Tema 4. Grandes Síndromes Geriátricos (48H) PDF

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This document covers various geriatric syndromes and their characteristics, including immobility, pressure ulcers, instability and falls, urinary and fecal incontinence, constipation, and malnutrition. It provides an overview of prevention and treatment strategies for these conditions, important for professionals in the care of elderly patients.

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Tema 4. Grandes síndromes geriátricos. Índice Introducción 7. Insomnio 1. Síndrome de 8. Salud mental y inmovilismo Demencias (tema 5) 2. Úlceras por presión 3. Inestabilidad y caídas 4. Incontinencia urinaria y fecal 5. Estreñimiento 6. Desnut...

Tema 4. Grandes síndromes geriátricos. Índice Introducción 7. Insomnio 1. Síndrome de 8. Salud mental y inmovilismo Demencias (tema 5) 2. Úlceras por presión 3. Inestabilidad y caídas 4. Incontinencia urinaria y fecal 5. Estreñimiento 6. Desnutrición Introducción Sabemos que se vive más años, pero es fundamental determinar si las personas actualmente viven vidas más largas y saludables o si los años añadidos a la vejez se viven en general con mal estado de salud La población mayor no es homogénea, existen grandes diferencias individuales. Sin embargo, es cierto que en la vejez existe un aumento de la incidencia y prevalencia de enfermedades degenerativas, para las que la edad avanzada en sí misma es un factor de riesgo. Estas enfermedades, frecuentemente, tienden a evolucionar a situaciones de incapacidad. Introducción Las enfermedades en el anciano pueden ser las mismas que las del adulto, lo que si cambia es la frecuencia de la enfermedad, ya que hay enfermedades más prevalentes en el anciano. Además el descenso gradual de las funciones fisiológicas que el proceso de envejecimiento induce, determina una serie de peculiaridades en la expresión de las enfermedades, una mayor vulnerabilidad y una duración diferente y prolongada. La edad avanzada también se caracteriza por cuadros clínicos complejos que suelen aparecer sólo en la vejez y que no pueden clasificarse en las categorías de enfermedades específicas. Se los conoce comúnmente como síndromes geriátricos. SÍNDROMES GERIÁTRICOS Los síndromes geriátricos se definen como un conjunto de signos y síntomas originados por la coexistencia de enfermedades de alta prevalencia en la población mayor. Desembocando en cuadros de alteración de la capacidad funcional del anciano y de la disminución de la calidad de vida. Se debe eliminar la idea de que los procesos patológicos en la vejez siguen el modelo clásico de enfermedad; esto sólo ocurre en algunos casos, es frecuente que en los ancianos, diferentes factores de morbilidad actúen de forma sumatoria. SÍNDROMES GERIÁTRICOS Características comunes de los síndromes geriátricos Elevada frecuencia. Frecuencia que aumenta aun más entre los mayores de 80 y los hospitalizados y institucionalizados. Carácter sindrómico, ya que cada uno de ellos constituye una forma de presentación de diferentes patologías; casi cualquier enfermedad puede presentarse en el anciano como uno de estos síndromes. Todos originan un importante deterioro en la calidad de vida de las personas que los padecen y pueden incluso incrementar la dependencia de otras personas y todo lo que esto conlleva (aumento de las necesidades asistenciales, institucionales,…). En ocasiones su aparición se puede prevenir y si se diagnostican adecuadamente pueden ser susceptibles de tratamiento. El abordaje diagnóstico y terapéutico precisa valoración integral, tratamiento interdisciplinario y correcto uso de los niveles asistenciales. SÍNDROMES GERIÁTRICOS Los síndromes geriátricos son abordados por Kane, en 1989, en su libro Essentials of Clinical Geriatrics: Immobility: inmovilidad. Instability: inestabilidad y caídas. Incontinence: incontinencia urinaria y fecal. Intellectual impairment: demencia y síndrome confusional agudo. Infection: infecciones. Inanition: desnutrición. Impairment of vision and hearing: alteraciones en vista y oído. Irritable colon: estreñimiento, impactación fecal. Isolation (depression)/insomnio: depresión/insomnio. Iatrogenesis: yatrogenia. Inmune deficiency: inmunodeficiencias. Impotence: impotencia o alteraciones sexuales. 1. Síndrome de inmovilismo I El síndrome de inmovilidad consiste en una disminución, generalmente involuntaria, de las capacidades para realizar las actividades básicas de la vida diaria por deterioro de las funciones motoras, existiendo debilidad muscular y, en casos graves, pérdida de automatismos y pérdida de reflejos posturales necesarios para deambular. Es un cuadro clínico generalmente multifactorial, potencialmente reversible y prevenible. En todo síndrome de inmovilidad subyace un deterioro funcional, pero no todo deterioro funcional aboca en un síndrome de inmovilidad. Puede aparecer de forma brusca o gradual, o ser parcial o total. Síndrome de inmovilismo II Síndrome de inmovilismo II Prevención del síndrome de inmovilidad PRIMARIA La mejor prevención es mantener el grado de movilidad. El ejercicio físico es el principal factor para prevenir la inmovilidad. Ejercicio ajustado a las posibilidades y patología de la persona. La aparición de dolor, disnea, inestabilidad o mareo es indicación de suspenderlo. Los beneficios del ejercicio físico no disminuyen con la edad. Síndrome de inmovilismo III Prevención del síndrome de inmovilidad SECUNDARIA Basada en la detección precoz. Cuando ya se ha detectado la clínica se pueden incluir adaptaciones del entorno que hagan más fáciles los desplazamientos y estimulen la autonomía (evitar barreras arquitectónicas, mantener el nivel sensorial, adaptaciones técnicas, …). TERCIARIA Incluye el tratamiento de complicaciones (contracturas articulares, rigidez, atrofia muscular,…). Para su prevención lo primero es realizar un adecuado control postural mediante la alineación corporal evitando posturas viciosas y cambios posturales, inicialmente, cada dos horas. 2. Ulceras por presión Son una de las consecuencias más frecuentes relacionadas con el inmovilismo. La UPP (úlcera por presión) es una lesión de origen isquémico que aparece en la piel y/o tejido subyacente, ocasionada por la acción de las fuerzas de presión, fricción y cizallamiento, siendo determinante la relación presión-tiempo. Encontramos diversos factores de riesgo que contribuyen a la aparición de UPP; derivados de problemas de salud como el déficit nutricional o una alteración en el estado de conciencia, derivados del tratamiento como un sondaje o la inmovilidad impuesta, otros relacionados con el entorno como puede ser mala higiene y por último los relacionados con el tema que nos ocupa, la inmovilidad. Un gran número de UPP son evitables, lo que refuerza la necesidad de contemplar la prevención como una actividad prioritaria. Para prevenir las UPP podemos realizar actividades englobadas en las siguientes áreas: Valoración del riesgo (Bradem y Norton) Cuidados de la piel: se incluye la valoración de la piel como primera medida, realizando diariamente una exhaustiva revisión de las zonas donde hay prominencias óseas, así como de las zonas expuestas a humedad. Manejo de la presión: movilización (activa o pasiva) y cambios posturales Intervenciones iatrogénicas: no utilizar rodetes ni flotadores como superficie de asiento. No reparten la presión del peso del cuerpo, sino que la concentra sobre la zona corporal que está en contacto con el rodete, favoreciendo el edema y la congestión venosa y de esta manera se propicia la aparición de UPP. No masajear zonas óseas… Situaciones especiales: que aumentan la vulnerabilidad de los pacientes a desarrollar UPP a la hora de planificar la prevención, como pueden ser pacientes con alteraciones neurológicas, desnutridos, cambios de medicación, sin motivación para la movilización ni la ingesta, etc. 2. Ulceras por presión Más Info en: https://gneaupp.info/ 3. Inestabilidad y caídas I El envejecimiento conlleva un deterioro de la marcha, agravado a veces por diferentes enfermedades que van apareciendo. Según avanza la edad hay una modificación del centro de gravedad, coordinación, reflejos, equilibrio, flexibilidad etc. que hace que la forma de caminar de una persona mayor discierna de la de un joven. Las alteraciones de la marcha son un factor de riesgo de caídas, incluso de limitaciones psicológicas del anciano por miedo a caer y también de institucionalización del mayor. La tasa de fallecimiento por caídas aumenta de forma exponencial con el aumento de edad en ambos sexos, y en todos los grupos raciales por encima de los 75 años. Los factores relacionados con las caídas pueden ser: Intrínsecos; alteraciones en la marcha, en el control postural, patologías que favorecen las caídas. Extrínsecos; ambientales, iatrogénicos. 3. Inestabilidad y caídas II Consecuencias del síndrome de inestabilidad y caídas: 1. Lesiones en partes blandas y fracturas. 2. Derivadas de la estancia prolongada en el suelo Puede aparecer hipotermia, deshidratación, rabdomiolisis, trombosis venosa profunda, y otras. 3. Dolor y disfunción para las actividades de la vida diaria, lo que conduce a una pérdida de autonomía. 4. Las heridas, si se producen, en los mayores se acompañan de un retraso en la cicatrización de las heridas. El 90% de las fracturas de cadera, pelvis y muñeca en ancianos se asocia a caídas de bajo impacto. 3. Inestabilidad y caídas III Consecuencias del síndrome de inestabilidad y caídas: 5. La fractura de cadera es la principal causa de mortalidad relacionada con caídas. Dicha mortalidad se debe a la comorbilidad y a las complicaciones derivadas de la inmovilidad. Los factores de riesgo asociados a fractura de cadera son: osteoporosis, caídas de repetición, vida sedentaria, tabaco, IMC bajo, consumo de psicofármacos, enfermedades neuropsiquiátricas, disminución de la agudeza visual e institucionalización. 3. Inestabilidad y caídas IV 6. Se estima que sólo el 1% de las caídas producen fractura; sin embargo, en el 90% de las fracturas encontramos el antecedente de caída previa. 7. Miedo a volver a caer que puede llevar a la restricción de la actividad, al aislamiento social, aumenta del consumo de medicamentos y alteraciones psíquicas. 8. Los accidentes constituyen la sexta causa de muerte en los mayores de 75 años. La causa más común entre los mayores de 65 años son las caídas. 9. La posibilidad de fallecer por cualquier causa en los dos años siguientes a una caída aumenta con respecto a los ancianos que no se caen sobre todo si se trata de mujeres 3. Inestabilidad y caídas V Medidas de autocuidado para prevenir las caídas: Enseñar a levantarse tras una caída. Conocer qué enfermedades y qué medicamentos pueden provocar caídas. Revisar la visión y prestar atención al cuidado de los pies. No se aconseja el empleo de lentes bifocales para caminar. Usar calzado adecuado de amplia superficie. Hacer ejercicio físico y seguir una dieta equilibrada. Retomar la actividad habitual tan pronto como sea posible tras una caída. Tomarse el tiempo necesario para levantarse de la cama o de la silla. Si se produce una caída, aunque no haya daños, se debe evaluar en un centro sanitario, ya que dicha caída puede ser secundaria a una enfermedad de base. 3. Inestabilidad y caídas VI Evaluación de la caída de un anciano Anamnesis. Preguntar sobre los síntomas y circunstancias que acompañaron a la caída. Valoración geriátrica integral. Recogiendo antecedentes médicos, hábitos tóxicos, tratamiento farmacológico, estado nutricional, grado de movilidad y de autonomía para las actividades de la vida diaria, deterioro cognitivo, alteraciones del ánimo, apoyo social y características de la vivienda. Fármacos que pueden favorecer las caídas: Narcótico, Hipnóticos, Ansiolíticos, Vasodilatadores, Antidepresivos, Diuréticos, Digital y Bloqueadores beta. 3. Inestabilidad y caídas VI Evaluación de la caída de un anciano Exploración cardiovascular. Incluyendo pulsos, auscultación cardíaca, TA. Exploración neurológica. En busca de alteraciones que favorezcan las caídas en los ancianos como déficit focales neurológicos. Se explora la función cognitiva, los pares craneales, el sistema motor, los reflejos, el sistema sensitivo o signos de extrapiramidalismo. Exploración del sistema locomotor. Valorando la deformidad, si hay dolor, los movimientos articulares, los pies y la fuerza muscular. Exploración de los órganos de los sentidos sobre todo audición y visión. Evaluación del entorno. Características de la vivienda, escaleras, suelos, mobiliario, etc. Cómo levantarse del suelo tras una caída https://www.youtube.com/watch?v=O1rapzfHjWM https://www.youtube.com/watch?v=Bhn7T5e1RR8 3. Inestabilidad y caídas VI Evaluación de la caída de un anciano Trastornos del equilibrio y de la marcha se consideran los factores más determinantes para el riesgo de caídas. Test de Romberg, consiste en valorar las oscilaciones del paciente de pie con los pies juntos y los ojos cerrados. Evalúa el control postural básico, sistemas propioceptivo y vestibular. Estación unipodal y marcha en tándem. El control postural intrínseco es bueno, si el paciente puede mantenerse sobre un pie durante 30 segundos con los ojos abiertos y caminar en tándem durante 3-4 metros. Escala de Tinetti. Tiene dos subescalas para la marcha y para el equilibrio. Identifica individuos con alto riesgo de caídas, pero no detecta pequeños cambios. Timed up and go. Se miden los segundos que el paciente tarda en levantarse de una silla con brazos, caminar tres metros y volver a la silla. La mayoría lo hacen en menos de 10 segundos, entre 10 y 20 segundos; implica fragilidad, y más de 20 aquellos que tienen alto riesgo de caídas. 4. Incontinencia urinaria y fecal Incontinencia urinaria Al igual que en otros síndromes su etiología es multifactorial. Los principales factores que se relacionan con la pérdida de continencia urinaria en el anciano son: Problemas neurológicos: deterioro cognitivo, ACV, tumores, etc. Deterioro de la movilidad: patología osteoarticular, fractura de cadera, secuelas de ACV, etc. Fármacos: diuréticos, psicofármacos, anticolinérgicos y antagonistas del calcio. Otras como debilidad del suelo pélvico, incompetencia del esfínter uretral, vejiga acontráctil, hipertrofia prostática. 4. Incontinencia urinaria y fecal Incontinencia urinaria Las consecuencias que genera este problema de salud pueden ser múltiples y variadas. Las principales repercusiones se pueden resumir en: Esfera física: infecciones urinarias, úlceras cutáneas, infecciones de las úlceras, caídas. Esfera psíquica: pérdida de autoestima, ansiedad, depresión. Esfera social: aislamiento, mayor necesidad de apoyo familiar, mayor necesidad de recursos sociosanitarios, mayor riesgo de institucionalización. Esfera económica: tanto las pruebas diagnósticas y medidas terapéuticas como las complicaciones provocan costes elevados. 4. Incontinencia urinaria y fecal Incontinencia urinaria Cuestionarios para medir la repercusión de la incontinencia urinaria: The Sickness Impact Profile. The Bristol Female Lower Urinary Tract Symptoms. The Quality of Life of Persons with Urinary. Incontinence (I-QOL). The York Incontinence Perceptions Scale (YIPS). The Incontinence Impact Questionnaire. The Urogenital Distress Inventory. The International Consultation on Incontinence. Questionnaire (ICIQ). 4. Incontinencia urinaria y fecal Incontinencia urinaria Tipos de incontinencia urinaria y tratamiento: Incontinencia de urgencia: consiste en la incapacidad del paciente de acudir a tiempo al servicio, es la más frecuente en el anciano, especialmente en hombres. Muchas veces es debida a una hiperactividad del detrusor que junto con el deterioro de la función contráctil originan el escape de orina. Otras causas son lo que se conoce como vejiga inestable, originada por irritación o por baja flexibilidad de la vejiga. Las medidas terapéuticas incluyen evitar el tabaco, alcohol, cafeína, entrenamiento vesical, ejercicios de kegel, fármacos anticolinérgicos (Oxibutinina, Ditropan®, y tolterodina, Detrusitol®)17 y si fuera preciso intervención quirúrgica. 4. Incontinencia urinaria y fecal Incontinencia urinaria Tipos de incontinencia urinaria y tratamiento: Incontinencia de esfuerzo o estrés: aparece por el aumento de la presión intraabdominal y una disminución de la capacidad del detrusor. Es más frecuente en mujeres. Se dan pérdidas pequeñas, involuntarias y cuando se realizan actividades que aumenten la presión intraabdominal (risa, tos, etc.). El tratamiento está basado principalmente en ejercicios de kegel, disminuir peso en pacientes obesos, administración de estrógenos y corrección quirúrgica si fuese necesario. 4. Incontinencia urinaria y fecal Incontinencia urinaria Tipos de incontinencia urinaria y tratamiento: Incontinencia urinaria por rebosamiento : existen grandes cantidades de orina residual con una vejiga notablemente distendida. Es frecuente en hombres con hiperplasia prostática benigna, cáncer de próstata y estenosis uretral. Tratamiento basado en evitar fármacos perjudiciales, cirugía prostática, sondaje vesical intermitente o permanente y algunos fármacos. Incontinencia urinaria funcional: pérdida de orina debido a causas médicas, iatrogénicas y medioambientales. Principalmente por deterioro cognitivo, inmovilidad, barreras arquitectónicas y pérdida funcional. Para el tratamiento se deben favorecer las condiciones ambientales, evitar causas iatrogénicas, entrenamiento vesical y sondajes cuando sea necesario. 4. Incontinencia urinaria y fecal Incontinencia urinaria La prevención de la incontinencia debería iniciarse en etapas anteriores la vejez. Algunas de las medidas para evitar la incontinencia son: Realizar actividad física regular. Evitar el estreñimiento y la impactación fecal. Evitar la ingesta de líquidos desde media tarde en personas con problemas de micción nocturna. Iluminación adecuada y acceso fácil al cuarto de baño. Disponer de orinal u otro dispositivo que contrarreste la urgencia miccional. Evitar, si es posible, el empleo de hipnóticos, sedantes y diuréticos. Adiestramiento en los ejercicios de suelo pélvico especialmente en mujeres con embarazos múltiples y partos vaginales. 4. Incontinencia urinaria y fecal Incontinencia fecal La incontinencia fecal no forma parte del envejecimiento normal, representando uno de los síndromes geriátricos que repercute más en la calidad de vida del anciano y que más sobrecarga al cuidador, con un gran impacto físico (úlceras por presión, infecciones de orina, etc.), económico y psicosocial. En la mayoría de los casos la etiología es multifactorial. Los principales factores de riesgo son: Incontinencia urinaria. Inmovilidad. Enfermedades neurológicas previas. Alteraciones cognitivas. Edad mayor de 70 años. Impactación fecal, es probablemente el mayor factor favorecedor de incontinencia fecal. 4. Incontinencia urinaria y fecal Incontinencia fecal Existen dos tipos de incontinencia fecal con diversas etiologías: incontinencia fecal menor e incontinencia fecal mayor. Tipos de incontinencia fecal menor: Soiling («ensuciar la ropa interior»): mala higiene, hemorroides trombosadas, otras enfermedades perianales, diarrea, inmovilidad, demencia y depresión. Incontinencia de gas: común, poca trascendencia médica. Evitar comidas flatulentes y bebidas carbónicas. Urgencia defecatoria: incontinencia de líquidos. Sienten las heces (líquidas) en el recto, pero son incapaces de mantener la continencia hasta llegar al baño. Causas más frecuentes: proctocolitis inflamatoria, colon irritable y diarrea severa. Incontinencia verdadera a heces líquidas: frecuente relación en el anciano con la impactación fecal por fecalomas; disfunción del suelo pélvico y del esfínter anal. 4. Incontinencia urinaria y fecal Incontinencia fecal Tipos de incontinencia fecal mayor. Pérdida de la continencia para heces sólidas por: Lesión del suelo pélvico (postquirúrgica, obstétrica, traumatológica) y anomalías congénitas anorrectales. – Fármacos: laxantes y antibióticos. – Prolapso rectal completo. – Cáncer de recto. Alteraciones neurológicas: La clasificación de Parks sirve centrales (ictus, demencia), para establecer la severidad:20 espinales (esclerosis múltiple, Grado I: continencia normal. mielopatías, tumores) y periféricas Grado II: dificultad en el control (neuropatías). de gases y líquidos. Enfermedades miopáticas: Grado III: incontinencia total distrofias y polimiositis. para líquidos. Enfermedades sistémicas: Grado IV: incontinencia a esclerodermia y amiloidosis. heces sólidas 5.Estreñimiento El estreñimiento no es una enfermedad, sino un síntoma. Es difícil definir cuál es el ritmo intestinal normal, ya que varía de una persona a otra, se puede decir que es la evacuación de heces excesivamente secas, escasas (menos de 50 g/día) o infrecuentes (menos de dos deposiciones a la semana). Llamamos estreñimiento crónico idiopático a la forma de estreñimiento que no responde a causa patológica alguna y es de larga evolución. Es la forma más frecuente en el anciano. Engloba diferentes situaciones clínicas en las que no es posible identificar ninguna causa orgánica 5.Estreñimiento En estos pacientes es frecuente la existencia de alguna de las siguientes alteraciones funcionales: Inercia colónica, es una disminución de los movimientos del colon que produce enlentecimiento del tránsito y que puede ser difusa o segmentaria, según afecte a todos el colon o al último tramo, respectivamente. Disminución de la percepción rectal. Cuando las heces llegan al recto no las perciben y no sienten deseo de defecar, esta alteración es debida a trastornos neurológicos o al hecho de haber disminuido voluntariamente la defecación durante años. Anismo. En el intento de defecar no se produce relajación del esfínter anal y de la musculatura del suelo pélvico o incluso se produce contracción del esfínter con lo que se impide la expulsión de las heces. 5.Estreñimiento Entre las complicaciones del estreñimiento nos encontramos con: Impactación fecal o fecaloma. Suele ser infradiagnosticado Úlceras colónicas. Aparecen zonas necróticas en la pared del colon por la presión que hace la masa fecal inmóvil. A veces la única manifestación clínica son rectorragías. Fisura anal, ocasionada por los esfuerzos realizados para defecar. Prolapso de la mucosa anal se produce como consecuencia de la repetición y exageración de la maniobra de Valsalva (Al hacer un esfuerzo muscular intenso de corta duración solemos contener el aire en los pulmones en lugar de expulsarlo y después echar el aire forzosamente). Alteraciones circulatorias, como hemorroides. Vólvulo de colon (es un giro del colon sobre si mismo que causa una obstrucción intestinal) cuando la circulación se ve comprometida se precisa de intervención quirúrgica. Incontinencia fecal. Retención urinaria. 5.Estreñimiento El tratamiento del estreñimiento incluye medidas farmacológicas y no farmacológicas. Tratamiento no farmacológico Alimentación, es el primer escalón terapéutico. Se recomienda consumir alimentos ricos en fibra y beber abundante agua (1-2 L). La fibra aumenta la masa fecal. Educación del hábito de defecar regularmente, es conveniente sentarse en el WC 10-15 minutos hasta que se sientan deseos de defecar, después de las comidas, aprovechando el reflejo gastrocólico, es un buen momento. Ejercicio, sobre todo aquellos que potencian la prensa abdominal y el suelo pélvico. 5.Estreñimiento Tratamiento farmacológico. Utilizar agentes formadores de masa (como plantago, Plantaben ®, metilcelulosa y salvado) estos agentes son muy recomendados en pacientes con estreñimiento crónico idiopático. Para un buen funcionamiento de estos formadores de masa es muy importante la ingestión de agua, de tal manera que en pacientes con poca ingesta no deben utilizarse, ya que pueden favorecer la aparición de fecalomas. Laxante tipo Micralax® actúa como un laxante de tipo osmótico, debido a la acción combinada del Citrato de sodio, que actúa reteniendo líquido en el intestino, incrementando el volumen de agua en las heces, y del Lauril sulfoacetato de sodio, un agente humectante. Si con las medidas anteriores no fuera suficiente, el siguiente paso sería introducir laxantes hiperosmolares como lactitol, Emportal® y lactulosa, Duphalac®. Estos productos se absorben lentamente y en poca cantidad, retienen agua y electrolitos en la luz intestinal y aumentan el peristaltismo intestinal. 5.Estreñimiento Tratamiento farmacológico. Resaltar la importancia de tomar lactulosa con precaución en pacientes diabéticos, cuidado con la administración de forma conjunta con antibióticos, pues disminuye su absorción. El lactitol es mejor tolerado y presenta menor frecuencia de efectos secundarios que la lactulosa. En personas mayores puede utilizarse directamente Lactitol, ya que los suplementos de fibra, no son suficientes para mejorar su estreñimiento. Un reciente laxante osmótico es macroglol, Movicol®, es efectivo para resolver la impactación fecal, indicado también en el estreñimiento crónico, con efectos adversos similares a la lactulosa, con menor flatulencia. Es una alternativa en pacientes con estreñimiento crónico refractario a otros tratamientos. Los laxantes emolientes (parafina Emuliquen® y Hodernal®) ablandan las heces al facilitar la mezcla de agua y sustancias grasas en su interior. No conviene utilizarlos de forma crónica, ya que pueden producir dependencia y tolerancia. Su efecto secundario más frecuente es la irritación anal. 5.Estreñimiento Tratamiento farmacológico. Los laxantes lubricantes (glicerina, supositorio de glicerina) facilitan el paso de las heces y disminuyen la absorción colónica del agua. Los supositorios de glicerina actúan en 30 minutos y, lubrican la zona recto- anal y estimulan el reflejo defecatorio, sin efectos secundarios de importancia. Su efecto beneficioso únicamente se produce en los casos en los que la ampolla rectal está llena de heces; por ello, no se debe utilizar con fines profilácticos. Los laxantes salinos u osmóticos (sulfato de magnesio, fosfatos) retienen agua en la luz intestinal por sus propiedades osmóticas. Están contraindicados en pacientes con insuficiencia renal, disfagia, bajo nivel de conciencia y riesgo de broncoaspiración. La siguiente opción terapéutica serían los enemas, de agua corriente, de retención de aceite o de fosfato sódico. Como último paso se utilizarían los laxantes estimulantes de la motilidad (bisacodilo: Dulco Laxo®, fenolftaleina, aceite de ricino, senósidos A y B: Puntual, Puntualex y X Prep). Irritan la mucosa intestinal, estimulando la motilidad colónica, y alteran la absorción de agua y electrolitos. 6. Desnutrición Es un trastorno derivado de la falta de ingesta o absorción de nutrientes que tiene como consecuencia la aparición de alteraciones en el mantenimiento de la salud y una disminución en la respuesta de la persona en la enfermedad y el tratamiento. Se manifiesta como fatiga, mareo, pérdida de peso, anemia, debilidad muscular y alteración del sistema inmunitario. Y TAMBIÉN: Caídas, confusión, apatía, disnea, cansancio. Se relaciona con una disminución de la calidad de vida, con la morbimortalidad y el uso de los recursos sanitarios. Son factores de riesgo en el envejecimiento: – Cambios fisiológicos asociados al envejecimiento: deterioro del ap.digestivo (masticación, deglución, absorción, motilidad, etc.) – Causas psicosociales: Soledad, depresión, viudedad, ingreso en hospital e instituciones, limitación de recursos económicos. – Patologías y fármacos: pluripatologías, polimedicación, discapacidad y deterioro cognitivo. 6. Desnutrición Son signos de desnutrición: – Palidez – Pérdida de peso – Pérdida de masa y debilidad muscular – Edema (ret. Líquidos por déficit protéico) – Piel seca y descamada – Alopecia, cabellos quebradizos – Uñas frágiles, estrías transversales – Dolor articular (falta de vit. D) – Retraso en la curación de heridas – Confusión e irritabilidad 6. Desnutrición Valoración Exploración física: debe centrarse en la presencia de ictericia, queilitis angular, glositis, edemas, pérdida evidente de grasa subcutánea y atrofia muscular. Medidas antropométricas: el signo más importante es el peso, aunque también se puede utilizar la talla, la circunferencia del brazo, el perímetro abdominal y los pliegues cutáneos (el pliegue subescapular es el que da más grado de desnutrición). Se consideran indicativas de malnutrición pérdidas mayores de 2% semanal, 5% mensual, o > 10% semestral. Estudios de laboratorio: deben incluir al menos el índice de creatinina/ albumina, prealbumina, hemoglobina, calcio, proteína transportadora de retinol, transferrina, acido fólico, vitamina B12, zinc, numero de leucocitos y pruebas de función tiroidea. Escalas de valoración: Mini Nutritional Assessment (MNA), en donde se valora con un máximo de 30 puntos: menor de 17 puntos indica malnutrición, entre 17 y 23,5 puntos riesgo de malnutrición y mayor de 24 puntos sugiere un estado nutricional satisfactorio. 7. Insomnio En muchas ocasiones el insomnio no es un trastorno sino que es una sensación subjetiva de que no se ha descansado adecuadamente, es el caso de los ancianos. El insomnio tiene mayor prevalencia en los ancianos y también en las mujeres. Para considerar que una persona padece insomnio debe tener dificultades en el inicio o el mantenimiento del sueño o no tener un sueño reparador durante al menos 1 mes, la alteración del sueño debe provocar malestar en el anciano, deterioro social, etc. y el trastorno del sueño no se debe a ninguna otra enfermedad o a alguna toma de sustancias que puedan provocar efectos en el sueño. La apnea puede producir trastornos en el ritmo respiratorio. Las enfermedades coronarias y pulmonares pueden ocasionar congestiones y obstrucciones que impiden dormir bien. La prostatitis hace que el anciano tenga que levantarse muchas veces a orinar y le rompe el patrón de sueño. 7. Insomnio Higiene del Sueño: Se deben establecer horarios tanto para comer como para dormir y levantarse, evitando dormir en exceso una noche porque si no la siguiente no se dormirá. Antes de dormir debemos darnos un periodo de evasión, en este periodo podemos desconectar de los asuntos diarios y de las situaciones estresantes. Ir a la cama solo “si se tiene sueño”, es importante irse con la sensación de “todo hecho”, también las necesidades fisiológicas. Asociar la cama al hecho de dormir. Si no se concilia el sueño es mejor levantarse y hacer algún ejercicio físico o psíquico poco intenso, hasta que se tenga sueño. Evitar siestas. 7. Insomnio Higiene del Sueño II: Intentar evitar no obsesionarse con que no se duerme, ya que esto ocasiona más ansiedad a la hora de ir a dormir. Se deben evitar cenas copiosas, no tomar bebidas estimulantes, la leche caliente facilita el sueño y se pueden tomar bebidas relajantes. La nicotina es excitante. En la habitación la temperatura debe ser agradable, influye también el tipo de colchón, la ropa de cama limpia facilita el sueño, un baño con agua tibia, técnicas de relajación, masajes, etc. también facilitan el sueño.

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