Capítulo 53 Alteraciones de líquidos y electrolitos PDF
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Este documento describe las alteraciones de los líquidos y electrolitos en el cuerpo humano. Se centra en la composición de los líquidos corporales, el equilibrio hídrico y la regulación de la osmolalidad. Proporciona información relevante para profesionales de la salud.
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Access Provided by: Harrison. Principios de Medicina Interna, 21e CAPÍTULO 53: Alteraciones de líquidos y electrolitos David B. Mount SODIO Y AGUA COMPOSICIÓN DE LOS LÍQUIDOS CORPORALES El agua es el componente más abundante del cuerpo; constituye cerca de la mitad del peso corporal en las mujer...
Access Provided by: Harrison. Principios de Medicina Interna, 21e CAPÍTULO 53: Alteraciones de líquidos y electrolitos David B. Mount SODIO Y AGUA COMPOSICIÓN DE LOS LÍQUIDOS CORPORALES El agua es el componente más abundante del cuerpo; constituye cerca de la mitad del peso corporal en las mujeres y 60% en los varones. El agua corporal total está distribuida en dos grandes compartimientos: 55% a 75% se encuentra en el interior de las células [líquido intracelular (ICF, intracellular fluid)] y 25% a 45% fuera de ellas [líquido extracelular (ECF, extracellular fluid)]. El ECF se subdivide en espacios intravascular (agua plasmática) y extravascular (intersticial) en una proporción de 1:3. El líquido se desplaza entre los espacios intravascular e intersticial a través de la pared de los capilares y tal fenómeno es regido por las fuerzas de Starling, que comprenden la presión hidráulica capilar y la coloidoosmótica. El gradiente transcapilar de presión hidráulica rebasa el gradiente de presión osmótica correspondiente y así induce el desplazamiento del ultrafiltrado plasmático y su paso al espacio extravascular. El líquido retorna al interior del compartimiento intravascular por medio del flujo linfático. La concentración de solutos o partículas de un líquido se conoce como su osmolalidad y se expresa en miliosmoles por kilogramo de agua (mOsm/kg). El agua se difunde con facilidad a través de casi todas las membranas celulares hasta alcanzar el equilibrio osmótico (osmolalidad de ECF = osmolalidad de ICF). Hay que destacar que las composiciones de solutos extracelulares e intracelulares difieren enormemente gracias a la actividad de diversos transportadores, conductos y bombas de membrana impulsadas por ATP. Las principales partículas del ECF son el sodio (Na+) y sus aniones acompañantes cloruro y bicarbonato (Cl− y HCO3−), en tanto que los osmoles que predominan en el ICF son el potasio (K+) y los ésteres de fosfato orgánicos [trifosfato de adenosina (ATP, adenosine triphosphate), creatinfosfato y fosfolípidos]. Los solutos que son exclusivos del ECF o del ICF son los elementos de los que depende la “tonicidad” o la osmolalidad efectiva de cada compartimiento. Algunos solutos y en particular la urea, no contribuyen a los desplazamientos de agua a través de casi todas las membranas y por ello se les conoce como osmoles ineficaces. Equilibrio hídrico La secreción de vasopresina, la ingestión de agua y el transporte renal de ese líquido colaboran para mantener la osmolalidad hídrica en el organismo del ser humano entre 280 y 295 mOsm/kg. La vasopresina (AVP; arginine vasopressine) es sintetizada en las neuronas magnocelulares dentro del hipotálamo; la porción distal de los axones de dichas neuronas termina en la zona posterior de la hipófisis o neurohipófisis, sitio del cual es liberada la AVP a la circulación. Una red de neuronas de “osmorreceptores” centrales, que incluye las propias neuronas magnocelulares que expresan AVP, percibe la osmolalidad circulante por medio de conductos catiónicos activados por estiramiento no selectivos. Estas neuronas de osmorreceptores se activan o inhiben con los incrementos o disminuciones leves de la osmolalidad circulante, respectivamente; la activación conduce a la liberación de AVP y la sed. La secreción de AVP se estimula a medida que la osmolalidad sistémica aumenta y rebasa un umbral de casi 285 mOsm/kg, por arriba del cual surge una relación lineal entre osmolalidad y AVP circulante (fig. 53–1). También en este nivel, cercano a 285 mOsm/kg se activa la sed y con ella la ingestión de agua; cuando se rebasa este nivel, hay un incremento lineal equivalente en la intensidad percibida de la sed, en función de la osmolalidad circulante. Los cambios en el volumen sanguíneo y la presión arterial también constituyen estímulos directos para la liberación de AVP y la aparición de sed, aunque con un perfil de respuesta menos sensible. El volumen de ECF, tal vez de mayor importancia clínica en la fisiopatología de la homeostasia hídrica, modula potentemente la relación entre osmolalidad circulante y liberación de AVP, de modo que la hipovolemia disminuye el umbral osmótico y hace que la pendiente de la curva de respuesta se oriente más hacia la vertical y hacia el lado de la osmolalidad; la hipervolemia genera el efecto contrario y aumenta el umbral osmótico y reduce la pendiente de la curva de respuesta (fig. 53–1). Como aspecto destacable, la vasopresina en la circulación tiene una semivida solo de 10 a 20 min; por eso, los cambios en el volumen extracelular o en la osmolalidad circulante, modifican con rapidez la homeostasis hídrica. Además del estado volumétrico, hay diversos estímulos no osmóticos que ejercen efectos activadores potentes en las neuronas osmosensibles y la liberación de AVP, como náusea, angiotensina II intracerebral, serotonina y múltiples fármacos. Downloaded 202337 2:13 P Your IP is 200.87.91.69 Page 1 / 35 CAPÍTULO 53: Alteraciones de líquidos y electrolitos, David B. Mount FIGURA ©202353–1 McGraw Hill. All Rights Reserved. Terms of Use • Privacy Policy • Notice • Accessibility Concentraciones circulantes de vasopresina (AVP) en respuesta a cambios de la osmolalidad. La vasopresina plasmática se torna booksmedicos.org homeostasia hídrica, modula potentemente la relación entre osmolalidad circulante y liberación de AVP, de modo que la hipovolemia disminuye el umbral osmótico y hace que la pendiente de la curva de respuesta se oriente más hacia la vertical y hacia el lado de la osmolalidad; la hipervolemia genera el efecto contrario y aumenta el umbral osmótico y reduce la pendiente de la curva de respuesta (fig. 53–1). Como aspecto destacable, la Access Provided by: vasopresina en la circulación tiene una semivida solo de 10 a 20 min; por eso, los cambios en el volumen extracelular o en la osmolalidad circulante, modifican con rapidez la homeostasis hídrica. Además del estado volumétrico, hay diversos estímulos no osmóticos que ejercen efectos activadores potentes en las neuronas osmosensibles y la liberación de AVP, como náusea, angiotensina II intracerebral, serotonina y múltiples fármacos. FIGURA 53–1 Concentraciones circulantes de vasopresina (AVP) en respuesta a cambios de la osmolalidad. La vasopresina plasmática se torna detectable en sujetos sanos euvolémicos con un umbral de alrededor de 285 mOsm/kg, por arriba del cual surge una relación lineal entre la osmolalidad y AVP circulante. La respuesta de vasopresina a la osmolalidad es modulada de forma importante por el estado volumétrico. Por eso, el umbral osmótico es un poco menor en la hipovolemia con una curva de respuesta de pendiente más marcada; la hipervolemia disminuye la sensibilidad de los niveles de AVP circulante a la osmolalidad. La excreción o la retención renal de agua sin electrolitos es modulada por la AVP circulante. La AVP actúa sobre los receptores de tipo V2 renales en la porción gruesa de la rama ascendente del asa de Henle en las células principales del túbulo colector (CD, collecting duct), lo que incrementa las concentraciones intracelulares de AMP cíclico y activa la fosforilación dependiente de proteína cinasa A (PKA, protein kinase A) de varias proteínas transportadoras. La activación del transporte de sodio, cloruro y potasio que depende de AVP y de PKA y que realiza la rama ascendente del asa de Henle (TALH, thick ascending limb of the loop of Henle), es un elemento esencial del mecanismo de contracorriente (fig. 53–2). Este último también intensifica al final la osmolalidad intersticial en la zona de la médula interna del riñón e impulsa la absorción de agua a través del conducto colector del riñón. Sin embargo, el transporte de agua, sodio y soluto por los segmentos proximal y distal de la nefrona participa en el mecanismo de concentración renal (fig. 53–2). De ese modo, interviene el transporte de agua a través de los conductos hídricos de acuaporina1 apicales y basolaterales en la rama ascendente delgada del asa de Henle y también la absorción pasiva de sodio y cloruro por la porción fina ascendente a través de los conductos de cloruro CLCK1 basolaterales (CLCN, chloride channels) y el transporte de sodio paracelular. A su vez, el transporte renal de urea interviene de manera importante en la generación del gradiente osmótico de la médula renal y la capacidad de excretar agua sin solutos, en situaciones en que el consumo de proteínas es grande o pequeña (fig. 53–2). FIGURA 53–2 Mecanismo de concentración en los riñones. El agua, el cloruro de sodio y el transporte de solutos por los segmentos proximales y distales de la nefrona participan en el mecanismo de concentración renal (consúltese el texto). Esquema del sitio de las principales proteínas de transporte que intervienen; a la izquierda se muestra un asa de Henle, a la derecha un conducto colector. UT, transportador de urea; AQP, acuaporina; NKCC2, cotransportador de NaK2Cl; ROMK, conducto de K+ en la franja externa de la médula renal; CLCK1, conducto de cloruro. (Reproducida con autorización de la American Society of Nephrology, a partir de Molecular approaches to urea transporters, JM Sands, 13(11), 2002; permission conveyed through Copyright Clearance Center, Inc.) Downloaded 202337 2:13 P Your IP is 200.87.91.69 CAPÍTULO 53: Alteraciones de líquidos y electrolitos, David B. Mount ©2023 McGraw Hill. All Rights Reserved. Terms of Use • Privacy Policy • Notice • Accessibility booksmedicos.org Page 2 / 35 intervienen; a la izquierda se muestra un asa de Henle, a la derecha un conducto colector. UT, transportador de urea; AQP, acuaporina; NKCC2, cotransportador de NaK2Cl; ROMK, conducto de K+ en la franja externa de la médula renal; CLCK1, conducto de cloruro. (Reproducida con autorización de la American Society of Nephrology, a partir de Molecular approaches to urea transporters, JM Sands, 13(11), 2002; permission Access Provided by: conveyed through Copyright Clearance Center, Inc.) La fosforilación del conducto hídrico de acuaporina2 en las células principales, que depende de PKA y es inducida por AVP, estimula la inserción de los conductos hídricos activos en el interior del conducto colector, de lo cual culmina en la absorción de agua transepitelial en el sentido del gradiente osmótico de la médula renal (fig. 53–3). En condiciones de antidiuresis en que aumenta AVP circulante el riñón resorbe el agua filtrada por el glomérulo y equilibra la osmolalidad a ambos lados del epitelio del conducto colector para que se excrete orina hipertónica y concentrada (la osmolalidad puede llegar a 1 200 mOsm/kg). En caso de no haber AVP, en esencia queda abolida la inserción de los conductos de acuaporina2 y la absorción de agua a través del conducto colector, con lo cual es secretada orina diluida hipotónica (la osmolalidad puede llegar a 30–50 mOsm/kg). Las anomalías de dicha “vía común final” tienen que ver con muchos trastornos de la homeostasis hídrica; por ejemplo, en la diabetes insípida hay inserción menor o nula de los conductos activos de acuaporina2 dentro de la membrana de las células principales. FIGURA 53–3 Vasopresina y la regulación de la permeabilidad al agua en el conducto colector de riñones. La vasopresina se une al receptor de vasopresina de tipo 2 (V2R) en la membrana basolateral de las células principales, activa la adenililciclasa (AC), incrementa el nivel intracelular de monofosfato cíclico de adenosina (cAMP) y estimula la actividad de proteína cinasa A (PKA). Las vesículas citoplásmicas transportan proteínas del conducto hídrico y acuaporina2 (AQP) y se insertan en la membrana luminal en respuesta a la vasopresina, con lo cual aumenta la permeabilidad de dicha membrana al agua. Al terminar la estimulación por vasopresina los conductos de agua son recuperados por un proceso endocítico y la permeabilidad vuelve a su estado basal bajo. Los conductos hídricos AQP3 y AQP4 se expresan en la membrana basolateral y completan la vía transcelular de resorción de agua. pAQP2 = acuaporina2 fosforilada. (Tomada de Annals of Internal Medicine JM Sands, DG Bichet: Nephrogenic diabetes insipidus. 144(3):186, 2006. Copyright © 2006 American College of Physicians. Derechos reservados. Reproducida con autorización del American College of Physicians, Inc.) Downloaded 202337 2:13 P Your IP is 200.87.91.69 CAPÍTULO 53: Alteraciones de líquidos y electrolitos, David B. Mount ©2023 McGraw Hill. All Rights Reserved. Terms of Use • Privacy Policy • Notice • Accessibility booksmedicos.org Page 3 / 35 permeabilidad vuelve a su estado basal bajo. Los conductos hídricos AQP3 y AQP4 se expresan en la membrana basolateral y completan la vía transcelular de resorción de agua. pAQP2 = acuaporina2 fosforilada. (Tomada de Annals of Internal Medicine JM Sands, DG Bichet: Nephrogenic diabetes insipidus. 144(3):186, 2006. Copyright © 2006 American College of Physicians. Derechos reservados. Reproducida con autorización del Access Provided by: American College of Physicians, Inc.) Conservación de la integridad circulatoria arterial El sodio es expulsado activamente de las células por la bomba de membrana de la ATPasa de sodio y potasio. En consecuencia, 85% a 90% del sodio corporal es extracelular y el volumen de líquido extracelular (ECFV, extracellular fluid volume) está en función del contenido total de Na+ corporal. A su vez, la perfusión arterial y la integridad circulatoria están regidas por la retención o excreción renal de sodio, además de la modulación de la resistencia arterial sistémica. En el interior del riñón, el sodio es filtrado por los glomérulos y después reabsorbido en forma seriada por los túbulos renales. En general, el catión de sodio (Na+) es reabsorbido junto con el anión cloruro (Cl−); por eso, la homeostasis de cloruro también afecta el ECFV. A nivel cuantitativo, con tasa de filtración glomerular (GFR, glomerular filtration rate) de 180 L/día y sodio sérico cercano a 140 mM, los riñones filtran cerca de 25 200 mml de sodio al día; equivale a 1.5 kg de sal de mesa que ocuparía alrededor de 10 veces el espacio extracelular; es necesario que se reabsorba 99.6% del cloruro de sodio filtrado para excretar 100 mM al día. Por eso, cambios minúsculos en la excreción renal de cloruro de sodio ejercen efectos importantes en ECFV, lo cual ocasiona síndromes de edema o hipovolemia. Cerca del 66% del cloruro de sodio filtrado se resorbe en el túbulo proximal renal, con la participación de mecanismos paracelulares y transcelulares. Después, TALH reabsorbe otro 25% a 30% del cloruro de sodio filtrado por el cotransportador de Na+K+2Cl− sensible a furosemida en la zona apical. La porción adyacente de la nefrona distal sensible a aldosterona, que comprende el túbulo contorneado distal (DCT, distal convoluted tubule), el túbulo conector (CNT, connecting tubule) y el túbulo colector, se encarga del “ajuste fino” de la excreción renal de cloruro de sodio. El cotransportador de cloruro de sodio apical sensible a tiazidas (NCC, Na+Cl− cotransporter) reabsorbe 5% a 10% del cloruro de sodio filtrado y lo hace pasar al interior de DCT. Las células principales en CNT y CD reabsorben sodio por medio de conductos de sodio epiteliales electrógenos, sensibles a amilorida (ENaC, epithelial Na+ channels); los iones de cloruro se reabsorben predominantemente en las células intercalares vecinas, a través del intercambio apical de cloruro (intercambio de Cl−OH− y Cl−HCO3−, mediado por el intercambiador aniónico SLC26A4) (fig. 53–4). FIGURA 53–4 Transporte de sodio, agua y potasio en las células principales (PC) y las células intercalares vecinas β (BIC). La absorción de Na+ a través del conducto de sodio epitelial sensible a amilorida (ENaC) genera una diferencia de potencial que es negativa para la porción interior del túbulo e impulsa la excreción de K+ a través del conducto de potasio secretorio apical ROMK (conducto de potasio de la franja medular exterior de riñón), del maxiconducto K que depende del flujo o con participación de ambas estructuras. En las células intercalares β adyacente se produce el transporte de cloruro transepitelial a través del intercambio de Cl−HCO3− y Cl−OH− apicales (intercambiador aniónico SLC26A4 conocido también como pendrina) y los conductos de cloruro CLC basolaterales. El agua se absorbe en el sentido del gradiente osmótico por las células principales, a través de la acuaporina2 apical (AQP2) y las acuaporinas 3 y 4 basolaterales (fig. 53–3). Downloaded 202337 2:13 P Your IP is 200.87.91.69 CAPÍTULO 53: Alteraciones de líquidos y electrolitos, David B. Mount ©2023 McGraw Hill. All Rights Reserved. Terms of Use • Privacy Policy • Notice • Accessibility booksmedicos.org Page 4 / 35 túbulo e impulsa la excreción de K+ a través del conducto de potasio secretorio apical ROMK (conducto de potasio de la franja medular exterior de riñón), del maxiconducto K que depende del flujo o con participación de ambas estructuras. En las células intercalares β adyacente se produce el transporte de cloruro transepitelial a través del intercambio de Cl−HCO3− y Cl−OH− apicales (intercambiador aniónico SLC26A4 conocido también Access Provided by: como pendrina) y los conductos de cloruro CLC basolaterales. El agua se absorbe en el sentido del gradiente osmótico por las células principales, a través de la acuaporina2 apical (AQP2) y las acuaporinas 3 y 4 basolaterales (fig. 53–3). La reabsorción tubular renal del cloruro de sodio filtrado es regulada por múltiples hormonas circulantes y paracrinas, además de la actividad de los nervios renales. La angiotensina II activa la reabsorción proximal de cloruro de sodio, al igual que los receptores adrenérgicos, bajo la influencia de la inervación simpática de riñones; a diferencia de lo comentado, la dopamina generada localmente tiene un efecto natriurético. La aldosterona activa preferentemente la resorción de cloruro de sodio dentro de la nefrona distal sensible a aldosterona. En particular, la aldosterona activa el conducto de ENaC en las células principales y ello induce la absorción de sodio y estimula la excreción de potasio (fig. 53–4). La integridad circulatoria es determinante en la perfusión y el funcionamiento de órganos vitales. Cuando la circulación arterial no alcanza el llenado completo, lo perciben los receptores de presión en ventrículos y vasos, con lo cual hay una activación neurohumoral (mayor tono simpático, activación del eje de reninaangiotensinaaldosterona e incremento del nivel de AVP circulante), que intensifica sinérgicamente la reabsorción renal de cloruro de sodio, la resistencia vascular y la reabsorción renal de agua. Esto tiene lugar en el marco de un menor gasto cardiaco, como se observa en los estados de hipovolemia, insuficiencia cardiaca de bajo gasto, menor presión oncótica o aumento de la permeabilidad capilar. También, la vasodilatación arterial excesiva origina una deficiencia relativa de llenado arterial, lo cual origina activación neurohumoral para proteger la perfusión hística. Estas respuestas fisiológicas intervienen de manera importante en muchos de los trastornos expuestos en este capítulo. En particular, es fundamental percatarse que AVP actúa para proteger la integridad circulatoria e induce vasoconstricción, intensificación del tono del sistema nervioso simpático, aumento de la retención renal de agua y cloruro de sodio y modulación del reflejo barorreceptor arterial. Muchas de estas respuestas comprenden la activación de los receptores sistémicos de AVP V1A, pero la activación concomitante de los receptores V2 en los riñones puede originar retención renal de agua e hiponatremia. HIPOVOLEMIA Etiología 202337 2:13 P Your IP is 200.87.91.69 Downloaded Page 5 / 35 CAPÍTULO 53: Alteraciones de líquidos y electrolitos, David B. Mount ©2023 McGrawreal Hill.del Allvolumen Rights Reserved. of Use •es, Privacy Policygenerales, • Notice • un Accessibility La disminución circulante oTerms hipovolemia en términos estado de pérdida combinada de sodio y agua, que culmina en contracción del volumen de líquido extracelular. La pérdida de sal y agua puede tener origen renal o extrarrenal. booksmedicos.org comprenden la activación de los receptores sistémicos de AVP V1A, pero la activación concomitante de los receptores V2 en los riñones puede originar retención renal de agua e hiponatremia. Access Provided by: HIPOVOLEMIA Etiología La disminución real del volumen circulante o hipovolemia es, en términos generales, un estado de pérdida combinada de sodio y agua, que culmina en contracción del volumen de líquido extracelular. La pérdida de sal y agua puede tener origen renal o extrarrenal. CAUSAS RENALES La pérdida urinaria excesiva de cloruro de sodio y agua es un signo que define a algunos trastornos. La gran carga filtrada de solutos endógenos como glucosa y urea puede disminuir la reabsorción tubular de cloruro de sodio y agua y culminar en diuresis osmótica. Los glomérulos filtran el manitol exógeno, que suele utilizarse para disminuir la presión intracerebral, pero no lo reabsorbe el túbulo proximal, con lo que se produce diuresis osmótica. Los diuréticos farmacológicos disminuyen de manera selectiva la reabsorción de cloruro de sodio en sitios específicos de la neurona, lo que hace que aumente la excreción urinaria de cloruro de sodio. Hay otros fármacos que inducen natriuresis como efecto secundario. Por ejemplo, la acetazolamida puede inhibir la absorción de cloruro de sodio en el túbulo próximal con la inhibición de la anhidrasa carbónica; otros fármacos, como el antibiótico trimetoprim (TMP) y la pentamidina, inhiben la reabsorción tubular distal de Na+ a través de los conductos de ENaC sensibles a amilorida, lo que conduce a pérdida urinaria de cloruro de sodio. Los defectos hereditarios en las proteínas de transporte renal también se asocian con menor reabsorción de cloruro de sodio filtrado o de agua. También, la deficiencia de mineralocorticoides, la resistencia a los mismos o la inhibición de los receptores de mineralocorticoides (MLR, mineralocorticoid receptor) pueden reducir la reabsorción de cloruro de sodio en la porción distal de las nefronas, sensible a aldosterona. Por último, la lesión tubulointersticial, como ocurre en la nefritis intersticial, la lesión tubular aguda o la neuropatía obstructiva pueden reducir la reabsorción tubular distal de cloruro de sodio y agua. La excreción excesiva de agua libre, es decir, agua sin electrolitos, también puede ocasionar hipovolemia. Sin embargo, los efectos en el volumen del líquido extracelular suelen ser menos marcados, dado que dos terceras partes del volumen de agua se pierden del líquido intracelular. En el marco de disminución del AVP circulante o de la resistencia renal a AVP surge excreción renal excesiva de agua (diabetes insípida central y nefrógena, respectivamente). CAUSAS EXTRARRENALES Estas incluyen pérdida de líquidos en tubo digestivo, piel y aparato respiratorio. Las acumulaciones de líquidos dentro de compartimientos hísticos específicos, de forma típica en plano intersticial, el peritoneo o el tubo digestivo, también causan hipovolemia. Cada día se incorporan al tubo digestivo alrededor de 9 L de líquido, 2 L por ingestión y 7 L por secreción; cerca del 98% de dicho volumen es absorbido, de tal forma que por las heces cada día se pierden solo 100 a 200 mL de líquido. La hipovolemia también puede provenir de la reabsorción deficiente o la mayor secreción de líquido por el tubo digestivo. Las secreciones gástricas tienen pH bajo (gran concentración de hidrogeniones), en tanto que las secreciones biliares, pancreáticas e intestinales son alcalinas (concentración alta de bicarbonato), por lo que el vómito y la diarrea suelen acompañarse de alcalosis y acidosis metabólicas, respectivamente. La evaporación de agua de la piel y de las vías respiratorias (la llamada “pérdida insensible”) constituye el mecanismo principal de pérdida de agua sin solutos, que en los adultos sanos suele ser de 500 a 650 mL/día; dicha pérdida por evaporación aumenta en cuadros febriles o con la exposición prolongada al calor. La hiperventilación también incrementa las pérdidas insensibles por vías respiratorias, sobre todo en sujetos ventilados; otro factor determinante es la humedad del aire inspirado. Además, la intensificación del ejercicio o una temperatura ambiental más alta incrementarán las pérdidas insensibles por medio del sudor, que es hipotónico en relación con el plasma. Por eso, la sudoración profusa sin la sustitución adecuada de agua y cloruro de sodio puede ocasionar hipovolemia e hipertonicidad. También puede surgir hiponatremia hipovolémica si se sustituyen las pérdidas insensibles con un exceso de agua libre sin sustituir de manera adecuada los electrolitos. La acumulación excesiva de líquido en el espacio intersticial o peritoneal puede causar hipovolemia intravascular. Los incrementos de la permeabilidad vascular o la disminución de la presión oncótica (hipoalbuminemia) alteran las fuerzas de Starling y con ello aumenta excesivamente “el tercer espacio” del ECFV. Esto sucede en el síndrome de septicemia, quemaduras, pancreatitis, hipoalbuminemia nutricional y peritonitis. También puede haber hipovolemia por distribución debido a la acumulación de líquido en compartimientos específicos, por ejemplo, en el interior del intestino en la obstrucción gastrointestinal o el íleo. La hipovolemia también surge después de hemorragia extracorporal o de hemorragia importante que pasa a un espacio expansible, como el plano retroperitoneal. Valoración diagnóstica Downloaded 202337 2:13 P Your IP is 200.87.91.69 CAPÍTULO 53: cuidadosa Alteraciones de líquidos y electrolitos, David B. Mount Los síntomas son inespecíficos e incluyen fatiga, debilidad, sed y Page Una anamnesis permite identificar la causa de la hipovolemia. mareo6 / 35 ©2023 McGraw Hill. All Rights Reserved. Terms of Use • Privacy Policy • Notice • Accessibility postural; signos y síntomas más graves son oliguria, cianosis, dolor abdominal y torácico, así como confusión u obnubilación. Los trastornos electrolíticos acompañantes pueden ocasionar otros síntomas, como debilidad muscular en sujetos con hipopotasemia. En la exploración física, la booksmedicos.org “el tercer espacio” del ECFV. Esto sucede en el síndrome de septicemia, quemaduras, pancreatitis, hipoalbuminemia nutricional y peritonitis. También puede haber hipovolemia por distribución debido a la acumulación de líquido en compartimientos específicos, por ejemplo, en el interior del intestino en la obstrucción gastrointestinal o el íleo. La hipovolemia también surge después de hemorragia extracorporal o de hemorragia importante que pasa a un espacio expansible, como el plano retroperitoneal. Access Provided by: Valoración diagnóstica Una anamnesis cuidadosa permite identificar la causa de la hipovolemia. Los síntomas son inespecíficos e incluyen fatiga, debilidad, sed y mareo postural; signos y síntomas más graves son oliguria, cianosis, dolor abdominal y torácico, así como confusión u obnubilación. Los trastornos electrolíticos acompañantes pueden ocasionar otros síntomas, como debilidad muscular en sujetos con hipopotasemia. En la exploración física, la menor turgencia de la piel y la sequedad de las mucosas de la boca, no son los marcadores ideales de la disminución de ECFV en adultos; entre los signos más confiables de hipovolemia están: disminución de la presión venosa yugular (JVP, jugular venous pressure); taquicardia ortostática (incremento > 15 a 20 lpm al ponerse de pie) e hipotensión ortostática (disminución > 10 a 20 mm Hg de la presión arterial al ponerse de pie). Pérdidas más importantes de líquido culminan en choque hipovolémico, con hipotensión, taquicardia y vasoconstricción e hipoperfusión periféricas; los pacientes en estos casos pueden presentar cianosis periférica, frialdad de extremidades, oliguria y alteración del estado mental. Las pruebas bioquímicas habituales pueden indicar que aumentó el nivel de nitrógeno ureico sanguíneo (BUN, bood urea nitrogen) y de creatinina, lo que refleja una disminución de la tasa de filtración glomerular (GFR, glomerular filtration rate). La creatinina es la medida más confiable de GFR porque los niveles de nitrógeno ureico pueden modificarse si se incrementa la reabsorción tubular (hiperazoemia prerrenal), si aumenta la generación de urea en estados catabólicos, si hay alimentación hipercalórica o hemorragia de tubo digestivo o si disminuye la generación de urea por el menor ingreso proteínico. En el choque hipovolémico, las pruebas de función hepática y los biomarcadores cardiacos pueden mostrar datos de isquemia en los dos órganos, respectivamente. Las pruebas habituales bioquímicas y de medición de gases en sangre pueden aportar signos de trastornos acidobásicos. Por ejemplo, la pérdida de bicarbonato por diarrea es una causa muy frecuente de acidosis metabólica; también los individuos en choque hipovolémico profundo pueden presentar acidosis láctica e incremento del desequilibrio aniónico. La respuesta neurohumoral a la hipovolemia estimula el aumento de la reabsorción tubular renal de sodio y agua. Por tanto, en general la concentración de sodio en orina es < 20 mM en la hipovolemia de causas extrarrenales y la osmolalidad de la orina es > 450 mOsm/kg de peso. La disminución, tanto de la GFR, como del suministro de sodio al túbulo distal, puede originar un defecto en la excreción renal de potasio, con aumento de la concentración plasmática de K+. Como aspecto notable, los individuos con hipovolemia y alcalosis hipoclorémica causada por vómito, diarrea o diuréticos, de modo típico tienen una concentración de sodio en orina > 20 mM y pH en orina > 7.0, por el incremento de HCO3− filtrado; en tal situación, la concentración de cloruro en orina constituye un indicador más exacto del estado volumétrico y un nivel < 25 mM sugiere hipovolemia. La concentración de sodio en orina suele ser > 20 mM en personas con causas renales de hipovolemia, como necrosis tubular aguda; en forma similar, los individuos con diabetes insípida pueden tener orina excesivamente diluida. TRATAMIENTO Hipovolemia Los objetivos terapéuticos en la hipovolemia son restablecer la normovolemia y sustituir las pérdidas constantes de líquido. La hipovolemia leve por lo regular se trata con hidratación oral y reanudación de la dieta normal de mantenimiento. La forma más grave obliga a usar hidratación IV y la solución se elige de acuerdo con el cuadro fisiopatológico primario. La solución salina isotónica “normal” (NaCl al 0.9%; 154 mM de Na+) es la más adecuada para reanimación en pacientes con sodio normal o hiponatrémicos con hipovolemia grave; en estos casos no son claramente superiores las soluciones coloidales, como la albúmina IV. Es necesario administrar una solución hipotónica, glucosada al 5% a pacientes hipernatrémicos si solo han perdido agua (como ocurre en casos de DI) o una solución salina hipotónica (solución salina al 0.45% o al 0.225%) si solamente hubo pérdida de agua, de sodio y cloruro; si son necesarios los cambios en la administración de agua libre se basarán en la medición frecuente de los iones y otros elementos en el suero. Los individuos con pérdida de bicarbonato y acidosis metabólica, como se observa a menudo en casos de diarrea, deben recibir por vía IV solución de bicarbonato, sea isotónica (150 meq de bicarbonato de sodio [Na+HCO3−] en solución glucosada al 5%) o una solución más hipotónica con bicarbonato en solución glucosada o salina diluida. Los pacientes con hemorragia o anemia grave deben recibir eritrocitos en transfusión, sin incrementar la concentración del hematocrito mayor a 35%. TRASTORNOS DEL SODIO Los trastornos de la concentración sérica de Na+ son causados por anomalías en la homeostasis de agua, que ocasionan cambios en la proporción relativa de sodio/agua corporal. El consumo de agua y la AVP circulante constituyen dos efectores fundamentales en el mantenimiento de la Downloaded 202337 2:13 P Your IP is 200.87.91.69 osmolalidad sérica; los defectos en uno o en ambos de estos mecanismos de defensa causan la mayor parte de los casos de hipernatremia e Page 7 / 35 CAPÍTULO 53: Alteraciones de líquidos y electrolitos, David B. Mount hiponatremia. Por el contrario, anomalías en la homeostasis de sodio sí mismas harán que surja un déficit o un exceso del contenido de ©2023 McGraw Hill. All Rights las Reserved. Terms of Use • Privacy Policypor • Notice • Accessibility cloruro de sodio de todo el cuerpo, factor determinante de ECFV y de la integridad circulatoria. Como aspecto notable, el estado volumétrico también booksmedicos.org modula la liberación de arginina vasopresina por parte de la neurohipófisis, de modo que con la hipovolemia aumentan los niveles circulantes de TRASTORNOS DEL SODIO Access Provided by: Los trastornos de la concentración sérica de Na+ son causados por anomalías en la homeostasis de agua, que ocasionan cambios en la proporción relativa de sodio/agua corporal. El consumo de agua y la AVP circulante constituyen dos efectores fundamentales en el mantenimiento de la osmolalidad sérica; los defectos en uno o en ambos de estos mecanismos de defensa causan la mayor parte de los casos de hipernatremia e hiponatremia. Por el contrario, las anomalías en la homeostasis de sodio por sí mismas harán que surja un déficit o un exceso del contenido de cloruro de sodio de todo el cuerpo, factor determinante de ECFV y de la integridad circulatoria. Como aspecto notable, el estado volumétrico también modula la liberación de arginina vasopresina por parte de la neurohipófisis, de modo que con la hipovolemia aumentan los niveles circulantes de dicha hormona en cada nivel de osmolalidad sérica. De manera semejante, en las causas hipervolémicas de deficiencia de llenado arterial, como insuficiencia cardiaca y cirrosis, la activación neurohumoral acompañante se produce también con incremento de AVP circulante, lo que culmina en retención de agua e hiponatremia. Por tanto, un concepto fundamental en los trastornos del sodio es que la concentración absoluta del Na+ plasmático no aporta información sobre el estado volumétrico de un paciente específico, lo que se considera en las estrategias diagnósticas y terapéuticas. HIPONATREMIA La hiponatremia, definida como la concentración de sodio plasmático < 135 mM, es un cuadro más frecuente y afecta hasta el 22% de los sujetos hospitalizados; casi siempre es consecuencia del aumento en el nivel de AVP circulante o de una mayor sensibilidad renal a AVP, en combinación con el ingreso de agua libre, en cualquier cantidad; una excepción notable sería la hiponatremia causada por un ingreso bajo de solutos (véase adelante). El cuadro fisiopatológico primario en casos de respuesta exagerada o “inapropiada” de AVP difiere en personas con hiponatremia, en función de su ECFV. En consecuencia, para el diagnóstico se divide a la hiponatremia en tres grupos, según datos de la anamnesis y el estado volumétrico, p. ej., hipovolémica, euvolémica e hipervolémica (fig. 53–5). FIGURA 53–5 Valoración diagnóstica de la hiponatremia. (Con autorización de S Kumar, T Berl: Diseases of water metabolism. En Atlas of Diseases of the Kidney, RW Schrier (ed). Philadelphia. Current Medicine, Inc., 1999.) Hiponatremia hipovolémica La hipovolemia causa activación neurohumoral importante, lo cual aumenta las concentraciones circulantes de argininavasopresina (AVP). El aumento de AVP circulante permite conservar la presión arterial por intervención de los receptores vasculares y los barorreceptores V1A e incrementa la reabsorción de agua por vía de los receptores renales V2; la activación de estos últimos puede ocasionar hiponatremia cuando aumenta el ingreso de agua libre. Las causas extrarrenales de hiponatremia hipovolémica son pérdida por tubo digestivo (p. ej., vómito, diarrea, drenaje por sonda) y pérdida insensible (hiperhidrosis, quemaduras) del cloruro de sodio y agua, cuando no hay una sustitución adecuada de líquidos orales; en general, la concentración urinaria de Na+ es < 20 mM. Destaca el hecho de que a estos pacientes se les puede clasificar en términos clínicos como euvolémicos y solo la menor concentración urinaria de Na+ indica la causa de su hiponatremia. De hecho, la concentración urinaria de Na+ < 20 mM, sin haber una causa de hiponatremia hipervolémica, anticipa un aumento rápido de la concentración de Na+ plasmático en reacción a la administración IV de solución salina normal; esta última induce diuresis hídrica en tal situación, al disminuir prontamente los niveles de AVP circulante. En las causas renales de hiponatremia hipovolémica hay una pérdida inapropiada de cloruro de sodio en la orina, lo que resulta en agotamiento volumétrico e incremento de la concentración circulante de AVP; en general, la concentración de Na+ en orina es > 20 mM (fig. 53–5). La deficiencia de Downloaded 202337 2:13 P Your IP is 200.87.91.69 aldosterona circulante o sus efectos renales pueden causar hiponatremia en la insuficiencia suprarrenal primaria y otras causas de Page 8 / 35 CAPÍTULO 53: Alteraciones de líquidos y electrolitos, David B. Mount ©2023 McGraw Hill. All Rights Reserved. of Use •enPrivacy Policy • Noticeo hipovolémico • Accessibilitycon concentraciones urinarias de Na+ altas (mucho hipoaldosteronismo; la hiperpotasemia y la Terms hiponatremia un sujeto hipotenso más de 20 mM) debe sugerir fuertemente este diagnóstico. Las nefropatías natriopénicas pueden ocasionar hiponatremia si disminuye el ingreso de booksmedicos.org Na+ por deterioro de la función de túbulos renales; entre las causas habituales están nefropatía por reflujo, nefropatías intersticiales, uropatía solo la menor concentración urinaria de Na+ indica la causa de su hiponatremia. De hecho, la concentración urinaria de Na+ < 20 mM, sin haber una causa de hiponatremia hipervolémica, anticipa un aumento rápido de la concentración de Na+ plasmático en reacción a la administración IV de solución salina normal; esta última induce diuresis hídrica en tal situación, al disminuir prontamente los niveles de AVP circulante. Access Provided by: En las causas renales de hiponatremia hipovolémica hay una pérdida inapropiada de cloruro de sodio en la orina, lo que resulta en agotamiento volumétrico e incremento de la concentración circulante de AVP; en general, la concentración de Na+ en orina es > 20 mM (fig. 53–5). La deficiencia de aldosterona circulante o sus efectos renales pueden causar hiponatremia en la insuficiencia suprarrenal primaria y otras causas de hipoaldosteronismo; la hiperpotasemia y la hiponatremia en un sujeto hipotenso o hipovolémico con concentraciones urinarias de Na+ altas (mucho más de 20 mM) debe sugerir fuertemente este diagnóstico. Las nefropatías natriopénicas pueden ocasionar hiponatremia si disminuye el ingreso de Na+ por deterioro de la función de túbulos renales; entre las causas habituales están nefropatía por reflujo, nefropatías intersticiales, uropatía posobstructiva, enfermedad quística de médula renal y la fase de recuperación de la necrosis tubular aguda. Los diuréticos tiazídicos ocasionan hiponatremia por diversos mecanismos, como polidipsia y agotamiento volumétrico inducido por diuréticos. Debe resaltarse que las tiazidas no inhiben el mecanismo de concentración renal, de tal forma que el AVP circulante conserva un efecto completo sobre la retención renal de agua. Por el contrario, los diuréticos con efecto en asa de Henle, que con menor frecuencia se vinculan con hiponatremia, inhiben la absorción de cloruro de sodio en la rama ascendente del asa de Henle (TALH, thick ascending limb of the loop of Henle) y así menoscaban el mecanismo de contracorriente y aminoran la capacidad de concentrar orina. La mayor excreción de un soluto osmóticamente activo que no se reabsorbe o que lo hace en poca cantidad puede originar disminución del volumen circulante e hiponatremia; entre sus causas importantes están glucosuria, cetonuria (como en la inanición o en la cetoacidosis diabética o alcohólica) y bicarbonaturia (como en la acidosis tubular renal o alcalosis metabólica, en la que la bicarbonaturia acompañante hace que se pierda Na+). Por último, el síndrome de “pérdida cerebral de sal” es una causa rara de hiponatremia hipovolémica que comprende hiponatremia con hipovolemia clínica y natriuresis inapropiada y que surge en casos de enfermedades intracraneales; cuadros coexistentes comprenden hemorragia subaracnoidea, traumatismo craneoencefálico, craneotomía, encefalitis y meningitis. Es crucial diferenciar tal cuadro del síndrome de antidiuresis inapropiada, más común (SIAD, syndrome of inapropriate antidiuresis), porque la pérdida de sodio cerebral suele reaccionar a la sustitución enérgica con Na+Cl−. Hiponatremia hipervolémica En estos casos se incrementa el cloruro de sodio corporal total, que se acompaña de un aumento proporcionalmente mayor del nivel de agua corporal total, lo cual hace que disminuya la concentración plasmática de Na+. Igual que ocurre en la hiponatremia hipovolémica, los trastornos causales pueden diferenciarse por el efecto que ejercen en la concentración urinaria de Na+ y como característica peculiar la insuficiencia aguda o crónica se acompaña de un incremento en la concentración urinaria de Na+ (fig. 53–5). El cuadro fisiopatológico de la hiponatremia en trastornos con edema y avidez de sodio [insuficiencia cardiaca congestiva (CHF, congestive heart failure), cirrosis y síndrome nefrótico] es semejante al observado en la hiponatremia hipovolémica, salvo que disminuyen el llenado arterial y la integridad circulatoria por factores causales específicos, por ejemplo, la disfunción cardiaca en CHF y la vasodilatación periférica en la cirrosis. En general, la concentración urinaria de Na+ es muy baja, es decir, < 10 mM incluso después de hidratación con solución salina normal; este estado de avidez por Na+ puede disimularse por la administración de diuréticos. El grado de hiponatremia constituye un índice indirecto de la activación neurohumoral acompañante y es un indicador pronóstico decisivo en la hiponatremia hipervolémica. Hiponatremia euvolémica La hiponatremia euvolémica aparece en casos de hipotiroidismo moderado a grave y se corrige cuando se alcanza el estado eutiroideo. La hiponatremia profunda también puede ser resultado de insuficiencia suprarrenal secundaria por alguna enfermedad de hipófisis, en tanto que el déficit de aldosterona circulante en la insuficiencia suprarrenal primaria origina hiponatremia hipovolémica y la deficiencia de glucocorticoides predominante en la insuficiencia suprarrenal secundaria acompaña a la hiponatremia euvolémica. Los glucocorticoides ejercen una reacción de retroalimentación negativa en AVP liberada por la neurohipófisis, de tal forma que la sustitución de hidrocortisona en estos pacientes normalizará rápidamente la respuesta de AVP a la osmolalidad, con lo que disminuye la AVP circulante. El síndrome de secreción inapropiada de hormona antidiurética (SIAD, syndrome of inappropriate antidiuresis) es la causa más común de hiponatremia euvolémica (cuadro 53–1). La generación de hiponatremia en SIAD obliga a ingerir agua libre, con consumo persistente en el marco de osmolalidades séricas menores del umbral habitual de la sed; como cabría esperar, el umbral osmótico y las curvas de respuesta osmótica para la sensación de sed se desplazan en sentido descendente en personas con SIAD. Se han identificado cuatro perfiles peculiares de la secreción de AVP en individuos con SIAD, independientemente de la mayor parte de las causas primarias. La secreción errática y no regulada de AVP se observa en casi 33% de los pacientes, sin una correlación evidente entre osmolalidad sérica y concentraciones de AVP circulante. En otros pacientes no queda suprimida la secreción de AVP cuando las osmolalidades séricas disminuyen y surge una curva de respuesta normal a cuadros hiperosmolares; otros sujetos tienen un reajuste del osmostato, con un umbral de osmolalidad menor y un desplazamiento de la curva de respuesta osmótica a la izquierda. Por último, el Downloaded 202337 2:13 P Your IP is 200.87.91.69 cuarto subgrupo de pacientesde esencialmente no tiene AVP circulante detectable, lo cual sugiere una ganancia de la función en la reabsorción renal Page 9 / de 35 CAPÍTULO 53: Alteraciones líquidos y electrolitos, David B. Mount agua o una sustancia antidiurética circulante diferente de la AVP. En algunos pacientes se han descrito mutaciones de la ganancia de la función de un ©2023 McGraw Hill. All Rights Reserved. Terms of Use • Privacy Policy • Notice • Accessibility residuo específico en los receptores V2 de AVP, lo que ha llevado a la activación constitutiva del receptor en ausencia de AVP y SIAD “nefrógena”. booksmedicos.org osmolalidades séricas menores del umbral habitual de la sed; como cabría esperar, el umbral osmótico y las curvas de respuesta osmótica para la sensación de sed se desplazan en sentido descendente en personas con SIAD. Se han identificado cuatro perfiles peculiares de la secreción de AVP en individuos con SIAD, independientemente de la mayor parte de las causas primarias. La secreción errática y no regulada de AVP se observa en casi 33% Provided by: de los pacientes, sin una correlación evidente entre osmolalidad sérica y concentraciones de AVP circulante. En otros pacientes no quedaAccess suprimida la secreción de AVP cuando las osmolalidades séricas disminuyen y surge una curva de respuesta normal a cuadros hiperosmolares; otros sujetos tienen un reajuste del osmostato, con un umbral de osmolalidad menor y un desplazamiento de la curva de respuesta osmótica a la izquierda. Por último, el cuarto subgrupo de pacientes esencialmente no tiene AVP circulante detectable, lo cual sugiere una ganancia de la función en la reabsorción renal de agua o una sustancia antidiurética circulante diferente de la AVP. En algunos pacientes se han descrito mutaciones de la ganancia de la función de un residuo específico en los receptores V2 de AVP, lo que ha llevado a la activación constitutiva del receptor en ausencia de AVP y SIAD “nefrógena”. CUADRO 53–1 Causas del síndrome de antidiuresis inapropiada (SIAD) NEOPLASIAS TRASTORNOS MALIGNAS PULMONARES Carcinoma Infecciones Pulmonar TRASTORNOS DEL DROGAS Y FÁRMACOS OTRAS CAUSAS Infección Fármacos que estimulan la Mecanismo hereditario (mutaciones con Neumonía bacteriana Encefalitis liberación de AVP o intensifican ganancia de función en el receptor V2 de Neumonía viral Meningitis su acción vasopresina) Absceso pulmonar Absceso cerebral Cloropropamida Cuadro idiopático Mesotelioma Tuberculosis Fiebre maculada de las SSRI Cuadro transitorio Orofaríngea Aspergilosis Montañas Rocosas Antidepresores tricíclicos Ejercicios de resistencia De tubo Asma Sida Clofibrato Anestesia general digestivo Fibrosis quística Hemorragia y masas Carbamazepina Náusea Microcítica SISTEMA NERVIOSO CENTRAL Estomacal Insuficiencia respiratoria Hematoma subdural Vincristina Dolor Duodenal por respiración a presión Hemorragia Nicotina Estrés Pancreática positiva subaracnoidea Narcóticos De vías Apoplejía Antipsicóticos genitourinarias Tumores cerebrales Ifosfamida Traumatismo Ciclofosfamida De uréter Vesical craneoencefálico Antiinflamatorios no Prostática Hidrocefalia esteroideos Endometrial Trombosis del seno MDMA (éxtasis) Timoma cavernoso Análogos de AVP endocrino Otras Desmopresina Linfomas Esclerosis múltiple Oxitocina Sarcomas Síndrome de Guillain Vasopresina Sarcoma de Swing Barré Síndrome de Shy Drager Alucinosis alcohólica Poliporfiria intermitente aguda AVP, vasopresina; MDMA, 3,4metilendioximetanfetamina; SSRI, inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina. Fuente: Tomado de DH. Ellison, T. Berl: Syndrome of inappropiate antidiuresis. N. Engl. J. Med. 356:2064, 2007. En sentido estricto, los pacientes con SIAD no son euvolémicos, pero tienen una expansión subclínica del volumen circulante por la retención de agua y cloruro de sodio inducida por AVP; los mecanismos de escape de vasopresina invocados por los incrementos sostenidos de AVP sirven para limitar el transporte en el túbulo distal renal, con lo que se conserva un estado de equilibrio moderadamente hipervolémico. La concentración sérica de ácido úrico suele ser baja (< 4 mM/100 mL) en sujetos con SIAD, lo que es compatible con la supresión del transporte tubular proximal en el marco de un incremento del transporte de cloruro de sodio y agua en el túbulo distal; por el contrario, los individuos con hiponatremia hipovolémica suelen ser hiperuricémicos, por la activación compartida del transporte de cloruro de sodio y uratos en el túbulo proximal. Downloaded 202337 2:13 P Your IP is 200.87.91.69 Page 10 / 35 CAPÍTULO 53: Alteraciones de líquidos y electrolitos, David B. Mount Las causas frecuentes deRights SIAD incluyen neumopatías tuberculosis, derrame pleural y otras) y enfermedades del sistema nervioso central ©2023 McGraw Hill. All Reserved. Terms of (neumonía, Use • Privacy Policy • Notice • Accessibility (SNC) (tumores, hemorragia subaracnoidea, meningitis y otras más). El síndrome de secreción inapropiada de hormona antidiurética también se booksmedicos.org observa con neoplasias malignas y a menudo con el carcinoma microcítico pulmonar (75% de los casos de SIAD que aparecen en neoplasias malignas); En sentido estricto, los pacientes con SIAD no son euvolémicos, pero tienen una expansión subclínica del volumen circulante por la retención de agua y cloruro de sodio inducida por AVP; los mecanismos de escape de vasopresina invocados por los incrementos sostenidos de AVP sirven para limitar el transporte en el túbulo distal renal, con lo que se conserva un estado de equilibrio moderadamente hipervolémico. La concentración sérica de ácido Access Provided by: úrico suele ser baja (< 4 mM/100 mL) en sujetos con SIAD, lo que es compatible con la supresión del transporte tubular proximal en el marco de un incremento del transporte de cloruro de sodio y agua en el túbulo distal; por el contrario, los individuos con hiponatremia hipovolémica suelen ser hiperuricémicos, por la activación compartida del transporte de cloruro de sodio y uratos en el túbulo proximal. Las causas frecuentes de SIAD incluyen neumopatías (neumonía, tuberculosis, derrame pleural y otras) y enfermedades del sistema nervioso central (SNC) (tumores, hemorragia subaracnoidea, meningitis y otras más). El síndrome de secreción inapropiada de hormona antidiurética también se observa con neoplasias malignas y a menudo con el carcinoma microcítico pulmonar (75% de los casos de SIAD que aparecen en neoplasias malignas); cerca del 10% de los enfermos con dicho tumor tendrá una concentración plasmática de sodio < 130 mM al ser atendidos por primera vez por el médico. La SIAD también es una complicación frecuente de algunos fármacos, muy a menudo los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (SSRI, selective serotonin reuptake inhibitors). Otros medicamentos potencian el efecto renal de AVP sin imponer efectos directos en los niveles de AVP circulatoria (cuadro 53–1). Consumo bajo de solutos e hiponatremia La hiponatremia surge en ocasiones en personas que ingieren cantidades muy bajas de solutos con los alimentos. De manera clásica, esto se observa en alcohólicos cuyo único nutrimento es la cerveza, de lo que se ha derivado la etiqueta diagnóstica de “potomanía por cerveza”; la cerveza tiene muy poca cantidad de proteína y sal y contiene solo 1 a 2 mM de sodio. El síndrome se ha descrito también en sujetos no alcohólicos con restricción importante de la ingestión de solutos por someterse a dietas con restricción de nutrimentos, como las vegetarianas extremas. En general, el cuadro inicial en sujetos con hiponatremia causada por el consumo bajo de solutos incluye osmolalidad muy baja en orina, de < 100 a 200 mOsm/kg de peso, con una concentración urinaria de Na+ de <10 a 20 mM. La anomalía fundamental es la ingestión insuficiente de solutos en los alimentos; la menor excreción urinaria de solutos limita la excreción de agua, al grado que después de una polidipsia relativamente pequeña surge hiponatremia. No se han señalado niveles de AVP en individuos con potomanía por cerveza, pero se espera que queden suprimidos o puedan suprimirse rápidamente con la hidratación con solución salina; ello concuerda con la corrección franca y rápida de la concentración plasmática de Na+ que puede observarse con la hidratación a base de soluciones salinas. La reanudación de la alimentación normal o la hidratación con solución salina corregirán el déficit causal de la excreción urinaria de solutos, de tal forma que los individuos con potomanía por cerveza suelen corregir su concentración plasmática de Na+ muy poco después de ser hospitalizados. Manifestaciones clínicas de la hiponatremia La hiponatremia induce turgencia celular generalizada, consecuencia del desplazamiento de agua en el sentido del gradiente osmótico, del ECF hipotónico al ICF. Las manifestaciones de la hiponatremia son predominantemente neurológicas, lo que refleja la aparición de edema cerebral dentro del cráneo rígido. La respuesta neurológica inicial a la hiponatremia aguda es un incremento de la presión intersticial, lo que ocasiona derivación de ECF y sus solutos y el paso de ellos del espacio intersticial al líquido cefalorraquídeo, para después llegar a la circulación general; lo anterior se acompaña de la salida de los principales iones intracelulares de las neuronas cerebrales, que son el de Na+, de K+ y Cl−. Aparece encefalopatía hiponatrémica aguda cuando estos mecanismos de regulación volumétrica son rebasados por la disminución rápida de la tonicidad, lo cual culmina en edema cerebral agudo. Las primeras manifestaciones son náusea, cefalea y vómito. Sin embargo, pueden surgir complicaciones graves a muy corto plazo, como actividad convulsiva, hernia del tronco del encéfalo, coma y muerte. Una complicación gravísima de la hiponatremia aguda es la insuficiencia respiratoria normocápnica o hipercápnica; la hipoxemia acompañante puede agravar el daño neurológico. La insuficiencia respiratoria normocápnica en este contexto por lo regular proviene del edema pulmonar neurógeno no cardiógeno con cifras normales de presión capilar pulmonar de enclavamiento. La hiponatremia sintomática aguda es una urgencia médica que surge en diversas situaciones específicas (cuadro 53–2). Las mujeres, en particular antes de la menopausia, tienen mayor probabilidad que los varones de padecer encefalopatía y secuelas neurológicas graves. La hiponatremia aguda a menudo tiene un componente yatrógeno, por ejemplo, cuando se administran soluciones IV hipotónicas a pacientes posoperados con incremento de la AVP circulante. La hiponatremia relacionada con el ejercicio, un problema clínico importante en los maratones y en otros deportes de resistencia, también se ha relacionado con incremento “no osmótico” de la AVP circulante y consumo excesivo de agua libre. Las drogas recreativas Molly y éxtasis, que contienen el mismo ingrediente activo (MDMA, 3, 4metilenedioximetilanfetamina), causan una inducción rápida y potente del mecanismo de la sed y de AVP, lo que ocasiona hiponatremia aguda grave. CUADRO 53–2 Causas de hiponatremia aguda Yatrógena Downloaded 202337 2:13 P Your IP is 200.87.91.69 Posoperatorias: premenopáusicas CAPÍTULO 53: Alteraciones de líquidos y electrolitos, David B. Mount ©2023 McGraw Hill. All Rights Reserved. • Privacy Policy • Notice • Accessibility Soluciones hipotónicas que incrementanTerms el nivelofdeUse vasopresina Irrigación con glicina: TURP, operaciones en útero Preparación para colonoscopia booksmedicos.org Page 11 / 35 de la AVP circulante. La hiponatremia relacionada con el ejercicio, un problema clínico importante en los maratones y en otros deportes de resistencia, también se ha relacionado con incremento “no osmótico” de la AVP circulante y consumo excesivo de agua libre. Las drogas recreativas Molly y éxtasis, que contienen el mismo ingrediente activo (MDMA, 3, 4metilenedioximetilanfetamina), causan una inducción rápida y potente del mecanismo de la Access Provided by: sed y de AVP, lo que ocasiona hiponatremia aguda grave. CUADRO 53–2 Causas de hiponatremia aguda Yatrógena Posoperatorias: premenopáusicas Soluciones hipotónicas que incrementan el nivel de vasopresina Irrigación con glicina: TURP, operaciones en útero Preparación para colonoscopia Administración reciente de tiazídicos Polidipsia Ingestión de MDMA (éxtasis, Molly) Cuadro inducido por ejercicio Multifactorial, como el uso de tiazídicos y la polidipsia MDMA, 3,4metilendioximetanfetamina; TURP, ablación transuretral de la próstata. La hiponatremia crónica persistente hace que salgan de las neuronas cerebrales osmolitos orgánicos (creatina, betaína, glutamato, mioinositol y taurina); dicha respuesta disminuye la osmolalidad intracelular y el gradiente osmótico y favorece la entrada de agua. Esta disminución del nivel de osmolitos intracelulares se completa en gran medida en 48 h, lapso que define clínicamente a la hiponatremia crónica; dicha definición cronológica asume importancia considerable en el tratamiento de la hiponatremia (véase adelante). La respuesta celular a la hiponatremia crónica no protege del todo a los enfermos de la aparición de síntomas que incluyen a veces vómito, náusea, confusión y convulsiones, por lo común cuando la concentración plasmática de sodio es < 125 mM. Incluso individuos que en opinión del médico no tienen síntomas, pueden manifestar defectos sutiles en la marcha y cognitivos, que se revierten cuando se corrige la hiponatremia; hay que destacar que la hiponatremia asintomática crónica agrava el peligro de caídas. La hiponatremia crónica también incrementa el riesgo de fracturas óseas, por la disminución neurológica acompañante y por el descenso de la densidad ósea vinculada con la hiponatremia. Por tanto, debe intentarse corregir la concentración plasmática de sodio en pacientes con hiponatremia crónica, incluso en ausencia de síntomas evidentes (véase Tratamiento de la hiponatremia, adelante). El tratamiento de la hiponatremia crónica es muy complicado por la asimetría de la respuesta celular a la corrección de la concentración plasmática de Na+. De manera es