Calisto, de Ovidio (En Metamorfosis) PDF
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El texto narra la historia de Calisto, una ninfa que se enamora de Júpiter y es castigada por la diosa Diana.
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“Calisto”, de Ovidio (En Metamorfosis) Hubo una vez en la tierra un gran incendio producido por culpa de un joven audaz y terco. Los bosques quedaron ennegrecidos, los ríos sucios, el césped raleado. Ante este desorden, Júpiter, el padre todopoderoso,...
“Calisto”, de Ovidio (En Metamorfosis) Hubo una vez en la tierra un gran incendio producido por culpa de un joven audaz y terco. Los bosques quedaron ennegrecidos, los ríos sucios, el césped raleado. Ante este desorden, Júpiter, el padre todopoderoso, dirigía su mirada a cada rincón; pero destinaba sus más solícitos cuidados a su amada Arcadia. Restableció en ella las fuentes y los ríos que aún no se atrevían a correr, dio pasto a la tierra y hojas a los árboles, y ordenó que las selvas destruidas reverdecieran. Durante sus constantes idas y venidas, se enamoró de una ninfa de Nonacris, y la pasión penetró y ardió bajo sus huesos. La bella ninfa se llamaba Calisto. Como era una fiel seguidora de Diana, la diosa del bosque, Calisto había prometido no amar a ningún hombre. Estaba entregada a la caza y a la vida salvaje y no se preocupaba por peinar sus cabellos ni decorar sus prendas. Apenas sujetaba con un broche su vestido y con una cinta su cabellera descuidada. Así, ni bien tomaba en sus manos una jabalina o el arco, ya era soldado de Diana. Con esas armas honraba a la diosa cazadora de los bosques, persiguiendo a las presas. Era, entre todas las ninfas, la más protegida por la Trivia y su más frecuente compañera; pero ningún privilegio es duradero. El sol estaba bien alto en el cielo cuando Calisto entró en un bosque espeso que nadie había talado jamás. Destensó el arco y se tendió en el suelo cubierto de hierba para descansar. Júpiter, a pesar de que estaba casado con la diosa Juno, era un dios con el corazón inquieto. Siempre estaba conquistando con los más ingeniosos y variados engaños a las jóvenes más hermosas. Cuando Júpiter vio a Calisto cansada y sin que nadie la acompañara en esa espesura, tomó la figura y las prendas de Diana, se hizo presente y le dijo: “Doncella que formas parte de mi cortejo, ¿en qué bosques has estado cazando?” Viendo a la diosa que adoraba, Calisto la saludó con veneración y comenzó a relatarle sus mejore3s cacerías. Júpiter conversó hasta verla totalmente confiada y luego se transformó nuevamente en sí mismo. Ante a sorpresa de la ninfa, la besó. Esto le resultó impropio a Calisto, pero no pudo escapar del amor del dios supremo. Luego de este encuentro, mucho tiempo le llevó a Calisto acercarse nuevamente a Diana, pues temía que se tratara de Júpiter disfrazado nuevamente. Cuando lo logró, sin embargo, ya no volvió a caminar al lado de la diosa como antes, ni a ser la primera en darle ofrenda. Al contrario, permanecía callada y culpable, porque estaba esperando un hijo de Júpiter. Finalmente, una noche en que Diana y las ninfas se bañaban en un manantial, Calisto fue invitada a bañarse con el grupo. Ella trató de evitarlo para que no se dieran cuenta de su embarazo, pero Diana le ordenó entrar al agua. Al darse cuenta de lo que Calisto ocultaba, la diosa entendió que la ninfa había traicionado la promesa que había hecho como fiel seguidora suya. Le dijo, entonces: “Vete lejos de aquí”. Y Calisto tuvo que huir. Ya hacía tiempo que Juno se había enterado de los amoríos de Júpiter con la pobre Calisto, y había decidido postergar su venganza, hasta el momento oportuno. Al saber que Calisto había dado a luz a un niño sano y fuerte al que había llamado Arcas, sintió que su paciencia había llegado al límite y se dirigió a la ninfa: “No quedarás impune, porque te voy a quitar esa figura por la que le gustas a mi marido”. Dijo esto y, agarrando a Calisto de los cabellos, la tendió boca abajo en la tierra. Suplicante, la ninfa tendía sus brazos, pero la diosa no cedió, y en los brazos de Calisto comenzó a crecer un negro pelo, sus maños se curvaron y se prolongaron en garras, su boca fue tornándose en un ancho hocico. Y para que sus plegarias no pudieran doblegar ningún corazón, Juno la privó de la capacidad de hablar. De su ronca garganta salía una voz colérica y amenazadora. Calisto fue, así una temible osa; pero sus sentimientos quedaron intactos. Sin poder articular palabra y queriendo expresar su angustia, levantaba la ninfa sus patas con las garras al cielo y gemía dolorosamente mientras pensaba que Júpiter era realmente ingrato. Por las noches temía ir a dormir sola a la selva oscura y, entonces, pasaba por delante de su antigua casa, sabiendo que no podía volver. La antigua cazadora debía cuidarse, ahora de no ser cazada. Y aunque ella misma era una osa por fuera, temía en su interior a los osos y a los lobos y a todas las fieras. Pasaron así muchos años. Arcas cumplió 15, sin saber qué había sido del destino de su madre y deseando siempre haberla conocido. Un día, cuando estaba el muchacho eligiendo el lugar apropiado para cazar en el monte Erimanto, fue visto por su madre. Conmovida por esta aparición, Calisto no pudo contenerse y se acercó a su hijo. Ignorante de la identidad de la osa, Arcas se asustó y se dispuso a atravesarle el pecho con su mortífera lanza. Júpiter, que veía lo que estaba sucediendo, impidió el crimen. Con su poder ilimitado envió un torbellino que arrancó a madre e hijo de la tierra, los transportó por el espacio y los depositó en el firmamento. Allí, Calisto y Arcas se transformaron en dos constelaciones de estrellas brillantes. Por eso, por la noche, desde aquellos remotos tiempos, brillan en el cielo la Osa Mayor y el Guardián de la Osa, la una junto al otro para siempre. Arcadia: región ubicada en el Peloponeso central. Juno: diosa esposa de Júpiter. Personifica la Según esta versión, Júpiter habría nacido en Arcadia y por femineidad y protege a las mujeres y a la maternidad. eso se preocupa especialmente por ese lugar. Nonacris: localidad de Arcadia. Trivia: otro de los nombres de la diosa Diana.