Gracias por llegar tarde - Thomas L. Friedman PDF

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En este libro, Thomas L. Friedman analiza el mundo actual, destacando la influencia de la tecnología, la globalización y el cambio climático. El autor presenta su perspectiva sobre cómo estos factores están transformando nuestro planeta.

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En la que es su obra más ambiciosa hasta la fecha, Una guía imprescindible para comprender #1 NEW YORK TIMES BESTSELLER...

En la que es su obra más ambiciosa hasta la fecha, Una guía imprescindible para comprender #1 NEW YORK TIMES BESTSELLER THOMAS L. FRIEDMAN Thomas L. Friedman nos muestra que hemos entrado el mundo en el que vivimos TH OM AS L. en la era de la aceleración y nos explica cómo vivir en ella. El poder de la computación ha crecido exponencialmente, en la cima del Everest la cobertura Todos lo percibimos: algo importante está sucediendo. Se advierte al hablar con nuestros de móvil es excelente y los coches sin conductor amigos y familiares, lo vemos en nuestro puesto de trabajo, es patente al leer el F R IEDM AN empiezan a circular por las carreteras. periódico, ver las noticias o acceder a las redes sociales. Nuestras vidas están siendo Thomas L. Friedman (Minneapolis, 1953) es un alteradas en muchos sentidos de manera simultánea y produce vértigo. reconocido escritor y periodista estadounidense. Al mismo tiempo, la globalización económica ha En la actualidad escribe una columna sobre política creado nuevos ricos, pobres inesperados y grandes En Gracias por llegar tarde, el premiado periodista Thomas L. Friedman expone los internacional, globalización y tecnología en The New cantidades de deuda. Y la naturaleza está sufriendo movimientos tectónicos que están transformando el mundo. Para entender el siglo XXI York Times, donde trabaja desde 1981. cambios dramáticos a medida que suben los niveles hay que conocer las tendencias más importantes que operan ahora mismo en el planeta: de carbono y se extinguen ciertas especies. la tecnología, la globalización y el cambio climático. Las tres se están acelerando, y esa AUTOR DEL BESTSELLER LA TIERRA ES PLANA Ha ganado tres premios Pulitzer por su trabajo como GRACIAS POR LLEGAR TARDE aceleración está cambiando por completo la naturaleza del trabajo, la política, la reportero en el Líbano e Israel y por una crónica sobre Para sobreponerse a esta realidad, Friedman concluye geopolítica, la ética y la comunidad. el impacto global del terrorismo. Es autor de seis que los países y los individuos, por igual, deben ser bestsellers, entre ellos, La tierra es plana (Martínez rápidos (para innovar y adaptarse), justos (para Hace justo una década se produjo el gran punto de inflexión. Además del lanzamiento del Roca, 2013) y Caliente, plana y abarrotada (Planeta, ayudar a las víctimas de los cambios) y lentos (para iPhone, se produjeron grandes avances en los chips de silicio, el software, el 2010). GRACIAS POR desconectar del mundo exterior y conectarse de almacenamiento y el trabajo en red, lo que creó una nueva plataforma tecnológica que nuevo con los valores más profundos). está transformando desde la manera en que cogemos un taxi hasta el destino de nuestros países o nuestras relaciones más íntimas. Todo ello nos está ofreciendo nuevas LLEGAR TARDE Con la vitalidad, el ingenio y el optimismo oportunidades para salvar el mundo pero también para destruirlo. característicos de sus libros, Friedman demuestra que podemos superar los muchos retos que plantea la era de la aceleración. Tal vez debamos ir un poco más Uno de los diez libros que hay que leer este año. lentos, atrevernos a llegar tarde e invertir el tiempo The Wall Street Journal necesario para volver a imaginar el trabajo, la política CÓMO LA T ECN OLO G Í A , L A G L OBA L I Z A C IÓ N y la vida en comunidad. Una guía para el siglo XXI, escrita por uno de sus observadores más reconocidos. Financial Times Y EL CA MB IO CLIM ÁT IC O VA N A T RA NS FORM A R Con visión, autoridad y humor, Gracias por llegar tarde Una lectura imprescindible para una generación a la que le van a pedir lo imposible. EL MUN DO LOS P RÓ X IM O S A ÑO S establece la mejor receta para pensar en nuestro tiempo. Kirkus Review «Una clase magistral.» —The New York Times Book Review Deusto PVP: 21,95 € 10208020 Grupo Planeta www.edicionesdeusto.com www.planetadelibros.com www.facebook.com/EdicionesDeusto @EdicionesDeusto #GraciasPorLlegarTarde Diseño de cubierta: © Sylvia Sans Bassat Gracias por llegar tarde Cómo la tecnología, la globalización y el cambio climático van a transformar el mundo los próximos años THOMAS L. FRIEDMAN Traducido por Rebeca Bouvier EDICIONES DEUSTO Gracias por llegar tarde_FIN.indd 5 21/01/18 11:40 Título original: Thank you for being late Publicado por Farrar, Straus and Giroux, Nueva York, 2018 © 2016 Thomas L. Friedman © de la traducción Rebeca Bouvier, 2018 Nota del autor: todas las entrevistas incluidas en este volumen que no se han atribuido a diversas fuentes informativas fueron realizadas por mí, ya fuera para este libro o para mi columna de The New York Times. En algunos casos he recurrido a mis columnas o libros anteriores, y cuando he utilizado material de cualquiera de ambas fuentes, así lo he hecho constar. © Centro Libros PAPF, S.L.U., 2018 Deusto es un sello editorial de Centro Libros PAPF, S. L. U. Grupo Planeta Av. Diagonal, 662-664 08034 Barcelona www.planetadelibros.com ISBN: 978-84-234-2909-7 Depósito legal: B. 1.076-2018 Primera edición: febrero de 2018 Preimpresión: pleka scp Impreso por Romanyà Valls, S.A. Impreso en España - Printed in Spain No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por teléfono en el 91.702.19.70 / 93.272.04.47. Gracias por llegar tarde_FIN.indd 6 21/01/18 11:40 Sumario Primera parte Reflexionar 1. Gracias por llegar tarde.................................. 13 Segunda parte Acelerar 2. ¿Qué diablos ocurrió en 2007? (Y cómo funciona la Máquina actualmente)................ 31 3. La ley de Moore......................................... 53 4. La supernova........................................... 113 5. El Mercado............................................. 155 6. La Madre Naturaleza.................................... 205 Gracias por llegar tarde_FIN.indd 9 21/01/18 11:40 Tercera parte III Innovar 7. Demasiado rápido...................................... 239 8. Convertir AI en IA..................................... 259 9. Control contra Kaos.................................... 311 10. La Madre Naturaleza como mentora política............... 377 11. ¿Está Dios en el ciberespacio?............................ 427 12. Siempre en busca de Minnesota.......................... 453 13. Puedes volver a casa (y deberías)......................... 517 Conclusión Anclar 14. De Minnesota al mundo y vuelta a Minnesota.............. 561 Epílogo................................................... 569 Agradecimientos.......................................... 593 Gracias por llegar tarde_FIN.indd 10 21/01/18 11:40 1 Gracias por llegar tarde Cualquiera que se dedique al periodismo lo hace por distintos motivos, a menudo idealistas. Hay periodistas de investigación, reporteros de fuente, reporteros de noticias y profesionales del periodismo explicativo. Yo siempre he aspirado a ser de los últi- mos. Me metí en el mundo del periodismo porque me encanta traducir del inglés al inglés. Disfruto eligiendo un tema complejo, descomponiéndolo hasta llegar a entenderlo y luego ayudando a los lectores a comprender- lo mejor, ya sea el tema de Oriente Próximo, el medio ambiente, la globalización o la política estadounidense. Nuestra democra- cia sólo puede funcionar si los votantes saben cómo funciona el mundo y así poder tomar decisiones inteligentes sobre políticas y ser menos susceptibles de caer presas de los demagogos, los fanáticos ideológicos o de los amantes de las conspiraciones que, en el mejor de los casos, los confunden, o en el peor de ellos, los engañan intencionadamente. Al ver cómo se desarrollaba la campaña presidencial de 2016, las palabras de Marie Curie nun- ca me parecieron más verdaderas y relevantes: «No hay nada en la vida que debamos temer, sólo debemos entender. Ahora es el momento de entender más, para que podamos temer menos». No es de extrañar que últimamente haya tanta gente preocu- Gracias por llegar tarde_FIN.indd 13 21/01/18 11:40 14 · Gracias por llegar tarde pada o que se siente a la deriva. En este libro voy a argumentar que estamos pasando por uno de los puntos de inflexión más im- portantes de la historia, quizá sin igual desde que Johannes Gensfleisch zur Laden zum Gutenberg, herrero e impresor ale- mán, revolucionara la imprenta en Europa, abriendo el camino al Renacimiento y la Reforma. Las tres grandes fuerzas del pla- neta —tecnología, globalización y cambio climático— están ace- lerándose a la vez. En consecuencia, muchos aspectos de nues- tras sociedades, el lugar de trabajo y la geopolítica se están reconfigurando y necesitan reinventarse. Cuando se da un cambio en la velocidad del cambio en tantos ámbitos a la vez, como estamos experimentando actualmente, es fácil sentirse desbordado por todo. Como me dijo en una ocasión John Kelly III, vicepresidente sénior de IBM para soluciones cognitivas y de IBM Research: «Como seres humanos, vivimos en un mundo lineal en el que la distancia, el tiempo y la veloci- dad son lineales». Pero el avance de la tecnología en la actuali- dad está en «una curva exponencial. Lo único exponencial que experimentamos a veces es cuando algo como un coche acelera o frena en seco repentinamente. Y cuando eso sucede, durante un breve período de tiempo nos sentimos inseguros e incómodos». Esta experiencia también puede resultar estimulante. Podrías pensar, «caramba, he ido de cero a cien kilómetros por hora en cinco segundos», si bien nunca querrías hacer un viaje largo en estas condiciones. Y sin embargo, según Kelly, éste es exacta- mente el viaje que estamos haciendo: «La sensación suscitada ahora en muchas personas es la de que estamos en un constante estado de aceleración». En un momento como éste, optar por hacer una pausa y re- flexionar en lugar de sucumbir al pánico o replegarse es una ne- cesidad. No es un lujo ni una distracción. Es una manera de au- mentar las probabilidades de entender mejor el mundo que nos rodea e interactuar de forma productiva con él. ¿Por qué? «Cuando le das al botón de pausa a una máquina, ésta se detiene. Pero cuando le das al botón de pausa a un ser humano, entonces es cuando se pone en marcha», argumenta mi amigo el profesor Dov Seidman, consejero delegado de LRN, que Gracias por llegar tarde_FIN.indd 14 21/01/18 11:40 Gracias por llegar tarde · 15 proporciona asesoramiento sobre ética y liderazgo a empresas internacionales. «Empiezas a reflexionar, empiezas a reconside- rar tus supuestos, empiezas a imaginar de nuevo lo que es posi- ble y, lo más importante, empiezas a reconectar con tus convic- ciones más profundas. Una vez hecho esto, ya puedes empezar a concebir un camino mejor.» Pero lo que más importa «es lo que haces durante la pausa», añade. «Ralph Waldo Emerson lo expresó así: “En cada pausa oigo la llamada”.» Nada resume mejor lo que intento hacer con este libro, a sa- ber: detenerme, bajarme del tiovivo en el que llevo tantos años dando vueltas como columnista, escribiendo dos veces por sema- na para The New York Times, y reflexionar en profundidad sobre lo que me parece un momento crucial en la historia. No recuerdo la fecha exacta de mi declaración de indepen- dencia personal del torbellino, pero fue en algún momento a principios de 2015 y fue algo totalmente fortuito. Suelo reunirme con amigos y entrevisto a funcionarios, analistas o diplomáticos tomando un desayuno en el centro de Washington DC, cerca de las oficinas de The New York Times. Es mi manera de incluir más aprendizaje en un día sin malgastar el desayuno comiendo solo. Sin embargo, de vez en cuando, debido a la impredecibilidad del tráfico de la capital y del metro en hora punta, mi invitado puede llegar diez, quince o incluso veinte minutos tarde. Siempre se presentan azorados, soltando disculpas mientras toman asiento: «La línea roja iba con retraso…». «Había retenciones en el cintu- rón…» «No ha sonado el despertador…» «Mi hijo está enfer- mo…» En una de esas ocasiones me di cuenta de que no me impor- taba en absoluto el retraso de mi invitado, de modo que le dije a mi compañero de desayuno: «No, no, por favor, no te disculpes. De hecho, ¿sabes qué?, ¡gracias por llegar tarde!». Expliqué que, debido a que había llegado tarde, había conse- guido tiempo para mí. Había «encontrado» unos minutos para sencillamente sentarme a pensar. Me había divertido escuchan- do a la pareja de la mesa de al lado (¡fascinante!) y observando a la gente en la recepción (¡escandaloso!). Y, ante todo, durante Gracias por llegar tarde_FIN.indd 15 21/01/18 11:40 16 · Gracias por llegar tarde esta pausa, había logrado asociar un par de ideas con las que me había debatido durante días. De modo que no eran necesarias las disculpas. De ahí: «Gracias por llegar tarde». La primera vez solté esta respuesta sin pensar realmente en lo que decía. Pero tras otra experiencia similar, me di cuenta de que era agradable disponer de esos breves momentos de tiempo ni programado, ni planeado. ¡Y no era únicamente yo el que se sen- tía mejor! Y sabía por qué. Como muchos otros, estaba empezan- do a sentirme desbordado y agotado por el vertiginoso ritmo del cambio. Necesitaba darme permiso a mí (y a mis invitados) para frenar un poco; necesitaba permiso para estar a solas con mis ideas, sin tener que tuitearlas, fotografiarlas, ni compartirlas con quien fuera. Cada vez que aseguraba a mis invitados que su retra- so no suponía un problema, al principio me miraban asombrados, pero luego se les encendía la bombilla y decían algo como: «Sé a lo que te refieres… “¡Gracias por llegar tarde!” Pues, de nada». En su aleccionador libro Sabbath, el pastor eclesiástico y es- critor Wayne Muller observa cuán a menudo la gente le dice: «Estoy tan liado». «Nos decimos esto los unos a los otros con cierto grado de orgullo —escribe Muller—, como si nuestro ago- tamiento fuera un trofeo o nuestra capacidad para soportar el estrés fuera señal de verdadero carácter… No estar disponible para los amigos y la familia, no hallar tiempo para la puesta de sol (o para cuando ni siquiera se ha puesto el sol), cumplir zum- bando nuestras obligaciones sin tomar aliento conscientemente, se ha convertido en el modelo de una vida exitosa.» Prefiero aprender a detenerme. Tal como me dijo en una oca- sión el escritor Leon Wieseltier, los tecnólogos quieren que crea- mos que tener paciencia y detenerse se convirtieron en virtudes únicamente porque en el pasado «no teníamos otro remedio». Teníamos que esperar más porque nuestros módems eran dema- siado lentos o no habíamos instalado la banda ancha, o porque no habíamos actualizado nuestro teléfono móvil comprándonos el iPhone 7. «Y ahora que hemos hecho del esperar algo tecnoló- gicamente obsoleto—añade Wieseltier—, su actitud es: ¿quién necesita hoy en día paciencia? Pero los antiguos sabios creían que en la paciencia se hallaba la sabiduría y que la sabiduría ve- Gracias por llegar tarde_FIN.indd 16 21/01/18 11:40 Gracias por llegar tarde · 17 nía de la paciencia… La paciencia no era sólo la ausencia de velo- cidad. Era un espacio para reflexionar y pensar.» Hoy estamos generando más información y conocimiento que nunca, «pero el conocimiento sólo sirve si puedes reflexionar sobre él». Y no es sólo el conocimiento lo que mejora cuando uno se detiene. También la capacidad para establecer una relación de confianza, «para formar conexiones con otros seres humanos más profundas y mejores, no sólo rápidas —añade Seidman—. Nuestra capacidad para forjar relaciones profundas —amar, cui- dar, tener esperanza, confiar y construir comunidades volunta- rias basadas en valores compartidos— es una de las capacidades más singularmente humanas que poseemos. Es lo más impor- tante que nos diferencia de la naturaleza y las máquinas. No todo es mejor, más rápido ni está pensado para ir más rápido. Estoy diseñado para pensar en mis nietos. No soy un guepardo». Probablemente no sea casualidad, por tanto, que lo que mo- tivara este libro fuera una pausa, un encuentro inesperado en un lugar improbable, un aparcamiento público debajo del hotel Hyatt Regency, así como mi decisión de no ir con prisas como siempre, sino de interactuar con un desconocido que se dirigió a mí con una petición insólita. El encargado del aparcamiento Fue a principios de octubre de 2014. Había ido al centro en coche desde mi casa en Bethesda y lo había dejado en el aparcamiento público situado debajo del hotel Hyatt Regency, donde había quedado para desayunar con un amigo en el Daily Grill. Como correspondía, saqué un ticket al llegar. Después de desayunar, fui a recoger el coche al aparcamiento y me dirigí a la salida. Avancé hasta la caseta del encargado y le entregué al hombre el ticket. Sin embargo, antes de echarle una ojeada, el hombre se me quedó mirando. —Sé quién es usted —dijo el caballero de pelo cano, acento extranjero y cálida sonrisa. —Estupendo —respondí apresuradamente. Gracias por llegar tarde_FIN.indd 17 21/01/18 11:40 18 · Gracias por llegar tarde —Leo su columna —dijo. —Estupendo —respondí, ansioso por ponerme en marcha. —No siempre estoy de acuerdo —dijo. —Estupendo —respondí—. Eso significa que siempre la com- pruebas. Intercambiamos varios cumplidos más, me dio el cambio y yo salí pensando: «Qué gusto saber que el tipo del aparcamiento lee mi columna de The New York Times». Más o menos una semana más tarde dejé el coche en el mis- mo aparcamiento, como hago aproximadamente una vez a la se- mana para tomar en la parada de Bethesda la línea roja del me- tro hasta el centro. Saqué el mismo ticket, tomé el metro hasta Washington, pasé el día en la oficina y tomé el metro de vuelta. Bajé al aparcamiento, localicé mi coche, me dirigí a la salida… y me encontré al mismo encargado en la caseta. Le di mi ticket, pero esta vez, antes de que me devolviera el cambio, me dijo: «Señor Friedman, yo también escribo. Tengo un blog. ¿Le echaría una ojeada?». «¿Dónde lo puedo encontrar?» pregunté. Entonces él me es- cribió la dirección de internet en un pedazo de papel blanco que normalmente se utiliza para imprimir recibos. Rezaba «odanabi. com» y me lo alargó junto con el cambio. Salí del aparcamiento con ganas de echarle un vistazo. Pero por el camino mi mente se distrajo rápidamente con reflexiones como: «Dios santo. El tipo del aparcamiento me hace la compe- tencia. El tipo del aparcamiento tiene un blog. También es co- lumnista. ¿Qué está pasando?». Así que llegué a casa y me metí en el sitio web. Estaba en in- glés y se centraba en asuntos políticos y económicos de Etiopía, país de donde procedía el hombre. Ponía énfasis en las relaciones entre diferentes comunidades étnicas y religiosas, las acciones no democráticas del gobierno etíope y algunas de las actividades del Banco Mundial en África. El blog estaba bien diseñado y mostraba una fuerte inclinación prodemocracia. El inglés era bueno, aunque no perfecto. Sin embargo, el tema no me intere- saba demasiado, de modo que no dediqué demasiado tiempo al sitio web. Gracias por llegar tarde_FIN.indd 18 21/01/18 11:40 Gracias por llegar tarde · 19 Pero a lo largo de la semana siguiente no dejé de pensar en el tipo: ¿cómo se había metido en el mundo de los blogs? ¿Qué significa un mundo en el que un hombre obviamente culto tra- baja de encargado en un aparcamiento durante el día, pero por la noche se dedica a su blog, una plataforma que le permite par- ticipar en un diálogo global y explicar al mundo entero los te- mas que le estimulan, es decir, la democracia y la sociedad de Etiopía? Decidí que necesitaba una pausa; y averiguar más sobre él. El único problema era que no tenía su dirección de correo electró- nico, así que la única manera de ponerme en contacto con él era tomar el metro cada día y dejar el coche en el aparcamiento pú- blico para ver si, por casualidad, podía toparme con él de nuevo. Y eso fue lo que hice. Tras varios días sin resultado, fui compensado una mañana en que llegué muy temprano y mi bloguero-encargado se encon- traba en la caseta. Detuve el coche junto a la máquina expende- dora de tickets, puse el freno de mano, salí y lo saludé. —Hola. Soy Friedman otra vez —dije—. ¿Me puede dar su dirección de correo electrónico? Me gustaría hablar con usted. Encontró un pedazo de papel y anotó los datos. Descubrí que su nombre completo era Ayele Z. Bojia. Esa misma noche le mandé un correo y le pedí que me «hable un poco de sus antece- dentes y de cuándo empezó a escribir el blog». Le dije que estaba pensando en escribir un libro sobre la actividad de escribir en el siglo xxi y que me interesaba saber cómo los demás entraban en el mundo de los blogs y de las columnas de opinión. Me envió la respuesta el 1 de noviembre de 2014: «Señor Tom, no estoy seguro de haber entendido correctamente su pre- gunta acerca de “cuándo empezó a escribir el blog”. Considero que el primer artículo que publiqué en odanabi.com fue también el primer día que empecé a hacer de bloguero, y eso puede verlo usted sencillamente desplazándose hacia atrás en el sitio web. Por supuesto, si la pregunta incluye qué es lo que me motiva a hacerlo, entonces hay un gran número de cuestiones que me preo­ cupan respecto a mi país de origen, Etiopía, acerca de los cuales me gustaría mostrar mi perspectiva personal. Espero que me Gracias por llegar tarde_FIN.indd 19 21/01/18 11:40 20 · Gracias por llegar tarde perdone que no pueda responder a su mensaje de inmediato, ya que estoy en el trabajo. Ayele». El 3 de noviembre volví a enviarle un correo electrónico: «¿Qué hacía usted en Etiopía antes de venir aquí y cuáles son las cuestiones que más le preocupan? No hay prisa. Gracias. Tom». El mismo día me respondió: «Estupendo. Veo reciprocidad. Usted está interesado en saber qué cuestiones me preocupan mientras que yo estoy interesado en aprender de usted cómo co- municar mejor esas cuestiones a mi público objetivo y al público en general». A lo que respondí inmediatamente: «Ayele. Trato hecho. Tom». Le prometí compartir con él todo lo que pudiera sobre cómo escribir una columna si él me contaba la historia de su vida. Estuvo de acuerdo de inmediato y fijamos una fecha. Dos semanas más tarde —yo procedente de mi oficina cercana a la Casa Blanca y Bojia del aparcamiento— nos reunimos en Peet’s Coffee & Tea, en Bethesda. Él estaba sentado a una mesa peque- ña junto a la ventana. Tenía el pelo entrecano, llevaba bigote y una bufanda verde de lana alrededor del cuello. Empezó a expli- carme la historia de cómo empezó a escribir artículos de opinión —luego le expliqué yo la mía— mientras sorbíamos las mejores infusiones de Peet’s. Bojia, que tenía sesenta y tres años cuando nos conocimos, me explicó que se había licenciado en Económicas en la Univer- sidad Haile Selassie I, así llamada por el antiguo emperador etío- pe. Es cristiano ortodoxo y oromo, el mayor grupo étnico de Etio- pía que tiene su propio lenguaje diferenciado. Desde la época en que era activista oromo en la universidad, Bojia había promovi- do la cultura y las aspiraciones del pueblo oromo en el contexto de una Etiopía democrática. «La consolidación de la identidad etíope y la prosperidad y consolidación del lenguaje y cultura del pueblo oromo no son mutuamente exclusivos —explicó Bojia—. Todo mi esfuerzo se encamina a hacer posible que todos los pueblos de Etiopía se sientan orgullosos de cualquiera que sea la etnia a la que perte- necen y al mismo tiempo se sientan orgullosos ciudadanos etío- Gracias por llegar tarde_FIN.indd 20 21/01/18 11:40 Gracias por llegar tarde · 21 pes.» Tales esfuerzos encendieron la ira del régimen etíope y obligaron a Bojia a pedir asilo político en 2004. Bojia, que se comporta con la dignidad de un inmigrante cul- to cuyo trabajo consiste en ganar dinero de modo que por la no- che pueda escribir un blog serio, añadió: «No intento escribir por escribir. Quiero aprender la técnica. [Pero] Tengo una causa que promover y quiero lograr algo, es decir, quiero comunicar algo y estoy dispuesto a escuchar a la otra parte». Tituló su blog odanabi.com por una ciudad etíope, cerca de Adís Abeba. Actualmente, la ciudad está siendo promocionada para que se convierta en la sede administrativa y cultural del go- bierno regional de Oromía. Explicó que empezó su carrera de escritor en diversas plataformas web etíopes, como Nazret.com y Gadaa.com, un sitio web oromo. Sin embargo, su propio ritmo y su ansia por participar en los debates continuados no coincidían. «Agradezco esos sitios web. Me ofrecieron la oportunidad para expresar mi punto de vista, pero el proceso era demasiado len- to.» Así que «como persona que trabaja en un aparcamiento y con ciertas limitaciones financieras, tuve que crear mi propio si- tio para poder desahogarme con regularidad». Bluehost.com gestiona su sitio web por una pequeña cuota. El ámbito político etíope está dominado por los extremos, añadió Bojia. «No existe un término medio abierto al sentido co- mún. Lo que yo quiero transmitir es mi deseo de que las perso- nas [en Etiopía] se acerquen unas a otras, sin prejuicios, y se entiendan… Y es por esta razón que después de llegar aquí, bus- qué lecciones que inferir para mi propio país. Aquí veo discusio- nes, la gente defiende sus derechos, pero también ve el punto de vista del otro, veo los extremos acercándose.» (Quizás tenga uno que ser extranjero, procedente de un país dividido, que trabaja en un aparcamiento subterráneo, para poder ver a la América de hoy como un país en que las discusiones acercan a las personas; pero me encanta su optimismo.) Puede que parezca estar en la caseta ganando apenas calderi- lla, me dijo, pero siempre intenta observar a las personas, ver cómo se expresan y transmiten sus opiniones. «Antes de venir aquí nunca había oído hablar de Tim Russert —dijo Bojia del Gracias por llegar tarde_FIN.indd 21 21/01/18 11:40 22 · Gracias por llegar tarde genial presentador de Meet the Press, ya fallecido—. No lo co- nozco, pero cuando empecé a seguirlo [su programa], fue como si me atrapara. En Tim Russert ves a un tipo preparado y no hay nada que exprese sin motivo ni sin documentos que respalden lo que dice. Y se enfrenta a la gente con hechos. Y cuando lo hace, no presiona de una manera extrema. Es despiadado cuando pre- senta los hechos y respeta los sentimientos del otro.» En conse- cuencia, Bojia concluyó: «Cada vez que termina una discusión, sientes que te ha dado información». Y que ha desencadenado algo en la mente de la persona a quien ha entrevistado. ¡Qué descripción tan bonita!, pensé. A Tim, que era amigo mío, seguro que le hubiera gustado. Le pregunté a Bojia si sabía cuánta gente leía su blog. «Varía de un mes a otro dependiendo del asunto, pero hay ahí fuera un público constante», me informó, añadiendo que la mé- trica de la página web que utiliza sugiere que la leen personas de unos treinta países diferentes. Pero, añadió: «Si puede usted ayudarme a gestionar mi sitio web, me sentiré sumamente feliz». Las treinta y cinco horas a la semana que había pasado trabajan- do en el aparcamiento durante los últimos ocho años eran sólo para «subsistir… Donde pongo toda mi energía es en mi sitio web». Le prometí que haría lo que pudiera para ayudarle. ¿Quién podía resistirse a un empleado de aparcamiento que conoce la métrica de su propio sitio web? Pero tuve que preguntarle: «¿Cómo se siente —como encargado de aparcamiento durante el día, activista en internet por la noche— teniendo su propio blog global con base en Washington y acercándose a gente de treinta países?»... Aunque los números sean bajos. «Hoy por hoy, me siento un poco empoderado —respondió Bojia sin vacilar—. Créame, así es como me siento. Y últimamen- te me arrepiento de haber perdido tiempo. Habría empezado tres o cuatro años antes y no habría enviado opiniones aquí y allá. Si me hubiera centrado en desarrollar mi propio blog, ahora tendría un público mayor… Me siento muy satisfecho de lo que estoy haciendo. Hago algo positivo, que ayuda a mi país. Al me- nos, algo significativo.» Gracias por llegar tarde_FIN.indd 22 21/01/18 11:40 Gracias por llegar tarde · 23 Calefacción e iluminación De modo que en las semanas siguientes envié a Bojia dos notas explicándole cómo escribo mis columnas e hice el seguimiento con otra cita en Peet’s para asegurarme de que entendía lo que intentaba decirle. No sé si fui de utilidad, pero yo aprendí muchí- simo gracias a nuestros encuentros, mucho más de lo que jamás había esperado. Para empezar, tan sólo entrar un poquito en el mundo de Bojia fue una revelación. Una década atrás, hubiéramos tenido muy poco en común, y ahora éramos, de alguna manera, colegas. Ambos habíamos emprendido un recorrido para hacer llegar nuestras prioridades a un público amplio, para participar en la discusión global e inclinar el mundo hacia nosotros. Ambos for- mábamos también parte de una tendencia mayor. «Nunca he- mos visto un momento en la historia en que tanta gente puede hacer historia, documentarla, publicitarla y ampliarla, todo al mismo tiempo», comenta Dov Seidman. En épocas anteriores, «para hacer historia necesitabas un ejército, para documentarla necesitabas un estudio de cine o un periódico, para publicitarla necesitabas a un publicista. Ahora, cualquiera puede iniciar una oleada. Ahora, cualquiera puede hacer historia tan sólo apretan- do una tecla». Y Bojia lo estaba haciendo. Desde tiempos inmemoriales, ar- tistas y escritores se han pluriempleado. Lo que hoy es una nove- dad es cuánta gente lo hace, a cuántas personas pueden conmo- ver si lo que escriben es convincente, lo rápido que pueden llegar a ser globales si demuestran que tienen algo que decir, y el poco dinero que cuesta hacerlo. Para cumplir mi parte del trato con Bojia, debía pensar en mayor profundidad sobre el arte de escribir columnas de opi- nión. Cuando nos conocimos, llevaba casi veinte años siendo co- lumnista, tras diecisiete como reportero, y nuestro encuentro me obligó a detenerme y describir con palabras la diferencia entre escribir reportajes y opiniones, y qué es lo que hace que una co- lumna realmente «funcione». En mis dos notas a Bojia expliqué que no existe una fórmula Gracias por llegar tarde_FIN.indd 23 21/01/18 11:40 24 · Gracias por llegar tarde específica para escribir una columna, tampoco una clase a la que asistir, y que, hasta cierto punto, cada uno lo hace de manera distinta. Pero había unas pautas generales que le podía enseñar. Cuando uno es reportero, te centras en sacar a la luz hechos para explicar lo visible y lo complejo, y en desenterrar y exponer lo impenetrable y lo escondido, te lleve adonde te lleve. Estás aquí para informar de manera imparcial. Las noticias directas tienen a menudo una enorme influencia, pero siempre en proporción directa a lo mucho que denuncian, informan y explican. La columna de opinión es diferente. Cuando uno es colum- nista, o en el caso de Bojia, bloguero, tu objetivo es influir o pro- vocar una reacción, no sólo informar. El objetivo es argumentar a favor de una perspectiva concreta de manera convincente para persuadir a tus lectores de que piensen o sientan de otra manera, o más encarecidamente, o partiendo de cero acerca de un asunto. Por eso, como columnista, «o bien estoy metido en el negocio de las calefacciones o en el de la iluminación». Toda columna o blog tiene que, o bien encender una bombilla en la mente del lector —iluminar un asunto de manera que inspire al lector a verlo desde un nuevo punto de vista— o bien avivar una emoción en el corazón del lector que lo motive a sentir o actuar de manera más intensa o distinta acerca de una cuestión. La columna ideal hace las dos cosas. Pero ¿cómo haces para generar calor o luz? ¿De dónde vie- nen las opiniones? Estoy seguro de que cada escritor de colum- nas de opinión tiene una respuesta diferente. Mi respuesta breve es que una idea para una columna surge de cualquier parte: un titular de periódico que te resulta extraño, un simple gesto de un desconocido, el discurso emotivo de un líder, la pregunta inge- nua de un niño, la crueldad de quien dispara un arma en una escuela. Cualquier cosa alimenta este calor y esta luz. Todo de- pende de las conexiones que tú establezcas y las ideas que hagas emerger para reforzar tu opinión. Sin embargo, le dije a Bojia que, a grandes rasgos, el acto de escribir columnas es químico precisamente porque lo has de crear tú mismo. Una columna no se escribe sola de la manera en que lo hace una noticia. Una columna se ha de crear. Gracias por llegar tarde_FIN.indd 24 21/01/18 11:40 Gracias por llegar tarde · 25 Es un acto químico que normalmente implica la mezcla de tres ingredientes básicos: tus propios valores, prioridades y aspi- raciones; cómo piensas que las fuerzas más grandes, las poleas y engranajes del mundo, influyen en los acontecimientos; y lo que has averiguado sobre la gente y la cultura —cómo reaccionan o no— cuando las grandes fuerzas les afectan. Cuando digo tus propios valores, prioridades y aspiraciones, me refiero a las cosas que más te importan y que aspiras intensa- mente a ver puestas en práctica. Esta serie de valores te ayudan a determinar sobre qué vale la pena opinar y si es importante, así como lo que vas a decir. Está bien cambiar de opinión como es- critor de columnas de opinión; lo que no está bien es no tener conciencia, no defender nada, o defenderlo todo, o defender sólo lo fácil y seguro. Un escritor de columnas de opinión debe surgir de un contexto de valores que moldee sus ideas sobre lo que debe ser apoyado o no. ¿Eres capitalista, comunista, libertario, keyne- siano, conservador, liberal, neocon o marxista? Cuando me refiero a las poleas y engranajes del mundo, estoy hablando de lo que yo llamo «la Máquina». (Un guiño a Ray Da- lio, el legendario inversor de fondos de inversión libres, quien describe la economía como «una máquina».) Para ser escritor de columnas de opinión siempre has de llevar encima una hipótesis básica sobre cómo piensas que funciona la Máquina, porque tu meta básica es coger tus valores y empujar la Máquina en su di- rección. Si no tienes una teoría sobre cómo funciona la Máquina, o bien la empujarás en una dirección que no concordará con tus creencias, o no se moverá en absoluto. Y cuando digo gente y cultura, me refiero a los diferentes pue- blos y culturas afectadas por la Máquina cuando ésta se mueve y cómo ellos, a su vez, afectan a la Máquina cuando reaccionan. Al fin y al cabo, las columnas tratan de personas: las locuras que dicen, hacen, odian y desean. A mí me gusta recopilar datos para confor- mar mis columnas, pero nunca hay que olvidar que hablar con otro ser humano también son datos. Las columnas que más respuestas obtienen son siempre aquellas sobre personas, no números. Tam- poco hay que olvidar que el libro más vendido de todos los tiempos es una colección de historias sobre personas. Se llama la Biblia. Gracias por llegar tarde_FIN.indd 25 21/01/18 11:40 26 · Gracias por llegar tarde Le argumenté a Bojia que las columnas más eficaces surgen de mezclar y frotar estos tres ingredientes: no puedes ser un escri- tor de columnas de opinión sin una serie de valores que confor- men lo que estás defendiendo. A Dov Seidman le gusta recordar- me el dicho talmúdico: «Lo que viene del corazón, entra en el corazón». Lo que no viene de tu corazón nunca llegará al corazón de nadie. Es necesario ser comprensivo para despertar compren- sión; hace falta empatía para despertar empatía. Tampoco puedes escribir una columna eficaz sin una «opinión» sobre las grandes fuerzas que afectan al mundo en que vivimos y sobre cómo influir en ellas. Tu punto de vista sobre la Máquina nunca podrá ser per- fecto o inmutable. Siempre será un trabajo en curso que tú cons- truirás y reconstruirás a medida que obtengas nueva información y el mundo cambie. Pero es muy difícil convencer a la gente de que haga algo si no puedes asociar las ideas por ellos de manera convincente: ¿por qué tal acción producirá tal resultado?, porque así es como funcionan las poleas y engranajes de la Máquina. Y, finalmente, le dije a Bojia que nunca lograría una columna de opi- nión que funcionase a menos que se inspire y esté basada en gen- te real. No puede limitarse a la defensa de principios abstractos. Cuando juntas tus valores con tu análisis sobre cómo funciona la Máquina y tu interpretación de cómo afecta a la gente y a la cultura en diferentes contextos, tendrás una concepción del mun- do que podrás aplicar a toda clase de situaciones para producir tus opiniones. Así como un experto en datos necesita un algoritmo para abrirse camino entre todos los datos no estructurados y todo el ruido para ver las pautas relevantes, un escritor de columnas de opinión necesita una concepción del mundo para crear calor y luz. Pero, le sugerí a Bojia, para mantener fresca y relevante esa concepción del mundo has de estar constantemente escribiendo y aprendiendo. Hoy en día más que nunca. Todo aquel que recu- rre a fórmulas o dogmatismos probados en un mundo que está cambiando tan rápidamente, se está buscando problemas. De hecho, a medida que el mundo se vuelve más interdependiente y complejo, se hace más necesario que nunca ampliar nuestra apertura de miras y sintetizar más perspectivas diferentes. Mis propias ideas sobre este tema están profundamente influi- Gracias por llegar tarde_FIN.indd 26 21/01/18 11:40 Gracias por llegar tarde · 27 das por Lin Wells, profesor de estrategia en la Universidad Nacio- nal de Defensa. Según Wells, es una entelequia pensar que uno puede opinar sobre este mundo, o explicarlo, aferrándose a expli- caciones rígidas o a los silos de conocimiento de cualquier discipli- na ya sea pensando de manera original o siguiendo la corriente. Wells describe tres maneras de pensar sobre un problema: siguien- do la corriente, siendo original o apartándose de las dos opciones anteriores. Lin argumenta que la única estrategia sostenible para pensar hoy en día sobre nuestros problemas es la tercera opción. Por supuesto, esto no significa no tener opinión. Más bien, significa no poner límites a tu curiosidad, o a las diferentes disci- plinas a las que recurrirás para comprender cómo funciona la Máquina. Wells llama a esta estrategia —que yo utilizaré en este libro— «radicalmente inclusiva». Implica llevar tu análisis a tan- tas personas, procesos, disciplinas, organizaciones y tecnologías relevantes como sea posible; factores que a menudo quedan se- parados o totalmente excluidos. Es la única manera de poder de- sarrollar, hoy en día, un panorama equilibrado de la Máquina y su funcionamiento. Éstas son las principales enseñanzas que compartí con Bojia en mis notas y nuestras citas en el café. Pero he de confesar algo que también compartí con él en nuestro último encuentro, que tuvo lugar cuando estaba terminando este libro: no había pensado tan a fondo en mi oficio y en qué hace que una columna funcione hasta que mi encuentro casual con él me llevó a hacerlo. Si no me hubie- ra detenido a entablar una conversación con él, nunca habría des- montado, examinado y vuelto a ensamblar mi propio contexto para encontrarle sentido al mundo en una época de cambios rápidos. No es de extrañar que la experiencia dejara mi mente zum- bando. Y tampoco lo es que mis encuentros con Bojia me lleva- ran a empezar a preguntarme las mismas cuestiones que le pedía a él que explorara: ¿cuál es mi conjunto de valores y de dónde procede? ¿Cómo creo que funciona la Máquina en el presente? Y ¿qué he averiguado sobre cómo afecta la Máquina a diferentes gentes y culturas, y cómo están respondiendo a ella? Eso fue lo que empecé a hacer (cuando hice una pausa) y el resto del libro a continuación es mi respuesta. Gracias por llegar tarde_FIN.indd 27 21/01/18 11:40 28 · Gracias por llegar tarde La segunda parte trata de cómo pienso que la Máquina fun- ciona en la actualidad, lo que creo que son las grandes fuerzas que están reconfigurando más cosas, en más sitios, de más ma- neras, durante más días. Pista: a la Máquina la impulsan acele- raciones simultáneas en tecnología, globalización y cambio cli- mático, cada una de ellas interactuando con las otras. Y la tercera parte trata de cómo estas fuerzas de aceleración afectan a la gente y a las culturas. Es decir, cómo transforman el lugar de trabajo, la geopolítica, la política, las decisiones éticas y las comunidades, incluida la pequeña ciudad de Minnesota don- de crecí y donde adquirieron forma mis valores. Al explicar todo esto, mi mayor preocupación es cómo dife- rentes ciudadanos y sociedades deben aprender a crear la resilien- cia y propulsión necesarias para prosperar en un mundo zaran- deado por las tres grandes aceleraciones. ¿Podemos transformar nuestras sociedades y desarrollar trabajadores y comunidades más resilientes para mantener la velocidad de cambio que nos lle- ga desde estas tres direcciones a la vez? Es demasiado temprano para decir: indudablemente. Pero no es demasiado temprano para decir que éste es el reto actual, un reto al que se enfrenta toda so- ciedad. No se me ocurre nada más importante que traducir de inglés a inglés las diferentes maneras en que la gente se está po- niendo, o no, a la altura de las circunstancias. De manera que nunca se sabe cuál será el resultado de dete- nerse a hablar con otra persona. Resumiendo: Bojia consiguió un contexto para su blog y yo conseguí un contexto para este li- bro. Considera este libro como una guía del optimista para pros- perar y crear resiliencia en esta era de aceleraciones, sin duda uno de los puntos de inflexión de la historia más importantes. Como reportero, siempre me asombra que, a menudo, cuan- do vuelves a escribir un reportaje sobre una noticia o un período de la historia, descubres cosas que no habías visto la primera vez. Cuando empecé a escribir este libro, enseguida me quedó claro que el punto de inflexión tecnológico que hoy define a la Máqui- na ocurrió en un año más bien inocuo: 2007. ¿Qué diablos ocurrió en 2007? Gracias por llegar tarde_FIN.indd 28 21/01/18 11:40

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