Tema 2 Edad Media en la Península Ibérica - 2º Bachillerato

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This document is notes for a history class on the Middle Ages in the Iberian Peninsula. The notes cover the Visigoth kingdom, Al-Andalus, and the Christian kingdoms, touching on political, economic, social, and cultural aspects of each.

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IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 0 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO TEMA 2: EDAD MEDIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA 1. El reino visigodo 1.1. Formación y consolidación del reino visigod...

IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 0 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO TEMA 2: EDAD MEDIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA 1. El reino visigodo 1.1. Formación y consolidación del reino visigodo en Hispania 1.2. Organización política, económica, social y cultural del reino visigodo 1.3. La caída del reino visigodo 2. Al-Ándalus 2.1. La conquista musulmana de la península Ibérica 2.2. Evolución política de al-Ándalus 2.3. Organización política, económica, social y cultural de al-Ándalus 3. Los reinos cristianos peninsulares 3.1. Formación y expansión territorial de los reinos cristianos peninsulares. 3.2. Organización política, económica, social y cultural de los reinos cristianos. 3.3. La crisis de la Baja Edad Media en los reinos cristianos peninsulares. IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 1 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO 1. EL REINO VISIGODO 1.1. ORIGEN Y CONSOLIDACIÓN DEL REINO VISIGODO EN HISPANIA Origen del reino visigodo A partir de la crisis del siglo III el Imperio romano entró en una profunda crisis que favoreció la irrupción de los pueblos bárbaros en territorio romano. En el año 409, diversos pueblos bárbaros, como suevos, alanos y vándalos, atravesaron las fronteras del Imperio romano y se asentaron en Hispania sin encontrar apenas resistencia. Para frenar su avance, el debilitado Estado romano pactó con otro pueblo germánico muy romanizado, los visigodos, para que se asentasen al sur de la Galia y protegiesen y controlasen los territorios de Hispania. Los visigodos consiguieron controlar el territorio, pero, tras la caída del Imperio romano de Occidente (476), fueron expulsados de la Galia por otro pueblo germánico, los francos, vencedores en la batalla de Vouillé (año 507). A partir de ese momento los visigodos se desplazaron a Hispania y organizaron el reino visigodo con capital en Toledo, que perduró hasta la conquista musulmana el año 711. Consolidación de la monarquía visigoda Aunque los efectivos visigodos eran reducidos, lograron consolidar su dominio en la península Ibérica durante más de dos siglos, gracias a la fusión cultural entre la minoría germánica y la mayoría hispanorromana y a las estrategias de unificación territorial, religiosa y jurídica: Unificación territorial. El territorio controlado por los visigodos inicialmente no abarcaba toda la península, escapando a su dominio el reino suevo del noroeste, el territorio de los vascones y el sureste peninsular, bajo dominio del emperador bizantino Justiniano. El rey Leovigildo en el siglo VI consiguió expulsar a los suevos, aislar a los vascones, contener a los francos y conquistar buena parte de los territorios bizantinos (conquista concluida por el rey Suitila en el siglo VII, que también consiguió someter a los vascones). El reino visigodo consiguió extender su gobierno sobre toda la península. Unificación religiosa. Otro de los objetivos de la monarquía visigoda era la unificación religiosa, ya que los visigodos eran cristianos arrianos (doctrina que rechazaba la Trinidad, no reconocía la naturaleza divina de Jesucristo), mientras que los hispanorromanos eran cristianos católicos. La unificación religiosa se consiguió gracias a la conversión al catolicismo del rey Recaredo en el III Concilio de Toledo (año 589). Unificación jurídica. La fusión real y efectiva de la minoría visigoda y la mayoría hispanorromana pasaba necesariamente por la abolición de la legislación discriminatoria impuesta inicialmente por los visigodos (Código de Eurico para los visigodos y Código de Alarico para los hispanorromanos). Para ello, el rey Recesvinto promovió una ley única de aplicación para ambos pueblos, el Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo, que garantizaba la igualdad legal. 1.2. ORGANIZACIÓN POLÍTICA, ECONÓMICA, SOCIAL Y CULTURAL DEL REINO VISIGODO Organización política La monarquía visigoda era electiva (no hereditaria), lo que explica la inestabilidad política que caracterizó el periodo (rivalidades, luchas sucesorias, guerras…). Las competencias del rey eran amplias, aunque en la práctica su poder estaba muy limitado por la nobleza territorial y la Iglesia, dos grupos muy poderosos e influyentes con el objetivo común de impedir el establecimiento de una monarquía fuerte que pudiera limitar su influencia y privilegios. Para la labor de gobierno los monarcas se apoyaban en tres instituciones: El Officium Palatinum, que era el órgano encargado de la administración palaciega y estaba en manos de los nobles de mayor confianza del rey; el Aula Regia, que era el órgano asesor o consejo del monarca y estaba formado por altos funcionarios, nobles y IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 2 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO clérigos; y, los Concilios de Toledo, que eran asambleas eclesiásticas convocadas por el rey donde se tomaban decisiones importantes religiosas y civiles. Organización económica La economía del reino visigodo era rural, con un predominio absoluto de las actividades agrícolas y ganaderas. El sistema latifundista romano, con las villas como manifestación característica, se consolidó, dedicando parte del latifundio a la explotación directa del propietario, que utilizaba siervos para trabajar las tierras, y otra parte del latifundio era cedida en lotes a colonos a cambio de diversas obligaciones. Este sistema latifundista será el germen de la economía señorial característica del feudalismo. La ruralización de la economía aceleró el declive de las ciudades, y con él el de las actividades artesanales y el comercio, lo que se tradujo en la disminución de la circulación monetaria y la consolidación de una economía cerrada y autosuficiente. Organización social La sociedad visigoda presentaba notables desigualdades entre una minoría poderosa y latifundista y el resto de la población, que integraba a antiguos esclavos, libertos, siervos, colonos y pequeños campesinos libres. Durante el reino visigodo, las relaciones de dependencia personal se reforzaron a través del sistema de clientelismo y patronato, donde individuos libres se sometían a la protección de nobles o del rey a cambio de lealtad y servicios. Esto consolidó el poder de la nobleza y estructuró la sociedad en una red de dependencias jerárquicas, con lazos personales más fuertes que las instituciones públicas. Estas relaciones de dependencia personal sentarán las bases del sistema de vasallaje característico del feudalismo. La cultura y el arte visigodos La cultura visigoda estuvo muy marcada por la influencia romana y el latín fue la lengua vehicular. La producción literaria tenía un acentuado carácter religioso, centrado sobre todo en vidas de santos, escritos moralizadores o poesía religiosa. La cultura se centró en las sedes episcopales y los monasterios, que se afanaron por conservar y difundir la cultura clásica. La figura más destacada fue la de san Isidoro de Sevilla, que escribió las Etimologías, monumental compendio del saber humano de su época. El arte visigodo destacó sobre todo por su orfebrería, destacando las coronas votivas realizadas en oro y piedras preciosas, como la corona de Recesvinto, perteneciente al Tesoro de Guarrazar, o las fíbulas aquiliformes (forma de águila). Los visigodos carecían de tradición arquitectónica, por ello las construcciones conservadas son escasas, pequeñas y rurales, destacando la iglesia de San Pedro de la Nave (Zamora). 1.3. LA CAÍDA DEL REINO VISIGODO El final del reino visigodo estuvo marcado por profundas luchas internas y conflictos políticos que debilitaron la estabilidad del reino. Tras la muerte del rey Witiza se desató una lucha sucesoria entre dos facciones de la nobleza visigoda, que apoyaban respectivamente a Rodrigo y Agila. Los partidarios de Agila se aliaron con los musulmanes asentados en el norte de África para derrotar a Rodrigo, y así, en el año 711 los musulmanes cruzaron el estrecho de Gibraltar y derrotaron a Rodrigo en la batalla de Guadalete y, aprovechando la inestabilidad y la debilidad de los visigodos, conquistaron de forma rápida y fácil la península Ibérica, poniendo fin al dominio visigodo. 2. AL-ÁNDALUS Al-Ándalus fue la denominación árabe utilizada en la Edad Media para designar los territorios peninsulares bajo el dominio musulmán, que se extendió desde la conquista el año 711 hasta la caída del reino nazarí de Granada en el año 1492. IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 3 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO 2.1. LA CONQUISTA MUSULMANA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA El año 711 las tropas musulmanas al mando del general Tariq cruzaron el estrecho de Gibraltar, derrotaron al último rey visigodo en la batalla de Guadalete e iniciaron la conquista de la península Ibérica. La conquista, liderada por Musa y Tariq, fue rápida, se realizó en poco más de cuatro años (711-715) en campañas de sur a norte, con las que consiguieron dominar toda la península excepto una pequeña franja en el norte donde cristalizarían los reinos cristianos. Una serie de factores explican su rápida conquista:  La debilidad de la monarquía visigoda, acrecentada por el carácter electivo de la corona y por el excesivo poder la Iglesia y la nobleza, facilitó enormemente la conquista. Aprovechando la disputa entre los partidarios de Rodrigo y los de Agila, el gobernador musulmán del norte de África, Musa, organizó la conquista de la Hispania visigoda.  La escasa resistencia de la población. El desinterés de la mayoría de la población hispana por defender la monarquía visigoda con la que no se identificaba, fue la causa de la escasa resistencia de la población y del sometimiento voluntario a los musulmanes. Un factor importante de la rápida expansión de los musulmanes en la península Ibérica fue su tolerancia hacia las otras religiones de la península, cristianos y judíos, a los que consideraban sus protegidos por ser también Gentes del Libro (religiones reveladas que recogen las revelaciones en un libro sagrado: Corán, Biblia, Torá). Por otro lado, la nobleza visigoda prefirió firmar capitulaciones (acuerdos o ‘pactos de amistad’) y someterse a los musulmanes con el fin de conservar sus territorios a cambio de un tributo.  La fuerza expansiva del ejército musulmán. El islam surgió en la península Arábiga en el siglo VII de manos del profeta Mahoma y rápidamente consiguió gran número de adeptos. Tras la muerte de Mahoma la expansión del islam fue fugaz, especialmente durante el califato omeya, cuando el islam se expandió por todo el norte de África hasta el Atlántico y cruzó el estrecho de Gibraltar para conquistar la península Ibérica (llegando hasta el reino de los francos (Francia), donde fueron derrotados en la batalla de Poitiers). 2.2. EVOLUCIÓN POLÍTICA DE AL-ÁNDALUS La historia política de la presencia musulmana en la península Ibérica arranca en el 711 con la conquista y termina en 1492 con la conquista del reino nazarí de Granada, último reducto musulmán en la península, por los Reyes Católicos. Durante los casi ocho siglos de dominación musulmana, al-Ándalus atravesó varias etapas, en las que la expansión del territorio musulmán fue variando, en función del avance o retroceso de los reinos cristianos del norte. Desde el año 711 hasta el 1031 en la península Ibérica predominó el poder musulmán, pero desde el año 1031 hasta 1492 predominaron los reinos cristianos del norte, que fueron ganando terreno progresivamente. EMIRATO DEPENDIENTE DE DAMASCO (714-756): Tras la conquista musulmana la península Ibérica pasó convertirse en un emirato (provincia) más del califato Omeya con capital en Damasco (Siria). Al frente del emirato, que pasaría a llamarse al-Ándalus, se colocó un emir, que tenía el poder político en el emirato y que obedecía directamente al califa de Damasco, que era la máxima autoridad política y religiosa del califato. EMIRATO INDEPENDIENTE DE CÓRDOBA (756-929): En el año 750 el califato musulmán vivió un cambio de poder en Oriente, cuando la dinastía Abasí se alza con el poder tras exterminar a los Omeyas. El príncipe Omeya Abd-al-Rahman (Abderramán en las crónicas cristianas) logró huir a al-Ándalus, donde funda el emirato independiente de Córdoba en el año 756. Abderramán se autoproclamó emir independiente de Bagdad, la nueva capital del califato Abasida, es decir, se proclamó políticamente independiente del califato, aunque siguió reconociendo la autoridad religiosa del califa. CALIFATO DE CÓRDOBA (929-1031): En el año 929 Abderramán III, aprovechando el prestigio acumulado, se autoproclamó califa, convirtiéndose así en la máxima autoridad política, religiosa y IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 4 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO militar, lo que significaba la independencia absoluta del califato de Bagdad (política y religiosa). El califato de Córdoba fue el periodo de máximo esplendor económico, político, militar, cultural y artístico de al-Ándalus, alcanzando el cénit con el hijo y sucesor de Abderramán III, Al-Hakam II. El máximo apogeo militar se produce en el cambio de milenio cuando Al-Mansur (Almanzor) –visir del joven califa Hisham II- hizo retroceder a los cristianos destruyendo Santiago, Barcelona, mediante razias. Tras la muerte de Almanzor Al-Ándalus se sumerge en una etapa de desórdenes y crisis, que conducirán finalmente a la disolución del califato y la fragmentación en pequeños estados denominados taifas. REINOS DE TAIFAS (1031-1090): Tras la disolución del califato de Córdoba se formaron las llamadas taifas, reinos musulmanes independientes que lucharon entre sí, siendo los más pequeños absorbidos por los más grandes. Los reinos cristianos del norte aprovecharon la debilidad de las taifas para presionar y conquistar poco a poco territorios musulmanes, cuya supervivencia dependía con frecuencia del pago de parias (tributos) a cambio de protección (se convertían en reinos vasallos). A finales del siglo XI, ante el avance militar de los reinos cristianos, las taifas solicitaron ayuda al exterior, abriendo con ello las puertas a la conquista de las dinastías norteafricanas almorávide (1090-1145) y almohade (1146-1232). DOMINIO DE LAS DINASTÍAS NORTEAFRICANAS (1090-1232): ante el avance militar de los reinos cristianos, las taifas reclamaron el apoyo de los almorávides (1090-1145), poderoso imperio musulmán norteafricano con capital en Marrakech. Los almorávides cruzaron el estrecho y derrotaron a los cristianos (batalla de Sagrajas, 1086), pero en su camino fueron conquistando todas las taifas y unificaron Al-Ándalus, que quedó incorporada al Imperio almorávide. La unificación almorávide fue breve y propició una nueva fragmentación política, de la que surgieron las segundas taifas. Los segundos reinos de taifas fueron unificados por los almohades (1146-1232), pero la reacción de los reinos cristianos y la decisiva victoria en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) marcaron el comienzo del declive almohade y, con él, del dominio musulmán en la península Ibérica. Al-Ándalus volvió a disgregarse en unas terceras taifas. REINO NAZARÍ DE GRANADA (1237-1492): Ante el avance cristiano, fueron sucumbiendo todos los nuevos reinos de taifas, excepto el reino nazarí de Granada, que pactó ser vasallo de Castilla, lo que le permitió pervivir hasta el año 1492, en que el rey Boabdil pactó con los Reyes Católicos la rendición de Granada. 2.3. ORGANIZACIÓN POLÍTICA, ECONÓMICA Y SOCIAL DE AL -ÁNDALUS La organización política andalusí En la cabeza del Estado se situaba, dependiendo de la etapa, el emir o el califa (recuerda que el califa aglutina poder político, militar y religioso, el emir no posee atribuciones religiosas). El hachib era una especie de primer ministro, que era ayudado en las tareas de gobierno por unos ministros llamados visires. El territorio se dividía en coras o provincias, para cuyo control el califa nombraba gobernadores llamados valíes. La administración de justicia estaba en manos de jueces denominados cadíes. El Estado se mantenía a base de un fuerte sistema tributario para toda la población, que consistía en el pago obligatorio de un tributo a todos los musulmanes y la yizya o capitación que debían pagar los cristianos y los judíos. La economía andalusí La economía andalusí estaba muy desarrollada. La base económica de Al-Ándalus siguió siendo la agricultura, pero con notables mejoras respecto a la época visigoda: se perfeccionaron las técnicas del regadío, con la introducción de norias y acequias que permitieron implementar la hortofruticultura en las riberas de los ríos; y se introdujeron nuevos cultivos, como el arroz, los cítricos, la caña de azúcar, el azafrán, el almendro la morera o el algodón, que se sumaron a la tríada mediterránea cultivada en grandes latifundios. La ganadería se basaba en la cría de ovejas y equinos y camellos IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 5 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO para la guerra (el consumo de cerdo estaba prohibido por los preceptos musulmanes). Las ciudades se revitalizaron y desempeñaron un papel económico fundamental como grandes centros de consumo que estimulaban la artesanía y el comercio. Las manufacturas más apreciadas eran los tejidos de seda (Baeza, Córdoba y Almería) y lino (Zaragoza), el trabajo del cuero en marroquinería y cordobanes, la orfebrería, la eboraria (talla de marfil), la marquetería, el pergamino y el papel (invento chino introducido en la península por los musulmanes). Con la artesanía se reactivó el comercio, tanto el interior, centralizado en los zocos de las ciudades; como el exterior, desarrollado en el amplio circuito económico del mundo islámico. El control sobre el oro sudanés permitió una abundante circulación monetaria (el dinar de oro y el dirham de plata). La sociedad andalusí La sociedad andalusí tenía una estructura jerarquizada determinada según criterios religiosos, distinguiendo entre dos grandes categorías: musulmanes y no musulmanes.  Dentro de los musulmanes había tres grupos: En la cúspide se situaba la aristocracia árabe, grupo reducido de familias que ocuparon los cargos más elevados de la administración y eran grandes terratenientes (ocuparon las tierras más fértiles de Andalucía, Levante y valle del Ebro). En segundo lugar, estaban los bereberes, grupo proveniente del norte de África que formaba el grueso del ejército y quedaron relegados a tierras más pobres (Meseta y laderas de las montañas), donde se dedicaron al pastoreo. El último lugar lo ocupaban los muladíes, que eran hispanos cristianos convertidos al islam (la conversión eximía de los tributos especiales exigidos a la población no musulmana), eran económicamente débiles (comerciantes, artesanos, campesinos) y no tenían escaso poder político. Las tensiones y rivalidades entre los distintos grupos fueron fuente constante de conflictos, llegando en ocasiones a desembocar en revueltas violentas.  Dentro de la población no musulmana había dos grupos: Los judíos se dedicaban al comercio, la artesanía y los préstamos y solían vivir en barrios propios conocidos como juderías. El otro grupo eran los mozárabes, que eran los cristianos residentes en territorio musulmán, y que fueron disminuyendo a causa de las conversiones al islam y de la emigración hacia los reinos cristianos a medida que avanzaba la conquista. Como ya se ha dicho, el islam respetaba a las Gentes del Libro, por lo que los judíos y los mozárabes podían continuar con sus prácticas religiosas y sus costumbres, aunque por ello debían pagar un tributo especial del que la población musulmana estaba exenta, de ahí el elevado número de conversiones que se produjeron tras la conquista. El último escalón social lo conformaban los esclavos, de origen europeo o sudanés, aunque la esclavitud en el mundo islámico no constituía una pieza clave de la economía, como lo había sido en la Antigüedad. La cultura y el arte andalusí La cultura musulmana fue extraordinariamente rica y diversa, pues los musulmanes fueron recogiendo e integrando influencias de todos los pueblos conquistados. Una de las grandes aportaciones culturales de Al-Ándalus fue la de servir de puente entre Oriente y Occidente, facilitando la entrada de la cultura y el arte oriental en Europa. Al-Ándalus también tendió puentes con el pasado, pues recuperó y recopiló el saber antiguo (textos clásicos), perdido en Occidente tras las invasiones germánicas, así como la sabiduría de otros muchos pueblos orientales (India, China, Bizancio, Persia, etc.). En Al-Ándalus se adoptó el árabe como lengua, dejando una impronta indeleble en la lengua castellana. La Córdoba califal llegó a ser considerada como una de las ciudades más brillantes del mundo debido a su gran desarrollo científico, cultural y artístico. La creación de una importante red de escuelas (madrasas) y universidades islámicas contribuyó a reforzar la hegemonía y la atracción que la cultura andalusí ejerció sobre los reinos cristianos. El desarrollo científico estuvo orientado hacia la medicina, la astronomía, las matemáticas, la botánica y la agronomía. También se cultivó la IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 6 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO filosofía, donde destacaron grandes pensadores como Averroes o el judío Maimónides, que recuperaron y reinterpretaron el pensamiento aristotélico adaptándolo a sus respectivas creencias; la geografía y la historia, donde desatacó Al-Idrisi; la música, la literatura y la poesía, con obras como El collar de la paloma de Ibn Hazm. El arte alcanzó, sobre todo durante el califato, un esplendor sin parangón en Europa. El arte islámico es un arte fuertemente condicionado por religión y la doctrina coránica, de ahí el carácter anicónico (ausencia de representaciones figurativas) y, en consecuencia, el escaso desarrollo de la pintura y la escultura, frente a la arquitectura. La arquitectura islámica se caracteriza por la profusión decorativa (atauriques, lacerías, inscripciones epigráficas, motivos geométricos, etc.) que invade los interiores de los edificios; el uso de materiales pobres (mampuesto, yeso, madera…) enmascarados con la decoración. Las dos tipologías más destacadas son la mezquita, sobresaliendo la mezquita de Córdoba, o el alminar de la mezquita de Sevilla conocida hoy como La Giralda; y los palacios, como el palacio de Medina Azahara de época califal o la Alhambra de Granada del periodo nazarí. 3. LOS REINOS CRISTIANOS PENINSULARES 3.1. FORMACIÓN, EXPANSIÓN TERRITORIAL Y REPOBLACIÓN DE LOS REINOS CRISTIANOS Formación de los reinos cristianos (siglos VIII-X) La renuncia de los musulmanes a controlar las áreas montañosas cantábrica y pirenaica (zonas atrasadas, con mal clima, escasos recursos, difícil acceso…) tras la conquista, facilitó que muchos miembros de la aristocracia hispanovisigoda se refugiasen tras las montañas del norte, lo que favoreció el surgimiento de los cuatro primeros focos de resistencia cristiana frente a la conquista islámica, embriones de los futuros reinos cristianos: el reino de Asturias, embrión de los futuros reinos de León y de Castilla; el reino de Pamplona, embrión del futuro reino de Navarra; el condado de Aragón, futura Corona de Aragón; y los condados catalanes, inicialmente bajo dominio de la monarquía carolingia (Marca Hispánica), de la que acabaron independizándose. Expansión territorial de los reinos cristianos (siglos XI-XIII) Desde la conquista musulmana hasta la época del Califato de Córdoba, la debilidad de los reinos cristianos y la superioridad militar y económica musulmana permitió pocos avances territoriales a los reinos del norte. Fue tras la descomposición del Califato de Córdoba en taifas (1031) cuando la debilidad de Al-Ándalus permitió a los reinos cristianos, con avances y retrocesos, expandirse y conquistar tierras andalusíes. La expansión de los reinos cristianos peninsulares tuvo dos vertientes paralelas: por un lado, el control militar del territorio (lo que tradicionalmente se llamó la Reconquista); y el control humano y productivo del terreno, es decir la repoblación. a) El control militar del territorio (proceso de ‘reconquista’): Los reinos cristianos se expandieron de norte a sur, aprovechando los límites geográficos fluviales (valles del Duero, Ebro, Tajo, Guadiana y, finalmente, Guadalquivir) y los periodos de debilidad de Al-Ándalus para lanzar las campañas militares. Las disputas, pactos, herencias y fusiones entre los diferentes reinos cristianos provocaron también constantes modificaciones de fronteras dentro del territorio cristiano. Al finalizar el siglo XIII, tras el impulso de la victoria coligada en la batalla de la Navas de Tolosa (1212), los territorios cristianos abarcaban ya toda la Península, excepto el reino musulmán de Granada, y presentaban una división política que se mantuvo sin cambios hasta el final de la Edad Media: la Corona de Castilla, resultado de la unión definitiva de los reinos de Castilla y de León en (1230); la Corona de Aragón (1150), que integraba el Reino de Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares; el Reino de Portugal (1139), que se independizó del Reino de León y el Reino de Navarra (1162). IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 7 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO Siglo XI Siglo XII Siglo XIII IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 8 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO Siglos XIV y XV b) La repoblación: El avance militar de los reinos cristianos hacia el sur fue acompañado por un proceso de repoblación de las tierras conquistadas que habían quedado desiertas y que había que volver a poblar para afianzar el control del territorio. El proceso de repoblación varió en función de la cantidad de población musulmana existente y la vulnerabilidad de los territorios conquistados (cercanía a la frontera). El sistema de repoblación no fue homogéneo, sino que varió en función de las zonas y del periodo histórico, en cualquier caso, ejerció una influencia determinante en la estructura de la propiedad agraria en España en los siglos posteriores. 1ª fase de la conquista (siglos IX y X), llevó las fronteras hasta los valles del Duero y el Ebro. Las zonas ocupadas eran muy amplias y la población disponible escasa, de modo que la repoblación se hizo por el método de presura o aprissio, que consistía en que las tierras (todas de propiedad real) eran ocupadas por repobladores que con sólo roturarlas y delimitarlas se convertían en propietarios efectivos del suelo. De esta manera surgieron numerosas pequeñas propiedades libres (alodios), dando origen al sistema agrario minifundista característico del norte peninsular. 2º fase de la conquista (siglos XI y XII), llevó al territorio entre el Duero y el Tajo. La repoblación se hizo por el sistema concejil o municipal, por la que el rey, mediante la concesión de fueros y cartas pueblas, otorgaba tierras y privilegios a la ciudad y su alfoz (territorio circundante) para atraer población hacia las tierras recién conquistadas. Los nuevos pobladores debían garantizar su propia defensa, lo que propició la aparición de caballeros y estimuló los lazos feudales, escasos en otras zonas de la península. 3ª fase de la conquista (primera mitad del siglo XIII). La repoblación de Extremadura y las llanuras manchegas se llevó a cabo a través de la creación de grandes latifundios, que serán ocupados sobre todo por Órdenes Militares, congregaciones de monjes soldado como la orden de Santiago, Alcántara, Calatrava o Montesa, como pago de los reyes (encomiendas) por la ayuda militar. 4ª fase de la conquista (segunda mitad del siglo XIII). La repoblación del valle del Guadalquivir y la fachada levantina se hizo a través del sistema de repartimentos, en los que el rey repartía grandes lotes de tierras de manera proporcional a la aportación en batalla (donadíos, heredades y capitulaciones). Este sistema de repoblación es el origen de los grandes latifundios de propiedad noble o eclesiástica que perduran hasta hoy. IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 9 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO El resultado del proceso repoblador fue una estructura de propiedad de la tierra que se ha mantenido hasta nuestros días con escasas modificaciones, con el Tajo como línea divisoria, entre una España latifundista al sur y otra de medianas y pequeñas propiedades al norte. 3.2. ORGANIZACIÓN POLÍTICA, ECONÓMICA, SOCIAL Y CULTURAL DE LOS REINOS CRISTIANOS Organización política de los reinos cristianos peninsulares Los tres grandes reinos peninsulares Castilla, Aragón y Navarra, a pesar de tener una estructura política similar, basada en tres instituciones: la monarquía, Las Cortes y los municipios, presentaban algunas diferencias notables: La monarquía. En la Corona de Castilla la monarquía fortaleció su autoridad sobre la base del derecho romano, que defendía la supremacía absoluta del rey, por eso, a diferencia de lo que sucedería en Aragón, el monarca gozaba de poderes más extensos (facultad de declarar la guerra, poder legislativo y judicial, etc.). En la Corona de Aragón, el arraigo de las estructuras feudales y el mayor poder de la nobleza impuso el pactismo, basado en el concepto feudal de pacto entre el señor y sus vasallos, por el cual el monarca se veía sometido al control de la nobleza a través de las Cortes y éste se comprometía a mantener el derecho y las costumbres del país (Usatges). Las Cortes. El auge socioeconómico de las ciudades a finales del siglo XI ofreció a los monarcas una nueva posibilidad de obtener recursos para sus campañas militares, pero la burguesía urbana exigió como contrapartida su incorporación en los órganos de gobierno, hasta entonces reservados a los privilegiados. Así nacieron las Cortes, las primeras en el Reino de León (1188), seguidas de las de Cataluña (1214), Aragón (1247) y Valencia (1283). Las Cortes medievales eran convocadas por el rey y reproducían la estructura de la sociedad estamental, ya que estaban formadas por tres brazos, en representación de nobleza, clero y burguesía. Aunque existían diferencias entre territorios, las funciones de las Cortes eran atendes las consultas del rey en asuntos de especial importancia (consilium) y, sobre todo, votar los subsidios o impuestos de carácter extraordinario (auxilium). En cualquier caso, ni la composición ni las funciones de estas primitivas Cortes son equiparables a las de las actuales Cortes constitucionales (parlamentos): no eran representativas de la voluntad general de la población, no tenían poder legislativo y no disponían de instrumentos para controlar el poder del monarca. La organización política de la Corona de Castilla se fue consolidando a lo largo de la Edad Media con la creación de nuevas instituciones, para cubrir las necesidades de un Estado cada vez más complejo, como las Cortes, de las que ya hablamos; el Consejo Real, órgano asesor del rey; o la Audiencia, órgano supremo de la justicia, que pasaría a llamarse Chancillería a partir del siglo XV. La organización política de la Corona de Aragón fue más compleja, puesto que, a diferencia de Castilla, la Corona de Aragón era una confederación de territorios (Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca) con leyes e instituciones propias. Cada territorio tenía sus propias Cortes, que gozaron de mayor poder que las de la Corona de Castilla. Además, la descentralización política dio lugar a la figura de los virreyes, que era la autoridad real en los territorios donde no residía el monarca y que con frecuencia recaía en miembros de la familia real. Otra institución importante fueron las Diputaciones o Generalidades, instituciones que controlaban el gasto de los impuestos y desempeñaban funciones políticas, como la Diputación General de Cataluña o Generalitat. Por último, estaba el Justicia de Aragón, cuya labor era interpretar y defender los fueros frente a posibles pretensiones autoritarias de la monarquía. La organización política en El Reino de Navarra se basó en una política pactista, donde las prerrogativas de las Cortes impidieron el fortalecimiento del poder de la monarquía. Entre sus IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 10 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO instituciones destacaban las Cortes, el Consejo Real y la Diputación de los Tres Estados, para gestionar la recaudación de los subsidios votados en las Cortes Los municipios disfrutaban de cierta autonomía. En principio, estaban regidos por unos cabildos abiertos, pero el crecimiento urbano del siglo XIII hizo que los deseos centralizadores de los monarcas llegasen también a las ciudades. En Castilla, surgió la figura del corregidor, representante del poder real; y en la corona de Aragón, el gobierno de las ciudades quedó en manos de la alta burguesía comercial (Consejo de Ciento en Barcelona). La economía en los reinos cristianos peninsulares Aunque en sus orígenes la agricultura, la ganadería y la explotación del bosque fueron las actividades que ocupaban a la inmensa mayoría de la población, a partir del siglo XII empezaron a observarse orientaciones distintas en cada reino. En la Corona de Castilla, la ganadería pasó a convertirse en el factor fundamental del desarrollo económico. La ganadería ovina de carácter trashumante impulsó el enriquecimiento de los grandes propietarios de ganado (órdenes militares, monasterios, concejos y nobles) a costa de los agricultores, y se vio favorecida con la creación de La Mesta (1273), que otorgó privilegios reales a los ganaderos (organización de cañadas para la trashumancia, privilegio de paso, etc.). El comercio de lana, junto con el hierro vasco, fue el eje del comercio exterior castellano que, a través de los puertos del Cantábrico, se dirigía hacia el Atlántico. En la Corona de Aragón, Valencia y Aragón desarrollaron una importante economía agrícola y ganadera, mientras en Cataluña, desde el siglo XII, se consolidó un gran comercio exterior hacia el Mediterráneo, que se vio favorecido por su expansión territorial en la zona. Barcelona se convirtió en un importante puerto comercial y en ella creció una próspera artesanía textil, metalúrgica y de construcción naval. Prosperidad que favoreció el desarrollo de una potente burguesía comercial que fue haciéndose con el control de las instituciones ciudadanas. Régimen señorial y sociedad estamental Los señoríos eran territorios concedidos por el rey a un particular o institución (monasterios), generalmente como pago por algún servicio prestado. En la primera fase de la conquista cristiana apareció el primer tipo de señoríos, sobre todo en las zonas de repoblación por presura, los llamados señoríos territoriales o solariegos, cuyas tierras carecían de dueño y sobre las que el nuevo señor adquiría la propiedad. A partir del siglo XII los monarcas empezaron a otorgar a los beneficiarios de estas donaciones el privilegio de la inmunidad, es decir, la garantía de que en esos territorios no intervendrían los agentes del rey. De este modo, aparecieron los señoríos jurisdiccionales, donde los habitantes de las tierras se convertían en vasallos del nuevo señor, que asumía sobre ellos funciones propias del monarca. Este sistema feudal, basado en el régimen señorial y las relaciones de vasallaje entre señores y siervos, implicó en el plano jurídico el traspaso de competencias del rey a los titulares de los señoríos (el señor podía impartir justicia y gobernar al margen del rey); en el plano político, la merma del poder de la monarquía, ya que el poder efectivo de los reyes se limitaba a las tierras de realengo, que eran las que estaban bajo su dominio directo, lo que significó la ausencia de un poder estatal fuerte, sin ejército propio ni unificación jurídica. La división social del medievo cristiano fue consecuencia de dos factores: la importancia de lo militar en una sociedad en guerra permanente y la influencia de la Iglesia en el plano ideológico. La sociedad medieval era estamental, jerarquizada e impermeable, con una estructura tripartita definida por la labor que desempeñaba cada estamento u orden: la nobleza (bellatores) tenía el cometido de defender a la comunidad; el clero (oratores) era el encargado de rezar por la ‘salvación de las almas’; y el Estado llano (laboratores) se encargaba de trabajar para el mantenimiento de todos y era el más numeroso y heterogéneo de todos, integrado por campesinos, artesanos, mercaderes y burgueses. IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 11 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO En la sociedad estamental no había permeabilidad social, es decir, nacías y morías en el mismo estamento, ya que no había prácticamente posibilidad de ascender o descender en la escala social. Cada estamento se regía por normas diferentes, lo que permite hablar de estamentos privilegiados (nobleza y clero), que disfrutaban de exención fiscal y ordenamiento jurídico específico; y estamento no privilegiado (Estado llano), que debían pagar impuestos (pechos, de ahí que se llamen también pecheros) y trabajar para el mantenimiento del conjunto de la sociedad. Dentro de la nobleza y el clero había distintos rangos: la alta nobleza (duques, condes, marqueses, etc.), la media nobleza (caballeros y señores) y la baja nobleza (hidalgos e infanzones); y el alto clero (obispos, cardenales, abades, etc.) y bajo clero (párrocos, curas rurales, etc.). El clero era el único estamento abierto, pues se nutría tanto de la nobleza como del Estado llano, si bien los cargos estaban claramente delimitados en función de la extracción social. Fuera de la predominante mayoría cristina existían minorías religiosas, judíos y musulmanes (moriscos), que vivían marginadas en comunidades separadas más o menos integradas, en juderías o morerías. Con el paso del tiempo los gobernantes, ayudados por la Iglesia, llevaron a cabo acciones de unificación religiosa a través de conversiones forzosas y de expulsiones de la península Ibérica. La cultura en los reinos cristianos peninsulares Un rasgo sobresaliente de la cultura de la península Ibérica durante la Edad Media fue su carácter plural: la presencia de mudéjares en territorio cristiano, de mozárabes en territorio musulmán y y de judíos en todo el territorio, propició el contacto y el intercambio de conocimientos entre las tres culturas, más allá de las diferencias religiosas o de las rivalidades políticas y militares. La visión tradicional de la cultura medieval como algo pobre y oscuro dista mucho de la realidad histórica. Durante la Alta Edad Media la cultura se vio circunscrita a los scriptorium monásticos, sin embargo, A partir del siglo XII, con el Renacimiento de la vida urbana, surgieron las escuelas catedralicias, que impartían instrucción elemental a los hijos de la burguesía y de la pequeña nobleza urbana. En el siglo XIII aparecieron las primeras Universidades en la península Ibérica, como la de Palencia, Salamanca, Valladolid, Lérida o Lisboa, patrocinadas por la monarquía, rompiendo así con el monopolio educativo de la Iglesia. Un buen ejemplo de puente cultural entre el mundo islámico y el cristiano fueron los centros de traducción del árabe que surgieron de forma espontánea en diferentes ciudades de la península Ibérica. Tras la conquista de Toledo (1085) y con el objetivo de acceder a los fondos bibliográficos en árabe, se fundó la Escuela de Traductores de Toledo, cuyo objetivo era traducir del árabe y el hebreo a las lenguas romances peninsulares las obras clásicas. Esta escuela no tardó en convertirse en un núcleo de investigación de gran importancia mundial, que vivió su época de esplendor con Alfonso X el Sabio y atrajo a intelectuales y estudiosos de toda la Europa occidental. Un papel crucial en el desarrollo y la difusión de la cultura medieval fue el Camino de Santiago. Esta ruta de peregrinación, articulada tras el supuesto descubrimiento de los restos del apóstol Santiago en Compostela en el siglo IX, fue creciendo hasta convertirse, en el siglo XII, en uno de los centros de peregrinación más importantes de la cristiandad junto con Roma y Jerusalén. La afluencia de gente para visitar los supuestos restos del apóstol que yacían en la catedral de Santiago de Compostela fue tan masiva que se llegó a editar una guía para peregrinos: el Codex Calixtinus o Liber Sancti Iacobi. En consecuencia, el Camino de Santiago se convirtió en una de las vías de intercambios económicos, culturales y artísticos más importantes de la Edad Media. Desde el siglo VIII hasta el XV el arte de los territorios cristianos experimentó grandes cambios que se pueden clasificar en cinco grandes estilos: el arte asturiano, el arte mozárabe o de la repoblación, el románico, el gótico y el mudéjar. Dentro del arte asturiano (siglo IX) destacan obras como Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo, San Julián de los Prados, la Cruz de los Ángeles y la Cruz de IES “CUENCA DEL NALÓN””. DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA 12 HISTORIA DE ESPAÑA. 2º BACHILLERATO la Victoria. El arte mozárabe (siglo X) fue el realizado por los cristianos que vivían en territorio musulmán y por tanto fusiona elementos de ambas culturas, destacando la iglesia de San Miguel de la Escalada (León) y los códices miniados de intenso colorido y gran expresividad. Del arte románico (siglos XI y XII) la obra más destacada es la Catedral de Santiago de Compostela y su imponente Pórtico de la Gloria, así como las pinturas del Panteón Real de San Isidoro de León o los ábsides catalanes de San Clemente y Santa María de Taüll. Del arte gótico (siglos XIII al XVI) destacan las catedrales de Burgos, Toledo y León en la Corona de Castilla, y las de Barcelona, Gerona y Palma de Mallorca en la de Aragón, incluyendo sus ciclos decorativos en pórticos, vidrieras y retablos. Por último, el arte mudéjar (siglos XII al XV), genuinamente hispano y contemporáneo del románico y el gótico, combina estructuras arquitectónicas románicas o góticas con elementos decorativos propios del arte islámico, abundando los ejemplos en el área de Teruel. 3.3. LA CRISIS DE LA BAJA EDAD MEDIA EN LOS REINOS CRISTIANOS PENINSULARES Los años que transcurrieron entre la expansión de la peste negra (1348) y el inicio del reinado de los Reyes Católicos (1474) fueron en la península Ibérica, al igual que en el resto de Europa, tiempo de crisis económica, demográfica y política. A partir de mediados del siglo XIV extensión de la peste negra causó una sangría demográfica, especialmente en la corona de Aragón, donde se calcula que se perdió hasta un 25% de la población. El campo perdió efectivos, lo que, unido a un periodo de intensas lluvias y heladas, redujo drásticamente las cosechas, aumentando la hambruna y los estragos demográficos. La crisis agraria fue aprovechada por los señores para aumentar su poder sobre la tierra subiendo las rentas feudales y aumentando sus prerrogativas, lo que condujo al estallido de numerosas revueltas campesinas antiseñoriales, como la de los remença catalanes o los irmandiños gallegos. El comercio también se vio resentido debido al alza de los precios, especialmente en la corona de Aragón, pues Castilla supo aprovechar el comercio lanero con la fachada atlántica para recuperarse más rápidamente. La crisis demográfica y económica de la baja Edad Media se vio acompañada de una crisis política con la llegada al trono castellano y aragonés de una nueva dinastía: los Trastámara. La nueva dinastía tenía una visión más centralizadora del Estado, lo que se tradujo en una pugna constante entre el poder real y el nobiliario y abrió un periodo turbulento y lleno de enfrentamientos civiles

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