La Restauración en España: Historia PDF

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Este documento trata sobre la Restauración en España, centrándose en figuras clave como Antonio Cánovas y los acontecimientos que llevaron a la monarquía. Se analiza la política, los movimientos sociales y los desafíos que enfrentó el país. Explica además las consecuencias de la Guerra Mundial.

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7. La Restauración en España 7.1. La restauración borbónica El fin de la I República en España será también violento cuando en 1874 el general Martínez Campos dé un golpe de Estado y restituya la monarquía en la figura de Alfonso XII, hijo de la depuesta Isabel II. Esta restauración ya se venía ge...

7. La Restauración en España 7.1. La restauración borbónica El fin de la I República en España será también violento cuando en 1874 el general Martínez Campos dé un golpe de Estado y restituya la monarquía en la figura de Alfonso XII, hijo de la depuesta Isabel II. Esta restauración ya se venía gestando desde hacía tiempo gracias a la iniciativa del político Antonio Cánovas, quien consiguió el apoyo de la burguesía y del ejército para el nuevo monarca. Cánovas tenía más o menos planificada una vuelta pacífica de la monarquía y había redactado el manifiesto de Sandhurst, por el que el monarca se presentaba a sus súbditos con promesas de libertad y democracia; sin embargo, el golpe de Estado de diciembre de 1874, pocos días después de que se hiciera público el manifiesto, adelantó los planes. Parecía que todo iba bien hasta que el rey murió de forma repentina en 1885. Al ser su heredero, Alfonso XIII, menor de edad, muchos sectores del gobierno consideraron que la regencia de su mujer, María Cristina, no aguantaría las presiones políticas, sin embargo, lo hizo, y en 1902 Alfonso XIII subirá al trono. El sistema político ideado por Cánovas se basaba en dos pilares: a.​ La Constitución: aprobada en 1876 tenía un corte moderado y flexible para que cualquier partido que gobernase pudiera hacerlo sin tener que cambiarla. Se recogen una gran cantidad de derechos, la soberanía compartida entre el monarca y las Cortes, un sufragio por determinar (por el partido que gobernase en ese momento) de tipo restringido o universal. b.​ La alternancia de partidos: conocida como el turno pacífico entre el Partido Conservador (liderado por Cánovas) y el Partido liberal (a cuyo frente se situaba Sagasta). Cuando un partido llevaba mucho tiempo en el gobierno, el rey encargaba formar gobierno al líder de la oposición y se convocaban elecciones, que eran amañadas (pucherazo) para conseguir el resultado deseado. Era habitual recurrir a voto de personas que habían fallecido o el de los llamados “cuneros”, personas que votaban en circunscripciones que no les correspondían. Otra táctica habitual era la presión sobre los votantes a través de los caciques. Este nuevo gobierno monárquico tendrá que hacer frente a una serie de problemas, como la oposición, el movimiento obrero, los nacionalismos, etc., que estudiaremos a continuación. La oposición Muchos de los partidos políticos que habían quedado fuera del juego del turnismo (republicanos, carlistas, etc.) no aceptaron la situación de buen grado. Los carlistas iniciaron una nueva guerra (en tiempos de Alfonso XII) en la zona de Cataluña, aunque fueron rápidamente reprimidos por el ejército. El movimiento obrero La Constitución de 1876 abrió la puerta a los derechos de los trabajadores con el reconocimiento del derecho de reunión y, unos años más tarde, con la aprobación de la Ley de Asociaciones de 1887. El nuevo socialismo de Pablo Iglesias se extendió rápidamente entre los obreros con la fundación de UGT (Unión General de Trabajadores) en 1888. Por otro lado, los partidarios del anarquismo fundarán la FTRE (Federación de Trabajadores de la Región Española) para defender sus derechos. Los regionalismos y nacionalismos La Constitución establecía un sistema de centralismo político que no fue bien recibido por algunos sectores sociales. El nacionalismo catalán aprovechó el momento para reivindicar su idioma como lengua oficial, así como una serie de prerrogativas autonómicas. En el caso del País Vasco, Sabino Arana fundará en 1897 el PNV (Partido Nacionalista Vasco) que cobrará una gran importancia a partir de este momento. El nacionalismo gallego, aunque con menos fuerza, también comenzará a mostrar cierta actividad en este momento. El “desastre del 98” El año 1898 está marcado en la Historia de España como uno de los más nefastos. El proceso de independencia de las colonias ya se había iniciado con anterioridad, pero será en este año cuando España pierda definitivamente las pocas colonias que aún conservaba. Unos años antes, en 1895 y 1896, los rebeldes de las colonias de Cuba y Filipinas desafiarán el dominio español con el apoyo de Estados Unidos. La potencia americana, consciente de la debilidad de España y de la enorme oportunidad que se le presentaba, declaró la guerra al país peninsular, muy consciente de su superioridad militar. La guerra se desarrolló de forma rápida y cruel para España. La flota quedará destruida y las cifras de muertos superaban los 50.000 hombres. España se verá obligada a firmar el Tratado de París de 1898 por el que reconocía la independencia de Filipinas, Cuba y Puerto Rico. Además de las enormes pérdidas humanas, militares y económicas que supuso el año 1898, hemos de sumar las consecuencias morales, ya que la pérdida de las últimas colonias supuso una grave crisis de identidad, en un país que llevaba teniendo la hegemonía mundial desde prácticamente el siglo XV. Surgirá entonces un movimiento intelectual conocido como el regeneracionismo que buscaba el renacer de la nación a través de la lucha contra la corrupción y la solución de los principales problemas del Estado. 7.2. El reinado de Alfonso XIII Alfonso XIII quiso continuar con el sistema canovista que había restituido a su padre en el trono y que, por el momento, estaba consiguiendo una cierta tranquilidad política en España, a pesar de que la situación general apuntaba a un desastre. Hasta 1917 se mantuvo la alternancia entre los dos partidos ahora liderados por Antonio Maura, en el Conservador, y José Canalejas, en el Liberal. El principal problema que ahora sobrevolaba la política española era otro territorio extra peninsular: Marruecos. Según el Tratado de Algeciras de 1906, Marruecos fue dividido en dos zonas de influencia: la española y la francesa. Cuando España trató de ocupar su protectorado, los habitantes de la región del Rif se levantaron en armas, lo que obligó a enviar a los reservistas (cuerpos militares formados por obreros y campesinos que ya tenían una cierta edad y eran padres de familia), lo que originó graves disturbios en la ciudad de Barcelona, puerto desde el que embarcaban hacia África. A lo largo de una semana, la Semana Trágica, se sucedieron los enfrentamientos violentos con la policía, hasta que el gobierno de Maura impuso el orden con una durísima represión. La crisis general seguía latente y en 1917 se produjo un nuevo episodio. Los militares, muy descontentos tras las últimas humillaciones, elevaron su tono reivindicativo exigiendo salarios más altos y una carrera de ascensos por antigüedad. Por otro lado, los grupos de la izquierda convocaron una huelga general en agosto, que tuvo un seguimiento mucho más elevado del esperado y que puso al gobierno contra las cuerdas. Esta situación obligó a llevar a cabo gobiernos de concentración integrados por políticos de todos los partidos. Eran gobiernos que no duraban prácticamente nada en el poder. Los problemas siguieron aumentando, tanto en el interior como en el exterior del país. En el interior, se intensificó la manifestación de la población ante la grave crisis económica que se vivía desde el fin de la I Guerra mundial. En el exterior, se produjo el desastre de El Annual, en el contexto de la guerra de Marruecos, en el que murieron 10.000 soldados. La situación se volvió insostenible hasta que el 13 de septiembre de 1923 el general Primo de Rivera llevó a cabo un golpe de Estado, implantando una dictadura con el beneplácito del monarca. 7.3. La dictadura de Primo de Rivera La primera dictadura militar en España fue mucho más importante de lo que a priori parece, puesto que sentó las bases de la que, unos años más tarde, implantará el general Francisco Franco tras su victoria en la guerra civil. Podemos hablar de dos etapas: a.​ Directorio militar (1923 – 1925): Primo de Rivera derogó la constitución, las Cortes e impuso una dictadura militar basada en el partido único y la represión. Un éxito del periodo fue la victoria sobre las tropas marroquíes tras el desembarco de Alhucemas en 1925. b.​ Directorio civil (1925 – 1930): el dictador decidió prescindir de una gran cantidad de militares en el gobierno para dar paso a burócratas, tratando de mejorar la situación económica del país. Las medidas impuestas por el régimen resultaron inútiles para paliar una crisis económica que se volvía cada vez más grave. En 1930, el dictador, sin contar ya con el favor del monarca, decidió abdicar y retirarse. Alfonso XIII trató de volver al sistema parlamentario entregando el poder a los militares Berenguer, primero, y Aznar, después, aunque sin éxito. La figura del monarca había quedado profundamente dañada por su apoyo a Primo de Rivera y, en las elecciones de 1931, los partidos republicanos consiguieron un enorme éxito en las ciudades. Superado por la situación, el rey decide abandonar el país y el 14 de abril se proclama la II República. 8. La Primera Guerra Mundial 8.1. Las causas del conflicto El estallido de la I Guerra Mundial no se debe exclusivamente a los acontecimientos de 1914, ya que estos fueron solamente la chispa de una situación que se venía volviendo insostenible desde mucho tiempo atrás. Algunas de las causas de la guerra son: a.​ Rivalidades políticas: existían numerosos problemas y enfrentamientos entre algunas de las grandes potencias europeas. Francia reclamaba a Alemania las regiones mineras de Alsacia y Lorena. Italia y Austria-Hungría se disputaban los territorios de Istria y Trento. Además, encontramos conflictos derivados de los nacionalismos, como los del imperio austrohúngaro (una entidad política inmensa pero inestable debido a la existencia de una gran cantidad de nacionalidades cuyo espíritu de independencia empezaba a aflorar). Por último, podemos hablar también de conflictos coloniales entre algunas potencias. b.​ Rivalidades económicas: desde los inicios del imperialismo, todas las potencias europeas recelaban unas de las otras, lo que provocaba situaciones de mucho estrés debido a políticas proteccionistas y a la influencia sobre los mercados internacionales. c.​ Las alianzas: encontramos dos: por un lado los imperios centrales (Alemania, Austria-Hungría y Turquía), y por otro, los aliados o Entente (Francia, Rusia, Reino Unido y Serbia, a los que más tarde se unirán Estados Unidos e Italia). El desencadenante A pesar de que ya hemos comentado que la situación de tensión en Europa era latente, existía una “calma armada” a la espera de que en algún momento sucediera algo que iniciara las hostilidades. Ese punto de origen lo podemos encontrar en el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero del imperio austrohúngaro en Sarajevo, en 1914, por un estudiante de origen serbio. En el momento en el que esto sucedió, el imperio declaró la guerra a Serbia y esta recibió el apoyo de Rusia iniciándose todo el sistema de alianzas que llevaba años gestándose. 8.2. El desarrollo de la guerra Los contemporáneos llamaron a la I Guerra Mundial con el término de “La Gran Guerra”, por la enorme diferencia que existía con los conflictos anteriores. La principal diferencia era la extensión territorial que afectó a la práctica totalidad del globo, ya que no solo se enfrentaban las potencias europeas, sino también sus imperios coloniales. Por otro lado, encontramos el uso de nuevas armas que provocaron una cantidad de víctimas infinitamente superior a la de otras guerras. Podemos hablar también de nuevas tácticas como la guerra de trincheras o la guerra psicológica. La I Guerra Mundial también tendrá influencia sobre la economía de los países, ya que muchos de ellos llevaron a cabo la llamada economía de guerra, según la cual, la mayor parte del proceso productivo del país se destinaba al conflicto. A nivel social, podemos hablar de hambrunas y miseria de la población civil y de la creciente incorporación de la mujer al trabajo (para sustituir a los hombres que se encontraban en el conflicto). La Guerra de Movimientos (1914) El inicio de la guerra fue fulgurante, afectando tanto al frente oriental como al occidental. Alemania trató de conseguir una rápida victoria sobre Francia, tratando de cerrar este frente lo antes posible y poder enviar las tropas a Rusia. Francia resistió contra todo pronóstico en la batalla del Marne y el avance ruso por Prusia obligará a Alemania a enviar tropas. A mediados de año Turquía entrará en la guerra apoyando a los imperios centrales. La Guerra de Posiciones (1915 – 1916) Las potencias, ante la evidencia de no poder conseguir una victoria rápida, optan por construir líneas de trincheras a lo largo de los frentes desde las que se van lanzando ofensivas para desgastar al enemigo (encontramos ejemplos en las batallas de Verdún o Somme). El final de la contienda (1917 – 1918) Estados Unidos decide entrar en el conflicto, mientras que la revolución socialista que estalla en el país obliga a Rusia a abandonar, firmando la paz de Brest-Litovsk. En 1918 los aliados deciden llevar a cabo una ofensiva. 8.3. La Paz y la Sociedad de Naciones En 1919 se firma la Paz de París poniendo fin a la Guerra Mundial. Los vencidos firmarán una paz que les obligará a reducir al mínimo su ejército, entregar territorios a las potencias vencedoras y pagar una gran cantidad de dinero en concepto de reparaciones de guerra. Uno de los tratados a destacar es el de Versalles, que regulaba la paz entre Alemania y los aliados. El país teutón tuvo que devolver las regiones de Alsacia y Lorena a Francia, entregar todas sus colonias y pagar una ingente cantidad de dinero. En 1919, a propuesta del presidente estadounidense Woodrow Wilson y sus catorce puntos se crea la Sociedad de Naciones, como organización cuyo objetivo era el de garantizar la paz y que no volviera a sucederse un conflicto igual. 8.4. Las consecuencias Es muy difícil hacer un balance de las nefastas consecuencias que la I Guerra Mundial tuvo para todos los países que participaron en ella. En cuanto a la demografía, se calcula que el número de muertos ascendió a 9 millones, mientras que el de heridos y mutilados casi lo triplica. En lo referente a la economía, el conflicto destruyó una gran cantidad de campos de cultivo, industrias, infraestructuras de transporte y edificios, agrandando aún más la brecha social en los países. Una consecuencia positiva, como ya hemos comentado, fue la incorporación de la mujer al trabajo fuera del hogar, produciéndose un importantísimo cambio en la mentalidad de la época. Las duras condiciones impuestas en los tratados de paz llevarán a un sentimiento de revancha entre los vencidos, especialmente en Alemania, que será uno de los causantes de la II Guerra Mundial. Por último, la Gran Guerra sirvió para desplazar a Europa de la hegemonía mundial, que ahora pasará a estar detentada por Estados Unidos.

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