Salud Sexual y Salud Reproductiva PDF

Summary

Este documento describe la salud sexual y reproductiva, destacando la importancia del bienestar físico, mental y social en la sexualidad. Se hace énfasis en la perspectiva de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), así como los derechos sexuales y la educación integral de la sexualidad.

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La Organización Mundial de la Salud (Gogna 1996, 80) define la salud reproductiva como “la condición en la cual se logra el proceso reproductivo en un estado de completo bienestar físico, mental y social, para la madre, el padre y los hijos e hijas, y no solamente en ausencia de enfermedad o trastor...

La Organización Mundial de la Salud (Gogna 1996, 80) define la salud reproductiva como “la condición en la cual se logra el proceso reproductivo en un estado de completo bienestar físico, mental y social, para la madre, el padre y los hijos e hijas, y no solamente en ausencia de enfermedad o trastornos de dicho proceso”.21 En cuanto a la salud sexual, la OMS plantea que esta se refiere al “completo bienestar físico y psicológico en el plano sexual y supone la integración de los aspectos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales de la sexualidad, de manera que se enriquezcan y estimulen la personalidad, la comunicación y el amor”. Las definiciones anteriores implican que la reproducción se realice con mínimos riesgos, que las personas puedan decidir sobre cuantos hijos o hijas quieren tener y en qué momento de sus vidas, así como también que puedan disfrutar de una sexualidad placentera y segura. Además, requiere que la mujer viva el embarazo y el parto de un modo seguro y que pueda regular su fertilidad de manera informada, junto con que el niño o la niña nazca saludable y alcance un crecimiento y desarrollo integro. Los dos principios fundamentales de la salud sexual y reproductiva son el desarrollo humano y la responsabilidad social. Dentro del primero, se pretende “promover y mantener una sexualidad sana, basada en conductas y estilos de vida saludables, así como en fuertes procesos educativos que hacen posible el desarrollo integral bio- psico- socio- cultural adecuado, asegurando el ejercicio de los derechos humanos y reproductivos en pro de mejores niveles de salud y de vida”. En relación con la responsabilidad social, se busca “la equidad y la igualdad entre hombres y mujeres, entre poblaciones urbanas y rurales, respetando las diferencias culturales, étnicas y de desarrollo”, específicamente, los de clase, género y generación. El Programa de Acción de El Cairo también incorporó el concepto de salud sexual como “una parte de la salud reproductiva que incluye el desarrollo sexual saludable, las relaciones responsables y de equidad, un estado libre de enfermedades, males, violencia y otras prácticas dañinas relacionadas a la sexualidad” (1994). Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud sexual como “un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud”. Asimismo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha definido la salud sexual como “la experiencia del proceso permanente de consecución de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad.” Ambos organismos consideran que, para que pueda lograrse y mantenerse la salud sexual, deben respetarse los derechos sexuales de todas las personas. En efecto, para lograrla, la OMS asegura que se requiere de un “enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener relaciones sexuales placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia (Plan Internacional, 2015)”. La sexualidad es una dimensión importante de la vida de niñas, niños y adolescentes, y uno de los elementos clave que les permitirá desarrollar su pleno potencial y su Proyecto de Vida (PdV) personal. Como indica Unfpa, “la salud sexual y reproductiva y el disfrute completo de los derechos son fundamentales para la transición de las adolescentes y los adolescentes a la adultez y son vitales para la identidad, la salud, el bienestar y su crecimiento personal y para desarrollar y alcanzar su potencial en la vida” (2013). En este sentido, la Educación Integral de la Sexualidad (EIS) es un derecho que debe ser garantizado por el Estado y abordado desde los diferentes espacios sociales: la familia, el barrio o la comunidad, la escuela y el colegio, los medios de comunicación y las organizaciones comunitarias, entre otros. La EIS busca, a su vez, garantizar los derechos sexuales y derechos reproductivos a través del acceso a la información y el desarrollo de habilidades para la vida, con el fin de promover relaciones basadas en la equidad, la igualdad y el respeto mutuo. Salud sexual: estado de bienestar físico, emocional, mental y social en todos los aspectos relacionados con la sexualidad; no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o debilidad. Componente de la salud a lo largo de todo el ciclo de vida de hombres y mujeres, de todas las condiciones y orientaciones sexuales. La salud sexual requiere de un enfoque respetuoso y positivo hacia la sexualidad y las elaciones sexuales, así como la posibilidad de tener relaciones sexuales placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Para poder alcanzar y mantener la salud sexual, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y satisfechos. de tener relaciones sexuales placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Salud reproductiva: estado de bienestar físico, emocional, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo, sus funciones y procesos. Incluye la atención en anticoncepción; control de embarazo, parto y puerperio; promoción de maternidades y paternidades responsables; prevención y tratamiento de ITS, incluido VIH; prevención y atención de violencia sexual y de genero; prevención y atención de cáncer genito-mamario, orientación y atención pre y post aborto; servicios de aborto dentro del marco legal vigente; atención de la infertilidad; y asesoramiento en temas de sexualidad. En consecuencia, la salud reproductiva implica la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, la capacidad de procrear y la libertad para decidir si hacerlo o no, cuando y con qué frecuencia. Esta última condición lleva implícito el derecho del hombre y la mujer a obtener información y de tener acceso a métodos seguros, efectivos, asequibles y aceptables de planificación de la familia a su elección, así como a otros métodos para la regulación de la fecundidad.

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