Resumen del Tema 5 (PDF)
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Sagrado Corazón de Fuencarral
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Summary
This document provides a summary of the Spanish Restoration. It details the political and economic issues that affected Spain at the end of the 19th century, and how those issues led to the Restoration's downfall. The document also discusses the impact of the loss of Spanish colonies in 1898 and the emergence of other political movements during that period. It mentions significant figures like Joaquín Costa and Alfonso XIII. The document explains how the problems lead to the Spanish Civil war.
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A finales del siglo XIX, el sistema de la Restauración enfrentaba serios problemas que culminaron en su desaparición en 1923. El desastre de 1898, provocado por la derrota frente a Estados Unidos y la pérdida de las últimas colonias tras el Tratado de París, generó una fuerte conmoción en España. E...
A finales del siglo XIX, el sistema de la Restauración enfrentaba serios problemas que culminaron en su desaparición en 1923. El desastre de 1898, provocado por la derrota frente a Estados Unidos y la pérdida de las últimas colonias tras el Tratado de París, generó una fuerte conmoción en España. En un primer momento, este hecho no afectó significativamente ni a la política, que mantuvo el turnismo, ni a la economía, pues aunque se perdió comercio colonial, la repatriación de capitales permitió financiar bancos, industrias y obras públicas, (aunque generó algunas tensiones políticas). Sin embargo, las repercusiones sociales fueron notables, avivadas por los intelectuales de la Generación del 98 que influyeron en la opinión pública del país. España sufrió una crisis de identidad además era considerada una nación moribunda de segunda o tercera línea, y esto sumado al desprestigio del ejército, aceleró el fin de la Restauración. Surgió entonces el regeneracionismo, un movimiento liderado por Joaquín Costa que proponía reformas económicas y sociales para revitalizar el país, culpando de sus problemas a la clase política, el caciquismo y la oligarquía, y defendiendo la necesidad de un "cirujano de hierro" para renovar el sistema bajo el lema "escuela y despensa". Con la llegada de Alfonso XIII al trono en 1902, su participación activa en política, la fragmentación de partidos y su cercanía al ejército provocaron gran inestabilidad, culminando en su apoyo a la Dictadura de Primo de Rivera en 1923, lo que llevó al colapso de la monarquía. Durante el reinado de Alfonso XIII, surgió una fuerte oposición política. El republicanismo se diversificó con nuevos partidos, como el Partido Radical de Lerroux (1908) y el Partido Reformista de Melquíades Álvarez (1912). El socialismo también avanzó, logrando representación parlamentaria con el PSOE desde 1910. El sindicalismo obrero, liderado por la CNT fundada en 1910, apoyó el terrorismo y la huelga general revolucionaria. Los nacionalismos vasco y catalán ganaron fuerza, destacando la Lliga Regionalista, con representación parlamentaria desde 1901. Aunque el carlismo perdió protagonismo, seguía teniendo apoyo en áreas rurales del País Vasco y Navarra, influido por una Iglesia tradicional. Entre 1898 y 1912, España vivió un periodo de gran inestabilidad política, marcado por la fragmentación de los gobernantes y la falta de mayorías en las Cortes, lo que resultó en 9 elecciones y 27 gobiernos. Los partidos dinásticos, liderados por Antonio Maura (Conservador) y José Canalejas (Liberal), intentaron implementar reformas inspiradas en el regeneracionismo para modernizar el país. Durante el gobierno de Maura (1907-1909), destacaron medidas como la Ley de Reforma Electoral, que buscaba combatir el fraude mediante el voto obligatorio, y la creación del Instituto Nacional de Previsión, precursor de la Seguridad Social. Sin embargo, estas políticas se vieron interrumpidas por la Guerra de Marruecos y la Semana Trágica en Barcelona. España tenía intereses mineros en el Rif, donde en 1909 una rebelión bereber causó la muerte de seis obreros. En respuesta, el Gobierno de Maura envió más tropas a Marruecos, que fueron derrotadas en el Barranco del Lobo. Esto provocó protestas en Barcelona, culminando en la Semana Trágica, una insurrección violenta que el gobierno reprimió con dureza. La crisis llevó al rey a destituir a Maura y entregar el poder a los liberales, liderados por José Canalejas. Durante su mandato (1910-1912), Canalejas impulsó medidas regeneracionistas como la Ley del Candado (limitación de nuevas órdenes religiosas), la Ley de Reclutamiento (servicio militar obligatorio sin redención en metálico) y la Ley de Mancomunidades (1913), que permitió la creación de diputaciones provinciales con competencias limitadas. A partir de 1912, la desintegración del sistema de la Restauración se aceleró. Los partidos se dividieron en facciones enfrentadas, y los gobiernos de minoría fortalecieron a la oposición republicana, obrerista y nacionalista. Este descontento, junto con el problema colonial en Marruecos y el impacto de la Primera Guerra Mundial, desencadenó los sucesos revolucionarios de 1917. En el ámbito militar, el descontento por la inflación y las políticas de ascensos llevó a la creación de las Juntas Militares de Defensa en junio de 1917, que actuaron como "sindicatos" militares para exigir mejoras, logrando finalmente ser escuchadas. En julio de 1917, la Lliga Regionalista, los republicanos, el PSOE y los reformistas convocaron una Asamblea de Parlamentarios para exigir reformas, incluida la autonomía para Cataluña y la convocatoria de Cortes Constituyentes. El gobierno de Dato la consideró un golpe de Estado y la disolvió. Aunque los líderes fueron detenidos, no hubo consecuencias graves, ya que los militares no apoyaron la acción. En agosto de 1917, los sindicatos anarquistas y socialistas convocaron una huelga general indefinida debido a la crisis social, con altos precios, desempleo y malas condiciones laborales. La huelga comenzó en Valencia y se extendió por toda España. Ante el riesgo de una revolución, el Gobierno declaró el estado de guerra y utilizó la represión militar para sofocar la huelga. La inestabilidad de 1917 generó una grave crisis en el sistema, agravada por los problemas en Marruecos. Entre 1917 y 1923, los dos grandes partidos y el turno dinástico se descompusieron políticamente, con 10 cambios de gobierno en 5 años y el asesinato del presidente Eduardo Dato en 1921. El rey intentó formar gobiernos de concentración porque los partidos no podían gobernar solos. En lo social, el descontento creció por la crisis económica, con inflación y desempleo, lo que impulsó al sindicalismo. Los gobiernos respondieron con represión, usando medidas como el estado de guerra y la suspensión de garantías. En Andalucía, los conflictos campesinos del Trienio Bolchevique fueron influenciados por la miseria rural y la Revolución Rusa. En Cataluña, el anarquismo tuvo éxitos como la huelga de "La Canadiense", lo que llevó al auge del sindicalismo, el terrorismo y a que la patronal contratara pistoleros para eliminar líderes obreros, como en el caso del asesinato del Cardenal Soldevila en 1923. En Marruecos, las tensiones políticas complicaron la estabilidad del régimen. Destacó el Desastre de Annual (1921), donde las tropas españolas, mal armadas y dirigidas, fueron derrotadas por las tribus rifeñas. El Expediente Picasso reveló corrupción en el Ejército y vínculos con Alfonso XIII, lo que indignó a la opinión pública. La incapacidad del sistema para renovarse terminó en una solución militar. El 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado con apoyo del rey, triunfando sin resistencia.