La Economía Mundial: Una Breve Historia PDF

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Universidad de Colima

Franco Amatori - Andrea Colli

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economía mundial historia económica globalización revolución industrial

Summary

Este libro ofrece una visión concisa de la historia de la economía mundial. Abarca desde las economías preindustriales hasta la globalización moderna, analizando las causas de la divergencia económica entre países y los principales hitos históricos que han dado forma al sistema económico actual. Incluye un examen detallado de la revolución industrial y sus consecuencias.

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La economía mundial: una historia concisa Tayİor y Francis Grupo Taylor 6 Francis http://tayIorandfrancis.com Editado por Franco Amatori - Andrea Colli La economía mundial: una historia concisa G. Giappichelli Editore Primera edición en 2020 por Routledge 2...

La economía mundial: una historia concisa Tayİor y Francis Grupo Taylor 6 Francis http://tayIorandfrancis.com Editado por Franco Amatori - Andrea Colli La economía mundial: una historia concisa G. Giappichelli Editore Primera edición en 2020 por Routledge 2 Park Square, Milton Park, Abingdon, Oxon OX14 4RN y por Routledge 52 Vanderbilt Avenue, Nueva York, NY 10017 Routledge es un sello editorial del grupo Taylor & Francis, una empresa informa y por G. Giappichelli Editore Via Po 21, Turín - Italia © 2017 Franco Amatori - Andrea Colli (Editado por), Il mondo globale. Una storia economica - Giappichelli Editore © 2019 Franco Amatori - Andrea Colli Se ha hecho valer el derecho de Franco Amatori - Andrea Colli a ser identificados como autores de esta obra. de conformidad con los artículos 77 y 78 de la Ley de 1988 sobre Derechos de Autor, Diseños y Patentes. Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reimpresión, reproducción o utilización total o parcial de este libro en cualquier forma o por cualquier medio electrónico, mecánico o de otro tipo, conocido o por inventar, incluidos el fotocopiado y la grabación, o en cualquier sistema de almacenamiento o recuperación de información, sin la autorización por escrito de los editores. Aviso sobre marcas comerciales: Los nombres de productos o empresas pueden ser marcas comerciales o marcas registradas, y se utilizan únicamente con fines identificativos y explicativos, sin intención de infracción. Datos de catalogación de la Biblioteca Británica La British Library dispone de una ficha catalográfica de este libro Library of Congress Cataloging-in-Publication Data Se ha solicitado un registro de catálogo para este libro ISBN: 978-0-367-26508-3 (hbk-Routledge) ISBN: 978-88-921-1734-1 (hbk-Giappichelli) ISBN: 978-0-429-29355-9 (ebk-Routledge) ISBN: 978-0-367-26507-6 (pbk-Routledge) Tipografía Simoncini Garamond por G. Giappichelli Editore, Turín, Italia El manuscrito ha sido sometido al proceso de revisión por pares a doble ciego antes de su publicación. CONTENIDO pag. Lista de ilustraciones xi 1.Las características estructurales de las economías preindustriales 1 1.1. De la revolución neolítica a la revolución urbana de la Edad del Bronce 1 1.2. Las características estructurales de las economías agrarias 5 1.3. Las economías tardo-medievales y el impacto de la peste negra 8 Bibliografía 12 2. La "Gran Divergencia 13 2.1. Abrir mundos cerrados 13 2.2. La Gran Divergencia: causas y calendario 18 2.3. Más allá de Eurasia: América, África y Oceanía 25 Bibliografía 27 3. Nuevos actores, nuevas instituciones 29 3.1. De sur a norte 29 3.2. Orígenes de la pequeña divergencia 35 3.3. A ambos lados del Atlántico 40 Bibliografía 43 Transición demográfica 44 4. La Revolución Industrial: tecnología y sociedad 47 4.1. Un proceso a largo plazo 47 4.2. Comercio exterior, imperio, mercantilismo 49 4.3. Transformación estructural temprana 51 4.4. La revolución tecnológica: etapas, sectores e innovaciones 53 Bibliografía 61 5. ¿Por qué Europa? ¿Por qué Gran Bretaña? 63 5.1. ¿Por qué Europa? Cultura, instituciones, incentivos económicos 64 5.2. ¿Por qué Gran Bretaña? Una peculiar combinación de factores 68 vi La economía mundial pag. Bibliografía 72 La revolución industrial 73 6. Un proceso imparable 77 6.1. La dinámica de la "conquista pacífica" en la industria europea ización 78 6.2. Los bancos universales 79 6.3. El papel del Estado en los países atrasados 80 6.4. La industrialización y la reactividad del tejido socioeconómico 84 Bibliografía 85 7. Un nuevo equilibrio mundial 87 7.1. La segunda revolución industrial 87 7.2. Un nuevo protagonista: las grandes empresas 87 7.3. Cambio tecnológico: limitaciones y oportunidades 90 7.4. Hacia un nuevo escenario mundial 91 Bibliografía 97 Organización del trabajo 98 8. El modelo occidental y sus límites 101 8.1. Rusia zarista 101 8.2. Reforma desde arriba: El Japón imperial 104 8.3. La Restauración Meiji 106 8.4. China a finales del periodo Qing 108 8.5. América Latina 111 Bibliografía 114 Emigración masiva desde Europa 115 9. La primera fase de la globalización 121 9.1. La (primera) Gran Depresión y el neomercantilismo 123 9.2. El patrón oro y la City en su apogeo 125 9.3. Imperialismo 128 Bibliografía 132 Sistemas monetarios internacionales 133 10. La Gran Guerra: el fin de un mundo 137 10.1. Interpretación de la guerra: discontinuidad y revolución social 137 10.2. Guerra total: planificación industrial y movilización 141 Índice vii pag. 10.3. Consecuencias geopolíticas y económicas 149 Bibliografía 152 11. La posguerra: la era de la inseguridad 153 11.1. El difícil retorno al sistema monetario internacional 153 11.2. Hiperinflación alemana 157 11.3. Expansión económica en los años veinte 159 11.4. La Unión Soviética 164 Bibliografía 168 12. La crisis del capitalismo 169 12.1. La caída de Wall Street 169 12.2. La depresión 172 12.3. La revolución keynesiana 178 Bibliografía 180 13. Intervención del Estado 183 13.1. El Nuevo Trato 183 13.2. Alemania 187 13.3. Italia 192 13.4. La Unión Soviética 194 Bibliografía 198 14. La Segunda Guerra Mundial: "Destrucción creativa 199 14.1. Destrucción y creación 199 14.2. Guerra y crecimiento 200 14.3. Inversiones y comercio exterior 202 14.4. Los sectores en guerra: agricultura y materias primas 204 14.5. Crecimiento de la industria armamentística 205 14.6. Planificación del combate 206 14.7. La guerra y la gran ciencia 207 Bibliografía 210 15. Por fin prosperidad 211 15.1. "Invernadero con ciclámenes" 211 15.2. Europa destruida 212 15.3. El Programa Europeo de Recuperación 214 15.4. Comercio y acuerdos internacionales 216 viii La economía mundial pag. 15.5. Economía mixta, nacionalizaciones y políticas de desarrollo 218 15.6. Milagro, milagros 219 Bibliografía 221 16. Descolonización: luces y (muchas) sombras 223 16.1. Ricos y pobres 223 16.2. La naturaleza del subdesarrollo 224 16.3. Descolonización 225 16.4. Inestabilidad política 227 16.5. Destinos asiáticos 229 Bibliografía 234 17. De Keynes al neoliberalismo 235 17.1. El fin de la economía keynesiana 235 17.2. La recesión de los 70 236 17.3. Retroceso del sector público en Occidente 238 17.4. Privatizaciones en Europa 239 17.5. Por qué privatizar, cómo privatizar 240 17.6. Privatización y desarrollo 242 Bibliografía 245 18. Tercer mundo, "terceros mundos 247 18.1. Fragmentación del Tercer Mundo 247 18.2. Un legado del pasado 249 18.3. Las desventajas de los rezagados 250 18.4. Sectores y empresas 251 18.5. Estados de desarrollo 253 Bibliografía 256 19. El final de un gran sueño 257 19.1. Una crisis con raíces profundas 257 19.2. El sueño imposible de Gorbachov 260 19.3. El difícil retorno a la economía de mercado 262 19.4. Hacia un nuevo capitalismo de Estado 265 Bibliografía 270 20. Liderazgo inestable 271 20.1. La América de Reagan: reactivar la economía y reducir la papel del estado 271 20.2. El desafío perdido de Japón 273 Índice ix pag. 20.3. La dinámica de recuperación de Estados Unidos 276 20.4. China en la economía mundial: represión política y eco reforma nómica 279 Bibliografía 285 21. Europa en busca de identidad 287 21.1. El final de la Guerra Fría y la reunificación alemana 287 21.2. Las condiciones impuestas por el Tratado de Maastricht 290 21.3. Llegada del euro 292 21.4. Los orígenes de la crisis europea 295 Bibliografía 301 22. El mundo globalizado 303 22.1. BRICS 303 22.2. El éxito del mercado y la intervención estatal en Asia 307 22.3. El auge de las materias primas y el desarrollo sur-sur relaciones económicas 310 Bibliografía 316 23. ¿Una crisis diferente? 317 23.1. Los orígenes de la crisis financiera 317 23.2. Rescate de los sistemas bancarios 321 23.3. Incertidumbres tras la crisis 324 Bibliografía 330 24. Elogio de la historia 331 Autores 333 Tayİor y Francis Grupo Taylor 6 Francis http://tayIorandfrancis.com Lista de ilustraciones xi LISTA DE ILUSTRACIONES Cifras Figura 1.1. Innovación tecnológica en la Edad Media 8 Figura 1.2. Los viajes de Marco Polo por la Ruta de la Seda 10 Figura 1.3. Impacto de la peste negra en los salarios reales 12 Figura 2.1. La evolución de la tecnología naval: de la galera y el de engranaje a carabela 15 Figura 2.2. Encuentro entre Occidente y Oriente: los portugueses en 17 Japón Figura 2.3. Niveles de urbanización en Europa y Asia (1300-1850, %) 19 Figura 2.4. Los imperios coloniales español y portugués hacia 1600 27 Figura 3.1. Los ciudadanos de Ámsterdam celebran la independencia de la República Holandesa (Tratado de Münster, 1648) 32 Figura 3.2. El imperio colonial holandés 34 Figura 3.3. Las colonias y las reivindicaciones europeas en Norteamérica (1750) 42 Figura 3.4. Las principales fases de la transición demográfica 45 Figura 8.1. Migración desde Europa por décadas (1851-1911, en miles) 118 Figura 9.1. Ondas de Kondratieff: gráfico de la economía mundial ciclos (1800-2000) 123 Figura 10.1. Trinchera británica durante la Batalla del Somme 141 Figura 11.1. Niños alemanes jugando con marcos devaluados 159 Figura 11.2. Cartel que celebra la consecución de los objetivos de el primer plan quinquenal en cuatro años 167 Figura 12.1. Precios de las acciones en Nueva York (1926-1938, según el Índice estadístico normalizado, 1926 = 100) 171 Figura 13.1. El Presidente Roosevelt y el New Deal 186 Figura 13.2. Autosuficiencia en un cartel para La Rinascente 194 Figura 16.1. El rey renuncia a una colonia y a su espada 229 Figura 19.1. Crecimiento de la RNB de la URSS (1928-1987) 269 Figura 19.2. PIB ruso (a paridad de poder adquisitivo, en miles de millones de dólares) 2013, 1989-2016) 269 Figura 19.3. Rublo ruso (tipo de cambio rublo/dólar, semilog-) escala aritmética, 1997-2015) 270 Figura 20.1. Tasa de crecimiento del PIB de China (1990-2016, %) 285 Figura 20.2. Japón Tasa de crecimiento del PIB (1991-2013, %) 285 Figura 21.1. Producción manufacturera en Europa y EE.UU. (1997- 2010, % del PIB) 300 Figura 21.2. PIB per cápita de los países de la UE (1.000 euros, 2015) 300 Figura 21.3. Indicadores económicos de Grecia, Irlanda y Portugal (2008-2015) 301 Figura 22.1. Tasas de crecimiento del PIB de los BRICS (1994-2014) 314 Figura 22.2. Cuota de mercado china de determinados productos básicos (2009- 2010, %) 315 Figura 22.3. Tasas de crecimiento del PIB per cápita de algunos países asiáticos (1000 $, a paridad de poder 315 Figura 23.1. adquisitivo, 2011) La economía FIRE de EE.UU. y la industria 329 Figura 23.2. manufacturera (valor añadido por sector % del PIB, 1947-2009) 329 Figura 23.3. Stock mundial de deuda y de los principales productos financieros (1991-2010, en una muestra de 79 países) Total de inversiones extranjeras (% del PIB mundial, 330 en una muestra de 79 países, billones de dólares a tipos de cambio constantes de 2010) Tablas Cuadro 3.1. Las cinco mayores ciudades de Europa y el Mediterráneo (1300-1800, población en miles) 43 Cuadro 4.1. Población europea en millones (1500-1700) 59 Cuadro 4.2. Comercio exterior inglés 1663-1774 (millones de libras 60 Cuadro 4.3. al año) Estructura ocupacional en Inglaterra y Gales 1710- 60 1871 (% trabajadores adultos) Cuadro 4.4. Población de Inglaterra 1600-1871 (millones) 60 Cuadro 4.5. Producción de carbón en el Reino Unido 1700-1850 (millones de toneladas) 60 Cuadro 4.6. Fuentes de energía estacionarias en Gran Bretaña 1760- 1907 (CV x 1000) 60 Cuadro 4.7. PIB per cápita en Europa 1500-1870, Reino Unido en 1820 = 100 61 Cuadro 7.1. Infraestructuras, costes de transporte y convergencia de precios 95 (1870-1915) Cuadro 7.2. Ferrocarriles en funcionamiento (1870 y 1913, km) 96 Cuadro 7.3. Niveles de renta per cápita (1820, 1870, 1913, Unidos Reino = 100) 97 Cuadro 7.4. La distribución de la producción industrial. % acciones de Estados Unidos, Reino Unido y Alemania (1870 y 1913) 97 Cuadro 8.1. Productos "tradicionales" y "nuevos" tomados de América a principios del siglo XX 114 Cuadro 8.2. Tasas de emigración de Europa y de inmigración a América por década (1850-1910, x 10.000 residentes) 118 Cuadro 8.3. Emigración media anual por 1.000 residentes y distribución del total de expatriados en Italia por macrozona 119 (%, 1876-1913) Cuadro 8.4. Inmigrantes en EE.UU. que trabajan en la industria y la minería (1911) 119 xii La economía mundial Lista de ilustraciones xiii Cuadro 8.5. Salarios reales en Europa (1850-1913, índices, Gran Gran Bretaña 1905 = 100) 120 Cuadro 9.1. Emigración bruta total desde Europa (incluida Rusia, millones) 131 Cuadro 9.2. Tamaño de las colonias (millones de km2) 132 Cuadro 10.1. Deuda pública interaliada en el armisticio (millones de dol- ) lars) 150 Cuadro 10.2. Finanzas del Estado 1914-1918 151 Cuadro 10.3. Producción y comercio mundiales por zonas geográficas (1913-1924, %) 151 Cuadro 11.1. Distribución de la renta y la población mundiales por re- gión (1860, 1913, 1929 %) 168 Cuadro 12.1. Variaciones de la producción industrial y el PIB (1929- 1938, %) 180 Cuadro 13.1. Gastos militares durante la Segunda Guerra Mundial (1933-1938, millones de £) 197 Cuadro 13.2. Aumento del valor real del gasto militar (1934-1938, %) 197 Cuadro 14.1. PIB de las grandes potencias durante la Segunda Guerra (1939- 1945, miles de millones de dólares y precios 209 de 1990) Cuadro 14.2. PIB y PIB per cápita en Europa y en el mundo (1900-1950) 210 Cuadro 15.1. Derechos de aduana en varios países (1913-1952, %) 220 Cuadro 16.1. Crecimiento de los países en desarrollo (1913-1987, por PIB per cápita en dólares y posición) 232 Cuadro 16.2. Distribución de las principales empresas industriales en de- países en vías de desarrollo (1985, agrupados por áreas y por seg- tor) 233 Cuadro 17.1. Porcentajes del PIB y del empleo en el sector privado en Europa del Este (1989-1994) 243 Cuadro 17.2. Participación del sector público (1978-1991, % del PIB) 244 Tabla 17.3. Privatizaciones en los países en desarrollo (1988-2003) 245 Cuadro 18.1. Atraso relativo por grupos de países (1800-1970, PIB per cápita en dólares de 1960) 255 Cuadro 18.2. Tipos de grupos empresariales en el mundo 256 Tayİor y Francis Grupo Taylor 6 Francis http://tayIorandfrancis.com Capítulo 1 LAS CARACTERÍSTICAS ESTRUCTURALES DE LAS ECONOMÍAS PREINDUSTRIALES RESUMEN De la revolución neolítica a la revolución urbana de la Edad del Bronce. - 1.2. Los rasgos estructurales de las economías agrarias. - 1.3. Las economías tardo-medievales y el impacto de la peste negra. - 1.4. Bibliografía. Para comprender las economías preindustriales, debemos imaginar un mundo radicalmente distinto del que conocemos hoy. Parafraseando al historiador de la economía Carlo M. Cipolla, un inglés de mediados del siglo XVIII tenía más en común con un romano contemporáneo de Julio César que con uno de sus propios bisnietos (que, sin embargo, no tenía ni idea de los ordenadores per- sonales ni de los teléfonos móviles).1 Cipolla pretendía ilustrar las tasas de crecimiento y el ritmo de cambio de las estructuras económicas y sociales: no completamente estáticas, pero ciertamente muy lentas antes de la Revolución Industrial, y cada vez más rápidas, a veces incluso frenéticas, después. En gran medida, el cambio de ritmo se debe a la transformación de economías predominantemente agrarias en economías industriales. Sin embargo, la Revolución Industrial no surgió de la nada: algunas zonas (se discute cuántas), principalmente en Europa, ya habían empezado a acelerarse siglos antes, diferenciándose del resto del mundo y lanzando lo que hoy se conoce comúnmente como la "Gran Divergencia". Este capítulo pretende describir brevemente las características estructurales de las economías agrarias preindustriales y su semiinmovilidad, que sólo un traumatismo de gran alcance pudo sacudir (la peste negra del siglo XIV es el mejor ejemplo). Los dos capítulos siguientes abordarán la cronología y el desarrollo de esta divergencia: primero entre continentes, y después entre el norte y el sur de Europa. 1.1. De la revolución neolítica a la revolución urbana de la Edad del Bronce Hasta hace 10-12.000 años, las sociedades agrarias sencillamente no existían. La gente 1 C.M. Cipolla, Antes de la Revolución Industrial: European Society and Economy, 1000-1700, Londres, 1993. 2 La economía mundial vivían en grupos de cazadores-recolectores, encontrando alimentos proporcionados espontáneamente por la naturaleza. Los grupos eran de tamaño limitado y no muy numerosos, ya que se calcula que la población mundial no superaba los seis millones. Después, la situación cambió: en distintas partes del mundo (Oriente Próximo, China, Centroamérica y Sudamérica) e independientemente unos de otros, algunos de estos grupos se asentaron, construyeron aldeas y empezaron a cultivar la tierra. En otras zonas (Noreste de América, quizá el Sahel, África ecuatorial y Nueva Guinea) esta transición se produjo de forma "autónoma", pero más tarde. En un número aún mayor de zonas del mundo, la agricultura se importó junto con las semillas de especies vegetales que habían sido domesticadas en otros lugares. Este es el caso de Europa central y occidental, donde el trigo procedente de Oriente Próximo se introdujo entre el 6000 y el 3500 a.C.. En general, la transición autónoma a la agricultura se produjo en zonas donde había una relativa abundancia de especies silvestres de plantas y animales aptas para la domesticación. Esta fue la primera "revolución agrícola" de la historia, y también marca la primera aceleración del crecimiento demográfico. Al comienzo de la Era Común, la población mundial se había multiplicado por más de 40 y ascendía a 250 millones de personas. La tasa de crecimiento era muy lenta para los estándares contemporáneos (menos del 0,04% anual), aunque mucho más alta de lo que era típico en las sociedades preagrarias. Pero, ¿qué ocurre con la disponibilidad de recursos per cápita o las condiciones de vida? Hay más dudas sobre este tipo de mejora, ya que la idea clásica -que los seres humanos "descubrieron" la agricultura y se convirtieron en agricultores tras un invento crucial- ha sido sustituida en gran medida por la idea de que la gente empezó a cultivar la tierra y a crear asentamientos permanentes cuando se vio obligada a ello por la presión demográfica. La hipótesis es que ya poseían algunas habilidades clave derivadas de la simple observación de la naturaleza; por ejemplo, cómo propagar plantas colocando semillas en el suelo. Por tanto, la agricultura no fue un descubrimiento tan trascendental y las condiciones de vida empeoraron en muchos aspectos. La dieta humana se hizo cada vez más dependiente de los cereales y, por tanto, se empobreció, como se desprende de la reducida estatura de los restos óseos. Las enfermedades se hicieron más numerosas y frecuentes debido al aumento de la densidad de población y a la proximidad de los animales domésticos y sus parásitos. Por último, los campesinos se vieron obligados a trabajar más y durante más tiempo que sus antepasados cazadores-recolectores para producir lo que necesitaban para sobrevivir. Sin embargo, la aparición de las sociedades agrarias también trajo consigo algunos beneficios defi- nidos. Por ejemplo, eran más complejas y podían coordinar el trabajo y el uso de los recursos de un modo inimaginable en una sociedad de cazadores y recolectores. Por otra parte, esto implicaba un mayor grado de desigualdad socioeconómica. La Características estructurales de las e c o n o m í a s diversificación de las tareas 3 y el desarrollo preindustriales de una estructura social más compleja permitieron la acumulación de habilidades y conocimientos. 4 La economía mundial conocimientos, cuya transmisión de una generación a otra se vio facilitada por la invención de la escritura (hacia el 3200 a.C. en Mesopotamia). Estas ventajas no se desarrollaron plenamente hasta después de otro gran acontecimiento histórico: la revolución urbana de la Edad de Bronce. Las primeras ciudades empezaron a aparecer en distintas partes de Europa y Asia aproximadamente a partir del 3000 a.C.. Esto se asocia a un fuerte aumento de la complejidad económica y social, también porque - las ciudades eran capaces de organizar actividades en un vasto territorio circundante. Al mismo tiempo, empezaron a formarse los primeros estados, con características -según el prestigioso antropólogo social Jack Goody- que no solían observarse en otras partes del mundo.2 En particular, los Estados euroasiáticos pronto desarrollaron la capacidad de imponer formas sistemáticas de tributación a sus propias ciudades, lo que les permitió canalizar los recursos hacia usos nuevos y cada vez más complejos. También se produjo un notable crecimiento de la estratificación social, lo que supuso la aparición de nuevas aspiraciones, que impulsaron el consumo, la innovación tecnológica y el avance general del conocimiento. En comparación con la revolución neolítica, la revolución urbana fue mucho más local y se limitó inicialmente a Europa y Asia. Fue esencialmente el inicio de una especie de protodivergencia entre Eurasia (no en vano la zona con las economías preindustriales más avanzadas) y el resto del mundo. Gran parte de la historiografía tradicional ha subrayado las diferencias entre Occidente (Europa) y Oriente (especialmente Asia Oriental) para explicar el surgimiento de la supremacía europea, olvidando que esencialmente todos los contendientes por la posición de liderazgo en el desarrollo económico preindustrial se encuentran en Eurasia. Por lo tanto, antes de abordar la cuestión de la Gran Divergencia, hay que explicar por qué otras partes del mundo no tuvieron posibilidades de alcanzar la supremacía. Jared Diamond ha aportado recientemente una respuesta ecológica.3 Según esta teoría, las especies asiáticas de plantas y animales do- mesticados (exportados posteriormente a Europa) eran su- periores a las encontradas en América y Oceanía. Por ejemplo, el trigo y la cebada son más nutritivos que el maíz, mientras que las vacas y los caballos tienen mayor capacidad de trabajo y son más versátiles que las llamas (la llama es el único gran mamífero domesticado nativo de América, mientras que en Eurasia hay 13), etcétera. Además, la masa terrestre euroasiática tiene un eje este-oeste, a diferencia del eje norte-sur de la masa terrestre americana, que también es extremadamente estrecho en el istmo de Panamá. Los humanos y sus animales domésticos podían expandirse mucho más fácilmente a lo largo de la latitud que de la longitud, por la sencilla razón de que ello no implicaba cambiar de zona climática. La gente que se desplaza también se lleva ideas consigo, y hay pruebas de que la innova- 2 J. Goody, El robo de la Historia, Cambridge, Reino Unido, 2006. Características estructurales de las e c o n o m í a s 3 J. Diamond, Guns, Germs preindustriales 5 and Steel, Nueva York, 1997. 6 La economía mundial tiones se extendieron mucho más rápidamente en la antigua Eurasia que en América, donde incluso las culturas más avanzadas estaban separadas entre sí por enormes barreras naturales y medioambientales. Estos factores ya estaban presentes mucho antes de que los primeros europeos "des-cubrieran" las Américas y pudieran explotar otras ventajas tecnológicas y bacteriológicas de Europa. Éstas se derivaban principalmente de las ventajas medioambientales originales, que permitían una agricultura más eficiente y productiva junto con una mayor densidad de población y estados con una forma de organización más compleja. Por último, las sociedades americanas sufrieron (en comparación con Eurasia) los efectos de un inicio tardío: al salir de África y migrar a otros continentes, los humanos llegaron al continente americano hace aproximadamente 14.000 años, y tardaron otros 2.000 años en completar el viaje desde su punto de entrada en el norte (Alaska) hasta la Patagonia en el sur. A la llegada de Colón (1492), sólo había dos em- americanos. pires (incas y aztecas) capaces de movilizar recursos a gran escala, mientras que Eurasia contaba con numerosos Estados en condiciones más o menos avanzadas, in- cluidos los Estados más desarrollados del mundo. Como observó Goody, debemos destacar las analogías organizativas, institucionales y culturales dentro de la vasta extensión de Eurasia antes de indicar las diferencias. Las analogías organizativas y estructurales están naturalmente relacionadas con la aparición de estructuras estatales complejas; por ejemplo, el Imperio Romano en su apogeo rodeaba el Mediterráneo, incluyendo gran parte de Europa, Oriente Medio y el norte de África, y el Imperio Chino era aún mayor. Sin embargo, las anali- gías también están relacionadas con instituciones económicas y familiares esenciales, que van desde la propiedad privada hasta los sistemas de herencia, las estructuras educativas y la familia. Por ejemplo, en Eurasia (pero no en otros lugares) todos los hijos recibían una parte de la herencia paterna, incluidas las hijas (a través de su dote). Esto exigía la aplicación de estrategias matrimoniales complejas y a menudo endogámicas para evitar una dispersión excesiva de los bienes heredados. Estas estrategias eran inherentes a la explotación intensiva de la tierra. En los capítulos siguientes se abordarán algunos de estos temas, poniendo de relieve que, aunque las diferencias entre las instituciones de las distintas partes de Eurasia se han evocado en diversas ocasiones como posibles factores de divergencia, a esta escala cronológica y geográfica más amplia son en realidad los elementos fundamentales de analogía los que resultan sorprendentes y los que diferencian a los dos con- tinentes de todos los demás. El África subsahariana, donde aparecieron los primeros homínidos y se extendieron por todo el mundo, está separada de Eurasia por el desierto y el Mar Rojo, pero es mucho más fácil llegar a ella que al continente americano. La revolución urbana de África tuvo lugar mucho más tarde, y sus ciudades fueron Características estructurales de las e c o n o m í a s preindustriales 7 nunca tan grandes, numerosos y capaces de organizar amplios territorios como sus homólogos euroasiáticos (también en este caso, los factores medioambientales parecen haber sido un obstáculo importante). Los métodos de cultivo predominantes, típicos de una agricultura itinerante y menos productiva, iban acompañados de una sociedad menos diversificada, en la que la herencia de los derechos sobre la tierra no tenía nada parecido a la importancia central que tenía en las sociedades agrarias de Europa y Asia. En consecuencia, incluso las estructuras familiares eran muy diferentes de las de Eurasia, y hacían mucho menos hincapié en la búsqueda de estrategias matri- moniales complejas. 1.2. Características estructurales de las economías agrarias Las sociedades agrarias euroasiáticas eran mucho más complejas que sus predecesoras basadas en la caza y la recolección, pero también mucho menos complejas y estratificadas que las sociedades industriales o postindustriales contemporáneas. Esto se debía también a que la inmensa mayoría de la población vivía en pequeñas aldeas. Incluso en una región altamente urbanizada como Italia, no más del 20-25% de la población total vivía en ciudades a principios del siglo XIV (antes de la peste negra). Por término medio, la población urbana de Europa occidental representaba entre el 6 y el 8% del total. Por tanto, una de las razones para prestar especial atención a la población rural es que era mucho más numerosa. Otra razón por la que las sociedades agrarias eran menos complejas se debe a la limitada división del trabajo, basada (al menos en el campo) menos en las diferencias de habilidad que en la edad y el sexo de los miembros de cada grupo familiar. Las habilidades y conocimientos fundamentalmente importantes eran comunes a toda o casi toda la población, que se dedicaba a diferentes actividades según las estaciones. El nivel más bajo de complejidad se asociaba a una gama más limitada de necesidades, y la mayor parte de lo necesario para el consumo y la producción se fabricaba o reproducía localmente: semillas, ganado, aperos y ropa sencilla. Sólo unos pocos tipos de bienes se importaban del exterior mediante la adquisición de suministros comercializados en la ciudad más cercana: la mayoría de las herramientas y bienes metálicos, la sal y los textiles de mayor calidad. La productividad era generalmente baja, y las sociedades agrarias tradicionales sólo eran capaces de producir un excedente limitado por encima de lo necesario para la subsistencia inmediata y para constituir reservas de semillas para sembrar las cosechas siguientes (esto también suponía una gran limitación para el potencial de crecimiento de la población urbana). Además de limitar el desarrollo económico, esto significaba que la población estaba muy a merced de las fluctuaciones de las cosechas debidas a factores climáticos y meteorológicos. En particular, las lluvias 8 La economía mundial primaverales, largas y tensas, podían dañar considerablemente las cosechas de cereales, haciéndolas caer muy por debajo del nivel mínimo de subsistencia. En general, Características estructurales de las e c o n o m í a s preindustriales 9 Las sociedades agrarias eran capaces de tolerar un año de penuria "normal" utilizando sus reservas disponibles (según una estimación, una media de uno de cada cuatro años era de malas cosechas en la era preindustrial). Sin embargo, dos o más años consecutivos de malas cosechas solían bastar para provocar una fami- lia, siempre asociada a una reducción neta de los nacimientos y, sobre todo en los peores casos, a un notable aumento de las tasas de mortalidad. La fragilidad de las econo- mías agrarias podía verse agravada por un aumento de la población, dadas las limitadas posibilidades de lograr un rápido incremento de la producción. Este modelo 4 Este modelo interpretativo "maltusiano" no debería aplicarse de forma rígida, ya que se sabe que las sociedades agrarias euroasiáticas no siempre sobrevivieron simplemente a nivel de subsistencia, sino que pudieron disfrutar de mejoras duraderas y progresivas en las condiciones de vida, al menos en determinados periodos y zonas. No obstante, sigue siendo un medio muy útil para comprender la dinámica de la era preindustrial. La vulnerabilidad de las sociedades agrarias a las malas cosechas plantea la cuestión de su resiliencia, es decir, de su capacidad para hacer frente a estas crisis. Un aspecto fundamental que hay que subrayar es el sistema de solidaridad capilar de las aldeas, basado en un denso tejido de vínculos familiares de diverso grado. Las estrategias matrimoniales eran fundamentales en este sistema. Los mecanismos de herencia europeos y asiáticos asignaban a las hijas una parte importante del patrimonio, lo que exigía una gestión "racional" de los matrimonios. La elección de la parte del matrimonio solía ser el resultado de una cuidadosa consideración por parte de las respectivas familias, y no reflejaba necesariamente las preferencias de la joven pareja. Las complejas alianzas matrimoniales, y los lazos de parentesco que éstas creaban entre linajes y a través de las generaciones, constituían el marco esencial de un fuerte sistema de solidaridad, que podía activarse cuando era necesario y permitía a las sociedades agrarias afrontar con relativo éxito estas crisis. La excepción fueron, por supuesto, las catástrofes más terribles, que fueron devastadoras no sólo por el enorme número de víctimas, sino aún más por el consiguiente colapso de la organización social dentro de la comunidad. Ya se ha mencionado la importancia del autoconsumo en las sociedades agrarias. Alrededor del 90% de los productos se consumían en el lugar de origen. 4 Según la interpretación "clásica" de las teorías del economista inglés Robert T. Malthus (1766-1834), en condiciones de tecnología constante la población tiende "naturalmente" a crecer más deprisa que los recursos. Por consiguiente, el equilibrio entre población y recursos sólo puede mantenerse a medio y largo plazo mediante crisis periódicas de mortalidad (epidemias, hambrunas y guerras, todas ellas provocadas directa o indirectamente por la escasez de alimentos y otros recursos). Sólo una innovación significativa en la tecnología agrícola puede permitir un crecimiento sustancial de la población, pero no una mejora duradera de las condiciones de vida (por 10 La economía mundial ejemplo, en términos de calorías disponibles per cápita), ya que el (frágil) equilibrio entre población y recursos volverá a largo plazo al nivel de subsistencia bajo los efectos del propio crecimiento demográfico. Características estructurales de las e c o n o m í a s preindustriales 11 producida, bien directamente por el productor, bien mediante trueque en la aldea (el uso del dinero era muy poco habitual en las comunidades rurales). Sólo un 9% de la producción total se vendía a cambio de dinero en el mercado de la ciudad más cercana. Algo más del 1% de la producción se desplazaba más allá del territorio de referencia de una sola ciudad para formar parte del comercio a larga distancia realizado por los capitalistas comerciantes residentes en las ciudades más grandes. En las sociedades agrarias preindustriales, la ciudad era el lugar del comercio y del mercado. Este último estaba siempre sometido a controles estrictos y minuciosos; era lo que el historiador francés Fernand Braudel denominó célebremente un "mercado regulado". Las ciudades también solían concentrar la producción de los productos manufacturados más complejos y prestaban ciertos servicios esenciales a los residentes urbanos y a los del campo circundante, ya que albergaban las principales magistraturas, instituciones civiles (gobierno de la ciudad, tribunal de justicia) y eclesiásticas (obispados). Sin embargo, muchos habitantes de las ciudades seguían dedicándose a actividades rurales, al menos en parte. Hubo muy pocas excepciones a esta regla. A principios del siglo XIV, el banquero y cronista florentino Giovanni Villani se asombró del pecu- liar comportamiento de los venecianos, escribiendo que "no araban, ni sembraban, ni vendimiaban" (illa gens non arat, non seminat, non vindemiat); aunque Venecia era la mayor potencia comercial del Mediterráneo, aún no poseía un gran hinterland agrícola. Excepciones como Venecia tuvieron una importancia fundamental en la era preindustrial, especialmente durante la Edad Media y en los albores de la era moderna temprana, debido a su capacidad de innovación tecnológica, institucional y de comportamiento, y los capítulos siguientes volverán sobre este subtema. Fueron los centros fundamentales del capitalismo comercial y protofinanciero tan importante para mantener y reforzar los contactos tanto culturales como económicos entre las distintas regiones de la enorme masa continental euroasiática. Una última explicación es necesaria. Esta breve descripción de las sociedades agrarias las ha situado en un marco estático. Sin embargo, como ya se ha dicho, aunque el ritmo de cambio era extremadamente lento y en absoluto comparable al de las sociedades industriales, las sociedades agrarias no eran e n absoluto inmóviles. Al contrario, eran capaces de realizar progresos notables, como las mejoras tecnológicas. El arado pesado se introdujo en Europa en el siglo VII, con importantes mejoras entre los siglos IX y XII, y se utilizó sobre todo en las regiones centrales y septentrionales, donde los suelos eran más difíciles de trabajar. El sistema de rotación trienal de cultivos se impuso a partir del siglo VIII.5 y la agricultura del hierro 12 La economía mundial 5 Este sistema dividía la tierra en tres partes. Una se utilizaba para cultivar cereales, que Características estructurales de las e c o n o m í a s preindustriales 13 os aperos de labranza se difundieron a partir del siglo XII. Estas innovaciones permitieron aumentar considerablemente la productividad agrícola. Otra i n n o v a c i ó n crucial fue el molino de agua, ya conocido durante el Imperio Romano pero difundido sólo a partir de los siglos VI-VII. Utilizado inicialmente para moler harina, con el tiempo el molino de agua demostró ser tan versátil como potente, y se adaptó a diferentes aplicaciones, desde el batanado de telas hasta el trabajo del hierro. La mayoría de estas innovaciones "europeas" se encuentran también en las regiones más ad- vencedoras de Asia, que es en realidad donde se originaron muchas de ellas, lo que confirma la facilidad con la que los hombres y las ideas viajaban a través de la masa continental euro- pea. Por ejemplo, la primera forma de arado pesado p a r e c e haberse inventado en China entre los siglos I y II de nuestra era, tras lo cual su uso se extendió hacia Occidente. Figura 1.1. La innovación tecnológica en la Edad Media Rueda hidráulicaArado pesado 1.3. Las economías tardo-medievales y el impacto de la peste negra Por tanto, las sociedades agrarias eran capaces de progresar, pero los tiempos necesarios para el progreso y para los cambios sociales y económicos eran generalmente lentos y casi imperceptibles, a menos que se produjera un acontecimiento excepcional. En este caso, el principal acontecimiento fue la peste negra, que desencadenó una fase acelerada de transformación de las estructuras sociales y económicas. La peste era bien conocida en el mundo antiguo, pero había desaparecido del Mediterráneo y de Europa en el siglo VIII, retirándose a ciertas zonas específicas de Asia, como la zona del Himalaya, donde seguía siendo endémica. Según la teoría predominante, el regreso de la peste a Europa está directamente relacionado con la formación del Imperio Mongol, uno de los más importantes de Europa. Una se dejaba en barbecho y otra se utilizaba para legumbres, lo que ayudaba a 14 La economía mundial restablecer la fertilidad del suelo. Cada año se practicaba la rotación de cultivos, de modo que los cereales se cultivaban en la misma tierra cada tres años. Características estructurales de las e c o n o m í a s preindustriales 15 grandes acontecimientos en Eurasia durante los últimos siglos de la Edad Media. A partir de 1206 aproximadamente, año en que Temüjin logró unir a todas las tribus bajo su mando y se hizo proclamar Gengis Kan ("jefe universal"), el avance de los mongoles impactó primero en Asia Central y continuó bajo sus sucesores hacia China y Europa Oriental. Tras numerosas campañas militares, los mongoles lograron finalmente subyugar toda China en 1279 bajo el dominio de Kublai Khan, fundador de la dinastía Yuan. En Asia, invadieron el Tíbet, Corea y vastas zonas del subcontinente indio, mientras que en Europa avanzaron hacia Polonia y Hungría tras la conquista de Rusia, devastando vastos territorios y suponiendo una amenaza constante para todo el continente durante décadas. El Imperio Mongol fue el mayor imperio territorial que el mundo haya visto jamás, y su formación fue un acontecimiento de importancia fundamental en la historia de Eurasia. No sólo derrocó a los estados y a la equidad política preexistentes, sino que su principal importancia estriba en que mejoró las comunicaciones y favoreció el intercambio de bienes e ideas en un área enorme. Los mongoles fueron capaces de crear una red de comunicaciones eficiente dentro de su vasto Imperio reforzando e integrando el sistema de carreteras existente y reviviendo por completo la antigua Ruta de la Seda, que ya había unido China e India con la zona mediterránea durante el Imperio Romano. Ésta era la principal ruta comercial de Eurasia antes de que se establecieran las rutas marítimas. En 1271, un joven mercader veneciano llamado Marco Polo emprendió un viaje por la Ruta de la Seda que le llevaría hasta la ciudad de Xanadú y la corte de Kublai Khan. Las aventuras de Marco Polo representan el movimiento de hombres y mercancías que floreció durante más de un siglo, debido a la relativa estabilidad y seguridad que proporcionaba el Imperio Mongol (el periodo también se conoce como Pax Mon- golica). Por desgracia, al igual que los hombres y las mercancías viajaban por las rutas comerciales, también lo hacían los agentes patógenos. Fue precisamente la mayor eficacia de las redes de carreteras bajo los mongoles lo que permitió que la peste se extendiera desde la región del Himalaya, infectando primero (a principios de la década de 1330) Asia Central, y probablemente parte de China, antes de llegar a Oriente Medio y el Mar Negro en 1346. En Crimea, la peste entró en contacto con la República de Génova, una de las mayores potencias económicas de Europa, que al igual que Venecia había construido un articulado imperio comercial en la zona mediterránea. La colonia genovesa de Kaffa fue infectada por el ejército mongol que sitiaba la ciudad. Las galeras genovesas que huían de la epidemia en 1347 llevaron la peste en primer lugar a Constantinopla, entonces la ciudad más grande de Europa, a distintas regiones de Italia y quizá también hasta Marsella, en Francia. En 1348 la peste negra se extendió desde estas zonas al resto de Italia, al centro y sur de Francia, al norte de España, al sur de Inglaterra, a los 16 La economía mundial Balcanes, a Oriente Medio Características estructurales de las e c o n o m í a s preindustriales 17 y gran parte del norte de África (de Egipto a Argelia). La peste continuó su propagación hasta 1352 o 1353, afectando a toda Europa y el área mediterránea, salvo quizá algunas zonas muy restringidas, especialmente las del extremo norte. Figura 1.2. Los viajes de Marco Polo por la Ruta de la Seda Se calcula que sólo en Europa y el Mediterráneo la peste negra mató al menos a 50 millones de personas. Fue sin duda una de las peores pandemias de la historia, eliminando en pocos años entre el 33 y el 60% de toda la población europea. Según cronistas contemporáneos, las tasas de mortalidad en Italia fueron del 60% en Florencia y Siena, del 50% en Orvieto y del 45% en Prato y Bolonia. Las estimaciones para toda la península oscilan entre un mínimo del 30% y un máximo del 50-60%, y coinciden esencialmente con la media europea. La peste negra pilló a Europa muy desprevenida. A pesar de su considerable riqueza y desarrollo cultural, ni siquiera las zonas más avanzadas del continente, con Italia a la cabeza, pudieron hacer gran cosa para controlar la enfermedad y limitar la mortalidad. La llegada de la peste a Europa y su posterior carácter endémico dieron lugar a un proceso de adaptación institucional. 18 La economía mundial Las repúblicas mercantes italianas fueron pioneras en la creación y consolidación de servicios sanitarios públicos. Por ejemplo, en 1423 se construyó el primer lazareto permanente (u hospital para enfermos de peste) en una isla de la laguna veneciana. En este punto hay que subrayar que la peste supuso una sacudida para las estructuras sociales y económicas existentes, acelerando el ritmo del cambio, y algunas interpretaciones consideran que constituyó el primer factor específico de ventaja (y por tanto de divergencia) de Europa en comparación con Asia. En efecto, los daños sufridos por la economía europea durante la epidemia y en el periodo inmediatamente posterior, causados por la quiebra de la producción y el comercio, las enormes pérdidas de vidas y capital humano y el colapso del producto global, se vieron ampliamente compensados por un gran número de efectos "beneficiosos". En general, los supervivientes disfrutaron de un fuerte "reajuste" de la relación entre la población y los recursos naturales, que se había vuelto evidentemente precaria a principios del siglo XIV, como muestran algunas de las peores hambrunas de la historia europea: en particular, la "Gran Hambruna" de 1315-1317.6 De repente, había más tierras disponibles de las que se podían cultivar. Así fue posible reorganizar la producción agrícola de manera más eficiente, abandonando las tierras marginales y rediseñando el paisaje e incluso los patrones de asentamiento, aunque ahora sabemos que la reorganización de los asentamientos y el consiguiente abandono de muchas aldeas ya habían comenzado durante las décadas anteriores a la Peste Negra. Investigaciones muy recientes han demostrado que la peste provocó una amplia redistribución de la riqueza, lo que se tradujo en una mayor igualdad; se trata del único caso de reducción sustancial y generalizada de las desigualdades económicas registrado durante toda la Edad Media y principios de la Edad Moderna.7 En conjunto, el nuevo equilibrio entre la población y los recursos (y la distribución más equitativa de éstos) permitió a amplias capas de la población alcanzar niveles de vida más elevados. A ello contribuyó también el hecho de que los trabajadores de las ciudades pudieran obtener salarios más elevados, lo que les permitió mantenerse a largo plazo por encima del nivel de subsistencia. Los niveles de vida más altos en Europa tras la peste negra se consolidaron por la permanencia de la peste en el continente, y pueden haber constituido un factor de divergencia en comparación con China, lo suficientemente "desafortunada" como para haber sufrido menos la peste también gracias a sus ciudades más limpias y menos abarrotadas. La paradoja es que un tipo de ventaja (la calidad del entorno urbano y los niveles de salud pública) puede constituir en realidad una desventaja relativa con respecto a China. Características estructurales de las e c o n o m í a s 6 Italia fue la única zona de Europa que se19 preindustriales libró de la hambruna, pero se vio gravemente afectada por otras dos en 1328-1330 y 1346-1347. 7 G. Alfani, T. Murphy, Plague and Lethal Epidemics in the Pre-Industrial World, en Revista de Historia Económica, 77(1), 2017, pp. 314-343. 20 La economía mundial Sin embargo, este tipo de paradoja no es infrecuente a lo largo de la historia. Por ejemplo, tras el establecimiento de las rutas atlánticas, los Estados (como Venecia y Génova) que se habían beneficiado durante la Edad Media de su posición central en el área mediterránea se encontraron luego aprisionados dentro de esa misma área, mientras que otras zonas anteriormente excluidas de las principales rutas comerciales podían ahora aprovechar plenamente las nuevas oportunidades. Figura 1.3. Impacto de la peste negra en los salarios reales 10 8 6 4 2 Amberes Amsterdam Londres París Estrasburgo Florencia Valencia Viena El Instabul Cairo Cracovia 0 1300 1350 1400 1450 1500 1550 1600 1650 1700 1750 Fuente: S. Pamuk, "The Black Death and the Origins of the 'Great Divergence' across Europe, 1300-1600", en European Review of Economic History, 2007, 11(3), p. 297. El gráfico muestra los salarios reales de los trabajadores no cualificados convertidos a índices. Bibliografía Braudel F., Civilisation matérielle, économie et capitalisme, XV -XVIIIee siècle, París, 1979. Cattini M., La genesi della società contemporanea europea, Módena, 1994. Chaunu P., Histoire, science sociale; la durée, l'espace et l'homme à l'époque mo- derne, París, 1974. Cipolla C.M., Antes de la Revolución Industrial: European Society and Economy, 1000-1700, Londres, 1993. Diamond J., Guns, Germs and Steel, Nueva York, 1997. Goody J., The Theft of History, Cambridge, Reino Unido, 2006. Livi Bacci M., A Concise History of World Population, Oxford, 2017. Malanima P., Economía europea premoderna, Leiden, 2009. Capítulo 2 LA "GRAN DIVERGENCIA" RESUMEN Abrir mundos cerrados. - 2.2. La Gran Divergencia: causas y calendario. - 2.3. Más allá de Eurasia: América, África y Oceanía. - 2.4. Bibliografía. Las sociedades preindustriales no eran estáticas. Aunque los cambios se producían lentamente, podían dar lugar a un progreso evidente, aunque a veces frágil. Sin embargo, es indiscutible que el ritmo de los cambios aumentó bruscamente en la transición de la Edad Media a principios de la Edad Moderna. Desde este p u n t o de vista, la fecha tradicional del "descubrimiento" de América 1 en 1492 sigue siendo útil para marcar el inicio de una nueva fase de transformación y renovación que trastornaría las sociedades humanas y los equilibrios consolidados a escala mundial, prolongándose hasta el siglo XVIII y el comienzo de la Revolución Industrial. Como en todas las fases de cambio, no todos los actores supieron a p r o v e c h a r las nuevas oportunidades ofrecidas, lo que significa que hubo ganadores y perdedores. La ventaja relativa de las grandes sociedades euroasiáticas (estructuradas y consolidadas tras la revolución urbana de la Edad de Bronce) aumentó, dando lugar a la supremacía directa que algunas de estas civilizaciones ejercieron sobre las de otros continentes. En Eurasia surgieron entonces nuevos equilibrios de poder económico y militar, junto con el desarrollo gradual de la supremacía europea. Este proceso, conocido como la "Gran Divergencia", ha sido objeto de intensos debates y será objeto de especial atención. 2.1. Abrir mundos cerrados La antigua Ruta de la Seda era una arteria de comunicaciones fundamental que unía Europa y Asia oriental; conectaba las principales civilizaciones de los dos continentes y permitía el tránsito de personas, ideas y mercancías (seda, 1 En la actualidad existen pruebas arqueológicas sólidas de que los mercaderes y exploradores vikingos llegaron a Norteamérica (Terranova) casi cinco siglos antes que Colón. Sin embargo, su presencia en América fue siempre esporádica y temporal, a excepción de las colonias fundadas en Groenlandia hacia 980, que fueron abandonadas durante los siglos XIV y XV. 14 La economía mundial especias, té, piedras preciosas). Junto con el Mediterráneo, Europa nunca fue estrictamente un "mundo cerrado". Además de la Ruta de la Seda, otras rutas caravaneras igualmente antiguas cruzaban el Sáhara hasta África Central, que, sin embargo, seguía siendo esencialmente una región desconocida y misteriosa para los europeos. Muy pocas personas eran capaces, como Marco Polo, de viajar más allá de los confines de esta vasta zona europea y mediterránea, y muy pocos tipos de mercancías eran lo suficientemente valiosas como para que su comercio a larga distancia resultara rentable. Por consiguiente, el proceso que condujo a la apertura de nuevas rutas comerciales y a la integración de zonas cada vez más vastas en una especie de economía mundial en constante expansión tiene una importancia fundamental. Como observó con gran acierto el historiador francés Pierre Chaunu hace siete décadas, el proceso de apertura de estos mundos cerrados entre mediados del siglo XV y mediados del siglo XVI marca un avance fundamental en la historia de la humanidad, y se encuentra en el origen de un proceso de cambio extremadamente importante.2 Este proceso comenzó en 1434, cuando el explorador portugués Gil Eanes navegó por primera vez más allá del cabo Bojador, en Marruecos occidental. Este no fue sólo un punto de partida, sino también el final de un viaje iniciado un par de siglos antes, cuando las grandes repúblicas mercantiles italianas (Génova y Venecia) enviaron por primera vez sus expediciones de comercio marítimo más allá del Mediterráneo.3 Sus barcos navegaban principalmente hacia el norte, donde los italianos utilizaron sus habilidades comerciales para abrir y consolidar rutas comerciales que unían directamente el Mediterráneo con los grandes mercados de Flandes e Inglaterra. Encontraron abundantes materias primas, productos semiacabados (lana, metales) y demanda de especias; sus bases en Levante les otorgaron el monopolio de este comercio. Sin embargo, no pudieron aventurarse más al sur que el puerto de Safi, en Marruecos, centro de oro, especias y marfil transportados en caravana desde África Central. Las mismas dificultades técnicas que les impedían navegar más al sur se hicieron aún más evidentes cuando los italianos intentaron aventurarse hacia el oeste. Por ejemplo, los mercaderes y exploradores genoveses Ugolino y Vadino Vivaldi redescubrieron en 1291 las tierras de las Islas Canarias (ya conocidas por los romanos como las Islas Afortunadas) y luego navegaron hacia el Atlántico abierto con el objetivo de llegar a las Indias, pero sus dos galeras nunca regresaron. El primer y más grave problema técnico con el que se encontraron los italianos en estas primeras expediciones era tecnológico: aunque sus galeras eran 2 P. Chaunu, Du pluriel à un singulier, en P. Léon (ed.), Histoire économique et so- ciale La "Gran Divergencia 15 du monde, Vol. I, París, 1970. 3 En 1277, la República de Génova envió por primera vez su flota anual al oeste, hacia el Mar del Norte, seguida por la República de Venecia a principios del siglo XIV. 16 La economía mundial Las galeras, muy adecuadas para el comercio y la guerra en el Mediterráneo, no eran capaces de realizar viajes oceánicos. Fáciles de maniobrar y propulsadas esencialmente por remos, con velas utilizadas sólo ocasionalmente, una vez fuera del Mediterráneo las galeras no podían alejarse de la costa sin correr graves riesgos, y sus bajos costados ofrecían una protección inadecuada contra las olas del océano. En el Mar del Norte y el Báltico, sin embargo, los comerciantes utilizaban sobre todo ruedas de timón redondas y altas, capaces de transportar cargas muy pesadas. Estos barcos permitieron el éxito de la Liga Hanseática, una alianza de ciudades comerciales liderada por Lübeck, que monopolizó el comercio en el Báltico y el norte de Europa durante gran parte de la Edad Media. Sin embargo, los engranajes eran inadecuados para los viajes atlánticos de larga distancia; al tener una sola vela, eran demasiado lentos y también difíciles de maniobrar. El éxito de Portugal donde las poderosas y emprendedoras repúblicas italianas En primer lugar, los grandes avances de la tecnología naval fueron el resultado de la combinación de los principios de construcción naval del norte y del Mediterráneo. Fueron el resultado de la combinación de los principios de construcción n a v a l del Norte y del Mediterráneo. Así pues, las innovaciones surgieron de los contactos y el intercambio de ideas entre diferentes pueblos, facilitados por las rutas comerciales marítimas entre el Mediterráneo y el Báltico. Al mismo tiempo, se inventó el timón de codaste, de importancia fundamental para la maniobrabilidad de los veleros. Los portugueses habían sido pescadores de altura durante siglos y se habían implicado cada vez más en el comercio a lo largo de sus costas, asimilando también los métodos comerciales más avanzados de la época. Se encontraban, pues, en una posición ideal para aprovechar las innovaciones de la tecnología naval. La carabela, símbolo de la primera fase de exploración y establecimiento de las nuevas rutas atlánticas, se desarrolló en los astilleros portugueses a mediados del siglo XV bajo la dirección del príncipe Enrique el Navegador, con el objetivo específico de expandirse por el Atlántico. Figura 2.1. Evolución de la tecnología naval: de la galera y el engranaje a la carabela Galera - utilizada en el Cog - utilizado en el Mar Carabela - buque que Mediterráneo del Norte y el Báltico simboliza la apertura de La "Gran Divergencia 17 las rutas atlánticas 18 La economía mundial El cruce del cabo Bojador en 1434, a 2.000 km de la costa portuguesa, supuso un gran avance técnico y psicológico. Los europeos no conocían los vientos más allá de ese punto, y cualquier esperanza razonable de volver sanos y salvos a casa dependía de contar con barcos adecuados y buenos conocimientos de navegación. Los portugueses siguieron hacia el sur con el objetivo de llegar a las Indias circunnavegando África, aunque ignoraban por completo el enorme tamaño del continente. Tardaron casi cuarenta años en llegar por primera vez al golfo de Guinea, a mitad de la ruta de norte a sur. Un indicio de su creciente habilidad es que tardaron mucho menos en completar la segunda mitad del viaje; en 1488, el explorador Bartolomé Díaz regresó a Lisboa tras doblar con éxito por primera vez el Cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur de África. Entretanto, los portugueses habían empezado a establecer bases comerciales permanentes a lo largo de la costa africana, estableciendo importantes intercambios de mercancías valiosas, como el oro, el marfil y las especias del golfo de Guinea, que pronto se convirtió también en un importante centro de suministro de esclavos. Aún estaban lejos de su objetivo en las Indias, pero creían que estaba casi al alcance de la mano. Por eso, cuando el explorador genovés Cristóbal Colón les propuso una ruta alternativa a las Indias, los portugueses declinaron la oferta y prefirieron completar el proyecto que habían iniciado décadas antes. De hecho, una vez doblado el cabo de Buena Esperanza, los vientos y las corrientes que habían dificultado su viaje hacia el sur empujaron a los portugueses rápidamente hacia el norte. En 1498, Vasco da Gama llegó a Calicut, en la India, haciendo realidad un sueño que los portugueses habían perseguido durante casi un siglo. Colón encontró mejor acogida para su estrambótica idea en España. En el mismo año (1492) en que se completaba la reconquista cristiana de la Península Ibérica con la conquista del reino de Granada,4 Isabel de Castilla y Fernando de Aragón financiaron la expedición de Colón a las Indias Orientales, y en particular a China, navegando hacia el oeste, con la evidente intención de hacerse con el control de las rutas comerciales que no estuvieran bajo dominio portugués. Como es sabido, Colón no llegó a la India, sino que tocó tierra en las Américas, iniciando una fase completamente nueva de ex- ploración y colonización, que poco a poco fue incorporando esta zona del mundo a la naciente economía mundial. Fueron los portugueses quienes finalmente consiguieron navegar hasta las Indias Orientales; llegaron a la península de Malaca en 4 La reconquista fue el periodo de casi 750 años durante el cual los reinos cristianos del norte de la Península Ibérica fueron "reconquistando" gradualmente las regiones que los árabes habían arrebatado al reino visigodo en 711, conocidas colectivamente como Al- Andalus. La "Gran Divergencia 19 Malasia en 1510, China en 1513 y Japón en 1543. Estos brillantes resultados se lograron justo cuando el Mediterráneo estaba inmerso en una amarga lucha con el Imperio Otomano, en expansión, que amenazaba las posesiones de las Repúblicas de Génova y Venecia en Levante. Más grave aún era que los otomanos amenazaban con interrumpir los canales tradicionales (aún controlados por los mercaderes italianos) a través de los cuales Europa recibía sus suministros de especias. Durante varias décadas, los portugueses mantuvieron una especie de monopolio del comercio marítimo entre Europa y Extremo Oriente. Su superioridad tecnológica y militar les permitió estar muy cerca de sustituir completamente a los árabes en el rico comercio del Océano Índico. La presencia portuguesa en Asia no sólo incluía el rentable pero complejo comercio con Europa, sino también el control de muchas actividades locales; ejercían una especie de dominio económico, que con el tiempo sería sucedido por el control más directo de otras potencias europeas. Figura 2.2. Occidente se encuentra con Oriente: los portugueses en Japón Los descubrimientos geográficos y el establecimiento de nuevas rutas de comunicación tuvieron una importancia económica, social y cultural inestimable en la apertura del "mundo cerrado" de Europa. A finales de la Edad Media, sólo alrededor del 1% de la producción total se comercializaba a larga distancia dentro de los distintos "mundos cerrados": Europa y el Mediterráneo, Extremo Oriente y América Central. Ahora, sin embargo, las antiguas zonas de comercio estaban conectadas en una especie de sistema económico mundial, que se expandía continuamente en oleadas progresivas desde un epicentro en Europa, un sistema que integraba las vías de comunicación existentes a medida que se desarrollaba, desde la Ruta de la Seda y otras vías de comunicación. 20 La economía mundial cientes rutas de caravanas hacia las rutas comerciales árabes del Océano Índico. Las mercancías en tránsito por este nuevo espacio económico sólo constituían una pequeña parte del comercio total, alrededor de 1:10.000 en 1550.5 Sin embargo, esta minúscula fracción lograría romper las fronteras de los "mundos cerrados", cuestionar equilibrios establecidos desde hacía mucho tiempo y cambiar profundamente la forma en que las personas veían el mundo y su propio papel en él. Este fue un punto de inflexión importante en la historia; una vez establecido este espacio, se trazó inexorablemente el camino a seguir, por lo que puede decirse que el periodo 1434-1550 marcó el inicio de una especie de "protoglobalización". 2.2. La Gran Divergencia: causas y calendario El gran proceso de apertura del mundo entre finales de la Edad Media y principios de la Edad Moderna fue liderado por algunas de las grandes civilizaciones euroasiáticas. Éstas eran, sin duda, las más propensas a poner en marcha este proceso, dada su riqueza en ventajas institucionales y tecnológicas (acumuladas desde la revolución urbana de la Edad de Bronce), así como sus ventajas medioambientales y demográficas (Eurasia contaba con la mayor parte de la población mundial, y con casi todas las zonas más densamente pobladas del mundo). Por esta razón, es bastante fácil responder a la pregunta: "¿Por qué Eurasia?" Sin embargo, el cambio se originó en Occidente, por lo que la siguiente pregunta debe ser: "¿Por qué Europa y no Asia?" Esta segunda pregunta se refiere a las causas de la llamada "Gran Divergencia", y no es fácil de responder. Hay que aclarar el significado del término Gran Divergencia. La expresión es muy popular hoy en día y se refiere a dos aspectos. En primer lugar, in- dica el proceso por el que Europa Occidental se convirtió gradualmente en la zona más rica y poderosa del mundo. Por otro lado, también indica la capacidad de esta zona del mundo para superar las limitaciones propias de las economías agrarias preindustriales, permitiendo una mejora relativa de las condiciones de vida y el inicio de la Revolución Industrial. Obviamente, la mejora de las condiciones de vida contribuyó a consolidar la supremacía europea a largo plazo, pero sólo unos pocos historiadores indican que pudo ser la causa principal de la Gran Divergencia. No cabe duda de que Europa había alcanzado una posición de su- premacía mundial en el siglo XIX, con la mayor parte del planeta bajo dominación directa o bien en condiciones que permitían a Europa imponer sus propias normas e intereses. Aunque existen ideas divergentes sobre cuándo comenzó realmente la Gran Di- vergencia, muchos indicadores sugieren que el desarrollo fue al- 5 P. Chaunu, Du pluriel à un singulier, cit. La "Gran Divergencia 21 listas diferenciadas en el periodo anterior a la Revolución Industrial. Por ejemplo, las tasas de urbanización suelen reflejar el nivel de desarrollo económico relativo, y se puede observar que Asia (China e India) tenía tasas de urbanización similares e incluso ligeramente superiores a las de Europa Occidental a finales de la Edad Media, mientras que Europa Oriental se encontraba muy por detrás. Sin embargo, Europa occidental empezó a superar a Asia en el siglo XVI, y la diferencia se acentuó con el tiempo, debido al efecto combinado del crecimiento acelerado en Europa y el lento declive observado en Asia a partir del siglo XVII. Figura 2.3. Niveles de urbanización en Europa y Asia (1300-1850, %) 25 20 urbanización 15 Tasa de 10 5 0 1300 1400 1500 1600 1700 1750 1800 1850 Año Europa Occidental Europa del Este Asia Fuente: D. Acemoglu, S. Johnson, J.A Robinson, "The Rise of Europe", en American Economic Review, 2005. En el gráfico, Asia se refiere únicamente a India y China. En 1500, las civilizaciones asiáticas más avanzadas (India, China y Ja- pan) estaban al menos al nivel de Europa en ciencia y tecnología. Asia, y en particular China, seguía por delante de Europa en algunos campos, y muchos avances clave se produjeron allí mucho antes de que llegaran a Europa. Por ejemplo, mientras que la imprenta existía en China (en el sentido de escritura mecanizada) desde el año 868 de nuestra era, en Europa no se desarrolló hasta el siglo XV. Sin embargo, si Oriente fue más avanzado que Occidente durante toda la E d a d Media, ¿por qué la balanza empezó a inclinarse hacia el otro lado en el siglo XVI? Es lo que se conoce como la "cuestión Needham", en honor al autor de una monumental historia de la ciencia y la civilización chinas. Responder a esta pregunta significa plantearse cuestiones sobre lo que sin duda fue uno de los factores cruciales del dominio europeo: su supremacía tecnológica y científica. 22 La economía mundial No existe acuerdo entre los historiadores sobre los orígenes y las causas de la Gran Divergencia. En general, las explicaciones pueden clasificarse en tres grandes categorías: 1) demográficas; 2) institucionales; 3) geográficas y geopolíticas. Explicaciones demográficas La elevada densidad de población de Eurasia, ligada a la difusión de tecnologías agrícolas avanzadas y a la relativa abundancia "original" de especies vegetales aptas para la domesticación y el consumo humano, es uno de los factores que explican por qué un proceso histórico tan importante como la gran apertura del mundo comenzó aquí y no en otra parte. Hace unas décadas se propuso una teoría similar para explicar la supremacía de Europa frente a Asia. Según esta teoría, la población de la zona mediterránea estaba más concentrada que la del enorme Imperio chino o el subcontinente indio, por lo que las comunicaciones eran más fáciles. Estas condiciones no sólo permitían la rápida difusión de ideas e innovaciones, sino que también proporcionaban la masa crítica y (debido a la presión constante sobre los limitados recursos disponibles en una zona relativamente restringida) los incentivos para producir innovaciones. Más recientemente, el historiador económico Gregory Clark ha sugerido una explicación demográfica diferente de los orígenes de la Gran Divergencia. Según C l a r k , el impulso decisivo provino de la peste negra (de modo que los orígenes de la Gran Divergencia se sitúan en el siglo XIV). Cuando la peste regresó a Europa en 1347, permaneció endémica durante siglos, pro- fundamente cambiando el entorno biológico y provocando un régimen de alta mortalidad, lo que proporcionó una "solución" a la trampa maltusiana. Al destruir a la población, las sucesivas plagas que asolaron Europa durante varios siglos impidieron que la población "destruyera" el planeta.6 impidieron que la población "destruyera" toda posibilidad de mejora de la renta per cápita obtenida gracias al progreso tecnológico.7 En otras palabras, al reducir la esperanza de vida de la población, la paradoja de la peste- 6 La peste fue endémica en Europa hasta finales del siglo XVII. A partir de entonces, se produjeron epidemias graves, pero siempre provocadas por la llegada de la infección desde fuera de Europa (norte de África u Oriente Medio). 7 G. Clark, Adiós a la limosna. A Brief Economic History of the World, Princeton, 2007. Antes de Clark, los historiadores que ofrecían explicaciones demográficas de la Gran Di- vergencia habían insistido más en la fecundidad que en la mortalidad. Según una escuela de in- terpretación liderada por el demógrafo John Hajnal, algunas instituciones sociales típicas de Europa occidental, en particular la edad relativamente alta para contraer matrimonio, contribuyeron a reducir el número medio de hijos por pareja, frenando así el ritmo de crecimiento de la población. J. Hajnal, European Marriage Patterns in Perspective, en Population in History. Essays in La "Gran Divergencia 23 Historical Demography, 1965, pp. 101-143. 24 La economía mundial La mejora de las condiciones de vida de la población ha sido una realidad. Prueba de ello es, por ejemplo, el aumento permanente de los salarios reales que comenzó en varias partes de Europa inmediatamente después de la peste negra. Explicaciones institucionales Las instituciones económicas, sociales y políticas también se utilizan a menudo para explicar los orígenes de la Gran Divergencia. La idea subyacente es que las instituciones típicas de Europa occidental eran 1) diferentes de las instituciones típicas de Asia oriental, y 2) más aptas para permitir la aparición de sociedades capaces de introducir innovaciones económicas y técnico-científicas. Por ejemplo, Jo- seph Needham, que se basó en ideas ya propuestas por el célebre sociólogo alemán Max Weber, subrayó la importancia de la difusión de las universidades en Europa Occidental. Según Needham, las universidades fomentaron el desarrollo del conocimiento, desencadenando la "revolución científica" del Renacimiento, simbolizada por Galileo Galilei (1564-1642), el primer científico que formalizó los principios del método científico. Para Needham, la era de Galileo fue el momento en que Europa empezó a superar a China en algunos campos científicos fundamentales (matemáticas, astronomía y física). En el ámbito económico, considera que las ciudades mercantiles desempeñan un papel similar al de las universidades, como crisoles de instituciones económicas avanzadas y lugar de residencia elegido por la burguesía, cuya mentalidad y cultura les hacía interesarse por la empresa y la innovación. Por otra parte, dado que los sistemas estatales fuertemente centralizados de los grandes imperios asiáticos se basaban en sociedades agrarias (muy avanzadas), no sólo restringieron el desarrollo del comercio y la aparición de élites económicas "capitalistas", sino que también impidieron el progreso científico. La doctrina económica del neoinstitucionalismo (según la cual toda sociedad necesita instituciones para organizar la interacción entre los productores, los consumidores y el Estado, y la eficacia de un sistema económico depende en última instancia de la de sus instituciones) ha inspirado a muchos autores a proponer distintas combinaciones de instituciones como posible causa de la Gran Divergencia. Éstas van desde las condiciones del mercado (teorizado como más extendido, eficiente y "libre" en Europa que en Asia), pasando por las mejoras progresivas de los derechos de propiedad privada en Occidente, hasta el diferente grado de interés de las instituciones políticas por las peticiones de las élites económicas. Algunos aspectos de las explicaciones institucionales son difíciles de refutar. Por ejemplo, es bastante evidente que, por razones diferentes en cada caso, las estructuras estatales y gubernamentales de los grandes imperios asiáticos (Imperio chino, Imperio mogol indio, Shogunato japonés La "Gran Divergencia 25 e Imperio otomano) se volvieron cada vez más ineficaces, rígidas e incapaces de proteger a su población. 26 La economía mundial de una injerencia europea a menudo extremadamente agresiva, sobre todo en términos económicos. Sin embargo, también es difícil negar la existencia en de algunas similitudes asombrosas en toda Eurasia, de las cuales las insti- tuciones son quizá las más importantes, como subrayan Pomeranz, Goody y muchos otros.8 Quienes rechazan una explicación institucional suelen identificar factores demográficos, geográficos o geopolíticos como la causa de la Gran Divergencia, y a menudo sitúan sus inicios mucho más adelante en el tiempo. Explicaciones geográficas y geopolíticas ¿Por qué los barcos europeos llegaron a China, si los barcos chinos no llegaron a Eu- rope? No es una pregunta puramente retórica, porque incluso en este campo los chinos partían con ventaja. Entre 1413 y 1433, el almirante Zheng He dirigió varias misiones diplomáticas y de exploración hacia Occidente, navegando con docenas de barcos y miles de hombres hasta Mogadiscio y Mombasa, en África Oriental. Sin embargo, no llegó más lejos, a pesar de haber realizado un viaje impresionantemente largo (prueba del notable desarrollo de la tecnología naval y la ciencia de la navegación chinas), antes de que los portugueses pudieran completar siquiera la primera etapa de su viaje doblando el cabo Bojador. Según algunos, Zheng He no intentó circunnavegar África (como los mercaderes chinos que le habían precedido hasta el golfo de Adén y África oriental) porque se encontró con los mismos problemas que los portugueses en su viaje hacia el sur a lo largo de la costa occidental africana. Sin embargo, había una diferencia fundamental: los portugueses se enfrentaron a estos problemas en la primera etapa de su viaje, mientras que los chinos ya estaban muy lejos de casa; en ese momento, simplemente decidieron que no merecía la pena seguir adelante y emprendieron el largo viaje de vuelta. Esta línea de razonamiento puede enmarcarse en la categoría más amplia de posibles explicaciones "geográficas" de la Gran Divergencia, que identifican los obstáculos medioambientales como el origen de una posible ventaja a largo plazo. Jared Di- amond, en particular, ha sugerido que el origen de la supremacía europea en comparación con Asia (aparte de las numerosas ventajas que poseía la masa continental euroasiática) residía en las barreras naturales (cordilleras, ríos) que dividían Europa en zonas fragmentadas, lo que la hacía relativamente inadecuada para la aparición de grandes imperios únicos. Por el contrario, la geografía europea favoreció la aparición de Estados relativamente pequeños en continua competencia. 8 K. Pomeranz, The Great Divergence: China, Europe, and the Making of the Modern World Economy, Princeton, 2002; J. Goody, The East in the West, Cambridge, UK, 1996. La "Gran Divergencia 27 Los grandes imperios asiáticos (sobre todo China y Japón) a menudo estaban dispuestos a prohibir las innovaciones tecnológicas potencialmente útiles. Diamond sugiere que los grandes imperios asiáticos (sobre todo China y Japón) a menudo estaban dispuestos a prohibir innovaciones tecnológicas potencialmente útiles, prefiriendo preservar la estabilidad social porque no tenían competidores directos, por lo que no había un coste significativo a corto plazo si rechazaban el progreso.9 Por ejemplo, los japoneses abandonaron progresivamente las armas de fuego durante el siglo XVII, ya que el Shogun- ate intentaba evitar el estallido de guerras civiles como las que habían devastado el país en décadas anteriores. Del mismo modo, China abandonó la navegación oceánica tras las expediciones de Zheng He, en parte por el enorme gasto que suponían estas empresas y en parte porque la facción que las promovía ya no gozaba del favor de la corte imperial. Otros autores destacan las ventajas de que disfrutan algunas partes del mundo como consecuencia de su posición geográfica y de sus características medioambientales específicas. En particular, Kenneth Pomeranz ha destacado la importancia que tuvo para Europa Occidental disfrutar de un acceso relativamente fácil a las Américas, donde podían obtenerse suministros de recursos esenciales. El hecho es que tanto Europa Occidental como Asia se enfrentaron a un problema ecológico crucial durante los primeros años de la Edad Moderna. En ambas zonas, la ley de los rendimientos decrecientes significaba que los sistemas agrícolas intensivos y avanzados corrían el riesgo constante de quedar atrapados en una economía cada vez más intensiva en mano de obra.10 Según Pomeranz, éste fue efectivamente el destino de los grandes em- presarios asiáticos. Europa sólo pudo evitar esta trampa porque el descubrimiento y posterior explotación de las Américas, con sus recursos naturales y sus suelos fértiles, permitió a Europa seguir un modelo de desarrollo intensivo en capital. Además, en algunas zonas concretas del continente (en particular Inglaterra), había una relativa abundancia de algunos recursos clave cerca de zonas densamente pobladas, especialmente de carbón. La sustitución de la madera por el carbón propició un uso más intensivo de la tierra y el desarrollo de sectores de producción intensivos en energía, lo que sería un factor decisivo en el lanzamiento de la Revolución Industrial. Sin embargo, Pomeranz tiende a minimizar la relativa ad- 9 J. Diamond, Guns, Germs and Steel, Nueva York, 1997. 10 La ley de los rendimientos decrecientes postula que, mientras los demás factores permanecen constantes, la adición de un factor de producción a un proceso de producción determina (al menos a partir de un cierto umbral) una producción decreciente por cada unidad del factor añadido. Así, si la tierra apta para la agricultura está disponible en cantidad finita y si los sistemas agrícolas ya son bastante intensivos, la necesidad de aumentar la producción (en particular, para alimentar a una población 28 La economía mundial creciente) obligará a intensificar el cultivo utilizando una mano de obra mayor, pero con rendimientos decrecientes. Según Pomeranz, así ocurrió en China, Japón y posiblemente también en el norte de la India. K. Pomeranz, La gran divergencia, cit. La "Gran Divergencia 29 En su opinión, no se produjo una verdadera divergencia en las condiciones de vida y los niveles de desarrollo entre Occidente y Oriente hasta el siglo XIX, y Europa y Asia se habrían desarrollado de forma similar sin el acceso privilegiado de Europa a las fuentes del Nuevo Mundo. Muchos historiadores, como Pomeranz o incluso más, hacen hincapié en la explotación de los pueblos no europeos como factor esencial para que Occidente alcanzara la supremacía. En particular, hace varias décadas, el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein se basó en algunas de las ideas de Braudel, inter- pretando la creación de la primera "economía- mundo" global en términos de la institución progresiva de un sistema articulado en un núcleo, una semiperiferia y una periferia.11 Según esta interpretación, el dominio (especialmente económico, pero también político y militar) del centro impone un sistema de comercio desigual que consolida la supremacía del centro, pero al mismo tiempo tiende a convertir el subdesarrollo relativo de las periferias en una condición permanente. El origen del proceso se atribuye a la pequeña ventaja que algunas zonas de Europa Occidental tenían en términos d e acumulación de capital: esta pequeña ventaja aumentó y se hizo permanente con la formación gradual de la economía mundial y su expansión para cubrir todo el globo. Como debería desprenderse de este resumen de algunas interpretaciones diferentes (también hay muchas otras) de una cuestión tan compleja e importante como la Gran Divergencia, no hay explicaciones sencillas, y las opiniones pueden diferir mucho. Sin embargo, hay que subrayar un aspecto: el concepto de Gran Divergencia se refiere a una condición de supremacía occidental, que se ha visto muy erosionada en los últimos años por la aparición de otras economías, en particular China. Son muchos los que prevén la vuelta de China a la posición de supremacía que parece haber disfrutado hasta alrededor de 1500. Sin embargo, también son muchos los que teorizan que no se dan las condiciones para que esto ocurra, al menos en términos de desarrollo económico (medible, aunque imperfectamente, a través del PIB per cápita) si no en términos del tamaño total de la economía china. Desde el punto de vista de la historia económica mundial, la cuestión es importante, porque el primer caso significaría que la Gran Diver- gencia no fue más que un interludio (aunque relativamente largo, hasta un máximo de dos años). 11 Para Braudel y Wallerstein, una "economía-mundo" no es necesariamente una economía "mundial", ya que en distintas épocas coexistieron varias economías-mundo. Según Braudel, se trata más bien de "un fragmento del mundo, una sección económicamente autónoma", con fronteras definidas y un sistema de comercio interior (similar a los "mundos cerrados" de los que hablábamos antes), así como una jerarquía interna entre un núcleo y una periferia. F. Braudel, Las perspectivas del mundo, Berkeley, 1984, p. 70. 30 La economía mundial de cinco o seis siglos) en la historia de la humanidad, y no el importante e irreversible punto de inflexión que casi todos los historiadores daban por sentado hasta hace apenas unas décadas. 2.3. Más allá de Eurasia: América, África y Oceanía La inevitabilidad de la supremacía europea frente a Asia es objeto de animados debates. Sin embargo, ningún académico parece creer que el papel de Europa occidental en el lanzamiento del gran proceso de expansión y construcción de un sistema económico mundial podría haber sido desempeñado por las grandes civilizaciones centroamericanas, los reinos del África subsahariana o los aborígenes australianos, porque estas culturas estaban en desventaja desde el principio. Por el contrario, cuando Europa tuvo sus primeros contactos con estas civilizaciones, la superioridad tecnológica y militar europea era tan evidente que los europeos pudieron imponer sus intereses casi sin obstáculos. El caso más famoso es el de América Central y del Sur, donde existían dos imperios capaces de movilizar ingentes recursos: e l Inca y el Azteca. La historia del conquistador español Hernán Cortés es emblemática. Tras desembarcar en México en 1518, derrocó al poderoso imperio azteca en sólo tres años con sólo 600 hombres y 15 cañones, aunque recibió ayuda de rivales locales de los aztecas y también recurrió a la traición para capturar al emperador Moctezuma. Una suerte similar corrió el Imperio Inca, conquistado por Francisco Pizarro en 1532-1533. Estas fáciles victorias no sólo se debieron a la calidad superior de la armadura europea y al uso de la pólvora y los caballos, desconocidos hasta entonces en América; un factor aún más importante fue el "arma bacteriológica" involuntaria de patógenos traídos por los exploradores y conquistadores europeos, contra los que los indios no tenían inmunidad alguna. La peste, la viruela e incluso el resfriado común fueron devastadores para las poblaciones nativas. Por otro lado, los europeos encontraron el entorno biológico americano relativamente sano, y la única enfermedad importante que viajó en dirección contraria, de América a Europa, fue la sífilis. En América, los españoles buscaron en vano las especias que habían fue el primer objetivo de la expedición colombina, encontrando en su lugar grandes cantidades de metales preciosos, obtenidos en un primer momento despojando a los indios de sus posesiones, y después explotando los grandes yacimientos de oro y plata que se fueron descubriendo. Los indígenas fueron sometidos a un sistema de trabajo obligatorio (encomienda). Los mineros eran sometidos a duras condiciones de trabajo y separados de sus familias hasta 10 meses al año; ambos factores no sólo aumentaron las tasas de mortalidad, sino que también La "Gran Divergencia 31 redujo la tasa de natalidad. El resultado fue un colapso demográfico sin precedentes: la población del centro de México, estimada en 6,3 millones en 1548, había descendido a 1,9 millones en 1580 y apenas llegaba al millón en 1605. El declive demográfico en la zona bajo el Imperio Inca (Perú) fue igualmente dramático, y en Norteamérica se calcula que entre 1500 y 1800 la población indígena cayó de aproximadamente 5 millones a apenas 60.000 habitantes. Aunque las acciones españolas y portuguesas en América Central y del Sur contribuyeron en gran medida a erosionar la estructura de las sociedades nativas, contribuyendo así a su colapso demográfico, los europeos no pretendían destruir las poblaciones locales. Por el contrario, se encontraron con un importante problema cuando la mano de obra nativa disminuyó, ya que habría sido imposible reemplazar las pérdidas con la inmigración procedente de la escasamente poblada Península Ibérica. La solución la encontraron en el comercio de esclavos, del que los portugueses fueron inicialmente los líderes sin rival. Posteriormente tendrían que hacer frente a la competencia, en orden decreciente de importancia, de Inglaterra, Francia, España y la República Holandesa. Entre 1500 y la abolición definitiva de la trata en 1870, 9,5 millones de personas fueron enviadas a la fuerza desde África a América. La mayor parte de este comercio tuvo lugar después de 1700 (antes de esta fecha, sólo se importaron 1,5 millones de esclavos a las Américas), y se dirigió principalmente a las florecientes plantaciones de azúcar de Brasil y el Caribe. Españoles y portugueses construyeron vastos y articulados imperios coloniales en América. Dado que las colonias españolas incorporaron los estados preexistentes, incluyeron inmediatamente un vasto territorio interior, aunque el grado de control ejercido efectivamente sobre este territorio varió de una zona a otra. En África y Asia, sin embargo, los ibéricos adoptaron una estrategia muy diferente. En África, los portugueses se limitaron a establecer una sólida red de avanzadillas, puestos comerciales y fuertes, concentrándose sobre todo en hacerse con el control de las costas y las rutas marítimas, comerciando con las poblaciones locales para obtener bienes africanos (incluidos esclavos del Golfo d e Guinea, en su mayoría proporcionados directamente por los reinos africanos que los habían hecho cautivos en guerras o incursiones). Los portugueses también siguieron una estrategia similar en Asia desde sus bases indias de Goa y Calicut, la península de Malaca y Macao en China. En Asia, los españoles limitaron su control casi exclusivamente a las Filipinas (colonizadas a partir de 1565), también porque los Tratados de Tordesillas (1494) y Zaragoza (1529) dividieron el mundo en esferas de influencia precisas siguiendo líneas de longitud, lo que ayudó a evitar que el conflicto latente entre los dos grandes imperios coloniales europeos desembocara en una guerra abierta. 32 La economía mundial Figura 2.4. Los imperios coloniales español y portugués hacia 1600 Otras zonas del mundo (gran parte de Norteamérica y Oceanía) fueron colonizadas e inco

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