Quemaduras en Pediatría

El tratamiento inicial para una quemadura debe comenzar en el lugar donde ocurrió el accidente.

Enfriar el área quemada con agua durante 10 minutos limita el daño y mejora la cicatrización.

La temperatura del agua para el enfriamiento no debe ser inferior a 8°C y nunca se debe aplicar hielo.

Retirar la ropa quemada, excepto si está fuertemente adherida, y las joyas.

El compromiso de las vías respiratorias, la insuficiencia respiratoria o la circulación inadecuada son condiciones que amenazan la vida y requieren atención inmediata.

El pediatra de Urgencias juega un papel crucial en determinar la prioridad del manejo del paciente quemado.

El triángulo de evaluación pediátrica (TEP) y el ABCDE son herramientas para evaluar rápidamente al paciente quemado.

La obstrucción de las vías aéreas es la principal causa de muerte en la primera hora después de una quemadura. Se necesita atención inmediata si hay compromiso respiratorio.

Solución que se recomienda usar en el líquido de mantenimiento para niños con quemaduras de segundo grado menores al 2% de la superficie corporal.

Este porcentaje de quemaduras de tercer grado en niños requiere atención especializada en la unidad de quemados.

Se deben eliminar las ampollas grandes en las quemaduras, aunque existe controversia sobre la eliminación de ampollas pequeñas.

Se recomienda el uso de apósitos biosintéticos o sulfadiazina de plata para el tratamiento tópico de las quemaduras.

La fórmula de Parkland es el método de cálculo de la cantidad de líquido necesario para la rehidratación de los pacientes con quemaduras.

El tratamiento para las quemaduras que afectan cara, manos, pies, genitales, perineo o articulaciones principales debe ser en la unidad de quemados.

Este tipo de quemaduras necesitan atención inmediata en la unidad de quemados.

Este tipo de quemaduras se consideran leves y se pueden tratar con cuidados locales.

La fórmula de Galveston es una guía para calcular los requerimientos de líquidos en pacientes quemados, se basa en la superficie corporal quemada (SCQ) y la superficie corporal total (SCT). Se divide en dos partes: 5000 ml/m2 de SCQ + 2000 ml/m2 de SCT. La primera mitad se administra en las primeras 8 horas y la segunda mitad en las siguientes 16 horas.

La diuresis es la cantidad de orina que se produce cada hora, es un indicador importante para evaluar la reposición de líquidos en pacientes quemados. Se debe mantener entre 1-2 ml/kg/h en niños mayores de 30 kg. Si la diuresis es menor a 1 ml/kg/h, puede indicar deshidratación y se debe aumentar la cantidad de líquidos administrados.

El Ringer lactato es el líquido intravenoso de elección para la reanimación y mantenimiento de pacientes quemados durante las primeras 24 horas. Se administra por vía intravenosa para reponer los líquidos perdidos y mantener la estabilidad hemodinámica, que es la estabilidad de la presión arterial y el ritmo cardíaco.

La estabilidad hemodinámica se refiere a la estabilidad de la presión arterial y el ritmo cardíaco, se evalúa mediante la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la temperatura corporal y el estado de conciencia. Es fundamental mantener la estabilidad hemodinámica en pacientes quemados para evitar complicaciones.

Los analgésicos son medicamentos que se utilizan para aliviar el dolor, son esenciales para el manejo del dolor en pacientes quemados. Se pueden administrar por vía intravenosa o subcutánea. Algunos analgésicos comunes son la morfina, la meperidina y el fentanilo.

La intubación es un procedimiento que consiste en introducir un tubo en la tráquea, se realiza cuando el paciente tiene dificultad para respirar. La intubación es un procedimiento complejo que debe ser realizado por personal capacitado.

El manejo de las complicaciones es crucial en pacientes quemados, entre las complicaciones más comunes se encuentran las infecciones, la deshidratación y el shock. Para prevenir complicaciones, es importante mantener la higiene, controlar los líquidos y la presión arterial y detectar precozmente signos de infección.