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Summary

Este documento proporciona una introducción general a la disciplina de la sociología, incluyendo su naturaleza, desarrollo y aplicaciones. Examina las diferentes perspectivas teóricas dentro de la sociología, como las perspectivas del conflicto y las funciones, y describe la importancia de la sociología en la comprensión de la sociedad.

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El mundo social actual ofrece emocionantes oportunidades de viaje, trabajo y ocio que acentúan las percepciones de libertad y elección individuales. Pero, al mismo tiempo, muchas personas tienen ansiedad y preocupación por los riesgos inherentes a nuestra forma de vida moderna. Gracias al extendido...

El mundo social actual ofrece emocionantes oportunidades de viaje, trabajo y ocio que acentúan las percepciones de libertad y elección individuales. Pero, al mismo tiempo, muchas personas tienen ansiedad y preocupación por los riesgos inherentes a nuestra forma de vida moderna. Gracias al extendido uso del internet y de las redes sociales, comunicarse y mantener el contacto a través de continentes es más inmediato y rutinario que nunca, pero también hay delincuencia violenta, terrorismo global, conflictos nacionales y guerras, junto a una persistente desigualdad económica y social. El mundo moderno nos ofrece muchas posibilidades y oportunidades, pero también está plagado de graves riesgos como pandemias globales, un incremento en la contaminación del aire, el calentamiento global y la amenaza de armas nucleares y químicas. Vivimos en una sociedad «de alto riesgo y grandes oportunidades» que parece fluctuar enormemente entre ambos extremos sin ninguna autoridad o control general. La mayor parte de las personas de los países relativamente ricos del Norte Global están materialmente mejor que nunca, pero en otras partes del mundo, sobre todo en el Sur Global, millones de personas viven situaciones de pobreza en las que los niños mueren por falta de alimento, agua potable y servicios sanitarios básicos. ¿Cómo puede ocurrir esto cuando contamos con posibilidades para controlar el destino de la humanidad que nuestros abuelos no podrían ni haber imaginado? ¿Cómo se llegó a esta situación? ¿Por qué existe una desigualdad tan exagerada en nuestro mundo? ¿Hacia dónde se dirigen las sociedades actuales? Estas amplias cuestiones son la preocupación primordial de la sociología, una disciplina que desempeña un papel fundamental en la vida moderna. La sociología puede definirse sencillamente como el estudio científico de los grupos sociales, las sociedades en su conjunto y el mundo de los seres humanos como tal. El ámbito de la sociología es extremadamente amplio y va desde el análisis de los encuentros entre individuos en la calle hasta los cambios en la vida familiar, las nuevas formas de identidad 32 Sociología personal y social, y las relaciones entre estados-nación. La mayor parte de nosotros contempla el mundo en función de las características que nos resultan familiares en nuestra propia vida: familia, amigos y trabajo. La sociología nos muestra la necesidad de adoptar un punto de vista mucho más amplio acerca de por qué actuamos como lo hacemos. Nos enseña que lo que consideramos natural, inevitable, bueno o verdadero puede no ser así, y que lo que damos por sentado está enormemente influido por fuerzas históricas y procesos sociales. Para obtener una perspectiva sociológica resulta fundamental la comprensión de las formas sutiles, aunque complejas, en las que nuestras vidas individuales reflejan los contextos de nuestra experiencia social. Una introducción a la sociología Este capítulo es el primero de un bloque de tres que, en conjunto, proporcionan una introducción general a la sociología: qué es, cómo evolucionó en el tiempo, cómo trabajan los sociólogos y qué tipo de explicaciones utilizan. Ofrece una breve introducción a lo que es la sociología, cómo y por qué nació y para qué se utiliza. Posteriormente, el capítulo 2 tratará sobre la práctica de la sociología: cómo desarrollan su trabajo los sociólogos. Describe las cuestiones que se plantean, la gran variedad de métodos de investigación que utilizan para responder a esas cuestiones y cómo evalúan sus averiguaciones. También aborda el espinoso asunto de si la sociología es o debería ser una ciencia o no. El capítulo 3 examina las teorías sociológicas. Las teorías son una parte esencial de cualquier disciplina académica porque nos permiten ofrecer explicaciones en lugar de limitarnos a enumerar una serie de hechos. Por ejemplo, podemos averiguar que la proporción de mujeres australianas casadas que trabajan es mayor actualmente que en la década de los cincuenta. Es cierto que las estadísticas simples son útiles, pero exigen a gritos una explicación (¿por qué las mujeres casadas trabajan ahora más que antes?) y eso es lo que proporcionan las buenas teorías. Intentan explicar las razones por las que algo ha ocurrido o ha cambiado, ampliando así nuestros conocimientos. En el capítulo 3 presentamos algunas teorías sociológicas importantes, como el marxismo, el feminismo, el funcionalismo, el estructuralismo, los estudios poscoloniales, el posmodernismo y otros. No debería desanimarse por estos términos, que en realidad no son más que una forma rápida de describir las diferentes maneras en que los sociólogos interpretan y entienden el mundo social. En el resto del capítulo abordaremos la sociología como una forma de pensar en el mundo que, una vez adquirida, resulta difícil de evitar. En pocas palabras, un sociólogo lo es para siempre. Los acontecimientos mundiales, los debates políticos, las relaciones personales, la vida en familia y muchos otros temas serán contemplados de manera diferente una vez desarrollado el modo de pensar y de observar sociológico. En segundo lugar, introduciremos las ideas de algunos de los primeros pensadores sociológicos de los siglos xix y xx, aquellos que crearon los cimientos básicos de la sociología moderna como disciplina académica. Relacionamos a estos pensadores con la época en que vivieron con el fin de ilustrar sobre los nuevos problemas sociales que intentaron resolver y el modo en que lo hicieron. Luego veremos algunos enfoques sociológicos posteriores. No obstante, no será una lista exhaustiva y necesitará acudir al capítulo 3, «Teorías y perspectivas sociológicas», para conocer las teorías más recientes. 1. ¿Qué es la sociología? 33 En tercer lugar, analizaremos algunos usos de la sociología. Muchos estudiantes se ven atraídos por esta materia porque tienen el deseo de ayudar a otros y consideran la disciplina como un modo de acercamiento a una carrera profesional «centrada en las personas». Los graduados en sociología, por ejemplo, encuentran trabajo en profesiones dedicadas a los cuidados, el trabajo social, la enseñanza o el sistema judicial penal, por ejemplo. Otros aplican adecuadamente sus conocimientos y técnicas de investigación en la dirección de empresas, la investigación de mercados, la administración de gobiernos nacionales y locales o la realización de consultorías. Los hay también que se convierten en sociólogos profesionales tras desarrollar estudios posteriores y ejercen la docencia en universidades y escuelas superiores. El estudio de la sociología puede convertirse en el primer paso de una carrera gratificante y satisfactoria. Sin embargo, otros se acercan a la sociología simplemente porque quieren comprender mejor el mundo en que vivimos. En este caso, la sociología supone una especie de enriquecimiento personal que puede llevar o no a determinado desarrollo curricular. Algunos sociólogos titulados utilizan sus conocimientos y habilidades para mejorar de forma práctica las condiciones de vida de las personas al intervenir para cambiar una situación existente. En ese caso hablamos de la «sociología aplicada», que constituye gran parte de la investigación sobre problemas sociales como la indigencia, la pobreza, el desempleo, la adicción a las drogas, las autolesiones, etcétera. A partir de sus averiguaciones, quienes la practican pueden proponer soluciones a pequeña escala o hacer recomendaciones con el objetivo de modificar programas gubernamentales o prestaciones. Por último, el capítulo termina mostrando recientes ideas que sugieren que los sociólogos necesitan interaccionar con el público en general y con los medios de comunicación si quieren ampliar el impacto de la sociología en la sociedad. Suele ser habitual ver a psicólogos, historiadores y politólogos participar como expertos en la radio, los informativos y los documentales de televisión, pero raras veces vemos a los sociólogos. Esta sección analiza los motivos de que sea así y sugiere qué se puede hacer para cambiarlo. En todo caso, comenzaremos esbozando lo que significa el «pensamiento sociológico», un requisito básico para «hacer sociología». La imaginación sociológica El estudio de la sociología no puede limitarse al proceso rutinario de adquisición de conocimientos mediante libros como éste. Aprender a pensar sociológicamente significa cultivar la imaginación. Un sociólogo debe ser capaz de liberarse de la inmediatez de las circunstancias personales para situar las cosas en un contexto social más amplio. El trabajo sociológico depende de lo que el autor americano Wright Mills (1970), en una célebre expresión, denominó la imaginación sociológica. La imaginación sociológica nos pide, sobre todo, que seamos capaces de «pensar distanciándonos» de las rutinas familiares de nuestras vidas cotidianas para poder verlas desde un nuevo punto de vista que puede parecer extraño, por lo menos al principio. La mejor forma de ilustrar esto es considerando algo tan ordinario que normalmente sucede sin que nos percatemos de ello: el simple acto de beber una taza de café. ¿Qué podría decir la sociología de este hecho tan común que parece tener tan poco interés? 34 Sociología En primer lugar, puede que el café sea una bebida agradable, pero también tiene un valor simbólico como parte de ciertas actividades sociales cotidianas, y los rituales asociados con beber café son mucho más importantes que el acto en sí. Para muchas personas, la taza de café matutina ocupa el centro de una rutina personal y es un primer paso esencial para poder comenzar el día. El café de la mañana suele ir seguido, en otros momentos del día, por cafés junto a otras personas, convirtiéndose así en la base de un rito social, no solo individual. Las personas que quedan para tomarse un café probablemente tienen más interés en encontrarse y charlar que en lo que van a beber. La bebida y la comida dan lugar en todas las sociedades a oportunidades para la interacción social, y ésas constituyen un interesantísimo objeto de estudio sociológico. En segundo lugar, el café contiene cafeína, una droga que posee un efecto estimulante sobre el cerebro. Mucha gente lo toma para obtener ese «subidón» que proporciona. Las jornadas de trabajo prolongadas en la oficina y el estudio en la biblioteca hasta altas horas de la noche se hacen más tolerables con pausas para tomar un café. Beber esta sustancia es una actividad que crea hábito, pero a los adictos al café no se les considera «toxicómanos». Como el alcohol, el café es una droga aceptada socialmente, mientras que la cocaína y la heroína, por ejemplo, no lo son. Sin embargo, hay sociedades que toleran el consumo de cocaína, pero fruncen el ceño ante el café y el alcohol. A los sociólogos les interesa saber por qué existen estos contrastes y de dónde proceden. En tercer lugar, cuando bebemos una taza de café formamos parte de una serie extremadamente complicada de relaciones sociales y económicas que se extienden por todo el mundo. El café es un producto que vincula a personas de algunos de los países más ricos de la tierra con los de las zonas más empobrecidas del planeta: se consume principalmente en los países relativamente opulentos, pero crece sobre todo en los relativamente pobres. Cerca de 125 millones de trabajadores dependen del comercio del café para ganarse la vida (Fairtrade Foundation, 2020), pero muchos jornaleros reciben sueldos míseros y viven en la pobreza. En Brasil, alrededor de la mitad de los trabajadores del café no tienen un contrato laboral formal, y los inspectores han descubierto que muchos de ellos cobran menos del mínimo legal. La mayor parte recibe unos 14 reales brasileños (3,43 dólares estadounidenses) por cada saco de 60 litros que recolectan, lo que puede suponer una jornada completa de trabajo para algunas mujeres (Teixeira, 2019). Algunas de las empresas de café más importantes, como Nestlé, Jacobs Douwe Egberts y Starbucks, han admitido que algunos de sus productos provienen de plantaciones brasileñas que emplean trabajo esclavo infantil (Hodal, 2016; Canning, 2019). El café es la mercancía más valiosa del comercio internacional; para muchos países de América Central y de Sudamérica, México, África, Asia y Oceanía es la fuente principal de divisas extranjeras (ICO, 2018). Los procesos de producción, transporte y distribución de esta sustancia requieren transacciones continuadas entre personas que se encuentran a miles de kilómetros de quien la consume. El estudio de estas transacciones globales constituye una tarea importante para los sociólogos. En cuarto lugar, el acto de beber una taza de café no es algo «natural», sino que supone que anteriormente se ha producido un proceso de desarrollo social, político y económico. Junto con otros muchos componentes de la dieta occidental ahora habituales —como el té, los plátanos, las patatas y el azúcar blanco—, el consumo de café comenzó a extenderse a finales del siglo xix, aunque estaba de moda entre las élites con anterioridad. Originario de 1. ¿Qué es la sociología? 35 Oriente Medio, la demanda masiva de este producto data del período de la expansión colonial occidental de hace más de dos siglos. En la actualidad, casi todo el café que se bebe en los países occidentales proviene de áreas como Sudamérica y África que fueron colonizadas por los europeos, así que no es un componente «natural» de la dieta occidental, por muy normal que parezca hoy día la compra y el consumo de café. Por último, el café ha sido «etiquetado» y politizado en los debates que en la actualidad se ocupan del comercio justo internacional, los derechos humanos y la destrucción del medio ambiente. Por ejemplo, algunas personas optan por beber únicamente café de cultivo ecológico, café descafeinado o café obtenido mediante un «comercio justo» (en el que se paga el precio total del mercado a los pequeños productores de los países en vías de desarrollo). Otras apoyan las cafeterías «independientes» en lugar de las «grandes cadenas» como Starbucks y Costa. Elegir un tipo de café no es solo una decisión sobre el estilo de vida, también tiene importancia política. Cuando empezamos a desarrollar una imaginación sociológica, el café matutino se convierte en algo fascinante que observamos con un punto de vista nuevo. En realidad, como veremos a lo largo del libro, los mejores estudios sociológicos son aquellos que nos cuentan algo que no sabíamos antes o que nos permiten ver rutinas y pautas familiares de modo novedoso. El estudio de las personas y las sociedades A menudo se dice que la sociología es tan solo la «ciencia de la sociedad». Pero ¿a qué nos referimos con «sociedad»? Cuando los sociólogos hablan de una sociedad, suelen referirse a un grupo de personas que vive en un territorio delimitado y que comparte rasgos culturales como la lengua, los valores y las normas básicas de conducta. De ahí que podamos hablar, por ejemplo, de la sociedad de Corea del Sur, la sociedad nigeriana o la española. Sin embargo, la «sociedad» también incluye a las instituciones —como determinados tipos de gobierno, sistemas educativos y tipos de familia— y a las relaciones relativamente estables entre ellas. Los modelos duraderos creados por las relaciones entre personas, grupos e instituciones forman la estructura social básica de una sociedad. Cuando comenzamos a pensar en la vida social mediante los conceptos de sociedad, instituciones y estructuras sociales, estamos empezando a usar la imaginación sociológica y a «pensar sociológicamente». La imaginación sociológica nos permite darnos cuenta de que muchos acontecimientos que parecen preocupar únicamente al individuo en realidad tienen que ver con asuntos más generales. El divorcio, por ejemplo, puede resultar un proceso muy difícil para quien lo está pasando y constituirse en lo que Mills denomina un «problema personal». Pero el divorcio REFLEXIONES CRÍTICAS Coja un tarro de café de su casa o de su lugar de trabajo y busque en la página web de la empresa dónde se cultivan sus plantas de café, qué implica el proceso de producción y cuántos trabajadores participan en él. ¿Qué factores sociales, económicos o políticos le llevarían a usted o a sus amigos a reconsiderar su elección de café? 36 Sociología también puede ser un «asunto público» con consecuencias sobre las pensiones, las prestaciones asistenciales y las necesidades de vivienda. Por poner otro ejemplo, el desempleo puede ser una tragedia individual para alguien que es despedido y no puede encontrar otro trabajo, pero el problema rebasa el nivel de la desesperación personal cuando en una sociedad millones de personas están en esa misma situación, y es entonces cuando se convierte en un asunto público que expresa amplias tendencias sociales. Intente aplicar la imaginación sociológica a su propia vida, sin pensar únicamente en problemas. Por ejemplo, ¿por qué está pasando las páginas de este libro?, ¿por qué ha decidido estudiar sociología? Puede que estudie esta materia a regañadientes (¡seguro que no es eso!), porque la necesita para completar un curso de derecho, periodismo, magisterio o gestión. O puede que esté deseando comprender mejor el mundo en que vive. Cualesquiera que sean sus motivaciones, es muy posible que tenga mucho en común, sin siquiera saberlo, con otros estudiantes de sociología. Su decisión personal refleja su posición en el contexto social. Observe si tiene usted las siguientes características: ¿es joven, blanco, procede de una familia de profesionales liberales o de trabajadores no manuales? ¿Ha trabajado a tiempo parcial para mejorar sus ingresos o aún lo hace? ¿Quiere encontrar un buen empleo cuando termine sus estudios pero no está completamente dedicado a ellos? Más del 75% de los lectores contestarán que sí a estas preguntas. Eso se debe a que los estudiantes universitarios no son representativos del conjunto de la población, sino que suelen proceder de los estratos sociales más privilegiados y, en general, sus actitudes reflejan las de sus amigos y conocidos. El ambiente social del que procedemos tiene mucho que ver con el tipo de decisiones vitales que creemos apropiadas. Por otro lado, es posible que no pueda identificarse con ninguna de esas características. Puede que usted proceda de un grupo étnico minoritario, de una familia de clase trabajadora o de un sector desfavorecido, o puede que sea de mediana edad o más mayor. En cualquier caso, podrían sacarse las siguientes conclusiones tentativas: es probable que haya tenido que luchar para llegar donde ha llegado y superar las reacciones hostiles de sus amigos que pensaban que estaba loco por dejar un empleo decente, asumir una deuda cuantiosa o arriesgarse a fracasar, y puede que esté compaginando la educación superior con la dedicación total al cuidado de sus hijos. Para un sociólogo no existe el «individuo aislado» que toma decisiones sin referencia alguna a las demás personas. Aunque todos estamos influidos por contextos sociales, nuestro comportamiento no está del todo condicionado por ellos. La labor de la sociología es investigar la conexión que existe entre lo que la sociedad hace de nosotros y lo que hacemos de nosotros mismos y de la sociedad. Nuestras actividades estructuran —o dan forma— al mundo social que nos rodea y, al mismo tiempo, son estructuradas por él. Los contextos sociales de nuestra vida no sólo se componen de una colección aleatoria de acontecimientos, sino que, de diversas maneras, están estructurados o siguen una pauta. Nuestra forma de comportarnos y las relaciones que mantenemos unos con otros presentan ciertas regularidades. Aunque la idea de «estructura» nos recuerda a un edificio, las estructuras sociales no tienen el carácter físico, por ejemplo, de un edificio que, una vez construido, existe al margen de las acciones humanas. Las sociedades humanas están siempre en proceso de estructuración (Giddens, 1984). Es decir, sus «componentes básicos» —seres humanos como usted y como yo— las reconstruyen a cada momento. Como ejemplo, piense de nuevo en el caso del 1. ¿Qué es la sociología? 37 café. Una taza de esta bebida no llega a sus manos de manera automática. Usted decide, por ejemplo, ir a un determinado local a beber su taza de café solo, con leche o cortado. Al tomar esa decisión, usted, junto a otros millones de personas, influye en el mercado del café y en la vida de sus productores, que quizá vivan a miles de kilómetros de distancia, al otro lado del mundo, y a quienes nunca conocerá. En las últimas décadas se ha podido comprobar esta característica maleable de las estructuras sociales de manera espectacular. Al final de la década de los ochenta y en la de los noventa, los regímenes comunistas de la Europa del Este, incluyendo a la antigua Unión Soviética, se derrumbaron súbitamente cuando muchas personas tomaron las calles para protestar por la falta de libertad y de desarrollo económico. Nadie había previsto que las aparentemente firmes estructuras sociales del comunismo pudieran marchitarse simplemente porque la gente negara la legitimidad a los regímenes y a sus líderes. Posteriormente, en 2011, en algunos países de Oriente Próximo y del norte de África se produjeron levantamientos contra los gobiernos autoritarios de la región a causa de la insatisfacción con el régimen y la necesidad de cambio. En Libia cayó el régimen de 42 años del coronel Muamar el Gadafi y en Egipto el presidente Hosni Mubarak fue obligado a dimitir cuando los manifestantes tomaron la plaza Tahrir en El Cairo. Esos acontecimientos revolucionarios, si bien no siempre tienen éxito, nos muestran que las estructuras sociales siempre están «en proceso», por muy sólidas o «naturales» que parezcan. El desarrollo del pensamiento sociológico Muchos estudiantes consideran que la teoría sociológica es difícil, en gran medida porque no entienden que la materia englobe tantas teorías diferentes. La sociología nunca ha sido una disciplina con un corpus de ideas que todos consideren válido. Con frecuencia, los sociólogos difieren al plantear cómo debe abordarse el comportamiento humano y cuál es la mejor manera de interpretar los resultados de las investigaciones. Esto no deja de ser normal y sucede en todas las disciplinas científicas. Sin embargo, a diferencia de la física o de la química, la sociología supone el estudio de nosotros mismos, lo que puede plantear serios desafíos a opiniones y actitudes muy arraigadas en nosotros. La sociología puede resultar perturbadora e inquietante. Aun así, cuando estamos en el proceso de «hacer sociología» debemos intentar firmemente dejar a un lado nuestros compromisos políticos y emocionales. Si no lo hacemos, corremos el riesgo de engañarnos y de que nuestras conclusiones sean inválidas. Teorías y perspectivas teóricas Es un hecho que esta mañana tomé un café, que pagué por él cierta cantidad de dinero y que sus granos procedían de Brasil. Esos son los datos. Pero en la sociología también queAcontecimientos políticos recientes como los aquí señalados se tratan más a fondo en el capítulo » 20, «Política, gobierno y movimientos sociales», y en el 21, «Naciones, guerra y terrorismo». 38 Sociología remos saber por qué ocurren las cosas, para lo cual debemos aprender a elaborar teorías explicativas. Por ejemplo, sabemos que actualmente existen millones de personas que utilizan Internet y las redes sociales para estar en contacto con sus amistades. Pero este acontecimiento es algo muy novedoso que exige plantearse algunas preguntas. ¿Por qué el uso de Internet se ha extendido tan rápidamente? ¿Cómo surgieron las redes sociales y por qué han tenido tanto éxito? ¿Por qué su uso es más frecuente entre los jóvenes? ¿Cuál es el impacto de estas redes sociales en otras formas anteriores de comunicación? Para ser capaces de abordar estas cuestiones necesitamos reunir las pruebas y utilizar teorías. Teorizar implica la elaboración de interpretaciones abstractas que plantean una serie de afirmaciones relacionadas lógicamente para explicar una amplia variedad de hechos o situaciones «factuales». Una teoría sobre las redes sociales, por ejemplo, intentaría identificar cómo ha evolucionado la tecnología de la comunicación a lo largo del tiempo y cuáles fueron los requisitos necesarios para el éxito de los nuevos medios. Idealmente, la investigación empírica y las teorías explicativas deben estar estrechamente relacionadas. Sólo podremos desarrollar enfoques teóricos válidos si somos capaces de probarlos mediante la investigación de los hechos que intentan demostrar. Las teorías sociológicas no son mera especulación. Al contrario de lo que suele decirse, los hechos no hablan por sí mismos, sino que tienen que ser interpretados y las interpretaciones se sitúan en un marco de supuestos teóricos. Muchos sociólogos trabajan básicamente a través de la investigación factual, pero, a menos que interpreten sus conclusiones mediante alguna teoría, es poco probable que su tarea sirva para explicar la complejidad de las sociedades modernas. Esto ocurre incluso en los estudios realizados con objetivos puramente prácticos. Muchas personas se consideran esencialmente prácticas, «pegadas a la tierra», y tienden a desconfiar de los teóricos y de las teorías que parecen estar alejados de sus vidas cotidianas. Pero todas las decisiones prácticas llevan implícitos ciertos supuestos teóricos. Por ejemplo, puede que un directivo empresarial tenga en escasa consideración la «teoría»; sin embargo, puede asumir que la principal motivación de los empleados para trabajar duro es la económica. Evidentemente, ésta es una interpretación teórica del comportamiento humano muy simplista, que el directivo da por válida sin ser consciente de ello. Un punto de vista alternativo sería que la mayor parte de las personas trabajan con el fin de lograr una vida decente para sus familias y que la recompensa económica no es sino un medio para lograr esa meta menos individualista. Una vez que comenzamos a buscar interpretaciones satisfactorias de las acciones humanas tenemos que interesarnos por las diferentes teorías. A falta de un enfoque teórico, desconoceríamos por dónde comenzar un estudio o cómo interpretar los resultados de una investigación. El pensamiento teórico debe responder a los problemas generales sobre cómo estudiar la vida social, o incluso si ésta debería ser estudiada. ¿Deberían inspirarse los métodos sociológicos en las ciencias naturales? ¿Cómo podemos conceptualizar la conciencia, la acción social y las instituciones humanas? ¿Cómo pueden los sociólogos evitar introducir sus prejuicios personales en las investigaciones? ¿Sería exigible, al menos, que lo intentaran? Estas preguntan no tienen una respuesta fácil, y han sido resueltas de manera diferente desde la aparición de la sociología en el siglo xix. 1. ¿Qué es la sociología? 39 Los fundadores de la sociología Durante miles de años, los intentos por comprender el comportamiento humano se sustentaron en formas de pensar transmitidas de generación en generación. Antes del nacimiento de las ciencias modernas, en la mayor parte de las comunidades predominaba la «tradición popular» —los conocimientos y prácticas transmitidos de generación en generación— hasta bien entrado el siglo xx. Un ejemplo de ello es la manera en que interpretaban la salud y la enfermedad. Las personas mayores, buenas conocedoras de la tradición popular, aconsejaban sobre cómo prevenir y curar las enfermedades. Recordando su infancia americana en el condado de Lawrence, Kentucky, Cratis Williams nos ofrece una muestra de la cultura de los Montes Apalaches (Williams, 2003: 397-398): Una placa de plomo colgada de un hilo alrededor del cuello de un niño le protegía de los resfriados y mantenía alejadas a las brujas mientras dormía. Los niños que sufrían pesadillas podían llevar estos amuletos de plomo para dormir mejor y tener sueños agradables, ya que las pesadillas estaban causadas por las brujas y otras criaturas malignas, que no podían actuar en presencia del plomo. Los adultos que solían roncar y tener también pesadillas buscaban alivio oliendo un calcetín sucio cuando se iban a la cama. En las sociedades modernas actuales, pocas personas utilizan tales métodos o tienen creencias similares. Por el contrario, la salud y la enfermedad se consideran desde un punto de vista más científico, por lo que se vacuna a los niños contra enfermedades que antes eran comunes y se les enseña que las pesadillas son algo normal y generalmente inofensivo. ¡Tampoco las farmacias suelen vender calcetines sudados para curar la ronquera! El origen de los estudios sistemáticos de la vida social se sitúa en la serie de cambios fulminantes precipitados por la Revolución Francesa de 1789 y el nacimiento de la Revolución Industrial en Europa, a mitad del siglo xviii. La ruptura de los modos de vida tradicionales propiciada por estos cambios radicales fue la causa de que los fundadores de la sociología intentaran comprender y explicar cómo se habían producido. Para ello, los académicos tuvieron que desarrollar formas más sistemáticas y científicas de observar tanto el mundo social como el natural, que se enfrentaron a las creencias religiosas. En el siguiente apartado veremos algunas ideas de los primeros pensadores que hasta hace muy poco eran considerados los «fundadores» principales de la sociología. No cabe duda de que estos primeros sociólogos desempeñaron un papel importante en el desarrollo de una perspectiva sociológica y en establecer la sociología como una disciplina académica legítima. No obstante, ellos se centraron en el desarrollo del mundo moderno, lo que los sociólogos denominan modernidad, en la medida en que esto se refiere sobre todo a Europa y Norteamérica. Durante los últimos 25 años más o menos, un movimiento conocido como poscolonialismo ha desafiado la descripción aceptada de la modernidad y los orígenes de la sociología (Bhambra, 2014). Este desafío contiene múltiples elementos, que veremos en el capítulo 3, «Teorías y perspectivas sociológicas», pero debe tener en cuenta dos de ellos mientras lee lo que queda de este apartado. En primer lugar, los académicos poscoloniales afirman que la sociología en general no ha tenido suficientemente en cuenta el devastador impacto del colonialismo sobre los países del Sur Global. Este no solo implicaba la explotación de estas naciones: el legado del colo- 40 Sociología nialismo sigue asolando a estos países incluso mucho tiempo después de haber conseguido su independencia. En segundo lugar, la falta de perspectivas del Sur Global durante la formación y el desarrollo de la sociología ha llevado a que la disciplina adopte una postura fundamentalmente eurocéntrica que estaba, y sigue estando, centrada sobre todo en los países industrializados del Norte Global (Connell, 2018). Abrir la sociología a más estudios realizados por académicos en el Sur Global es una manera de corregir esta situación. Hemos incluido textos sobre la interacción continua entre la sociología y el poscolonialismo en varios capítulos de este libro. Además, cada capítulo también presenta «estudios clásicos» en áreas específicas de la sociología. Estos son investigaciones, teorías o métodos novedosos que han tenido una enorme influencia sobre la disciplina. No obstante, estos son una selección nuestra, y hay muchos más que se podrían haber escogido. Los cuadros de estudios clásicos incluyen un breve comentario crítico que indica a los lectores las limitaciones de cada estudio. Con estas cualificaciones necesarias, nos centramos ahora en los fundadores europeos occidentales establecidos de la sociología. Auguste Comte Ningún individuo puede fundar toda una disciplina por sí solo, y fueron muchos los autores que participaron en los orígenes del pensamiento sociológico. Sin embargo, se suele conceder una especial importancia al autor francés Auguste Comte (1798-1857), aunque sólo sea porque fue él quien acuñó el término «sociología» allá por 1840. Inicialmente, Comte hablaba de «física social» para referirse al nuevo campo de estudio, pero en aquel momento algunos de sus rivales intelectuales también utilizaban este concepto. Comte quiso distinguir su perspectiva de la de los demás, de modo que acuñó el término «sociología» para describir el estudio sistemático del mundo social. El pensamiento de Comte reflejaba los turbulentos acontecimientos de su época. Quería crear una ciencia de la sociedad que pudiera explicar las «leyes» del mundo social del mismo modo que las ciencias naturales explicaban el funcionamiento del físico. Aunque Comte reconocía que cada disciplina científica tenía su propio objeto de estudio, creía que a todas se les podía aplicar una lógica y un método científico comunes. El descubrimiento de las leyes que rigen la sociedad humana podría ayudarnos a conformar nuestro destino y a mejorar el bienestar de la humanidad. Comte quería que la sociología fuera una «ciencia positiva» que utilizara los mismos métodos rigurosos como los de la astronomía, la física o la química. El positivismo sostiene que la ciencia debe centrarse sólo en las entidades observables que se conocen directamente mediante la experiencia. Partiendo de la base de una cuidadosa observación, cabe inferir leyes que expliquen la relación entre los fenómenos observados. Posteriormente, tras comprender la relación entre los acontecimientos, los científicos pueden predecir cómo van a tener lugar otros fenómenos futuros. La sociología, según el enfoque positivista, pretende conocer la Veremos con detalle el proceso de industrialización en el capítulo 4, «La globalización y el cambio social», y en el capítulo 13, «Las ciudades y la vida urbana». El capítulo 5, «El medio » ambiente», resume algunas consecuencias dañinas de la industrialización. 1. ¿Qué es la sociología? 41 sociedad mediante los datos empíricos procedentes de la observación, la comparación y la experimentación. Comte señala que los esfuerzos humanos por comprender el mundo han pasado por tres estadios: el teológico, el metafísico y el positivo. En el teológico, lo que guiaba el pensamiento eran las ideas religiosas y la creencia en que la sociedad era la expresión de la voluntad divina. En el estadio metafísico, la sociedad pasó a considerarse algo natural, no sobrenatural, y los acontecimientos se explicaban mediante las leyes naturales. El estadio positivo, propiciado por los descubrimientos y logros de Copérnico, Galileo y Newton, alentó la aplicación del método científico. Comte consideraba que la sociología era la última ciencia que quedaba por desarrollar, aunque para él fuera la más significativa y compleja de todas. En la última parte de su carrera, Comte adquirió plena conciencia del estado de la sociedad en la que vivía y se mostró muy preocupado por las desigualdades producidas por la industrialización, que amenazaban la cohesión social. En su opinión, la solución a largo plazo pasaba por la creación de un consenso moral mediante una nueva «religión de la humanidad» que mantuviera unida a la sociedad a pesar de las nuevas pautas de desigualdad. Aunque su visión nunca llegara a producirse, su aportación a la fundación de la ciencia social fue importante para la profesionalización posterior de la sociología como disciplina académica. Émile Durkheim Los escritos de otro autor francés, Émile Durkheim (1858-1917), han tenido una influencia más duradera en la sociología moderna que los de Comte. Para Durkheim, la sociología era una ciencia nueva que podía utilizarse para dilucidar las tradicionales preguntas filosóficas mediante análisis sociológicos que requerían estudios empíricos de investigación sobre el mundo real. Durkheim creía que debíamos estudiar la vida social con la misma objetividad con que los científicos se ocupan de la naturaleza, lo que resumió en su famosa exhortación, «¡estudia los hechos sociales como si fueran cosas!». Con ello lo que quería decir era que las instituciones sociales poseen una realidad objetiva que les permite ser analizadas con el mismo rigor que los objetos del mundo natural. Pero ¿qué es un hecho social? Para Durkheim, serían todas aquellas instituciones y normas de actuación que acotan o canalizan el comportamiento humano. El individuo puede percibir los hechos sociales como una presión externa, aunque la mayor parte de las veces los asume como algo «natural», consustancial a la propia vida. Por ejemplo, el sistema monetario es un hecho social en el que raras veces solemos pensar. Se nos paga con dinero, solicitamos préstamos monetarios a los bancos para comprar una casa o un coche, y si no los gestionamos bien se nos considera personas de riesgo y se nos niega más crédito. No obstante, el sistema monetario ya existía antes de que naciéramos y se nos obliga a utilizarlo si queremos formar parte de esta sociedad, por lo que estamos sometidos a sus reglas. En ese aspecto, el sistema restringe o canaliza nuestros actos. Ésta es una característica de los hechos sociales, que existen con independencia del individuo y determinan sus decisiones y sus acciones. Durkheim utiliza el concepto de hechos sociales en su análisis de las tasas de suicidio para explicar por qué son mucho mayores en unos países que en otros (véase «Estudios clásicos 1.1»). Podríamos pensar que el suicidio es un acto completamente personal, produci- 42 Sociología Planteamiento del problema Uno de los aspectos más inquietantes de nuestras vidas es el fenómeno del suicidio, que suele dejar en quienes quedan detrás más preguntas que respuestas. ¿Por qué algunas personas deciden acabar con sus vidas? ¿De dónde proceden realmente las presiones que experimentan? Uno de los estudios sociológicos clásicos que ha investigado la relación entre el individuo y la sociedad es el análisis del suicidio que hizo Durkheim, El suicidio: estudio de sociología (Durkheim, 1952 ). Aunque los seres humanos se vean a sí mismos como individuos que actúan por su propia voluntad y elección, el estudio de Durkheim mostraba que incluso un acto tan personal como el suicidio se ve influido por el mundo social. Antes del estudio de Durkheim ya se habían llevado a cabo investigaciones sobre el suicidio, pero él fue el primero que insistió en que había que darle una explicación sociológica. Los escritos anteriores habían reconocido la influencia de los factores de tipo «racial», climáticos o relacionados con problemas mentales. Sin embargo, según Durkheim, la tasa de suicidios (el porcentaje de suicidas por cada 100.000 habitantes) era un hecho social que sólo podía explicarse mediante otros hechos sociales y las tasas de suicidio varían ampliamente en las diversas sociedades del mundo (véase la figura 1.1). Al examinar las cifras de suicidio oficiales de Francia, Durkheim se dio cuenta que ciertos grupos sociales eran más proclives a suicidarse que otros. Descubrió, por ejemplo, que había más suicidios entre los hombres que entre las mujeres; más entre los protestantes que entre los católicos; más entre los ricos que entre los pobres, y más entre las personas solteras que entre las casadas. ¿Cuál podría ser la causa? ESTUDIOS CLÁSICOS 1.1 El estudio de Durkheim sobre el suicidio Figura 1.1 Tasas de suicidio por países y regiones, 2016 fuente: World Health Organization, 2018a. Tasa de suicidio (por 100.000 habitantes)

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