Summary

Este texto analiza el impacto de la tecnología en la percepción humana del tiempo y la música, comparando la experiencia analógica con la digital. Se argumenta que la tecnología debe ser usada con prudencia y que no debe ser vista como una solución mágica a todos los problemas. En vez de eso, la tecnología debería ser usada para mejorar la calidad de vida.

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DE LO ANALOGICO A LO DIGITAL …la sustancia del hombre no es otra cosa que el peligro. Camina siempre el hombre entre precipicios y, quiera o no, su más auténtica obligación es mantener el equilibrio. Ortega y Gasset. El hombre de hoy tiene una visión del mundo completamente diferente del hombre de...

DE LO ANALOGICO A LO DIGITAL …la sustancia del hombre no es otra cosa que el peligro. Camina siempre el hombre entre precipicios y, quiera o no, su más auténtica obligación es mantener el equilibrio. Ortega y Gasset. El hombre de hoy tiene una visión del mundo completamente diferente del hombre de hace 50 años ¿por qué esto es importante? Esta no es una vaga disquisición de algo fútil, si no vemos la realidad tecnológica que nos inunda corremos el peligro de acabar asfixiados por ella. Mi padre midió el tiempo con un reloj de manecillas y veía el recorrido espacial de las manecillas relacionado a la distancia que tendría que recorrer para llegar a algún lugar. Comprobada en su mente el espacio a recorrer con el espacio que deberían recorrer las manecillas del reloj y de esta manera lograba hacer una comparación, comparaba dos espacios. Hoy esto está desapareciendo veo mi móvil y veo un número abstracto 7:47 a.m. Debo estar en la oficina antes de las 9:00 a.m. Estoy en mi casa en el dígito A, y debo estar en el centro en el dígito B, ya no hay un espacio, hay una resta tengo 73 minutos para llegar. Es una realidad espacial comparada contra una abstracción numérica 73 unidades debo llegar antes de las 9:00 a.m. o mejor dicho del punto B. Yo conocí el reloj de manecillas aún en eso soy análogo, mis hijos ya empezaron ser digitales y mis nietos ya no medirán más el tiempo en forma análoga. La música que escuchamos en un móvil o en un ordenador igualmente es convertida en puntos para transportarla por el ciberespacio y luego es reensamblada por el ordenador para ser reproducida “análogamente” Y lo pongo entrecomillado porque es un truco tecnológico por el cual el ordenador pega puntos sucesivamente haciendo parecer la música una línea continua, la realidad no es así, estamos oyendo puntos. Esto es fácilmente comprobable con los LP que están volviendo salir a la venta por su alta calidad sonora. Busque usted una tienda o a un amigo que le permita escuchar la reproducción de un LP de una canción que usted conozca bastante bien y que esté habituado escucharla en Spotify al escucharla notará la diferencia abismal. Está mal, no, nada más alejado de la realidad, darle la espalda a la tecnología sería tonto. Volviendo al ejemplo de la música, pongo mi móvil y escucho música, mi abuelo tenía que escucharla en vivo no había otro medio, en la época de mi padre ponía un LP. Yo la escucho donde y cuando quiera prácticamente, esto es maravilloso, pero no deja de ser diferente. Es sorprendente cómo está cambiando la forma en que percibimos el mundo, antes lo veíamos en forma continua ahora lo vemos en forma puntual. El tiempo es sólo una medida del cambio, del antes y del después, y el cambio en la realidad es análogo, no somos un conjunto de bits, ni el pan de la mesa, ni la sal, ni el vino, ni la música que escuchamos, ni el paisaje que admiramos. Todo esto nos produce sensaciones externas que captamos con los sentidos externos que los antiguos decían eran cinco, ahora se habla de seis o incluso siete. Qué hacer ante esta nueva forma de ver la realidad que nos ofrece la vida moderna para mejorar nuestro nivel de vida. Pues precisamente eso usemos la tecnología para mejorar nuestro nivel de vida. Y para no perder nuestras sensaciones originales, usemos ambas. Conviene cuidar tres aspectos: 1. No convirtamos estos avances modernos en dioses infalibles a los que les creemos ciegamente todo lo que nos propone, porque esto nos puede llevar a error. No pretender que la realidad virtual sea mejor que la vida cierta: no dejemos de sentir, gozar con la vista, disfrutar de un buen plato de comida, asistir a un buen espectáculo en vivo. Vivamos emociones de cosas reales y no cometamos el error de Don Quijote que convirtió lo imaginario en real, porque acabaremos como él, siendo mofa de escarnio de su mundo y los siglos siguientes. Tampoco las satanicemos, usémosla con prudencia porque de otro modo nos perderemos de las maravillas que nos ofrece la tecnología: veámosla como un complemento. 2. No todo por ser moderno es bueno hay muchas cosas buenas en la tecnología y muchas malas, si no sabemos distinguirlas corremos el peligro de caer en un grave error. Hoy levanta la mano los ecologistas y nos dicen: cuidado con el planeta, lo estamos dañando severamente, paremos, revirtamos. Así hay muchos avances tecnológicos que acaban yendo contra la salud y la vida misma, por eso hay que ser cautos al empezar hacer uso de una tecnología que parece mágica y resulta deslumbrante. Una nueva tecnología al salir muchas veces se desconoce los efectos secundarios que ésto pueda ocasionar y acabamos viendo los resultados perniciosos colaterales una o dos generaciones después. 3. No todo lo que ofrecen los dioses de la modernidad es bueno. No podemos sacralizar a la tecnología, eso es, tecnología por lo cual no alcanza a ver ella misma lo ético de sus usos. Una pistola automática moderna en manos de un guardián del orden público puede ser muy buena para protegernos de los malhechores, pero esta misma arma en manos de un niño acaba siendo un desastre. No hay un dios de la tecnología no vivamos expensas de ella tratando de sustituir al Dios verdadero. No hay amor sin espinas Y eso es muchas veces lo que nos vende la tecnología. Tomemos las cosas modernas que nos ofrece la tecnología como herramientas pues no son otra cosa sino artículos instrumentales que nos vienen asistir para poder vivir mejor. Disfrutemos entonces de la realidad virtual pero no la cambiemos por la vida real. Démosle su espacio y su tiempo, pero no dejemos que nos acabe dañando con una falsa ilusión. Aprendamos a distinguir de la tecnología aquello que es conveniente de lo que aún no está bien probado y nos puede perjudicar, más que facilitarnos la vida. No es fácil discernir esto, pero, no nos queda otro remedio que tratar de hacerlo ante cada nueva aparición de otra novedad. Tomemos la tecnología hoy tan deslumbrante en su justa medida que es la herramental y no la divinícemos, no hagamos de ella un dios al que le tenemos que rendir culto, cuidado con esta tonta idolatría. Por último, acostumbrémonos al cambio, las nuevas herramientas seguirán surgiendo y habrá que hacer uso de ellas y de los nuevos modos de percepción de la realidad que nos sigan proponiendo. Pretender no hacer el uso de ellas es negar el presente y el futuro. Disfrutemos, gocemos de las nuevas tecnologías que nos ofrece nuestra época, qué glorioso vivir en este siglo, que maravilloso tener nuevas y clásicas maneras de percibir la realidad.

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