Materiales para la protección del complejo dentinopulpar PDF
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Este documento presenta una revisión sobre los materiales utilizados para proteger el complejo dentinopulpar en procedimientos dentales. Se explican los diferentes tipos de materiales y su función clave. Se indican ejemplos de uso, aplicaciones, y consideraciones.
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Materiales para la protección del complejo dentinopulpar El origen embriológico común y las características histológicas hace que los tejidos dentinario y pulpar se consideren como una unidad: el complejo dentinopulpar. El hecho de que la dentina sea recorrida por miles de conductos, los túbulos de...
Materiales para la protección del complejo dentinopulpar El origen embriológico común y las características histológicas hace que los tejidos dentinario y pulpar se consideren como una unidad: el complejo dentinopulpar. El hecho de que la dentina sea recorrida por miles de conductos, los túbulos dentinarios, tiene una implicación funcional en el diente. Los túbulos dentinarios permiten el paso de sustancias y toxinas microbianas hacia la pulpa, pero, además, cualquier estímulo que genere un movimiento del fluido que se encuentra en el interior del túbulo provoca también el movimiento de la capa de odontoblasto, situada en la periferia pulpar. Los tratamientos conservadores en un diente vital se realizan con el propósito de mantenerlo sano y funcional, sin embargo, el empleo y la manipulación incorrectos de los materiales dentales son, después de la caries dental, las causas más frecuentes de daño pulpar. Es habitual que se emplee el término de protección dentinopulpar al hecho de colocar algún material entre las paredes pulpar o axial de una preparación cavitaria y el material restaurador, pero la protección dentinopulpar es mucho más, pues comprende todas las maniobras, sustancias y materiales que se utilizan en la preparación cavitaria y su restauración, con la finalidad de proteger la integridad del órgano dentinopulpar. Con este procedimiento se impermeabiliza la dentina y se crea una barrera que protege a la pulpa de los estímulos térmicos y eléctricos; impide el paso de sustancias químicas dañinas y de toxinas microbianas hacia la pulpa dental, y brinda protección mecánica a los tejidos dentarios remanentes. Hoy, muchos investigadores rechazan la idea de que todos los materiales de restauración son, en alguna medida, nocivos para la pulpa. En realidad, la principal causa del daño pulpar es la invasión bacteriana, debido a la microfiltración que suele ocurrir entre las paredes cavitarias y el material restaurador por un deficiente sellado marginal. La irritación química que pueden generar los materiales se evita con una buena protección del complejo dentinopulpar. La mayor aspiración en las investigaciones sobre los materiales dentales es desarrollar productos que logren unirse fuertemente a las estructuras dentarias. Numerosos estudios se han realizado y, como consecuencia, en la última década ha ocurrido un vertiginoso desarrollo de los materiales y sistemas adhesivos. El empleo de un cemento dental, como base cavitaria para la protección del complejo dentinopulpar, constituye un procedimiento muy común para asegurar el cuidado y la vitalidad del diente tratado. La utilización de una base intermedia cuando se restauran cavidades profundas con resinas compuestas permite disminuir el volumen del material restaurador, disminuir las tensiones internas y la contracción de la polimerización. Los materiales para la protección del complejo dentinopulpar se clasifican en selladores dentinarios, que incluyen los barnices y sistemas adhesivos; forros cavitarios y bases cavitarias (Tabla 2.1). Selladores dentinarios Los selladores dentinarios son recubrimientos de unos pocos micrones de espesor que al ser aplicados sellan la dentina y cierran los túbulos dentinarios. La barrera creada aísla al complejo dentinopulpar de los estímulos químicos y eléctricos; impide el paso de bacterias, toxinas e iones metálicos; reduce la sensibilidad dentinaria y la filtración marginal, y disminuye el efecto del galvanismo bucal. No son útiles como aislantes térmicos. Barnices Los barnices son soluciones fluidas de una resina natural o sintética (poliamida, poliestireno) en un solvente orgánico volátil, que puede ser acetona, éter o cloroformo. La resina natural que se utiliza con mayor frecuencia es la de copal, en una solución de acetona al 20 %. El solvente se evapora con rapidez y deja sobre la superficie aplicada una delgada capa de resina que funciona como una película protectora de la superficie dentinaria, al sellar los túbulos dentinarios. Indicaciones La indicación principal de los barnices es en la prevención de la filtración marginal en restauraciones de amalgama. Además, impiden la penetración --en los túbulos dentinarios-- de iones metálicos y compuestos resultantes de la corrosión de la amalgama, que suelen causar cambios de color en el diente. Los barnices se aplican también sobre la superficie dentinaria, antes de emplear materiales muy dañinos a la pulpa, como el cemento de fosfato de zinc. Si se utilizan agentes con el propósito de promover una respuesta pulpar favorable (preparados que contengan hidróxido de calcio), se aplican luego de haber colocado estos. Los barnices actúan como aislantes eléctricos, por tanto, son útiles sobre restauraciones metálicas que sufren shock galvánico y cuando se realizan procedimientos de electrocirugía en sitios adyacentes a restauraciones metálicas. Contraindicaciones Los barnices se contraindican en cavidades profundas porque el solvente presente en su composición es un irritante pulpar. Además, al evaporarse el solvente la capa formada sobre el tejido dentinario sella no solo la entrada de los túbulos dentinarios, sino también las irregularidades y los poros que se obtienen en la técnica de grabado ácido, lo que impide el contacto íntimo entre los materiales adhesivos y el tejido dentario. Como consecuencia, Materiales dentales: fundamentos teóricos y prácticos 17 no se pueden emplear con posterioridad a procedimientos en los que se realiza el grabado ácido, ni se colocan bajo materiales con propiedades adhesivas, entre estos los cementos de policarboxilato, el ionómero vítreo y los compómeros. Otra contraindicación tiene lugar cuando el material restaurador es una resina acrílica o una resina compuesta. El monómero de las resinas disuelve el barniz y a su vez el barniz interfiere en la reacción de polimerización de las resinas, acción que impide el endurecimiento del material restaurador, sobre todo en las capas que contactan con él. Los barnices se utilizan como aislantes químicos y eléctricos y no como aislantes térmicos porque con ellos se obtienen recubrimientos dentinarios de escaso espesor que no les permiten esta función. Técnica de aplicación Se colocan sobre las paredes cavitarias con un pincel o brocha muy pequeña, para lograr una capa delgada que no interfiera con la adaptación del material de restauración. No es aconsejable emplear para su aplicación una mota de algodón porque pueden quedar hilos incluidos en el material. La aplicación del barniz se realiza en un solo sentido para obtener una película homogénea, uniforme y continua. Se aplican, por lo menos, dos capas, y se espera a que trascurran de 15 a 20 s entre ambas, esto asegura un mejor sellado de los túbulos dentinarios. El margen de la restauración nunca debe cubrirse con barniz, porque al entrar en contacto directo con la saliva ocurre el paso lento de fluidos a través de las porosidades del material. Sistemas adhesivos Los sistemas adhesivos, al igual que los barnices, son selladores dentinarios, pero su ventaja sobre estos radica en la capacidad de proveer un mejor sellado de los tejidos dentarios sobre los que se aplican y lograr una menor filtración marginal. Los sistemas adhesivos pueden ser autopolimerizables, fotopolimerizables o de comportamiento dual (mixtos). Indicaciones Los sistemas adhesivos se utilizan como selladores dentinarios debajo de restauraciones de amalgama, resinas y restauraciones acrílicas, estas últimas en desuso. Contraindicaciones Los sistemas adhesivos no se emplean junto con los ionómeros, pues al interponerse entre estos y el tejido dentario los adhesivos interfieren con el mecanismo de adhesión química específico, característico de este material. Composición Los sistemas adhesivos constan de un agente ácido, un imprimador (primer) y un adhesivo resinoso, conocido en la práctica clínica como bonding. El primer y el adhesivo pueden presentarse separados o en un solo producto. Hoy, existen sistemas adhesivos de autograbado en los que se presentan juntos el ácido y el primer (primer acídico) y en un frasco aparte el adhesivo, y los denominados sistemas adhesivos de un solo paso que combinan en un mismo frasco los tres productos: ácido, primer y adhesivo (Figs. 2.1 y 2.2). ![](media/image2.png) Se ha demostrado que la solución de ácido fosfórico (de 35 a 40 g/%) es la opción más ventajosa para preparar la superficie del esmalte y la dentina. La actividad de este ácido tiene un efecto desmineralizante sobre los tejidos dentarios, que ejerce a través de la remoción de iones calcio y fosfato. Los iones removidos pasan a formar parte de la solución ácida hasta alcanzar una concentración que conlleva a la formación de sales de fosfato, las cuales precipitan sobre el tejido dentario y limitan la acción del ácido. La disolución de los cristales de hidroxiapatita del esmalte durante el grabado ácido sucede de tres formas diferentes: el ácido puede desmineralizar la periferia del prisma del esmalte; puede provocar la pérdida del centro del prisma del esmalte y puede resultar en una combinación de ambos. De este modo se crean los microporos o criptas, que permiten el mecanismo de microadhesión mecánica del agente de unión. La solución ácida aplicada sobre la dentina remueve el barro dentinario o capa manchada que se produce durante la preparación cavitaria, a la vez que desmineraliza la dentina subyacente. De esta manera se logra ampliar la entrada de los túbulos dentinarios y desmineralizar la dentina intertubular con exposición de la trama de fibras colágenas; en estas condiciones la dentina está preparada para recibir el primer. El primer consiste en un monómero polimerizable, disuelto en un solvente orgánico. El solvente, que casi siempre es etanol o acetona, desplaza el agua y ayuda a la difusión del monómero a las microporosidades creadas por la acción del grabado ácido, así como a los espacios interfibrilares e intrafibrilares de la matriz colágena. El primer tiene, además, la función de mantener cierto grado de humedad en las fibras colágenas expuestas para evitar su colapso, situación que impediría la penetración del adhesivo. Materiales dentales: fundamentos teóricos y prácticos 19 Las moléculas bifuncionales o multifuncionales que contienen los primer permiten que actúen tanto en un medio húmedo como en un medio con un mínimo nivel de humedad. Los grupos funcionales hidrofílicos tienen afinidad por la superficie dentinaria, mientras los grupos hidrofóbicos son los que permiten la unión a las capas del adhesivo o bonding. En fin, el primer tiene la función de humedecer la superficie de las fibras colágenas y de desplazar el agua de las zonas en las cuales ha ocurrido la desmineralización. El adhesivo o bonding es un monómero de resina, por lo general un metacrilato, resina fluida hidrofóbica de baja tensión superficial. Gracias a la acción previa del primer de desplazar el agua de la superficie dentinaria, el adhesivo consigue un contacto adecuado con este tejido dentario y logra difundir hacia los espacios interfibrilares y túbulos dentinarios abiertos. Esta resina fluida penetra en las microporosidades que quedaron en el esmalte después del grabado ácido y se infiltra en la dentina (entre la trama de fibras colágenas y dentro de los túbulos dentinarios abiertos); al polimerizar queda retenida a ambas superficies. La capa de bonding polimerizado queda entrelazada con las fibras colágenas y sella los túbulos dentinarios abiertos y las interconexiones; así, se forma una red microrretentiva que asegura el sellado de la dentina. Esta zona que contiene elementos dentinarios y resina polimerizada se denomina capa híbrida. Muchos profesionales e investigadores consideran que la hibridación de la dentina es un procedimiento efectivo y confiable para la protección del complejo dentinopulpar (Fig. 2.3). Técnica de aplicación La técnica adhesiva se inicia con la limpieza mecánica del diente, con cepillo y pasta abrasiva, procedimiento que elimina la película orgánica que los recubre. Esta acción se completa con la limpieza química del esmalte, al aplicar la solución ácida que elimina la capa contaminada por iones provenientes del medio bucal. De esta forma queda expuesto un esmalte con una elevada energía superficial para atraer al adhesivo resinoso líquido. La solución ácida se puede presentar como un líquido o como un gel; para su aplicación se utilizan pequeñas motas de algodón, puntas de papel, pincel, aplicadores con esponjas o jeringas para aplicar ácido (Fig. 2.4). ![](media/image4.png) El ácido se aplica primero sobre el esmalte y luego sobre la dentina (grabado total). El tiempo de grabado ácido del esmalte que se recomienda en dientes permanentes es de 20 s, y de 40 a 60 s en dientes temporales, tiempo suficiente para crear las microporosidades que permitirán la adhesión mecánica al nivel microscópico del adhesivo. La necesidad de extender el tiempo de grabado ácido del esmalte en los dientes temporales se debe a la existencia de áreas superficiales de esmalte aprismático o con orientación caótica, en las que no se obtiene un patrón de grabado útil que permita la microadhesión. Prolongar el tiempo de aplicación del ácido asegura el grabado efectivo del esmalte. Para evitar el riesgo de daño al complejo dentinopulpar por un exceso de grabado ácido en la dentina, el tiempo de permanencia de la solución ácida en este tejido no debe sobrepasar los 15 s (Fig. 2.5). Una vez obtenido el grabado total se realiza un lavado minucioso durante 20 s para eliminar el ácido y las sales formadas por la reacción entre la solución ácida y los minerales de Materiales dentales: fundamentos teóricos y prácticos 21 los tejidos dentarios. Este proceso despeja las microrretenciones creadas y asegura el contacto íntimo entre el diente y el adhesivo. Con posterioridad se seca por completo el esmalte, que muestra un color blanco (similar al de una tiza). La dentina no debe secarse en exceso, es necesario mantener un cierto nivel de humedad que evite el colapso de la red de fibras colágenas y la formación de una barrera que impida la penetración del bonding. Algunos autores sugieren pasar una mota de algodón, ligeramente mojada en agua, para devolver la humedad necesaria a la dentina para la adhesión. A continuación, se coloca el primer con una mota de algodón, un aplicador con esponja o un pincel, frotándolo leve y de manera continua, durante 15 a 20 s. Puede secarse con aire para ayudar a la penetración en el tejido dentario, y en dependencia del tipo de sistema adhesivo que se emplee, se deja polimerizar o se aplica la luz halógena para su endurecimiento. Por último, se aplica el bonding o adhesivo sobre el esmalte y la dentina, lo que debe hacerse con un pincel. Se aconseja echar aire levemente, con el fin de que la capa de resina sea fina y al polimerizar sufra muy poca variación volumétrica (Fig. 2.6). ![](media/image6.png) Forros cavitarios Los forros cavitarios o liners son recubrimientos que se colocan en espesores que no superan los 0,5 mm de espesor. Se utilizan por la necesidad de proteger el complejo dentinopulpar, de agentes físicos y químicos durante la restauración del diente. Estos forros crean una barrera que obstaculiza el paso de bacterias y toxinas; reducen la sensibilidad dentinaria y el galvanismo bucal, pero al igual que los selladores dentinarios no son aislantes térmicos. Las funciones más importantes de los forros cavitarios son la acción preventiva (algunos liberan fluoruros) y la acción terapéutica, al actuar como bacteriostáticos e inducir la formación de dentina de reparación. Los materiales más empleados como forros cavitarios son el hidróxido de calcio y el ionómero vítreo. 22 Materiales dentales: fundamentos teóricos y prácticos Hidróxido de calcio El hidróxido de calcio para uso estomatológico puede presentarse en forma de polvo; como dos pastas o en suspensión en una solución de resina natural o sintética. Algunos sistemas constan solo de una pasta con un solvente que se evapora al aplicarlo, y deja sobre la superficie una película de hidróxido de calcio. Los cementos de hidróxido de calcio fotopolimerizables se presentan en un envase único. Son una suspensión de hidróxido de calcio en un líquido con moléculas capaces de polimerizar, al ser activadas con una luz apropiada. La forma de presentación del hidróxido de calcio en dos pastas se conoce como hidróxido de calcio fraguable o cemento de hidróxido de calcio. Una de las pastas contiene el hidróxido de calcio, con adición de sustancias líquidas, y la otra pasta contiene un derivado, por lo general de ácido salicílico, que es capaz de provocar el endurecimiento; otros componentes presentes son el dióxido de titanio, el sulfato de calcio y compuestos de bario, este último le proporciona radiopacidad al material. El hidróxido de calcio posee una elevada alcalinidad (pH \>12) que le confiere una acción germicida y bacteriostática. La capacidad de este cemento de formar dentina reparativa se relaciona, al parecer, con su pH alcalino y su potencial de impedir el desarrollo microbiano. Además, es capaz de incrementar la presencia de fosfatasa alcalina que induce la remineralización en ausencia de microorganismos patógenos. Cuando el hidróxido de calcio está en contacto directo con la pulpa dentaria, actúa sobre este tejido y provoca una necrosis superficial. La zona que se necrosa se comporta como una superficie de soporte para los factores de reparación tisular y de crecimiento que regulan la diferenciación de los fibroblastos en odontoblastos. Los odontoblastos adheridos a ese nivel inician la formación de dentina reparativa y crean un puente de dentina; de este modo ocurre la reparación de los tejidos y se protege la pulpa dentaria. Sin embargo, a pesar de sus reconocidas bondades biológicas, el hidróxido de calcio posee también varias desventajas, entre estas las siguientes: − Alta solubilidad. − Rápida neutralización por el fluido de los túbulos dentinarios. − Baja resistencia mecánica. − Falta de adhesión a las estructuras dentarias. La solubilidad del hidróxido de calcio se incrementa en medios ácidos; como consecuencia, cuando se realiza el grabado ácido debe cubrirse antes con una base intermedia que lo proteja de la desintegración. Indicaciones La excelente biocompatibilidad del hidróxido de calcio; su comprobada capacidad de desarrollar la formación de dentina y sus propiedades antimicrobianas, justifican su utilización como protector pulpar debajo de materiales que provocan irritación pulpar. Los cementos de hidróxido de calcio se utilizan para recubrir áreas profundas de las cavidades con probabilidad de que existan microexposiciones pulpares, y en recubrimientos pulpares directos, pulpotomías, pulpectomías y la técnica de apicoformación (Fig. 2.7). Algunos estomatólogos desaconsejan la utilización del hidróxido de calcio de fraguado rápido cuando hay exposiciones pulpares, sin embargo, no existen evidencias que lo contraindiquen. La razón para no aplicarlo con este fin se relaciona con su rápido endurecimiento, que ante presiones en su colocación en la cavidad podrían lesionar la pulpa dental. En contraposición a este riesgo y a favor de su utilización, se conoce que esta forma de cemento demora más en disolverse, por tanto, su acción reparadora es más prolongada. Los cementos de hidróxido de calcio también son útiles como solución irrigadora y cura medicamentosa en los tratamientos endodóncicos, contenidos que se tratarán en el capítulo 5, "Materiales y medicamentos para endodoncia". Contraindicaciones Las propiedades mecánicas del hidróxido de calcio son muy pobres, y su poca resistencia a los esfuerzos compresivos y de tracción hacen que se contraindique como base cavitaria y limitan su uso a pequeñas áreas profundas de la cavidad. Se desaconseja su tratamiento en exposiciones pulpares en dientes temporales, debido a que en varios estudios se ha comprobada una frecuencia incrementada de reabsorciones internas, cuando se emplea en estos dientes. Técnica de aplicación La manipulación del hidróxido de calcio es sencilla; la mezcla se realiza sobre una tableta de cristal o un bloque de papel impermeable. Si en la preparación del material se emplea polvo de hidróxido de calcio, químicamente puro, este se dispensa sobre una superficie (puede ser sobre una tableta de cristal), en la cual se vierten unas gotas de agua destilada. El polvo se incorpora al agua con una espátula, hasta obtener una mezcla de consistencia espesa. La pasta obtenida no endurece, lo que hace un tanto engorroso su empleo clínico. El hidróxido de calcio, que se presenta en dos tubos que contienen las pastas, se prepara al unir porciones iguales del contenido de ambos tubos sobre un bloque de papel o sobre una tableta de cristal, para obtener una mezcla de hidróxido de calcio fraguable. La pasta obtenida se lleva con rapidez a las zonas que se deben recubrir. El tiempo de trabajo es breve y la presencia de humedad, tanto la ambiental como la existente de forma natural sobre los tejidos dentarios, conduce a un endurecimiento muy rápido del material. 24 Materiales dentales: fundamentos teóricos y prácticos El empleo de la pasta de hidróxido de calcio polimerizable permite la colocación del material en los sitios deseados y una vez ubicado se polimeriza con el empleo de luz. El tiempo de trabajo del material se controla a conveniencia del operador. Ionómero vítreo El ionómero vítreo o ionómero de vidrio puede emplearse como forro cavitario o como base cavitaria. En espesores delgados son forros cavitarios con cualidades remineralizantes y anticariogénicas. Sus propiedades se describen a continuación, en el acápite de las bases cavitarias, que constituye su aplicación más frecuente. Bases cavitarias Las bases cavitarias, conocidas también como cementos dentales, son materiales de endurecimiento químico, físico o dual, que se colocan en espesores \>1 mm. Como tienen un mayor grosor que los selladores dentinarios y los forros cavitarios, proveen aislamiento térmico, además de aislamientos químico y eléctrico; aumentan la rigidez del piso cavitario y pueden reforzar las estructuras dentarias debilitadas. Con la colocación de las bases sobre las paredes pulpar y axial de las preparaciones cavitarias se logra disminuir el volumen del material restaurador. Las bases constituyen una barrera antibacteriana y antitoxina que protege al complejo dentinopulpar; al mismo tiempo pueden inducir una acción terapéutica. El empleo de los cementos dentales es contemporáneo con el de la amalgama; los primeros fueron preparados en 1832, con cal pulverizada y ácido fosfórico. Desde entonces se sentaron las bases para la fabricación de otros tipos, como el cemento de fosfato de zinc, el preparado con eugenol y el de silicato de alúmina, conocido como cemento de silicato, este último se utilizó también como material de restauración. El cemento de silicato, por la evidencia clínica de su efecto anticariogénico, atribuido en lo fundamental a la liberación de fluoruros, ha sido precursor de materiales más novedosos, como los cementos de policarboxilato y de ionómero de vidrio. Los cementos son materiales que se preparan a partir de la combinación de un polvo con un líquido. El polvo está constituido por un óxido o un hidróxido (químicamente una base) y el líquido es un ácido o una solución de un ácido en agua. El óxido o hidróxido al entrar en contacto con el ácido reacciona y forma una sal que se precipita a medida que se adiciona más polvo al ácido, hasta convertirse en un sólido. El material fraguado está constituido por una matriz salina en la que se incluyen los restos del polvo que no llegaron a disolverse. Hoy en día todos los cementos empleados se clasifican como AB (cementos ácido-base); se exceptúan de esta categoría los cementos modificados con resinas. La matriz salina que compone al cemento es soluble en un medio acuoso, por tanto, en el medio bucal tienen posibilidades de disolverse. Mientras mayor sea la proporción de polvo para una determinada cantidad de líquido, menor será la disolución, pues se formará una menor cantidad de matriz y existirá una mayor cantidad de polvo sin disolver, que proporcionará mejores propiedades mecánicas. Las propiedades finales de los cementos son diferentes en función del tipo de óxido o hidróxido de su composición y del ácido que se emplee. La estabilidad química, unos de sus grandes problemas, se asocia a la capacidad de disolución de la sal iónica formada, la cual Materiales dentales: fundamentos teóricos y prácticos 25 está en función de la diferencia de electronegatividad entre el catión y el anión que forman la sal; cuanto mayor sea la electronegatividad del catión que se encuentra en el polvo, mayor será su estabilidad química y menor su disolución. Para uso estomatológico, los cementos forman sales a partir de tres cationes diferentes: calcio, zinc y aluminio. Debido a que la electronegatividad aumenta desde el calcio hasta el aluminio, los cementos en los que se forman sales de calcio son más solubles que en los que se forman sales de zinc y estos, a su vez, son menos estables que los que tienen una matriz de aluminio. El tipo de ácido empleado (inorgánico u orgánico) tiene consecuencias clínicas y biológicas en el material resultante. Las bases cavitarias deben ser adhesivas, resistentes a las fuerzas funcionales, poseer baja solubilidad, ser radiopacas, de fácil manipulación, y en su composición no deben tener sustancias que irriten o dañen la pulpa. Cemento de fosfato de zinc El cemento de fosfato de zinc es el cemento dental más antiguo que se haya empleado y sus propiedades constituyen el estándar para la comparación de todos los cementos. Indicaciones El cemento de fosfato de zinc es una buena opción para la cementación de postes intraconductos, restauraciones protésicas fijas y bandas de ortodoncia, debido a su resistencia, fácil manipulación y bajo costo. Como base intermedia, se utiliza en cavidades poco profundas, en las que no existe mucho riesgo de irritación pulpar, tanto en dientes anteriores como posteriores, aunque en la actualidad apenas se aplica con esta finalidad. Contraindicaciones El cemento de fosfato de zinc no debe emplearse en cavidades profundas. A pesar de sus aceptables propiedades mecánicas, debido a su acidez, falta de adhesión y nulo efecto anticariogénico (no libera fluoruros) este cemento ha caído en desuso como material de base intermedia. Composición El cemento de fosfato de zinc consta de un polvo y un líquido. El polvo contiene, principalmente, óxido de zinc con óxido de magnesio y pigmentos. El líquido contiene ácido fosfórico y en menores cantidades fosfato de aluminio; en algunos cementos, fosfato de zinc y agua. Los fosfatos y el agua modulan la velocidad de la reacción, el tiempo de fraguado y el tiempo de trabajo, y ejercen una acción amortiguadora al regular la acidez. El aluminio le confiere una mayor resistencia al producto final. Reacción de fraguado El óxido de zinc y el ácido fosfórico reaccionan y forman el fosfato de zinc amorfo. El cemento fraguado tiene una estructura nucleada de partículas de óxido de zinc en una matriz de fosfato: óxido de zinc + ácido fosfórico → fosfato de zinc (polvo) (líquido) (cemento) 26 Materiales dentales: fundamentos teóricos y prácticos Propiedades y efectos biológicos El cemento de fosfato de zinc es frágil y rígido; tiene una elevada resistencia a la compresión, mientras que su resistencia a la tracción es baja, en comparación con otros cementos. Presenta una importante solubilidad en el medio bucal, carece de propiedades adhesivas y no libera flúor. Una vez completada la mezcla este cemento conserva un pH bajo (\