmente, el psicolingüista ya no se conforma con describir los procesos cognitivos responsables de los fenómenos del lenguaje, por ejemplo del reconocimiento de palabras escritas o de la recuperación de palabras en el habla espontánea, sino que trata de conocer qué áreas del cerebro participan en estos procesos. Como se verá en el capítulo 3, dedicado a la relación cerebro-lenguaje, las técnicas fisiológicas, como los potenciales evocados o la neuroimagen, se han convertido en metodologías básicas de la investigación de la psicología del lenguaje, y ésta, a su vez, se ha convertido en una parte importante de la neurociencia cognitiva. Los dos campos básicos de la psicología del lenguaje son la comprensión y la producción, tanto en su forma oral como escrita, aunque en el mundo anglosajón también incluyen el campo de la adquisición del lenguaje. Por lo tanto, esta disciplina estudia todas las operaciones que realizamos desde que llegan los sonidos del habla hasta nuestros oídos, o los signos gráficos de la escritura a nuestros ojos, hasta que extraemos el mensaje y lo integramos en nuestros propios conocimientos. Y, a la inversa, desde que planificamos un mensaje en nuestra mente hasta que lo transformamos en sonidos que pronunciamos o en 2 www.fullengineeringbook.net letras que escribimos sobre el papel o la pantalla del ordenador. Esto es lo que recogen las principales definiciones que se han dado de esta disciplina. Recuadro 1-1. DEFINICIONES DE PSICOLOGÍA DEL LENGUAJE O PSICOLINGÜÍSTICA: A lo largo de los años se han propuesto muchas definiciones de psicología del lenguaje, o psicolinguistica. Sirvan algunas de muestra: La psicolinguistica se ocupa del estudio de los mecanismos mentales que hacen posible a la gente usar el lenguaje. Su objetivo es conocer la forma en que el lenguaje es entendido y producido (Garnham, 1985). Nosotros queremos saber qué ocurre dentro de las cabezas de las gentes cuando hablan, escuchan, escriben o leen (Ellis y Beattie, 1986). La psicolinguistica es el estudio de la conducta lingüística: cómo la gente real (por oposición a ideal) aprende y usa el lenguaje para comunicar ideas. Intenta responder a preguntas sobre cómo se produce, percibe, comprende y recuerda el lenguaje. Cómo se usa, cómo se adquiere y cómo está representado en la mente (Taylor y Taylor, 1990). La psicolinguistica es el estudio de los procesos psicológicos implicados en el lenguaje. Los psicolingüistas estudian la comprensión, producción y recuerdo del lenguaje (Harley, 2009). La psicolinguistica es un campo interdisciplinario que abarca la psicología y disciplinas relacionadas con el estudio de los procesos del lenguaje. Se centra en los procesos necesarios para adquirir, producir o comprender el lenguaje (Jay, 2003). Psicología del Lenguaje – TEMA 1 La psicolinguistica es el estudio de cómo los individuos comprenden, producen y adquieren el lenguaje. Es parte del campo de la ciencia cognitiva (Carroll, 2006). Obviamente, no somos los psicólogos los únicos interesados en el estudio del lenguaje. El lenguaje humano es una realidad polifacética y multidisciplinar, como se analizará en el capítulo 2, que puede abordarse desde diversas perspectivas epistemológicas. Varias son las disciplinas científicas que, de un modo u otro, se ocupan de su estudio. Pero los objetivos que persiguen y las metodologías que utilizan son diferentes. Sin duda, la disciplina más relacionada es la lingüística, ya que su objeto de estudio es justamente el lenguaje. La lingüística estudia los elementos formales que constituyen una lengua y las reglas que rigen la relación entre esos elementos. Estos conocimientos son muy útiles para los psicólogos, pues conocer las reglas que rigen la unión de los fonemas en las palabras o las que rigen la unión de las palabras en oraciones son, sin duda, fundamentales para investigar el procesamiento léxico y el sintáctico, respectivamente, pero nuestro interés como psicólogos del lenguaje es conocer cómo procesamos los individuos el lenguaje más que describir sus elementos formales. De hecho, las características de los estímulos que interesan a lingüistas y psicólogos pueden ser muy diferentes. Así, por ejemplo, una de las variables más importante de las palabras en lingüística es la categoría gramatical a la que pertenecen, esto es, si son nombres, adjetivos, verbos, etc. En psicolingüística, una de las variables más importantes es la frecuencia de uso, es decir, la frecuencia con que se utiliza 3 www.fullengineeringbook.net cada palabra, ya que cuanto mayor es la frecuencia de uso, más fácil resulta su procesamiento: tardamos menos en comprender las palabras de alta frecuencia y también tardamos menos en recuperarlas cuando hablamos. También son muy diferentes las metodologías que utilizan los lingüistas y los psicólogos del lenguaje. La lingüística emplea el método racional, consistente en reflexionar sobre materiales verbales (p. ej., tratando de descubrir las reglas que rigen una lengua), mientras que la psicología del lenguaje usa el método científico (observación y experimentación) para recoger datos empíricos y verificar hipótesis sobre el uso del lenguaje por parte de las personas. Además, la lingüística parte de materiales verbales que han sido producidos en situaciones ideales, por ejemplo frases perfectamente gramaticales, mientras que la psicolingüística parte de materiales que han sido producidos en situaciones reales, con todos sus defectos y errores. La psicolingüística trata de conocer cómo se van produciendo o comprendiendo esos materiales, momento a momento desde que se inicia el proceso hasta que se termina, y la ayuda de algunas metodologías conductuales y fisiológicas son clave para estos estudios en línea. Dicho en términos coloquiales, a los lingüistas les interesa el lenguaje como un producto acabado, externo a quien lo ha generado. A los psicólogos del lenguaje nos interesa el proceso que ha dado lugar a ese producto. No tanto el pastel terminado, recién salido del horno, sino el proceso de su fabricación, todo lo que «se cuece» antes de su salida. A pesar de las grandes diferencias que nos separan de la lingüística debemos mantener estrechas relaciones con esta disciplina, ya que nos proporciona valiosa información sobre Psicología del Lenguaje – TEMA 1 los componentes del lenguaje, que es básica para poder enfocar nuestros estudios. Si no tenemos claro qué es un fonema o un morfema o cuáles son las reglas que rigen las estructuras sintácticas, difícilmente podremos realizar buenas investigaciones sobre el procesamiento del lenguaje. De hecho, dada la complejidad del procesamiento lingüístico, existen especializaciones dentro de la psicolingüística, de manera que algunos investigadores se dedican a estudiar la forma en que identificamos los fonemas en la fase inicial de percepción del habla, otros al reconocimiento de las palabras y el acceso a su significado, otros al procesamiento sintáctico en la comprensión de oraciones, otros a la comprensión del discurso, etc. (Recuadro 1-2). Recuadro 1-2. COMPONENTES DEL LENGUAJE De la misma manera que un químico examina los compuestos para descubrir sus moléculas, los lingüistas analizan el lenguaje para descomponerlo en sus componentes más simples (Jay, 2003). El lenguaje está organizado en una jerarquía de componentes de distinta complejidad. Los que se describen a continuación son los principales componentes, empezando desde los más simples (fonemas) hasta las unidades mayores (discurso). Fonemas Se trata de la unidad más pequeña que establece distinciones de significado en una lengua. Así, las palabras «pala» y «bala» se diferencian en el primer fonema (/p/ frente a /b/) y esta pequeña distinción da lugar a dos significados completamente distintos. No hay que 4 www.fullengineeringbook.net confundir los fonemas, que son unidades abstractas, con los fonos o sonidos fonéticos, que son las realizaciones acústicas de cada fonema. Dos sonidos fonéticos pueden constituir fonemas distintos en una lengua, o pertenecer a un único fonema en otra lengua. Por ejemplo, en castellano existe un único fonema fricativo alveolar, /s/, que generalmente se pronuncia de forma sorda, sin participación de las cuerdas vocales. En catalán, en cambio, hay dos fonemas: /s sorda/ (sin intervención de las cuerdas vocales) y /s sonora/ (con intervención de las cuerdas vocales), y existen palabras que se diferencian entre sí sólo por ellos. Así, «sortir de caça» («caça» pronunciada con s sorda) es salir de caza, y «sortir de casa» («casa» pronunciada con s sonora) es salir de casa, del hogar. La s castellana se considera un fonema sordo, pero ¿quiere decir esto que los castellanos no pronuncian la s sonora en el lenguaje habitual? Hay múltiples ejemplos en que la s castellana se pronuncia sonora: fíjese el lector en la pronunciación de la s en «ahora mismo» dicho de forma rápida y natural. Por lo tanto, en castellano pronunciamos s sorda (la mayoría de las veces, como en «sapo», «soso», etc.) y también s sonora. La diferencia con el catalán reside en que no constituyen dos fonemas distintos, sino dos variantes acústicas de un único fonema (/s/). Es decir, no existen dos palabras castellanas que se diferencien, como en catalán, en que una tenga s sorda y la otra s sonora. El castellano tiene un total de 24 fonemas: 5 vocales más 19 consonantes, pero esta cifra varía en las diferentes lenguas. Hay idiomas, como el polinesio, que sólo tienen 11 fonemas (6 consonantes y 5 vocales) o el amazónico Piraha (8 consonantes y 3 vocales) y los hay que llegan a 141, como ocurre con !Xu (117 consonantes y 24 vocales) hablado por los Psicología del Lenguaje – TEMA 1 bosquimanos en Namibia y otras áreas próximas. El tamaño típico del inventario fonémico está entre 20 y 37 fonemas, donde se sitúa el 70% de las lenguas. La media se halla en torno a 31 fonemas. En consecuencia, el castellano está por debajo del promedio, pero dentro del tamaño típico. En general, las vocales son más escasas que las consonantes, y su número es algo menos de la mitad de éstas (40% como media). Hay, no obstante, una variabilidad importante a través de las lenguas. El número más frecuente (moda) es el de 5 vocales, como sucede en lenguas tan distantes como el castellano o el japonés. Palabras (morfemas) El siguiente componente en la jerarquía del lenguaje está constituido por las palabras o, para ser más exactos, los morfemas, que son las unidades más pequeñas cargadas de significado. Los morfemas no sólo incluyen raíces de palabras, sino también prefijos y sufijos. En aras de la simplicidad, nos centraremos en el concepto intuitivo de palabra. Cualquier persona de cultura media conoce varias decenas de miles de palabras, y el número de palabras de un idioma se cuenta en cientos de miles. El diccionario de la R.A.E. (23ª edición) tiene un total de 195.439 acepciones. Todas las lenguas tienen dos clases diferenciadas de vocabulario: palabras de contenido (sustantivos, adjetivos, verbos y algunos adverbios), con significado pleno, y palabras de función, o functores, (determinantes, preposiciones, conjunciones, modificadores, verbos auxiliares, etc.), que no 5 www.fullengineeringbook.net tienen contenido semántico pleno, pero modifican las relaciones de significado de las primeras. Ambos tipos de palabras son necesarias y cumplen funciones diferentes: los functores son esenciales para formar la estructura sintáctica de la oración, y las palabras de contenido para aportar la información. La distribución de ambos vocabularios es muy desigual: las palabras de contenido son miles y forman una clase abierta que incorpora continuamente nuevos vocablos. Las de función constituyen una clase cerrada, un «club selecto» que apenas admite nuevos fichajes (¿cuántos siglos se necesitan para añadir una nueva conjunción o un determinante?). Estas últimas son muy pocas, pero, por otra parte, son de uso muy frecuente en el lenguaje. Oraciones (sintaxis) La sintaxis se refiere a un nivel de organización superior que permite combinar las palabras para formar oraciones. En realidad, las oraciones constituyen la verdadera unidad de significado del lenguaje humano. Nadie emplea simplemente una palabra para comunicarse, sino que, como mínimo, realiza un acto predicativo, dice algo sobre algo, y esto sucede en la oración. Todas las lenguas del mundo se basan en la oración como elemento clave de comunicación, y en todas ellas la oración básica se compone de una estructura binaria formada por un sintagma nominal y un sintagma verbal. El sintagma nominal contiene al menos un nombre, que es generalmente el sujeto de la oración, y el sintagma verbal contiene al menos un verbo y actúa como predicado de la oración. Psicología del Lenguaje – TEMA 1 Todo hablante es capaz de discriminar si una serie de palabras forman una oración gramati- calmente correcta en su lengua. De hecho, los lingüistas se valen de esto para inferir la gramática de una lengua nueva que pretenden conocer, a través de preguntas a los hablantes nativos. De los dos ejemplos siguientes, cualquier castellanoparlante sabe que el primero, aunque sea absurdo y contradictorio, constituye una oración posible (gramatical) en el idioma, mientras que el segundo no lo es: Las blancas calamidades gritaron silenciosamente. Los desde estropeó cuando piedras el mismo. Es incluso posible extraer la estructura sintáctica de una oración sin conocer el significado de las palabras. En el siguiente ejemplo, tomado de Belinchon et al. (1992), tenemos una «oración» formada por «palabras» inventadas: Los opilorios escrandaron fildamente a los plandiscos avistosos. Si nos preguntan por el sujeto, no tenemos la menor duda: los opilorios; el resto es el pre- dicado. Podemos montar la estructura sintáctica completa de esta «oración». También podemos establecer sus propiedades morfosintácticas: «opilorios» y «plandiscos» son sustantivos comunes, «escrandaron» pertenece al verbo «escrandar» de la primera conjugación (yo escrando, tú escrandas, él escranda, nosotros escrandamos...), «fildamente» es un adverbio de modo, «avistosos» es un adjetivo calificativo masculino plural. Sin necesidad de consultar significados en nuestro léxico mental, el lenguaje suministra 6 www.fullengineeringbook.net suficientes pistas -palabras de función y terminaciones- para poder construir la estructura sintáctica. Discurso El discurso, o texto en el lenguaje escrito, es el nivel más alto de organización del lenguaje. Se sitúa en un plano supraoracional, que implica varias oraciones, pero no es simplemente la suma de ellas. Para que formen un discurso es necesario que esas oraciones mantengan una unidad de sentido o coherencia. Veamos los siguientes ejemplos tomados del libro de Manuel de Vega (de Vega, 1984): Luis fue a la fiesta de cumpleaños de Pedro. Pedro abrió sus regalos. Luis comió la tarta y se fue. Luis fue a la fiesta de cumpleaños de Pedro. Pedro estudió la carrera de farmacia. Luis pesa 80 kilos. En ambos casos hay tres oraciones, pero sólo en el primero se puede hablar de texto coherente. En el segundo ejemplo cada una de las frases es comprensible, pero no hay coherencia entre ellas y, por lo tanto, no forman un discurso. Además de la coherencia, hay otros fenómenos específicos que emergen en el discurso, como son las inferencias; es decir, las piezas de información que no están explícitas en el texto y que el lector debe añadir para que haya coherencia. Por ejemplo, consideremos el siguiente microtexto: El policía disparó al delincuente que había secuestrado a la cajera. Éste recibió una herida en el hombro. Psicología del Lenguaje – TEMA 1 El lector con seguridad infiere muchos detalles, basándose en el propio texto, pero también en su conocimiento del mundo. Por ejemplo, el policía disparó con una pistola, quien resultó herido fue el ladrón (no el policía), la herida en el hombro la produjo el disparo del policía, etcétera. Otra peculiaridad del discurso es que, dada su complejidad, es obligado que el lector/oyente gestione inteligentemente sus recursos cognitivos (p. ej., la memoria de trabajo), con el fin de construir y recordar el sentido general del texto sin perderse en los detalles. Es decir, dirigiendo el foco de atención sucesivamente a diferentes ideas del texto, pero también extrayendo las ideas principales y manteniéndolas en la memoria. Sin duda alguna, la lingüística ha tenido una influencia especial en el origen y desarrollo de nuestra disciplina. Pero hay otras disciplinas con las cuales la psicología del lenguaje tiene estrechos vínculos, como la sociolingüística, interesada en conocer cómo varían las formas lingüísticas en los distintos grupos sociales o cómo influye el lenguaje en la interacción social. También sus métodos de investigación son diferentes, puesto que están basados fun- damentalmente en la observación. Sin embargo, de nuevo, sus conocimientos son útiles a la hora de preparar nuestros estudios sobre el procesamiento del lenguaje porque deberíamos tener en cuenta las características socio-demográficas de los participantes (edad, nivel cultural, estrato social, etc.) que en cada caso utilizamos en nuestros estudios, ya que los resultados encontrados en una población determinada podrían no ser generalizables a otras 7 www.fullengineeringbook.net poblaciones. Asimismo, son estrechos los vínculos con las disciplinas médicas que estudian los aparatos y órganos que intervienen en el lenguaje, especialmente la foniatría -que estudia el aparato fonador (laringe, faringe, cuerdas vocales, boca, etc.)-, que nos permite pronunciar los sonidos del habla, o la neurología, que estudia el cerebro, responsable de toda nuestra actividad cognitiva, incluido el lenguaje, así como las ciencias computacionales, especialmente la inteligencia artificial, que tratan de simular y, quizás en el futuro, emular las capacidades lingüísticas de los seres humanos. DESARROLLO HISTÓRICO DE LA PSICOLOGÍA DEL LENGUAJE Aunque siempre es difícil precisar la fecha de nacimiento de una disciplina, en el caso de la psicología del lenguaje o psicolinguistica hay consenso en situar esa fecha a principios de los años cincuenta, cuando un grupo de psicólogos y lingüistas se reunieron para discutir acerca de sus respectivas relaciones. La primera reunión se celebró en 1951 en la Universidad de Cornell, y la segunda dos años después, con un grupo mayor de participantes, en la Universidad de Indiana. Con las aportaciones de este segundo seminario, dos de los organizadores, el psicólogo Osgood y el lingüista Sebeok, publicaron un libro un año más tarde con el título Psycholinguistics. A survey of theory and research problems. Para muchos investigadores, la publicación de este libro en 1954, donde aparece por primera vez el término psicolingüística, se considera como fecha de nacimiento de la disciplina. Psicología del Lenguaje – TEMA 1 ¿Por qué apareció justo en ese momento y en ese lugar? Fundamentalmente porque ni los psicólogos ni los lingüistas norteamericanos de los años cincuenta estaban muy satisfechos con el marco teórico en el que trabajaban ni tampoco con las herramientas que utilizaban y buscaban en otros ámbitos información que les permitiese ampliar sus horizontes. Pero vea- mos qué había ocurrido en los años anteriores, porque antes de que surgiese como disciplina científica hubo muchos trabajos, desde distintas perspectivas, dedicados a la psicología del lenguaje. Antecedentes Podemos asegurar que, en realidad, los estudios de psicología del lenguaje se iniciaron en el mismo momento en que comenzó la psicología científica, allá por el año 1879, con la creación del primer laboratorio de psicología experimental en Leipzig, Alemania, por parte de Wilhelm Wundt, que supuso la separación definitiva de la filosofía. Profesor de medicina, de sólida formación fisiológica, Wundt definió la psicología como la ciencia de la vida mental. Para él era posible investigar los fenómenos mentales, como sensaciones, sentimientos, imágenes, pensamientos, etc., empleando procedimientos rigurosos como los usados en las ciencias naturales. Ya no se trata de conjeturar filosóficamente desde un despacho, sino de ir al laboratorio y obtener datos empíricos de la realidad mental que se quiere conocer. Wundt concedió gran importancia al estudio del lenguaje porque estaba convencido de que 8 www.fullengineeringbook.net éste arrojaba luz sobre la naturaleza de la mente humana. De hecho, Blumenthal lo describe como el maestro psicolingüista porque escribió extensamente sobre muchos aspectos del lenguaje: fonología, gramática, producción y comprensión del lenguaje, desarrollo del lenguaje en los niños, lectura, lenguaje de los signos y otros temas. Desarrolló una teoría sobre la producción del lenguaje, basada en el concepto de oración. Para Wundt es la oración -y no la palabra- la unidad primaria del lenguaje. No es posible pronunciar varias palabras a la vez, por lo que el lenguaje exige la ordenación secuencial en el tiempo de los elementos lingüísticos (palabras, sonidos, etc.). Wundt considera la producción del lenguaje como el proceso de transformación desde un pensamiento completo y unitario a una secuencia organizada de segmentos de habla: La oración [...] no es una imagen que discurre con precisión a través de la conciencia, donde cada palabra o cada sonido aparecen sólo momentáneamente, mientras los elementos previos y siguientes desaparecen de la conciencia. En su lugar, permanece como un todo en el nivel cognitivo mientras se está hablando. Si esto no fuera así, perderíamos irrevocablemente el hilo de lo que se habla. (Wundt, 1912, citado en Blumenthal, 1970.) Para Wundt, el habla tiene su origen en la apercepción de una impresión general de la conciencia. Después, a través de un procedimiento de análisis, el hablante descompone esta apercepción global en distintos componentes y, al mismo tiempo, identifica las relaciones que hay entre ellos, como las de sujeto y predicado. En el proceso recíproco de comprensión del lenguaje, el oyente reconstruye la impresión general a partir de la secuencia de elementos Psicología del Lenguaje – TEMA 1 que constituyen la oración. A su vez, lo importante para el oyente es esta impresión general, no la organización superficial de los elementos desde los que se ha derivado. Por eso, el oyente recuerda el significado de lo que oye, aunque olvida pronto las palabras exactas de la oración. Con esta visión, Wundt sienta las bases de algunos conceptos contemporáneos como, por ejemplo, la noción de estructura superficial y estructura profunda del lenguaje que Chomsky propondría años más tarde. También realizó estudios empíricos utilizando el método introspectivo consistente en intentar observar las operaciones mentales que uno mismo realiza mientras lleva a cabo una actividad. Durante las primeras décadas del siglo XX se impuso el conductismo como paradigma dominante o corriente principal en los ámbitos académicos y científicos de la psicología. Este enfoque reaccionó vigorosamente contra el empleo de la introspección como método de estudio, por subjetivo y poco fiable, y abordó sólo aquello que se podía medir y observar objetivamente, es decir, la conducta o comportamiento. Desde su aparición, hacia 1920, hasta los años cincuenta, se hace hincapié en el análisis de las relaciones entre los estímulos y las respuestas de los organismos, principalmente animales (ratas, palomas), y desde aquí se generalizó a los seres humanos, en la medida en que los principios básicos del aprendizaje son comunes. El conductismo supuso un avance en la psicología como ciencia objetiva y rigurosa, pero adoleció de limitaciones importantes que pronto se pondrían de manifiesto. Su alergia a abordar cualquier cosa que no fuera directamente observable llevó a los 9 www.fullengineeringbook.net conductistas a desdeñar el estudio de cualquier proceso mental y, entre ellos, los que tenían que ver con el lenguaje. Se concebía el lenguaje, o mejor dicho la «conducta verbal», como preferían denominarlo, con el mismo enfoque que los restantes comportamientos. Skinner, en su conocido libro de 1957, Verbal behavior (Conducta verbal, publicado en castellano por Trillas, 1981), trataba el lenguaje como una respuesta a los estímulos del entorno que podía ser condicionada y reforzada por sus consecuencias. Dejaba de lado, así, los aspectos nucleares que tienen que ver con los procesos y las representaciones mentales subyacentes al lenguaje. Algunos trabajos conductistas demostraron que se podría reforzar diferencialmente el uso de ciertas palabras frente a otras. El hecho de que un entrevistador refuerce con sonidos como «mmm», u otros signos sutiles de aprobación, un tipo determinado de palabras (p. ej., plurales frente a singulares), hacía aumentar la probabilidad de que el entrevistado usara tales palabras, incluso sin ser consciente de ello (Greenspoon, 1955). En cualquier caso, la época conductista sirvió para consolidar a la psicología como una ciencia empírica exigente con el método científico y contribuyó a pulir las herramientas metodológicas de la investigación. Por otra parte, las nuevas teorías ampliaron su campo de actuación más allá del estrecho margen estímulo-respuesta, incorporando otros conceptos no observables aunque sí susceptibles de ser probados de forma empírica. También es justo reconocer que si bien la influencia del enfoque conductista en el plano teórico de la psicolingüística fue reducida, su repercusión en el ámbito aplicado ha sido mayor, especialmente en la elaboración de programas de entrenamiento lingüístico tanto en la Psicología del Lenguaje – TEMA 1 enseñanza de segundas lenguas, como en el tratamiento de trastornos graves del lenguaje, autismo o deficiencia mental (Lovaas, 1977). En la década de los años cincuenta se produjo un cambio de paradigma desde el conductismo a la psicología cognitiva, lo cual propició la aparición de la psicología del lenguaje. Así como los años treinta y cuarenta se caracterizaron por ser un período poco fructífero para la psicología del lenguaje debido al dominio conductista y también porque la Segunda Guerra Mundial desplazó los recursos y el interés hacia otras prioridades, el paso a la segunda mitad del siglo XX coincidió con profundos cambios que llevaron a la psicología hacia su configuración actual, en la que nuestra disciplina encaja perfectamente. Jóvenes psicólogos, recién salidos de las universidades, como George Miller y otros, reaccionaron contra el conductismo oficial y apostaron por una nueva psicología capaz de abordar los procesos mentales conservando una metodología científica y rigurosa. Las causas del cambio paradigmático se sitúan en una serie de factores que confluyeron a partir de los años cincuenta. En su origen se hallan la crisis y el agotamiento del conductismo como consecuencia de sus propias limitaciones, al dejar fuera de su foco lo más interesante: los procesos mentales. Muchos investigadores conductistas que trabajaban con sujetos humanos utilizando estímulos verbales se dieron cuenta de las limitaciones de su enfoque. Este grupo, denominado de aprendizaje verbal, era altamente productivo, ya que realizó múltiples experimentos y recogió numerosos datos de respuestas verbales ante determinados estímulos 10 www.fullengineeringbook.net también verbales. Las dos tareas más utilizadas eran la de aprendizaje serial y la de aprendizaje de pares asociados. La tarea de aprendizaje serial consistía en presentar un conjunto de estímulos, generalmente sílabas sin sentido para un mayor control experimental, que los sujetos tenían que repetir tal cual y en el mismo orden en el que se habían presentado. En el aprendizaje de pares asociados se presentaban listas de pares de estímulos para que, al presentar posteriormente uno de ellos, los sujetos intentasen recordar el otro. En estos experimentos se manipulaban todas las variables posibles de los estímulos: longitud de las listas, tiempo de exposición de los estímulos, intervalos entre el aprendizaje y el recuerdo, etc. Con tanto experimento, a principios de los años cincuenta se había acumulado una enorme cantidad de datos referentes a las sílabas sin sentido que animaron a muchos investigadores a comenzar a trabajar con las palabras. Este paso supuso un cambio considerable, ya que había que controlar muchas nuevas variables, como el tipo de palabra, el significado, la frecuencia de uso, etc., y para manejar algunas de estas variables era conveniente pedir información a los lingüistas. El salto de la sílaba a la palabra suponía entrar en un mundo nuevo donde se necesitaba asesoramiento, y los lingüistas podían proporcionar esa información. Por otra parte, muchos de los psicólogos conductistas empezaban a preguntarse para qué servían realmente tantos datos acumulados. Las generalizaciones que podían extraerse a partir de esos datos eran demasiado limitadas y comenzaba a sentirse la necesidad de contar con un marco teórico más amplio en el que poder organizar toda la evidencia empírica. Psicología del Lenguaje – TEMA 1 También hubo factores externos que propiciaron el cambio paradigmático. Especialmente decisiva fue la poderosa influencia que ejerció la teoría de la comunicación formulada por Shannon en 1948 y, sobre todo, la revolución tecnológica que supuso la aparición de los ordenadores. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los ingenieros dispusieron de la posibilidad de construir máquinas de un nuevo tipo: en lugar de ampliar la fuerza o actividad física, como los motores, éstas amplían la actividad mental ejecutando cálculos con extraor- dinaria rapidez y exactitud. Además, las nuevas máquinas no sólo eran grandes «masticadoras de números», sino que también eran capaces de manejar información simbólica y demostrar teoremas matemáticos. Los ordenadores proporcionaron a la psicología una poderosa analogía que ayudó a que ésta concibiera la mente como un sistema de procesamiento de información. La similitud funcional entre mente y ordenador fue el factor más determinante del desarrollo de la psicología cognitiva actual (de Vega, 1984). El ordenador como metáfora de la mente: se trata de una analogía funcional, no física. El ordenador consta de dos elementos diferenciados: un hardware, o circuitería de silicio, y un software, o programa que procesa la información. La mente tiene un «hardware» de otro tipo, compuesto por circuitos neuronales, pero realiza también operaciones de procesamiento de información. Al igual que el ordenador, el cerebro tiene sistemas de entrada de información, sistemas de salida y, entre ambos, sistemas que transforman y procesan esa información. Ambos -ordenador y mente- codifican, retienen y operan con símbolos y 11 www.fullengineeringbook.net representaciones internas. El propio vocabulario de la psicología cognitiva se llenó de términos prestados de la informática y cibernética: procesos de codificación, almacenamiento, acceso directo, acceso secuencial, búsqueda de información, recuperación de información, memoria operativa o a corto plazo, memoria a largo plazo, etc. Más concretamente, en la psicolingüística hablamos, por ejemplo, de procesos de «acceso léxico» o acceso al diccionario mental durante el reconocimiento de las palabras, etcétera. Hay que decir, como acotación, que hoy empieza a percibirse el agotamiento del paradigma cognitivo, y algunos autores anuncian la emergencia de un nuevo paradigma en un futuro no lejano, tal vez de la mano de las neurociencias. La analogía ordenador-cerebro, tal como se ha entendido hasta ahora, es demasiado simplista y no abarca una propiedad fundamental del cerebro: éste, al contrario que una computadora, es un sistema de procesamiento paralelo, masivo y muy distribuido. Cada unidad de información no se almacena localmente en neuronas o estructuras específicas, como hace un ordenador con sus posiciones de memoria, sino que se distribuye en patrones complejos de activación que involucran a millones de sinapsis neuronales. En el contexto de cambio de paradigma psicológico, el surgimiento de la psicolingüística fue uno de los factores que mejor contribuyó a ese cambio. Podría decirse que el lenguaje fue un «hueso duro» con el que tropezó el conductismo. Su extraordinaria complejidad difícilmente permitía abarcarlo desde una óptica tan simple como la basada en la relación estímulo- respuesta. Esta había rendido valiosos servicios al desvelar importantes leyes y principios generales del aprendizaje, pero era manifiestamente insuficiente para entender una conducta Psicología del Lenguaje – TEMA 1 tan compleja como la lingüística. El lenguaje reclamaba, como ninguna otra conducta humana, el uso de conceptos como representaciones internas y procesos mentales si se quería empezar a entenderlo en toda su magnitud. Fue en ese marco en el que se realizó el seminario de verano en la universidad de Cornell, en 1951, que sirvió de lugar de encuentro interdisciplinar entre psicólogos y lingüistas, lo que originó el nacimiento oficial de la actual psicología del lenguaje o psicolingüística. Su objetivo principal era, como describió Michael Tanenhaus, años más tarde: [...] diseñar una agenda de investigación psicolingüística que reflejara un consenso entre los participantes, de manera que las herramientas metodológicas y teóricas desarrolladas por los psicólogos pudieran ser usadas para explorar y explicar las estructuras lingüísticas que iban descubriendo los lingüistas (Tanenhaus, 1988, p. 4). Poco después de esos primeros encuentros entre psicólogos y lingüísticas -en los que tra- zaron las directrices por las que debía discurrir la nueva disciplina- se produjo un hecho cru- cial que cambió totalmente el panorama y fue la publicación en 1957 del libro Syntactic structures de Noam Chomsky, uno de los lingüistas más influyentes del siglo XX (Chomsky, 1957, publicado en castellano en 1974). En él plantea su gramática transformacional y sienta las bases para una estrecha colaboración entre psicólogos y lingüistas. Para entender la lógica interna del lenguaje, Chomsky plantea la existencia de una estructura profunda que, a través de un conjunto de transformaciones, se convierte en una estructura superficial, que es la que 12 www.fullengineeringbook.net aflora en las palabras y frases que pronuncia el hablante. El oyente, en cierto modo, recorrería el camino inverso: partiendo de la estructura superficial de la frase llega a la estructura profunda. Su modelo gramatical tenía una fuerte base psicológica y constituyó una fuente de hipótesis que los psicólogos pusieron a prueba a través de numerosos experimentos durante las dos décadas siguientes. Chomsky fue muy crítico con los enfoques sobre el lenguaje de su época. En 1959 efectuó una crítica demoledora del libro de Skinner, en lo que se ha denominado el debate Skinner-Chomsky, que se describe a continuación. Hay que decir que, con el tiempo, los planteamientos de Chomsky fueron sufriendo diversos cambios hasta llegar a su actual programa minimalista (Chomsky, 1995, 2000), centrado en el concepto clave de la recursividad sintáctica (Hauser, Chomsky y Fitch, 2002). El debate Skinner-Chomsky La explicación del lenguaje desde el conductismo y, más concretamente, desde el condicionamiento operante tiene su mejor representante en la figura de Skinner (véase en castellano, Bayés, 1980). Burrhus F. Skinner (1904-1990), uno de los autores más destacados del conductismo, llevó los postulados conductistas sobre el lenguaje a su extremo más radical, fundamentalmente por dos vías: por una parte, negando la validez psicológica, por su carácter mentalista y poco objetivo, de los conceptos mismos de lenguaje, símbolo o significado, y proponiendo su sustitución por el más genérico de conducta verbal y, por otra parte, negando la validez de toda explicación psicológica de la conducta verbal más allá de los estímulos y las respuestas. Es decir, cualquier explicación habría de basarse Psicología del Lenguaje – TEMA 1 necesariamente en el análisis funcional de las respuestas de los sujetos y de las contingencias de refuerzo determinadas por el ambiente. Esta concepción se recoge en su libro Verbal behavior (Conducta verbal), cuya redacción comenzó, al parecer, en 1932 y cuya primera edición apareció más de 20 años después (Skinner, 1957). En este libro el autor trata de demostrar que toda habla humana puede ser atribuida al condicionamiento de los hablantes por su ambiente. Entiende el lenguaje como un conjunto de operantes verbales o respuestas verbales del sujeto, adquiridas por mero condicionamiento. Pretende explicar el lenguaje como un conjunto de hábitos que se van formando durante la vida, sin necesidad de apelar a complejos mecanismos innatos o mentales. Lo único que hace falta es la observación sistemática de los sucesos que acontecen en el mundo exterior y que llevan al hablante a articular sonidos. No hay que olvidar que Skinner, profesor de Harvard, es uno de los autores más eminentes de la psicología contemporánea, cuya obra experimental sobre las leyes del condicionamiento y el comportamiento de los animales en situaciones de estricto control es impresionante y no admite impugnación. Por ejemplo, su libro Programas de reforzamiento (Ferster y Skinner, 1957) recoge en sus 735 páginas y 921 figuras los resultados obtenidos en más de 70.000 horas de trabajo experimental sobre el aprendizaje por condicionamiento en palomas. Lo criticable en él es, en todo caso, su extrapolación directa a la conducta humana en general, y particularmente a una conducta de una complejidad tan extraordinaria como la 13 www.fullengineeringbook.net lingüística. Sus explicaciones sobre el lenguaje se basan en trabajos sobre ratas y palomas. Había logrado demostrar que, con tiempo suficiente, se podía adiestrar a estos animales en la ejecución de una enorme variedad de tareas en apariencia muy complicadas (p. ej., tocar una melodía en un piano), siempre y cuando se siguieran dos principios elementales: primero, las tareas debían descomponerse en una serie de pasos cuidadosamente graduados, y segundo, había que recompensar repetidamente a los animales en la medida en que sus respuestas se aproximaban a las deseadas. En un experimento típico se coloca una rata en una caja que contiene una palanca (caja de Skinner); cada vez que la rata presiona la palanca, se le recompensa con una bolita de comida. Al principio la rata descubre de manera fortuita esta relación funcional entre su respuesta (apretar la palanca) y el estimulo reforzador, o refuerzo (comida), pero después de cierto número de ensayos, el animal llega a aprender que si tiene hambre puede obtener el alimento presionando la palanca. Una vez adquirida una respuesta como ésta, la situación se puede complicar un poco más, de modo que el animal sólo obtiene la comida si está presente un determinado estímulo (p. ej., una luz roja), que actúa como estímulo discriminante. Esta clase de aprendizaje se basa en el condicionamiento operante, o respuestas voluntarias que son reforzadas. Se puede estudiar, además, la «fuerza» de una respuesta a través de su permanencia en situaciones de extinción, es decir, cuando ya no se dispensa el refuerzo. También se estudia qué secuencias o programas de refuerzos son más apropiados para Psicología del Lenguaje – TEMA 1 conseguir una conducta nueva de la forma más rápida posible, y cuáles son más idóneos para que ésta se haga estable y resistente a la extinción. Según Skinner, gracias a estos mecanismos es como se produce la inmensa mayoría del aprendizaje humano, incluido el aprendizaje del lenguaje. Respecto al lenguaje, lo único que hace falta es identificar las variables controladoras que nos permiten predecir ciertos enunciados lingüísticos. Por ejemplo, así como es posible afirmar que la conducta de la rata de apretar una palanca se halla parcialmente «bajo el control de una luz encendida», también puede decirse que una sensación de hambre puede «controlar» o predecir la emisión de una frase como «Por favor, pásame el pan y la mantequilla», o la presencia de un bello cuadro puede «controlar» y provocar la exclamación «¡Oh, qué bonito!», o que un mal olor nos puede llevar a decir «¡Qué mal huele!». Conceptualmente, la explicación skinneriana de la conducta verbal se asienta en la descripción de las secuencias de estímulos y respuestas. De acuerdo con su valor funcional, Skinner clasifica las unidades de conducta lingüística en varios tipos, como comportamientos repetitivos, textuales, intraverbales, etc. (para más detalles, véase Bayés, 1980). Por otra parte, como se ha señalado anteriormente con respecto al conductismo, la aportación de Skinner a la psicología del lenguaje se ha dejado sentir más en el ámbito aplicado, gracias al diseño de programas de adiestramiento lingüístico para la enseñanza de segundas lenguas, o el tratamiento de problemas severos del lenguaje. 14 www.fullengineeringbook.net Dos años después de la publicación de Verbal behavior, el entonces joven y brillante lingüista Noam Chomsky escribe una crítica muy dura a la posición de Skinner en su artículo Review of B.F Skinners Verbal behavior publicado en el volumen 35 de la revista Language (Chomsky, 1959; véase Bayés, 1980). Chomsky sostiene que las secuencias sencillas y bien definidas de sucesos que ocurren en las cajas de las ratas y palomas sencillamente no pueden aplicarse al lenguaje humano, y que la terminología empleada en esos experimentos no puede extrapolarse sin más al ámbito lingüístico, sin incurrir en una extrema vaguedad. Gran parte de la crítica de Chomsky se asienta en la enorme creatividad o productividad del lenguaje. La mayor parte de las oraciones que dice un hablante, o que escucha un oyente, son nuevas gracias a esta propiedad clave del lenguaje humano. George A. Miller estimó en unos 100 quintillones el número de frases de 20 palabras que podrían construirse correctamente en inglés y ser, en principio, emitidas y comprendidas por hablantes del idioma. Cualquier hablante distingue sin esfuerzo si una secuencia de palabras constituye una oración correcta o no en su idioma y, al mismo tiempo, es poco probable que se haya enfrentado -y condicionado- a ella con anterioridad. Por otra parte, la variedad de «estímulos» que podrían estar asociados al lenguaje es impredecible. El siguiente es un fragmento del artículo de Chomsky: Según Skinner, un ejemplo típico de «control por el estímulo» sería la respuesta consistente en pronunciar Mozart ante un fragmento musical, o la respuesta holandés ante un cuadro. Afirma que estas respuestas están «bajo el control de propiedades extremadamente sutiles» del objeto físico o del hecho. Supongamos que en vez de Psicología del Lenguaje – TEMA 1 decir holandés decimos Desentona con el papel de la pared, Creía que te gustaba el arte abstracto, Nunca lo había visto, Está inclinado, Está colgado demasiado bajo, Precioso, Horrible, ¿ Te acuerdas de cuando fuimos de camping el verano pasado^, o cualquier otra cosa que nos pudiera venir a la mente cuando miramos el cuadro [...] Si miramos una silla roja y decimos rojo, la respuesta está bajo el control del estímulo «rojez»; si decimos silla está bajo el control del conjunto de propiedades [...] que caracterizan la «silliedad», y de forma semejante para cualquier otra respuesta [...]. Pero usando la palabra «estímulo» de esta forma ha perdido toda su objetividad [...]. No podemos predecir el comportamiento verbal en términos de los estímulos del am- biente del hablante, puesto que no sabemos cuáles son los estímulos en cuestión hasta que él responde (Chomsky, 1959; pp. 32-33 de la traducción castellana). En general se considera que la crítica de Chomsky fue un durísimo golpe al planteamiento radical conductista sobre el lenguaje. Sin embargo, algunos autores entienden que se ha magnificado excesivamente el impacto de esta crítica y acusan a Chomsky de no haber comprendido en toda su profundidad algunos de los planteamientos skinnerianos. Bien es cierto que la crítica chomskiana no recibió respuesta por parte de Skinner, lo que contribuyó a acrecentar esta sensación de fuerza demoledora, unida al hecho de que, incluso en inglés, ha tenido mucha más difusión el artículo de Chomsky que el libro de Skinner. Muchos fueron los que se sumaron a las críticas, deslumbrados por la brillantez de Chomsky, sin 15 www.fullengineeringbook.net haber leído dos líneas de la obra skinneriana. Años después no faltaron algunas voces que se alzaron en defensa de Skinner o, al menos, en apoyo de algunos de sus planteamientos, como es el caso de Kenneth MacCorquodale, y recogieron el guante mostrando, a su entender, la debilidad de algunos de los argumentos esgrimidos por el lingüista. A todo ello se ha añadido cierto malestar por el tono y el estilo hiriente bastante habitual en Chomsky. Así, Bayés (1980), en su introducción, dice: «En nuestra opinión, los juicios bruscos, teñidos de emotividad, de Chomsky, se encuentran bastante alejados del modelo de crítica científica, respetuosa hacia los autores pero implacable con los errores -que es preciso no tanto denunciar como demostrar» (p. 10). MacCorquodale (1970) se queja de que «probablemente, la razón de más peso por la que nadie ha replicado a la crítica es su tono. Es duro hasta la ofensa; humillante, intransigente, obtuso y resentido» (p. 89 de la traducción castellana). Pero, en fin, éstas son cuestiones añadidas a lo que de verdad es fundamental en ciencia. Primeros pasos de la psicolingüística Con Chomsky se inició un cambio profundo en la forma de concebir la psicolingüística, un cambio paradigmático sobre el que se articularían las investigaciones posteriores. Durante los años siguientes, especialmente en la década de los sesenta, la mayor parte de las investigaciones realizadas en el campo de la psicología del lenguaje estaban inspiradas en los postulados de Chomsky. Pocos fueron ya los trabajos llevados a cabo en esos años desde el enfoque conductista. Psicología del Lenguaje – TEMA 1 Uno de los cambios más importantes fue el de considerar la oración como la unidad funda- mental del lenguaje. Se abandonan los estudios de palabras aisladas para centrarse en las oraciones, pero no en todos los aspectos de la oración, sólo en los sintácticos, pues Chomsky deja fuera los contenidos semánticos y comunicativos e intenta explicar las reglas sintácticas por las que se rige la oración, las reglas por las que un hablante del castellano sabe que la oración «el perro fue atacado por el ratón» es gramaticalmente correcta (aunque semánticamente improbable), mientras que la oración «el perro atacado por fue el ratón» es gramaticalmente incorrecta. Para ilustrar que es perfectamente posible estudiar la sintaxis de las oraciones sin tener en cuenta su significado formuló la frase, absurda desde el punto de vista semántico pero correcta gramaticalmente, tan conocida por lingüistas y psicólogos del lenguaje: Ideas verdes incoloras duermen furiosamente. En sus dos famosos libros Estructuras sintácticas, publicado en 1957, y Aspectos de la teoría sintáctica, publicado en 1965, Chomsky expuso las principales características de su nueva gramática, denominada gramática generativa. Algunas de esas características servirían a los psi-colingüistas para delimitar su campo de trabajo y encajar sus proyectos de investigación. Las siguientes son algunas de las características de la gramática de Chomsky que más influyeron en el desarrollo de la psicolingüística: Chomsky hace una distinción entre lo que considera la competencia del hablante y la 16 www.fullengineeringbook.net actuación real que hace del lenguaje; esta distinción será transcendental en la delimi- tación de los campos de la psicología y la lingüística. Competencia es el conocimiento que el hablante tiene de su lengua, y actuación es la puesta en práctica de esos cono- cimientos. De acuerdo con esta distinción, la lingüística debe ocuparse del estudio de la competencia, y la psicología, de la actuación. Otra característica de la gramática de Chomsky es la elaboración de unas reglas que permiten al hablante generar un sinfín de oraciones gramaticalmente correctas aún cuando no las hubiese oído nunca. Estas reglas son de tres tipos: reglas de estructura de frase, reglas transformacionales y reglas morfofonémicas. Las reglas de estructura de frase se encargan de asignar etiquetas a las distintas palabras y frases para poder conexionarlas entre sí. Las reglas transformacionales operan sobre las oraciones ya formadas, unas son obligatorias, por ejemplo las que señalan la concordancia entre el sujeto y el verbo, y otras opcionales, como las que producen la transformación en pasivas, negativas, etc. Cuando se aplican sólo transformaciones obligatorias se producen las oraciones básicas o nucleares. Reciben este nombre porque a partir de ellas se generan todas las demás. Este es uno de los puntos fuertes de esta nueva gramática y la razón por la que se la denominó gramática generativa. Cuando se aplican las transformaciones opcionales se producen las oraciones complejas. Finalmente, las reglas morfofonémicas son las encargadas de transformar las cadenas terminales en la mente del hablante en los sonidos fonéticos que constituyen la oración hablada. Psicología del Lenguaje – TEMA 1 Chomsky hace también una distinción entre lo que denomina estructuras superficial y profunda. La estructura profunda se refiere al significado que el hablante trata de expresar, y la estructura superficial, a la forma gramatical concreta que se utiliza para expresar ese significado. De esta manera, un mismo significado puede expresarse de varias formas gramaticales diferentes («El murciélago observaba a la serpiente», «La serpiente era observada por el murciélago», «Era el murciélago el que observaba a la serpiente», etc.). Los lingüistas pronto fueron persuadidos por la nueva gramática de Chomsky, ya que se trataba de una propuesta muy atractiva que se sustentaba en reglas claras y lógicas. Los psicolingüistas, en su mayoría, también adoptaron este enfoque y dejaron de lado el estrecho marco conductista. La gramática generativa planteaba que los hablantes de una lengua debían conocer una serie de reglas que les permitiesen producir y comprender oraciones correctamente formadas, lo cual resultaba difícil de explicar desde la posición conductista. Para explicar los aspectos creativos de la conducta, la psicología conductista sólo contaba con los principios de generalización y transferencia, los cuales resultaban claramente insuficientes. Era necesario hablar de planes internos como forma básica de organizar la conducta, como plantearon Miller, Galanter y Pribram en 1960. Obviamente, los conductistas no aceptaban hablar de planes internos. El objetivo que se marcaron los psicolingüistas a partir de la teoría generativa fue tratar de 17 www.fullengineeringbook.net comprobar la realidad psicológica de los componentes gramaticales de la teoría. Es decir, probar si las reglas propuestas por Chomsky para la formación de oraciones son las mismas que utilizan las personas cuando producen o entienden oraciones. El pionero de esta línea de investigación fue Miller quien, en un artículo publicado en 1962, demostró que los individuos tardan más tiempo en comprender oraciones que necesitan una transformación, por ejemplo las pasivas y las negativas, que las oraciones nucleares. Ello se debe, según Miller, a que para comprender una oración compleja es necesario desmontarla de sus transformaciones hasta llegar a la oración nuclear, y eso requiere tiempo. Así, la oración negativa «El perro no ladró esa noche» estaría formada por la oración nuclear «El perro ladró esa noche» y la regla de negación. Un año después, en 1963, Mehler comprobaba que los individuos recuerdan mejor las oraciones nucleares que las complejas. Muchos otros estudios parecían corroborar que los usuarios de la lengua utilizan las reglas propuestas por Chomsky en su gramática. Sin embargo, a pesar de la euforia inicial y los numerosos estudios realizados en esos pri- meros años sesenta, esta orientación no duró mucho. Desde el momento en que empezaron a utilizarse metodologías más perfeccionadas y se introdujo el componente semántico, los resultados dejaron de ajustarse a las predicciones de la gramática chomskiana. Cuando las oraciones negativas (y también las pasivas) se presentan dentro de un contexto adecuado en el que puedan cumplir su función, no son más difíciles de comprender ni de recordar que las oraciones nucleares. Las oraciones negativas tienen el papel fundamental de corregir información ya dada y también la de señalar la excepción de la norma. De esta manera, Psicología del Lenguaje – TEMA 1 cuando un hablante emite un enunciado negativo, por ejemplo, «El tren no llegó tarde hoy», es porque presupone que el oyente considera verdadero el enunciado afirmativo correspondiente: «El tren llega tarde todos los días». Es por ello que las negativas requieren una información previa que negar, y, si no existe esa información, como ocurría en los experimentos de los psicolingüistas transformacionales, que presentaban oraciones sin ningún contexto, las negativas no cumplen su verdadera función. Como escribían Clark, Carpenter y Just (1973): Cuando miramos un dibujo, por ejemplo de una manzana, pensamos en términos de lo que es —una manzana—, no en términos de lo que no es: una naranja, un senador de los Estados Unidos, un balón de playa, un pony indio o un contrabajo. La razón parece clara: una codificación positiva es una designación concisa e informativa, mientras que normalmente hay muchas codificaciones negativas posibles, cada una de las cuales contiene muy poca información (pág. 317). De hecho, cuando las oraciones negativas forman parte de un contexto adecuado en el que se utilizan para corregir información previa o para señalar la excepción de la norma, no resultan más difíciles de comprender que las afirmativas correspondientes (Green, 1970; Wason, 1965). A finales de los años sesenta ya era ampliamente aceptada entre los investigadores la idea de que la oración debe estudiarse dentro de un contexto más amplio y de que el componente 18 www.fullengineeringbook.net sintáctico sólo es insuficiente para explicar los procesos de comprensión y producción del lenguaje. En consecuencia, hacia los años setenta la mayoría de los psicolingüistas ya habían renunciado a esa línea de investigación chomskiana y comenzaban a incluir los componentes semánticos y pragmáticos. El propio Chomsky, que en principio estaba encantado de que los datos empíricos concordasen con su teoría, empezó a desacreditar este tipo de investigaciones con el argumento de que sus postulados se referían a la competencia ideal y no a la actuación concreta. A partir de este intento fracasado de trabajar conjuntamente, psicólogos y lingüistas comen- zaron a desarrollar sus teorías de forma autónoma, separando claramente sus campos de estudio. Los lingüistas se dedicaron al estudio de la competencia, centrándose principalmente en las restricciones universales de las gramáticas sin prestar atención a la actuación, y los psicólogos se dedicaron a la actuación haciendo caso omiso de la competencia. En los años posteriores, durante las décadas de los setenta y los ochenta, se realizaron numerosos estudios sobre el papel del contexto en la comprensión. En esta línea son famosos los experimentos de Bransford y Johnson (1973), en los que presentaban textos que parecía que no tenían sentido, pero bastaba un título o un dibujo para que se hiciesen perfectamente comprensibles. Por otra parte, se toma también como objeto de estudio una unidad más pequeña que la ora- ción: la palabra. La palabra aislada -que tiene poco interés para los lingüistas- se convierte en el centro de atención de los psicolingüistas, especialmente el reconocimiento visual de palabras, que ha sido -y sigue siendo- uno de los temas más investigados de la Psicología del Lenguaje – TEMA 1 psicolingüística e, incluso, de toda la psicología cognitiva. Han sido numerosos los estudios sobre los procesos que intervienen en el reconocimiento de palabras escritas, las variables que influyen en esos procesos y numerosos también los modelos propuestos para explicar los resultados. Además, el desarrollo de la psicología cognitiva en los años setenta y ochenta cambió to- talmente el enfoque de la psicolingüística. En esos años la psicología cognitiva consideraba la mente como un ordenador que percibe la información del exterior, o input, procesa esa información y produce un resultado o output. Los psicolingüistas, siguiendo ese enfoque, in- tentaron construir modelos, generalmente basándose en «cajas» y «flechas», para explicar el procesamiento del lenguaje. Durante años se trabajó según esta corriente, y la mayor parte de los modelos psicolingüísticos utilizaron este tipo de representación. Como una alternativa a los modelos de cajas y flechas y de procesamiento serial, en los años ochenta surgieron, a partir de la inteligencia artificial, los modelos conexionistas. Estos mo- delos consideran que en nuestro léxico mental las palabras se encuentran conectadas entre sí y con las unidades subléxicas, como las sílabas o las letras, formando una especie de red. Algunas de esas conexiones son activadoras (p. ej., las letras «c» y «a» activan la palabra «casa») y otras son inhibidoras (p. ej., las letras «c» y «a» inhiben la palabra «perro»). Entre los modelos más influyentes de esos años destacan el PDP (procesamiento distribuido en paralelo) de Rumelhart y McClelland (1981) sobre el reconocimiento de palabras escritas y 19 www.fullengineeringbook.net el TRACE de McClelland y Elman (1986) sobre el reconocimiento de palabras habladas. Más recientemente, con el desarrollo de las técnicas de neuroimagen (resonancia magnética funcional, magnetoencefalografía, etc.) que permiten observar la actividad cerebral de las personas mientras realizan actividades lingüísticas, surgió el interés por las bases neurológicas del lenguaje. La psicología del lenguaje actual ya no se conforma con tratar de explicar los procesos cognitivos que intervienen en la comprensión y producción del lenguaje, sino que intenta averiguar qué mecanismos cerebrales son responsables de esas actividades. SISTEMA DE PROCESAMIENTO LINGÜÍSTICO La psicología cognitiva concibe la mente como un sistema de procesamiento en el que la información de entrada es sometida a numerosas transformaciones a través de distintas etapas. El sistema completo, o arquitectura cognitiva, está formado por diversas estructuras o componentes relativamente estables que operan con representaciones internas. Aquí, el concepto de proceso se refiere a la actividad interna del sistema. El hecho de que los procesos mentales no sean directamente observables, no significa que no sean reales; no hablamos de entelequias metafísicas, sino de fenómenos con realidad física, que consumen tiempo y energía (oxígeno y glucosa). Desde el paradigma basado en la analogía o metáfora del ordenador, se entiende que los procesos mentales funcionan de modo semejante a las operaciones internas que ejecutan estas máquinas; de modo que en los procesos mentales es Psicología del Lenguaje – TEMA 1 posible identificar, al igual que en un ordenador, un conjunto finito de estados internos del sistema, denominados computacionales (Belinchón et al., 1992). Por otra parte, todo sistema de procesamiento, natural o artificial, tiene que vérselas con un entorno continuamente cambiante, con el que debe interactuar para su supervivencia. Ha de ser capaz de extraer y manejar las covariaciones o regularidades existentes en la estructura de los datos que proceden de dicho entorno. Su actividad interna debe llevarlo a abstraer el «orden» existente en el ambiente. En un entorno completamente caótico, sin ningún tipo de regularidad u orden, un sistema de procesamiento tendría poco que hacer. Si giro la cabeza a la derecha encuentro una estructura de datos visuales que guardan relación con lo que percibí en esa misma dirección unos segundos antes. Cuando salgo de mi casa encuentro la misma calle que dejé la víspera. La aprehensión de este orden no es algo exclusivo de nuestra especie, cualquier animal debe procesar adecuadamente el input, o datos de entrada, para pervivir en su medio, obtener alimento y no ser presa de otros. Si queremos que un robot se desenvuelva de forma autónoma, por ejemplo en la superficie marciana, también tendrá que procesar de forma adecuada la información del entorno y no quedar encallado para siempre en la primera irregularidad del terreno con que tropiece. El torrente de datos que permanentemente inundan a un sistema posee regularidades con las que éste (sea humano, animal o máquina) tiene que lidiar. Hoy sabemos que los sistemas compuestos por muchas unidades elementales de procesamiento, densamente interrelacionadas (como es el caso de 20 www.fullengineeringbook.net los cerebros), constituyen un mecanismo especialmente apropiado para extraer -abstraer- invarianzas o regularidades a partir de una masa incesante y variable de datos de entrada. Las arquitecturas masivas que operan en paralelo y de forma distribuida son una solución excelente que la naturaleza ha encontrado para «capturar» la regularidad en un entorno físico siempre cambiante. Para entender el procesamiento de los datos de entrada, la psicología cognitiva postula que el sistema opera sobre representaciones internas que el propio sistema genera a partir de los estímulos. Todo sistema cognitivo, natural o artificial, cuyo comportamiento va dirigido a metas ambientales debe manejar representaciones internas del ambiente. Uno de los temas centrales de la psicología cognitiva es conocer en qué consisten tales representaciones y cuál es su formato y naturaleza (véase la introducción del libro de de Vega, 1984). Desde el punto de vista de la psicolingüística, el interés principal se dirige hacia los procesos y las representaciones que se producen mientras usamos el lenguaje de las dos maneras posibles: produciéndolo y comprendiéndolo. Cuando quiero comunicar una idea, el sistema parte de esta intención inicial y de la representación mental del significado que quiero transmitir; inmediatamente, gracias a un complejo conjunto de transformaciones y procesos internos se llega a una representación fonética que, a la postre, se traduce en determinados movimientos musculares admirablemente orquestados. Por lo común todo esto ocurre en décimas de segundo. A la inversa, cuando comprendo el lenguaje, sea éste oral o escrito, la información del estímulo ingresa en el sistema y sufre un conjunto de transformaciones que culminan en una representación interna del significado. Psicología del Lenguaje – TEMA 1 Somos una especie particularmente dotada para llevar a término este trabajo; la facilidad y aparente ausencia de esfuerzo con que usamos el lenguaje todos los días, a todas horas, no debe hacernos caer en la creencia de que se trata de un tarea simple y sencilla. Detrás de esa aparente simplicidad se esconde todo un conjunto de procesos extraordinariamente complejos, ejecutados por una complicada maquinaria neural. A continuación, nos centraremos con más detalle en los hipotéticos procesos que se llevarían a cabo mientras comprendemos el lenguaje. En la figura 1-2 se muestra un esquema general de los distintos pasos o etapas de procesamiento que se realizan durante la comprensión del habla. La forma en que habitualmente se representan los procesos u operaciones cognitivas es mediante cajas o elementos dispuestos en un diagrama de flujo, en el que la información fluye y va sufriendo transformaciones a su paso por las distintas etapas. Hay que indicar que este flujo no ha de ser necesariamente secuencial como se desprende del dibujo, ni tampoco es obligatorio que se agote un proceso antes de pasar al siguiente. La disposición 21 www.fullengineeringbook.net gráfica obedece únicamente a su claridad conceptual, pero no presupone que los procesos sean forzosamente en serie y autoacabados. El objetivo del sistema completo es que la información que ingresa con el estímulo desemboque finalmente en la construcción de una representación mental del significado. La mayor parte de lo que sucede mientras tanto, en ese esquema general de procesamiento, es opaco a nuestra conciencia y ocurre de forma rápida y automática, sin que reparemos en ello. Son precisamente los dos extremos de la cadena -la presencia del estímulo y la representación del significado- los elementos más accesibles desde nuestro nivel de conciencia. En primer lugar tenemos abajo el estímulo, que ingresa en la arquitectura de procesamiento psicolingüístico. La información acústica contenida en la onda del habla es la materia prima con la que se nutre el sistema. En esencia, el esquema sería semejante para otras modalidades de lenguaje, sea escrito (patrones gráficos) o lenguaje de signos (gestos y movimientos de las manos), excepto, obviamente, las primeras etapas perceptivas. Mediante los procesos perceptivos del habla (visuales en el caso de la lectura), la primera tarea consiste en la identificación y activación de representaciones relativamente estables y discretas a partir de una señal acústica continua y extremadamente variable. Estas Psicología del Lenguaje – TEMA 1 representaciones estables que el sistema tiene ya previamente almacenadas corresponderían a los fonemas de la lengua particular que conoce el oyente. Se trata de una función bastante más compleja de lo que se pensó en un principio, dada la enorme variabilidad y versatilidad del estímulo. Por otra parte, para algunos autores no está claro que sea el fonema la unidad perceptiva básica con la que opera el sistema, cuestión que todavía se halla abierta. Otro paso necesario es la identificación de las palabras o lexemas contenidos en la señal a través de los procesos léxicos. Nos referimos a operaciones de acceso al «diccionario» o léxico mental, entendido como una hipotética estructura en la que se guarda de forma organizada la información asociada a las decenas de miles de palabras que conoce el oyente. Son necesariamente mecanismos muy rápidos y eficientes, porque identificamos una unidad léxica entre miles, a razón de dos o tres veces por segundo. ¿Se accede directamente a la unidad léxica en cuestión o se realiza algún tipo de búsqueda secuencial antes de dar con ella? Esta es una pregunta que aún no tiene una respuesta definitiva, y los investigadores se dividen entre los que defienden modelos de acceso directo y quienes creen en modelos de acceso secuencial, como veremos más adelante. ¿Es necesario identificar previamente los fonemas antes de identificar las palabras? Este es otro tema de discusión. Lo que parece claro es que algunas palabras de uso muy frecuente las identificamos probablemente como un todo sin analizarlas previamente en sus partes, y que para identificar una palabra no se necesita un análisis exhaustivo de todos sus componentes; no es necesario identificar todos y cada uno 22 www.fullengineeringbook.net de sus fonemas (o letras, en el caso de la lectura). El siguiente paso es el del procesamiento sintáctico. Cuando comprendemos el lenguaje, no nos limitamos a extraer el significado de una lista de palabras aisladas, sino que manejamos palabras organizadas en oraciones. Como ya se ha señalado, la oración es la verdadera unidad de significado en el lenguaje, incluso por encima de la palabra, porque es en ella donde se realiza un acto predicativo, en el que se afirma algo sobre algo. Por ello, para comprender el lenguaje no es suficiente acceder al significado de las palabras, sino que el oyente o lector debe elaborar una representación del significado oracional combinando e integrando los significados individuales de las palabras sobre la base de una organización sintáctica y semántica. No hay que olvidar, además, que las palabras con mucha frecuencia son ambiguas y poseen más de un significado, a menudo muy distintos entre sí, y se debe escoger el adecuado según el sentido de la oración en que se integran. En consecuencia, durante la comprensión del lenguaje, llevamos a cabo un análisis sintáctico de la oración que nos permite extraer su estructura formal sintáctica y determinar qué unidades actúan de sujeto, cuáles de objeto directo, objeto indirecto, etc., y qué relaciones de dependencia se establecen entre ellas. Se trata de un proceso de segmentación. Esta clase de procesamiento, a juzgar por su opacidad fenomenológica, se realiza comúnmente de modo automático e inconsciente, sin acceso desde el nivel de nuestra conciencia. Sólo salta a ésta cuando advertimos un error en el mensaje o una ambigüedad difícil de resolver que nos obliga a reparar conscientemente en la estructura sintáctica para optar por la mejor solución. Por otra parte, como vimos antes, desde el punto de vista lógico es un proceso de carácter Psicología del Lenguaje – TEMA 1 claramente formal, independiente del significado. En teoría podríamos construir un andamia- je sintáctico sin hacer uso de los significados, como lo demuestra el hecho de que podemos asignar una estructura sintáctica a la frase «los opilórios escrandaron fildamente». Además, el oyente debe realizar el procesamiento semántico del mensaje que está escu- chando (o leyendo), basándose en los significados léxicos y la asignación correcta de los papeles temáticos a las diferentes partes de la oración. Debe determinar qué entidad de la oración actúa como «agente» de la acción, quién o qué como «objeto», «lugar», «instru- mento» o «receptor de la acción», y construir una representación proposicional completa del significado que porta la frase. Es algo distinto de las funciones sintácticas meramente formales (sujeto, predicado). Hay que tener en cuenta que no existe una relación biunívoca entre los papeles semánticos y las funciones sintácticas; un mismo sujeto puede actuar como agente de la acción («Marta insultó a su hermana») o como receptor («Marta murió ahogada»), dependiendo del modelo real de la situación. Se trata, por consiguiente, de un procesamiento que no es meramente formal, sino que depende de los significados de las palabras y de sus propiedades semánticas. Uno de los problemas más importantes de la psicología del lenguaje es determinar qué tipo de relación o dependencia existe entre ambas clases de procesamiento, el sintáctico y el semántico. ¿Es el primero completamente autónomo e independiente del segundo, sin ser influido por él durante su ejecución? ¿Existe una interacción entre ambos desde el primer 23 www.fullengineeringbook.net momento? Nos encontramos aquí con una manifestación del debate central sobre la modularidad de los componentes que participan en el procesamiento lingüístico, como vere- mos más adelante. Es decir, se discute acerca del grado de encapsulamiento que tienen los mecanismos responsables del parsing, o segmentación sintáctica, respecto de los que operan en el procesamiento semántico. Por otra parte, comprender el lenguaje es algo más que extraer el sentido de oraciones inconexas entre sí. La comprensión exige relacionar con coherencia las distintas partes del discurso (o texto), para construir una representación global y estructurada de su significado (Sandford y Garrod, 1994). La cuestión básica es: ¿existe un plano de representación propio que corresponda al discurso/texto por encima del plano oracional? Pocos autores cuestionan la existencia de este nivel de representación supraoracional, al que corresponderían operaciones propias de integración y de inferencia de información. La construcción de esa representación coherente se basaría en procesos pragmáticos que hacen uso de información que está más allá de la que estrictamente aparece en el estímulo y que debe ser inferida por el oyente. La generación de estas inferencias es posible gracias al conocimiento extralingüístico sobre el mundo en general. Se asume que la información correspondiente a este conocimiento general del mundo se halla almacenada en la memoria a largo plazo y está organizada de tal manera que podamos activarla inmediatamente siempre que sea necesario. Se trata del conocimiento que tenemos sobre el mundo que nos rodea y que no hemos estudiado en ningún sitio: los montes no vuelan ni comen, los patos vuelan, los perros tienen cuatro patas, las cosas caen hacia abajo, el fuego quema, el agua moja, un árbol Psicología del Lenguaje – TEMA 1 no se mueve, los seres vivos huyen del dolor, etcétera. Al mismo tiempo, es probable que el lenguaje contribuya a la formación de estas estructuras de información almacenada en memoria. Estos tipos de procesos que son más centrales y ocupan un lugar superior en la arquitectura cognitiva, son todavía poco conocidos a pesar de que el interés por ellos ha crecido en las últimas décadas. El esquema de la figura 1-2 marca también una división del trabajo entre los investigadores que se dedican a su estudio. Los grupos y laboratorios repartidos por el mundo que investi- gan, por ejemplo, en el campo de la percepción del habla son distintos de los que trabajan en el reconocimiento de las palabras, en procesamiento de oraciones o en inferencias en el dis- curso. El diseño general presentado hasta aquí se refiere a la comprensión del lenguaje. En cierto modo podríamos pensar, grosso modo, en un esquema semejante, pero invertido y finalizando en la respuesta verbal para los procesos implicados en la producción del lenguaje. Esto se verá con más detalle al hablar de los modelos teóricos de la producción lingüística. CUESTIONES CENTRALES EN LA PSICOLOGÍA DEL LENGUAJE Procesos abajo-arriba y arriba-abajo Al observar la figura 1-2 sobre el esquema general de procesamiento en la comprensión del 24 www.fullengineeringbook.net lenguaje, lo primero que viene a la cabeza es que la información del estímulo fluye desde abajo hacia arriba, desde los procesos perceptivos hasta los semánticos y pragmáticos, a través de las distintas etapas o niveles de trabajo. Este es el procesamiento abajo-arriba, conocido en la literatura internacional como procesamiento bottom-up, o también como guiado por los datos. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas. Muchos autores consideran que, al mismo tiempo, se produce un procesamiento en sentido inverso, de arriba-abajo, o top-down. En virtud de este procesamiento, también conocido como guiado conceptualmente, los procesos superiores influyen sobre los inferiores facilitándoles la tarea. Así, por ejemplo, los procesos perceptivos se beneficiarían de información descendente desde los niveles léxicos y oracionales, haciendo que su trabajo sea más rápido y requiera menos información del estímulo. Una manifestación de este hecho es el denominado efecto del contexto, que se trata en el capítulo 5, y del que anticiparemos ahora algunos ejemplos. Recientemente han circulado por internet mensajes similares al del recuadro 1-3. Recuadro 1-3. TEXTO CON LAS LETRAS DESORDENADAS Sgeun un etsduio de una uivenrsdiad ignlsea, no ¡pmotra el odren en el que las Itears etsan ersciats, la uicna csoa ipormtnate es que la pmrirea y la utlima Itera estén ecsritas en la psiocion cocrrtea. El rsteo peuden estar ttaolmntee mal y aun pordas lerelo sin pobrleams. Etso es pquore no lemeos cada Itera por sí msima praa pericbir las palarbas. Como comprobará el lector, a pesar de que las palabras tienen las letras desordenadas, es posible leerlo sin gran dificultad al beneficiarnos del contexto oracional. Gracias a los procesos superiores (sintáctico/semánticos y pragmáticos), mientras leemos el texto Psicología del Lenguaje – TEMA 1 construimos una representación global de su significado que nos permite anticipar en gran medida las palabras que nos vamos encontrando y reconocerlas con poca información estimular (letras desordenadas). Algunas versiones de este mensaje aluden a un hipotético estudio al respecto realizado en la Universidad de Cambridge. Matt Davis, de dicha universidad, después de consultar con diversos colegas, no pudo precisar si tal trabajo se había llevado a efecto, pero le encantó el ejemplo y se tomó la molestia de reunir muestras similares procedentes de varios idiomas, en la página web http://vvww.mrc-cbu.cam.ac.uk/- mattd/Cmabrigde/index.html. A título de anécdota curiosa, parece que la demostración original de las letras desordenadas se debe a Graham Rawlison en una carta publicada en New Scientist (Rawlison, 1999), en respuesta a un artículo de Nature sobre un efecto semejante en el lenguaje hablado (Saben y Perrot, 1999). En la figura 1-3 se presentan otras muestras del efecto del contexto sobre los procesos perceptivos. Están inspirados en ejemplos del libro de Rumelhart y McClelland (1986) con palabras inglesas. En la primera línea, un mismo patrón gráfico se interpreta como H en una ocasión y como A en otra, dependiendo de su posición en la palabra china. En los siguientes casos, 25 www.fullengineeringbook.net patrones ambiguos se interpretan como letras distintas (F frente a E; P frente a B) a consecuencia del contexto léxico. Todos son ejemplos de procesamiento arriba- abajo, en los que la información que proviene de los procesos léxicos que permiten identificar la palabra, influye en los procesos inferiores de identificación de letras. Se trata de un camino dinámico de ida y vuelta, probablemente simultáneo: las palabras se identifican gracias a sus letras, pero las letras se identifican gracias a la palabra. Hay que concebir, por lo tanto, toda la arquitectura cognitiva como un sistema dinámico que interactúa continuamente en ambos sentidos, y esta es una de las principales dificultades para su replicación artificial a través de las máquinas. Como propiedad general del sistema se debe pensar que cuanta más información fluye de arriba-abajo, menos se necesita de abajo-arriba. Cuanto más poderoso sea el efecto del contexto, menos información se requerirá desde el estímulo. En el contexto de una frase en letra manuscrita, un simple garabato puede bastar para identificar una palabra, mientras que ese garabato escrito de modo aislado sería insufi- ciente para ello. Un sonido que escuchado de forma aislada sería casi inaudible, en el marco de un mensaje coherente sirve para identificar un fonema o una palabra. Psicología del Lenguaje – TEMA 1 Modularidad La mente no es un todo uniforme e indiferenciado. Al igual que el cuerpo está compuesto por órganos distintos que desempeñan funciones específicas, la mente podría tener componentes diferenciados que llevaran a cabo subprocesos o tareas especializadas dentro del conjunto general. Sobre ello hay un planteamiento más radical: ¿alguno de estos componentes sería un módulo, o constituiría un proceso modular? El gran teórico de la modularidad ha sido Jerry Fodor y la obra de referencia es su libro de 1983 The modularity of Mind, publicado en castellano 2 años después (Fodor, 1985). Para Fodor, un módulo es un tipo de proceso con unas características particulares (Fig. 1-4): Los módulos son específicos de dominio, es decir, están especializados en un tipo particular de estímulos y sólo trabajarían ante una clase específica de información. Por ejemplo, un módulo especializado en un determinado subproceso perceptivo visual sólo actuaría ante estímulos visuales de ciertas características, permaneciendo impasible ante otras clases de estimulación. Si el mecanismo lingüístico es un módulo, como defienden algunos autores, éste sólo actuaría ante estímulos de lenguaje. Los módulos funcionan de modo obligatorio ante la presencia del estímulo apropiado. Es 26 www.fullengineeringbook.net decir, en el momento en que está presente la información específica sobre la que el módulo está especializado, éste se activa inevitablemente. En términos coloquiales, en cuanto «está a tiro» la información específica de dominio, el módulo se dispara sin remedio. Por ejemplo, no podemos mirar una palabra sin leerla; ante «mano» es imposible verla simplemente como un conjunto de trazos sin acceder a su significado. Precisamente, el fenómeno Stroop es un efecto muy poderoso imposible de evitar incluso tras meses de práctica (en su formulación clásica, consiste en la dificultad de nombrar el color físico de palabras escritas en colores, cuando éstas son nombres de colores que no coinciden con su color físico, p. ej., ante la palabra «rojo» escrita con tinta azul, el sujeto debe decir «azul» rápidamente; los tiempos de reacción son mucho más lentos que ante conjuntos de letras sin sentido, xyzxn, porque no podemos ignorar el significado, que compite con el color físico). Tampoco podemos escuchar una palabra como si fuera un sonido ininteligible. Si esta palabra es un insulto, o cualquier otro vocablo, su significado se activará en nuestra mente aunque nos obstinemos en impedirlo. Los módulos están encapsulados, blindados ante cualquier otro proceso. Cuando un módulo se activa, su tarea no se ve afectada por la acción de cualquier otro proceso, su actividad es impermeable a cualquier influencia exterior. Según Fodor, ésta es una de las características más relevantes en su concepción modular. Los módulos son rápidos; realizan su actividad en un plazo de milisegundos. Por ejemplo, acceder al significado de una palabra lleva menos de 200 milisegundos. Psicología del Lenguaje – TEMA 1 Los módulos son automáticos y su actividad es poco accesible a la conciencia. Su tarea es automática y autónoma, no podemos intervenir en ella de forma controlada y el propio proceso es opaco a nuestra conciencia. Sólo somos conscientes de los productos finales, no de las representaciones intermedias que se generan dentro del módulo. Por ejemplo, no somos conscientes de cómo llegamos al significado de las palabras, del mecanismo en sí; sólo lo somos del producto final, cuando ya hemos accedido al significado. Para entender las oraciones tenemos necesariamente que reconstruir su estructura sintáctica, pero no somos conscientes de cómo lo hacemos; sólo reparamos en ello cuando algo va mal y alguna parte no encaja en la estructura. Fodor planteó también otras características, como el hecho de que el desarrollo ontogenético de los módulos seguiría una secuencia madurativa fija, de unos individuos a otros, durante las fases tempranas de la evolución infantil. Para Fodor, los módulos también deben ser compactos y estar localizados en estructuras neuronales fijas. En nuestros días no se hace tanto hincapié en esta cuestión porque hay evidencia de que procesos automáticos y dotados de las características mencionadas podrían depender de sistemas neurales distribuidos. Originalmente, el planteamiento modular de Fodor se dirigía hacia los denominados sistemas de entrada, o procesos perceptivos, y sobre algunos procesos de salida. Un caso típico de módulo sería la visión estereoscópica, o visión en profundidad a partir del par de imágenes generadas por los ojos. Este mecanismo automático y encapsulado se pondría en marcha 27 www.fullengineeringbook.net inevitablemente cada vez que le llegara el estímulo apropiado: la información visual procedente de las dos retinas dirigidas al mismo campo visual con una diferencia angular de equis grados. Otros módulos se encargarían de subprocesos específicos relacionados con la percepción de formas, el espacio, etcétera. Más allá de los sistemas perceptivos, muchos autores se han preguntado si la función del lenguaje en su conjunto tiene propiedades modulares. Chomsky (1980) y algunos de sus seguidores entienden que nuestra especie posee un «órgano del lenguaje» innato, generado a lo largo de la evolución humana, que funcionaría como un módulo separado del resto del sistema cognitivo. Este órgano del lenguaje, en analogía a otros órganos del cuerpo, como el sistema digestivo, sería un órgano autónomo que seguiría un curso de desarrollo ontogenético independiente del desarrollo cognitivo general. Otros autores, por el contrario, en una tradición teórica que arranca desde Piaget (1923), conciben el lenguaje como un proceso cognitivo más entre otros y cuyo desarrollo dependería directamente del desarrollo cognitivo global. En cierto modo, una concepción modular del lenguaje tendría sus ventajas, porque permitiría que los investigadores fueran también «modulares» en su trabajo y se centraran en procesos separados e independientes (García Albea, 1991). Pero, como se plantean de Vega y Cuetos (1999), ¿la modularidad es una propiedad real o sólo una propiedad conveniente del lenguaje? Parece que la evidencia empírica se decanta sobre todo hacia los niveles de procesamiento inferiores, o más periféricos, mientras que en los procesos superiores, o más centrales (semánticos y pragmáticos), el concepto de modularidad queda difuminado. Es Psicología del Lenguaje – TEMA 1 decir, muchos teóricos no conciben el lenguaje como un módulo en su totalidad, pero sí reconocen propiedades modulares en algunos de sus componentes. Tradicionalmente se ha aducido como prueba a favor de los procesos modulares la existencia de disociaciones dobles en pacientes con lesiones cerebrales. Como veremos más adelante, estas disociaciones se dan cuando dos personas con lesiones distintas presentan características opuestas: un paciente tiene preservada la función A y afectada la B, mientras que el otro tiene preservada la B y afectada la A. En todo caso, la modularidad es una cuestión que divide a los grupos de investigación focalizados en las distintas etapas de procesamiento. Como muestra, en el campo de la percepción del habla, el eje de discusión teórica ha discurrido a lo largo de 50 años entre dos concepciones de base divergentes: por una parte, una tradición que nace en los laboratorios Haskins y que defiende la existencia de un mecanismo específico para percibir el lenguaje, separado de la percepción auditiva general (Liberman, 1996) y, por otra, los que entienden que el lenguaje es percibido gracias a los mismos mecanismos generales que intervienen en la percepción de cualquier sonido (p. ej., Kiefte yKluender, 2005). Autonomía o interacción en los procesos Esta cuestión está estrechamente relacionada con la anterior sobre la modularidad (Bowers y Davis, 2004). A la vista del esquema general de la arquitectura cognitiva (Fig. 1-2), nadie duda de que los distintos componentes dependen y están relacionados entre sí. La pregunta 28 www.fullengineeringbook.net se plantea con respecto al grado de autonomía que cada subproceso tiene mientras ejecuta su operación. En este punto dos modelos o visiones se contraponen. El modelo autónomo no niega la interdependencia de los componentes en cuanto a sus productos finales, pero consi- dera que son autónomos durante la ejecución interna de su tarea y que ésta no se ve alterada por influencias exteriores. El modelo interactivo, por el contrario, considera que la interactividad alcanza al funcionamiento interno de los componentes cognitivos. Refiriéndose a realidades más concretas, hoy no se cuestiona, por ejemplo, el efecto del contexto, pero sí su verdadera interpretación, el locus de su acción en el procesamiento lingüístico: ¿afecta el contexto realmente a los procesos perceptivos per se o simplemente restringe las opciones posibles, permitiendo conjeturas por parte del sujeto, es decir, la adivinación (no percepción) del estímulo? En el experimento clásico de Tulving y Gold (1963), un contexto oracional apropiado permite identificar una palabra escrita con bastantes menos milisegundos de exposición que si ésta se presenta de forma aislada o en un contexto inapropiado. ¿Se trata realmente de un proceso perceptivo? ¿Esa palabra se percibe de verdad más rápido y mejor? ¿O es el resultado de que las posibilidades se reducen y hay más oportunidad para un proceso de adivinación? En el extremo, un contexto que sólo permitiera una opción («dos y dos son...») no necesitaría ni siquiera el estímulo; en este caso no habría nada que percibir. Otro ejemplo citado anteriormente se relaciona con el procesamiento sintáctico de una oración. Sabemos que guarda relación en última instancia con el procesamiento semántico, en el que intervienen los significados léxicos, pero tiene cierta autonomía funcional y puede Psicología del Lenguaje – TEMA 1 ocurrir sin información semántica. Recordemos la frase «los opilorios escrandaron fildamente a los plandiscos avistosos» (Belinchón et al., 1992), que ilustra cómo el lenguaje suministra suficientes pistas morfosintácticas para construir el andamiaje formal sin usar significados. Aquí, ambos modelos, autónomo e interactivo, tienen visiones divergentes. El primero considera que existe un analizador autónomo que se pone en marcha de forma automática e independiente y cuyo funcionamiento no se ve influido por otra información externa; después, su producto (una estructura sintáctica) es revisado por los procesos semánticos y pragmáticos y, si existe incongruencia o hay que resolver ambigüedades, el analizador puede retomar su trabajo y volver a generar otra estructura congruente con el resto de la información, pero su cometido es completamente autónomo o modular. El modelo interactivo, por el contrario, entiende que el procesamiento sintáctico está íntimamente unido al semántico y ya desde el principio intervienen ambos tipos de información en la construcción de la estructura sintáctica. Todas estas cuestiones se verán en detalle más adelante. MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA DEL LENGUAJE La gran variedad de teorías y modelos que existen dentro de la psicología del lenguaje, así como el elevado número de procesos cognitivos que intervienen en el procesamiento lingüístico, implican la existencia de un amplio abanico de estrategias metodológicas, que se 29 www.fullengineeringbook.net abordarán con detalle en los sucesivos capítulos a medida que estudiemos los procesos concretos. Todas estas estrategias tienen en común el hecho de contrastar las hipótesis con la realidad a través del método científico, es decir, son formas diferentes de aplicar el método científico a través de la observación y la experimentación. Pero hay muchas formas de observar y muchas más de experimentar, y la elección de una técnica concreta depende del proceso que se quiera estudiar, de los planteamientos teóricos de los que se parta y de las tecnologías de las que se disponga. Así, tradicionalmente —aunque las cosas están cambiando-, para el estudio de la comprensión se ha utilizado más la experimentación, y para la producción, la observación. Eso se debe a que es relativamente fácil manipular las variables de los estímulos que los sujetos van a comprender, pero es realmente difícil manipular los estímulos que van a producir, ya que la producción se origina a partir de las ideas y los conocimientos del propio hablante. Por ello, los investigadores han tenido que recurrir a los métodos observacionales para estudiar la producción. La observación de las pausas del habla, de las vacilaciones o de los errores que las personas cometen al hablar permite hacer inferencias sobre el funcionamiento del sistema de producción. Pero aun aportando valiosos datos, la observación no tiene la fortaleza de la experimentación, principalmente porque no es posible producir el fenómeno que se quiere estudiar; hay que esperar a que ocurra espontáneamente y eso a veces tarda en suceder. En cambio, con la experimentación se puede producir el fenómeno tantas veces como se quiera. De ahí que se estén utilizando cada vez más las metodologías experimentales en producción, como se verá más adelante. Psicología del Lenguaje – TEMA 1 En función del índice de resp