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Escuela Secundaria N° 7 'Prof. Baltazar Freires'

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novel short story mystery fiction

Summary

This is the first chapter of a story. A scientist enters a mysterious building and encounters a strange young man. The chapter uses vivid imagery and descriptions to build suspense and intrigue.

Full Transcript

Capítulo 1, Sueños perdidos: En medio del atardecer, en aquel cielo hermoso, teñido de colores rojizos y anaranjados, ese momento de transición entre el día y la noche… era el momento perfecto para liberar a la bestia otra vez. Entre los árboles podían distinguirse distintos tipos de vegetación y...

Capítulo 1, Sueños perdidos: En medio del atardecer, en aquel cielo hermoso, teñido de colores rojizos y anaranjados, ese momento de transición entre el día y la noche… era el momento perfecto para liberar a la bestia otra vez. Entre los árboles podían distinguirse distintos tipos de vegetación y tierra, habían sido azotados por una tormenta hace unos días por lo que la tierra estaba algo húmeda. Pero entre todos los árboles destacaba una puerta dentro de lo que parecía ser una montaña pequeña. La puerta era de metal y tenía diferentes grafitis que indicaban peligro y precaución. Un científico se habría paso sobre la tierra húmeda, su dirección era clara, aquella peligrosa puerta. Él se mantuvo frente a la puerta, su bata de laboratorio se agitó por las ráfagas de viento y sus gafas parecían caerse hasta que las devolvió a su lugar. La puerta se abrió después de unos segundos, entró sin pensarlo dos veces, su seguridad era admirable pero parecía que ya estaba acostumbrado a ese lugar. Detrás de la gran puerta había un oscuro pasillo, adornado de esqueletos y cadáveres en descomposición, esto ya era rutinario para él, se notaba en sus pasos calmados, siendo esto lo único que hacía ruido en el pasillo. Las luces se prendieron de repente pero el científico continuó sin mucha sorpresa. Llegó a una habitación sumamente turbia, era un cuadrilátero con manchas de sangre en el piso, habían incluso más cadáveres que en el pasillo, desprendiendo un olor putrefacto mientras había un solo hombre en medio del cuadrilátero. Este hombre estaba de sentado en el suelo de piernas cruzadas, le daba la espalda al recién llegado doctor. El hombre se levantó, mostrando un poco de su apariencia frente a la tenue luz que provenía de la puerta de la habitación ahora abierta. Era un joven de estatura alta, cabello negro de longitud media que caía por sus hombros desordenadamente, vestía una camisa blanca ahora manchada de sangre y un abrigo negro abierto, sus pantalones negros también estaban manchados y sus zapatillas negras desgastadas, destacaba un tatuaje rojo en su cuello en forma de marea. Su postura mostraba ser todo menos amistosa pero finalmente abrió sus ojos frente al científico. Sus ojos poseían un color rojizo, fácilmente comparado con el rubí, su mirada parecía estar vacía mientras la luz hacía brillar su mano derecha, ya que él no poseía un brazo común, tenía un brazo de metal, una prótesis mecánica que se le fue dada como un arma. Se inclinó con gracia, una reverencia con una elegancia sumamente aterradora. — Es un placer verlo, doctor. ¿Qué puedo hacer por usted hoy? — Dijo, mientras volvía a su postura normal. El científico permaneció imperturbable, al parecer la turbia presentación del joven de ojos rubí no fue suficiente para que su expresión cambiara. — Concuerdo con usted, Milan. Has demostrado tu gran valor como sicario, eres nuestro activo más valioso, pero queremos ponerte a prueba. — Explicó el científico, mientras sacaba unos documentos de su bata y se los entregaba al joven, cuyo nombre aparenta ser ‘Milan’. — Debes acabar con estos objetivos,tienes solo una semana y hay otra condición, no tienes permitido descansar. — El joven de cabello negro toma los documentos mientras procesa sus palabras, sus dedos manchados de sangre pasan los papeles. Finalmente, asiente, guarda los papeles en su abrigo y lo cierra, se pone la capucha, suprimiendo su apariencia a un simple extraño de ojos rojos. — Entendido, no lo decepcionare. — Esas fueron las últimas palabras de él antes de abandonar la habitación con gran velocidad, siendo solo una mera silueta borrosa. El atardecer llegó a su fin y dio comienzo a la noche, pero no solo dio comienzo a la noche, dio comienzo a la matanza de Milan. No tuvo piedad y acabó con cada uno de sus víctimas a lo largo de los días, esta vez era más sigiloso, acabando a sus objetivos con una cuchilla que estaba unida a su brazo metálico mecanizado. Ya habían pasado los días, específicamente viernes, los objetivos de Milan se recudieron a solo uno, su última presa. Decidió bajar la guardia y relajarse en la noche, tomando en bares distintas bebidas alcohólicas, este era uno de los defectos de Milan, solía confiarse de más. La noche estaba lejos de terminar y él lo sabía, salió del bar tranquilamente, sin ninguna preocupación más allá de las víctimas y su tiempo limitado. Milan finalmente actuó, dirigiéndose a la supuesta posada de su última presa. Al llegar, observó la casa desde distintos ángulos para encontrar un lugar donde poder escabullirse. Desde la altura de un poste de luz, encontró una ventana abierta que parecía dar a una habitación, según la información que le dieron, el objetivo vivía en una gran casa, una casa japonesa tradicional y espaciosa, descantando su contraste con las demás viviendas a su alrededor, principalmente por su estilo y la madera bien conservada que la constituía. Milan se quedó fascinado momentáneamente, mirando la materia prima de la casa, hasta que vuelve a la realidad y sus instintos felinos se activan. Sin piedad alguna, saltó velozmente desde la altura del poste de luz, cayendo perfectamente dentro de la casa con ruido mínimo, lo único destacable era su brazo metálico que brillaba con vigor ante la luz lunar. Sin embargo, en el momento que Milan puso ambos pies adentro de la casa fue paralizado, una energía morada cubrió su cuerpo completamente, inmovilizando por completo. El joven asesino solo podía mover sus ojos con dificultad y observó como tres figuras emergieron de las sombras, haciéndose presentes e iluminadas por la luz de la luna. Las tres figuras eran femeninas, lideradas por una mujer alta de piel morena, cabello marrón corto y algo despeinado, con un flequillo en forma de v que tapaba ligeramente su nariz. Sus ojos eran similares al fuego, anaranjados de pupilas amarillas, ardiendo con una determinación y ferocidad implacables. Sin duda, lo más destacante de la dama era su armadura de caballera, hecha de acero y protegiéndola de cualquier daño externo, aunque su casco era sostenido por ella. Pero había un detalle en ella que metía algo de miedo en Milan, ella poseía un tridente azul marino que era tan filoso que sus puntas brillaban ligeramente. A la derecha de la caballera se encontraba una mujer que portaba un sugegasa, su armadura samurái complementaba con sus katanas que estaban firmes de su espalda, mostrando que Milan cayó en una trampa demasiado peligroso. Los ojos de la samurái eran apenas visibles pero brillaban verdes y curiosos. Otra característica era su cabello amarillo brillante, esto llamó la atención de Milan, era lo suficientemente brillante como para encandilar a los ya cansados ojos del asesino. Y por último, había una chica de cabello y ojos violeta detrás de ambas, parecía algo tímida y preocupada pero su brazo estaba extendido, con la misma energía que paralizaba a Milan, ella era la causante de la parálisis. A diferencia de las otras dos chicas, ella estaba más desprotegida, no llevaba armadura o algo similar, solo un atuendo casual de invierno. Milan trató de moverse nuevamente pero era inútil, únicamente gruñidos de dolor salían de su boca hasta que logró hablar. — Q-quiénes… son…? — Logró decir, su voz un poco entrecortada por la inmovilización mágica de la chica de cabello violeta. La noble caballera morena dio un paso al frente, su tridente y casco descansando en sus manos mientras miraba a Milan con extraña comprensión. — Charlotte d’Night, representante del Ignite y noble caballera. Te hemos estado buscando por años, Ryotaro Ryoma. — La caballera se presentó cordialmente, para posteriormente nombrar a Milan por su verdadero nombre. El verdadero nombre de Milan era desconocido hasta para él mismo. El asesino abrió sus ojos con sorpresa, sentía que ese nombre le pertenecía pero no lo recordaba, ahora estaba pasando por una lucha interna, estaba dudando de todo su pasado, todo lo que él alguna vez creyó vivir. Milan se quedó en silencio, el peso de las palabras de Charlotte era presente en él, miraba al suelo, sus pupilas temblaron, estaba completamente desorientado, sentía un dolor punzante en el tatuaje en forma de marea de su cuello. — R-Ryotaro… Ryoma… — Repitió, como si conociera ese nombre desde antes, como si fuera una parte importante de él. La chica que apresaba a Milan con su magia empezaba a tambalear, se hacía cada vez más complicado mantener a Milan en esa prisión. La samurái lo notó rápidamente, decidió actuar, invocando cadenas alrededor de Milan, alojándose en sus muñecas, tobillos y su cuello. La prisión mágica continuó agobiando a Milan pero ahora solo eran cadenas, él seguía mostrándose desorientado hasta que la samurái habló. — Esto de dolerá un poco, pero es necesario. Dulces sueños… — Las palabras de la samurái dejaron más confundido a Milan pero sintió como la cadena que aprisionaba su cuello ejercía más presión, buscando envolver su tatuaje. Sintió un gran dolor punzante en su cuello, perdió el equilibrio y cayó al suelo, siendo salvado por las cadenas que la samurái puso en él. — Haro Miyase, un gusto. — La samurái se presentó, antes de que Milan cayera inconsciente. Milan cayó dormido, pero repentinamente, empezaba a recordar su pasado, a través de sueños. Este sería solo el comienzo, el comienzo de unir las piezas de sus sueños perdidos. En su sueño, Milan no era alguien como el de ahora, era un chico de secundaria, caminaba tranquilamente por las calles casi nocturnas de la ciudad, en busca de una estación de tren. Esta parecía ser su rutina, sin embargo se percató rápidamente de que su cabello era más corto y sostenía un estuche de guitarra. En ese momento, Milan recordó su nombre real, Ryotaro Ryoma, se quedó pensando en eso mientras sus pasos se dirigían hacia la estación de tren. Decidió aceptarlo, aceptar su verdadero nombre. Ahora, estaba en la estación de tren, sentado tranquilamente en una banca, esperando a que el tren arribara para poder ir a donde sea que vaya. Inesperadamente, una voz lo llamó, era una voz femenina, suave y dulce proveniente de su derecha, Ryotaro se giró para mirarla, observando inmediatamente la figura elegante que se aproximaba a él. — Ryotaro, ¿verdad? ¿Me recuerdas? Soy Clover, estamos juntos en el club de música. — Inclinó su cabeza, provocando que su cabello blanco como la nieve se moviera suavemente, teniendo final en sus hombros. Estas palabras sorprendieron a Ryotaro, honestamente, él no la conocía pero su cuerpo lo obligó a asentir. La chica presentada como Clover sonrió cálidamente, sus ojos celestes brillaron con serenidad mientras daba un paso más cerca de Ryotaro. Clover se sentó en el mismo banco que Ryotaro, manteniendo una distancia considerable para no afectar el espacio personal del otro. Ryotaro miró de reojo, examinando la apariencia de la chica, un poco atípica a la de una estudiante. Ella vestía un suéter negro con una falda del mismo color, medias y mocasines negros, también poseía su abrigo color beige. Sin embargo, lo más destacante era el lazo rojo que estaba en su cabello, un lazo atado en forma de trébol, sosteniendo un par de mechones de su cabello, junto a su estuche de violín. — ¿Tocas demasiado bien la guitarra, Ryotaro, desde cuándo tocas? — preguntó ella, dejando a Ryotaro mentalmente confundido. A pesar de su confusión, Ryotaro habló, diciendo cosas que ni él sabía. — Toco desde niño, mi madre me enseñó cómo tocar antes de que falleciera, ahora tocó junto a mi padre. — Respondió él, una melancolía suave teñía sus palabras. ¿Madre?¿Padre? Ryotaro no recordaba tener ningún padre o madre, el solo recordaba nacer en y vivir como asesino, nunca pensó en esa posibilidad. Ryotaro empezó a unir los cables y comprendió que no tenía control del sueño, por lo que decidió dejar de preguntarse cosas y ser testigo de su propio pasado. Volviendo con la charla, Clover sintió un poco de tristeza, su mirada se encontró apenada también, admirando la fortaleza de Ryotaro. — Perdóname, esa no era mi intención… — — No te preocupes, ya aprendí a lidiar con eso. — Respondió él, con determinación leve. — Bien… entonces, dime… ¿provienes de una familia de hechiceros, verdad, Ryoma? — preguntó, tomando por sorpresa a Ryotaro. — C-cómo sabes eso? — Tartamudeó, un poco desconcertado. — Sí, provengo de una familia de hechiceros, sin embargo, odio la hechicería. — Confesó Ryotaro, a pesar de la interrogación se sentía cómodo. Una sonrisa tiró de las comisuras de los labios de Clover, sus ojos brillaron con determinación. — Terminaré con la interrogación aquí, después de todo, tenemos algo más importante que atender y necesitare tu ayuda. — Respondió Clover, mientras tomaba la mano de Ryotaro entre las suyas. Ryotaro se sobresaltó ligeramente, pero dejó que Clover haga lo que estaba haciendo. Ella empezó a dibujar patrones místicos en el dorso de su mano, su dedo producía una energía verde que funcionaba como tinta, dibujando sobre la mano del joven de ojos rojos. — Verás, el próximo tren tiene una criatura peligrosa, un homúnculo, conocido como cambia-formas. — Explicó, mientras finalizaba con el dibujo. — Se me encargó detenerlo y necesitare de un asistente, será rápido y sin hechicería, de acuerdo? — Pidió, aún había un aire de misterio persistente en ella, algo que Ryotaro no podía descubrir pero se sintió atraído de alguna manera. — Bien, pero explícame que es este sello. — accedió Ryotaro, observando el sello verde brillante en su dorso. — Es un sello de cambio de lugar, cuando lo toques, ambos cambiaremos de lugar. — Explicó, enseñando su dorso el cual tenía exactamente el mismo sello. — Solo se puede usar una vez, así que tengamos cuidado. — Advirtió, antes de inclinarse más cerca para susurrar el plan. El plan fue recibido por Ryotaro con éxito aunque hubo una última advertencia de Clover. — Por cierto, no toques el estuche de mi violín por nada en el mundo. — advirtió ella, dejando confundido a Ryotaro. El tren arribó y ambos se pusieron en marcha. Entraron al tren, el cual estaba extrañamente vacío, solo había una persona por vagón, bastante solitario. Sin embargo, en el momento que el tren empezó su recorrido las luces se apagaron y se volvieron a prender, en los asientos vacíos ahora habían notas, todas con el mismo mensaje: ‘Te espero en el primer vagón, Detective de Diamante’. Clover leyó la nota y supo que era para ella, se giró mirar mirar a Ryotaro. — Mantente atento, confió en ti. — Dijo ella, mientras empezaba a caminar por los vagones, determinada en atrapar al cambiaformas. Sin decir nada, Ryotaro siguió a Clover por los vagones, hasta llegar al primer vagón detrás de la locomotora. La gente empezó a llegar después de ellos, Clover supuso que la nota era diferente dependiendo del vagón, como si los estuviera buscando a todos. Tanto Clover como Ryotaro dejaron sus estuches de instrumentos en los asientos vacíos, Ryotaro recordó la advertencia de Clover y se aseguro de no tocar el estuche de ella. Decidió tomar asiento, observando como Clover se quedaba parada, esperando a los demás pasajeros con elegancia y paciencia. Los pasajeros empezaron a llegar de uno en uno, Clover miró a Ryotaro, palabras silenciosas no expresadas se manifestaron entre ellos, Ryotaro asintió y se levantó, fue al baño, que quedaba en dirección contraria a el rumbo de los pasajeros. Ya todos estaban en sus lugares, a pesar de ser solo un vagón no estaba lleno. Finalmente Clover habló. — Buenas noches, pasajeros, tuvieron el infortunio de estar en el mismo tren que un homúnculo, mantengan la calma, todo está bajo control. — Anunció, el vagón explotó en murmullos preocupados por el repentino anuncio. — El homúnculo es un cambia-formas, por lo que podría estar entre nosotros, interrogare a cada uno de ustedes así que pido colaboración. — Explicó, mientras empezaba a interrogar a los presentes. Mientras tanto, Ryotaro volvía del baño, volviendo a su lugar. Casualmente, Clover terminó de interrogar y se volvió hacia Ryotaro. — Asistente, podrías darme mi violín, necesito algo de música para pensar mejor. — Ryotaro se retrasó en actuar pero tomó el estuche de Clover, lo desenvolvió y le entregó el instrumento a Clover. Ella tomó el instrumento, también el arco y la música empezó a sonar, siendo lo único oíble en el tren además de el leve temblor en el tren. — Llegue a una conclusión, asistente. — Reveló, mientras continuaba con el violín. Repentinamente la música paró, Clover dejó de tocar y se giró para ver a Ryotaro. — Caíste, homúnculo. — Dijo, antes de revelar que el violín era una escopeta camuflada. El cambiaformas se disfrazó de Ryotaro, esto fue previsto por Clover y tendió una trampa a base de esto. El homúnculo no pudo actuar, solo sintió el impacto de las balas que Clover disparó. Estas balas tenían una energía extraña una morada. No tuvo más opción que revelar su verdadera forma, una masa blanca que se asemejaba a un esqueleto, teniendo una cabeza de calavera de cabra. Retrocedió, sintiendo el impacto y soltando un fuerte grito que retumbó en todo el tren, el cual se detuvo. Los pasajeros salieron de sus asientos, todos corrieron despavoridos a los vagones lejanos, sin mirar atrás. El cambiaformas se abalanzó sobre Clover, haciendo aparecer garras afiladas en sus manos con intenciones asesinas. — Bien hecho, Detective de Diamante… tenía curiosidad por conocerte… — La voz del cambiaformas era todo menos amistosa. Dio el primer zarpazo, pero Clover dio un fuerte salto hacia atrás, siempre asegurándose de que los pasajeros estén lejos. Aun así, el cambia-formas no se detuvo, continuó con sus ataques y naturalmente impactó a Clover, dejándole una herida a Clover en su hombro derecho. El verdadero Ryotaro sabía que era momento de salir, salió de su escondite, la locomotora. Él siempre estuvo allí, solo siguió el plan de Clover. Se acercó sigilosamente hasta estar a una distancia considerable del homúnculo y Clover. Ambos se entendieron silenciosamente y prosiguieron con su plan. Clover saltó, el cambiaformas fue a la ofensiva y quería acabar con esto rápido, pero en el momento que el cambia-formas iba a hacer un corte letal pero el sello de cambio de lugar fue activado. Clover y Ryotaro cambiaron de lugares, Ryotaro aprovechó la altura y se agarró de las barandas del lecho del tren, esquivando el corte mortal del homúnculo. Siguió sujetado y pasó detrás del cambiaformas, el cual siguió atacando, sin saber que sería su último ataque. El joven se movió de lugar, mostrando que Clover estaba detrás de él, con su escopeta nuevamente lista. Con un último disparo paralizó a la bestia. El homúnculo estaba confundido, ya no podía moverse, sentía que su cuerpo ya no le respondía. — Buen trabajo, asistente. — Felicitó Clover, mientras se acercaba a la amenaza. El cambia-formas jadeaba pesadamente, su mente se sentía débil, incapaz de hacer algo. — ¿Cómo…? — preguntó el prisionero en malas condiciones. Ryotaro se dio la vuelta, fue corriendo hacia la locomotora sin decir nada. El cambia-formas estaba más confundido, hasta que otro Ryotaro apareció detrás de él. — Clones, eso pasó. — dijo él, con una sonrisa triunfante en sus labios. — Me atacaste cuando fui al baño, pero ese no era el verdadero yo. El plan salió a la perfección. — Explicó él, antes de desaparecer, mostrando que él era el clon. El verdadero Ryotaro volvió, mientras veía al homúnculo prisionero. — Ahora que está todo explicado tengo que preguntar algo, cómo sabías de mi hechicería clonación? — preguntó Ryotaro, dirigiéndose a Clover. — Por tu apellido, suele ser el hechizo predilecto de los Ryoma. — explicó ella con una mirada y sonrisa serena. A Ryotaro le pareció coherente esta explicación, ya que Clover parecía tener conocimientos de la hechicería demasiado complejos. Aún así, una duda más surgió. — Entiendo, pero… quién eres? — preguntó, sus ojos brillando con una curiosidad natural ya característica. — Soy Clover, la Detective de Diamante y agente secreta de Giggs Corp. — Respondió ella con orgullo, mientras enseñaba su licencia de miembro de Giggs Corp. — Pero volviendo a lo importante, alguien nos espera en la última parada, allí saldremos por una salida secreta junto al homúnculo. — Dijo ella, mostrándose un poco avergonzada de su repentino ataque de orgullo. Ryotaro asintió, tanto la explicación de quién era como la que nombraba sus próximos movimientos eran suficientes para saciar su curiosidad. — Entiendo, lidere el camino, Detective de Diamante. — Dijo, con fingida cordialidad y elegancia. Clover se rió un poco ante la pequeña broma de Ryotaro, hizo una seña con la mano y el cambiaformas se levantó. — Es un hechizo de manipulación corporal, puedes descansar si quieres, de todas maneras tu cuerpo responderá a mis órdenes. — Explicó Clover, dirigiéndose al homúnculo. Lentamente, el cambia-formas relajó su postura, ahora era una marioneta que obedecía a Clover inconscientemente por su hechizo. Llegaron a un vagón vacío, pronto llegaron a la última estación, el tren ya estaba vacío. La soledad en el tren era comparable a la de la última parada. En la estación, se distinguía una chica, una chica de cabello azul oscuro sentada en un banco, mirando su celular descuidadamente. Las puertas se abrieron, revelando a Clover y Ryotaro, estando detrás de ellos el homúnculo. La chica dejó el teléfono, levantó su mirada, su mirada azul parecía penetrar el alma de Ryotaro con intenciones asesinas. Se levantó del banco, mostrando que parecía ser más joven que Ryotaro, se acercó a ellos y se cruzó de brazos, mostrándose algo celosa y distante. — Entonces… lograste neutralizar al Gran Cambiaformas… — dijo ella, su voz era cortante, mientras examinaba la situación. Ryotaro analizó a la chica fugazmente, percatandose de la coleta que estaba a la derecha de su cabeza, siendo atada con un lazo del mismo color rojizo que el trébol en el cabello de Clover. Ella se vestía más casualmente, con una camiseta blanca y un abrigo azul oscuro y unos largos pantalones negros, sus zapatos tenían plataforma, pero aun así era pequeña. — Exactamente, veo que te percatas bien de las cosas, Crystal. — Respondió Clover, notablemente divertida por los repentinos celos de la supuestamente nombrada Crystal. — Hmph, no me digas que necesitaste de un asistente… yo que pensaba que era especial… — Dijo, con decepción fingida para llamar la atención de Clover. — No digas eso, por supuesto que eres especial, eres la representante del Crystal, una Caballera de la Humanidad. — reveló Clover, haciendo que Ryotaro se pregunte acerca de los Caballeros de la Humanidad. — ¿Quién es ella, Clover? — preguntó Ryotaro, girando su cabeza con curiosidad. — Oh, ella? Es Chloe Elliott, representante del Crystal y una Caballera de la Humanidad. Ella es mi- — Clover no pudo terminar la frase, de repente todo se volvió borroso para Ryotaro, sentía como si estuviera saliendo del sueño. A pesar de sus esfuerzos, Ryotaro despertó. Una niña trataba de despertar a Ryotaro, moviéndolo bruscamente mientras la luz del sol se filtraba por la ventana, haciendo que ya no haya vuelta atrás para Ryotaro, fue despertado. — Ryo! Despierta! — Exclamó la niña, como si conociera a Ryotaro desde antes. Ryotaro no tuvo más opción que despertarse, se sintió un poco frustrado por saber más sobre su pasado pero no podía enojarse con la niña que estaba allí. Ryotaro se frotó los ojos con las manos, sacando algunas legañas y percatándose que no estaba en la misma habitación en la que cayó desmayado. También observó que estaba durmiendo en un futón en el suelo y que había una cama a su lado con un hombre durmiendo. Inclinó su cabeza con curiosidad, sin saber quién era la niña que vino a despertarlo, su cabello era marrón y sus ojos eran blancos, llenos de emoción y por una ligera decantación por Ryotaro, una decantación paternal. — ¡Despertaste! — Exclamó ella, abrazando a Ryotaro dulcemente. — Eh… quién eres? — preguntó Ryotaro, mientras se dejaba abrazar por la pequeña. La pequeña niña detuvo sus movimientos, se inclinó hacía atrás, sus ojos con lágrimas. — ¿N-no me conoces? S-soy yo… Hana Sato… — Dijo ella, pero Ryotaro no la recordaba de ningún lugar. La niña iba a comenzar a llorar. — E-eh… perdóname… p-pero en verdad no te conozc- — Antes de que Ryotaro pudiera terminar su disculpa, el hombre que estaba supuestamente durmiendo se despertó por los sollozos de Hana. — ¡Ya cállate, niña malcriada! — Exclamó, arrojándole una almohada a la cara. Ryotaro se preocupó, viendo como Hana no se movía hasta que ella actuó salvajemente, arrojándose con una almohada hacia el recién despertado. — ¡Cállate, maldito lancero! — Respondió Hana con ferocidad, antes de tirarse hacía la cama donde estaba el joven recién levantado. Ryotaro aprovechó esto para poder salir de la habitación. En unos pasos se encontró con el pasillo que daba con el comedor, lo recorrió hasta llegar al dicho comedor, viendo a Haro tomando el desayuno tranquilamente con la joven de cabello morado que ayer paralizó a Ryotaro. — Buenos días, gato negro. — Saludó la samurái tranquilamente. La tensión de la noche anterior se disipó, ahora Haro estaba más tranquila, esto se veía en su ropa y vestimenta, estando vestida con ropa simple y sus katanas no estaban presentes en ella. — S-señor Ryoma… e-es un placer verlo bien… — Tartamudeó la mujer acompañante. — ¿Por qué estás nerviosa, Kuru? Ahora está de nuestro lado, al menos más que antes. — Haro intentó tranquilizar a la chica cuyo nombre era Kuru. Kuru ahora estaba un poco más calmada, tomaba su té tranquilamente, mientras Ryotaro se acercaba y tomaba asiento. — Bueno… tengo varias preguntas. — dijo Ryotaro, se sentía más confiado ahora. — Después del desmayo, recordé un poco de mi pasado o lo que yo interpreto que era mi pasado. — Aclaró, mientras se sentía algo incómodo con su cabello suelto. — Primero, quiero saber sobre Clover, dónde está? — preguntó, algo preocupado. El comedor se llenó de un silencio sumamente ruidoso, Kuru se llevó las manos a la boca, como si hablar de eso fuera algo prohibido. — Ella murió. — Reveló Haro sin rodeos, como si ya se esperará una pregunta así. Ryotaro se paralizó, la revelación golpeó a Ryotaro como una bala, no podía asimilar el impacto de la muerte de Clover, sentía que algo se perdió, pero algo dentro de él le gritaba que era mentira. Charlotte apareció, comprendió lo que sucedía e intervino. — Pero solo tú sabes lo que pasó ese día. — Agregó la caballera, arreglando el pequeño gran error de Haro. Estas palabras tranquilizaron a Ryotaro, pero aun así él no recordaba nada. — No lo recuerdo… — dijo Ryotaro, notablemente frustrado. — O-oye… p-puede ser que… recuerdes acerca de t-tu pasado mediante sueños? — preguntó Kuru, una suposición posible. — Q-quizas… recuerdes tu pasado a medida de el t-tiempo que pasa… q-quiero decir, mañana recordarás lo del día p-posterior al que soñaste hoy y así sucesivamente… — propuso ella, siendo una idea bastante razonable. — Eso puede ser verdad… — dijo Ryotaro pensativamente, pensando en las posibilidades. — Si eso es cierto, con el tiempo recordarás lo que sucedió con Clover. — Comentó Haro, un poco más animada que de costumbre. — Por cierto, contacté a Chloe, establecí el punto de encuentro en la casa de Yuta, deberíamos ponernos en marcha. — dijo Charlotte, haciendo que Ryotaro recuerde a Chloe. — Chloe? Chloe Elliott? — preguntó él, un destello de esperanza cruzando sus ojos inesperadamente. — Exactamente, Chloe Elliott, la representante del Crystal. — Respondió Charlotte, dando breve información de Chloe pero Ryotaro aún tenía una duda persistente. Sin embargo, sus dudas deberían esperar, aquel joven que dormía apareció repentinamente, parecía algo cansado. Aquel hombre tenía una camiseta gris arrugada junto a unos pantalones cortos rojos. Su cabello de longitud mediana, hasta los hombros siendo de color negro hasta las puntas. Sus ojos ámbar brillaban con energía a pesar de su notable cansancio. — Buenos días… equipo… — Saludó perezosamente mientras se rascaba la nuca. Todos en la sala saludaron pero el joven se quedó mirando a Ryotaro unos momentos. — Oh, tú debes ser el que estaba durmiendo, Florian d’Beast, un placer. — Se presentó, extendiendo su mano para que Ryotaro la estrechara. Ryotaro lo hizo, estrechó su mano con la de Florian en un saludo cordial. — Supongo que me llamo Ryotaro Ryoma, un placer, d’Beast. — Ryotaro correspondió el saludo. Florian decidió volverse con Charlotte, intrigado por el supuesto punto de encuentro en la casa de un tal Yuta. — Entonces, un viaje hasta allá? Es un poco lejos… — Dijo, aunque internamente sabía que le encantaba manejar su camioneta. — Bien, tienen media hora para alistarse, yo iré a tomar un baño. — Anunció Florian, mientras se dirigía al baño. Detrás de Florian apareció Hana notablemente despeinada por su pequeño intercambio de palabras y golpes con Florian. — Vaya, ¿tuviste una pelea con Florian otra vez? — preguntó Haro, levantando una ceja divertida. — No estoy de humor para hablar, no me sale bien hoy… — Respondió Hana, a pesar de que apenas era de día. — Siempre tan pesimista, ven Hana, te arreglare el cabello. — dijo Charlotte, haciéndole una seña a Hana para que la siguiera. Hana la siguió con entusiasmo, dando pequeños saltitos mientras seguía a la caballera. — Bien, iré a alistarme, tu estas listo, gato negro? — preguntó Hana, su voz era juguetona. — Gato negro, eh… supongo que tiene demasiado sentido… no te preocupes, estoy más que listo. — Afirmó Ryotaro. — S-señor Ryoma, su tatuaje e-en el cuello p-parece desvanecerse… — Dijo Kuru, señalando el cuello de Ryotaro. Efectivamente, el tatuaje en forma de marea en su cuello se estaba desvaneciendo. — Eso es por las cadenas de anoche, estarás bien, parece que ese tatuaje es lo que reprime tu memoria. — Intuyó Haro, antes de abandonar la habitación. Ryotaro se quedó pensando, posteriormente, Kuru abandonó la habitación por la vergüenza. Finalmente, el equipo estaba listo, Kuru se quedó en la casa mientras Florian y Charlotte estaban en los asientos delanteros del auto, siendo Florian el conductor y Charlotte la copiloto. Detrás de ellos estaban Haro, Hana y Ryotaro, siendo Hana la que estaba en el medio con Ryotaro detrás de Charlotte y Haro detrás de Florian. El viaje comenzó, iba a ser un viaje largo pero Ryotaro decidió tomar una siesta, con la esperanza de quizás continuar con su sueño de su pasado. Pasó el tiempo y lamentablemente no fue así. Ahora estaban en una carretera vacía, ideal para Florian y en medio de la ruralidad. Lamentablemente Ryotaro no pudo evitar reprimir su curiosidad acerca del tema de los representantes. — Señorita d’Night, ayer usted dijo que era representante del Ignite y en mi sueño escuche a Clover presentar a Chloe como ‘representante del Crystal’, llamándola Caballero de la Humanidad, ¿qué significa eso? — Preguntó Ryotaro, notablemente intrigado por el tema Charlotte abrió su boca para responder, sin embargo, Hana, quien también estaba dormida, se levantó sobresaltada. — Una roca! Del cielo! — Exclamó Hanna, dejando a Ryotaro confundido pero los otros pasajeros compendian a la perfección. — Es una predicción de Han- — Eso fue lo que alcanzó a escuchar Ryotaro de Charlotte antes de que una gran roca aplastará la camioneta como si nada. Los instintos de Ryotaro se activaron al instante, aunque solo logró salvar a Haro y Hana. Pero los otros dos se salvaron por su cuenta. Ryotaro sostenía a cada chica con su brazo, mientras Florian aparecía con una lanza dorada y Charlotte con su armadura ya lista. Tanto Haro como Hana se liberaron del agarre de Ryotaro, todos miraron al cielo, viendo como una figura cubría el sol. Ryotaro miró y reconoció la figura al instante. La silueta de un hombre en el cielo, con una túnica que lo hacía parecer un murciélago en el aire, su color violeta era resaltante. Aquel hombre se rió fuertemente en el cielo, era una carcajada horrible de escuchar. — Qué tontos… en verdad creían que Milan no se recordaría? — preguntó en voz alta, burlándose de todo el equipo que tenían a Ryotaro como asesino. — Ahora es mi turno… voy a acabar contigo… Rubí Vacío! — Ryotaro, apodado de múltiples maneras, ahora tenía la misión de descubrir la verdad sobre Clover y enfrentar su pasado a toda cosa.

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