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Qué abarca la Economía Naranja En este tipo de economía se agrupa la cultura, el talento, la creatividad, así como las diferentes maneras posibles de monetizarlo a través de diversas actividades culturales como son: El teatro, danza, canto, literatura, arte y videojuegos...

Qué abarca la Economía Naranja En este tipo de economía se agrupa la cultura, el talento, la creatividad, así como las diferentes maneras posibles de monetizarlo a través de diversas actividades culturales como son: El teatro, danza, canto, literatura, arte y videojuegos, entre otros. De allí, que se encuentre en un constante crecimiento y sea conocida igualmente como economía creativa. Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2013), la define como el conjunto de actividades que permite que las ideas se conviertan en bienes y servicios culturales, cuyo valor puede estar basado en la propiedad intelectual y está conformada por: La economía cultural, las industrias creativas y las áreas de soporte para la creatividad (una oportunidad infinita). En ese mismo orden de ideas Buitrago y Duque (2013), plantean que la economía naranja está integrada por: La economía cultural, que agrupa las diferentes expresiones de arte y patrimonio como son: La escultura, arquitectura, la pintura, diseño de moda, fotografía, concierto, teatro, circo, museos, conciertos, parques y monumentos culturales, entre otros. Asimismo, la industria creativa, donde se encuentra las industrias culturales convencionales, las creaciones funcionales, nuevos medios y software. Al respecto sostiene la UNESCO (2006), que: Las expresiones culturales son, quizá, lo que mejor refleja, de manera tangible o intangible, la identidad de una comunidad determinada. Hoy en día, una buena parte de esas expresiones se materializan en las industrias culturales y creativas, la cuales traducen en palabras, en música, en colores o formas esas dimensiones privilegiadas del ser humano y las colocan al alcance del mayor número de personas posible. Sobre ese particular, Benavente y Grazzi (2018), exponen que la economía naranja o creativa está conformada por tres (3) actividades como son: Las tradicionales y artísticas, enfocadas en generar, mantener el patrimonio cultural. La industria creativa, la cual se encuentra estrechamente relacionada con la actividad comercial como es el área editorial, audiovisual incluyendo los videojuegos y moda. Finalmente, como última actividad se encuentra aquellas que ofrecen soporte a las tradicionales, empleando la creatividad para impulsar el proceso productivo de un bien o servicio que no es creativo por sí mismo. En la industria cultural convencional, se encuentran aquellos bienes o servicios con contenido artístico susceptible de ser reproducido masivamente, los mismos son reconocidos por estar relacionados directamente con la cultura como son: Libros, revistas, folletos, impresión, televisión, cine, radio, videos, entre otros. Finalmente, se encuentran las creaciones funcionales, nuevos medios y software como: El diseño de interior, artes gráficas, moda, joyería, videojuegos, publicidad, agencias de noticias, entre otros. Según cifras recogidas por Luzardo, De Jesús y Pérez (2017), los servicios basados en la creatividad generaron para el año 2012 la cantidad de quinientos cuarenta y siete mil millones de dólares ($547.000.000.000) y veintinueve millones quinientos mil (29.500.000) puestos de empleos, y en el caso en específico de América Latina y el Caribe, reportó un millón novecientos mil (1.900.000) puestos de trabajo para el año 2015. En virtud de las cifras expuestas con anterioridad, se demuestra que en la economía naranja se genera una gran cantidad de puestos de trabajo, llegando a superar inclusive a la mano de obra que abarca la industria automotriz de la Unión Europea, Estados Unidos e incluso Japón. Con lo cual queda en evidencia lo que afirma el Banco Interamericano de Desarrollo (Buitrago y Duque, 2013; Luzardo, et al. 2017), que el futuro se encuentra en el mundo de la creatividad y las áreas que la conforman con mayor potencia para los próximos años. En virtud de ello, se puede inferir que, si la economía naranja fuera un País, esta sería la cuarta economía mundial detrás de Estados Unidos, China, así como el noveno mayor exportador y la cuarta fuerza laboral mundial con ciento cuarenta y cuatro millones (144.000.000) de trabajadores. Notándose el liderazgo y crecimiento a nivel mundial que presenta, según cifras del BID (Buitrago y Duque, 2013). Si bien en este tipo de economía la creatividad juega un rol fundamental hasta el momento no existe un concepto claro sobre creatividad, por lo que en el Informe sobre la Economía Creativa del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNCTAD, 2010), se adoptan las siguientes definiciones: a. Creatividad artística: Es la que involucra imaginación y capacidad para originar ideas originales y novedosas. b. Creatividad científica: Es aquella que se activa desde la curiosidad por la observación del fenómeno, así como la disposición para experimentar, lo cual permite crear nuevas formas de resolver los problemas. c. Creatividad económica: Se trata de un proceso dinámico que apunta a la innovación en tecnologías de producción, prácticas comerciales y mercadeo. Otro de los aspectos clave de esta economía, es el emprendimiento y en la actualidad se puede observar cómo ha tenido auge una nueva generación de emprendedores cuyas actividades giran en torno a la creatividad, enfocándose en la construcción de equipos multidisciplinarios donde se conjugan las habilidades atípicas, promoviendo la innovación en sectores impensables, como es el caso del sector educativo, transporte y salud, los cuales son vitales para el desarrollo de un país. De acuerdo con lo expresado anteriormente, puede afirmarse que los creativos están liderando al mundo, rompiendo con los esquemas tradicionales de las organizaciones, dando lugar a empresas innovadoras valoradas en millones de dólares, basadas en el entretenimiento, comunicación y redes sociales, como es el caso de: Airbnb, Spotify, YouTube, Instagram, Twitter, entre otras. Lo común que tienen estas empresas es la participación de diseñadores y creativos como fundadores o cofundadores, lo cual hasta hace unos veinte (20) años atrás era inimaginable, puesto que en su mayoría los grandes empresarios eran administradores, ingenieros o inversionistas. De acuerdo con lo expuesto por Luzardo, et al. (2017), un ejemplo de empresas que han innovado en sectores tradicionales de mano de creativos son: Babybe: Quienes sin ser médicos lograron un avance importante en la rama de la salud con una innovación que mejoraría la vida de más de quince millones de recién nacidos (15.000.000), con la creación de incubadoras que imitan a la madre con el método canguro, donde el niño puede percibir el latido del corazón, la voz e incluso la respiración de la mamá. Urban 3D: Esta empresa ha revolucionado la industria de la construcción a nivel mundial con el uso tanto de la robótica como de la impresión tridimensional (3D), estos creativos brasileños han ofrecido construir edificios, casas con el menor costo y de manera rápida, empleando materiales adecuados. Frei.re Lab: Software educativo que ha beneficiado a más de setenta y siete millones (77.000.000) de niños solamente en América Latina. Quienes se unieron a un movimiento global de videojuegos ultra sofisticados, que utilizan la experiencia lúdica para impulsar los cambios sociales. Esta plataforma permite tanto a los estudiantes como a los profesores, crear contenido sobre el eje temático objeto de estudio ya sea a través de simulaciones en laboratorios o con videojuegos, cambiando el paradigma de educación y enseñando a través de actividades interactivas. Por otra parte, Howkins (2007), plantea que la economía creativa tiene su origen en la transacción de bienes y/o servicios basados en la creatividad y arte los cuales se encuentran divididos en quince (15) sectores como son: Publicidad, arquitectura, arte, artesanías, diseño, moda, cinematografía, música, artes escénicas, editorial, investigación y desarrollo, software, juguetes y juegos, radio y televisión, y finalmente los videojuegos. Igualmente, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, 2008), se expuso que en esta se procura la creación de empleo e ingresos a través de los diferentes sectores que conforman la industria creativa. Esta economía ha logrado sobrevivir a fuertes crisis económicas, dado que el ser humano siempre busca alternativas para recrearse, distraerse, socializar, considerando que es un derecho y una necesidad del hombre que cada día tiene más auge, puesto que asiste con mayor frecuencia al cine, teatro descarga aplicaciones, videos, canciones y socializa a través de las redes sociales. De allí, que Buitrago y Duque (2013), afirman que el negocio de la creatividad es más sostenible en el tiempo si se compara con otros sectores como el de los hidrocarburos, que se ha contraído notablemente a diferencia de los servicios y/o bienes artísticos y creativos, que es un mercado que genera millones de dólares al año siendo una industria muy rentable. En ese sentido, la economía naranja como eje de desarrollo se enfoca en el comercio creativo que se inclina a favor de los servicios, la delantera la llevan las naciones con una estrategia digital intensiva en Mentefacturas. Estableciendo uno de los principales ejes de desarrollo para la creación de empleos y riquezas. Entendiendo a las Mentefacturas, como el cambio en el modelo productivo donde se busca eliminar las estructuras, los esquemas, y que las personas sean más innovadoras empleando la creatividad y el manejo de emociones para generar conocimiento. Al respecto, Goñi (2012), plantea que uno de los objetivos de las mentefacturas es resaltar las ideas, las cuales proporcionan un gran valor para la organización como serían el arte, el diseño, los videojuegos, las películas y artesanías, que llevan consigo un gran valor simbólico intangible que supera al valor de uso. Un aspecto clave para el desarrollo de las mentefacturas (base de la revolución naranja), es construir un imperio basado en la creatividad y para ello el acceso (virtual o físico) es clave, al igual que el contacto entre audiencias, contenido creativo, emprendedor y tecnología. Dirección y empalme, son los catalizadores fundamentales para generar la innovación que se deriva de la fertilización cruzada de ideas, usos, interpretaciones y costumbres. Actualmente, la cultura en su conjunto es tratada por la sociedad como un bien público, situación que le causa mucho daño a los artistas creativos, dado que les niega al menos dos (2) derechos fundamentales: El reconocimiento de su actividad como un trabajo legítimo y una remuneración adecuada. Al mismo tiempo, se le niega a la sociedad el progreso a artistas, creativos y todo lo que su cadena de valor puede aportarle. Aunado a eso Buitrago y Duque (2013), señalan que en un año se producen aproximadamente cuatro mil (4.000), películas entre los Estados Unidos, India y Nigeria, se descargan veinticinco mil millones (25.000.000.000) de canciones en iTunes, a cien (100) horas por minutos que se suben a YouTube y los cincuenta mil millones (50.000.000.000) de aplicaciones descargadas de Apple Store, por nombrar algunas. Sin contar también con la impresionante cifra de veintiséis mil quinientos millones de dólares ($26.500.000.000), que han generado los diez (10) principales musicales de Broadway en los últimos treinta (30) años. Igualmente es impresionante la cantidad de ingresos que genera Cirque de Soleil, quienes tienen sus entradas vendidas hasta el 2021. Por lo tanto, hoy en día existen muchas personas que tienen la motivación para emplear las herramientas de la economía naranja en la integración social. Annayeskha, G. González, B. Economía del siglo XXI: Economía naranja

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