Jornales y Jornaleros En La Minería Porfiriana PDF
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This document examines the wages and working conditions of miners in Mexico during the Porfiriato era. It explores the evolution of mining practices, the increase in demand for industrial metals, and the migration of workers.
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JORNALES Y JORNALEROS EN LA MINERIA PORFIRIANA Guadalupe Nava El Colegio de M?xico S?lo algunos de los minerales de los Estados de la zona del Centro y, en menor escala, los del Pac?fic...
JORNALES Y JORNALEROS EN LA MINERIA PORFIRIANA Guadalupe Nava El Colegio de M?xico S?lo algunos de los minerales de los Estados de la zona del Centro y, en menor escala, los del Pac?fico Sur, especial mente los de Oaxaca y Guerrero, fueron explotados desde la ?poca de la Colonia. Por mucho tiempo, en esos lugares s?lo se beneficiaron el oro y la plata. Los no ferrosos se desecharon debido al atraso de las t?cnicas de beneficio y a la falta de demanda de esos minerales, incluso el hierro. La parte mayor y m?s rica de las cordilleras apenas fue explotada por los mineros de la ?poca colonial y de los pri meros a?os del M?xico independiente. Tal es el caso del Norte, excepci?n hecha de Chihuahua donde ven?an explo t?ndose, desde el siglo xvn, minas tan importantes como las de Guarisamey, Batopilas y Parral. El auge minero del Norte se produjo en el Porfiriato. Desde entonces, por otra parte, adem?s del oro y la plata, comenzaron a extraerse metales industriales gracias a la demanda de la industria y a los nue vos sistemas de beneficio que se implantaron, con los cuales aument? el rendimiento y la costeabilidad al bajar los gastos de explotaci?n en general. Esta ampliaci?n del ?rea minera explotada durante el Porfiriato, se tradujo en un incremento considerable de la producci?n no s?lo de oro y plata, sino tambi?n de anti monio, cobre, mercurio, plomo y zinc, y a partir de la ?ltima d?cada del siglo xix, de carb?n y petr?leo. As? pues, las nuevas minas descubiertas en las distintas regiones del pa?s junto con los adelantos t?cnicos alcanzados tanto en la explotaci?n como en el beneficio de los minerales, pro dujo rendimiento tanto cualitativo como cuantitativo. La extracci?n de minerales dej? de usar los antiguos malacates This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms 54 GUADALUPE NAVA que fueron reemplazados por las m?quinas de vapor y m?s tarde por el?ctricas. A principios del Porfiriato a?n prevalec?an en M?xico las t?cnicas metal?rgicas empleadas en la ?poca de la Colonia. Estas t?cnicas ten?an como finalidad casi ?nica el aprovecha miento de los metales preciosos. A mediados del per?odo, empezaron a utilizarse en gran escala, procesos metal?rgicos m?s avanzados como los de cianuraci?n, concentraci?n mec? nica y fundici?n de plomosa o cupr?fera, en hornos de soplo. Estas caracter?sticas de progreso de la industria minera y la creciente demanda de los metales industriales, tanto en el mercado interno como en el mercado internacional, hicie ron que aumentara el n?mero de trabajadores. La mayor demanda de mano de obra por parte de las empresas mineras y la disponibilidad y oferta de opera rios existentes entonces, fueron los dos aspectos que normaron los movimientos migratorios de los mineros registrados en el interior del pa?s y la inmigraci?n que lleg? del exterior a fines del xix y primera d?cada del xx. En general, la oferta de mano de obra minera en M?xico durante el Porfiriato provino de grupos de trabajadores no calificados, que por paralizaci?n de los trabajos en zonas mineras conocidas tradicionalmente como tales, quedaban sin ocupaci?n y ofrec?an sus servicios a nuevas compa??as para explotar los fundos descubiertos. Esta oferta interna de mano de obra no satisfizo la demanda de operarios que hubo du rante el Porfiriato, la cual requer?a trabajadores calificados, conocedores de la t?cnica minera para dirigir la explo taci?n y reparaci?n necesarias no s?lo en las minas que se encontraban laborando de tiempo atr?s y que exig?an por el propio desgaste sufrido reparaciones para continuar sus labores, sino tambi?n para iniciar los trabajos mineros con sistemas y planes t?cnicos de explotaci?n en las nuevas zonas descubiertas. Un caso t?pico de demanda de trabajadores pr?cticos y t?c nicos en la miner?a, es el de las minas del Fresnillo, Zac, en las cuales era tan necesario realizar trabajos de reparaci?n a fin de continuar su explotaci?n, que los nuevos empresarios, para dar This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms LA MINER?A PORFIRIANA 55 se una idea del n?mero de operarios que deb?an requerir los trabajos futuros, recurrieron a consultar la memoria sobre la fortificaci?n de las minas (Bolet?n del Ministerio de Fomento, M?xico, 4 de octubre de 1877); es decir, que a los empresarios en general, les importaba m?s conocer el estado f?sico de las minas y los desperfectos que pudieran tener sus tiros que el propio rendimiento o costeabilidad de sus minerales, del cual en parte estaban seguros pues conoc?an los rendimientos logrados anteriormente. En el mismo estado, en el informe rendido por Francisco de P. Zarate el 31 de diciembre de 1885 al secretario de Fomento, se opina:...que ser?a muy conveniente atender a la formaci?n de mineros y beneficiadores pr?cticos cuya falta tanto se hace sentir para la buena direcci?n de las negociaciones mineras. El establecimiento tambi?n de una o varias escuelas u oficinas metal?rgicas conve nientemente situadas en el pa?s, adonde los mineros pudieran acudir para obtener ensayos y an?lisis de sus minerales, a fin de conocer el sistema de beneficio m?s adecuado, y de obtener mejores resultados. La falta de esas oficinas, se dec?a, es uno de los graves inconvenientes con que tropiezan algunos minerales, lo que impide la explotaci?n de muchos criaderos y vetas que contienen minerales rebeldes; esta medida traer?a igualmente el exacto conocimiento de nuestra metalurgia, pues a pesar de ser nuestro pa?s esencialmente minero, se afirmaba, no hemos pasado de rutinarios... A medida que las empresas ampliaron sus explotaciones hacia el Norte y Pac?fico Norte, ?stas pudieron hacerse a costos m?s bajos debido fundamentalmente a que los frutos eran mayores, fen?meno que no se registr? con otros mine rales menos ricos pero costeables gracias a las nuevas t?cnicas. Sin embargo, cuando las compa??as tuvieron resuelto el problema de la preparaci?n t?cnica, se recurri? a los operarios no calificados, los cuales, a pesar de todo, todav?a en los primeros a?os de este siglo, eran considerados como factor indispensable en la miner?a debido fundamentalmente a las complejas actividades minero-metal?rgicas que deb?an efec tuarse. Todav?a en 1903 coment? la Semana Mercantil: "...El costo de la miner?a est? representado por dos factores princi pales: salarios y provisiones (entendiendo por provisiones la This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms 56 GUADALUPE NAVA maquinaria y los explosivos en general). Los salarios repre sentan cerca de un 85 % del costo y las provisiones cerca de un 15 %...", es decir, que todav?a la maquinaria insta lada en la miner?a no pod?a sustituir eficientemente la mano de obra no calificada. La poblaci?n minera activa durante el Porfiriato, cuantita tiva y cualitativamente, fue muy diversa debido principal mente al desplazamiento que tuvo la zona minera productiva en el pa?s durante la misma ?poca. Este fen?meno fue el resultado de varios factores importantes que determinaron un cambio radical en la estructura f?sico-econ?mica de la propia industria, lo que hizo que de ser productora exclusivamente de metales preciosos, produjera en cantidades considerables los principales metales industriales no ferrosos tales como el cobre, el plomo y el zinc, as? como combustibles que en forma especial incrementaron su producci?n. El cambio de t?cnicas de extracci?n y nuevos procedi mientos de beneficio aplicados, hizo que la poblaci?n minera del pa?s se transformara, logrando un grado de calificaci?n superior, as? como una elevada posici?n en la producci?n minero-metal?rgica, reflejada en el mayor rendimiento por trabajador. En esta forma, las condiciones de trabajo de los mineros, permiti? la posterior organizaci?n del mismo en cuanto a jornadas, ocupaci?n y responsabilidad; mejor? la distribuci?n geogr?fica de los operarios, pudiendo acudir a centros de trabajo minero buen n?mero de los desocupados por la suspensi?n de labores en algunas minas deterioradas. Las maquinarias y nuevas t?cnicas establecidas en algunas cen tros mineros, tendieron a modernizar las instalaciones as? como a mejorar las condiciones generales de trabajo. La miner?a cont? no s?lo con el trabajo de los hombres, sino que dio ocupaci?n tambi?n a las mujeres y a los ni?os en actividades poco peligrosas, pero muy mal pagadas. La informaci?n obtenida en el estudio, permite clasificar la mano de obra emp?rica, m?s o menos hasta la d?cada de los a?os ochentas, pues, a partir de 1891-92, la propia costeabili This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms LA MINER?A PORFIRIANA 57 dad de los minerales hizo aumentar el n?mero de operarios y las remuneraciones como consecuencia de los adelantos t?cnicos y conocimientos adquiridos. El punto de partida del per?odo, 1877, s?lo permite establecer comparaciones de los operarios que tuvieron sueldos m?nimos, pues casi no hubo tra bajadores calificados; pero en cambio, el a?o de 1903, adem?s de dar una idea de la mano de obra al iniciarse el siglo xx, permite conocer la situaci?n de los operarios antes de que se iniciaran los movimientos de huelgas que se registraron hacia el final del gobierno del general D?az, y 1907 puede tomarse como dato final del Porfiriato. Los trabajadores de la miner?a durante el Porfiriato aumentaron, pero no en la medida en que crec?a la produc ci?n, pues las nuevas t?cnicas implantadas suplieron en parte el trabajo de los jornaleros. La variaci?n anual del n?mero de operarios dependi? de las altas y bajas de la propia industria. La poblaci?n minera del pa?s no registr? fuertes fluctua ciones durante el primer gobierno del general D?az. Y m?s todav?a, en 1883 era frecuente encontrarse opiniones en los peri?dicos y en los informes anuales de los gobernadores, en el sentido de que la miner?a en general formaba poblaciones pasajeras, pero que la calidad de las zonas mineras descu biertas podr?a formar con el tiempo ciudades estables, lo cual m?s tarde encauzar?a, en gran escala, la explotaci?n de la agri cultura. El total de operarios laborantes en la actividad minero metal?rgica se increment? en una tasa anual de 1.6 % de 1895 a 19?7> es decir, durante los ?ltimos a?os del Porfiriato. Este bajo crecimiento realmente no coincide con el aumento de la producci?n minera en general, y el aumento de las minas puestas en explotaci?n; pero s? contrast? en forma notoria con el aumento y mejoramiento en la extracci?n y tratamiento metal?rgico de los minerales, factores que s? intervinieron poderosamente en el aumento de la producci?n minera. En cuanto a la distribuci?n geogr?fica de los trabajadores mineros, es necesario observar antes que nada su paso de las This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms 58 GUADALUPE NAVA antiguas zonas productoras de metales hacia las regiones que se descubrieron durante el Porfiriato. Este desplazamiento de la mano de obra hizo que la del centro fuera muy in estable y con tendencia a la baja: en 1910, el 46.28 % de la poblaci?n minera total; en 1895, el 43.58 %; en 1899, el 29-79 %; en 1900, el 40.08 %; en 1903, el 33.42 % y en 1907, el 33.67 %. Entre las causas de este fen?meno debe mencio narse la decadencia de las minas de Guanajuato e Hidalgo. La disminuci?n de la mano de obra en la zona central contrasta con un aumento considerable de la poblaci?n mine ra en las zonas del Norte y Pac?fico Norte; en la primera, el aumento de poblaci?n se debi? al resurgimiento que tuvieron algunas minas del Estado de Coahuila, como las de Sierra Mojada; en otras, en cambio, como las carbon?feras del Hon do, tambi?n los mineros, humildes trabajadores de socavones y puebles, hab?an comenzado a emigrar, debido a p?rdidas ocasionadas por cat?strofes. De las minas de Chihuahua, las del Parral, Minas Nuevas y Santa B?rbara empleaban entre 8,000 y 9,000 hombres y la Moctezuma y Santa B?rbara empleaban cerca de 1,200. Al iniciarse el Porfiriato, el 42.99 % de los mineros tra bajaban en la zona Norte. Esta cifra subi? al 50.94 % en 1899 y volvi? a descender al 43 % al final del per?odo, en 1910. La del Pac?fico Norte fue otra en la que se increment? el porcentaje de la mano de obra minera, debido al resurgi miento que tuvo esta industria. En Baja California, el mine ral del Triunfo atrajo a muchos trabajadores. Sinaloa surgi? con las minas del Rosario que alcanzaron un incremento prodigioso, aumentando la poblaci?n a m?s del doble en menos de un a?o. En el Estado de Sonora, los ricos minerales en oro y plata fueron el atractivo de gran n?mero de extranjeros con ?nimo de establecerse haciendo algunas compras de terrenos y solares. Adem?s, el ferrocarril de Guaymas a la frontera fue otro factor importante en el Estado. Para 1895, el nota ble grupo de minas, conocido con el nombre de "Las Prie tas", era incuestionablemente uno de los m?s ricos de Sonora, por ser el lugar de cita de infinidad de negociantes procedentes This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms LA MINER?A PORFIRIANA 59 de todos los Estados de la Rep?blica, y del extranjero, que ?vidos de fortuna iban a buscarla a ese moderno El Dorado, cuya fama estaba pregon?ndose por todas partes. En 1877, resid?a en el Pac?fico Norte el 9.22 % de los obreros de minas; en 1899, el 12.74%; en 1900, lleg? al x3-78 %; en l9?i> al l5-f? 7o'> en 1907, al 23.81 %, y en 1910 se redujo al 12.39 %. La mano de obra en la zona del Pac?fico Sur, a la que corresponden los Estados de Colima, Chiapas, Guerrero y Oaxaca, tambi?n se increment? durante el Porfiriato. En 1877, tan s?lo represent? el 1.39 % y en 1910 el 2.84 % de la poblaci?n total dedicada a la miner?a, en esta zona, en todos los a?os intermedios del Porfiriato, el porcentaje de poblaci?n minera fue mayor comparado con el de 1910; figur? con 2.86 % en 1895; con 6.52 % en 1899; 5.95 % en 1910; 3.26 % en 1903 y 3.04 % en 1907. En general debe notarse que los aumentos y las bajas de los porcentajes de la mano de obra en las distintas zonas de la Rep?blica, es un fen?meno m?s f?cil de percibir con cla ridad en 1903 que en 1910, debido, sin duda alguna a que en los dos ?ltimos tercios de la primera d?cada del siglo xx ya hab?an estallado algunos movimientos de huelgas entre los mineros, determinando la disminuci?n en el n?me ro de trabajadores. En n?meros absolutos, las cifras de operarios mineros en el pa?s y por zonas geogr?ficas son las siguientes: Rep?blica Mexicana 1877. 100,240 100.00 1895. 88>377 100.00 1899. 135,728 100.00 1900. 123,051 100.00 1903. 107,896 100.00 1907. 127083 100.00 1910. 104,093 100.00 Norte 1877. 43>?9? 42-99 1895. 37>3o6* 42-21 1899. 69,146 50.94 19??. 49447 4?l8 1903. 5^255 4750 i9?7. *>o,o?$ 39.40 1910. 44,826 43.06 This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms 6o GUADALUPE NAVA Golfo de M?xico 1877. 115 0.11 1895. 333 0.38 1899. 8 0.1 1900. 8 ? i9?3. 148 0.14 1907. 108 0.08 1910. 448 0.43 Pac?fico Norte 1877. 9*246 9.22 1895. 9>693 J-97 1899. 17,297 i9?o. l6>952 J3 1903. 16,916 1 1907. 30,264 2 1910. 12,896 1 Pac?fico Sur 1877. 1,397 1.39 1895. 2,529 1899. 8,850 1900. 7^23 5 i9?3. 3>5H 3 i9?7. 3*863 1910. 2,958 2 Centro 1877. 46,392 46.28 1895. 38,5l6 43-58 1899. 40427 29.79 i9?o. 49,321 4008 i9?3. 36,06$ 33.42 !907. 42,783 33-67 1910. 42,965 4?-28 El n?mero de operarios hombres fue en todos sos muy superior al de mujeres y ni?os, lo cual se ca fundamentalmente por la ?ndole de la activid desarrollaron, pues mientras los hombres desempe?aro las labores de explotaci?n, extracci?n y beneficio minerales, las mujeres y los ni?os hicieron solamente pepena y quiebra de los minerales que tendieron a dis y casi desaparecer a medida que se perfeccionaron operaciones. La clasificaci?n por sexos de trabajadores ocupa la miner?a, muestra en todos los casos un mayor por de ni?os que de mujeres, fen?meno cuya ?nica exp This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms LA MINER?A PORFIRIANA 61 posible es el baj?simo salario que se pagaba a los menores de edad. Los porcentajes de operarios mineros por sexos son los siguientes: Hombres Mujeres Ni?os Rep?blica Mexicana 189$. 98.87 1.13 ? 1899. 93*69 1.00 5.29 1900. 94.10 1.03 4.87 1903. 93?3 0.83 $.34 1907. 96.16 0.46 3.38 Norte 1895. 99.55 0.44 ? 1899. 9338 0.56 6.04 1900. 94-32 ?-56 5-1* i9?3. 94-3? 0-96 4-74 1907. 9647 ?-28 324 Golfo de M?xico 1895. 100.00 ? ? 1899. 100.00 ? ? 1900. 100.00 ? ? 1903. 100.00 ? ? 1907. 94-44 ? 5-56 Pac?fico Norte 1895. 99-77 0.23 ? 1899. 93.89 0.91 5.19 1900. 94-01 ?-95 5-04 1903. 95-17 0.59 4.24 *9?7. 97-39 0.13 2.49 Pac?fico Sur 1895. 99-37 0.63 ? 1899. 93-*2 0.62 6.26 1900. 92.25 2.61 5.13 i9?3. 94-99 0.11 4.89 i9?7. 89.31 2.69 8.00 Centro 1895. 97-94 2.06 ? 1899. 94.26 1.88 3.85 1900. 94-19 !-29 4-52 i9?3. 9238 0.83 6.79 1907. 95-54 0-71 3-75 La situaci?n de los operarios en la pr a rendimiento y condiciones propias medida que se fueron deslindando sus This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms 62 GUADALUPE NAVA en 1877, perduraban algunas costumbres de la colonia: los buscones y gambusinos, tan mencionados en esta actividad, se ocupaban a?n en general de las distintas fases de la labor minera. Durante el Porfiriato buen n?mero de esos traba jadores emp?ricos pasaron a la categor?a de jornaleros ca lificados. Esto se tradujo en la necesidad de que hubiera una gran variedad de remuneraciones, dependientes en bue na medida no s?lo de que tuvieran mayor o menor cono cimiento, sino de la calidad de los propios productos explo tados; lo cual dependi?, en parte, de la demanda de los metales tanto en el mercado interior como en el exterior. As?, la posici?n de los operarios en el rendimiento y pro ductividad tendi? siempre a mejorar, ya que, con nuevas t?cnicas de explotaci?n y mejores conocimientos de esta industria, el rendimiento y productos obtenidos, cuantitativa y cualitativamente, fueron mejores. El rendimiento de productividad de los mineros aument? en forma considerable a partir de 1895. ?e * 7*819 kilo gramos producidos por trabajador ocupado en 1897, aumen taron a 47,962 kilogramos por operario en 1907, o sea que el ?ndice de la productividad de kilos producidos por trabajador ocupado, tomando como base 1900-01 = 100.00, aument? de 70.39 puntos en 1897 a 189.48 en 1907, o sea que se registr? en esta fase de la productividad un incremento por operario en el rendimiento a una tasa de 10.41 % anual. Este hecho pone de manifiesto el uso de nuevas t?cnicas en la explota ci?n minera. El rendimiento o productividad en el valor de l? pro ducci?n por operario ocupado en la miner?a, tomando como base 1900-01 := 100.00, tambi?n se increment?. Pas? de 75.55 puntos en 1897 a 160.75 puntos para 1907; esto indica un aumento a una tasa anual de 7.84 %; lo que es igual en cifras absolutas de $587.00 producidos por operario en 1897 a $ 1,249.00 producidos por operario en 1907. Esto es tam bi?n resultado del aumento del valor intr?nseco que lograron alcanzar los minerales al poderse beneficiar todos los metales contenidos en amalgama con el oro y la plata, que antes de sistematizarse la metalurgia con los nuevos sistemas implan This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms LA MINER?A PORFIRIANA 63 tados, se desperdiciaban por incosteables. El indice de la concentraci?n de la mano de obra por mina laborante creci? de 67 operarios en 1898, a 93 en 1899; pero luego tendi? a bajar hasta 76 operarios por mina en 1904. Volvi? a subir al a?o siguiente en que se registraron 111 operarios por mina en actividad y disminuir un poco en los a?os subsecuentes, anotando un coeficiente de 96 trabajadores por mina durante 1907; estas fluctuaciones hicieron variar el ?ndice de concen traci?n de la mano de obra de 82.82 puntos en 1898 a 119.40 puntos del mismo para 1907, o sea, que se registr? un in cremento a una tasa de 4.15 % anual. En resumen, la posi ci?n del trabajador minero en la producci?n de esta indus tria, en cierta forma, estuvo determinado por las distintas innovaciones que se registraron en la propia industria, tanto en su extracci?n como en su beneficio, lo cual se tradujo en mayor productividad y mejor grado de calificaci?n para los mismos. El grado de calificaci?n que adquiri? la poblaci?n minera durante el Porfiriato est? tambi?n ?ntimamente relacionado con los avances t?cnicos. Es bien conocido el hecho de que la miner?a por mucho tiempo se explot? en M?xico sin orden ni sistema, durante la etapa artesanal de la misma, en la que la poblaci?n minera la formaron los gambusinos, personas que se dedicaban a esta actividad pero sin ninguna base cient?fica. Hay una curiosa descripci?n en la que se afirma: Que si bien todos los gambusinos son mineros, no todos ?stos son gambusinos. Entre los mineros hay directores, mandones, ba rreteros, atecas, paleros, madereros, le?eros, carboneros, fleteros y peones, mientras que los gambusinos lo son todo a la vez; porque al establecer los trabajos en las vetas descubiertas, ellos mismos desempe?an todos aquellos oficios, pues pocas veces pueden pagar operarios; y si el aguij?n de la necesidad les obliga a trabajar en las minas ajenas, entonces se pintan solos para trazar un barreno, arreglar un ademe, colar un destajo y aun para hechar dif?ciles medidas y dar alguna nueva obra pues manejan los instrumentos t?cnicos y saben hacer c?lculos matem?ticos... (Mineros Mexicanos, 1895-28). This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms 64 GUADALUPE NAVA Esto trajo como consecuencia el agotamiento y empobreci miento de las zonas mineras. Se hizo, pues, indispensable la sistematizaci?n de la explotaci?n, lo cual redund? en nuevos conocimientos para los mineros que hicieron que aumentara su rendimiento y productividad. Pero a medida que el tiempo transcurri?, los operarios laborantes en la miner?a se fueron perfeccionando con los conocimientos adquiridos en la pr?c tica y adem?s en muchos Estados de la Rep?blica con zonas mineras bien conocidas, se emprendi? la fundaci?n de escuelas t?cnicas que prepararon a los mineros en su dif?cil labor. Al iniciarse el Porfiriato, era muy com?n encontrar minas important?simas en varios Estados de la Rep?blica con tra bajos tan limitados que se encontraban reducidos a un solo barretero auxiliado por tres o cuatro peones. En cambio, a medida que transcurr?a el tiempo, se fueron delimitando las funciones y actividades de los operarios de las negociaciones, haci?ndose cada vez m?s especializados en sus distintas acti vidades, lo cual signific? mayor productividad de los traba jadores y mejor rendimiento de los minerales en general. Por otra parte, los trabajos se organizaron por turnos. Fue muy com?n a finales del Porfiriato que hubiera en las negocia ciones mineras un turno matutino y otro nocturno. Los trabajadores de las minas se repart?an en dos grupos: el minoritario, encargado del trabajo t?cnico de la miner?a, y el muy numeroso, de jornaleros con bajas remuneraciones, encargado del trabajo pesado y peligroso. A los de este grupo se les pagaba frecuentemente con vales al portador, que s?lo pod?an ser recibidos a cambio de efectos en las tiendas y expendios de comestibles de las mismas negociaciones. Aun que contra tal conducta protestaron los peri?dicos de la ?poca, los hacendados y capitalistas mineros la mantuvieron so pretexto de que este procedimiento era en beneficio de los trabajadores. La remuneraci?n del factor trabajo en la miner?a porfiriana estuvo de acuerdo con las jerarqu?as y calificaci?n de los operarios. Las diversas actividades de los trabajadores mineros pueden agruparse en los siguientes grandes grupos: This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms LA MINER?A PO RFI RI AN A 65 1er. grupo, el que percib?a mayor remuneraci?n: Contratistas en pepena Capataces Maquinistas Ayudantes de maquinista Ademadores Destajeros 2o grupo, que percib?a una remuneraci?n media: Capitanes de mina Capitanes de peones Capitanes de la pepena Capitanes de patio Ayudantes de capit?n Barreteros encargados de obras Ayudantes de ademador Mec?nicos Electricistas Carpinteros Herreros Bomberos 3er. grupo, que percib?a las m?nimas remuneraciones: Barreteros ordinarios Peones en la pepena Peones por contrato Peones por d?a Amalgamadores de panes Quebradores en la pepena Limpiadores por m?quina Cajoneros Wincheros Mandones Atecas Paleros Azogueros Horneros Planilleros Tenateros Veladores This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms 66 GUADALUPE NAVA En general, puede decirse que las ocupaciones del pri mer grupo correspondieron a la preparaci?n t?cnica del trabajo de las minas; al segundo grupo, la direcci?n, pre paraci?n y fortificaci?n de las mismas y en el tercero que dar?an incluidas las ocupaciones m?s rudas y peligrosas de la propia actividad, tanto en la explotaci?n como en el bene ficio de ios minerales. Los trabajadores del primer grupo casi se desconoc?an al iniciarse el Porfiriato. No hab?a entonces personal t?cnico preparado en el desarrollo de la industria. Los del segundo grupo, eran muy escasos hacia 1877, pero aumentaron con rapidez. Los del tercer grupo eran ya numerosos desde el principio y no disminuy? su importancia pese a los recursos t?cnicos que se introdujeron en un gran n?mero de nego ciaciones durante el Porfiriato, pues es necesario reconocer que estas actividades fueron indispensables a la propia in dustria. Sin embargo, y a pesar de la gran utilidad de sus labores en la miner?a, la diferencia en los salarios o remu neraciones vari? principalmente por la aptitud y competencia t?cnica de los operarios; es decir, se asignaron los salarios m?s elevados a obreros t?cnicos que indudablemente hac?an falta en todas las negociaciones mineras del pa?s, pero que en muchas de ellas no exist?an todav?a y que generalmente se otorgaban a los operarios extranjeros. En cambio, los encargados de las labores m?s dif?ciles y pesadas, indis pensables en todo trabajo de explotaci?n minera, perci bieron siempre los salarios m?s bajos. Ahora bien, esta ca racter?stica de tomar como base la capacidad t?cnica para determinar los salarios de los mineros, fue com?n a todas las regiones mineras conocidas, pero tambi?n tendi? a variar de acuerdo con: 1) La situaci?n geogr?fica de las minas. 2) La producci?n de las mismas. 3) El tipo de rendimiento o leyes obtenidas de los mine rales y 4) La clase de metales explotados en los propios mine rales. This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms LA MINER?A PORFIRIANA 67 La localizaci?n geogr?fica de las minas laborables en las distintas zonas geogr?ficas del pa?s, fue un factor importante para la determinaci?n de los jornales, porque, fuera de la zona zona m?s densamente habitada, el territorio estaba pobla do de numerosos centros mineros, fabriles y agr?colas, los que, al necesitar operarios, los atra?an con ofrecimientos de salarios elevados. Ahora bien, los salarios en las nuevas zonas de producci?n siempre se mantuvieron altos, aunque su poder adquisitivo siempre estuvo en condiciones de infe rioridad respecto a los jornales de la zona del centro; debido principalmente al alto valor del ma?z fuera de la zona agr?co la fundamental en la que el valor de lo que necesitaba el hombre para vivir, ten?a que ser superior. Por otra parte, el l?mite m?ximo de jornales no pod?a subir mucho porque entonces atraer?a mayor n?mero de operarios de los reque ridos y la concurrencia de ?stos abaratar?a los salarios y encarecer?a las subsistencias al aumentar su demanda. Es necesario se?alar, adem?s, que la oferta de trabajo en las regiones que demandaban operarios fuera de la zona agr?cola e industrial, deb?a contar con el requisito de permanencia y fijeza de los jornales ofrecidos por cierto tiempo, pues de otro modo no era concebible la radicaci?n de los trabajadores. Los salarios dependieron tambi?n de la producci?n, tipo de rendimiento y clase de metales explotados, por la acci?n directa del mercado sobre los metales, pues el aumento de la demanda de los mismos se tradujo en aumento de oferta tanto de oro y plata como de los metales industriales no ferrosos, y en aumento e intensidad de la explotaci?n en gene ral, lo cual hizo crecer la demanda de mano de obra y con ella el alza de los salarios. Los trabajadores estaban en general a sueldo fijo por semana; y a los que ten?an una intervenci?n directa en la producci?n se les conced?a adem?s una prima, seg?n el n?me ro de toneladas de mineral extra?das y seg?n su ley. Todas las primas y gratificaciones se liquidaban semanariamente. Los sotamiheros, por ejemplo, recib?an adem?s del sueldo, medio centavo por carro de mineral extra?do; los ayudantes de capit?n, un centavo por tonelada producida; el maestro This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms 68 GUADALUPE NAVA mec?nico y el ademador de los tiros, un centavo por coche; el capit?n de la pepena, centavo y medio por mineral com?n y cinco centavos por mineral de exportaci?n producido; los capitanes de la mina, veinticinco centavos por tonelada de mineral de exportaci?n, tres centavos y medio por mineral com?n y centavo y medio por el de baja ley. Entre los mineros mejor remunerados se contaban los directores, ingenieros top?grafos, mineros superiores, emplea dos de oficina, veladores de las propias negociaciones y empleados auxiliares, que ganaban de 30 a 120 pesos sema nales. Esta diversidad de salarios existentes en una sola industria, crea la necesidad imperiosa de calcular las remuneraciones m?nimas, m?ximas y medias en algunos a?os b?sicos del per?odo estudiado por zonas geogr?ficas y entidades- Los c?lculos de los distintos tipos de jornales durante la ?poca que comprende este estudio, se hicieron en la siguiente forma: el jornal m?nimo se calcul? en forma directa, de acuer do con el n?mero de operarios; el m?ximo en forma in directa, bajo el supuesto que dentro de este grupo de remu neraci?n se agrupaban capataces y operarios calificados que ten?an como subordinados determinado n?mero de trabaja dores no calificados. El jornal medio se obtuvo como punto medio de los jornales m?nimos y de los m?ximos de las me dias ponderadas. El jornal m?nimo diario de los peones mineros en el pa?s, aument? a una tasa de crecimiento de 6.3 % anual de 1893 en que ganaban $ 0.35 a 1907 en que percib?an $0.82. No en todos los lugares el incremento fue igual. Por ejemplo, en el Mineral del Oro, Estado de M?xico, "los peones que todav?a en 1879 ganaban 37 14 centavos diarios, en 1908 ya no se consiguen por menos de 62 i/^ o 75 centavos al d?a... sin corresponder, en muchos casos, a un aumento correlativo en el rendimiento, pues es bien conocida la repugnancia del ope rario del pa?s a trabajar por jornal fijo, siendo en cambio particularmente afecto a hacerlo por destajo", trabajo en el que se hab?a impuesto la tarifa siguiente: This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms LA MINER?A PORFIRIANA 69 Ca?ones y cruceros. $20.00 a $ 40.00 por m. lineal Rebajes de cabeza. $ 25.00 a $ 40.00 por m. lineal Planes. $ 30.00 en adelante Ademes. $ 5.00 a $ 15.00 por marco Acarreo. $ 0.15 a $ 0.20 por carro cuando se lle naba en alcanc?a y $0.25 cuando se llena ba con palas En general, el jornal diario m?nimo entre los mineros durante el a?o de 1893, fue m?s elevado en la zona del Pac? fico Norte ($ 0.49); menos alto en el Norte propiamente di cho ($ 0.37); medio en la regi?n del Centro ($ 0.30), y m?nimo en la del Pac?fico Sur ($ 0.28). Para 1903, el salario en el Pac?fico Norte hab?a subido a $0.67; en la zona Norte a $ 0.52; a $ 0.50 en la del Golfo de M?xico, debido principal mente a la explotaci?n petrol?fera; a $0.43 en la zona del Centro, y a $ 0.40 en la del Pac?fico Sur. En 1907, el salario, en el Pac?fico Norte, hab?a subido a $ 1.21; el de la zona Norte a $0.85; a $0.59 el de la zona del Centro; en la del Pac?fico Sur a $ 0.53, y a $ 0.44 el jornal del Golfo de M?xico. Esto es una prueba evidente de la importancia que alcanzaron las minas descubiertas en los Estados de Baja California, Si naloa y Sonora, en la zona del Pac?fico Norte y las de Chi huahua, Durango, Nuevo Le?n y Tamaulipas en la zona del Norte. En seguida se dan los salarios m?nimos por zonas geo gr?ficas y entidades federativas durante los 3 a?os que pueden considerarse como claves del Porfiriato: 1893, a?o en que la explotaci?n y la metalurgia se practicaron en forma comple ta, es decir, se trabajaron los minerales preciosos, los indus triales no ferrosos y los combustibles; 1903, a?o inmediata mente anterior a los movimientos de huelgas y 1907, fecha casi final del Porfiriato. This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms 70 GUADALUPE NAVA Jornales m?nimos diarios de los peones mineros Zonas, Estad?sticas y Entidades 1893 1903 Estados Unidos Mexicanos. 0-35 0.51 Norte. 037 0.52 Coahuila. 0.41 0-53 Chihuahua - 0.54 0.70 Durango. 0.41 053 Nuevo Le?n 0.42 055 San Luis Potos? 0.34 0.45 Tamaulipas _ o-35 0.47 Zacatecas. 0.31 0.40 Golfo de M?xico 0.50 Campeche. Quintana Roo.. Tabasco. Veracruz. 0.50 Yucat?n. Pac?fico Norte. 0.49 0.67 Baja California o-55 0.72 Sinaloa. 0.41 0-53 Sonora. 0.56 o-75 Tepic. 039 0.51 Pac?fico Sur.... 0.28 0.40 Colima. Chiapas. Guerrero. 0.31 0.40 Oaxaca. 0.28 037 Centro. 0.30 0.43 Aguascali?ntes 0.31 0.40 Distrito Federal. Guanajuato _ 0.28 0.36 Hidalgo. o-35 0.46 Jalisco. 0.35 0.47 M?xico. 0.37 0.49 Michoac?n. 0.31 0.40 Morelos. Puebla. 1.28 0.37 Quer?taro. 0.72 0.94 Tlaxcala. This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms LA MINER?A PORFIRIANA 71 Los salarios m?ximos presentaron el mismo comportamiento que los m?nimos, o sea que la direcci?n t?cnica del grupo de operarios mineros fue tambi?n mejor remunerada durante 1903, en el Pac?fico Norte, con un sueldo de $ 2.77; le sigui? el Norte con $$41; luego el Centro con $2.36; despu?s el Pac?fico Sur con $ 2.06 y por ?ltimo la zona del Golfo de M?xico en donde s?lo alcanzaban $ 0.75. En general, el sala rio m?ximo diario para la Rep?blica en 1903 fue de $ 2.44; estas remuneraciones m?ximas en la actividad minera, subie ron considerablemente para 1907, pues para la Rep?blica casi se duplic?, subiendo a $ 4.36 diarios mientras que en los Estados del Pac?fico Norte alcanz? $ 5.79; $ 4.46 en los de la zona Norte; $3.64 en los del Centro; $ 1.50 en los del Sur, y $ 1.27 en los del Golfo de M?xico. En el siguiente cuadro se da cuenta de los salarios m?xi mos en las entidades federativas del pa?s durante 1903 y 1907. y 1907, a?os en los que ya puede hablarse de la direcci?n t?cnica, que fue la actividad remunerada en esa forma. Salarios m?ximos mineros Zonas, Estad?sticas y Entidades 1903 1907 Estados Unidos Mexicanos. 2.44 4.36 Norte. 2.41 4.46 Coahuila. 3.07 4.14 Chihuahua. 3.16 5.35 Durango. 2.78 7.57 Nuevo Le?n. 2.40 1.56 San Luis Potos?. 1.52 3.56 Tamaulipas. 1.86 3.39 Zacatecas. 1.51 2.97 Golfo de M?xico. 0.75 1.27 Campeche. ? ? Quintana Roo. ? Tabasco. ? ? Veracruz. 0.75 1.27 Yucat?n. ? __ Pac?fico Norte. 2.77 5.79 Baja California. 2.99 3.54 Sinaloa. 2.42 4.97 This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms 72 GUADALUPE NAVA Sonora. 2.95 7.52 Tepic. 2.25 2.05 Pac?fico Sur. 2.06 1.50 Colima. ? ? Chiapas. 2.50 ? Guerrero. 1.81 1.54 Oaxaca. 2.18 1.47 Centro. 2.36 3.64 Aguascalientes. 3.25 2.75 Distrito Federal. ? ?. Guanajuato. 1.85 3.66 Hidalgo. 2.67 4.08 Jalisco. 1.54 1.52 M?xico. 3.63 2.43 Michoac?n. 1.25 4.93 Morelos. ? 2.00 Puebla. 2.07 2.65 Quer?taro. 1.49 0.82 Tlaxcala. ? ? En cuanto a los jornales medios, en 1903, fueron de $ 1.48 en todo el pa?s. Para 1907, el salario medio en el pa?s fue de $ 2.59; $ 3.50 en la zona del Pac?fico Norte; $ 2.66 en la del Norte; $ 2.12 en la del Centro; $ 1.02 en el Pac?fico Sur y $ 0.86 en el Golfo de M?xico. En cuanto a las entidades federativas, en el a?o de 1903 los jornales m?nimos fueron mayores en los Estados de Coahuila, Chihuahua, Durango y Nuevo Le?n, en la zona del Norte; en Baja California y Sonora del Pac?fico Norte; Guerrero del Pac?fico Sur, e Hidalgo, Jalisco, M?xico y Quer?taro, del Centro. Para 1907, el sueldo m?nimo fue tambi?n mayor en los mismos Estados; con excepci?n de Ta maulipas, Durango y Nuevo Le?n de la zona del Norte, pues mientras en el primero aument?, en los dos ?ltimos baj? y en el Estado de Aguascalientes, del Centro, en donde tambi?n se registr? un aumento; en las dem?s zonas, los distintos Estados conservaron su misma posici?n. Las remuneraciones m?ximas de la actividad minera, est?n relacionadas con la importancia e inter?s que fueron teniendo los distintos Estados de la Federaci?n de acuerdo con el tipo de minerales explotados y su demanda tanto en el mercado interno como en el externo. This content downloaded from 187.222.74.8 on Wed, 13 Jan 2021 20:38:50 UTC All use subject to https://about.jstor.org/terms