Manejo del Aula - Universidad de El Salvador PDF
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This document from the University of El Salvador explores the crucial role of the student-teacher relationship in the educational process. It emphasizes the importance of creating a supportive and engaging learning environment where students feel comfortable participating and expressing themselves actively. The document also discusses the significance of emotional engagement and how it can affect the learning experience, beyond just academic knowledge.
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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR FACULTAD MULTIDISCIPLINARIA DE OCCIDENTE DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES, FILOSOFÍA Y LETRAS SECCIÓN LETRAS Unidad 4: Manejo del aula 4.0 Relación docente – alumno Trata de un tema antiguo como la educación misma,...
UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR FACULTAD MULTIDISCIPLINARIA DE OCCIDENTE DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES, FILOSOFÍA Y LETRAS SECCIÓN LETRAS Unidad 4: Manejo del aula 4.0 Relación docente – alumno Trata de un tema antiguo como la educación misma, y que la misma naturaleza humana es relacional. Ya desde Platón, se hablaba en la literatura del hecho de que cada cual quiera alcanzar el conocimiento sobre cualquier argumento, solo lo puede lograr gracias al dialogo con un docente. ¿En qué consiste la relación docente-alumno? Consiste en el vínculo educativo y comunicacional de ambos actores, el cual nace gracias a la labor del docente de crear un ambiente didáctico, en donde se le dé la oportunidad a cada estudiante de expresarse y desenvolverse para el desarrollo de su aprendizaje. Por otro lado, dicho vínculo no solo implica enseñar o guiar a los alumnos en sus procesos de aprendizaje, sino que también contribuye al fortalecimiento de las aptitudes personales. Es decir, que la importancia de la relación docente-alumno, va mucho más allá de un vínculo educativo; debido a que para el alumnado habitualmente esa relación no se ve limitada solo a lo académico, incluso con los niños más pequeños es una relación principalmente afectiva antes que educativa. Importancia de la relación docente-alumno Ser docente implica tener conocimientos previos que se puedan transmitir de manera eficiente, es decir que se requiere de una preparación pedagógica previa, para poder garantizar a los alumnos una buena formación. Sin embargo, también se requiere de la formación social. El aprendizaje es un proceso cognitivo, pero también es un proceso en donde influyen en gran cantidad las emociones. Es por ello que podemos afirmar que la importancia de la relación docente-alumno se debe a que no solo consiste en un vínculo meramente académico. La relación entre ambos requiere que el Docente muestre entusiasmo en su clase, sepa comunicarse correctamente y que desarrolle la capacidad de sentir empatía. Así mismo que se interese por guiar a su alumnado en su proceso de aprendizaje, y se dedique a conocerlos, escuchándolos, entendiendo cómo se sienten, interpretando sus actitudes y cambios de ánimo. Todo esto con la finalidad de lograr a que los alumnos se sientan en confianza para que los docentes puedan ayudarlos en la toma de decisiones correctas para su vida. Es aquí donde radica la importancia de la relación docente-alumno, en lo que puede aportar un docente en la vida de los chicos, más allá de una formación académica. El comportamiento, actitud y expresiones utilizadas por un docente pueden impactar significativamente a su alumno por años e incluso para toda su vida en áreas como las relaciones interpersonales o su relación con la autoridad. Un profesor puede hacer que un alumno se apasione por una materia o descubra más de sus intereses, aunque también puede perjudicar su desarrollo personal y académico si no hace uso de los métodos apropiados o no tiene el tacto suficiente para lidiar con ciertas situaciones. La relación docente-alumno es importante para la producción de conocimiento y para los resultados de la institución. Docente y alumno son los dos extremos de la construcción del conocimiento en una sociedad. Por eso es tan importante que esta relación esté bien construida y permita al alumno ser el protagonista de su propio proceso de aprendizaje. Beneficios de una buena relación entre docente y alumno Las buenas conexiones en el contexto académico garantizan beneficios para la institución, el profesor y el estudiante. Vea algunas de las principales ventajas. Relación con la institución El docente representa a la institución, al fin y al cabo, es a través de él como el alumno se relaciona con la universidad. En este sentido, el docente desempeña un papel importante en la mejora de la imagen de la institución. Aprendizaje En la enseñanza superior, el docente tiene el papel de guiar al alumno en la construcción de su identidad. Más que transmitir contenidos, el profesor fomenta el pensamiento crítico, para que el alumno desarrolle su propia visión del mundo. Así, el proceso de aprendizaje va más allá de los conocimientos específicos del curso, sino que forma ciudadanos más conscientes y preparados para transformar el mundo. Esta buena relación interfiere directamente en el aprendizaje, ya que las emociones participan activamente en el desarrollo cognitivo del cerebro. Esto significa que sentirse bien en el aula facilita el aprendizaje y lo hace con calidad. Retención del estudiante Al igual que otras estrategias de retención de estudiantes, la relación con el docente es uno de los pilares para que el alumno permanezca en la institución. Experiencia del alumno Esta relación también contribuye a mejorar la experiencia del estudiante con la institución. Los pilares de la relación entre profesor y alumno Para establecer una buena relación entre profesor y alumno, conviene destacar algunos puntos que son la base de esta conexión. Diálogo El diálogo es esencial en cualquier relación. Sin un buen intercambio no es posible analizar ideas, intercambiar experiencias y puntos de vista. Es importante que docente y alumno hablen de igual a igual y que el diálogo estimule el razonamiento, instigando a los alumnos a ser protagonistas en la formación de nuevos conocimientos. Pertenencia En la formación de la identidad, el estudiante debe sentirse parte de la institución Así, la relación con el docente debe garantizar un sentimiento de pertenencia. Corresponde al docente comprender las motivaciones de cada alumno, proponer actividades y vías de aprendizaje que le integren con el resto de la clase. Confianza El alumno debe tener plena confianza en el docente. Para ello, es necesario romper la idea de que el docente "lo sabe todo" y crear una relación más estrecha. Cuando el alumno comprende que el docente también necesita estudiar y, al igual que él, está sujeto a errores, hay más confianza y colaboración. Al fin y al cabo, nadie es infalible. Ambiente agradable Un entorno agradable y acogedor también mejora la relación. El alumno debe sentirse cómodo para hacer preguntas, mostrar sus dudas y proponer nuevas actividades. Gestión de conflictos Por último, el docente debe ser capaz de hacer una buena gestión de conflictos, tratar con la diversidad de opiniones y posibles discusiones, siempre con inteligencia emocional y resolviendo propuestas. 4.1Disciplina preventiva y remedial (teoría del castigo y medios alternativos) Disciplina es tener el control de nuestros impulsos para dirigir conscientemente nuestra conducta cuidando de no afectar los derechos de los demás. Se refiere a una manera coordinada, ordenada y sistemática de hacer las cosas, de acuerdo a un método o código o alguna consideración del modo correcto de hacer las cosas. La disciplina escolar es el sistema de reglas, estrategias de comportamiento y castigos utilizados para controlar el comportamiento de los estudiantes y fomentar la autodisciplina. Los enfoques de la disciplina escolar van desde positivos (p. ej., mejoras en el clima escolar, uso de prácticas restaurativas) hasta punitivos (p. ej., suspensión, expulsión, castigo corporal). Factores que afectan la disciplina en la educación A continuación, algunos de los factores que pueden afectar la disciplina en la educación: Falta de motivación e interés: si los estudiantes no están motivados o no les interesa el contenido, es más probable que se comporten mal. Problemas emocionales o de comportamiento: los alumnos que tienen problemas como ansiedad, depresión o TDAH pueden tener dificultades para seguir las reglas y mantener la atención. Falta de habilidades sociales: algunos estudiantes no saben cómo interactuar con los demás de manera respetuosa y adecuada. Dificultades de aprendizaje: los estudiantes que tienen dificultad para aprender pueden frustrarse y actuar de manera inesperada. Actores que afectan la disciplina en el aula Falta de reglas claras y consistentes: si los estudiantes no saben qué se espera de ellos, es más probable que se comporten mal. Deficiencia de estructura y organización: un aula caótica y desorganizada puede ser indicio para la indisciplina. Relaciones negativas entre profesor y alumnos: si los alumnos no tienen una buena relación con su profesor, es más probable que se rebelen contra su autoridad. Falta de apoyo del personal escolar: si los profesores no tienen el apoyo de la administración y dirección, puede ser difícil mantener la disciplina. Disciplina Preventiva: Involucra la creación de un ambiente escolar positivo que prevenga problemas de conducta antes de que ocurran. Esto incluye establecer expectativas claras, fomentar relaciones positivas entre estudiantes y profesores, y promover un sentido de comunidad. Las medidas correctivas: Son acciones que tienen por objetivo facilitar el cambio de comportamiento de los estudiantes en relación a la convivencia escolar, de acuerdo a su edad y nivel de desarrollo, respetando su dignidad y sin vulnerar sus derechos. Significa que con cada amonestación se intenta corregir la conducta o insuficiencia. Esto se hace mediante una advertencia o, en su caso, mediante un plan de acción correctivo a seguir. El castigo como técnica de modificación de conducta El castigo es un tipo de técnica de modificación de conducta basada en el conductismo, concretamente en el condicionamiento operante, el cual se basa en que la realización de una conducta y su frecuencia está influenciada por las consecuencias que tenga dicha conducta. Si una conducta tiene como consecuencia la administración de algún tipo de reforzador deseado o la evitación o retirada de un estímulo aversivo la conducta se hará más frecuente, mientras que si en vez de ello la consecuencia es la aparición de estimulación aversiva o la retirada de estímulos reforzantes la conducta tenderá a disminuir. En el caso del castigo, estaríamos ante un tipo de procedimiento mediante el cual se pretende influir en la frecuencia de un comportamiento para provocar una disminución de ésta, o bien su completa eliminación. Existen dos tipos de castigo en función de si actúan mediante la administración de estímulos aversivos o la eliminación de una estimulación positiva: el castigo positivo y el castigo negativo respectivamente. En ambos casos el castigo debe aplicarse de manera contingente a la conducta a disminuir, de manera que pueda considerarse una consecuencia de la acción. El Castigo Positivo Es aquél en el que se aplica un estímulo aversivo para el sujeto ante la realización de una conducta determinada, haciendo del estímulo una consecuencia de su realización, con el fin de que el individuo disminuya la frecuencia o deje de realizar la conducta en cuestión. De este modo, el mecanismo básico del castigo positivo es presentar un estímulo desagradable cada vez que la persona haga la conducta no deseada. Se recomienda que se utilicen estimulaciones de forma coherente, de manera que a la conducta siempre le siga la consecuencia. La modificación de conducta se produce como manera por parte del sujeto de evitar o escapar a la estimulación aversiva. El castigo positivo es un procedimiento en el que se basan diversas técnicas, tales como el conjunto de terapias aversivas (eléctrica, olfativa, gustativa, táctil, auditiva, química o encubierta), la saciación como práctica masiva en diferentes trastornos adictivos, la sobre corrección o la pantalla facial. El Castigo Negativo El funcionamiento básico del castigo negativo se basa en la retirada de un estímulo deseado y reforzador por parte del sujeto ante la realización de una conducta concreta, de manera que el sujeto disminuya su frecuencia en prevención de dicha pérdida. 4.2 Coordinación de la experiencia educativa: Mala conducta en el aula Los problemas de conducta en la escuela, representan un reto diario para los docentes, ya que impactan tanto en el proceso de enseñanza-aprendizaje dentro del aula, como en otros ámbitos de la escuela. Aquellos comportamientos que obstaculizan la labor del docente en el aula, impidiendo el ritmo adecuado de la clase e interfiriendo en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Clasificación de problemas de conducta La clasificación de los problemas de conducta según el DSM-IV-TR es la siguiente (citando únicamente los excesos conductuales): Hiperactividad Conducta Disruptiva Negativismo Desafiante Conducta Violenta Las causas más frecuentes de las conductas disruptivas, aun sin ser exclusivas, son causas ambientales siendo determinantes en su origen y mantenimiento. Los factores familiares: padres sobreprotectores, permisivos, abandono o carencias afectivas, violencia, malos tratos, problemas psicopatológicos en los padres, código lingüístico restringido, bajo nivel cultural. Los factores sociales: clases sociales desfavorecidas, de privación ambiental, pandillismo, drogas. Y, en especial, los factores escolares: distancia entre intereses y capacidades del alumno y lo que se imparte, ambiente competitivo, rigidez, no atención a las necesidades educativas especiales. El fracaso escolar aparece como causa y efecto de las conductas disruptivas en el aula. Los factores clínicos, como por ejemplo las conductas disruptivas causadas por alumnos con TDHA son, en comparación, menos frecuentes que las originadas por causas ambientales como falta de normas explicitas o pautas educativas incorrectas. Así, tras los comportamientos disruptivos más que causas biológicas aparecen causas socioeducativas en forma de carencias emocionales, baja autoestima, o falta de habilidades sociales. Entre los tipos de conducta que pueden ser considerados como disruptivas existe una gran subjetividad ya que, algunos comportamientos pueden ser considerados disruptivos o no según la opinión de cada docente. La disrupción implica como mínimo dos protagonistas: el docente y el alumno y, la interpretación de cada uno de ellos no es siempre igual. Lo que para un docente es una conducta disruptiva, para un adolescente puede ser un acto llevado a cabo para satisfacer una necesidad y, por tanto, sin objetivo de molestar al docente. Técnicas individuales y grupales para manejar la disciplina y coordinar el aula. Las estrategias para manejo del aula, permiten tener distintas herramientas o métodos que establecen y facilitan las formas que tiene el docente de llevar a cabo procedimientos en la sala de clases, sobre todo, cuando el comportamiento de los alumnos/as afecta el desarrollo de la clase y el proceso de enseñanza aprendizaje. Es fundamental tener claro que, las sanciones sirven para detener ciertas conductas, no es suficiente para lograr un aprendizaje significativo, de hecho, las estrategias reactivas agravan las conductas problemas debido a que el docente dirige la mayor parte de su atención a las conductas inapropiadas, dejando de lado aquellas que son adecuadas en el aula. Por lo tanto, resulta importante utilizar otras herramientas y estrategias que fortalezcan comportamientos más adaptativos en el aula, como por ejemplo los refuerzos positivos. Manejar un grupo de alumnos no es tarea fácil. Sin embargo, la disciplina en el salón de clases desempeña un papel fundamental en dos aspectos: el funcionamiento de los procesos de enseñanza y aprendizaje, y en la relación alumno-docente. Por ello es importante que cuentes con estrategias que te ayuden a fomentar la disciplina, pero que al mismo tiempo contribuyan a establecer relaciones positivas con tus alumnos. Individuales Aprende a regular tus emociones. Enfrentar situaciones problemáticas dentro del salón de clases, inevitablemente surgen emociones que lo impulsan a reaccionar de determinada forma. Muchas de esas acciones, guiadas por las emociones, no son las adecuadas para detener el problema. Cuando ya se controlan las emociones, como el enojo o la ansiedad, es capaz de tomar acciones más efectivas y congruentes a la situación. Por lo tanto, uno de los primeros pasos para hacer frente a los problemas en el salón de clases es calmar la ansiedad y las respuestas reactivas impulsadas por una emoción negativa. De esta manera, se podrán establecer límites eficaces y actuar con confianza durante la clase. Destacar las conductas positivas de tus alumnos. Los docentes dirigen la atención a las conductas inapropiadas de los alumnos, y suelen pasar desapercibidos aquellos comportamientos positivos. Para que los alumnos identifiquen cuál es un comportamiento adecuado dentro es fundamental destacar sus conductas positivas. Esto ayudará a reforzar estas conductas e incrementarlas. Cuando esto suceda, evite el uso de frases como “Vaya, hasta que hiciste tu tarea”, “Ya era tiempo de que levantaras la mano para participar”, “Por fin te mantuviste quieto en tu lugar”. En vez de ello, usa frases como “Buen trabajo”, “Me gusta la forma en la que estás participando el día de hoy”, “Realizaste un buen trabajo en tu tarea”. Recuerda: Reconoce el buen comportamiento de tus alumnos. Aprende a negociar con tus alumnos. Cuando se genera el conflicto con alguno de los alumnos puede resultar beneficioso, en muchas ocasiones, llevar a cabo un proceso de negociación con ellos. Esto con el fin de hallar una solución aceptable por ambas partes. Por supuesto, debes estar dispuesto a escuchar al alumno y aceptar compromisos junto con él. Ayudarle a comprender que algunas cosas no son negociables, pero que pueden manejarse de distinta forma. Por ejemplo: “Terminar tu trabajo no es una opción, lo que si podemos elegir es qué actividad podemos hacer después de que cumplas con tu trabajo”. Además de contribuir a mantener el orden, esta herramienta te ayudará a mantener relaciones positivas con tus alumnos. Fomentar la horizontalidad de las relaciones. No cabe duda de que hay que dejar bien definida la autoridad del docente desde el principio, pero esto no quita que éste no deba escuchar lo que tienen que decir los alumnos. Un joven que siente que no se le tiene en cuenta y que no se escucha lo que tiene que decir es un joven enfadado, y con toda la razón del mundo. Un docente debe de ser capaz de transmitir a sus alumnos la sensación de que pueden contar con él para resolver sus problemas académicos y de que pueden transmitirle sus quejas sin temor a ser reprendidos por ello, y debe ser capaz de hacer esto sin que su autoridad se ponga en entredicho. Puede ser difícil, pero, al fin y al cabo, es la responsabilidad del maestro. Grupales Conocer el reglamento dentro del aula escolar. Las expectativas de conducta permiten guiar el comportamiento de los niños. Por esta razón, es importante que ellos conozcan y entiendan lo que se espera de ellos. Para ello, es imprescindible que desde el principio del año escolar conozcan el reglamento que guíe su conducta durante todo el año. Intercambiar ideas con ellos e invitarlos a participar en el conocimiento de estas normas, y las consecuencias que conllevará el quebrantarlas, marcará una diferencia con tus alumnos, ya que se sentirán involucrados y comprometidos con su comportamiento. Una recomendación es que estas reglas sean claras, concisas y se redacten de forma positiva. Sé consistente y constante. Son aspectos esenciales en la aplicación de consecuencias y normas en el salón de clases es la constancia y la consistencia. Es común que al comienzo de la aplicación de estas reglas seas firme y las emplees con regularidad. Sin embargo, con el tiempo dejamos de aplicar muchas de las técnicas que nos habíamos trazado, o somos inconstantes en su aplicación. Cuando esto sucede, los alumnos aprenden que sea cual sea el comportamiento que presenten, no existe una consecuencia clara, o si es que la hay no se aplica igual todas las veces, por tanto, aquellas conductas inapropiadas muy probablemente se repetirán una y otra vez. Si eres firme y consistente en la aplicación de las normas establecidas que enseñas a tus alumnos, ellos sabrán que hay consecuencias bien definidas para cualquier tipo de conducta. Recuerda ser consistente en la aplicación de consecuencias tanto para conductas inaceptables, como para aquellas deseables o positivas. Conoce a tus alumnos. Aprender los sus nombres, conocer sus habilidades, sus gustos, sus características y necesidades propias de la etapa de desarrollo en la que se encuentran. El tener este conocimiento facilitará la comunicación entre ustedes. Además, te ayudará a realizar actividades de aprendizaje adecuadas a su edad y que llamen su atención. Deja claro desde el principio cuál es el rol de cada uno. El docente es el docente y el alumno es el alumno. Podrán llevarse bien, pero el docente nunca debe olvidar cuál es su papel. Para ahondar en su carácter de educador y potenciar su autoridad, el docente debe evitar en todo momento el ‘colegueo’ (relación) con los alumnos, ya que ello podrá jugar en su contra si llega el momento de amonestar al alumno por alguna razón. Esto no significa que el docente no pueda charlar amigablemente con la clase, pero sí que nunca debe hacerse en calidad de amigo, como si se tratara de uno más del grupo. Papel deben jugar los padres La escuela es un espacio en el que los jóvenes deben aprender a funcionar y convivir en sociedad sin la ayuda de sus padres, y como tal, tiene una gran importancia en el seno de la sociedad. Sin embargo, implicar a los padres en el proceso educativo de sus hijos puede ser una buena idea, especialmente si se está ante un alumno conflictivo. Hacerles llegar las amonestaciones por escrito de su hijo o concertar citas con ellos hará que los padres estén al tanto de lo que ocurre en el colegio y de que se impliquen en su formación escolar. Fomentar las actividades colaborativas Para que todos los alumnos se sientan partícipes, se ayuden unos a otros y aprendan que, aunque tengan capacidades diferentes, todas son importantes. Es importante mencionar que cada estrategia que se aplique en el aula de clase dependerá de la edad, el grupo y las características individuales de los estudiantes. 4.3 Desarrollo de conductas adaptativas en los/as estudiantes y en el grupo: En la literatura científica, se define Conducta Adaptativa (Adaptive Behaviour Construct) al conjunto de habilidades conceptuales, sociales y prácticas que el individuo ha aprendido y que le permiten responder a las circunstancias de la vida diaria (Schalock, 1999; AAIDD, 2010). El concepto de conducta adaptativa se refiere al rendimiento en el desempeño de las actividades de la vida diaria requeridas para la autonomía personal y social (Sparrow, Cicchetti y Saulnier, 2016), con cuatro características fundamentales: 1. Está relacionada con la edad. La conducta adaptativa aumenta y se vuelve más compleja a medida que se crece. 2. Se valora en un contexto social determinado. Por esta razón no existe una definición absoluta de adaptación, sino que se define en función de los estándares y expectativas ambientales. 3. Es modificable. Puede empeorar o mejorar como resultado de intervenciones, cambios en el entorno del individuo, traumas o eventos emocionales o físicos; 4. Se define por el rendimiento manifiesto, no por la capacidad del individuo. La capacidad dedesempeñar una actividad es un elemento necesario, aunque no suficiente para que ésta se ponga en práctica. Es decir que, aspectos como la falta de motivación u otras limitaciones podrían impedir que las capacidades sean demostradas a través de hechos y comportamientos concretos. De esta manera, para la medición de la conducta adaptativa se considera el rendimiento real o práctico y no el potencial de la persona. Manejo de la frustración La frustración es la emoción que deriva de la impotencia, la rabia, la tristeza. Resulta de lo más compleja ya que convive con otras emociones y aparece cuando no somos capaces de gestionar una situación sobre la que teníamos ciertas expectativas, o cuando nos llevan la contraria y no queremos ceder ante las opiniones de la otra persona. Para aprender a gestionarla, debemos contar con recursos y estrategias, así como una base que nos permita solucionar esas situaciones, que si no se canalizan de forma adecuada pueden derivar en conflicto. La tolerancia a la frustración no solo es fundamental en el ámbito académico, donde los alumnos enfrentan desafíos constantes, sino que su relevancia se extiende a la vida cotidiana. En la escuela, esta habilidad contribuye al bienestar emocional de los estudiantes, fortalece sus aprendizajes y enriquece sus relaciones interpersonales. Fuera del aula, manejar adecuadamente la frustración es esencial para superar obstáculos y mantener una salud emocional sólida. ¿Cómo identificar una baja tolerancia a la frustración? Señales de una baja tolerancia a la frustración son: Irritabilidad o enojo frente a pequeños inconvenientes. Desmotivación rápida ante desafíos. Tendencia a rendirse fácilmente. Expresiones de desesperanza o negatividad recurrente. Dificultades para manejar críticas o retroalimentación constructiva. Reconocer estos signos es el primer paso para ayudar a los estudiantes a desarrollar mecanismos más efectivos para manejar sus emociones. ¿Cuándo es posible detectar la tolerancia a la frustración? Es crucial para los docentes estar alerta durante momentos de evaluación o cambios significativos en la rutina escolar, que pueden ser especialmente estresantes para los estudiantes. Por ejemplo, durante exámenes, presentaciones en clase o al iniciar nuevos proyectos grupales, los estudiantes pueden mostrar pistas sobre su capacidad para manejar el estrés y la frustración. Además, es importante prestar atención a cómo los estudiantes interactúan con sus compañeros y responden a los contratiempos cotidianos. Situaciones como recibir una calificación más baja de lo esperado o enfrentar dificultades en trabajos en equipo pueden desencadenar reacciones que revelan una baja tolerancia a la frustración. Autocontrol Según Ruiz Martín (2020) se trata de la función cognitiva que permite que inhibamos ciertas respuestas automáticas que se producen en nuestro organismo frente a una determinada situación. Esto, especialmente en las respuestas emocionales, pero también en las que hemos aprendido y automatizado (frenar ante el semáforo en rojo) o aquellas genéticamente programadas (voltearnos cuando escuchamos un ruido fuerte). Sin embargo, no solamente nos referimos a la capacidad de regular la experiencia y la forma en la que expresamos las emociones, hablamos de la facultad que tenemos para enfrentar y vencer ciertos impulsos motivacionales para que podamos valorar más la situación en la que nos encontramos. Así, intentamos que la respuesta que le damos a dicha situación sea lo más beneficiosa posible. Este es un constructo psicológico estrechamente ligado con otro que, seguro, nos resultará familiar, la autorregulación emocional. ¿La capacidad de autocontrol se encuentra relacionada al rendimiento académico? Estudios afirman que existe una correlación positiva entre el éxito académico y la capacidad de autocontrol. Incluso que esta puede ser un predictor de desempeño en el futuro (Ruiz, 2020). Es así, porque se ha detectado que la autodisciplina es mejor predictor del promedio de las calificaciones que otros aspectos como la inteligencia. Lo que demuestra que la capacidad de comprometerse con metas a largo plazo es fundamental para el éxito escolar (Gianessi, 2012). La misma autora afirma que el autocontrol se puede utilizar para cambiar los malos hábitos. Esto, a través de tomar conciencia del comportamiento habitual y, a la vez, aumentar el compromiso con las metas a largo plazo e imaginar soluciones a los problemas antes de que ocurran. La capacidad de autocontrol mejora con la edad. Así, conforme vamos creciendo, nos adaptamos de mejor manera al entorno, tendemos a respetar más las reglas o normas sociales y desarrollamos diferentes estrategias de autocontrol. En fin, crecemos y con ello se desarrollan ciertas áreas de nuestro cerebro que también tienen relación con esta función. Como bien sabemos, las funciones ejecutivas dependen de la corteza prefrontal. Dicha zona es de las últimas en madurar en el proceso del neuro desarrollo. En consecuencia, los niños y adolescentes pueden no contar con esta habilidad al momento, pero, como hemos visto, sí entrenarla. Como indica Gianessi (2012), un buen autocontrol predice muchos resultados adaptativos a largo plazo, incluida la aptitud física, la salud mental y el rendimiento escolar. La capacidad de autocontrol implica que lidiemos contra impulsos cognitivos y emocionales derivados de una situación concreta. Por lo tanto, decidir entre una cosa u otra puede ser complejo. No obstante, también debemos comprender que esta capacidad se puede desarrollar a temprana edad, en casa. Enseñar a nuestros niños que no siempre pueden obtener lo que quieren y que es imprescindible decidir con responsabilidad, es una pequeña consigna que ayudará a desarrollar estrategias de autocontrol que beneficien, a su vez, al aprendizaje. Resolución de problemas Los problemas, las discusiones y las tensiones dentro del aula son una situación que, en mayor o menor medida, pueden acabar deteriorando la convivencia escolar. Como docente o pedagogo, se debe estar preparado para saber cómo afrontarlos. Un conflicto escolar es una situación de desacuerdo, confrontación o disputa que ocurre dentro del contexto educativo. Este afecta a estudiantes, docentes, personal administrativo y, a veces, también a los padres o tutores. Estos conflictos pueden surgir por diversas razones y manifestarse de diferentes maneras, teniendo un impacto significativo en el ambiente escolar y en las relaciones interpersonales dentro de la comunidad educativa. ¿Cómo realizar una resolución de conflictos en el aula?: 5 fases A continuación, se ve cómo hacer frente a cualquier situación de conflicto o problema que podamos encontrarnos en un aula o centro escolar y qué procedimiento seguir para mediar y resolverlo eficazmente. En la búsqueda por mejorar la convivencia y el bienestar, es importante tener en cuenta estas 5 fases: Fase 1. Identificación del conflicto Ante la aparición de un problema, se debe saber reconocer e identificar sus causas. Si este se asemeja a otro que tuviera lugar antes, es importante que no usar los mismos mecanismos de solución de conflictos que no nos proporcionaron ningún resultado positivo y valorar otras opciones. Fase 2. Definición del problema Otro aspecto que hay que tener en cuenta es la definición y análisis del conflicto. Para ello, hay que estudiar detalladamente en qué consiste el problema, buscar los hechos y/o las acciones más relevantes y hacer una descripción concisa y clara de todo. Fase 3. Propuesta de soluciones y toma de decisiones Para alcanzar la resolución de un conflicto, es recomendable generar el mayor número posible de alternativas al problema. Después, deberemos valorarlas todas desde un punto de vista crítico y escoger una de ellas, la más efectiva, basándonos principalmente en 2 criterios: 1. Resultados positivos a corto, medio y largo plazo que obtendremos con motivo de su aplicación. 2. Posibilidades reales de llevarla a cabo. Fase 4. Aplicación Esta fase consiste en aplicar las estrategias de resolución de conflicto en el aula que consideramos que se adaptan mejor a la situación, previendo los pasos que se llevarán a cabo y los mecanismos de control que utilizaremos para valorar su eficacia. Fase 5. Valoración de resultados Finalmente, debemos evaluar los resultados que hemos obtenido a partir de la solución que hemos decidido aplicar. Si estos son favorables, podremos tener en cuenta esta alternativa de cara a otros conflictos que puedan surgir en un futuro y en los que sea necesario mediar. Si no lo son, debe retomar de nuevo el procedimiento a partir de la fase de investigación de soluciones. Estrategias de resolución de conflictos en el aula A continuación, se presenta una serie de estrategias de resolución de conflictos cuyo objetivo es fomentar la empatía, reflexión y cooperación entre los estudiantes. Estas técnicas están diseñadas para ser aplicadas en el aula y te serán útiles cuando te toque lidiar con ciertas situaciones. Intercambio de roles El docente presentará una situación de conflicto, ya sea real o imaginaria, con personajes que tienen características, sentimientos y opiniones definidas. Se pedirá a varios voluntarios que elijan un personaje para interpretar. Luego, algunos de estos voluntarios cambiarán su rol para interpretar la situación desde una perspectiva diferente. Los estudiantes que no participaron activamente en la interpretación observarán y analizarán quiénes mantuvieron su rol inicial y quiénes cambiaron, llegando a conclusiones comunes. Debate estructurado (Sí y No) El docente planteará una pregunta controversial a los estudiantes, quienes deberán responder con un “sí” o un “no”. Una vez seleccionados los bandos, cada grupo expondrá las razones detrás de su elección. Luego, se fomentará un debate entre ambos grupos para buscar puntos de encuentro y promover la flexibilidad en el razonamiento. El juego de las sillas cooperativas En esta variante del juego clásico, se colocan sillas en círculo. A medida que la música se detiene, se quita una silla en cada ronda, pero a diferencia del juego tradicional, el objetivo es que todos los participantes encuentren la manera de mantenerse sobre las sillas disponibles, cooperando entre ellos para lograrlo. Técnica del globo Esta técnica enseña a los estudiantes cómo calmarse y gestionar el estrés en situaciones de conflicto. El docente guiará a los estudiantes para que tomen una inspiración profunda como si estuvieran inflando un globo, elevando los brazos al hacerlo. Luego, exhalarán lentamente mientras bajan los brazos. Este ejercicio se repetirá varias veces y se discutirá su aplicación en situaciones de tensión. Consejos para la resolución de conflictos escolares Además de estrategias, un docente puede promover una gestión efectiva de los problemas en el aula a través de acciones, tales como: Mostrar a los alumnos que sus palabras y actos tienen consecuencias y, por tanto, deben asumir la responsabilidad. Esta conciencia fomenta un comportamiento más reflexivo y considerado. Inculcar en los estudiantes la empatía con el fin de cohesionar el grupo y mejorar la convivencia. Al ponerse en el lugar del otro, los alumnos pueden entender mejor las perspectivas ajenas y trabajar juntos en armonía. Utilizar la filosofía del ganar – ganar con la intención de buscar soluciones que satisfagan a todas las partes involucradas, evitar resentimientos y envidias, y promover la concordia y satisfacción común. Fomentar la escucha activa en los estudiantes para que comprendan todos los puntos de vista y lleguen a la mejor solución posible. Esta implica prestar atención, comprender, responder y recordar lo que se ha dicho. Enseñar a los estudiantes a gestionar las emociones intensas como la ira o la tristeza. El desarrollo de habilidades de autocontrol les ayuda a manejar sus sentimientos de manera constructiva, reducir las reacciones impulsivas y mejorar su bienestar emocional. Negociación La negociación es otra estrategia para la resolución asertiva de los conflictos, en la que se establecen acuerdos favorables para ambas partes. Existen algunos aspectos básicos en la negociación: 1. Tener claro el objetivo. 2. Tener una visión amplia de la situación y conocer el papel y la postura de las partes involucradas. 3. Conocer las causas del conflicto y obtener cualquier información que pueda ser relevante. Dentro del aula se diferencias dos tipos de negociación: colaborativa y competitiva, donde la primera debe primar sobre la segunda. Negociación colaborativa: en este tipo de negociación ambas partes buscan una solución satisfactoria para cada una de ellas. Algunos conflictos se resuelven por una simple mejora de la comunicación y a través de la corrección de malentendidos. En caso contrario, las partes intentan identificar el problema y crear la solución que tenga un coste mínimo o nulo para la parte que cede (Pérez, 2001). En ocasiones, para llegar a este entendimiento es necesaria la figura del mediador. Para entender la negociación colaborativa es necesario distinguir entre posiciones e intereses. Posición es aquello que cada parte reclama o quiere en una situación de conflicto. Mientras que interés es la preocupación o deseo que hay tras esa petición. Negociación competitiva: cada una de las partes enfrentadas compiten para conseguir la máxima ganancia posible sin tener en cuenta el coste que esto supone para la otra parte y su relación. Para ello, se utiliza el planteamiento de una demanda inicial que exceda de sobre manera las expectativas reales del negociador competitivo (Pérez, 2001). Actitud crítica y propositiva La filosofía es actitud crítica (Del gr. kritike, análisis, discernimiento), porque analiza, juzga, no acepta sin más lo dado (teorías, prejuicios). Una actitud crítica es una manera de comportarse, pensar y sentir. Consiste en tener la paciencia de observar los hechos reteniendo la emoción, y pensar las motivaciones y grupos de interés detrás de ellos. Asumir una actitud crítica implica abordar los discursos desde un punto de vista personal, desprejuiciado, tomando partido ideológicamente respecto al contenido. Actitud propositiva está dirigida hacia la acción, sin actuar en forma precipitada, sino que analiza, razona y con una evaluación crítica en relación a un problema, acerca de las acciones más viables toma sus decisiones. No se siente amenazada por propuestas contrarias a sus creencias. 4.4 Trabajo grupal cooperativo En el trabajo colaborativo la tarea se realiza de forma grupal y no individual, compartiendo los conocimientos, lo que enriquece a todo el grupo; y el objetivo, más que la propia productividad, es desarrollar el grupo y ganar en creatividad. Por otro lado, el Aprendizaje Colaborativo se basa en la interacción entre dos o más personas que trabajan en una tarea, permitiendo lograr una mejor asimilación de conceptos. Particularmente, este método es útil entre aquellos alumnos/as que son menos hábiles, ya que pueden reforzar sus conocimientos mejor de lo que ocurriría si trabajaran por su cuenta. El trabajo cooperativo se centra más en la figura del líder, donde cada miembro tiene asignada una parte proporcional del trabajo para alcanzar los objetivos deseados por el grupo. Es decir, cada miembro es responsable de la labor a realizar, trabajando todos ello por un objetivo común. Según la Asociación Americana de Psicología (APA), el Aprendizaje Cooperativo consiste en aprender en grupos pequeños. En este, se espera que cada estudiante contribuya aportando sus habilidades interpersonales e interactuando cara a cara con sus pares. Dentro de este abordaje, es común que se utilicen métodos como el aprendizaje basado en problemas, en el cual, se trata de plantear una pregunta o problema de interés e incentivar a los estudiantes a investigar más a fondo el tema, hasta hallar una solución. El trabajo en equipo es la labor que llevan a cabo un conjunto de personas, organizadas de una forma determinada (roles predeterminados y cierta jerarquía interna), y que tienen un objetivo común: la ejecución de un proyecto. El trabajo colaborativo es la labor que llevan a cabo un grupo de personas, en el que cada miembro aporta ideas, conocimientos y experiencias para la obtención de un objetivo común: la ejecución del proyecto. Aquí las responsabilidades, al igual que las iniciativas y el liderazgo, están compartidos entre todos. El trabajo cooperativo es la labor que llevan a cabo un grupo de personas, donde cada miembro tiene una tarea proporcional del proyecto asignada, y que tienen un objetivo común: la ejecución de un proyecto. El simple hecho de la colocación o disposición de las clases no implica que se esté trabajando de forma cooperativa. El trabajo cooperativo consiste en trabajar juntos para conseguir objetivos comunes. Por lo tanto, entendemos que con el trabajo cooperativo pretendemos alcanzar resultados provechosos para ellos mismos y para los demás. En definitiva, se trabaja en cooperativo cuando se emplea didácticamente grupos reducidos en los que los alumnos trabajan juntos para maximizar el propio aprendizaje y el de los demás. Es lo contrario al trabajo individual, individualista, competitivo y no integrador. Existen, según Johnson, tres tipos de grupos de aprendizaje: Grupos formales, informales y grupos bases. El estudio de grupo, aprende sobre su importancia El estudio es uno de los pilares fundamentales en el desarrollo académico y personal en los niños, adolescentes y adultos; además, el estudio académico grupal desarrolla habilidades y competencias entre los estudiantes, permitiendo formar conocimientos en diferentes temas. Por ende, los Docentes son los encargados de determinar qué tipo de métodos de estudio utilizar, ya sea el estudio en grupo, el individual o cualquier otro, siempre buscando el mayor beneficio para el alumno. ¿Qué es el estudio de grupo? El estudio en grupo ha tomado popularidad dentro las técnicas y estrategias de estudio de la educación primaria, secundaria y universidad debido a su efectividad a la hora de impartir enseñanzas de manera significativa. Además, esta forma de trabajo permite que los estudiantes desarrollen habilidades sociales y comunicativas entre sus compañeros, de modo que aumente su seguridad y su confianza hacia los demás, como también ayudan a generar apreciación por las ideas propias. El estudio de grupo es un proceso de interacción e influencia en el que intervienen de forma dinámica los miembros de un grupo para realizar actividades académicas. Además, el aprendizaje en grupo es una excelente estrategia de enseñanza, la cual debe ser implementada de forma correcta por el docente para sacar todas las ventajas del mismo, la cual no representa beneficios dentro del contexto escolar, sino también en el laboral para el futuro. Asimismo, el estudio grupal crea hábitos de expresión de sentimientos e ideas en los estudiantes. Por eso, todos los docentes deben organizar y fomentar este tipo de dinámicas que permitan a sus estudiantes formar hábitos de colaboración, por medio de su participación en las actividades de desarrollo pedagógico. Estudio del grupo: (Sociograma, escala de la distancia social). ¿Qué es un sociograma? Es una técnica que forma parte del campo de la sociometría, la cual está vinculada con la sociología y la psicología social. A la fecha, es considerada una de las mejores formas de medir las relaciones sociales en un grupo, por lo que se aplica frecuentemente en la educación y en la investigación social. Para conocer la estructura social del aula y así poder detectar con mayor facilidad los posibles problemas que puedan surgir en ella es importante poner en marcha varias de las herramientas que tenemos a mano para ello y no quedarnos solo con la observación directa. Para ello, es importante pasar un sociograma en distintas épocas a lo largo del curso. Se aconseja una a principio, otra a mitad de curso y otra a finales. ¿Para qué se utilizan los sociogramas? En los últimos años, el sociograma se utiliza principalmente en las aulas escolares. Los Docentes lo utilizan para reflejar gráficamente las relaciones y desacuerdos de sus alumnos, y luego utilizar la información adquirida para dirigir el proceso comunitario dentro del plan de estudios. 5 beneficios de los sociogramas Aplicar un sociograma puede traer múltiples beneficios en cualquier campo en el que se trabaje con diversos equipos. Algunos de los más importantes son: 1. Revela la estructura del grupo Un sociograma es una herramienta valiosa para hacer un seguimiento de la estructura organizacional de un equipo porque representa gráficamente todas las relaciones. Las estructuras dentro del grupo se hacen medibles gracias al sociograma y constituyen una valiosa base para mejorar el comportamiento social. 2. Muestra cómo se relacionan los miembros de un grupo Gracias al uso del sociograma se pueden revelar fácilmente las simpatías, los pequeños conflictos o incluso las antipatías pronunciadas. También se puede utilizar para resolver conflictos ocultos que antes no se percibían como tales. así como los perfiles en riesgo de bullying. 3. Ayuda a fortalecer equipos Los sociogramas también nos muestran qué miembros del equipo se llevan especialmente bien y quizás deberían trabajar en equipo más a menudo en el futuro. Esto permite conocer qué personas podrían incluso impulsarse mutuamente o quiénes pueden aún aprender algo de los demás. También puede dejar trabajar más estrechamente a las personas que impulsan óptimamente la productividad en esta combinación. 4. Sirve para identificar a los líderes El sociograma puede ayudar a identificar a los candidatos a líderes de equipo y arrojar luz sobre por qué los proyectos en equipo no producen los resultados esperados, así como sobre cómo diseñar alineaciones de equipo eficaces. Los sociogramas se utilizan a menudo en la industria para obtener conocimientos que pueden ayudar a crear prácticas de contacto más eficaces, aumentar la participación exitosa de los participantes en las iniciativas y promover una cultura organizacional de creatividad. ¿Cómo diseñar un sociograma? A continuación, te presentaremos cómo diseñar un sociograma paso a paso: 1. Convoca a los participantes En primer lugar, considera quién debe incluirse en el sociograma. ¿Se trata de todo el grupo, de miembros individuales, o incluso deben incluirse en el gráfico personas que no forman parte directamente del equipo pero que tienen influencia en él? De no estar seguro, entonces piense primero en lo que quiere conseguir exactamente con el sociograma. Esto determinará a quiénes puedes incluir en él. 2. Traza el diagrama inicial Se debe empezar por hacer un diagrama sencillo que muestre los nombres de los colegas dentro de círculos que funcionarán como nodos y luego traza líneas que ilustren las interacciones conocidas entre cada uno. Esto debería mostrar a los individuos que dependen mucho de otros en el trabajo, mientras que otros están bastante aislados. 3. Incluye la frecuencia de contacto Añadir más información indicando la frecuencia de contacto entre los individuos. Las líneas gruesas pueden indicar una fuerte interacción entre dos colegas, por ejemplo, trabajar juntos en determinadas tareas o intercambiar información a diario. Las líneas negras finas pueden indicar una colaboración ocasional algunas veces por semana, mientras que las líneas discontinuas pueden indicar que los individuos rara vez trabajan juntos. 4. Identifica conflictos Se puede añadir otra capa de complejidad indicando el tipo de relación que tienen las personas. En cualquier organización, siempre habrá personas a las que no les guste trabajar con determinados individuos. Se puede captar esto añadiendo líneas rojas. 5. Determina la intensidad Finalmente, se puede intentar medir el grado de conexión de los individuos, así como el grado de agrado o desagrado de cada uno y así tener una idea de la salud general de la red del grupo calificando con números del 1 al 5 que se añaden a las líneas. Escala de la distancia social La Escala de Bogardus es una escala que se encarga de medir los diferentes grados de cercanía, calidez, hostilidad, indiferencia o intimidad de las personas hacia los miembros de diversos grupos sociales, étnicos o raciales. Fue desarrollada por Emory Bogardus en 1924. Es una de las escalas de actitud psicológica más antiguas que aún están en uso. Debido a su naturaleza unidimensional, los prejuicios o la falta de ellos hacia una sola comunidad o grupo pueden ser medidos en un momento dado. La escala de Bogardus se aplica a través de preguntas a un encuestado para conocer sus sentimientos o su grado más cercano de intimidad hacia el miembro de un grupo en cuestión. Se asigna una puntuación de 1 a cada opción, preguntando al individuo cuál es el grado de intimidad más cercano que estaría dispuesto a admitir, las preguntas se establecen de la siguiente manera: 1. ¿Estarías dispuesto a casarte con un miembro de este grupo? (1.0) 2. ¿Estarías dispuesto a tener a un miembro de este grupo como un amigo íntimo? (2.0) 3. ¿Estarías dispuesto a tener a un miembro de este grupo como vecino? (3.0) 4. ¿Estarías dispuesto a tener a un miembro de este grupo como compañero de trabajo? (4.0) 5. ¿Estarías dispuesto a tener un miembro de este grupo como ciudadano de tu país? (5.0) 6. ¿Estarías dispuesto a que un miembro de este grupo visitara tu país como extranjero? (6.0) 7. ¿Estarías dispuesto a que un miembro de este grupo fuera excluido de tu país de alguna manera? (7.0) Técnica de manejo de grupos Un docente disciplinado, que tiene diseñado un plan de clase, que maneja contenidos y didáctica del aprendizaje de manera estructurada y con la capacidad de reflexionar y flexibilizar sus métodos de enseñanza, en definitiva, contribuirá con el dominio de grupo que logre en el aula. Los estudiantes responden a lo observable, desde sus contextos. Por este motivo, es relevante considerar la preparación del docente para enfrentar los desafíos de las nuevas generaciones que, al tener tanta información, requieren no solo más motivación para aprender, sino también tener un docente capaz de cautivar y leer su necesidad educativa. Bajo esta lógica, a continuación, presentaremos 4 estrategias para conseguir el dominio del grupo en el aula. Conocer a cada estudiante. En lo posible en su contexto familiar, visitarlos en casa, hablar con los padres, no solo por alguna falta, sino también para felicitarlos. Esto genera un vínculo virtuoso con la familia y el niño o niña sentirá que es importante para el docente y la escuela, generando motivación para asistir a clases e incluso poner más atención. Clases dinámicas. Utilizar metodologías activas, donde aprender haciendo se convierte en lo fundamental. Esto genera protagonismo del aprendizaje en los estudiantes. Tutores o líderes positivos. Siempre hay estudiantes que tienen mayor facilidad para captar o aprender en clase y generalmente son los que terminan antes las tareas o actividades. Por lo tanto, cuando tenemos un grupo curso numeroso, estos líderes o tutores pueden contribuir positivamente con el docente al tener la responsabilidad de apoyar a sus compañeros, por ejemplo, a terminar una tarea, explicándoles los pasos para culminar una actividad. Esto genera autoconocimiento, empatía, solidaridad. Garantizar un ambiente adecuado. La sala de clases es el espacio donde los estudiantes más tiempo pasan en la escuela por lo tanto es necesario crear un entorno de aprendizaje agradable, motivador, confortable y lo más estimulante posible. Esto facilita una mejor atención en el aula. Motivación y emoción en el aula La motivación es el motor de la conducta. Un proceso neurobiológico, cognitivo y emocional que nos impulsa a poner en acción un patrón de respuestas para realizar una tarea. Está estrechamente vinculado con el aprendizaje. 4.5 Un alumno motivado es un alumno competente es el que se pone como meta dominar la tarea y valora sus competencias de acuerdo al esfuerzo que ha puesto en ellas. Su motivación, por lo tanto, es intrínseca; atribuye el éxito a su esfuerzo. Esto le mueve a seguir aprendiendo y su autoestima se va fortaleciendo. Y, además, reflexiona sobre sus estrategias y métodos para aprender, lo que le permite decidir cambiarlas para mejorar su rendimiento. Se suele denominar intrínseca a aquella motivación que existe en ausencia de refuerzos externos, mientras que se ha denominado motivación extrínseca a la motivación que depende de recompensas observables. Generalmente se asume que la motivación intrínseca es inherentemente mejor que la extrínseca. En cuanto al rendimiento escolar, las investigaciones apoyan lo que el sentido común sugiere, ya que la evidencia indica que una motivación intrínseca afecta positivamente el rendimiento, mientras que los niños con motivación extrínseca (refuerzos, premios) tienden a mostrar un rendimiento más pobre (ver por ejemplo Valas y Sovik, 1993; Eskeles, Fleming y Gottfried, 1994). Es fundamental que el Docente trabaje las emociones positivas en sus alumnos. También que potencie en ellos una actitud activa y responsable ante el estudio; que les guíe en este proceso de aprendizaje y recompense siempre el esfuerzo. Ya hemos visto que el refuerzo externo también interviene en la motivación. Además, es fundamental que las tareas que presenta al estudiante sean acordes con su nivel de competencias e intereses. Las expectativas de fracaso o la frustración desalientan al alumno. 4.6 Expectativa y actitudes maestras/os y del alumno/as. Las expectativas de los docentes hacia sus estudiantes están presentes en todos los niveles educativos, en estudiantes sin y con Necesidades Educativas Especiales (NEE), en ambientes rurales o urbanos, en estratos socioeconómicos bajos, medios y altos. Echeverría, López Zafra (2011) afirman que las creencias de los docentes impactan de manera radical la actitud de sus estudiantes dentro del aula, éstas se evidencian en el trato distinto a los educandos influenciando su desempeño académico. Las expectativas docentes en relación al desempeño de los estudiantes son un factor de éxito o fracaso en el rendimiento escolar. Las expectativas docentes influyen en dos dimensiones: la formación personal, la cual contempla las relaciones interpersonales como la motivación, autoestima y las intrapersonales como comportamiento y convivencia social; la de desempeño y futuros logros que se refiere al ámbito académico mencionado anteriormente. La suma de las dos dimensiones constituye un proceso de formación integral en los estudiantes. El rol de las actitudes del profesor La palabra actitud es definida dentro del cuadro de la psicología social como una preparación subjetiva o mental en la acción. Él define los comportamientos aparentes y observables, así como las convicciones humanas. Las actitudes determinan lo que cada individuo verá, entenderá, pensará y verá. Ellas nacen de las experiencias y no se tornan automáticamente de conductas rutinarias. Actitud significa la tendencia individual dominante para reaccionar favorablemente o desfavorablemente frente a un objeto (persona o grupo de personas, instituciones o eventos). La actitud de un docente se basa principalmente en la disposición frente a determinadas situaciones, aunque existen también otros factores. Elementos como el entusiasmo, la inventiva, la predisposición a ayudar y el conocimiento del contenido, juegan un rol muy importante en el rendimiento de la clase. ACTITUDES POSITIVAS. Tener una actitud positiva y centrarse en las necesidades individuales de los alumnos resulta, por lo general, muy complicado, sobre todo, cuando a la mayoría de los docentes se les exige determinadas metas de superación, exámenes y puntajes específicos en su rendimiento. Por esta razón, un buen educador es aquel que cree que todos los alumnos pueden aprender, que comprende el propósito del sistema educativo y que se enfoca en los estudiantes, no solamente en los números o en las exigencias con las que deba cumplir. Actividades de Respeto. La autoestima puede sentirse ofendida cuando ésta debe exponerse a situaciones, donde los demás pueden darse cuenta de nuestra falta de conocimiento, a veces imprescindibles, sobre un tema o asunto determinado. El respeto hacia la persona, a sus creencias, ideologías, ignorancia, favorecen el aprendizaje. El facilitador que respete a sus participantes frente a las diferencias que pueden surgir, generará actitudes de diálogo, comprensión, acuerdo, pero nunca de imposición. Actitud de Confianza. La confianza debe ser recíproca. Es un dar y recibir. Los adultos suelen estar atentos para determinar si en los contactos personales con el facilitador y demás integrantes del grupo reina un ambiente de confianza. ACTITUDES NEGATIVAS. Actitudes Paternalistas. Los facilitadores paternalistas son aquellos que generan dependencia en sus participantes. Aseguran conocer las características de las personas adultas, sin embargo, tratan a los mismos como si se dirigieran a niños, que no pueden razonar ni entender. Orientan y aconsejan de tal manera que dichas orientaciones se convierten en “imposiciones”. Actitudes Discriminatorias. El facilitador puede tener tendencias a acercarse o a rehusar personas por su condición social, étnica, ideológica, etc. La discriminación puede ser manifestada de diferentes maneras: Prestando menor atención al participante que necesita más apoyo; adoptando una posición burlona hacia el lenguaje, costumbres, creencias del participante. Además, generando actitudes proteccionistas y compasivas sobre personas específicas o apoyando sin reserva a algún miembro del grupo, por manifestar éste ciertas afinidades políticas o ideológicas. Actitudes Sexistas. Estas actitudes tienden a priorizar la jerarquización del género en perjuicio de la concepción global de la persona. Ridiculizar a un sexo en específico, hombre o mujer, mediante bromas o chistes; cuando se tiene la creencia que a la mujer le servirá de poco su aprendizaje porque más bien lo ve como un entrenamiento, entre otros. Actitudes respecto al Estudio de Enseñanza-Aprendizaje. Los estilos de aprendizaje hacen referencia a las maneras o formas de cómo los participantes aprenden. Los mismos estarán condicionados por rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos. La actitud del alumno frente al aprendizaje representa la forma en que actúa el estudiante en el aula de clases, es decir, representa la voluntad y el interés de progresar durante el proceso en el que adquiere nuevos conocimientos. Cabe destacar que el aprendizaje de una información, concepto o materia dependerá de la actitud del alumno frente a ella, por lo que, si se generan actitudes negativas, la relación enseñanza-aprendizaje, se dará sin una respuesta satisfactoria por parte de los elementos que participan, los cuales son el docente y el alumno. Comprendemos además por actitud del alumno frente al aprendizaje, a las conductas que vienen dadas por los estados emocionales que varían de acuerdo a la madurez y las experiencias de cada persona. Por ende, tendremos que un estudiante que enfrenta situaciones incómodas en su vida quizás tenga actitudes poco favorables y esto dificultará su relación con el aprendizaje y con el proceso educativo. Por otro lado, hay que resaltar que los estudiantes también aprenden actitudes desde pequeños, y en ese caso también hay un efecto que puede generar acciones pasivas o activas que influyen tanto en la interacción con otros estudiantes como con su educación, la asimilación de contenidos y el comportamiento que puedan tener no solo en el aula, sino en su vida en general. Tipos de actitudes del alumno frente al aprendizaje Las actitudes en clases no son estáticas y se modifican de acuerdo a las experiencias del estudiante, al menos eso lo vimos y hablamos anteriormente. En ese contexto, tenemos dos tipos de comportamientos que pueden surgir durante la etapa estudiantil: La actitud activa y positiva Es la visión verdadera del estudio con una positiva actitud del alumno frente al aprendizaje. Por lo tanto, se asume a la educación como una oportunidad de crecimiento personal. En esos casos, el estudiante se convierte en crítico de la información suministrada, de la misma forma que cuestiona, pregunta, compara, analiza, demuestra, construye conceptos, y se convierte en investigador para ser partícipe de su formación. Por otro lado, comparte sus experiencias de aprendizaje, sus ideas y conceptos generados. Actúa en el aula de clases como un mediador entre el docente y sus compañeros, teniendo el deseo de que los demás puedan ser parte del proceso evolutivo y de desarrollo. La actitud pasiva negativa Esta representa una dificultad que se relaciona con factores negativos individuales, por ende, la actitud del alumno frente al aprendizaje será caracterizada por la desmotivación, falta de concentración, desorganización, ansiedad ante algún examen o evaluación, problemas de memoria, falta de autoestima y deficientes hábitos de estudio. Tenemos, por ejemplo, que algunas de las actitudes asumidas por los alumnos en el proceso de aprendizaje de materias como la matemática están orientadas hacia el rechazo, la negación, frustración, aburrimiento, entre otras, que funcionan como barreras que impiden en gran medida que pueda asumir conceptos y entenderlos a cabalidad. Asimismo, se les complica poder realizar ejercicios o prácticas que les ayuden a mejorar por el miedo al fracaso y el autosaboteo. 4.7 Metodología educativa Una metodología educativa es el “conjunto de estrategias, procedimientos y acciones organizadas y planificadas por el profesorado, de manera consciente y reflexiva, con la finalidad de posibilitar el aprendizaje del alumnado y el logro de los objetivos planteados”. Dicho de otro modo, es la manera en la que docentes y pedagogos piensan, diseñan y organizan sus clases, apoyándose en diferentes técnicas y herramientas, para conseguir que sus estudiantes asimilen los contenidos, alcancen los objetivos curriculares y desarrollen las competencias que se establecen para cada nivel educativo. La metodología educativa es la clave para motivar a los estudiantes y ayudarles a aprender. Tipos de metodologías educativas Hoy en día, es posible diferenciar 2 tipos de metodologías educativas en el aula: Metodologías tradicionales Son aquellas en las que existe una diferencia muy marcada de roles entre el docente y el estudiante. El primero expone sus conocimientos como experto en la materia (papel activo), mientras el segundo se limita a recibir la información, tomar apuntes, realizar preguntas o expresar alguna duda puntualmente y memorizar los contenidos (papel pasivo). Entre las metodologías educativas tradicionales más comunes, se encuentran: Clases o lecciones magistrales Prácticas de laboratorio Tutorías o apoyo técnico Resolución de ejercicios Aprendizaje por repetición Trabajo individual o en grupo en el que el docente establece el tema y los estudiantes le presentan el resultado después de haberlo realizado por su cuenta. Metodologías innovadoras en educación El estudiante pasa a tener un mayor protagonismo, ser más activo y autónomo en su propio proceso de enseñanza-aprendizaje mediante su participación en actividades y discusiones en clase. Entretanto, la misión principal del docente es orientar y ejercer de coordinador. Asimismo, estas metodologías educativas dan una mayor prioridad al desarrollo de capacidades útiles y que se pueden aplicar en el día a día, tanto dentro como fuera del aula, en detrimento de la memorización de conceptos. Algunas de las metodologías innovadoras más conocidas son: Aprendizaje basado en proyectos Robótica educativa Aprendizaje cooperativo y colaborativo Flipped classroom o aula invertida Trabajo por ámbitos Gamificación educativa Consejos para elegir la metodología educativa adecuada No existe una metodología educativa mejor que otra, pero sí más eficaz en función del contexto y las características del conjunto de la clase. Todo es cuestión de ver cuál se adapta de una manera óptima a las circunstancias o, incluso, es posible combinarlas entre ellas hasta dar con la técnica de aprendizaje ideal, no hace falta decantarse solo por una. algunas preguntas que pueden servir de ayuda a la hora de valorar la más adecuada para tu aula: ¿Qué objetivos quieres alcanzar? ¿De qué herramientas analógicas o digitales y recursos didácticos dispones? ¿Se trata de un grupo homogéneo o es, más bien, heterogéneo, es decir, tienes estudiantes con distintas capacidades? ¿Cómo quieres evaluar el aprendizaje? Además de todo esto, no hay que olvidar que el trabajo, el esfuerzo y la dedicación por parte del equipo docente también juegan un papel importante. Solo así la puesta en marcha y el éxito de una metodología educativa están garantizados. 4.7 Técnicas de motivación (introducción motivante, selección y uso de materiales según edad, uso de reforzamiento y retroalimentación, formación, formación del auto concepto, fortalecimiento de la autoestima, etc.) Introducción motivante Es una estrategia grupal que permite indagar u obtener información acerca de lo que un grupo conoce de un tema determinado. Se parte de una pregunta central. Participación oral o escrita. Debe existir un mediador (moderador). Se puede utilizar conjuntamente con otras estrategias gráficas. Selección y uso de materiales según la edad Para que un material didáctico resulte eficaz en el logro de unos aprendizajes, no basta con que se trate de un "buen material", ni tampoco es necesario que sea un material de última tecnología. Cuando seleccionamos recursos educativos para utilizar en nuestra labor docente, además de su calidad objetiva hemos de considerar en qué medida sus características específicas (contenidos, actividades, tutorización…) están en consonancia con determinados aspectos curriculares de nuestro contexto educativo: - Los objetivos educativos que pretendemos lograr. Hemos de considerar en qué medida el material nos puede ayudar a ello. - Los contenidos que se van a tratar utilizando el material, que deben estar en sintonía con los contenidos de la asignatura que estamos trabajando con los alumnos. - Las características de los estudiantes que los utilizarán: capacidades, estilos cognitivos, intereses, conocimientos previos, experiencia y habilidades requeridas para el uso de estos materiales. Todo material didáctico requiere que sus usuarios tengan unos determinados prerrequisitos. - Las características del contexto (físico, curricular...) en el que se desarrolla la docencia y donde pensamos emplear el material didáctico que estamos seleccionando. Tal vez un contexto muy desfavorable puede aconsejar no utilizar un material, por bueno que éste sea; por ejemplo, si se trata de un programa multimedia y hay pocos ordenadores o el mantenimiento del aula informática es deficiente. - Las estrategias didácticas se pueden diseñar considerando la utilización del material. Estas estrategias contemplan: la secuenciación de los contenidos, el conjunto de actividades que se pueden proponer a los estudiantes, la metodología asociada a cada una, los recursos educativos que se pueden emplear, etc. Así, la selección de los materiales a utilizar con los estudiantes siempre se realizará contextualizada en el marco del diseño de una intervención educativa concreta, considerando todos estos aspectos y teniendo en cuenta los elementos curriculares particulares que inciden. La cuidadosa revisión de las posibles formas de utilización del material permitirá diseñar actividades de aprendizaje y metodologías didácticas eficientes que aseguren la eficacia en el logro de los aprendizajes previstos. Uso de reforzamiento y retroalimentación La retroalimentación expresa opiniones, juicios fundados sobre el proceso de aprendizaje, con los aciertos y errores, fortalezas y debilidades de los estudiantes. Durante el proceso de retroalimentación, la intervención del docente es fundamental. La retroalimentación implica proporcionar a los alumnos información sobre sus respuestas, mientras que el refuerzo afecta la tendencia a dar una respuesta específica nuevamente. La retroalimentación puede ser positiva, negativa o neutral; el refuerzo es positivo (aumenta la respuesta) o negativo (disminuye la respuesta). Formación del autoconcepto El autoconcepto es un término utilizado en psicología para referirse a la imagen que una persona tiene de sí misma, es decir, a la percepción que tiene sobre sus características, habilidades, valores, La manera en que nos vemos a nosotros mismos y a nuestras habilidades es lo que podríamos llamar el «autoconcepto». Depende de los hábitos, comportamientos y acciones en general que el alumno desarrolla como respuesta a los estímulos del contexto social. Fortalecimiento de la autoestima. En el proceso de fortalecer la autoestima, están conectados otra serie de términos que también deben ser conocidos y trabajados. A continuación, te explicamos algunos de los pasos por los que una persona debe pasar para conseguir una buena autoestima y en consecuencia, sentirse bien con uno mismo. Autoconocimiento: Conocerse a sí mismo es fundamental, saber cuáles son nuestras virtudes, nuestros defectos, que nos gusta, que nos desagrada, que situaciones sobrellevamos mejor y cuales peor. Este proceso no es fácil, lleva tiempo, sobre todo en determinadas etapas de la vida en la que nos sentimos perdidos. Ahora sí, este autorreflexión nos ayudará no sólo a aceptarnos sino a marcar mejor nuestras metas personales. Autoconcepto: Es la imagen que tiene una persona sobre sí misma. Esta percepción es un conjunto de ideas que consideramos que nos definen de aspectos como nuestras capacidades o las características de nuestra personalidad. Este concepto se ve muy influido por las interacciones que tenemos con otras personas a lo largo de nuestra vida. Autoevaluación: Esto implica hacer un análisis de nuestras acciones, de lo que hacemos bien y, por lo contrario, de lo que hacemos mal. Esta fase es muy importante para lograr una evolución en nuestra persona y ser capaces de aprender de nosotros mismos y de nuestros errores para mejorar. Autoaceptación: Esta fase implica ser consciente de nuestros puntos fuertes y débiles, es decir, de nuestros defectos y nuestras virtudes. Y no sólo ser conscientes de esto, sino también aceptarlo. Autorespeto: Para alcanzar la plenitud es importante el respeto propio y darle el valor a nuestra independencia y autonomía. El auto respeto es la manera en la que nos tratamos a nosotros mismos, como, por ejemplo, reconociendo nuestro valor, controlando la autoexigencia que a veces nos imponemos, no permitiendo que otras personas nos traten de manera incorrecta, etc. Autoestima: Como hemos dicho, la autoestima se rige por grados, puede ser alta o baja y a través de este proceso de trabajo personal puede ir progresando con el tiempo hasta sentirnos a gusto con uno mismo.